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El 19 de julio de 1873 se proclama el Cantón de Cádiz y se aboga por República

Federal, secundando el movimiento cantonal español iniciado en Cartagena. El 4 de


agosto del mismo año se disuelve el mismo, al entrar en la ciudad las tropas del
General Pavía.

Índice
1 Antecedentes
1.1 La Gloriosa en Cádiz
1.1.1 18 de septiembre
1.1.2 19 de septiembre
1.1.3 20 de septiembre
1.1.4 21 de septiembre y siguientes
1.1.5 El aumento de la problemática
1.2 Los sucesos del 5 de diciembre de 1868
1.3 La proclamación de la República
1.3.1 Medidas fiscales
1.3.2 Medidas anticlericales
1.3.3 Medidas sociales. Jornada laboral de 8 horas
1.3.4 Medidas militares
1.3.4.1 Los Voluntarios de la República
1.4 La República Federal
2 El Cantón de Cádiz
2.1 Enfrentamientos en San Fernando
2.2 El fin del cantón de Cádiz
3 Véase también
4 Referencias
5 Bibliografía
Antecedentes
La Gloriosa en Cádiz

Mapa de la bahía de Cádiz en 1888.


El 18 de septiembre de 1868 los generales Prim y Serrano, contando con la escuadra
del almirante Topete se sublevan contra la reina Isabel II.

Escogen Cádiz como cuna del alzamiento militar por varias razones, entre las que
podrían contarse:

El apoyo que creían iban a tener de la sociedad gaditana, muy descontenta con el
Gobierno de la nación.
La presencia en aguas de Cádiz de la escuadra de Topete.
La proximidad a Gibraltar, punto de reunión de los conspiradores progresistas.
El Gobierno, que conocía desde principios de 1868 las intenciones de los
conspiradores, envía como gobernador militar de Cádiz a un hombre de confianza, el
general Joaquín de Bouligni, que desmantela parte del material de guerra de la
ciudad y lo pone a buen recaudo en el castillo de San Sebastián.

A primeros de julio de 1868 es informado de que los conspiradores han salido de


París y Londres, y que se están comprando armas y reclutando gente.

En agosto duda de la lealtad del regimiento Cantabria, de guarnición en Cádiz,


sometiéndolo a vigilancia, lo que comunica al Gobierno, sin recibir instrucciones.

El 2 de septiembre recibe informes de que los conjurados se dirigen a algún punto


del litoral gaditano, a bordo de la goleta Cliftonson, con hombres y armas. Convoca
al almirante Topete, que le promete permanecer fiel al Gobierno.

El día 16 Prim embarca en Gibraltar para presentarse en Cádiz el 17 a bordo de la


fragata Zaragoza, donde se entrevista con Topete y con varios demócratas gaditanos,
entre los que se encuentra el jerezano Paúl y Angulo, que comunica haber infiltrado
en Cádiz 80 hombres de su confianza de Jerez, que están repartidos en puntos
estratégicos de la ciudad. Por la tarde de ese día empiezan a correr rumores por
Cádiz del inminente alzamiento.

18 de septiembre

Ayuntamiento de Cádiz.
En el mismo momento en que el gobernador militar procede a leer el bando de
declaración del estado de sitio en Cádiz, para prevenir la sublevación, parte de la
escuadra se presenta en la bocana del puerto y dispara 21 cañonazos, declarándose
en rebeldía. El regimiento Cantabria se subleva y, apoyado por los hombres de
Jerez, ocupa los edificios públicos. Por la tarde del 18, la revolución ha
triunfado sin derramar ni una gota de sangre.

En la noche del 18, miembros de los partidos demócratas de la ciudad se reúnen en


el Ayuntamiento.

19 de septiembre

Castillo de San Sebastián.


A las 3 de la madrugada se crea en el Ayuntamiento la Junta Revolucionaria
Provisional, nombrando presidente a José de Sola, vicepresidente a Antonio de Mora
y secretario a Eduardo Benot. A esa misma hora entran en la ciudad Prim y Topete,
siendo aclamados por el pueblo. Topete se dirige hacia el castillo de San
Sebastián, donde se ha hecho fuerte Bouligny, y consigue hacerle deponer de su
actitud, prometiendo dejarle en libertad para desplazarse a donde quisiera.

Prim da por aprobadas las disposiciones tomadas por la Junta Provisional, que,
entre otras, eran:

Suprimir el cobro por el consumo de carne


Suprimir las tasas por venta de artículos alimenticios
Suprimir los alquileres de los puestos de la plaza de la Libertad
Pedir el desestanco del tabaco y de la sal
Suprimir la voz Ave María y el canto de la hora por los serenos
Establecer libertad de cultos
Nombrar patrullas de vecinos para atender a la seguridad pública
Establecer la libertad de enseñanza pública
Establecer la libertad de imprenta
Establecer la libertad de reunión, de asociación y de comercio
Hacer obras públicas para dar trabajo al pueblo
Nombrar una comisión para investigar la quiebra del Banco de Cádiz y de la Sociedad
de Crédito Comercial, quiebras a las que se consideraba culpables de la decadencia
gaditana.
20 de septiembre
Prim, posiblemente debido a lo avanzado de algunas de sus decisiones, disuelve la
Junta Provisonal, agradeciendo los servicios prestados. La Junta acepta su
disolución haciendo constar en acta;
La Junta acepta las explicaciones dadas por la Comisión y se reserva adoptar la
línea de conducta que estimase más conveniente con limitación al pacto
revolucionario que ha presidido entre los partidos liberales y el Glorioso
Alzamiento que en estos instantes se verifica en el país.
Acta Capitular del 20 de septiembre de 1868. Apartado 2, pág. 75
En el palacio de la Aduana (hoy Diputación Provincial de Cádiz) comienza a
funcionar la Junta General del Gobierno Provincial, presidida por Topete, en la que
participan algunos de los miembros de la disuelta Junta Provisional. El mismo día
toma las siguientes resoluciones:
No tomar ninguna resolución que pueda tener carácter de ley permanente del Estado.
Aceptar la Constitución que se dé al país.
Adoptar y hacer obedecer las medidas necesarias para el triunfo de Alzamiento
Nacional.
Además, nombra general en jefe del Ejército al duque de la Torre, jefe superior de
la Marina a D. Juan Topete y gobernador de Cádiz a D.Práxedes Mateo Sagasta,
disuelve el Ayuntamiento, la Diputación y el Consejo Provincial y nombra tres
comisiones: una de Guerra y Marina, otra de Hacienda y una tercera de Gobierno.

21 de septiembre y siguientes
El 21 la Junta Provincial acuerda formar una Junta Local que haga las veces de
Ayuntamiento, con facultades para tratar sobre precios, instrucción pública y para
nombrar una comisión que investigue las causas de la quiebra del Banco de Cádiz y
procesar a los culpables.

La Junta Local, formada inicialmente por 36 miembros, de los que solo 14 eran
demócratas, tuvo muchos problemas internos debidos a la disparidad de las
ideologías. Ante lo avanzado del programa político de los demócratas, los miembros
más conservadores fueron dimitiendo, llegando a tener reuniones de tan solo 19
miembros, con mayoría demócrata. Algunas de sus decisiones conflictivas fueron:

Decidir el derribo del convento de Las Descalzas, para convertirlo en mercado y


plaza pública y así dar trabajo a la clase trabajadora.
Crear un cuerpo armado de voluntarios. Se crearon dos batallones de voluntarios a
los que se dotó con 2.000 fusiles.
Prohibir todas las manifestaciones externas de culto religioso (Propuesta por
Fermín Salvochea y aprobada el 28 de septiembre)
El 19 de octubre se aprueba la peseta como moneda de curso legal.
Por su parte, la Junta Provincial acuerda el 24 el desestanco del tabaco y de la
sal, reducir un 31% los aranceles de la Aduana y considerar el comercio marítimo
entre los puertos de la provincia y las Antillas como navegación de cabotaje. Cádiz
disfrutó muy poco tiempo de estos acuerdos, ya que al establecerse en Madrid el
Gobierno Provisional, fueron abolidos por el Ministerio de Hacienda, haciendo esta
abolición que muchos demócratas gaditanos que habían apoyado el alzamiento,
considerasen al nuevo gobierno y sus promesas como una farsa, lo que propició la
idea de obtener para Cádiz una cierta independencia, al estilo de las ciudades
hanseáticas.

El aumento de la problemática
Los roces entre las dos Juntas gaditanas son cada vez más graves, no pasando a
mayores gracias a las intervenciones de Topete.

La Junta Local trata de organizar una manifestación pública, decisión no aceptada


por la Junta General. También pretende encarcelar a varios consejeros del Banco de
Cádiz, lo que tampoco aprueba la Junta General.

El 3 de octubre se corre la voz de que en el convento de Santo Domingo hay armas


escondidas, y una multitud intenta tomarlo, lo que es evitado por el ejército. Este
bulo fue iniciado por un miembro del partido demócrata, que fue posteriormente
desterrado a Ceuta por el gobernador civil.

La derrota de los gubernamentales en la Batalla de Alcolea a finales septiembre de


1868 permite que se forme un Gobierno provisional en Madrid. Topete y Sagasta
abandonan Cádiz para formar parte del mismo. Una vez formado el Gobierno
provisional, los demócratas gaditanos, al igual que los de otras ciudades de
España, piden explicaciones a Madrid por no haberse incluido ningún miembro de su
partido en el nuevo Gobierno.

El Gobierno Central, para acallar la reacción, publica el 16 de octubre de 1868 un


Decreto por el que se crean nuevas Juntas por sufragio universal, rebajando la edad
de los votantes y facultando a las Juntas Provinciales para elegir Ayuntamientos y
Diputaciones. Pero el 18 el Ministro de Gobernación anula las elecciones y disuelve
todas las Juntas, ante lo que la Junta Local de Cádiz protesta enérgicamente contra
lo que considera un atentado a la libertad, organizando una manifestación que se
concentra ante la Aduana, sede de la Junta Provincial. La multitud intenta entrar
en la Aduana, sin conseguirlo. Ante la grave situación, la autoridad civil cede el
mando a la militar, que promulga un bando en el que amenaza castigar a los
perturbadores. Los miembros demócratas de la Junta Provincial dimiten de sus
cargos, y el partido republicano de Cádiz acuerda en una reunión en el teatro Circo
que ninguno de sus miembros acepte ningún cargo público.

La Junta Provincial nombra un nuevo Ayuntamiento en el que los republicanos han


decidido no participar. Y esta nueva corporación se encuentra con un grave
problema: los dos batallones de voluntarios, creados por la disuelta Junta Local,
no reconocen su autoridad.

A la vista de la situación, muy similar en varias ciudades de España, el Gobierno


revoca la orden del 18 de octubre, y convoca elecciones para diciembre. Los
partidos empiezan su campaña electoral. En Cádiz, el partido republicano, muy
activo, hace una campaña de prensa contra sus oponentes, sintiéndose fuertes por el
respaldo popular y sus dos batallones de voluntarios. Pero el 30 de noviembre, el
nuevo Ayuntamiento, cumpliendo órdenes de Madrid, exige la entrega de las armas de
los batallones de voluntarios. Estos se niegan, y Salvochea, jefe del segundo
batallón, junto a 50 de sus hombres, publica un escrito en el que se declaran
republicanos demócratas. Ante el cariz que están tomando los acontecimientos, el
Gobierno vuelve a suprimir las elecciones.

La situación en Cádiz es muy difícil. Los demócratas gaditanos, que apoyaron el


Alzamiento de Prim y Topete, se encuentran enfrentados al poder central. Además,
pese a las bajadas de impuestos, los alimentos no bajan, el paro aumenta y los
comerciantes sufren dificultades y se enfrentan a una Hacienda que pretende subir
los impuestos.

Los sucesos del 5 de diciembre de 1868


Una huelga de obreros en el Puerto de Santa María, apoyada por los voluntarios
locales, provoca la noticia de que el Ejército va a acudir a sofocarla y que luego
se dirigirá a Cádiz para desarmar a los voluntarios.

El día 5 de diciembre, a las 13:30, el gobernador militar de Cádiz declara la


ciudad en estado de guerra, ante lo que el pueblo ocupa el Ayuntamiento a las
14:30. Un poco después, un grupo de soldados de Artillería que se dirige a la plaza
de San Juan de Dios, frente al Ayuntamiento, para leer el bando de guerra, recibe
la orden de Alto por parte de un grupo de voluntarios, con la mala fortuna de que,
mientras se recuperan de la sorpresa intentando decidir cómo actuar, se dispara
accidentalmente la carabina de un voluntario. Comienza un fuerte tiroteo entre los
dos grupos, y el batallón de Salvochea se hace fuerte en el Ayuntamiento.

Los enfrentamientos iniciados el día 5 continúan los días 6, 7 y 8. El día 8, el


Cuerpo Consular acreditado en Cádiz consigue una tregua de 48 horas, durante la que
aprovechan para abandonar la ciudad 30.000 personas. Mientras tanto, el Capitán
General de Andalucía, Caballero de Rodas, ha llegado con 8.000 hombres a la entrada
de Cádiz y exige la entrega de las armas y la rendición de los sublevados,
amenazando con entrar en la ciudad a sangre y fuego. Vista su inferioridad, los
sublevados intentan negociar y entregar las armas al cónsul de los Estados Unidos,
pero, a la vista de que sus condiciones no son aceptadas por el Capitán General,
deciden entregarse. El Ejército entra en una ciudad arrasada y desolada el día 13.

El saldo final de la sublevación fue de 56 muertos y 145 heridos.


Todos los partidos políticos ruegan clemencia en los juicios contra los sublevados,
considerando que los sucesos habían sido provocados por circunstancias
excepcionales.

En 1869, se celebraron elecciones. En Cádiz las ganaron los republicanos.

La proclamación de la República
En la mañana del 12 de febrero de 1873, el periódico gaditano La Soberanía Nacional
anuncia la proclamación de la República. Inmediatamente se organiza una
manifestación que recorre las calles de Cádiz a los gritos de Viva la República y
Viva Cádiz. Debido a lo inestable de la situación política en los últimos años,
tanto con el Gobierno Provisional como con la Monarquía Constitucional de Amadeo de
Saboya, la mayor parte de los gaditanos, incluso los no republicanos, piensan que
esta es la única solución política.

El Alcalde dimite, y, el 27 de febrero, el comité republicano federal publica su


programa con los siguientes puntos:

Nuevas elecciones
Armar a los voluntarios de la República
Pedir al Ministro de Gobernación, Pi y Margall, que los obstáculos que existen para
la autonomía del pueblo se despejen.
Pero pronto surgen discrepancias entre los republicanos federales, que están
divididos en dos grupos: los benévolos y los intransigentes. Estos están dispuestos
a llegar a la revolución armada para conseguir la transformación de la sociedad. El
Diario de Cádiz del 7 de marzo publica
que por no estar de acuerdo con la composición del comité, 13 personas
pertenecientes a él abandonan su puesto, dejando este reducido a 12 miembros, cuya
jefatura la seguía ejerciendo Salvochea.
El 8 de marzo se elige nuevo comité, y del 14 al 18 se celebran las elecciones
previas para elegir las mesas electorales, ganando los intransigentes. El 17 se
celebran las elecciones. Pese a su importancia, de un censo de 13.409 electores,
solo votan 6.491, de los que los partidarios de Salvochea reciben 5.700 votos. La
abstención fue masiva en los barrios conservadores.

El día 22 se forma el nuevo Ayuntamiento republicano federal, siendo elegido


alcalde Salvochea por 31 de los 32 concejales. Toma una serie de medidas que
provocan el descontento de varios sectores de la sociedad gaditana.

Medidas fiscales
Al suprimir los impuestos de consumos, esto es, sobre artículos de primera
necesidad, se intenta compensar la reducción de ingresos fiscales creando nuevos
impuestos, por lo que se suben los impuestos sobre el vino, los aguardientes, las
chacinas, los huevos y el petróleo. Además se crea una tasa que deberán pagar todos
los comerciantes, propietarios e industriales.

Ante esto, ocho concejales dimiten, y los comerciantes se niegan a pagar las nuevas
tasas. Estos se encuentran con que también el Gobierno Central sube sus impuestos,
lo que provoca el descontento de muchos gaditanos.

Medidas anticlericales
Pese a la oposición de muchos, y a pesar de las peticiones para que no se haga, se
derriba el convento de Candelaria, desalojando antes a las 21 religiosas agustinas
que lo ocupaban. Esta medida provocó una protesta del cónsul de Estados Unidos.
Se derriba la capilla del Pópulo y el convento de la Merced.
Se cambian los nombres de las calles y plazas con referencias religiosas y se
retiran todas las imágenes religiosas de los lugares públicos.
Se incauta el convento de Santa Catalina, llevando sus cuadros (varios de Murillo)
al Museo Provincial.
También se incauta el convento de San Francisco, lo que origina una protesta del
cónsul de Francia, ya que en ese convento estaba (y sigue estando actualmente) la
capilla de San Luis, perteneciente a la nación francesa.
Medidas sociales. Jornada laboral de 8 horas
En el aspecto social, el Ayuntamiento se preocupó y trató de resolver el problema
de los mendigos, procuró regular la venta del pan para evitar abusos y abogó por
proteger a los más desfavorecidos.

La medida más importante que tomó, probablemente pionera, fue en el aspecto


laboral, tratando de subir los sueldos de la clase trabajadora y de regular la
jornada.

Se decidió subir el salario diario del personal de la Comisión de construcción de


edificios del Ayuntamiento en 2 reales diarios, y establecer la jornada de 8 horas.
Esta medida provocó que, los días 8 y 9 de mayo, se celebrase una huelga general en
la ciudad, pidiendo todos los trabajadores las mismas mejoras. Pero solo lo
consiguieron los albañiles, provocando el resto de los trabajadores huelgas
intermitentes durante los meses de mayo y junio.

Medidas militares
Se armaron los batallones de voluntarios de la República, herederos de los
batallones de voluntarios que habían sido disueltos tras los sucesos de diciembre
del 68.

Los Voluntarios de la República


Una vez proclamada la República, se autoriza la creación de 80 batallones de
voluntarios en toda España. Estos debían estar formados por individuos adeptos al
régimen que se comprometieran a salvaguardar la República de amenazas internas y
externas.

Salvochea, que había comandado el segundo batallón de Voluntarios de la Libertad y


había estado implicado en los tristes sucesos de diciembre de 1868 en Cádiz,
consciente de la importancia de disponer de una fuerza armada adepta, organiza ya
en los primeros días de abril los batallones de Cádiz. Para ello llama a sus
antiguos compañeros de armas y abre un centro de reclutamiento en el número 18 de
la calle Bomba.

Se forman en Cádiz dos batallones de infantería y uno de artillería. Los de


infantería están formados por 8 compañías cada uno, y el de artillería por
compañías de artillería de plaza (4), artillería montada (2) y zapadores-bomberos.
En total suman algo más de 1000 hombres, y su armamento son 700 carabinas, 14
cañones móviles y la artillería de costa de la plaza de Cádiz.

Para comprar armas y uniformes para los voluntarios, el Ayuntamiento decide el 27


de mayo vender la custodia de la catedral, valorándola en 70.000 escudos. Al no
encontrar comprador, el 11 de junio decide venderla por partes. Ambas medidas
fueron muy mal recibidas por muchos gaditanos. Solo los sucesos de julio (la
proclamación del cantón) impidieron esa venta.

En San Fernando hubo enfrentamientos entre los voluntarios y las fuerzas de


Infantería de Marina, que, siguiendo las órdenes del jefe del departamento
marítimo, se negaron a entregar armas a los voluntarios.

La República Federal
El 7 de junio de 1873 se proclama en Madrid la República Federal, y el 8, al llegar
la noticia a Cádiz, se celebra una gran manifestación republicana.

Los concejales se reúnen el 19 de junio en el Ayuntamiento para analizar las


diferentes posturas:

Unos quieren convertir a Cádiz en una ciudad hanseática.


Otros defienden formar un cantón provincial.
Otros creen que Las Cortes no aprobarían cantones uniprovinciales, y que toda
Andalucía la Baja debería ser un solo cantón, con lo que Cádiz quedaría absorbido
por Córdoba o Sevilla.
La opinión más generalizada, y la que aprueba la mayoría, es formar un cantón con
Cádiz y San Fernando, siendo aprobada esta moción por 18 votos a favor y 2 en
contra.
Pero mientras tanto, a nivel nacional, la situación es cada vez más complicada. Se
sufre una fuerte crisis económica, la situación laboral es muy mala, la política
inestable y, además, se ha reactivado la Guerra Carlista. Ante todos estos
problemas, Pi y Margall propone posponer los cambios sociales, lo que es muy mal
recibido. Al empeorar la situación de la Guerra Carlista, propone suspender las
garantías constitucionales, lo que hace que se le acuse de querer acabar con las
libertades. En toda España se producen una serie de sucesos e incidentes (Jerez de
la Frontera, Sevilla, Alcoy, etc.). El 12 de julio, Cartagena proclama su cantón,
ante lo que Pi dimite el 18 de julio.

El Cantón de Cádiz

Retrato de Fermín Salvochea.


En la madrugada del 19 de julio de 1873, Fermín Salvochea recibe un telegrama de
Sevilla en el que le comunican que se ha proclamado el Cantón Federal Libre e
Independiente de Sevilla, lo que pone en conocimiento de los gobernadores civil y
militar. El Gobernador Civil cede su mando al Alcalde Salvochea, mientras que el
Brigadier Don Pedro Eguía se suma al movimiento.

Según relató el cónsul de Estados Unidos en la ciudad en el informe que envió a su


gobierno calificando lo sucedido como "una auténtica revolución", el cantón de
Cádiz se proclamó nada más conocerse que se había formado el Gobierno de Salmerón.1

A las 6 de la mañana empiezan a repicar las campanas del Ayuntamiento, a las que
siguen todas las de la ciudad, para anunciar a los gaditanos la noticia. Mientras
tanto, las fuerzas de voluntarios y las del Ejército se reparten por lugares
estratégicos de la ciudad, y en el Ayuntamiento se iza la bandera roja del cantón
gaditano.

Fermín Salvochea se instala en el Palacio de la Aduana, y, en contra de lo acordado


un mes antes por el Ayuntamiento, forma con algunos de sus concejales y con algunos
de los miembros de la Diputación Provincial el Comité de Salvación Pública de la
Provincia, publicando su primer manifiesto en el que comunica la creación del
cantón Provincial, asumiendo el Comité la representación de la provincia hasta
tanto que por un medio democrático directo se constituya definitivamente. Publica
también una segunda proclama en la que, además de comunicar los nombres de los
miembros del comité, dice:
El comité se ocupará sin descanso, en la adopción de los medios necesarios para
salvaguardar a la república y contrarrestar el espíritu centralizador de las
organizaciones pasadas y salvar para siempre al pueblo español de todas las
tiranías.
El Comité de Salud Pública además comunicó que se había constituido "con objeto de
salvar a la República federal, secundando el movimiento iniciado en Cartagena,
Sevilla y otras poblaciones". Tanto el gobernador civil como el militar se habían
sumado a la insurrección y la bandera roja cantonal comenzó a ondear en todos los
edificios oficiales.1

Acuerdan telegrafiar al Capitán General del Departamento Marítimo y a los


Comandantes Militares de Algeciras, Ceuta, San Fernando y Jerez de la Frontera, así
como a todos los alcaldes de la provincia, invitándoles a secundar el movimiento.

Ordenan al Gobernador Militar de Cádiz entregar armas a los Voluntarios, y al


Delegado del Banco que ingrese las recaudaciones hechas para el Tesoro en las arcas
del Comité. Autoriza a los Ayuntamientos a acuñar monedas de oro y plata con los
objetos incautados a la Iglesia católica.

Por la tarde, el Comité publica en el Boletín Oficial de la Provincia sus primeros


acuerdos:

Disuelve la Diputación Provincial, quedando cesantes todos sus empleados.


Prohíbe la enseñanza religiosa en las escuelas públicas y enseñanzas oficiales,
sustituyéndola por moral universal.
Decide abolir todas las asociaciones que tengan por base el celibato, por ser este
un estado contrario a la naturaleza humana, incluyendo expresamente a los conventos
de religiosas, y ordenando incautar sus edificios.
Suprime la lotería.
Suprime el impuesto sobre cédulas de vecindad.
Seculariza los cementerios, ordenando la desaparición de las capillas existentes en
los mismos.
Incauta todos los bienes del Estado.
Suprime todos los tratamientos.
Declara abolida la odiosa contribución de puertas y consumos
Desestanca el tabaco.
Incauta todos los edificios destinados al culto, salvo las parroquias, los de
propiedad particular y los pertenecientes a patronatos.
Queda abolido el uso del Papel Sellado.
Declara separada la Iglesia del Estado, prohibiendo todo signo de culto externo.
Incauta los libros y archivos parroquiales, incorporándolos al Registro Civil.
Establece las retribuciones de los Voluntarios de la República, suprime las quintas
y las matrículas de mar, terminando con el servicio militar obligatorio.
Estas y otras medidas que fueron tomando trataban de definir un cantón
independiente del poder central, ya que pretendía tener en sus manos la Hacienda,
la Enseñanza y las Fuerzas Armadas.

La primera localidad en sumarse al movimiento fue San Fernando, donde se producen


enfrentamientos con la Marina de guerra, que no se suma al movimiento cantonal.

El cónsul norteamericano en Cádiz informó inmediatamente a su gobierno de la


"revolución" gaditana:2
Ayer 19 de julio en Cádiz ha tenido lugar un auténtica revolución. A las 6, la
campana del Ayuntamiento, anunciaba que algo extraordinario estaba sucediendo.
Momentos después fue creado un Comité de Salud Pública con atribuciones de
soberanía e independencia. Se aseguró que el movimiento se inició por un telegrama
enviado desde Madrid en el cual se informaba de la formación de un Ministerio
presidido por Salmerón. Las autoridades civil y militar han resignado sus poderes
en manos del Comité. [...] Las oficinas del telégrafo han sido ocupadas por la
milicia por orden del Comité. [...] La milicia ha tomado posesión de los cuarteles
de la Guardia Civil y carabineros, que fueron inmediatamente desarmados. [...] La
artillería ha sido respetada porque está al lado del movimiento. Las ciudades
vecinas han seguido el ejemplo, aunque Jerez parece estar por el orden. En San
Fernando, la milicia está con el movimiento, pero el almirante del Departamento no
reconoce la autoridad del Comité ya que afirma que la autonomía no tiene que ver
con la autoridad sobre los barcos de guerra que dependen del poder central. Espera
órdenes de Madrid. Por otra parte, en Cádiz la tranquilidad es completa. Se han
enviado a San Fernando fuerzas populares para intentar la rendición de los marinos.
Se dice que se ha dado orden de encarcelar a todos los oficiales de Marina. El
almirante Sibila y el comodoro Montojo con sus familias, se han presentado en este
consulado pidiendo protección. [...] En total 17 personas. Espero más. Algún barco
debería recoger a estos refugiados
Pero las medidas tuvieron poco eco en la sociedad gaditana. Ante la noticia de los
enfrentamientos de San Fernando, unos 30.000 gaditanos abandonan la ciudad
dirigiéndose al Puerto de Santa María. Pero, al estar cerca de esta ciudad las
tropas del Ejército de Jerez, que no apoyaban el movimiento cantonal, muchos
gaditanos volvieron a Cádiz.

El Ayuntamiento cierra al público 18 lugares de culto, entre sagrarios, capillas y


conventos. Solo quedan abiertas al público cuatro parroquias.

Se unen al cantón gaditano algunas localidades, como Puerto Real, La Línea de la


Concepción, Vejer de la Frontera, etc. Pero las más importantes no lo hacen:

Algeciras se constituye en cantón independiente.


Jerez intenta adherirse al movimiento, pero la intervención conjunta del Ejército,
Guardia Civil y Carabineros lo impide, y los Voluntarios son desarmados.
En el Puerto de Santa María hay indecisión. Y acaba no adhiriéndose al movimiento
cantonal.
Ante el temor de que la población abandone la ciudad con sus bienes, y para evitar
que tenga conocimiento de lo que pasa en el resto de la provincia, especialmente de
los enfrentamientos con la Armada en San Fernando, el Comité prohíbe la salida de
la ciudad de toda clase de efectos y queda abolida la libertad de imprenta.

El puerto de Cádiz visto desde la estación de ff.cc. en el siglo XIX. Se puede ver
la Puerta del Mar.
Ante la grave situación que se está fraguando, varios buques de guerra extranjeros
se congregan en el puerto de Cádiz, para ayuda de sus nacionales. Son:

La goleta austriaca Velebich


La fragata inglesa The Triumph
La corbeta brasileña Nich Teroy
La corbeta portuguesa Don Henrique
La corbeta blindada francesa Jeanne d'Arc
Las escaramuzas entre los Voluntarios y las tropas de Marina en San Fernando pasan
a convertirse en guerra abierta.

Enfrentamientos en San Fernando


Artículo principal: Enfrentamientos en San Fernando durante el Cantón de Cádiz
Del Cantón de Sevilla recibieron abundante material de guerra y su posición se vio
reforzada con la incorporación al cantón de La Línea de la Concepción y de San
Fernando, pero no así la base naval cuyo comandante "no reconoce la autoridad del
Comité... [ya que] los barcos de guerra dependen del poder central", por lo que
"espera órdenes de Madrid", según relata el cónsul norteamericano. Cuando desde La
Carraca se bombardea Cádiz, el Comité de Salud Pública acusa en un Manifiesto a los
marinos de que lo que pretenden es "tiranizar al pueblo, concluir con las
libertades patrias y obtener ascensos y condecoraciones a costa de nuestra
sangre".1

Hay desavenencias en San Fernando entre el Capitán General del Departamento


Marítimo y el Ayuntamiento republicano-federal, ya que este pretende que la Armada
arme a sus batallones de Voluntarios de la República, a lo que se niega la
autoridad militar naval. Para evitar sorpresas, el Capitán General da orden de
alistamiento el día 5 de julio a la guarnición del Cuartel de Infantería de Marina.
Esta medida es aprobada por el Gobierno central, por lo que transcurren los días en
un compás de espera.

Al proclamarse el 19 el cantón gaditano y apoyar el movimiento San Fernando, el


recién creado Comité de Salud Pública de La Isla toma como primera disposición
prepararse para un enfrentamiento armado.

Desde Cádiz, Salvochea telegrafía al Capitán General para que se una al movimiento
cantonal. Este rechaza la propuesta, contestando que, al igual que en todas las
repúblicas federales, la Armada depende del poder central.

Las hostilidades empiezan en la noche del 19, intercambiándose disparos de


fusilería entre Voluntarios e Infantes de Marina. Ante la situación, Salvochea
envía a San Fernando el día 20 cuatro cañones, dos compañías de Artillería del
Ejército y 6 compañías de voluntarios, ante lo cual las tropas de Marina se
acuartelan en el Arsenal de La Carraca. Las tropas de los cantonalistas son
reforzadas el 21 con un remolcador de la Armada que se pasa al cantón y 900 hombres
con dos cañones más, que llegan a San Fernando por ferrocarril al mando del
Brigadier Eguía. Este envía un ultimátum al capitán General, conminándole a
rendirse a las 9 de la mañana del día 22.

A las 9 de la mañana del día 22, las tropas de la Marina han ocupado Puerto Real y
desarmado a los voluntarios. Varios buques de la Armada han tomado posiciones en la
Bahía gaditana, bombardeando la vía del ferrocarril para evitar la llegada de
refuerzos de Cádiz a San Fernando. Durante dos días hay intercambio de disparos sin
producir víctimas, pero con grandes destrozos en el barrio de San Carlos, en San
Fernando.

Tras una tregua los días 24 y 25, durante la que el cónsul de los Estados Unidos
intenta mediar entre los contendientes, el 26 se reanudan las hostilidades. Pese al
intenso fuego artillero hay pocas víctimas. Las únicas víctimas mortales son cuatro
voluntarios, entre ellos el Alcalde de San Fernando, que fallecen al estallarles el
cañón que estaban utilizando.

El 27, el Gobierno organiza en Jerez un cuerpo militar expedicionario que desbarata


una partida de voluntarios que trataba llegar desde Sanlúcar de Barrameda para
apoyar a los cantonalistas de San Fernando. El 28 hay intercambio de disparos entre
los buques de la Armada y los fuertes de artillería de costa de Cortadura, Puntales
y Torregorda. El 29 los cantonalistas producen daños a la corbeta Doña María de
Molina y a la fragata Villa de Bilbao. El día 30 la fragata Villa de Madrid se pasa
al cantón.

El 30, las tropas del General Pavía han ocupado Sevilla y se dirigen a marchas
forzadas hacia San Fernando y Cádiz, llegando sus avanzadillas a Puerto Real el 2
de agosto.

Los voluntarios se retiran de San Fernando para hacerse fuertes en Cádiz. Las
tropas de Marina ocupan San Fernando y desarman a los voluntarios que quedan.

El fin del cantón de Cádiz

General Manuel Pavía.


Tras acabar con el cantón de Sevilla, el 2 de agosto una parte de las tropas del
general Manuel Pavía salió de Sevilla en dirección a Jerez de la Frontera de donde
desalojaron al día siguiente a los cantonales, que huyeron a San Fernando o a
Cádiz. Ese mismo día el grueso del ejército de Pavía se encontraba a las puertas de
Cádiz en San Fernando, donde tomó la estación de ferrocarril sin disparar un tiro.
El general Pavía se negó a entablar ningún tipo de negociación para la rendición de
la capital del cantón de Cádiz por lo que el Comité de Salud Pública, viéndose
cercado por tierra y por mar -había en su bahía barcos de diversos países
dispuestos a capturar a los barcos cantonales que ondearan la bandera roja- entregó
el poder al Cuerpo consular acreditado en Cádiz que, después de comunicar cada
cónsul con su gobierno respectivo, hizo público un manifiesto notificando el hecho
y solicitando la cooperación a fin de que no se altere el orden -que mantuvo
gracias a la colaboración del gobernador militar nombrado por el Comité de Salud
Pública, el brigadier Eguía-. Así poco después Pavía hizo su entrada en Cádiz al
frente de sus fuerzas y a continuación dispuso que parte de ellas se ocuparan de
desarmar a las fuerzas cantonales de los pueblos importantes de la provincia,
telegrafiando previamente a San Roque, Algeciras y Tarifa: «caeré sobre ese pueblo
con todas mis fuerzas y el tren a batir y haré castigos ejemplares». También ordenó
el ingreso en el castillo de Santa Catalina para formales consejo de guerra de los
jefes y oficiales del regimiento de artillería a pie que se había sumado a la
rebelión. Una de las localidades donde la represión fue más dura fue Sanlúcar de
Barrameda, donde la rebelión iniciada a finales de junio había estado protagonizada
por los internacionalistas de la sección española de la AIT. Fueron encarcelados 74
insurrectos y unos 200 lograron huir para evitar la detención.3

Otra versión de la caída del cantón, no referenciada, fue que el día 3 de agosto el
Comité de Salud Pública, ante la inminente llegada de las tropas de Pavía, anuncia
la resistencia a ultranza, lo que provoca que miles de gaditanos huyan de la ciudad
hacia otros puertos del litoral, y la Fragata Navas de Tolosa sea tomada por una
fuerza combinada de los buques de guerra extranjeros surtos en Cádiz. Además, los
sargentos del cuerpo de Artillería del Ejército, hasta ahora con los cantonales,
ocupan en nombre del poder central los puntos estratégicos de la ciudad y, tras un
breve tiroteo, el palacio de la Aduana, disolviendo al Comité. Fue entonces cuando
los cónsules extranjeros Benedetti (Francia), Reade (Inglaterra), Kropf (Prusia),
Christopherson (Suecia), Alcon (Italia) y Damaso de Moraes (Portugal) se hacen
cargo del mando de la ciudad a la espera de la llegada de las tropas
gubernamentales, llegando primero las tropas de la Marina y, un poco después, las
del General Pavía, finalizando la aventura del Cantón de Cádiz.

El resultado de la revuelta cantonal de Cádiz, pese al intenso intercambio de fuego


artillero, fue de 3 muertos y 4 heridos graves en las filas de la Armada y de 10
muertos y un centenar de heridos en las de los cantonalistas.

Véase también
Cantonalismo
Cantón de Almansa
Cantón de Cartagena
Cantón de Valencia
Revolución Cantonal
Fragata Navas de Tolosa
Referencias
Barón Fernández, José (1998). pp. 111-113. Falta el |título= (ayuda)
Barón Fernández, José (1998). p. 115. Falta el |título= (ayuda)
Barón Fernández, José (1998). pp. 123-128. Falta el |título= (ayuda)
Bibliografía
Barón Fernández, José (1998). El movimiento cantonal de 1873 (1ª República). Sada
(A Coruña): Edicios do Castro. ISBN 84-7492-896-6.
Parrilla Ortiz, Pedro (1983). El cantonalismo gaditano. Cádiz: Caja de Ahorros de
Cádiz. Depósito legal CA-827/82. Sin ISBN.
Ramos Santana, Alberto (2005). Cádiz en el siglo XIX. Madrid: Ediciones Sílex. ISBN
84-7737-040-0.
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