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Reviea de Deseo Piginas 9 LA IDEA DE PERSONA MORAL Y JURIDICA EN EL REALISMO METAF{SICO™ Juan Omar Cofré Lagos* RESUMEN Ey ete rehaje nas proponenas explicar, desde ana perspetiva iefiesfica, La evolu y la relacibn enact conte juridical flsifie de "persona". Bxcminases bronenene eee 17 la evoke que eta navi ba tenido en La iadicinocidenal, ba ides gue de dia ba eborada dl inatiwalion para irear la dj pasciviste, de acuerdo con le cl el one ce persona os excrsivamence tte consiraecid jarice, que ada ews que wr cone onepto Iulafbeeowxstencial de ponona,enendids como barb ver hrsnana. Depa de exaninar calico natafitin csi y mer, nes inclinanes por entender el onspte de persona derde tena pripativa ligiorendsica, signionda la doctrina de G. Frege PERSONA ~ IUSNATURALISMO ~ REALISMO METAFISICO The idea ofthe moral and legal person in metaphysical realism persate In this paper we intend 10 explain from a legal-philospbical perspecti, the evolution and te vletionsbipbetwean the legal concept and the pbilesophica congpt of “perron”. We briefly ‘examine the origin and the evolution thet this notion bas had in western tradition, and the idea that lagat maturation: has elaborated to srt ant the positive ebjetion rated to he fact ‘that the concept of person is exclusively a legal construction that bas notbing 10 do with the metaphysical or existential concept of perv, rndersood as buman being. After examining classical and modern metaphyseal realism, we inained towards understanding the concept of person fram a logicalseeantic porpeciv, following G. Prege’s dcirine. PERSON ~ LEGAL PHILOSOPHY ~ METAPHYSICAL REALISM % Bate crabajoes producto del Proyecto FONDECYT N° 1040116, denominado "Fandamencaciga Blos6fica de la digrided boner +" Doctor en Filosofla, Profesor de Filosofla del Derecho es Ia Universidad Austral de Chile, Valdivi, Chile. jofre@usch<, Trabajo recbido el 25 de marzo de 2008 y aceptado para su publicacién por el Comicé dicorial el 24 de octubre de 2008, 10 REVISTA DE DERECHO (VOLUMEN 3X12 juridica de “persona” se explica, determina y agota exclusivamente en las tela- ciones juridicas producto de la legislaci6n humana o si, por el contrario, hay tuna realidad meraffsica o antropolégica anterior con la cual aquélla mantiene una relaci6a conceptual necesaria. El tcabsjo explora los siguientes aspectos I a pregunta fundamental que articula este trabajo interroge acerca de si la idea i) referencias al origen del concepto “persona” fi) idea de “persona” en Ia Filosofia antigua y medieval ili) idea de “persona” en Kant iv) el problema jusidico ¥) la reconstruccién del realismo metafisico de “persona” vi) una interpretacién desde la teoria légico-lingiifstica de Frege Intropucci6n Desde el pusito de vista juridico, “persona” y “sujeto de derecho" son sinénimos estrictos.! Pata Kelsen, por ejemplo, la “persona” es el centro de imputaciones, a partir del cual se articule un complejo normativo de derechos y obligaciones. Esta nocién de petsona supone un constructo normativo totalmente independiente de la persona, en cuanto realidad 6ntico-antropolégica, Esta tesis antimetafisica es compartide, con mayor 0 menor intensided, por muchos juristas. En otros tétminos, el positivismo sostiene que entre el concepto juridico y filos6fico de persona no hay relaciones necesarias y ni siquiera relevances para el derecho. Para comenzar, hay que reconocer que los argumentos que se suelen oftecer para sostener esta tesis son razonables, bien articulados y consiscentes desde el punto de vista ppositivisca, pero, a nuestro modo de ver, no lo suficientemente s6lidos y convincentes como para desestimar la tesis contraria que sostiene, precisamente, que el concepto de persona elaborado por el derecho se entafza esencial y necesariamente en la ontologia y {a antropologfa metafisica, de acuerdo con las cuales existe un ndcleo éntico irreductible, radical y comin ence Ja idea filoséfica y la jurtdica de persone. Realizados los andlisis de rigor, concluimos que conviene entender Ja idea de per- sona en dos sentidos distincos, pero con una sola referencia o denotacién, inspirandonos Vn el concexto de este teabsjo, curnde Ixblamos de “persona” nos refetimos excusivamente #18 persona Fisica y excluimos, aaturalente, «la persona jutiica. Esc, porque, come se ves, el concepco que verdaderamente enciesra un problema de caticer bntico no es el de “persons juries”, sino el de persone, en un sentido antropol6gico y, por consecveneia, en un sentido jurtdieo ‘Nosotros hemos explicade Is diferencia que existe entte los objetos juridicos ~que constituyen sus propia relas de dececho- en vircud desu nacorlezay los que son creaciones del legislador. Los prtnercs dan origen alas reglasGntico-tegulacivas, mientras Jos segundos nacen ala vide jurfdica en vireud de as reglis consticucivas, Cfe "Lat Reglas Oncico-consticucivas, Fundamencos de la Persona y la Dignidad Homans” Revuta de Dersha. Universidad Austeal de Chile, Vol. XY, diciembre 2003, pp. 37-58. 2008) JUAN OMAR COFRE LAGOS LA IDEA DE PERSONA MORAL ¥ JURIDICA... u en la seméntica contemporinea y, muy especialmente, en la de uno de sus fandadores, Gotclob Frege, quien ha distinguido en le estructura interna de Ja exptesién el sentido de la denovacién. i) Referencia al origen del concepto “persona Para contribuir a comprender qué debe encenderse por “persona” en la esfera de lo jurfdico, comenzaremos pot explicar a grandes rasgos ~en lo esencial y relevance para este trabajo- qué y cémo se ha entendido este concepto central en la tradicién filosé~ fica, esto bajo 1a conviccién de que ésta ha contribuido fundamentar Ia idea juridica de persona y que, en Gltimo té:mino, hay una linea continua entre la nocién filos6fica y Ia juridica. ‘Como es bien sabido, los griegos no tavieron un concepto claro y consciente de persona, aunque es posible sorprender algunos atisbos en Platén y Aristézeles. Sin embargo, distinguieron entre “énthropos” (lat. “homo”) y “présopon” (lat. “persona”). Este Gltimo término viene del teatro y significa “méscara”, tanto en el sentido teatral ~la figure que representa un rostro humano~ como del hombre que se oculta tras ella, El actor enmascarado es, pues, “alguien” que se persona o apersona por intermedio de le mascara, Es decir, la méscara deviene, en definitiva, en el rostro del hombre que se parece, muestra y acta primero en el tablado y en el “escenario de Ja vida” ~por decizlo metaféricamente~ después. i) Idea de “persona” en la filocofta antiques y medieval Probablemente con el humanismo estoicista,” la idea de "présopon” se acerca més al concepto latino “petsona”, Esto, porque ~como se sabe~ los estoicos, sobre la base del racionalismo clésico, destacaron los rasgos universales y propiamente humanos que intrinsecamente pertenecen a toda entidad dei género “homo sapiens”, mas allé de las etnias, culturas, y de fa condicién que a cada hombre le ha tocado en suerte asumir y vivir en una comunidad. Como es desuponer, estos conceptos hicieton crisis cuando aparece el cristianismo ¢ introduce la extcefia —pata una mentalidad todavia racionalista y realista como lo etan la helenfstica y la latina concepci6n de las tres entidades divinas que, siendo distintés, tienen una naturaleza comiin y, més ain, el caso del Hijo que posee una doble naturaleza: humana y divina a la vez. Para comprender esta complefidad real y conceptual, el pensamiento cristiano recustié al concepto griego de ousfa (lat. “sustancia”) que quiere decir, en el Lenguaje navaral, “aquello que se posee”, todos los individuos de la misma especie; esto es, en el sentido aristoeélico, segunda” 0 “esencia” (gr. "t6 ti en éinai"), Algunos pensedores cristianos concluyeron lo” que se tiene, pero, también “lo” que es universal y comtin a 2 Chi, Basi, Gy “El estoicismo, Natoralecn, raz y ley", en Histera de ie flsefla del Der, Vo. 1, Pickmide, Madsid, 1982, pp. 78 ys. 2 REVISTA DE DERECHO VOLUMEN XI. N2 que el concepto de “hipéstasis” era més adecuado para expresat la sustancia divina que el término “présopon”, que siempre recordaba Ja idea de “mascara” y “ceatralidad”, ya que conllevaba la nocién de “comunidad”. De modo, pues, que las personas divinas fueron entendidas més bien como “hipéstasis” que como “présopon”. Pero este tltimo concepto permaneci6, sobre todo, para expresar lo propio y privativo del hombre, no tanco su racionalidad sino, més bien, en su intimidad, “Persona” Ilamaron los Padres latinos, precisamente, al hombre en cuanto portador de un centro de interés propio ¢ individual. San Agustin, con su filosoffa intimista y confesional, resalté aGn mds este aspecto, opuesto a la idea de exterioridad, mas propia de la filosofia griega.’ Lo intimo el mundo interior~¢s lo propio de los individuos humanos y ¢s, en su intimidad, donde cL hombre se encuentra y dialoga consigo mismo y se distingue de toda aleeridad. Por la intimidad se diferencian unos hombres de otros y cada cual adquiere su personelidad Quien no sea capaz de construir intimidad, no podra tampoco elaborar una personalidad y, con ello, insralarse no simplemente como hombre sino, esencialmence, como persona en el mundo social y espiritual Sobre la base de estas ideas de caréeter Aloséfico y teol6gico, Occidente va cons truyendo, siglo tras siglo, ieleas més complejas del hombre que rebasan la clésica idea agriega para acufiar, definicivamente, la idea de “persona”, La persona no ¢s s6lo un animal racional sino, ademas, debe reconocerse como un ente dotado de una cierta alcuria y singularidad, que no se encuentra en ningén otto ser de la creaci6n. Boecio, heredero de [a tradicién metafisica y cristiana, concibi6 la persona como “sustancia individual de naturaleza racional”, con lo cual vino 2 decir que el hormbre no es solamente esencia, 10 que es, principalmente, esencia en le existencia, es decis, sustancia pensante y racional. En otros términos, cuando preguntamos acerca de “qué es" este ente y contestamos “un hombre", estamos denotando su esencia, pero si preguntamos de este hombre “quién os”, y se nos contesta "Sécrates”, estamos refiriéndonos a su sustancia, es deciz, su per- sona. La persona ¢s la plenivud del ser; en cuanto “hombre”, denota una abstraccién, en cambio, "petsona” hace referencia a un existenciario y, puesto que el ser es més perfecto. en la existencia que en Ia abstraccién o en Ia ficcin, entonces la persona es plenitud de exisrencia humana, y también el ente més perfecto y sublime, méxime si, ademés, cuenta entre sus noras esenciales la racionalidad, en el sentido griego, y la posibilidad de la vida eterna en la doctrina cristians, "Todo cuanto llevamos dicho resume —seguramente de manera imperfecta~ la idea filoséfica y teolégica clésica (antigua y medieval) de persona, peto poco dice ain de la idea moderna y laica, de erascendencal importancia pata la acufiacién juridice de esta idea en el campo del derecho. Habiendo muchisimo que decit, nos permitimos distin- guir solamente dos Lineas de pensamiento, propias de la modernidad y esenciales para Ia conseruccién modemna y contemporénea del concepta de persona. 9 San Agustin desaccolla Is idea de pectona especialmente en De Trinitave, V6, Cf, Fercater Mors, J. Disionaris de Pilesfie,Alisn2a Editorial, Mudtid, 1982, Vol 3, pp. 2551-2552, y Abbagnano, N., Divenerio dk Fileofiz Bondo de Celeura Beondmice, Buenos Aizes, México, 1982, pp, 909-910. 3008) JUAN OMAR COPRE LAGOS: LA IDEA DE PERSONA MORAL Y JURIDICA. 3 La Edad Media, en su momento de madurez cultural, puede entenderse como una sociedad universal habitada por hombres que compattian bésicamente y sin problema- ticidad el mismo repertorio de creencias religiosas, humanas y divinas. El Humanismo primero y el. Renacimiento, después, eraen consigo una crisis fas instituciones culturales (especialmente, teot6gica y filoséfica) legadas por el Medioevo que aparecen y desarco- lan concepciones de mundo que contradicen abiertamente los dogmas de la Hamada Repablica cristiana.4 La idea del pueblo de Dios como un todo anénimo y silencioso, que se deja conducir colectiva ¢ indiferenciadamente por la Tglesia hacia la salvacién, es motivo de sospecha primero y, después, de abierta rebelién en los escritos y en la obra de los primeros reformistas. Lutero serd uno de los primeros hombres modernos que reclamars enérgicamente Ia autonomfa de la conciencia individual a Ia hora de relacio- arse con Dios.° Bl hombre tiene unos derechos de aucodeterminacién de su conducta religiosa, en virtud de un don que le ba sido dado por el Creador y qué ha guedado inscrito en su misma naturaleza. Dios, hacedor del hombre, hace al hombre libre, de ‘modo que la libertad no depende de autoridades humanas, sino que ésta, que tiene origen divino, define también esencialmente la condicién humana y el puesto del hombre en el cosmos. El hombre, justamente porgue es libre (y racionalmente libre) y es persona, est. consciente de sus actos y puede, por sus ptopios medios, buscar y encontrar a Dios en la intimidad de su conciencia, Nace asf el individuslismo ~excraiio al Medioevo-, tan caracterfstico del hombre moderno; implica autonomia de la voluntad y capacidad pata que cada persona ordene y regule su vida religiosa (y civil), en Ja intimidad de su conciencia, y pueda construe su propio proyecto de vida conforme a su libertad, El otro ito importante, en la construccién de un concepto més amplio y tico de persona, Jo consticuye el racionalismo moderno, representado peradigmiticamente por la filosoffa carcesiana. En sus Meditaci leceual que lo condujo 2 abandonar metédicamente todas sus “antiguas opiniones” ~es decis, ta filosoffa atistotélico-tomista~ para teivindicar categéricamente la autarquia de Ie raz6n a la hora de conisteuir el conocimiento. De este modo, el pensamiento adquiere independencia total y se libera de toda auroridad, con lo cusl se refuerza y enriquece la idea de "hombre" como un individuo aucovalente, determinado tnica y exclusivamente por su ptopie capacidad racional, lo que le otorgari independencia y legitimari su autonomia religiosa, filoséfica y juridica en el mundo politico y social. Y aunque es verdad que Descartes no destaca la intimidad de le conciencia en el sentido espiritual en que después lo haré Pascal, sf que sienta las bases para considerar, mis tarde, que la persona bumana, en tanto racional sometido a sus propias leyes, puede ~y tal vez debe- desempefiar el rol de ser su propio legistador ~en materia moral~, sustra- etafisicas, Descastes describe el proceso inte- fr, Bats6, Gu Heri de Le fiat del Deeb, Vol. 2, Ediciones Pihmides, $.A., Madrid, 1982, pp. 15-16. > Ghz. Whicaker, E, “La Reforma y el Nacimiento del Estado Modes Beentnice. PCE. México, B.E, Buenos Aiees, 1948, pp. 44-52, "Historia del Pensowiote 4 REVISTA DE DERECHO [VOLUMEN 0X12 yéndose asf, como se observa'en Kant, a las inclinaciones de la naturaleza y autocausendo su propia causalidad conforme a las leyes universales de la libertad, iii) Idea de “persona” en Kant Con todo, no quedaria ni siquiera medianamente edificado ef concepto de “perso- na” que estamos constrayendo a la luz de Ia historia de las ideas si no incorpordramos al andlisis ~sunque sea brevemente~ y no integrécamos la idea de “persona” tal cual es elaborada por el pensamiento de Kant. Lo notabilisimo de Kant es la afirmacién y descripcién de la persona en cuanto ente moral. La moralidad es le pieza central de su. filosoffa préctica y, a la lus de esa idea, hay que encendet la conciencia como el niicleo central de la persona humana y fuente de su dignidad.® Kant distingue dos grandes esferas de la realidad: el mundo de la naturaleze y el mundo de la libertad. La persons humana esté determinada ~en su realidad sustancial- corporal~ por las leyes de fa naturaleza, lo mismo que cualquier otto ente del mundo material. En el mundo natural rige el principio de causalidad, de modo que un efecto esté siempre decerminado por su causa pero, ademés, hay que distinguit el mundo de la libertad. Bn este mundo acttia la persona racional, no en cuanto ente natural sino en cuanto yo puro, es decir, en cuanto mera conciencia, sustrafdo enteramente al dominio impuesto por la corporeidad o naturaleza. Desde este punto de vista el hombre, o mejor, la persona, al mirarse a sf mismo se encuentra con un hecho evidente, puro y simple, indubitable y radical, la conciencia del deber o moralidad. Esta mueve a la voluntad a actuar en una determinada direcei6n’por puro respeto al deber. La persona humana se siente responsable de su deber, de lo cual se sigue que es, ademés y primordialmente, libre. Kent postula le libertad como una condicién necesaria que, aungue no se puede demostrar te6ricamente, es esencial pata comprender la moralidad, Sin libertad no habrfa morelided y el hombre quedaria determinado por las leyes de la causalidad, at igual que cualquier otro ente de la naturaleza. ¥ si eso fuera asf, carecetfan de sentido la eticidad y la juridicidad que encuentran su fandamento en el mandato del deber. Por moralidad ~dice Kant~ no solamente nos vemos elevados a la condicién de “hombres” sino también a la de “personas”, No solamente @ la de “sujetos” (entidades én cognoscitiva), sino también a le condiciéa de personas especialmente revestidas de excelsicud y, por ende, tan disimétci frente a codo lo dermis en el mundo, como por encima de él.” ‘A la luz del aporte kantiano proponemos redefinir el concepto de persona bajo los siguientes téeminos: sustancia individual consciente, dorada de razén y volunted. Es sustancia, porque no se puede concebir la persona sino como un ente que es aquty ahora, y que existe de manera nica ¢ indivisa, de modo cal que resulta absolutamente meramente contrapuestas a los objetos en la rela ® Especialmente relevance pare comprender Ja esencia del pensamiento moral kantiano es su famoss bra Fundementacién de le merafita dls cestobres, Espasa Calpe, duodécima edici6a, Mackie, 1996. 7 Cf, Dies, B., Persons", en 10 Palabras cave en Etica. Adela Corcina(ed.). Bditrial Verbo Divino, Navarra, 1994, JUAN OMAR G incomunicable. Le persona requiere de su constante actualidad para mantenerse en la existencia y si no se mantiene, deja de ser persona. Esta sustancia es, ademfs, racionsl, como hemos dicho. Esto significa, desde ¢l punto de vista practico, que esté capacitada pata examinat los actos propios y ajenos, y juzgar que éstos y. aquellos se.ajusten.0,n0.2, los fines que, conforme a le naturaleza humana, vale la pena conseguir. ¥ si estos fines ~y los medios mediante los cuales se accede o pretende acceder 2 ellos~ son compatibles con los que manda la tazén, podria decirse que son buenos y justos. Pero una cose es que los entes y acciones que se muestran al examen de la razén ~o, si se quiere, de Ia racionalidad— sean buenos o malos en sf mismos, y otra, muy diferente, es que se quietan o no se quieran, Quien quiere 0 no quiere, quien busca 0 evita la consecucién de un fin, es la voluntad, La raz6n muestra el acto actual o virtual como bueno o malo, como justo o injusto, pero no nos mueve a conquistario o evitarlo; cel cophetido queda entregado a ta voluntad. Esto es Jo que en Ia filosofia clasica se ent~ tiende por “boilesis”, Ja apetencia conforme a la raz6n que la distingue de le apetencia sensible 0 mero deseo. La voluntad en s{ misma no es racional ya que actéa conforme a Ja ta26n, mientras que el mero deseo actéa sin sujeci6n alguna a la raz6n, de suerte que si hacemos el bien por mero deseo, lo hacemos también por casualidad, no de modo sacionalmente concordado. La razén examina y emite un juicio y la voluntad elige con- seguir o rehusas, es decir, actéa libremente. ‘Nace asf Ia libertad en el agente moral que es Ia persona humana, La libertad, que es el ejercicio.de la voluncad conforme a la luz de la raz6n, es, en consecuencia, pura y Gnicamente de la persona. No hay otto ser en la tierra que sea capaz de autodeterminar sus actos y decidir actuar conforme a su decisién, Gracias a la libertad, el hombre puede superar la cavsalidad, ponerse al margen de ella y, de ese modo, resistir y vencer las inclinaciones, como el deseo ciego, la fuerza de los instintos y la pasién. En ese sentido, Kant ha entendido a la persona como ser racional sometido a las leyes morales que se da ‘asf mismo, lo que no significa que sean arbitrarias, ya que entonces carecerian de racio- nalidad en Ja medida en que racionalidad y universalidad se implican mutuamente. Ciercamente Kant teconoce que la persons, jutfdicamente hablando, es un sujeco ‘cuyas acciones son imputables,® pero considera que més alld de ello la persona humana, por ser esencialmente un micleo de conciencia motal, sometido a las exigencias del deber, es también una realidad filoséfica y real que actéta, bajo determinadas condiciones de legalidad, en la sociedad. Por eso, segin este autor, Ia petsona humana sélo a través de la historia de Ia especie puede realizar su naturaleza, que es ls libertad de autopro- yectarse con su faz6n para sf y pata la sociedad civil que esté fundada por completo en el derecho. No hay, en consecuencia, en el pensamiento iusfiloséfico de Kant, una abstracci6n formalista de la “persona” sino, més bien, una completa integracién que recoge los clementos ~que en el curso de la historia fue acufiando le filosofte préctica— y los integra y coordina adecuadamente en una nueva concepcién en la que el hombre aparece como un ser extraordinariamente diferente de rodos los demés, en virtud de su conciencia que lo abte al mundo como un ser que no puede eludir su responsabilidad Cn Le motfiica de lat counts, 0. p. 30. 16 REVISTA DE DERECHO {VOLUMEN 32x1- 2 frente a sf mismo y a los otros, sin violentar su preclara conciencia del deber, esto es, su motalidad y su juridicidad En sintesis, todo derecho y toda motal, desde el punto de vista filoséfieo, estén fundados en el supuesto de que la persona es un ser responsable y, precisamente, porque «es esencialmente responsable, es también libre y debe responder por lo que hace, 00 debiendo hacerlo, o por lo que no hace, debiendo hacerlo. La persona es, pues, esencial- ‘mente, sustancia consciente dotada de racionalidad, de voluncad y, en consecuencia, capaz de actuar no condicionadamente por las leyes de la naturaleza o inclinaciones emanadas de su corporeidad, sino en virtud de su intrinseca libertad. Toda esta complejidad real hace esencialmente de fa persona humana un set con dignidad. Asf, pues, como la ra cionalidad es la nota relevance del hombre en la idea griega, la dignidad seré el atributo fandamencal de la persona en la filosofia medieval y moderna. iv) El problema jurédico Como vimos, los latinos tradujeron la expresién griega “présopon” por “persona” y le ororgaron a este término un sentido més amplio que inclufa no sélo al personaje de ficcién sino, también, la posicién del hombre en la sociedad. La idea subyacente parece set la siguiente: asf como el actor se manifiesta en la ficcién como personaje, asf también el hombre participa en el mundo social represencando o asumiendo sn papel, es decis, acta como persona, De ahf, entonces, la analogia que se puede observar entre homo y persona, por un lado, y actor y petsonaje, como observa I. M. Hoyos,” por otro. ‘Ahora bien, ef hombte en cuanto “anime! politico” queda naturalmente integrado a Ja sociedad y participa bajo alguna condicién o estado. Su participacién consiste esencial- mente en un modo de actuar, Su aceuacién queda sometida al conjunto de disposiciones, jurfdicas que le obligan o le permiten participar en le vida social de una deverminada manera y, en este sentido, viene a ser, juridicamente hablando, ao simplemence “homo” sino “persona”, es decir, sujeto de derecho. _ De acuerdo con los juristas latinos, la persona, en primer Ingar, les cosas y las selaciones después, constituyen el centro del derecho, de suerte que el elemento pri- mordial de la legislacién y del derecho, como arte o ciencia de “Jo justo”, versa sobre la persona.) Esta versién latina es totalmente compatible con le idea contemporiinea que de Ia persona han elaborado el derecho consticucional y el derecho internacional de los derechos humanos. En efecto, en estos ordenamientos juridicos el concepto de persona es la pieza clave y fundamental sobre la cual gitan todos los principios y las disposiciones de orden constitucional e internacional, E] desarrollo de los pormenores de este concepto, en estas éreas del derecho, darfa origen a excensos desarrollos que, por la fandole de este trabajo, no pueden tener cabida aqui. De la dignded los dears bunenat. Editorial Teois $.A., Bogor, 2005, p. 3 30 Ck,Eass5, G., Historia del filesfte del Derebn, Pickmide, Madcid, 1982. Vol. 1, Cap. 8, “La juris- prudencia somana”, pp. 101-113, 2008] ‘JUAN OMAR COFRBLAGOS:LA IDEA DE PERSONA MORAL ¥ JURIDICA.. 7 La persona o sujeto de derecho puede entenderse como titular de derechos y obli- gaciones, como sujeco capez de asumir derechos y obligaciones 0, incluso, como ambas cosas a Ia vez. Bien, ¢qué significa ser ticular 0 capaz de derechos v obligaciones? La iencia justdica ha sespondido'a esca pregunta pero, més alld de la pregunta ~y de le respuesta~ subyace una cuesti6n filoséfica de la mayor importancia y que, otte ver, separa radicalmente las concepciones del derecho en dos posiciones, al parecer, incompatibles. Ciertamente, nos podemos acercar a la problemScica por otro costado, preguntando si la persona (como entidad jurfdica) es anterior al derecho o si es una consecuencia de éste. Si es anterior, entonces hay que reconocer una primacfa éntica que obliga al legislador ys como dato primero y fundamental, es causa y raz6n de set del derecho..¥ si, por el contrario, la persona es una construccién de la cultura, y en este campo especffico un producto de Ia legislacién, enconces el jurista puede ignorer cualquier supuesto meta~ fisico u ontol6gico subyacente y atender tinicamente los datos objetivos y formales que emanan de la norma jutidica. ¥ si esto fuera asf, la norma juridica y la nocién puramente jusidica de persona seguitian siendo el centro esencial de preocupacién de Ja ciencia del derecho, como quiere Kelsen. Pero hay més problemas implicados. En el fondo, en este replanteamiento teaparece la vieja e irceductible oposici6n entre “naturaleza” (“physis") y “convenci6n” (“ndmos") Si la persona es ante el derecho y no por el derecho, se podrfa hablar de derechos natu- rales o de derechos humanos esenciales inherentes al hombre ~como de hecho predican numerosos tratados internacionales sobre derechos humanos y diversas constituciones, incluida la chilena—o, en ottos términos, de derechos inalienables que bajo ningtin tes- pecto, legisiacién ni régimen politico alguno podrfa desconocer. Y si no fuera asf, y la persona efectivamente fuera una consecuencia normativa, un mero concepro jurfdico y no una realidad, quiz podefarnos estar facultados para pensar que, en esas condiciones, los derechos humanos ya consagrados en Ja cultura jurfdica contemporénea dependen de a voluntad del constivuyente, del legislador o del arbitrio del gobernente. Conocemos Ja enorme polvareda que este problema ha levantado en la filosoffa y en la teorfa del derécho pero, por no constituir el centro de nuestros intereses en este trabajo, lo pasa- remos por alto. Con todo esto queremos decir que vale la pena adentrarse, aunque sea introductoriamente, en el problema iusfilos6fico que plantea la nocién de persona, co- menzando por exponer y analizar brevemente algunas ideas propias del positivismo, para luego ahondar en una teorfa no positivista que, en nuestra opinién, deberia contribuir “aunque sea muy modestamente— a explicar y a entiquecer la idea de persona humane tal como debe ser entendida en el derecho. ‘Tomemos como punto de referencia, y tal ver como paradigma positivista, el influyence pensamiento de Kelsen en esta materia. En lo sustancial, el autor vienés sostiene que hay una diferencia esencial entre el concepto de hombre y el de persona.!? No se trataria, en este Gltimo caso, de un concepto que recoge ¢ integrs Ia irrupcién Cf, Tron parol dereche. UNAM, México D-E, 1981, pp. 198 y #6 y tn dct y dd Extads. UNAM, México DE, 1995, pp. 1107 “Tearta general del 18 REVISTA DE DERECHO VOLUMEN Xxi.'2 cn el terreno jurfdico de una realidad sustancial y real, sino todo Jo contratio. Kelsen comienza apoyéndose en la distinci6n filoséfica —tan ceracterfscica del empirismo inglés— de Berkeley, quien rechaza la idea clésica de sustancia por considerar que se trata de tina piira construccién medtal que carece de consistencia en sf miisine. Deeste modo, “cutlidades empiticamente observables son también interpretadas como atributos de un objeto o de una sustancia, y que gramaticalmente se presencan como predicados de un sujeco. Esta sustancia no es una entidad adicional. Bl sujeto gramatical que la denota es tinicamente ~dice el jurista~ un sfmbolo para expresar el hecho de que las cualidades forman una unidad”,|? Sobre esta base filoséfica Relsen sostiene que la persona fisica no es una realidad natural, sino una construccién del pensamiento jurtdico. La persona —como sujeto de deberes y derechos~ no es, entonces, el ser humano, aunque la conducte de éste constituya el contenido de esos deberes 0 el objeto de tales derechos; en ottas palabras, el sujeto de derecho es la personificecién dle esos derechos y deberes. Definir, por tanto, la persona como un ser humano es incorrecto, porque ef hombre y 2 persona no son solamente dos concepros hererogéneos, sino también el resultado de puntos de vista enteramente distintos. Lo acertado de la afirmaci6n, segiin él, se pone en evidencia si se observa que el hombre esté sometido al orden juridico solamente con respecto a ciertas acciones y comisiones especificas, mientras que respecco a todas las demés no se encuentra.en telacién con el orden juridico. En consecuencia, “el concepto de persona fisica 0 natural no es otra cosa que la personificacién de un complejo de normas juridicas. El hombre, como hombre individualmente determinado, es s6lo el elemento que consticuye la unidad en Ja pluralidad de las normas”.13 Si el derecho es pura forma y Ia forma viene dada por el entramado normativo, enconces “persona” no puede sino tener un sentido abstracto y genésico y, més preci~ integra telaciones que vienen dadas y determinadas por el sistema normativo, Luego, no hay que confundir al hombre, en tanto realidad biolégica y fisica, con Ja persona fisica, aunque el adljetivo pueda inducis « error, La persona, para la teoria pura, es el centro de un complejo nor- mativo, una suerte de haz, faculeado por otras notmas juridicas, para asumic derechos y obligaciones. “La concepcién kelseneana de persona ~escribe I. M. Hoyos insisce en. tuna idea gue no debo dejar de resaltar: la persona es la unidad de personificacién de tun conjunto de normas y esa unidad no se explica por la facticidad ni tampoco por una dimensiéa jurfdico-natural del hombre, sino por el hecho de que una norma le otexga al ser humano catécter juridico”.!4 Desde este punto de vista, hay una diferencia clara en los acributos del hombre ‘en cuanto hombre, y los atributos de la personalidad en cuanto sujeto capacitado por elotden jurfdico para actuar en la malla politico-social. Esta concepcién de la persona samente, vendrfa a ser un concepto instrumental que recoge 12 op. ci, p. 109. "9 Op. cits po U2. 1M Hoyos, J. M., De da digdedy de les derechos buen. Edicorial Temis, Bogotd, 2005, p. 9 2008) JUAN OMAK COPRE LAGOS: LA IDEA DB PERSONA MORAL Y JURIDIGA. 9 asume (interpretamos), al parecer, que hay una diferencia relevante entre Ia realidad que representa el concepto y el concepto mismo en tento realidad mental. Si distingui- mos, entonces, entre el concepto objetivo y el concepto mental ~o, si se quiere, entre la materia objetiva del concepto y su forma mental encontrames.una diferencia esencial,. Ja misma que se puede derivar al confundir lo que es el contenido de un concepto con Jas formas que ese concepto edopta para determinar el contenido. Bl error de la ciencia jurfdica est, segtin Kelsen, en confandir una vez més los contenidos con Ia forma de los contenidos. Desde el punto de vista filoséfico y antzopolégico el hombre es una realidad matetial aprehendide intelectivamente como concepto, De modo que al concepto de “hombre” expresado por Ja palabra hombre, responde una denotacién o referencia real que corresponde a los seres humanos. Eo el caso del concepto "hombre", encontramos efectivamente atributos empfricos mis alld del orden lingiifstico y conceprual, pero no ocuttizia lo mismo con el concepto de “persona”, tal cual aparece y se lo usa en derecho, El concepto de “persona” no tiene una realided en sf mismo, independientemente de Ja norma jurfdica que lo nomina; agota su existencia en la mera realidad formal y eso es lo que capra y expresa correctamente la teorfa pura. Ni siquiera se puede concebir 2 le persona (juridice) como titular de derechos subjetivos, si por esto se quiere decir que hay o existen derechos que el sujeto puede accionar desde su interioridad, Eso seria caer también en un ealismo, aunque subjetivista, que estatfa tan extraviado como el realismo objetivista ‘Tanto en la doctrina de Kelsen como en la de Ihering, Ferrata,!? Demogue, Recasens Siches!S y muchos ottos juristas se mantiene firmemente la idea de que el concepro de persona se puede reducir enteramente a términos juridicos. Esto implica que hay que entender esta imporcance nocién tan sélo como una realidad formal sin contenido Sntico, De este modo, se esfirme la idea boeciana de persons como sustancia o existente individual, y se destruye la supuesta unidad real y tedrica que existitfa entre el concepto filos6fico y el concepto juridico de persone. Esta teorfa supone desconocer Ia necesaria relacign ~explfcita en la eradici6n jutt- dica antigua que se cree existe entre la realidad humana y Ia jurfdica, Cuesta pensar en dos 6rdenes paralelos que ni siguiera se tocan: el orden natural donde encontramos a! hombre viviente, al animal politico, 2 la persona humana, y el orden jucfdico, construc- clén meramente attificial y sin contenido real. Si esto fuera asf, preguntamos: gqué tiene realmente que ver el derecho con la vida politica, econémica y social de los hombres? Y, si efectivamente tiene que ver, entonces hebrle que explicar cémo se produce esta relacién entre dos étdenes del mundo que poseen naturalezas tan distintas, Con tazén sostiene I. M. Hoyos que “La doctrina civilisca contempordnea reconoce la insuficiencia de la noci6n elaborada por la ciencia del derecho para definir juridicamente a la persona con base en los conceptos cfvico-jurfdicos de estado, derechos subjetivos, y capacidad”. Y agrega: "Cade die se advierte con més insistencia la necesidad de estudiar el concepto de Tratato di divi ell itelians.Athenaesim, Roma, 1921, pp. 443 ys. °6 Tratade ener de ane dl dec, Pos, México DF, 1983, p. 263 See m0 REVISTA DE DERECHO TVOLUMEN 200- N*2 EU g nee CEASERS ee ‘persona con base en el concepto filos6fico de petsona”.1” De la misma idea es Hernéndez Gi quien, segiin Ia autora citada, sostiene que no ¢s posible la consetuccién de una teorfa solamente juridica de la persona, ya que ésta no empieza a ser o existir con el derecho. El derecho recoriocesfa solamente significaci6n a lo que existe con valider y realidad anterior. Por eso, explica Legaz y Lacambra,' el problema jurfdico de “persona” el interés intrfaseco de constituir uno de los temas mas importantes de la ciencia y ta filosofia del derecho. $i eso es asf, resulta més convincente asumir La teorfa realisea que sostiene que hay una clara interrelacién entre los conceptos filoséfice y jurfdico de per~ sona. Asf lo asumié también el derecho internacional de los derechos humanos que, en sentido general, reconoce y declara que todos los hombres son personas. v) La reconttrueciém del concepto de “persona” en el realismo metaftsico ; En saber dar 2 cada uno lo suyo residfa, para los jurisras romanos, Ja esencia del arte del derecho.!? Asf como Aristételes induce sus ideas de justicia observando cémo se comportan los hombres en el txéfico de la poli, los jutistas romanos no invencaron ni construyeron los conceptos jutidicos 2 priori. A lo que correspondia a cada uno lo amaron él ius, 0 derecho de cada uno, y le ciencia que consiscfa en saber averiguar el jus le dieron el nombre de ars juris, 0 arte del derecho. "Este ius, dice Javier Hervada,”" era lo justo, lo que justamence lo que por obligacién y en la justa medida, ni més ni menos~ era attibuible a cada uno. ¥ a virrud de obrat asf constantemente se tlamaba justitia o justicia. Esta, pues, era considerada como la virtud de dar a cada una lo que le cortespondia, medida estricea, o sea, la perpetua y constante volunted de dar a cada uno Jo suyo (eu ins, su derecho). Lus suum cuique tribue”. Se ve de inmediaco en este esquema de los jucistas romanos la descripcién de la cealidad social. Bl ver lo que cossesponde @ otro y entregirselo, es algo propio de la razén prictica, una virtud Wamada prudencia. Prudencia en el derecho, iutis prudentia, da por resultado la expresién jurisprudencia. El dar a cada uno lo suyo exige dos acciones: conocer y queter. El conocimiento permite saber a quién hay que dar lo suyo, y la voluntad se expresa mediance el acco de querer. Y's pexpecua), entonces hay una disposicién, es decir, una inclinacién del espiriew a actuar siempre de la misma manera, Der a cada uno lo suyo es una necesidad social y si asf se obra, se contribuye @ la armonfa y a la paz. De modo que dar a cada cual lo suyo es .e quiere constancemente dar a cada cual lo suyo (la voluntad constante y 1 Op cit, p37. WCF. “La nocién jurdica dela persona humana, los derechos del hombre". Revita de Botndios Poles, 01. 1X, 1951, p. 15. "9 Kelsen cossidees que introducir el "concepto iersciona de justicia en la ciencia justice y eonside- aslo como piezs clave del derecho, + una tes instil y anicienifia porque equivale introduc elementos tmocionales en el derecho, tal como exxGneamente ba hecho sente, en su opinién, Ie eeorla del derecho natural, Cle Terie gerald dec del Estado. UNAM, México D.E, 1979, pp. 6 y s. 2 0p, cit, p16. 12008) JUAN OMAR COFRE LAGOS:LA IDEA DE PERSONA MORAL ¥ JURIDICA. 2 apetecible y bueno en sf mismo. Es un hébito bueno, es decit, una virtud, Esta virtud?! se lama justicie. “La justicia no tiene otra medida que la dignidad del hombre, la con- dicién de persona, en lz que se fandamenta todo derecho posible”,?? +a persona, precisamente por reunir los atributos exclusivos de Jos que hemos ha- lado anteriormente, posee un dominio o sefiorfo, en primer lugar, sobre su propio ser y, luego, sobre las cosas que le percenecen, sean Estas reales o abstractas. La persona esté, enconces, capacitada para perseguir y alcanzar sus propios fines que lo deben conducit a la plenificaci6n y desatrollo de sus potencias intelectuales y espitituales, Este dominio se manifiesta de manera preferencial en aquellas cosas de las que es titular por naturaleza, no por voluntad de los hombres, esto es, sus derechos naturales Como se podré observa, en este discurso se ha deslizado la exptesi6n “naturaleza”, y otras més de cardcter metafisico, dando a entender con ello que la persona humana crea en sf misma y por sf misma una cierta realidad radical fundante que es fuente de vida y movimiento, y que es a lo que, justamente, Aristéceles llamé physis y los lacinos tradujeron por naturaleza. Y dado que este concepto es decisivo para la correcta intelec- cin y explicacién de esta teorfa juridica, conviene que nos detengamos, brevemente, en In explicicaci6n de éste y otros conceptos aristorélicos ~y luego tomistas~ para observar cémo se integran y contribuyen a solventar uins idea de persona cosno realidad fadical y juridica a la vez. Si en presencia de un ente concreto, por ejemplo, Calias, se dice que tengo frente 2 mi aun hombre, se indica lo que le cosa es y, con ello, se significe una sustancia, “Hombre”, en consecuencia, puede decitse de dos modos, segiin el Estagirita: como ousta, en un sentido preciso y “concteto”, por decitlo asf, y como ousfa, en sentido formal y absteacto. Al primer modo de deci, Arist6teles lo Ham6 sustancia primera 0 sustancia propiamente tal; al segundo, sustancia segunda, Si decimos “el hombre es un animal racional”, estamos diciendo que un ente genético y formal ("hombre") le convienen los predicados esenciales y universales de “racionalidad” y de “animalidad”. Pero si decimos de Calias que es un “hombre”, estamos afirmando de una sustancia primera (que existe individualmente) que “cae”, como dicen los légicos, dentro del predicado 0 concepto tuniversal “hombre”. Y como Aristételes considera que Ia existencia es una perfeccién del ser, entonces Calis, en tanto sustancia propiamente tal, es un ente més perfecto que ek meto ente de raz6n o universal "hombre". Permitasenos adentrarnos un poco mds en Je idea de “naturaleza” o “physis", por cuanto de la correcta inteleccién de este concepto dependeré, también, una adecuada ‘comprensién del papel gue Je corresponde desarrollar al hombre en su vida personal y comunitaria, Bn efecto, (qué queremos decir exactamente cuando hablamos de “naturaleza”? En primer lugar, con el adjetivo “natural” predicamos algo del ser que le pertenece en sfy por sf, y que no le he sido agregado por transformacién artificial o convencional. Lo 71. CE, Tamms de Aquino, Delrcirtude,InteoduceiGny nota de Antonio Arado Fernindes. Universidad 4 los Andes, Suiago de Chile, 1997. CE igualmente de Reyes Olibe, B.E, La lata del finer Tods de ‘Again, ediciones Vértce, Buenos Altes, 2004 Op. ity 938:

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