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comprender cómo se nombran a sí mismos esos grupos, qué dicen de ellos
mismos.
Fue así que construí al público de las radios de audiencia popular de la ciudad
de Córdoba, como objeto de estudio de una investigación que pude desarrollar
gracias a varias becas del CONICET. La pregunta que daba forma a ese objeto
buscaba comprender por qué y de qué manera los integrantes de un sector
social –caracterizado en términos socioeconómicos como “popular”- se
constituían en público de dos de las emisoras en AM de la ciudad de Córdoba y
no de las otras dos que existían por entonces.
Esas primeras pistas dieron lugar a nuevas preguntas. ¿Hasta qué punto eran
las condiciones contextuales específicas que se vivían durante los primeros
años de la década del 80 las que se expresaban en aquellos resultados? Tal
vez estaba descuidando un aspecto tan significativo como aquellas condiciones
contextuales: la cultura radiofónica cordobesa, una historia de relación con
emisoras, locutores, artistas, periodistas.....que seguramente habían marcado
modos de escuchar, modos de interactuar con esos medios.
3
Dí cuenta de ella en un artículo “Radios y Públicos Populares” publicado en la revista DIA-LOGOS de
la Comunicación nº 19 , FELAFACS, Lima, enero de 1988.
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Tampoco voy a detallar aquí todos los resultados4. Sólo señalaré que a partir
de ese estudio pude afirmar que las radios siempre habían sido, para los
sectores populares de Córdoba, medios que posibilitan el acceso a esferas
distantes y el ascenso en una escala socio-cultural. Las radios habían
posibilitado igualarse imaginariamente en el consumo; habían permitido
compartir con otras clases sociales los mismos ensueños; habían permitido
llegar hasta las estrellas del radioteatro, la música y el cine.
El público
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Dí cuenta de ellos en un artículo, “Radio: Memorias de la Recepción. Aproximaciones a la identidad de
los sectores populares”, publicado en DIA-LOGOS de la Comunicación Nº 30, FELAFACS, Lima, junio
de 1991, reeditado en Guillermo Sunkel (coord.) El Consumo Cultural en América Latina, Convenio
Andrés Bello, Santafé de Bogotá,1ª. Ed. 1999; 2ª. Ed.2006.
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Un desarrollo más pormenorizado de los resultados de ese estudio puede leerse en “Interrogaciones
sobre el público” en María I Vasallo de Lopes y Raúl Fuentes Navarro (comps) Comunicación, campo y
objeto de estudio. Perspectivas reflexivas latinoamericanas, Iteso y otros, México 2001
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a partir del cual se formulan interpelaciones en las que determinados
conjuntos de personas se reconocen como destinatarios o establecen
distinciones.
En tal sentido, postulamos que estudiar los públicos masivos es estudiar ese
conjunto de dimensiones y su particular modo de articulación en circunstancias
específicas. Y esas circunstancias específicas pueden ser tanto algunas
transformaciones estructurales que afectan la producción de bienes (por
ejemplo la globalización de los mercados); o transformaciones institucionales
que redefinen el orden social (por ejemplo el advenimiento de un período
dictatorial, la división de un país en regiones); o el desarrollo de una nueva
tecnología o medio expresivo (por ejemplo el desarrollo de la radiodifusión o de
las telenovelas). De lo que en todos los casos se trata es de encontrar la claves
para comprender los mecanismos por los cuales los individuos aceptan, en
situaciones específicas y en relación con interpelaciones particulares,
convertirse en seres genéricos, es decir, parte de un colectivo mayor que se
autoreconoce como público de ciertos medios o productos. Y, al mismo tiempo,
estudiar los públicos es comprender de qué manera dicha conversión modela
los comportamientos más allá de la relación que se entabla con los medios
masivos.
6
Cultura. Sociología de la comunicación y del arte,Paidós, Barcelona, 1981, pg. 31.
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investigación- eran los momentos, estrategias y prácticas a través de los cuales
la radio se transformó, de mero hecho técnico en práctica simbólica.
Por esa razón, consideré que para trabajar la constitución del público de las
radios de Córdoba era necesario tener en cuenta el contexto socio-económico
en que el medio se insertó; las prácticas culturales pre-existentes y,
especialmente, aquellas vinculadas a los modos de obtener informaciones y de
entretenerse; las modalidades de emergencia del medio: sus estrategias de
instalación y los mecanismos de legitimación desarrollados; la oferta realizada
a la audiencia; el sistema de interpelación desplegado en ella; la articulación
del medio con otras instancias sociales y culturales y las respuestas de la
audiencia.
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local. Principalmente realicé entrevistas a productores y actores de
radioteatros, a locutores, periodistas y conductores de revistas radiofónicas.
d. Otra fuente de especial importancia fueron las personas de diferentes
sectores sociales que accedieron a la escucha de la radio en las tres etapas
definidas previamente. A fin de recuperar la experiencia de los individuos
constituidos en público por la radio, utilicé como fuente documental las
memorias de recepción de individuos de sectores populares que había
construido años atrás y que, al haber sido elaboradas con técnicas propias
de la historia oral me permitían analizar el proceso de escucha en relación
con la vida cotidiana de los individuos y la modificación de esa cotidianeidad
así como la modelación de un conjunto de categorías vinculadas a
dimensiones simbólicas como el conocer, el entretenerse, el reconocerse
como parte de grupos y colectivos sociales, participar de un mundo en
común. Esas historias fueron completadas con entrevistas en profundidad
realizadas a individuos de sectores medio y medio alto.
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a las prácticas culturales sino a la vida cotidiana toda. La publicidad que
financia una revista como Radiolandia y que en gran medida coincide
con la que financia las emisiones radiofónicas locales plasma, luego del
período inicial, un modelo de consumidor guiado por las nociones de
confort, racionalidad y eficacia como clave de un nuevo modo de vivir.
Son básicamente publicidades de productos vinculados a la
alimentación, la salud y la belleza, en las que pueden leerse las marcas
de un tiempo en el cual, abandonados los saberes tradicionales, la
sociedad requiere “seguridades” para afrontar el vivir.
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desde las estrategias de producción al ámbito nacional. En 1930,
momento en que Radio Nacional inaugura la primera cadena argentina
de broadcastings, las emisoras locales retransmiten entre cuatro y seis
horas producciones de la Capital Federal que por eso mismo pasan a
ser denominadas “argentinas” o “nacionales. Por ello, el público de la
radio es una comunidad integrada en torno al idioma, la música, y los
datos sobre el país Da cuenta de ello la importancia que una revista
como Radiolandia concede a la promoción de los programas de
colectividades extranjeras que hacia 1937 han crecido notablemente en
número y duración; pero también el reconocimiento de las pugnas y
diferencias, expresadas en notas que informan, por ejemplo, que “la
música folklórica entra lentamente en Buenos Aires”, y la valoración de
trasmisiones realizadas desde puntos alejados del país que permiten
conocer geografías y costumbres distintas,
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- Además de esas estrategias “educativas”, las emisoras y Radiolandia
como uno de los órganos oficiales de esta nueva modalidad de
interacción comunicativa, instauran bajo el formato “concursos”, un
verdadero sistema de entrenamiento estético-técnico en el nuevo
lenguaje de la radiodifusión. Concursar redactando “avisos en verso”
que den cuenta de las “virtudes” del Jabón Federal, auspiciante de una
audición que llevaba su nombre; o sugiriendo títulos para piezas
musicales; o mostrando las destrezas musicales para formar la orquesta
infantil de Radio El Mundo; o escribiendo “obras radiotelefónicas”, son
prácticas que generan un saber hacer compartido entre medios y
oyentes.
Hasta acá los principales resultados de ese estudio de caso que, en términos
generales, me permitió reforzar la hipótesis inicial: ser público es una
experiencia cultural, una condición que excede el consumo de medios en tanto
remite a modos de vincularse con otros, de reconocerse como parte de unos
colectivos no sólo diseñados en torno a ellos. Pero, sin dudas, esa experiencia
da cuenta, antes que nada, de una particular interacción con los medios
masivos. Por ello, estudiar los públicos, analizar lo que los públicos son en
diferentes momentos y escenarios, permite reconocer lo que los medios
producen en términos de matrices culturales predominantes.
La ciudadanía
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Entre ellas, Demandas ciudadanas de información realizada en la Escuela de Ciencias de la
Información de la Universidad Nacional de Córdoba en vísperas de las elecciones nacionales de 2003.
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Los resultados que obtuvimos nos permitieron afirmar que ese público, el
público de la información era un público indefenso o impotente. Con esa
categoría nos referimos a la condición aparentemente contradictoria que
relevamos: una notoria insatisfacción con la información proporcionada por los
medios masivos de comunicación, una significativa capacidad de crítica
expresada en la identificación de causas que hacen a la “mediocridad social de
la información”8, y al mismo tiempo la certidumbre de que era imposible
modificar esa situación y la falta de reconocimiento acerca de los derechos a
estar informados que se tienen.
8
Noción que tomamos de Alain Minc, La borrachera democrática. El nuevo poder de la opinión
pública, Temas de hoy, Madrid, 1995
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Algunos avances al respecto pueden leerse en “Comunicación y ciudadanía. Problemas teórico-políticos
de su articulación” en Fronteiras, estudos midiáticos,VIII (1):5-15, enero/abril 2006, Universidade do
Vale do Rio do Sinos (UNISINOS), Sao Leopoldo, Brasil
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Delineado el recorrido tal vez las preguntas iniciales encuentren respuesta. Si
la comunicación es indisociable de la cultura porque no existe ninguna
posibilidad de producir y colectivizar significados sin los intercambios
materiales y simbólicos que nombran lo específicamente comunicativo, lo
propio de los objetos que construimos tal vez sea su condición de objetos
siempre en tensión porque remiten a diferentes órdenes de lo social y en
consecuencia también a diferentes disciplinas que se han constituido como
tales en relación con esos órdenes y los problemas que ellos implican. Y tal
vez lo propio de nuestros estudios –en los cuales debemos asumir que las
prácticas comunicativas específicas, aquellas cuya finalidad principal, como
bien señalaba Raymond Williams es la de significar, no son sino unas entre
otras múltiples prácticas en relación con las cuales también se produce
significación social- sea suturar, hilvanar, tejer las relaciones entre ambos tipos
de prácticas, para tratar de dar cuenta de qué modo se van construyendo las
ideas, las nociones, los discursos y sentidos predominantes en nuestras
sociedades.
Colofón
Este texto fue escrito en 2006, respondiendo a una invitación que me formulara
la Fundación Walter Benjamin, para participar en una Reunión Científica que
contó con el apoyo del FONCYT sobre la temática "La investigación en
Comunicación y Cultura. Modalidades, tradiciones, atravesamientos"10. Desde
entonces hasta ahora, nuestras indagaciones en torno a la problemática
comunicación-ciudadanía han avanzado por diversos caminos. Los estudios
que realizamos desde el Programa de Estudios sobre el tema en el Centro de
Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba nos permitieron
comprender varios aspectos significativos para profundizar la problemática11:
- La vinculación predominante de los individuos con los medios masivos de
comunicación en su condición de públicos; una condición que, aún cuando no
elimina significativos niveles de criticidad respecto de los contenidos
consumidos, inhibe el desarrollo de prácticas político-culturales orientadas al
cuestionamiento y transformación del sistema mediático12.
- Un reconocimiento nominal de los derechos a la comunicación que no se
condice con su efectivo ejercicio; aún reconociéndose el carácter inequitativo y
restrictivo de la pluralidad del sistema mediático, tanto en términos de
escenario como de instancia de interlocución, se resignan ante él las
aspiraciones de ciudadanía, es decir de participación en condiciones de
equidad político-cultural.
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Agradezco a la Fundación Walter Benjamin la autorización para que el texto sea publicado en este
número de la revista.
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A partir de aquí comparto casi textualmente, cerrando el recorrido, diversas partes del actual proyecto
de investigación subsidiado por SECYT-UNC que dirijo -“Ciudadanía comunicativa: límites y
potencialidades para su ejercicio”- cuyo equipo está integrado por los investigadores Pablo Carro, María
L. Córdoba, Magdalena Doyle, Libera Guzzi, Santiago Martínez Luque, Daniela Monje, Susana Morales,
y Valeria Meirovich.
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Específicamente en el desarrollo de indagaciones empíricas realizadas como parte de un anterior
proyecto -“Ciudad, medios y ciudadanía: actuaciones e interlocuciones en el espacio público
contemporáneo”-, constatamos cómo la capacidad analítica y crítica de adolescentes y jóvenes –asiduos
consumidores de televisión, por ejemplo-, llega a expresarse en muchos casos en decepción frente a lo
que se consume y verbalización de anhelos de otras propuestas mediáticas que les contengan, sin que se
desarrollen prácticas orientadas a alcanzar ese deseo.
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- Concepciones y prácticas profesionales que asimilan predominantemente la
condición de ciudadanos a la de usuarios y público consumidor.
- Una creciente conciencia por parte de organizaciones sociales y políticas del
valor de la información y la presencia pública mediática para el desarrollo de
acciones colectivas y luchas por demandas y un dispar desarrollo de
estrategias orientadas a transformar las actuales condiciones de hegemonía
discursiva (Mata, María C. y Córdoba, L: 2009)
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Esa ha sido la causa de marginalidad e ineficacia política de muchas propuestas alternativistas en materia de
comunicación y que puede problematizarse a partir de aportes como el que produce De Certeau al introducir para la
reflexión sobre la producción y el consumo de bienes culturales las nociones de “estrategias” y “tácticas” (De
Certeau, Michel: 1996; 37-48).
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Sergio Caletti se refiere a esta perspectiva identificable en pensadores tales como Daniel Bell,
Giovanni Sartori, Alvin Toffler, entre otros (Caletti, Sergio: 2000; 40-87).
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comunicación en eje de conflictos por la definición del orden social, hecho que
excede la centralidad simbólica que se les reconoce conceptual e
empíricamente en las sociedades mediatizadas 15. Por otro, en la ampliación y
consolidación de prácticas ciudadanas que permitieron –aunadas a decisiones
gubernamentales- producir la más significativa política pública de comunicación
desde la restauración del sistema democrático, esto es, la nueva Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual.
Por eso consideramos que el actual escenario nacional brinda una singular
oportunidad para la producción de conocimientos fundados acerca de las
posibilidades de que las modelaciones mediáticas hegemónicas sean
cuestionadas y confrontadas y, en consecuencia, acerca de lo que podrían
considerarse limitaciones y potencialidades para el ejercicio de la
ciudadanía comunicativa, es decir, para la constitución de un orden
democrático fundado en la participación plural de diferentes actores en la
escena pública. Y son esas limitaciones y potencialidades las que estamos
tratando de comprender a través del análisis de diferentes proposiciones
teórico-programáticas, de prácticas mediáticas y experiencias político-
comunicacionales.
Por un lado estamos analizando las concepciones sobre medios públicos en las
políticas estatales de comunicación (Monje); las concepciones sobre medios y
derechos a la comunicación en la teoría del periodismo cívico (Guzzi), las
concepciones sobre medios y derechos a la comunicación en las búsquedas
comunicacionales alternativas (Mata) y las formas de abordaje de la cuestión
de la seguridad y la violencia en los estudios de comunicación latinoamericanos
y en los principales estudios sociológicos y criminológicos que incorporan la
problemática de los medios, a fin de reconocer las implicancias de sus
modalidades de representación en relación con las posibilidades de aparición
ciudadana de diferentes actores en el espacio público (Morales).
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Aludimos específicamente al conflicto por la Resolución 125 durante 2008 y a los debates y
enfrentamientos alrededor de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009.
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Señala Garretón, que “la gran contradicción contemporánea es que la multiplicidad de posibilidades
de constitución de sujetos se enfrenta, sin embargo, a la apropiación –por parte de algunas naciones,
Estados, empresas, instituciones, actores- de los instrumentos que permiten dicha constitución, como la
riqueza, los conocimientos, el poder, la expresividad de lo subjetivo, la afectividad y la comunicabilidad”
(Garretón, Manuel: 1995 ;105)
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Por otro, se analizan los modos de reconocimiento y posibilidades del ejercicio
del derecho a la comunicación por parte de oyentes de radio de sectores
populares que se constituyen en público de emisoras FM de la ciudad de
Córdoba (Martínez Luque). Y, en términos de experiencias desarrolladas por
diferentes tipos de actores sociales en función de ejercer y ampliar el derecho a
la comunicación y la condición ciudadana se estudia la experiencia de
organizativa y propositiva de la Coalición por una Radiodifusión Democrática en
su demanda y contribución a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual
(Córdoba); las prácticas desplegadas por comunidades indígenas que
gestionan medios de comunicación, tendientes a reivindicar su derecho a la
comunicación en el marco de procesos políticos de disputa de
representaciones identitarias (Doyle) ; las prácticas comunicativas llevadas a
cabo por organizaciones campesinas mediante las cuales se proponen ampliar
su participación en el espacio público y consolidar estrategias más amplias
vinculadas a la disputa de derechos sectoriales específicos (Meirovich) y las
prácticas de sectores y organizaciones juveniles (Carro).
El camino se amplía y diversifica pero recupera lo andado y busca alcanzar en
la convergencia y debate de objetos y problemas, nuevos horizontes
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