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EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

PROF. RUBÉN H. PARDO

VIERNES 11/10/2021 TURNO MAÑANA

CLASE N° 9: Unidad 4: Epistemología y política: la


modernidad tecnológica, el nihilismo y lo político, una
encrucijada del siglo XX.

1) Presentación de la problemática de la Unidad 4:

Con esta clase comenzamos a cerrar el curso, aunque todavía nos queda la de la

semana que viene. Pero hoy iniciamos la última Unidad, la 4, que contiene a su vez el

tema en el cual desemboca nuestra materia toda. ¿Por qué? Porque, como les dije en la

primera clase, este curso está dividido en 3 partes: epistemología general (hasta el 1er

parcial, Unidad 1 y 2), epistemología de las ciencias sociales (Unidad 3) y lo que

abrimos hoy: un cruce entre epistemología y una ciencia social, en este caso la ciencia

política. Se trata de abordar el impacto, la impronta que una cuestión epistemológica

deja en lo teoría política a partir del siglo XX.

¿Cuál es la problemática epistemológica de la que les hablo? En realidad son 2 en

una: el nihilismo y la tecnología. Estos dos fenómenos amanecieron en y caracterizaron

a prácticamente todo el siglo XX y –de alguna manera- a lo que va del siglo XXI. No

son, ni mucho menos, las dos únicas características de nuestra época, pero sin lugar a

dudas son dos de las más significativas. Y por supuesto, tienen que ver con la

epistemología. La primera de ellas, el nihilismo, porque –como veremos enseguida- la

caída de los grandes valores e ideales de la modernidad, esa suerte de malestar en la


cultura occidental que deviene en la aparente imposibilidad de encontrar un fundamento

sólido para cualquier “verdad”, abre en la teoría política una pregunta inquietante:

¿cómo pensar lo político desde el “sin fundamento”?; ¿es posible un orden social sin

la necesidad de un “fundamento” a partir del cual justificarlo?

Por otro lado, si tenemos en cuenta la segunda característica apuntada –la

tecnología- ahora la pregunta sería: ¿qué impacto tiene en el orden político y en la

teoría política el desarrollo científico tecnológico?; ¿la política actual está guiada

por una creciente “racionalidad tecnológica”?; ¿Y cuáles serían –entonces- sus

efectos?

Bueno, ésta es la problemática que nos ocupará en nuestras dos últimas clases: el

cruce entre dos cuestiones epistemológicas (nihilismo y tecnología) y una ciencia social:

la ciencia política, que varios de ustedes están comenzando como carrera universitaria.

El objetivo de esto, que espero se cumpla aunque sea en parte, es que en tanto

futuros científicos sociales (no importa de qué carrera) tengan un ejemplo del tipo de

problemática sobre la que deberán reflexionar, como estudiantes primero y como

profesionales después. Comencemos, pues.

2) La figura de Nietzsche: algunas aclaraciones previas

Seguramente algunos de ustedes han escuchado hablar o han leído algo acerca de

Friedrich Nietzsche. Algunos quizás no. Por las dudas, sobre todo para aquellos que

están incluidos en la primera opción, hago una breve aclaración biográfica acerca de la

figura de este pensador. Nietzsche fue un filósofo alemán que nació en 1844 y murió en

1900. En realidad son dos los comentarios previos que quisiera hacer sobre Nietzsche.
 Primer comentario biográfico: Uno de los motivos por el cual Nietzsche se ha

transformado en un filósofo que suscitó y suscita aún el interés de variados

públicos –interesados o no en filosofía- es el de su locura. Si bien Nietzsche

muere en agosto de 1900 su vida intelectual llega a su fin en 1889, ya que por

ese entonces digamos que “colapsa” mentalmente. Y permanece en una suerte de

“parálisis cerebral” 11 años, hasta su muerte. Este evento trágico de su vida,

ligado a ciertas características de su pensamiento (de las cuales hablaremos

enseguida) lo transformó –después de muerto- en una figura “interesante”,

“llamativa”, “curiosa”, por utilizar algunos adjetivos. Hubo quienes relacionaron

su pensamiento y su locura en términos causales: algunos vieron en su locura

una consecuencia de su filosofía “radical” y otros –al revés- interpretaron su

filosofía “extrema” como consecuencia de su locura. Sea como fuere, en

realidad su locura se supone que fue –de acuerdo a la hipótesis más plausible-

consecuencia de motivos más procaces: una sífilis (en esa época todavía no se

había descubierto la penicilina).

 Segundo comentario biográfico: Siempre que debo dar una clase sobre

Nietzsche me veo casi obligado a referirme a un aspecto polémico con el cual ha

quedado “pegado” su nombre: el nazismo. Bueno, como habrán reparado,

Nietzsche murió 33 años antes de la aparición política del nacional socialismo.

¿entonces por qué, se preguntarán, esta habitual asociación entre él y el

nazismo? Las razones fueron varias, pero las más importantes tienen que ver con

la recuperación y/o reinterpretación que algunos intelectuales nazis hicieron de

su pensamiento. Su obra se fue popularizando en Alemania y Europa

aproximadamente durante la primera guerra mundial. Hasta ese momento no era

muy conocido. Pero a partir de allí y quizás también con motivo de lo que
comentamos antes (su locura), su obra comenzó a circular tanto por ámbitos

académicos como populares. Y llegada la década del 30 algunos intelectuales

nazis y el mismo Hitler comenzaron a ver en él una suerte de “precursor” de sus

ideas. Lo cual se reforzó por la simpatía que su propia hermana (que lo

sobrevivió muchos años) tuvo con ese régimen. ¿En qué se basó esa

interpretación nazi de Nietzsche? Bueno, para responder esa pregunta debemos

comenzar a hablar de algunas características particulares de su obra y eso nos

mete ya en otro terreno, que es el más importante aquí: el de su pensamiento.

Una particularidad muy importante de la obra de Nietzsche que hay que tener en

cuenta es su carácter fragmentario y su estilo tan especial. Nietzsche no escribía

“tratados” de filosofía, no fue un autor “sistemático”, sino que escribía en un estilo que

se suele llamar “aforístico”, en breves fragmentos. Quizás por una cuestión de

preferencias estilísticas y/o quizás por sus contínuos problemas de salud que le

permitían escribir sólo durante breves períodos de lucidez. Este carácter fragmentario

de su escritura hizo posible la variada cantidad de interpretaciones que se han hecho de

su pensamiento. Además, en algunas ocasiones, como en su obra más conocida, Así

hablaba Zaratustra, escribía directamente en estilo poético.

A esto se suma una segunda particularidad: el carácter esencialmente crítico de

su filosofía. Gran parte de la filosofía de Nietzsche es una crítica radical a casi toda la

historia del pensamiento occidental: desde Sócrates y Platón hasta él mismo. Son

realmente muy pocos los que se salvan de sus ataques.

Estas dos particularidades, su estilo y su carácter crítico, hicieron posible que

cualquiera pudiera abrevar en sus textos y encontrar una cita para casi todo. Por

ejemplo, si queremos criticar el concepto de Estado, vamos a su obra y encontraremos

una cita que nos sirva. Queremos encontrar una crítica al cristianismo, también. Otra a
la moral tradicional, desde ya. Una crítica a la ciencia moderna, por supuesto. Y así…

Lo que estoy sugiriendo es que estas particularidades hicieron posible que existan

interpretaciones no sólo nazis de Nietzsche, sino también anarquistas y “progresistas”.

De derecha y de izquierda. En conclusión Nietzsche dio y da para casi todo. Por eso es

un autor con el que hay que ser especialmente prudente en su lectura.

Bueno, no quiero aburrirlos más con estos detalles. Si alguien está interesado en

estas cuestiones me avisa y yo le paso biliografía. Vayamos a nuestro tema. ¿Por qué

partimos de este autor para el planteo de nuestra problemática? Porque Nietzsche fue

quizás el pensador de fines del siglo XIX que hizo el diagnóstico más lúcido de una de

los fenómenos que iba a caracterizar a todo el siglo XX: el nihilismo.

3) Nietzsche y la llegada del nihilismo: la metafísica

En los primeros aforismos que les agrupé en la Selección de textos de esta unidad,

pueden encontrar varios fragmentos sobre este fenómeno que Nietzsche dice que va a

caracterizar a “los próximos dos siglos”, que para nosotros serían el XX y el XXI: el

“nihilismo”.

¿Pero qué es el “nihilismo”? Éste es un término, un concepto que Nietzsche va

a dotar de diversos significados. Pero el primero de ellos, el que está involucrado en este

diagnóstico, apunta a una suerte de “desvalorización de todo aquello que hasta ahora

considerábamos como valores supremos”. Siguiendo sus palabras podríamos agregar

que el nihilismo sería algo así como “la caída de los valores supremos”. ¿Pero de qué

“valores” nos habla? Respuesta: la verdad, los fundamentos, la moral, el progreso, entre

otros. Para asociarlo con algo de lo que vimos en la primera parte del curso, de algún

modo esto tiene que ver con lo que nosotros denominamos como “debilitamiento de la
idea de verdad” y “fragmentación del sentido”, cuando hablábamos de la modernidad

tardía. Pero enseguida debo agregar que para Nietzsche este fenómeno es más profundo.

No sólo se trata de una época en la cual se comienza a descreer de verdades fuertes y del

progreso social; según nuestro autor lo que “se viene abajo” es una manera de

interpretar el mundo que tuvo lugar desde los orígenes de nuestra cultura

occidental, con Platón, hasta el mismo siglo XIX. Esto incluye a la filosofía, a la

ciencia, al arte, a la moral tradicional y en general a la cultura occidental toda. Les

recomiendo encarecidamente que mientras leen esta clase, también vayan viendo la

Selección de textos, ya que Nietzsche es en esto, sin dudas, mucho más elocuente que

yo y sin dudas más divertido.

Una figura metafórica y literaria que Nietzsche utiliza a menudo para ilustrar la

llegada del nihilismo es la de “la muerte de Dios”. Con esta famosa expresión, por

supuesto, Nietzsche no se refiere a ningún Dios, ni siquiera al cristiano, sino justamente

a lo que decíamos antes: a la caída de un modo de interpretar el mundo, a la caída de los

fundamentos de la cultura occidental.

Por este motivo partimos de Nietzsche para plantear nuestra problemática,

porque lo que él “anuncia” es esta suerte de malestar tan característico de nuestras

sociedades a partir del siglo pasado, en cuanto a la dificultad para encontrar un suelo

firme sobre el cual fundamentar no sólo teorías, sino también valores. Ejemplo de esto

es la proliferación de pensadores que, desde principios del siglo XX, hablan del “fin

de…”: “el fin de las ideologías”, “el fin del arte”, “el fin de la filosofía”, “el fin de la

historia”, “el fin de los grandes relatos”…etc. En suma, podemos interpretar este

fenómeno de la llegada del nihilismo como el arribo de una época de mayor relativismo

y escepticismo.

Y entonces aquí, para continuar con nuestro tema, se nos abren tres preguntas:
 Primera: ¿Cuál es la causa de la llegada del nihilimo?

 En segundo lugar: ¿Es esto algo “bueno” o “malo”, “positivo” o”negativo”?

¿Qué nos dice Nietzsche?

 Y finalmente: ¿cómo se proyecta el nihilismo a lo político? ¿cómo seguir

pensando un orden político a partir del “sin fundamento”?

Vayamos por parte. Comencemos por la primera cuestión.

4) Nietzsche y la crítica de la Metafísica

En otro aforismo –que ustedes tienen en la “Selección”- Nietzsche nos dice que este

fenómeno de la llegada del nihilismo no es algo casual, sino todo lo contrario: es un

acontecimiento “ineludible”, “necesario”, que no podría haber sido de otra manera; sería

algo así como la “desembocadura” de toda la historia de la cultura occidental. ¿Por qué?

¿Por qué éste sería un acontecimiento necesario e ineludible? Responder esa pregunta

implica explicar cuál sería la causa del nihilismo. Respuesta de Nietzsche:

 “La metafísica es la causa del nihilismo”. Expliquemos qué significa esto.

Lo primero que deberíamos aclarar es qué entiende Nietzsche por “metafísica”.

Esta palabra, por supuesto no la inventa nuestro autor, existe dese la edad media. El

concepto clásico de “metafísica” fue inventado por un bibliotecario del medioevo que al

querer ordenar en las estanterías las obras de Aristóteles se encontró con una a la que

no sabía qué nombre darle. Paréntesis: Aristóteles no “escribió” ningún libro, sus

“obras” son fruto de los “apuntes” que sus alumnos tomaban de sus clases, que luego

fueron recopilados por tema y de allí por “libros”. Entonces, nuestro bibliotecario se

encontró con este conjunto de textos agrupados en un “libro” sin nombre. Y esto dio
lugar a la invención de un concepto clave para la cultura occidental. Como ese “libro”

estaba ubicado en la biblioteca “más alla”, es decir, espacialmente después de los textos

aristotélicos sobre “Física”, denominó a ese otro libro “Metafísica” (“meta” en griego

significa “más allá”).

A partir de esta cuestión anecdótica el concepto de “metafísica” pasa a denominar a

aquella parte de la filosofía que se ocupa de aquello que está “más allá” de las cosas

físicas; pero ahora ese “más allá” alude no a algo espacial, sino a un más allá respecto

de “lo visible”, a lo trascendente. En síntesis, “metafisica” viene a ser ese saber que

intenta determinar las causas primeras de las cosas o, dicho de otro modo, la rama de la

filosofía que pretende determinar qué es lo que hay en el mundo, cuáles son sus

fundamentos últimos. Por ejemplo, lo que ustedes deben haber visto en la materia

“filosofía” de Platón, la distinción entre el mundo sensible y el mundo de las ideas, ese

dualismo que de alguna manera va a caracterizar a casi toda la historia de la filosofía, es

“metafísica”, la “metafísica de Platón”.

Bien, retomando nuestro tema, para Nietzsche la causa del nihilismo es la

metafísica. ¿Por qué? Porque para él la metafísica es más que una teoría particular, sea

de Platón o de quien fuere, es una “actitud” ante el mundo, un modo de comprender la

vida, la realidad. ¿Y en qué consiste esa manera de comprender el mundo? Básicamente,

en negarlo, en despreciarlo en función de otra cosa. Expliquemos. Volvamos a

ejemplificar con Platón, autor que ustedes ya conocen y que para Nietzsche es el

paradigma o modelo de la metafísica. Lo que hace Platón con su teoría de las Ideas es

postular como “verdadera realidad” algo que tiene justamente las características

contrarias a lo que para Nietzsche es “la vida”. Mientras “la vida” es cambio,

contingencia, finitud, es captable por medio de los sentidos; para Platón esto sería mera

apariencia. Y la “verdadera” realidad estaría conformada por esas otras “cosas”


llamadas “ideas”, que son trascendentes, inmutables, necesarias y son captables sólo por

la razón.

Bien, esto es para Nietzsche “metafísica”:

 Negar la vida (contingencia, finitud, cambio) en favor de un supuesto

fundamento inexistente (necesidad, eternidad, inmutabilidad)

Para Nietzsche la actitud metafísica de negación de la vida se encuentra no sólo en

gran parte de la filosofía, sino también en el arte, en la ciencia y, desde ya, en la

religión; porque todo intento de explicar la realidad que termine postulando como

fundamento algo trascendente, necesario e inmutable, es metafísica. Por eso Nietzsche

sintetiza metafóricamente la llegada del nihilismo como “la muerte de Dios”, donde

“Dios” sería el nombre de ese fundamento último. Dicho de otro modo, la llegada del

nihilismo es, a su vez, la caída de la interpretación metafísica del mundo. Ordeno las

ideas hasta aquí:

 Llegada del nihilismo

- desvalorización de los valores supremos, negación del sentido, falta de

creencias

- caída de un modo de interpretar el mundo que rigió durante más de 2000

años (Desde Sócrates y Platón)

- caída de la interpretación metafísica del mundo

 Causa de la llegada del nihilismo

- La metafísica

 ¿Qué es la metafísica?

- Negación de la vida en favor de algo trascendente que no existe


- Creencia en fundamentos últimos, necesarios, inmutables

- Creencia en verdades “absolutas”, dogmatismo

- Creencia en una moral universal (como la cristiana)

Pero si esto es así, entonces: ¿cómo se entiende que la metafísica lleve al nihilismo?

 ¿Por qué la metafísica es la causa del nihilismo?

- Porque en la medida en que la metafísica niega la vida es ya una forma de

nihilismo.

- Porque hasta ahora pasó por ser “la única” interpretación del mundo durante

más de 2000 años y entonces cuando “se cae” nos parece que “ya nada tiene

sentido.

- En síntesis: el “nihilismo” ya estaba implícito en la metafísica; en realidad la

historia de occidente es el despliegue de ese nihilismo latente.

Lo que Nietzsche nos está diciendo es que 2000 años de metafísica nos llevaron

inexorablemente al nihilismo, a no creer ya en nada, a que nos parezca imposible

encontrar algún tipo de fundamento y volver a dotar de sentido al mundo. ¿Por qué?

Porque hemos creído durante más de 2000 años en valores que niegan la vida, porque

hemos negado la vida durante más de 2000 años y ahora que nos damos cuenta que todo

aquello en lo cual creímos es falso, no existe, bueno, ya no creemos en nada. Vale decir,

Nietzsche está utilizando la palabra “nihilismo” en dos sentidos diferentes:

 Nihilismo como falta de sentido, como sin fundamento, como no creencia

(“Nihilismo pasivo”)

 Nihilismo como metafísica, como creencia en verdades absolutas y

trascendentes, como negación de la vida. (“Nihilismo decadente”)


En realidad el problema es que Nietzsche utiliza el término “nihilismo” en muchos

sentidos, pero nosotros vamos a mencionar sólo estos dos sentidos. Bien, ya tenemos el

diagnóstico, que nos introduce en nuestra problemática epistemológica: la aparente

imposibilidad propia de nuestra época de encontrar fundamentos sólidos; o dicho más

fácil: el descreimiento, el escepticismo, la falta de sentido que parece caracterizar

nuestra época. Vamos ahora a intentar responder las dos preguntas que nos quedan:

 ¿Es la llegada del nihilismo algo “positivo” o “negativo”?

 ¿cómo se proyecta el nihilismo a lo político?

5) Los riesgos del nihilismo y su posible superación: el modelo del arte

Para responder a la primera de esas preguntas, acerca de cómo evalúa Nietzsche este

fenómeno de la llegada del nihilismo, no me queda más remedio que citarlo, aunque

este aforismo también lo tienen en la “Selección…”:

“Describo lo que viene: el advenimiento del nihilismo. Estoy, en este caso, en condiciones
de hacer una descripción porque aquí acontece algo necesario, los signos se hallan por
todas partes, sólo faltan los ojos para estos signos. Celebro, no condeno, que venga: creo
que tiene lugar una de las crisis más grandes, un instante en que el hombre recapacita
sobre sí mismo de la forma más profunda: si el hombre se repondrá o no, si domeñará la
crisis o no, es una cuestión que atañe a la fuerza: es posible...”

“Celebro, no condeno que venga”… “Si el hombre se repondrá o no…es una

cuestión que atañe a la fuerza: es posible”. ¿Qué significa esto? Que para Nietzsche la

llegada del nihilismo –lo que hemos llamado “nihilismo pasivo”- en sí mismo es algo

que debería ser provisorio, una suerte de oportunidad, pero que podría ser

desaprovechada si no se sale de él. El nihilismo pasivo sería algo así como un etapa en

el cual lo que predomina es la ausencia de creencias, la falta de sentido y como tal es

algo en sí mismo negativo. Es lo que se corresponde con lo que Nietzsche llama el


“último hombre”. No voy a detenerme mucho en esto porque ustedes tienen en la

“Selección…” un fragmento en el que Nietzsche explica qué es el “último hombre”. El

“ultimo hombre” es el hombre que se corresponde con el nihilismo pasivo: un hombre

aburguesado, que no cree en nada, pero que tampoco se pregunta nada, carente de

interés, carente de valores, totalmente pasivo.

Por ello el riesgo de la llegada del nihilismo es no salir de él. ¿Pero cómo se podría

salir del nihilismo pasivo? Por supuesto que no volviendo a la metafísica, a la

necesidad de aferrarse a valores y verdades absolutas, al dogmatismo. ¿Y entonces?

Bien, para Nietzsche de lo que se trata, para superar el nihilismo, es de ser capaz de

crear sentido, pero sabiendo que se crea; o dicho de otro modo: ser capaz de vivir sin

necesidad de principios de fe extremos, sin necesidad de fundamentos últimos. En

síntesis, aceptar la vida “tal cual es”: con una dosis de contingencia, sabiendo que

aquellos sentido con que dotamos al mundo son siempre sentidos provisorios,

contingentes y, en el fondo ficcionales. Y Nietzsche encuentra y ejemplifica esa

actitud ante la vida que, en lugar de negarla, la afirma tal cual es, con todo su contenido

trágico y es aún capaz de seguir creando en…¿dónde? En el arte. Vuelvo a citarlo (por

favor, insisto: lean la Selección de textos!!!!):

 “El arte como la única fuerza superior y contraria a toda voluntad de negación
de la vida… El arte como la liberación del que actúa, del que no sólo ve sino vive
–quiere vivir- el carácter terrible y enigmático de la existencia…”

Nietzsche encuentra en el arte el modelo de una actitud ante la vida opuesta a la

metafísica: mietras esta última la niega en pos de algo trascendente, el arte la afirma,

aun con todo lo trágico que pudiera tener. En suma, el artista sería el arquetipo del tipo

de hombre con el que Nietzsche ilustra la superación del nihilismo. Pero entonces nos

surge una pregunta acuciante, la segunda que nos habíamos planteado:


 ¿Qué sería una política basada en el arte? ¿En qué consistiría una política

basada en, por un lado, la aceptación del sin fundamento y, por otro, en la

“creación de sentidos”?

6) Nihilismo, arte y política: una conjunción peligrosa

Las respuestas a esas últimas preguntas pueden y de hecho han sido, variadas. En los

últimos aforismos que ustedes tienen en la “Selección…” podrán atisbar los intentos de

respuesta del mismo Nietzsche. Aunque, y esto es sólo a título personal, yo

particularmente creo que el valor de la filosofía de Nietzsche está más bien en su

capacidad para plantear preguntas importantes, preguntas que han atravesado a todo el

siglo XX; y no tanto en las respuestas que él mismo dio. Nietzsche fue un gran filósofo

y un gran pensador, pero, y esto también es opinión personal, no fue la política su

fuerte.

Ha habido, como les decía al principio de la clase, muchas y variadas

interpretaciones políticas del pensamiento nietzscheano. Pero podríamos reducirlas a

dos grandes líneas interpretativas:

 La interpretación nazi.

 La interpretación posmoderna

La primera de ellas, la nazi, si bien para mi gusto muy forzada, ha sido

dramáticamente la más concreta y real. Para acercar la filosofía de Nietzsche a la

ideología nacionalsocialista esos intérpretes abrevaron sobre todo en algunos textos en

los que Nietzsche critica las ideas políticas del socialismo que él conocía en su época,
considerándolas como otra forma de metafísica. A lo que se sumaron las críticas

nietzscheanas a la moral tradicional como “formar de debilidad” y “moral de esclavos”.

Y seguramente también contribuyó la opinión negativa que Nietzsche solía tener de las

democracias liberales del momento. En fin, como también les dije al principio, si uno

busca alguna cita de Nietzsche para apoyar alguna idea propia, sea ésta cual fuere,

posiblemente la encuentre.

Sin embargo, si bien uno puede encontrar en la obra nietzscheana todas esas cosas,

hay algo que de algún modo –al menos para mí- que lo salvaguarda de una

interpretación nazi: difícilmente uno encuentre en sus textos algún signo de

antisemitismo. De hecho en muchas de sus cartas se refiere de modo muy despectivo a

los “agitadores antisemitas”, que –como ustedes sabrán- eran muy frecuentes y

populares a fines del siglo XIX. En realidad los intérpretes nazis de Nietzsche lo que

hacen es reforzar la presencia de cierto “aristocratismo” en su pensamiento. Con este

concepto me refiero a una vertiente presente en su obra que destaca la necesidad de una

“política fuerte” comandada por una suerte de aristocracia que deje de lado “la moral de

la debilidad”. ¿Se acuerdan del a priori de la asimetría de la que hablábamos cuando nos

referíamos a la premodernidad? Bueno, es relación con ese tema, Nietzsche estaría

mucho más cerca de la antigüedad clásica que de la modernidad. De hecho critica al

Estado moderno como un Estado decadente.

Pero hay una segunda línea interpretativa, la posmoderna. O mejor dicho, la de

aquellos pensadores del siglo XX y también del siglo XXI, que interpretan a Nietzsche

como un autor posmoderno. ¿A qué me refiero con esto? A las interpretaciones que, en

lugar de priorizar la “vertiente aristocrática” del pensamiento político nietzscheano,

sobrevaloran la otra vertiente: la “vertiente crítica”. Insisto una vez más –disculpen-

en la importancia de que acompañen la lectura de esta clase con la de los aforismos de


la “Selección…”, ya que aquí no tengo espacio suficiente para introducir todas las ideas

de Nietzsche que ustedes pueden rescatar de esos fragmentos.

Con “vertiente crítica” me refiero a lo que antes denominamos como el carácter

radicalmente crítico de su obra. Crítico del concepto de Estado, crítico de la historia de

la filosofía, crítico del hombre burgués, crítico del socialismo, crítico del liberalismo,

crítico, crítico, crítico… De esta dimensión crítica de la obra nietzscheana algunos

pensadores posmodernos, como Gianni Vattimo por ejemplo, resaltan que en realidad lo

más importante de su filosofía es su oposición a todo dogmatismo, a toda verdad

absoluta, a todo fundamento último y que, por lo tanto, de eso se seguiría una política

basada en la moderación y en la aceptación del otro y de las diferencias. Destacan un

aforismo, que ustedes tienen en la “Selección”, en el cual Nietzsche afirma que “los

más fuertes serán los más moderados, aquellos que no necesiten aferrarse a

principios de fe extremos”.

El problema es que Nietzsche es las dos cosas: el “aristócrata” y el “moderado”, el

que critica la verdad absoluta y el dogmatismo y el que a la vez ensalza la “voluntad de

poder”. Voy a terminar la clase de hoy proponiendo una lectura del pensamiento

político de Nietzsche que nos va a acercar al tema de la clase del viernes próximo.

Todo el recorrido que hicimos por el diagnóstico nietzscheano de la llegada del

nihilismo nos llevó a la pregunta de cómo se proyecta eso en lo político; o dicho en

otros términos: ¿qué consecuencias tiene en lo político la supuesta falta de

fundamentos? ¿Cuál sería la respuesta de Nietzsche a ese problema? Aquí va,

sintéticamente, la propuesta:

 En Nietzsche hay un cruce entre dos elementos que no pueden separarse:


- La dimensión crítica, que se puede sintetizar en cómo destaca la ilusión de

todo fundamento último, de toda verdad absoluta. Esto está representado en

us crítica a la metafísica y la conclusión sería: el vacío de fundamentación,

o dicho en sus términos: el “abismo de fundamentación”. Esto es lo que

destacan los posmodernos. Pero no se puede soslayar el otro elemento:

- La dimensión “aristocrática”, o “jerárquica”, presente siempre que

Nietzsche se plantea la necesidad de una política que sea capaz de “danzar

sobre el abismo”, adentrarse en el riesgo. ¿Cómo haría frente un “artista” a

ese abismo? ¿Cómo sería la respuesta al vacío de fundamentación?

Voluntad, voluntad de autoafirmación, una voluntad capaz de crear

sentido, una voluntad de jerarquía. Por favor, lean los últimos aforismos

de la “selección”.

En síntesis, la respuesta de Nietzsche a la pregunta por una política capaz de

hacerse cargo del nihilismo, de la falta de una fundamento último es la voluntad, esa

voluntad capaz de autoafirmarse y adentrarse en el riesgo. Una voluntad que es además

voluntad de jerarquía. Lo que quiero decir es qu uno puede interpretar a Nietzsche de

múltiples maneras, como nazi, como anarquista, como posmoderno, pero hay algo que

Nietzsche nunca podría ser: lo que hoy llamaríamos como un demócrata.

Recuerden, para tener presente en la proxima clase, en el próximo tema, el cruce

entre estos dos conceptos: VACÍO Y VOLUNTAD. ¿Por qué? Porque esto nos

introducirá en una de las respuestas más importantes que el siglo XX ha dado a nuestra

pregunta por una política que se haga cargo de la falta de fundamentos: EL

DECISIONISMO.

7) Para la próxima clase:


Bueno, me parece que ya es demasiado por esta semana. El lunes que viene les

subiré la última clase, la N° 10. En ella abordaremos, como les anticipé, algunas

respuestas posibles a nuestro problema: ¿cómo pensar lo político a partir del nihilismo?

O dicho de otro modo, ¿cómo pensar lo político desde la falta de fundamento?

Bueno, disculpen la excesiva extensión de la clase, pero no la pude hacer más breve.

Saludos y buena semana

Prof. Rubén H. Pardo.-

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