Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
11.Dejar atrás estos tiempos actuales de: cultura híbrida -como cantaba
Rodrigo Gonzáles-: De salvajes y científicos/ Panzones que estaban
tísicos / En la ampechana mental / En la vil penetración cultural / En el
agandalle transnacional /En lo oportuno norteño-imperial / En la
desfachatez empresarial / En el despiporre intelectual / En la vulgar
falta de identidad. Significa esto asomarnos y volver a caminar las
calles para dejar atrás estos tiempos actuales de convivencia
electrocutada, comunicación satinada, cercanía sanitizada, existencia
hifanizada, en una palabra: realidad simulada. El reto para nuestra
voluntad por estos días es algo así como empeño y esfuerzo por vivir
fuera del ciberespacio, al mismo tiempo, aprender a hacer uso ético y
estético del poder de la información.
13.Volver a vivir el mundo a través de la mirabilia para mirar más allá del
milagro, la analogía y la semejanza para quedar de frente a un universo
mágico, fantástico y por supuesto maravilloso, como lo fue para una
parte de la cultura y sociedad medieval. Por lo menos para quienes
miraban por encima del programa teológico, para los que escapaban al
poder religioso y político del orden medieval y que por tal razón fueron
los trasgresores de los altos muros de la ciudad medieval; osados y
arriesgados a vivir el encantamiento de la tierra silvestre, salvaje,
enigmática y fantástica del bosque bajo la protección de Merlín, de
Excalibur y la Dama del lago. Claro, quienes así lo hicieron, hombres y
mujeres, no solamente adjetivados de forajidos o de brujas, sino que
fueron también acusados, perseguidos, castigados y torturados bajo el
uso de una tecnología del dolor y sufrimiento del cuerpo, pues se
trataba de salvar al alma del pecado y realidad ofrecida a los hombres
por el Oscuro demonio.
23.Entonces, regresar a la calle es algo así como: volver a vibrar con la luz
y con el viento; algo así como liberar la filosofía de la red. Acto de
transgresión y acción revolucionario que nos arroje de la tormenta
digital de datos que ensordecen la totalidad de nuestros sentidos.
Reactivemos, por tanto, las relaciones humanas de manera presencial.
Restablezcamos la sonoridad y fuerza de la palabra. Hagamos que el
pensamiento filosófico salga al pueblo para liberar a los ciudadanos de
sus opiniones, tal como ya lo hizo Sócrates y un tal Diógenes, que, a
plena luz del día, y en la calle, buscaba al hombre. Retirémonos del “en
vivo” en el que la realidad ha sido puesta en línea y lugar de
desaparición de la cercanía humana, dado que precisamente ahí, en la
red, en la hipercomunicación y sobreexsitación “Todo queda igual de
cerca que de lejos”. Ahí, todo es un callejón sin salida. Salgamos de ese
lugar no-lugar o de ese espacio comprimido y sin calles en donde todo
lo diferente muere en el close up, esto es, en la obscenidad de la
imagen y por tanto realidad pixelada. Rescatemos la filosofía de esos
espacios digitales y hagámosla circular de nueva cuenta por las calles,
plazuelas, mercadillos, callejones y aún avenidas y veloces ejes viales
de las ciudades y de las metrópolis. Airar el pensamiento otra vez es
un acto de renovación de la existencia.