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Capítulo de Conclusiones y Resultados

Capitulo III: Análisis y discusión de resultados

Honduras: golpe de estado 2009


El 28 de junio de 2009 en Honduras se realizó un golpe de estado, que terminó con la
sustitución del presidente constitucional Manuel Zelaya y el nombramiento de Roberto
Micheletti como mandatario interino. Según los organismos de la comunidad internacional,
se trató de una situación de facto, un golpe de Estado contra el Presidente Constitucional,
por lo que el nuevo gobierno no fue reconocido por ningún país o entidad internacional.

La crisis que generó esta “ruptura del orden constitucional” había iniciado meses antes
cuando el Presidente de la República Manuel Zelaya trató de realizar una consulta popular
para la inclusión de una “cuarta urna” en las elecciones del mes de noviembre del mismo
año, en la cual se consultoría cambios a la Constitución por medio de una Asamblea
Constituyente esto generó un enfrentamiento de poderes entre él, el Congreso y la Corte
Suprema, quienes afirmaban que con esto el Presidente buscaba posibilidades de
reelección. Tanto la Corte Suprema de Justicia como el Tribunal Superior Electoral
calificaron la consulta como ilegal y la prohibieron a través de una ley aprobada cinco días
antes de que se realizara. El presidente Zelaya mantuvo la consulta, entrando en conflicto
también con el Ejército, provocando incluso la renuncia de los jefes de la Fuerza Armada y
la Fuerza Aérea (Estaun, 2011, pág. 12).

Posterior al 28 de junio, el ambiente político-institucional de Honduras fue bastante


convulsionado: el Congreso decretó estado de sitio y diversos sectores populares realizaron
movilizaciones en apoyo a algunos de los bandos.

Por su parte la OEA suspendió a Honduras como miembro de la organización hasta que
restaurara el gobierno democrático. El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Venezuela y los
Estados Unidos anunciaron sanciones económicas para Honduras a causa del golpe de
Estado.

El Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial anunciaron la suspensión de la


ayuda financiera que otorgaban a Honduras y se produjo una retirada en bloque de todos los
embajadores de la Unión Europea de Honduras.
Finalmente, tras la realización de las elecciones presidenciales hondureñas del 29 de
noviembre de 2009, Porfirio Lobo del conservador Partido Nacional de Honduras fue
victorioso y Estados Unidos y diversos países latinoamericanos, destacando Colombia,
Costa Rica y Perú, reconocieron al nuevo gobierno; el resto de los países latinoamericanos
anunciaron que no reconocerían dichas elecciones (Estaun, 2011, pág. 20).

La Unión Europea y la Organización de Estados Americanos continuaron sin reconocer al


nuevo gobierno, aunque José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA aseguró que
estaba abierto al diálogo con la nueva administración hondureña.

Conociendo los hechos, ¿Cómo fue el rol de la OEA en la crisis institucional de Honduras?,
la organización jugo un papel importante. La Asamblea General de la Organización de
Estados Americanos convocó una sesión extraordinaria que dio como resultado reafirmar
su demanda de que Zelaya fuera restituido en su cargo. Después de varias negociaciones la
OEA no logro que Zelaya fuera restituido de nuevo en su cargo, lo que deja muy mal
internacionalmente a la OEA, a pesar de expulsarlo de la organización no logro que el país
regresara a la normalidad, aun celebrando elecciones nuevas. La OEA emitió diferentes
resoluciones que condenaban el gobierno de facto de Honduras, pero estas no tuvieron
ninguna relevancia en el país.

Venezuela: Crisis 2016-actualidad


El 5 de enero de 2016 empezó una nueva etapa política en Venezuela como consecuencia
de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015 que modificaron el equilibrio
de poder entre oficialismo y oposición. Ese día se constituyó una Asamblea Nacional en la
que la oposición tendrá una mayoría calificada de dos tercios. Ello le permite legislar y,
según se ha propuesto, empezar a desmantelar parte de las estructuras de poder que durante
más de tres lustros han estado en manos del chavismo antes y después del fallecimiento de
Hugo Chávez (Ayuso, 2016, pág. 11).

A partir de ahora, el escenario político venezolano se divide entre un Ejecutivo chavista y


un Legislativo con mayoría de la oposición.

Sin embargo, la mayoría parlamentaria no chavista de 112 diputados frente a 55 del


oficialismo tendrá que convivir con el amplio poder ejecutivo que caracteriza un sistema
presidencialista. Pero además se enfrentará a todo el aparato institucional hoy al servicio de
la revolución socialista y que incluye, desde el poder judicial al denominado “poder
popular” de las Comunas y un Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) integrado
exclusivamente por oficialistas que ahora cuestionan la legitimidad de doce diputados
opositores y reclaman nuevas elecciones en algunos estados (Ayuso, 2016, pág. 18).

La República Bolivariana de Venezuela forma parte de la Organización de los Estados


Americanos desde 1948, año en que se suscribió, en Bogotá, Colombia, la Carta
fundacional. Pero este año el país bolivariano se volvió protagonista de un hecho inédito en
la historia del organismo.

El 31 de mayo de 2016 el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, convocó a una


sesión urgente del Consejo Permanente para discutir la situación en Venezuela, invocando
la Carta Democrática Interamericana.

Luis Almagro se amparó en el Artículo 20 de la Carta que establece, entre otras cosas, que
“en caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional
que afecte gravemente su orden democrático cualquier Estado Miembro o el Secretario
General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una
apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”.
Cabe destacar que la activación de este instrumento puede derivar en la suspensión de
Venezuela de la Organización.

En 2017 se inició el proceso de suspensión de Venezuela de la Organización de Estados


Americanos, y el 6 de junio del 2018 se aprobó en la Asamblea General una resolución que
abre la puerta a la suspensión de Venezuela del organismo por haberse producido alteración
inconstitucional del orden constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. Dicha
resolución se hará efectiva hasta el 2019.

Se teme que en Venezuela pueda darse un caso de ingobernabilidad debido a que la


profundización de la polarización política por la situación de empate entre un legislativo
opositor y un ejecutivo post-chavista que lucharán por el poder sin solucionar la crisis
económica, social y de seguridad. El ejecutivo ya ha iniciado primeros pasos para reducir el
poder del legislativo al nombrar los jueces al Tribunal Supremo y cuestionar la legitimidad
de algunos diputados de la oposición. Entre las facultades del presidente está, además, la
disolución del parlamento, lo cual desembocaría en un conflicto abierto con la oposición.
Este escenario podría conducir a una emergencia nacional por la crisis económica, el
enfrentamiento político y la violencia generalizada.

Venezuela es un ejemplo de que a veces la política no gestiona sino agrava los conflictos.
La explosiva mezcla entre colapso económico y violencia seguirá siendo un lastre en el
corto plazo y más si el Gobierno y la oposición en vez de afrontar los problemas del país se
dedican a luchar por el poder y no a solucionar la crisis multidimensional.

Nicaragua: Crisis Actual


El 17 de abril, el gobierno de Daniel Ortega anunció una dura reforma en el sistema de
pensiones del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), que elevaba las
contribuciones de trabajadores y empresarios e imponía una retención del 5 por ciento a los
jubilados.

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, buscó aplacar la furia de las calles revocando
los aumentos en las contribuciones obreras y patronales al fondo de pensiones que
administra el Instituto Nicaragüense del Seguro Social (INSS)

Esos incrementos fueron la chispa que encendió las protestas de estudiantes, que
rápidamente se extendió a otros sectores de la sociedad. Pero la inconformidad ya había
tomado nuevas razones para mantener las manifestaciones. Las protestas ya no solo eran
por el INSS, es contra el gobierno que niega la libertad de expresión, libertad de prensa y
de manifestación pacíficamente.

La Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó con el respaldo de países la


creación de un “Grupo de Trabajo” para analizar la crisis en Nicaragua, que deja entre 265
y 317 muertes de forma violenta.

El gobierno de Nicaragua ha rechazado la creación de este Grupo de Trabajo,


argumentando que se trata de un acto de "injerencia", y sostuvo que no tiene "carácter
vinculante" y no se le permitirá el ingreso.

Daniel Ortega es correspondiente con un pensamiento “marxista”, se podría afirmar que


una de las razones por las cuales Nicaragua no reconoce la intervención ni las resoluciones
de la OEA es porque históricamente han estado contrapuestos.
Las protestas ya llevan más de 5 meses y aun no se logra llegar a un dialogo, y la OEA no
ha buscado medidas más eficaces para solucionar lo que está pasando en el país. Es aquí
donde se observa que la OEA no es una entidad que sabe actuar de manera rápida ante los
conflictos que se dan en la región.

Conociendo los conflictos y la influencia de la OEA en cada uno de ellos, nos damos
cuenta de que la OEA no obtuvo éxito en ninguno, para comprender las razones por las
cuales no finalizó con éxito su intervención en estos tres conflictos, debemos analizar lo
siguiente: limitaciones del organismo surgidas a través de su principio de no intervención y
poca capacidad de adaptación a la nueva realidad regional.

El principio de no intervención, presente en la Carta Democrática, alimenta nacionalismos


latinoamericanos que desactivan a la OEA, ya que, “sus miembros han preferido evitar
cualquier actuación colectiva, que legitimase otras acciones futuras de la organización en
sus realidades nacionales”.

Reconociendo las limitaciones de la Carta Democrática, Insulza dijo que desearía más
poder para manejar a tiempo las crisis políticas, cosa que aseguró no se pudo hacer en
Honduras porque el presidente Zelaya pidió ayuda "un día antes de que lo golpearan". Pero
para preservar la soberanía y evitar intromisiones en asuntos internos, muchos estados
limitan el grado de supervisión internacional y es poco probable que le den más
atribuciones a la organización.

La no obligatoriedad de las resoluciones que la OEA adopta, se considera una significativa


limitación, pues sus decisiones son recomendaciones, sugerencias o exhortaciones que
condenan los hechos que originan una crisis o ruptura institucional como la de Honduras,
pero que no llegan hasta el nivel de la coerción, por lo tanto, los Estados no se sienten
obligados a cumplir con lo que la OEA les señala.

La OEA tiene que buscar la renovación de sus instrumentos jurídicos y de su estructura,


para que pueda tener obtener un mayor impacto en la región.
Conclusiones

 Los mecanismos de prevención y resolución de conflictos con que cuenta la OEA


son limitados, puesto que fundamentalmente actúan después que el conflicto ocurre.
No cuentan con un sistema de “alerta temprana” que les posibilite intervenir antes
que los conflictos se desarrollen, violentando su compromiso de promover la buena
gobernabilidad, los derechos humanos, fomentar la paz y la seguridad y promover la
colaboración y el entendimiento entre los países americanos.
 Las resoluciones de la OEA constituyen únicamente, recomendaciones y no cuenta
con medidas coercitivas que le permitan obligar a los Estados parte al cumplimiento
de estas.
 La OEA no ha mostrado serios esfuerzos por modificar sus instrumentos jurídicos
para ponerlos acordes a la nueva realidad regional, lo que implica que la aplicación
de medidas y otros esfuerzos se vuelven inefectivos frente a los marcos jurídicos
nacionales de sus Estados miembros.
 Probablemente esta situación promueva que cada vez más Estados miembros de la
OEA se nieguen a adoptar como mandato las resoluciones que emita y busquen
otras formas de organización en las que se sientan mejor representados.
 Deberán reestructurar y valorar la Carta de la OEA y la Carta Democrática
Interamericana, que necesitan una actualización frente a los desafíos y riesgos que
hoy amenazan la consolidación de la democracia.
 La Carta Democrática Interamericana debe ser actualizada en temas de Seguridad
ante los sucesos que los Estados Americanos están presentando, no solamente es
importante garantizar el orden constitucional en cada uno de los Estados parte, sino
también, fortalecer a la participación ciudadana, para que sean los pueblos y no solo
los gobiernos, los que luchen por sus sistemas democráticos.

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