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Bergson

Enrique Bergson fué un nieto de judíos polacos, parisién cien por cien y hombre universal,
que nació y murió en París (1941) a los 82 años de edad. Su longevidad fué provechosa para la
humanidad y penosa para él. Es quizá el primer filósofo contemporáneo, por profundidad y alcance de
sistema, riqueza de ideas y prestigios de estilo; y sin duda alguna por el vasto influjo. Sus obras
capitales son: "Les données immediates de la conscience" (tesis, Clermont-Ferrand, 1889),
"L'Evolution Créatrice" (sistema, 1907) y "Les Deux Sources de la Moral et la Religion"
(resumen y corolarios, 1930). "Matiére et Memoire" (1896) es su obra psicológica más técnica, que
junto con "Le Rire" y los ensayos y conferencias publicados en "L'énergie spirituelle", "La
Pensée el le Mouvant", ""Durée el Simultanéité" (sobre Einstein) pueden llamarse grandes
ilustraciones de su "sistema"; si es que tuvo sistema. "Introduction a la Métaphysique" (1903) es
un apretado resumen de él.

Parece que el filósofo se hizo bautizar antes de morir; o al menos es cierto escribió en su
testamento, fechado el 8 de febrero de 1937: "Mis reflexiones ma han llevado cada vez más cerca del
catolicismo en el que veo el fin completo del judaísmo. Me habrIa convertido, si no hubiese visto
prepararse desde muchos años atrás la ola formidable de antisemitismo que va a romperse sobre el
mundo. He querido permanecer entre aquellos que serán perseguidos mañana. Pero espero que un
sacerdote católico, si lo permite el Cardenal Arzobispo de París, quiera venir a mis funerales para
orar. En caso que no fuere acordada esta autorización, habría que dirigirse a un rabino, pero sin
ocultar a él ni a nadie mi adhesión moral al catolicismo, asi también el deseo expresado por mí de
tener las oraciones de un sacerdote católico". En efecto, un sacerdote católico cumplió ese deseo y
rezó sobre los despojos mortales del filósofo1.

De hecho, cuando el gobierno de Vichy excluyó a los judíos de la enseñanza, "exceptuando


a Bergson", el filósofo renunció noblemente a su alta cátedra bien ganada y mejor llevada del
Colegio de Francia. Sin embargo, su filosofía no llegó a evangelizarse del todo, si hemos de juzgar
por el final desmayado de "Les Deux Sources", difícilmente catolizable, si bien tampoco claramente
heterodoxa: "cristiana-nueva", como decimos los hispanos.

El sistema filosófico de Bergson se puede llamar un intuitivismo-evolucionista-místico. Es


poner una etiqueta en una cosa viva, sinuosa y muy flexible. El intuitivismo domina en la filosofía
moderna. Es una respuesta (inteligente o ruda) al "desafío" de Kant. "Si no hay intuición intelectual
en el hombre mi sistema es verdadero. Pero NO HAY intuición intelectual en el hombre. Luego mi
sistema es verdadero".

La intuición es el conocimiento directo e inmediato de un objeto actualmente presente a una


facultad cognoscitiva: hay una presencia (intencional) del objeto a la facultad.

Veamos la intuición de Bergson: es la intuición de la duración. Percibimos inmediatamente


el río de nuestra conciencia, la existencia que se continúa de nuestra vida psíquica profunda. La

1
Maritain, J., "De Bergson a Sto. Tomás de Aquino", Bs. As. 1967, Club de Lectores, p. 65,
nota 11.

1
conciencia (como el ser) no es sustancia inmóvil, sino movimiento, avance, "Élan vital". No es
movimiento espacial. La duración pura es el tiempo real en oposición a la espacialización del tiempo
por medio de la matemática. El tiempo matemático y el físico-matemático son a su vez el resultado de
la necesidad de dominar pragmáticamente la realidad. La duración es la propia realidad, más allá de
los esquemas espaciales, lo que es intuitivamente vivido, y no simplemente comprendido o entendido
por el intelecto2. Es un moverse de algo que cambia y permanece. Es "durada".

Su obra central "L'Évolution Créatrice" es una vasta sinfonía biológico-psicológica, que


intenta recoger todos los movimientos del universo y reducirlos a la unidad oculta y del todo dinámica
de un "Élan vital" (Arranque vital).

La vida se nos presenta en la materia; pero la materia no es una sustancia inerte cargada de
movimiento, ni algo contrapuesto a la vida, ni mucho menos independiente: es vida degradada,
enfriada, cristalizada: es una tendencia (muy misteriosa) de lo vivo a detenerse y estancarse, la cual
sin embargo es siempre vencida por nuevos brotes de savia que rompen la corteza: la vida es un
hacerse continuo que recoge triunfante en nuevas creaciones los rezagos de un continuo deshacerse,
que está en su seno mismo -no se sabe por qué.

La realidad es un proceso de perenne creación, sin principio ni fin, que no presenta dos veces
la misma fisonomía, mas ostenta cada instante una faz original e imprevisible; es un fluir constante en
donde nada persiste; una continuidad móvil y viva, sin división alguna de partes. "NO HAY
COSAS SINO ACCIONES"3.

No hay inconveniente en encontrar a Dios en el foco puro y en la fuente prima de este


movimiento creador; pero -advierte B.- "con tal de que no se vea este foco como una cosa, sino como
una continuidad de surgencia".

Aristóteles había concebido la vida en forma rectilínea, como una superposición de


perfecciones del ser en ascensión recta, con bruscas interrupciones de grado: vegetativa, sensitiva,
racional; y por encima, la vida. Bergson la ve en forma ramificada. De la vida de la planta, vida
dormida, surge la vida del Instinto y de ella luego la vida de la Razón en forma no sobrepuesta sino
relacionada y divergente, hasta que la Evolución agotó las posibilidades de los dos movimientos; en
los insectos, principalmente los gregarios (figuraciones de la humana sociedad cerrada, tema que
veremos más adelante), las potencialidades del Instinto, y en el hombre, las de la Inteligencia.

En definitiva y hablando en propiedad, la metafísica consiste en ver en el tiempo un desarrollo


progresivo de lo absoluto4; se resume en la afirmación de que el tiempo es creador. De aquel punto
originario, deriva inevitablemente el irracionalismo de la filosofía bergsoniana5. En Bergson, la
intuición es supraintelectual. Es una especie de simpatía por la que nos trasportamos al interior de un
objeto para coincidir con lo que tiene de único y, por consiguiente, de inexpresable6. El único recurso
de certidumbre de que el pensamiento puede disponer es exclusivamente, la experiencia... una
experiencia más profunda que la de las ciencias de laboratorio. Si ella parece ponerme en presencia de
un tiempo creador y de un cambio que es substancia y de una suerte de acto puro en devenir,

2
Ferrater Mora, J., "Diccionario de Filosofía", Ariel, Barcelona, 1994, T. I., "Duración", p. 954.
3
"L'évolution créatrice", p. 270, Segunda Edición, 1907.
4
"L'évolution créatrice", París, Alcan, p. 370-371.
5
Maritain, J., op. cit., p. 22-23.
6
Verneaux, R., "Epistemología General", Herder, 1971, p. 109.

2
entonces, si es necesario, ¡perezcan la lógica y el principio de identidad, y las exigencias racionales
todas de la inteligencia!... Por esa causa, y con delicioso candor, William James daba las gracias a
Bergson porque lo había ayudado a liberarse, de una buena vez, de la lógica. Para el bergsonismo la
duración contínua de la vida escapa a toda lógica... la inteligencia es esencialmente incapaz de
comprender la vida7.

En parte tiene razón, sólo que su crítica no vale para cualquier pensamiento sino para la
mentalidad "conceptualista", que abusa del discurso y reduce al mínimo la intuición intelectual. "Lo
"conceptual" se contrapone a lo "intuitivo". Lo que hace a la verdadera filosofía es su metafísica; lo
que le da el tono es su intuición del ser. El "conceptualismo", en cambio, es miope: se agota en
razonamientos, discursos, divisiones, clasifiacaciones... El resultado es una filosofía seca, formalista,
racionalizante y hasta chabacana; aunque (a veces) prodigiosamente erudita. Una metafísica
compuesta de injertos y ensambles, sin ver que a veces son inconciliables entre sí en el fondo; "se dan
de patadas". No es un orbe iluminado por un sol. Falta la luz interior de una peculiar "intuición del
ser": que eso y no otro es una metafísica. Bergson vió el "conceptualismo" como un vicio mental
nefasto a la filosofía, que pierde el contacto con lo concreto y no se baña continuamente en la
percepción: que es la raíz de todo conocimiento y única fuente del conocimiento de lo existente. Los
conceptos no bañados continuamente en percepción, son enfoques parciales y rígidos de la realidad,
por lo común pragmáticos, que se hacen de más en más lejanos, más pobres en contenido, más
inseguros, más maleables, hasta convertirse en pura palabrería"8.

La conclusión de Bergson es el panteísmo emanatista que está difuso en su concepción de la


"Evolución Creadora". "Una realidad que se basta a sí misma (es decir, un Absoluto) no es
necesariamente una realidad fuera del Tiempo. Dios está entonces dentro del Tiempo... Dios dura
-como nosotros..." Dios dura; pero no como nosotros: vive en el Instante de la Eternidad.

El psicologismo de Bergson lo ha llevado a confundir el espíritu de Dios con el espíritu del


hombre; lo mismo que a Max Scheler, lo mismo que a Hegel.

Si todo lo hemos de deducir de nuestr conciencia (prescindiendo de la realidad del objeto de


nuestro conocimiento), entonces no podemos considerar el intelecto en sí mismo, prescindiendo de su
circunstancial unión a una sensibilidad animal; y por tanto, no podemos conocer el entendimiento en
sí mismo, y menos el entendimiento divino, al cual nos vemos forzados a asimilar a las "condiciones
existenciales" del nuestro. Pero el nuestro está en el tiempo, es variable y progresa en una
interminable conquista vital; luego así es el de Dios. He aquí la "evolución creadora".

Bergson hizo un fino análisis de la religión y la moral. La religión tiene dos partes, como
corteza y savia.Todas las religiones, las naciones, las sociedades, los grupos y hasta las familias tienen
un conjunto de normas. Ellas se encarnan en los "usos"; y la sociedad urge su cumplimiento: las
normas son coactivas. La moral exterior y la religión exterior deben ser respetadas.

Estas normas externas, empero, tienden a anquilosarse, si no son irrigadas por la moral
personal; sus extremos son lo "convencional" y lo "farisaico". Cuando una moral se anquilosa o en
una religión la corteza no deja lugar para la savia, entonces surge la rebelión; pero la pura rebelión es
mala porque conduce al anarquismo.

7
Maritain, J., op. cit. p. 24-25.
8
Castellani, L., "El Ruiseñor Fusilado", Bs. As., 1952, p.86-89 (abreviamos la cita).

3
La otra fuente de la moral es la "aspiración personal", creadora. Da origen a la moral "abierta"
o dinámica. El impulso místico crea un amor personal a Dios y por El a todas las personas, y
constituye la "religión dinámica" en el seno de la "estática" o (en trágicas ocasiones) en contra de ella:
en el Antiguo Testamento vemos que cuando decaía la fe de Israel, el sacerdote perseguía al profeta,
la Sinagoga condenó a Jesucristo, Juana de Arco fue enviada a la hoguera por el Obispo Cauchon, etc.
"Los místicos cristianos son los más grandes que han existido; y el cristianismo nace de Cristo...
Los grandes santos cristianos son imitaciones o continuaciones incompletas de la mística del
Evangelio".

El mundo actual padece crisis grave. ¿Aparecerá el gran Místico capaz de arrastrar en pos de
sí a las muchedumbres a una vida simple? Si no aparece ¿qué podemos hacer nosotros? Bergson
desmaya aquí: postula un milagro aunque sea de orden natural, una nueva revelación, una epifanía de
Dios a través de lo histórico y lo empírico. Su apasionada compasión al mundo actual desarbolado y a
la deriva, lo lleva a echar una mirada de paso a dos remedios quiméricos y nefandos: el
"spiritualism" y el "birth-control"; -dos remedios que dejamos en inglés, como está en el texto-. Y
al final abandona a la humanidad a su propia decisión conminándola gravemente. Cristiano-nueva...

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