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Proceso No 25306: Magistrado Ponente Augusto J. Ibañez Guzman Aprobado Acta No. 082
Proceso No 25306: Magistrado Ponente Augusto J. Ibañez Guzman Aprobado Acta No. 082
306
Enrique Resendis Martínez
Proceso No 25306
MAGISTRADO PONENTE
AUGUSTO J. IBAÑEZ GUZMAN
APROBADO ACTA No. 082
MOTIVO DE LA DECISIÓN
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Casación 25.306
Enrique Resendis Martínez
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LA DEMANDA DE CASACIÓN
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EL MINISTERIO PÚBLICO
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CONSIDERACIONES
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empero, tampoco de ello puede concluirse que el principio sólo alcanzaría a los
preceptos contenidos en el derecho penal material (Código Penal y leyes penales
especiales), por lo que conviene precisar lo siguiente:
El principio nace de la idea de que ley penal expresa la política de defensa social
que adopta el Estado en un determinado momento histórico, en su lucha contra
la delincuencia.
12
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Una norma tendrá carácter sustantivo, cuando afecte las esferas de libertad del
imputado o condenado, entendiéndose a la libertad aquí aludida, como la
facultad de autodeterminarse que tienen los hombres, sin sujeción a una fuerza o
coacción proveniente del exterior, en este caso, del sistema penal. Conforme a
ello, aquellas normas contenidas en leyes penales que afecten, restrinjan o
limiten los derechos fundamentales de las personas, tendrán carácter sustantivo.
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Advierte la Sala que en punto del principio de favorabilidad la ley 906 de 2.004 podría ser
aplicada con efectos retroactivos respecto de situaciones anteriores a su vigencia cobijadas por
una legislación que aún se encuentra en vigor (Ley 600 de 2.000), siempre que ello no comporte
afectación de lo vertebral del sistema acusatorio, esto es, de aquellos rasgos que le son
esenciales e inherentes y sin los cuales se desnaturalizaría tanto sus postulados y finalidades
como su sistemática:2
2
4 de mayo del 2005, radicación 23567.
14
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(…) interesa evocar que la Sala recientemente definió el punto inclinándose por la aplicación del
nuevo Código Procesal Penal a actuaciones regidas por la ley 600 de 2.000, siempre y cuando el
instituto invocado no desnaturalice el sistema acusatorio y las normas comparadas contengan
esencialmente el mismo supuesto de hecho.3
Por lo mismo, la favorabilidad como parte integrante del debido proceso -derecho fundamental-,
no puede tener restricción frente a los medios que la dinamizan como son la ultraactividad y la
retroactividad.
Si se retoma este análisis es porque nos permite concluir que, independientemente del efecto
gradual o inmediato previsto para la vigencia de ciertas normas penales de contenido sustancial,
el principio de favorabilidad operará siempre y en todos los casos como garantía de aplicación de
la norma más benigna, pues aunque tradicionalmente se ha entendido que la operatividad del
concepto supone la sucesión de leyes en el tiempo con influencia en una misma situación fáctica y
jurídica, la Constitución no descarta que una norma que en principio no está concebida para
regular el caso concreto, pueda irradiarle sus efectos benéficos, porque la definición fundamental
de la garantía, a saber “la ley permisiva o favorable, aún cuando sea posterior, se aplicará de
preferencia a la restrictiva o desfavorable”, no restringe su eficacia a los casos en que se dé una
determinada sucesión de leyes.
Véase cómo la definición de que “la ley permisiva o favorable (...) se aplicará de preferencia a la
restrictiva o desfavorable”, no descarta la posibilidad de que ante la coexistencia paralela de
sistemas procesales, eventuales normas sustanciales favorables de un régimen puedan ser
invocadas por quien está bajo el influjo del otro, siempre que persista ese paralelismo normativo
que conlleve la vigencia simultánea de preceptos que regulan de manera distinta un mismo
instituto que limite las garantías fundamentales, así, por ejemplo, el régimen de las medidas se
aseguramiento.
(…)
3
Radicación 23047.
15
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…no puede desconocerse que la aplicación de la ley penal favorable materializa el principio de
igualdad en la aplicación de la ley, en la medida en que es posible que a situaciones fácticas
similares se les de tratamientos normativos diferentes en el transcurso del tiempo por fuerza de
la cambiante política criminal del Estado, los cuales pueden resultar más o menos gravosos para
sus destinatarios, quienes estarían en ciernes de invocar a su favor aquellos preceptos creados en
otros contextos para regular de manera benévola situaciones semejantes, a fin de ser receptores
de igual merced. Véase cómo en tales eventos el trato favorable realiza el concepto de igualdad
en los términos aquí analizados.4
4
Radicación 23.910.
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En esas condiciones y teniendo en cuenta que ha empezado a regir, de manera gradual, el nuevo
sistema de procesamiento penal, vale recordar que conceptual y filosóficamente “sistema” es
una multiplicidad de conocimientos articulados según una idea de totalidad, esto es, que no
comporta conocimientos aislados ni inconexos, pues éste nace por conexión según un común
principio ordenador, gracias al cual a cada parte se le asigna en el conjunto su lugar y función
impermutables.
Precisado lo anterior, se hace necesario anunciar desde ya que, en este caso, no procede la
aplicación del principio de favorabilidad elevado por la Procuradora Delegada, por las siguientes
razones:
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características propias que incrustadas en un sistema determinado las hacen diferentes y acordes
al mismo.
En efecto, debe recordarse que en el Decreto 2700 de 1991, modificado por la Ley 81 de 1993, y
de acuerdo con el sistema mixto que operaba para ese entonces, se incorporaron los institutos de
sentencia anticipada y de audiencia especial, según los artículos 37 y 37A, respectivamente.
Ahora bien, expedida la Ley 906 de 2004, normatividad que no sólo comportó la simple
promulgación de un nuevo Código de Procedimiento Penal, sino un cambio radical del sistema de
procesamiento en materia penal, según la reforma constitucional que al respecto se llevó a cabo
a través del Acto Legislativo 03 de 2002, conllevando la inclusión de trascendentales principios e
institutos para su cabal funcionamiento que, dicho sea de paso, difieren notoriamente del
anterior sistema, contempló la figura del allanamiento o aceptación de cargos, instituto que se
encuentra reglado en el Título de “PREACUERDOS Y NEGOCIACIONES ENTRE LA FISCALÍA Y EL
IMPUTADO O ACUSADO”, título que no era contemplado en las anteriores codificaciones.
Dentro de ese orden de ideas y consecuente con la filosofía de la nueva legislación, es necesario
precisar que el actual sistema se encuentra edificado sobre varios principios fundamentales,
dentro de los cuales se encuentra el de celeridad y eficacia de la administración de justicia,
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postulados que necesariamente llevan a la búsqueda de una actuación que implique el menor
desgaste de la justicia sin desconocer lo valores superiores de justicia, equidad y efectividad del
derecho material y que, al mismo tiempo, se constituya en un instrumento que prevenga y
combata de manera eficaz la criminalidad en todos sus órdenes.
Siendo ello así, el sistema está diseñado para que el derecho penal premial sea, en gran medida,
parte estructural de la solución de los conflictos que conoce el derecho penal. Por ello es que el
legislador previó en este nuevo sistema el citado Título de “PREACUERDOS Y NEGOCIACIONES
ENTRE LA FISCALÍA Y EL IMPUTADO O ACUSADO”, institutos jurídicos de los cuales tanto la fiscalía
y el imputado o acusado, según el caso, podrán utilizar como una manera de terminar
“anormalmente” el proceso.
Dicho en otras palabras, el novedoso sistema está diseñado para que a través de las
negociaciones y acuerdos se finiquiten los procesos penales, siendo esta alternativa la que en
mayor porcentaje resolverán los conflictos, obviamente sin desconocer los derechos de las
víctimas y de los terceros afectados con la comisión de la conducta punible, partes que en este
esquema recobran un mayor protagonismo dentro del marco de la justicia restaurativa.
Así las cosas, teniendo en cuenta la estructura del proceso penal, la idea es que el mismo se
finiquite de manera “anormal”, es decir, a través de la “terminación anticipada”, procurándose
que ésta sea la vía que normalmente de fin a la actuación con sentencia condenatoria, ya que, se
repite, la concepción filosófica que constitucional y legalmente sustentan el sistema conduce a
que así se culminen la mayoría de las actuaciones, pues no de otra manera se explicaría la razón
por la cual se incluyeron los preacuerdos, las negociaciones e, incluso, el principio de
oportunidad, institutos que, sin lugar a dudas, buscan, dentro del respeto de las garantías y
derechos fundamentales de las partes e intervinientes, la efectividad material de la
administración de justicia dentro del marco propio de celeridad y economía.
Ahora bien, debe reconocerse que varios de esos institutos no son nuevos en los
antecedentes jurídicos del proceso penal colombiano, habida cuenta que fueron contemplados
en legislaciones pasadas, pudiéndose sostener que si se confrontan aquellos con los actuales
se concluiría que algunos de ellos guardan similitudes, lo que no implica que sean
necesariamente idénticos o iguales, como sucede con la anterior sentencia anticipada y
la figura del allanamiento o aceptación de cargos.
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Así, vale la pena recalcar que el allanamiento o aceptación de cargos se puede presentar en
cuatro ocasiones procesales, identificables, precisas en su invocación, inflexibles, esto es, sujetas
a momentos específicos del proceso, y –si se quiere– a concretas actuaciones o diligencias
judiciales, dentro de las cuales el legislador de manera expresa regula la intervención tanto del
fiscal como del juez.5
(…)
Es evidente, pues, que las aceptaciones de cargos que tienen lugar en el procedimiento penal de
2004 y que se comparan a la sentencia anticipada del procedimiento penal de 2000, guardan
diferencias fundamentales que impiden la posibilidad de aplicar por favorabilidad las rebajas
5
23 de agosto del 2005, radicación 21.954.
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más generosas del primero a casos que se tramitan o tramitaron por el segundo, simple y
llanamente porque se trata de mecanismos distintos de terminación anticipada del proceso.
En el modelo de la ley 600 de 2000 el procesado se allana a los cargos en el sumario o en el juicio
y sobreviene una rebaja punitiva automática, sin importar que lo haya hecho el primer día a
partir del cual contó con la oportunidad o el último, como tampoco su actitud indemnizatoria, la
existencia de otros procesos en su contra, el estado o condiciones de la persona ofendida con el
delito o alguna otra parecida; en el nuevo modelo de justicia penal consensual de la ley 906 de
2004, por el contrario, Fiscal y procesado acuerdan la rebaja, que por eso se estableció flexible,
resultando la misma dependiente de consideraciones como el ahorro de proceso, la contribución
del procesado en la solución del caso, su disposición a reparar efectivamente a la víctima y otras
similares que en momento alguno se pueden confundir con los criterios legales para fijar la pena,
sin pasar por alto obviamente las directivas adoptadas por la Fiscalía en materia de acuerdos o
preacuerdos y las pautas de política criminal eventualmente existentes, circunstancias todas
respecto de las cuales quien cuenta con información para el discernimiento respectivo es el Fiscal
y no el Juez.
Una interpretación contraria, orientada a respaldar la idea de que aceptar los cargos en la
audiencia de formulación de imputación exonera de ese requisito para acceder a la rebaja de
pena, riñe con los fines declarados en el artículo 348 ibídem y específicamente con los de
obtener pronta y cumplida justicia, activar la solución de los conflictos sociales que genera el
delito y propiciar la reparación de los perjuicios ocasionados con él, a cuyo cumplimiento apunta
la medida de política criminal anotada, de impedir negociaciones y acuerdos cuando no se
reintegre el incremento patrimonial logrado con la conducta punible.
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Ratifica la Corte, entonces, la conclusión de que la sentencia anticipada de la ley 600 de 2000 y
la aceptación de cargos de la ley 906 de 2004 no son lo mismo y, en consecuencia, no es viable
aplicar por favorabilidad ninguna rebaja de ésta última en el evento examinado. 6
El supuesto material para invocar favorabilidad es el tratamiento legal diferente que diversas
normas (sustanciales o procesales con efectos sustanciales) que entran en conflicto por virtud de
un tránsito normativo, le dan a situaciones análogas. Establecido este supuesto surge para el
procesado o sentenciado el derecho a reclamar el tratamiento que le resulte más benigno.
6
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, radicación 21347 de 14 de diciembre de 2005.
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La sentencia anticipada como mecanismo de terminación anticipada del proceso, que como se
indicó en apartes anteriores, presenta una larga tradición en el sistema de justicia penal
colombiano, fue estudiado en su naturaleza, finalidades y vinculación con principios
constitucionales por esta Corporación. Las principales características al compararla con la figura
de allanamiento a cargos es la siguiente:
Esta institución jurídica es una de las formas de terminación abreviada del proceso penal, y
responde a una política criminal cuya finalidad es la de lograr mayor eficiencia y eficacia en la
aplicación de justicia, pues mediante ella se autoriza al juez para emitir el fallo que pone fin al
proceso antes de agotarse o cumplirse todas las etapas procesales establecidas por el legislador,
las que se consideran innecesarias, dada la aceptación por parte del procesado de los hechos
materia de investigación y de su responsabilidad como autor o partícipe de los mismos. Dicha
actuación por parte del procesado es catalogada como una colaboración con la administración de
justicia que le es retribuida o compensada con una rebaja de pena cuyo monto depende del
momento procesal en que ésta se realice7.
7
Corte Constitucional, Sentencia C-425 de 1.996. Definición similar se inserta en la sentencia SU-1300 de 2001 ,
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Similar situación se presenta con la aceptación unilateral de cargos, la cual puede presentarse
desde la formulación de imputación (288.3) o posteriormente en la audiencia preparatoria (356)
o al inicio del juicio oral (367), lo que implica que todos los eventos deben estar precedidos de la
formulación de cargos, y se debe estar en posibilidad de ejercer el derecho de contradicción, lo
cual se garantiza en este evento por el hecho de tramitarse en audiencia.
iii.) En cuanto al control de legalidad por parte del Juez: “Es el fallador quien debe ejercer el
control de legalidad, con el fin de verificar si en las actuaciones procesales se han violado
garantías fundamentales del procesado8.
Igual exigencia aplica para la aceptación unilateral de cargos en el nuevo sistema en el cual el
juez debe velar porque se preserve el derecho a la no autroincriminación del imputado o
acusado y a que sus manifestaciones unilaterales de responsabilidad estén asistidas por la
espontaneidad y el consentimiento informado.
El juez no puede fallar basado exclusivamente en el dicho o aceptación de los hechos por parte
del procesado, sino en las pruebas que ineludiblemente lo lleven al convencimiento de que éste
es culpable. La aceptación por parte del implicado de ser el autor o partícipe de los hechos
investigados penalmente, aunada a la existencia de prueba suficiente e idónea que demuestre
tal afirmación, permite desvirtuar la presunción de inocencia 9.
v.) La sentencia anticipada debe estar mediada por el principio de publicidad: “En el trámite de
sentencia anticipada no hay lugar a justicia secreta, pues todas las actuaciones son conocidas
por el sindicado y cumplidas con su intervención10.
8
Ibidem.
9
Ibidem
10
Ibidem
24
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Esta característica adquiere mayor relevancia en el nuevo sistema en que las manifestaciones
espontáneas de responsabilidad se tramitan en audiencia: de formulación de cargos,
preparatoria, o en el juicio.
“La aceptación de los cargos por parte del implicado en el trámite de la sentencia anticipada,
guarda cierta similitud con la confesión simple, por cuanto el reconocimiento que hace el
imputado ante el Fiscal o el Juez del conocimiento, de ser el autor o partícipe de los hechos
ilícitos que se investigan, debe ser voluntario y no hay lugar a aducir causales de inculpabilidad o
de justificación. Resulta obvio afirmar que la aceptación, además de voluntaria, es decir, sin
presiones, amenazas o contraprestaciones, debe ser cierta y estar plenamente respaldada en el
material probatorio recaudado11.
En el nuevo sistema la aceptación unilateral de los cargos conduce a una sentencia condenatoria,
por lo que tiene como presupuesto la confesión simple del imputado o procesado. Debe aclarase
que se trata de una idea de confesión en sentido natural, como admisión de cargos sin
condicionamiento alguno, no en sentido probatorio, por cuanto la confesión no constituye un
medio de prueba en el nuevo sistema.
Si en el proceso penal existen suficientes elementos de juicio que permiten demostrar que la
aceptación, tanto de los cargos como de su responsabilidad, por parte del implicado, son veraces
y se ajustan a la realidad, no tiene sentido observar una serie de ritos procesales para demostrar
11
Ibidem.
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lo que ya está suficientemente demostrado. Contar con un sistema judicial eficiente, que no
dilate los procesos y permita resolverlos oportunamente, sin desconocer las garantías
fundamentales del procesado, es un deber del Estado y un derecho de todos los ciudadanos. Una
política criminal que conceda beneficios a quienes actúen observando el principio de lealtad
procesal, logrando además la aplicación de una justicia pronta y cumplida, sin desconocer ningún
derecho o garantía del procesado, no puede tildarse de atentatoria de los derechos inalienables
del individuo.
Ahora bien, el artículo 40-4 de la Ley 600 de 2000 establece que “el juez dosificará la pena que
corresponda y sobre el monto que determine hará una disminución de una tercera parte de ella
por razón de haber aceptado el procesado su responsabilidad”. Por su parte el artículo 288-3, de
12
“El artículo 3° de la Ley 890 de 2004, por la cual se modificó el Código Penal establece: “El artículo 61 del código
penal tendrá un inciso final así: El sistema de cuartos no se aplicará en aquellos eventos en los cuales se lleven a cabo
preacuerdos o negociaciones entre la Fiscalía y la defensa”.
13
“Este reconocimiento desvirtúa la legitimidad del argumento de que por tratarse de una institución propia, vertebral o
estructural del nuevo sistema acusatorio no admitiría la posibilidad de invocar favorabilidad. No solamente porque como
se demostró presenta una tradición en el sistema jurídico procesal colombiano, sino porque es evidente que si una
institución presenta ese nivel de caracterización específica, esencial y medular respecto del nuevo sistema, es muy
probable que no encuentre punto de referencia en el anterior sistema, excluyéndose así el supuesto material de la
favorabilidad, cual es la existencia de supuesto de hecho similares tratados de manera distinta.
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la Ley 906 de 2004, que para efectos de punibilidad remite al 351, señala que “La aceptación de
los cargos determinados en la audiencia de formulación de imputación, comporta una rebaja de
hasta la mitad de la pena imponible.
Si se observan aisladamente los rangos punitivos establecidos en una y otra normatividad para el
mismo supuesto, vale decir el allanamiento a los cargos en el momento de su formulación: “una
tercera parte” (Ley 600 de 2000) y “de hasta la mitad” (Ley 906 de 2004) de la pena imponible,
podría pensarse que no comportan favorabilidad por cuanto una rebaja de “hasta la mitad”
podría eventualmente ser equivalente a “una tercera parte”.
Sin embargo, para determinar la favorabilidad en abstracto, es preciso abordar el tema con una
visión sistemática, y de conjunto de los diferentes rangos de descuento punitivo que la nueva
normatividad establece, vinculando su magnitud a los estadios en que se produce el allanamiento
a los cargos: i.) una rebaja de hasta la mitad de la pena imponible cuando el evento se produce
en la audiencia de formulación de la imputación (Arts. 288.3 en c.c. con el 351); ii.) una rebaja
de hasta una tercera parte de la pena a imponer, cuando el mismo evento se produce en
desarrollo de la audiencia preparatoria (Art. 356.) y iii.) un descuento de una sexta parte, cuando
ocurre en el juicio oral (Art. 367 inc. 2°). Cuanto más distante se encuentre el proceso del juicio,
el allanamiento genera un mayor reconocimiento punitivo.
La Sala observa que, en los dos primeros eventos, que establecen un descuento ponderado de
“hasta la mitad” y de “hasta la tercera parte”, las normas respectivas no contemplan un límite
mínimo que complemente el correspondiente rango. Sin embargo, una visión sistemática y de
conjunto de los tres niveles de descuento, permite establecer que los extremos inferiores de los
rangos están determinados por el límite superior previsto para el descuento aplicable en la fase
subsiguiente en que éste procede, es decir que se encuentran recíprocamente delimitados, así:
Esta conformación de los rangos es compatible, no solamente con una visión integrada de las
normas que regulan la materia, sino con el criterio de política criminal que subyace al instituto,
consistente en que el tratamiento punitivo más benigno es directamente proporcional al mayor
ahorro en recursos investigativos del Estado. Así, no sería razonable, atendiendo los fines de la
institución, prever el mismo descuento para quien acepte los cargos en la audiencia de
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formulación, que para quien lo haga cuando el proceso ya se encuentra más avanzado: en la
audiencia preparatoria, o en el juicio oral.
De manera que comparando los dos sistemas de descuento punitivo previstos en una y otra
normatividad para el mismo supuesto de hecho, resulta más permisivo el contemplado en la Ley
906 de 2004, en cuanto permite un mayor rango de movilidad del juez para determinar el
descuento punitivo, particularmente en relación con quien se allana en la diligencia de
formulación de cargos.
(…)
De otra parte, en atención a que puede argumentarse válidamente que el incremento de la
rebaja por allanamiento a los cargos previsto en la nueva normatividad procesal ( hasta la mitad
de la pena imponible) forma parte de una estrategia global de política criminal (cuya validez no
corresponde analizar en esta oportunidad a la Corte) de la cual formaría parte el incremento
generalizado de penas introducido por la Ley 890 de 2004, considera la Sala conveniente
detenerse en el estudio de la correlación que, en términos de política criminal, pueda existir
entre el incremento generalizado de penas y el incremento de los descuentos punitivos por
aceptación espontánea de cargos.
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Según los artículos 206 de la ley 600 del 2000 y 180 de la ley
906 del 2004, la casación penal tiene como una de sus
finalidades la unificación de la jurisprudencia nacional,
entre otras razones, para garantizar principios como los de
igualdad y de previsibilidad de los ciudadanos frente a la
ley, propósito que se erige en baluarte desde los albores del
recurso en Colombia.
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RESUELVE
NOTIFÍQUSE Y CÚMPLASE
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SALVAMENTO DE VOTO
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“Y, así, debiendo la ley, en virtud de tales exigencias concebir la pena como un mal necesario y
proporcionado a la gravedad del delito, en el corazón mismo del principio de legalidad se halló
inscrito, naturalmente, otro, el de intervención mínima o proporcionalidad en sentido amplio”. TOMÁS
VIVES ANTÓN, Principio de legalidad, interpretación de la ley y dogmática penal, en Estudios de
filosofía del derecho penal, Bogotá, Uni-Ext., 2006, p. 298. El principio de legalidad aparece, además
de antitético del principio de oportunidad (artículos 250 Const. Pol. y 321-330 cpp-2004), en el
estatuto procesal penal último como principio rector y garantía procesal (artículo 6), y como criterio
modulador de la actividad procesal (artículo 27). Para mí una pena es legal cuando se tasa dentro
de los parámetros que establece la ley. El valor justicia implica que no haya impunidad. Y no hay
pena justa cuando se reconocen atenuantes ilegales, es decir, que no contempla la ley como “fin de
regulación”, “idea fundamental” o “razón justificante”, o porque no haya razonabilidad axiológica que
entre en fricción con el tenor literal del enunciado, como adelante lo demuestro.
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“La garantía de la defensa corresponde a todas las partes… De hecho, en muchos casos es una
afirmación casi automática, aquella de que la defensa corresponde a la parte pasiva del juicio… Sin
embargo, no consideramos acertada esta reducción subjetiva de la garantía de la defensa a una sola
parte, sino que, por el contrario, entendemos que se dirige y ampara a todas las partes del proceso,
en lo que constituye, por cierto, una característica esencial a tener en cuenta para la elaboración del
concepto de esta garantía constitucional”. ALEX CARROCA PÉREZ, Garantía constitucional de la
defensa procesal, Barcelona, Bosch, 1998, p. 86-87. Y además resulta elemental que la parte sea
parcial por y para sus intereses; que el litigante también lo sea según los intereses de la parte que
asiste, sea victimario, víctima, tercero civilmente responsable o asegurador –sistema de partes-;
pero el juez tiene que ser imparcial, independiente y autónomo, el fiel de la balanza a través de la
ponderación de derechos. MARÍA INMACULADA RAMOS TAPIA, Los deberes de imparcialidad y
vinculación exclusiva al Derecho , en El delito de prevaricación, Valencia, Editorial Tirant lo blanch,
2000, p. 146.
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17
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, providencias 11 julio de 2007 y 10 abril 2008.
18
MANUEL ATIENZA, Las razones del derecho, México, UNAM, 2003, p. 1.
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PABLO RAÚL BONORINO y JAIRO IVÁN PEÑA AYAZO, Argumentación judicial, Bogotá, Consejo
Superior de la Judicatura, 2003, p. 23.
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21
ROBERT ALEXIS, Teoría de los derechos fundamentales , Madrid, Centro de Estudios
Constitucionales, 1993.
22
“En razón de esta función, la ponderación se ha convertido en un criterio metodológico
indispensable para el ejercicio de la función jurisdiccional… que se encarga de la aplicación de
normas que, como los derechos fundamentales, tienen la estructura de principios”. CARLOS BERNAL
PULIDO, El derecho de los derechos, Bogotá, Uni-Ext., 2005, p. 139 y 97.
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LUIGI FERRAJOLI, Derecho y Razón. Teoría del garantismo penal , Madrid, Editorial Trotta, 1995, p.
853. “Son ‘derechos fundamentales’ todos aquellos derechos subjetivos que corresponden
universalmente a todos los seres humanos en cuanto dotados del status de personas, de
ciudadanos o personas con capacidad de obrar; entendiendo por derecho subjetivo cualquier
expectativa positiva (de prestaciones) o negativas (de no sufrir lesiones) adscritas a un sujeto por
una norma jurídica; y por status la condición de un sujeto, prevista asimismo por una norma jurídica
positiva, como presupuesto de su idoneidad para ser titular de situaciones jurídicas y/o autor de los
actos que son ejercicio de éstas”. LUIGI FERRAJOLI, Los fundamentos de los derechos
fundamentales, Madrid, Editorial Trotta, 2001, p. 19.
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JESÚS-MARÍA SILVA SÁNCHEZ, Sobre…, ob. cit., p. 376.
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III
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Esta fórmula legal introduce entre los fines de la pena todos los
criterios que han sido desarrollados, procurando responder la pregunta
de si se pena porque se delinquió o para que no se delinca.
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Culpabilidad y pena:
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(…)
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Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, auto de segunda instancia de 11 de julio de
2007, radicación 26945.
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(…)
5. Pero la pena no solamente tiene que ser justa sino que debe
ser respetuosa de la legalidad existente; se debe soportar en los
axiomas de efectividad33 («facticidad») y normatividad («validez») del
derecho, de donde su legitimidad dependerá del respeto a los límites
que disponga el orden jurídico en tanto expresión de una razonable
33
Mientras que para KELSEN la efectividad aparece vinculada a la existencia del Estado y a la
capacidad de imposición política, para HART el principio de efectividad se plasma en términos de
regla o práctica social.
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Corte Constitucional, sentencias C-004/03 y C-871/03, refiriéndose al non bis in ídem y declarando
que tal principio no es absoluto. “En el ámbito internacional se ha llegado a un consenso general en
la necesidad de considerar a las víctimas del delito como parte principal, junto al victimario y en
igualdad de condiciones, de la política criminal de los Estados. Se trata de una exigencia social y
humana: hoy, el llegar a ser víctima no se considera un incidente individual sino un problema de
política social, un problema de derechos fundamentales”. ALFONSO DAZA GONZÁLEZ, Víctimas en el
Sistema Procesal Penal Acusatorio, Bogotá, Universidad Libre, 2006, p. 56.
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ÁNGEL PUYOL, El discurso de la igualdad, Barcelona, Editorial Crítica, 2001, p. 203.
40
“Con el fin de humanizar la actuación procesal y la pena; obtener pronta y cumplida justicia; activar
la solución de los conflictos sociales que genera el delito; propiciar la reparación integral de los
perjuicios ocasionados con el injusto y lograr la participación del imputado en la definición de su
caso, la Fiscalía y el imputado o acusado podrán llegar a preacuerdos que impliquen la terminación
del proceso”.
41
“En los delitos en los cuales el sujeto activo de la conducta punible hubiese obtenido incremento
patrimonial fruto del mismo, no se podrá celebrar el acuerdo con la Fiscalía hasta tanto se reintegre,
por lo menos, el cincuenta por ciento del valor equivalente al incremento percibido y se asegure el
recaudo del remanente”.
42
“Las reparaciones efectivas a la víctima que puedan resultar de los preacuerdos entre fiscal e
imputado o acusado, pueden aceptarse por la víctima. En caso de rehusarlos, ésta podrá acudir a
las vías judiciales pertinentes”.
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IV
máximo del descuento, que no puede suceder, vr. gr., en casos de flagrancia o de prueba de cargo
contundentes. Y si ese descuento es razonado, más el incremento generalizado de penas por el
que aboga el Magistrado GÓMEZ QUINTERO, del artículo 14 de la Ley 890/04, vigente –según él
desde los albores del sistema acusatorio colombiano-, por supuesto que la rebaja fija de 1/3 de pena
consagrada en el mentado artículo 40, será siempre mayor.
45
LUIS CAMILO OSORIO y otros, Prólogo, Presentación y SPA: una política criminal para la lucha
contra la impunidad en un marco reforzado de derechos, en Nuevo código de procedimiento penal ,
Bogotá, CEJ, 2004, p. 21-40.
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en uno -el de la Ley 600 de 2000- y otro -el sistema de la Ley 906
de 2004- pero que reciben en cada uno soluciones de
derecho diferentes. Mal podría en efecto pretenderse por
ejemplo que se dé aplicación, en virtud del principio de
favorabilidad, a las normas que sobre principio de oportunidad se
establecen en la Ley 906 de 2004 a hechos acaecidos con
anterioridad a la entrada en vigencia de dicha ley, pues ese es un
elemento esencial del nuevo sistema que no encuentra su
equivalente en el sistema anterior regulado por la Ley 600 de
2000 y por tanto no se dan en relación con este último los
presupuestos lógicos para la aplicación del principio de
favorabilidad (Negrillas agregadas).
Agregó que
49
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sentencia Única Inst. agosto 3 de 2005,
radicación 19094, M. P., Dr. YESID RAMÍREZ BASTIDAS.
50
La Corte Constitucional hizo expresa referencia a los autos del 4 de mayo de 2005, radicaciones
19094 (reiterado en el auto de 7 de abril de 2005, radicación 23312) y 23567.
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Y concluyó:
Así las cosas, dado que no queda duda sobre la aplicabilidad del
principio de favorabilidad penal, la Corte -además de acoger,
por ser claramente respetuosa de las garantías
constitucionales, la interpretación adoptada por la Sala
Penal de la Corte Suprema de Justicia como máximo tribunal
de la Jurisdicción ordinaria en este tema-, declarará la
exequibilidad del tercer inciso del artículo 6° de la Ley 906 de
2004 por el cargo formulado, pues se reitera la única
interpretación posible del mismo en el marco de la Constitución
es la que se desprende de la conjugación de los principios de
legalidad, irretroactividad de la ley y favorabilidad penal a que se
ha hecho extensa referencia, lo que pone presente que en
manera alguna se pueda desconocer la aplicación del principio
de favorabilidad, contrariamente a lo que afirma el actor.
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a lo que ocurre con los vocablos “equiparable” y “analogía”. «Idéntico» significa lo mismo que otra
cosa (institución) con que se compara. Véase Diccionario de la Lengua Española, 22 edición.
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El Comisionado encargado del tema, escribió: “No debe perderse de vista que los preacuerdos y
negociaciones, bien entendidos y acertadamente ejecutados, procuran imprimirle rapidez al trámite
de juzgamiento, sobre la base de un consenso justo, pudiéndose decir que si bien el procesado es el
creador del conflicto también debe intervenir como parte decisiva” GUSTAVO GÓMEZ VELÁSQUEZ,
Aproximación al tema de los preacuerdos y negociaciones en el cpp –arts. 348 a 354-, en Sistema
penal acusatorio, Bogotá, Fiscalía General de la Nación, 2005, p. 69 ss.
53
CAMINO VIDAL FUEYO, El principio de proporcionalidad como parámetro, en Anuario de derecho
constitucional latinoamericano, 11° año, T.II., Montevideo, Fundación Honrad Adenauer Stiftung,
2005, p.430.
54
Que acaba de decir: “En realidad, no parece razonable que en el sistema procesal anterior la
víctima pudiera disponer de su pretensión indemnizatoria, pero en el nuevo, cruzado
transversalmente por el instituto de las negociaciones, preacuerdos y acuerdos, esa capacidad
dispositiva quede limitada”. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sentencia abril 9 de
2008, radicación 28161.
55
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia de casación, 23 de agosto de 2005.
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Y se puntualizó que
aducir que los dos institutos son iguales por cuanto inciden en el
campo de la punibilidad, es una afirmación sesgada y genérica
que no consulta tanto la estructura de cada sistema como los
motivos por los cuales fueron incorporados a cada legislación,
resaltándose que en la Ley 906 de 2004 impera como principio la
justicia consensual propia de los sistemas de corte acusatorio.
56
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia de casación, 23 de mayo de 2006,
radicación 25300, con reiteración en la sentencia de casación de 3 de mayo de 2007, radicación
23486.
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CONCLUSIONES
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VI
REFRENDACIÓN DE UN CRITERIO
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Cordialmente,
Fecha ut supra.
SALVAMENTO DE VOTO
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Sentencia de segunda instancia, radicado 23.567
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“Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que
se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la
plenitud de las formas propias de cada juicio.
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(….)
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Sentencia C-104/93, M.P. Alejandro Martínez Caballero
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Bajo ese rótulo genérico del Título segundo en cita, cabe relevar, se
insertan tanto las negociaciones propiamente dichas, como el
allanamiento a cargos, no sólo porque la simple revisión exegética de
la normatividad así lo informa, sino en atención a que no se entienden
ambas como figuras disonantes o siquiera alternativas, sino propias de
esa teleología premial arriba destacada.
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Ahora, han tratado la que hasta hace poco era posición minoritaria
de la Sala, así como las decisiones de tutela citadas en el fallo del cual
me aparto, de significar similar la figura de la sentencia anticipada, con
el mecanismo de allanamiento a cargos, a partir de la elaboración más
o menos detallada de un listado de factores comunes a ambos
institutos.
64
Sentencia T-098 de 1996, páginas 27 y 28.
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Fecha ut supra.
SALVAMENTO DE VOTO
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Siendo ello así, el sistema está diseñado para que el derecho penal premial
sea, en gran medida, parte estructural de la solución de los conflictos que
conoce el derecho penal. Por ello es que el legislador previó en este nuevo
modelo de proceso penal el Título de “ PREACUERDOS Y
NEGOCIACIONES ENTRE LA FISCALÍA Y EL IMPUTADO O ACUSADO”,
institutos jurídicos de los cuales tanto la fiscalía y el imputado o acusado,
según el caso, podrán utilizar como una manera de terminar de manera
“abreviada” el proceso.
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Cordialmente,
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