Está en la página 1de 38

El momento.

Ella hace memoria, y reconoce el momento exacto en el que se convirtió en una hija
incestuosa

Lo cierto es que recuerdo perfectamente cuando ocurrió. Con los años, soy consciente del
momento exacto en el que me convertí en una mujer deseosa de follar como un animal con su
padre.

Me llamo Paula. Y ahora tengo 26 años. Soy el fruto de una noche de botellón y sexo entre dos
adolescentes. Mi madre, al nacer yo, me dejó en casa de mi padre y desapareció. Mis abuelos y
mi padre, a los pocos meses de ser dejada a su cuidado (por no decir abandonada), se
mudaron, en parte por huir de las habladurías y en parte para iniciar una nueva vida. Nunca he
vuelto a saber nada de mi madre o su familia. De hecho, he pensado en ellos apenas media
docena de veces en ellos, a lo largo de mi vida.

Casi al mismo tiempo, papa entro en la academia de la guardia civil; no por que tuviese
verdadera vocación, sino por que decidió dedicarse a mi. Supongo que se enamoró de mí. Me
gusta pensar eso.

Pasé mi infancia con mis abuelos paternos, mientras el ascendía a base de esfuerzo y sacrificio.

Fueron pasando los años, y a parte de su trabajo, yo era su centro de atención. Pasaba cuanto
tiempo podía conmigo, me procuró lo mejor. Fui una niña no deseada; pero infinitamente
querida por mi padre.

Cuando cumplí los 13 años, mi abuela le hizo comprender a mi padre que debía asentarse en
una ciudad: pronto comenzaría mi adolescencia, y los cambios de destino de mi padre no me
habían dejado arraigarme a un lugar, a unos amigos.
Al llegar a ser capitán, nos asentamos en Soria. Inicié el instituto, conocí un grupo de chicas y
chicos con los que comencé a sentirme integrada en la ciudad.

Papa quería seguir pasando tiempo tanto conmigo, como antes; pero yo era una niñata que
comenzaba a mirar a los chicos como una mujer, y que se preocupaba más de su físico que de
lo abandonado que se sentía la persona que más me amaba.

Una noche, que había quedado para cenar con sus compañeros de trabajo, volvió a casa
acompañado.

Me desperté sin querer, pero ella estaba bebida, y tropezaba haciendo mucho ruido.

-SSSHHHH…ten cuidado, despertarás a toda la casa.

-Pero….¿quién vive contigo?

-Mi hija…y mis padres han venido a visitarnos.

-Jijijijij…tendré que follarte como si fuésemos quinceañeros: en silencio…jijijijiji.

Al oír aquello me recorrió un escalofrío extraño.

-Anda, no montes escándalo, y prepárate: hace mucho que no me como un coño, y es algo que
me encanta.

-¡Guarro!.Jajajaja. Me lo vas a comer, hasta que me corra tres veces. Si lo consigues, te dejo
follarme el culo.
La puerta de la habitación de mi padre se cerró. Al estar al otro lado del pasillo, no escuché
nada, pero no me dormí en toda la noche. Justo antes del alba, la puerta de sui dormitorio,
rechinó levemente.

-Te acompaño a la puerta.

-Que caballeroso. Aunque más caballeroso sería que me llevases en brazos; me has roto el culo
completamente, so cerdo.

-Lo has disfrutado tu más que yo, confiésalo.

-jejejejejeje. Sí. Y espero repetir pronto. Pero que no haya nadie en casa….será mucho mejor y
más satisfactorio, te lo aseguro.

Aquello me enfureció. ¿Quién coño era aquella tipa que quería sacarme de mi casa?; y encima,
para quedarse con papa para ella sola. Pedazo de puta.

Al cerrar la puerta de casa, papa regresó a su habitación, y cerro. Me volví a dormir, hasta que
mi abuela me llamó a desayunar. Durante el resto de la mañana estuve pendiente de la
habitación de papa. Cuando se levantó, gritó los buenos días a todos y se metió en el baño
para darse una ducha. Yo aproveché para ir a ver las huellas del sexo que le había dado mi
padre a aquella zorrita, y me quedé estupefacta: las sábanas eran un amasijo desordenado en
mitad de la cama, en el cual se veían perfectamente las manchas de la abundante corrida del
polvo de papa. La muy guarra había empapado hasta el colchón. Además se podían ver
agujeros en una de las almohadas; seguramente causadas por los mordiscos de aquella mujer
cuando mi padre le abrió el culo.

Yo estaba excitadísima. Era la primera vez que me quemaba el coño así. Metí mis dedos en el
interior de mi vagina, y me di cuenta que mis bragas estaban completamente mojadas.
Corriendo, y sin darme cuenta, me dirigí al baño, para hacerme un dedo fortísimo. Cuando
irrumpí en el, me choqué con mi papa, que salía de la ducha completamente desnudo de la
ducha.

Aquel cuerpo, desnudo, húmedo, robusto…despertó algo en mí. Sufrí un orgasmo como
excepcional. Apenas pude evitar que mi padre se diese cuenta que me temblaban las piernas.
-¿Estas bien, Paula?. Te noto rara- me dijo mientras se enrolló la toalla.

-No, nada; he dormido mal- dije, mientras pensaba- “No te enrolles la puta toalla; me muero
por verte la polla, por meterla en mi interior”.

-¿Qué tal anoche?¿Te divertiste?- pregunté.

-¡Bah!, no estuvo mal. Nada interesante- mintió.

-Venga, papa; eres un hombre muy atractivo. Seguro que ligaste- inquirí.

-¡Niña!, jajajaja; ¿tu crees que alguna mujer se fijaría en mí?, si estoy hecho unos zorros-. Era
mentira: objetivamente, mi padre, aunque no musculoso es fuerte, robusto; con pelo corto y
barba larga y de color azabache que enmarca una cara regular de ojos verdes pálidos; lo cual le
da una imagen de autoridad natural. No es guapo, pero es terriblemente atractivo,
magnético…te atrae con su presencia, no con su cuerpo.

-Que mentiroso eres. Cualquier chica estaría feliz de tenerte a su lado.-continué- eres lo que se
dice, un madurito interesante.

-jajajajaja. Como eres, Paula. ¿de veras crees que tengo tiempo o ganas de buscarme una
mujer?; no mi vida. Tu eres la mujer de mi vida, y no quiero otra, descuida.

Aquello me turbó completamente, pero mantuve la compostura suficiente para preguntar-¿de


veras quieres que me crea que no has estado con ninguna mujer, desde que dejaste
embarazada a mi madre?.

-Eres ya suficiente mente mayor para hablar a las claras. No Paula; por supuesto que no. He
tenido relaciones sexuales con mujeres, claro que si, no soy de madera. Pero mi cupo de
relaciones estables está cubierto.
-Pero, no has tenido novia, que yo recuerde. ¿con quién lo hacías?- me interesé.

-Pues con chicas que conocía en algún bar; aunque lo más frecuente es con prostitutas. Yo
tengo mi desahogo y no tengo ningún compromiso. Ya te he dicho quien es la mujer de mi
existencia, princesa. Pero oye, esta conversación se queda aquí- ordenó- Por supuesto, mi
capitán- contesté, cauadrándome y saludando a lo militar, con toda mi coquetería; mientras el
salía del baño dándome un beso en los labios, como a menudo hacía; salvo que aquella vez, a
mi me encendió por dentro.

Fue en aquél momento en el que mi padre comenzó a ser el hombre de mi vida. Me di cuenta
de lo solo que estaba, acostándose con putas, para poder tener algo de sexo.

Me propuse hacerle mío, ser su chica, darle felicidad, estabilidad y sexo.

Las semanas y meses pasaron, y comencé a pasar de nuevo más tiempo con papa. Le sugerí
que se apuntará a mi club de tiro con arco, y a mi gimnasio. A petición mía, cocinaba dulces
para mis amigas cuando acudían a casa a tomar café, y participaba de nuestras charlas. Lo
cierto, es que, cuando el hablaba mis amigas le miraban embelesadas, lo cual me daba celos,
sinceramente.

Cuando llegó el verano de mi 15 cumpleaños, papa y yo teníamos una complicidad casi


absoluta.

Llegaron las fiestas patronales; unos días donde todo el mundo está bailando, bebiendo y
cantando por las calles. Era la oportunidad ideal para hacer a papa completamente mío. Sabía
que si el me rechazaba, no me abandonaría; nos alejaríamos, sí; pero yo llevaba meses
soñando con el, con su cuerpo, subyugada por su presencia, dominada por su voz….

Eran las tres de la tarde, y me hallaba en una calle cercana a la plaza de todos con mis amigas.
Todas estábamos bastante “alegres” gracias al kalimocho y la cerveza. Las barreras caían, y
chico que se descuidaba, chico al que mis amigas atacaban, entre risas, besos y algún que otro
toqueteo. En ese momento ví a mi padre con su cuadrilla. Vestía una camiseta de manga corta
y un pantalón corto que no mermaban en absoluto la autoridad que emanaba.
Inmediatamente me mojé.
Le fui a buscar, y entre los gritos de sus, me lo llevé al centro del circulo que habíamos hecho
entre todas. Las charangas tocaban y todo el mundo bailaba, así que, reuniendo valor, me
lancé a bailar con el. Le agarré muy fuerte y muy cerca; nos mirábamos a los ojos, y pude ver
sin duda el deseo en el. Nuestras cinturas se tocaban, y moviéndonos al son de la música, noté
como su polla se endurecía lenta pero imparáblemente.

Sin darme cuenta, nos dimos un pico, como hacíamos a menudo, pero esta vez, nuestras
lenguas se tocaron.

-Ven conmigo- susurré a papa; a la vez que les decía a mis amigas- Vuelvo en un rato, si os
movéis de calle, mandarme un mensaje-. Tiraba de papa, entre la multitud. Cada vez que la
muchedumbre nos impedía seguir, el pegaba su polla, dura como el acero, a mi culo.

-¿Qué estamos haciendo, Paula?-me preguntó- Vas a tomar lo que es tuyo, y yo voy a tener lo
que me pertenece- de dije, mientras me abrazaba por la espalda y nos besábamos como lo
hacen dos amantes, entre la invisibilidad de la multitud.

Salimos de la calle, y nos encaminamos a casa. Nada más entrar, me adelanté a su dormitorio,
mientras me desnudaba dejando mi ropa por el suelo.

Al llegar a la puerta, papa me miraba desde el extremo del pasillo, con cara de deseo y mirada
de lujuria. No atisbé un ápice de amor en aquel hombre: era presa de su deseo por mí, y eso
me hizo sentir muy mujer.

Se desnudó y caminó con decisión cuando le pregunté:-¿Qué?¿no le vas a romper el culito a la


zorrita de tu hija?-.

Al llegar a mí, me agarró por la nuca, exclamando-Te deseo Paula, quiero comerte el coño y
correrme en tu culo. Te voy a dejar rota, putita.-

-Soy mucho más mujer que esas putas que te tiras. No voy a conformarme con un solo polvo.

-Eso espero-dijo, mientras me empujó a su cama.


Me cogió por los tobillos, levantándolos, mientras abría mis labios e introducía su larga lengua
en mi coño.

-¡¡¡AAAAHHHHHHH!!!- grité- sigue, sigue; parece que me estoy meando-

-No, hija mía, te estás corriendo en la boca de papa- dijo con una media sonrisa en su boca.
Continuó hasta que llegó mi tercera corrida. En ese momento, sin soltarme los tobillos, metió
de un solo golpe, su polla dura como una piedra, en mi empapado coño.

-UUUFFF-suspiró- que rico, mojadito, tierno. Que ganas de correrme en el que tengo-.

-Venga, dame caña, papa. Necesito que me folles bien duro. Me hace falta una lección de
modales- exclamé sonriendo y mirándole con lujuria-. Comenzó una follada impetuosa, fuerte,
sin delicadeza; que me regaló otros dos orgasmos que no he vuelto a experimentar.-¡Sí, sí; así,
lo necesitaba; lo quiero todos los días, papa. Prométeme que me lo darás, aunque solo sea un
par de veces a la semana.- supliqué- No te preocupes, cariño: papi te llenará de polla el coño,
la boca y el culo, por lo menos tres veces; descuida- me dijo.

En mitad del polvo, me hizo levantar. Se sentó en la esquina de la cama y me ordenó:-


Empálate en mi rabo, perrita- cuando me colocaba su polla en la entrada de mi coño me dio
una sonora nalgada, preguntando-¿Qué haces?¿Acaso no te dije que te quería joder ese culito
de puta?- Así que, dirigí la cabeza de su pollota a ni ano, y noté como mi padre tomaba la
virginidad de mi culo.- Ah..me duele, papa…despacio por favor- supliqué-¿despacio?- preguntó
con sorna. En ese momento puso ambas manos en mis hombros, y a la vez que elevaba su
pelvis, empujó con fuerza para abajo con sus manos, rompiéndome sin piedad- SI!!! ¡Te lo
rompí! Meses soñando con el, y ahora es completamente mío. ¡Toma, puta, siénteme!¿te
gusta como te lleno de polla?- gritó- Sí, si..me encanta, rómpeme, soy tuya, lléname de leche,
so cerdo- le ordené.

Los jadeos y los gritos llenaban la casa. El sonido de sus huevos golpeando mi coño solo hacía
aumentar mi excitación.
Pensé que acabaría llenándome el culito con la esencia de su hombría; pero me equivoque-
levántate, zorra, túmbate en el suelo y abre tus piernas-ordeno-¿para qué?-quise saber,
temiéndome que se corriese en mi cara, lo cual no quería yo esta vez- Calla y ábrete-.

Le obedecí, y como un rayo, se abalanzó sobre mí, clavándome su polla de un solo tajo y
comenzando un bombeo fuerte y rítmico.-me corro, me corro en tu coño, putita mía.¿Quién es
la putita de papi?, dilo- grito-¡yo, yo soy tu puta, yo necesito tu leche en mis entrañas! ¡Vamos,
córrete, lléname de leche, cabrón!-.

Acto seguido, note como estallaba en mi interior; me noté llena, rebosante, completa.

Nos quedamos jadeantes en el suelo, mientras notaba como su semen se escapaba desde mi
coño hasta el suelo, formando un charco mezcla de nuestros orgasmos. El olor de la habitación
me agradaba.

-Ha sido genial, putita mía-Aquella forma de dirigirse a mi confirmó que yo había conseguido lo
que pretendía.

-Pues prepárate, semental. Voy a obligarte a cumplir tu promesa semanal-. Le dije mientras me
levantaba y me vestía- Pero ahora me están esperando; y a ti, también. Volvamos a la fiesta, y
después, seguimos nosotros con la nuestra, ¿de acuerdo?-.

El comienzo de esta relación quedó sellado con el beso que nos dimos en el que a partir de
entonces fue nuestro dormitorio.

Con los años, nuestra relación atenido altibajos y fases. Las experiencias que hemos vivido, son
muchas y variadas. Pero son otras historias, dignas de su propia mención

Incesto: Pecado o Amor ?


Porque es pecado si es una muestra de amor puro y real

Buen dia a todos los que se toman la molestia y el tiempo de leer esta breve historia

Me llamo Beatriz Alejandra (no omito mis nombres por que en el mundo exiten tantas
personas con el mismo nombre que si yo no digo quien soy será dificil que den con mi
paradero), tengo 38 años, casada, ama de casa, clase media, me considero guapa, agradable
de buenas facciones fisicas, con dos hijos, una nena de 17 años y un varon de 19 y un esposo
en terminos generales bien.

Hasta hace un tiempo era una persona comun y corriente pero en mis tiempos libres empese a
descubrir nuevas cosas ciberneticamente y eh ahi el motivo de mis lujurias y pasiones,
descubrir el famoso, trillado y pecaminoso INCESTO, si ese que yo no conocia, pero que al
principio me parecio algo grotezco y repugnante.

Al principio lei noticias sobre abuso y maltrato, eso me llevo a descubrir por cosas del destino
videos y luego relatos, de los cuales me fui haciendo fanatica sin darme cuenta, mis ratos libres
los empleaba netamente para buscar relatos e ir adentrandome mas al tema, con el tiempo le
fui cogiendo gusto hasta llegar a desvelarme a altas horas de la madruga leyendo cientos de
relatos sobre el tema.

Sin darme cuenta, se me volvio un vicio y parte de mi vida diaria escaparme ratos libres para
buscar mi droga "todo lo relacionado al incesto", esto fue creando en mi una nueva mujer, mas
lujuriosa, pecaminosa, morbosa entre muchas cosas mas, sobre todo teniendo de ese
momento en adelante dos motivos muy grandes ante mis ojos para que mi vida de un
momento a otro tomara un giro repentino, mis dos hijos, una nena de 17 años que a pesar de
su corta edad le ha acentado muy bien el desarrollo, como todoa chica, todo firme y bien
puesto en su lugar, una cara linda y una vestimenta muy a la moda, sin quedarse atras mi hijo
de 19 años, guapo, alto, complexion atletica sin nada que envidiarle nada a nadie.
No quiero aburrirlos ya que este no es un relato como tal, por que aun no sucede nada (Pero
mi yo interno me pide a gritos que suceda algo), pero les dejare mis fantasias y quedare a la
espera si alguien quiere opinar y dar su punto de vista de lo que me gustaria que se convirtiera
en realidad, y ojo que esto es netamente real y estaria muy dispuesta a todo por llevarlo a
cabo.

Deseo totalmente estar y ser de mi hijo y ver que mi esposo convierta en mujer a la nena, si es
algo para muchos grotezco (como yo pensaba antes de hundirme en este tan exquisito y
fascinante mundo), pero es mi realidad y no voy a tapar el sol con un dedo, estoy convertida
en otra persona y no hay dia que no sueñe con estas fantasias de las que quiero poder hacer
una realidad, ojo que mi esposo no sabe nada, es chapado a la antigua, ustedes son desde
ahora mis complices...

Si quieren que esta historia continue, depende de ustedes...

Saludos cordiales, un beso de su nueva amiga Alejandra.

En la Cama Con Mi Papá

No sé como fue a pasar esto, sigo sin entenderlo.

Hola de nuevo, mi nombres es Antonella y lo que les voy a contar fue algo tan confuso,
extraño que ni yo sé en qué momento paso.

Empiezo, hace dos días a mí me dolía mucho la cabeza, ya iban a dar las 11 de la noche, mi
mamá me dijo que me pasara a dormir con ella en lo que mi papá llegaba, porque había salido
con sus amigos a beber algunos tragos, me puso bolsas de hielo, porque sufro de migraña y
muy feo, total, me quedé profundamente dormida con mi mamá alado claro, en eso escuché
entre sueño que llegó mi papá, porque sentí como se levantó mi mamá, yo tengo mi recámara
aparte, pero como mi mamá me vio tan dormida, le dijo a mi papá que no me fuera a
despertar porque me había dado migraña y entre dormida/despierta escuché que solo le dijo
"aja" y ella se fue a mi cuarto a dormir, mi papá se acostó alado mío porque había solo una
cama, que era de ellos dos.

Yo traía una bata larga, con solo corpiño y nada abajo, tanto me dolía la cabeza que se me fue
la onda en ponerme calzón o algún boxer, bueno, en eso mi papá me dio un beso en la mejilla
y me dijo en el oído, te amo princesa, descansa. Eran como las 03:00 a.m. y siento como mi
papá se voltea de mi lado pero arrepegándome su asunto, primero no le di importancia, total,
seguía dormida, en eso siento como se empieza a pegar más pero ya con su verga parada,
entre rose y rose se le paraba más, no sé si era por la borrachera o no se, en eso pone su mano
izquierda en mi pierna, la fue subiendo hasta mi entre pierna a lo cual procedió hasta la
cintura, subiendo mi bata, yo me quedé congelada, asustada porque no era un hombre
cualquiera el que me estaba tocando, ¡era mi papá! entonces yo le quité la mano y le dije:

- Papá por favor, soy tu hija, estás borracho y no sabes lo que haces.

A lo que él solo me dijo en el oído.

- Sé que eres mi hija, eres mi princesa y verte con esta bata, saber que no traes nada abajo me
puso muy excitado, al no ver a tu mamá despertándome y verte a ti así, bueno, creo que
cualquiera se pone loquito mi amor. Déjate llevar mi cielo.

No asimilaba lo que me decía, desconocía totalmente a mi papá cuando me dijo todo eso, pero
por un lado, me gustó el arrepegón, no sé, sé que está mal porque es mi papá pero también le
tengo mucho aprecio que haría cualquier cosa por él, dejé que siguiera sus arrepegones, subió
más su mano hasta llegar a uno de mis pechos, al tocar mi pezón, di un salto de sorpresa y
excitación, esa no era yo, el morbo me había tomado prácticamente, el deseo de incestar con
mi papá, el amor que le tenía, todo se juntó. Pero el deseo era mutuo, porque le correspondía
al dejar que me tocara de esa manera.

Yo solo me mordía los labios, entre gimiendo y en vos baja, le decía que parara, a lo que él me
respondió.

- ¿Segura que quieres que pare?, yo veo como se te pararon los pezones al solo tocarlos mi
amor, vamos princesa, dejate llevar y hazte pasar como que eres tu madre, eres identica a ella
cuando era joven, piernas torneadas, firmes, unas nalgas bien paraditas y unos pechos tan
ricos, como no querer hacerte mía en estos momentos si eres la viva imagen de tu madre. Te
amo princesa, no cortes este mágico momento.

Cuando me dijo eso, sentí como un toque de electricidad en todo mi cuerpo, el saber que mi
papá me deseaba en cierto punto como mujer, mi morbo creció más cuando escuché todo eso
que me dijo, y yo solo le dije.

- ¿En verdad me parezco a mi mamá de joven papá?, ¿en verdad te parezco tan atractiva?,
¿tanto me deseas que quieres hacerme el amor sin importar que estemos incestando?

Yo ya no era yo, era otra, me desconocía, pero el placer ya era máximo, ya no me importaba
mi mamá ni lo que pasaría. Mi papá solo me dijo.

- Claro mi vida, te deseo tanto y desde cuando, solo que eres mi hija, jamás me había pasado
por la cabeza esto, pero ya verte aquí, vestida así y aceptando mis caricias, pues ya es otra
cosa. Vamos hija, que no nos importe el ahora, dejemonos llevar, quiero que seas mía, ahora
mismo.

Al decir eso él, me le pegué más y le dije con vos coqueta.

- Está bien papi, hoy hazme lo que quieras, hoy tu hija será tuya.

Mi padre al escuchar eso, solo oí que dijo "Gracias a Dios" y me empezó a tocar de nuevo, me
seguía arrepegando su enorme verga y yo ya estaba lo que le seguía de mojada, lo supo
porque me empezó a masturbar, me dijo al oído.

- Mi bebé está mojada, mi bebé le gusta que su papá le toque.

Más me ponía loca y solo le respondí que sí, que me estaba encantando y que siguiera que no
parara, a lo que él con gusto siguió con lo que estaba haciendo mientras me chupaba mi oreja,
yo ya estaba que no aguantaba, ya quería me me la metiera pero ya, cosa que le dije y me
respondió con un "está bien bebé, a mi hija lo que me pida", se bajó el boxer y así como estaba
de espalda me la empezó a meter despacio, sentía cada centimetro de su verga como entraba
lentamente en lo más profundo de mi vagina.

Cómo lo estaba disfrutando, no tienen idea mis lectores, sentía ese morbo al 100% el saber
que no era mi sobrino, si no mi papá el que me estaba cogiendo de lo lindo, cuando entró por
completo se quedó quieto o más bien, los dos nos quedamos quietos por unos segundo, yo fui
la que tomó la iniciativa y empecé con el mete y saca, solo escuchaba a mi padre que gadeaba
y decía.

- ¡Ahh! ¡Ohh! mi amor, pero que bien lo haces, está tan caliente adentro de ti que lo disfruto
más, sigue bebé, mi bebé, que a papi le gusta.

Aumenté el mete y saca, que casi iba a gritar pero mi papá me tapó la boca y me dijo que no,
que mi mamá estaba en el otro cuarto y que nos iba a descubrir, así que solo le dije que si
moviendo la cabeza y mordiéndome los labios para no gritar de placer. Él también aumentó el
ritmo pero ahora me agarró con las dos manos de la cintura, no es por nada, pero tiene la
verga más grande y gruesa que mi sobrino, y es que pues obvio, la diferencia. Me dijo que
cambiaramos, que me subiera encima de él, sin quitarme la bata me le monté como leona en
celo, veía la cara de excitación de mi papá al ver como rebotaban mis pechos, los agarró con
una ternura y a lo que procedió a chuparlos. Me tuve que tapar de nuevo la boca porque en
verdad lo estaba disfrutando como loca, en eso me dijo mi papá.

- Mi amor ya no aguanto, quítate que me voy a venir ¡Ahh! ¡quítate!

Yo para ese entonces ya había tenído tres orgasmos seguidos, solo le dije.

- Vente papá, no me quitaré, quiero que te corras adentro y no me importa, mañana me tomo
las pastillas, quiero sentir tu semen adentro.

Mi padre solo acostó la cabeza de resignación y después se vino, fue tan sabroso sentir como
se venía y en eso tuve otro orgasmo más, los dos nos venimos, me quedé acostada arriba de
él, sin sacar su verga de mí, esperé que se hiciera chiquita y sola salió, sentía su corrida adentro
de mí, caliente caliente, nos quedamos dormidos en esa posición en un rato, después me
acomodé mi bata y me puse como estaba, a lo que él también se acomodó, hasta que nos
quedamos dormidos.
Al otro día él se despertó primero, me dio un beso en la frente y me dijo en el oído.

- Gracias princesa, fue la mejor experiencia que pude tener y más que fuiste tú, mi princesa de
todos los castillos, te amo, nos vemos en la tarde que llegue de trabajar.

Desperté como eso de las 11:00 a.m. Pensando que todo había sido solo un sueño, pero al
tocarme mi vagina supe que no, pues todavía tenía liquido de él y de los míos. Mi mamá me
fue a ver y me preguntó que si había pasado buena noche, a lo que solo sonreí y le dije que fue
una noche perfecta, me preguntó por qué y solo le dije es que dormí bien, es todo mamá.

Así fue como pasó esa noche con mi papá, extraño y todo por la forma cómo pasó, pero saben,
no me arrepiento de nada, porque al final es mi papá y siempre haré lo que sea para que él se
sienta bien. Esto no pienso platicarselo a mi sobrino, este secreto me lo guardo yo y ustedes
mis lectores favoritos, y como lo vuelvo a repetir, el incesto es lo mejor y si tienen
oportunidades, aprovechenlas porque nunca se sabe.

Buenas noches mis lectores incestuosos, les mando un beso, no quería irme a descansar sin
antes compartirles esta loca anécdota que tuve con mi papá, y creanme, sigo sin creerlo.
Buenas noches.

Cualquier cosa les dejo mi correo, ahí me pueden mandar sus anécdotas ---->

A mi papi le gusta verme masturbar ...

Un viaje entre mi papi y yo se convirtió en nuestro mayor secreto

Hola soy Alejandra tengo 21 años y soy de una ciudad muy bonita de Venezuela. Empezare
describiendome fisicamente soy morenita cabello negro supeer largo y liso, ojos grises, los
herede de mi papi, no soy muy flaca y no muy gorda pero tengo muy buen cuerpo o por lo
menos es lo que muchos de mis exs novios me han dicho. ok comenzaré...

De vacaciones de ultimo curso, estudio Contaduria Pública en una de la las universidades mas
importantes del país, mi papi nos ofrecio a mi mama y a mi irnos de viaje juntos a España,
nosotras super emocionadas les dijimos que si inmediatamente. Cuando faltaba una semana
para irnos mi mama tuvo un problema en el trabajo y no la dejaron viajar y pues para no
arruinarnos el viaje dijo que nos fueramos solo nosotros, mi papi y yo.

Llegó el día y ya estamos en Madrid España, llegamos al hotel y nos llevaron a nuestras
habitaciones es de esas que estan separadas pero se conectan por una puerta. Llegamos nos
instalamos.

Lego nuestro día de paseo y me levante y voy al cuarto de mi papi y no lo veo al entrar pero si
veo la puerta del balcón entre abierta, cuando me asomo y veo a mi papa con su pene en la
mano haciendose una gran paja que grande y gordo es, el tenia sus ojos cerrados muy
concentrado masjeando sus bolas y tallandose ese gran palo venoso. Woww nunca habia visto
a mi papi de esta forma y tengo que admitirlo me encanto se veia tan sexi, mientras se
masturbaba voy sintiendo como mi cuquita se va mojando, el siguió masturbandose hasta que
tuvo una gran eyeculación con una cantidad de semen increible. Antes de que se diera cuenta
voy a mi cuarto antes de que se diera cuenta que lo estaba viendo y tenia muchas ganas de
masturbarme y eso fue lo que hice me desnude y me acuesto en mi cama empiezo a acaricias
mi cuerpo cierro los ojos y me sigo acariciando llegando a mis grandes tetas las acaricio, hecho
mi saliva en los dedos y acaricio mi pezon que ya estaba super erecto, los pellisco pasando de
uno a otro mientras lo hacia voy bajando y tomo mi vientre y y bajo más hasta tocar mi cuquita
y en ese momento me doy cuenta de lo mojada que esta paso mis dedos entre mis muslos y
cada vez me acerco a mi cuquita, con los dedos abro mis labios e introduzco el dedo indice en
mi interior y lo saco hago esto varias veces luego meto otro dedo osea que en ese momento
tenia los dedos indice y medio en mi conchita que rico se sentia los saco me los meto en la
boca para probar mis jugos, DIOS eso me encanta, los vuelvo a meter pero esta vez lo hago
mas rapido empiezo a sentir esas ñañaras en mi interior, paro vulvo a probarlos y luego lo
vuelvo a hacer más rapido esta vez mientras que mi pulgar esta masajeando mi clitoris, que
rico se sentia, en mi mente estaba mi papi desnudo haciendo esa paja, queria comerme ese
pipito tan grandote chupar sus bolas, besar entre sus muslos hasta que se venga en mi boca y
tragarme toda esa leche tan rica.

En este momento estoy en cuatro aguantandome en el espaldar de la cama, ya había sacado


mi juguetico de plantico de la cartera, siempre lo llevo conmigo, y ya esta dentro de mi.
Gracias a mis jugos este entra y sale de mi con mucha facilidad pero dandome un rico placer.
Aún con los ojos cerrados, gimo y gimo pero calladita no muy alto para que mi papi no me
escuche, pero cada vez se me hace mas dificil porque estoy llegando a un orgasmo super rico,
contraigo mi abdomen plano y muerdo mis labios para que no me escuche y listo wooww, que
rico sigo con los ojos cerrados de rodillas en la cama pegada del espaldar de espalda a la
puerta del cuarto.

Cuando ya estoy un poco reestablecida abro mis ojos y con dificultad veo, por el reflejo del
espejo, que mi papi me estaba viendo con los ojos como platos ...

C O N T I N U A R A ...

Dos hermanas

El hombre que tenían cerca era el padre

Dos hermanas.

El hombre trabaja bajo el sol pesado de la tarde, el azadón se clava en la tierra, se agacha para
poner la semilla,se vuelve a incorporar y repite la operación . Una joven se acerca con un
pequeño cántaro y humedece la zona que ha preparado el labrador. Vuelve a pequeño arroyo,
allí otra muchacha , un poco mayor, la coge la mano y la obliga a sentarse a su lado bajo la
sombra de un árbol.

- Descansa. Padre va a seguir hasta caer agotado. Sólo el trabajo le impide pasarse las horas
llorando.

- Fue terrible. El fuego,las piedras, la destrucción , tan rápido, sin darnos cuenta. Y él ha
perdido todo, su casa, sus amigos, toda lo que había conseguido en la vida, Y lo peor lo de
madre, cuando parecía que nos habíamos salvado …..
- Sí, tienes razón, ha sido horrible lo que ha pasado, pero ...¿y nosotras?. Aquí en el medio de
la nada. Teníamos que estar en Zoar. No viviendo en una cueva, solas con un viejo que sólo
trabaja, llora y bebe.

- Antes no era así. Era alegre, hablaba con todos, era generoso. Todos le querían, le
apreciaban. Era el miembro más importante del Consejo de la ciudad.

- Pero él ha vivido y bien, pero nosotras, perdidas, solas en medio de la nada. Él tuvo todo,
nosotras nada. ¿ Te acuerdas cuando le espiábamos cuando hacía el amor con madre?

- Sí - la menor de las hermanas sonríe con tristeza- Todo ha acabado.Íbamos a escapar con
nuestros novios, con los criados, pero todo se aceleró. Nos fuimos con poco más que lo puesto,
sin poder mirar atrás, fugitivos en la noche.

Es la mayor la que coge el cántaro y va hacia donde el padre sigue sembrando, ajeno a todo,
repitiendo una y otra vez los mismos movimientos,buscando el olvido y la muerte.

La más joven sigue recostada en la hierba, sus manos van a los senos cubiertos por la saya.
Recuerda los labios de su prometido, las caricias furtivas los pocos momentos que estaban a
solas. Todo murió, no queda nada, sólo la soledad a tres, el tiempo sin horizontes.

- Te estabas tocando - dice su hermana cuando vuelve- ¿ En qué pensabas.? Me pasa lo mismo,
¡qué felices éramos! Ha dicho padre,que no hace falta que le ayudemos más. Va a ir a por leña
y a intentar cazar algo para cenar.¿ Quieres que ..?-

-Sí.

No le deja seguir, sabe en lo que está pensando, en los juegos con los que imitaban a sus
padres y a los criados que fornicaban con alegría. En el placer que se daban cuando sus manos
buscaban sus escondites más carnales y secretos. Suben hacia la cueva, allí en la penumbra se
deleitan en placeres lésbicos e incestuosos.
El padre no vuelve, están satisfechas, sus cuerpos se han relajado y gozado con orgasmos
interminables.

- Ha sido maravilloso, pero no es lo que yo necesito. No he conocido varón. Soy virgen. No sé


que es el sentir la carne que te horada, la leche que se derrama. - suelta la mayor de las
hermanas, mientras se vuelve a cubrir con la áspera túnica.

- A mi también me gustaría vivir cómo me dilato para recibir a unhombre, sentir sus
acometidas que me lleven al paraíso. No tenemos hombres, sólo somos dos mujeres .

- Sí tenemos un hombre: padre. Ya no es joven, pero tiene un colgajo como un caballo - la


sonrisa maliciosa de la mayor hace que su hermana se ría.

- Es enorme. La primera vez que les vimos nos asustamos, ante semejante palo, pensamos que
iba a matar a madre cuando se lo iba metiendo, y encima ella chillaba, hasta que nos dimos
cuenta que pedía más y más de aquella tranca.

- “Nuestro padre es viejo y no queda varón en la tierra que entre a nosotras conforma a la
costumbre de toda la tierra. Ven, demos de beber vino a nuestro padre, y durmamos con él, y
conservaremos de nuestro padre generación”

- Vamos a preparar el conejo que cazó padre ayer. A él le gustan las patas, voy a cocinarlas
muy saladas para que necesite mucho vino. - concluye la mayor.

El padre llega con hambre y cena. El salado del guiso hace que le parezca sabroso, con lo que
come y bebe más de la cuenta, retirándose a dormir al fondo de la cueva.

La mayor se acerca, le sopla varias veces en el rostro, comprueba que no se despierta, y con
mano ágil rebusca el miembro paterno. Comienza a menearlo con la habilidad que ha
adquirido con su novio, en los pocos momentos de intimidad que disfrutaron. El padre gira
poniéndose boca arriba, el falo se ha ido endureciendo en sus dedos, cuando piensa que está a
punto, se levanta la saya y se monta sobre él, haciendo que el cipote entre en ella. Le duele al
romperse el himen, pasa a cabalgarle, despacio al principio, más rápido a medida que el placer
la inunda. Su hermana se acerca a ella y le acaricia los pechos a través de la tela. Su padre se
agita con sonidos extraños, olvidados, sus movimientos se vuelven rápidos, espasmódicos y se
derrama en el interior de su hija.

Amanece, el padre se levanta ligero, sale al campo, y vuelve a su rutina.

Las hijas ven como sale, se dan cuenta que no sospecha nada de lo que ha pasado en la noche.

La mayor besa a la pequeña, se acarician fuera de la mirada del hombre.

- Habrá que llevarle algo que comer -dijo la pequeña- debe recuperar fuerzas, le dejaste seco
ayer.

- “He aquíque yo dormí la noche pasada con mi padre; démosle a beber vino también esta
noche y entra y duerme con él para que conservemos de nuestro padre generación”

El día transcurre diferente para las muchachas, una ha probado varón, la otra lo hará en las
próximas horas.

El padre bebe en exceso, quizás desea volver a soñar lo que soñó la noche anterior, en que
volvía a estar con una mujer, se queda enseguida dormido.

La menor está asustada, le ruega a la mayor que compruebe si el hombre duerme. Le repita
que tiene miedo, que no sabe si chillará cuando se rompa el virgo, la mayor la tranquiliza.

- Yo te tocaré hasta que estés tan ardorosa que sólo desees que te atraviesesu falo. ¿ Quieres
que lo ponga yo duro o prefieres hacerlo tú?

- Es mejor que lo hagas tú. A mi me da miedo que se despierte.


La mayor comprueba que le hombre duerme, está boca arriba, esta vez le es fácil excitarlo.
Cuando retira la túnica el falo se yergue orgulloso. La mano libre de la mayor busca el sexo de
la pequeña, lo acaricia, siente como se va mojando.

- Ahora, clávate de una vez- le susurra.

La menor no vacila y se deja penetrar de un golpe. El dolor se confunde con el placer que le
llega a través de la vagina, y las caricias de su hermana.

Y concibieron las dos hijas de Lot, de su padre.

Y parió la mayor un hijo y llamó su nombre Moab....

La menor también parió un hijo y llamó su nombre Ben- ammí.

Génesis capítulo 19, versículos 30 al 38.

Lot antes de huir de Sodoma era un hombre valiente, se atrevió a no seguir a Abraham, se
integró en la ciudad. Tras la destrucción de Sodoma y Gomorra, destrozado, se volvió un
eremita, viviendo en las cuevas sin hacerlo en la ciudad de Zoar, donde pensaba ir cuando
huyó de la destrucción de Sodoma , cambiando sus planes tras la muerte de su mujer
convertida en estatua de sal

Isabel, la hermana deseada.


Isabel cuenta como los deseos de su hermano la llevan a vivir una experiencia llena de
perversión, culpa, tabú y placer

No tengo ni idea del por qué me he animado a contar este relato al mundo. Algo tan
vergonzoso y humillante como lo que me ha pasado debería de ser sepultado en el olvido,
pero al mismo tiempo, si no busco la forma de desahogarme sé que terminaré volviéndome
loca; si no es que ya lo estoy en este momento. Como sea no me cabe la menor duda que las
depravaciones que acabo de vivir, y los actos degenerados a los que me he prestado me
dejarán marcada para siempre, Solo espero que quien lea esto me comprenda y acepte que lo
que pasó ha sido hasta cierto punto inevitable y yo más que nadie soy responsable.

Comenzaré por contarles que mi nombre es Isabel. Tengo 40 años y estoy divorciada desde
hace 15 años. Después de divorciarme fui con mis dos hijos a vivir de regreso con mi madre. Si
les interesa saber cómo soy físicamente, les diré que mido 1.67, tengo piel clara, cabello negro
corto y un poco ondulado y me mantengo en forma por lo que, modestia aparte, tengo un
cuerpo muy sensual para mi edad. Mis pechos no son la gran cosa, pero son firmes y bien
formados, mi trasero puede que sea mi mejor atributo y desde que era joven los hombres no
se han cansado de recordármelo.

Pasando a los hechos que me han ocurrido creo que primero tengo que contarles acerca de mi
hermano Jorge. No puedo negar que lo quiero con toda mi alma, es mi pequeño hermano
menor y le saco 5 años de ventaja. Sin embargo y a pesar del amor que nos tenemos como
hermanos hay algo más en sus sentimientos hacia mí. No sé si llamarlo algo pervertido, algo
enfermo, algo raro, pero definitivamente es algo de lo que no podría hablar en la mesa con mi
familia o en la oficina. Desde que comenzó su despertar sexual pude darme cuenta de que la
forma y la insistencia como me miraba, ahora me arrepiento de no haber tomado medidas al
respecto, pero la vergüenza y el temor a desencadenar un drama me convencieron de callar lo
que sabía.

No pasó mucho tiempo después de que Jorge entro a la pubertad cuando noté que mis
pantaletas comenzaban a desaparecer de su lugar, mi cajón donde guardaba la ropa íntima
repentinamente estaba un poco desordenado y en una que otra ocasión pude descubrir que
algunas de mis bragas usadas tenían extrañas manchas blancas que no debían de estar ahí.
Pero opté por ignorar todas esas señales y consideré que el despertar sexual de mi hermano
era algo normal y que seguramente era una etapa que les ocurría a todos los adolescentes con
hermanas mayores. Hasta cierto punto yo también pecaba de inocente.
Él se volvió más intrépido conforme pasaban los años. Ya no se conformaba con hurgar en mi
ropa íntima, sino que aparte de todo pude descubrirlo en muchas ocasiones espiándome
mientras me bañaba o me cambiaba de ropa. Lo veía de reojo o reflejado en el espejo, pero
nuevamente mi infinita paciencia me hizo callar al respecto. Nunca consideré siquiera hacerle
un reclamo o acusarlo. Incluso hubo momentos en los que me sentí un poco halagada al
pensar en mi hermano masturbándose en mi honor con alguna de mis prendas íntimas. Pero
eran pensamientos que apartaba de mi mente casi tan rápido como los formaba.

Pero mi hermano evolucionaba peligrosamente, pues en un par de ocasiones mientras dormía


pude sentir que alguien me removía las cobijas y tocaba suavemente. Mi sueño es pesado
hasta el día de hoy, así que despertarme de esa forma me alarmaba un poco, sobre todo
porque al despertar por completo solo veía mi cuerpo medio descubierto y la puerta de mi
cuarto entreabierta; para finalmente escuchar la puerta del cuarto de mi hermano cerrándose
abruptamente. Me daba miedo lo que pasaba, pero era un miedo que a la vez me daba una
acometida de adrenalina, y me producía un placer que yo calificaba de enfermo y al que
incluso me llegué a acostumbrar.

A pesar de este comportamiento extraño de mi hermano, ante el mundo él y yo éramos los


hermanos más unidos del mundo. Nadie sospechaba porque evitaba estar a solas con él, o que
consideraba ponerle candado al cajón de mi ropa interior y esconder mi ropa sucia de él.
Frente a todos mi querido hermano y yo éramos los hermanos más tradicionales y cotidianos
del mundo. Y debo ser sincera con ustedes, siempre sentí un gran amor por él hasta el día de
hoy, motivo por el que seguramente siempre soporte sus arranques de depravación hacia mi
persona

Las cosas se salieron de control una noche en la que yo me quedé sola en casa. Mi hermano
andaba de fiesta y nuestros padres habían ido a visitar a unos parientes fuera de la ciudad. Yo
dormía plácidamente y seguramente tenía los sueños más bellos del mundo cuando sentí una
mano acariciando mi bajo vientre con firmeza y frenesí. Al abrir los ojos vi a mi Jorge parado
frente a mí. No grité por algún milagro inexplicable, su joven rostro era el de un hombre
completamente fuera de sí. Se notaba no solo por el olor que estaba bastante alcoholizado y
sus ojos lujuriosos delataban sus intenciones. Al final tomé su mano una fracción de segundo
antes de que la metiera entre mis piernas para revelar mis partes íntimas.

Le pregunté algo alarmada que qué hacía y él me contestó que quería hablar conmigo
seriamente. Se dio media vuelta y después de componerme lo seguí hacia la cocina para hablar
con él, asustada y preocupada. Pero al mismo tiempo esperanzada de que esta plática
arreglara las cosas entre los dos.
Él no se andaba por las ramas. Es cuanto me senté frente a él me confesó sin rodeos que me
deseaba como mujer, ¡que quería hacer el amor conmigo!

Yo le contesté lo más obvio, que eso no podía ser pues éramos hermanos, no me detuve a
razonar que a él no le importaba ese detalle y que incluso tal vez esa era la razón por la que
me deseaba de una forma tan morbosa y desenfrenada.

Me confesó que me había espiado infinidad de ocasiones en el baño, que me miraba mientras
estaba desnuda y me dijo que estaba bien al tanto de que yo lo había descubierto en más de
una ocasión. Me preguntó que por qué nunca había dicho nada si tanto me molestaba la idea
de que él me deseara de esta forma.

No podía evitar pensar que mi hermano que estaba sentado frente a mí con una mirada como
de lobo a punto de arrojarse sobre una oveja indefensa, seguramente tendría una tremenda
erección en ese mismo momento. Con cualquier otro hombre habría considerado entregarme
a él ahí mismo, pues no soy ninguna santurrona, pero este era mi propio hermano y no me
cuadraba la idea de hacer algo así.

Le dije que si no había dicho nada era por evitar problemas, que a él le iría terriblemente mal si
alguien se enteraba de sus intenciones hacia mí y que yo no deseaba perjudicarlo. En cierto
modo yo me sentía responsable por parte de lo que pasaba, pero eso nunca se lo dije.

De repente sonrió y me preguntó sin más ni más el color de mis pantaletas. Pude sentir la
sangre subiéndome al rostro, seguramente me debí de sonrojar más que nunca en mi vida.
Obviamente me negué a contestarle y eso lo impulsó a querer levantarme la falda para
averiguarlo el mismo, cosa que yo impedí un poco alarmada.

De repente al ver mi rechazo repentino él se levantó y me dijo que iba al baño, que no me
fuera todavía. Lo que pasó después me dejo fría pues mi hermano regresó en unos segundos a
la cocina con la bragueta del pantalón abierta y su enorme verga bien parada totalmente fuera
del pantalón. Yo no pude quitar la mirada inmediatamente y pude apreciar las generosas
dimensiones del miembro de mi hermano. El me pidió que lo ayudara con su problema y lo
único que pude exclamar fue un leve “ho” de sorpresa e indignación. Fueron unos segundos
que para mí fueron horas.
Después de eso me levanté como rayo y me regresé a mi recamara sin decir una palabra más.
No necesito decir que no pude dormir en toda la noche, pero también debo confesar que si no
dormí no fue a causa del temor o la preocupación. En realidad estaba emocionada, algo
excitada y muy mojada de mi entrepierna. Me pase la noche tocándome y pensando en lo que
hubiera pasado si en lugar de huir de la cocina me hubiera quedado con Jorge y hubiera cedido
a sus deseos incestuosos. Esos pensamientos agobiaron mi mente y me alejaron de los brazos
del sueño.

Al día siguiente me preparé para irme a trabajar. Salí sin hablar con mi hermano ni una
palabra, pero a medio camino me arrepentí de haber salido tan apresuradamente pues en mi
prisa había dejado mi ropa de dormir tirada en medio de la recamara, incluyendo mis bragas
que había humedecido buena parte de la noche pensando en las depravaciones de mi
hermanito.

Más tarde Jorge me llamó para pedir disculpas por lo de anoche, me explicó que había sido el
alcohol el causante de esa escena tan anormal y yo obviamente acepté sus disculpas a cambio
de la promesa de que jamás hablaríamos del tema nuevamente y de que algo así no se
repetiría nunca. Él aceptó mis términos y colgó. Al colgar no pude evitar imaginarme a Jorge
masturbándose mientras hablaba conmigo por teléfono, probablemente usando mis
pantaletas azul cielo que había dejado tiradas en el piso para que él la encontrara. Por un
momento pensé que no había sido un accidente que yo dejará mis prendas de dormir tiradas,
que en realidad lo había hecho a propósito para que él las encontrara ¡Me estaba empezando
a volver loca!

Mis preocupaciones se esfumaron una vez que me casé y me fui de la casa de mis padres,
fueron unos años en que mi hermano salió de mi mente para siempre. Mi hermano también se
casó y me alegré de que al fin los dos viviéramos vidas “normales”. Pero la normalidad no duró
para siempre. Yo fui la primera en divorciarse y mi hermano no estaba muy atrás. Mi maldición
a partir de mi matrimonio fue mi falta de control al usar la tarjeta de crédito. Mi mal uso de las
finanzas arruinó mi matrimonio y terminó por acabar con mi vida tranquila. Tuve que regresar
a casa de mi madre con todas mis deudas y a pesar de estar yo consciente de los problemas
que me acarreaban, no podía evitar que siguieran creciendo. Me había vuelto una compradora
compulsiva, nada me detenía para comprar todo tipo de cosas para mí, mis hijos o mi familia
en general. Las llamadas telefónicas para cobrarme eran agobiantes, he cambiado número
telefónico por lo menos tres veces en los últimos años para evadir a los acreedores. Pero
siempre dan conmigo, eso me lleva al punto de quiebre, oportunidad para que mi hermano me
pusiera la trampa más vil de todas.

Internet es una herramienta muy poderosa, mi hermano puede dar testimonio de lo útil que
puede ser estar conectado con el mundo entero. Ahora desconozco los detalles de cómo se
dieron las cosas que pasaron recientemente, casi 20 años después de que mi hermano Jorge
me confesara su deseo incestuoso por mí. Pero supongo que eventualmente sabré como mi
hermano logró que esa pasión lujuriosa y prohibida por su propia hermana resucitara después
de dos décadas y nos llevara a los hechos que voy a relatarles.

Mi desesperación económica me tenía al borde del abismo. Todo mi dinero se me iba en pagar
deudas a medias, lo que provocara que me endeudara todavía más cada día. Mi hermano vivía
solo desde su divorcio y nos visitaba de vez en cuando. Ya no daba signos de desearme de la
forma como lo hacía antes, pero un par de veces pude sentir su mirada que me recordaba al
adolecente que en alguna ocasión hurgara en mis pantaletas usadas y me espiara mientras me
bañaba.

Jorge estaba al tanto de mis problemas económicos, aunque evitaba tocar el tema en mi
presencia. Incluso trató de ayudarme de alguna forma y aunque su ayuda no era suficiente
para sacarme del agujero financiero en el que me encontraba, yo le agradecía infinitamente su
disponibilidad para ayudarme en mis momentos más precarios.

Fue por eso que cuando se acercó a mí y me dijo que había una forma de resolver mis
problemas por completo, sentí como si el espíritu me volviera al cuerpo después de muchos
años. Sin embargo la solución era un poco “delicada” y era mejor tratar el tema a solas para
que nadie ajeno escuchara y estropeara la oportunidad que se me presentaba. Por este motivo
Jorge me invitó a cenar a un restaurante cercano a su casa para que pudiéramos hablar de
“negocios” sin preocupaciones.

Durante la cena yo quería ir directo al grano y saber de qué se trataban los negocios de mi
hermano para ayudarme a solventar mis deudas. Él en cambio le daba vueltas y vueltas al
asunto, pasamos varios minutos hablando de temas triviales, de la familia, del trabajo, de
cuando éramos jóvenes. A pesar de que la conversación era bastante amena mi cabeza estaba
enfocada en una sola cuestión y era esa milagrosa solución a mis problemas de dinero, pero
por algún motivo Jorge evitaba el tema cada que trataba de dirigirlo a él. Ya casi terminábamos
el postre cuando por fin se animó a hablar de esa cuestión. Ahora me arrepiento de haber sido
tan insistente, pero en ese momento no sabía lo que él tramaba.

Estábamos hablando de mi ex esposo y de porque había decidido divorciarse de mí, eso nos
llevó a hablar de mi problema con el manejo del dinero y mis deudas, por fin las cosas se
ponían interesantes; extrañas; pero interesante e intensas.
Primero que nada Jorge me pidió perdón pues sabía qué hacía años había jurado no tocar de
nuevo el tema de su deseo incestuoso hacia mi persona. Pero por una oportunidad como esta
valía la pena romper su juramento. Yo me puse pálida y sentí que me bajaba la presión. Estuve
a punto de levantarme de la mesa e irme despavorida a casa de mi madre para no volver a
hablar con mi hermano jamás, pero la necesidad fue lo primero que me hizo quedarme y
escuchar la propuesta de mi hermano. Lo segundo fue la curiosidad por saber que me iba a
proponer.

Jorge me confesó que todos estos años había luchado por olvidar lo que sentía por mí. Pero
que era imposible, que me seguía deseando igual que cuando era un adolecente. Que en
cambio había optado por desahogarse en internet, de forma anónima. Que había descubierto
que existían miles de personas que como él tenían deseos incestuosos pero los ocultaban al
mundo. Que entre ellos conoció a un empresario adinerado que tenía un morboso deseo por
su propia madre, pero que en general estaba fascinado con el incesto. El tipo se llamaba
Mauricio y había entablado una fuerte amistad con mi hermano. Unidos por sus deseos y
frustraciones se habían confesado hasta el último detalle de sus vidas y sus ocultos deseos y
depravaciones. No quise preguntar el tipo de depravaciones con las que mi hermano me
fantaseaba. Incluso llegó a confesarme que ambos habían intercambiado bragas usadas de sus
mujeres deseadas “¡¿Qué?!” Fue lo único que alcancé a gritarle en la mesa del restaurante al
escuchar esa confesión. Mi hermano había intercambiado mis calzones con los de la madre de
un perfecto desconocido para compartir sus perversiones. Eso era asqueroso, obsceno,
enfermo. Me quería desmayar pero una fuerza mayor a mi sentido común me hizo quedarme
sentada y escuchar el resto de la historia. Debí ser más sensata y huir es ese momento. Ahora
lo sé.

El tal Mauricio había quedado encantado con mis pantaletas. Era unas pantaletas negras, casi
transparentes que habían desaparecido hace años de mi cajón y no eran las únicas. Estaba tan
fascinado con ellas que estaba dispuesto a todo con tal de conocerme en persona y tenerme a
su disposición. A todo, incluso a saldar todas mis deudas y darme mucho más dinero del que
jamás pudiera gastar. A cambio de pasar un fin de semana en su casa y entregarme por
completo a él y sus caprichos.

Miré a mi hermano con una cara de furia. Acaso pensaba el estúpido que yo era una prostituta
que vendía su cuerpo a cambio de dinero. Pero mi hermano sonreía plácidamente, me conocía
perfectamente y sabía que si seguía ahí sentada con él era porque en el fondo me interesaba la
propuesta indecorosa. Con toda la vergüenza del mundo le pregunté si hablaba en serio, pues
entre más tiempo pensaba en esa propuesta, menos desagradable me parecía. Después de
todo solo serían un par de días en los que me entregaría a un hombre a cambio de recuperar
la tranquilidad por el resto de mi vida. No podía creer que estaba pidiendo los detalles del
negocio a mi hermano. Medio millón de pesos era lo que ese tal Mauricio me ofrecía, por un
fin de semana completo de viernes a domingo, estaría a su entera disposición, él haría
conmigo lo que quisiera, cuando y como él lo quisiera. Así de simple y sencillo.

Cometí la peor locura de mi vida al decirle a mi hermano que lo pensaría, la sonrisa de mi


hermano abarcaba su cara entera, no podía evitar su satisfacción. Tonta de mí no imaginaba ni
la mitad de lo que tenía planeado hacerme.

Conocí a Mauricio una semana después. El hombre no era nada feo, aunque para ser un
millonario no lo aparentaba de ninguna manera, su forma de vestir era de lo más ordinario y
su carro deportivo estaba impecable, pero no delataba que fuera un magnate. Debía tener
entre 35 y 40 años, un cuerpo moreno, atlético, robusto, para nada desagradable. Nos
conocimos en persona para platicar y conocernos antes de aceptar cualquier negocio. En
general me repitió todas las condiciones que mi hermano me había explicado anteriormente.
No había letras pequeñas, yo me hacía suya 3 días y el me daba suficiente dinero para pagar
mis deudas y aparte tener un colchón, si todo salía bien él podría buscarme nuevamente en el
futuro y hacer un nuevo trato conmigo. ¿Por qué? Porque estaba fascinado con las historias
que le contaba de mí mi hermano y eso lo había convencido de tenerme a toda costa. Me
susurró al oído “Quiero tener lo que tu hermano nunca podrá tener y que él sepa de mi parte
la hembra que eres”.

Acepté sin pensarlo demasiado, no había ningún contrato, solo nuestra palabra, el dinero a
cambio de mi cuerpo, así de simple. No creí que me arrepentiría de esta decisión. No sabía lo
que me esperaba.

Otra semana después Mauricio me recogió en casa de mi madre y me llevó a su lujoso


departamento. Yo decidí vestirme lo mejor posible para la ocasión, con tacones altos y medias
negras, un vestido negro corto, un poco por arriba de la rodilla con una sobrefalda y mis pocas
joyas que aún me quedaban fuera de la casa de empeño. Apenas cerró la puerta de su
departamento tras de sí me tomó por la espalda y me empezó a besar el cuello. Sus labios
fueron acercándose a mi oído el cual besaba y lamía con frenesí, no tardé en ponerme de lo
más cachonda al sentir sus labios en mi oído y sus manos recorriendo mi cuerpo
estrepitosamente. Me preguntó que bragas tría puestas y le contesté que traía una tanga
negra de encaje. Se sacó mis viejas bragas robadas del bolsillo de su pantalón, las que mi
hermano le había obsequiado a cambio de las de su madre, y me pidió que me las cambiara
por esas. Yo sabía que debía acceder a todos sus caprichos, pero me sentía abochornada al
saber que esas bragas habían sido objeto de numerosas pajas de mi hermano y suyas. Esa
prenda había estado entre las manos de mi hermano muchas veces y habías acariciado su
verga y seguramente recibido sus eyaculaciones infinidad de ocasiones. Aun así acepté y me
las cambié frente a Mauricio, lo cual le complació mucho.
Tras servir un par de tragos me dio a beber y me pidió que le hiciera un “strip tease”. Él se
sentó frente a mí con el vaso de wiski en la mano y yo comencé a bailar lentamente al ritmo de
Undenied de Portishead. Algo dentro de mí me pedía que me detuviera, pero una fuerza
mayor me motivaba a entregarme a la pasión desenfrenada de mi benefactor. Bailaba
suavemente pero de la forma más erótica que pudiera mi cuerpo, mi mirada era provocativa,
mi entrepierna poco a poco comenzaba a humedecerse y sentía como mis jugos empapaban la
prenda íntima que mi hermano había ocultado por tanto tiempo y ahora era posesión de un
tipo tan depravado o más que mi propio hermano.

Me detuve un segundo poco antes de que terminara la canción, le pedí a Mauricio que
desabotonara mi vestido, cuando lo hizo la canción ya había terminado. El regresó a su asiento,
tomó un control remoto y antes de poner la siguiente canción me dijo “Subamos un poco de
intensidad ¿quieres?”

Comenzó a sonar la canción Start Me Up de los Rolling Stones. Yo solo dejé caer mi vestido al
suelo y comencé a bailar al ritmo frenético de la canción, revelando así mis pechos desnudos y
quedándome solo con las zapatillas, las medias y las bragas que mi amo me había entregado.
Algo en el ambiente me poseía, hacía años que no me sentía así, sensual, hermosa, deseada,
lujuriosa. Cuando la canción terminó me abalancé sobre mi amo, lo rodeé con mis brazos y le
susurré al oído “Hazme tuya”. Él parecía una estatua, sin expresar la más mínima emoción me
contestó: “Ruégame que te coja, suplícamelo”.

Yo me puse de rodillas frente a él y obedecí, implorando que me hiciera suya, que me cogiera,
que me penetrara. Él se puso de pie lentamente, sacó su enorme verga de su pantalón, era un
hermoso trozo de carne dura y caliente, me ordeno mamárselo y yo lo hice sin decir una sola
palabra, simplemente acerqué mis labios a la cabeza de esa verga enhiesta y la comencé a
besar como si fuera el objeto más sagrado del universo. No tardé en comenzar a lamerle todo
su miembro completo, desde los huevos hasta la punta. En un par de minutos él me ordenó
tragármela toda completa, cosa que me pareció una proeza inalcanzable, pero igual hice todo
lo posible por complacer a mi amo. Ya no había marcha atrás, él era mi amo y yo su sumisa que
haría todo lo que se me ordenara. Poco a poco fui introduciendo más y más la verga de
Mauricio en mi boca hasta tragar más de la mitad. La metía y sacaba suavemente tragando un
par de milímetros más en cada estocada. Pero entonces él me tomó del cabello y me obligó a
tragarme toda de un solo golpe. Sentí que su enorme verga me entraba hasta la garganta y
sentí algo de miedo al principio, pero también mucho placer. Tras sacarla completa y volverla a
meter un par de veces comenzó a cogerme por la boca, yo apenas podía respirar pero no me
oponía al trato que me daba, sentía mucho placer al ser usada de esta forma. Pero entonces al
introducirme su miembro a la boca una vez más decidió dejarla dentro de mí un largo
momento, para después con su mano tapar mis orificios nasales. Una mano suya sujetaba mi
cabeza y la otra mi nariz, yo no podía respirar, rápidamente entré en desesperación y traté de
zafarme, pero su fuerza era mayor a la mía, sentí que me asfixiaba y comencé a golpear su
vientre con mis manos, estaba aterrada, nunca había pasado por algo así. Unos momentos
después el sacó su verga de mi boca seguida por un gran chorro de mi saliva. Yo estaba
confundida y él sonreía satisfecho de su “travesura”.

Mauricio continuó usando mi boca varios minutos más. Tratando de asfixiarme por lo menos
tres veces más, yo ya no me espantaba, estaba excitada de entregarme a un hombre que me
usara como nadie me había usado nunca.

Entonces mi amo me tomó de la garganta y con sus enormes manos me levantó en vilo y me
hizo recargarme dándole la espalda sobre el asiento de su sofá, dejando mis nalgas a su entera
disposición. Acto seguido me bajó las bragas al piso y se acercó a penetrarme por atrás.

La enorme verga de mi amo me llenaba de placer. Estaba dura y caliente, sentía como rozaba
cada centímetro de mi interior. Mi placer era infinito teniéndolo dentro de mí. Me había
excitado tanto que me vine casi de inmediato, y luego otra vez, y otra más. Entonces mis
piernas se quedaron sin fuerzas y comenzaron a temblar hasta que me fallaron y caí de rosillas
al suelo. Él me tomó de la cintura y me hizo levantarme nuevamente. Me dijo “Aún no termino
contigo perra” y volvió a introducir su enorme verga de un solo golpe. Mi vista se nubló pocos
segundos después, los oídos me zumbaban como si fueran a reventar y podía sentir como de
mis labios escurrían chorros de baba espesa. No recuerdo en que momento Mauricio me puso
una correa de perro en la garganta. Pero de repente sentí un tirón de mi cuello y él me ordeno
seguirlo. Comencé a caminar y el me dio una tremenda bofetada que casi me noquea. “En
cuatro patas perrita” fue la explicación que salió de sus labios.

Obedecí, seguí a mi amo gateando hasta su recamara donde había una enorme cama lista para
ser el altar donde me terminaría de sacrificar a mi amo. Me ordenó subir a la cama y yo
obedecí. Me quedé en cuatro patas esperando recibir su deliciosa verga nuevamente en esa
posición, pero primero me vendó los ojos con un pañuelo de seda negro. Todo eso me
emocionaba como no se imaginan, a pesar de que mi vista seguía nublada y mis oídos seguían
zumbando estaba emocionada de estar en esa situación.

Sentí la verga de mi amo rozando mis labios vaginales, a diferencia de cómo me penetró en la
sala, esta vez me la metió suavemente, con cariño, con delicadeza. El cambio de ritmo no me
pareció extraño pues creí que en la recamara se tomaría su tiempo para gozarme y aprovechar
los días que aún nos quedaban juntos. Notaba algo distinto pero no imaginaba que, sentía el
mismo placer pero diferente ahora. Tal vez era el hecho de tener los ojos vendados, o
cualquier otra cosa. La verdad no imaginaba lo atroz de mi situación, hasta que sentí como
algo se recargaba en mi boca. Un trozo de carne tibia y dura se posaba sobre mis labios y una
mano me tomaba del cabello. Al mismo tiempo la verga que yo imaginaba era de mi amo me
seguía cogiendo de a perrito, y podía sentir sus dos manos sombre mis nalgas ¡Por lo tanto la
mano sobre mi cabeza y la verga en mi boca tenían que ser de alguien más!

Quise quitarme la venda de los ojos, pero las manos que tenía enfrente de mí me lo
impidieron. La voz de mi amo proveniente de esa dirección me ordeno quedarme quieta y yo
obedecí como hipnotizada. Si era mi amo el que ponía su verga en mi boca entonces no quería
imaginar quien era el hombre que me cogía con tanta delicadeza hasta ese momento. Mi amo
me ordenó abrir la boca y yo hice exactamente eso, dejándolo nuevamente usar mi boca para
darle placer. El hombre que me cogía por atrás subía la intensidad de sus estocadas, yo estaba
como drogada o hipnotizada. Solo quería continuar hasta el final.

Unos minutos después mi amo y su secuaz se detuvieron. Intercambiaron lugares pero mi amo
en lugar de cogerme por la vagina me empezó a penetrar por el culo. Quise resistirme pero no
pude, hacía mucho que nadie me la metía por ahí, pero sabía que eso no le importaría a
Mauricio. Al principio sentí un leve dolor al ser penetrada por el ano, pero a pesar de su
enorme tamaño mi amo supo acomodar su hermoso miembro dentro de mí. Los minutos
pasaban y yo seguía atendiendo a los dos hombres y sus depravaciones. Me levantaron un
momento y sentí como mi amo se movía y se acostaba boca arriba, me ordenó montarme en
su verga y yo obedecí todavía con los ojos vendados. Comencé a montar la verga de Mauricio
pero este me detuvo casi al instante, me detuvo para darle oportunidad a su compañero de
penetrarme por atrás. Nunca me habían penetrado dos hombres a la vez y estaba temblando
de emoción, no solo por la experiencia de tener mis dos agujeros ocupados por dos enormes
vergas tiesas. Sino porque ya presentía la identidad del hombre que acompañaba a mi dueño.

No tardé en descubrirlo, pues segundos después de sentir la segunda verga penetrándome el


culo Mauricio removió la venda de mis ojos. Lo primero que hice después de ver la cara de
alegría de mi amo fue voltear para descubrir finalmente a mi segundo amante. Ustedes ya
deben de imaginar que no era otro que mi hermano el que me poseía en ese momento.

No me enojé ni me espanté. Lo primero que pensé fue: “Bravo hermano, después de tantos
años lograste lo que deseabas”. Sí, estaba feliz por mi hermano, y no me importa si me estaba
volviendo loca, lo único que deseaba era que Mauricio desapareciera para poderme entregar a
mi hermano exclusivamente.
Al pensar que mi hermanito ya había podido usar mis tres agujeros me dio cierta satisfacción, y
lo primero en lo que pensé fue en preguntarle en donde quería venirse ¡Quería ser la puta de
mi hermano!

El momento en el que al final mis dos amantes se vinieron fue apoteósico. Jorge sacó su verga
primero y después Mauricio me levantó y me puso de rodillas en el piso a un lado de la cama.
Los dos tomaron sus vergas y las apuntaron en mi dirección, yo tomé las dos entre mis manos
y las comencé a frotar con vigor para hacerlas venir. El primero en venirse fue Mauricio, traté
de tragarme toda su leche y no dejé caer casi nada, en cuanto me tragué la última gota de
leche tibia y espesa sentí el chorro de mi hermano salpicaba sobre mi cara, reaccioné tan
rápido como pude para tragarme también tanto semen como fuera posible, era delicioso,
espeso, caliente, divino.

Mi hermano tomó mi tanga que había traído consigo al entrar a la recamara y me limpio los
restos de leche de la boca, yo seguía besando las dos vergas una a la vez, cuando por fin mi
hermano habló. “Te amo Isabel, siempre te he amado de esta forma”.

Fue como si un balde de agua helada cayera sobre mi cabeza. Por fin salí del trance sexual en
el que me encontraba y ahí de rodillas con las dos vergas aún en mis manos comencé a llorar.
Las solté de inmediato y trate de cubrir mi cuerpo desnudo. Mauricio salió de la habitación y
me dejó sola con mi hermano, él me dio la mano y me levantó del piso. Tomó la colcha de la
cama y me la dio para cubrirme, parecía sentir un poco de culpa, pero no demasiada. “Esto era
inevitable Isabel, Iba a pasar tarde o temprano” Fue lo que me dijo.

Yo no hablé, estaba resignada, había caído en las trampas de mi hermano, no podía vencer un
plan que llevaba más de veinte años gestándose, por lo que dejé que metiera la mano dentro
de la cobija y tocara mi cuerpo a su antojo. No protesté cuando Mauricio entró nuevamente
con una botella y tres vasos limpios. Bebí, dos vasos de un jalón queriendo perderme en el
alcohol, pero Mauricio evitó que siguiera tomando, la noche era joven dijo él y comenzaron a
cogerme nuevamente entre los dos. La noche era joven y ellos se encargaron de prolongarla
hasta el amanecer.

Desperté por ahí de medio día, con la cara, el cabello y el cuerpo bañados en leche. Adolorida
de todos mis agujeros y sumamente hambrienta y cansada. Estaba sola en la recamara lo cual
me tranquilizó un poco. Me puse las bragas sucias pues era la única prenda que tenía a la
mano y pensé en escabullirme al baño y a la sala para buscar mi ropa, con la esperanza de que
los hombres que me habían usado la noche anterior estuvieran fuera.
Pero apenas abrí la puerta vi a los dos a la mesa tomando un café. Ni siquiera pensé en cubrir
mi desnudez frente a ellos, ya había hecho con mi cuerpo todo lo imaginable así que ya no me
importaba ninguna humillación. Mauricio me dijo que le daba gusto verme levantada y que el
baño ya estaba listo para que entre ellos dos me ayudaran a quedar bien limpiecita. Yo me
negué con voz claramente molesta, diciendo que yo podía hacerlo sola, pero como respuesta
ambos se levantaron y me llevaron de la mano al baño. Yo sabía de sobra que no podía
resistirme pues todavía estaba sometida a la voluntad de Mauricio. Ni loca daría marcha atrás
para perder mi recompensa después de lo que había sucedido la noche anterior. Tendría que
soportar todavía más.

Seguí a los dos hombres a la regadera como una autómata, mientras que mi hermano se ponía
de rodillas para bajarme nuevamente las bragas Mauricio acariciaba mis pechos. “Hermanita,
me fascina quitarte los calzones y no me canso de verte toda encuerada” fueron las palabras
que mi sucio hermano me dijo entre risas de Mauricio. Después sentí como mi hermano me
besaba las nalgas y el culo y se levantaba triunfante con mi tanga entre sus manos.

Una vez me tenían lista ellos procedieron a desnudarse frente a mí. Sus tremendas erecciones
no me sorprendían, y el increíble tamaño de sus vergas era algo de lo más natural para mí,
después de una noche en la que esas vergas estuvieron dentro de mí por horas y horas. Esas
vergas me habían hecho pujar y gemir toda la noche, e incluso soltar uno que otro grito de
placer. No podía mentirme a mí misma, me encantaban ambas, pero más la verga de mi
hermano, no por ser más grande o más hermosa, sino por ser la verga de mi propia sangre.

Me pusieron en medio de los dos y Mauricio procedió a abrir las llaves de la regadera
liberando un chorro de agua tibia sobre nuestras cabezas. Mi hermano tomó mis bragas y las
enjabonó para usarlas como estropajo sobre mi cuerpo. Podía ver lo mucho que gozaba mi
hermano haciendo eso, y sinceramente a mí me parecía un detalle muy rico y morboso.
Mauricio enjabonada mi cabello y estrujaba mis pechos, mordía mi cuello y mis oídos al tiempo
que Jorge usaba mi tanga para lavarme el trasero y la entrepierna. Las cosas pasaron a
mayores en poco tiempo pues cuando me di cuenta ambos introducían sus vergas en mis
agujeros, así de pie volvían a hacerme su puta de los dos, esta vez bajo la regadera.

Ya no tenía fuerzas para negarlo, me encantaba ser tratada de esa forma, sobre todo por mi
hermano y lamentaba profundamente no haberme sometido a su voluntad hacía tantos años.
Pensar que él podría haber sido el padre de mis hijos me cachondeaba locamente. Imaginarme
preñada de mi hermano me fascinaba. No me importaba estarme volviendo loca, pues cuando
lo sentía dentro de mí me olvidaba de toda decencia y de todo pudor, solo quería ser cogida
por mi hermano. Aunque me resistiera un poco él sabía que cuando me penetraba lo recibía
de buena gana, que gemía de placer y no de dolor o vergüenza. El fin de semana terminó
demasiado rápido, un día entero mis machos se encargaron de dejarme harta de leche y verga.
El domingo ninguno de los dos hombres podía ni siquiera dar un paso. Yo también estaba
rendida. Pero aun así nos echamos un último palo antes de despedirnos. Mauricio nos pidió
volverlo a visitarlo pronto, a lo que yo con gusto prometí volver pronto. Me despidió con un
enorme maletín de piel que abrió sobre la mesa antes de entregármelo, me negué a contar el
dinero frente a él y le agradecí infinitamente su ayuda. Lo abracé y le di un largo beso en la
boca. En el fondo lo amaba y no estaba agradecida solamente por el dinero sino por la bella
experiencia a la que me había sometido. Sin él mi nuevo romance con mi hermano hubiera
sido imposible.

Jorge se despidió de Mauricio con un fuerte abrazo y me tomó de la mano como si fuéramos
novios. “Ya nunca me sentiré sola” le dije al oído, pude ver como debajo de su pantalón se
notaba su erección. Yo empapada de la entrepierna me moría de ganas por llegar a su casa.

El día que le quité lo virgen a mi sobrino

Así fue como le quité lo virgen a mi sobrino.

Hola:

Mi nombre es Antonella y soy de Buenos Aires, Argentina, pero ahora estoy viviendo en
México, tengo 19 años y el relato que les vengo a contar fue verdadero.

Mi hermano y su esposa van muy seguido a la casa donde vivimos mi mamá, mi papá y yo, mi
sobrino tiene 16 años y cada que ellos llegan, él siempre se va a mi cuarto para ver tv o estar
jugando turista, jamás se me había pasado por la cabeza tener en cierto punto incesto con
Ivan, así se llama mi sobrino. Somos el tipo de familia que siempre estamos en casa en poca
ropa, yo suelo estar siempre en top con cacheteros o simplemente con mis calzones, igual mi
mamá, con decirles que mi papá puede estar con su pene por toda la casa y no pasa nada.
En una ocasión llegaron ellos y como siempre Ivan se va directo a mi cuarto, pero tiene esa
mala costumbre de no tocar y ese día me estaba arreglando, abrió la puerta y yo por susto me
tapé los pechos e Ivan se quedó parado como hipnotizado y viéndome, prácticamente yo
estaba desnuda porque me estaba poniendo mi ropa interior, total, le dije, Ivan para la otra
toca porque me estoy cambiando y sólo me respondió con un sí y se fue directo a prender la
tv, me tuve que ir a cambiar al baño. Bueno, no le di tanta importancia porque los accidentes
suelen suceder, aparte, con 16 años no pensé que tuviera una mente muy viajada, me puse mi
top y traía puesto un cachetero rojo, siempre nos acostamos en la cama mientras vemos la tv.

En eso mi sobrino al verme con top y mi cachetero, sólo tragó saliba, se subió a la cama, se
acomodó donde estaba y él pensó que no lo estaba viendo, pero por ratos se me quedaba
viendo mucho en mis pechos, mis piernas y lo que traía puesto, y en cierto modo como que me
dio un no se que, que se yo, le pregunté que si tenía novia, a lo que me respondió que no, que
le gustaba alguien pero que era mayor que él y no tendría oportunidad con ella porque lo veía
algo imposible, total, nos pusimos a platicar de eso, le pregunto:

Yo: Y dime Ivan, ¿cómo es ella?

Mi sobrino: Pues es bonita, güera, tiene ojos hermosos y un cuerpo encantador que me vuelve
loco.

Yo: ¿Tanto así?, ¿y por qué dices que no tienes oportunidad con ella?

Mi sobrino: Porque no creo que jamás me haga caso. Mejor sigamos viendo tv.

Ya no le quise preguntar más, porque rápido cambió la plática y le cambió a la tv, vimos una
película que estaban pasando y en eso me quedé dormida por un lapso de 30 minutos, pero
entre el sueño sentía que me acariciaban las piernas y de pasada unos rosones en mis pechos,
por un momento creí que tenía un sueño húmedo pero cuando abrí los ojos, cuál fue mi
sorpresa, era Ivan que estaba entretenido con mis pechos y yo de lo sorprendida di un salto y
le dije ¡Ivan! ¡¿Pero qué haces?! y él solo se quedó quieto, mirándome con miedo, a lo que le
volví a decir ¡te pregunté algo! solo lloró, me abrazó y me empezó a decir:

Mi sobrino: Eres tú Anto, tú eres la chica que me gusta y deseo.


Yo: Pero Ivan, eso es imposible mi vida, eres mi sobrino.

Mi sobrino: Por favor Anto, no me rechaces, no soportaría otro rechazo de una mujer, me
gustas y te deseo desde que te vi por primera vez con esos cacheteros y top puestos.

Yo no supe que decir, me quedé helada y sin saber qué hacer, en eso me empezó a masajear
los pechos a lo que me decía en voz baja:

Mi sobrino: Eres una mujer muy bella Anto, me encantas, me gustas, esa manera que tienes de
vestirte, te ves sexy con esos cacheteros y top, siempre llego a mi casa a masturbarme, por
favor, no me rechaces tía.

Pero no dejaba de manosearme los pechos, fue tanto la ternura en como lloraba y me decía
que no lo rechazara, que opté por acceder a su pedido, por alguna extraña razón yo estaba
mojada y ya los roces que me daba en los pechos me empezaban a gustar y él al ver eso, puso
su mano sobre mi muslo y lo empezó a acariciar, yo ya estaba poniéndome muy caliente, sabía
que no era correcto pero sin embargo ya me estaba valiendo si era mi sobrino o no, lo que
rompió el hielo fue cuando me dijo:

Mi sobrino: Por favor Anto, sé mi primera vez.

Al escuchar eso, mis hormonas se pusieron más locas de lo normal y lo voltee a ver, le dije que:

Yo: OK, pero con la condición de que tu papá no se tiene que enterar de esto Ivan, ni nadie.

A lo que él me respondió:

Mi sobrino: Claro que no Anto, como crees que después de tanto tiempo de esperar esto,
¿piensas que echaré a perder este sueño hecho realidad?.
Lo primero que le dije fue que qué quería que hiciera y el muy tímido me dijo que si le podía
dar una mamada, su cara de tímido y color jitomate me dio demasiada ternura y le dije que se
relajara, que me lo dejara a mí, a lo que él solo cerró los ojos y se dejó llevar, le bajé el cierre
del pantalón y cuando se la saqué, vaya, estaba más tieso que nada, parecía que iba a explotar
de tal erección que tenía, para 16 años si que estaba bien armado.

Total primero le di un beso en la punta de la cabeza, a lo que él solo dio un pequeño brinco,
seguí, después le pasé la lengua por toda su verga hasta llegar a sus huevos, me los empecé a
comer y al verlo como gozaba me excité más, de un solo golpe me metí toda su verga a la
boca, solo grito y me dijo que se sentía muy rico, seguí con la mamada y en pocos segundos
sabía que se iba a venir porque se le empezó a poner súper dura y sí, sentí los chorros de
semen en mi boca, a lo cual me los comí todos y eso al verlo él se puso como loco y me dijo
que le había gustado, sin decirle nada, lo tumbé a la cama, me quité mi cachetero y Dios, el
niño si que venía con todo, se corrió y seguía su verga bien parada, me le monté, sentía como
entraba cada centímetro de su verga en mí, lo voltee a ver y solo escuchaba como gemía de
placer, empecé a darle unos buenos sentones y al mismo tiempo le decía:

Yo: ¿Te gusta bebé?

Mi sobrino: Si Anto, no sabes cuánto soñé con esto desde hace tiempo y ahora me estás
violando ¡Ahh! ¡Sí!

Yo: Pues disfrútalo bebé ¡Aaahh! ¡Ay Ivan que se pone dura tu verga!

Mi sobrino: ¡Me voy a venir de nuevo Anto! ¡No puedo aguantar más! ¡Me corro!

Yo: ¡Vente! ¡Aahh! vente adentro que con esto dejarás de ser virgen ¡ay!

Mi sobrino: ¡Ya no aguanto! ¡ME VENGO! ¡ME VENGO!

Yo: También me voy a correr Ivan ¡AAAH! ¡SÍ! ¡SÍ!


Nos venimos al mismo tiempo, cantidad de semen expulsó adentro de mí, no saben cómo
disfruté ese momento, me quedé sentada arriba de él hasta que se le hiciera chiquita, sentía
como palpitaba aún de la corrida. Me quité de encima y me acosté a su lado, le pregunté:

Yo: ¿Te gustó?

Mi sobrino: Si, gracias Anto, acabas de hacerme el mejor sueño del mundo y ahora soy feliz,
eres grandiosa cogiendo, la mejor sensación.

Yo: Que bueno que te gustó bebé, y recuerda, ni una palabra a nadie de esto, será nuestro
secreto.

Mi sobrino: Claro, siempre y cuando lo volvamos a repetir.

Yo: No lo sé Ivan, lo pensaré.

En eso escuchamos que mi hermano venía y me acomodé rápido mi cachetero, mi pelo y él el


pantalón, prendimos la tv, justo cuando nos sentamos en la cama, entra el papá de mi sobrino.
Y me dice, perdón hermana, olvidé unos papeles en tu mueble y yo de, ah sí, adelante, por
dentro estaba nerviosa porque por poco nos ven, en eso voltea y nos dice, y ahora ustedes,
muy callados, siempre están hablando como pericos no se callan, Ivan ya despídete de tu tía,
ya nos vamos.

Y cerró la puerta, en eso se aventó encima de mí y me dijo:

Mi sobrino: Anto, gracias, soy el chavo más feliz de la tierra, te quiero tía.

Yo: También te quiero mucho bebé, y recuerda, ni una palabra de esto a nadie o si no, ya no se
volverá a repetir.

Mi sobrino: ¡NO! para nada, este secreto está bien guardado.


Se levantó, me dio un beso en la boca, me agarró mis pechos, salió y se fue. Por un momento
me quedé pensativa, por lo que había hecho, porque sé que no estaba bien, jamás me había
pasado esto, pero después me empecé a reír como loca y dije, ay, total, vida solo hay una y hay
que disfrutarla al máximo jajajaja me levanté y me duché porque estaba olorosa a sexo y con
el semen de mi sobrino.

Y después de esa vez, pasaron muchas más cosas con él y en la casa, pero eso se los contaré en
otra ocasión.

Todo esto que les acabo de contar, pasó, fue real y lo mejor que lo disfruté. No sean cerrados,
el incesto no es tan malo, si los dos aceptan, nada como tener sexo con un familiar y como
dicen, todo queda en familia.

También podría gustarte