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Laura Camila Beltrán Rodríguez

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Universidad Externado de Colombia
Seminario de Sistema Bancario y del ahorro del público
No-banca: retos para los reguladores

Introducción

La banca tradicional, tanto en Colombia como en el resto del mundo, se rige por una regulación
específica que tiene como objetivo la reducción de riesgos como la pérdida del ahorro de los
usuarios, los colapsos en el sistema, la paulatina ineficiencia en la prestación de los servicios y la
inequidad en términos de competencia entre entidades (Allen & Richard, 2001. Pg 4). Sin embargo,
la banca tradicional y la normatividad que la regula, presentan una serie de obstáculos para ciertos
sectores sociales que no cumplen con determinados requerimientos del sistema, como la creación de
cuentas bancarias con tarjetas físicas que generan cuotas de manejo, o el ingreso a plataformas de
crédito que implican el uso de fiadores o deudores solidarios, así como un extenso papeleo para
oficializar el proceso; esto genera una barrera de entrada para usuarios con ingresos bajos, menores
de edad, o personas sin una red de contactos que respalde su vida crediticia (Colombia Fintech,
2020). Asimismo, las necesidades de las personas han ido cambiando, debido a las dinámicas de un
mundo cada vez más digitalizado que demanda transacciones cada vez más rápidas y eficientes, así
como servidores que puedan manejar cada vez más consumidores y tengan una atención adecuada
para ellos, mediante interfaces sencillas y amigables.

Como respuesta a tales necesidades, se han creado espacios virtuales de generación de créditos,
transacciones digitales y todo tipo de servicios financieros. Esto empezó con las grandes franquicias
comerciales que decidieron diversificar su gama de clientes a través de la creación de canales de
compra con pagos digitales, así como los bancos tradicionales que ampliaron la prestación de sus
servicios mediante plataformas virtuales que facilitaban el acceso de los usuarios a sus movimientos
de cuenta y sus transacciones (Rojas, 2016. Pg 7). En el caso colombiano, desde el 2001 se generó la
modernización de los procesos bancarios por parte de las entidades financieras en aras de adaptarse a
la era digital, lo cual generó una amplia aceptación por parte de los consumidores de estos servicios
(Gutiérrez, 2020. Pg 5).

En función de lo mencionado, es preciso traer a colación tres definiciones de suma importancia para
el desarrollo del análisis: banca, fintech y regulación.

a) Banca: La banca tradicional es el sistema mediante el cual se capta el dinero de los usuarios y
este se transforma en inversión o en ahorro mediante la intervención de las entidades
financieras, que ofrecen servicios de crédito, débito, modelos de ahorro, préstamos, entre
otros (Gómez, 2010. Pg 25). Estas entidades cuentan con estructuras físicas en las que
atienden a sus clientes, dan solución a las problemáticas de los mismos, ofrecen su abanico de
servicios financieros, entre otras funciones, además cuentan con cajeros y sucursales cuyas
funciones son derivadas de las del banco principal.
b) No-banca/fintech: Consiste en la prestación de servicios financieros por parte de entidades
que pueden o no ser de carácter financiero. Esta modalidad tiene un componente de
innovación destacable, debido al uso de la tecnología en la prestación de los servicios y la
constante mejora de la experiencia de los consumidores (Rojas, 2016. Pg 6).
c) Regulación/mecanismos de regulación: Consiste en las medidas normativas que cada Estado
toma, con mayor o menor flexibilidad según el caso, para mitigar y evitar los riesgos
derivados de la actividad financiera, mediante: (i) la protección al usuario, (ii) prevención de
crisis del sistema, (iii) pérdida de la eficiencia y (iv) alcance de otros objetivos sociales y
equidad (Allen & Richard, 2001. Pg 57). Estos puntos son materializados en Colombia a
través de una serie de normas aplicadas al sector financiero que son reguladas por el
Ministerio de Hacienda y Crédito Pùblico y supervisadas por la Superintendencia Financiera.

Conforme a ello, surge la pregunta: ¿Cuál es la regulación de la banca tradicional que dificulta el
acceso de los usuarios? Para responder, se propone: La regulación prudencial a la que debe
someterse la banca tradicional crea una desventaja comparativa entre esta y los modelos FinTech,
además, el método empleado por la banca digital mejora la experiencia de los usuarios y facilita el
acceso de los mismos al sistema financiero. No obstante, si bien la regulación aplicada al sector de
no-banca puede afectar el acceso de los usuarios al sistema y limitar la innovación, existen
alternativas para adaptar la normatividad a los modelos FinTech sin alterar su funcionamiento ni
poner en riesgo a los consumidores.

1a) La regulación prudencial a la que debe someterse la banca tradicional, crea una
desventaja comparativa entre esta y los modelos FinTech.

Con la finalidad de medir la desventaja comparativa entre la banca tradicional regida por la
regulación prudencial y las FinTech, se tendrán en cuenta los retos que actualmente presenta la no-
banca para el alcance de todas sus ventajas, como la seguridad y la usabilidad 1. De acuerdo a
Mujinga et al. (2018), pese a que la globalización ha permitido que el acceso a internet, incluso en
países con bajos índices de desarrollo, no sea un problema, la preocupación entorno a las FinTech
persiste debido a que los usuarios alrededor del mundo temen por la seguridad de sus datos y su
dinero, lo cual supone un enorme desafío para los reguladores.

La banca tradicional en Colombia está regulada por una normatividad que busca: (i) reducir el Valor
en Riesgo (VaR)2, (ii) especificar el porcentaje de encaje bancario en función de los recursos
disponibles y (iii) mitigar los riesgos del mercado cambiario (García et al., 2015). Conforme a ello,
existen normas como la de protección de los datos personales, o la de insolvencia económica para
liquidar las cuentas morosas de los usuarios.

1 System Usability Scale (SUS) en inglés, hace referencia al grado de facilidad y comodidad que existe al utilizar
plataformas digitales, en consideración de que la experiencia de los usuarios es un criterio fundamental a la hora de
analizar su calidad y eficiencia (Mujinga et al, 2018).
2 Consiste en la posible pérdida monetaria que se podría percibir en condiciones normales de mercado, en un tiempo
específico, lo que incluye riesgos de crédito, liquidez y solvencia bancaria (BBVA, 2021).
Esta regulación de la banca tradicional se ha generado principalmente para beneficiar a los usuarios,
en tanto se entiende que son ellos quienes soportan el sistema bancario y es importante incentivar su
ingreso a este (Semana, 2020).

Por su parte, la banca digital tiene una regulación más flexible y menos extensa. En el caso
colombiano, la normatividad aplicada a las FinTech se basa en la vigilancia y control permanentes a
la actividad financiera, que se materializan en condiciones como la notificación constante a los
usuarios sobre sus movimientos, o que se cuente con mecanismos de verificación en las operaciones,
o que la interfaz de las plataformas digitales sea lo suficientemente cómoda y comprensible para
cualquier tipo de consumidor (Semana, 2020).

Esto refleja que la burocracia y los requerimientos exigidos por la banca tradicional son cada vez
más inasumibles para las personas, quienes están en una constante búsqueda por la facilitación de los
procesos financieros, lo cual constituye una clara ventaja de las FinTech.

1b) El método empleado por la banca digital mejora la experiencia de los usuarios y facilita el
acceso de los mismos al sistema financiero.

La inmersión de la tecnología en la economía y los modelos financieros ha permitido prescindir de


los intermediarios en las transacciones, lo cual ha representado una enorme revolución en la
industria. La banca virtual es una modalidad que ofrecen instituciones, que pueden o no ser
financieras, para facilitar el acceso y el uso de los servicios financieros. Esto tiene numerosas
ventajas, lo cual ha permitido que sean cada vez más las personas que se integran a ella, ya que: (i)
reduce los costos de operación de las sucursales físicas de los bancos, (ii) la interfaz sencilla de las
plataformas digitales simplifica en gran medida las operaciones financieras, (iii) democratiza el
acceso a los servicios financieros al reducir los requisitos que deben cumplir los consumidores y (iv)
evita los largos procesos burocráticos como las largas filas, el pago de impuestos y de cuotas de
manejo, el uso de fiadores y deudores solidarios, entre otros (Mujinga et al, 2018).

Debido a las claras ventajas de los modelos FinTech, su uso ha aumentado exponencialmente en los
últimos años y el sector ha evolucionado hasta llegar a un punto de no retorno en el que personas
naturales y empresas se integran y lo fortalecen todos los días, lo cual permite el crecimiento de la
industria y la llegada de ingresos que se destinan a diferentes actividades económicas [Anexo 1]. En
el caso colombiano, el sector FinTech creció más del 50% entre el 2017 y el 2018 [Anexo 2], lo cual
es muestra de la rápida y gran acogida que ha tenido este sector en el país (Banco Interamericano de
Desarrollo, 2018).

La comodidad y facilidad de la banca digital está dada por el uso de la tecnología que es, en sí
misma, la representación de simplificar procesos de la vida cotidiana y permitir que más personas los
hagan y que su funcionamiento mejore progresivamente. Esto es altamente compatible con el mundo
de las finanzas, en el que la eficiencia y el aprendizaje permanente son una prioridad. Es por esto que
las FinTech siguen considerándose como un sector altamente disruptivo (Rojas, 2016. Pg 43).
2a) La regulación aplicada al sector de no-banca puede afectar el acceso de los usuarios al
sistema y limitar la innovación.

Conforme a lo planteado en la premisa 1a, parecería no haber problema respecto a la regulación de la


banca digital, sino una clara evidencia de sus ventajas sobre la banca tradicional. No obstante, la
discusión entorno a la normatividad sigue teniendo gran relevancia debido a que la innovación en
este sector depende del enfoque que cada Estado decida darle a la regulación, el cual puede
orientarse hacia el apoyo y mejora de la industria o hacia la restricción y freno de la misma.

Esta batalla por generar un punto medio entre la innovación y la mitigación de los riesgos incluye
argumentos como el libre funcionamiento del mercado, por un lado, y la prevención de crisis futuras
por el otro lado. Esto se debe a las recientes crisis presentadas en Asia debido a una regulación
prudencial ineficiente. Esta experiencia global en términos de regulación se debe a la forma en que la
contingencia de las fuerzas del mercado ha contribuido históricamente a prevenir y mitigar los
riesgos sistémicos derivados de la actividad bancaria, lo cual choca directamente con la libertad y
simpleza que caracteriza a los modelos digitales de prestación de servicios financieros, ya que esta
restricción ha traído también ineficiencia en la asignación de los recursos, además de exponer a los
usuarios a procesos burocráticos extenuantes que son cada vez más inasumibles (Allen & Richard,
2001. Pg 3).

Sin duda alguna, la globalización supone miedos que los reguladores se han visto obligados a
resolver con rapidez, puesto que su principal objetivo es la evasión del riesgo sistémico 3, cuyas
consecuencias son múltiples: pérdida de la confianza en el sistema, alteración de la actividad
financiera, pérdida del ahorro del público, entre otras. Debido a esto, es difícil entender la naturaleza
de las FinTech y la baja participación de intermediarios en ella (Allen & Richard, 2001. Pg 7).

Sin embargo, cabe resaltar que otras preocupaciones inherentes a la banca digital consisten en la alta
vulnerabilidad de los datos de los consumidores, debido a la exposición masiva de su información
online y el manejo que las entidades podrían darle a la misma (Allen & Richard, 2001. Pg 8).

2b) Existen alternativas para adaptar la normatividad a los modelos FinTech sin alterar su
funcionamiento ni poner en riesgo a los consumidores.

Debido a que los Estados se han balanceado entre la prohibición y la libertad completa de estos
mercados, recientemente han surgido alternativas intermedias para acercarse a ellos y conocer sus
dificultades y virtudes, como los llamados ‘sandbox’ regulatorios, que consisten en la generación de
un escenario controlado que involucra a los clientes, los supervisores y los emprendedores, en el que
se ponen en práctica sus creaciones digitales sujetas a condiciones menos restrictivas que las
aplicadas tradicionalmente, de forma que luego pueden ingresar al sector económico al que
pertenecen con las modificaciones normativas que surgieron de la prueba (Zapata, 2020).

3 Consiste en la aparición repentina de un evento que podría afectar gravemente la actividad económica.
El éxito de los ‘sandbox’ viene desde su puesta en práctica en el Reino Unido, la cual demostró unas
claras ventajas respecto a la protección del consumidor, la ampliación del margen de adaptación de
los reguladores y, por supuesto, el impulso directo a la innovación en todos los sectores de la
economía (Zapata, 2020).

Colombia cuenta con dos experiencias de ‘sandbox’ que han traído resultados positivos. La primera
es la constituida en el Decreto 1234 de 2020, que aplica para emprendimientos de innovación
financiera, con lo cual se busca la implementación de la tecnología para la creación de soluciones
ante las problemáticas de los consumidores y el aumento de la eficiencia en la prestación del
servicio, entre otros factores. La segunda experiencia consiste en la primera incorporación de un
‘sandbox’ regulatorio al tema de las comunicaciones en el mundo, lo cual permitió poner a prueba la
viabilidad de los modelos de provisión de servicios de telecomunicaciones (Zapata, 2020).

Un gran ejemplo de modelo digital financiero exitoso es el banco virtual ‘NuBank’, que fue creado
en 2013 por el colombiano David Vélez y que constituye actualmente el banco digital más grande del
mundo. El NuBank cuenta con más de 30 millones de usuarios a nivel global y ofrece amplias
facilidades para ellos, como tarjetas de crédito físicas y virtuales sin costo de adquisición ni cuota de
manejo, así como una tecnología de aprendizaje automático que mejora la experiencia de las
personas y simplifica los procesos financieros a través de la reducción de los trámites burocráticos y
los papeleos (El Tiempo, 2020).

En conclusión, no sólo es la regulación prudencial de la banca tradicional la que dificulta el acceso


de los usuarios al sistema, sino que las características de la misma en la prestación del servicio la
ponen en una desventaja comparativa respecto de la banca virtual, que ha generado importantes
avances en términos de la democratización del sector y de la realización de operaciones financieras
al ofrecer múltiples facilidades que mejoran la experiencia de las personas y favorecen la innovación.
Sin embargo, sí existen retos respecto a la forma ideal de regular este sector, puesto que hay miedos
latentes sobre el riesgo sistémico de la actividad bancaria y la exposición de la información personal
de los usuarios, pero persiste la apuesta del mercado por darle rienda suelta a estos modelos de
banca.

Aun así, es innegable que las FinTech benefician la bancarización y la evolución del sistema
financiero en concreto, lo cual puede mantenerse sin poner en riesgo el ahorro del público ni afectar
la seguridad de su información personal, gracias a alternativas como el ‘sandbox’ regulatorio, que
permite adaptar la regulación convencional a las modalidades de banca digital, de forma que se ha
encontrado un balance adecuado entre las bondades de la digitalización y la protección del
consumidor.
Anexos

1. Segmentación del sector FinTech en América Latina

Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (2018)


Anexo 2. Crecimiento del sector FinTech en países donde aumentó por encima del 50%

Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (2018)


Referencias

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