GENERALIDADES Se denomina diarrea al aumento de la frecuencia, volumen y fluidez de las heces por causa infecciosa, anomalías congénitas (malabsorción), deficiencias enzimáticas, factores mecánicos, endocrinos, inmunológicos, nutricionales y tóxicos. La diarrea aguda se presenta como un fenómeno aislado, de naturaleza exógena y duración inferior a 2 semanas; la diarrea crónica suele durar más de 2 semanas. La diarrea infecciosa constituye uno de los problemas de salud más graves en los países subdesarrollados, en los que supone una de las principales causas de enfermedad y muerte infantil. El mecanismo infeccioso de la diarrea puede ser de tipo invasor, por colonización del tracto intestinal y toxigénico. Las llamadas intoxicaciones o toxiinfecciones alimentarias se originan por secreción de exotoxinas en los alimentos, previamente a su ingestión. En la infección invasiva (disentería) se produce un cuadro inflamatorio difuso, a veces acompañado de necrosis del epitelio y ulceraciones de la mucosa, con pequeños abscesos que dan lugar a la liberación de sangre con gran cantidad de polimorfonucleares y de líquido, incapaz de ser absorbido a causa de la destrucción celular ocasionada por el microorganismo. En los procesos enterotoxigénicos, el microorganismo atraviesa la capa mucilaginosa, se une a las células epiteliales y produce la toxina desencadenante de diarrea secretora. Muchas veces el mecanismo es mixto: invasivo y toxigénico. Flora normal del tracto gastrointestinal La primera deposición del recién nacido es estéril, pero desde las primeras horas de vida, el intestino es invadido por bacterias. La flora fecal del lactante está constituida principalmente por bacterias anaerobias grampositivas y, en pequeña proporción, E. coli y Enterococcus faecalis. Las heces del niño y del adulto contienen una flora muy heterogénea en la que los anaerobios constituyen la fracción predominante, ya sean grampositivos o gramnegativos: Clostridium, Bacteroides, Bifidobacterium, Eubacterium y Veillonella. A veces, el equilibrio de la flora se altera por la administración de antibióticos y sobrecrecimiento o intrusión de algún microorganismo patógeno que da lugar a una disbacteriosis que puede ocasionar problemas digestivos. Los patógenos intestinales capaces de provocar un síndrome diarreico pueden ser bacterias, virus, hongos, protozoos y helmintos. Las bacterias solamente son responsables de un bajo porcentaje de gastroenteritis. ENTEROCOCOS Los enterococos tienen la sustancia específica del grupo D y se les clasificó en épocas pasadas como estreptococos del grupo D. Son parte de la microbiota intestinal normal. Por lo común no son hemolíticos, aunque a veces son α hemolíticos o en menor medida β hemolíticos. Son más resistentes a la penicilina G que los estreptococos. Muchas cepas son resistentes a la vancomicina. Se conocen al menos 47 especies de enterococos, pero menos de un tercio de ellas ocasiona enfermedad en seres humanos. Enterococcus faecalis es el más frecuente y causa 85 a 90% de las infecciones enterocócicas, en tanto que Enterococcus faecium produce 5 a 10%. Los enterococos figuran entre las causas más frecuentes de infecciones intrahospitalarias, sobre todo en las unidades de cuidados intensivos y son seleccionados por el tratamiento con cefalosporinas y otros antibióticos a los cuales son resistentes. Los enterococos se transmiten de un paciente a otro principalmente en las manos del personal hospitalario, algunos de los cuales son portadores de enterococos en el tubo digestivo. Los enterococos a veces se transmiten en dispositivos médicos. En los pacientes, los lugares de infección más frecuentes son el aparato urinario, las heridas, el sistema biliar y la sangre. Los enterococos pueden causar meningitis y bacteriemia en los recién nacidos. En los adultos, los enterococos pueden causar endocarditis. Resistencia a antibióticos A. Resistencia intrínseca Los enterococos son intrínsecamente resistentes a las cefalosporinas, a las penicilinas resistentes a la penicilinasa y a los monobactámicos. Tienen una resistencia leve intrínseca a muchos aminoglucósidos, tienen una sensibilidad intermedia o son resistentes a las fluoroquinolonas. Los enterococos son inhibidos por los β lactámicos (p. ej., la ampicilina), pero en general no son destruidos por ellos. B. Resistencia a los aminoglucósidos El tratamiento con combinaciones de un antibiótico con actividad en la pared celular (una penicilina o vancomicina) más un aminoglucósido (estreptomicina o gentamicina) es esencial para las infecciones enterocócicas graves como la endocarditis. Aunque los enterococos tienen una resistencia leve intrínseca a los aminoglucósidos, tienen una sensibilidad sinérgica cuando se tratan con un antibiótico que tiene actividad en la pared celular más un aminoglucósido. C. Resistencia a la vancomicina El glucopéptido vancomicina es el principal fármaco alternativo a una penicilina (más un aminoglucósido) para tratar las infecciones enterocócicas. Bacilos gramnegativos entéricos (Enterobacteriaceae) La familia Enterobacteriaceae es un grupo heterogéneo y extenso de bacilos gramnegativos cuyo hábitat natural es el intestino del ser humano y de los animales. La familia comprende muchos géneros (Escherichia, Shigella, Salmonella, Enterobacter, Klebsiella, Serratia, Proteus y otros más). Algunos microorganismos entéricos como Escherichia coli son parte de la microbiota normal y en contadas ocasiones originan enfermedades, pero otros como las salmonelas y las shigelas siempre son patógenos para los seres humanos. CLASIFICACIÓN
La familia Enterobacteriaceae tiene las siguientes características: son bacilos
gramnegativos, ya sea móviles con flagelos perítricos o no móviles, proliferan en medios aerobios y anaerobios (son anaerobios facultativos); fermentan en vez de oxidar glucosa, a menudo produciendo gas; son catalasa positiva, oxidasa negativa (excepto Plesiomonas) y reducen nitrato a nitrito; y tienen un contenido de DNA. Morfología e identificación A. Microorganismos típicos La familia Enterobacteriaceae son bacilos gramnegativos cortos. Las cápsulas son de gran tamaño y regulares en Klebsiella B. Cultivo E. coli y la mayor parte de las otras bacterias entéricas forman colonias circulares, convexas y lisas con bordes distintivos. Algunas cepas de E. coli producen hemólisis en agar sangre. Estructura antigénica Se clasifican en más de 150 diferentes antígenos somáticos termoestables O (lipopolisacáridos), más de 100 antígenos K (capsulares) termolábiles y más de 50 antígenos H (flagelares). En el serotipo Typhi de Salmonella, los antígenos capsulares reciben el nombre de antígenos Vi. Los antígenos O son la parte más externa del lipopolisacárido de la pared celular y constan de unidades repetidas de polisacáridos. Los anticuerpos a los antígenos O son predominantemente IgM. En ocasiones, los antígenos O se relacionan con enfermedades humanas específicas (por ejemplo, tipos O específicos de E. coli se detectan en infecciones diarreicas y del sistema urinario). Los antígenos K son externos a los antígenos O en algunas Enterobacteriaceae pero no en todas. Algunos son polisacáridos, y comprenden los antígenos K de E. coli; otros son proteínas. Los antígenos K pueden interferir en la aglutinación por antisuero O y relacionarse con virulencia Las infecciones por Klebsiella del sistema respiratorio en seres humanos son causadas sobre todo por los tipos capsulares 1 y 2; las del sistema urinario por los tipos 8, 9, 10 y 24. Los antígenos H están situados en los flagelos y se aglutinan con anticuerpos anti-H, principalmente IgG. Los determinantes en los antígenos H dependen de la secuencia de aminoácido en la proteína flagelar (flagelina). Dentro de un solo serotipo, puede haber antígenos flagelares en una o en las dos formas. El microorganismo tiende a cambiar de una fase a otra; esto se denomina variación de fase. Toxinas y enzimas La mayor parte de las bacterias gramnegativas posee lipopolisacáridos complejos en sus paredes celulares. Muchas bacterias entéricas gramnegativas también producen exotoxinas de importancia clínica. ENFERMEDADES CAUSADAS POR ENTEROBACTERIACEAE DIFERENTES A SALMONELLA Y SHIGELLA Microorganismos causales E. coli son miembros de la microbiota normal del intestino. Otras bacterias entéricas (Proteus, Enterobacter, Klebsiella, Morganella, Providencia, Citrobacter y Serratia), también son parte de dicha microbiota intestinal normal pero su número es muchísimo menor que el de E. coli. Algunas bacterias entéricas aparecen en menor número como parte de la microbiota normal de la zona superior de vías respiratorias y genitales. Las bacterias se tornan patógenas sólo cuando alcanzan tejidos fuera de su sitio intestinal normal u otros sitios de microbiota normal menos comunes. Los lugares más frecuentes de infecciones de importancia clínica son el sistema urinario, las vías biliares y otras zonas en la cavidad abdominal, pero cualquier zona anatómica (p. ej., circulación sanguínea, glándula prostática, pulmón, hueso, meninges) puede ser el lugar afectado por la enfermedad. Algunas de las bacterias entéricas (p. ej., Serratia marcescens, Enterobacter aerogenes) son microorganismos patógenos oportunistas. Cuando las defensas normales del hospedador son inadecuadas, o en pacientes con catéteres venosos o sondas uretrales permanentes, pueden presentarse infecciones importantes circunscritas y las bacterias pueden llegar al torrente sanguíneo y producir septicemia. A. E. coli 1. Infección del sistema urinario. E. coli es la causa más frecuente de infección de las vías urinarias y contribuye a casi 90% de las infecciones primarias urinarias en mujeres jóvenes. Los síntomas y signos consisten en polaquiuria, disuria, hematuria y piuria. El dolor en la fosa renal se relaciona con infección urinaria alta. Ninguno de estos síntomas o signos es específico de la infección por E. coli. La infección del sistema urinario puede ocasionar bacteriemia con signos clínicos de septicemia. La mayor parte de las infecciones urinarias que afectan a la vejiga o al riñón en un hospedador sano son causadas por un pequeño número de tipos de antígeno O que han elaborado específicamente factores de virulencia que facilitan la colonización y las infecciones clínicas subsiguientes. Tales microorganismos se designan como E. coli uropatógena. Por lo general estos microorganismos producen hemolisina, que es citotóxica y facilita la invasión de los tejidos. Las cepas que producen pielonefritis expresan el antígeno K y elaboran fimbrias P que se unen al antígeno del grupo sanguíneo P. 2. Enfermedades diarreicas relacionadas con E. coli. E. coli que produce diarrea es muy frecuente en todo el mundo. Estas E. coli se clasifican con base en sus características y propiedades de virulencia, y cada grupo causa enfermedades por algún mecanismo diferente (como mínimo se han definido seis de ellos). Las propiedades de adherencia a las células epiteliales del intestino delgado o grueso son codificadas por genes presentes en los plásmidos. Asimismo, las toxinas a menudo son mediadas por plásmido o fago E. coli enteropatógena (EPEC) es una causa importante de diarrea en los lactantes, sobre todo en los países en vías de desarrollo EPEC se adhiere a las células de la mucosa del intestino delgado. Para que surja la patogenia se necesitan dos factores importantes el factor de adherencia EPEC (EAF; EPEC adherence factor) y el islote de patogenia del locus cromosómico de borramiento del enterocito (LEE) que induce la adherencia estrecha que es característica de EPEC (fijación y borramiento). El resultado de la infección por EPEC en lactantes comprende la diarrea acuosa y grave; los vómitos y la fiebre que suele ceder por sí sola, pero a veces es duradera o crónica. La duración de la diarrea por EPEC puede abreviarse y la diarrea crónica curarse con tratamiento antibiótico. E. coli enterotoxígena (ETEC) son una causa frecuente de “diarrea del viajero” y es una causa muy importante de diarrea en niños menores de 5 años de países en vías de desarrollo. Los factores de colonización de ETEC (pili conocidos como antígenos del factor de colonización que son específicos de seres humanos inducen la adherencia de ETEC a células epiteliales del intestino delgado. Algunas cepas de ETEC producen una enterotoxina termolábil la cual facilita la penetración de la subunidad A en la célula, y en ella esta última activa la adenililciclasa; lo anterior incrementa extraordinariamente la concentración local de monofosfato de adenosina cíclico (cAMP; cyclic adenosine monophosphate). El resultado final es una hipersecreción intensa y duradera de agua y cloruros, e inhibición de la resorción de sodio. El interior del intestino muestra distensión por líquido y surgen hipermotilidad y diarrea que duran días. E. coli productora de toxina Shiga (STEC) se denominan así por las toxinas citotóxicas que producen. Hay por lo menos dos formas antigénicas de la toxina designadas como toxina similar a Shiga 1 y toxina similar a Shiga 2. STEC se ha relacionado con diarrea leve no sanguinolenta, colitis hemorrágica, una forma grave de diarrea, y con el síndrome hemolítico urémico, una enfermedad que desencadena insuficiencia renal aguda, anemia hemolítica microangiopática y trombocitopenia. E. coli enteroinvasiva (EIEC) produce una enfermedad muy similar a la shigelosis. La enfermedad ocurre más a menudo en los niños en países en vías de desarrollo y en personas que viajan a estos países. EIEC produce enfermedad al invadir las células epiteliales de la mucosa intestinal. E. coli enteroagregativa (EAEC) produce una diarrea aguda y crónica (mayor de 14 días de duración) en personas de países en vías de desarrollo. Los microorganismos mencionados también son la causa de cuadros de origen alimentario en países industrializados, y se les ha vinculado con la diarrea del viajero y la diarrea persistente en sujetos con VIH. Escherichia coli adherente difusa
Estas cepas se han asociado más
a procesos diarreicos de tipo agudo y persistente en niños que en adultos. Los adultos, al igual que los niños, pueden ser portadores asintomáticos. 3. Septicemia. Cuando las defensas normales del hospedador son inadecuadas, E. coli puede llegar al torrente sanguíneo y producir septicemia. Los recién nacidos son muy sensibles a septicemia por E. coli porque carecen de anticuerpos IgM. Puede presentarse sepsis secundaria a infección de vías urinarias y a menudo el clon principal asociado con la invasión es E. coli O25b/ST131. 4. Meningitis. E. coli y estreptococos del grupo B son las principales causas de meningitis en los lactantes. Casi 80% de las E. coli provenientes de casos de meningitis tiene el antígeno K1. Este antígeno reacciona en forma cruzada con el polisacárido capsular del grupo B de N. meningitidis. B. Klebsiella-Enterobacter-Serratia; Proteus- Morganella- Providencia; y Citrobacter 1. Klebsiella. K. pneumoniae está presente en el sistema respiratorio y en las heces de casi 5% de las personas sanas. Produce una pequeña proporción (alrededor de 1%) de las neumonías bacterianas. K. pneumoniae puede producir una consolidación pulmonar necrosante hemorrágica extensa. Produce infecciones urinarias y bacteriemia con lesiones focales en pacientes débiles. Las especies de Klebsiella se encuentran entre las 10 bacterias más patógenas causantes de infecciones intrahospitalarias. La secuencia del tipo 16 ha elaborado betalactamasas de espectro extendido que resulta en resistencia a un conjunto amplio de penicilinas y cefalosporinas (pero no antibióticos de carbapenémicos). Klebsiella granulomatis (llamada anteriormente Calymmatobacterium granulomatis) ocasiona una enfermedad ulcerosa genital crónica, el llamado granuloma inguinal, una enfermedad de transmisión sexual poco común. La ampicilina o la tetraciclina constituyen fármacos eficaces.
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