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Diagnóstico

“Economía del cuidado”

Hernández Sánchez Elizabeth

Juan Antonio Escobar Ríos


Economía Ambiental

Universidad Tecnológica De Pereira


Administración Ambiental
Pereira, Colombia
2021
Economía del cuidado

La teoría económica dominante que existe y se perpetúa en las tendencias académicas, las
universidades y las revistas, ha sido limitada por una visión ortodoxa centrada únicamente en
las relaciones sociales que giran alrededor del mercado, es decir, la transacción de bienes y
servicios que se intercambian a través de un precio, la venta de la fuerza de trabajo y nuestras
profesiones a cambio de un salario.

La delimitación de temas centrales en los estudios económicos obvia la base de la


economía de la sociedad que se denomina producción/reproducción de los seres humanos, la
cual es condicionada principalmente por mujeres amas de casa.

Detrás del sistema capitalista y el esfuerzo de cada ciudadano funcional en la sociedad,


hay un modus operandi de producción del que no se habla que es realizado por millones de
personas, en su gran mayoría mujeres; consiste en aquellas actividades que hacen parte del
“trabajo doméstico” que requieren un esfuerzo, tiempo y energía.

Uno de los aportes de la economía feminista fue la recuperación de este debate, con la
necesidad de visibilizar el rol de las mujeres con el trabajo doméstico no remunerado en el
proceso de acumulación capitalista y las implicancias en términos de explotación a ellas,
tanto por parte del sistema capitalista como de los maridos y familias.

La economía feminista es una corriente de pensamiento heterodoxo preocupada por


visibilizar las dimensiones de género de la dinámica económica y sus implicacioness para la
vida de las mujeres. Su noción de «economía del cuidado» ha contribuido a actualizar el
debate feminista sobre las formas de organización de la reproducción social y a reconocer el
impacto de estas en la reproducción de la desigualdad. (Rodríguez, 2015).

El contenido del concepto de economía del cuidado refiere a todas las actividades y
prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en que
viven. Incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas, la provisión de las
precondiciones en que se realiza el cuidado (la limpieza de la casa, la compra y preparación
de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinación de horarios, traslados a centros
educativos y a otras instituciones, supervisión del trabajo de cuidadoras remuneradas, entre
otros). El cuidado permite atender las necesidades de las personas dependientes, por su edad
o por sus condiciones/capacidades (niños y niñas, personas mayores, enfermas o con algunas
discapacidades) y también de las que podrían autoproveerse dicho cuidado (esposo,
hermanos, hijos mayores etc.).

Respecto a lo anterior se ha insistido en la importancia de reconocer múltiples


dimensiones de la pobreza que no necesariamente tiene que ver con la carencia monetaria, y
en particular en la pobreza de tiempo. Anteriormente las mujeres amas de casa o cuidadoras
en fincas se encargaban de la organización al interior de las casas, lo que supone un trabajo
de tiempo completo, con la modernidad y la búsqueda de igualdad de condiciones lo que se
ha logrado es un incremento de la tareas y el trabajo para las mujeres, porque en cuestión de
derechos no son equitativos y hay una distinción notoria de género. Para ser una mujer
eficiente, efectiva y necesaria; debe ser profesional, debe estar más formada académicamente
que los hombres para conseguir trabajo, debe tener la capacidad de ser esposa, madre, ama de
casa y empleada: cuatro trabajos y una pobreza de tiempo extrema.

Estadísticamente se ha demostrado que el promedio de horas que se invierten en el trabajo


doméstico oscila entre 5 a 7 horas, según una encuesta realizada por el Dane. En comparación
con el tiempo que invierten los hombres que son dos horas promedio, hay una diferencia de
cinco horas en el que mujeres a parte de su horario laboral que desarrollan remunerado,
entran a una jornada de 5 o 7 horas de trabajo no remunerado.

Algunos desafíos consiguientes a este tema es: producir información que permita construir
diagnósticos informativos sobre la situación actual de la organización social del cuidado y
visibilizar el aporte del trabajo no remunerado al funcionamiento económico. Hacer presión
para la contribución de la construcción de la demanda social en favor de políticas públicas de
cuidado que permitan su redistribución entre actores de la organización social del cuidado y
entre varones y mujeres.

La organización del cuidado no es algo que le competa a las mujeres. Es una necesidad de
todas las personas. Los avances de participación de las mujeres en espacios económicos y
políticos han avanzado sustancialmente pero en cuanto a la organización del cuidado, los
cambios resultan extremadamente lentos. Lograr mayor justicia en este campo es un paso
ineludible para alcanzar mayor equidad económica y social, y construir sociedades más
igualitarias (Corina, 2012).
Referencias

Rodríguez Enríquez, C. M. (2015). Economía feminista y economía del cuidado: Aportes


conceptuales para el estudio de la desigualdad.

Rodríguez Enríquez, C. (2012). La cuestión del cuidado:¿ El eslabón perdido del análisis
económico?. Revista Cepal.

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