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Simposio Sobre Daniel
Simposio Sobre Daniel
Capítulo IV 257
Inicio del desarrollo de la interpretación de Antioco Epífanes
William Η. Shea
Intérpretes judíos y cristianos antiguos 257
De Porfirio a Jerónimo 293
vi
II
Capítulo VI 383
El "cuerno pequeño", el santuario celestial y el tiempo del fin:
estudio de Daniel 8: 9-14
Gerhard F. Hasel
El "cuerno pequeño" — Aspectos paganos (vers. 9-10) 383
El "cuerno pequeño" — Aspectos papales (vers. 11-12) 405
La audición sobre el santuario 433
Capítulo IX 505
Dimensiones espaciales en la visión de Daniel 8
William Η. Shea
Capítulo Χ 535
Significación del lenguaje ritual de Daniel 8: 9-14
Ángel M. Rodríguez
índice general alfabético 559
vii
Nota sobre esta edición en español
Λ menudo, traducir un texto de una lengua a otra conlleva más
que una mera conversión de las palabras. En el caso que nos ocupa
lia sido necesario, además, realizar las siguientes adaptaciones:
1. 111 las citas bíblicas, utilizar, de entre todas las traducciones de pres-
ligio disponibles en español, aquella que se aproximase más a la
manera en la que vertía los versículos oportunos al inglés la versión
utilizada por los autores en cada caso. No obstante, el lector debe
ser consciente de que, aunque hay varias traducciones excelentes de
la Biblia al español, al inglés y a muchos otros idiomas, no siempre
resulta posible encontrar una versión que transmita exactamente los
mismos matices que otra dada, en el mismo idioma o en cualquier
otro. En el caso que nos ocupa, en esta traducción se han emplea-
do las siguientes versiones españolas de la Biblia: Reina-Valera de
1995 (RV95), Versión Moderna (VM), Nueva Versión Internacional
(NVI), La Biblia de las Américas (LBA), Biblia de Jerusalén (BJ),
Nueva Biblia Española (NBE), las versiones de Serafín de Ausejo
(SA), Nácar-Colunga (NC), Cantera-Iglesias (CI) y, por último, tam-
bién se ha usado la versión Dios Habla Hoy (DHH).
2. Cuando al traductor le constaba la existencia de una versión espa-
ñola equivalente de la bibliografía citada en el original inglés, se ha
citado directamente de aquella, y, cuando en el original figuraba la
fecha de publicación de un cierto libro, en la traducción aparece la
fecha de publicación de la edición española correspondiente.
3. En el caso de los libros citados en el original inglés a cuya versión
española el traductor no tenía acceso (por ejemplo, por no exis-
tir tal versión), se ha conservado siempre el título original (nor-
malmente en inglés). Salvo en el caso de las obras de referencia
y publicaciones periódicas, dichos títulos van seguidos por una
traducción al español con el fin de dar al lector que no sepa inglés
una idea general del tipo de obra de la que se trata.
4. Esta obra tiene un cierto nivel de erudición y, en ocasiones, hace uso
de vocablos hebreos, arameos, griegos y latinos. La versión original
emplea siempre transcripciones aproximadas al alfabeto latino, en
cursiva, a la hora de representar vocablos de las tres primeras lenguas
apuntadas anteriormente. Con el fin de facilitar el estudio a los lecto-
res que conozcan esas lenguas, la dirección editorial de esta versión
ix
en español decidió que en esta traducción se utilicen tipografías
especializadas que representen fielmente el alefato hebreo (con la
puntuación masorética correspondiente) y el alfabeto griego. Los
vocablos así representados siempre van seguidos por una trans-
cripción a caracteres latinos dotados a menudo de diversos signos
diacríticos encima o debajo de la letra oportuna, que sirven para
diferenciar entre sonidos parecidos. En estas transcripciones no
se representan los acentos politónicos griegos. Cuando el lector
vea tales tipografías especializadas, debe saber que representan
un añadido, o una sustitución de lo que en la versión original se
representaba mediante una transcripción menos completa. A con-
tinuación se explican las equivalencias entre los signos originales
y los transcritos, y se presenta también una equivalencia fonética
aproximada de los mismos.
El alefato hebreo.
Transcripción y pronunciación aproximada
Conso- Nom- Trans-
nante bre cripción Pronunciación aproximada
כ Más o menos equivalente a una hache muda,
א álef
como en honesto
י־ b B, como en burro
bet
•ך b V francesa o inglesa, como en very
נ S G, como en gato
x
Conso- Noni- Trans-
nantc bre cripción Pronunciación aproximada
T, parecido a taza, pero pronunciada poniendo la
lengua inmediatamente detrás de los incisivos su-
ט tet t
periores, al comienzo del paladar, como el sonido
final del inglés asked
י yod y Y, como en ya, o i, como en Israel
כ k K, como en kilo
kaf El sonido fuerte del grupo ch en alemán, como en
ב k
Buch, parecido a la jota castellana
U lamed 1 L, como en león
mem m M, como en mesa
נ nun η N, como en novia
S sin vibración de las cuerdas vocales, como en
ס sámej s
sal
c Hache fuertemente aspirada. En realidad, es un
ע áyin
sonido gutural áspero sin equivalencia en español
יש Ρ P, como en pan
pe
פ Ρ F, como en fuego
Una especie de ese silbante, como la onomatope-
צ tsade s ya para imitar el sonido bucal de una serpiente
que se defiende
qof Q Q, como en queso
ק
ר resh r R no inicial, como en cara
S sin vibración de las cuerdas vocales, como en
ש sin s
sal
Ή
\U shin S El sonido inicial de la palabra inglesa shell
ת t Τ interdental, como en taza
tau El sonido consonante inicial de la palabra inglesa
ת t
thing, como una zeta castellana
Observaciones básicas:
1. En hebreo no hay distinción entre mayúsculas y minúsculas.
2. Como indica la tabla anterior, el puntito central, denominado
daghes lene, encontrado en el seno de las consonantes ,ב, 3, ד, כ
2 y ת, confiere un sonido suave a las consonantes 2, 2 ,ג, ד, כy Π,
respectivamente.
xi
3. Normalmente, un puntito puesto dentro de cualquier otra conso-
nante recibe el nombre de daghes forte. Dicho signo no altera el
sonido de la consonante, pero sí la dobla. Así, טse transcribe tt.
4. Un puntito puesto dentro de la consonante הrecibe el nombre
de mappiq. Se da al final del posesivo femenino y otorga a las
palabras que acaban en Π una pronunciación final de j castellana,
transcrita, dependiendo de la vocal que anteceda, por los grupos
ah, ah, eh, e'\ y óh.
5. Si se dan al final de una palabra, las consonantes 2, מ, נ, פy צ, se
escriben ך, C , ן, ףy ץ, respectivamente.
6. Debe prestarse especial cuidado de no confundir los pares de letras
בy כ, גy נ, דy ר, הy ח, טy מ, סy ם, עy צ, שy ש, ךy ף. Lo
mismo ocurre con ו, ז, יy ]. Los parecidos entre todas esas letras
son pura coincidencia.
7. Con la única excepción de ciertos valores semivocales que se atri-
bufan a ה, וy י, el alefato carece de vocales. La forma correcta de
articular las consonantes escritas se aprendía de manera consuetudi-
naria. En época tardía, los masoretas, expertos en la conservación y
transmisión de los textos sagrados, añadieron encima, dentro o deba-
jo de las consonantes un conjunto de puntos y rayas que venían a re-
presentar, entre otras cosas, las vocales con las que se pronunciaban
las palabras. Los correspondientes valores vocálicos se sintetizan en
la tabla siguiente, en la que se usa וcomo consonante convencional.
Trans-
Tipo Vocal Nombre cripción Ejemplo
c/j וי tsere malé è ביתוI bètó], la casa de él
η
oc
Η וי jíreq malé i [ צ ד י קsaddiq], justo
η
«
«
G
w ו jólem malé ó [ ק ו לqól], voz
Χ
Μ
ו shúreq ù [ מותmùt], morir
ו qamets gadol a \ ידyàd\, mano
(Α ו è
η tsere • [ שsem|, nombre
oc
α
-J ו jíreq í ן ה צ ך י ק םhassaddìqTm], los justos
'ו jólem jaser 0 [ ריבrób 1, multitud
xii
Trans-
lipo Vocal Nombre cripción Ejemplo
ו pataj <1 [ בתbar], hija
Observaciones básicas:
1. Obsérvese que, aunque la vocal jíreq se escriba siempre igual en
hebreo, puede ser larga o corta dependiendo del contexto en el que
aparezca, y que se transcribe de dos maneras distintas.
2. El sonido teórico à (denominado en algunas gramáticas qamets
gadol malé y resultado de una qamets seguida por una álef) es
muy raro en hebreo, y no suele considerárselo una vocal propia.
Así, la primera palabra de Ose. 10: 14, «( וכ[אםy se levantará») se
transcribe w3qa3m.
El alfabeto griego.
Transcripción y pronunciación aproximada
Mayús- Minús- Transcripción Pronunciación
cula cula Nombre hispánica aproximada
A a alfa a A, como en ave
Β Ρ beta b B, como en burro
xiii
Mayús- Minus- Transcripción Pronunciación
cula cula Nombre hispánica aproximada
Γ y gamma * G, como en gato
Δ δ delta d D, como en dátil
E e épsilon e E breve
El sonido ds, como en adscrip-
Ζ ζ zeta ζ
ción
Η η eta è E larga
El sonido consonante inicial de
Θ θ teta th la palabra inglesa thing, como
una zeta castellana
I ι iota i I, como en ir
Κ κ cappa k K, como en kilo
Λ λ lambda l L, como en león
Μ μ mi m M, como en mesa
Ν ν ni η N, coiiio en novia
Ξ ξ xi X X, como en xilófono
0 0 ómicron 0 O breve
π π P' Ρ P, como en pan
R, como en ratón o como en
Ρ Ρ ro r
cara
Σ σ sigma s S, como en sal
Τ τ tau t T, como en taza
Como la ü alemana o la u
y francesa, se articula como una
Υ υ ipsilon
u en diptongos i disponiendo los labios para
decir u
φ Φ fi / E como en fuego
χ χ fi i J castellana, como en juicio
La pronunciación culta al prin-
ψ Ψ psi P> cipio de psicología
Ω ω omega ò O larga
Observaciones básicas:
1. Aparte del alfabeto, hay otros signos en la escritura griega que
conviene conocer. Entre ellos, destacan los llamados espíritus sua-
ve y rudo (' y ', respectivamente). Ambos se aplican a vocales o dip-
tongos iniciales. El segundo puede aplicarse también a una ρ ini-
cial. El primero equivale a una pausa en la pronunciación y no se
xiv
pronuncia ni se transcribe; el segundo representa una aspiración
de la letra afectada y, salvo en el caso de la p, se transcribe por h.
2. La sigma final se representa con ς. Su transcripción es la misma en
cualquier caso.
3. En el griego arcaico había otras letras que no aparecen reflejadas
en la tabla anterior.
4. La letra υ, como último componente de los diptongos αυ, 6υ y ηυ, se
pronuncia como la u. El diptongo ου se pronuncia u.
5. La γ delante de las guturales γ, κ, χ y ξ se pronuncia como si fuese
una v. Así, άγγελος [aggelos] se pronuncia "ánguelos". De ahí viene
la palabra española 'ángel'.
xv
Abreviaturas
AB Anchor Bible
AJSL American Journal of Semitic Languages and Literature
ANE The Ancient Near East
ANET Ancient Near Eastern Texts
ANF The Ante-Nicene Fathers
Ant. Josefo, Antigüedades judaicas
APOT Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament
ASTI Annual of the Swedish Theological Institute
ATQ Aramaic Texts From Qumran
AUSS Andrews University Seminary Studies
BA Biblical Archaeologist
BASOR Bulletin of the American Schools of Oriental Research
BDB F. Brown, S. R. Driver, and C. A. Briggs, A Hebrew
and English Lexicon of the Old Testament
BHK Biblia Hebraica, ed. R. Kittel
BHS Biblia Hebraica, eds. Κ. Elliger y W. Rudolph
Bib Biblica
BJ Biblia de Jerusalén
BJRL Bulletin, John Rylands Library
BS Bibliotheca Sacra
CHAL A Concise Hebrew and Aramaic Lexicon
of the Old Testament
CI Sagrada Biblia. Versión Cantera-Iglesias
CT Christianity Today
DHH La Biblia. Dios Habla Hoy.
DTG El Deseado de todas las gentes
Encjud Encyclopedia Judaica
EvQ Evangelical Quarterly
ExpTim Expository Times
FE Fundamentals of Christian Education
HAD Hebrew and Aramaic Dictionary of the OT
HAL Hebraisches und aramàisches Lexikon
zum Alten Testament
HSM Harvard Semitic Monographs
HTS Harvard Theological Studies
xvi
111 ICA Hebrew Union College Annual
IB Interpreter's Bible
ICC International Critical Commentary
11 )Η Interpreter's Dictionary of the Bible
I DBS Interpreter's Dictionary of the Bible, Supplement
Int Interpretation
|AOS journal of the American Oriental Society
JBL journal of Biblical Literature
IETS journal of the Evangelical Theological Society
JJS Journal of Jewish Studies
JQR Jewish Quarterly Review
J SOT Journal of the Study of the Old Testament
JSS Journal of Semitic Studies
JTS Journal of Theological Studies
K-B K. Koehler y W. Baumgartner, Lexicon
in veteris testamenti
KBL L. Koehler y W. Baumgartner, Lexicon
in veteris testamenti
KJV King James Version
I.BA La Biblia de las Américas
IMS Mensajes selectos, tomo 1
NAB New American Bible
NASB New American Standard Bible
NBE Nueva Biblia Española
NC Sagrada Biblia. Versión Nácar-Colunga
NEB New English Bible
NIV New International Version
NPNF Nicene and Post Nicene Fathers
NTS New Testament Studies
NVI Nueva Versión Internacional
OTL Old Testament Library
PCB Peake's Commentary on the Bible
PG Patrologia Graeca, J. P. Migne, ed.
RB Revue Biblique
xvii
RevQ Revue de Qumran
RSPT Revue des sciences philosophiques et théologiques
RSV Revised Standard Version of the Bible
RTP Revue de theologie et de philosophie
RV95 Santa Biblia. Versión Reina-Valera, revisión de 1995
SA Sagrada Biblia. Versión de Serafín de Ausejo
2T,5T Testimonios para la iglesia, tomo 2, etcétera
TBC Torch Bible Commentaries
TDNT Theological Dictionary of the New Testament,
Kittel y Friedrich, eds.
TDOT Theological Dictionary of the Old Testament,
Botterweck y Ringgren, eds.
TEV Today's English Version (Good News Bible)
THAT Theologisches Handwòrterbuch zum Alten Testament,
Jenni y Westermann, eds.
ThStKr Theologische Studien und Kritiken
TLZ Theologische Literaturzeitung
TMi Testimonios para los ministros
TOTC Tyndale Old Testament Commentary
TRu Theologische Rundschau
TS Theological Studies
VD Verbum domini
VM Santa Biblia. Versión Moderna
VT Vetus Testamentum
VTSup Vetus Testamentum, Suplementos
WTJ Westminster Theological Journal
ZA Zeitschrift für Assyriologie
ZAW Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft
ZDMG Zeitschrift der deutschen morgenlandischen Gesellschaft
ZKT Zeitschrift für katholische Theologie
ZNW Zeitschrift für die neutestamentliche Wissenschaft
xviii
Al lector
I l interés en la validez del principio año-día, en la interpretación
de Antioco y en el juicio de Daniel 7 llevó a la Comisión a publi-
ι ar sus investigaciones de íorma gradual. Los estudios de William Η.
Shea sobre estos asuntos fueron publicados a finales de 1982 con el
ululo de Selected Studies on Prophetic Interpretation [Estudios selec-
ins sobre interpretación profética]. Esto constituyó el primer tomo
«1( lo que se propuso que fuese una Colección de la Comisión sobre
I )aniel y el Apocalipsis.
La Comisión se proponía publicar en su momento un tomo adi-
ι ional con sus investigaciones sobre Daniel. Sin embargo, el material
producido por los once autores que han trabajado especialmente en
estudios daniélicos ha sido abundante, y ello ha llevado a la decisión
de publicar tres tomos, en lugar de los dos previstos inicialmente.
Por lo tanto, esta trilogía sobre Daniel y temáticas afines (tomos
I 3 en la colección CDA) debería estudiarse de manera conjunta. No
liay ningún tomo que sea completo en sí mismo, sino que todos ellos
forman parte integral de los demás. Por ejemplo, en el tomo 1 se
encuentra una exégesis completa de los pasajes de Daniel 7 sobre el
juicio, pero los tomos posteriores no contienen ningún estudio por-
menorizado de esta importante profecía. La historia del origen de la
interpretación de Antioco aparece en el tomo 2. Sin embargo, el aná-
lisis de la propia interpretación en términos de las profecías de Daniel
se encuentra en el tomo 1. Asimismo, los estudios sobre Daniel 9 y
el libro de Levítico, así como ciertas temáticas relacionadas con la
profecía, aparecen únicamente en el tomo 3. Dado que no se preparó
índice para el tomo 1, sus puntos principales aparecerán enumerados
en los índices provistos en los tomos 2 y 3.
SIMPOSIO SOBRE DANIEL está escrito en dos partes. La primera reúne
monografías que abordan cuestiones vitales sobre la autoría, la uni-
dad, la datación de la composición del libro y el origen de la interpre-
lación de Antioco. Las nuevas pruebas obtenidas por la investigación
ν los descubrimientos de la arqueología y de estudios bíblicos ulteriores
xix
están haciendo que las posiciones críticas relacionadas con estos te-
mas sean cada vez menos sostenibles. A la vez, tales progresos acia-
ran y confirman las interpretaciones conservadoras.
En la segunda parte del S I M P O S I O se llama la atención a una serie
de estudios exegéticos sobre pasajes de Daniel 2 y 8, observándose
también ciertas vinculaciones con los capítulos 11-12. Incluidos en
esta parte hay estudios terminológicos sobre palabras y expresiones
clave, como cereb bóqer ("tarde-mañana"), támid ("continuo") y
nisdaq ("purificar/justificar").
Por su propia naturaleza, los simposios sufren de ciertas limitacio-
nes derivadas de su autoría múltiple. Para permitir que cada mono-
grafía pudiese estar completa por sí misma, no se ha hecho ningún
intento de borrar el material reiterado. Tampoco hubo empeño cons-
cíente en conjuntar a los autores cuando diferían en cuestiones secun-
darías. Sin embargo, la parte esencial de las distintas presentaciones
representan un consenso de los abajo firmantes que participaron en
la labor de la Comisión.
Es un auténtico placer presentar S I M P O S I O S O B R E DANIEL a núes-
tro cuerpo pastoral y a la feligresía en general. Deseamos expresar
nuestra gratitud a Martha Lunt, correctora de manuscritos y encar-
gada del tratamiento de textos en la plantilla del Instituto de Inves-
tigación Bíblica por los cientos de horas dedicados con paciencia a
dar forma a los presentes volúmenes. También deseamos reconocer
nuestra deuda con los siete autores cuyos desvelos proporcionaron el
contenido de esta obra:
LA C O M I S I Ó N SOBRE D A N I E L Y EL A P O C A L I P S I S
Asociación General
d e l a Iglesia A d v e n t i s t a del S é p t i m o D í a
xx
Estudios introductorios sobre Daniel
Orígenes/Autoría
Teología/Propósito
Datación
Unidad
Origen/Desarrollo de la interpretación
de Antioco IV
Capítulo I
Debe concluirse que la tesis macabea crea más problemas de los que
resuelve y, por ende, es de dudosa autenticidad. La tesis exílica, que se
toma en serio las afirmaciones del libro de Daniel, es más convincente
y satisfactoria.
Esquema de la sección
I. Introducción
II. La tesis exílica
III. La tesis macabea
IV. Evaluación de la tesis macabea
V. Resumen
Autoría, teologia y propósito de Daniel 5
Introducción
(}uc las premisas de un investigador influyen en sus conclusiones
es un dictamen axiomático. Esto tiene un clarísimo exponente en lo que
respecta a los orígenes, la estructura y la teología del libro de Daniel.
I 11 este capítulo deseamos realizar una breve presentación y evalúa-
n o n de las premisas sostenidas por la erudición histórico-crítica en
contraposición al enfoque conservador.
I .1 tesis exílica
I lasta el siglo XIX de nuestra era, tanto la sinagoga como la iglesia
Reptaron las afirmaciones hechas en el libro de Daniel. Según las mis-
mas, el autor de los relatos autobiográficos (caps. 7-12) no fue otro que el
I )aniel que, según la primera mitad del libro, fue llevado a Mesopotamia
junto con otros prisioneros judíos. Durante el período del exilio, tanto él
como varios de sus colegas judíos, accedieron a importantes posiciones
administrativas al servicio de los gobiernos neobabilónico y medopersa.
Ese mismo Daniel afirmó que le fue concedido recibir por iniciativa
divina varios sueños y visiones. Estos, junto con sus interpretaciones,
describían acontecimientos que se extendían desde la época de la que
era contemporáneo hasta el momento en que todos los imperios hu-
manos habrán acabado su devenir y se establezca el reino de Dios.
Esta convicción referente al libro de Daniel, sostenida durante casi
dos milenios tanto por los judíos como por los cristianos, se ve apo-
yada por las afirmaciones explícitas del libro (1: 1-2, 21; 2: 1; 7: 1-2;
8: 1; 9: 1; 10: 1, etc.). Esta explicación ha recibido el nombre de tesis
exílica, por cuanto sitúa el origen del documento en el siglo VI a.C.
Desde esta perspectiva, el origen, la autoría, la composición y el pro-
pósito de libro están razonablemente claros. 1
La tesis macabea
Según K. Koch, la tesis exílica, que se había tomado las afirma-
ciones del libro de Daniel sin cuestionarlas, desde 1890 viene siendo
2. Véase Koch, pp. 9, 185; cf. R. H. Pfeiffer, Introduction to the Old Testa-
ment [Introducción al Antiguo Testamento] (Nueva York, 1941), p. 755.
Una presentación más completa de la interpretación de Porfirio y de los pri-
meros autores cristianos se presenta en mi monografía "Porphyry: An Heir to
Christian Exegesis?" [Porfirio, ¿heredero de la exégesis cristiana?], en ZNW,
tomo 73, n° 1/2 (1982), pp. 141-47. Vislumbres de la transición gradual
en la interpretación pueden encontrarse en H. J. Kraus, Geschichte der his-
torisch-kritischen Erforschung des Alten Testaments !Historia del estudio
histórico-crítico del Antiguo Testamento] (Neukirchen-Vluyn, 1956/69).
Autoría, teologia y propósito de Daniel 7
3. A. Lacocque, The Book of Daniel [El libro de Daniel], tr. D. Pellauer (Atlan-
ta, 1979), p. 8.
4־. J. J. Collins, " T h e Court-Tales in Daniel and the De
tic" |L.os relatos de palacio en Daniel y el desarrollo de la apocalíptica], JBL
94 (1975): 218; cf. también pp. 219-34.
"i. J. G. Gammie, "The Classification, Stages of Growth, and Changing Inten-
tions in the Book of Daniel" [Clasificación, etapas de desarrollo e intencio-
nes cambiantes en el libro de Daniel],/BL 95 (1976): 191.
I8 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Este y otros factores que mencionaremos más tarde han llevado a los
eruditos a adoptar el punto de vista de que en el libro de Daniel tuvo lu-
gar un desarrollo partiendo de una etapa original (posiblemente oral) y
que pasó por varias redacciones de capítulos individuales antes de que
ocurrieran la recopilación de los capítulos 1-6 y la fusión de las dos
mitades del libro. '׳Lo que proporciona al menos un grado de unidad a
las diversas porciones del libro es la presencia omnipresente del tirano
final, que es identificado con Antioco. 7
La teoría macabea sobre la interpretación de Daniel ha dejado su
marca indeleble en la presentación actual de la teología de este. Según
Koch, la investigación histórico-crítica de los últimos doscientos años
se ha empeñado en destruir la creencia secular que venía sosteniendo
que Daniel presenta un esbozo perfectamente entretejido de la histo-
ria universal pasada y futura en el que la situación histórica del propio
autor figura únicamente de forma incidental/
Los estudios críticos actuales restringen la relevancia del libro de
Daniel a media década de conflicto entre los círculos israelitas leales
a Yahveh y sus señores seléucidas. En consecuencia, varios eruditos
postulan que la teología de Daniel refleja el choque entre el judaismo
tardío —a menudo identificado con una religión determinada por la
tora— y el helenismo.
Recientemente, sin embargo, Koch ha cuestionado nuevamente que
el libro constituya realmente el testimonio sobresaliente de la lucha
entre Atenas y Jerusalén. Pregunta si el libro de Daniel refleja luchas
por el poder político-religioso entre los tobíadas y los oníadas o testi-
fica de una ola de religiones astrales introducidas desde Babilonia. 9
Si el hincapié fundamental de la teología de Daniel es dar sentido
y ánimo en el contexto de las luchas religiosas judías de mediados del
siglo II a.C., todo el empeño teológico debe contemplarse desde una
perspectiva completamente diferente de la sugerida por la tesis exílica.
Las visiones, que no serían más que historia escrita con posterioridad
Problemas lingüísticos
En el libro hay varios términos lingüísticos de procedencia persa
y griega. Se cree que estas palabras extranjeras indican una fecha
19. Por ejemplo, S. R. Driver, Introduction to the Literature of the Old Testa-
ment [Introducción a la literatura del Antiguo Testamento], 5" ed. (Nueva
York, 1960), p. 508.
20. S. Η. Horn, "The Aramaic Problem of the Book of Daniel" [El problema
arameo del libro de Daniel], N° 1", Ministry, mayo de 1950, pp. 5-8; junio
de 1950, pp. 35-38; julio de 1950, pp. 34-36; véase también Κ. A. Kitchen,
"The Aramaic of Daniel" [El arameo de Daniel[, Notes on Some Problems
in the Book of Daniel [Notas sobre algunos problemas del libro de Daniel],
eds. D. J. Wiseman et al. (Londres, 1965), pp. 31 -79.
21. R. I. Vasholz, "Qumran and the Dating of Daniel" [Qumrán y la datación
de Danieli,.// /λ 2/ (1978): 315-21.
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 9
31. Puesto que los defensores de la tesis macabea afirman que el libro se escribió
antes de que el templo se purificase y se restaurase, estos lapsos temporales
son en un sentido profecías genuinas.
32. Por ejemplo, Montgomery, p. 446; Porteous, p. 168.
I 8 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Resumen
Cualquier interpretación del libro de Daniel que niegue el tes-
timonio explícito en cuanto a cuándo se escribió, a la vez que base
sus teorías por entero o fundamentalmente en indicaciones implí-
citas de una fecha de origen diferente, es igual de inadecuada que
una explicación que ignore los datos implícitos y preste atención
únicamente a las afirmaciones explícitas del libro. Wenham tie-
ne razón cuando señala que «quienes creemos que toda Escritu-
ra es inspirada divinamente deberíamos estar atentos tanto a los
Esquema de la sección
I. Introducción
II. Reseña histórica del debate sobre la unidad de Daniel
III. Repaso de los argumentos en contra de la unidad
IV. Indicaciones de unidad
V. Conclusión
Introducción
El libro de Daniel, igual que otros libros de la Biblia, es una obra
literaria. Como composición literaria que es, puede ser analizado en
cuanto a género (tipo de literatura), tono, forma, estructura, estilo, vo-
cabulario, etcétera. Aunque rozaremos todos estos aspectos, nos limi-
taremos fundamentalmente a la estructura del libro. Por lo general, los
estudios sobre la estructura abordan fundamentalmente el conjunto
de las relaciones mutuas existentes entre las partes no formales de una
composición literaria. Los planteamientos sobre el estilo tienen que ver
con las partes formales. En este capítulo el término 'estructura' abarca
tanto los elementos formales como los no formales.
Las composiciones literarias varían mucho en naturaleza. Así, una
creación literaria puede ser producto de un autor y haber sido com-
puesta en un tiempo relativamente breve y dirigirse a una audiencia
concreta sobre una temática específica. Puede ser una colección de
discursos, de documentos o memorias concebida para su difusión
entre cierto público o ciertos públicos. Sus varias partes se han pro-
ducido a lo largo de los años o de toda una vida. En el primer caso,
el lector podría esperar mayor grado de cohesión y de unidad. En el
último, el tono, el vocabulario, la estructura y el género podrían va-
riar, aunque seguirían viéndose evidencias de características mentales
y literarias similares.
Por otra parte, las obras literarias pueden estar constituidas por
ensayos aportados por personas diferentes, pero seleccionados y or-
denados por un redactor. En tal caso, pueden ser evidentes los reto-
ques y posiblemente hasta la filosofía del redactor, que dio forma
definitiva a la composición, sin oscurecer por ello por completo las
características de las aportaciones individuales.
En la investigación del libro de Daniel, el análisis de la estruc-
tura se centra generalmente en la cuestión de la unidad del libro.
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 9
1. Para más detalles, véanse Η. H. Rowley, "The Unity of the Book of Daniel"
[La unidad del libro de Daniel], The Servant of the Lord and Other Essay
on the Old Testament [El Siervo del Señor y otros ensayos sobre el Antiguo
Testamento] (Londres, 1952), pp. 238-48; Koch, pp. 55-76.
2. Rowley, p. 238; Κ. Koch et al., Das Buch Daniel [El libro de Daniel] (Darms-
tadt, 1980), p. 56.
3. Rowley, p. 238.
4. lhíd., p. 239; Koch, p. 58.
I 24 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Según este punto de vista, el autor o los autores de esta última etapa
incorporaron en la obra material oral o escrito (consistente sustan-
cialmente en los pasajes de los capítulos 3-6) que se registraron mu-
cho antes de la época de Antioco IV Epífanes y que se escribieron con
un propósito diferente. Estos capítulos anteriores fueron modificados
con las cambiantes circunstancias históricas de la comunidad judía y
fueron añadidos al libro. La intención era hacer que estas secciones
anteriores sirvieran el mismo propósito que se alega para los capítulos
7-12. Puesto que no puede verse que todas las características de ese
material anterior se ajusten a los fines de los últimos capítulos, se ha
considerado que apenas cumplen objetivo alguno en el libro tal como
10 conocemos.
Es representativo de este planteamiento un reciente análisis de cri-
tica formal realizado por Gammie, quien postula tres fases en el de-
sarrollo del libro de Daniel." Gammie propone que (1) 2: 4b - 7: 18
(salvo 7: 7b-8, l i a y 12) se compuso durante el reinado de Ptolomeo
IV Filopátor (221-204 a.C.). Esto fue seguido por (2) 1 : 1 - 2 : 4a; 10;
12: 1-4, que cree que se crearon poco después de comienzos del siglo
11 (pero antes de Antioco IV Epífanes). Por último, (3) se añadieron 7:
19-28; 8; 9; 11; 12: 5-13 y las interpolaciones de 7: 7b-8, l i a y 12.
Desgraciadamente, Gammie no cita análisis alguno de crítica li-
teraria para demostrar la validez de su disección. Su único criterio
parece ser una supuesta correspondencia entre las secciones especifi-
cadas de Daniel y ciertas circunstancias históricas un tanto vagas. 12
Al resumir la investigación sobre el libro de Daniel hasta 1980,
Koch sugiere que el libro se desarrolló a lo largo de seis etapas, que
comenzaban con relatos orales y escritos de finales del siglo IV a.C.,
que luego se modificaron en el siglo III y a comienzos del II, y a las
que se añadió material en el período macabeo. La sexta etapa está
representada por la traducción griega del libro a finales del siglo II
a.C. 13
14. P. R. Davies, "Daniel Chapter Two" (El capítulo 2 de Daniel |,/TS 27 (1976):
392-401.
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 9
15. Para una presentación más detallada de los puntos de vista más importantes
representados por E. Sellin, G. Hòlscher, M. Haller, M. N o t h y H. Ginsberg,
véase Ferch, "Son of M a n " , pp. 110-145. Β. Hasslberger, Hoffnung in der
Bedriingnis [Esperanza en la angustia) (St. Ottilien, 1977) presenta un aná-
lisis literario y de crítica de formas sumamente complejo de Daniel 8. Ha
suscitado pocas reacciones.
16. Koch, pp. 57-58, 64.
I 28 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
mi· >. ι .ncnte de altibajos en la que 1111 rey, una vez puesto en contacto
י..!i Daniel y su Dios, nunca cambie de opinión. Semejante limado
Im!־h i! di las asperezas del libro lo privaría de su mensaje mismo.
I . probable que Nabucodònosor erigiese la imagen mencionada
! חel capítulo 3 debido a la imagen del sueño registrado en el capí-
nil!) 2. De modo similar, el orgullo puesto de manifiesto tanto por
Nabucodònosor como por Belsasar es mucho más verosímil de lo
1|11e permitirían las escisiones que se han propuesto. La tendencia a
.1 parar las referencias al cuerno pequeño como inserciones editoria-
1· posteriores castra las visiones, que, sin esos pasajes, pierden su
1 ׳m ítica principal.
I 1 contradicción que Davies da por sentada se basa en la suposi-
MI ni de que los capítulos 1 y 2 están en desacuerdo cronológico y pre-
,! ni.in un héroe que, a la vez, resulta conocido y desconocido para
I J.ibiKodonosor. La cuestión de por qué Daniel, pese a ser miembro
• 11 I r.1 upo de sabios, no había sido convocado a palacio para interpre-
i n el sueño y procura una entrevista individual en la que el emisario
1· .11 tiene que mediar entre el monarca y el hebreo cautivo ocupa un
1·!! ׳el central en el problema. Sin embargo, lejos de que suponga una
.!dicción, el hecho de que Daniel y sus colegas no fueran llama-
!I··s para interpretar el sueño con los sabios puede explicarse mejor
• !·׳i otra hipótesis. Una explicación más simple sería que, dado que
1 ׳is |óvenes habían concluido su formación (sin duda, de forma suma-
mente notable) hacía poco, el rey decidió convocar a los cortesanos
·le más experiencia.
Además, debería reconocerse que el autor probablemente use
el antiguo método de cómputo inclusivo (atestiguado en muchos
documentos de su época), comenzando con el año ascensional de
Nabucodònosor. En consecuencia, no hay necesidad alguna de su-
poner que el capítulo 1 contradiga la cronología del capítulo 2. La
reí onstrucción de Davies sufre además del problema de que el pre-
tendido redactor definitivo, que supuestamente casó los capítulos 1
ν 2, no detectase la contradicción que creó con su ordenación del
material.
I os argumentos que diseccionan el capítulo 7 han sido examina-
·los por el autor en otro lugar." No es preciso repetir aquí un aná-
lisis, salvo en lo relativo a algunas observaciones. Atribuir la visión
29. Ferch, "Son of M a n " , pp. 108-145.
I 34 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Indicaciones de unidad
Los argumentos enumerados hasta ahora no nos imponen el punto
de vista de que el libro tenga una autoría múltiple. 48 Sin embargo, por
sí mismo ello no es demostración de la unidad del libro. ¿Hay alguna
evidencia que sugiera que la autoría única sea una alternativa más
convincente?
Los elementos individuales de una obra literaria son esenciales y
significativos, y ningún producto literario puede existir sin vocabu-
lario y sintaxis. Tales unidades individuales pueden ser comparadas
con ladrillos en el edificio de la comunicación. En último término, no
obstante, el análisis detallado de estas partes diferenciadas transmite
tan poco de la estructura y del significado globales de una obra lite-
raria como lo que nos dice un examen de los ladrillos individuales en
cuanto al propósito y la naturaleza del edificio del que forman parte.
Por esta razón, pasamos ahora a una investigación del edificio en su
conjunto.
1. Los capítulos posteriores presuponen material más antiguo. Está
claro que el autor de los capítulos 1-6 ha entretejido con ellos una
unidad coherente. Así, el capítulo 2 presupone la presentación de
Nabucodònosor, Daniel y sus amigos, tal como se encuentran en el
capítulo 1. Asimismo, la imagen de oro del capítulo 3, erigida en
honor del rey, guarda relación con la estatua del capítulo 2, en la
que la cabeza de oro representa al rey. Los acontecimientos de
la última noche de Belsasar, registrados en el capítulo 5, presupo-
nen la historia de Nabucodònosor del capítulo 4, y el reinado de
Darío en el capítulo 6 da por sentada la caída de Babilonia narrada
en el capítulo anterior. 49
Los relatos palaciegos presentan no solo la figura de Daniel sus
amigos, sino también varios de los principales personajes y del
resto del libro. Por ello, en cierto sentido, los relatos preparan
el escenario y al lector para las visiones. Por otra parte, las vi-
siones presuponen al vidente, el marco histórico y geográfico e
importantes aspectos del mensaje de los relatos anteriores. Los
reyes Nabucodònosor, Belsasar, Darío el medo y Ciro aparecen
en ambas mitades. De hecho, aunque los relatos describen que la
carrera de Daniel se extendió a lo largo del período que medió
entre Nabucodònosor y Ciro (1: 21; 6: 28), lo que se da en la
época de Ciro no es un relato histórico, sino más bien una visión
(caps. 10-12).
2. Temáticas comunes. Hay varias temáticas que son comunes a am-
bas partes del libro. Se impone la pasividad al pueblo de Dios
51. Aunque Collins reconoce la disposición quiástica de los capítulos 2-7, re-
chaza la implicación de que el capítulo 7 repita el capítulo 2 de forma ex-
pandida. Collins defiende que Daniel 2 no presenta, en lo fundamental, una
visión escatològica, c o m o el capítulo 7; el capítulo 2 ilustra, más bien, la
superioridad de Daniel con respecto a los sabios paganos. Aunque la supe-
rioridad de Daniel es, sin duda, una característica del relato del capítulo 2,
la argumentación de Collins es insuficiente para negar la perspectiva escato-
lógica del capítulo 2, para afirmar que Daniel 2 no es "apocalíptico" porque
no conlleva una transformación cósmica y para enseñar que la doctrina de
una vida futura personal se basa en una noción a priori ("Apocalyptic Vi-
sion", pp. 11-14).
No negamos que existan diferencias entre los capítulos 2 y 7. Gooding
sugiere que las desemejanzas llaman la atención al hecho de que hay dos
formas de mirar y calcular los puntos fuertes y los débiles del gobierno
imperial gentil. Por una parte, las potencias extranjeras se describen como
«hechas a la medida del hombre, compasivas, majestuosas, pero acosadas
por la debilidad y la incoherencia, y, a la vez, se muestra desde otro p u n t o de
vista que los gobiernos gentiles son básicamente centros de poder amorales,
egoístas, destructivamente crueles, animalescos» ("Literary Structure", p.
61). Independientemente de si se acepta la evaluación de Gooding, es im-
portante reconocer la existencia tanto de similitudes como de diferencias.
Coincidimos con Davies en que la estrecha dependencia del capítulo 7 con
respecto al capítulo 2 en temática y forma tiende a ser mayor que las dife-
rencias ("Eschatology in Daniel", p. 37).
52. No se ha ofrecido aún una solución satisfactoria para la naturaleza bilingüe
del libro de Daniel. Sin embargo, «la sugerencia de que el libro en su con-
junto se originase c o m o producto bilingüe no puede descartarse a priori; los
problemas que comporta esta hipótesis no son mayores que los que conlleva
una teoría de traducción, para la que no hay ninguna evidencia textual (úni-
camente evidencia lingüística dudosa)» (Davies, "Eschatology in Daniel",
pp. 49-50, η. 14).
I 42 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Por otra parte, locuciones corno «los cuatro vientos del cielo» (7:
2; 8: 8; 11: 4), «libro(s)» del juicio (7: 10; 12: 1) y la excepcional
expresión «pueblo de los santos» (7: 27; 8: 24) unen entre sí los
últimos cinco capítulos. 53
5. Características estilísticas excepcionales. Hay características estilís-
ticas peculiares que reaparecen en todo el libro. Hay cierta afición
a la formación de listas de palabras. Hay repeticiones insistentes
de diversos tipos de sabios (2: 2, 10, 27; 4: 7; 5: 7, 11), enumera-
ciones de funcionarios reales (3: 2, 3; 6: 7) y de instrumentos en
la orquesta de Nabucodònosor (3: 5, 7, 10, 15). La característica
expresión «pueblos, naciones [...] lenguas» enlaza los capítulos
3-7 (3: 4, 29; 4: 1; 5: 19; 6: 25; 7: 14).
Otra característica sutil que reaparece en los capítulos que ofre-
cen interpretaciones es la introducción o la aportación de deta-
lies no mencionados de forma explícita en los sueños o visiones
(por ejemplo, 2: 41-43 complementa 2: 33; 4: 33 añade una
característica ausente en el sueño anterior; 7: 21-22 amplía la
visión anterior con la introducción de los "santos"; y la inter-
pretación de 8: 19-25 complementa la visión de 8: 3-14). Rowley
llama la atención al hecho de que, en ocasiones, lo simbólico
y lo real se alternan en el libro (como en 4: 14-17). 54 Además,
en varios capítulos del libro pueden descubrirse cierta "incohe-
rencia" y una lógica que no se atiene a los silogismos occiden-
tales. 55
6. Patrones literarios. Cabría señalar algunas características estructu-
rales rara vez reconocidas que es difícil que sean accidentales. En
1972 A. Lenglet publicó un significativo artículo sobre la estrúc-
tura literaria de Daniel 2-7 en el que abogaba por una simetría
concéntrica de los capítulos arameos. 56
Conclusión
En suma, aunque los mensajes de los relatos y las visiones no son
idénticos, la relación de las dos secciones del libro es más que me-
ramente una relación de combinación o yuxtaposición literaria. 65
67. En las versiones españolas, Daniel 4 también sigue una estructura A:B:A,
al rodear el sueño de Nabucodònosor, su interpretación y su cumplimiento
con invocaciones de alabanza al Altísimo (vers. 1-3, 34-37).
68. Cf. Collins, " C o u r t Tales" [Relatos palaciegos], p. 227.
I 50 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
69. Véase Collins, "Apocalyptic Vision", p. 20: «No es legítimo usar el contení-
do de la oración |de Daniel 9] como fuente para la teología del libro».
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 51
Teología y propósito
Sinopsis editorial. Como hilo conductor de los relatos y las visio-
lies se encuentra la presentación que el profeta hace de Dios como
Soberano eterno, omnisciente, justo, misericordioso y perdonador. La
descripción que Daniel hace de la Deidad está caracterizada por una
perspectiva global o internacional. Es el Dios de las naciones al igual
que el de Israel. Gobierna en los reinos de los hombres. No solo reve-
la el futuro, sino que interviene en la historia. No permite que nada
frustre su propósito ni su meta final.
Los ángeles son prominentes. Presentados como «los santos», «los
vigilantes» de la actividad humana, componen el séquito celestial que
asiste al Anciano de días en el juicio celeste. A veces son enviados
para proteger y librar a los siervos de Dios. Lo más llamativo del
libro es que aparecen como intérpretes de las visiones. Uno es desig-
nado por nombre.
La fragilidad humana (la dependencia de Dios para nuestra existen-
eia) se contrapone al orgullo y la arrogancia humanos, que, en ocasio-
nes, se jactan de nuestra autosuficiencia, hasta que somos humillados
por el decreto divino. Las experiencias de Daniel y sus compañeros
presagian la experiencia profetizada para los santos. Son igualmente
amenazados con el sufrimiento, distinguidos por su lealtad y, en último
término, liberados. El nombre de Daniel ("Dios es mi juez") es un re-
cordatorio constante de que los seres humanos deberemos dar cuenta
de nuestras acciones. Llegará el día en que se abrirán los libros y se
dictará sentencia; los hallados en el libro de la vida serán librados.
A diferencia de las concepciones circulares paganas, Daniel presenta
una visión lineal de la historia. El eje horizontal se expresa en la ero-
nología del libro y se extiende desde la época del profeta, pasando por
reinos históricos sucesivos, hasta el establecimiento del eterno reino
de Dios en la tierra. Dios ha determinado el curso del futuro, pero no
la suerte del individuo. El hombre es libre de servir o de rechazar la
voluntad divina dentro del curso de los acontecimientos determinados
por Dios. En el libro también es prominente un eje vertical o espacial
de la historia. Hay un vínculo definido entre los dos planos del cielo
y de la tierra. Las actividades o los acontecimientos de cualquiera de
los dos planos tienen que ver con los del otro, y tienen su efecto en
ellos. La conexión entre el cielo y la tierra es estrecha; Dios mantiene
el control pleno.
I 52 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Esquema de la sección
I. Introducción
II. La descripción que Daniel hace de Dios
III. La función de los ángeles
IV. La naturaleza del hombre
V. Dimensiones de la historia
VI. La escatologia de Daniel
VIL Propósito del libro de Daniel
Introducción
Desde el mismo comienzo deberíamos reconocer que Daniel ja-
más se propuso escribir una teología ordenada de forma sistemá-
tica y que lectores posteriores pudieran usar como compendio de
doctrina. En este sentido, el libro de Daniel es como otros escritos
canónicos. No obstante, el propio libro invita al lector a descubrir
en sus páginas al Dios de Daniel y sus relaciones con el mundo. Hay en
él un caudal y una variedad de concepciones que pocos libros de la
Biblia ofrecen.
y con él mora la luz» (2: 20-22; cf. vers. 47; Isa. 45: 1 -7). Los hombres
más entendidos y sabios del reino reconocen sus limitaciones cuando
Nabucodònosor les pide que repitan su sueño. No hay hombre en la
tierra capaz de repetir el sueño del rey ni de dar su interpretación (cf.
4: 18). «El asunto que el rey demanda es difícil, y no hay quien lo
pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no está entre los
hombres» (2: 11; la cursiva es nuestra).
La Fuente de la sabiduría revela misterios y conoce «lo que ha de
acontecer en los últimos días» (2: 28-29, 45). El conocimiento divino
se manifiesta en la capacidad derivada que tiene Daniel de evocar el
sueño real y presentar su significado (2: 30; cf. 5: 11). Daniel pue-
de interpretar la visión del capítulo 4 y la escritura en la pared del
capítulo 5 únicamente porque habita en él «el espíritu de los dioses
santos» (4: 18; 5: 11-12). Asimismo, en las visiones que comienzan
con el capítulo 7 Dios hace saber lo que acaecerá en el futuro y lo
que sobrevendrá al «pueblo en los últimos días» (cf. 8: 17, 19; 10:
14; 12: 9).
La eterna y sabia Majestad del cielo también posee un poder sin
parangón. Aquel a quien todo el «poder» pertenece hace lo que le pía-
ce con los habitantes del cielo y la tierra (2: 20; 4: 35). La libertad de
acción que Dios tiene es reconocida por Daniel y sus colegas (3: 17-
18; 4: 27). El Eterno fija límites predeterminados a la existencia de los
imperios mundiales y controla su ejercicio y su ámbito del poder. Pre-
cisamente el Dios del cielo muda «los tiempos y las edades» y «quita
reyes y pone reyes» (2: 21).
Todo el señorío, toda la grandeza, toda la majestad, todo el poder
y toda la gloria derivan del Altísimo (2: 37; 4: 25; 5: 18). Los monar-
cas terrenos, buenos o malos, paganos o israelitas, ejercen su dominio
únicamente por la gracia divina, y no meramente por "derecho legal"
o conquista (1: 2; 4: 36; 5: 28; 7: 6; 9: l). Incluso el personaje del que
se dice que era «uno como un hijo de hombre» recibe su «dominio,
gloria y reino», como el «pueblo de los santos del Altísimo», del An-
ciano de días (7: 13-14, 27).
Por lo tanto, Dios puede limitar el número de los días del poten-
tado cuyo reino ha sido hallado falto, llevarlo a su fin, y entregárselo
a otro (5: 26-28). Es capaz de humillar a los soberbios (4: 37) hasta
que «conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los
hombres, que a quien él quiere lo da y sobre él constituye al más
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 5
2. Ibíd., p. 41.
3. Ibíd., p. 40.
I 56 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
4. Coincidimos con N. W. Porteous en que «sin esta oración faltaría algo esen-
cial del libro de Daniel. El libro se escribió para anunciar que el Dios de
Israel estaba a punto de realizar uno de sus actos poderosos en bien de su
pueblo de Israel [...]» ("Daniel", OTL [1965], p. 136).
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 57
25; 8: 10, 24; 11: 33; 12: 1). ¿Eran el repetido saqueo de Jerusalén
por parte de Nabucodònosor y la destrucción del tempo prueba de
que el Dios de Israel hubiera demostrado ser demasiado pequeño o
de que hubiese abandonado a su pueblo?
La respuesta de Daniel es a la vez realista y alentadora. No niega la
persecución injusta, ni siquiera la muerte de los piadosos. El profeta
sencillamente pide a sus lectores que disciernan tras sus imágenes y
visiones, y más allá de las mismas, las pruebas de la presencia de Dios.
En el momento de escribir, la visión del vidente es abierta para que
contemple a los emisarios celestiales enzarzados en un combate còsmi-
co a favor del pueblo de Dios (capítulo 10). El Todopoderoso se niega
a imponer su voluntad directamente a los emperadores, pero está al
mando de la historia.
La liberación del pasado avala la salvación definitiva en el futuro.
Aunque la resurrección es fundamentalmente una demostración de la
soberanía divina, es también una defensa y de la bondad y el poder de
Dios. Asegura a los piadosos que la ignominia, la injusticia y hasta la
muerte presentes o futuras no pueden eclipsar la meta que Dios tiene
para ellos. Al final, «recibirán el reino los santos del Altísimo, y po-
seerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre» (7: 18).
En resumen, Daniel enseña que el Dios verdadero es un Soberano
celestial eterno, sabio, poderoso, justo, misericordioso y perdona-
dor. El Dios de Daniel gobierna sobre Israel. Más aún: gobierna las
naciones del mundo. Esta perspectiva más amplia, internacional,
global, domina el libro. El Dios del cielo, quien controla toda la his-
toria y determina el futuro es también el Dios fiel al pacto conocido
por todos los israelitas. Con majestad inigualable, y rodeado por las
huestes celestiales, interviene en la historia y no permite que nada
frustre su propósito ni su meta final.
Dimensiones de la historia
En Daniel las perspectivas celeste y humana se encuentran en el
contexto de la historia. Aunque Dios está por encima de la histo-
ria y la controla, también interviene en la historia, escenario de los
acontecimientos humanos. En realidad, la intervención sobrenatural
en los asuntos de Israel libró a esta nación de la servidumbre a las
concepciones politeístas circulares de la realidad y le dio un sentido
único de historia lineal que discurría entre un claro comienzo y una
meta igualmente diferenciada. 7
6. G. Hasel, "The Identity of 'the Saints of the Most High' en Daniel 7" [La
identidad de "los santos del Altísimo" en Daniel 7], Bib 56 (1975): 192.
7. Cf. especialmente G. E. Wright, God Who Acts [El Dios que actúa] (Lon-
dres, 1952), pp. 38-46. A pesar de ataques posteriores que ha habido a las
sugerencias de Wright, su tesis básica sigue en pie.
I 62 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
10. No nos detendremos para reseñar los detalles del debate actual sobre "con-
tinuidad" o "discontinuidad" entre el orden escatològico presente y el futu-
ro. Para más detalles, véanse K. Koch, "Spátisraelitisches Geschichtsdenken
am Beispiel des Buches Daniel" [Pensamientos históricos israelitas tardíos
ejemplificados en el libro de Daniel], Historische Zeitschrift 193 (1961):
1-32; M. N o t h , "The Understanding of History in Old Testament Apocalyp-
tic" [La comprensión de la historia en la apocalíptica veterotestamentaria],
The Laws in the Pentateuch and Other Essays [Las leyes del Pentateuco y
otros ensayos] (Filadelfia, 1967), pp. 194-214; R. Bultmann, History and
Eschatology [Historia y escatologia] (Nueva York, 1957), p. 30; J. J. Collins,
" T h e Apocalyptic Vision of the Book of Daniel" [La vision apocalíptica del
libro de Daniel], HSM 16 (1977), pp. 153-79. Es un tanto simplista optar
por cualquiera de los dos extremos. Daniel puede hablar tanto de una resu-
rrección en el fin del mundo, de «una piedra [que] se desprendió sin que la
cortara m a n o alguna» como de un reino escatològico eterno que reciben los
santos sin presentar detalle adicional alguno. Ello no ha de tomarse como
evidencia de perspectivas teológicas diametralmente opuestas ni de autores
diferentes.
I 64 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
(2: 29), «después (de estol» { 2 6 : 9 ; 7 , 6 • ) י, «otra» (7: 3 , 5-6, 24),
«diferentefs]» (7: 3, 7,19), «momento señalado», «momento del fin»
o «momento preciso» (8: 19; 11: 27, 35, NVI), «tiempo del fin» (8:
17; 9: 26; 10: 14; 11: 40; 12: 4, 9, 13), «últimos días» (2: 28; 8:
23; 10: 14), [ קץgés] (literalmente, "fin", pero traducido de maneras
distintas en 11: 6 , 1 3 , 2 7 , 3 5 , 4 0 , 45; 12: 4, 6, 9,13), así como el pro-
gresivo desfile de reyes y reinos en el capítulo 11 transmiten todos un
sentido de sucesión temporal. El reino de Dios es aún futuro cronoló-
gicamente y, como tal, no gobierna aún el mundo actual.
La esquematización de la historia (la división del mundo en pe-
ríodos sucesivos que avanzan hacia el final de una era de estabili-
dad) puede calificarse de teología de la historia. El esquema de los
cuatro imperios es un nuevo modismo no usado por los profetas.
Los eruditos han sugerido que se tomó prestado de distintas fuen-
tes, entre las que se incluirían orígenes babilónicos, persas, griegos y
romanos. 11 Pero las dificultades de datación y del contenido hacen
problemática cualquier fuente directa que se quiera postular. Sin em-
bargo, un prototipo común al Próximo Oriente antiguo con «un es-
quema de reinos, dinastías o imperios sucesivos resulta probable». 12
J. Barr comenta:
«La idea de la división de la existencia del mundo en períodos es
muy habitual. Sin embargo, en consonancia con el interés israelita en
la historia, los períodos no son estados legendarios sucesivos de la
humanidad (Hesíodo), ni estados cosmológicos sucesivos de las cosas
creadas (religión iraní); son períodos históricos de dominio imperial.
Daniel no tiene "cuatro períodos mundiales"; no se imagina que la
historia comience con Nabucodònosor. La serie comienza a partir del
exilio de los judíos y lleva al reino de su Dios. [...] El esquema no es
cíclico, porque el reino divino no termina». 13
Los sueños y las visiones de Daniel abarcan el tiempo que discurre
entre el exilio y el establecimiento final y definitivo del reino de Dios,
cuando la resurrección habrá privado a la muerte de su presa y los
santos recibirán el dominio por los siglos de los siglos. La exégesis
"Determinismo" e historia
Puesto que toda la historia ha sido objeto de una compartimen-
tación divina —postura bíblica repulsiva al moderno sentimiento
empírico—, el futuro está, necesariamente, predeterminado en cierto
sentido. Así, según la profecía del carnero y el macho cabrío (capítu-
lo 8, dada durante los últimos años de supremacía babilónica, hacia
548/547 a.C.), se dice que las potencias explícitamente identificadas
de Medopersia y Grecia suceden a Babilonia y anteceden a la activi-
dad del cuerno pequeño (8: 20-21). El período cubierto por Medo-
persia y la vida de Alejandro Magno abarca al menos doscientos años
más allá de la muerte de Daniel.
Según el capítulo 8, este período era tan inevitable como las sema-
ñas de años anunciadas en 9: 24-27. 15 Del mismo modo que animales
de vida corta designan imperios de larga duración, es imprescindi-
ble que los períodos cortos intercalados dentro del contexto de estas
bestias designen también lapsos prolongados. Esta esquematización
daniélica de la historia (presente también en otros escritos apoca-
lípticos) ha llevado a los eruditos a hablar de "determinismo" en la
literatura apocalíptica. 16
Aunque los profetas y los autores de la literatura sapiencial eran
conscientes de tiempos prefijados para la vida humana (Ecl. 3: 1-8,17;
8: 6), «el determinismo es un factor mucho más definido en la teología
del libro [de Daniel] que en el resto del AT».17 En consecuencia, todas
14. Aunque desde una perspectiva neotestamentaria el reino de Dios fue inau-
gurado durante el ministerio de Cristo (véase Lue. 11: 20), también está cía-
ro que el "fin" esperado por tanto tiempo, cuando el pecado ya no sería más
y la muerte sería sorbida por la resurrección «no había llegado todavía»
(véase Mat. 24: 6). El propio Cristo vinculó la venida del «Hijo del hombre»
en las nubes del cielo con su παρουσία \parouúa\ (véase Mar. 14: 62), cuando
los santos recibirían no solo el reino del «siglo venidero», sino también la
vida de ese «siglo».
15. En un sentido, incluso la profecía de los setenta años de Jeremías 25 y 29,
que inspiró la oración de Daniel, tiene una connotación de inevitabilidad.
16. Véanse Collins, "Apocalyptic Vision", pp. 71, 87; J. A. Montgomery, "The
Book of Daniel" [El libro de Daniel!, /(:(, (Edimburgo, 1927), p. 83.
17. Montgomery, p. 83.
I 66 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
18. Cf. D. S. Russell, "The Method and Message of Jewish Apocalyptic" [El mé-
todo y el mensaje de la apocalíptica judía], OTL (Filadelfia, 1964), p. 230.
19. Ibid., p. 232.
20. Montgomery, p. 84.
21. Collins, "Apocalyptic Vision", p. 87; Russell, p. 230.
22. Collins, "Apocalyptic Vision", p. 88; Russell, pp. 230-34; Davies, "Eschatol-
ogy in Daniel", pp. 40-41.
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 67
Daniel 11: 36 afirma que este mismo tirano que «se ensoberbecerá
y se engrandecerá sobre todo dios; contra el Dios de los dioses habla-
rá maravillas». La fraseología de ambos pasajes evoca de forma inci-
siva las arrogantes y blasfemas afirmaciones que la figura de Lucifer
hacía de sí mismo descritas en Isaías 14: 13-14. 25 Los eruditos han
reconocido correctamente que, dentro de este concepto de dualismo
espacial, el conflicto del cuerno pequeño no puede ser limitado a una
expansión horizontal.
Aunque estos pasajes describen luchas religiosas y políticas, el
cuerno pequeño del capítulo 8 y el rey del norte del capítulo 11 se
alzan contra el mismísimo cielo. 26 En estos versículos «el lugar de
su santuario» difícilmente puede estar restringido al templo terrenal,
sino que debe extenderse más allá del mismo, hasta el santuario ce-
lestial. La idea de un santuario celestial como homólogo del templo
terrenal se encuentra tanto en el Próximo Oriente antiguo como en el
AT. Precisamente en un santuario o templo celestial semejante reside
Dios, y desde él emanan sus acciones. Aunque están diferenciadas
23. J. G. Gammie, "Spatial and Ethical Dualism in Jewish Wisdom and Apoca-
lyptic Literature" !Dualismo espacial y ético en la literatura sapiencial y apo-
calíptica judía), JBL 93 (1974): 367; también J. J. Collins, "The Son of Man
and the Saints of the Most High in the Book of Daniel" [El hijo de hombre y
los santos del Altísimo en el libro de Daniel], JBL 93 (1974): 55-56.
24. Cf. Gammie, "Spatial and Ethical Dualism", p. 367.
25. Cf. también 2 Tes. 2 y Apoc. 12.
26. Cf. Collins, "Apocalyptic Vision", p. 107.
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 69
La escatologia de Daniel
El libro de Daniel también contiene un dualismo temporal, es de-
cir, una contraposición entre «este siglo» y «el siglo venidero». 28 La
escatologia (doctrina de los acontecimientos finales), definida de for-
ma más rigurosa, está particularmente interesada en «el siglo venide-
ro». Precisamente a ese segundo aspecto de esta contraposición nos
volvemos ahora.
pone fin y se convierte en «un gran monte» que llena «toda la tierra».
Obviamente, en estos versículos hay una alusión a acontecimientos
catastróficos. 33
Por ello, es evidente que la naturaleza del reino escatològico danié-
lieo, aunque no se esboce sistemáticamente en sitio alguno, supone
un reto para las alternativas vulgares presentadas en ocasiones en la
bibliografía de segunda fila. El libro parece presentar un reino final
que, tras un juicio general, se origina en el Anciano de días en el cielo
y es concedido (probablemente por medio del personaje que es «uno
como un hijo de hombre») a los santos. Todos los demás reinos terre-
nales han sido destruidos de forma sobrenatural antes de que, tras los
ayes apocalípticos en el punto de inflexión de los siglos, se establez-
ca el reino escatològico. Los santos, entre los que se encuentran los
resucitados de forma sobrenatural a la vida eterna desde la tumba,
ejercerán su señorío y su dominio por los siglos de los siglos.
Temas escatológicos
En el libro de Daniel los pasajes que se centran en el fin son sor-
prendentemente pocos y están limitados fundamentalmente a los ca-
pítulos 2, 7, 9 y 10-12. Los temas escatológicos que se dan en estos
capítulos incluyen: (1) la idea de un fin del pecado y el establecimien-
to de la justicia perdurable; (2) el papel del Mesías, la llegada de «uno
como un hijo de hombre» y la figura de Miguel; (3) el concepto de
juicio; (4) los ayes apocalípticos, la liberación y la resurrección; y (5)
el fin del siglo y el reino escatològico.
Doukhan, en una presentación de las setenta semanas de Daniel
9, comenta que este pasaje está «cargado de escatologia». 35 Man-
34
tiene que la idea del fin del siglo (el escatón) está indicada explíci-
tamente por el contenido de los versículos 26-27, en particular por
locuciones como "fin" o "consumación" ([ קץges] y [ כ ל הkála11],
respectivamente), «hacer cesar» ( [ י ש ב י תyasbit]) y por las varias
subdivisiones específicas de las "semanas". La misma idea está im-
plícita también en el versículo 24, especialmente en las referencias
36. Ibíd.
37. Véase A. J. Ferch, "The Apocalyptic 'Son of Man' in Daniel 7" [El "hijo
de hombre" apocalíptico en Daniel 7| (tesis doctoral, Andrews University,
1979), pp. 40-107.
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 73
38. Es posible la traducción de "servir" para polah en Daniel 7, pero resulta muy
improbable. El uso y el significado de polah en 7:27c se han visto oscurecidos
además en inglés por la incorrecta traducción de la Revised Standard Version
de los sufijos singulares de tercera persona. En vez de poner «their kingdom»
(el reino de ellos) y «shall serve and obey them» (servirán y obedecerán a
ellos), la traducción debería poner «its/his kingdom» (el reino de él (o del
pueblo]) y «shall worship and obey him» (lo adorarán y lo obedecerán). La
traducción de la RSV probablemente estuvo motivada por la interpretación
del capítulo 7 que identifica al personaje del que se dice que es «uno como un
hijo de hombre» con los «santos del Altísimo».
39. Para más detalles, véase Ferch, "Son of Man", pp. 175-84.
I 74 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
40. Sobre las semejanzas y las desemejanzas entre el Mesías del AT como des-
cendiente ideal de David y el ser semejante a «un hijo de hombre» de Daniel
7, véase ibíd., pp. 78-82.
41. L. Koehler y W. Baumgartner, VT (Leiden, 1958), pp. 929-30. Para una pre-
sentación detallada de la figura de Miguel, véase Ferch, "Son of M a n " , pp.
94-105.
42. G. W. E. Nickelsburg, "Resurrection, Immortality and Eternal Life in Inter-
testamental Judaism" [La resurrección, la inmortalidad y la vida eterna en el
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 95
mente son librados los que están inscritos en «el libro», es decir, los
bailados en el censo de los ciudadanos del nuevo Israel.
En resumidas cuentas, Miguel es un ser celestial que ha defendido
y guiado a Israel en el pasado y que volverá a hacerlo en el escatón. Se
interesa vivamente por el bien de su pueblo, especialmente cuando su
suerte está sujeta a mayores peligros. La intervención de Miguel, sea
militar, judicial o ambas a la vez, lleva a la destrucción del enemigo y
al rescate y resurrección del pueblo de Dios. Así, los santos reciben la
garantía de la vindicación y la restauración a una nueva comunidad.
Los paralelismos entre el capítulo 7 y los capítulos 10-12 sugieren
similitudes significativas entre Miguel y el ser que era «como un hijo
de hombre» del capítulo 7. 4 ' Aunque el autor del libro de Daniel no
vincula específicamente a estos dos personajes, sus afinidades sustan-
cíales sugieren una identidad similar.44
El tema del juicio es prominente en todo el libro de Daniel. El
propio nombre "Daniel" ("Dios es mi juez") transmite el mensaje de
que Dios juzga. En los capítulos históricos Daniel y sus colegas se ven
sujetos a pruebas severas y se descubre que son absolutamente leales
a Dios. De modo similar, los santos perseguidos en las visiones figu-
ran en el juicio y reciben la vida y el señorío eternos debido a su total
dedicación al Señor. La historia de Belsasar, a quien se juzga falto y
merecedor de la muerte es similar a la suerte del arrogante villano de
los capítulos 7 y 11, cuya blasfemia lleva a la pérdida de su dominio
y a su destrucción irremisible.
El reino del «siglo venidero» en los capítulos 7 y 10-12 va precedido
de un juicio.45 Collins habla con acierto del «carácter explícitamente
ton, DC, 1982), pp. 1-24, 94-131. Véase también F. Guy, "Confidence in
Salvation: The Meaning of the Sanctuary" [La confianza en la salvación: El
significado del santuario], Spectrum 11 (noviembre de 1980): 44-53.
46. Collins, "Son of Man", p. 57, n. 36; idem, "Apocalyptic Vision", p. 136;
Nickelsburg, p. 27.
47. Collins, "Apocalyptic Vision", pp. 101, 160.
48. Véanse Éxo. 32: 32-33; Sal. 56: 8; 69: 28; 139: 16; Dan. 12: 1; Mal. 3: 16;
Fil. 4: 3; Apoc. 3: 5; 20: 12; 21: 27.
49. Nickelsburg, p. 14,23.
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 7
55. Hasta hace poco, gran parte de la erudición bíblica sostuvo que la idea de
la vida eterna para los individuos se incorporó tardíamente al pensamien-
to israelita. Sin embargo, M. Dahood, al observar paralelos lingüísticos
entre la literatura ugarítica y las expresiones salmísticas de esperanza en
la resurrección y la vida eterna, defendió que estas ideas de fe en una vida
personal tras la muerte eran antiguas en Israel (Psalms I-III [Salmos I-III]
[Nueva York, 1965-70]). Lacocque critica a Dahood por no reconocer su־
ficientemente la originalidad fundamental de la noción israelita de la vida
eterna y su corolario, la resurrección. Lacocque afirma que «para Canaán
la supervivencia era un hecho de la naturaleza; para Israel es un fenómeno
histórico» (p. 237).
56. Lacocque observa que 12: 2 es «el texto más preciso relativo a la resurrec-
ción de (algunos de) los muertos en las Escrituras hebreas. El antiguo his-
toriador Porfirio [que había aplicado este pasaje meramente al avivamiento
del poderío macabeo tras la muerte de Antioco IV Epífanes], sin duda, se
equivoca aquí a causa de su historicismo» (p. 243). Lacocque añade que
gran parte de los apócrifos y, especialmente, del NT fue inspirada por 12: 2.
El versículo, afirma, combina «tres registros también encontrados en el NT:
(a) que los muertos se levanten de su sueño; (b) la entrada en la vida eterna;
(c) la glorificación» {ibíd., p. 243, n. 33).
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 79
62. Ibíd., p. 280. Es significativo que la expresión «vida eterna», tan frecuente
en el NT, se da únicamente aquí en el AT hebreo y que se refiere a la vida en
el «siglo venidero».
63. Ibid., pp. 280-81.
64. Ibíd., p. 281.
65. Ibíd., pp. 281-84; cf. W. F.ichrodt, Theology of the Old Testament (Teología
del Antiguo Testamento], tr. J. A. Baker, tomo 2 (Londres, 1967), pp. 509-10.
Autoría, teología y propósito de Daniel . 1 101
66. D. W. Gooding, "The Literary Structure of the Book of Daniel and Its Im-
plications" [La estructura literaria del libro de Daniel y sus implicaciones],
Tyndale Bulletin 32 (1981): 68.
I 82 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Cuestiones históricas
Sinopsis editorial. Aunque la fecha macabea para el libro de Daniel
se ha convertido en una posición arraigada, no es menos cierto que este
consenso histórico-crítico últimamente se enfrenta a un número cada
vez mayor de problemas. El siglo XX, particularmente en las décadas
posteriores a la Segunda Guerra Mundial, produjo muchos estudios
que apoyan un origen del libro en el siglo VI. La acumulación de datos
ha rebajado las afirmaciones críticas y ha dado nuevos puntos de vista
y soluciones a supuestos problemas que en el pasado se presentaban
como evidencia de una fecha tardía. En este capítulo se resumen algu
ñas de las cuestiones históricas relativas a personas y a la cronología.
Por ejemplo:
Los antiguos autores de Grecia y Roma nunca se refieren a Nabu-
codonosor como edificador de la nueva Babilonia. Sin embargo, los
registros cuneiformes de la época corroboran plenamente el alarde
que hizo el rey y que quedó registrado en el libro de Daniel. Una ta-
blilla babilónica en estado fragmentario puede por vez primera pro-
porcionar evidencia de la locura temporal de Nabucodònosor. Un
nuevo análisis de los datos aportados por los registros contemporá-
neos y la Biblia indica que la experiencia de los tres héroes hebreos
en la llanura de Dura puede datarse con exactitud en 594/593 a.C.
No se ha encontrado ningún texto cuneiforme que califique a Belsa-
sar de "rey". Sin embargo, los registros sí afirman que era el primogé-
nito de Nabonido, rey de Babilonia. La historia asiría y babilonia nos
facilita la información de que la corregencia (normalmente un padre
I 86 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Esquema de la sección
I. Significación de la fecha
II. Consenso de la erudición histórico-crítica moderna. Disiden-
cias con respecto al mismo
III. Cuestiones históricas relativas a personas
IV. Cuestiones históricas relativas a cronología
Significación de la fecha
El establecimiento de la fecha de composición del libro de Daniel es
de suma importancia por distintas razones. En primer lugar, el cono-
cimiento del momento en que se compuso cualquier libro de la Biblia
permite al lector verlo en un contexto y en un marco históricos concre-
tos. Normalmente, ello arroja luz sobre las circunstancias que coadyu-
varón al origen del libro y, por ello, sirve para iluminar su entorno
teológico, social e histórico.
En segundo lugar, el libro de Daniel pretende contener relatos de
acontecimientos (caps. 1-6) protagonizados por Daniel y sus ami-
gos como exiliados judíos en Babilonia, la nación que conquis-
tó Judá en tres etapas (605, 597 y 586 a.C.). Los relatos presen-
tan a estos cuatro fieles protagonistas en situaciones de prueba
severa por parte de algunos reyes durante los inicios y finales del
Imperio neobabilónico, al igual que de los comienzos del Impe-
rio persa, o sea, aproximadamente entre 605 y 536 a.C. a juzgar
por ciertos hitos cronológicos (1: 1; 2: 1; 5: 30-31). Los sueños o
acontecimientos relativos a Nabucodònosor (caps. 3-4) o a Belsa-
sar (cap. 5) pretenden ser relatos contemporáneos de los tiempos
I 88 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
de los del futuro lejano? Si tal cosa es posible, la naturaleza de ese Dios
y del mensaje del libro de Daniel para sus lectores, desde el pasado hasta
la actualidad, es radicalmente diferente del de la perspectiva crítica. Si
Dios es capaz de predecir el futuro de forma tan meticulosa, el libro de
Daniel no es simplemente un estímulo para los judíos perseguidos en
medio de una crisis con Antioco IV en el siglo II a.C. 13 Antes bien, está
repleto de profecía predictiva auténtica y revela la superintendencia di-
vina de la historia, así como el propósito de Dios desde el siglo VI a.C.
hasta el tiempo del fin y el establecimiento de su reino eterno.
Debiéramos recordar que la opinión modernista define la profecía
fundamentalmente como "proclamación" o predicación y no como
"vaticinio" o predicción de cosas, ya sean cercanas o distantes en el
tiempo. Hse punto de vista está condicionado fundamentalmente por
inquietudes filosóficas racionalistas modernas, y no por cuestiones
teológicas. 14 El asunto de la presciencia divina se convierte en una
cuestión destacada en lo tocante al conocimiento detallado que tiene
Dios del futuro y a la divulgación de ese conocimiento a seres huma-
nos de manera precisa.
La cuestión de la naturaleza de la profecía predictiva como objeto
de inquietud filosófica es un asunto que viene de largo. Porfirio, cri-
tico del siglo II d.C. que escribió una obra en quince tomos titulada
Contra los cristianos, fue un filósofo neoplatónico. Disertó en «su
duodécimo libro contra la profecía de Daniel, [...] negando que fuera
compuesta por la persona a la que se le atribuye en el título, y que lo
fue más bien por algún individuo que vivió en Judea en la época del
Antioco al que se puso el sobrenombre de Epífanes». 15
Porfirio también afirmó que «más que predecir el futuro, "Daniel"
relató el pasado». 16 Haciendo una reseña de las afirmaciones de Por-
13.P. A. Viviano, "The Book of Daniel: Prediction and Encouragement" [El li-
bro de Daniel: Predicción y estímulo], The Bible Today 21/4 (julio de 1983),
p. 221-26.
14. Véase la implicación de Spinoza y otros en Η. Méchoulan, "Révélation, ra-
tionalité et prophétie. Quelques remarques sur le livre de Daniel" [Revela-
ción, racionalidad y profecía. Observaciones sobre el libro de Daniel], RSPT
64 ( 1980): 363-71.
15.Porfirio (ca. 234-305 d.C.), tal como aparece citado en ]erotne's Commen-
tary on Daniel [Comentario de Jerónimo sobre Daniel], tr. Gleason L. Ar-
cher, Jr. (Grand Rapids, 1977), p. 15.
16. Ibid.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 91
17./¿>/¿.,pp. 15-16.
18.Fohrer, p. 476.
19. Véase Eva Osswald, " Z u m Problem der vaticinia ex eventu" [A propósito
del problema de los vaticinia ex eventu], ZAW 75 (1963): 27-44.
I 92 SIMPOSIO SOBRE DANIEL
99. D. J. Wiseman et al., Notes on Some Problems in the Book of Daniel [Notas
sobre problemas del libro de Daniel] (Londres, 1965).
100. Β. Κ. Waltke, pp. 319-29.
101.G. L. Archer, "Modern Rationalism and the Book of Daniel" [El racionalis-
mo moderno y el libro de Daniel], BS 137 (1979): 129-47.
102. J. McDowell, Daniel in the Critics' Den. Historical Evidence for the Au-
thenticity of the Book of Daniel [Daniel en el foso de los críticos. Prueba
histórica de la autenticidad del libro de Daniel] (San Bernardino, California,
1979).
103.S. J. Schwantes, "La date du livre de Daniel" [La fecha del libro de Daniel],
en Daniel. Questions Débattues [Daniel. Cuestiones debatidas], ed. P. Wi-
nandy (Collonges-sous-Salève, 1980), pp. 47-61.
104.W. D. Gooding, "The Literary Structure of the Book of Daniel and Its Im-
plications" [La estructura literaria del libro de Daniel y sus implicaciones],
Tyndale Bidletin 32 (1981): 43-79.
105. A. J. Ferch, "The Book of Daniel and the 'Maccabean Thesis'" [El libro de
Daniel y la "tesis macabea"], AUSS 21 (1983): 129-38.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 103
La locura de Nabucodònosor
El relato de la locura de Nabucodònosor en Daniel 4 lleva algún
tiempo siendo objeto de controversia. R. H. Pfeiffer dijo de dicho
relato que era «un cuento contrario a la historia», «una confusa re-
miniscencia de los años que Nabonido pasó en Teima [Tema], en
Arabia». 116 Esta afirmación ha recibido el apoyo de otros eruditos
gracias a un descubrimiento de 1955 de cuatro fragmentos de un tex-
to inédito hallado en la Cueva 4 de Qumrán (4QPrNab), publicado
al año siguiente con el título de "Oración de Nabonido"." 7
Los fragmentos pretenden ser la oración de Nabonido, «el [gran]
rey, [cuando se vio aquejado] de furúnculos malignos por orden de[/
Dios Altísimo] en \la ciudad de] Temán». 118 Se dice de Nabonido, úl-
timo rey de Babilonia, que padeció dicho mal «durante siete años» 119
hasta que acudió «un adivino [o exorcista], 120 que era un [varón|
judío». 121 El rey alcanza el perdón de sus pecados y es sanado por el
adivino o exorcista.
\í6.Ibíd., p. 758. Cf. O. Kaiser, Einleitung ir¡ das Alte Testament [Introducción
al Antiguo Testamento] (Giittersloh, 1969), p. 240.
117.J. T. Milik, "'Prière de Nabonide' et autres écrits d'un cycle de Daniel. Frag-
ments araméens de Qumrán 4" [La "Oración de Nabonido" y otros escritos
de un ciclo de Daniel. Fragmentos arameos de Qumrán 4], RB 63 (1965):
407-415. Hay traducciones, entre otros, al francés, de J. Carmignac en Les
texts de Qumrán traduits et annotés [Los textos de Qumrán traducidos y
anotados] II (París, 1963), pp. 289-94; al alemán, de W. Dommershausen,
Nabonid im Buche Daniel [Nabonido en el libro de Daniel] (Maguncia,
1964), p. 70, y A. Mertens, Das Buch Daniel im Lichte der Texte vom Toten
Meer [El libro de Daniel a la luz de los textos del Mar Muerto] (Stuttgart,
1971), pp. 34-42; al inglés, de G. Vermes, The Dead Sea Scrolls in English
[Los rollos del Mar Muerto en inglés] (Baltimore, 1962), pp. 229-30, y Β.
Jongeling, C. J. Babuschagne y A. S. van der Woude, ATQ (Leiden, 1976),
pp. 126-31. Las restauraciones difieren significativamente, y es precisa la
cautela al leer las diversas traducciones.
118. ATQ, p. 127. La cursiva indica texto restaurado.
119. Ibíd.
120.Traducido así por la mayoría de los expertos.
121. ATQ, p. 129.
1 0 ו SIMPOSIO SOBRE DANIEL
durante «diez años», no siete, y que se trasladó allí por razones politi-
cas.125 Ahora estos hechos ponen en tela de juicio la historicidad de la
información de la "Oración de Nabonido". Así, la evidencia histórica
proporcionada por los registros contemporáneos es contraria a la in-
formación presentada en la "Oración de Nabonido" y a la hipótesis
basada en esa información errónea.
Además, hay diferencias significativas entre Daniel 4 y la "Ora-
ción de Nabonido" que no pueden pasarse por alto: (1 ) Nabucodono-
sor se vio aquejado de una enfermedad en Babilonia, pero Naboni-
do estuvo en Tema. 126 (2) La enfermedad de Nabonido es descrita
como «furúnculos malignos», 127 «sarpullido agudo» 128 o «inflamación
aguda», 129 mientras Nabucodònosor fue víctima de un inusual tras-
torno mental; según parece, se trató de una variedad de monoma-
nía. 130 (3) La enfermedad de Nabucodònosor fue un castigo por su
arrogancia, mientras que la de Nabonido fue, al parecer, un castigo
por su idolatría. (4) «Nabucodònosor fue curado por el propio Dios
cuando aquel reconoció la soberanía de este, mientras que Nabonido
fue curado por un exorcista judío». 131
Es innegable que la "Oración de N a b o n i d o " en su forma actual
es posterior al capítulo 4. También es verdad, si comparamos, que
«no podemos hablar de una dependencia literaria directa» 132 entre
el capítulo 4 y la "Oración de Nabonido". Las diferencias esencia-
les entre los dos militan contra la suposición de que en el capítulo
4 se transfiriese a Nabucodònosor una tradición que en su origen
hablara de Nabonido. El famoso asiriólogo británico D. J. Wiseman
señala: «De momento, nada de lo conocido sobre el retiro de Nabo-
nido en Teima [Tema] apoya el punto de vista de que este episodio
sea un confuso relato de acontecimientos en el reinado de este». 133
148.Las fechas son las dadas por R. H. Sack, Amel-Marduk, 562-560 U.C..
(AOATS, 4; Neukirchen-Vluyn, 1972), p. 2.
149. Nabonido no estaba en la ciudad de Babilonia cuando esta fue capturada.
Huyó a Borsippa cuando cayó la capital, pero volvió a ella y fue hecho
prisionero. Se supone que murió en Carmania; así 10 afirma Josefo, Contra
Aptón i.20. Véase D. J. Wiseman, "Nabonidus", Zondervan Pictorial Ency-
clopedia of the Bible (Grand Rapids, 1977), 4: 352.
150. La evidencia cuneiforme ha sido recogida convenientemente por R. P.
Dougherty, Nabonidus and Belshazzar [Nabonido y Belsasar], Yale Oriental
Series, 15 (New Haven, Connecticut, 1929).
151.Para el texto completo, véase A. L. Oppenheim en ANET 2 , pp. 312-15.
152.ANET 2 , pp. 313b.
153.T. G. Pinches, Proceedings of the Society of Biblical Archaeology 38 (1916): 30.
154. Dougherty, pp. 93-95; A. T. Clay, Miscellaneous Inscriptions in the Yale
Babylonian Collection [Inscripciones misceláneas de la colección babiló-
nica de Yale], (New Haven, Connecticut, 1915), pp. 55-56; A. R. Millard,
"Daniel 1-6 and History" [Daniel 1-6 y la historia], EvQ 49 (1979): 71.
155. Dougherty, pp. 94-95.
156. Millard, pp. 71-72.
10ו SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Darío el medo
Inmediatamente después de la muerte de «Belsasar, rey de los cal-
déos» en octubre de 539 a.C., se afirma en 5: 31 que Darío, de Me-
dia, «tomó el reino». Esto puede querer decir que fue hecho «rey sobre
el reino de los caldeos» (9: 1). Este Darío era «de la nación de los
medos» (9: 1) y, por lo tanto, no era de ascendencia persa.
164. Η. H. Rowley, Darius the Mede and the Four World Empires in the Book
of Daniel: A Historical Study of Contemporary Theories |Darío el medo y
los cuatro imperios mundiales del libro de Daniel: Estudio histórico de las
teorías contemporáneas] (Cardiff, 1935; reimpreso en 1964), p. 9.
165. Véase, por ejemplo, Collins, Daniel, p. 69:
166. Ibíd., pp. 30-31.
167.Ibíd., p. 31.
168.Jerome's Commentary on Daniel, p. 55.
169.Β. Alfrink, "Der letzte Kònig von Babylon" [El ùltimo rey de Babilonia], Bib
9 (1928): 187-205.
170. Rowley, Darius the Mede, pp. 33-36.
171. Koch, Das Buch Daniel, pp. 191-92.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 105
Darío el medo. 172 Este punto de vista tuvo muchos partidarios inclu-
so hasta tiempos recientes. 17 ' Nuestro conocimiento sobre Ciaxares
II proviene del historiador griego Jenofonte, 174 cuya exactitud histó-
rica se ha visto seriamente socavada por los registros cuneiformes.
Fuera de Jenofonte, ninguna fuente histórica sabe nada de ningún
Ciaxares II como último rey de Media que fuera pariente de Ciro.175
3. ¿Es Darío el medo Cambises? Cambises, hijo de Ciro, ha sido iden-
tificado como Darío el medo.176 Ello cuadraría muy bien, puesto que
Cambises fue nombrado «rey de Babilonia»177 durante un año. «Las
fechas y los títulos en aproximadamente treinta textos cuneiformes
procedentes de Babilonia indican que Ciro instaló a su hijo Cambises
como rey vasallo en Babilonia durante un año mientras él mismo se-
guía siendo rey del Imperio persa».178 Aunque algunos aspectos cuadra
con Darío el medo, otros (como que su padre fuera Ciro y no Asuero,
o la edad de 62 años) no cuadran. 179 Salvo en la corregencia de Cambi-
ses con su padre, esta hipótesis carece de apoyo histórico adecuado.
4. ¿Es Darío el medo Ciro? El famoso asiriólogo D. J. Wiseman su-
girió en 1957 180 que Darío el medo debería ser identificado con
Ciro. 181 Su sugerencia encontró el apoyo de J. M. Bulman 182 y es
209.Maíer, p. 48.
210. Por ejemplo, S. R. Driver, The Book of Daniel, p. 49; Montgomery, p. 72;
Pfeiffer, p. 756, entre otros.
211.Hartman y Di Leila, pp. 128-29.
212. Lacocque, p. 24.
213. Ibid.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 105
nosor». Esta invasión tuvo lugar en 605 a.C. Así, el «año cuarto de
Joacim» es el año 605 a.C., y su «tercer año» es también 605 a.C.
1,1 lector perspicaz preguntará: Pero, ¿cómo pueden el "cuarto" y el
"tercer" año de un rey ser el mismo año? Se trata de una pregunta
válida y crucial. ¿Se equivocan los autores, o la respuesta está en el
sistema de cómputo?
Edwin R. Thiele, autoridad de fama internacional en el campo de
la cronología hebrea, nos informa de que «se empleaban dos sistemas
de cómputo para los reyes hebreos: el cómputo con año ascensional
(posdatación) y el cómputo sin año ascensional (antedatación)». 214
En el sistema con año ascensional (posdatación), la porción de año
que restaba recibía el nombre de año ascensional de rey recién entro-
nizado. No se contaba. El primer año de reinado del rey comenza-
ba con el primer mes del siguiente Año Nuevo. El cómputo sin año
ascensional, o antedatación, era un método de recuento de los años
de reinado de un rey que comenzaba con su año ascensional y que
pasaba a su segundo año en el siguiente Año Nuevo. El siguiente
diagrama ilustra estos métodos de cómputo y muestra cómo tanto el
«tercer año» como el «año cuarto» de Joacim habrían sido el mismo
si se computaron cada uno según un método.
Método
Año
con año 1er año 2 o año 3er año Dan. 1: 1
ascensional
ascensional:
Método
sin año 1er año 2 o año 3er año 4 o año Jer. 25: 1-9; 46: 2
ascensional:
214. E. R. Thiele, The Chronology of the Hebrew Kings [La cronología de los
reyes hebreos] (Grand Rapids, 1977), p. 79; cf. ídem, The Mysterious Num-
bers of the Hebrew Kings [Los misteriosos números de los reyes hebreos],
3 a ed. (Grand Rapids, 1983), pp. 43-44.
215.D. J. Wiseman, Chronicles of the Chaldaean Kings (626-556 B.C.) in the
British Museum [Crónicas de los reyes caldeos (626-556 a.C.) en el Museo
BritánicoI (Londres, 1956), pp. 25, 46-47, 65-69.
1 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Escala a.C.
608 607 606 605 604 603 602 601
Dato• de Joacim
Babilonia Año
1 2 3 4 5 6 7
Años de fiiri
Dan. It 1 ascensional (otoño)
Judá
Jer. 25: 1,9 1 2 3 4 5 6 7 8
Años de tisri
(otoño)
Jer. 46: 2
Años Año
1 2 3 4
Años de litri
de Nabucodònosor ascensiona (otoño)
Sitio de Jerusalén
por parte de Nabucodònosor
(Dan. 1: 1; Jer. 25: 1-9)
Lingüística
Sinopsis editorial. A lo largo de los decenios, los eruditos han dado
considerable atención a las lenguas en que está escrito el libro de
Daniel. Se han analizado meticulosamente las formas y la gramática
del hebreo y del arameo, al igual que ciertos términos y vocablos de
procedencia extranjera (griega y persa). Los primeros estudios con-
cluyeron que diversos rasgos lingüísticos objeto de estudio suponían
claros indicadores internos que señalaban a un origen del libro en el
siglo II en la tierra de Israel.
El estudio continuado y el acumulo de nuevos datos procedentes de
la investigación arqueológica han cambiado la imagen de conjunto.
En buena medida, la nueva evidencia lingüística ha minado los argu-
mentos más antiguos y los ha vuelto insostenibles. Por otro lado, ha
servido para apoyar un origen del libro en el siglo VI en un contexto
mesopotámico.
Ya no puede decirse de términos como 'caldeos' como descripción
de una casta profesional, o de los nombres de los amigos de Daniel
(Sadrac, Mesac y Abed-nego), que sean anacrónicos o que sean con-
fusos —supuesta evidencia de un autor del siglo II poco familiarizado
con los tiempos neobabilónicos que lo precedieron—. Cuadran perfec-
tamente con lo que ahora se sabe de la situación del siglo VI.
Puede demostrarse ahora que los vocablos de procedencia persa son
específicamente palabras del persa antiguo, lo que apunta a un mo-
mento de escritura anterior más que posterior, como sería el caso en
una redacción del siglo II. La cultura griega penetró en el Próximo
Oriente antiguo mucho antes del período neobabilónico, hecho que
anula cualquier tentativa de defender una fecha tardía para el libro
sobre la base de sus vocablos de origen griego.
Los argumentos a favor de una redacción en el siglo II para Daniel
que se basaban en las formas y la gramática de sus secciones arameas
han sido invalidados por completo por documentación nueva sobre la
historia y el cambio de la lengua aramea. Ahora hay que descartar una
composición en el siglo II. Teniendo en cuenta los nuevos datos, puede
afirmarse que el arameo de Daniel pertenece a la forma del lenguaje
conocido como "arameo oficial", que se hablaba en el siglo VI a.C.
Asimismo, no hay ninguna prueba lingüística convincente que pue-
da negar una redacción del libro en el siglo VI por el hebreo que se
1 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Esquema de la sección
I. Cuestiones lingüísticas relativas a los nombres y términos extran-
jeros
II. La lengua aramea del libro de Daniel
III. La lengua hebrea del libro de Daniel
IV. El uso de dos idiomas en el libro de Daniel
Nombres babilonios
Hay varios nombres que han captado la atención y precisan inves-
tigación ulterior.
I. El término 'caldeos'. El término 'caldeos' (Dan. 2: 2; 4: 7; 5: 7-11)
ha sido fuente de preocupación en su contexto para distintos ex-
pertos. Según una teoría, la igualdad entre 'caldeos' y magos, en-
cantadores y adivinos (es decir, un término profesional, aparte del
significado étnico que tiene en 3: 8; 9: 1) es un «anacronismo in-
dudable» 2 para la época de Nabucodònosor (siglo VI a.C.). Se afir-
1. Esta sección contiene material de G. F. Hasel "The Book of Daniel and Mat-
ters of Language: Evidences Relating to Names, Words, and the Aramaic
Language" [El libro de Daniel y las cuestiones de lenguaje: Evidencias reía-
tivas a nombres, palabras y a la lengua aramea], AUSS 19 (1981): 211-26.
2.N. Porteous, Daniel: A Commentary [Daniel: Comentario] (Londres, 1965),
pp. 25-26.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 105
Según esta tesis, el autor del libro de Daniel empleó este título como
designación de una clase de profesionales que pertenecían al grupo de
sacerdotes astrólogos. Si es así, entonces es un homónimo de un tér-
mino que también designa a una etnia. Hay suficiente evidencia como
para indicar que 'caldeos' podría referirse a una clase de profesionales
durante el Imperio neobabilónico y tras el mismo.
2. Los nombres Sadrac, Mesac y Abed-nego. Los tres amigos de Daniel
recibieron nuevos nombres de su superior babilonio a su llegada a la
capital mesopotámica. Los filólogos del pasado han sido incapaces
de explicar debidamente esos nombres. Se ha supuesto o sugerido
una y otra vez que tales nombres eran confusos o que eran formas
transmitidas deficientemente de nombres babilónicos que en su ori-
gen contenían nombres de dioses paganos. Recientemente, un asi-
riólogo alemán ha demostrado que esos nombres pueden explicarse
satisfactoriamente a partir de la onomástica (estudio del origen y las
formas de los nombres propios) babilónica sin suponer una transmi-
sión deficiente o una alteración intencional.
P. R. Berger muestra que el nombre Sadrac (hebreo [ שךו״ךsadrak])
se corresponde con el asirio y babilonio Sáduráku, que significa "He
sentido un gran temor". 7 Se trata de una forma abreviada en la que
el nombre de la deidad es omitido, algo que ocurre con frecuencia
en los nombres acadios.
El nombre de su amigo Mesac (hebreo [ מ י ש ךmèsak]) se corres-
ponde con el nombre acadio Mèsàku, que significa "Tengo poca
importancia". 8 El nombre del tercer compañero es Abed-nego (he-
breo [ ע ב ד נגרcàbed nogó]·, acadio Abad-Nabu), y es de origen se-
mítico occidental. «Tales nombres semíticos occidentales no eran
desconocidos en acadio», escribe Berger.9 El significado de Abad-
Nabu es "Siervo del reluciente" 10 y es posible que consista en juego
de palabras con un nombre acadio que incluye el nombre del dios
Palabras persas
Hay aproximadamente 19 vocablos procedentes del persa en la
parte aramea de Daniel. Basándose en la estadística, Η. H. Rowley
defendió que ello es indicación de que el arameo bíblico de Daniel es
mucho más cercano al arameo de los tárgumes de los siglos II y I a.C.
que a los papiros arameos del siglo V a.C. 14 Una investigación mi-
nuciosa de los términos de procedencia persa hallados en el libro de
Daniel demuestra que la argumentación estadística carece de apoyo.
Gracias a la labor de K. A. Kitchen se sabe ahora que los vocablos
de origen persa en Daniel son coherentes con una fecha temprana,
más bien que tardía, para la composición del libro. Por ejemplo, los
expertos son ahora conscientes de que el término 'sátrapa', que una
vez se pensó que era de origen griego, derivaba en realidad de la for-
ma persa antigua kshathrapan. Este término aparecía en las inscripcio-
nes cuneiformes como shatarpànu, lo que dio origen al término griego
"sátrapa". 1 5
Que se usasen palabras persas en instituciones babilónicas antes de
la conquista de Ciro no es preciso considerarlo tan sorprendente como
se ha supuesto. El libro probablemente se escribió en el período per-
sa, en la última parte de la vida del profeta, no en el neobabilónico.
Palabras griegas
Poco antes de que comenzara el siglo XX, S. R. Driver afirmó que
«las [tres] palabras griegas exigen [...] una fecha [para Daniel] poste-
rior a la conquista de Palestina por Alejandro Magno (332 a.C.)». 17 Los
términos griegos objeto de disputa son nombres de instrumentos musi-
cales: «el arpa», «el salterio» y «la zampoña» (3: 5; cf. vers. 7 , 1 0 , 1 5 ) .
La debilidad del argumento de Driver fue puesta de relieve por J. A.
Montgomery: «La refutación de esta evidencia a favor de una fecha tar-
día consiste en recalcar las potencialidades de la influencia griega en
Oriente desde el siglo VI en adelante».18 Así, el famoso orientalista W. F.
Albright demostró hace varias décadas que, de hecho, la cultura griega
había penetrado en el Próximo Oriente antiguo mucho antes del período
neobabilónico. 19 Más recientemente, los detallados estudios de E. M. Ya-
mauchi han ilustrado con evidencia abrumadora que realmente existió
ese tipo de influencia de Grecia sobre Babilonia.20
La prueba de la influencia general de la cultura griega en Babilonia
no ha alterado de forma significativa el peso de los argumentos lin-
güísticos en el debate relativo a la fecha de la sección aramea del libro
de Daniel (Dan. 2: 4b - 7: 28). El reciente comentario sobre Daniel
Valoraciones actuales
A partir de la presentación precedente, es evidente que los proble-
mas clásicos de sintaxis y ortografía del arameo de Daniel (usados
en el pasado por los eruditos críticos como apoyo de una supuesta
datación macabea y de una procedente occidental o israelita) apare-
cen ahora con una luz enteramente nueva. La nueva evidencia y la
revaluación actual señala a un origen anterior al siglo II a.C. y a un
origen oriental (babilonio). G. L. Archer señala sobre este extremo
que «tan solo atendiendo al orden de los vocablos, es seguro concluir
en el hebreo del libro no hay nada que «hable contra una fecha en la
época macabea». 92
No todos los eruditos histórico-críticos coinciden. El profesor T.
K. Cheyne, uno de los críticos radicales del pasado, afirma: «Del he-
breo del libro de Daniel no puede extraerse con seguridad ninguna
inferencia importante en cuanto a su fecha». 93 S. R. Driver enumeró
treinta expresiones que apuntaban a una fecha tardía. Un nuevo
estudio de estas expresiones realizado por W. J. Martin llevó a la
conclusión de que «no hay nada en el hebreo que Daniel que pudie-
ra considerarse extraordinario para un hablante bilingüe o, quizás
en este caso, trilingüe del idioma en el siglo VI a.C.». 94
El hebreo del libro puede también compararse con el hebreo de los
Rollos del Mar Muerto del siglo II a.C., al igual que con el Eclesiás-
tico, que se escribió hacia 190 a.C. G. L. Archer ha realizado tal es-
tudio y señala diferencias manifiestas entre el Eclesiástico y el hebreo
del libro de Daniel. 95 Una comparación con los Rollos de Qumrán
revela que «ninguno de los documentos sectarios compuestos en he-
breo ("El manual de disciplina", "La guerra de los hijos de la luz
contra los hijos de las tinieblas", "Los salmos de acción de gracias")
de esa colección muestra ninguna característica en común con los
capítulos hebreos de Daniel». 96
Este nuevo material es de suma importancia para evaluar la par-
te hebrea de Daniel. Si el libro de Daniel se originó en Israel en
el siglo II a.C., entonces cabría esperar algunos rasgos en común
con el hebreo de esa época. La carencia de tales rasgos comunes
parece apoyar una fecha distinta al siglo II a.C.; concretamente, un
período anterior a ese siglo. Aunque puede que sea cierto que «el
hebreo del libro no puede asignarse con más confianza a un siglo
107. R. Smend, Die Entstehung des Alten Testaments [El surgimiento del Anti-
guo Testamento) (Gotinga, 1978), p. 222; cf. J. A. Soggin, Introduction to
the Old Testament [Introducción al Antiguo Testamento], 2a ed. rev. (Fila-
delfia, 1980), p. 410: «El cambio de idioma de hebreo a arameo aún no se
ha explicado de forma adecuada».
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 105
Asuntos misceláneos
Sinopsis editorial. La presencia de al menos ocho ejemplares del li-
bro de Daniel (conservadas únicamente de manera fragmentaria) entre
los Rollos del Mar Muerto sugiere que fue uno de los libros más po-
pillares en Qumrán (compárese: catorce ejemplares de Deuteronomio,
doce de Isaías y diez de los Salmos). La referencia al «libro del profeta
Daniel» por parte de otro documento (4QFlor) indica que a Daniel se
10 consideraba un profeta canónico. Dos fragmentos muestran los mis-
rnos cambios de hebreo a arameo, y la vuelta al hebreo, en sitios idén-
ticos a los encontrados en nuestra Biblia hebrea (masorética) actual
(2: 4b y 8: 1). En estos materiales fragmentarios no aparecen añadidos
apócrifos. Un ejemplar de Daniel, escrito con la caligrafía propia de fi-
nales del siglo II a.C., plantea un problema para los partidarios de una
fecha macabea para la composición del libro. Tal manuscrito limita el
tiempo necesario para la distribución generalizada del libro, así como
para el reconocimiento de su canonicidad.
La posición de Daniel en la tercera división del actual canon he-
breo es una base insuficiente para deducir de ello un origen tardío. La
evidencia sugiere que, en su origen, los judíos enumeraban a Daniel
entre los profetas. Parece que el cambio a la tercera división, pro-
movido por un punto de vista minoritario, se dio a finales del siglo
11 d.C. Es probable que Daniel fuera omitido de la lista de personas
presentadas en el Eclesiástico (escrito hacia 180 a.C.) no porque el
profeta o su libro fueran desconocidos, sino porque no encajaba en
los criterios del autor de los héroes palestinos del pasado que habían
desempeñado un papel en el establecimiento y el mantenimiento de
las instituciones judías.
En lo referente a los ángeles y la resurrección, puede verse que la
teología de Daniel se amolda al contexto del siglo VI. No proporcio-
nan argumento alguno a favor de una redacción en el siglo II. Con-
siderando la nueva evidencia procedente de Mesopotamia, tampoco
es posible defender que el autor sacase de fuentes griegas y persas su
modelo de cuatro imperios mundiales.
El argumento fundamental de la erudición histórico-crítica en pro
de una datación macabea en el siglo II para la autoría de Daniel se
basa en las profecías del capítulo 11. Sin embargo, puede demos-
trarse que los datos del capítulo, en realidad, están en conflicto con
lo que se sabe de los tiempos de Antioco IV. En último término la
10ו SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Esquema de la sección
I. Daniel y los rollos del Mar Muerto
II. Daniel y el canon
III. Daniel y el Eclesiástico
IV. La teología de Daniel y su fecha
V. Cuestiones relativas a la secuencia de imperios mundiales
VI. 1.1 capítulo 1 1 y la fecha de Daniel
VII. Apocalíptica y pseudonimia
VIII. Conclusiones
1. Esta es la cifra que da J. A. Sanders, "The Dead Sea Scrolls—A Quarter Cen-
tury of Study" [Los rollos del Mar Muerto: Un cuarto de siglo de estudios[,
ΒΑ 36 (1973): 136.
2. Publicado por D. Barthélemy y J. T. Milik, Discoveries in the Judean Desert
I. Qumran Cave 1 !Descubrimientos en el desierto de Judea I. Cueva 1 de
Qumrán], RevQ 19 (1965): 323-44.
3. Ibíd., pp. 151-52; véase también J. C. Trever, "Completion of the Publica-
tion of Some Fragments From Cave 1" [Finalización de la publicación de
algunos fragmentos de la Cueva 1], RevQ 19 (1965): 323-44.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 105
Resumen
Por las siguientes razones, difícilmente puede exagerarse la impor-
tancia de los rollos del Mar Muerto para el libro de Daniel:
1. Los fragmentos publicados de tres rollos distintos de Daniel, que
datan de tiempos anteriores al cristianismo, tienen sustancialmente
el mismo texto que el tradicional conservado en el texto (maso-
rético) hebreo del que se traducen todas nuestras Biblias. Pode-
mos tener mucha confianza en la exactitud esencial del texto con-
servado, 17 tanto hebreo como arameo, de la parte canónica del
libro de Daniel.
2. La temprana (precristiana) condición canónica del libro de Daniel
parece segura, si se tiene en cuenta el "Florilegio", que cita a Da-
niel como Sagrada Escritura al mismo nivel que los libros de Isaías
y de Ezequiel. Ello suscita cuestiones muy serias en cuanto a la
supuesta datación del libro de Daniel en el siglo II.18
15. lbíd. En su ensayo "The Development of the Jewish Scripts" [El desarrollo
de la caligrafía judía], The Bible and the Ancient Near East [La Biblia y el
Próximo Oriente antiguo], ed. E. E. Wright (Londres, 1961), p. 140, rebajó
la fecha de 4 0 0 3 ^ a 100-50 a.C.; Baldwin, p. 45.
16. Ε. Μ. Cross, Jr., "The Oldest Manuscripts from Qumran" [Los manuscritos
más antiguos de Qumrán], JBL 74 (1955): 164.
17. Sobre lQDan 3 y lQDan b , véase lo dicho en el Comentario biblico adventis-
ta 4: 772. Los otros fragmentos de 6QDan fueron estudiados por el autor
de este capítulo.
18. Gordon J. Wenham, "Daniel: The Basic Issues" [Daniel: Cuestiones básicas],
Themelios 2/2 (1977): 51.
1 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Daniel y el canon
En todas las traducciones antiguas y modernas de la Biblia, el libro
de Daniel se sitúa detrás (pocas veces antes) del libro de Ezequiel, o
sea, dentro de la parte profética del canon. Puesto que esta coloca-
ción se ve reflejada en las versiones de la Septuaginta, de Teodoción
y Siriaca de los tiempos antiguos, se da por sentado por lo general
que esa ubicación tuvo un origen anterior al cristianismo. 19 Ello se ve
apoyado por el hecho de que en Qumrán (4QFlor), 20 en el NT (Mat.
24: 15) y en Josefo, 21 a Daniel se lo califica de "profeta".
19. K. Koch, Das Buch Daniel. Unter Mitarbeit von Till Niewisch und Jür-
gen Tubach [El libro de Daniel. Con la colaboración de Till Niewisch y
Jürgen Tubach] (Ertrage der Forschung, Bd. 144; Darmstadt, 1980), p.
28u
20. Véase A. Mertens, Das Buch Daniel ini Lichte der Texte vom Toten Meer [El
libro de Daniel a la luz de los textos del Mar Muerto] (Stuttgart, 1971), p.
28.
21. Josefo, Antigüedades de los judíos x.x.1-6; x.xi.7.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 105
22. Así resumido por Koch, Das Buch Daniel, p. 28; cf. S. R. Driver, An Intro-
duction to the Literature of the Old Testament [Introducción a la literatura
del Antiguo Testamento] (publicada por vez primera en 1897; ed. reimpresa,
Nueva York, 1965), p. 467; A. A Bevan, A Short Commentary on the Book
of Daniel [Comentario conciso al libro de Daniel] (Cambridge, 1892), p.
11; C. H. Cornili, Introduction to the Canonical Books of the Old Testa-
ment [Introducción a los libros canónicos del Antiguo Testamento] (Nueva
York, 1907), pp. 384-85.
23. R. D. Wilson, "The Aramaic of Daniel", Biblical and Theological Studies
[Estudios bíblicos y teológicos] (Princeton, Nueva Jersey, 1912), pp. 9-64;
cf. Bentzen, p. 5.
24. Audet, JTS (1950): 145, según aparece citado en Koch, Das Buch Daniel,
P· 29.
1 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
del canon, es decir, parte de los Profetas, 25 igual que hacen todas
las demás listas antiguas del AT. Esto indica que, en su origen, el
libro de Daniel perteneció a los "Profetas", y que solo una opinión
minoritaria judía lo atribuyó en tiempos poscristianos (finales del
siglo II d.C.) a la tercera parte, donde se encuentra en la actualidad en
las Biblias hebreas impresas.
En tercer lugar, hay poderosas indicaciones de que el canon de los
"Escritos" ya estaba cerrado allá por 160-150 a.C. 26 Si es así, casi no
da tiempo para que Daniel llegue a ser canónico, ni siquiera aunque
perteneciese en su origen a los "Escritos". 27
En cuarto lugar, la razón, o combinación de razones, de que a Da-
niel se lo situase en un momento posterior en los "Escritos" puede
tener algo que ver con:
A. La presencia del idioma arameo, que también se encontraba en
Esdras. 28
B. El hecho de que no se escribió en la tierra de Israel. 29
C.Las claras predicciones mesiánicas utilizadas por los cristianos.
D.Un temor relativo a la predicción sobre los imperios mundiales y
su caída. 30
E. El hecho de que contiene mucho material histórico, como sucede
con los libros de Esdras-Nehemías y 1 y 2 Crónicas, ante los que
se sitúa en la actualidad. 31
A decir verdad, solo podemos intentar adivinar la razón o razones
por las que el libro de Daniel fue puesto entre los "Escritos". En todo
caso, una argumentación a favor de una datación tardía para el libro
de Daniel construida sobre la base de su ubicación actual en el canon
hebreo carece de fundamento.
25. L. Ginzberg, The Legends of the Jews [Las leyendas de los judíos] (Filadel-
fia: Jewish Publication Society, 1908-38), 6: 413.
26. Leiman, pp. 30, 37.
27. Gerhard Maier, Der Prophet Daniel [El profeta Daniel] (Wuppertal, 1982),
p. 52, con bibliografía.
28. Koch, Das Buch Daniel, p. 29.
29. Behrmann, p. 39.
30. N. W. Porteous, Daniel (Filadelfia, 1965), pp. 13-15.
31. Así, oralmente, W. Η. Shea.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 105
Daniel y el Eclesiástico
Un documento que recibe el nombre de Eclesiástico, o la Sabiduría
de Jesús, hijo de Sirá, datado aproximadamente en 180 a.C., 32 contie-
ne una sección sobre la "alabanza de los antepasados" (Eclesiástico
44-49). En ese pasaje, el autor presenta una lista de personajes famo-
sos del AT, como Isaías, Jeremías, Ezequiel, los doce Profetas Meno-
res y Zorobabel. Sin embargo, no se menciona a Daniel. Dada esta
omisión, se conjetura que Daniel era desconocido para aquel tardío
autor. 33 Por lo tanto, se llega a la conclusión de que el libro de Daniel
no existía aún cuando se escribió el Eclesiástico.34
Una investigación de los capítulos 44-49 del Eclesiástico, que con-
tiene la "alabanza de los antepasados", revela que no se menciona a
todos los hebreos de renombre del AT. Entre los mencionados de an-
tes de la época de Abraham se encuentran únicamente Enoc (Eclesiás-
tico 44: 16) y Noé (Eclesiástico 44: 17-18). ¿Significa esto que Adán,
Caín, Abel, por no mencionar a todos los demás, incluidos Sem, Cam
y Jafet, no existieron? El autor menciona a Nehemías (Eclesiástico
49: 13), pero no menciona a Esdras. ¿Habría que concluir que Es-
dras no existió? Evidentemente, la lista de hebreos famosos no se
concibió para que fuese exhaustiva y detallada. Cabría esperar que
se mencionase a Job, pero no aparece en el texto griego de ese docu-
mento apócrifo. Sin embargo, en el texto siriaco a Job se le menciona
por nombre en Eclesiástico 49: 9 3s (en las traducciones inglesas de
los apócrifos, el nombre de Job aparece en la New American Bible
[NAB], pero no en la Revised Standard Version [RSVJ; en las espa-
ñolas, no figura ni en la de Serafín de Ausejo [SA], ni en la Biblia de
Jerusalén [BJ] ni en la versión Cantera-Iglesias [CI], pero sí aparece
en la Nácar-Colunga [NC] en el versículo 11).
32. Véase B. M. Metzger, ed., The Apocrypha of the Old Testament. Revised
Standard Version [Los apócrifos del Antiguo Testamento. Versión estándar
revisada] (Nueva York, 1965), p. 128.
33. S. R. Driver, An Introduction to the Literature of the Old Testament [Intro-
ducción a la literatura del Antiguo Testamento] 2a ed. (Cleveland, 1965), p.
498.
34. Recientemente, también G. Fohrer, Introduction to the Old Testament |In-
traducción al Antiguo Testamento] (Nashville, 1968), pp. 472-73; O. Eiss-
feldt, The Old Testament: An Introduction [El Antiguo Testamento: Intro-
ducción] (Nueva York, 1965), p. 521; cf. Hartman y Di Leila, p. 25.
35. Wilson, Studies in the Book of Daniel, Second Series [Estudios sobre el libro
de Daniel. Segunda colección], p. 86.
1 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
48. Ibíd., p . 2 4 .
49. Ibid., pp. 33-37.
50. G. F. Hasel, "The Four World Empires of Daniel 2 Against Its Near Eastern
Environment" [Los cuatro imperios mundiales de Daniel 2 en el marco de
su entorno en el Próximo Oriente], ]SOT 12 (1979): 17-30, en especial la
página 23.
10ו SIMPOSIO SOBRE DANIEL
65. Ibíd.
66. Collins, pp. 11-12 (la cursiva es suya).
67. Ibíd., p. 12.
68. Ibíd., pp. 12-13.
1 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
69. Por ejemplo, los puntos de vista eruditos presentados por J. Linder, "Das
Aramàische im Buche Daniel" [El arameo del libro de Daniel], ZKT 59
(1935): 471-74, y el resumen de Hartman y Di Leila, p. 303.
70. Maier,p. 56.
71. Wenham, p. 51.
72. Véase ahora A. J. Ferch, "The Book of Daniel and the 'Maccabean Thesis'"
[El libro de Daniel y la "tesis macabea"], AUSS 21 (1983): 129-38, especial-
mente las páginas 132-33; también el capítulo 1 del presente tomo.
73. K. Bringmann, Hellenistische Reform und Religionsverfolgung in Judàa [Re-
forma helenística y persecución religiosa en Judea] (Gotinga, 1983), p. 30.
El (!stable( !miento du una fecha para el libro de Daniel 105
Apocalíptica y pseudonimia
Procede presentar algunas observaciones en c u a n t o al género
"apocalíptico" 77 y la pretendida pseudonimia del libro de Daniel. ¿Es
pseudónimo por naturaleza el material apocalíptico del AT? En Isaías
24-27 se encuentra una composición que los eruditos, 78 incluido John
Conclusiones
La hipótesis de la fecha macabea, con su forma final para el libro
de Daniel en el siglo II a.C., cuenta en la actualidad con una enorme
popularidad entre la erudición histórico-crítica. No obstante, que-
dan muchos problemas por resolver. Los argumentos fundamentales
a favor de esa hipótesis, investigados en esta sección y en las dos
anteriores basándonos en evidencia nueva, han sido examinados y
hallados faltos.
Los supuestos "errores" y problemas históricos relativos a Nabu-
codonosor, sus logros arquitectónicos, su locura, o que se llame hijo
suyo a Belsasar se resuelven sobre la base de la nueva información.
La información disponible pone las partes oportunas de Daniel que
hablan de ese rey en el sólido contexto histórico del siglo VII y co-
mienzos del VI a.C. La idea de Belsasar como "rey" de Babilonia se
corresponde con los acontecimientos de la época, como demuestra
La unidad de Daniel
William H. Shea
Capítulos 2 y 7
Sinopsis editorial. En las tres secciones de este capítulo el autor
aborda con detalle el tema de la unidad del libro de Daniel. ¿Es el
libro el producto conjunto de autores múltiples que escribieron du-
rante el transcurso de varios siglos, como afirma la erudición crítica,
o hay indicadores en el documento que apuntan a una única autoría,
como mantienen los eruditos conservadores?
El testimonio en pro de la unidad de un libro bíblico puede derivarse
de su estructura literaria evidentemente integrada, de temas teológicos
comunes que se extiendan por toda la obra y de diversos elementos
lingüísticos —a modo de diminutos tuercas y tornillos— que sirven
para integrar el conjunto. En un análisis paso a paso de las secciones
proféticas del libro se exploran estos tres ámbitos de investigación.
La armonía demostrada en cuanto a pensamiento y relaciones en los
bloques menores de material en el libro da testimonio de la armonía
en el todo integrado.
En este capítulo el autor se centra en la clara correlación entre el
sueño y la visión de los capítulos 2 y 7. Los capítulos están estrecha-
mente unidos por (1) varios vínculos lingüísticos; (2) su esquema co-
mún de cuatro grandes reinos; (3) una división final del cuarto reino;
y (4) el establecimiento del reino eterno de Dios en algún momento
posterior a la división del cuarto reino. Existen paralelos entre las
secuencias de metales y de bestias. Los primeros se van degradando
desde un valor elevado (el oro) hasta una gran resistencia (el hierro).
De modo similar, la jerarquía de las bestias pasa de un gran honor (el
león, rey de los animales) a un poder aplastante (la bestia indescripti-
ble, más salvaje que cualquiera conocida en la naturaleza).
70 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Esquema de la sección
I. Introducción
II. Relación entre Daniel 2 y Daniel 7
III. Aspectos especializados de Daniel 7
Introducción
Cuando se examina un libro de la Biblia para determinar el grado
de su unidad, se utilizan varios aspectos diferentes de su contenido.
Estructura literaria. En primer lugar, podemos hablar de la unidad
de su estructura literaria. Por ejemplo, podemos citar el libro de La-
mentaciones como ejemplo de obra dotada de una estructura literaria
La unidad de Daniel 1 8 5
Daniel 2 Daniel 7
1. El cuarto reino había de ser 1. Cuarto reino «fuerte» en gran
«fuerte» manera
Arameo [ ת ק י ףtaqqip], 2: 40 Arameo [ ת ק י ףtaqqip], 7: 7
2. Fuerte como el «hierro» 2. Dientes de «hierro» de la cuar-
ta bestia
Arameo [ פ ר ז לparzel], 2: 40 Arameo פ ר ז לI parzel], 7: 7,19
3. El cuarto reino «desmenuza» 3. El cuarto reino «desmenuza»
Arameo \ ר ק קdoqaq], 2: 40 Arameo [ ר ק קdoqaq], 7: 19, 23
4. El cuarto reino, «dividido» 4. No se emplea la palabra, pero
Arameo \ פ ל י נ הpolígah], 2: 41 los diez cuernos significan las
divisiones, 7: 7
5. Divisiones = «reyes», 2: 44 5. «Reyes» = diez cuernos, 7: 24
Debería observarse que la presencia de exactamente cuatro reinos
mundiales en ambas secuencias (sección A) no depende de nuestra
enumeración solamente. El propio autor realizó la enumeración en
esos términos específicos. Ya nos ha dicho que habría exactamente
cuatro grandes reinos mundiales en cada una de estas profecías. No
hace falta que las contemos por nuestra cuenta. Puesto que en ambas ha-
blamos de cuatro grandes reinos, y dado que el cuarto ha de ser seguido
por el reino definitivo de Dios (2: 44, cf. 7: 13-14, 27), los cuatro
reinos presentes en estos dos esquemas tienen que ser los mismos.
Esta conclusión se ve confirmada mediante un examen de la se-
gunda mitad de la lista de correspondencias lingüísticas que acaba-
mos de dar (sección B). Demuestran que el cuarto reino de las dos
profecías es descrito con terminología común (comparte un adjetivo,
dos sustantivos y dos verbos). Por lo tanto, dado que el cuarto reino
76 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
cista y la futurista. Por otro lado, la escuela preterista sostiene que estos
cuatro reinos deberían ser identificados con Babilonia, Media, Persia y
Ci recia. Esta interpretación de las profecías se deriva de una interpreta-
ción de los capítulos históricos del libro.
El rey que gobernó Babilonia tras su conquista fue un medo llama-
do Darío (5: 31). En consecuencia, el punto de vista preterista de-
duce que el autor de Daniel identificó indebidamente con Media al
poder que conquistó Babilonia y que se puso a gobernar allí. Este error
(hallado supuestamente en los capítulos históricos de Daniel) es en-
tonces superpuesto al esquema de los reinos de los capítulos profé-
ticos. Se arguye que el autor debería haber cometido también ahí el
mismo error.
Aunque Daniel hubiese cometido un error en sus capítulos históri-
eos, el bosquejo de las naciones en los capítulos proféticos sigue corres-
pondiéndose con lo que tuvo lugar en la historia. Hay también pasajes
de Daniel que contradicen este punto de vista preterista. Por ejemplo,
5: 28 indica que los medos y los persas deben ser identificados como
conquistadores conjuntos de Babilonia. Daniel 8: 20 indica que los dos
cuernos del único carnero que se presenta representaban a Media y
Persia conjuntamente. Además, la única traducción lingüísticamente
justificable del verbo pasivo y causativo de 9: 1 indica que Darío «fue
constituido rey» (LBA) sobre el reino de los caldeos por mediación de
otra persona, o sea, Ciro. Además, el punto de vista preterista no tiene
en cuenta plenamente la evidencia de precisión histórica en Daniel en
cuanto a estos extremos, como queda atestiguada en las tablillas neo-
babilónicas, escritas en la época en que tuvo lugar el paso al gobierno
persa. 3 Puesto que el punto de vista crítico sobre este tema resulta insa-
tisfactorio por varias razones, debería ser rechazado, y habría que man-
tener el esquema estándar de Babilonia, Medopersia, Grecia y Roma.
listructura literaria
Hay tres aspectos adicionales del capítulo 7 que deberían ser consi-
derados como base de comparación con otros pasajes proféticos del li-
bro. El primero tiene que ver con la estructura literaria de la descripción
que el profeta hace de su visión en los versículos 2-14. Lo que sigue a la
descripción es el diálogo que Daniel mantiene con su ángel intérprete
y la explicación que este da a Daniel de la visión. Esa explicación es
especialmente importante para su delineacic>n de las características del
cuerno pequeño y la garantía de su enjuiciamiento. Gracias a la labor
de un tribunal celestial, el cuerno pequeño sería juzgado y los «santos
del Altísimo» recibirían su herencia en el eterno reino de Dios.
Sin embargo, antes de considerar esos aspectos de la explicación,
debería examinarse la estructura literaria de la propia visión. Una
cuestión básica en cuanto a esta estructura literaria es que los ele-
mentos de la visión descritos en los versículos 2-14 aparecen siguien-
do un orden quiástico. Es decir, primero aparecen en orden consecu-
tivo, y luego vuelven a aparecer en orden inverso. El quiasmo puede
esquematizarse como sigue:4
ven. 11-12
Identificación histórica
Dado que el cuerno pequeño ocupa un lugar tan destacado en la
profecía del capítulo 7, resulta apropiado proponer una identifica-
ción basada en las características en él consignadas. Tales caracterís-
ticas incluyen:
1. Surge de entre los diez cuernos de la cuarta bestia, lo que indica
que su llegada se da tras la división de la cuarta potencia.
2. Habían de ser arrancados tres cuernos delante de él.
3. Tiene ojos como un hombre.
4. Tiene una boca que habla cosas insolentes contra el Altísimo.
5. Persigue a los santos del Altísimo.
6. Tiene dominio específicamente durante un período de 3 V2 tiempos.
6. Ferch, p. 192.
7. G. F. Hasel, "The Identity of 'The Saints of the Most High' in Daniel 7" [La
identidad de «los santos del Altísimo» en Daniel 7], Bib 56 (1975): 173-92.
La unidad de Daniel 1 8 5
Dadas las dos primeras conexiones entre estos pasajes, parece ra-
zonable identificar su tercer elemento como referencia a lo mismo. Hs
decir, «los tiempos y la ley» de 7: 25 equivalen a «los mandamientos de
Dios» en Apocalipsis 12: 17. Ambos cuadran perfectamente como re-
ferencia a la gran ley de Dios dada en el Sinai: los Diez Mandamientos.
El sábado destaca aquí como el cuarto de esos Diez Mandamientos. La
referencia a los «tiempos» que habían de ser alterados en 7: 25 hace
que tal conexión resulte tanto más plausible.
La unidad de Daniel 1 8 5
Capítulos 7 y 8
Sinopsis editorial. Aunque las visiones de los capítulos 7 y 8 es-
i.in consignadas en arameo y hebreo, respectivamente, hay estrechas
vinculaciones entre ellas. La más obvia es la correlación que puede
hacerse entre las identidades históricas y sus símbolos.
Por ejemplo, el león (cap. 7) deriva su identidad babilónica de una
correlación con la cabeza de oro de la imagen (cap. 2), pero el oso y el
leopardo subsiguientes están vinculados directamente con el carnero
y el macho cabrío del capítulo 8. Estos son identificados específica-
mente como los reinos de Medopersia y Grecia (8: 20-21).
Puede verse una segunda vinculación importante en la carrera de
los cuernos pequeños presentados de forma tan prominente en am-
bas visiones. El autor presenta una lista de once similitudes entre los
cuernos, lo que indica claramente que ambos simbolizan la misma
entidad, o sea, Roma. En sus fases pagana y papal, Roma está repre-
sentada por la cuarta bestia y su cuerno pequeño en el capítulo 7,
mientras que en el capítulo 8 ambas fases son representadas en las
actividades de su cuerno pequeño.
Ambas visiones tienen una dimensión vertical, y se centran en la
celestial morada de Dios. De hecho, varios detalles señalados en el
capítulo 8 orientan claramente esa visión en torno al santuario ce-
lestial. También resulta útil en esta coyuntura reconocer el patrón
hebraico de pensamiento en la secuencia de estas dos visiones. Cro-
nológicamente, están dadas en orden inverso. Es decir, el ataque del
cuerno contra el santuario celestial (8: 11-12) precede, en realidad, a
la celebración del juicio previo al advenimiento en ese mismo entor-
no (7: 9-10, 26).
En cierto sentido, la visión del capítulo 8 es una forma abreviada
de la visión del capítulo 7. Se centra en el santuario celestial, en su
príncipe y en la intromisión del cuerno pequeño. El capítulo 8 da más
detalles sobre el ataque del cuerno. Describe en términos simbólicos la
precipitación a tierra de algunas estrellas del cielo por parte del cuerno,
la eliminación del ministerio sacerdotal del príncipe en el santuario
celestial, la demolición de los cimientos de su santuario y el echar por
tierra la verdad y pisotearla.
Aunque el capítulo 8 añade nuevos elementos a la imagen compues-
ta, las dos visiones coinciden en sus aspectos finales. De la destrucción
88 0 ו SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Esquema de la sección
I. La relación entre Daniel 7 y Daniel 8
II. Aspectos especializados de Daniel 8
La unidad de Daniel 1 8 5
pequeño al fin de la vision del capítulo 8, igual que había hecho al filial
de la visión del capítulo 7. Este rasgo común en cuanto a la representa-
ción sugiere que se ha usado el mismo símbolo para referirse al mismo
poder en ambos casos. Se trata del símbolo más prominente que estas
dos visiones tienen en común.
La descripción de estos cuernos en el capítulo 7 y en el 8 como "pe-
queños" es más llamativa en las lenguas originales que en la traduc-
ción. Las palabras usadas para ello en las secciones aramea y hebrea
son términos afines o cognados. La diferencia principal entre ellos es
un simple cambio fonético consistente en el paso de זa ( צarameo
\ זעיו־הzoccrah\; hebreo [ צ ע י ר הs3 c /rá''|). Este vocablo hebreo espe-
cífico para decir " p e q u e ñ o " aparece únicamente 25 veces en el AT.
La palabra hebrea más común para decir "pequeño" (]C¡5 [qütón])
aparece más de cien veces en el AT. Sin embargo, el autor eligió la pa-
labra menos común porque coincidía con la forma aramea empleada
en el capítulo precedente. Esta comparación sugiere decididamente
que esa palabra hebrea fue elegida deliberadamente para enlazar al
cuerno "pequeño" del capítulo 8 con el cuerno "pequeño" del capí-
tulo 7 de forma léxica directa.
Oriente y (2) la aparición del papado entre las potencias que surgió-
ron del fragmentado Imperio romano. En el capítulo 7 el símbolo
del cuerno pequeño incluye únicamente la fase religiosa de Roma,
dado que la fase imperial quedaba representada por el cuerpo de la
cuarta bestia. Por otro lado, en el capítulo 8 ambas fases de la obra
de Roma están representadas con este símbolo del cuerno pequeño
único. Se alude a la fase imperial en su extensión al Próximo Oriente
—el oriente, el sur y la tierra gloriosa (vers. 9)—. Su fase religiosa es
puesta de manifiesto por la naturaleza específicamente religiosa de
las obras que vienen a continuación (vers. 10-12). 1
Aunque en el capítulo 8 el cuerno pequeño aparece en escena antes
que en el capítulo 7, aparece de una forma y en un momento que en-
cajan considerablemente mejor con Roma que con Antioco Epífanes.
En 8: 23 se afirma que el poder representado por el cuerno pequeño
aparecería «al fin del reinado de estos» ( \ כ א ח ר י ת מ ל כ ו ת םbo'ahàrit
malkütam]), es decir al final del gobierno de los cuatro cuernos o rei-
nos que representaban las divisiones del imperio de Alejandro.
De los 24 reyes seléucidas que gobernaron desde Seleuco I (a partir de
311 a.C.) hasta Antioco XIII (hasta 65 a.C.), Antioco IV Epífanes (175-
164 a.C.) fue el octavo de la sucesión. Llegó al trono 140 años después
de que se fundase la dinastía, y murió un siglo antes de que acabase.
Ello dificulta mucho identificar al cuerno pequeño del capítulo 8 con
Antioco Epífanes, porque no apareció en escena «al fin del reinado de
estos», aplicada la expresión a los seléucidas. En cambio, esto cuadra
sumamente bien con Roma. Roma puso fin a cada uno de esos cuernos,
comenzando con Macedonia a comienzos del siglo II a.C., y acabando
con el Egipto ptolemaico a finales del siglo I a.C.
El ataque del cuerno pequeño contra el santuario y su ministerio
[ ת מ י דtámíd1 ("continuo/perpetuo") no es mencionado en el capítulo
7, pero sí en el capítulo 8. Este añadido da detalles adicionales sobre
la obra del mismo poder que fue descrito anteriormente en el capítu-
lo 7. Ninguna de las dos desemejanzas (la cronológica y la actividad
contra el santuario) entre los cuernos pequeños de los capítulos 7 y 8
planteadas hasta ahora proporciona evidencias significativas contra
la conclusión de que se refieren a un único poder.
Secuencia abreviada
En la conclusión que acabamos de presentar puede verse que lo
que estaba representado en el capítulo 7 por una bestia y un cuerno
está representado en el capítulo 8 únicamente por el cuerno. Así, el
cuerno pequeño del capítulo 8 tiene dos fases en su cumplimiento
histórico. Aunque simbolice estas dos fases, pertenecen en realidad a
un solo poder: Roma (pagana/papal).
Cuando se compara todo el contenido de las dos visiones, no debe-
ría interpretarse que lo incompleto de esta representación simbólica
sea algo inusual. El capítulo 8 es una explicación de detalles adi-
cionales no presentados en el capítulo 7. El capítulo 7 proporciona
simplemente el bosquejo básico a partir del cual se elaboran esos
detalles.
La primera omisión notable en el capítulo 8 es Babilonia, que esta-
ba representada en el capítulo 7. El segundo hiato es el que acabamos
de presentar, en el que las dos fases de Roma (representadas por la
bestia y el cuerno del capítulo 7) están representadas por un solo
cuerno en el capítulo 8. Sin embargo, la omisión más llamativa al
final de la visión del capítulo 8 es la falta de referencia al establecí-
miento del reino de Dios. En el capítulo 8 no hay descripción alguna
de la llegada de un reino de Dios ni del triunfo definitivo, mientras
que esa descripción es doble y muy explícita en el capítulo 7 (cf. vers.
13-14,27).
La purificación (o restauración) del santuario en 8: 14 no es equi-
valente al establecimiento del definitivo reino de Dios, tal como apa-
rece descrita en el capítulo 7. Esa restauración está relacionada con lo
que sucedió al santuario antes en el capítulo 8 (cf. vers. 11-13).
La unidad de Daniel 1 8 5
3. Véase la n. 1.
98 0 ו SIMPOSIO SOBRE DANIEL
, 11
«creció
ió ( \ ג ד לgsda1]}. «ιpor tierra ( [ א ר צ הarsa ])»
•frente ( [ ע דc aíí ]}> ׳fue echado ( [ ע ל ךSí/ak])» «fue echada ( [ ש ל ךíí/ak])·
«se engrandeció»
Resolución
Hasta ahora nuestra atención se ha dirigido principalmente al con-
tenido de la visión del capítulo 8 (vers. 2-12). Ahora deberíamos dar
alguna consideración a la resolución del problema planteado en la vi-
sión. Antes de que se desvaneciese del recuerdo del profeta, la visión
concluía con una escena final que mostraba que el cuerno pequeño
seguía prosperando y practicando sus engaños. Ello había de abor-
darse, no obstante, pues el ángel intérprete explicó: «Será quebranta-
do, aunque no por mano humana» (8: 25).
En el diálogo mantenido entre los dos ángeles descrito en 8: 13-14
se revela más en cuanto al proceso que daría fin al cuerno pequeño.
Al final del lapso aquí mencionado (los 2.300 días proféticos y sim-
bólicos), el santuario había de ser [ נ צ ד קnisdaq] (hebreo, 8: 14b). Este
verbo pasivo (forma nifal) proviene de la raíz [ צ ד קsadaq], "ser recto,
justo". El abanico semántico de esta raíz es muy amplio. En conse-
cuencia, el matiz preciso aquí deseado es algo difícil de determinar. Se
han sugerido varias traducciones: (1) "restaurado", (2) "purificado",
(3) "justificado", (4) "vindicado", (5) "[salir] victorioso".
En el AT podemos encontrar testimonio de la mayoría de estos
matices, si no de todos. Además, todos encajan relativamente bien
en la situación descrita en el capítulo 8. La palabra que abarca la
mayoría de estos y otros significados probablemente sea el término
"restaurado".
La traducción que se elija para su uso aquí debería referirse, al
menos en parte, a la obra del cuerno contra el santuario. Ello no
significa que su ataque sea la única cuestión a la que se circunscribe
nisdaq ("restaurado"). Sigue siendo verdad que la verdadera obra
en el santuario celestial trasciende cualquier efecto negativo que el
cuerno haya tenido sobre el mismo. Los paralelos del capítulo 7 se
centran en el hijo de hombre y en los santos del Altísimo tanto como
en el cuerno.
. .. echado ,
se engrandeció
por tierra
quitado [ נצדקnisdaq]
los santos
cuerno pequeño 1 reciben
4 bestias — 10 cuernos pisoteado controlado el reino (7: 27)
cuerno pequeño
destruido
7:11-12,26; 8: 25
o quitar las partes de la víctima animal que sería usada en el ritual del
sacrificio. Dado que los primeros siete capítulos de Levítico presentan
las descripciones principales de estos ritos, el uso del verbo de esta
manera está limitado a esa sección del libro.
Estas referencias a rüm deberían ser consideradas junto con las que
están directamente relacionadas e imbricadas con los usos de la raíz
| ס ו רsùr|. Los casos del uso de estas dos raíces de esta manera en es-
tos capítulos de Levítico pueden tabularse como sigue:
Acción Emplazamiento
Texto Objeto sacrificial de rüm de la acción final
2: 9 porción de la ofrenda de "tomar" quemada sobre el altar
cereales
4: 8 grasa del sacrificio por el "tomar" quemada sobre el altar
pecado de un sacerdote
4: 10 grasa de un sacrificio de "quitar" quemada sobre el altar
paz
4: 19 grasa del sacrificio por el "quitar" quemada sobre el altar
pecado de un ciudadano
común
6: 10 cenizas del holocausto "recoger" puestas junto al altar
6 : 1 5 porción de la ofrenda de "tomar" quemada sobre el altar
cereales
Acción Emplazamiento
Texto Objeto sacrificial de sür de la acción final
1:16 porción del holocausto "quitar" puesta junto al altar
3: 4 porción del sacrificio de "quitar" quemada sobre el altar
paz
3: 9 porción del sacrificio de "cortar" quemada sobre el altar
paz
3: 10 porción del sacrificio de "quitar" quemada sobre el altar
paz
3 : 1 5 porción del sacrificio de "quitar" quemada sobre el altar
paz
4: 9 porciones del sacrificio por "quitar" quemada sobre el altar
el pecado de un sacerdote
La unidad de Daniel 1 8 5
Acción Emplazamiento
Texto Objeto sacrificial de sür de la acción final
4 : 3 1 grasa del sacrificio por el "quitar" quemada sobre el altar
pecado de un ciudadano
común
4: 35 grasa del sacrificio por el "quitar" quemada sobre el altar
pecado de un ciudadano
común
7:4 porciones del sacrificio por "quitar" quemadas sobre el altar
la culpa
Con esta lista de comparaciones resulta evidente que esas dos pa-
labras transmiten el mismo significado cuando se usa para describir
las manipulaciones de las partes de las ofrendas sacrificiales. Aunque
rüm y sür no son sinónimos, hay un solapamiento entre ambos ver-
bos. Estas acciones se centran en torno al altar sobre el que se que-
maban las partes de aquellos animales sacrificiales.
El verbo sür puede usarse como sigue: puede emplearse para des-
cribir el simple acto físico de llevarse objetos ordinarios. También
puede usarse (al menos en 17 casos en el AT) para describir el acto
especializado de retirar objetos rituales ilegítimos, como altares y lu-
gares altos idólatras. Lo más común es que, en este sentido, se dé para
describir las reformas efectuadas por los buenos reyes de Judá.
Estos casos incluyen las reformas realizadas por Asa (2 Crón. 14:
3, 5), Josafat (2 Crón. 17: 6), Ezequías (2 Crón. 30: 14, 22; 32: 12;
Isa. 36: 7), Manasés (2 Crón. 33: 15) y Josías (2 Rey. 23: 19; 2 Crón.
34: 33). A veces se refiere al hecho de que esas instalaciones rituales
no fueron eliminadas cuando deberían haberlo sido (1 Rey. 22: 43;
2 Rey. 14: 4; 2 Crón. 15: 17; 20: 33). Hay un único caso atestiguado
en el que se refiere tal acción al reino del norte (Ose. 2: 17). El con-
traste aquí puede haber sido especialmente con el auténtico templo
de Jerusalén.
Es estos casos el verbo sür parece haber tenido un significado adi-
cional que no se usaba para rüm. Este nunca se usa para transmitir la
idea de quitar o eliminar objetos rituales de la apostasia. Sin embar-
go, cuando se usan para describir funciones aprobadas por Dios en el
sistema sacrificial levítico, sus significados parece ser casi idénticos.
231 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
y el verbo sür aparece en los otros dos ejemplos. Los últimos dos casos
aparecen en pasajes que son paralelos al primero y explicativos del
mismo. El empleo de estos verbos directamente relacionados vincula
mucho más estrechamente entre sí esas correspondencias. Estos casos
pueden enumerarse como sigue con sus comparaciones en Levítico:
Daniel
Pasaje Objeto Sujeto Verbo Acción
8 : 1 1 el tamid el cuerno pequeño rüm "quitado"
1 1 : 3 1 el tamid el rey del norte sür "quitar"
1 2 : 1 1 el tamid (los dos anteriores combinados) sür "quitado"
Levítico
Pasaje Objeto Sujeto Verbo Acción
6 pasajes porciones de 5 tipos de sacri- el sacerdote rüm "quitar"
2: 9ss. ficio
9 pasajes porciones de 5 tipos de sacri- el sacerdote sür "quitar"
1: 16ss. ficio
En aras de la comodidad, en la lista anterior dada para Daniel he
puesto en activa el verbo pasivo de 8: 11. A partir de estas compa-
raciones rituales, parece evidente de dónde proviene este tipo de ter-
minología usado en Daniel. Estas comparaciones también indican el
tipo de conexión con los ritos del santuario que denota el empleo de
estos verbos.
Las comparaciones también explican por qué el significado de rüm
en 8: 11 no es tan inusual como parece al principio (cuando se lo
compara con el significado de su raíz). Se trata de un uso especiali-
zado propio de un significado adicional de ese verbo. Servía así de
término técnico para las funciones rituales objeto de atención en esta
profecía. Por lo tanto, resulta del todo apropiado usar este verbo (en
el sentido de "quitar") en el capítulo 8, donde están en juego el san-
tuario y sus funciones. Estas conexiones vuelven a recalcar el carácter
medular que tiene el santuario en la profecía de Daniel 8.
Aunque los símbolos del hierro mezclado con la arcilla del capítu
lo 2 indicaban únicamente que su cuarto reino sería dividido, el cuer
no pequeño que apareció entre las diez divisiones del cuarto reino
del capítulo 7, indicadas por los cuernos, identificaba a una entidad
nueva que surgiría de él. Puede decirse lo mismo de las dos dimen-
siones de la obra —la horizontal y la vertical— del cuerno pequeño
en el capítulo 8. También se profetizó que ocurrirían otros aconte-
cimientos tras la aparición y la obra de esos cuernos pequeños de
los capítulos 7 y 8. En el capítulo 7 al profeta se le mostró la escena
del tribunal celestial. En el capítulo 8 el profeta escuchó un diálogo
entre dos ángeles que hablaban de cómo abordaría Dios el problema
del cuerno pequeño mediante una labor en el santuario celestial. Los
puntos adicionales pueden añadirse ahora al esbozo anterior para
disponer de una comparación completa entre los capítulos 7 y 8:
Entre estos dos polos del uso de esta palabra, hay otros casos en
los que el màkòn del santuario oportuno queda referido en términos
más generales. Dada la naturaleza genérica de esas afirmaciones, bien
puede ser que en estos casos se aluda al santuario en su conjunto. Exo-
do 15: 17 y 1 Reyes 8: 13 se refieren al santuario en su conjunto si el
paralelismo presente en esos pasajes es de naturaleza sinonímica. Sin
2 1 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Hay otro vínculo lingüístico —aunque indirecto— entre estas dos es-
cenas de 7: 9-10 y 8: 11-12. Tiene que ver con el uso del verbo arameo
romá J ("arrojar, tirar") en 7: 9 y de rum en 8: 11. El verbo rum ha sido
analizado de forma pormenorizada anteriormente cuando hablábamos
La unidad de Daniel 1 8 5
Lo que hay que recalcar para los fines de este estudio es que las
nubes que vienen con el hijo de hombre complementan el fuego que
rodea al Anciano de días —Dios el Padre—. Las nubes y el fuego se
derivan de la imaginería y los fenómenos relacionados con la ma-
nifestación de la presencia divina sobre el santuario terrenal. Estas
manifestaciones de Dios se ven en el santuario celestial. Este santua-
rio tiene una obra especial que hacer al final del período simbólico
de las tardes y las mañanas. Ahora se ven manifestaciones del mismo
tipo relacionadas con el Padre y el Hijo en el santuario celestial en el
momento que emprenden allí una obra especial de juicio.
Por ello, puede verse una vinculación fenomenològica entre la co-
lumna de fuego, que marcaba la tarde de aquellos antiguos días del
santuario, y la "columna" de fuego que rodea al Anciano de días
cuando aparece en el tribunal del santuario celestial en ese momento
para realizar una labor de juicio. Puede verse también una vincula-
ción entre la columna de nube que cubría el santuario terrenal duran-
te el día y la "columna" de nube que rodea al hijo de hombre cuando
aparece en el mismo tribunal celestial. Las manifestaciones físicas de
la presencia divina empleadas en su origen con el santuario terrenal
se manifiestan ahora nuevamente en el tiempo del fin en el santuario
celestial cuando se emprende esta obra de juicio.
Capítulos 8, 9 y 11
de ese punto, a la recepción de su reino eterno por parte del Mesías. Así,
en el capítulo 9 es presentado como sacrificio con el título de « Mesías
Príncipe». En el capítulo 8 es presentado como sacerdote con el título
«príncipe de los ejércitos». En el capítulo 7 es presentado como rey con
el título de «hijo de hombre». En la visión de los capítulos 11-12 es
presentado como «Miguel, el gran príncipe», que representa a su pueblo
e interviene en su favor. En nuestra forma occidental de pensar —y en
los cumplimientos históricos reales—, los acontecimientos del capítulo 9
deberían ocurrir antes (y lo hicieron) que los del capítulo 8, seguidos a su
vez por el juicio final y la recepción del reino del capítulo 7.
Se puede demostrar que Daniel 9: 24-27 es un pasaje compuesto por
dos estructuras cuidadosamente diseñadas cuyos elementos están dis-
puestos de tal modo que se enfatiza la muerte expiatoria del Mesías y su
resultado, consistente en la consecución de la justicia perdurable. Hay
tres pasajes fundamentales en la visión de los capítulos 11-12 que se en-
lazan con las visiones previas de los capítulos 7-9 (11: 22 con 9: 25-27;
11: 31 con 8: 11-13; 11: 33-34 con 7: 25 y 12: 7). Esos pasajes entrela-
zados proporcionan otra evidencia de la unidad interna del libro.
Por último, el autor llama la atención a la estructura literaria do-
blemente quiástica del libro. Los capítulos 1-7 (la sección aramea del
libro) forman un quiasmo, mientras que los capítulos 8-12 (la sección
hebrea) forman otro. Ambos enlazan entre sí historia y profecía. Los
elementos minuciosamente equilibrados del libro como obra literaria
y el entrelazado de sus temas comunes —especialmente el central,
que crea un tapiz de presentación del Mesías— indican claramente la
unidad del libro de Daniel y señalan a su autoría única por el profeta
en el siglo VI a.C.
Esquema de la sección
I. Aspectos especializados de Daniel 9
II. Duración de las profecías de Daniel 7, 8 y 9
III. Relaciones entre los personajes de Daniel 7, 8 y 9
IV. Estructura literaria de Daniel 9: 24-27
V. Estructura quiástica de Daniel 9: 24
VI. Relaciones entre Daniel 11 y Daniel 7, 8 y 9
VII. La estructura literaria global y la unidad temática del libro de
Daniel
VIII. Nota final: Fuentes para la datación de los años sabáticos pos-
exilíeos.
2 2 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
1. Véase mi estudio "The Prophecy of Daniel 9" [La profecía de Daniel 9],
tomo 3, cap. 3 en la colección CDA (DRC en inglés).
La unidad de Daniel 1 8 5
Cronología
1. Las setenta semanas como años sabáticos. Como se ha menciona-
do con anterioridad, las fechas históricas de los acontecimientos
que dieron cumplimiento a esta profecía se presentan con cierto
detalle en el estudio exegético del tomo 3. Las fechas determinadas
allí son 457 a.C. para el comienzo de las setenta semanas, 27 d.C.
para el comienzo de la septuagésima semana y 34 d.C. para el final
de la septuagésima semana. No se dispone de ninguna información
histórica nueva sobre estas fechas, pero ha salido a la luz nueva
información sobre las unidades temporales que miden.
En el estudio exegético del capítulo 9 se muestra que varias líneas
independientes de evidencia lingüística convergen para indicar que
el plural de la palabra [ ש ב ו עsabüac\ (empleada para las unida-
des temporales en esta profecía) debería traducirse "semanas",
La unidad de Daniel 1 8 5
Por lo tanto, la teología que hay tras los años sabáticos puede añadir
alguna significación a los acontecimientos profetizados en el capí-
tulo 9. En los años sabáticos los esclavos tenían que ser liberados.
Puede verse tal conexión en los acontecimientos de 457 a.C., al ini-
ció de las setenta semanas. En aquel momento volvieron algunos
exiliados más de su cautiverio babilónico, y regresaron a la tierra
a la que pertenecían de antaño ellos y su familia.
Otro ejemplo de esto puede encontrarse en relación con la ocasión
en que Jesús leyó Isaías 61 en la sinagoga de Nazaret (Luc. 4: 16,
21). Ese acontecimiento adquiere tanta más importancia cuando
nos damos cuenta de que Jesús leyó ese tipo de texto, propio de
años sabáticos, en un año sabático —27 d.C.— y de que se lo apli-
có a sí mismo al comienzo de su ministerio. Al obrar así, se anunció
como el gran Libertador de los judíos y de toda la humanidad. No
era ningún accidente que hiciera tal anuncio en aquel momento.
Dadas sus conexiones con Levítico, Isaías y Daniel, parece que ello
se hizo en aquel momento por designio divino.
2. La conexión entre los períodos proféticos de Daniel 8 y 9. He pu-
blicado anteriormente un estudio más detallado sobre el tema de
la relación entre las setenta semanas del capítulo 9 y los 2.300 días
del capítulo 8. יAquí solo mencionaremos un breve resumen de
algunos puntos de ese estudio anterior. Hay varios puntos de con-
tacto entre los lapsos de esas dos profecías que las conectan de tal
forma que se sugiere que el punto de comienzo dado en la segunda
debería emplearse también como punto de inicio de la primera.
A. La distribución de los elementos temporales. La ubicación ha-
bitual de los elementos temporales en las profecías de Daniel es
cerca del final. Así, los 2.300 días de 8: 14 aparecen al final de
esa visión. Los 3 V2 tiempos de 7: 25 se encuentran hacia el final
de la interpretación dada allí. Las tres declaraciones cronologi-
cas de 12: 7, 11-12 se dan al final de esa profecía.
La profecía del capítulo 9 es excepcional en este aspecto. En
este caso, la profecía comienza con un período, y los elemen-
tos temporales están distribuidos por toda ella. En términos de
res) favorecen, pero no prueban del todo, que este verbo habría
que traducirlo "cortadas" en este pasaje. El sentido indicaría que
las setenta semanas habían de estar "cortadas" de los 2.300 días.
En resumidas cuentas, los lapsos de estas dos profecías pueden
ser puestos en relación directa (1) en lo relativo a su ubicación en la
estructura literaria de Daniel, (2) a partir del período histórico en el
que ambas comienzan, (3) mediante la terminología profética que
las conecta, y (4) por medio del significado del verbo con el que se
inicia la segunda profecía. Con estas evidencia es seguro llegar a la
conclusión de que las setenta semanas estaban directamente relacio-
nadas con los 2.300 días y cortadas de los mismos. Además, la fecha
específica de comienzo de las primeras debería emplearse también
para acotar la fecha de comienzo de los últimos.
amplia que el capítulo 8. Por ello, puede decirse de este que consti-
tuye una profecía abreviada, o de duración intermedia con respecto
a la primera.
Ahora podemos incluir el capítulo 9 en esta comparación. Cuando
lo hacemos, puede verse que la duración del capítulo 9 no se extiende
tanto como el capítulo 8. Cuando Gabriel dio a Daniel la profecía del
capítulo 9, llamó la atención del profeta «sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad», es decir, los judíos de Judá y la ciudad de Jerusalén. En
lo que respecta a estos dos elementos, la profecía acaba con la ciudad
en ruinas y con el Mesías rechazado por los judíos.
Así, esta profecía alcanzó su cumplimiento histórico en el siglo I
d.C., bajo la Roma imperial. Por otra parte, el capítulo 8 se extiende
mucho más allá de ese punto. La visión de este capítulo adentra el cur-
so de la historia profética hasta la segunda fase de la obra de Roma, la
fase más claramente religiosa desarrollada en la historia de la iglesia
medieval.
En relación con su destrucción del templo de Jerusalén, la Roma
imperial no estableció un nuevo ministerio. El ataque del cuerno con-
tra el príncipe y su santuario va más allá de la función de un templo
terrenal (8: 11-12). El simbolismo empezó a encontrar su cumplí-
miento cuando el sistema sacerdotal de salvación desarrollado por
la iglesia medieval ocultó de la vista de la humanidad el verdadero
ministerio celestial de Jesús, nuestro gran Sumo Sacerdote. Este, y no
la destrucción del templo de Jerusalén, es el tipo de acción que cumple
el control del tamid y la precipitación simbólica del fundamento del
santuario celestial.
celestial. Por eso hay un cambio en estas dos profecías, pasando del
templo terrenal a concentrarse en el templo celestial.
Los elementos cronológicos de estas dos profecías complementan lo
anterior. Los 2.300 días del capítulo 8, obviamente, comprenden un
período del tiempo profético más prolongado que las setenta sema-
ñas del capítulo 9. Cuando se convierten en tiempo histórico por
medio del principio día-año, el lapso más breve, el de los 490 años,
nos lleva únicamente desde la época persa hasta la de la Roma impe-
rial. Los 2.300 días, en cambio, nos adentran decididamente hasta la
época moderna.
Por estos motivos, es razonable decir que el capítulo 9 constituye
la profecía de duración breve en este ciclo de tres profecías. El capí-
tulo 8 extiende su ámbito, constituyendo una profecía de duración
intermedia. El capítulo 7 tiene un ámbito más prolongado que el 8;
por ende, merece ser tildado de profecía de duración plenaria entre
las tres. Así se ha montado la secuencia diagramada más arriba: el
capítulo 9 como la profecía de duración breve, el capítulo 8 como la
profecía de duración intermedia, y el capítulo 7 como la profecía de
duración plenaria o a largo plazo. Se encontrará confirmación adi-
cional de estas relaciones en sus relaciones respectivas con el capítulo
11, que examinaremos más adelante en este estudio.
Un aspecto de estas relaciones que se hace evidente es que parecen
haberse dado en orden inverso. Según nuestra forma moderna de
pensar, estas profecías deberían haberse dado de tal forma que la más
breve apareciese en la primera, siendo la intermedia la siguiente, y la
de más duración la última. Nuestra razón para atenernos a este orden
es que generalmente razonamos de causa a efecto.
En el antiguo pensamiento semítico este orden era comúnmente
invertido. El pensamiento discurría del efecto o resultado a su causa.
Así, los profetas podían dar al pueblo en primer lugar una imagen
de la destrucción y del exilio. Luego explicaban por qué iba a so-
brevenirles esa experiencia: porque eran un pueblo pecador. Esto es
razonar de efecto a causa.
Hay muchos ejemplos bíblicos de esta ordenación del pensamien-
to. Citaremos, de pasada, solamente uno. Miqueas 1: 10-15 enumera
una docena de ciudades de Judá que iban a verse afectadas por el
exilio. La primera media docena de ciudades eran las que se lamenta-
rían y harían luto por los exiliados desaparecidos. La segunda media
La unidad de Daniel 1 8 5
£1 Mesías es muerto
Expiación de la iniquidad £1 cuerno pequeño El aiemo pequeño Loe tanto* del Altísimo
Justicia perdurable se exalta es deatntido entran en el reino
Roma, fase 1 Roma, (ase II Tiempo del tin Fin del tiempo
4• bestia, 7:9a cuerno pequeóo, 7: 9b Tras 3 Vi tiempo., 7: 25-26 Fin de la escena del tribunal
cuerno pequefio, 8:9 desolado!; 8: 10-12 Fin de los 2.300 días. 8:13-14
dcsolador, 9:27
Daniel 11:
ver». 22
: : : : : : : : .ver,.. 32-34
ven. 31
: : (-12:7)
ΪΖΖ
El principe del pacto Eliminación del continuo; tVrKcuáóo de los •anto*
es quebrantado establecimiento (3 ^ tiempos)
de la abominación deaoladora
2 5 0 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Señalamos antes que las visiones de los capítulos 7-9 estaban pre-
sentadas en orden inverso, pasando del juicio/reino final (7) a una
lucha por el santuario celestial y su ministerio (8) y a la fecha de la
expiación del Mesías (9). Ahora el capítulo 11 alinea esas visiones
y los acontecimientos en que presentan en el orden histórico y ero-
nológico correctos. Esto confirma el punto de vista de que el orden
inverso era intencional.
o los reyes de Persia en el tercer año de Ciro, tenga que ver con la
suspensión de la construcción del templo en Jerusalén debido a la opo-
sición (cf. Esd. 4: 1-4).
Dos profecías en cuanto a dos monarcas neobabilónicos aparecen en el
centro del quiasmo de la primera mitad del libro (caps. 4,5). La segunda
mitad del libro no presenta relatos completos de naturaleza similar, pero
sí contiene algunas declaraciones proféticas en cuanto a la obra de gober-
nantes individuales o potencias extranjeras. La obra de un gobernante
persa concreto envió a Esdras y Nehemías a Jerusalén para que comen-
zaran y completaran su reconstrucción. La tarea de la destrucción de la
ciudad de Jerusalén el año 70 d.C. fue obra de un general y César romano
concreto. Así, estos elementos afines siguen equilibrándose entre sí en sus
respectivas secciones del libro.
A pesar de semejanzas diversas entre las estructuras quiásticas en-
contradas en las mitades primera y segunda de Daniel, sobresale una
diferencia llamativa. No hay cúspide en la pirámide literaria quiás-
tica de la primera mitad del libro. Sin embargo, sí hay cúspide en el
quiasmo de la segunda mitad. El primer quiasmo está compuesto de un
número par de elementos en equilibrio: tres pares en total. El según-
do quiasmo está formado de un número impar de elementos. Ello da
pie a que haya un vértice o bloque central. Así, la estructura literaria
de la segunda mitad del libro se concentra en el Mesías, especialmen-
te en su muerte y el rechazo que sufre a manos de su pueblo.
Dado que uno de los objetivos principales de las estructuras quiás-
ticas es recalcar sus elementos centrales, resulta aquí un énfasis pro-
mínente por parte de la estructura literaria del libro. Dominando la
ruina de los siglos, levantado entre el cielo y la tierra, se halla el Me-
sías, muriendo solo y rechazado, pero realizando la expiación y tra-
yendo justicia perdurable con esa muerte solitaria. Aquí está el monte
Everest, la cumbre literaria del libro de Daniel, y aquí encontramos a
Jesucristo como en Mesías sufriente y moribundo.
Se ha dicho en ocasiones que el libro de Apocalipsis podría de-
nominarse con total justicia el libro de Cordero, dada la frecuencia
con la que se da en él esa designación. Como paralelo, este libro, el
libro de Daniel, podría titularse el libro del Príncipe. Primero lo en-
contramos como un ser de tipo divino en el contexto terrenal de 3:
25. Luego, a modo de contraposición, lo encontramos como un ser
semejante a un hombre en el contexto celestial de 7: 13-14.
La unidad de Daniel 1 8 5
Conclusión
Los bloques literarios de material y sus temas y su disposición en-
trelazados, examinados en nuestros tres estudios, suponen argumen-
tos favorables a la unidad literaria del libro de Daniel. Ninguna teoría
crítica que intente disgregar esta obra en diversos fragmentos indi-
viduales, distribuyéndolos entre autores distintos en momentos dife-
rentes, puede explicar de forma adecuada estos fenómenos estructu-
rales.
La unidad del libro también puede verse desde la perspectiva de la
progresión mutuamente relacionada de sus temas proféticos. Un gran
subtema que se desvela en estos capítulos proféticos tiene que ver con
el gran protagonista divino en el conflicto contra el mal. Es el hijo
de hombre del capítulo 7, el príncipe de los ejércitos en el capítulo
8, el Mesías en el capítulo 9 y Miguel en los capítulos 10-12. En el
libro de Daniel, Dios está detrás de todo ello (cf. 2: 21, 28). Pero ha
proporcionado un representante principesco para llevar adelante la
ejecución de su voluntad. Por ello, el libro de Daniel puede ser descri-
to con mucha propiedad como el libro del Príncipe.
Nota final
con Antioco Epífanes. Aun así, es curioso que sustituya los 2.300 días
dados en el texto (8: 14) con 1.296 días. Evidentemente, se trató de
un empeño consciente por su parte de llevar la profecía a una corre-
lación más estrecha con la suspensión de los ritos del templo, que, en
realidad, duró tres años.
No se ha encontrado ningún autor cristiano que escribiese sobre
profecías antes de Hipólito (fallecido en 236 d.C.) que identifique
a Antioco con ninguna profecía de Daniel. Se repasan siete fuentes.
Tanto Ireneo como Orígenes identificaron al cuerno pequeño del ca-
pítulo 8 con un anticristo futuro.
Se considera que Hipólito, alumno de Ireneo que más tarde ejerció
de obispo cerca de Roma a comienzos del siglo III, es todo un hito de
la interpretación profética. Si viviera hoy, le sería fácil encontrar pun-
tos en común con las tres grandes escuelas de interpretación profética.
Era historicista en su interpretación de Daniel 2 y 7. En cambio, era
futurista en su interpretación de Daniel 9, siendo el primer expositor
conocido en separar la septuagésima semana de las 69 anteriores y en
ubicar su cumplimiento en el fin del mundo.
Sin embargo, en su interpretación de Daniel 8 y 11, Hipólito fue
preterista. Identificó al cuerno pequeño del capítulo 8 y diversas por-
ciones del capítulo 11 (de una forma un tanto caprichosa) con An-
tíoco Epífanes. Comparando sus comentarios con 1 Macabeos puede
demostrarse que usó ese libro como clave para interpretar Daniel 8.
Fue el primer comentarista cristiano que identificó el cuerno pequeño
(cap. 8) con Antioco IV Epífanes.
2. Intérpretes posteriores
A. Trifón
Β. Interpretaciones rabínicas
II. Primeros intérpretes cristianos
1. Epístola de Bernabé
2. Justino Mártir
3. Ireneo
4. Tertuliano
5. Clemente de Alejandría
6. Julio Africano
7. Orígenes
III. Hipólito, expositor crucial
Introducción
Según la escuela preterista de interpretación, Antioco IV Epífanes,
octavo gobernante de la dinastía real seléucida (175-164 a.C.) es la
figura dominante en el cumplimiento de las profecías del libro de Da-
niel. Se afirma que está representado, a la vez, por los cuernos peque-
ños de los capítulos 7 y 8, y que es la figura final de 9: 24-27, y que
ocupa la mayor parte del capítulo 11 (vers. 16-45). Únicamente en
el capítulo 2 hay algún desacuerdo significativo entre los intérpretes
preteristas en cuanto al grado de su presencia. Los intérpretes más
antiguos mantenían que también ahí estaba presente. 1 Los intérpretes
más recientes han sostenido que esta profecía llegó a su conclusión
antes de la época de ese rey.2
Hay un acuerdo general entre el punto de vista futurista (ahora repre-
sentado en gran medida por los autores dispensacionalistas) y el punto
de vista preterista de los capítulos 8 y 11. Para ambas escuelas, el cuerno
pequeño del capítulo 8 es Antioco. Y los futuristas coinciden con los pre-
teristas en cuanto a la identificación de Antioco hasta el versículo 35 del
capítulo 11. Sin embargo, en ese punto los intérpretes futuristas insertan
un hiato de dos milenios. Así, mantienen que los versículos 36-45 se apli-
can a un anticristo personal que ha de aparecer en los últimos días.1
Aunque los futuristas creen que el cuerno pequeño del capítulo 8
presagia el anticristo final, no sostienen que sea objeto de predicción di-
recta en esa profecía. 4 Los futuristas se separan de los preteristas en los
capítulos 2 y 7. Entienden que el cuarto reino de cada una de esas pro-
fecías es Roma, 5 mientras que los preteristas entienden que es Grecia.
En el otro extremo del espectro del preterismo se encuentran los
comentaristas de la escuela historicista de interpretación (representa-
da ahora fundamentalmente por autores adventistas del séptimo día).6
Entienden que Antioco Epífanes representó únicamente una mínima
parte de la imagen histórica de conjunto representada por esas profe-
cías. Como gobernante griego, pertenecería de forma natural al vientre
y a los muslos de bronce del capítulo 2. Sería parte de una de las cuatro
cabezas del leopardo griego del capítulo 7, y parte de uno de los
cuatro cuernos del macho cabrío griego en el capítulo 8. El lapso
del capítulo 9 lo pasaría por encima, rumbo a su cumplimiento en el
período romano. Probablemente debería hallárselo en algún sitio en
torno al punto de unión entre los gobernantes seléucidas y romanos
en el capítulo 11, es decir, entre el versículo 14 y el versículo 21. 7
Intérpretes judíos
propia familia, «aunque, tras dejar [3| una raíz, que [4] el Destruc-
tor cortará de entre los diez cuernos, echará [5] una raíz lateral. [5]
Talará [4] al progenitor guerrero de la raza púrpura y él mismo [5] a
manos de [6, 7] sus nietos perecerá en una suerte de la guerra simi-
lar. Y entonces [8] un cuerno parásito tendrá el dominio». 10
Algunos han identificado estos reyes con: (1) Antioco IV Epífanes,
(2) Seleuco IV Filopátor, (3) Antioco V Eupátor, (4) Demetrio I
Sóter, (5) Alejandro Balas, (6) Demetrio II Nicátor, (7) Antioco VII
Sidetes y (8) Alejandro Zahinas. 11
Ha habido considerable desacuerdo sobre este pasaje, y se ha apli-
cado en todo el lapso comprendido entre el siglo IV a.C. y el siglo
II d.C. 12 Para lograr que dos de esas personas encajen mejor en la
serie, se han hecho enmiendas a dos líneas. En una serie que de-
bería contener diez reyes, únicamente han sido identificados ocho.
Otro rey —Antioco VI Dioniso— ha sido omitido de la serie, y el
último no llegó al trono.
Aparte de estos problemas, hay considerable diferencia entre la
forma en que el símbolo del cuerno es empleado en este pasaje y
la manera en que es usado en el capítulo 7. 13 Dado que hay en jue-
go muchas diferencias, no puede decirse que este texto dé apoyo
alguno a la idea de que su autor también identificase a Antioco
Epífanes como el cuerno pequeño del capítulo 7. Lo más que pue-
de decirse de él es que el oráculo parece usar la figura de cuernos
14. D. Flusser, "The four empires in the Fourth Sybil and in the Book of Daniel"
[Los cuatro imperios en la Cuarta Sibila y en el libro de Daniel[, Israel Orien-
tal Studies 2 (1972): 148-82. Flusser entiende que esa serie estaba formada
en su origen por Asiría, Media, Persia y Macedonia, siendo Roma un añadi-
do posterior. El más influyente de los estudios recientes en cuanto al origen
extrabíblico del esquema de los cuatro reinos mundiales de Daniel es el de J.
W. Swain, "The Theory of the Four Monarchies: Opposition History Under
the Roman Empire" [La teoría de las cuatro monarquías: Historiografía de
la resistencia bajo el Imperio romano[, Classical Philology 35 (1940): 1-21.
Ese punto de vista debería compensarse con la presentación de G. F. Hasel,
"The Four World Empires of Daniel 2 Against Its Near Eastern Environment"
[Los cuatro imperios mundiales de Daniel 2 en el marco de su entorno en el
Próximo Oriente], ]SOT 12 (1979): 17-30.
15. Para la fecha de redacción de las diferentes secciones de 1 Enoc, véase J. T.
Milik, The Books of Enoch [Los libros de Enoc] (Oxford, 1976), pp. 48ss.
16. Los pasajes relevantes de 1 Enoc son: 14: 24; 4 0 : 1 ; 46: 1; 47: 3; 48: 2 , 4 ; 48:
1-3; 61: 9-13; 69: 38-41; 70: 14-16; 89: 12-13. Estas citas siguen el sistema
de versificación de R. Laurence, The Book of Enoch the Prophet [El libro
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 2 6 5
del profeta Enoc] (Edimburgo, 1892), pp. 19, 44, 50, 52, 53-54, 66, 74, 88,
91, 140, respectivamente.
2 6 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
17. Milik, p . 4 8 .
18. Ibíd.
19. Para el texto griego del Testamento de Levi, véase M. de Jonge, Testamenta
XII Patriarcbarum [Testamentos de los Doce Patriarcas| (Leiden, 1964), pp.
20-21; R. Η. Charles, The Greek Versions of the Testaments of the Twelve
Patriarchs [Las versiones griegas de los Testamentos de los Doce Patriarcas]
(Londres, 1917), pp. 45ss.
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 2 6 7
21. Davies ve una división en la estructura literaria del Rollo de la Guerra de los
hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas, según la cual las columnas II-
IX se originarían a partir de una compilación hecha en el período asmoneo,
mientras que las columnas XV-XIX representarían una redacción final en
la época romana, en la segunda mitad del siglo I a.C. Las columnas X-XIV
representan una tercera colección adicional de varios tipos diferentes de
materiales que se remontan a tiempos asmoneos. Ibíd., pp. 123-24. Para
opiniones divergentes de otros comentaristas, véase ibíd., pp. 11-20.
22. Para la publicación original de este texto en inglés, véase A. S. van der Woude
y M. de Jonge, "11Q Melchizedek and the New Testament" [11Q Melquise-
dec y el Nuevo Testamento], NTS 12 (1965/1966): 301-326. J. A. Fitzmyer,
"Further Light on Melchizedek from Qumrán Cave 11" [Luz adicional so-
bre el Melquisedec de la cueva 11 de Qumrán], JBL 86 (1967): 24-41, ha
hecho importantes correcciones. Un análisis más reciente con importantes
correcciones adicionales es el de J. T. Milik, "Milkí-sedeq et Milkí-resa' dans
les anciens écrits juifs et chrétiens" [Milki-sedeq y Milkí-resa' en los escritos
judíos y cristianos antiguos], JJS 23 (1972): 95-144.
23. Ben Zion Wacholder observó que «pese al hecho de que la pesher utiliza
una extensa lista de pasajes bíblicos, 9: 24-27 seguía siendo la clave a la
cronología del mesianismo sabático del autor». En "Chronomessianism"
[Cronomesianismol, HUCA 46 (1975): 211. R. T. Beckwith abunda en esa
opinión con su observación: «por lo tanto, el Documento de Melquisedec
está basado en la profecía daniélica de las setenta semanas (9: 24-27), que
son redispuestas nuevamente como diez jubileos, y se interpreta así, clara-
mente, que son semanas de años (70 χ 7 = 10 χ 49 = 490 años)». En "The
Significance of the Calendar for interpreting Essene Chronology and Escha-
tology" [La significación del calendario para interpretar la cronología y la
escatologia esenias], RevQ 38 (1980): 171.
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 2 6 9
Intérpretes posteriores
1. Trifón. Podemos examinar algunos de los puntos de vista del apo-
logista judío Trifón gracias al diálogo que Justino Mártir tuvo con
él a mediados del siglo II d.C. Una cuestión en disputa entre ellos
es relevante para el punto de vista que ha relacionado a Antioco
con el cuerno pequeño de Daniel 7.
En Daniel 7: 25 el período de dominio del cuerno pequeño figura
como tres tiempos y medio. Tanto Justino como Trifón mantenían
que el cuerno pequeño que había de gobernar durante ese período
era aún futuro, lo que (desde su punto de vista) descarta a Antioco
como cumplimiento. Trifón también mantenía que el tiempo pro-
fético representaba tres siglos y medio, lo que habría dificultado
aún más amoldar a Antioco a esa especificación. 27
27. Justino Mártir a Trifón: «Pero tú, siendo ignorante de cuánto tiempo tendrá
dominio, sostienes otra opinión. Porque tú interpretas que "tiempo" signifi-
ca cien años. Pero si eso es así, el hombre de pecado debe, como muy poco,
reinar trescientos cincuenta años para que podamos computar lo que es
dicho por el santo Daniel, suponiendo que "y tiempos" sea únicamente dos
tiempos» (Diálogo con Trifón, cap. 32, en ANF, 1: 210).
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 2 7 1
28. Megillah l i a ; Kiddushin 72a; Aboda Z a r a 2b; Yalkut, Isaías, 452; Lekah
Tob a Ester 44a; Yalkut, Proverbios, 962; Yalkut, Daniel, 1064. Para es-
tas referencias y las que siguen en las notas que siguen inmediatamente a
esta deseo expresar mi gratitud a J. Baverman, Jerome's Commentary on
Daniel [Comentario de Jerónimo sobre Daniel], CBQ Monograph Series n°
7 (Washington: Catholic Biblical Association in America, 1978), pp. 84-96.
29. Kiddushin 72a.
30. Proemio a Esther R a b b a h , 5; Midrás Tehillim 18: 11; Yalkut, Amos, 545;
Yalkut, Ester, 1045.
31. Braverman, p. 86.
2 7 2 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
32. Yalkut, Zacarías, 574. Véase también cómo encaja en esta serie la identifica-
ción de Medopersia con un lobo. Génesis Raba 99: 2; Levítico Raba 13: 5;
Proemio a Ester Raba, 5; Tanhuma Vayehi, 14; Yalkut, Levítico, 536; Ester
Raba 10: 13.
33. Levítico Raba 13: 5; Cantar de los Cantares Raba 3: 4; Midrás Salmos 80:
6; Abot de Rabí Natán A, 34; Génesis Raba 35: 5; Sekel Tob, Toldot, 26: 33;
Yalkut, Salmos, 830.
34. Pesahim 118b; Éxodo Raba 35: 5; Sanedrín 21b; Shabbat 56b; Cantar de
los Cantares Raba 1, 6: 4.
35. Génesis Raba 65: 1; Levítico Raba 13: 5; Sekel Tob, Toldot, 6: 33; Yalkut,
Salmos, 830; Yalkut, Makiri 73: 22; Abot de Rabí Natán A, 34.
36. Éxodo Raba 15: 6; 25: 8; Tanhuma Tazri, 8; Yalkut 1, Vayelek, 941; Yalkut
2, 562, 1064.
37. Tárgum Jerosolimitano 1, Gén. 15: 12; tárgumes jerosolimitanos 1 y 2, Lev.
26: 44; Génesis Raba 44: 15 y 83: 3. Para referencias sobre este asunto,
véase también L. Ginzberg, The Legends of the Jews [Las leyendas de los
judíos], 5 (Filadelfia, 1925): 272-73, η. 19.
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40. F. F. Bruce, "Josephus and Daniel" [Josefo y Daniel), Annual of the Swedish
Theological Institute 4 (1965): 157.
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41. The Epistle of Barnabas (La Epístola de Bernabé], cap. 4, en ANF, 1: 138.
42. Ireneo, Against Heresies [Contra las herejías (s/c)], libro 5, cap. 26, en ANF,
1: 553-55.
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 2 7 7
hasta que se alzó Judas Maca- Por aquellos días surgió Ma-
beo tras la muerte de su padre tatías, hijo de J u a n , hijo de
Matías, Simeón, que era sacerdote del
linaje de Joarib, oriundo de Je-
rusalén, y se estableció en Mo-
din. [...] Al ver las profanacio-
nes que se cometían en Judá y
en Jerusalén, exclamó: «¡Ay de
mí! ¿Para esto he nacido? ¿Para
ver la ruina de mi pueblo y la
ruina de la ciudad santa? ¿Y
voy a quedarme aquí tranquilo,
mientras es entregada en manos
de enemigos, y el santuario en
manos de extranjeros? [...] A la
vista de todos, se adelantó un
judío para ofrecer un sacrificio
sobre el altar de Modín, con-
forme al decreto del rey. Al ver-
lo Matatías, se inflamó en celo,
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 2 8 3
56. Ibid., cap. 44, p. 185. Esta cifra divergente parece ser intencional, d a d o que
en ese pasaje avanza sucesivamente de tres tiempos y medio o 1.260 días, a
los 1.290 días, a los 1.335 días y a las 1.400 tardes y mañanas.
57. Ibid., cap. 29, p. 183.
58. Ibíd.
2 8 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
72. Tras empezar en los versículos 2-4a, saltó al versículo 7. Del versículo 7 dio
otro salto hasta los versículos 33-34. Luego saltó hacia atrás al versículo
6. Del versículo 6 pasó al versículo 7 (¡de nuevo!) y al versículo 8. A conti-
nuación se volvió a los versículos 14-17. De ahí pasó al versículo 27. Luego
volvió al versículo 17. Del versículo 17 pasó entonces al versículo 20, con
el que terminó su interpretación de la primera mitad del capítulo 11. Así,
en dos casos dio marcha atrás en los textos y en tres ocasiones dio un salto
hacia delante dejando atrás hiatos importantes de 6, 10 y 26 versículos. La
comparación realizada en la siguiente nota tiene que ver con este errático
procedimiento.
73. La exposición que hace Hipólito de estos pasajes presenta una interesante
contraposición con las exposiciones críticas modernas de los mismos pasa-
jes. Encontraba a Antioco Epífanes en los pasajes en que los comentaristas
modernos encuentran a los seléucidas y ptolomeos que lo precedieron. En-
contraba a los seléucidas y los ptolomeos que lo sucedieron en los pasajes
en que los comentaristas modernos encuentran al propio Antioco. Estos
dos sistemas de interpretación no son paralelos entre sí en ninguno de los
puntos históricos del devenir que sigue al versículo 4.
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 2 9 1
De Porfirio a Jerónimo
Sinopsis editorial. Un documento emblemático en la historia de la
interpretación de Daniel es el libro duodécimo de una obra mayor
titulada "Contra el cristianismo", escrita por el filósofo neoplatónico
pagano Porfirio (233-ca. 304 d.C.). Esa duodécima sección abordaba
las profecías de Daniel. Porfirio adoptó la postura de que el libro de
Daniel no se escribió en el siglo VI a.C. Antes bien, se trataba de una
historia que pertenecía a la era macabea, escrito en forma de profecía
después de acaecidos los acontecimientos.
Pero, ¿de dónde sacó su idea este antagonista de la fe cristiana?
En esta sección el autor demuestra la familiaridad de Porfirio con los
escritos de Hipólito sobre el libro de Daniel. Hipólito (fallecido en
236 d.C.), se recordará, fue el primer autor cristiano en identificar
el cuerno pequeño de Daniel 8 con Antioco Epífanes. También veía
en Antioco y sus actividades el cumplimiento de la mayor parte de
Daniel 11. De la evidencia disponible, el autor deduce con razón que,
sin querer, el cristiano Hipólito dio al pagano Porfirio el arma (una
interpretación basada en Antioco) con la que este intentó refutar la
significación profética del libro de Daniel.
Recogiendo la idea de ese Padre de la iglesia, Porfirio propugnó un
marco macabeo para el libro de Daniel y elaboró un cumplimiento
de la mayor parte de sus profecías en la persona de Antioco. No solo
afirmó que Antioco era el cuerno pequeño de Daniel 8, sino que fue
el primero en expresar el punto de vista de que Antioco estaba re-
presentado también por el cuerno pequeño de Daniel 7. Asimismo,
defendió que Antioco cumplía una parte de Daniel ti mayor que la
propuesta por Hipólito, y extendió la presencia de Antioco hasta el
capítulo 12. Aunque no se sabe lo que propuso para Daniel 9 (su
obra sobre Daniel nos ha sido legada en parte solo por Jerónimo),
puede inferirse que tenía una interpretación para Daniel 2 basada
en Antioco.
Una paradoja que aflora en esta obra anticristiana es que, en rea-
lidad, el pagano Porfirio corrigió y mejoró la interpretación histórica
de Hipólito para la primera parte de Daniel 11. Con algunas correc-
ciones de importancia secundaria, todos los intérpretes modernos
—preteristas, futuristas e historicistas por igual— siguen su modelo
hasta el versículo 13. Los preteristas y los futuristas siguen sus puntos
de vista hasta el versículo 20.
2 9 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
6. Ibíd., p. 129.
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 2 9 9
7. El resto del pasaje citado en la nota anterior señala: «Pero el resto del texto
desde aquí hasta el fin del libro interpreta que se aplica a la persona de An-
tíoco, apellidado Epífanes, hermano de Seleuco e hijo de Antioco el Grande.
[...] Sin embargo, las personas con nuestras creencias creemos que todas
estas cosas se dicen de forma profética en cuanto al anticristo que ha de
surgir en el tiempo del fin» (ibíd.).
3 0 0 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
1. Vers. 21-24
a. «Se levantará» (LBA): ascenso de Antioco IV al trono
b. «Las fuerzas enemigas serán barridas» (RV95): derrota de
Ptolomeo VI
c. «Príncipe del pacto» (LBA, NVI, RV95): Judas Macabeo o
Antioco
d. «Actuará con engaño» (LBA): en las negociaciones con los
egipcios
e. «Atacar[á] las ciudades fortificadas» (NVI): en su campaña
contra Egipto
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 3 0 1
8. Ibíd., p. 135.
9. Hipólito, Fragments From Commentaries [Fragmentos de comentarios],
"Sobre Daniel", fragmento II, cap. 32, en ANF, 5: 183.
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 3 0 3
HIPOLITO
Daniel 2 y 7 Daniel 8 Daniel 9 Daniel 11
Babilonia Persia Mesianocéntrico: Persia
cumplimiento
dividido
Medopersia Grecia Hiato insertado Grecia
Grecia Divisiones
Divisiones de Grecia
de Grecia
Roma Antioco
hasta el Antioco
final
Divisiones Anticristo posterior
de Roma a Antioco del vers.
36 hasta el final
Reino defi-
nitivo de
Dios
PORFIRIO
Daniel 2 y 7 Daniel 8 Daniel 9 Daniel 11
Babilonia Probablemente Desconocido Persia
igual que
Hipólito
Medopersia Grecia
Alejandro Divisiones de Grecia
Divisiones Antioco desde el vers.
de Alejan- 21 hasta el final
dro
Antioco
Reino maca-
beo
3 0 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
La fuente de Porfirio
Esbozados y resumidos los puntos de vista de Porfirio sobre Da-
niel, podemos ya abordar la cuestión de cuál fue el origen y el estímu-
lo de las ideas que tuvo. Su ataque general contra el cristianismo no
supone razón suficiente para este ataque específico contra Daniel. 10
Hay pocos indicios de que ninguna de esas ideas sobre Daniel deri-
vara de Celso.11 Jerónimo acusó a Porfirio de atacar a Daniel porque
las profecías de este se cumplieron con mucha precisión. 12 Aunque
esto puede ser cierto, esa motivación no explica por qué siguió la
interpretación de Daniel que adoptó.
Se ha sugerido que Porfirio sacó sus ideas sobre Antioco en Daniel
porque ese tipo de interpretación circulara ya en la iglesia oriental
antes de su época. 13 Sin embargo, ello parece improbable, dado que
toda la evidencia para tal punto de vista proviene de autores que es-
cribieron con posterioridad a Porfirio. También es posible que Porfi-
rio se hiciera con sus municiones contra Daniel en distintas fuentes. 14
Otros intérpretes modernos, sencillamente, han dejado abierta esta
cuestión y la han considerado, de hecho, irresoluble. 15
del debate filosofico parece más que una coincidencia. Es fácil ver
que la obra de Porfirio es una tentativa de refutar la obra de Hipólito
sobre la interpretación de las mismas profecías.
Sin embargo, ¿cómo habría de atacar Porfirio ese punto de vista
concreto de la profecía expresado en dos de las influyentes obras de
Hipólito que circulaban en el lugar y en la época en los que ejerció su
labor? Al presentar a Antioco Epífanes como el cumplimiento funda-
mental de la mayor parte de los capítulos 8 y 11, el propio Hipólito
parece haberle dado el instrumento con el que atacar su posición en
cuanto a los capítulos 2 y 7.
Es probable que no hubiera diferencia significativa entre Porfirio e
Hipólito en cuanto al capítulo 8. Hipólito encontraba a Antioco en toda
esa profecía desde la aparición del cuerno pequeño en adelante. En lo
referente al capítulo 11, Porfirio parece haber sido la persona responsa-
ble de rectificar las principales dificultades exegéticas e históricas plan-
teadas por la obra de Hipólito. La obra de Hipólito es manifiestamente
inferior en este sentido, dado que sus interpretaciones se saltaban sus-
tanciales hiatos históricos y, en ocasiones, invertían el orden del texto.
Partiendo de la presencia de Antioco en los capítulos 8 y 11, pro-
puesta ya por Hipólito, parece entonces que Porfirio sencillamente
llevó esta idea derivada a su conclusión final. Llevó la aplicación de la
profecía a Antioco en el capítulo 11 hasta el final del capítulo y hasta
el final de toda esa profecía en el capítulo 12. Después, habiendo de-
fendido la presencia de Antioco hasta el final mismo de los capítulos
8 y 11-12 tras la ruptura del imperio de Alejandro, Porfirio parece
haber dado el paso adicional de inyectar una interpretación basada
en Antioco en la profecía del capítulo 7, y probablemente en la del
capítulo 2. No tenemos forma de saber lo que hizo con el capítulo 9.
Más allá de estas relaciones generales (aunque hipotéticas), ¿hay
alguna evidencia específica adicional que conecte directamente a esos
dos intérpretes? El informe de Jerónimo sobre la exégesis de Porfirio
en cuanto a l l : 34 aporta ese eslabón perdido es una naturaleza pre-
cisa y definida entre algunos de los detalles más finos en sus respec-
tivas interpretaciones. Basándonos en la presentación anterior sobre
esta cuestión, parece muy obvio que Porfirio se valió en este caso de
la interpretación de Hipólito.
Dado que la relación demostrada aquí tiene que ver directamente
con la consideración de Antioco como cumplimiento de las profe-
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 3 0 9
22. Ibíd.
23. Porfirio únicamente mantenía que los diez reyes representados por los diez
cuernos eran un conjunto de los más malvados, no que reinaran sucesiva-
mente, como dijo Afraates.
24. Ibíd., cap. 20, p. 359.
25. Su referencia a este lapso como de diez años y medio en vez de tres años
es sumamente llamativa puesto que es obvio que conocía los libros de Ma-
cábeos razonablemente bien, y ahí precisamente se señala que ese período
duró tres años exactamente. Parece que lo más probable es que tal adapta-
ción se haya hecho en este caso para que cuadre en su teoría interpretativa.
En la presentación de la nota anterior citaba 2 Macabeos siete veces diferen-
tes, lo que da testimonio de lo adecuado de su conocimiento de esa fuente.
26. Estas incluían la ejecución de los justos, la suspensión de las prácticas de la
ley y del pacto, la introducción de la prostitución ritual en los recintos del
templo y la abolición de la observancia sabática y de la circuncisión.
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 3 1 1
34. Efrén de Siria, Sermo asceticus |Sermón ascético], en Opera omnia [Obras
completas], ed. grecolatina, tomo 1, p. 44.
35. Efrén de Siria, Opera omnia, 5: 215; cf. M. Casey, "Porphyry and the Origin
of the Book of Daniel",JTS 27 (1976): 24.
Inicio del (!(·־.,inolio de l¡1 interpretación de Antioco Epífanes 31 3
Intérpretes no porfirianos
Í . C i p r i a n o . Este clérigo fue obispo de Cartago (200-258 d.C.) y
contemporáneo de Hipólito. Escribió con cierto detalle sobre An-
tíoco Epífanes, pero no relacionó esa información con las profe-
cías de Daniel. 43 En vez de ello, extrajo lecciones alegóricas de las
vidas de los hermanos de Judas Macabeo. Los cuatro reinos de
Daniel no son identificados en los escritos de Cipriano que nos
han llegado, pero entendía que el anticristo era futuro. 4 4
2. Lactancio. Lactancio (250-330 d.C.) presentó algunos puntos ge-
nerales de contacto con las profecías de Daniel, pero no tenemos
un análisis exhaustivo suyo de esas profecías. En su propia forma
particular de abordar lo apocalíptico, se refirió a la fragmentación
de Roma y a los diez reinos que habían de surgir de la misma. 45
Después, el anticristo había de entrar en escena, pero sería destruí-
do por Dios, cundo los santos resucitaran. Dada esta orientación
hacia el futuro, habría poco lugar para Antioco en las interpreta-
ciones proféticas de Lactancio.
3. Eusebio. Eusebio de Cesarea (260-340 d.C.) ocupa una posición
un tanto curiosa en el curso de la interpretación apocalíptica de
este período. Se sabe que escribió contra los puntos de vista que
Porfirio tenía sobre Daniel, aunque esta porción de la obra de
Eusebio no ha sobrevivido. 46 Sus primeras expresiones sobre este
tema siguen un punto de vista bastante tradicional. En su Demos-
tración evangélica identificó los cuatro reinos mundiales de Daniel
43. Cipriano, Tratado XI, Sobre el martirio, cap. 11, en ANF, 5: 502-5.
44. Cipriano, Epístola 55, cap. 7, en ANF, 5: 349.
45. Lactancio, Instituciones, libro 7, cap. 16, en ANF, 7: 213.
46. Archer, p. 15.
Inicio del (!(״..inolio de IH interpretación de Antioco Epífanes 315
Eri primer lugar, señaló que Antioco entró en Jerusalén y que causó
en ella «una devastación generalizada». Esto lo dató en el año
143. Aquí se refiere, obviamente, a lo que Antioco hizo en Jerusa-
lén a su regreso de su primera campaña egipcia en el año 143 de
los seléucidas, según 1 Macabeos 1: 21-24. 64
Acto seguido, Jerónimo recurre a 1 Macabeos 1: 29 y lo relaciona
con el período profético en cuestión. «Pasados dos años, envió el rey
a un jefe de tributos a las ciudades de Judá» (SA). Más tarde usará
esta cifra para ampliar el elemento cronológico de la profecía.
Jerónimo señaló que, tras la primera depredación de Jerusalén en
el año 143 de los seléucidas, Antioco «regresó nuevamente al ter-
cer año y colocó la estatua de Júpiter en el templo». 65 Primero de
Macabeos 1: 54 data esos acontecimientos en el año 145, de modo
que no hay duda de a qué año se alude antes con la expresión
«dos años» en 1: 29. Pero Jerónimo no usó la fecha posterior, más
explícita, en este pasaje de 1: 54. Para Jerónimo, todo el período
profético acababa con la purificación del templo realizada por Ju-
das Macabeo en año 108 [szc, año 148|.
Acto seguido, a partir de esas observaciones cronológicas, Jeróni-
mo extrajo su conclusión de que «Jerusalén estuvo asolada duran-
te un período de seis años, y durante tres [de esos] años el templo
estuvo profanado; lo que hace un total de dos mil trescientos días
y tres meses».66 El comentarista intentó ampliar aquí el período
64. Debería señalarse aquí la diferencia existente entre lo que la fuente original
dice que ocurrió entonces y lo que Jerónimo dice que ocurrió. Primero de
Macabeos 1: 24 se refiere al baño de sangre que h u b o en esa ocasión, pero
los versículos precedentes no hacen mención de destrucción alguna, ni en el
templo ni en la ciudad. Lo que sí describen es el botón que Antioco se llevó
del templo.
65. Ib id. La diferencia entre el tiempo especificado aquí y el que figura en el
original de 1 Macabeos 1: 29 es significativa. En ese original se habla de
«pasados dos años», mientras que Jerónimo amplió esto a «al tercer año».
En cuanto a la razón de esto, véase la nota 69, infra.
66. Ibid.; los corchetes están en el original. Probablemente se dio un error de co-
pista del estilo de una haplografía u omisión en el texto de Migne que se usó
c o m o base de esta traducción al español, d a d o que estos números no tienen
sentido tal c o m o aparecen. Yo reconstruiría la última oración numérica de
esta declaración como «lo que hace un total de dos mil trescientos días [o
seis años y tres meses]». Por lo que sigue es evidente que Jerónimo barajaba
números redondos, que eran 2.200 días = seis años, y 2.300 días = seis años
3 2 0 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
y tres meses. Cf. Archer, p. 11. Para esta dificultad, véase su comentario en
la página 86. Archer hizo su traducción a partir de la Patrologice cursus
completus: Series latina, de J. P. Migne, tomo 25.
67. Véase la nota 63.
68. Véase la nota 64.
69. No se trata de un asunto de cómputo inclusivo. Conlleva una tentativa de
estirar cinco años a seis para acercarse a los 2.300 días completos de Daniel
8: 14. Sabemos que aquí solo transcurrieron dos años, porque 1 Macabeos
1: 21 y 1: 54 dicen que las fechas de esos acontecimientos cayeron en los
años 143 y 145 de la era de los seléucidas.
70. Sabemos que Jerónimo conocía bien esas fechas, dado que citó el año 143 y
dio los meses y los años exactamente como se dan en 1 Macabeos 1: 54 y 4:
52 para argumentar contra la interpretación de Porfirio sobre Daniel 12: 7
(Archer, p. 149). En su comentario sobre ese pasaje, señaló que la tentativa
de Porfirio por aplicar los tres tiempos/años y medio de 12: 7 (y 7: 25) a este
período de 1 Macabeos no funciona porque ese tiempo fue exactamente tres
años, no tres y medio.
Inicio del di ׳:.,irrollo de la interpretación de Antioco Epífanes 3 2 1
ninguno de ellos cuadra con esos datos, ninguno de los dos puede
tomarse como válido si queremos ser coherentes en esto.
Siguiendo su conclusión en cuanto a estos asuntos cronológicos,
Jerónimo introdujo la idea de que este pasaje puede haber tenido
una aplicación dual tanto a Antioco como al anticristo futuro por
medio de la tipología. «La mayoría de nuestros comentaristas atri-
huyen este pasaje al anticristo, y sostienen que lo que ocurrió bajo
Antioco fue, solo a modo de símbolo, lo que se cumplirá bajo el
anticristo». 71
Hay varias cosas importantes que notar en cuanto a la presenta-
ción de esta idea. En primer término, el lugar en el que presentó
esta idea es importante. Narró hasta Daniel 8: 9-14, aplicándolo
todo a Antioco. Solo después de hacer tal aplicación presenta la
idea de que Antioco funcionaba como símbolo del anticristo. Ello
contrasta con su metodología en el capítulo 11, donde presentó la
idea de la aplicación dual en medio, en el versículo 21 de su co-
mentario sobre ese capítulo.
Otra cuestión de interés en el comentario de Jerónimo sobre la
significación simbólica de Antioco es la fraseología con la que pre-
sentó esa idea: «La mayoría de nuestros comentaristas atribuyen
este pasaje (...]». En su comentario sobre el capítulo 1 1 se emplea
fraseología similar en ocho pasajes diferentes. 72 En cada caso de
Daniel 11, este tipo de fraseología presentaba un contraste con los
puntos de vista de Porfirio. El uso del mismo tipo de fraseología
en su comentario sobre el capítulo 8 puede denotar un contraste
similar. Aunque Porfirio probablemente entendía que esta profecía
se aplicaba únicamente a Antioco, como sabemos que hacía en el
capítulo 11, Jerónimo y sus colegas entendían que se aplicaba tan-
to a Antioco como al anticristo.
Este tipo de reacción dice algo sobre el impacto de Porfirio. Fue
considerable. Ello resulta ya evidente por el número de cristianos
que escribieron en su contra. Más que eso, hay indicios del im-
pacto que tuvo sobre ellos por la naturaleza de las respuestas que
dieron. El tipo de respuesta a Porfirio en la que sus puntos de vis-
ta eran aceptados como primera parte (en términos cronológicos)
75. Jerónimo señaló que si se añaden los años desde el regreso de Babilonia
hasta Cristo, los acontecimientos que delimitaban el comienzo y el final de
las 62 semanas para Hipólito, se obtienen 560 años, no los 434 utilizados
por él. También señaló, con un deje moderadamente negativo, que Hipólito
transfirió la septuagésima semana de esta profecía hasta el tiempo del fin
y que la dividió por la mitad, adjudicando su segmento final al reinado del
anticristo.
3 2 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Resumen general
Podemos resumir ahora los cambios en la interpretación de las pro-
fecías de Daniel desde el siglo II a.C. hasta el siglo V d.C. Esto puede
hacerse yendo capítulo por capítulo. La interpretación estándar de
Daniel 2 sostenida por todos los comentaristas judíos y cristianos
conocidos anteriores a Porfirio adoptaba la secuencia de Babilonia,
Medopersia, Grecia y Roma, seguida por el reino definitivo de Dios.
Aun después de Porfirio hubo únicamente una o dos figuras secun-
darías en la iglesia siria que se apartaron de este formato. La línea
dominante de los comentaristas cristianos posporfirianos siguió con
el modelo preporfiriano.
Por lo tanto, Porfirio fue el originador del punto de vista que pro-
yectaba a Antioco Epífanes en el capítulo 7. En esto fue seguido fun-
damentalmente por tres Padres de la iglesia siria. Esto lo hizo especial-
mente Afraates mediante una aplicación dual de la cuarta bestia tanto
a los sucesores seléucidas de Alejandro como a los césares romanos.
Porfirio interpretó que los diez cuernos eran una colección de reyes
malvados de las cuatro divisiones del imperio de Alejandro, mientras
que Afraates fue el primero en sugerir que esos diez cuernos represen-
taban diez gobernantes seléucidas entre Alejandro y Antioco Epífanes.
Excurso
La interpretación cristiana
Ireneo, obispo de Lyon, en el siglo II, estuvo entre los primeros
autores cristianos que respaldaron la interpretación judía estándar
de los cuatro reinos. También creía que la piedra representaba a Cris-
to, quien devastaría los reinos de este mundo después de la división
romana. 1
Ireneo recurrió a la profecía como medio de apoyo de la veracidad
de las Escrituras. Llegó a la conclusión de que los cuatro metales de
Daniel representaban la progresión de los reinos desde Babilonia has-
ta Roma, representando la "piedra" a Cristo, quien, en su segunda
venida, destruiría los reinos seculares de la Tierra. 2
1.LeRoy Edwin Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers [I.a fe profética
de nuestros padres] 1 (Washington, DC, 1940), p. 245.
2. Ibid.
3 3 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
3.Ibíd., ρ. 272.
4.Ibíd., pp. 331-48.
5. Ibíd., p. 349. Orígenes fue muy influido por la alegorización de Filón y,
quizá, en menor grado, también lo fueron Ireneo, Tertuliano, Cipriano, Lac-
tancio, Jerónimo y Agustín (véase Froom, tomo 2, p. 186). Lactancio (ca.
250-330), pagano converso, se convirtió en tutor de Crispo, hijo mayor
de Constantino, y con ello Constantino recibió una influencia favorable
al cristianismo por medio de los escritos y las enseñanzas del maestro de
su hijo. Junto con Hipólito, Cipriano y Victorino, Lactancio enseñaba que
Roma se dividiría en diez reinos contemporáneos, que serían seguidos por
la aparición del anticristo y el establecimiento del reino de Dios (ibíd., tomo
1, p. 356).
Eusebio de Panfilia (ca. 260-340), padre de la historia eclesiástica y obispo
de Cesarea, disertó sobre las profecías de Daniel y llegó a la conclusión de
que «Daniel 2 [...] no difiere en modo alguno de la visión [...] de Daniel
7».— Ibíd., p. 363. Reconoció, además, que Roma sería sucedida por el rei-
no de Dios, que vendría por intervención divina (ibíd., p. 364). Sin embargo,
tras la "conversión" de Constantino y la exaltación de la iglesia, Eusebio dio
marcha atrás en su posición, más en consonancia con los acontecimientos
contemporáneos (ibíd., cap. 17). Sin embargo, debe señalarse que, en el pri-
mer concilio general de la iglesia celebrado en Nicea en 325 d.C. fue muy
El reino de la roca de Daniel 2 339
7.Ibíd., p. 466.
8. Ibíd., p. 470.
9. Ibíd., p. 476.
10. Ibíd.
11.NPNF (Grand Rapids, 1979), tomo 2, La ciudad de Dios, libro 20, cap. 5,
p. 424.
12.Froom, tomo 1, p. 488.
El reino de la roca de Daniel 2 341
En vez cíe eso, entendía que el reino simbolizado por la roca era aún
futuro y que descendería «del cielo, [...] para llenar toda la tierra». 16
Fue secundado en este enfoque histórico del estudio profético y la
defensa del principio día-año por Arnaldo de Villanueva (ca. 1235-
1313). Aunque más conocido como médico, el español Villanueva
era también teólogo seglar, y consideraba que los 2.300 y los 1.260
días eran años. Se había entreabierto una puerta que el Renacimiento
había de abrir de par en par.17 Se fundaron universidades y se inició
una reforma en el aprendizaje, que buscaba descubrir el pasado y
entender mejor el presente y el futuro.
Bajo la influencia del Renacimiento, la Biblia empezó a circu-
lar, y líderes como John Wiklef (ca. 1324-1384), John Purrey (ca.
1354-1428), Jan Hus (1369-1415), Nicolás de Cusa (1400-1464)
y Savonarola ( 1 4 5 2 - 1 4 9 8 ) defendieron un enfoque histórico del
estudio profético en sustitución del alegórico. El estudio profèti-
co llevaba dormitando desde hacía mucho, pero el Renacimiento
hizo sonar el toque de diana, lo que llevó a los estudiosos al des-
cubrimiento de lo que esas Escrituras decían sobre el pasado, el
presente y el futuro.
La Reforma
La Reforma del siglo XVI fue como un glorioso amanecer después
de una noche lúgubre. Fundada sobre la recuperación de la Biblia y la
verdad sobre la salvación en contraste con el anticristo, se dio ímpetu
a las artes y a las ciencias, así como a la emancipación de la mente
de los hombres para que pudieran sondear, cuestionar y examinar
posiciones en su búsqueda de la verdad. Enfurecidos por el yugo de
esclavitud espiritual e intelectual que, durante siglos, había estado
impuesto sobre la humanidad con la bendición y el designio de la
iglesia, era completamente natural, una vez que la Biblia estuvo al al-
cance de todos, que los reformadores no solo alzasen su voz contra su
iglesia, que era singularmente responsable de su condición, sino que
también se volvieran a las profecías para descubrir cumplimientos y
evidencias coadyuvantes.
16.1 bid., p. 7 0 2 .
17. Pueden consultarse diagramas que enumeran los diversos puntos de vista en
ibíd., pp. 456-57, 894-95.
El reino de la roca de Daniel 2 343
La Contrarreforma
Como una fiera herida, la Iglesia Católica se levantó del gran revés
asestado por la vigorosa predicación y los escritos de los reforma-
dores protestantes para contrarrestar a los dardos encendidos de la
palabra profética, que la habían dejado abochornada e impotente. La
acción de los reformadores provocó una intensa reacción por parte
de la representación papal, que previamente había evitado todo in-
tento de realizar en una exposición de Daniel y el Apocalipsis.
27.Froom, tomo 2, p. 571. El mismo punto de vista fue sugerido por Thomas
Beverley (1670-1701), pastor en Gran Bretaña, p. 585; Moise Amyraut
(1596-1664), teólogo, p. 633; Sir Isaac Newton (1642-1727), pp. 660-61;
Christian Gottlob Thube (p. 777); Richard Mather (1596-1669), p. 133;
Cotton Mather (1663-1728), quien fue teólogo, erudito y autor en Bos-
ton, p. 148; Nicholas Noyes (1647-1717), pastor de Connecticut, tomo 3,
pp. 157-58; William Burnet (1688-1729), gobernador de Nueva York, p.
170; Benjamin Gale (1715-1790), medico y autor de Connecticut, p. 216;
Samuel Osgood (1748-1813), director general de Correos, p. 222; Joshua
Spalding (1760-1825), pastor, pp. 234-35; Manuel de Lacunza (1731-
1801), sacerdote jesuíta, p. 318; William Hales (1747-1821), pastor, p.
348; Adam Clarke (1762-1832), predicador y comentarista, p. 355; Samuel
Toovey (1813), clérigo, p. 359; William Cuninghame (1776-1849), rector
del New College de Edimburgo, p. 366; James Frere (1779-1866), autor, p.
387; John Bayford, promotor del cristianismo entre los judíos, colabora-
dor de Joseph Wolff y Henry Drummond, p. 409; Lewis Way (1772-1840),
abogado, negaba que el reino pétreo pudiera referirse al primer adveni-
miento, p. 421; William Girdlestone (1786-1840), educador y pastor, p.
433; Henry Drummond (1786-1860), banquero y diputado, p. 438; Joseph
Wolff (1795-1862), misionero judeocristiano al mundo, p. 475; John Fry
(1775-1849), párroco, p. 490; William Jones (1762-1846), autor religioso
bautista, p. 511; Edward Irving (1792-1834), predicador, p. 521; Gerard
Noel (1782-1851), pastor y autor, pp. 530-31; Alfred Addis (nacido en
1806), autor, p. 557; James Begg (1800-1868), autor escocés sobre profe-
cías, pp. 562-63; Edward Hoare (1802-1877), pastor episcopal, pp. 580-82;
William Anderson (1799-1873), pastor presbiteriano y autor, p. 598; John
Cox (1802-1878), pastor bautista, p. 628; John Sirr (1794-1868), biógrafo,
p. 631; F r a ^ o i s Gaussen (1790-1863), catedrático francosuizo, pp. 691,
694; Johann Herinrich Richter (1799-1847), secretario de la Sociedad Mi-
sionera Renana, p. 702; Thomas R. Birks (1810-1883), teòlogo, pp. 708,
710; Joseph Baylee (1808-1883), autor y educador, p. 724; Joseph Tyso,
autor, p. 732; Elias Smith, editor y pastor, tomo 4, p. 1.099; el Dr. George
Bishop, presidente de la Asamblea General Reformada Holandesa, p. 1.189;
y el Dr. Adoniram Frost, pastor bautista, p. 1.192.
El reino de la roca de Daniel 2 3 4 7
Daniel 8-9. El punto final de los 2.300 días parecía señalar el estable-
cimiento del reino de Cristo.
El Movimiento de Oxford, de comienzos del siglo XIX (1833-
1841), era una iniciativa prorromana. Los principales autores fue-
ron Newman, Pusey, Keble, Froude y Williams, quienes publicaron
una colección de noventa "Tracts for the Times" [Opúsculos para los
tiempos], en los que los conceptos futuristas de Maitland y Todd eran
aplicados a las profecías. En vez de remitirse a la iglesia apostólica y
posapostólica en busca de un modelo, extraían sus datos de los siglos
IV y V para restaurar el respeto hacia el obispo de Roma. John Henry
Newman, clérigo anglicano que se convirtió al catolicismo, volvió a
aplicar el reino pétreo de Daniel (cap. 2) al reinado presente de la
iglesia sobre la tierra. 28
Solo con la llegada de los siglos XVIII y XIX encontramos que se
diera seria consideración a las enseñanzas discrepantes del futurismo
de Ribera y del preterismo de Alcázar. Con el auge del racionalismo
en Alemania, el preterismo empezó a extenderse. Los escritos raciona-
listas no solo se proponían refutar el saber erudito de los sabios, sino
que también promovían abiertamente el escepticismo religioso. 29
2 8 . F r o o m , tomo 3, p. 668.
29. Este punto de vista fue abrazado por Firman Abauzt ( 1679-1767), Johan
Semler (1725-1791), Johann Gottfried Eichhorn (1752-1827), Johann
Gottfried Herder (1744-1803), George Ewald (1803-1875), Frederick
Bleek (1793-1859), Wilhelm Martin de Wette (1780-1849); Moses Stuart
(1780-1852) y Samuel Davidson (1807-1898). Véase Froom, t o m o 2, pp.
706-8. Para una lista más completa, véase el diagrama de las páginas 784-
85.
30. Expresión técnica empleada para designar el empeño de los eruditos para
determinar la fecha de composición, la autoría, el lugar de origen, el propó-
sito y la naturaleza de cada libro de la Biblia. En el habla común ha venido
a designar un enfoque del estudio de las Escrituras que ha debilitado la
habilidad de las mismas y que puede llegar a conclusiones que, en ocasio-
nes, están en conflicto como afirmaciones bíblicas. Spinoza ( 1 6 3 2 - 1 6 7 7 ) ha
sido a p o d a d o "padre de la alta crítica", porque negó la autoría mosaica del
Pentateuco y lo atribuyó a Esdras. Detrás vinieron otros, como Η. B. Wit-
ter (1711), Jean Astruc (1753), Eichhorn (1780-1783), H a r m a n Hupfeld
3 4 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Análisis de Daniel 2
La excepcional profecía de Daniel 2 surge de una situación impuesta
por Dios a Nabucodònosor, un monarca pagano. En esta experien-
eia vemos intensamente presentada la verdad neotestamentaria de
que el Señor «quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad» (1 Tim. 2: 4). Dios tiene en el corazón
la inquietud por los perdidos, como se demuestra con claridad en
este capítulo. Debido a su violación del pacto, Israel había ido al
cautiverio. Ahora Dios deseaba rehacerlo y usarlo para alcanzar a los
paganos, a quienes había "descuidado".
Para captar la atención del rey, Dios le habló a través de un sueño.
El sueño se dio en el año segundo de Nabucodònosor (603 a.C.). El
año anterior sus tropas habían experimentado dificultades conside-
rabies para destruir Ascalón. 37 Sin duda, estaba inquieto por lo que el
futuro le depararía a él y a su reino.
El momento era adecuado para la transmisión de un mensaje. Dios
no solo inició el sueño, sino que también borró su recuerdo para acre-
centar la preocupación del rey por conocer su significado. Esa acción
divina expuso la falsedad de los "magos" del rey y preparó el camino
para que Daniel tuviera acceso al rey.
El reino de la roca
El reino de la roca, que demolió la imagen, ocupa un lugar medu-
lar en la profecía. Sería natural que un lector se preguntase cuándo
ocurriría el establecimiento de ese reino. Las opciones parecen ser
tres: (1) durante el ministerio terrenal de Jesús, (2) en su segunda
venida o (3) con un cumplimiento parcial en el primer advenimiento
y un cumplimiento pleno en el tiempo del fin. Las tres han tenido sus
partidarios. En consecuencia, es preciso que examinemos minuciosa-
mente el contexto de este sueño profético.
En primer lugar, aparece el elemento temporal para el reino simbo-
lizado que «hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido»
(2: 34). Lógicamente, el lector llegaría a la conclusión de que el reino
llegaría a la existencia después de que hubieran desaparecido los cua-
tro reinos dominantes, y no durante la existencia de ellos. Además, el
elemento temporal nos garantiza que este reino pétreo sería estable-
cido «en los días de estos reyes» representados por la división de los
dedos y los pies (2: 43-44). Históricamente, esos reinos no llegaron a
la existencia antes de la vida terrenal de Jesús, ni durante la misma.
En consecuencia, que entonces se cumpliera el establecimiento de este
reino no es una opción plausible.
Ginsberg entiende que la expresión «en los días de estos reyes»
(2: 44) se aplica a los cuatro grandes reinos de la imagen, y no a las
naciones que surgirían más tarde. 45 Sin embargo, tal posición parece
injustificada, porque, según se infiere de forma natural en el pasaje
(2: 41-44), la piedra cae sobre la mezcla de hierro y arcilla (los pies y
los dedos), la cual representa a los reinos que sucederían al Imperio
romano. El sueño afirma este extremo de forma explícita (vers. 34).
Los reinos simbolizados por los dedos y los pies son reinos que sur-
gieron tras el nacimiento de Cristo y de la iglesia cristiana. Por ello,
insistir en que el reino de la roca se cumple con la primera aparición de
Cristo crea un anacronismo que está en conflicto con el pasaje y con la
historia. Resulta evidente que la piedra cae sobre los pies (vers. 34), lo
cual implica que también hay dedos que desmenuzar.
La piedra = El Mesías
Era inevitable que esta piedra llegase a ser interpretada mesiáni-
camente, porque es paralela al celestial hijo de hombre de 7: 13.49
Aunque sigue defendiéndose que la piedra representa la conquista
gradual del mundo por medio de la predicación del evangelio por
parte de la iglesia cristiana, ello se hace sin convicción.50 La contro-
vertida evidencia es, en primer lugar, empírica.
47. A. C. Gaebelein, The Prophet Daniel [El profeta Daniel[ (Nueva York, 1911),
p. 35.
4 8 . G e r h a r d von Rad, Old Testament Theology [Teología del Antiguo Testa-
mento] 2 (Nueva York, 1965): 311-12.
49. Cf. 4 Esdras 13: 6, donde un hombre procedente del mar es presentado
como una figura mesiánica que talla una montaña de piedra sobre la que se
yergue.
50.Juan Calvino, Book of the Prophet Daniel [El libro del profeta Daniel]
(Grand Rapids, 1948), pp. 180, 187-88; E. J. Young, The Prophecy of
Daniel |La profecía de Daniel] (Grand Rapids, 1949), p. 79; Louis F. Hart-
man y Alexander A. Di Leila, The Book of Daniel (Garden City, Nueva
York, 1978), p. 149.
3 5 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
53 -Ibíd.
54. Cf. M a t . 24: 37-44; 45-51; 25: 31-46; 2 Tes. 2: 8; 1 Tes. 1: 7-10.
3 6 0 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
«Estos reyes»
En 2: 44 falta un antecedente inequívoco para «estos reyes». En con-
secuencia, es posible encontrar diferentes posicionamientos al respecto.
Algunos expositores creen que la expresión «estos reyes» es sinónima
del «todos e$:os reinos» del final de ese versículo, e interpretan que se
refieren a los cuatro reinos precedentes mencionados de la imagen."
Los partidarios de este punto de vista entienden que Dios estableció su
reino en los días del cuarto reino, o sea, Roma, que existía en los días
del primer advenimiento de Cristo.
Sin embargo, esta explicación deja sin explicar por qué el autor
menciona a «estos reyes» y a «estos reinos» si, en realidad, solo se
refería al único reino de Roma. Se comprende mejor la fraseología
si se busca el antecedente en los reinos de los pies y de los dedos que
surgen del cuarto reino (2: 41). Se alude aquí a esa parte de la ima-
gen como un reino dividido y se declara que sería en parte fuerte y
en parte débil (vers. 41-42). Se afirma claramente que «se mezclarán
por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro,
como el hierro no se mezcla con el barro» (2: 43).
Con este entorno contextual, el lector está preparado para enten-
der que la expresión que sigue en el versículo 44 («En los días de
estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino [...]») hace alusión a
las diferentes naciones que surgieron en Occidente a partir del des-
menuzado Imperio romano.
Puede obtenerse una prueba adicional en apoyo de esta posición
comparando el capítulo 2 con la profecía paralela del capítulo 7. La
cuarta bestia (análoga a las piernas de hierro) desarrolló específica-
mente diez cuernos, interpretados como diez reyes (o reinos) en 7: 24.
En el capítulo 7, tras el surgimiento de esos diez cuernos, y solo enton-
ees, se presenta un cuadro que incluye un tema nuevo, concretamente
un juicio (7: 26) que ha de ser seguido por el acontecimiento ya presen-
tado en el capítulo 2: el establecimiento del reino eterno (7: 27).
Dado que el derrocamiento de cada uno de los reinos precedentes
ha sido literal e histórico en el tiempo, la coherencia exige que el de-
59. Gerhard F. Hasel, Understanding the Living Word of God [Entender la viva
Palabra de Dios] (Mountain View, California, 1980), p. 199.
El reino de la roca de Daniel 2 3 6 3
60. Hay profecías en el AT en las que los advenimientos primero y segundo apa-
recen en ocasiones uno al lado del otro. Véanse Isaías 61: 1-2; 40: 10-11.
El reino de la roca de Daniel 2 3 6 5
La piedra
Dado que la profecía de Daniel 2 culmina en el establecimiento del
reino simbolizado por la piedra, resulta imprescindible para este estu-
dio descubrir el empleo y el significado que la Biblia da de las palabras
'roca' o 'piedra'. A menudo, la "roca" del AT es un nombre de Yahveh.61
Esto constituía un enlace mesiánico para muchos de los pasajes del AT
que son empleados por los autores del NT para referirse a la persona
de Cristo. J. Jeremías reconoce esta dependencia del AT cuando dice:
«Los pasajes neotestamentarios sobre la roca (o la piedra) cristológica
[...] se basan casi por entero en versículos del AT: Sal. 118: 22; Isa.
28: 16; Dan. 2: 34s., 44s.; Éxo. 17: 6 y Núm. 20: 7ss. (Zac. 4: IO)».62
El concepto de que la piedra se aplique a Dios puede hacerse re-
montar a un pasaje conocidísimo del Génesis (49: 24) en el que se
dice del «Fuerte de Jacob» que es «la Roca ( 3 ] א ב ןe b e n ] ) de Israel».
En lo sucesivo, el concepto se repite en numerosos pasajes. En Deute-
ronomio 32: 4 se llama a Dios "roca" ([ צורsur]), y, más adelante, en
Isaías 8: 14-15 se lo llama tanto piedra como roca (3eben, sür). En el
capítulo siguiente (Isa. 9: 6), el autor habla del Mesías como Dios.
Si tiene en cuenta este concepto, el lector puede captar el signifi-
cado mesiánico de esta afirmación: «Por eso, Jehová, el Señor, dice
así: "He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra,
6 1 . [ ס ל עsela^: 2 Sam. 22: 2; Sal. 18: 2; 31: 3; 42: 9; 71: 3; 78: 16; [ צ ו רsür]:
Deut. 32: 4, 18, 31, 37; 2 Sam. 22: 3, 32, 47; 23: 3; Sal. 18: 31, 46; 31: 2;
62: 2, 7; 78: 20, 35; 89: 26; 92: 15; 94: 22; 95: 1.
62. T D N T , 4: 272.
3 6 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
63 .Ibíd.
64. En el AT, Sirá y los textos de Qumrán, el verbo hebreo | ב ח ןbàhan| significa
"probar" (o sea, poner a prueba). En la LXX es traducido por el verbo grie-
go δοκιμάζω [dokimazó], "poner a prueba, examinar".— TDOT, 2: 69.
El reino de la roca de Daniel 2 367
entrada del templo, usa fuentes de la última mitad del siglo II, lo que
debilita su argumento. 6 5 En Isaías 28: 16 la LXX identifica la piedra
angular con la piedra principal de los cimientos (θφίλιον | themelion]
- cimiento).
En ninguno de los pasajes en los que aparece la palabra akrogòniaios
("lo que está en la esquina más distante") puede encontrarse nada
que sugiera que el autor se proponía hablar de una clave de arco o
de bóveda. Además, dado que la LXX empleó el término akrogòniaios
para traducir [ פ נ הpinna11] ("ángulo, esquina") en Isaías 28: 16, y
Símaco lo usó para traducir ר א ש פ נ הIrò 3 ¿pinna h ] ("cabeza del án-
guio") en el Salmo 118: 22, parece evidente que significa esquina y no
altura. 66 Por lo tanto, parece que lo mejor es entender que akrogòniaios
se refiere a la piedra colocada en la esquina primera o más impor-
tante, el punto desde el que el constructor determinaba el trazado de
toda la construcción. 67
El uso de akrogòniaios ("piedra angular") y de themelion ("cimien-
to") en estrecha proximidad en Efesios 2: 20 parece indicar que el
autor pensaba en la parte inferior del edificio. De ahí que el pasaje
pueda traducirse «edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo». La
Misná afirma que la 3 ] א ב ן ש ת י הe b e n setiyya1'] (literalmente, "pie-
dra fundacional") sobresalía del suelo el ancho de tres dedos. Por lo
tanto, era fácil que los autores del NT entendieran que el akrogòniaios
fuera una piedra con la que alguien pudiera tropezar y caer. 68
Evidentemente, dado que hablamos de una piedra angular, se tra-
ta de aquella que sujeta dos paredes de un edificio, y ocupaba una
posición significativa en la estructura, por cuanto soportaba su pe-
so. 69 Merece la pena observar que la piedra es preciosa, lo que indica
65. Colín Brown, ed., The New International Dictionary of New Testament
Theology [Nuevo diccionario internacional de teologia neotestamentaria] 3
(Grand Rapids, 1978): 389.
66. R. J. McKelvey, "Christ the Cornerstone" [Cristo, la piedra angular], NTS 8
(1961-1962): 352-59.
67. Los exégetas de Qumrán entendía que esa piedra era la piedra fundamental
de los cimientos. Véase McKelvey, p. 355.
6$.Ibíd., p. 357.
69. Cf. Salmo 118: 22: «La piedra que desecharon los edificadores ha venido a
ser la cabeza del ángulo».
3 6 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
70. Cf. 1 Reyes 5: 17; 7: 9-11, donde tales piedras se usaban en los cimientos de
edificios.
71. La roca es símbolo de firmeza, determinación y resistencia. Véanse Isaías 50:
7; Ezequiel 3: 9; Jeremías 5: 3.
72. Brown, p. 382.
73.Para un análisis útil de estos versículos, véase Edward J. Young, The Book
of Isaiah [El libro de Isaías] (Grand Rapids, 1969), 2: 282-88; también el
tomo 1, pp. 311-15.
74.TDNT, 4: 272-73.
75. Ibíd., p. 273.
El reino de la roca de Daniel 2 3 6 9
80. Jesús empleó palabras similares a las encontradas en el canto de la viña (Isa.
5: 1-7).
3 7 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
94. Colin Brown, ed., The New International Dictionary of New Testament
Theology |Nuevo diccionario internacional de teologia neotestamentaria] 1
(Nueva York, 1973): 217; John Albert Bengel, Gnomon of the New Testa-
ment |E1 gnomon del Nuevo Testamento] 1 (Filadelfia, 1860): 391; Lange,
p. 388; Spence y Exell, tomo 7, p. 327; IB 3 (Nueva York, 1952): 349;
TDNT, 4: 275.
El reino de la roca de Daniel 2 379
95. Había dos tipos de midrás: la halajá, que abordaba las enseñanzas legales de
la Biblia, y la hagadá (narración), referida a la porción no legal. Su énfasis
era práctico, homilético. Véase IDB (1962), p. 376. También Tenney, tomo
4, pp. 222-23.
96. E. E. Ellis, Prophecy and Hermeneutic in Early Christianity (Profecía y her-
menéutica en el cristianismo primitivo] (Grand Rapids, 1978), pp. 152ss.
Véase también Black, tomo 18, pp. 1-14.
97. Ellis, pp. 152,157-58.
98.Gundry, The Use of the Old Testament in St. Matthew's Gospel, pp. 85,
207; Ellis, pp. 192, 205.
99. Gundry, The Use of the Old Testament in St. Matthew's Gospel, p. 209.
100. Elena G. de White hace alusiones a la necesidad de caer «sobre la Roca para
ser quebrantados» en los siguientes lugares: FE 284, IMS 385, 387; 2MS
3 8 0 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Conclusión
En nuestro estudio hemos perseguido adquirir una mayor compren-
sión del reino de la roca de Daniel 2 para poder descubrir el cumplí-
miento propuesto. Nuestra indagación nos ha llevado a examinar los
registros históricos de otros intérpretes de la Biblia, empezando con
los Padres antenicenos y posnicenos y de tiempos posteriores. La in-
terpretación más antigua y persistente ha sido que dicho reino repre-
senta el establecimiento del reino de Cristo en su segunda venida. Las
enseñanzas discrepantes se señalaron como excepciones engendradas
por el preterismo o el futurismo.
Como profecía apocalíptica genuina, Daniel 2 recalca el escatón, el
fin de la historia humana. En consecuencia, no hay por qué sorpren-
derse de que Daniel 2, como Daniel 7, culmine en el derrocamiento
de todos los reinos terrenales y el establecimiento de un reino celes-
tial eterno. Un estudio minucioso del uso del símbolo de la piedra en
el NT nos permite concluir que esta metáfora se refiere a Cristo y su
reino.
Nuestro estudio también investigó la parábola neotestamentaria de
los labradores malvados para determinar si Jesús había aplicado la pro-
fecía del reino pétreo a su primer advenimiento. Sin embargo, la eviden-
eia negaba esta posibilidad. En consecuencia, parece acertado concluir
que la interpretación tradicional dada al reino representado por la pie-
dra es viable, y que podemos aguardar con confianza su cumplimiento
en el regreso de Cristo.
ψ\ . .·,·• .M'.ii׳.;
lí-.k I. .'.i 111 »O(. U • Λ.'.Ι.ι^ .¡ ,!ill III H11l.il/il.ll''
Capítulo VI
Esquema de la sección
I. Introducción
II. Contexto
III. Autenticidad del pasaje
IV. Traducción
introducción
La investigación de un pasaje tan preñado de significado como Da-
niel 8: 9-14 debe seguir sólidas pautas hermenéuticas si queremos que
nuestras conclusiones tengan validez. En consecuencia, nuestra me-
todología incluirá: (1) un estudio filológico de términos clave, (2) un
análisis de los patrones terminológicos (gramática) y fraseológicos
(sintaxis) del texto hebreo, con comparaciones de traducciones mo-
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 3 8 5
ciernas cuando sea aconsejable, (3) los contextos más cercanos y más
globales dentro del libro de Daniel y de la Biblia en su conjunto, y
(4) se mostrarán las sugerencias y las conclusiones de las grandes es-
cuelas de interpretación y de sus principales exponentes. También se
prestará atención a materiales extrabíblicos cuando sea relevante.
Dado que en una investigación previa hemos abordado el tema
de la estructura literaria de Daniel 8,1 presentaremos aquí un breve
resumen de la misma como parte del contexto de 8: 9-14.
Contexto
La tentación de estudiar un pasaje de las Escrituras aislado de su
contexto es un peligro que debe evitarse. Por lo tanto, será esencial
prestar atención al contexto de los versículos 9-14 en la visión del
capítulo 8 y en el libro de Daniel en su conjunto.
Los seis versículos forman parte de la revelación del capítulo 8.
Esta revelación tiene una introducción (vers. 1-2) y una conclusión
(vers. 27) claramente delimitadas. La propia revelación consta de
tres partes principales: (1) la visión (vers. 3-12), (2) la audición
(vers. 13-14),2 y (3) la explicación de la visión por parte de Gabriel (vers.
15-26).
La visión describe: (a) a un carnero y sus actividades (vers. 3-4);
(b) a un macho cabrío y sus actividades (vers. 5-8); y (c) a un "cuerno
pequeño" (vers. 9-12), su origen (vers. 9a), su expansión (vers. 9b) y
su pasmosa actividad (vers. 10-12).
La audición es también parte de la revelación sobrenatural dada
a Daniel. Tiene lugar mientras los ojos del vidente están fijados en
la actividad del cuerno pequeño en la tierra. Sin embargo, está se-
parada de la porción precedente de la revelación por un importante
1. G. F. Hasel, " T h e 'Little Horn,' the Saints, and the Sanctuary in Daniel 8"
[El "cuerno pequeño", los santos y el santuario en Daniel 8|, The Sanctuary
and the Atonement [El santuario y la expiación] (Washington, DC, 1981),
pp. 177-277 (citado en lo sucesivo como Hasel, LSS).
2. La importancia de esta distinción ha sido destacada por los comentaris-
tas. Es recalcada en particular por O. Ploger, Das Buch Daniel [El libro de
Danieli (Gütersloh, 1965), pp. 126-27. L. F. H a r t m a n y A. A. Di Leila, The
Book of Daniel [El libro de Daniel] (Garden City, Nueva York, 1978), pp.
230-31, diferencia entre "visión" (vers. 1-12) y "revelación" (vers. 13-14).
3 8 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
AUDICIÓN CELESTIAL
ΌΐΓ־
8:13-14
VISIÓN H O R I Z O N T A L
I—
·Ver־
8:2-12
8:5-8
Traducción
El lector de diversas traducciones modernas de 8: 9-14 (españolas
y no españolas) observará que hay diferencias notorias en la forma
de verter el pasaje, que en algunos casos son sustanciales. Esto se
debe a que los traductores han intentado una y otra vez armonizar
el texto hebreo con el modelo de interpretación basado en Antioco
IV Epífanes. Se han realizado numerosos intentos de reconstruir el
texto hebreo introduciendo enmiendas eruditas con cambios de gé-
ñeros, verbos, nombres, sujetos de oraciones, omisiones de palabras,
etcétera. Esas reconstrucciones se proponen poner el texto hebreo
en armonía con lo que se conoce de los acontecimientos históricos
relacionados con Antioco IV y su época. Ello se debe a que la escuela
histórico-crítica de interpretación cree que el "cuerno pequeño" debe
ser identificado con ese gobernante seléucida.
Los eruditos bíblicos conservadores no han seguido esas tenden-
cias. Han estudiado minuciosamente el texto hebreo que nos ha lie-
gado, el cual, como hemos señalado más arriba, está perfectamente
conservado en este pasaje. Por lo tanto, daremos una traducción li-
teral de estos versículos basada en el texto original. La exposición
detalla de la parte siguiente de nuestro estudio presentará su apoyo
exegético:
Daniel 8: 9-14
21. Véase Hasel, LSS, pp. 182-87 para un estudio anterior y más breve de 8:
9-10.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 393
o femenino], igual que los sustantivos y los numerales, que debe tener
concordancia con sus antecedentes.
Uno de los dos antecedentes que se han sugerido en 8: 8 ("cuernos"
o "vientos") se ve mejor cuando se vuelve a traducir, de nuevo literal-
mente, indicando los géneros entre corchetes: «Y crecieron la conspi-
cuidad de cuatro [masculino] en su lugar» (ΓΓΓΙΠΓ1 ו ת ע ל נ ה ח ז ו ת א ר ב ע
[ wattacñlenáh hàzùt >arbac tahte>hà]).
En esta oración el numeral "cuatro" es masculino —algo típico
por su asociación con un sustantivo femenino que es omitido por
elipsis (en este caso, la palabra omitida es 'cuernos')—. Los gramáti-
eos han denominado este fenómeno lingüístico —cuando se usa un
numeral masculino con un sustantivo femenino o cuando se emplea
un numeral femenino con un sustantivo masculino— "concordancia
quiástica". 22
Así, aunque el número "cuatro" tiene forma masculina, hace de
femenino. Ello nos lleva a cuestionar si hay una concordancia real en
género entre «la conspicuidad de los cuatro [cuernos]» (oración di-
fícil, vertida habitualmente "cuatro cuernos conspicuos") y el «cuer-
no pequeño», del que se dice que sale del «uno [femenino] de ellos
[masculino|». Resulta muy evidente que, basándonos en la sintaxis,
el numeral "uno", que tiene forma femenina, no encaja con la forma
masculina "cuatro", como tampoco el masculino "ellos" casa con el
femenino "cuernos" (sobrentendidos).
La ausencia de tal concordancia gramatical entre la oración inau-
gural de 8: 9, donde se dice que el "cuerno pequeño" sale «de uno de
ellos», y «la conspicuidad de los cuatro [cuernos]» plantea problemas
sintácticos insuperables. Las implicaciones de estos problemas gra-
maticales y sintácticos son agudos y cuestionan (y, en realidad, des-
cartan) interpretaciones como esta: «Se representa al cuerno peque-
ño brotando de uno de los cuatro cuernos "conspicuos" del macho
cabrío; es decir, representa a [Antioco] Epífanes como descendiente
23. Hartman y Di Leila, p. 235; cf. Keil, Biblical Commentary on the Book of
Daniel [Comentario bíblico sobre el libro de Daniel] (1869), p. 295; Plóger,
p. 126; y muchos otros. Es sorprendente que estos eruditos pasen por alto
cualquier discusión de estos problemas gramaticales y sintácticos.
24. Hay algunos manuscritos hebreos que ponen [ מ ה ןméhenj en lugar de la lee-
tura masculina [ מ ה םmèhem| de la tradición masorética. En este caso, la ora-
ción inicial del versículo 9 podría referir o a los «cuatro conspicuos» o a los
«cuatro vientos del cielo». Sintácticamente, el asunto del antecedente sería
neutral.
25. Véanse la nota 22, y también R. Meyer, Hebraische Grammatik [Gramática
hebrea], 3" ed. (Berlín, 1969), tomo 2, p. 86, n. 59.1.
26. W. H. Shea, Daniel and the judgment [Daniel y el juicio] (Washington, DC,
s.f. [1980]), p. 65.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 3 9 5
Β : A
hassamáyim rühót h3arbac
: מ י םτ ש ה
τ - 3
רוחות ל א ר ב עDaniel 8:8
|3י ־ : ־:
los ^vientos hacia
cielos. de los
cuatro
BJ A
mèhem ha'abat umin-
מהם האחת ו מ ן ־Daniel 8: 9
de uno Y
ellos de
sentido de la lectura
27. Véanse Isaías 62: Ib; 28: 15; 42: 4; 44: 3b; Salmos 57: 6, 11; 108: 6; Job
5: 9; 18: 10; Proverbios 5: 5; 29: 3; c f . W. G. E. Watson, "Gender-Matched
Synonymous Parallelism in the O T " [El paralelismo sinonímico con corres-
pondencia de género en el KT],JBL 99 (1980): 321-41, especialmente la p.
339, donde se alude a los ejemplos citados.
3 9 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
43. Así aparece con total corrección en J. Mainhold, Das Buch Daniel [El li-
bro de Daniel] (Nordlingen, 1889), p. 308; G. C. Aalders, Daniel (Kampen,
1962), p. 174; E. J. Young, The Prophecy of Daniel [La profecía de Daniel]
(Grand Rapids, 1949), p. 170; Plóger, p. 122; Μ. Delcor, Le livre de Daniel
[El libro de Daniel] (Paris, 1971), p. 172; Hasslberger, p. 53.
44. A. Bevan, A Short Commentary on the Book of Daniel [Comentario breve
al libro de Daniel] (Cambridge, 1892), p. 131, argumentaba que habría
que desechar la preposición [ מןmin] presente en [ מ צ ע י ר הmiss3cirSh] para
poder leer [ צעיו־הs9cirah] ("pequeño"). Y que en el numeral [ א ח ת,ahat]
había que insertar la letra "( רr") para poder leer 3 ] א ח ר תa h e r e f ] ("otro"),
de modo que la oración completa diga "otro cuerno pequeño". Esta doble
enmienda ha sido muy seguida: J. D. Prince, A Critical Commentary on
the Book of Daniel [Comentario crítico sobre el libro de Daniel] (Leip-
zig, 1899), p. 241; P. Riessler, Das Buch Daniel [El libro de Daniel] (Vie-
na, 1902), p. 72; K. Marti, Das Buch Daniel (Tubinga y Leipzig, 1901), p.
57; R. H. Charles, A Critical and Exegetical Commentary on the Book of
Daniel [Comentario crítico y exegético sobre el libro de Daniel] (Oxford,
1929), p. 203; J. T. Nelis, Daniel (Roermond-Maaseik, 1954), p. 95; Plóger,
p. 122; Hartman y Di Leila, p. 221; Lacocque, p. 159; BHK; BHS.
45. Véanse C. F. Keil, Biblical Commentary on the Book of Daniel [Comentario
bíblico sobre el libro de Daniel] (Grand Rapids, 1949), p. 295; G. Behr-
mann, Das Buch Daniel [El libro de Daniel] (Gotinga, 1894), p. 53; S. Tie-
fenthal, Daniel (Paderborn, 1895), p. 266; Young, p. 170; Delcor, p. 174;
Hasslberger, p. 8, vers. 22, 23.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 401
46. E. Jenni, "Ys' hinausgehen" ( Ys' salir), THAT, eds. E.Jenni y C. Westermann
(Zurich, 1971), 1: 755-61; W. Baumgartner, Hebraisches und aramàisches
Lexikon zum Alten Testament [Diccionario hebreo y arameo del Antiguo
Testamento[ (Leiden, 1974), 2: 406-8, citado en lo sucesivo como HAL.
47. Véanse Deuteronomio 20: 1; 1 Crónicas 5: 18; 20: 1; Proverbios 30: 27;
Amos 5: 3.
48. Véanse Daniel 9: 15,22-23; 10: 20; 11: 11,44.
4 0 2 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
53. Deut. 4: 19; 17: 3; 2 Rey. 17: 16; 21: 3, 5; 23: 4-5; 2 Crón. 33: 3, 5; Isa. 34:
4; Jer. 8: 2; 19: 13; Sof. 1: 5.
54. Véase M. Cogan, Imperialism and Religion: Assyria, Judah and Israel in the
Eighth and Seventh Centuries B.C.E. [Imperialismo y religión: Asiría, Judá e
Israel en los siglos VIH y VII A.E.C.] (Missoula, Montana, 1974), pp. 84-88.
55. 1 Rey. 22: 19; 2 Crón. 18: 18; Neh. 9: 6; Jer. 33: 22.
56. Así piensa Hasslberger, p. 55.
57. Véase la nota 34.
58. Keil, p. 296; Young, p. 171.
59. G. F. Hasel, "The Identity of'The Saints of the Most High' in Daniel 7" [La
identidad de "los santos del Altísimo" en Daniel 7], Bib 56 (1975): 173-92.
4 0 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
una profanación del santuario celestial por parte del cuerno. Lo que
sí aparece en lugar de ello es un ataque —de formas diferentes—
contra el pueblo de Dios, contra el fundamento del santuario y el
ministerio de Cristo, y, por ende, contra el propio Dios y su verdad.
Son usurpadas las prerrogativas que pertenecen a Dios, y se hace que
el servicio continuo y divino de mediación de Cristo pierda eficacia.
Los matices cósmicos y universales de este ataque reciben atención
adicional en el diálogo que sigue entre dos personajes santos (vers.
13-14), que el autor reseña en la sección siguiente.
Esquema de la sección
I. Introducción
II. Exégesis de Daniel 8: 11
III. Exégesis de Daniel 8: 12
IV. Nota final: El uso de la palabra hebrea tàmìd en Qumrán y el Anti-
guo Testamento
Introducción •
Como se mencionó en la sección anterior, los eruditos histórico-
críticos han argumentado que los versículos 11-12, junto con los ver-
sículos 13-14, deberían ser considerados como interpolaciones poste-
riores. 1 Hemos estudiado este asunto más arriba y encontramos que
la argumentación en favor de esa posición es insuficiente. Además,
la mayor parte de los eruditos críticos apoya la unidad del capítulo
8.2 Hemos mostrado más arriba por qué creemos que los versículos
11-12 y 13-14 son parte genuina del capítulo 8. Pasamos ahora a un
análisis del versículo 11.
Exegesis de Daniel 8 : 1 1
El versículo 11 revela un cambio importante en la estructura (sin-
taxis) de las oraciones con respecto a los dos versículos anteriores.
Las formas verbales del texto hebreo de los versículos 9-10 son fe-
meninas, salvo en el caso del primer verbo del versículo 9 ("sale"). 3
Sin embargo, en el versículo 11 las formas verbales son masculinas.
Se han presentado diversas sugerencias para este cambio de género. 4
Entre ellas se encuentra la reciente tesis de que el cambio indica un
añadido de menor entidad al texto. 5
Aunque no hay ningún apoyo textual ni de otro tipo para ese pun-
to de vista, el cambio de género del sujeto es posible que revele otros
cambios. Sugiere que se ha abandonado la metáfora del símbolo del
cuerno (de género femenino) y que ahora se contempla directamente
la realidad representada por el símbolo metafórico. Puede proponer-
se una idea adicional: El cambio de género puede reflejar un cambio
de las fases de las dos entidades representadas por el símbolo meta-
fórico.
Algunos intérpretes historicistas intentan encontrar un cumplimien-
to paralelo para cada una de las especificaciones de 8: 9-12 para las
dos fases de la Roma política, o pagana, y la eclesiástica, o papal. 6
Proponemos que aquí no se da ningún cumplimiento simultáneo ni
dual, sino que se trata más bien de un cumplimiento secuencial. El
cumplimiento secuencial significa que los versículos 9-10 son cum-
piídos por la fase pagana (premedieval) de Roma, mientras que los
versículos 11-12 son cumplidos por la Roma papal (eclesiástica).
Primera oración
La traducción literal de la primera oración en el versículo l i a es:
«Y se hizo grande incluso ante el Príncipe del ejército». 8 El verbo 9
es masculino, 10 lo que constituye un cambio con respecto a las ante-
riores formas femeninas, como acabamos de explicar.
Aquí se emplea el término hebreo [ ג ד לgadal| en una forma que
significa «demostrar la propia grandeza de manera real y efectiva». 11
Se emplea el mismo verbo en el versículo 4, cuando dice que el car-
nero se engrandece, en el versículo 8, donde el macho cabrío crece en
gran manera, y en el versículo 11, donde el poder representado por el
"cuerno pequeño" logra de forma efectiva hacerse grande de hecho.
La acción y el proc&o de lograr la grandeza de forma real y efectiva
son los mismos.
Un estudio de este término ha demostrado que, siempre que el sujeto
de gadal (en la forma hifil del verbo, como aquí) es un ser humano,
siempre significa que engrandecerse es un acto arrogante, presuntuoso
7. Este punto de vista supera dos dificultades serias: (1) Algunas especificado-
nes de 8: 9-12 no encuentran cumplimiento en la fase pagana y en la fase
papal de Roma. (2) El libro de Daniel no tiene ningún cumplimiento dual
en ninguna otra parte. Daniel 8: 9-12 se mantiene dentro del patrón de
cumplimiento único en Roma en sus dos nítidas fases históricas.
8.Sintácticamente, las primeras dos oraciones de 8: 11 son oraciones verbales
invertidas, lo que significa que el objeto precede al verbo, de forma contra-
ria al orden normal de las palabras.
9. Es el hifil perfecto de [ נ ד לgada¡[, que tiene el significado de "engrandecer-
se" (W. L. Holladay, A Concise Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old
Testament !Diccionario conciso hebreo y arameo del Antiguo Testamento]
(Grand Rapids, 1971), p. 56, en lo sucesivo citado como CHAL.
10. No hay necesidad de cambiar la forma al femenino [ ה נ ד י ל הbigd!lah], como
hacen A. von Gall, Die Einheitlichkeit des Buches Daniel [La uniformidad
del libro de Daniel] (Giessen, 1895), p. 51; G. F. Moore, "Daniel 8: 9-14),
JBL 15 (1896): 194; K. Marti, Das Buch Daniel [El libro de Daniel] (Tubin-
ga y Leipzig, 1901), p. 58.
11. R. Mosis, "Gàdhal", TDOT (1975), 2: 404.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 409
12.E. Jenni, Das hebraische Pi'el [El pi'el hebreo] (Zurich, 1968), pp. 46-48.
13. Así, Η. Grocio, Annotationes in Vetus et Novum Testamentum [Anotaciones
sobre el Antiguo Testamento y el Nuevo] (Londres, 1727); Efrén de Siria,
Commentationes Danieli¡ [Reflexiones de Daniel] (1740); R. H. Charles, A
Critical and Exegetical Commentary on the Book of Daniel [Comentario
crítico y exegético al libro de Daniel! (Oxford, 1929), p. 204; Μ. A. Beek,
Das Danielbuch [El libro de Daniel[ (Leiden, 1935), p. 80.
14.1 Crón. 24: 5; Esd. 8: 24, 29.
15. Dan. 8: 11,25; 10: 13,21; 12: 1.
16. A. Lacocque, The Book of Daniel [El libro de Daniel] (Atlanta, 1979), p.
162, está en lo cierto cuando señala la identidad entre Miguel y el Príncipe
del ejército, pero la inclusión del sumo sacerdote Onías III está injustificada
por el material.
431 0 ו SIMPOSIO SOBRE DANIEL
Segunda oración
Literalmente, la segunda oración del versículo 11 afirma: «Y de él
fue quitada la continuidad». Todas las partes de esa oración plantean
dificultades. La expresión hebrea [ מ מ נ וmimmennüy no debe tradu-
cirse "por él", sino "de él". ¿Quién es el antecedente de "él"? Grama-
ticalmente, el antecedente más próximo y más natural es «el Príncipe
del ejército». Esto cuenta con el apoyo de las versiones antiguas. 20
Habiendo identificado el «de él» como una referencia al «Príncipe
del ejército», volvemos nuestra atención al verbo que hemos traduci-
do «fue quitada». Los intérpretes modernos cambian a veces el tex-
to hebreo 21 debido a la dificultad de la forma verbal hebrea ה ר י ם
[huraym].22 Creemos, no obstante, que la traducción "fue quitada"
está bien atestiguada en el texto.
17.Esto no significa que el «Príncipe del ejército» sea una figura colectiva que
designe «la personificación trascendente del "pueblo de los santos"», como
sugiere Lacocque, p. 172.
18. Jud. 9 (cf. 1 Tes. 4: 16); Apoc. 12: 7-17.
19.Hartman y Di Leila, p. 222, enmiendan esta palabra, sin el apoyo de ma-
nuscritos hebreos, a [ מ כ נ וmikkannó) o [ מ מ כ ו נ וmimmekónnó] ("de su es-
trado") para ponerla en armonía con la interpretación de Antioco. Tales
cambios en el texto carecen de justificación y señalan los problemas insupe-
rabies de esa interpretación.
20. Ello tiene el apoyo de las versiones griegas de la Septuaginta y Teodoción,
que tienen δι' aùiòv (di'auton], y de la Vulgata latina, que afirma ab eo tulit.
21. L. F. Hartman y A. A. Di Leila, The Book of Daniel [El libro de Daniel]
(Garden City, Nueva York, 1978, p. 222, sugieren [ ת ר י םfárím] ("eliminó").
22. La forma [ ה ר י םhuraym] aparece en el ketiv (lo que pone el texto que nos
ha llegado) de muchos manuscritos masoréticos como [ ה ר י םhérím]; am-
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 411
38. Por ejemplo, Marti, p. 58; Montgomery, p. 336; Bentzen, p. 70; Charles, p.
207; Ploger, p. 126; Hartman y Di Leila, p. 236; Lacocque, p. 159; N. W.
Porteous, Daniel (Londres, 1965), p. 125.
39. Entre los comentaristas más antiguos se cuentan E. W. Hengstenberg (1848),
H. C. Haevernick (1832), R. Kranichfeld (1868), T. Kliefoth (1868) y C.
F. Keil, Biblical Commentary on the Book of Daniel [Comentario bíblico
sobre el libro de Daniel] (Grand Rapids, 1949), p. 298. Entre los exposito-
res más recientes figuran Young, p. 172; Leupold, pp. 347-48; L. Wood, A
Commentary on Daniel [Comentario sobre Danieli (Grand Rapids, 1973),
p. 215; J. Baldwin, Daniel (Downers Grove, Illinois, 1978), p. 157: «Con
esa sola palabra se implica todo el sistema sacrificial»; C. Boutflower, In
and Around the Book of Daniel [El libro de Daniel y su entorno] (Londres,
1923), p. 17, n. 2.
4 1 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
del ejército», cuyo ministerio forma parte del plan de la salvación. Esto
es lo que parece que se contempla en la segunda parte de 8: 11.
De momento, si nuestro análisis del texto es correcto, no se ha di-
cho nada que implique una profanación del santuario o templo de
Jerusalén. " Q u i t a r " algo al «Príncipe del ejército» no es un acto
de profanación. Aún no ha aparecido la fraseología de profanación
o de contaminación en el capítulo 8, ni lo hará, sin prejuzgar la cues-
tión de las oraciones restantes de 8: l l c - 1 4 .
Tercera oración
Volvemos ahora nuestra atención a la tercera oración de 8: 11, y
consideraremos en primer lugar la relación existente entre las tres
oraciones de ese versículo. Técnicamente, la tercera oración del ver-
siculo 11, la última, es una oración verhal. 50 Es posible que sea co-
rrecto sugerir que ella y la segunda oración tengan un carácter expli-
cativo. Es decir, dan más detalles o explican las implicaciones de la
primera oración, 51 que presenta la exaltación propia y, por así decir-
lo, la usurpación del poder representado por el "cuerno pequeño".
Que las tres oraciones van de la mano resulta evidente a partir del
pronombre personal 'él' y del adjetivo posesivo 'su', que tienen por
antecedente al «Príncipe del ejército». El sentido del pasaje puede
parafrasearse c o m o d i l e :
«Y el cuerno se hizo grande incluso ante el Príncipe del ejército, es
decir, quitó a este el servicio continuo, y derribó el fundamento de su
santuario».
Una traducción literal del versículo 1 le sería «y el fundamento de
su santuario fue derribado». Al considerar esa frase deberíamos notar
que los traductores y los intérpretes se dedican en ocasiones a realizar
cambios considerables al texto hebreo de esta oración. Sin embargo,
la oración hebrea en realidad no contiene ninguna dificultad.
En la NC la frase se abrevia, de modo que diga «y destruyó su
santuario» (cf. la NEB, que reza «and even threw down his sanctu-
ary» [y hasta derribó su santuario]). La NVI lo vierte así: «y se pro-
fanó el santuario» (cf. la NAB, que pone «whose sanctuary is cast
52. Véase G. F. Hasel, Understanding the Living Word of God [Entender la Pa-
labra viva de Dios] (Mountain View, California, 1980), p. 100-105 para un
estudio de los principios y métodos de la traducción moderna.
53.Ginsberg, Studies in Daniel, p. 52; Hartman and Di Leila, p. 222.
54.Hartman and Di Leila, p. 222.
55. Ginsberg, Studies in Daniel, p. 52.
56. Hartman y Di Leila, p. 222, cambia el texto hebreo eliminando por com-
pleto el verbo [ ו ה ש ל דwohuslak] e insertando en su lugar [ ו ת ר מ סwatirmós]
("profanó"). Esta enmienda fue sugerida por vez primera por Ginsberg, pp.
52-54. Tanto Ginsberg como Hartman y Di Leila trabajan con la hipótesis
de la existencia de fuentes divergentes tras Daniel 8, y siguen a comenta-
ristas anteriores que tenían poco respeto por el texto hebreo. Teniendo en
cuenta los materiales textuales de Daniel encontrados entre los manuscritos
del Mar Muerto, la falta de respeto por el texto hebreo ya no puede man-
tenerse. Los fragmentos publicados de Daniel dan un decidido apoyo al
texto hebreo que nos ha llegado. Véanse Baldwin, pp. 44-45; G. F. Hasel,
"Daniel Survives the Critics' Den" [Daniel sobrevive al foso de los críticos|,
Ministry 52 (enero de 1979): 8-11; ídem, "The Book of Daniel and Matters
of Language: Evidences Relating to Names, Words, and the Aramaic Lan-
guage" [Έ-11 libro de Daniel y las cuestiones de lenguaje: Evidencias relativas
a nombres, palabras y la lengua arameos], AUSS 19 (1981): 211-26.
57. Ginsberg, Studies in Daniel, p. 53, defiende que su enmienda [ והרכז סwtrms],
que ocupa el lugar del wohuslak del texto hebreo, «equivale a "mancilló"».
58.Ploger, p. 120. Admite, sin embargo, que el verbo significa literalmente «y
fue derribado» (p. 122).
439 0 ו SIMPOSIO SOBRE DANIEL
59. R. Kittel, ed., Biblia Hebraica, 3a ed. (Stuttgart, 1966); Κ. Elliger y W. Ru-
dolph, eds., Biblia Hebraica Stuttgartensia (Stuttgart, 1976), citadas en 10
sucesivo como BHK y BHS, respectivamente.
60. Un manuscrito babilonio-yemení publicado recientemente también apoya
el texto masorético; véase S. Morag, The Book of Daniel: A Babylonian-
Yemenite ManiMcript [El libro de Daniel: Manuscrito babilonio-yemení]
(Jerusalén, 1973), p. 127.
61. Hasel, Understanding the Living Word of God, pp. 86-90.
62.Una forma hofal perfecta en tercera persona masculina singular (BDB, p.
1.021).
63.La raíz triliteral es | ש ל ךá/ír] y únicamente aparece en el AT en las formas
hifil (112 veces) y hofal ( 13 veces). Véase F. Stolz, "Slk hi. werfen" [Slk hifil
echar], THAT, 2: 916-19.
64. Stolz, col. 916.
65.La vara de Moisés (Éxo. 4: 3; 7: 9, 10, 12), un trozo de madera (Éxo. 15:
25), las tablas de piedra (Éxo. 32: 19), una línea de medir (Miq. 2: 5), cadá-
veres humanos (Jos. 8: 29; 10: 27; etc.), y seres humanos vivos (Gén. 37: 20,
22, 24; Éxo. 1: 22); etcétera.
66.Los ídolos (Isa. 2: 20; Eze. 20: 7-8), la ley (tora) de Yahveh (1 Rey. 14: 9;
Eze. 23: 35; Neh. 9: 26), el pecado del hombre (Eze. 18: 31).
67.Stolz, col. 918.
68. Véanse Salmos 71: 9; 102: 10 (11); Jonás 2: 3 (4); Lamentaciones 2: 1;
Nehemías 9: 11; 2 Reyes 13: 23; 17: 20; 24: 20; Jeremías 52: 3; 7: 15;
2 Crónicas 7: 20.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 4 1 9
No hay ejemplo alguno entre los 125 usos de este verbo que sugiera
o insinúe —ya sea en sentido literal o metafórico— que su significado
tenga nada que ver con la profanación, el sacrilegio o cosas por el esti-
lo. No es posible exagerar la importancia de este hecho. Un "derribo"
no comunica un acto de profanación, sino, más bien, un acto de des-
trucción, o de hacer que algo resulte infructuoso.
Por lo tanto, el verbo huslak del versículo 11c significa " f u e de-
rribado". 6 9 A veces hay una mezcla de énfasis tanto literales c o m o
metafóricos en los usos de este verbo. 70 Si aquí se contempla la di-
mensión cósmica —dimensión que encaja en el énfasis de las oracio-
nes anteriores—, la precipitación del fundamento del santuario se
refiere a hacer infructuoso el fundamento del santuario en la esfera
celeste.
El objeto de que «fue derribado» en el versículo 1 le es «el funda-
mento de su santuario». La palabra ' f u n d a m e n t o ' es \ מ כ ר ןmákón],
Tradicionalmente, ha sido traducida por "lugar" a la lengua espa-
ñola. Sin embargo, la palabra hebrea normal para decir "lugar" es
el término [ מ ק ו םmáqóm]. Este aparece en el AT unas cuatrocientas
veces, y se deriva de la raíz [ ק ו םgùm]. Sin embargo, makòn pro-
viene de la raíz | פ ו ןkün], que carece de relación con la otra raíz.
Ambos términos son distintos en varios aspectos, aparte de en la
raíz de la que derivan. La investigación del uso de makòn será ins-
tructiva, dado que presenta los antecedentes para la aparición de
dicho vocablo en 8: 11.
69. Así, BDB, p. 1.021; KBL, p. 978; G. Fohrer, ed., Hebrew and Aramaic Die-
tionary of the OT [Diccionario hebreo y arameo del AT] (Berlín / Nueva
York, 1973), p. 286, citado en lo sucesivo c o m o HAD. CHAL, p. 373, lo
vierte como «ser derribado, arruinarse».
70. Hay algunos usos en el AT en los que no puede distinguirse entre los sen-
tidos literales y los metafóricos. Véanse Isaías 2: 20; Ezequiel 20: 7-8; cf.
Stolz, col. 917.
71.ÉX0. 15: 17; 1 Rey. 8: 13, 39, 43, 49; 2 Crón. 6: 2, 30, 33, 39; Esd. 2: 68;
Sal. 33: 14; 89: 14 (15); 97: 2; 104: 5; Isa. 4: 5; 18: 4; Dan. 8: 11.
72.El Salmo 104: 5 se refiere al acto divino de establecer la tierra «sobre sus
cimientos» ( ! [ ע ל ־ מ ב ו נ י דcal-mokòne>'ha\). Se trata de una expresión metafó-
rica que se refiere a las bases sobre las que estaba fundada la tierra. HAL, p.
548.
4 2 0 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
casos hay una asociación ritual innegable. 7 ' Su uso más frecuente
(siete veces) es su designación para el "lugar de morada" 7 4 de Dios en
el cielo,75 el santuario celestial divino.76 E11 tres casos se emplea para el
"lugar de morada" terrenal del Señor, es decir, su santuario terrenal. 77
En una ocasión el contexto permitiría que fuera la "morada" celestial
o la terrenal. 78 Dos veces màkòn se usa metafóricamente en relación
con el trono de Dios. Se dice que la justicia y el derecho son el makón,
o sea, la "base" o el "cimiento" de su trono. 79 El significado de "fun-
damento" se usa también en relación con el templo de Jerusalén, y en
un caso designa todo el enclave o la zona del monte Sion.80
La investigación de los contextos rituales de màkòn da vislumbres
adicionales. Precisamente desde el lugar de su morada celestial —su
santuario en los cielos— Dios oye las oraciones de sus fieles, tanto
israelitas como no israelitas; 81 de él procede su perdón, y desde él
el Señor imparte "juicio" o "justicia". 82 Una vez más, desde el lugar
de su morada celestial —su santuario en los cielos— el Señor contem-
pia a los habitantes de la tierra (Sal. 33: 13-14). En él se encuentra su
trono, cuyo "cimiento" (màkòn) está fundado en principios de «justi-
eia y derecho» (Sal. 89: 14; 97: 2).
Así, atendiendo a nuestra investigación de todos los usos de màkòn
(sin contar su aparición en 8: 11), podemos captar nuevas vislumbres
en cuanto a su función en la profecía. El poder representado por el
73. Véase el capítulo 10, "Significación del lenguaje ritual de Daniel 8: 9-14",
pp. 535-57, escrito por A. M. Rodríguez. Le expreso mi gratitud por su
material.
74. La expresión habitual es [ מברן ש ב ת ךma/cón sibtcká], con frecuencia tradu-
cido sencillamente «lugar de tu morada» (así RV95, LBA, SA, etc.).
75.1 Rey. 8: 39, 43, 49; 2 Crón. 6: 30, 33, 39; Sal. 33: 14. Nótese en particular
que los tres usos de 2 Crón. 6: 30, 33, 39 recalcan que Dios había de oír
«desde los cielos».
76.La validez de la ecuación entre "lugar de morada" y "santuario" ( מ ק ד ש
[miqqodáSJ) se verifica en el paralelismo poético de Éxodo 15: 17.
77.1 Rey. 8: 13 = 2 Crón. 6: 2; Éxo. 15: 17.
78.Isa. 18: 4.
79. Sal. 89: 14 (15); 97: 2.
80.Esd. 2: 68; Isa. 4: 5.
81. Ello forma parte significativa de la oración de dedicación que Salomón ele-
vó para el templo de Jerusalén (véase 1 Rey. 8: 39, 41, 43).
82. En 1 Rey. 8: 49 aparece el término [ מ ש פ טmiSpàt], cargado de significado.
Véase en Sal. 89: 14; 97: 2 la relación entre miSpàt y la "base" del trono de
Dios.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 4 2 1
83. Este es el significado fundamental de este término en el AT, con sus 74 apa-
riciones (véase Η. P. Müller, " Q d s heilig" [Qds santo], THAT, 2: 594). De
forma más restrictiva, puede referirse al velo y al altar (Lev. 21: 23), al lugar
santísimo dentro del santuario (Lev. 16: 33), a los utensilios sagrados (Núm.
10: 21 ), a las donaciones sagradas (Núm. 18: 29), a todo el recinto que ro-
deaba el santuario y lo incluía (Éxo. 25: 8; Lev. 12: 4; 19: 30; 20: 3; 21: 12;
26: 2, 31; N ú m . 3: 38; 18: 1; 19: 20); c f . KBL, p. 559; HAL, pp. 591-92;
BDB, p. 874.
84. En 9: 17 se contempla el santuario o templo terrenal. Cf. 11: 31.
4 2 2 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
85. Véanse en particular Sal. 68: 35 (36); 96: 6; y posiblemente también Sal. 78:
69; Jer. 17: 12; cf. M. Metzger, "Himlische und irdische Wohnstatt Jahwehs"
[Los lugares celestiales y terrestres de morada de Yahveh!, Ugarit-Forschun-
gen !investigaciones en Ugarit| (Kevelaer, 1970), 2: 140; M. Dahood, Psalms
[Los Salmos] (Garden City, Nueva York, 1966-70), 2: 192.
86. Así entiende Sal. 96: 6 D. Kidner, Psalms 73-150 [Salmos 73-150] (Londres,
1975), p. 348.
87. Ocasionalmente, los expositores que se abstienen de cambiar el texto hebreo
del versículo 11c admiten que «al parecer, Antioco no derribó realmente el
templo».— Young, p. 172; cf. J. F. Walvoord, Daniel, the Key to Prophetic
Revelation [Daniel, la clave para la revelación profética! (Chicago, 1971), p.
187. Wood, p. 215, también señala: «Aunque falta la prueba de que Antioco
destruyese realmente el templo como edificio, sí que lo profanó terrible-
mente [...]». Son admisiones tácitas de que la interpretación de Antioco se
queda corta a la hora de satisfacer las especificaciones del libro de Daniel.
88.Lacocque, p. 158, traduce «fundamentos de su santuario». Aunque lo in-
terpreta siguiendo líneas preteristas, su decisión de usar "fundamento" es
correcta.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 423
Exégesis de Daniel 8: 12
Nuestra atención debe concentrarse ahora en el siguiente texto de
nuestro pasaje (vers. 12). El lector de este versículo que haya compa-
rado las diversas traducciones se habrá percatado de una gran varie-
dad de maneras de verterlo. La primera oración puede entenderse de
dos maneras fundamentales, aunque los significados resultantes sean
un tanto similares.
Primera oración
1. La oración puede traducirse literalmente, de modo que diga: «Y fue
dado un ejército sobre [contra] la continuidad en transgresión». El
sustantivo'ejército' ( [ צ ב אsabá J |) precede al verbo en la estructura
de la frase hebrea, 90 y puede entenderse que se trata del sujeto.
Dado que el término 'ejército' no tiene el artículo definido ("el"),
parece mejor no vincularlo con el mismo término que aparece en
los versículos anteriores. La acción del "ejército" (entendido como
sujeto) va dirigida contra "la continuidad".
Si "la continuidad" (hattamid) se refiere a lo mismo que en el ver-
siculo 11, el "ejército" designa una entidad que es opuesta a "la
continuidad", o al ministerio del «Príncipe del ejército» en el san-
tuario celestial. En este caso, la palabra 'ejército' tiene que estar
asociada con el "cuerno pequeño". Es decir, el ejército del cuerno
pequeño actúa contra la "continuidad".
En este caso, la acción del versículo 12a parece transmitir la idea
de que "un ejército" del poder representado por el "cuerno peque-
ño", en la forma de la Roma eclesiástica (símbolo que posiblemente
podría referirse al clero), fue puesto al cargo de "la continuidad",
Segunda oración
La segunda oración del versículo 12 puede traducirse literalmente
así: «Y arroja la verdad a la tierra». El verbo ("arroja") vuelve a estar
escrito en la forma femenina. Su sujeto podría ser el cuerno o el ejér-
cito (al que se alude en la primera oración), dado que ambos sustan-
tivos son femeninos. 97 Sin embargo, es más natural contextualmente
Tercera oración
El versículo 12 concluye con dos verbos escuetos que pueden ser
traducidos literalmente como «y tuvo éxito y prosperó». La idea está
clara. El poder opuesto a Dios, simbolizado por el "cuerno pequeño",
tuvo éxito en su empeño; prosperó en su rebelión. En las visiones del
libro de Daniel, "prosperar" es siempre la experiencia de las potencias
contrarias a Dios.105 Sin embargo, el mensaje profético es palmario.
Aunque las potencias opuestas a Dios prosperen, sigue siendo verdad
que, en última instancia, y en un sentido definitivo, no lo hacen. Dios
retiene el control aunque las cosas parezcan de otra manera.
Esta es la conclusión de la interpretación angélica. El "cuerno pe-
queño", pese a su fantástico éxito en sus avances horizontales y ver-
ticales, y a sus diversas actividades, será quebrantado «sin la inter-
vención humana» (vers. 25, NVI). Ese quebranto tiene lugar al fin de
los siglos, en el momento en que todos los reinos de Daniel 2 lleguen
a un fin repentino a causa de la piedra cortada «sin intervención de
mano alguna» (2: 34, 35, SA).
Nota final
El tercer documento entre los Rollos del Mar Muerto en que apa-
rece támid (y de nuevo como adverbio) es el Rollo de la guerra de
los hijos de la luz contra los hijos de las tinieblas (1QM), 9 datado
entre 50 a.C. y 50 d.C. 10 Nuevamente, es empleado en un contexto
no ritual en esta oración: «Abrid la puerta continuamente [tàmìd\».u
Los restantes usos están en un contexto ritual y tienen que ver con
instrucciones a los dirigentes de los clanes familiares en cuanto a lo
que debían hacer al inicio de la guerra.
Los jefes de los sacerdotes deben «oficiar continuamente | támid]
ante Dios»,12 y los jefes de los levitas también deben «oficiar continua-
mente [támid]».13 Otros «servirán diariamente [támid]u a las puertas
del santuario». 15 Los que ofician se satisfarán «perpetuamente | tamid]
ante él»,16 refiriéndose a Dios. Aunque estamos en el contexto del san-
tuario, tamid no se usa como sustantivo ni como término técnico para
el sacrificio diario. Lleva el significado de "continuamente" o "perpe-
tuamente", usándose, de forma coherente, como adverbio.
La palabra recibe el mismo uso adverbial en el Florilegio (4QFlor). 17
La gloria de Dios «aparecerá sobre él |el santuario] perpetuamente
[tamid]».1* De forma similar, se usa como adverbio en otras cuatro
ocasiones en los textos no bíblicos de Qumrán. 1 9
25. Para quienes datan 8-12 en la época macabea del siglo II a.C., hay en juego
de seis a siete siglos. Para quienes datamos el capítulo según su especifica-
ción cronológica —548/547 a.C. (véase G. F. Hasel, "The First and Third
Years of Belshazzar [7:1; 8: 1]" [Los años primero y tercero de Belsasar (7:
1; 8: 1)], AUSS 15 [1977]: 153-68)— la diferencia es de nueve a diez siglos.
26. KBL, p. 1.031.
27. KBL, p. 1.031; CHAL, p. 391.
28. BDB, p. 556; KBL, p. 1.031; CHAL, p. 391.
29. BDB, p. 556.
30. R. J. Williams, Hebrew Syntax: An Outline [Sintaxis hebrea: Esbozo] (To-
ronto, 1967), p. 12, η. 42, habla de un uso oposicional del adjetivo en caso
genitivo en cólat hattamid («el holocausto continuo»).
31. BDB, p. 556, señala que se usa como sustantivo.
32. Desde el punto de vista de la sintaxis hebrea, la designación debida es el esta-
do constructo (status constructus), también denominado "estructura ligada"
(J. W. Wevers, "Semantic Bound Structures" [Estructuras semánticas ligadas],
Canadian Journal of Linguistics 7 [19611: 9-14; Williams, pp. 10-11).
33. Algunas Biblias españolas traducen «holocausto diario». Por ejemplo, véase
Núm. 29:6 en la NVI.
34. Éxo. 29: 42; Núm. 28: 3, 6, 10, 15, 23, 24, 31; 29: 6, 11, 16, 19, 22, 25,
28, 31, 34, 38; Esd. 3: 5; Neh. 10: 33. En estos pasajes tamid aparece con el
4 3 2 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Esquema de la sección
I. Introducción
II. Exégesis de Daniel 8: 13-14
III. Contenido de la pregunta (vers. 13)
IV. Contenido de la respuesta (vers. 14)
Introducción
Nuestra investigación de las palabras, las expresiones y las oracio-
nes de Daniel 8: 9-12 ha sido lenta y laboriosa. Ha revelado muchos
detalles de la actividad del "cuerno pequeño". Ha resultado evidente
una y otra vez que no se dice nada en cuanto a la profanación del
santuario, o de su lugar, como tal. No aparecen los términos hebreos
normales para hablar de profanación o contaminación. 1 Lo que sí
parece es un ataque —de maneras diferentes— contra el pueblo de
Dios, contra el fundamento del santuario del Señor y, por ende, con-
tra el mismísimo Dios y su verdad. Se usurpan prerrogativas que le
pertenecen, y se hace que pierda su eficacia el oficio divino de me-
diación. Hay matices cósmicos universales que reciben atención adi-
cional en los versículos 13-14 a los que debemos prestar atención a
continuación.
Exégesis de Daniel 8: 13
La pregunta de 8: 13 comienza con las palabras hebreas ע ד ״ מ ת י
I cad-màtay]. Algunas traducciones vierten esto al español por «¿Has-
ta cuánto tiempo?» (VM) o por «¿Cuánto más?» (NV1). Sin embar-
go, varios comentaristas señalan que la fraseología del hebreo debería
verterse de manera diferente. Esta observación es importante, porque
«el sentido de la pregunta se encuentra en las primeras palabras», 2
c
ad-matay. ¿Qué significan esas palabras? La primera palabra, עד
| c ac/|, es una preposición temporal 3 que debería traducirse "hasta". 4
Va unida al adverbio interrogativo temporal [ מ ת יmáíay], 5 que signi-
fica "cuándo". 6
Algunos lexicógrafos traducen la expresión compuesta cad-mñtay
por «hasta cuándo». 7 Estas palabras introducen una «auténtica peti-
ción de información para la cual se da una respuesta real». 8 El quid
de la expresión "hasta cuándo" está en lo que ha de tener lugar al
final del lapso y más allá.
Es una nociém común, pero equivocada, que se hace hincapié en
todo el lapso de las 2.300 tardes y mañanas. El énfasis de la pregunta
del versículo 13 está en realidad, no obstante, en lo que sucede en el
extremo final de las 2.300 tardes y mañanas y en lo que ha de ocurrir
desde ese momento en adelante. No se hace hincapié en la duración
11. "Y" es suplido entre corchetes, pero se sobrentiende en esta expresión abre-
viada «tarde-mañana» debido a su presencia en el versículo 26.
12. A. Rahlfs, Septuaginta, 7 a ed. (Stuttgart, 1962), tomo 2, p. 918.
1 3 . É X 0 . 29: 38-42; Núm. 28: 3-6; 29: 1-6, 16, 19, 22, 25, 28, 31, 34, 38; Esd.
3: 3-5. Véase en particular S. J. Schwantes, " cereb bóqer of Daniel 8: 14 Re-
Examined" [Repaso de cereb bóqer en Daniel 8: 14], AUSS 14 (1978): 375-
86, reimpreso en el capítulo 7 de este libro.
14.Éxo. 29: 39; Lev. 6: 12-13; Núm. 28: 4; 2 Rey. 16: 15; 1 Crón. 16: 40; 23:
30; 2 Crón. 2: 4; 13: 11; 31: 3; Esd. 3: 3.
15.1 Esdras 5: 50: «Ofrecían [...] holocaustos al Señor por la mañana y por la
tarde»; cf. Schwantes, p. 381, o las páginas 479-80 de este tomo.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 4 3 9
macho cabrío, que pasa por las actividades del "cuerno pequeño" y
que llega hasta el tiempo del fin (vers. 17, 19).
Así, está claro más allá de toda duda que en el capítulo 8 se halla
presente el principio día-año. Las 2.300 tardes (y) mañanas tienen
que abarcar todo el período de los acontecimientos simbolizados,
empezando en algún momento durante el período del carnero. Una
interpretación de las 2.300 tardes y mañanas como días literales no
cuadra con el contexto de la pregunta. Por ende, el profeta demuestra
que esta inusual expresión —que carece de artículo, no está en plural
y no tiene conjunción— equivale simbólicamente a "años". El propio
profeta da la clave para el principio día-año, que opera atendiendo
a las relaciones contextúales, lingüísticas, filológicas y sintácticas de
8: 12-14.
Esta conclusión es de importancia crucial con respecto a todo el
significado del capítulo 8. Si es verdad que "la visión" mencionada en
el versículo 13 se refiere a la visión entera —aludida por vez primera
en los versículos 1-2, descrita en los versículos 2-14 y aludida nueva-
mente en el versículo 15—, Antioco IV Epífanes no puede ser nunca
ni la conclusión ni el término del capítulo 8 . Ello se debe a que el
elemento temporal va mucho más allá de la propia época de ese hom-
bre. Esta constatación de que la visión hazón abarca todo el devenir
de la experiencia de la visión en su conjunto (vers. 2-14) —incluida la
"aparición" (marV 1 ) de de los versículos 13-14, segmento menor de la
totalidad— es el toque de difuntos para la interpretación de Antioco.
Merece la pena observar que el término hazón ("visión") intro-
duce (vers. 1-2) la "visión-audición" (vers. 2-14) y también la con-
cluye (vers. 15). Así, hace el papel de un artificio de "inclusio" que
rodea la propia "visión-audición" en su totalidad. Ello constituye
un indicador adicional de que, en el versículo 13, hazón ("visión")
se refiere a toda la secuencia de la "visión-audición".
El terminus a quo ("punto de inicio") y el terminus ad quern ("pun-
to de conclusión") del lapso de las 2.300 «tardes y mañanas» referi-
dos a un año específico no se dan en el capítulo 8. En los versículos
13-14, el hincapié se hace fundamentalmente en lo que tiene lugar al
final del lapso y después.
La clave al aspecto temporal se encuentra en la acción que tiene lugar
en el tiempo del fin. En otras palabras, en el capítulo 8 se presta aten-
ción al momento del tiempo del fin de las 2.300 «tardes y mañanas»,
4 4 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Continuidad
La primera expresión que requiere nuestra atención es "la con-
tinuidad". 3 9 Este término se dio con anterioridad en los versículos
Transgresión
La expresión "y la transgresión que causa horror" ( ו ה פ ש ע ע מ ם
I wohappesac sómèm|)4' carece de variantes textuales en los manuscri-
tos hebreos conocidos. La palabra 'transgresión' ( [ פ ש עpesa )ףes «la
palabra más contundente del Antiguo Testamento para "pecado"». 4 4
En esencia, significa rebelión o sublevación, 45 en el sentido de actos
en los que «uno rompe con Dios quitando lo que es suyo, robando,
40. Véase también Schwantes, pp. 375-81, o las páginas 471-82 de este volu-
men.
41. A. Bevan, A Short Commentary on the Book of Daniel [Comentario breve
al libro de Daniel] (Cambridge, 1892), p. 135, sugería que [ ה ת מ י דhattamid]
debería ser seguido por [ מ ו ר םmúráí77|, "es eliminado", participio de ר ו ם
[rum] (KBL, p. 881; CHAL, p. 335; HAD, p. 257) (R. Kittel, ed., Biblia
Hebraica, 3' ed. !Stuttgart, 1966]; Κ. Elliger y W. Rudolph, eds., Biblia He-
braica Stuttgartensia [Stuttgart, 1976|, citadas en lo sucesivo como BHK y
BHS, respectivamente). Es seguido por Von Gall, p. 52, et al. Plòger, p. 122;
Lacocque, p. 158, et al. no siguen esta enmienda. Hartman y Di Leila, p.
226, añaden [ ה ר םhàrem[ o [ ה ס רhasér[, infinitivos que significan "elimi-
nar".
42. Así también B. Hasslberger, Hoffnung in der Bedrángnis. Eine formkritische
Untersuchung zu Dan 8 und 10-12 [Esperanza en la angustia. Investigación
formal crítica sobre Daniel 8 y 10-12| (St. Ottilien, 1977), p. 105; Plóger, p.
122.
43.R. J. Williams, Hebrew Syntax: An Outline [Sintaxis hebrea: Esbozo] (To-
ronto, 1967), pp. 10-11, 82, η. 489; E. Kautzsch y Α. E. Cowley, Gese-
tiius' Hebrew Grammar [La gramática hebrea de Gesenius], 2a ed. (Oxford,
1970), pp. 247-48.
44. L. Kóhler, Old Testament Theology [Teología del Antiguo Testamento] (Fi-
ladelfia, 1957), p. 170.
4 5 . K B L , p. 785.
4 4 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Buch Daniel [El libro de Daniel! [Gotinga, 1894], p. 55; Marti, p. 59; Char-
les, p. 210; CHAL, p. 376). Para la traducción "que causa horror", véase S.
R. Driver, The Book of Daniel [El libro de Danieli (Cambridge, 1901), pp.
150-51; BDB, p. 1.031.
52.Η. H. Cowley, Darius the Mede and the Four World Empires in the Book
of Daniel | Darío el medo y los cuatro imperios mundiales del libro de Da-
niel] (Cardiff, 1964), p. 125. Nótense las diferencias: [ ה פ ש ע שנזםhappesa c
somem] ( 8 : 1 3 ) ; ¡ ש ק ו צ י ם מ ש מ םsiqqüsím moSómem] ( 9 : 2 7 ) ; הישקוץ מ ש ו מ ם
[hassiqqùs mosómem] (11: 31); \ ש ק ו ץ ש מ םsiqqùs sómem] (12: 11).
53. J. C. Fenton, The Gospel of St. Matthew [El Evangelio de San Mateo] (Bal-
timore, 1963), p. 387.
54. F. W. Burnett, The Testament of Jesus-Sophia [El testamento de Jesús-Sofía]
(Washington, DC, 1981), p. 306.
55. Rahlfs, tomo 2, p. 932.
56. Ibid., p. 936.
4 5 0 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
57.Ibíd., p. 918.
58. Véase la nota 52, donde se tabulan las diferencias en hebreo.
59. W. Bauer, W. F. Arndt y F. W. Gingrich, A Greek-English Lexicon of the New
Testament and Other Early Christian Literature (Diccionario griego-inglés
del Nuevo Testamento y otras obras cristianas primitivas] (Chicago, 1960),
p. 137.
60. W. Foerster, "Bdelussomai", TDNT, 1: 600.
61. Burnett, p. 303, η. 1.
62. Ibíd., p. 303. Sobre la expresión "abominación desoladora", véase B.
Rigaux, " B D E L U G M A T É S E R É M Ó S E Ó S Me 13, 14; Mt 24, 15"
[BDELUGMA TÉS ERÉMÓSEÓS Mar. 13: 14; Mat. 24: 15], Bib 40
(1959): 675-76; S. Β. Frost, "Abomination That Makes Desolate" [La
abominación desoladora|, IDB (Nashville, 1962), 1: 13-14; G. R. Beasley-
Murray, Commentary on Mark Thirteen [Comentario de Marcos trece]
(Londres, 1957), pp. 59-72; W. C. Kaiser, "Desolating Sacrilege" [El sacri-
legio desolador], International Standard Bible Encyclopedia, rev. (Grand
Rapids, 1979), tomo 1, pp. 930-31.
63.Se emplea la forma hitpael.
64. CHAL, p. 376.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 451
tuvo en él. Aquí parece que ocupan un primer plano los significados
de estar "espantado" o de sufrir "consternación", u "horror".
Los diversos usos de palabras derivadas de la raíz smm expresan
tres ideas: (1) una condición psicológica de horror espantoso en una
persona; 65 (2) una devastación o una desolación en lo relativo al
santuario o al templo; 66 y (3) un juicio que ha sido decretado por
Dios. 67
Teniendo en cuenta estos antecedentes, la expresión "la transgre-
sión que causa horror" parece expresar un horror espantoso causado
por la transgresión religiosa y ritual a la que ha dado origen el "cuer-
no pequeño" mediante un sistema falsificado de ministerio y de me-
diación. Tal sistema compite con el que está en vigor en el santuario
celestial, y lleva a las personas a transgredir contra la verdad de las
actividades redentoras de Dios.
65.Dan. 8: 27, con una forma hitpael. Véase un uso similar en el arameo de 4:
19; también Eze. 3: 15.
66.Dan. 9: 17, con una forma qal. Véase también el "asolamiento" del santua-
rio que se predijo como castigo de la desobediencia en Lev. 26: 31.
67. Sobre la amenaza del juicio, véase Eze. 20: 26; 32: 10; Isaías 6: 11; Jer. 4: 27;
10: 22. F. Stolz, "Smm òde liegen" [Smm quedar desierto|, THAT, 2: 970-74.
68.El qal infinitivo ΠΓ1 [íéf], derivado de [ נתןnatan], ha sido enmendado a נתן
[nittàn] (nifal), "fue establecido" (cf. BHS) y ha sido asociado con los tér-
minos anteriores, de modo que ponga «y una abominación desoladora fue
establecida» (así Von Gall, p. 52; seguido por Marti, p. 59; Bentzen, p. 56;
BHS). Montgomery, p. 341, enmienda a [ ת ת וtifò], y traduce «que él haga al
santuario [...]». Plòger, p. 122, sugiere [ ו ת תwatét], «y la exposición de san-
tidad». La traducción «la profanación de», de Hartman y Di Leila, pp. 222,
226, para tè! sigue careciendo de apoyo lexicográfico (cf. KBL, pp. 642-43;
CHAL, pp. 249-50; BDB, pp. 678-81).
4 5 2 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
89.La vav antes de qodeS indica que es «correlativa al siguiente "y"» anterior a
saba'(Montgomery, p. 341; cf. HAL, p. 248; CHAL, p. 85: «־1 ...[ וw3... w3\
(tanto... como)».
90. El sustantivo mirmas, denominativo de | ר מ סrms], aparece en el AT también
en Isa. 5: 5; 7: 25; 10: 6; 28: 18; Miq. 7: 10; Eze. 34: 19.
91.Isa. 5: 5; 7: 25; Eze. 34: 19.
92. Isa. 10: 6; 28: 18; Miq. 7: 10.
4 5 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
127.Nótese nuevamente el énfasis en que la visión alcanza «el tiempo del fin» (8:
17) o el «tiempo señalado del fin» (8: 19, LBA). Se hace hincapié especial
en que el aspecto de la visión que habla de «las tardes y las mañanas» (8:
26a) «se refiere a muchos días aún lejanos» (LBA). Cf. Montgomery, p. 352;
Delcor, p. 183.
128. Las diversas versiones españolas vierten qódeS o como "lugar s a n t o " (LBA;
cf. las versiones inglesas KJV, RSV, NASB) o c o m o "santuario" (RV95, NVI,
SA, CI, N C , BJ; compárese con las versiones inglesas NAB, NEB, JB) en Lev.
16: 2 - 3 , 1 6 - 1 7 , 20, 23, 27.
129.En una ocasión en Lev. 16: 33 aparece la expresión t t f [ מ ק ד ש ה ק דmiqdas
haqqóde5], que es vertida "santuario santo" o "santo santuario" (RV95,
LBA; cf. las versiones inglesas KJV, NASB, NAB), "santuario sagrado" (SA,
BJ), "santuario" (NC; cf. la versión inglesa RSV), "Santo de los Santos" (CI)
o "lugar santísimo" (NIV; cf. las versiones inglesas TEV, NIV).
130.J. Milgrom, "Atonement, Day o f " |Día de la Expiación], IDBS (1976), p. 82,
llama al Día de la Expiación «el "día de la purgación" anual».
131.Lev. 16: 16, 1 9 , 3 0 .
132.1 Crón. 23: 28. A los levitas se les encomienda «la purificación de toda cosa
santificada, y en lo demás de la obra del ministerio en la casa de Dios».
4 6 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
22c; cf. vers. 27). Ese juicio celestial tiene lugar antes de que los santos
reciban el reino. Por ende, se trata de un juicio previo al advenimiento
que conlleva investigación y purificación. Daniel 8: 13-14 complemen-
ta la escena del juicio del capítulo 7 aportándole el proceso del propio
juicio.
I,a actividad judicial y redentora descrita en 8: 14 detalla de forma
precisa el inicio de los acontecimientos que han de comenzar al final
de las 2.300 tardes y mañanas o años en el "santuario" celestial. Los
compara con las actividades del Día de la Expiación simbólico (Lev.
16). Esta actividad judicial y redentora del tiempo del fin ante las
inteligencias del universo (7: 9-10) restaura su eficacia al santuario
(8: 14) que fue atacado y suplantado por el sistema rival del "cuerno
pequeño".
Sobre la base de la actividad judicial y redentora en el santuario
en favor del pueblo de Dios, «Miguel, el gran príncipe que está de
parte de los hijos de tu pueblo» (12: l) 137 puede surgir victorioso en
el tiempo de angustia y librar a los santos físicamente, «todos los que
se hallen inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo
de la tierra serán despertados: unos para vida eterna, otros para ver-
güenza y confusión perpetua» (12: lb-2). 138
Debería observarse que la idea central de todas las visiones apoca-
lípticas del libro de Daniel se encamina a la misma gran culminación.
En el capítulo 2 se llega a la gran culminación con la llegada de la
piedra desprendida «sin que la cortara mano alguna» (vers. 34, 45),
la cual despedaza toda la estatua y llena toda la tierra (vers. 35).
A continuación Dios mismo establece un reino «que no será jamás
destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo» (vers. 44). Su mag-
nitud es de proporciones universales y su factura es de dimensiones
cósmicas.
En el capítulo 7 se hace hincapié en las mismas proporciones uni-
versales y en las mismas dimensiones cósmicas. El ataque del cuerno
pequeño contra el pueblo de Dios es seguido por un juicio investigador
celestial previo al advenimiento que falla a favor de los santos. Aten-
diendo a este juicio, los integrantes del pueblo de Dios se convierten
139.Lacocque, p. 165.
ti "cuerno |x!querto", el santuario celestial y el tiempo del fin 469
4. John Skinner, The Book of Ezekiel (El libro de Ezequiel] (Nueva York,
1905), pp. 472-473; G. A. Cooke, The Book of Ezekiel (Edimburgo, 1936),
p. 511; Georg Fohrer, Ezechiel [Ezequiel] (Tubinga, 1955), p. 256.
4 7 6 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
5. J. Pedersen, Israel: Its Life and Culture [Israel: Su vida y su cultura], 3/4
(Londres, 1940): 352.
6. W. Zimmerli, Ezechiel (Neukirchen, 1969), p. 1.175.
7. En cuanto a la antigüedad del origen de la Pascua, véase R. de Vaux, Les
sacrifices de ¡'Ancien Testament [Los sacrificios del Antiguo Testamento]
(París, 1964), p. 22.
Repaso de cereb bóqer en Daniel 8:14 4 7 7
evidente que, incluso en los días del rey Acaz, el ritual diario incluía
más cosas que «el holocausto de la mañana y la ofrenda de cereal
de la tarde». Los comentarios del profeta Isaías, contemporáneo de
Acaz, sobre el ceremonialismo de la época dejan la nítida impresión
de que el número de sacrificios ofrecidos en el templo en sus días era
enorme (Isa. 1: 11-13). 8 No faltaba el celo por las ceremonias, pero
sí se daba una clamorosa falta de moralidad y de racionalidad en la
religión que se practicaba entonces.
No puede expresarse una opinión tajante en cuanto a la validez del
argumento basado en 2 Reyes 6: 15 antes de que se defina claramente
el término minhah. Ν. H. Snaith ha expresado la opinión de que, con el
correr del tiempo, mínháh adquirió el sentido acotado de "ofrenda de
cereal", pero que también podría haber mantenido el significado origi-
nal de "tributo, don". Defiendo que «debido a esto, podría usarse en un
sentido más amplio, concretamente, el de la ceremonia en su conjunto». 9
Como ejemplo de este sentido más amplio, Snaith alude al cólat tamíd
de 1 Reyes 18: 29, 36, ofrecido, evidentemente, por la tarde, y al cólat
tamíd de 2 Reyes 3: 20, ofrecido, evidentemente, por la mañana. Sigue
diciendo que «las dos ceremonias aludidas son el tamíd, Exo. 29: 38ss.,
Núm. 28: 3ss.»
Parece razonable suponer que la minháh de 2 Reyes 3: 20, ofrecida
por la mañana, incluía el holocausto normal. Por otro lado, la minhah
a la que se alude en 1 Reyes 18: 29, 36 incluía, desde luego, entre
otra cosas, el holocausto realizado aquella tarde por el propio Elias
en la cumbre del monte Carmelo. Si se admite que en 2 Reyes 16: 15
minha11 tiene este sentido más amplio, no hay razón para descartar
la posibilidad de que un holocausto vespertino pudiera haber estado
incluido en la ceremonia denominada minháh de forma conjunta.
Hemos dado por sentado, y creemos correctamente, que el término
támíd de Daniel 8 significa la doble ceremonia sacrificial de la ma-
ñaña y de la tarde. Los párrafos anteriores han demostrado que esta
suposición no se ve invalidada por Ezequiel 46: 15, o por el texto de
2 Reyes 16: 15, citado a menudo. 10
emplea diez veces (Mat. 4: 2; 12: 40; Luc. 18: 7; Hech. 9: 24; 26:
7; Apoc. 5: 8; 7: 15; 12: 10; 14: 11; 20: 10). Además, tal como ha
señalado C. H. Borenstein, la expresión "día y noche" se emplea en
muchos pasajes del Talmud. 20 Y parece haber poca correlación entre
la fraseología habitual y la sofisticación que en nuestra época tene-
mos en cuestiones de calendario y astronómicas.
La evidencia a la que acabamos de señalar demuestra que no es
posible que la expresión cereb bóqer de Daniel 8: 19 se derive de la
fraseología del ritual, en la que el orden mañana-tarde es el normal
todas las veces. No hay evidencia alguna de que la fórmula ritual
para «los holocaustos de la mañana y de la tarde» cambiase duran-
te el cautiverio o en el período posterior. Siendo ello así, el origen
de la expresión cereb bóqer hay que buscarlo en un lugar distinto de
la fraseología del ritual. Es inadmisible que un autor, como el del
libro de Daniel, familiarizado con el argot ritual, cometiese un error
tan de bulto.
Yo opino que el antecedente de la inusual expresión cereb bóqer
hay que buscarlo en la fraseología lapidaria de Génesis 1. Allí se em-
plea la expresión modelo [ ו י ה י ״ ע ר ב ו י ה י ־ ב ״ רwayohì-cereb wayohi-
bóqer] («y fue la tarde y fue la mañana» |LBA|) para cada día del
relato de la creación (Gén. 1: 5, 8, 1 3 , 1 9 , 2 3 , 31). R. de Vaux acierta
cuando llama la atención al hecho de que en Génesis 1 cereb señala
el final de los actos creadores realizados durante el día, y bóqer el
final de la noche de descanso. 21 Parece razonable que en la descrip-
ción de los días de la creación se ponga el énfasis en la actividad
20. Citado por S. Zeitlin, "The Beginning of the Jewish Day" [El inicio del día
judío|, JQR 36 (1945-46): 410. Debería señalarse que Zeitlin apoya la hi-
pótesis de que, en tiempos preexílicos, los israelitas computaban el día desde
la mañana a la mañana siguiente.
21. De Vaux, Ancient Israel, p. 181. De Vaux usa el orden cereb... bóqer como
argumento a favor de la hipótesis de que en los tiempos preexílicos el día
se computaba de una mañana a la mañana siguiente. G. von Rad, Genesis
!Génesis] (Filadelfia, 1961), p. 51, llega a la misma conclusión: «Aquí el día
parece calculado desde la mañana hasta la mañana siguiente, lo que supo-
ne una contraposición extraña con respeto a su cómputo en la ley ritual».
Debería decirse, no obstante, que Génesis 1 no se escribió con el fin de iden-
tificar o establecer ningún calendario ni ningún método específicos para el
cómputo de los días. Para un punto de vista diferente, véase E. A. Speiser,
Genesis (Garden City, Nueva York, 1964), p. 5.
4 8 2 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
creadora que tiene lugar durante la parte diurna del día más que en
la noche de descanso.
Sea como fuere, sigue siendo verdad que esta forma de designar
un día completo no se encuentra en ningún otro lugar del AT, con
la excepción de Daniel 8: 14, 26. La práctica habitual es designar al
día de 24 horas con la fórmula "día y noche", o, con mucha menor
frecuencia, con su opuesta, "noche y día". Se colige que si el autor del
libro de Daniel tomó de Génesis 1 la expresión cereb boqer, como la
evidencia parece sustanciar, su significado apunta no a medios días,
como a menudo se ha dado por sentado sin sentido crítico, sino a
días completos.
K. Marti afirma que la expresión cereb boqer de Daniel 8: 14 debe
entenderse según la expresión paralela de Daniel 8: 26, donde la exis-
tencia de la conjunción [ וw3] entre los dos sustantivos indica que
el cereb bóqer de 8: 14 no debe tomarse como una unidad de 24
horas. 22 La conclusión de Marti es discutible, dado que la propia
circunstancia de que, con o sin wo, cereb bóqer esté en singular es
evidencia de que la expresión representa una unidad de tiempo, o
sea, un día completo. Así lo entendieron la LXX y Teodoción al aña-
dir ήμέραι \hèmerai] al texto. En el resto del libro de Daniel, los días,
las semanas o los años que se cuentan aparecen siempre en plural y
preceden al numeral. Así, en la porción hebrea del libro encontramos
«[ שניםSanìm] ("años") tres» (1: 5), «[ ימיםyamím] ("días") diez» (1:
12, 14), « [ ש ב ע י םSabacím] ("semanas") 70, 7, 62» (9: 24, 25, 26);
«yamím ("días") 1.290» (12: 11); «yamím ("días") 1.335» (12: 12).
En cambio, la fórmula cereb bóqer está en singular, como el francés
après-midi [la tarde], que es también invariable.
22. K. Marti, Das Buch Daniel |EI libro de Daniel) (Tubinga, 1901), p. 60.
"Reimpreso con permiso de AUSS 16 (otoño de 1978): 375-85.
Capítulo Vili
Traducción de nisdaq/katharisthesetai
en Daniel 8: 14
Niels-Erik Andreasen
profanado por Antioco IV. Sin embargo, los mismos traductores tain-
bién vertieron la raíz sdq en Job 4: 17 con καθαρός [katharos], forma
adjetiva de la misma palabra que emplearon para indicar la purifica-
ción de Daniel 8: 14. El uso tardío de la raíz sdq en los tárgumes ara-
meos indica que el término, en efecto, amplió su abanico semántico,
de forma que llegó a contener significados como "limpio" y "puro".
En los escritos apocalípticos, el énfasis de sdq parece estar en el matiz
de "justicia" y cualidades afines.
Así, la evidencia es que no es posible forzar la limitación de nisdaq
a un abanico semántico restringido. Su raíz, sdq, era susceptible de
expresar un gran abanico de significados que iban más allá de sus
simples matices de "justo" y "recto" y que incluían marcos jurídicos
y acciones como la "restauración", la "purificación" y la "vindica-
ción". El autor sugiere que debería hacerse una distinción entre una
traducción estricta de la palabra y la interpretación de su significado
pleno dentro del contexto de Daniel 8.
Puede añadirse que su plena interpretación debería estar dentro
del contexto tanto del capítulo 7 como del 8. El capítulo 8 es una
pormenorización de algunos aspectos de la visión del capítulo 7, y la
limpieza/restauración del santuario en el capítulo 8 se da en la misma
posición paralela que el juicio celestial del capítulo 7.
El problema
Uno de los problemas de Daniel 8: 14 tiene que ver con la pala-
bra hebrea nisdaq. El término es traducido por "ser purificado" en
la RV95 y muchas otras versiones que, según parece, dependen de la
Septuaginta (traducción al griego de las Escrituras hebreas producida
Traducción de nisdaq/katharisthesetai en Daniel 8: 14 4 8 5
La raíz sdq
La raíz de la que se deriva la palabra nisdaq, sdq, es una raíz se-
mítica occidental. Ello quiere decir (para fines comparativos) que no
podemos obtener ninguna ayuda en los abundantes textos acadios y
babilónicos. Sin embargo, la raíz sí aparece en varias lenguas semiti-
cas occidentales. 4
Por ejemplo, aparece en árabe con el significado de "verdad" o
"veracidad" cuando se aplica a las declaraciones. En ugarítico se da
con el significado de "correcto" o "verídico". Las inscripciones fe-
nicias emplean la raíz en el sentido de "ser justo" o "legítimo" (en
cuanto a un heredero). En el arameo antiguo significa "leal" y se
usaba referido al rey y al sacerdote. Las inscripciones púnicas apor-
tan el significado de "piadoso", y los documentos siríacos y etíopes
la emplean en el sentido de "ser justo", "declarar justo" y de "decir la
verdad".
El resultado de este estudio nos lleva al significado genérico de esta
raíz en textos extrabíblicos: "justo", "recto", "verídico", "legal". Ello
se compagina bien con los significados básicos dados a la palabra en
los diccionarios hebreos y arameos del AT, concretamente, "verídi-
co", "justo", "recto". 5 Así, casi se puede decir que existe consenso en
cuanto a los significados básicos de esa raíz, hecho que no debemos
perder de vista.
6. THAT, 2:511.
7. K-B 794; BDB 842-43.
8. K-B 794; BDB 842-43; 2 Sam. 15: 4; Deut. 25: 1; Isa. 53: 11.
9. K-B 294; Gén. 44: 16.
4 8 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
10. Por ejemplo, E.Jacob, Theology of the Old Testament [Teología del Antiguo
Testamento! (Nueva York, 1958), p. 94.
11. Salvo en Deuteronomio 4: 8; Salmos 19: 9; 119 pàssim, la justicia no es
asociada con frecuencia con la ley (tora); véase THAT, 2: 515.
12. Por ejemplo, W. Eichrodt, Theology of the Old Testament (Filadelfia, 1961),
1: 240-41.
13. Schmid.
Traducción de nisdaq/katharisthesetai en Daniel 8: 14 4 8 9
Dado que esta pregunta ha sido debatida con intensidad, una res-
puesta a la misma tiene que empezar con algunas consideraciones
metodológicas. Por ejemplo, ¿resulta adecuado considerar que el sig-
nificado de palabras individuales sea idéntico en lo que se denomina
paralelos sinonímicos de la poesía hebrea? Consideremos Job 25: 4:
A. ¿Cómo, pues, se justificará (sdq) el hombre delante de Dios?
B. ¿Cómo será puro (zkh) el que nace de mujer?
Está claro que las dos líneas están relacionadas, dado que ambas
hablan de la debilidad y la fragilidad del hombre. Sin embargo, ¿son
idénticas en significado? 16
El pasaje forma parte de una alocución de Bildad el suhita, quien
propugna la superioridad de Dios, su dominio, su poder y su bondad
(Job 25: 1-3). En ese contexto, pregunta: «¿Cómo, pues, se justificará
el hombre delante de Dios?» (línea A). No se da una respuesta ex-
plícita a esta pregunta, pero está implicada en la distinción perfecta-
mente conocida entre Dios y el hombre. Acto seguido, esta respuesta
implícita es amplificada y se vuelve explícita en lo que sigue (línea B):
Al nacer de mujer, el hombre queda consignado entre los mortales, lo
impuro, lo transitorio, los que tienen principio y fin, y entre quienes,
por ende, son claramente inferiores a Dios.
En resumen, las dos líneas A y Β no dicen exactamente lo mismo.
Más bien siguen el patrón "A; es más, B". 17 En consecuencia, no pue-
de considerarse que los términos sueltos sdq y zkh sean idénticos
en significado en el sentido de que se den en líneas exactamente pa-
ralelas. Sin embargo, es obvio que ambas palabras mantienen una
relación, igual que están estrechamente emparentadas las dos líneas
en que aparecen, de modo que puede decirse que sus significados se
alcanzan mutuamente. 18
Un segundo texto importante para nuestro problema es Job 4: 17:
A. ¿Será el mortal más justo (sdq) que Dios?
B. ¿Será el hombre más puro (thr) que el que lo hizo?
23. Véanse también Job 17: 9; THAT, 3: 309, 313; THAT, 1: 646-52.
4 9 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
presentado más arriba (Sal. 82: 3; Isa. 32: 1; Jer. 22: 13), lo que indica
que sdq amplía su significado en la dirección de spt —igual que en
la dirección de thr/zkh (limpiar)—, sino que sdq y spt están también
relacionadas de otras maneras.
Por ejemplo, varias referencias hablan de "justicia" y "juicio" sin
solución de continuidad, por así decirlo (cf. Sal. 97: 2; 106: 3; Isa.
59: 14; Amos 6: 12). Ello sugiere que incluso cuando no existe cons-
trucción paralela, esos dos términos se conciben a menudo conjun-
tamente.
A esto puede añadirse que 'justicia' (sdq) aparece en muchos pasa-
jes que tienen connotaciones legales (como Sal. 82: 3; Isa. 43: 9; 45:
24; 50: 8; 59: 14; 63: 1). Ello resulta de cierto interés para nuestro
estudio, dado que el libro de Daniel contiene varios entornos y ex-
presiones legales, especialmente 7: 10, 22, 26, hablando del cuerno
pequeño. Esos contextos legales de sdq dan alguna indicación de la
relación existente entre sdq y spt (consabido término legal), y eso nos
lleva a lo medular del asunto.
Parece que esas palabras están relacionadas no meramente median-
te un solapamiento de significados, como ocurre en los paralelismos,
sino también de forma causal. Es decir, la rectitud (sdq) es consecuen-
cía de la justicia (spt). O, dicho de otro modo, los actos individuales
de justicia (spt) llevan a un estado general de rectitud (sdq). Así, Isaías
43: 9 presenta un marco legal en el que se cita a testigos para que
ciertos acusados «se justifiquen», lo que supone que el proceso legal
de los testigos lleva a la justificación (sdq). En Isaías 50: 8 el acusado
se siente confiado ante su juicio porque Dios lo vindicará (sdq). Isaías
63: 1 anuncia una vindicación tras el juicio. El Salmo 82: 3 puede
constituir un paralelismo dinámico que enseña lo mismo.
Teniendo en cuenta lo anterior, ¿qué podemos decir de la traduc-
ción de sdq en Daniel 8: 14? En primer lugar, que el significado bá-
sico de sdq ("recto", "justo") no es el más ideal para el contexto de
8: 14, como queda indicado por la variedad de formas en que dicha
palabra es vertida en varias traducciones recientes de la Biblia. En
segundo lugar, sdq es una palabra polisémica, que se extiende a dis-
tintos ámbitos, algunos de los cuales acabamos de señalar. En tercer
lugar, al determinar los significados extendidos concretos adecuados
para entender sdq en este caso, es preciso que consideremos la temá-
tica del santuario y el contexto inmediato del versículo.
Traducción de nisdaq/katharisthesetai en Daniel 8: 14 495
29. Así, Justesen, p. 60. Obsérvese el comentario editorial que atribuye la fra-
seología de Daniel 8: 14 en la LXX a la crisis macabea (pp. 60-61).
30. Shea.
Traducción de nisdaq/katharisthesetai en Daniel 8: 14 4 9 9
¿Adonde nos lleva tal análisis? ¿Significa que ahora se haya demos-
trado que sdq tiene a "purificar" y "limpiar" entre sus significados y
que, de alguna manera, este significado debiera retroalimentarse en
Daniel 8: 14? Sí parece que en arameo y en hebreo tardío sdq pasó
(al menos en sus formas sustantivas) a adquirir los significados de
"virtud", "misericordia", "pureza" e incluso "limosna". 3 3 Por otro
lado, la traducción preferida de los tárgumes para sdq, zkh, es por
lo general "limpio", "inocente", "justo", "absuelto", 3 4 de modo que
no debería sorprendernos encontrar que se use para verter sdq al
arameo. De hecho, parecería que es una palabra particularmente bien
dotada como traducción del hebreo tardío sdq ("justo, virtuoso, ree-
to, misericordioso, piadoso"). Es decir, el zkh arameo no es en ab-
soluto una traducción de sdq más inesperada que la de los términos
griegos dikaios!dikaioó ("justo, recto, absuelto, vindicado, puro") para
la misma palabra.
31. Read, pp. 32-33. Hay ocho palabras arameas diferentes usadas en los tárgu-
mes para traducir sdq.
32. Ibíd.
33. También en Daniel 4: 27 (24). M. Jastrow, A Dictionary of the Targumim
[Diccionario de los tárgumes] (Nueva York, 1950), pp. 1.262-64; G. H.
Dalman, Aramdisch-Neuhebraisches Wórterbuch [Diccionario de arameo-
hebreo moderno] (Fráncfort del Meno, 1901), p. 243; Jean y Hoftijzer, Die-
tionnaire, p. 243; THAT, 2: 530.
34. Jastrow, pp. 397-99; K-B, p. 107; Dalman, p. 121.
5 0 0 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
El contexto de Daniel 8: 14
Hemos descubierto que sdq (como muchas otras palabras hebreas)
posee una amplia gama de significados. Como la mayoría de tales
palabras, esos significados se centran en torno de algunos conceptos
básicos, o se derivan de ellos. Los significados medulares de sdq son
"recto", "justo" y similares. Podemos decir que son los significados
limitados "de diccionario" de la palabra.
Alrededor de esos significados básicos se hallan los significados ex-
tendidos, conceptos con los que está claro que la palabra mantiene
una asociación en cuanto a significado, fenómeno que podemos ilus-
trar con un diagrama de círculos que se solapan. En el transcurso de
la historia, la propia raíz recibió un significado ampliado, como se
ilustra en las traducciones tardías hebras y arameas de la Biblia (tár-
gumes). Los traductores de la LXX también parecen familiarizados
con los significados extendidos y ampliados.
Estas observaciones ponen a nuestra disposición muchas posibilida-
des en lo referido a la traducción y la interpretación de nisdaq en 8: 14.
Entre los muchos significados extendidos y ampliados, ¿en qué direc-
ción se mueve aquí la palabra sdq? Únicamente el contexto inmediato
puede ayudarnos a responder esa pregunta. El contexto inmediato de
8: 14 es el versículo 13, en el que se plantea la pregunta contestada en
el versículo 14.
La naturaleza y el alcance de esa pregunta son importantes, pues
nos darán una indicación de la exhaustividad de la respuesta que se
le da. Por ejemplo, podríamos preguntarnos cuánto se incluye en la
visión (vers. 13). ¿Se trata únicamente de los versículos 9-12, que
contienen la descripción del cuerno pequeño, o es todo el capítulo
8 (8: 1 también habla de una visión, \ ח ז ו ןhàzón])?35 Sin embargo,
para el fin específico de este capítulo nuestra inquietud no está en
la exhaustividad de la pregunta (cuándo empezó la visión), sino con
los particulares de la misma (lo que hay en juego). Específicamente,
habla de:
A.El holocausto continuo ( \ ת מ י דtàmid\) que es quitado
Β. La transgresión desoladora ([ פ ש ע שמםpesa c sómèm])
C.E1 santuario y el ejército pisoteados (~מס1[ ק ד ש ו צ ב א מqódeS
w osaba3 mirmas])
Conclusión
¿Qué traducción de nisdaq seguiremos en Daniel 8: 14: la de las
versiones antiguas y las de algunas traducciones más viejas al espa-
ñol, o la de la mayoría de las traducciones recientes al español y a
otros idiomas? Las siguientes conclusiones tienen peso por sí mismas
en vista de este repaso de la cuestión:
1. El punto de inicio de cualquier estudio del asunto debería ser la
lectura hebrea (sdq), no la forma de verter el vocablo en una ver-
sión posterior.
2. La idea básica de sdq es "justo", "recto" o algún término similar. La
idea general de esta traducción demuestra que nisdaq, en Daniel 8:
14, es un una respuesta adecuada para la pregunta formulada en el
versículo 13.
3. La raíz sdq no está restringida a un significado limitado. Se trata
de un término dinámico que se prodiga en diversas áreas de la vida
y de la fe bíblicas. Por 10 tanto, su perspectiva siempre es amplia,
e incluye varios significados extendidos. Además, su ámbito expe-
rimentó un desarrollo, de modo en los escritos apocalípticos como
Daniel llegó a referirse a la restauración de todas las cosas en el
tiempo del fin.
Introducción
Hay varios puntos de vista diferentes desde los que se puede exa-
minar una profecía apocalíptica como Daniel 8. Por ejemplo, se pue-
de abordar directamente la descripción de esta profecía y esquemati-
zar los sucesivos elementos que presenta. O, en el ámbito del mayor
detalle, se puede avanzar con un análisis versículo por versículo, o
incluso palabra por palabra, es decir, con la exégesis del pasaje. En
otro procedimiento distinto —atendiendo a comparaciones a gran-
des trazos—, es posible buscar diferentes elementos en la profecía
que sean especialmente característicos de la apocalíptica. Este es el
enfoque que seguiremos en este capítulo.
Se ha señalado que las características de la apocalíptica que han
sido dilucidadas en estudios previos hasta ahora 1 incluyen: (1) un
entorno cósmico o un ámbito universal, (2) una perspectiva pesimista
de la historia universal actual, (3) ética implícita (en contraposición a
la explícita), (4) una división del tiempo en eras, (5) formas literarias
en prosa, (6) amplio uso de visiones, sueños y de símbolos en esos
sueños y visiones, en especial símbolos compuestos, (7) énfasis esca-
tológico y (8) un fuerte tenor dualista.
El énfasis dualista puede verse en el trato contrapuesto de la luz y
las tinieblas, el bien y el mal, Dios y Satanás, la vida y la muerte. Este
marcado énfasis en las contraposiciones dentro de la apocalíptica
pone de manifiesto una más, concretamente el interés en la conexión
entre el cielo y la tierra. La apocalíptica hace hincapié en la co-
nexión entre el cielo y la tierra de forma más gráfica aún que la profecía
clásica. En particular, hay en juego una contraposición espacial en la
que al profeta se le muestran escenas que tienen lugar primero en
la tierra, luego en el cielo, y después nuevamente en la tierra. Esta
característica es denominada a veces dimensión vertical de la apoca-
líptica.
Andana
Hijo
de días
de hombre
en juido
en reino
El carnero persa
La primera actividad tiene que ver con las acciones del carnero de
cuernos asimétricos, que representaba colectivamente el reino de Me-
Dimensiones espaciales en la visión de Daniel 8 511
Norte
Carnero persa
Oeste ·*• Este
Daniel 8: 2-4
Sur
El cuerno pequeño
El cuerno pequeño entra en escena en el versículo 9. Hay dos pro-
blemas importantes relacionados con su aparición: su origen y su
identificación histórica. Aunque estos dos problemas no son el objeto
de interés fundamental de este estudio, tienen que ver hasta cierto
punto con la dimensión espacial de la visión que estamos analizan-
do. Por ello, es preciso presentar algunas respuestas preliminares a
estas cuestiones que sirvan de base a la exploración más detallada de
nuestro pasaje.
1. Origen. El origen del símbolo del cuerno está enredado en una
crux interpretum relacionada con la sintaxis del final del versículo
8 y el comienzo del versículo 9. ¿Procede el cuerno pequeño de uno
de los cuatro cuernos o de uno de los cuatro vientos? Teniendo en
cuenta que me he expresado sobre la cuestión en otro lugar,2 no es
preciso repetir aquí esa presentación anterior.
Basta decir que aunque no puede descartarse la posibilidad de que
el cuerno se originara en uno de los cuatro cuernos, parece más pro-
bable que se lo viera provenir de una de las direcciones de los cuatro
oeste, dado que se desplazó hacia el sur, hacia el este y hacia la tierra
gloriosa (vers. 9). Esa fue también la dirección de la que procedía la
Roma imperial cuando se abrió camino por la cuenca mediterránea
oriental.
Hay un número suficiente de correspondencias entre las caracte-
rísticas de los cuernos pequeños del capítulo 7 y del capítulo 8 para
entender que representan un mismo poder. 6 Sin embargo, hay algunas
diferencias en sus acciones simbólicas. Una diferencia significativa
tiene que ver, una vez más, con la dimensión espacial.
En el capítulo 7 el cuerno pequeño surge en la cabeza de la bestia
indescriptible y lleva a cabo sus actividades desde ese punto estra-
tégico. No se extiende hacia ninguno de los puntos cardinales con
respecto a ese punto. En cambio, en Daniel 8 se señala que el cuerno
se extiende en las direcciones mencionadas en el versículo 9. No es
más que otro caso en el que la dimensión horizontal de la actividad
simbólica entra en juego en la visión del capítulo 8 de una manera
en la que no actúa en la visión del capítulo 7.
La fase primera de la obra del cuerno pequeño, la horizontal, pue-
de ahora diagramarse:
3
«creció ( ¡ ג ד לgadal])» «por tierra ( ]ארצהaryáA])»
Versículo 11
Al comienzo del versículo 11 se invierte la secuencia terminológica
habitual para poner el énfasis en la importante posición que ocupa
el príncipe del ejército. Su relación con la hueste de las estrellas (vers.
10) hace hincapié en su papel político como Jefe del ejército de los
santos. Pero en esta tercera escena (introducida con el versículo 1 1)
se recalca concretamente su papel sacerdotal a causa de su relación
con el santuario celestial y con su ministerio.
de que ese ministerio tamid del príncipe está relacionado con este
santuario celestial.
Durante un tiempo, el cuerno usurpa precisamente el ministerio
del príncipe, o, al menos, lo intenta. El verbo que acompaña a esta
afirmación aparece en pasiva («fue quitado»). Sin embargo, como este
pasaje tiene que ver en conjunto con las acciones del cuerno pequeño,
resulta evidente que es el poder responsable de quitar el ministerio
tamid del príncipe.
La siguiente afirmación del versículo 11 tiene que ver con el propio
santuario. El verbo está en pasiva («fue echado por tierra»). Nueva-
mente, no puede haber duda de que el cuerno pequeño es el agente
responsable de este efecto sobre el santuario. El lugar del fundamento
de este santuario sería «echado por tierra», lo que significa del cielo a
la tierra. La raíz verbal presente en este caso es [ ש ל ךsalak|.
Se usa, por lo común, en otros pasajes del AT para hablar del acto
de arrojar. La traducción "derribado" (LBA) no capta completamente
esta idea. Es inferior a la traducción "echado por tierra". Ello queda
ratificado con el uso del mismo verbo en el versículo siguiente. En él
está la verdad que sería echada por "tierra".
Debería observarse que el propio santuario no fue el objeto que se-
ría echado por tierra aquí. Lo fue, más bien, el "lugar del fundamen-
to" del santuario. La palabra hebrea usada para esta expresión no es
la habitual para "lugar" ( [ מ ק ו םmaqóm], cuatrocientas veces). En vez
de ella, el profeta empleó el término [ מ כ ו ןmakón], que proviene de
la raíz [ כרן/ciín] ("erigir, fundar, establecer").
Este término aparece dieciséis veces en el AT fuera de Daniel. En
quince de esos casos, se refiere al lugar de la morada de Dios, ya sea
el santuario terrenal o el celestial. El Salmo 104: 5 es la única excep-
ción; en él se emplea para hablar de los cimientos de la tierra que Dios
fundó en la creación. En los quince casos circunscritos al santuario,
dos tercios de los pasajes se refieren al santuario celestial y un tercio
al santuario terrenal.
Así, este término es usado en el AT esencialmente como una pala-
bra para el santuario. Hace referencia o bien al santuario terrenal o
al celestial como lugar de morada de Dios, el asiento de su trono y el
lugar desde el que actúa. Se refiere al santuario celestial de forma más
habitual que al terrenal.
Dimensiones espaciales en la visión de Daniel 8 5 2 3
Versículo 12
En la siguiente oración de la profecía (vers. 12a), la descripción de la
visión vuelve al tema del tamid. En el versículo 11 se afirma que el
tamíd le fue quitado al príncipe del ejército. Se deja implícito que
el cuerno pequeño fue responsable de esa supresión. Sin embargo, el
texto no dice adonde fue llevado el tamíd, ni lo que se hizo con él. La
segunda de esas dos cuestiones es respondida aquí en esta declara-
ción paralela en cuanto a la suerte del tamid.
Hay presentes en esta afirmación algunas dificultades de traduc-
ción, pero yo la traduciría, con bastante literalidad, «Y fue dado [al
cuerno pequeño| contra el tamid por la transgresión».
Ha sido mencionado un ejército antes del ataque del cuerno contra
las estrellas (vers. 10). Podemos preguntarnos si aquí se contempla
el mismo ejército de estrellas. Sin embargo, la sintaxis de esta difícil
declaración parece indicar que se alude a otro ejército. El verbo está
5 2 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
«se engrandeció»»
Diagrama resumen
Ahora también podemos diagramar las cinco escenas y sus elemen-
tos para representar las dimensiones espaciales de la visión de los
versículos 8-12. Obsérvese que el diagrama está estructurado en tor-
no a las cinco apariciones de gadal ("hacerse grande") y las acciones
direccionales del sujeto de cada escena. Véase el diagrama de la pá-
gina siguiente:
Dimensiones espaciales en la visión de Daniel 8 5 2 7
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«fi
Κ a
a ׳e S Λ יws
Γ' ·I tS
J־־ Sí
5 2 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Resumen y conclusión
Tal como acabamos de esquematizar, la descripción de la visión
de 8: 2-12 contiene cinco escenas principales. En algunos casos, esas
escenas presentan acciones diferentes (escenas I-III). En otros casos,
describen acciones diferentes llevadas a cabo por el mismo actor
(escenas I1I-V). Las escenas diferenciadas por estos distintos actores
o por estas diversas acciones son diferenciadas también mediante
delimitadores lingüísticos, especialmente por el verbo gadal, que se
emplea en cada presentación. El término gádal se da como palabra
resumen o de conclusión en las dos primeras escenas y como pala-
bra introductoria en las tres últimas. Las preposiciones que gobier-
na en estos casos añaden énfasis a la función de este verbo.
En el estudio presente he diagramado las tres escenas que presentan
la actividad del cuerno pequeño como si estuvieran un tanto diferen-
ciadas mutuamente. En un sentido muy real, son una descripción de
una visión continua en movimiento que pasó ante la mirada del profe-
ta. Hay varias formas posibles en las que podemos relacionar entre sí
estas tres escenas finales. En un estudio previo inédito sobre este tema,
diagramé las tres conjuntamente como una sola labor continua.
Otra posibilidad es que se diagramaran, por un lado, como una
escena terrenal y, por otro, como una visión celestial que contiene
dos acciones sucesivas. Este tipo de distinción acentuaría la división
entre las acciones terrenales y las celestiales. En este caso, se contem-
piaría que las acciones del cuerno pequeño contra las estrellas y luego
contra el príncipe y su santuario fueran una continuidad de acciones
en gran medida no interrumpidas en la esfera celestial por parte del
cuerno pequeño.
Aunque estas alternativas siguen siendo posibilidades viables, me
parece que los delimitadores lingüísticos presentes en el texto han
dividido estas escenas en nuestro beneficio. Por esa razón, habría
que pensar que están un tanto diferenciadas entre sí. Esa es la razón
por la que las hemos diagramado así.
La profecía paralela del capítulo 7 también contiene una serie de
escenas. Asimismo, los delimitadores lingüísticos diferencian entre sí
sus escenas sucesivas. Sin embargo, los delimitadores empleados se
derivan de la experiencia del profeta en la visión: "Vi, miré, he aquí",
etcétera. En cambio, en el capítulo 8, los delimitadores lingüísticos de
las nuevas escenas provienen de la descripción de las acciones de la
Dimensiones espaciales en la visión de Daniel 8 5 2 9
Introducción
Una lectura analítica del texto hebreo de Daniel 8: 9-14 revela el
importante hecho de que el profeta hace uso de terminología ritual.
Es decir, emplea vocabulario tomado del sistema israelita de culto en
el santuario. Esa terminología se usa en especial en relación con la ac-
tividad del cuerno pequeño. En lo que sigue, analizaremos los modos
5 3 8 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Terminología ritual
1.E1 lugar de su santuario ( [ מ כ ו ן מ ק ד ש וmakón miqdáSó]) (Da-
niel 8: 11). En Daniel 8: 11, tanto makòn ("lugar") como miqdas
("santuario") son términos rituales. El término mákón ("lugar")
es usado en el AT aproximadamente diecisiete veces. En catorce
de los casos, se usa en conexión con el santuario. En dos de los
otros tres casos, se usa en relación con el t r o n o de Dios, lo que
sugiere una relación indirecta con el santuario: «Justicia y juicio
son el cimiento [mákón, " f u n d a m e n t o " ! de su trono» (Sal. 89:
14; 97: 2).
La palabra mákón se usa para designar el santuario. Así aplicada,
podría significar "morada" (Éxo. 15: 17; 1 Rey. 8: 13; 2 Crón. 6: 2;
Isa. 18: 4). La idea de "fundamento" también podría ser expresada
con mákón (Sal. 104: 5). La palabra parece designar una base. 1 La
traducción "lugar" debería entenderse, entonces, como «un lugar
sobre el que elevarse». 2 Cuando se emplea mákón con relación al
santuario, podría designar el lugar en el que se alza el santuario
terrenal (Esd. 2: 68; Isa. 4: 5) o celestial (1 Rey. 8: 39, 43, 49; 2
Crón. 6: 30, 33, 39; Sal. 33: 14) de Dios.
El término miqdas ("santuario"), usado en Daniel 8: 11, es una
palabra muy común en el AT y se emplea para designar el santua-
rio. Se refiere al "santuario" en su conjunto. En la mayor parte de
los casos, denota el santuario terrenal (Éxo. 25: 8; Lev. 26: 2; etc.).
12. Arthur Jeffery, "The Book of Daniel" [El libro de Daniel], IB 6 (Nueva York,
1956): 474.
5 4 2 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
Resumen parcial
Detengámonos por un momento para ver cómo la terminología ri-
tual que hemos estudiado hasta ahora nos ayuda en la interpretación
de 8: 9-14.
En primer lugar, la fraseología ritual encontrada en la perícopa que
estamos considerando pone de manifiesto que hay, al menos, una "co-
nexión terminológica" (mismos términos) entre este pasaje y el sis-
tema de culto ritual o del santuario. Por lo tanto, resulta apropiado
remitirse a Levítico en nuestro empeño por entender lo que el profeta
intenta decirnos.
En segundo lugar, deberíamos tener presente también que la ter-
minología se usa para transmitir ideas y conceptos. En este caso, el
concepto del santuario. Siendo ello así, es también correcto postular
una "conexión conceptual" entre 8: 9-14 y el ritual hebreo. El profe-
ta presupone que sus lectores están familiarizados con el sistema de
culto, de modo que usa un vocabulario ritual sin explicarlo.
En tercer lugar, la terminología ritual ayuda a entender la natura-
leza y la actividad del cuerno pequeño. El pasaje ignora las inquie-
tudes políticas del cuerno pequeño. Lo que se recalca de verdad es la
actitud del cuerno hacia el ritual y la comunidad ritual (el pueblo de
Dios). El cuerno pequeño es, en esencia, un poder contrario al ritual.
Pero no es opuesto, sin más a cualquier práctica ritual. El cuerno ac-
túa contra el ritual de Yahweh. Se engrandece en una dirección en la
que ninguna de las demás bestias se engrandeció: hacia arriba.
El cuerno pequeño ataca el «ejército del cielo». Este ejército (sabaף
probablemente designe una guardia ritual, algo así como una guardia
levítica. Entre los deberes de los levitas estaba la responsabilidad de
proteger el santuario de la intrusión de personal no afecto al ritual
(Núm. 3: 5-10; 18: 1-10; 1 Crón. 9: 23-27). 13 Era una de sus respon-
sabilidades más importantes. A toda costa, el santuario no debía ser
profanado.
Cuando el cuerno pequeño ataca el santuario, primero tiene que
luchar contra el sabaJ, la guardia ritual. En la lucha, parte del ejército
ritual ( [ מ ן ־ ה צ ב אmin-hassaba )| נes echado «por tierra». Esta última
13. Para una importante presentación de este tema, véase Jacob Milgrom,
Studies in Levitical Terminology [Estudios sobre terminología levítica) 1
(Los Ángeles, 1970), pp. 5-59.
Significación del lenguaje ritual de Daniel 8: 9-14 5 5 4 3
éticas del pacto, una confesión de lealtad similar incluye también lo que
podemos denominar "requisitos rituales" (Deut. 26: 13-15).27 Para tener
acceso al santuario se requería del individuo lealtad al pacto en su con-
junto. La persona que podía hacer esa confesión era justa de veras.28
El Salmo 15: 1-2 pone de manifiesto que, a fin de estar legitimado
para la participación ritual, se exigía "justicia" ( [ צ ד קsedeq]) al is-
raelita. 29 «Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo?, ¿quién morará
en tu monte santo? El que anda en integridad | [ ת מ י םtámím]] y hace
justicia [sedeq, literalmente, "practica justicia"]».
El estado inmaculado requerido para un animal sacrificial (Lev.
1: 3, támím) es ahora requerido al israelita. Aquí la palabra 'inte-
gridad' es equiparada con el término 'justicia\ Sin embargo, esta
justicia no es resultado del esfuerzo humano. Es, más bien, un don
al hombre de la gracia salvadora de Dios (Sal. 4: 1; 17: 1; 35: 24;
1 Rey. 8: 58, 61). La "justicia" (sedeq) requerida del adorador no es
posible separada de la expiación y el perdón. 30
El individuo que quisiera acudir al santuario no solo debía decía-
rar su lealtad al pacto, sino que también debía confesar sus violacio-
nes del pacto. Aquel que, con espíritu humilde y corazón contrito,
confesara su pecado era también una persona justa:
31. Leo G. Perdue, Wisdom and Cult [Sabiduría y rito] (Missoula, Montana,
1977), p. 303.
32. Véase Walther Zimmerli, OT Theology in Outline [Esbozo de la teología
veterotestamentaria] (Atlanta, 1978), p. 143.
33. Sobre las declaraciones sacerdotales, véanse Rolf Rendtorff, Die Gesetze in
der Priestershrift [Las leyes en el documento sacerdotal] (Gotinga, 1954),
pp. 74-76; Gerhard von Rad, "Faith Reckoned as Righteousness" [La fe
contada como justicia], The Problem of the Hexateuch, pp. 125-30; H.
Ringgren, "hú", TDOT, 3: 342-43.
34. La Rondelle, p. 127.
Significación del lenguaje ritual de Daniel 8: 9-14 5 5 4 9
41. La puerta del templo recibe ese nombre no simplemente porque entren por
ella los justos (así, Anderson, Psalms, 2: 802), sino también porque tras esa
puerta se hallaba justicia en el Justo. Mowinckel afirma: «El hecho mismo
de que se permitiera entrar a la congregación por la Puerta de Justicia era
al mismo tiempo corroboración de la justicia de esta y una impartición del
poder de la "justicia" y de la felicidad» (Psalms, I: 181).
5 5 2 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
44. Shea, p. 81, ha sugerido que, d a d o que se usa el término 'visión' en el ver-
siculo 13, el lapso abarca no solo el tiempo en que el cuerno está activo,
sino también el período del cumplimiento de toda la visión del capítulo 8.
5 5 4 0 וSIMPOSIO SOBRE DANIEL
45. Véase Rodríguez, "Transfer of Sin in Leviticus" [La transferencia del pecado
en Levítico], 70 Weeks, Leviticus, and Nature of Prophecy |Las setenta se-
manas, Levítico y la naturaleza de la profecía] (Washington, DC, 1986).
Significación del lenguaje ritual de Daniel 8: 9-14 5 5 5 5
Conclusión
Nuestro estudio ha demostrado que Daniel emplea una fraseolo-
gía ritual en todo el pasaje de 8: 9-14 con el propósito de expresar
ideas rituales. Por ende, hay una conexión entre esta perícopa y el
ritual. Un estudio de la palabra tamid ha indicado que el término
designa la labor mediadora sacerdotal realizada a favor del pueblo
en el lugar santo del santuario. Nuestra investigación de la raíz sdq
reveló que se emplea en contextos rituales y que era un concepto
clave dentro del ritual. El empleo de sdq, especialmente en los Sal-
mos, indica que expresaba en el ritual la misma idea expresa por
taher en Levítico. Daniel era consciente de este hecho y se sintió
Agustín de H i p o n a C
a u t o r de "La ciudad de Dios", canon, AT, libro de Daniel, posición
340-341 en el, 152-154
empleó el m é t o d o espiritualizan- Cipriano, 3 1 4
te/alegórico, 3 4 0 sobre el segundo advenimiento,
identifica el reino de Dios con 338
el reino presente de la Iglesia Cirilo, 315
r o m a n a , 340-341 Clemente de Alejandría, 277-278
identifica la piedra (Dan. 2) con Contrarreforma,
la iglesia a partir del primer nuevos m é t o d o s de interpreta-
advenimiento, 340-341 ción profética introducidos
Alcázar, Luis de, 345 por la, 3 4 4 - 3 4 5
alta crítica sobrepasó y debilitó la interpre-
efectos de la, en la interpretación tación protestante, 345
profética, 6, 9-10, 3 4 8 - 3 4 9 Crisòstomo, 3 1 5 - 3 1 6
surgimiento de la, 3 4 8 - 3 4 9 cronología
Anselmo de Havelberg, reintroduce cuestiones históricas de Daniel,
el enfoque historicista, 341 120-124
Antioco Epífanes de Daniel 9, 2 2 8 - 2 3 3
cuerno pequeño (Dan. 7), caracte-
análisis de la interpretación de A.
rísticas del, identificación históri-
en Daniel, cap. 2
ca de las, 183-186
evaluación de argumentos para
cuerno pequeño (Dan. 8)
su presencia en Daniel 9,
actividad vertical del
226-228
primera, 4 0 2 - 4 0 3 , 5 1 8 - 5 2 0
origen/desarrollo de la inter-
segunda, 5 2 0 - 5 2 7
prefación de A. en Daniel,
aspectos papales del (vers. 11-
257-331
12), 4 0 5 - 4 2 7
años sabáticos, relación con la
ataca el santuario, 202-204,
profecía de las setenta semanas,
542-545
228-230,253-256
expansión del, 4 0 0 - 4 0 1
Arnaldo de Villanueva, 342
naturaleza del, 3 9 9 - 4 0 0
audición, en c u a n t o al santuario ce- origen y primeras actividades
lestial (Dan. 8: 13-14), 4 3 3 - 4 6 9 del, 3 9 2 - 4 0 3 , 5 1 3 - 5 2 0
cuernos pequeños (Dan. 7, 8), com-
Β
parados e identificados, 190-196
Belsasar cuestiones lingüísticas de Daniel,
fechas de (Dan. 7: 1; 8: 1), 123- 12-13, 125-145
124 'caldeo' c o m o término profesio-
gobierno de, evidencia a favor nal, 126-128
del, 110-112 dos lenguas, uso de, 143-145
Nabucodònosor, " p a d r e " de, lengua hebrea de, 141-143
112-113 palabras de otras procedencias,
Bernabé, Epístola de, 2 7 6 12-13
Indice general alfabético 5 61
Ν C o m e n t a r i o de Jerónimo, único
" N a b o n i d o , Oración de", 106-107 d o c u m e n t o que conserva sus
Nabucodònosor, 103-110, 112-113 puntos de vista, 2 9 6
juramento de lealtad a, en la Hipólito, fuente de sus puntos de
llanura de D u r a , d a t a d o , 109- vista sobre Antioco, 300-302,
110 305-309
locura, posible evidencia extrabí- neoplatónico del siglo III d.C., 6,
blica para su, 105-109 293-309
logros arquitectónicos, 103-104 rectifica la exposición de Daniel
Nicolás de Cusa, 342 11 hecha por Hipólito, 298-
Nota final 300, 3 0 7 - 3 0 8
El uso de la palabra hebrea preterismo, defendido por vez pri-
tamid en Q u m r á n y el Anti- mera por Luis de Alcázar, 3 4 5
guo Testamento, 4 2 8 - 4 3 2 "príncipe del ejército", 221-222,
Fuentes para la datación de los 408-409, 5 2 0 , 5 2 3 - 5 2 4 , 5 4 3 - 5 4 5
a ñ o s sabáticos posexílicos, principio día-año
253-256 aplicado por Joaquín de Fiore,
342
O implícito en Daniel 8, 4 3 3 , 442-
Oráculos sibilinos, 262-263, 274- 443
275 profecía apocalíptica, caracterís-
Orígenes, 279, 338 ticas de la, 181-182, 349-350,
O x f o r d , véase Movimiento de 507-508
Oxford profecía mesiánica (Dan. 9), 233-
237
Ρ
profecías (Dan. 7-9)
parábola de la viña, c o m p a r a d a con duraciones, c o m p a r a d a s y reía-
Daniel 2 , 3 7 1 - 3 8 1 cionadas, 2 3 7 - 2 4 1
patrón de pensamiento semítico, ra- patrón semítico, temática dada
zona de efecto a causa, 2 4 0 - 2 4 3 en orden inverso, 172, 206,
períodos (Dan 8-9), vínculos entre 240-241
ellos, 2 3 0 - 2 3 3 propósito del libro de Daniel, 81-83
personajes históricos en Daniel, pseudonimia, a r g u m e n t o de la, para
103-120 Daniel, analizado, 18-19, 166,
pesac, véase H'JJB 168
piedra, uso veterotestamentario del Purrey, J o h n , 3 4 2
término, 3 6 6 - 3 7 1
Plymouth, véase H e r m a n o s de Q
Plymouth qddeS, véase קדש
Policronio, Padre sirio, adopta los quiasmo, véase estructuras literarias
puntos de vista de Porfirio, 312- Q u m r á n , d o c u m e n t o s extrabíblicos
313,339 de la c o m u n i d a d de, 267-269,
Porfirio 275-276
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LO ₪0R DE mm R m w m
De hecho, el problema
real en el pavoroso
conflicto entre el bien
y el mal no es
la justificación
de la humanidad,
sino la justificación
de Dios.
LO HOT DE I M I M M M M
La naturaleza de Cristo
sigue siendo uno
i La naturaleza de los temas más
debatidos entre nosotros
debido a sus implicaciones
teológicas y prácticas.
¿Cuál fue? ¿La caída?
¿La no caída?
En este libro se aborda
la cuestión de forma
aguda y perspicaz,
en relación con el pecado,
la justificación y la perfección.
Para conocer
las c a r a c t e r í s t i c a s
más significativas
d e las v e r s i o n e s
de la 5íblía
más usuales
en español
Con abundantes
iustraciones a todo color