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Cerebro y emoción

M iguel Á ngel M acías Islas y A d rian a Aguayo A re lis

IN T R O D U C C IÓ N perm iten anticiparnos a una situación


de peligro, a un predador, a una lucha por
La necesidad de afrontar un mundo cam­
un territorio que garantiza nuestro alimento
biante y casi impredecible hace necesario
o nuestra seguridad y la de nuestras crías.
que cualquier sistema inteligente, con mo­
Estos sistemas representan los elementos
tivos múltiples y capacidades limitadas,
más básicos para la supervivencia.
requiera el desarrollo de emociones para
sobrevivir. Esta premisa establece que el
M EC A N ISM O S DE LA E M O C IÓ N
surgimiento de las emociones es resultado
de la necesidad biológica de adaptación a Los organism os com plejos desarrollan
un medio siempre cambiante y muchas ve­ cerebros que presentan modelos internos
ces hostil. Adaptarse es cambiar; los cam­ flexibles. Estos modelos se fundamentan
bios útiles en una especie dejarán huella en en la capacidad de tener una clara imagen
los organismos que los expresan a través de uno mismo y una nítida representación
del surgimiento o activación de genes, que, del exterior, tanto de individuos como del
a su vez, se transmitirán de generación en entorno social. Esta representación debe
generación. Si es útil, la nueva mutación ser simultánea por la exigencia interactiva
prevalecerá. de ambas realidades. Así, el organismo
C om o e sp e cie, so b re v iv ir es una asignará valores a eventos que suceden
obligación im plícita. La supervivencia en esta interacción, como la evaluación
exige comer, beber, reproducirse, esta­ del evento o la situación externa a la que
blecer límites territoriales, luchar y huir, se enfrenta, los cambios orgánicos en res­
cuidar de las crías, etc. La convivencia puesta a esa situación, la modificación de la
con otros grupos de seres vivos obliga conducta del organism o y, finalm ente,
a m antener una infinidad de sistem as la representación de los cambios internos
de comunicación y señalización no ver­ capaz de generar el sentimiento emocional
bales que perm itan prever una llam ada o la experiencia emocional1.
amigable tanto como una amenazante o Las emociones son estados internos de
potencialmente peligrosa. Nuestro cere­ los organism os superiores que regulan
bro, obrando la selección natural y la de manera flexible sus interacciones con
evolución, ha desarrollado sistemas que el entorno y sus relaciones sociales.

118 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos


Capítulo | 7 C e re b ro y em o ció n

Las em ociones — reducidas a nivel RELACIÓN ESTRU CTU R A -FU N CIÓ N


neuronal— son un factor determ inante
Para tratar de explicar la relación entre el
de la supervivencia, ya que ayudan a
cerebro y los diferentes niveles de com­
estab lecer el equilibrio hom eostático
plejidad del comportamiento en las espe­
a través de sistem as de «recom pensa
cies más desarrolladas, McLean establece
y castigo» o reforzadores. Un ejem plo
que nuestro gran cerebro mamífero es, en
b u rdo p u ed e ser el hech o de que un
realidad, la superposición de tres cere­
acercam iento c elu lar a una sustancia
bros. El más antiguo e interno (cerebro
nociva provoque daño (dolor): este se
reptiliano) solo desarrollará funciones
convertirá en una señal de «castigo» y
automatizadas o vegetativas dependientes
se evitará el contacto futuro. En cambio,
de las estructuras del tallo cerebral y parte
si representa una ventaja alim entaria,
del diencéfalo, que permiten montar res­
será interpretado como «recom pensa»
puestas de supervivencia básica como la
y se reforzará2.
agresión y la puesta en m archa de m e­
En el plano de los com portam ientos
canismos que inducen incremento de la
sociales, la respuesta es m ás com pleja
presión arterial, la frecuencia cardiaca,
y las emociones estarán asociadas a es­
etc., fundam entales para em prender la
tados de culpa, celos y vergüenza, que
lucha o la huida. El siguiente nivel (inter­
cumplen la misma misión que los siste­
medio o paleocortical) representaría una
mas básicos, pero con respecto al entorno
frontera entre los instintos básicos y las
social. Un comportam iento antisocial o
funciones cerebrales superiores, corres­
en contra de la estabilidad de la unidad
pondientes al nivel más alto (neocorti-
social puede ocasionar culpa o vergüen­
cal), de ahí el nombre de nivel o sistema
za, «castigo», así com o un com porta­
lím bico (fig. 7.1). El sistema lím bico o
m iento altruista ocasiona generalmente
circuito de Papez no representa una es­
un reconocim iento o «recom pensa»3.
tructura anatómica bien definida, sino una
Se ha estudiado incluso la presencia de
unidad funcional en la que intervienen
los llam ados «genes altruistas» en los
diversas estructuras anatómicas a las que
animales superiores con sociedades más
se ha asignado históricamente la función
desarrolladas. Esto se relaciona con la
emocional de los organismos.
ventaja evolutiva del altruismo para una
Se ha demostrado que estructuras como
especie determ inada y com pite con el
la amígdala, la corteza frontal, el tálamo,
llamado «gen egoísta», que opera en ni­
el hipotálamo y el polo anterior del lóbulo
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veles inferiores, anteponiendo siempre la


temporal son responsables de las conductas
autoconservación sobre la conservación
emocionales en animales y en humanos.
colectiva. El espectro de em ociones se
amplía a felicidad, tristeza, miedo e ira;
el rango de em ociones, sin ten e r una
A M ÍG D A LA
línea divisoria, va desde las emociones
conocidas como positivas a las negativas. La capacidad de m ontar una respuesta
Sin em bargo, los reforzam ientos en el congruente a un depredador depende de
aprendizaje del significado de una ex­ la maduración de la amígdala. Shalin ha
periencia emocional pueden explicar las dem ostrado que existen tres etapas de
diferentes interpretaciones individuales montaje de una respuesta de agresión en
de valor de las emociones4. primates contra predadores5.
Guía básica en neurociencias

FIGURA 7.1 Modelo de Paul McLean. Se expresa la superposición de tres cerebros, de acuerdo
con la evolución de las especies.

La primera etapa caracteriza a la cría afables y confiados, y son incapaces de


cuando se encuentra separada de la madre. reconocer caras y posturas amenazantes
En esta etapa, la cría se delata al emitir cuando se les presentan fotografías de
llamadas filiales (cooing response) y es individuos y situaciones potencialmente
fácil presa de depredadores. La población peligrosas (fig. 7.2).
neuronal de la amígdala en esta etapa es
prácticamente nula. En compensación bio­
TÁ LA M O E H IPO TÁ LA M O
lógica, la madre no se aparta prácticamente
nunca de la cría. En una segunda etapa, la Se ha observado que, en la dinám ica de
amígdala ha madurado y se ha poblado con la neurobiología del miedo y la agresión, la
un número relativamente grande de neuro­ am ígdala desem peña una fu n ció n de
nas. Aquí, la respuesta ante un depredador prim er orden. Sin embargo, estructuras
se caracterizará por una conducta de con­ como el tálamo y el hipotálam o juegan
gelam iento (freezing) y evitación de la un papel de amplificación y transducción
mirada que permitirán a la cría disminuir de las señales de peligro que facilitan res­
la posibilidad de ser vista. Sin embargo, ya puestas preconscientes rápidas ante un
puede permanecer separada de la madre o peligro potencial. La ventaja de estable­
del clan durante periodos de tiempo con­ cer una respuesta de miedo, aun antes de
siderables. La tercera etapa se caracteriza un análisis consciente de la realidad, es
por una maduración y población total de la la de «responder ya» ante la posibilidad.
amígdala y por la total capacidad de ofre­ El costo de esperar un análisis más deta­
cer no solo una respuesta de huida, sino llado puede poner en riesgo la vida del
una actitud de amenaza y lucha ante un organismo.
depredador (barking response). Si caminas por un sendero y de pronto
La enfermedad de Urbach-Wiethe (cal­ ves la figura de una serpiente, responderás
cificación bilateral de las amígdalas) se corporalmente confreezing sin tener certeza
caracteriza por la pérdida de la respuesta a de que la serpiente esté viva o muerta. Es­
señales biológica y socialmente peligrosas. ta «anticipación» garantiza una respuesta
Quienes la padecen se muestran siempre inmediata y que sigas vivo. Los estados
Capítulo | 7 C e re b ro y em o ció n

FIGURA7.2 Calcificación de las amígdalas en la enfermedad de Urbach-Wiethe. Las imágenes de


la izquierda presentan las amígdalas calcificadas (señal hipointensa). Las de la derecha corresponden
a amígdalas normales. (Kalin NH. Neurobiology of fear. SciAm 1993; 268(5): 94-101).

de anticipación continua en las sociedades y órganos internos, e incluso la pérdida del


urbanas actuales requieren una competencia control de esfínteres se relacionan con una
por espacios, desplazamiento y recursos de descarga adrenérgica masiva dependiente
todo tipo; se relacionan con una activación del sistema nervioso autónomo (división
casi permanente de estos sistemas y una exa­ simpática).
gerada prevalencia de estados de ansiedad. En resumen, ante la percepción de un
El conocimiento de la interacción de potencial depredador o estímulo emocio­
diversos neurotransmisores en este sistema nal, nuestros sistemas perceptivos se agi­
permite manejar los trastornos de ansiedad lizan y montan respuestas que van desde
por manipulación farmacológica potencian­ el congelamiento hasta la lucha o la huida.
do la actividad de neuronas «gabaérgicas» Deben ser organizadas rápidamente — sa­
productoras de ácido gammaaminobutírico crificando el análisis detallado— y activar
(GABA), que es un neurotransmisor inhi­ mecanismos que preparan energéticamente
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bitorio que disminuye la tasa de disparo al organismo (descargas adrenérgicas). La


neuronal en la amígdala y, por lo tanto, cotidianidad de estímulos potencialmente
reduce la expresión de miedo y ansiedad. peligrosos o de competencia puede generar
Los síntom as de la ansiedad y/o el estados de «anticipación» constante que se
miedo se explican por la relación funcional reconocen como manifestaciones de an­
estrecha del hipotálamo con los sistemas siedad (ira, agresión, depresión, hiperten­
efectores autonómicos o vegetativos. La sión, taquicardia, tensión muscular, dolor
resequedad de boca y mucosas, el aumento de cabeza y cuello, trastornos del sueño,
de la frecuencia cardiaca y la presión ar­ fatiga, lumbago, etc.), que pueden persistir
terial, el incremento del tono muscular, la al crearse un círculo vicioso en el cual no
palidez de la piel resultante de la redirec­ sea ya necesaria la presencia del estímulo
ción del flujo de sangre hacia los músculos (fig. 7.3)6-8.
Guía básica en neurociencias

Sentimiento

Corteza sensorial — ► Corteza del cíngulo L _

n
Hipocampo Tálamo anterior

1 , --------- —
T Hi pota lamo
, t
Tálamo —

i
(^Respuesta corpora?)

FIGURA 7.3 Circuito que muestra las diversas estructuras del sistema límbico y su relación
funcional entre estímulo-respuesta corporal y formación del sentimiento.

H IP O C A M P O y la región septal del cíngulo lo están con la


producción del orgasmo; extensas zonas de
Si bien el hipocampo se relaciona primor­
los polos anteriores de los lóbulos temporales
dialmente con funciones de memoria, es
y de la región prefrontal ventromedial se re­
fundamental para conservar el recuerdo de
lacionan con la generación del impulso vital
experiencias de riesgo que sirven como pre­
o estados de ánimo y expresión de conductas
cedente para montar una respuesta de defensa
sexuales, además del control del reconoci­
de lucha o de huida. Las relaciones de las
miento visual y la expresión facial. Estas
experiencias se dan dentro de un contexto es­
estructuras tienen una participación funda­
pacio-tiempo que permite establecer respues­
mental en la expresión de toda la gama de
tas sumamente flexibles, dependiendo del
estados emocionales y son responsables
contexto en que se presenten. En los casos
de la expresión motora postural verbal o
en que ambos hipocampos son gravemente
mímica de las mismas.
dañados, el individuo es incapaz de retener
La participación de estas áreas en la
material nuevo, por lo que su memoria no
conducta y la expresión emocional deri­
le permite guardar experiencias a partir de
van del estudio de casos de lesiones cere­
la cuales hacer una selección de respuesta.
brales, desde el clásico caso de Phineas
Así, se pierde la posibilidad de reconocer un
Gage y el paciente H. M. hasta los raros
evento de peligro con base en una experien­
casos de enfermedad de Urbach-Wiethe y
cia previa, lo que crea una severa desventaja
Klüver-Bucy. En esta última, los indivi­
evolutiva y de preservación910.
duos afectados presentan hipersexualidad,
agnosia visual con compulsión oral, do­
CO R T EZ A CEREBRAL
cilidad excesiva e incluso modificaciones
Diversas zonas corticales participan en las en la preferencia sexual. Las lesiones de
emociones. La corteza entorrinal está rela­ la región prefrontal ventromedial provo­
cionada con la olfacción; la corteza anterior can síndromes caracterizados por abulia,
Capítulo | 7 C e re b ro y em o ció n

adinamia, desinhibición sexual, puerili­ 3. M aier R. C o m portam iento anim al. Un


dad, lenguaje prosaico, superficialidad en enfoque evolutivo y ecológico. M adrid:
McGraw Hill; 2001.
el juicio y, en algunos casos, conductas
autoagresivas con suicidio11'13. 4. Plomin R, Defries JC, McCleam GE, McGuf-
fin P. Genética de la conducta. Barcelona:
Ariel Ciencia; 2002.
C O N C L U S IÓ N 5. Shalin J. The scientific American book of the
brain. New York: The Lyon Press; 1999.
Las emociones —como representaciones
físicas— dependen de la activación de 6. C alhoun Ch, Solom on RC. ¿Q ué es una
emoción? México: Fondo de Cultura Econó­
diversos sistemas relacionados. Destacan
mica; 1996.
el sistema nervioso central y el autónomo,
7. Cullinan J, Fink A. The amygdale in brain
así como el sistema endocrino. La explo­
function. New York: The New York Academy
sión de neurotransm isores inducida por o f Sciences; 2003.
miríadas de neuronas organizadas en re­
8. Schulkin J. The neuroendocrine regulation of
des armónicamente sincronizadas en res­ Behavior. Cambridge: Cambridge University
puesta a los estímulos internos y externos Press; 1999.
es finalmente la unidad funcional de las 9. De la Fuente R, Alvarez FJ. Biología de la
emociones, un arco reflejo multisináptico mente. México: Fondo de Cultura Económica;
e intersistema, desarrollado para la comu­ 1998.
nicación y la señalización previa al naci­ 10. Klopfer PH. Introducción al comportamiento
miento del lenguaje. La expresión corpo­ animal. México: Breviarios Fondo de Cultura
Económica; 1976.
ral y facial es nada más que el «teatro» en
que se exhiben las distintas emociones. 11. Sanjuán J. Evolución cerebral y psicopatolo-
gía. Madrid: Triacastela; 2000.
Toda acción inteligente está matizada por
la emoción. El reconocimiento del signifi­ 12. Ostrosky-Solís F. Mentes asesinas. La violen­
cia en tu cerebro. México: Quo Libros; 2008.
cado de la emoción y la conciencia de la
experiencia emocional se transforman en 13. Le Doux. Synaptic self (How our brain beco­
me who we are). New York: Penguin Books;
lo que llamamos «sentimiento»14' 16.
2003.
14. Searle JR. El m isterio de la conciencia.
B IB LIO G R A FÍA Barcelona: Paidós Studio; 2000.
15. Solm s M, T u rn b u ll O. E l cerebro y el
1. Damasio A. D escartes’ error. New York: mundo interior. México: Fondo de Cultura
Quill; 2000. Económica; 2003.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

2. Krech D. Cerebro y conducta. Barcelona: 16. Crick F. The astonishing hypothesis. New
Salvat; 1973. York: Touchstone; 1994.

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