Está en la página 1de 16

Universidad Central de Venezuela

Facultad de Medicina
Escuela “Luis Razetti”
Cátedra de Clínica Anestesiología

Br.Fiorella Guglia
CI: 18.366.936
Cirugía IV

Practica Nº1. Quirófano de Pregrado

1- Evaluación preoperatoria:

La evaluación preoperatoria consiste en la valoración global del paciente que va a


se sometido a una intervención quirúrgica con el propósito de establecer el plan
operatorio más adecuado, minimizar los riesgos y disminuir la ansiedad para intentar
lograr el mejor curso perioperatorio posible.
Las bases de la evaluación preoperatorio son: historia clínica, anamnesis y
exploración física, pruebas complementarias, establecimiento del riesgo anestésico.
Entre algunos de los beneficios de desarrollar esta evaluación podemos mencionar
la Preparación del acto quirúrgico, incluyendo recomendación para el ayuno e indicación
de la premedicación, prevención de posibles complicaciones (vía aérea difícil), tratamiento
de patologías existentes y la obtención del consentimiento informado.

a- Historia Clínica:
- Edad: La edad ha sido reportado como un factor de riesgo independiente
de mortalidad postoperatoria, esta observación puede representar los
aspectos medidos de patología de base y la gravedad de la enfermedad.
- Edades extremas pueden presentarse complicaciones asociadas a las
mismas representado para estas edades un incremento en la incidencia de
complicaciones y muerte. Antecedentes familiares: conocer los
antecedentes familiares nos permitirá sospechar sobre patologías que
pueda sufrir el paciente de manera subclínica y que debemos descartar ya
que las mismas pueden afectar el proceso anestésico.
- Estado Nutricional: Evaluación del estado nutricional del paciente es parte
de la evaluación preoperatoria. Una historia de pérdida de peso superior al
10% del peso corporal durante un período de 6 meses o un 5% más de un
mes es significativo. El grado de desnutrición se estima sobre la base de la
pérdida de peso, hallazgos físicos, y la evaluación de las proteínas
plasmáticas. 
- Alergia a medicamentos.
- Sistema cardiovascular: La evaluación preanestésica identifica los
trastornos cardiovasculares potencialmente graves, incluyendo CAD,
insuficiencia cardíaca congestiva y arritmias. El American College of
Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA) han publicado
directrices para la evaluación y tratamiento de la CAD en cardiaca pacientes
quirúrgicos. Estas directrices se centran en la historia del paciente de CAD y
la tolerancia al ejercicio y el tipo de la cirugía. Los pacientes con EAC
conocida tienen un mayor riesgo de isquemia cardiaca perioperatoria e
infarto de miocardio.  Otros factores importantes a considerar son los
antecedentes de revascularización coronaria previa, la presencia de angina
estable o inestable, las pruebas de la insuficiencia cardíaca congestiva, la
edad del paciente, la presencia de diabetes mellitus o hipertensión, y el
régimen de médicos actuales para el tratamiento de la CAD.
- Sistema respiratorio: Los pacientes quirúrgicos tienen a menudo la
enfermedad pulmonar obstructiva o restrictiva. La historia se orienta en
evaluar el estado funcional, la tolerancia al ejercicio, la gravedad de la
enfermedad y los medicamentos actuales. El reciente empeoramiento de
los síntomas debe ser evaluado muy de cerca. Los hallazgos sobre la
historia y examen físico, así como una comprensión de la intervención
quirúrgica prevista, sugieren las pruebas preoperatorias adecuadas, que
pueden incluir una radiografía de tórax, gasometría arterial, y pruebas de
función pulmonar. El objetivo de la evaluación preoperatoria es detectar y
tratar la patología pulmonar reversible, optimizar el tratamiento médico, y
permitir la planificación de la asistencia respiratoria postoperatoria, si está
indicado.
En una cohorte de pacientes en los que se diagnosticó el asma y que
posteriormente requirió cirugía en la Clínica Mayo (bajo anestesia general o
regional), se documentó broncoespasmo perioperatorio en el 1,7%
(intervalo de confianza, el 0,9% -3%). El riesgo fue mayor en los pacientes
que eran mayores, había utilizado recientemente medicamentos
antiasmáticos, había síntomas recientes de asma, y había exigido
recientemente la atención médica de broncoespasmo o requirieron
hospitalización.
Los otros factores importantes la predicción de complicaciones
pulmonares perioperatorias están relacionados con el hábito tabáquico, las
intervenciones quirúrgicas y anestésicas e incluyen la cirugía que dura más
de 3 horas, una cirugía de emergencia, y el uso de la anestesia
general. Procedimientos con un mayor riesgo de complicaciones
pulmonares son la cirugía abdominal, cirugía torácica, neurocirugía, cirugía
de cabeza y cuello, y cirugía vascular.
- Sistema endocrino: La diabetes mellitus es de importancia debido a su alta
prevalencia y la posibilidad de comorbilidad. La evaluación pre-anestésica
se centra en la duración y el tipo de diabetes, así como el régimen médico
actual. El interrogatorio de la función de órganos, con énfasis en la
disfunción autonómica, las enfermedades cardiovasculares, insuficiencia
renal, retinopatía, y las complicaciones neurológicas es obligatorio. 
- Antecedentes de drogas administradas: se debe interrogar por el uso de:
digitálicos los cuales por su acción reforzadora del miocardio pueden
contrarrestar algunos efectos depresores de los anestésicos, diuréticos ya
que producen disminución del volumen circulatorio, antiarrítmicos que
pueden potenciar los efectos depresores de los anestésicos en el corazón
(betabloqueantes), tiazidas pueden provocar hipotensión arterial y
taquicardia cuando se suministran con algunos anestésicos, los esteroides
ya que ocasionan inhibición del sistema de estimulación endocrina de la
hipófisis y la corteza adrenal, o que lleva a una insuficiencia adrenal
temporal y colapso circulatorio durante la cirugía, los antihipertensivos
pueden comprometer los mecanismos normales de repuesta del paciente
frente a la hipotensión arterial, hipoglicemiantes orales los cuales pueden
producir o agravar la hipoglicemia durante el período transoperatorio y los
derivados del acido acetilsalicílico y los AINES, los cuales pueden aumentar
el sangrado.

b- Examen físico:
- Obesidad: La tasa de mortalidad perioperatoria es significativamente mayor
en pacientes con obesidad clínicamente severa (índice de masa corporal [IMC]>
40 kg/m2 o IMC> 35 kg/m2 con comorbilidades significativas). El objetivo de la
evaluación preoperatoria de un paciente obeso es identificar los factores de
riesgo que podrían modificar los cuidados perioperatorios del paciente. La
obesidad clínicamente grave se asocia con una mayor frecuencia de la
hipertensión esencial, hipertensión pulmonar, hipertrofia ventricular izquierda,
insuficiencia cardiaca congestiva y la enfermedad isquémica del corazón. Los
pacientes sin o con uno de estos factores de riesgo reciben un β-bloqueante
antes de la operación para la cardioprotección. Los pacientes con dos o más
factores de riesgo se someten a pruebas antes de la cirugía cardiaca no
invasiva.
La obesidad es también un factor de riesgo para la infección de la herida
postoperatoria. La tasa de infecciones de la herida es mucho menor con la
cirugía laparoscópica en este grupo, lo que podría influir en la selección del
abordaje quirúrgico. La obesidad es un factor de riesgo independiente para la
TVP y el TEP, por lo tanto, la profilaxis adecuada debe instituirse en estos
pacientes.

- Evaluación de la vía aérea:

Evaluación de la vía aérea es un paso crucial en el desarrollo de un plan de


anestesia. Incluso si la anestesia regional es la anestesia previsto, en general y la
necesidad de mantener una vía aérea puede ser necesaria. El objetivo del examen
de las vías respiratorias es identificar las características que podrían obstaculizar la
ventilación asistida o la máscara de la intubación traqueal. Una historia de
enfermedades o condiciones que están asociadas con el cierre de las vías
respiratorias o laringoscopia difícil va a alertar al médico a las dificultades de las
vías posibles. Revisión de los antecedentes anestésicos puede proporcionar
información muy valiosa sobre la gestión de las vías respiratorias anterior. El
examen de las vías respiratorias se completa con la inspección sistemática de la
apertura de la boca, la distancia tiromentoniana, la movilidad del cuello, y el
tamaño de la lengua en relación a la cavidad oral. El paciente se observa en ambos
puntos de vista frontal y perfil. Muchas de estas anomalías la vía aérea, como un
retroceso de la mandíbula, no se desprende de una vista frontal. 
El tamaño de la lengua en relación a la cavidad oral puede ser clasificado
mediante la clasificación de Mallampati. El examen se realiza con el paciente
sentado y la cabeza en una posición neutral, la boca tan abierta como sea posible,
y la lengua asomaba al máximo. Se observan y evalúan las estructuras orales y
faríngeas que son evidentes. En general, un paciente en el que la úvula, pilares
amigdalinos y paladar blando son visibles (clase I) va a ser fácil para ventilar
máscara y intubar. Los pacientes en los cuales sólo el paladar duro es visible, una
clase IV las vías respiratorias, tienen una mayor probabilidad de ser difícil de
enmascarar ventilar e intubar. Sin embargo, la clasificación de Mallampati es sólo
un componente del examen vía aérea y debe usarse junto con otros aspectos del
examen de las vías respiratorias y la historia del paciente para proporcionar una
evaluación completa de las vías respiratorias. 
- Sistema cardiopulmonar

El examen físico debe estar orientado a la búsqueda de signos clínicos que


hagan sospechar de patologías del sistema cardiovascular y respiratorio.
Alteraciones en el pulso venoso, los pulsos arteriales periféricos, los ruidos
cardiacos, además de evidencia de edema, cianosis u otros signos clínicos nos
orientan a sospechar de una enfermedad cardíaca que se está manifestando en el
paciente.
La hipertensión es un trastorno común que puede estar asociada con el
daño de órganos diana, hipovolemia relativa, y si no están adecuadamente
tratados, predispone a una labilidad intraoperatoria de la presión arterial. En
pacientes hipertensos, la evaluación de enfermedades neurológicas
cardiovasculares, y la función renal es obligatoria ya que es necesario cuantificar el
grado de deterioro de órganos diana. 
De igual forma durante la evaluación del sistema respiratorio debemos
orientar la búsqueda hacia signos clínicos que condiciones patologías respiratorias
que puedan entorpecer el curso clínico de un paciente quirúrgico. Es por ello que
debemos explorar la expansibilidad torácica, el frémito y las vibraciones vocales,
los ruidos respiratorios, su intensidad y la presencia de agregados; y en caso de
sospechar de exacerbación de patologías respiratorias crónicas complementar la
evaluación con pruebas como espirometría y gases arteriales para orientar el
diagnostico definitivo.

c- Exámenes de laboratorio y complementarios:


En el actual clima de de costos, las pruebas preoperatorias se
deben minimizar garantizando su eficacia. Por lo tanto, una
evaluación preoperatoria elaborada por expertos minimiza las pruebas
improductivas pero descubre y evalúa las condiciones que tienen una alta
probabilidad de repercutir en la morbilidad o la mortalidad perioperatoria.
Investigación de las condiciones asociadas con el aumento de la mortalidad
perioperatoria es importante para reducir los riesgos relacionados con la anestesia
y la cirugía. Condiciones coexistentes que deben
ser cuidadosamente evaluados incluyen el estado del volumen intravascular
alteraciones de las vías respiratorias, enfermedades cardiovasculares, enfermedad
pulmonar, enfermedad neurológica, renal o hepática, trastornos de la nutrición,
endocrinología o el metabolismo.

- Hematología completa: para valorar la hemoglobina y el hematocrito y


estimar pérdidas sanguíneas mayores.
- Recuento leucocitario: síntomas que sugieran infección, desordenes
mieloproliferativos, medicaciones mielotóxicas.
- Recuento plaquetario: historia de sangrado, desordenes
mieloproliferativos, medicación mielotóxicas.
- Química sanguínea:
- Electrolitos: insuficiencia renal conocida, falla cardíaca congestiva,
medicamentos que afecten electrolitos.
- Glicemia: obesidad, diabetes conocida.
- Función renal: mayores de 50 años, hipertensión, enfermedad cardiaca,
cirugía mayor, medicamentos nefrotóxicos.
- Función hepática.
- Proteínas totales y fraccionadas.
- PT y PTT: pacientes en terapia con anticoagulantes, procedimientos
vasculares.
- Electrocardiograma: hombres mayores de 40 años, mujeres mayores de 50
años, presencia de enfermedad coronaria, diabetes o hipertensión.
- Radiografía de tórax: mayores de 50 años, enfermedad pulmonar o
cardiaca conocida ó síntomas que sugieran esta.
- Uroanálisis: en procedimientos urogenitales.

d- Clasificación ASA:
El “ASA Physical Status” fue creado en 1941 por la Asociacion Amenicana de
Anestesistas, organización que posteriormente se convertiría en la American Society of
Anesthesiologists (ASA).

El propósito del sistema de clasificación es simplemente evaluar el grado


de "enfermedad" de un paciente o "estado físico" antes de seleccionar la anestesia, o
antes de realizar la cirugía. La descripción del estado físico preoperatoria de los pacientes
se utiliza para el mantenimiento de registros, para la comunicación entre
colegas, y crear un sistema uniforme para el análisis estadístico. El sistema
de clasificación no está diseñado para ser utilizado como una medida para predecir
el riesgo operativo.

El sistema de clasificación moderna se compone de seis categorías:

ASA I: Paciente sano sin enfermedad médica de base.


ASA II: Pacientes con patología médica de base controlada/compensada. No hay
ninguna limitación funcional, tiene una enfermedad bien controlada; la hipertensión o la
diabetes controlada, sin efectos sistémicos, el tabaquismo, sin enfermedad pulmonar
obstructiva crónica (EPOC), la obesidad leve, el embarazo.
ASA III: Pacientes con patología médica de base no controlada o severa. Presenta
alguna limitación funcional, tiene una enfermedad controlada de más de un órgano o
sistemas. No hay peligro inmediato de muerte. Insuficiencia cardíaca congestiva
controlada, angina de pecho estable, infarto de miocardio antiguo, hipertensión mal
controlada, la obesidad mórbida, insuficiencia renal crónica.
ASA IV: Los pacientes con enfermedad sistémica grave que es una
amenaza constante para la vida o es incapacitante. Tiene por lo menos
una enfermedad grave que no está bien controlada o en etapa terminal; posible
riesgo de muerte, angina inestable, sintomático EPOC, ICC sintomática, insuficiencia
hepatorrenal.
ASA V: Paciente que tiene altas probabilidades de muerte en las próximas 24-48
horas con o sin cirugía.
ASA VI: Paciente con muerte cerebral declarada que entra a quirófano para
donación de órganos.

2- Tipos de Anestesia:
a- Anestesia general: La anestesia general es un tratamiento que deja inconsciente
durante los procedimientos médicos, por lo que el paciente no sentirá ni
recordará nada de lo que sucede. La anestesia general se produce
habitualmente por una combinación de drogas por vía intravenosa y los
gases inhalados (anestésicos). La práctica de la anestesia general incluye el control
de la respiración y el control las funciones vitales de su cuerpo durante
el procedimiento. 
La práctica de una anestesia general se hace en tres fases. La inducción es la
primera fase, en la cual se administra un inductor o hipnótico, que provoca la
desconexión del individuo con el medio que le rodea. En la fase de mantenimiento,
que suele coincidir con la intervención, se administran, generalmente, una serie de
fármacos hipnóticos que mantienen al paciente anestesiado. La fase de despertar
consiste, fundamentalmente, en la supresión de los fármacos anestésicos,
recuperando la consciencia el paciente. Esta recuperación varía según la
eliminación del fármaco por el paciente.

Etapas de la anestesia:

Etapa I (fase de la analgesia o desorientación): desde el principio de la


inducción de la anestesia general a la pérdida de la conciencia.
Etapa II (fase de excitación o delirio): la pérdida de la conciencia de la
aparición de la respiración automática. Pestañas reflejo de desaparecer, pero otros
permanecen intactos los reflejos y la tos, vómitos y dificultades pueden producirse,
la respiración puede ser irregular con apnea.
Etapa III (estadio de la anestesia quirúrgica): desde el inicio de la
respiración automática a la parálisis respiratoria. Se divide en cuatro planos: plano
I - desde el inicio de la respiración automática a la cesación de los movimientos del
globo ocular, el reflejo de los párpados se pierde, desaparece reflejo de deglución,
marcados globo ocular movimiento puede ocurrir, pero conjuntival reflejo se
pierde en la parte inferior del plano; plano II - desde el cese de los movimientos del
globo ocular al inicio de la parálisis de los músculos intercostales, el reflejo laríngeo
se pierde a pesar de la inflamación del tracto respiratorio superior aumenta la
irritabilidad refleja, reflejo corneal desaparece, aumenta la secreción de lágrimas,
la respiración es automática y periódica, el movimiento y la respiración profunda
como respuesta a la estimulación de la piel desaparece; plano III - desde el
principio hasta el final de la parálisis del músculo intercostal, la respiración
diafragmática persiste, pero hay una parálisis progresiva intercostales, las pupilas
dilatadas y el reflejo de luz es abolida. El reflejo laríngeo perdido en el plano II
todavía puede ser iniciado por estímulos dolorosos derivados de la dilatación del
ano o cuello uterino; y plano IV - de la parálisis completa intercostal a la parálisis
diafragmática (apnea).
Etapa IV: de paro de la respiración hasta la muerte en casos de sobredosis
de anestésico causa parálisis medular con suspensión de la respiración y colapso
vasomotor. Las pupilas están muy dilatadas y los músculos están relajados.

b- Anestesia conductiva: la anestesia conductiva es cuando se elimina la sensibilidad


de una región o de uno o varios miembros del cuerpo. Puede ser:
- Troncular de un nervio o plexo nervioso.
- Neuroaxial: actúa bloqueando el impulso doloroso a nivel de la médula
espinal, y a su vez puede ser: Epidural o peridural: se introduce el
anestésico en las proximidades de la médula en el espacio epidural, sin
perforar la duramadre, tiene una instauración menos rápida que la
intratecal, los cambios hemodinámicos debidos al bloqueo simpático
también se instauran más lentamente. Intratecal o intradural: se perfora la
duramadre y la aracnoides, y se introduce el anestésico en el espacio
subaracnoideo, mezclándose con el líquido cefalorraquídeo.

c- Anestesia local o regional: la anestesia local es la pérdida temporal de la


sensibilidad (térmica, dolorosa y táctil), por medios terapéuticos (suministro de
fármaco), sin inhibición de la conciencia.
El anestésico local es un bloqueador reversible de la conducción de las
fibras nerviosas cuando es suministrado en un área determinada. Lo anterior se
efectúa por una acción de la membrana axonal que impide su despolarización. El
bloqueo completo se produce por aplicación directa del fármaco.
El anestésico actúa en los tejidos circundantes y su lugar de acción es en la
membrana celular nerviosa. Durante la conducción se producen cambios en la
membrana celular. En estado de reposo hay una diferencia de potencial a través
de dicha membrana, con el interior negativo debido a una alta concentración de
iones de sodio en el exterior con respecto al interior. La membrana celular es
relativamente impermeable a dichos iones, que estando fuertemente hidratados
son más grandes que la capa lipídica de la membrana celular. Los iones potasio
tienden a mantenerse dentro de la célula a causa del gradiente eléctrico creado
por la bomba de sodio.
Cuando se estimula un nervio, una fase de despolarización parcial de la
membrana va acompañada por la liberación de iones de calcio, que conduce a un
incremento transitorio de la permeabilidad de los iones de sodio, los cuales entran
en la fibra y la despolarizan.
La acción del anestésico se le nombra estabilizador de la membrana.
Inicialmente se incrementa el umbral de la excitación eléctrica, se reduce la tasa de
crecimiento del potencial de acción y se hace más lenta la conducción del impulso;
finalmente, la conducción nerviosa queda completamente bloqueada.
La adición de un vasoconstrictor en un anestésico local aumenta y prolonga
su duración en la zona suministrada, proporcionando un medio favorable en
tejidos que poseen una amplia vascularización, su empleo reduce la toxicidad
como peligro de intoxicaciones sistémicas.
Los vasoconstrictores que se utilizan con los anestésicos locales son la
epinefrina (adrenalina) y los vasoconstrictores sintéticos como la felipresina
(octapresina) y la ornipresina. Su uso influye en la absorción de los anestésicos
locales, al permitir disminuir los niveles plasmáticos de éstos. Prolongan la
duración de la actividad local por la disminución de la velocidad de absorción y
retrasan el comienzo.

3- Vía aérea:
a- Anatomía de la
vía aérea:

b-

Equipo de intubación:

- Laringoscopio: El laringoscopio es un instrumento médico simple que sirve


principalmente para examinar la glotis y las cuerdas vocales. Se compone
de dos partes: une hoja que sirve para apartar la lengua y la epiglotis. Al
final de la hoja se encuentra usualmente una fuente luminosa (una
pequeña bombilla o un punto de luz de fibra óptica de origen en el mango);
y un mango para manipular el instrumento.
- Tubos endotraqueales: semi-flexible de diseño anatomico. Una línea
de negra a menudo se extiende a lo largo de la parte posterior, permite una
fácil orientación.
- Estilete: El cual consiste en un alambre maleable que s introduce a lo largo
del tubo endotraqueal para darle la posición requerida al extremo distal y
facilitar la intubación en casos difíciles.

- Pinzas de Magill: esta pinza se utiliza para dirigir la punta del tubo a la
tráquea, es una pinza acodada en la parte izquierda. Gel con lidocaína
(acción anestésica local).
- Conectores: son internacionales, conectan con todos los tamaños de tubos
endotraqueales, con las mangueras del equipo de anestesia, el reanimador
manual en casos de emergencia y el ventilador automático.
- Lubricante: debe ser con una sustancia inerte que no dañe las mucosas con
las cuales tenga contacto el tubo endotraqueal.
- Fármaco vasoconstrictor: usualmente utilizado en la intubación
nasotraqueal para disminuir el sangrado producto del traumatismo.
- Anestésico local: generalmente se utiliza lidocaína cuando se debe intubar
manteniendo la conciencia del paciente.
- Cánulas orofaríngeas: Estos instrumentos se dejan en posición una vez
entubado el paciente, con lo cual se facilita la fijación y se impide que este
muerda el tubo. También sirven para evitar que la lengua obstruya la vía
aérea posterior a la desintubación.

c- Tipos de intubación:
- Intubación orotraqueal (IOT): Consiste en la introducción de un tubo en la
vía aérea el que se coloca por visualización directa de las cuerdas vocales a
través del uso de un laringoscopio que pude incluir hojas de tipo recto o
curvo.  Por supuesto en caso de sospecha de lesión de CC, todas las
maniobras se realizaran con los cuidados pertinentes.

- Intubación nasotraqueal: a través de las fosas nasales. Suele utilizarse


en intubaciones programadas (anestesia, dificultad respiratoria en
aumento). Adquiere su máxima importancia cuando una lesión cervical
está confirmada o sospechada, y en este último caso especialmente
cuando no pueda obtenerse una radiografía de Columna Cervical.
Para la implementación de esta el técnica es condición esencial
que paciente no se encuentre en apnea y no debe ser utilizada cuando
se sospecha o líquido comprueba pérdida de o en cefalorraquídeo por
nariz fracturas del macizo facial y de la base de cráneo.

d- Técnica de intubacion:
- Técnica para la intubación orotraqueal:
1. Aspiración de las secreciones con sonda.
2. Conectar el Ambú al flujo de oxígeno (10 - 12 litros x minuto). La frecuencia de
ventilación será de 20 insuflaciones por minuto, con una relación
inspiración/espiración de 1:2. Con estas maniobras empezamos a ventilar al
paciente en espera de la IOT.
3. Elevar el mentón, manteniendo alineado el cuello: No hiperextensión.
5. extracción de prótesis dentales o cuerpos extraños
6. Con la mano izquierda cogemos el laringoscopio y mantenemos la lengua fuera
de la línea de visión de manera que podamos visualizar mejor la laringe.
7. Con la mano izquierda cogemos el laringoscopio e intentamos visualizar la
epiglotis, sin hacer palanca con los dientes.
8. Con la mano derecha cogemos el tubo endotraqueal.
9. Con la mano derecha introducimos el tubo endotraqueal y avanzamos a través
de la cavidad oral hasta las cuerdas vocales, sobrepasándolas. El manguito debe
pasar de 1 a 2,5cm dentro de la tráquea. Esto colocara el extremo proximal del
tubo, al nivel de los dientes entre 19 y 23cm, en la mayoría de los adultos.
10. Después de colocar el tubo endotraqueal, se tiene que inflar el
pneumotaponamiento con una jeringa de 10cc llena de aire.
11. Cerciorarse de la posición del tubo ventilando por medio del dispositivo bolsa-
válvula-tubo.
12. Confirmación Primaria: Observar expansión torácica y auscultar tórax y
abdomen y visualice las cuerdas vocales.
13. Asegurar el tubo.
14. Confirmación Secundaria: detectores colorimétricos de CO2, radiografía de
Tórax PA.

- Técnica para la intubación nasotraqueal:


1. Si el paciente está consciente se le explica la maniobra.
2. Anestesie la nariz y la faringe y utilice un vasoconstrictor si hay tiempo.
3. Calcule el tamaño del tubo de acuerdo al diámetro del orificio nasal.
5. Lubrique el tubo
6. Pruebe el globo.
7. Coloque el tubo a lo largo del piso de la nariz. La parte posterior debe permanecer
recta como en la colocación de un tubo nasogástrico.
8. Después de que el tubo pase el nasofaringe, aváncelo de a 2 centímetros a la vez.
Una vez que el tubo ha entrado en la faringe escuchar el flujo de aire que sale del tubo.
Avanzar el tubo hasta que el sonido sea máximo. Determinar el momento de la inhalación
y avanzar el tubo rápidamente.
9. Si usted no oye más respiraciones tire del tubo un poco y vuélvalo a dirigir.
10. Infle el globo para provocar un sello adecuado.
11. Cerciorarse de la posición del tubo ventilando por medio del dispositivo bolsa-
válvula-tubo.
12. Confirmación Primaria: Observar expansión torácica y auscultar tórax y abdomen y
visualice las cuerdas vocales.
13. Asegurar el tubo.
14. Confirmación Secundaria: detectores colorimétricos de CO2, radiografía de Tórax
PA.
NOTA: La INT podría utilizarse en paciente con apnea, no se aconseja en las
emergencias, requerimos algún ayudante, y en este caso debemos contar con una
pinza Magill para colocar el tubo a través de la glotis.

4- RCP y cerebral:
a- Maniobras de apoyo vital básico, avanzado y prolongado:

RCP: conjunto de maniobras temporales y normalizadas internacionalmente


destinadas a asegurar la oxigenación de los órganos vitales cuando
la circulación de la sangre de una persona se detiene súbitamente,
independientemente de la causa.
RCP básica: realizado sin instrumentos equipos por un rescatista, cuyo objetivo es
lograr una vía aérea abierta, adecuada ventilación y circulación mecánica hacia los
órganos vitales por medio de compresiones torácicas.
RCP avanzada: Son la optimización de la respiración y la circulación de la RCP
básica. Lo conseguimos utilizando un equipo adecuado con un equipo médico
interdisciplinario.

RCP básica – ABC primario:

Valoración primaria y RCP: Consiste en la exploración de las constantes vitales con


el único fin de detectar su presencia (sin cuantificar). Lo haremos de manera rápida y
sistemática viendo: Consciencia, respiración y pulso.
A. Abrir la vía aérea: Favorecer la entrada de aire con la extensión de la cabeza.
Inspección de la boca y la vía aérea superior removiendo con gasa cuerpos
extraños os secreciones.
Constatar ausencia de respiración espontanea.

B. Respiración y ventilación artificial:

Boca a boca: Consiste en introducir en los pulmones de la víctima el aire contenido en


nuestra boca, laringe, tráquea y bronquios, para ello, manteniendo el cuello del paciente
en hiperextensión, pegaremos nuestros labios herméticamente alrededor de la boca de la
víctima mientras pinzamos su nariz con los dedos índice y pulgar de la mano que tenemos
en la frente, le insuflaremos el aire con fuerza moderada durante no más de dos segundos
a la vez que miramos su tórax y su abdomen y nos aseguramos de que lo que sube es el
tórax.
No debemos hacer fuerza sobre su garganta pues impediría la entrada de aire. Si lo
que vemos subir es el abdomen es que el aire pasa al estómago en vez de a los pulmones,
en este caso corregiremos la postura de la cabeza, realizando de nuevo la hiperextensión y
comprobando de nuevo la cavidad bucal y faríngea para detectar que la lengua o cuerpos
extraños impiden la entrada de aire en los pulmones, si es esto lo que ocurre,
realizaremos maniobra de desobstrucción.

C. Circulación: Confirmar falta de pulso.

Masaje Cardíaco Externo: Consiste en comprimir el corazón entre el esternón y la


columna vertebral cargando nuestro peso sobre el tercio inferior del esternón de la
víctima. Para localizar este punto con precisión seguiremos con los dedos de una de
nuestras manos el borde de las costillas en dirección al esternón y en la zona central
chocaremos con la punta cartilaginosa del esternón (apófisis xifoides), en este punto
pondremos 2 o 3 dedos de la otra mano en dirección a la cabeza y en este nuevo
punto pondremos el talón de la primera mano.
En esta zona es donde realizaremos las compresiones y debe quedar
completamente desnuda actuando siempre con respeto a su intimidad. Apoyaremos
el talón de la mano (ni la palma ni los dedos), pondremos la otra mano sobre la
primera (mejor entrelazando los dedos), y con los brazos rectos y perpendiculares a la
victima dejaremos caer nuestro peso con el fin de hacer descender el tórax unos 4-5
cm. (no todas las personas tienen la misma consistencia en sus costillas, se
recomienda hacer rápidamente una o dos presiones de tanteo para precisar la dureza
del recorrido muerto y saber exactamente donde comienza la verdadera presión
sobre el músculo cardiaco.
Referencias Bibliográficas:

1. ABC of practical procedures. Tim Nutbeam, Ron Daniels. Blackwell Publishing. BMJ
Books. 2010.
2. Cirugía AEC. Manual de la Asociación Españila de Cirujanos. Parrilla, Jaurrieta,
Moreno. Editorial Panamericana. 2005.
3. Sabiston Textbook of surgery. Townsend, Beauchamp, Evers, Mattox. Saunders
Elsevier. 18va edición.
4. Técnicas de RCP. Hospital Municpal de Badalona.
http://www.formacionsanitaria.com/cursos/tallerSVITAL/manual/manual_rcp-
2.pdf

También podría gustarte