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Las empresas sociales sin fines de lucro

Teresina Torre1

Premisa

En el ámbito de esta conferencia que se centra en la interesante perspectiva de la economía


social de mercado (ESM), es decir, de aquel modelo de la economía que se centra en la persona y
su realización, es posible solo donde se garantiza la libre iniciativa, la libertad de empresa. y la
libertad del mercado -y que encomienda al Estado la tarea de intervenir allí donde el mercado no
garantiza la realización de la persona y por tanto, no cumple esa función social fundamental que
hace humana la acción económica- mi aporte es del Gerente de empresa que se ocupa en
particular de cuestiones organizativas y que pone bajo la lupa aquellos sujetos económicos que
nacen de la iniciativa de la persona para valorar la persona, cualquier persona, en particular las
más frágiles, en la perspectiva de un bien colectivo.

Por lo tanto, daré por sentado los elementos definitorios del escenario económico típicos
del ESM (es decir: las elecciones de política monetaria, tributaria y fiscal, la atención al medio
ambiente, la protección del consumidor en particular de los comportamientos oportunistas) y
la centralidad del principio de subsidiariedad que formaliza un enfoque que favorece la acción
de la persona y de los grupos sociales en la respuesta a las necesidades, para insistir en las
especificidades que tienen aquellos sujetos que, por brevedad, defino como pertenecientes al
mundo sin fines de lucro (generalmente así definido por una economía que durante demasiado
tiempo ha pensado en el lucro como la única razón para hacer negocios y que clasifica a los
sujetos según este parámetro, distinguiéndolos en lucrativos y no lucrativos) para luego pasar a
uno en particular de los sujetos que están llamados a operar en este escenario. El sujeto que
me gustaría tratar con ustedes es la empresa social, protagonista fundamental para mí de una
economía que quiere adaptarse a las personas.

Las organizaciones sin ánimo de lucro: incluso empresas reales

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Professore ordinario di Organizzazione e Gestione delle Risorse Umane, Università degli Studi di Genova,
vicepresidente di ASSIOA – Associazione Italiana di Organizzazione Aziendale
Componente del Consiglio di Amministrazione dell’Università degli Studi di Genova.
1
Las denominadas organizaciones sin fines de lucro (ONL) han sido consideradas durante mucho
tiempo como un fenómeno específico, que no puede ser estudiado con la lente de la gestión y, por
lo tanto, no consideradas "calificadas" para contribuir a la economía "importante", la capaz de
apoyar el desarrollo. En resumen, la alternativa en torno a la cual se han dividido los académicos se
puede resumir con una pregunta: ¿son las ONG actores líderes en la escena económica? ¿O son
iniciativas loables, impulsadas por la buena voluntad, pero marginales con respecto a lo que rige el
tejido económico? La respuesta a esta pregunta ha atraído durante mucho tiempo a los estudiosos
de las diversas disciplinas por al menos dos razones:

1. Las ONL son sujetos entre ellos muy diferentes (como las empresas reales por
otras razones) y no es posible considerarlas en su conjunto: incluyen tanto las
asociaciones voluntarias como las fundaciones con grandes activos.
2. Ha prevalecido durante mucho tiempo el enfoque económico, que propone tres
razones para explicar la existencia de las ONL, todas unidas por la idea de que "lo
mejor es otro":
a. Remedian a los fracasos del Estado, que no logra satisfacer necesidades reales
y efectivas.
b. Ellos subsanan los fracasos del mercado, que en su búsqueda de eficiencia, por
asimetrías de información, no logra encontrar soluciones justas.
c. Permiten ofrecer bienes públicos a menores costos, porque intervienen
diferentes factores (por ejemplo, el trabajo voluntario) que bajan el umbral.

Las tres razones comparten un juicio: las organizaciones sin fines de lucro son una
solución alternativa. En cambio, me interesa enfatizar que ahora ha sido reconocido
por la doctrina que sin fines de lucro es el resultado de un proceso original de
morfogénesis de lo social, de la iniciativa de la sociedad y de sus miembros. Lo social
tiene su propia originalidad, su propia creatividad, que se expresa en el mundo sin
fines de lucro y precisamente por ser una expresión de la sociedad, el Estado no debe
reemplazarla, sino intervenir donde sea incapaz de encontrar soluciones adecuadas
para satisfacer sus necesidades.

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Si partimos de esta afirmación que nos hace mirar positivamente la iniciativa de las
personas que se mueven en la realidad, el siguiente paso es intentar preguntarnos
si las ONP pueden ser empresas, porque esta calificación las convierte en sujetos
capaces de incidir en el tejido económico y producir resultados. En la tradición de
los estudios empresariales, la empresa es "un conjunto de elementos y factores,
energías, recursos personales y materiales ordenados para lograr objetivos
comunes que los individuos no podrían alcanzar". En particular, tres aspectos son
centrales:
1. La empresa es una comunidad de personas
2. Buscando un propósito común
3. Quienes quieren perdurar en el tiempo, incluso antes de ganar, quienes
pretenden permanecer libres.

Estas características están presentes en las ONL. Para calificar a las ONL, se
destacó en particular que su objetivo no es el lucro, mientras que lo sería para las
empresas en general. Sin embargo, cabe señalar que un número creciente de
académicos considera que la ganancia no es un fin de la empresa sino un
indicador de economicidad, es decir, un indicador de la capacidad de tener costos
más bajos que los ingresos, osea una señal de eficiencia y efectividad y de
permanecer en esta situación en el tiempo. Por tanto, es un medio para
garantizar la autonomía de nuestra empresa. La autonomía y la libertad de
iniciativa son características específicas de un sujeto económico, cualquiera que
sea, porque garantizan la posibilidad de contar con condiciones de
funcionamiento adecuadas para la consecución de fines institucionales de forma
estable y duradera. Los fines institucionales sin fines de lucro son el interés social
que persigue. La eficiencia permite generar utilidad hacia el contexto
socioeconómico en el que opera la ONP. Por eso ella produce valor y lo distribuye
a quienes participan en este proceso. La eficiencia entonces aumenta el potencial
de solidaridad y potencia la gratuidad que puede existir (típicamente el trabajo
de los voluntarios), mostrando concretamente el valor ético de estas
organizaciones.

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Volvamos a la cuestión de las ganancias por un momento. En realidad, si miramos
de cerca, el lucro como objetivo tiene cada vez menos significado para cualquier
tipo de empresa (porque las empresas no siempre lo producen, porque
pertenecen a un grupo y su trabajo es funcional a eso ...). La literatura sobre
gestión considera tres dimensiones igualmente relevantes:

1. El éxito de los ingresos

2. Éxito competitivo

3. Éxito social

Esto nos dice que cada vez más todas las empresas se configuran como un sistema
que persigue una combinación de objetivos económico-sociales. Y esto incluye
fácilmente a las OSFL, especialmente las más maduras que son empresas sin fines
de lucro. Estas últimas existen cuando:

• Hay fines que requieren el consumo y la producción de riqueza.

• Existe una operatividad en el ámbito económico

• Existe un sistema organizado

• Existe autonomía económica, en el sentido de que el sujeto económico conduce


la empresa según sus propias intenciones.

Sin embargo, sigue existiendo una diferencia fundamental que influye en la


gestión:

• en las empresas lucrativas se compran factores de producción que tienen valor


de cambio, es decir, estos factores se utilizan para producir algo que se cede a un valor
de intercambio superior.

• en las empresas sin fines de lucro la dinámica de los valores de uso es más
importante que la de los valores de cambio porque hay una jerarquía de valores
diferente. En otras palabras, el valor de uso prevalece sobre el valor de cambio, tanto
desde el punto de vista ideal como económico.

Esto nos dice que incluso en las empresas sin ánimo de lucro, la gestión económica es
fundamental, porque debe haber eficiencia. Y esto no quita mérito a la riqueza de los fines
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sociales solidarios. Al contrario, solicita su inteligencia, los hace más atentos a lo que realmente
necesita el tejido social y su crecimiento. Las empresas sin ánimo de lucro producen un
excedente social, algo más para la sociedad entera, también en términos de innovación social.

La UCSS, desde mi punto de vista, es un ejemplo de lo que intento comunicar.

La empresa social, algunas reflexiones más

En la tradición europea, empresa social es aquella ONL que se estructura como empresa para
alcanzar su objetivo social. Los estudiosos más reconocidos la definen como “un sujeto privado
autónomo que produce bienes o servicios reconocidos por una comunidad en particular cómo
meritorios ya sea que beneficie a la comunidad misma o a grupos específicos de sujetos
desfavorecidos”. La cultura europea, como es bien sabido, es diferente de la anglosajona, que
considera empresa social a toda empresa que destina parte o la totalidad de sus beneficios a
actividades sociales.

Un ejemplo especialmente interesante es la empresa social de integración laboral, es


decir, aquellas empresas que nacen con el objetivo de dar trabajo a personas desfavorecidas y
que operan en los más diversos sectores. Este es un caso particularmente evidente de cómo
este tipo de empresa debe ser una empresa real, porque para afrontar la difícil tarea de ayudar
a las personas desfavorecidas a ser lo más productivas posible, se necesita una gestión
adecuada, una gestión aún más eficiente que cualquier otra empresa (que tal vez pueda
descargar sus ineficiencias en los precios, si la opacidad del mercado lo permite).

La empresa social nace de un tipo específico de emprendimiento que está


profundamente arraigado en objetivos sociales basados en motivaciones individuales y
grupales de tipo intrínseco y social. Está claro que estas características solo se pueden explicar
partiendo de un contexto social preciso que permita valorarlas. En particular, las habilidades
emprendedoras de personas sensibles a los problemas sociales y económicos, que generan
formas de innovación social frente a la realidad. La trayectoria evolutiva de estas empresas
suele partir de formas voluntarias de respuesta a las necesidades de los individuos más que de
la comunidad, que paulatinamente se organizan y estructuran para garantizar la posibilidad de
seguir dando esas respuestas y hacerlo cada vez mejor.

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Es esta tensión la que estimula la búsqueda de soluciones organizativas y modelos de
gobernanza y gestión cada vez más adecuados y adherentes a los objetivos, aquellos objetivos
sociales que han favorecido su nacimiento y que deben ser recordados constantemente como
el verdadero objetivo.

En esta perspectiva, se explican algunas características que influyen en las normas que regulan
este tipo de objeto, por ejemplo, las limitaciones ligadas a la distribución de las utilidades y del
patrimonio; la presencia e interacción entre los diferentes grupos de interés, que pueden
presidir objetivos sociales específicos (piense en la contribución de los voluntarios).

Hay algunos aspectos en particular que la literatura enfatiza como calificativos de la naturaleza
de la empresa social y que me gustaría enfatizar:

 La importancia de los aspectos motivacionales de naturaleza no puramente


económica para las personas involucradas; desde el punto de vista de la gestión
esto implica una baja efectividad de los incentivos monetarios para apoyar la
eficiencia y la calidad y la necesidad de ofrecer oportunidades que satisfagan este
tipo de motivación.
 Por esta razón, los procesos de reclutamiento y selección tienen fuertes
peculiaridades: además de las competencias y habilidades profesionales, es
importante evaluar el potencial motivacional y comprender las razones.
 Los mecanismos de coordinación que mejor funcionan son los que se basan en la
confianza y en las conductas de reciprocidad; estos factores se manifiestan no solo
a nivel interpersonal (lo que también ocurre en otros contextos) sino sobre todo
en términos de reciprocidad hacia el nivel social y el contexto en el que opera la
organización.
 La tipología de producción tiende a enfocarse en servicios con una alta intensidad
relacional, es decir, en aquellos servicios en los que la relación entre quien presta
el servicio y quien lo recibe constituye una dimensión crucial en la producción del
propio servicio y que lo hace. pobremente estandarizable, elevando también el
umbral de expectativas por parte de quienes solicitan y reciben el servicio.

Estos aspectos tienen fuertes implicaciones sobre cómo se gestiona, sobre las elecciones
organizativas que se hacen, de las que deriva la posibilidad de éxito.

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Hay un último punto a recordar, que en cierto modo es quizás el más importante: se
refiere a las premisas que crean un tejido favorable al nacimiento de empresas sociales
(entendidas como una expresión madura y evolucionada de las ONL). Es solo un contexto
social vivo que puede facilitar el surgimiento de iniciativas que puedan desarrollarse hacia
formas organizadas duraderas, sólidas y capaces de innovar, cómo son las empresas sociales.
Es solo un contexto en el que la formación y la educación de las personas se vean cuidadas y
desarrolladas, que puede hacer que nazcan formas de empresa capaces de apoyar al ESM.

Nos hemos vuelto más conscientes de esto durante la pandemia del Covid. Quizás sea una
de las lecciones que se deben aprender. Esta me parece una de las principales tareas de la
UCSS.

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Un ultimo agradecimiento:

El hilo de estas reflexiones nace hace muchos años, nace de la relación con la profesora
Clara Caselli, mi maestra antes y después de mi colega, a quien deseo recordar en esta sede
porque contribuyó al nacimiento de la UCSS, y en particular a la creación de la Facultad de
Economía. Yo misma he tenido la oportunidad.

Aprendí mucho de ella tanto a nivel personal cómo profesional. En su forma de estudiar y
enseñar los invito a mirar. Su pensamiento, aún hoy a distancia de 8 años después de su
muerte, presenta una riqueza inestimable.

A ella le dedico este aporte mío.

Alcuni riferimenti bibliografici


Borzaga C., Franchini B. e Galera G. (2016), Mapping study on Social Enterprise Eco-systems –
Updated Country report on Italy, European Commission, Directorate-General for Employment,
Social Affairs and Inclusion: http://ec.europa.eu/social/keyDocuments.jsp?
advSearchKey=socenteco&mode=advancedSub mit&langId=en&search.x=0&search.y=0,
Borzaga C., Poledrini S. e Galera G. (2017), Social Enterprise in Italy: Typology, Diffusion and
Characteristics, in Euricse Working Papers, 95, 17 (pubblicato anche in ICSEM Working Papers,
No. 44, Liege, The International Comparative Social Enterprise Models – ICSEM Project).
Caselli Clara (2000), Il non profit: una totale dignità di azienda, Persone, Imprese & Istituzioni, n.
1, pp. 74-81.
Dees G.J. (1998), Enterprising Nonprofits, in Harvard Business Review, 76, 1, pp. 54-67.
Defourny J. e Nyssens M. (2008), Social Enterprise in Europe: Recent Trends and Developments,
in Journal of Social Enterprise, 4, pp. 202-228.
Felice Flavio (2009), L'economia sociale di mercato – Rubbettino.
Pettinato Salvatore (1997), (a cura di), Gestire il no profit. Guida pratica alla gestione degli enti
senza fine di lucro, Il sole 24 Ore libri, Milano.
8
Poledrini S. (2018), The Emergence of new Social Enterprise Models in Italy: First Insights from the
International ICSEM Project, in Impresa Progetto – Electronic Journal of Management, 2, pp. 1-19.
Torre Teresina, Daria Sarti (2017) Human Resource Management Practices and employees’
turnover. First evidence from Social Cooperatives, in Gubitta Paolo, Gianecchini Martina e
Campagnolo Diego (edited by), Back to Basics. Searching for New Forms of Organizing, Padova
University Press, pp. 1-11.

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