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S. IX: Abd al-Rahman II organiza el estado: los ministerios (diwanes) eran dirigidos por visires (ministros)
que dependían del hachib (primer ministro) y la administración de justicia la ejercían los cadíes.
El aumento de impuestos fue la causa del levantamiento mozárabe y las revueltas muladíes de finales
del s. IX, teniendo lugar la primera fitna (guerra civil).
Califato de Córdoba (929-1031). En 929 Abd-al-Rahman III proclamó el Califato, la total independencia
de Al-Andalus. Tanto su reinado como el de su hijo Al-Hakam II fueron el período culminante de esta
época.
La figura militar más importante fue Almanzor, primer ministro (hachib) del califa Hisham II (976-1009).
Muerto Almanzor, las luchas políticas hicieron estallar una guerra civil. El último califa, Hisham III fue
depuesto y se declaró extinguido el Califato en el 1031.
Alfonso VI ocupa Toledo en 1085. Los reinos de taifas solicitan la ayuda almorávide (musulmanes del norte
de África). A finales del s. XI, los almorávides contienen el avance cristiano (derrota de Alfonso VI en la
batalla de Sagrajas).
Segundos reinos de taifas A mediados del s. XII el poder almorávide se descompone. Los almohades (nuevo
imperio en el norte de África), entran en la Península. Derrotan a Alfonso VIII de Castilla en la batalla de
Alarcos (1195). Pero los cristianos derrotan a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (1212),
comenzando el declive almohade de la Península
Terceros reinos de taifas Surge en el segundo tercio del s. XIII con el debilitamiento de los almohades. Los
reinos fueron desapareciendo con las conquistas cristianas en Levante por Jaime I de Aragón y en Castilla
por Fernando III el Santo, quedando sólo Granada con la fundación del Reino Nazarí.
Reino nazarí 1238-1492 s. XIV: Los Benimerines, que controlaban el norte de África, son derrotados por una
coalición castellano-portuguesa (Alfonso XI) en la Batalla del Salado (1340). Los nazaríes pierden poder
político y militar, aunque aumenta el esplendor cultural (Alhambra de Granada).
En 1492 el rey Boabdil capituló la ciudad de Granada a los Reyes Católicos, poniendo fin a la Reconquista.
2.3. AL-ANDALUS: ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA
La economía de Al Ándalus era comercial y monetaria y tenía en la ciudad su centro económico. Usaban dos
monedas básicas: el dinar de oro y el dirhem de plata. En agricultura practicaron la trilogía mediterránea,
aunque introdujeron nuevos cultivos como los cítricos y la caña de azúcar, e implementaron las técnicas de
regadío con norias y acequias.
La sociedad andalusí se organizaba según criterios religiosos. En la cima de la sociedad estaban los árabes,
por debajo los bereberes y después los cristianos convertidos al Islam (muladíes). Por debajo de ellos los
mozárabes, judíos y por último los esclavos.
El periodo del califato representanta un momento de esplendor político, económico y cultural. En literatura
destaca Ibn Hazan. En filosofía Avampace y Averroes. En astronomía Azarquiel y en medicina Albucasis.
También destacan las obras de arquitectura: la mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada o el palacio
de la Aljafería de Zaragoza.
Durante el imperio franco carolingio, los territorios fronterizos de Pirineos estuvieron organizados en
condados (Marca Hispánica). Estos territorios se fueron independizando: reino de Aragón, Condado de
Cataluña y Reino de Navarra: Batalla de Roncesvalles, 778. Tras la muerte de Sancho III el mayor (1035), sus
territorios se reparten en sus tres hijos, dando origen a los reinos de Navarra, Aragón y Castilla, que
perdurarán hasta el fin de la Edad Media. El proceso de Reconquista se realiza en tres etapas:
1. S. VIII-X: Avance por territorios despoblados del Cantábrico y el Duero, repoblando mediante la presura
y la repoblación concejil, creando concejos a los que los monarcas concedieron fueros.
2. S. XI-XIII. Gran expansión territorial, gracias a la crisis del Califato de Córdoba. Tiene lugar por un lado
con el avance hacia el Tajo y el Ebro (s. XI-XII), repoblando mediante el sistema de capitulación y
repartimiento, y por otro lado, en los s. XII y XIII, tras las Navas de Tolosa (1212), el poder musulmán se
derrumba. La Corona de Castilla conquistará el valle del Guadalquivir y la de Aragón conquista Levante.
3. S. XIII-XV. Al-Ándalus quedó reducido al reino nazarí de Granada, que se convirtió en vasallo de la
Corona de Castilla, a la que tenía que pagar tributos (parias). Fue conquistado por los Reyes Católicos en
1492.
En el s. XIV se produce una crisis del sistema debido a la dificultad para conseguir alimentos y a la Peste
Negra, y a fines del XV se establecen las monarquías autoritarias. Los señores feudales ven disminuidas sus
rentas y tratan de recuperarlas a costa de la monarquía (prebendas) y de los campesinos (jurisdicciones).
Los “malos usos” dieron lugar a revueltas campesinas (jacqueries), como el movimiento remensa catalán o
los irmandiños gallegos. Se producen también persecuciones a los judíos en las ciudades (Pogromos).
La sociedad estaba organizada en tres estamentos: nobleza, clero y pueblo llano, a los que se pertenecía por
nacimiento y sin posibilidades de movilidad. También estaban las minorías (musulmanes: mudéjares y
judíos). Tras la conquista de Granada, las minorías religiosas tendrán que convertirse, dando lugar al
converso en el caso judío y al morisco en el de los musulmanes.
A pesar de la inestabilidad política (Guerra civil entre Pedro I el Cruel y Enrique II de Trastámara) la autoridad
de la monarquía se fortaleció, gracias al gobierno de algunos monarcas (Alfonso XI, Enrique III, Isabel I), y al
concepto de monarquía de origen divino. El poder estaba centralizado: se produjo la fusión de las Cortes,
cuyas decisiones no tenían poder legislativo. Aparecen dos instituciones nuevas: Consejo Real, que
asesoraba al rey en todo tipo de decisiones, y la Audiencia o Chancillería, órgano supremo de justicia.
En cuanto a la administración territorial, Castilla estaba dividida en merindades (comarcas). En las ciudades,
el corregidor era el representante de la monarquía, y supervisaba la función del regidor (alcalde).
CORONA DE ARAGÓN:
Cada uno de los reinos (Aragón y Valencia y principado de Cataluña) tenía sus propias Cortes y leyes
(fueros). Existía un sistema pactista entre la monarquía y los estamentos de las Cortes, que tenían poder
legislativo. Para hacer cumplir lo acordado en las Cortes se creó una diputación permanente en cada reino.
El virrey representaba la autoridad real en los distintos territorios. El Justicia de Aragón defendía los fueros.
s. XIII-XIV. Se produce una gran expansión por el Mediterráneo, incorporando Sicilia, Cerdeña, Nápoles, y
una gran actividad comercial, creándose el Consulado del Mar, corporación profesional de comerciantes.