Está en la página 1de 3

Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, Xalteva.

Hora santa.

Canto.

Introducción:

Adoremos a Jesús en la Eucaristía, y pidamos a nuestra Madre que nos enseñe a creer por los que no
creen, a adorar por los que no adoran, a esperar por los que no esperan, y a amar por los que no
aman.

Oración inicial:

Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás día y noche en este Sacramento, lleno de
misericordia y amor, esperando, llamando y acogiendo a cuantos vienen a visitarte; creo que estás
presente en el Santísimo Sacramento del Altar; te adoro desde el abismo de mi nada, te doy gracia por
todos los beneficios que me has hecho, y especialmente por habernos dado todo tu amor en este
Sacramento, por habernos concedido por abogada a María, nuestra Madre santísima y por habernos
llamado a visitarte en este lugar santo.

Jesús mío, te amamos con todo nuestro corazón. Imploramos tu misericordia por las veces que te
hemos ofendido a vuestra bondad infinita. Nos consagramos enteramente a Vos, renuncio a mi
voluntad, a mis afectos, a mis deseos, a todo lo que me pertenece, y te hago de ello donación. Oh
Salvador amantísimo, venimos a ofrecerte nuestras humildes intenciones depositándolas en tu
sacratísimo corazón. Infinitamente sea alabado….3 veces

Canto.

Texto bíblico. Lc 1,30-42

No temas María porque has hallado gracias delante de Dios vas a concebir en el seno y vas a dar a luz
un hijo a quién pondrás por nombre Jesús.

En cuanto oyó Isabel el saludo de María salto de gozo el niño en su seno, Isabel quedo llena del
Espíritu Santo y exclamo a gritos: bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno.

Palabra del Señor.

Reflexión.

El Pan Eucarístico que recibimos es el verdadero Cuerpo nacido de María Virgen. Jesús es «carne y
sangre de María». Podemos descubrir de esta forma una semejanza profunda entre el hágase de María y
el amén que cada fiel pronuncia antes de recibir el Cuerpo de Cristo. A María le pidió el ángel creer que
Aquel que nacería de su seno era el Hijo de Dios y a nosotros se nos pide de manera análoga creer que
es el mismo Señor Jesús quien está presente de forma verdadera, real y substancial bajo la apariencia
del pan.
En la visitación de María a su prima Isabel podemos descubrir a la Madre como «el primer “tabernáculo”
de la historia» donde el Señor Jesús, todavía oculto a los ojos y oídos de los hombres, «se ofrece a la
adoración de Isabel, como “irradiando” su luz a través de los ojos y la voz de María». María es
verdaderamente la “Custodia viva del Señor”, el «admirable ostensorio del Cuerpo de Cristo».

La actitud de la Madre ante el nacimiento de su Hijo es también modélica: su mirada extasiada


contemplando el rostro del Niño Jesús, tomándolo en sus brazos con todo el cariño de su amor maternal
¿no será acaso el modelo en el que ha de inspirarse cada fiel al recibir la comunión eucarística o al
adorarlo presente en el sagrario?

Cuando unimos nuestra mente y nuestro corazón al sacerdote que repite el gesto y las palabras de
Cristo en la Última Cena, en cumplimiento de su mandato « ¡Haced esto en conmemoración mía!»,
respondemos a la vez a la invitación de María en las bodas de Caná para obedecerle fielmente: «Haced
lo que Él os diga».

María hizo suya la dimensión sacrificial de la Eucaristía con toda su vida, especialmente al pie de la cruz:
«Preparándose día a día para el Calvario, María vive una especie de “Eucaristía anticipada” se podría
decir, una “comunión espiritual” de deseo y ofrecimiento, que culminará en la unión con el Hijo en la
pasión y se manifestará después, en el período post-pascual, en su participación en la celebración
eucarística, presidida por los Apóstoles, como “memorial” de la pasión». ¿Qué habrá experimentado la
Madre al escuchar de boca de Pedro, Juan y los demás apóstoles las palabras de la Última Cena: «Éste es
mi cuerpo que será entregado por vosotros»? Para María recibir la Eucaristía debía ser una experiencia
singularmente paradójica, puesto que es como si de nuevo acogiera a su Hijo en su corazón y en su
vientre, participara de nuevo en su crucifixión y lo reconociese resucitado, realmente presente según su
promesa: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».

«Recibir la Eucaristía es entrar en profunda comunión con Jesús. “Permaneced en mí, y yo en vosotros”
(Jn 15,4).

Momento de silencio

Oración a la santísima virgen María:

María, Tú eres nuestra esperanza, madre de nuestro Señor, danos valor confianza en toda tribulación.
Cristo en la cruz nos reveló que tú eres nuestra madre y has venido a morar por siempre a nuestra
casa. A Cristo tú nos conduces madre y en tu seno nos moldeas con tu amor en su virtud. Recibe todo
nuestro amor de hijos. María, Esperanza nuestra. Danos valor y confianza en Dios.

Canto

Oración intermedia a Jesús sacramentado:

Señor te adoramos…….te damos gracias porque estás siempre esperando, como el Padre con el hijo
pródigo, a que regresemos a vos. No para reprendernos como comúnmente hacemos nosotros sino para
abrazarnos y devolvernos nuestra condición de hijos muy queridos. Señor, queremos adorarte y
conocerte más profundamente para poder ser en nuestras vidas cada día más misericordiosos con
nuestros hermanos, como eres tu señor con nosotros.
Te adoramos en la Hostia bendita, como tu Madre te adoraba en tu vida mortal. Te agradecemos con el
mismo reconocimiento que tu Madre lo hizo cuando entonó el Magnificat en acción de gracias. Te
pedimos con la misma eficacia con que tu Madre lo hizo cuando obtuvo de Ti, en las bodas de Caná, el
convertir el agua en vino. Te servimos y aceptamos tu voluntad como tu Madre lo hizo cuando dijo: “He
aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Te llevamos en nuestro pecho y en nuestra
alma, con la misma pureza con que tu Madre te llevaba. Te acompañamos siempre, aún hasta el
Calvario, del mismo modo que tu Madre te acompañó.

Canto

Peticiones:

Queremos confiarte Jesús, las necesidades de nuestro corazón, con la fe de que tú sabes lo que
necesitamos. A cada intención respondemos: por amor a tu Madre, escúchanos Jesús

➔ Por todos los niños del mundo, que pasan hambre, angustias, falta de estudio o el abandono de
sus hogares. Dales tu consuelo Jesús, oremos…

➔ Por todas las familias de nuestra parroquia, que estén siempre cerquita de tu corazón, Jesús,
oremos…

➔ Para que tu Espíritu Santo nos fortalezca en este tiempo de pandemia, que seamos firmes en la
fe, oremos…

➔ Alivia a los enfermos de esta pandemia, sánalos y anímalos para que pronto regresen a sus
familias, te pedimos particularmente por tus sacerdotes enfermos, oremos…

Canto de alabanza

Oraciones de acción de gracias:

A cada alabanza respondemos: Te bendecimos Señor, porque eres bueno

➔ Gracias Dios de la Vida, por tu Presencia en la creación y en el corazón de la humanidad.

➔ Gracias Señor de la Historia, por llamar a María, mujer sencilla y abierta a tu Voz y voluntad.

➔ Gracias Dios de Amor, por hacerte uno de nosotros, pequeño, pobre y necesitado.

➔ Te alabamos Señor, por tu Presencia Viva en la Eucaristía y en tu Palabra, llénanos siempre de Ti.

➔ Te alabamos Señor, porque nos has llamado a tu servicio, fiándote de nosotros con infinita
misericordia.

Oración final.

Santísima virgen María Concédeme imitar la vida de oración, de obediencia, de pureza, de sacrificio y de
sencillez que compartiste con tu hijo, nuestro hermano y Señor. Ayúdame a formar un corazón manso y
humilde como el suyo. Alcánzame la gracia de recibir la Eucaristía con el fervor con que tú lo acogiste en
tu seno purísimo. Amén. Bajo tu amparo

Infinitamente sea a alabado (3 veces) Canto.

También podría gustarte