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Metáfora del jardín:

“Imagínate que tienes un jardín al que te gusta cuidar. Hay flores de todos los colores, plantas
y árboles frutales. Pero las plantas no siempre producen flores, porque eso depende de
muchas cosas: de la temperatura y riego, del clima, de cómo las has cuidado, etc. También hay
malezas que ensucian tu jardín. Muchas veces las arrancas enseguida y sin contemplaciones,
pero al día siguiente vuelven a estar ahí. Y cuantas más arrancas, más salen. Al final, te has
centrado tanto en arrancar las malezas que has olvidado las flores que tanto te gustan”.

Preguntas para reflexionar:

Piensa que el jardín representa tu vida. Entonces, ¿cómo ves tu jardín? ¿cuáles son tus flores
favoritas? ¿en qué estado están? ¿Podrías identificar cuáles son las “malezas” en tu vida?
¿Consideras que las sabes gestionar bien? ¿Qué crees que podrías aprender de ellas?

Por otra parte, si el esfuerzo empleado en eliminarlas no sirve, ya que vuelven a crecer y, más
encima, hacen que las plantas que te gustan queden abandonadas. ¿Consideradas que cuidas
tu jardín de la forma en que querías hacerlo, o has dejado que las malezas tomen el control?
¿Qué acciones puedes tomar para cuidar bien tu jardín?

Muchas veces se trata de arrancar de cuajo “las malezas”, pero esto no necesariamente
soluciona el problema. Puesto que cuando focalizamos toda la energía en las dificultades, se
corre el riesgo de descuidar las cosas que son significativas para uno.

No se debe olvidar que los problemas suelen ser grandes oportunidades de crecimiento si se
saben abordar bien. Evidenciar un problema, y no dejarse llevar por él, es el primer paso para
solucionarlo.

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