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Reflexiones en torno a la inserción del paradigma de la

diversidad en el sistema escolar chileno.


Fabián Inostroza I. ∗

Resumen

El presente documento tiene por finalidad presentar la problemática existente en torno a la inserción del
paradigma de la diversidad en el sistema escolar y las dificultades que este proceso ha tenido básicamente
debido a factores provenientes desde el curriculum escolar pasando por las actitudes y representaciones
internas de las personas hacia la diversidad como valor a nivel educativo y social. En un primer momento
se presentan antecedentes históricos y contextuales de la problemática, luego se exponen los problemas
que el curriculum escolar actual genera en la implementación del paradigma de la diferencia y por último
las disyuntivas existentes entre globalización y multiculturalidad.

Introducción.

Al hablar hoy en día del “paradigma de la diversidad” o el “paradigma de la


diferencia” hay que tener en cuenta, que estamos abordando un lugar común en
educación, tratando a este o a estos términos en su dimensión académica.

Generalmente la mayoría de los términos que son lugares comunes en una


determinada época, pasan a ser modas, lo cual es preocupante, ya que el o los términos
se convierten en tribuna para que cualquier persona se sienta con la propiedad de
hablar sobre el tema como si contara con los elementos de juicio necesarios para emitir
una opinión sobre él, sin a veces, estar precisamente aludiendo a un significado
verosímil de la temática a la cual se refiere.

Por mi parte no soy un lego o un erudito en la materia, no obstante, siento la


necesidad de expresar con todo el respeto que se merece este tópico, mis juicios
respecto a las barreras que se han presentado en la inserción del paradigma de la
diversidad en el sistema escolar chileno.

Emplearé el término de “paradigma de la diversidad” como aquel constructo


teórico que pretende dar validez y legitimidad a la diferencia como valor.
Particularmente en lo que respecta al área educacional me referiré a aquel paradigma
que busca comprender y transformar las diferencias individuales de los alumnos y
profesores, como posibilidades educativas, que permitan mejorar el proceso de
enseñanza y aprendizaje. Esta es la hipótesis de trabajo que utilizaré durante el
desarrollo de este trabajo.

Este documento es una forma de dar a conocer los antecedentes, estudios y


referencias relativos al tema como también es una pequeña contribución a divulgar y
concientizar a los educadores y en general a todas las personas del valor intrínseco de la
diversidad en la educación, debido a que es una concepción mucho más coherente con
la vocación ontológica e histórica del ser humano, es más sensible a acoger al cambio y
la complejidad como condiciones “normales” y necesarias presentes tanto en el ser
humano como en la naturaleza.


Alumno de pregrado de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

1
1. Antecedentes

La mayoría de los sistemas escolares occidentales, incluido el nuestro nacen


como instrumentos para la consolidación de los estados nacionales (SCHMELKES,
2005), se consideraba que la escuela era el dispositivo adecuado para lograr la cohesión
social de los nacientes estados. Se perseguía una unidad cultural, bajo la imposición por
parte de las autoridades de una lengua común, y en algunos casos, un instructivo común
que regulaba las practicas escolares y que a la vez ayudara a fortalecer la identidad
nacional.

Dicho en resumidas palabras, la tendencia en principio de los sistemas escolares


de occidente era la homogeneización de la población bajo una cultura dominante que
iba a ser promovida por esta agencia simbólica llamada escuela.

Ante este escenario, es lógico inferir que la diversidad era un peligro y un


problema a la vez que debía ser extirpado. No existía conciencia de la importancia de la
diferencia en la escuela, no era el objetivo de la escuela acoger otras opciones
epistemológicas, sino la de transmitir y reproducir cierto discurso que emanaba de la
cultura dominante.

Desde esta época se encuentra arraigada la representación del profesor como un


técnico que debía ser capaz de aplicar un cierto manual de instrucciones que surgía de la
institución encargada de planificar la educación. Dicho instructivo perseguía que todas
las escuelas fueran iguales y por ende que todos los alumnos aprendieran y se
sometieran a la selección cultural “dominante” que se hacía desde un ente estatal
(SCHMELKES, 2005), práctica que no se ha visto mayormente modificada hasta el día
de hoy.

Es así que no hubieron muchos cambios significativos, hasta llegar a la década


de los 60, en donde surge una corriente epistemológica con un enfoque comprensivo -
progresista de la educación , que reconocía la diferencia y la heterogeneidad como
condiciones connaturales de las personas, en contraposición con las ideologías de
tendencia neoliberales que llevaban a desarrollar un sistema educativo dirigido hacia un
enfoque reduccionista del hombre , que se valían de instrumentos científicos y
tecnológicos para el control de la educación , con el fin de conseguir resultados
medibles , bajo ciertos criterios de calidad, estandarizando al ser humano bajo sus
parámetros (RAMACIOTTI, 2005).

Dicha concepción de hombre y de educación nace del paradigma neoliberal cuyo


ethos es básicamente economicista, y que le da un sentido mercantilista a la educación,
en esa misma línea ideológica se han adscrito nuestros sistemas escolares occidentales
a las teorías tayloristas de la planificación de la educación y de control de la producción
(NERVI, 2006), por lo que se observa una tendencia a la homogeneización de los
alumnos en los sistemas educativos a modo de producción de ciudadanos en serie.

2
En contraposición a dicho al paradigma anteriormente descrito se encuentra el de
la diversidad que lo podríamos asociar a la heterogeneidad. El cual hace un
reconocimiento a la importancia de las diferencias, promueve el escuchar la “voz” de
los grupos minoritarios y en fin, a considerar en forma efectiva que el otro sea
verdaderamente otro. Significa a la vez una ruptura epistemológica con una concepción
de mundo que identificaba lo bello con lo uniforme (SCHMELKES, 2005).

Desde esa época hasta el día de hoy, se ha ido configurando y ganando cada vez
más importancia y adhesión el paradigma de la diversidad, tanto así que ya son lugares
comunes en educación los conceptos de: integración, inclusión, Necesidades Educativas
Especiales (NEE), adaptaciones curriculares, multiculturalidad, entre otras. Es preciso
reconocer las múltiples aristas desde las cuales podemos referirnos a este enfoque, sin
embargo, para los fines que persigue este artículo, se abordarán sólo dos instancias que
relacionan a la diversidad y el sistema escolar nacional: el curriculum escolar y la
multiculturalidad.

Ambas áreas son de atractivo e interés, ya que nos permitirán una mejor
comprensión y “conocimiento de causa” de las dificultades que ha tenido la diversidad
en su acogida en el sistema escolar chileno.

2. La diversidad y el curriculum escolar: un área de conflicto

A lo largo de la historia, desde el pensamiento griego hasta el pensamiento


moderno, el ser humano ha desarrollado la necesidad de establecer control sobre lo que
esta a su alcance, también el orden ha sido un valor fundamental dentro de esta misma
lógica (MATUS, 2005).

Dicha opción metodológica basada en la tradición cartesiana que se rige por la


predectibilidad (causa y efecto) se instauró dentro de la educación mediante lo que se
denomina actualmente la racionalidad técnica que privilegia esencialmente el
conocimiento reduccionista y científico que gobierna gran parte de las prácticas
pedagógicas (MATUS, 2005) Es decir, hoy en día, tenemos una selección cultural o
curriculum que se construye, la mayor parte, en base a esta racionalidad que promueve
la homogenización, el orden y el control en el sistema escolar.

Ahora dentro de esta lógica taylorista de la selección, cabe preguntarse si


existirá espacio en esta búsqueda de homogeneidad, orden y control, para escuchar la
voz de los que “no tienen voz”: las minorías. Y entiendo por minorías a aquellos grupos
sociales cuya cultura no pareciera ser importante; grupos étnicos, discapacitados, etc.
Parece ser que existe también cierta cultura dominante que se transmite en la escuela y
que no considera de forma significativa a los grupos minoritarios. Esta claro que ciertos
contenidos tienen legitimidad y primacía frente a otros.

A continuación reafirmo mi interrogante respecto a la validez y legitimidad de


ciertos discursos y ciertas visiones que se han impuesto sobre otras. Para iluminar e
ilustrar mejor este punto, pondré un ejemplo personal:

3
Yo provengo del sur de Chile (Yungay) y vine a estudiar a la capital (Santiago),
naturalmente muchas costumbres de mi cultura tuve que modificarlas, con el objetivo de
adaptarme a la cultura dominante de la ciudad, muchos de los conflictos con los cuales
tuve que lidiar, surgieron en base a representaciones internas y estereotipos que tenia la
gente respecto a los “huasos” (etiqueta social despectiva atribuida a los campesinos), y
me pareció que mi cultura valía menos que la de los santiaguinos.

Lo mismo ocurre con el curriculum escolar: hay ciertos contenidos que son
considerados mejores, prioritarios por sobre otros, en base a sólo relaciones y
selecciones arbitrarias hechas por un ente que pretende perpetuar cierto control, y orden
social, lo cual reafirma Matus en la siguiente cita:

…”Esto me lleva a cuestionar las representaciones con las que trabajamos y que son siempre
producidas desde discursos totalizante cuya naturaleza es arbitraria y cuestionable por el hecho de ser
establecidas por las culturas dominantes para preservar el orden y perpetuar el control”…1

Es así como se han perpetuado en el inconsciente social una serie de


representaciones y estereotipos, cuya connotación es marcadamente negativa hacia
aquellos grupos minoritarios. Puedo citar algunos a modo de ejemplo: los mapuches
son “flojos” y “soberbios”, los inmigrantes peruanos andan sucios y mal nutridos, la
gente que vive en sectores marginales de la capital son “flaites”, aquellos que tienen
discapacidad motriz son retrasados mentales… y así podría continuar con una larga lista
de prejuicios bien interiorizados en nuestra sociedad y que cultura dominante promueve
y alienta.

Es por ello que una de las características primordiales que debiera presentar un
curriculum en pos de la diversidad deberían ser: tener flexibilidad y dar cabida a
escuchar “la voz de los sin voz”, a valorar las culturas minoritarias que han estado en
una situación de subordinación histórica respecto al paradigma técnico y
homogeneizador caracterizado anteriormente. Uno de los aspectos que más llama la
atención es que el curriculum es uno de los factores que actualmente estarían causando
barreras para el aprendizaje de los alumnos (BRAVO, 1996). Dos situaciones pueden
ilustrar mejor la idea expuesta anteriormente: el caso de un niño del pueblo mapuche
que ingresa a una escuela municipal o privada en donde su lengua y su cultura pasan a
segundo plano y son absorbidos por la cultura dominante (MATUS, 2005), o el caso de
un niño que ingresa a una escuela proveniente de un sector en donde el registro de habla
que se utiliza es el informal o coloquial, y posteriormente debe entrar en una institución
en donde se privilegia el registro formal (BRAVO, 1996). En ambos casos es notorio
que se deja de lado la cultura originaria de la persona para inculcarle otra que es ajena y
que arbitrariamente ha sido impuesta desde afuera. Lo que produce la mayoría de las
veces un desprecio por parte de la misma persona hacia su cultura de origen.

1
MATUS, C. (2005) ¿Existe alguna posibilidad de que triunfe la diversidad? Revista Pensamiento
Educativo. Facultad de Educación PUC. Vol. 37. Diciembre del 2005. pp. 21.

4
A modo de síntesis de lo expresado hasta ahora , son dos las dificultades que
presenta el curriculum escolar enfocado en la homogeneidad: por un lado el imponer
mediante la autoridad una cierta cultura dominante dejando afuera todo intento de
introducir nuevas culturas y así enriquecer el proceso educativo , por otro lado, el ser
poco flexible y centrarse en una mirada mecanicista de la educación legado del
paradigma técnico de la misma , el no dar cabida a una educación basada el contexto y
la situación cultural e histórica que en ella se vive, sino que solo se encarga de trasmitir
una cultura dominante muchas veces ajena del contexto en el que se está llevando a
cabo el proceso educativo.

3. La diversidad y la multiculturalidad

La multiculturalidad es uno de los lugares comunes en educación hoy en día. Es


un concepto muy de “moda”, lo que sinceramente preocupa, ya que sabemos que
muchas veces se desgastan los conceptos y se habla de ellos sin realizar un acto
cognoscente sobre los mismos, es decir, sin reflexionar. Pero ¿Sabemos realmente a lo
que nos referimos cuando hablamos de multiculturalidad? Y es preciso afirmar que no
es necesariamente una mezcla de culturas o hablando en forma más coloquial, una
suerte de “cazuela” en donde los ingredientes son las culturas, sino que entenderemos
por multiculturalidad como lo que sigue:

“… reconocer la existencia de una sociedad plural y bien diferenciada y la necesidad de actuar


respetuosamente, pero también es la promoción de las diferentes culturas y una relación convivencial
llena entre los diversos grupos culturales. No es diluir las culturas diversificadas sino respetarlas”…2
(IMBERNON, 2000).

Ante esta definición se podría plantear que actualmente existe una dicotomía
entre globalización y diversidad. Pero ¿Existirá dicha disyuntiva? Al parecer sí. Una de
las características del proceso de globalización es el presunto acercamiento entre
culturas, las cuales por medio de un proceso de intercambio: económico, tecnológico,
cultural, etc. lograran favorecerse mutuamente. Lamentablemente esto no es tan así.
Uno de los efectos más notorios es que estamos viviendo un proceso de
“homogeneización cultural”, en donde una cultura dominante esta siendo la que asimila
a las culturas locales.

La evidencia muestra que al importar un modelo económico (neoliberal) y


político (democracia liberal) también importamos pautas de conducta que alienta y
promociona dicho modelo. Uno de los mecanismos que promueve la homogeneización
cultural son los medios de comunicación masiva o los más conocidos como los mass-
media, tan en boga hoy en día.

La función social de los mass-media dentro del proceso de globalización es que


son los encargados de concientizar a las personas de valorar solo una forma de ser, una
forma de pensar a modo de concebir una sociedad en donde todos tengan los mismos
gustos, que todos hablen de lo mismo y lo que es mucho más importante aún que sean
ávidos consumidores y usuarios de los productos y bienes que se pongan en venta a base
de la invención mediante la publicidad de necesidades inventadas y artificiales.

2
IMBERNON, F. (2000) Escuela y multiculturalidad. Revista Pensamiento Educativo. Facultad de
Educación PUC. Vol. 26. Julio del 2000. pp. 162.

5
Pues entonces estamos ante una paradoja: por un lado se promueve la tolerancia
y la pluralidad y por otro se busca la homogeneización de la sociedad. Considero que
ésta cita lo puede expresar mejor:

“…Nuestros actuales sistemas sociales están sometidos a una situación paradójica extrema:
mientras más enfático es el discurso que reclama mayor tolerancia, maneras de promover la inclusión
social y lucha contra la discriminación, más brutales son las formas de segregación y más hondos los
estereotipos que afectan inmensas comunidades humanas bajo pretextos como la lucha contra el
terrorismo, la seguridad nacional o la defensa de supuestos valores eternos e inmutables como la
democracia o la religión”3. (CAJIAO, 2005)

Si este tipo de contradicción se da a nivel de discurso y de sociedad, es claro que


esta es traspasada a la institución social a la que históricamente se le ha encargado
resolver la gran mayoría de los males que aquejan a la sociedad, y me refiero
específicamente a: la escuela.

Si bien la escuela puede ser considerada como una institución en la cual se


puede revertir dicha realidad, en base a un cambio curricular enfocado al respeto y
tolerancia hacia al otro como efectivamente un otro, no obstante, no se puede hacer
mucho si en los medios de comunicación masiva y en la opinión publica se encargan de
promover la discriminación como cuando se considera a todos los musulmanes como
terroristas o a los discapacitados como incapaces.

Por eso la labor educativa en este ámbito tiene que ser multifactorial y
considerar todos los frentes para promover el respeto y valoración de las otras formas de
vida. No obstante si existe contradicción entre lo que exige la sociedad (tolerancia,
respeto, etc.) y lo que se transmite a modo de propaganda, como una forma única de ser
(ciudadano occidental “tipo”), la escuela no podrá hacer mucho.

Y este tipo de contradicciones creo que no es tan complicado de explicar.


Siempre recuerdo que existía un comercial sobre unos jeans los cuales si una persona
los usaba iba a tener “autoestima”, es decir, si no uso esos jeans no tendré autoestima.
Es algo bastante simple de entender: mi valor personal estará basado en un bien de
consumo exterior a mí, y así es como estos mensajes siguen pasándose diariamente, en
forma repetitiva..

Para concluir, no hay que negar que los cambios que se han generado en este
último tiempo respecto a la apertura hacia un nuevo paradigma en educación hayan
sido notables. No obstante, aún son necesarios muchos más. Ante todo podemos dotar
de infraestructura a los colegios, podemos realizar adaptaciones curriculares, podemos
brindar apoyo psicopedagógico, etc. Pero aún nos falta algo fundamental: cambiar
nuestra forma de pensar. Falta considerar al otro como un igual, falta compromiso,
respeto e identificación con el otro. Nos falta coraje y empatía para crecer junto al otro
que es igual en dignidad pero muy distinto a mí. Si no cambiamos nuestra actitud y si
no empezamos por casa por más recursos, por más voluntad que exista no generaremos
más cambios aún de los que ya se hayan logrado.

3
CAJIAO, F.(2005) Educación, escuela y diversidad. Revista Pensamiento Educativo. Facultad de
Educación PUC. Vol. 37. Diciembre del 2005. pp. 31.

6
Referencias Bibliográficas

1. BRAVO, L. (1996) Psicología de las dificultades del aprendizaje escolar.


Introducción a la Educación Especial. Editorial Universitaria. 5º Ed. Santiago,
Chile. Pág. 41

2. CAJIAO, F.(2005) Educación, escuela y diversidad. Revista Pensamiento


Educativo. Facultad de Educación PUC. Vol. 37. Diciembre del 2005. pp. 27 –
37.

3. IMBERNON, F. (2000) Escuela y multiculturalidad. Revista Pensamiento


Educativo. Facultad de Educación PUC. Vol. 26. Julio del 2000. pp. 153 – 171.

4. MATUS, C. (2005) ¿Existe alguna posibilidad de que triunfe la diversidad?


Revista Pensamiento Educativo. Facultad de Educación PUC. Vol. 37.
Diciembre del 2005. pp. 16 – 26.

5. NERVI, M. (2006) ¿De qué hablamos cuando hablamos de pedagogía? Boletín


de Investigación Educacional. Vol. 211. Nº2. pp. 163 – 184.

6. RAMACIOTTI, A. (2005) La atención a las Necesidades Educativas


Especiales: Heterogeneidad y Homogeneidad en los sistemas escolares.
Documento elaborado para los alumnos.

7. SCHMELKES, S. (2005) Educar en y para la diversidad. Revista Pensamiento


Educativo. Facultad de Educación PUC. Vol. 37. Diciembre del 2005. pp. 38 –
51.

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