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EL DESORDEN OBSESIVO-COMPULSIVO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

El desorden obsesivo-compulsivo (OCD – Obsessive-Compulsive Disorder) usualmente


comienza en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta y puede ocurrir en 1
de cada 200 niños y adolescentes. El OCD se caracteriza por obsesiones y/o compulsiones
recurrentes que son lo suficientemente intensas para causar malestares severos. Las
obsesiones son pensamientos recurrentes y persistentes, impulsos o imágenes no deseadas
que causan marcada angustia o ansiedad. Frecuentemente, éstas son irracionales e irreales.
No son simplemente preocupaciones exageradas acerca de problemas de la vida real. Las
compulsiones son el comportamiento repetitivo o ritual (como lavarse las manos, acumular
cosas, poner las cosas en un orden determinado, comprobar algo repetidamente) o actos
mentales (como contar, repetir palabras en silencio, evitar acciones o cosas). Con OCD, las
obsesiones o compulsiones causan una ansiedad significativa o angustia, e interfieren con la
rutina normal del niño, su funcionamiento escolar, sus actividades sociales o sus relaciones.

Los pensamientos obsesivos varían con la edad del niño y pueden cambiar a través del
tiempo. Un niño pequeño con OCD puede temer que le hagan daño a él o a un miembro de
su familia, por ejemplo, que un intruso entre por una ventana o puerta abierta. La
compulsión llevará al niño a seguir comprobando que las puertas y ventanas de la casa
están cerradas aun después de que sus padres se acuesten, tratando así de aliviar su
ansiedad. Al niño le dará miedo de haber dejado una puerta o ventana abierta sin darse
cuenta mientras comprobaba si estaba cerrada y luego compulsivamente tendrá que
comprobar otra vez si está o no abierta.

Un niño de edad escolar o adolescente con OCD puede tenerle miedo a enfermarse con
gérmenes, al SIDA o a comida contaminada. Para poder sobrellevar estas ideas, el niño
puede desarrollar "rituales" (comportamiento o actividad que se repite). A veces, la
obsesión El desorden obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes, "Información para la
familia" No. 60 y la compulsión están vinculadas: "Temo que esta cosa mala pasará si dejo
de comprobar o de lavarme las manos, así es que no puedo dejar de hacerlo aunque no
tenga ningún sentido".

Las investigaciones indican que el OCD es un desorden del cerebro que tiende a repetirse
en las familias, aunque esto no significa que el niño necesariamente ha de manifestar los
síntomas. Algunos estudios recientes demuestran que el OCD puede manifestarse o
empeorarse después de una infección por estreptococos. Un niño puede desarrollar OCD
sin tener un historial familiar.

Los niños y adolescentes a veces sienten vergüenza y se abochornan porque tienen OCD.
Muchos creen que esto quiere decir que están locos. La buena comunicación entre padres y
niños los puede ayudar a comprender el problema y así los padres pueden darle el apoyo
apropiado a su niño.

La mayoría de los niños con OCD se pueden tratar mediante una combinación de
psicoterapia (especialmente con las técnicas cognoscitivas y de comportamiento) y con
medicamentos, como los inhibidores selectivos a la reabsorción de la serotonina (SSRI). El
apoyo y la educación de la familia son también centrales para el éxito del tratamiento. La
terapia con antibióticos puede ser útil en los casos donde la enfermedad está vinculada a
una infección por estreptococos.

El buscar la ayuda de un psiquiatra de niños y adolescentes es importante para poder


entender los problemas complejos causados por el OCD.

No. 60 (Revisado 4/98)


PROBLEMAS CON EL ENSUCIARSE ENCIMA Y EL CONTROL DE LOS
MOVIMIENTOS INTESTINALES

La mayoría de los niños pueden controlar los movimientos intestinales y aprenden a ir al


baño antes de los cuatro años de edad. Problemas controlando los movimientos intestinales
pueden hacer que el niño se ensucie encima, lo que conduce a la frustración y rabia por
parte del niño, padres, maestros y otras personas importantes en la vida del niño. Además,
las consecuencias sociales de este problema pueden ser severas – los amigos se burlan de él
y los adultos lo evitan. Estos problemas hacen que el niño se sienta mal consigo mismo.

Algunas de las razones para el ensuciarse encima son:

•problemas durante el entrenamiento de ir al baño, •incapacidades físicas, que le hacen


difícil el niño limpiarse a sí mismo, •enfermedades físicas, como el mal de Hirschprung, y
•problemas familiares o emocionales.

El ensuciarse en la ropa, que no es causado por una enfermedad o por una incapacidad, se
llama encopresis. Los niños con encopresis pueden tener otros problemas, tales como
lapsos cortos de concentración, baja tolerancia de la frustración, hiperactividad y
coordinación pobre. Ocasionalmente este problema de ensuciarse comienza con un cambio
que produce tensión en la vida del niño, como el nacimiento de un hermanito, la separación
o divorcio de los padres, problemas familiares, o el mudarse a un nuevo hogar. La
encopresis es más frecuente en los niños que en las niñas.

Los niños de edad escolar que se ensucian o tienen problemas controlando los movimientos
intestinales, deben de someterse a una evaluación física por un médico de familia o por un
pediatra. Si no se encuentran causas físicas, o si los problemas continúan después de ser
examinado por el médico de familia o por el pediatra, el próximo paso es una evaluación
por un psiquiatra de niños y adolescentes. El psiquiatra de niños y adolescentes revisará los
resultados de la evaluación física y entonces decidirá si los problemas emocionales están
contribuyendo a la encopresis.

Los psiquiatras de niños y adolescentes tratan la encopresis mediante una combinación de


métodos educativos, psicológicos y del comportamiento. La mayoría de los niños con
encopresis pueden ser ayudados, pero el progreso suele ser muy lento y un tratamiento
prolongado puede ser necesario. El tratamiento a tiempo del ensuciarse encima o de los
problemas de control intestinal puede ayudar a prevenir y a reducir el sufrimiento social y
emocional y la angustia para el niño y la familia.
LOS NIÑOS QUE ROBAN

Cuando un niño o adolescente roba, los padres naturalmente se preocupan. Ellos se


preocupan por las causas del comportamiento del niño y se preguntan si su hijo o hija es un
"delincuente."

Es normal que un niño pequeño tome algo que exite su interés o que le llame la atención.
Esto no se puede considerar como robo hasta que el niño sea suficientemente mayor,
generalmente de tres a cinco años, y pueda entender acerca de que las cosas pertenecen a
una persona en particular. Los padres tienen que educar de forma activa a sus niños acerca
de los derechos a la propiedad y la consideración hacia los demás.

Aunque hayan aprendido que el robar es malo, los niños mayores y los adolescentes roban
por varias razones. Un joven puede robar para tener cosas iguales a las de su hermano o
hermana, quien aparentemente es favorecido con regalos y cariño. Algunas veces, un niño
puede robar como muestra de valentía ante sus amigos, o para hacerles regalos y así
aumentar su popularidad en la escuela.

Los padres deben de preguntarse si es que el niño ha robado por la necesidad de recibir
mayor atención. En tales casos, el niño puede estar expresando ira o tratando de
"cobrárselas" con sus padres, y el objeto robado se convierte en un substituto del afecto.
Los padres deben de hacer un esfuerzo y darle más reconocimiento al niño como miembro
importante de la familia.

Si los padres toman las medidas adecuadas, en la mayoría de los casos el robo cesa según el
niño va creciendo. Los psiquiatras de niños y adolescentes recomiendan que cuando los
padres se den cuenta de que su niño ha robado, ellos:

•ayuden al adolescente a pagar o a devolver el objeto robado; •le digan al niño que robar es
malo; •se aseguren de que el niño no se beneficie del robo bajo ninguna circunstancia;
•eviten sermonearle, pronosticar el mal comportamiento futuro, o el decir que ahora se le
considera al niño un ladrón; y •hacerle claro que su comportamiento es totalmente
inaceptable dentro de las costumbres familiares y de la comunidad.

Cuando el niño ha pagado o ha devuelto la mercancía robada, los padres no deben de traer
de nuevo el caso, de manera que el niño pueda comenzar "en limpio" otra vez.

Si el niño roba persistentemente y los robos continúan a pesar de haberse tomado estas
medidas, el robar probablemente es el resultado de un problema mayor en el desarrollo
emocional del niño. Los niños que roban repetidamente tienen dificultad para confiar en los
demás y para establecer buenas relaciones con otros. En vez de sentirse culpables, ellos
culpan a otras personas por su comportamiento y le echan la culpa a los demás alegando
que, "ya que ellos se niegan a darme lo que necesito, yo lo cojo". Algunos niños roban por
el temor a una dependencia; ellos desean no tener que depender de nadie, de manera que
roban lo que necesitan.
Al tratar a un niño que roba persistentemente, el psiquiatra de niños y adolescentes
diagnosticará las razones reales por las cuales el niño tiene una necesidad de robar y
planificará un programa de tratamiento. Algunos aspectos importantes del tratamiento son
el ayudar al niño a aprender a establecer una relación de confianza, y el ayudar a la familia
para que apoye al niño en una trayectoria positiva de desarrollo.
EL NIÑO DEPRIMIDO

No son sólo los adultos los que se deprimen. Los niños y los adolescentes pueden sufrir
también de depresión, que es una enfermedad tratable. La depresión se define como una
enfermedad cuando la condición depresiva persiste e interfiere con la habilidad de
funcionar del niño o del adolescente.
Aproximadamente el 5 por ciento de los niños y adolescentes de la población general
padece de depresión en algún momento. Los niños que viven con mucha tensión, que han
experimentado una pérdida o que tienen desórdenes de la atención, del aprendizaje o de la
conducta corren mayor riesgo de sufrir depresión. La depresión tiende a correr en las
familias.
El comportamiento de los niños y adolescentes deprimidos es diferente al comportamiento
de los adultos deprimidos. Los psiquiatras de niños y adolescentes le recomiendan a los
padres que estén atentos a síntomas de depresión que puedan presentar sus niños.
Los padres deben de buscar ayuda si uno o más de los siguientes síntomas de depresión
persisten:

•Tristeza persistente, lloriqueo y llanto profuso •Desesperanza •Pérdida de interés en sus


actividades favoritas; o inhabilidad para disfrutar de las actividades favoritas previas
•Aburrimiento persistente y falta de energía •Aislamiento social, comunicación pobre •Baja
autoestima y culpabilidad •Sensibilidad extrema hacia el rechazo y el fracaso •Aumento en
la dificultad de relacionarse, coraje u hostilidad •Dificultad en sus relaciones •Quejas
frecuentes de enfermedades físicas, tales como dolor de •Ausencias frecuentes de la escuela
y deterioro en los estudios cabeza o de estómago •Concentración pobre •Cambios notables
en los patrones de comer y de dormir •Hablar de o tratar de escaparse de la casa
•Pensamientos o expresiones suicidas o comportamiento autodestructivo

Un niño que jugaba a menudo con sus amigos empieza a pasarse la mayor parte del tiempo
solo y pierde interés por todo. Las cosas de las que disfrutaba previamente ya no le dan
placer al niño deprimido. Los niños y adolescentes deprimidos dicen a veces que quisieran
estar muertos o pueden hablar del suicidio. Los adolescentes deprimidos pueden abusar del
alcohol o de otras drogas tratando de sentirse mejor.
Los niños y adolescentes que se portan mal en la casa y en la escuela pueden estar
sufriendo de depresión sin que nadie se dé cuenta de ello. Los padres y los maestros no se
dan cuenta de que la mala conducta es un síntoma de depresión porque estos niños no
siempre dan la impresión de estar tristes. Sin embargo, si se les pregunta directamente, los
niños algunas veces admiten que están tristes o que son infelices.
El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión es esencial para los niños
deprimidos. Esta es una enfermedad real que requiere ayuda profesional. Un tratamiento
comprensivo a menudo incluye ambas terapias, individual y de familia. Puede también
incluir el uso de medicamentos antidepresivos. Para ayudarles, los padres deben pedirle a
su médico de familia que los refiera a un psiquiatra de niños y adolescentes, quien puede
diagnosticar y tratar la depresión en niños y adolescentes.
LOS NIÑOS QUE NO PUEDEN PRESTAR ATENCIÓN

Los padres se preocupan mucho cuando reciben una carta de la escuela diciendo que el niño
"no le presta atención a la maestra" o que "se porta mal en la clase". Una posible causa para
este tipo de comportamiento es el Desorden de Deficiencia de Atención debido a la
Hiperactividad (ADHD -- Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder).
Aun cuando el niño con ADHD quiere ser un buen estudiante, su comportamiento
impulsivo y su incapacidad para concentrarse o para prestar atención se lo impiden. Los
maestros, los padres y los amigos saben que el niño "se está portando mal" o que "es
diferente", pero no saben exactamente qué es lo que le pasa. Un psiquiatra de niños y
adolescentes puede diagnosticar y tratar al niño con ADHD.
En los niños pequeños los síntomas de "hiperactividad" del ADHD pueden incluir el
excesivo correr y trepar, en los niños mayores se observa la incapacidad para estarse
quietos y el estar agitados. En contraste con un alto nivel de actividad normal en algunos
niños, la hiperactividad es muy irregular, mal organizada y sin metas específicas. El ADHD
es diez veces más común en niños que en niñas.
El niño con ADHD presenta varias de las siguientes características: tiene dificultad
organizando su trabajo y da la impresión de que él o ella no ha escuchado las instrucciones;
•se distrae fácilmente; •comete errores por ser descuidado o por ser impulsivo; •habla
demasiado en clase; •no tiene paciencia para esperar su turno en situaciones de grupos; •no
puede terminar nunca lo que los padres le piden; o •no puede jugar durante la misma
cantidad de tiempo que otros niños de su edad.
Sin el tratamiento adecuado, el niño se atrasa en sus estudios y pierde sus amistades como
resultado de su falta de cooperación en los juegos y en las otras actividades sociales. Su
amor propio sufrirá porque sufre más fracasos que éxitos y es muy criticado por maestros y
familiares, quienes no reconocen su problema de salud.
Las investigaciones científicas demuestran que hay medicinas que pueden ayudar al niño en
ese caso. La medicina que se usa para el ADHD es más eficaz cuando es parte de un plan
de tratamiento comprensivo que incluye evaluaciones frecuentes, y por lo general,
psicoterapia médica para el niño, ayuda a la familia y consultas con los maestros.
Si el niño demuestra tener problemas de conducta, como los del ADHD, los padres pueden
pedirle a su médico de familia o al pediatra que los refiera a un psiquiatra de niños y
adolescentes, quien puede diagnosticar y tratar al niño con la enfermedad. Reuniéndose con
el psiquiatra de niños y adolescentes los padres pueden aprender cómo hacerle frente al
problema del niño. Además, el psiquiatra de niños y adolescentes ayuda frecuentemente a
los maestros y oficiales escolares a determinar cuáles son los métodos efectivos para
enseñar a los niños que sufren del Desorden de Deficiencia de Atención debido a la
Hiperactividad.
LOS NIÑOS QUE SE NIEGAN A IR A LA ESCUELA

El asistir a la escuela usualmente es un evento agradable para los niños pequeños. Para
algunos esto conlleva miedo o pánico. Los padres tienen motivo de preocupación cuando el
niño se enferma debido a la tensión, "finge estar enfermo" o exagera síntomas físicos para
quedarse en la casa y no ir a la escuela. A menudo, el niño de entre cinco y diez años de
edad que se comporta de esta manera está padeciendo un temor paralizante por tener que
dejar la seguridad de la familia y de la casa. Es muy difícil para los padres hacerle frente a
este pánico infantil, pero estos temores pueden tratarse exitosamente con ayuda profesional.
Este miedo irracional suele aparecer por vez primera en niños que asisten a escuelas para
niños de edad pre-escolar, a "kindergarten" o a primer grado, siendo más frecuente en los
niños que cursan el segundo grado. El niño por lo general se queja de dolores de cabeza, de
garganta o de estómago justo antes de la hora de irse a la escuela. La "enfermedad" se
mejora cuando se le permite quedarse en la casa, pero reaparece a la mañana siguiente antes
de ir a la escuela. En algunos casos, el niño se niega por completo a salir de la casa.
El negarse a ir a la escuela aparece generalmente después de un período en el que el niño ha
estado en la casa en compañía de su mamá, por ejemplo, después de las vacaciones de
verano, de los días de fiesta, o después de una breve enfermedad. Puede pasar después de
un evento que le produce estrés, tal como la muerte de un familiar o de una mascota, un
cambio de escuela o una mudanza a un vecindario nuevo.
Los niños que tienen un miedo irracional de la escuela pueden sentirse inseguros si se
quedan solos en un cuarto y pueden demostrar un comportamiento de apegamiento hacia
sus padres, e inclusive se convierten en la sombra de sus padres en la casa. Estos miedos
son comunes en niños con el Desorden de Ansiedad. Los niños tienen dificultad para
dormir, un miedo exagerado y un temor irreal hacia los animales, monstruos, ladrones o a la
oscuridad.
Los efectos potenciales a largo plazo pueden ser muy serios para un niño con miedos
persistentes si no recibe atención profesional. El niño puede desarollar serios problemas
escolares y sociales si deja de ir a la escuela y de ver a sus amigos por mucho tiempo.
Los padres y el niño se pueden beneficiar llevando al niño a un psiquiatra de niños y
adolescentes, quien trabajará con ellos en su esfuerzo de hacer regresar al niño de
inmediato a la escuela y a otras actividades diarias. Como el pánico surge al dejar la casa, y
no por estar en la escuela, el niño por lo general está tranquilo una vez que está en la
escuela.
Para algunos niños se requiere un tratamiento extensivo para tratar las causas del miedo.
Los niños mayores o los adolecentes que se niegan a ir a la escuela padecen por lo general
de una enfermedad más grave y a menudo requieren más tratamiento intensivo.
En cualquier caso, el miedo irracional de dejar la casa y a los padres se puede tratar con
éxito, y los padres no deben de tardar en buscar ayuda profesional. El médico del niño
puede referir los padres a un psiquiatra de niños y adolescentes.
PROBLEMAS DE APPRENDIZAJE
Los padres cuyos niños tienen problemas académicos se sienten extremadamente
preocupados y desilucionados. Los psiquiatras de niños y adolescentes saben que hay
muchas causas para los fracasos académicos y que una de las más comunes son los
trastornos del aprendizaje. Un niño con un trastorno del aprendizaje es por lo general un
niño inteligente, quien inicialmente trata de seguir las instrucciones, de concentrarse y de
tener buen comportamiento en la casa y la escuela. Sin embargo, el niño no domina las
tareas escolares y comienza a rezagarse. Algunos de estos niños tienen dificultad en
permanecer quietos o prestar atención. Los problemas de aprendizaje afectan a no menos de
un 15% de la población escolar.
Se estima que los problemas específicos de aprendizaje son causados por una dificultad del
sistema nervioso que afecta la captación, elaboración o comunicación de información.
Algunos de estos niños son hiperactivos y/o distraidos con un lapso de atención corto.
Los psiquiatras de niños y adolescentes indican, que estos niños pueden ser ayudados, pero
que si su condición no se detecta y se trata a tiempo, el problema puede aumentar y
complicarse rápidamente. Un niño que en la escuela elemental no aprende a sumar, al llegar
a la escuela superior, no podrá entender algebra. El niño que trata de aprender con gran
esfuerzo se frustrará progresivamente y desarrollará problemas emocionales como una
pobre autoestima, resultado de los fracasos repetidos. Algunos niños con problemas de
aprendizaje pueden presentar también problemas de conducta, ya que prefieren lucir
"malos" en vez de "estúpidos o brutos". Los padres deben de conocer las señales que con
mayor frecuencia indican problemas de aprendizaje en su niño.
1.Dificultad en atender o seguir instrucciones. 2.Dificultad para recordar lo que se le acaba
de decir. 3.Fracasos académicos como consecuencia del poco dominio de destrezas de la
lectura, escritura y/o aritmética. 4.Dificultad en distinguir entre la derecha y la izquierda,
por ejemplo, confunde 25 con 52, la "b" con la "d" o, "la" por "al" u, "on" por "no".
5.Defectos en coordinación - cuando camina, en los deportes, en actividades manuales
sencillas como sostener un lápiz, amarrarse los zapatos o hacer un lazo. 6.Pierde o se
extravían sus asignaciones, sus libros, libretas y otros materiales. 7.No puede aprender los
conceptos de tiempo; confunde "ayer", "hoy", "mañana".
Muchos padres solicitan un Psiquiatra de Niños y Adolescentes cuando su hijo presenta
problemas iguales o parecidos a los arriba mencionados. El psiquiatra de niños y
adolescentes trabajará en colaboración con los educadores y otro personal de la escuela,
para hacer pruebas que puedan detectar la razón de la dificultad en el aprovechamiento y la
presencia de problemas específicos de aprendizaje. Luego de entrevistar al niño y la
familia, y de evaluar la situación, el psiquiatra de niños y adolescentes hará
recomendaciones relacionadas con la ubicación escolar apropiada para el niño, la necesidad
de ayudas especiales, como terapia académica, ocupacional, del habla y tomará las medidas
necesarias para ayudar a que el niño desarrolle al máximo su potencial.
En ocasiones el psiquiatra recetará medicamentos cuando es necesario controlar su
hperactividad y/o distraibilidad. Trabajará con el niño en el fortalecimiento de su confianza
en sí mismo, elemento esencial para el desarrollo emotional saludable. Ayudará también a
los padres y otros miembros de la familia para enfrentarse a la realidad de vivir con un nine
con problemas específicos de aprendizaje.
DESORDENES DEL COMPORTAMIENTO
Los "desórdenes del comportamiento" constituyen un grupo complicado de problemas
emocionales y del comportamiento en los jóvenes. Los niños y adolescentes que sufren de
estos desórdenes tienen mucha dificultad en seguir las reglas y en comportarse de manera
socialmente aceptable. Otros niños, los adultos y las instituciones sociales los consideran
"malos" o delincuentes en lugar de enfermos mentales.

Los niños y adolescentes con problemas de la conducta manifiestan algunos de los


siguientes problemas de comportamiento:
Agresión hacia las personas y los animales: •acosa, intimida o amenaza a los demás,
•empieza peleas físicas a menudo, •usa armas que pueden causar daño físico serio a otros
(por ejemplo, palos, ladrillos, botellas rotas, cuchillos o revólveres), •es físicamente cruel
con las presonas o animales, •roba a sus víctimas mientras las confronta (asalto), y •obliga a
otro a llevar a cabo un acto sexual.

Destrucción de la propiedad: •deliberadamente prende fuegos con la intención de causar


daño, y •deliberadamente destruye la propiedad de otros.

Engaños, mentiras o robos: •fuerza la entrada en el edificio, casa o automóvil de otros,


•miente para que le den las cosas, para obtener favores o para evitar las obligaciones, y
•roba artículos sin confrontar a la víctima (por ejemplo, roba en las tiendas, pero sin forzar
su entrada para robar).

Violación a las reglas: •se queda la noche fuera de la casa aunque tenga la objeción de sus
padres, •se escapa de la casa, y •deja de asistir a la escuela cuando le parece.

Las investigaciones demuestran que el futuro de estos muchachos promete ser muy infeliz
si ellos y sus familias no reciben tratamiento continuo e integral a tiempo. Sin el
tratamiento, muchos de estos muchachos con desórdenes del comportamiento, no lograrán
adaptarse a las demandas que conlleva el ser adulto y continuarán teniendo problemas en
sus relaciones sociales y manteniendo un empleo. A menudo contravienen la ley o se
comportan de manera antisocial. Muchos niños o adolescentes con desórdenes del
comportamiento también pueden ser diagnosticados con depresión o con un desorden de
deficiencia de atención.
Muchos factores pueden contribuir al desarrollo de los desórdenes de comportamiento en el
niño/adolescente, incluyendo el daño al cerebro, el haber sufrido abuso, los defectos del
desarrollo físico, el fracaso escolar y las experiencias negativas con la familia y con la
sociedad. El mal comportamiento del niño/adolescente causa una reacción negativa en
otros, lo que hace que se comporte aún peor.
El tratamiento de los niños con desórdenes de comportamiento es muy difícil, ya que las
causas de la enfermedad son muy complejas y porque cada niño es único. Existen
diferentes alternativas para suministrar el tratamiento, dependiendo de la severidad del mal
comportamiento. Además del reto al tratamiento, están la falta de cooperación del niño, el
miedo y la falta de confianza de los adultos. Para poder diseñar un plan integral de
tratamiento, el psiquiatra de niños y adolescentes puede utilizar la información de otros
especialistas médicos, del niño, la familia y los maestros para entender las causas del
desórden.
La terapia de comportamiento y la psicoterapia son usualmente necesarias para ayudar al
niño a expresar y a controlar su rabia. La educación remedial puede ser necesaria para los
jóvenes con problemas de aprendizaje. Los padres frecuentemente necesitan asistencia de
los expertos para diseñar y llevar a cabo programas de administración especial y programas
educativos en la casa y en la escuela. El tratamiento puede también incluir medicamentos
para algunos jóvenes, como aquéllos que tienen dificultad prestando atención y controlando
sus movimientos o aquéllos que sufren de una depresión asociada.
El tratamiento no suele ser corto, ya que toma mucho tiempo establecer nuevas actitudes y
patrones de comportamiento. Sin embargo, el tratamiento ofrece una oportunidad para una
considerable mejoría en el presente y una esperanza de éxito en el futuro.
EL NIÑO ANSIOSO

Todos los niños sienten ansiedad. Es de esperar y es normal que el niño se sienta ansioso en
ciertos momentos específicos de su desarrollo. Por ejemplo, entre los 7 meses y la edad pre-
escolar, los niños saludables pueden sentir ansiedad intensa cuando se separan de sus
padres o de otros seres queridos. Los niños pueden tener temores de corta duración, (como
el miedo a la oscuridad, las tormentas, los animales o los desconocidos). Sin embargo,
cuando las ansiedades se vuelven severas y empiezan a interferir con las actividades diarias
de la infancia, tal como separarse de los padres para ir a la escuela y hacer amigos, los
padres deben de considerar el solicitar una evaluación de un psiquiatra de niños y
adolescentes y su asesoramiento.
El niño o adolescente con una ansiedad severa por la separación puede demostrar algunos
de los síntomas siguientes:

•pensamientos constantes y miedo por su propia seguridad y por la de sus padres, •negarse
en asistir a la escuela, •quejas frecuentes de dolores de estómago y de otros malestares
físicos, •preocupaciones exageradas acerca de dormir fuera de su hogar demasiado
apegamiento al hogar, y •rabietas y pánico al momento de separarse de sus padres

A algunos niños ansiosos les da miedo conocer o hablar con las personas que no conocen.
Los niños con esta dificultad suelen tener muy pocos amigos fuera de la familia. Otros
niños con ansiedad severa pueden tener: •preocupaciones sobre las cosas antes de que algo
suceda, y •preocupaciones constantes sobre la escuela, los amigos o los deportes.

Los niños ansiosos se ponen tensos y tiesos. Algunos puden buscar consuelo constante y
sus preocupaciones pueden interferir con sus actividades. Porque estos niños ansiosos
pueden estar quietos, conformes y deseosos de complacer, es muy fácil no darse cuenta de
sus dificultades. Los padres deben de estar alerta a los síntomas de ansiedad severa para
poder intervenir lo más pronto posible y así prevenir complicaciones. El tratamiento a
tiempo puede prevenir dificultades futuras tales como la pérdida de amistades, el fracaso
social y escolar y los sentimientos de baja autoestima.
Los problemas de ansiedad severa en los niños se pueden tratar. Los tratamientos incluyen
una combinación de lo siguiente: psicoterapia individual, terapia familiar, medicamentos,
tratamientos del comportamiento y consultas con el personal de la escuela.
Con sus oficinas centrales radicadas en Washington, D.C., la Academia Americana de
Psiquiatría de Niños y Adolescentes cuenta con una membresía de sobre 5,800 psiquiatras
de niños y adolescentes, médicos con entrenamiento (residencia) de cinco años adicionales
en psiquiatría de niños y adolescentes, después de obtener su grado de doctor en medicina.
Los miembros de la Academia llevan a cabo investigación, diagnóstico y tratamiento de los
El niño ansioso, desórdenes psiquiátricos que afectan a niños, adolescentes y a sus familias.
Para conseguir un referido a un psiquiatra de niños y adolescentes, por favor llame a
AACAP al Tel. (202) 966-7300.
QUE ES LA PSICOTERAPIA DE NIÑOS Y ADOLESCENTES

Psicoterapia se refiere a la variedad de técnicas y métodos que se usan para ayudar a niños
y adolescentes que experimentan dificultades con sus emociones y comportamiento.
Aunque hay diferentes tipos de psicoterapia, todos dependen de la comunicación para
lograr cambios en las emociones y el comportamiento de la persona. La psicoterapia puede
involucrar al niño individualmente, a un grupo o a la familia. En el caso de niños y
adolescentes, el jugar, el dibujar, el construir y el pretender, además del hablar, son formas
importantes para compartir sentimientos y resolver problemas.
Como parte de la evaluación inicial, el psiquiatra de niños y adolescentes determinará la
necesidad de la psicoterapia. Esta decisión estará basada en factores tales como los
problemas actuales que presenta el niño, su historial, nivel de desarrollo, habilidad para
cooperar con el tratamiento y qué tipo de intervención es más compatible con las presentes
preocupaciones o inquietudes. La psicoterapia a menudo se usa en combinación con otros
tratamientos (medicamentos, control del comportamiento, o trabajos con la escuela). La
relación que se desarrolla entre el terapista y el paciente es muy importante. El niño o
adolescente debe de sentirse cómodo, seguro y comprendido. Esta clase de ambiente de
confianza le permite al niño expresar sus pensamientos y emociones y usar la terapia de
manera eficaz.
La psicoterapia ayuda a los niños y adolescentes de varias maneras. Además de recibir
apoyo emocional, les ayuda a resolver conflictos con otras personas, a entender emociones
y problemas y a tratar soluciones nuevas para sus problemas viejos. Las metas de la terapia
pueden ser específicas (cambios en el comportamiento, mejorar sus relaciones con los
amigos), o más generales (menos ansiedad y mayor autoestima). La duración de la
psicoterapia depende de la complejidad y gravedad de los problemas. Los psiquiatras de
niños y adolescentes han sido específicamente entrenados y son expertos en proveer
psicoterapia.
Los padres deben de hacer las siguientes preguntas: •¿Por qué se recomienda la
psicoterapia? •¿Cuáles son los resultados que podemos esperar ver? •¿Cuánto tiempo tendrá
que estar el niño en psicoterapia? •¿Con qué frecuencia quiere ver al niño el doctor? •¿Se
reunirá el doctor sólo con mi hijo o con la toda la familia? •¿Cómo nos mantendrán
informados del progreso de nuestro hijo y cómo podemos ayudar? •¿Cuán pronto podemos
esperar ver resultados positivos?
El psiquiatra de niños y adolescentes podrá proveerle contestaciones a sus peocupaciones y
preguntas.
DESORDENES PSIQUIATRICOS GRAVES EN LOS NIÑOS

El niño que tiene un "desorden psiquiátrico grave" tiene una enfermedad muy seria que
puede afectar muchos aspectos de su vida. Estos aspectos pueden incluir sus emociones, su
habilidad social o intelectual, o su habilidad linguística. Los niños con desórdenes
psiquiátricos graves también pueden tener problemas físicos o pueden ser retrasados
mentales.
Cuando un psiquiatra de niños y adolescentes examina a un niño para determinar si tiene un
desórden psiquiátrico grave, éste busca, o le pregunta a los padres si han notado algunos de
los siguientes síntomas:•no le sonríe a sus padres o a otros que lo cuidan; •actúa de forma
rara o tiene apariencia extraña; •le falta movimiento o expresión facial; •habla de forma
extraña o tiene un lenguaje privado que nadie entiende; •lleva a cabo conversaciones
extrañas consigo mismo; •hace movimientos repetitivos extraños, tales como dar vueltas
como un trompo, sacudir los brazos o dar golpes con la cabeza; y •demuestra pánico cuando
va de un lugar a otro.
Hay muchos tipos de desórdenes psiquiátricos graves. El nombre que se le da a la
enfermedad del niño depende de la combinación de síntomas mencionados arriba que
presenta y de la severidad de la enfermedad.
Los desórdenes psiquiátricos graves persisten por mucho tiempo y pueden durar de por
vida. Sin embargo, cuando el niño con estos síntomas se trata desde una temprana edad, su
salud y su habilidad para desempeñar las funciones diarias, usualmente mejoran. Cuando
los padres se preocupan de que su hijo puede tener un desorden psiquiátrico grave, deben
de procurar que se le haga una evaluación psiquiátrica exhaustiva e integral (véase
Información para la familia, #52, Evaluación psiquiátrica comprensiva) lo más pronto
posible. Los padres observadores, pediatras, maestros y otros que ven al niño regularmente,
pueden comparar al niño con otros de su misma edad. Sus observaciones pueden ser útiles
para llevar a cabo una evaluación inicial del problema.
Una evaluación integral y exhaustiva y el plan de tratamiento requieren los servicios de un
psiquiatra de niños y adolescentes, el cual coordina sus observaciones con las de los padres,
maestros especiales, pediatras, neurólogos y con los resultados de pruebas psicológicas y
del desarrollo.
El plan de tratamiento integral envuelve el coordinar varios de los factores
siguientes:•psicoterapia, •programas especializados de aprendizaje, •programas para
enseñar las destrezas sociales y programas de comportamiento, •medicamentos
psiquiátricos, •escuelas especiales u hospitales y la participación activa de la familia.
Tal vez, como los niños cambian tanto durante su desarrollo, el diagnóstico de los
desórdenes psiquiátricos graves es una de las tareas más difíciles de la medicina. Por
consecuencia, es sumamente importante que se envuelva a médicos con el entrenamiento y
la experiencia necesarios y que los padres busquen ayuda tan pronto se comiencen a
preocupar por su hijo para así ayudar al niño.
DESORDENES PSIQUIATRICOS GRAVES EN LOS NIÑOS

El niño que tiene un "desorden psiquiátrico grave" tiene una enfermedad muy seria que
puede afectar muchos aspectos de su vida. Estos aspectos pueden incluir sus emociones, su
habilidad social o intelectual, o su habilidad linguística. Los niños con desórdenes
psiquiátricos graves también pueden tener problemas físicos o pueden ser retrasados
mentales.

Cuando un psiquiatra de niños y adolescentes examina a un niño para determinar si tiene un


desórden psiquiátrico grave, éste busca, o le pregunta a los padres si han notado algunos de
los siguientes síntomas:

•no le sonríe a sus padres o a otros que lo cuidan; •actúa de forma rara o tiene apariencia
extraña; •le falta movimiento o expresión facial; •habla de forma extraña o tiene un
lenguaje privado que nadie entiende; •lleva a cabo conversaciones extrañas consigo mismo;
•hace movimientos repetitivos extraños, tales como dar vueltas como un trompo, sacudir los
brazos o dar golpes con la cabeza; y •demuestra pánico cuando va de un lugar a otro.

Hay muchos tipos de desórdenes psiquiátricos graves. El nombre que se le da a la


enfermedad del niño depende de la combinación de síntomas mencionados arriba que
presenta y de la severidad de la enfermedad.

Los desórdenes psiquiátricos graves persisten por mucho tiempo y pueden durar de por
vida. Sin embargo, cuando el niño con estos síntomas se trata desde una temprana edad, su
salud y su habilidad para desempeñar las funciones diarias, usualmente mejoran.

Cuando los padres se preocupan de que su hijo puede tener un desorden psiquiátrico grave,
deben de procurar que se le haga una evaluación psiquiátrica exhaustiva e integral (véase
Información para la familia, #52, Evaluación psiquiátrica comprensiva) lo más pronto
posible. Los padres observadores, pediatras, maestros y otros que ven al niño regularmente,
pueden comparar al niño con otros de su misma edad. Sus observaciones pueden ser útiles
para llevar a cabo una evaluación inicial del problema.

Una evaluación integral y exhaustiva y el plan de tratamiento requieren los servicios de un


psiquiatra de niños y adolescentes, el cual coordina sus observaciones con las de los padres,
maestros especiales, pediatras, neurólogos y con los resultados de pruebas psicológicas y
del desarrollo.

El plan de tratamiento integral envuelve el coordinar varios de los factores siguientes:

•psicoterapia, •programas especializados de aprendizaje, •programas para enseñar las


destrezas sociales y programas de comportamiento, •medicamentos psiquiátricos, •escuelas
especiales u hospitales y la participación activa de la familia.
Tal vez, como los niños cambian tanto durante su desarrollo, el diagnóstico de los
desórdenes psiquiátricos graves es una de las tareas más difíciles de la medicina. Por
consecuencia, es sumamente importante que se envuelva a médicos con el entrenamiento y
la experiencia necesarios y que los padres busquen ayuda tan pronto se comiencen a
preocupar por su hijo para así ayudar al niño.
LA ESQUIZOFRENIA EN LOS NIÑOS

La esquizofrenia es una enfermedad médica que causa pensamientos y sentimientos


extraños y un comportamiento poco usual. Es una enfermedad psiquiátrica poco común en
los niños, y es muy difícil de reconocer en sus primeras etapas.

El comportamiento de niños y adolescentes con esquizofrenia puede diferir del de los


adultos con esta enfermedad. Los psiquiatras de niños y adolescentes buscan las siguientes
señales de alerta en los jóvenes con esquizofrenia:

•dificultad en poder diferenciar entre sueños y realidad, •ver cosas y oír voces que no son
reales, •confusión en la forma de pensar, •ideas y pensamientos vívidos y raros, •humor
cambiante en lo extremo, •comportamiento extraño, •ideas de que "lo están persiguiendo",
•comportamiento de un niño menor, •ansiedad severa y temerosidad, •confusión de la
televisión con la realidad, y •problemas severos haciendo y reteniendo amistades.

El comportamiento de los niños con esquizofrenia puede cambiar lentamente con el paso
del tiempo. Por ejemplo, los niños que disfrutaban relacionándose con otros pueden
comenzar a ponerse tímidos y retraídos, como si vivieran en su propio mundo. A veces los
jóvenes comienzan a hablar de miedos e ideas extrañas. Pueden comenzar a aferrarse a sus
padres y a decir cosas que no hacen mucho sentido. Los maestros pueden ser los primeros
en darse cuenta de estos problemas.

La esquizofrenia es una enfermedad psiquiátrica muy grave. El diagnóstico y tratamiento


temprano es importante. A los niños con los problemas y síntomas enumerados hay que
hacerles una evaluación integral. Generalmente, estos niños necesitan un plan de
tratamiento que envuelve a otros profesionales. Una combinación de medicamentos y
terapia individual, terapia familiar y programas especializados (escuelas, actividades, etc.)
son a menudo necesarios. Los medicamentos psiquiátricos pueden ser útiles para tratar
muchos de los síntomas y problemas identificados. Estos medicamentos requieren la
supervisión cuidadosa de un psiquiatra de niños y adolescentes.

Los padres deben de pedirle a su médico de familia o pediatra que los refiera a un
psiquiatra de niños y adolescentes que haya recibido entrenamiento específico y sea diestro
evaluando, diagnosticando y dando tratamiento a niños con esquizofrenia.

 
LOS NIÑOS Y EL MENTIR

La honradez se aprende en el hogar. Los padres a menudo se preocupan cuando su niño o


adolescente dice mentiras.

El mentir que probablemente no es un problema serio:

A los niños pequeños (de 4 a 5 años) les gusta hacer cuentos e inventar historias. Esta es
una actividad normal porque ellos se divierten oyendo e inventando cuentos. Muchas veces
confunden un poco la realidad con la fantasía.

Un niño mayor o un adolescente puede decir mentiras interesadas (por ejemplo, para no
tener que hacer algo o negando responsabilidad por sus acciones). Los padres deben de
reaccionar a este tipo de mentir ocasional hablando con el niño y explicándole cuán
importantes son la verdad, la honradez y la confianza.

Algunos adolescentes descubren que las mentiras pueden considerarse aceptables en


algunas situaciones, como por ejemplo, no decirle al novio/novia la razón real del
rompimiento para no herir sus sentimientos. Otros adolescentes mienten para proteger su
privacidad o para sentirse psicológicamente separados e independientes de sus padres (por
ejemplo, negando que se escaparon tarde en la noche con amigos).

Cuando el mentir puede indicar problemas emocionales:

Algunos niños, aun sabiendo la diferencia entre la verdad y la mentira, elaboran historias
que parecen verdaderas. Estos niños o adolescentes suelen relatar este tipo de historias con
gran entusiasmo, ya que reciben mucha atención mientras cuentan la mentira.

Otros niños y adolescentes, que por lo general actúan de manera responsable, caen en el
patrón de mentir repetidamente. Ellos creen que el decir mentiras es la mejor manera de
satisfacer las demandas de sus padres, maestros y amigos. Estos niños usualmente no están
tratando de ser malos o maliciosos, pero el mentir repetidamente se convierte en un mal
hábito.

Hay otros niños y adolescentes a quienes no les importa mentir o aprovecharse de los
demás. Algunos adolescentes mienten frecuentemente para ocultar otros problemas serios.
Por ejemplo, un adolescente con un problema serio de drogas o alcohol, mentirá
constantemente para ocultar dónde ha estado, con quién andaba, lo que estaba haciendo y
en lo que gastó su dinero.

Qué se debe de hacer si el niño o el adolescente miente:

Los padres son el modelo de mayor importancia para los hijos. Cuando el niño o el
adolescente miente, los padres deben de sacar tiempo para hablar seriamente con él acerca
de:
•la diferencia entre la fantasía y la realidad, la mentira y la verdad, •la importancia de la
honestidad en el hogar y en la comunidad, y •las alternativas a mentir.

Si el niño o el adolescente desarrolla un patrón serio y repititivo de mentir, entonces se


necesita ayuda profesional. Una evaluación por un psiquiatra de niños y adolescentes puede
ayudar al niño y a sus padres a entender el comportamiento del niño con relación a mentir y
puede también hacerles recomendaciones para el futuro.
EL DESORDEN OBSESIVO-COMPULSIVO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

El desorden obsesivo-compulsivo (OCD – Obsessive-Compulsive Disorder) usualmente


comienza en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta y puede ocurrir en 1
de cada 200 niños y adolescentes. El OCD se caracteriza por obsesiones y/o compulsiones
recurrentes que son lo suficientemente intensas para causar malestares severos. Las
obsesiones son pensamientos recurrentes y persistentes, impulsos o imágenes no deseadas
que causan marcada angustia o ansiedad. Frecuentemente, éstas son irracionales e irreales.
No son simplemente preocupaciones exageradas acerca de problemas de la vida real. Las
compulsiones son el comportamiento repetitivo o ritual (como lavarse las manos, acumular
cosas, poner las cosas en un orden determinado, comprobar algo repetidamente) o actos
mentales (como contar, repetir palabras en silencio, evitar acciones o cosas). Con OCD, las
obsesiones o compulsiones causan una ansiedad significativa o angustia, e interfieren con la
rutina normal del niño, su funcionamiento escolar, sus actividades sociales o sus relaciones.

Los pensamientos obsesivos varían con la edad del niño y pueden cambiar a través del
tiempo. Un niño pequeño con OCD puede temer que le hagan daño a él o a un miembro de
su familia, por ejemplo, que un intruso entre por una ventana o puerta abierta. La
compulsión llevará al niño a seguir comprobando que las puertas y ventanas de la casa
están cerradas aun después de que sus padres se acuesten, tratando así de aliviar su
ansiedad. Al niño le dará miedo de haber dejado una puerta o ventana abierta sin darse
cuenta mientras comprobaba si estaba cerrada y luego compulsivamente tendrá que
comprobar otra vez si está o no abierta.

Un niño de edad escolar o adolescente con OCD puede tenerle miedo a enfermarse con
gérmenes, al SIDA o a comida contaminada. Para poder sobrellevar estas ideas, el niño
puede desarrollar "rituales" (comportamiento o actividad que se repite). A veces, la
obsesión El desorden obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes, "Información para la
familia" No. 60 y la compulsión están vinculadas: "Temo que esta cosa mala pasará si dejo
de comprobar o de lavarme las manos, así es que no puedo dejar de hacerlo aunque no
tenga ningún sentido".

Las investigaciones indican que el OCD es un desorden del cerebro que tiende a repetirse
en las familias, aunque esto no significa que el niño necesariamente ha de manifestar los
síntomas. Algunos estudios recientes demuestran que el OCD puede manifestarse o
empeorarse después de una infección por estreptococos. Un niño puede desarrollar OCD
sin tener un historial familiar.

Los niños y adolescentes a veces sienten vergüenza y se abochornan porque tienen OCD.
Muchos creen que esto quiere decir que están locos. La buena comunicación entre padres y
niños los puede ayudar a comprender el problema y así los padres pueden darle el apoyo
apropiado a su niño.

La mayoría de los niños con OCD se pueden tratar mediante una combinación de
psicoterapia (especialmente con las técnicas cognoscitivas y de comportamiento) y con
medicamentos, como los inhibidores selectivos a la reabsorción de la serotonina (SSRI). El
apoyo y la educación de la familia son también centrales para el éxito del tratamiento. La
terapia con antibióticos puede ser útil en los casos donde la enfermedad está vinculada a
una infección por estreptococos.

El buscar la ayuda de un psiquiatra de niños y adolescentes es importante para poder


entender los problemas complejos causados por el OCD.
LA ENFERMEDAD MANIACO-DEPRESIVA EN LOS ADOLESCENTES

Los adolescentes con la enfermedad maníaco-depresiva sufren cambios de humor


continuos, entre extremadamente agitados (maníaco) y deprimidos. La agitación puede
alternar con la depresión, o puede sentir los dos extremos casi al mismo tiempo. Los
profesionales también se refieren a la enfermedad maníaco-depresiva como desorden
bipolar.

La enfermedad maníaco-depresiva comienza por lo general en los adultos antes de llegar a


los 35 años. Es poco común en los niños pequeños, pero ocurre en los adolescentes. Esta
enfermedad puede afectar a cualquiera. Sin embargo, si uno o ambos padres sufren de la
enfermedad maníaco-depresiva, hay mayor probabilidad de que los hijos desarrollen el
desoreden.

La enfermedad maníaco-depresiva puede comenzar con síntomas maníacos o con síntomas


depresivos.

Los síntomas maníacos incluyen:

•cambios de humor pronunciados en comparación a jóvenes de la misma edad y ambiente –


o sentirse demasiado contento o ponerse a reírse mucho, o demasiado irritable;
•comportamieto arriesgado – por ejemplo, el adolescente que se siente especialmente
próximo a Dios; •aumento extraordinario de energía y la habilidad de no sentirse cansado
sin dormir; •hablar excesivamente -- el adolescente no deja de hablar, habla muy rápido,
cambia de tema constantemente y no deja que lo interrumpan; •distracción – la atención del
adolescente pasa de una cosa a otra constantemente; y •comportamiento arriesgado, tal
como saltar del techo pensando que no va a causarle daño.

Los síntomas depresivos incluyen:

•tristeza persistente, llanto frecuente, depresión; •disminución en la capacidad de disfrutar


sus actividades preferidas; •quejas frecuentes de malestares físicos, tales como el dolor de
cabeza y de estómago; •poca energía, mala concentración, aburrimiento; y •cambio notable
en el apetito o en el dormir, tales como comer o dormir demasiado.

Algunos de estos síntomas se parecen a otros que ocurren en el adolescente con otros
problemas, tales como el abuso de drogas, la delincuencia, el desorden de deficiencia de
atención debido a hiperactividad (ADHD – Attention Deficit Hyperactivity Disorder), o
hasta la esquizofrenia. El diagnóstico sólo se puede hacer después de observar
cuidadosamente, durante un largo período de tiempo, al adolescente. Una evaluación
minuciosa por un psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudar a identificar los
problemas maníaco-depresivos u otros, y a comenzar el tratamiento específico.
Los adolescentes con la enfermedad maníaco-depresiva pueden ser tratados efectivamente.
El tratamiento efectivo de la enfermedad maníaco- depresiva incluye por lo general el
proveer educación e información al paciente y a su familia acerca de la enfermedad, el uso
de medicamentos estabilizadores tales como el litio, y la psicoterapia. El litio reduce el
número y la severidad de los episodios maníacos y ayuda también a prevenir la depresión.
La psicoterapia ayuda al adolescente a entenderse a sí mismo, a adaptarse al estrés, a
rehacer su autoestima y a mejorar sus relaciones.
EVALUACIÓN PSIQUIATRICA INTEGRAL O COMPRENSIVA

La evaluación por un psiquiatra de niños y adolescentes es apropiada para cualquier niño o


adolescente con problems emocionales o de comportamiento. La mayoría de los niños y
adolescentes con problemas serios de comportamiento y emocionales necesitan una
evaluación psiquiátrica completa o exhaustiva.

Las evaluaciones psiquiátricas integrales requieren varias horas de una o más visitas al
psiquiatra, con el niño, los padres y la familia. Con el permiso de los padres, el psiquiatra
puede solicitar información pertinente de otras personas que tienen que ver con el niño
(tales como el médico de familia, el personal de la escuela y otros familiares).

La evaluación exhaustiva incluye frecuentemente lo siguiente:

•Descripción de los problemas y síntomas presentes; •Información acerca de la salud, las


enfermedades y el tratamiento (ambos, físico y psiquiátrico); •Historial médico de los
padres y de la familia; Información acerca del desarrollo del niño; •Información acerca de
sus relaciones familiares; •entrevista psiquiátrica con el niño o adolescente; •Pruebas de
laboratorio, si se necesitan, tales como un análisis de sangre, radiografías o pruebas
especiales (por ejemplo, evaluaciones psicológicas, educativas, o del habla).

El psiquiatra de niños y adolescentes prepara entonces una formulación. La formulación


describe los problemas del niño y se los explica a los padres y al niño en términos que ellos
puedan comprender. Los aspectos biológicos, psicológicos y sociales del problema se
combinan en una formulación con las necesidades de desarrollo, historial y buenas
cualidades del niño o adolescente.

Se le dedica también tiempo a contestar las preguntas de los padres y del niño o
adolescente. Los padres acuden a las evaluaciones con muchas inquietudes que incluyen:

•¿Es ridículo que me preocupe? •¿Es normal mi hijo? ¿Soy yo normal? ¿Tengo la culpa de
lo que le pasa al niño? •¿Puede usted ayudarnos? ¿Puede ayudar a mi hijo? •¿Necesita
tratamiento mi hijo? ¿Necesito yo tratamiento? •¿Qué está mal? ¿Cuál es el diagnóstico?
•¿Cuáles son sus recomendaciones? ¿Cómo puede ayudar la familia? •¿Cuánto costará el
tratamiento y cuánto tiempo durará?

Los padres se preocupan a menudo de cómo se les verá a ellos durante la evaluación. El
psiquiatra de niños y adolescentes está allí para apoyar a la familia y para ser un
compañero, no para juzgarlos o echarles la culpa. El escucha sus preocupaciones, y ayuda
al niño o adolescente y a su familia a definir las metas de la evaluación, a corto plazo y a
largo plazo. Los padres deben siempre pedir que se les expliquen las palabras y los
términos que no entienden.
Cuando se identifica un problema que responde a tratamiento, se proveen recomendaciones
y se desarrolla un plan específico de tratamiento. Los psiquiatras de niños y adolescentes
han sido específicamente entrenados y están capacitados para efectuar evaluaciones
psiquiátricas integrales o exhaustivas de niños, adolescentes y familias.

Con sus oficinas centrales radicadas en Washington, D.C., la Academia Americana de


Psiquiatría de Niños y Adolescentes cuenta con una membresía de sobre 5,800 psiquiatras
de niños y adolescentes, médicos con entrenamiento (residencia) de cinco años adicionales
en psiquiatría de niños y adolescentes, después de obtener su grado de doctor en medicina.
Los miembros de la Academia llevan a cabo investigación, diagnóstico y tratamiento de los
desórdenes psiquiátricos que afectan a niños, adolescentes y a sus familias. Para conseguir
un referido a un psiquiatra de niños y adolescentes, por favor llame a AACAP al Tel. (202)
966-7300.
NIÑOS CON PROBLEMAS AL DORMIR

Muchos niños tienen problemas mientras duermen. Los ejemplos incluyen:

•Despertarse frecuentemente durante la noche; •Hablar mientras duermen; •Dificultad en


dormirse; •Tener sueño durante el día; •Despertarse llorando; •Tener pesadillas; •u Orinarse
en la cama.

Muchos de los problemas que los niños tienen mientras duermen están relacionados con
hábitos irregulares de acostarse o con la ansiedad de irse a la cama y el quedarse dormidos.
Los desórdenes al dormir pueden ser también síntomas de dificultades emocionales. La
"ansiedad por la separación" es una etapa crucial en el desarrollo infantil. Para los niños
normales, la hora de acostarse es la hora de la separación. Algunos niños hacen todo lo
posible por evitar la separación.

Para ayudar a minimizar estos tipos comunes de problemas al dormir, los padres deben
establecer rutinas consistentes y regular la hora de acostarse.

Los padres encuentran a menudo que el bebé se duerme si lo mecen o si toma su leche. Sin
embargo, a medida que crece, los padres deben alentarlo para que se duerma sin mecerlo y
sin alimento. Si no, al niño le va a dar mucho trabajo el poder dormirse solo.

*Véase Información para la familia No. 18 "El Niño que se Orina en la Cama"

Las pesadillas son relativamente comunes. El niño se acuerda de las pesadillas, las cuales
usualmente conllevan retos mayores a su bienestar. Las pesadillas pueden comenzar a
cualquier edad y afectan a las niñas con mayor frecuencia que a los niños. Para algunos, las
pesadillas son serias y frecuentes.

Los terrores nocturnos, el sonambulismo y el hablar dormido constituyen un grupo


realtivamente raro de desórdenes del dormir llamado "parasomnias."

Los terrores nocturnos son diferentes de las pesadillas. El niño con terrores nocturnos
gritará incontrolablemente y parecerá estar despierto, pero está confundido y no podrá
comunicar lo que le pasa. Los terrores nocturnos aparecen entre los 4 y los 12 años.

Los niños sonámbulos parecen estar despiertos mientras caminan por la casa, pero están en
realidad dormidos y en peligro de hacerse daño. El sonambulismo usualmente comienza
entre los 6 y los 12 años. Tanto los terrores nocturnos como el sonambulismo son comunes
en algunas familias y afectan a los niños más que a las niñas.

Con frecuencia, los niños con parasomnias tienen o un solo episodio o tal vez episodios
esporádicos de estos desórdenes. Sin embargo, cuando estos episodios ocurren varias veces
por noche, o todas las noches por varias semanas, o interfieren con el comportamiento
durante el día, el tratamiento de un psiquiatra de niños y adolescentes puede ser necesario.
Hay una variedad de tratamientos disponibles.

Afortunadamente, a medida que madura, el niño supera los problemas comunes del dormir
así como los desórdenes más severos. Sin embargo, si los padres creen que el problema es
urgente, deben de consultar al pediatra del niño o llamar directamente a un psiquiatra de
niños y adolescentes.
EL SUICIDIO EN LOS ADOLESCENTES

El suicidio entre los adolescentes de este país ha tenido un aumento dramático en los años
recientes. Cada año miles de adolescentes se suicidan en los Estados Unidos. El suicidio es
la tercera causa de muerte más frecuente para los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad, y
la sexta causa de muerte para los de entre 5 y 14 años.

Los adolescentes experimentan fuertes sentimientos de estrés, confusión, dudas sobre sí


mismos, presión para lograr éxito, inquietudes financieras y otros miedos mientras van
creciendo. Para algunos adolescentes, el divorcio, la formación de una nueva familia con
padrastros y hermanastros, o las mudanzas a otras nuevas comunidades pueden perturbarlos
e intensificarles las dudas acerca de sí mismos. En algunos casos, el suicidio aparenta ser
una "solución."

La depresión y las tendencias suicidas son desórdenes mentales que se pueden tratar. Hay
que reconocer y diagnosticar la presencia de esas condiciones tanto en niños como en
adolescentes y se debe desarrollar un plan de tratamiento. Cuando los padres sospechan que
el niño o el joven puede tener un problema serio, un exámen psiquiátrico puede ser de gran
ayuda.

Muchos de los síntomas de las tendencias suicidas son similares a los de la depresión. Los
padres deben de estar conscientes de las siguientes señales que pueden indicar que el
adolescente está contemplando el suicidio. Los psiquiatras de niños y adolescentes
recomiendan que si el joven presenta uno o más de estos síntomas, los padres tienen que
hablar con su hijo sobre su preocupación y deben buscar ayuda profesional si los síntomas
persisten.

•Cambios en los hábitos de dormir y de comer. •Retraimiento de sus amigos, de su familia


o de sus actividades habituales. •Actuaciones violentas, comportamiento rebelde o el
escaparse de la casa. •Uso de drogas o del alcohol. •Abandono poco usual en su apariencia
personal. •Cambios pronunciados en su personalidad. •Aburrimiento persistente, dificultad
para concentrarse, o deterioro en la calidad de su trabajo escolar. •Quejas frecuentes de
dolores físicos tales como los dolores de cabeza, de estómago y fatiga, que están por lo
general asociados con el estado emocional del joven. •Pérdida de interés en sus pasatiempos
y otras distracciones. •Poca tolerancia de los elogios o los premios.

El adolescente que está contemplando el suicidio también puede:

•Quejarse de ser "malo" o de sentirse "abominable." •Lanzar indirectas como: "no les
seguiré siendo un problema", "nada me importa", "para qué molestarse" o "no te veré otra
vez." •Poner en orden sus asuntos; por ejemplo, regalar sus posesiones favoritas, limpiar su
cuarto, botar papeles o cosas importantes, etc. •Ponerse muy contento después de un
período de depresión.
Si el niño o adolescente dice, "Yo me quiero matar" o "Yo me voy a suicidar", tómelo muy
en serio y llévelo a un psiquiaatra de niños y adolescentes o a otro médico para que evalúe
la situación. A la gente no le gusta hablar de la muerte. Sin embargo, puede ser muy útil el
preguntarle al joven si está deprimido o pensando en el suicidio. Esto no ha de "ponerle
ideas en la cabeza"; por el contrario, esto le indicará que hay alguien que se preocupa por él
y que le da la oportunidad de hablar acerca de sus problemas.

Con la ayuda de la familia y con tratamiento profesional, los niños y adolescentes con
tendencias suicidas se pueden recuperar y regresar a un camino más saludable de
desarrollo.

No. 10 (Revisado 4/98)


LOS TICS NERVIOSOS

Un tic es un problema en el que una parte del cuerpo se mueve repetida, rápidamente, de
repente y sin control. Los tics pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, tales como la
cara, las manos o las piernas. Se pueden parar voluntariamente por períodos breves. Los
sonidos que se hacen involuntariamente se llaman tics vocales. La mayor parte de los tics
son leves y apenas se notan. Sin embargo, en algunos casos son muy frecuentes y severos y
pueden afectar muchas áreas de la vida del niño.

El tic más común es el "desorden de tic transitorio", que puede afectar hasta un 10
porciento de los niños en los primeros años de la escuela. Los maestros y otros le notan el
tic y piensan que debe de sufrir de estrés o estar "nervioso." Los tics transitorios se van por
sí solos.

Algunos tics no se van nunca. A los tics que duran por más de un año se les llama "tics
crónicos". Los tics crónicos afectan menos de un porciento de los niños y pueden estar
relacionados con un tic especial y poco frecuente llamado el "desorden de Tourette."

Los niños con el desorden de Tourette tienen tics corporales y vocales. Algunos
desaparecen después de la adolescencia y otros continúan. Los niños con el desorden de
Tourette pueden tener problemas de concentración y con la atención. Pueden actuar con
impulsividad, o pueden desarrollar obsesiones y compulsiones.

Algunas veces las personas con el desorden de Tourette sueltan malas palabras, insultan a
otros o hacen gestos y movimientos obscenos. A ellos se les hace imposible controlar estos
sonidos y movimientos y no se les debe echar la culpa por su conducta. El castigo de los
padres, las burlas de los amigos y los regaños de los maestros no ayudan al niño a controlar
los tics, pero hieren su amor propio o autoestima.

Mediante una evaluación médica integral, que a menudo incluye consultas con un pediatra
y un neurólogo, el psiquiatra de niños y adolescentes puede determinar si el joven sufre del
desorden de Tourette o de otro tic nervioso. El tratamiento del niño con un tic nervioso
puede incluir medicamentos que lo ayuden a controlar los síntomas. El psiquiatra de niños
y adolecentes también podrá aconsejar a la familia en cómo darle apoyo emocional al niño
y proporcionarle un ambiente adecuado para su educación.

Para información adicional acerca del desorden de Tourette puede llamar o escribir a la
Asociación del Síndrome de Tourette [The Tourette Syndrome Association, Inc., 42-40 Bell
Boulevard, Bayside, NY 11361-2861, Tel. (718) 224-2999].

 
EL MALTRATO INFANTIL: LOS GOLPES OCULTOS

Las estadísticas acerca del maltrato físico de los niños son alarmantes. Se estima que
cientos de miles de niños han recibido abuso y maltrato a manos de sus padres o parientes.
Miles mueren. Los que sobreviven el abuso, viven marcados por el trauma emocional, que
perdura mucho después de que los moretones físicos hayan desaparecido. Las comunidades
y las cortes de justicia reconocen que estas Aheridas emocionales ocultas@ pueden ser
tratadas. El reconocer y dar tratamiento inmediato es importante para minimizar los efectos
a largo plazo causados por el abuso o maltrato físico.

Los niños que han sido abusados pueden exhibir:

•una pobre auto-imagen •reactuación del acto sexual •incapacidad para depender de, confiar
en, o amar a otros •conducta agresiva, problemas de disciplina y, a veces, comportamiento
ilegal •coraje y rabia •comportamiento auto-destructivo o auto-abusivo, pensamientos
suicidas •pasividad y comportamiento retraído •miedo de establecer relaciones nuevas o de
comenzar actividades nuevas •ansiedad y miedos •problemas en la escuela o fracaso escolar
•sentimientos de tristeza u otros síntomas de depresión •visiones de experiencias ya vividas
y pesadillas •abuso de drogas o de alcohol

A menudo el daño emocional severo a los niños maltratados no se refleja hasta la


adolescencia, o aún más tarde, cuando muchos de estos niños maltratados se convierten en
padres abusivos y comienzan a maltratar a sus propios hijos. Un adulto que fue abusado de
niño tiene mucha dificultad para establecer relaciones personales íntimas. Estas víctimas,
tanto hombres como mujeres, pueden tener problemas para establecer relaciones cercanas,
para establecer intimidad y confiar en otros al llegar a adultos. Están expuestos a un riesgo
mayor de ansiedad, depresión, abuso de substancias, enfermedades médicas y problemas en
la escuela o en el trabajo. Sin el tratamiento adecuado el daño puede perdurar de por vida.

La identificación y el tratamiento a tiempo son importantes para minimizar las


consecuencias del abuso a largo plazo. Los psiquiatras de niños y adolescentes proveen
evaluación comprensiva y cuidado para los niños que han sido abusados. Pueden ayudar a
la familia a aprender nuevas formas de darse apoyo y de comunicarse los unos con los
otros. Mediante el tratamiento, el niño maltratado comienza a recuperar su sentido de
confianza en sí mismo y en otros.

Las palizas no son el único tipo de maltrato infantil. Muchos niños son víctimas de
abandono, de abuso sexual o de abuso emocional. En todos los tipos de abuso infantil, el
niño y la familia pueden beneficiarse de una evaluación comprensiva y del cuidado de un
psiquiatra de niños y adolescentes.
Para información adicional puede leer:  #9 El Abuso Sexual a los Niños, #28 Respondiendo
al Abuso Sexual a los Niños y Adolescentes y #43 La Disciplina.
Indice

1. El niño deprimido
2. Maltrato a menores
3. Niños que no pueden prestar atención
4. Niños que rehusan asistir a la escuela
5. Suicidio en adolescentes
6. Niños que roban
7. El niño adoptado
8. Problemas de aprendizaje
9. Retraso mental
10. Desordenes Del Comportamiento
11. Niños Con Problemas Al Dormir
12. Los Tics Nerviosos
13. La Enfermedad Maniaco-Depresiva En Los Adolescentes
14. Los Niños Y El Mentir
15. El Niño Ansioso
16. Problemas Con El Ensuciarse Encima Y El Control De Los Movimientos Intestinales
17. La Esquizofrenia En Los Niños
18. Evaluacion Psiquiatrica Integral O Comprensiva
19. Que Es La Psicoterapia De Niños Y Adolescentes
20. El Desorden Obsesivo-Compulsivo En Niños Y Adolescentes

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