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La pintura en Inglaterra y el surgimiento de la Hermandad Prerrafaelita, El ambiente estético de Oxford: de Rossetti a William Morris. José Vicente Selma en Los prerrafaelitas. Arte y sociedad en el debate victoriano. Barcelona, Montesinos, 1991 46 populares, el arte de la Edad Media autéctona, y el deseo de acercamiento de la pintura ala vida social y la critica de ~costumbres, al reflejo, galante o.descarnado, de la vida cotidiana, generaria una primera gran generacién de pintores autéctonos que con sus diversos encuadres de la vida social, desde el enfoque galante de un.Gainsborough al realismo ir6nico de un William Hogarth; constituirian una solida, y primera quiz4, generacién de artistas autéctonos, ligados —en sus diferentes idearios— a una recuperacién de la individuali- dad nacional, No gratuitamente el siglo xvi seré una época dorada de fas letras vinglesas, plena de estilos .y voces individuales que +nrilladas ‘hacia el clasicismo (Gibbon, Poppe, Dryden, _ Pepys) o hacia una ironfa ecléctica y demoledora (Swyft, Defoe, Fielding, Sterne)— manifestardn de un lado la sofisti- cacién de Ja vida intelectual en las Islas en el contexto.de un impulso general a las artes y las ciencias generador de sGlidas y coeténeas escuelas filosdficas (desde el neomisticismo de » Shaftesbury al escepticismo de David Hume). De otro lado este agitado marco cultural. de sheterogéneas tendencias: y producciones reivindicard, mas walla de sus. desavenencias internas 0 contradicciones, una vida nacional conocedora de sus tradiciones autéctonas, orgullosa de su pasado histérico y, en‘la medida de lo. posible, distanciada de la determinante influencia de las tendencias culturales de la Europa continental en el pasado Tudor. Es asf como él tipico cosmopolitismo de la ilustracién europea adquiere en la cultura del xv— en. | Inglaterra una aguda tendencia nacionalista, una afirmacién de la idiosincrasia:de un pueblo ‘que reclama una identidad cultural ademas de su simple condicién de naci6n insular ¢ 5. La pintura en Inglaterra y el surgimiento de la Hermandad Prerrafaelita «El hecho de que los prerrafaelitas‘no fueran objeto de estudios serios hasta hace relativamente : poco tiempo es, sin duda, el resultado inevitable de“, los gustos que permanecen en arte [...] en su- primera fase de desarrollo ejercieron una fuerte aunque inconstante influencia en la pintura ingle- sa; en su segunda etapa, la de William Morris y Burne-Jones, estuvieron fuertemente relacionados con diversos movimientos de pintura y, atin més, 4 con las artes ornamentales que todavia nos afectan <= actualmente.» : : = Quentin Bell, Bl critico-y el historiador de ‘arte. El desconocimiento continental en torno a la evolucion del arte en Gran Bretajia ha sido comentado en paginas anteriores . en relacién especialmente con la arquitectura, las’. artes decorativas 0 la artesania. El mismo juicio de valor se puede emplear con respecto al conocimiento de la pintura en | Inglaterra, que suele reflejarse en la cita ocasional de algin | f 5™ dependiente, gran pintor en los manuales historiogréficos al uso, aunque sea ayo ein morta en Londres en 1543 sin encontrar seguidores, cierto que hasta el siglo xvit las grandes firmas de la pintura..| : ayer las |) 2 Solas con sus retratos de las esposas de Enrique VIII. Van inglesa o bien son extranjeras, artistas importados por las 7° 3 ; “4 Dyck fallecia en 1641, dejando al menos una escuela de ales continents del perodo Tudor Glan, Van] oporantes aaa qur ao ieee ae de los temas e ene cael cies en el continente. 47 S*Vicio de-los gustos y preferencias de Ja aristocracia inglesa. El interés del siglo xvi en Inglaterra por las tradiciones. 63 62 OS Es en este sentido en el que se puede afirmar que hasta el nacimiento de QViliamUMOBAFHNeD 1697 no surge una (gran figura local con marcado cardcter individual, La ironia e inteligencia de Hogarth, su interés por la critica de la vida social, su insistencia én la necesidad de cuestionar el’estado de lds artes en Jas Islas y, en concreto, Ta validez de los canones empleados en su pintura hasta el momento, lo convierten en el profotipo dé"tin primer gran artista nacional, al tiempo que una voz y una mirada incomodas comrespecto a la convencio- nalidad aristocratica- De otro signo muy distinto son los lienzos de Reynolds, Gainsborough, Romney o Wilson, cuyas edulcoradas, visiones galantes, su saga de retratos de grandes personajes o de miembros de la familia real mantienen, en el 4mbito de la pintura neoclasica del continente, un profundo respeto por los paraisos artificiales de la burguesia y el poder politico, no sin poseer de otro lado un importante valor documental, historico e incluso en algunos casos como el de Gainsborough un profundo valor artistico. Junto a la critica hticida de Hogarth y la dulzura espiritual 0 sobriedad de Reynolds y Gainsborough se desarrollaba, en especial a partir de la segunda mitad del siglo xvu, una vertiente pict6rica heterogénea que, orillada hacia el misticis- mo visionario (Fuseli, Williams Blake, més tarde John. Martin), a una relectura idealizada y ecléctica del mundo griego (John Flaxman) o a un paisajismo prerroméntico alejado de los cénones anteriores (Thomas Stothard, John: Linnell, Samuel Palmer) visualizaba en su conjunto un amplio: interés por la pintura, bien fuera ésta de naturaleza realista-o. aleg6rica, experta tanto en la figura humana y el retrato, como; en la vision naturalista o idealizada del paisaje (Landscape), en: el reflejo costumbrista y la pintura histérica como en el recreamiento de los més diferentes paisajes emocionales.o psicolégicos. “pintura inevitablemente nos encontramos con Ja abrumadora: ” ca \ Sin embargo, al hablar del «renacimiento» inglés en. lax Dante Gabriel Rossetti, ‘La juventud de la Virgen Marfa (1849) John Methuish Strudwick, La noble misica 4e un pasado. (1890) Tenovacidn del paisajismo de dos hombres: John Constable (1776-1837) y William Turner (1775-1851) quiz4 los dos Primeros pintores ingleses que tengan influencia real en la Pintura del continente, que tendrd primera ocasi6n de contem- plar sus cuadros en Paris alrededor de 1824. Curiosamente, sin embargo, su descendencia artistica en Inglaterra no se encuentra prdcticamente hasta finales del siglo\ax, esta vez fundida con la influencia determinante de la pintura impesio- nista europea, encarnada en la figura de Whistler (1834-1903). Si bien el interés por la naturaleza y las edificaciones rurales del paisajismo victoriano encontrard atin en Constable un perfecto punto de referencia, esto no sucederd con Tespecto al heterodoxo tratamiento «atmosférico», la concepcién de Ia luz y del color propias del genio visionario' de William Turner. Ambos pintores sern, sin embargo, reconocidos por el joven John Ruskin en sus Modern painters (1843) como integrantes de una auténtica regeneracion o Tenacimiento de la:‘pintura en Inglaterra. Burgueses y comerciantes necesitaban, sin embargo, una Pintura decorativa y solida y en modo alguno inquietante o €vanescente. Su decorativismo convencional fomentaria el Surgimiento de un adocenado mercado paisaifstico bien alejado de los maestros inmediatos y alimentados por los | ~ lienzos producidos en colectivos —cuasifabriles y miméticos— como el dela Escuela de Norwich que, fundada en tal localidad a mediados de siglo, cultivarfa desde un costumbrismo sencillo hasta los tipicos cuadros de cacerfas, retratos de lebreles o caballos de carreras que nombres como los de Nasmith 0 Philip Prestigiarian. También el realismo estaba de moda, pero el realismo a la luz de la sesgada ideologia victoriana, pintura importante sin embargo por su valor documental y por el interés de la vida en {as citdades, la vida del momento, que queda reflejada en William Frith (1819-1909) o T. R. B. Martineau (1826-1863). En 1837 muere John Constable; en 1841, sir David Wilkie, el famoso pintor de El violinista ciego y La boda en el campo, 65 VAS con el que decae una tradicién de pintura doméstica importan- te; William Turner es en esa década ya un anciano y la pintura inglesa parece despoblada de grandes nombres, si obviamos los criterios seguidos por la@ROyaljJACademyyony Arts de (WGHGFeS Gue|tiada en tiempos de Jorge TI, @dquiere con la incuestionabte autoridad de Reynolds una influencia decisiva en los gustos |de la aristocracia y de la alta burguesia del momento desde su sede prototipica en ‘Trafalgar Square. Durante lapresidencia de sir Joshua Reynoldssla Academia alcanza un amplio margen de respetabilidad, cultivando el mimetismo con respecto a los genios «individuales» de pintores como Rafael de Urbino y Miguel Angel, que indican. la permanencia” de criterios clasicistas continentales por encima, incluso, de la heterogénea y diversificada producci6n Pictorica que ‘se estaba llevando a cabo en Inglaterra a las afueras de este santuario de la mimesis y el didactismo- Una atmésfera antiacadémica contraria al culto de la moral por encima del culto a Ja-belleza, 0 al_ menos, necesitada doblemente de una reforma moral y estética se fue gestando a lo largo de la década de 1840. Asi, John Ruskin expondria-en si ensayo a favor de~los-j6venes-pintores- prerrafaclitas: «Mientras toda finalidad det arte ha sido la ensenanza moral; naturalmente tom6 la realidad como su primer objetivo y la belleza como el segundo. Mas cuando perdié todo el propésito en la ensefianza moral, tom6, naturalmente, la belleza como el primero y a realidad como el segundo[...] los prerrafaelitas poseen enorme fuerza imaginativa, tanto como de ejecucin, y no saben de cuanto serfan capaces si alguna vez trabajasen a gran escala y con menos laborioso detalle».' En una orilla distante a la de John Ruskin, el joven Oscar Wilde expresara mas tarde en términos parecidos la necesidad de abandonar la convencionalidad y mal gusto bien del academicismo, bien del costumbrismo burgués, con el deseo 1. Ruskin, J., «Prerrafaclismo», escrito incluido en Las piedras de Venecia, op. cit., p. 274. 66 de un cultivo de la belleza en la: de demostrar al mundo el vi en Inglaterra, renacimiento ing] s artes visualcs que fuera capaz igor y la imaginacion del nuevo arte a ae no duda en denominar «nuestro e »: «Un renacimiento multifacético mara- villas, Productor de fuertes ambiciones y elevadas pérsonali aes Pero que a pesar de sus espléndidas realizaciones en la poesia y 7 i artes decorativas y en la pintura, pese a toda la be a on lonosura y gracia en el vestir y en el mobiliario de Y cosas semejantes, no es com ites, pleto. Porque no eae haber una escultura sin una bella vida nacional yel Sspirta comercial de Inglaterra ta ha matado (...e _ fenemos del arte no es lo que aprendemos de es 0 5 I prendemos de él: es lo que pegemes a ser gracias a él [..] todos nos pasamos los dias lo el secreto de la vida. Pues bien: el secreto di Ta vi estd en el arte»,? ia vida dente @ - texto de@Ruski) como en el de Oscar Wilde, retismos estéticos de cuiio bien disti ifies- i cufio into, seinmanifies® a el profundo Tespeto y apreciacién por la obra artistica de b 108 a Sea aay el ataque frontal al academi- 10 y a las condiciones de Ia sociedad capitali: ale Capital ae encin ipitalista para el arte Sato de Ja sensibilidad para su apreciacién por encima de % quier imperativo categorico siirgido de Tas alianzas id€0l6- oe A lalpoliticafolalreligion. Se postula aqui una religion ee elleza que se enfrenta a la convencionalidad mediobur- e a y que es perfecto ejemplo del profetismo intelectual que ya expusimos en capitiulos anteriores y que, independiente- | pani del cardcter puritano de John Ruskin y del hedonismo entre epictireo y mistico de Oscar Wilde, coincide en su visién atormentada del presente —y aunque con diferentes argumen- taciones— en su visién esperanzada de un futuro impregnado intensamente por la dimensién estética. | 2. Wipe, O., «El renacimiento inglé 0. ¢ iglés del arte», en El otros ensayos, Madrid, Espasa-Calpe, 1968" pp. 15). 166 ree 67 €s& Como ya comentamos en The modern painters. CO5RRGSEA habia planteado una defensa de la reciente gran pintura en las Islas que tomando como paradigmas a_Constable_o > propugnaba, amén-de“un"conocimiento de Ta buena ae @utoctona —segun su criterio—, dal necesidad de un cultivo de Ta pinturagyyelydibujo (del que ef propio Ruskin ae un maestro y a cuya ensenanza dedicara un conocido volumen) més atento a la naturalidad que al canon, ala expresividad que a los modelos académicos. a ia seduccién espiritual que a 1a regla estructural. Ef joven Ruskin encontrara en Tas primeras obras réalizadas, por la. Hermandad Prerrafaelita una pertecta sintesis de todo lo anterior unido a una peculiar mirada historicista —bien sobre la historia en Inglaterra, bien sobre Ta historia sagrada— @aluniniteres por lainiteraccion|enitre|elarte) y la naturaleza a través del cultivo exacerbado de la observa- con naturalista, desu interés "por eldisenio y la ornamenta- cién, de su recuperaci6n de las tradiciones artisticas populares. La Hermandad Prerrafaelita se constituird en 1848 en Londges por pintores muy jévenes cuya libertad imaginativa se encuentra restringida con las ensefianzas recibidas endasRoyal Academy of Arts. El rio constituyente-seréveb integrado por William Holman Hunt (1827-1910). John Everett Millais (1829-1896)gybantesGabricisRossetting| 828-1882) a Tos que se unirdn (siendO-en-su-mayoria introducidos por el propio Rossetti) y estando presentes en el manifiesto que la Herman- “dad redactara: James Collinson (1825-1881) que permanecerd en el grupo hasta 1850; Thomas Woolner (1825-1892), escultor de inspiracién ifconstante y de conexién realmente colateral con los prerrafaelitas; Frederick George Stephens (1828-1907) y por tltimo William Michael Rossetti (1828-1919), hermano de Dante G. Rossetti y futuro hombre de confianza de la Hermandad, de la que actuara como albacea, administrador y 68 director de la publicacién que difundira durante dos afios los breves ensayos. articulos, poemas o dibujos ge: comunidad espiritual del grupo: The Germ. Como seguidores o admiradores, pero no asociados como miembros directos a la Hermandad es necesario citar a: Ford Madox Brown (1821-1893), que junto con William Dyce (1806-1864) es determinante en las influencias europeas de la Hermandad y en el sesgo de su pensamiento estético; Arthur Hughes (1830-1915) cuyos melancélicos lienzos (April love) poseen una pertecta individualidad pese a su admiracién por Millais; William Lindsay Windus (1822-1907), pintor cercano al estilo y el espiritu de Rossetti; Henry Wallis (1830-1916) cuyo temperamento atormentado y mérbido produciré algunos admirables lienzos y, por ultimo, Walter H. Deverell (1827- 185A)eyeRobert=B. Martineau. (1826-1869). , William Michael Rossetti expresard. en nombre_deola Hermandad, los siguientes principios como constituyentes del peculiar manifiesto de la agrupacién: «Primero: tener ideas genuinas que expresar. Segundo: conocer perfectamente la naturaleza, asf como los medios de reproducirla y expresarla adecuadamente. Tercero; simpatizar con lo que es directo y serio, Io salidtablé del-arte-antiguo. EXcluyendo lo convencio- nal. Cuarto: lo mas importante de todo, producir en herman- dad amistosa buenas pinturas y estatus».° Encontramos en estos principios un manual de intenciones bien cercano a los comentarios que expusimos en torno a : Ruskin y Oscar Wilde y no es de extrafiar que la pintura de la Hermandad se convirtiera en ambos autores, asf como en las apreciaciones ya de naturaleza netamente simbolista de Walter Horace Pater, en una perfecta sintesis de algunas de sus | observaciones estéticas, asi como en un simbolo de lo que _ Wilde Hamaria «tenacimiento inglés del arte» y que, ademas de antiacademicismo, de revisitacién utépica del pasado, de ados en la 3. Vid. s 1973, p. 5. -- The Pre-Raphaelite, Londres, Tate Gallery Pub.. 69 aliento de una moral no farisea en el reino del arte tanto como en su contacto con la vida social, parecia mostrar un universo de belleza hasta el momento inadvertido tanto al costumbris- mo pictérico como al mimetismo académico. : Para Silvia Danesi es necesatio preguntarse en primer término si el sentido de este revival no estard encerrado en el propio término Brotherhood —hermandad— en el que tanto insistiera Rossetti, palabra en la que se resume de alguna forma todo su antiindividualismo, anticapitalismo, sus fuentes evangélicas y biblicas, su antiimperialismo, su mensaje de solidaridad con los necesitados, su espiritu caballeresco, su rechazo —aun inscritos todos estos pintores en una cultura de élite— de las desigualdades e injusticias de la vida en las ciudades: «Esta evasion hacia la Edad Media equivale a volver a sacralizar el arte en un sentido antimundano, apeando, sin embargo, santos y méartires con una dptica protestante y retornando a Jos topoi evangélicos. El intento de volver al fresco en tanto que Biblia Pauperum y, en general, a la pintura de contenido, narrativa y literaria, inspirada en hechos biblicos, en la novelistica del siglo xtv, 0 poblada de personajes de Chaucer, Dante o de las leyendas del rey Arturo, la eliminaci6n de la diferencia entre artesania y arte refinado, son aspectos de la biisqueda de la relacin entre arte y pueblo, es decir de la esperanza de salvacién social a través de unas imagenes que no tengan en ellas mismas su fin, sino que sus valores hagan entrever, como tinica posibilidad transcendente, una nocién distinta de las relaciones humanas... Negaban el concepto de arte como progreso, de Vasari, y entendian la técnica como experimentacién, identificandose con el pintor artesano miembro del gremio, concebian la escuela como aprendizaje de un oficio y la técnica como investigacién, en resumen: pintar claro».* 4. Danesi, Silvia, «La Edad Media revisitada: “The Pre-Raphaelite Brotherhood”», ensayo incluido en ARGAN, G. C. (coord.), El pasado en el presente, op. cit.; p. 71 7” Son, todos estos, aspectos que pueden considerarse prototf- picos de los diversos movimientos a los que G. C. Argan ha denominado revivals y que con diversos antecedentes propicia- dos por la cultura iluminista en su reinterés por el pasado histérico, manifiestan una amplia tendencia recursiva a lo largo de manifestaciones artisticas muy distintas en el siglo xix. Segiin Argan, los revivals, cuyo empuje inicial es la poética de lo sublime, intentan, a otro nivel, la recuperacién del _ componente histérico-religioso que, en el pasado, justificaba la superioridad ideal del trabajo artistico’ sobre el utilitario, considerado el trabajo artistico ante todo como trabajo humano, entrando en pugna directa con respecto al pragmatis- mo de la organizaci6n industrial, capaz de reducir a los _ trabajadores a simples vendedores de su propia fuerza de trabajo. Los revivals decimonénicos reivindicarian asf la ética intrin- seca, la intencionalidad religiosa o el gratificante éxito estético de la artesanfa antigua, pero ahora el artista era un burgués que se revelaba simplemente contra los intereses practicos y utilitarios que de alguna forma «distrafan a la burguesia industrial de la contemplacién de las verdades eternas: Naturaleza y Dios; a pesar de todo contintia siendo un burgués que cree tanto en la funcién como en la misién de su propia clase».* Para comprender el caracter inicial de los primeros lienzos de la Hermandad Prerrafaelita, lienzos que no irén firmados, como convencimiento explicito y simbélico para los integran- tes del grupo del factor demoledor de la genialidad individual por encima del trabajo en comunidad y expreso homenaje a la Hermandad de Lucas, el conocido —e influyente en la idea de la Hermandad Prerrafaelita— grupo artistico-religioso de los pintores Nazarenos alemanes, es importante remontarse a 5. Arcan, G. C., «El Revival», ensayo introductorio a ARGAN, G. C., (coord.), El pasado en el presente. op. cit.. pp. 9 y 10. 7 SG algunos sucesos ¢ individualidades presentes previamente a la constitucién de la Hermandad. Este es el caso, por ejemplo, del encargo al pintor Daniel Maclise (1806-1870) de la decoracién del nuevo palacio de Westminster. El propio principe consorte enviaria a Maclise a Berlin para que aprendiera el método de vidriado por esteorocromia inventado por el doctor Fuchs de Munich, asi como para perfeccionar la técnica de pintura al fresco que fuera rescatada por los Nazarenos en orden a reproducir fielmente sus alegorfas histdrico-religiosas, fidelidad que se busca en la perfecta conjunci6n entre la recuperaci6n de una técnica abandonada con respecto a los temas sacros; conjun- cién perfectamente comprensible debido a los referentes de la pintura monastica que son abundantes en tal agrupacién. Precisamente el arte de Maclise inspiraré a William Dyce (1806-1864) que, interesado en las técnicas de restauracién, utilizard sus conocimientos para pintar The Baptism of Ethelbert en Ja casa de los Lores (1846) utilizando a su vez temas artdricos para sus frescos de la Queen’s Robing Room. Es inevitable, pues. pensar en todos estos factores y en los referentes de la pintura romantica alemana de los Nazarenos para entender el complejo y sutil universo de los modelos histérico-simbolistas de la pléstica victoriana, lo que puede verse perfectamente en la formacién continental y heterogénea de un pintor como Ford Madox Brown. Ford Madox Brown (1821-1893), debido a su nacimiento en Francia (Calais), estudiaré en la academia de Brujas y en Antwerp. Inspirado en un principio por el magisterio de Rembrandt y Holbein llegara a visitar a los pintores Nazarenos Overbeck y Cornelius en Roma en 1845, adoptando su luminosa paleta y su peculiar forma de distribucion estructural del cuadro. semejante a las primitivas composiciones de los pintores mondsticos y esforzéndose en tratar luces y sombras como universos superpuestos, estilo que ya fuera cultivado por William Dyce con el que compartiera su admiracién por los Nazarenos, cuya influencia es perfectamente visible en uno de 72 ay Sus lienzos, (1847). La Hermandad de Lucas se constituye en Viena en 1809 por los pintores F. Overbeck y Pforr, trastadindose en 1810 a Roma, donde se uniran Peter Von Cornelius y Schnorr Von Carolsfeld. Encerrados en un monasterio, aspiran al ideal F sencillo de la vida monistica, a la tranquila felicidad de un trabajo artistico realizado en comunidad, Tomando como _ modelo las actitudes estéticas del medievo e inspirndose doblemente en la pintura y grabados de Durero y los lienzos y frescos de los quattrocentistas italianos (Perugino), desean ser Tepresentantes de una cruzada pictérica que tiene como base » una clerta regeneracién religioso-nacionalista del arte aleman al tiempo que un rejuvenecimiento de las actitudes espirituales | a través de una nueva sensibilidad creadora que coincide de otro lado con las afirmaciones del gran pintor roméntico alemén Gaspar David Friedrich (1774-1840): «Cierra tu ojo fisico para ver tu cuadro primero con tu ojo espiritual» o «el sentimiento del artista es su ley». _Eligen Sus temas extrayéndolos de los Pprodigiosos cauces _ bien de las leyendas y cantos populares, del costumbrismo o el folklore, bien de la memoria hist6rica o de los textos Sacros. stn inmersos en el ideario de una recuperacién de la vieja - espiritualidad cristiana de la Edad Media que encuentra quizés en la obra de Novalis La cristiandad 0 Europa (1799) su mejor exposicién programitica. 4 Los lienzos de los Nazarenos destacan Por su concepcién pp Precisa del dibujo, por su insistencia en concebir el arte como un lenguaje ingenuo, noble y sencillo, por la atencién secundaria otorgada al color, que no determina las formas y forma 1 complemento (dada su insistencia en la importan ee del | dibujo y la influencia decisiva en éste del trabajo en las artes del grabado) y por el hhieratismo de la representacién que descuida el dinamismo de Conjunto en favor de la sugestion emocional o simbdlica de las escenas o temas tratados’ que el conocido Chaucer en la corte de Enrique II] 73 vienen en muchos casos determinados, como en los lienzos prerrafaelitas, por una cierta literaturizacién de la imagen plastica. Peter Von Cornelius (1783-1867) llegard a calificar al pincel como enemigo de la pintura, ensalzando las técnicas arcaicas de reproduccién manual y criticando duramente la pintura galante o sentimental basada en la frivolidad y la anécdota tan del gusto de la burguesfa alemana de la época. Un pintor coetaéneo de los Nazarenos, pero de radical individualidad, P. O. Runge (1777-1810), vefa en el viejo pueblo alemén, en sus artesanos y trabajadores serenos y felices, ligados aa tradicién y ala tierra un perfecto ejemplo a seguir, un universo donde Dios, la naturaleza y la colectividad no se encontraban desgarrados entre sf. Ya Ludwig Tieck y los hermanos August y Friedrich Schlegel, junto a W. H. Wackenroder, vefan a finales del siglo xvm en el arte una inspiracién divina que se manifiesta en formas simples y claras producidas a través de una técnica honrada e intrinsecamente moral, paralela a la de los artistas medievales —de forma muy semejante a como més tarde, en plena sociedad victoriana, Pugin, Ruskin y los Prerrafaelitas concebirén la dignidad del trabajo artfstico. Es necesario recordar la concepcién del arte de la Alta Edad Media segiin la cual éste era superfluo si todos fueran capaces de leer y seguir los caminos del pensamiento abstracto. La autonomfa de las formas seria de alguna manera lo primero que se perdié de la herencia espiritual de la antigtiedad. Segiin Arnold Hauser: «Para el pensamiento de la Edad Media no existen, en relacidn con la religion, ni un arte existente por sf mismo, despreocupado por la fe, ni una ciencia auténoma. El mismo arte, en lo que se refiere a su efecto de difusién, es, incluso, el més valioso instrumento de la reforma educativa de la Iglesia: un puro medio didéctico, un estilo de expresién transcendental. Las figuras se hacen cada vez mds aisladas y guardan unas con ottas una relacién puramente ideal. Se busca crear la ilusién de un espacio unitario y coherente. Las figuras se vuelven cada vez més inméviles y sin vida y, al mismo 74 ’ tiempo, producen un efecto cada vez mas solemne, espirituali. zado, alejado de la vida y de lo terrenal... ha triunfado plenamente la tendencia que huye del mundo; todo se vuelve Tigido, desvitalizado y frio pero, a la vez, en vida llena de intensidad, esencialfsima; es decir, muerte del antiguo hombre carnal y vida del nuevo hombre espiritual». Es de esta forma como el arte de las primitivds comunidades cristianas y los pintores italianos del siglo xrv anteriores a Rafael de Urbino, junto con las leyenda a c artisticas populares constituyen que sin embargo dependen y de cuya ideologfa no pueden William Holman _ Will lunt (1827-1910), autor del testimonio biografico mas importante sobre la Hermandad (The Prerra- faelite brotherhood), perteneciente a la clase media acomoda. da, tan solo ingresard en la Royal Academy of Arts de Londres —en 1844 y al tercer intento— cuando después de cuatro largos afios de trabajar en una Oficina, demuestre paralelamen- te a su nulo sentido comercial sus aptitudes para convertirse en estudiante de arte, no sin la Tesistencia de su padre. Obsesionado desde muy joven con la realizacién de un arte que refleje una nueva actitud espiritual y en cierto sentido la misma ofensiva religiosa del momento, concebiré durante toda su Vida el proyecto de ser fiel a la naturaleza y a la ley de Dios, &, Hauser, A. Historia social de la literatura y el arte, op. cit., vol. I. p. 75 I pero obvizmente al margen del viciado compromiso del anglicanismo con el nuevo universo industrial. En el espiritu de este joven, profecia y revelacién constituyen los ejes de una fe que en el campo del arte estd guiada por la honesta sencillez de la religiosidad y el trabajo artistico en el medievo. W. H. Hunt representard asi en el surgimiento de la Hermandad la figura mediadora entre los presupilestos de la reforma catéli- ca, que en esas fechas llegaba a su consolidacién teérica con las ideas del cardenal Newman y el Movimiento de Oxford y, por otro lado, las argumentaciones inscritas en el neogoticismo defendido por Pugin, Barry o Ruskin: el interés por el decorativismo y la simbologia religiosa, la aspiracién a una Tecuperacién de la;expresividad y sencillez de la imaginacién formal inscrita en los diferentes margenes del arte Botico. John Everett Millais (1829-1896) conoceré a W. H. Hunt en las aulas de la Royal Academy of Arts. Millais ser el perfecto ejemplo de nifio prodigio, de cardcter delicado y febril y serd educado por su madre en su casa de Gower street, recibiendo una educacién doméstica pero refinada. A la temprana edad deinueve afios ganard la medalla de plata de la Arts Society e ingresard en la Royal Academy of Arts a los diez, ganando la medalla de oro de tal entidad a los diecisiete. En uno de sus mas famosos lienzos, Jesvis en la casa de sus padres, sé manifiesta su afiliaci6n a la emotividad del cristianis- + Ino primitivo representando a Cristo como trabajador humilde LY laborioso, perfecto ejemplo o paradigma del honesto y feliz “attesano medieval, Su increfble conocimiento y expresividad en el dibujo, su estudio atento de la paleta empleada por los quattrocentistas italianos, la riqueza de matices psicolégicos sugerida por sus rostros o figuras més allé del mismo hieratismo de algunos lienzos de los Nazarenos, su exhaustivo realismo fundido con una impactante espiritualidad que en algunos de sus lienzos llega incluso a poser caracteristicas mérbidas (Ofelia muerta), convierten su obra en prototipica de los idearios y técnicas artisticas de la Hermandad Prerrafaelita en sus primeras manifestaciones. Sin embargo, como ha 76 y simplicidad lo hundieron. Comenz6 a ser el perfecto pintor de la época alta victoriana, capaz de abarcar, no s6lo las imperfecciones, sino también el materialismo, el facil optimis- mo y sentimentalismo, la Preocupacién excesiva por el tono moral y el patriotismo».7 No olvidemos que este niio prodigio convertido en joven de fogosas ideas y temprana genialidad y maestria que en 1848 vitupera con sus jévenes compaiieros de hermandad las relacién entre Ruskin y Millais— tuvo con ei Pintor 8 hi Las desavenencias con Hunt 0 Rossetti, su caid; —inevitable, ijos. Como es natural, primeros lienzos —Mi la penosa y larga realizacién de sus llais leva a la obsesién la minuciosidad 7. Roperts, K., Millais, Londres, Knowledge Pub. 1967, «Introduccién». 77 en a pincelada, la lenta gestacién del lienzo que son principios integrados en el manifiesto prerrafaelita— debia ser sustituida por un trabajo simultdneo en varios lienzos y por un sistema de trabajo menos fatigoso y mas rentable econémicamtente. John Ruskin ya hab{fa insistido en que era necesario que los prerrafaelitas, manteniendo su gran fuerza imaginativa y de ejecucién, trabajaran con menos laborioso detalle y quizé a gran escala, pero estas aspiraciones fueron condicionadas por la’ propia evolucién de la actitud de. Millais y por sus compromisos econémicos. énea La doble relevancia de su trabajo artistico y literario que se interpenetra en una) i ‘ecedente —junto con su avezado discfpulo inicial Bava Duar ont ais youn tinental. Rossetti habia nacido en Londres en 1828 y era el segundo de los cuatro hijos que tuviera Gabriel Rossetti, poeta italiano, exiliado politico de Napoles y profesor de italiano en el King’s College. Comenzaré sus estudios de pintura en una academia particular, ingresando més tarde en la Academia. Muy pronto el joven Rossetti solicitarfa a Ford Madox Brown ser su pupilo. Brown contaba con 26 afios y acababa de establecerse en Inglaterra, después de haber viajado infatiga- blemente por tierras de Bélgica e Italia, Bajo su influencia conoceré la obra de los Nazarenos, la austeridad de los primitivos artistas cristianos alemanes, y compartiré el rechazo de F. M. Brown por el individualismo artistico que consideran ligado al culto a la personalidad, al estilo y a la maniera 728 desplegados en la pintura moderna a partir del Renacimiento y con figuras paradigméticas en Rafael de Urbino o Miguel Angel. Rossetti, de otro lado, era un apasionado lector de la poesfa de Dante y Petrarca, del universo Ifrico de los trovadores medievales y un especial admirador de William Blake —cuya lectura alegérica de los mitos. biblicos y cuyo cultivo de la imagen literaria y pictérica seran decisivos— y de John Keats, una de las cumbres de la Poesfa lirica del Romanticismo en Inglaterra cuyo cardcter sensual y transcendental a un tiempo (reflejado en su correspondencia) impregnaré la imaginacion Prerrafaelita y constituiré un cordén umbilical entre Romanti- cismo histérico y Neorromanticismo victoriano. Rossetti mantuvo una larga relacién con John Ruskin, no estando empajiada su particular coincidencia espiritual con los encargos. y recomendaciones que Ruskin le conseguia a Rossetti difundiendo su obra entre la aristocracia y la alta burguesia. Sin embargo, esta relacién se enturbiaria con el paso del tiempo, teniendo como factores determinantes la sensaci6n de dependencia econémica de Rossetti con respecto a Ruskin y el particular rechazo de este ultimo con respecto a los excesos emotivos o sensuales que pretendia «leer» en muchas de sus figuias femeninas. Entre el paradigma de la virgen prerrafaelita (Beata Beatrix) y la invocacién de ‘las sutilezas y vanidades femeninas, del Ambit la seduccién (Monna Vanna) . Sexualida no son excluyentes, como es perfectamente manifiesto a través del andlisis bien de la poesia metafisica inglesa (John Donne) bien de la poesia mfstica espafiola (san Juan de la Cruz), pero esta zona incdgnita donde la fe y el deseo se conjugan era excesiva a los ojos puritanos de un critico como Ruskin, que ins alld de la ferviente admiracién que tuviera por las figuras femeninas de Rossetti, no dejaba de ver con preocupacién la Peculiar inflexi6n de su pupilo desde los temas sacros hacia la 79 65 invocacién de una sensualidad pagana, cada vez més enrareci- da en la evolucién pictérica del artista. Para Rossetti, cuya herencia continental se dibujaba tanto en muchos de sus referentes culturales como también en su particular cardcter apasionado y melancélico, la pasién religio- sa y la amorosa no s6lo no se excluian sino que ardfan a través de la fe y la imaginacién en la doble naturaleza del alma humana, encerrada en un cuerpo mundano, lleno de sensacio- nes Nea pero proyectada al mismo tiempo sobre los paraisos de la espiritualidad, con su doble rostro metafisico y teolégico. Ruskisllegs 4 definir a Rossetti como un «italiano perdido en el infierno de Londres», como @malmaleontradieto- tia e hipocondriaca capaz, sin.embargo, de emocionarcon. la pasién de sus poemas y lienzos, pero.excesivamente entregado) a la pasion por encima del culto a la belleza. De otro lado, mientras fos cuadros de Hunt o Millais, en modo alguno ambiguos, salvo excepciones, encontraban en su evolucién posterior a la disolucién de la Hermandad en 1850 una perfecta aceptacién en los cfrculos cada vez mas poderosos politica e ideolégicamente de la alta y mediana burguesia victoriana, los lienzos de Rossetti tenfan poca aceptacién e incluso Hegaban en muchos casos a escandalizar su mojigata sensibilidad. Es aqui donde aparecia (@ifipural deuRuskin, que habiendo sido el abogado principal de la Hermandad en sus primeros y cortos afios de vida, ofrecié a Rossetti —no sin grandes concesiones por parte de éste—ta posibilidadide) defender la respetabilidad de su obra ante el variable e hipécrita mercado “dela burguesia urbana. La fama=de severidad de los juicios del critico y su autoridad ef el mundo del arte londinense constitufan una auténtica barrera en la que las argumentaciones de Ruskin mediaban entre el variable cardcter de los lienzos de Rossetti y el rechazo de la moralidad reinante con respecto a toda sugerencia carnal. Sin embargo @@ljartelpretrataelitayadquiriolconlas figuras) femeninas de Rossetti una de las caracteristicas esenciales en SU _Caleidoscopica@@edticcion y transcendencia: el eulto alla 80 belleza como equidistante del culto a un ideal femenino de la sensibilidad, una sensibilidad™donde se transcienden y se interpenetran la creacién, la sensualidad y la fe religiosa. - eas seductoras virgenes pretrafaelitas, entendiendo por tales las abundantes j6venes de ojos melancdlicos y matices céreos gue aparecen en sus cuadros, adquieren en las idealizadas féminas de Rossetti un Particular carécter mérbido y evanes- cente, El culto a la Virgen, propio de los arquetipos femeninos de la religiosidad caballeresca, se funde al culto ala feminidad de la poesia lirica trovadoresca Yeesta sintesis estd perfécta- mente integrada @f Jas figuras de Rossetti, elevadas por cncima-de la vida, expectantes, distantes, hieréticas en algunos casos, cuya sensualidad ésta invocada, Sugerida, escasas veces explicita, siendo esta alquimia entre la carne y el verbo la que hace inolvidable las Primeras miradas sobre sus lienzos. El idealde mujer visible-en muchos lienzos prerrafaelitas adquiere con Rossetti mas un cardcter neoplatonico-(simbolo de la Conexion intima entre la Cultura def Ouattrocento italiano yampliaszonas.de. la espiritualidad Prerrafaelita)squewur Cardcter“puritano- Mientras las mujeres en los lienzos de Millais son de una melancolfa septentrional y estén en contacto inextricable con la tuerte o la tristeza, (aSiimujeresidellos lienzos de Rossetti, més alld de la transparencia de su piel, de su_extrana espiritualidad, parecen vivir entre el éxtasis sensual y el viaje mistico interior, Poseyendo en muchos casos rasgos meridionales. . Ambos modelos femeninos se funden, sin embargo, en la tipologfa de la «mujer fragil», tan de moda en el continente hacia fines de siglo. La mujer prerrafaelita ser concebida como una extrafia virgen posible de coreografiar pictrica o poéticamente en los mds exéticos o eclécticos ambientes. Esta tipologfa, de tan amplio impacto en la vertiente\mistica del modernismo europeo, parecia oponerse a la «mujer fatal», tipico fantasma masculino, de gran vigencia a su vez en la cultura fin de siglo. Lo curioso, sin embargo, es la tardia introducci6n de la moda prerrafaelita en el continente, que no 81 A623 se extenderfa hasta la década de los ochenta, siendo Francia el primero de los pases donde se tuvo conocimiento del arte de la Hermandad. Es inevitable pensar entonces que el conoci- miento de los lienzos prerrafaelitas consolidé tan sélo una tipologfa que se .habia ido gestando en Francia desde el impacto neorroméntico de textos como Suspiria de Profundis 0 La muerte enamorada, relatos de Teéfilo Gautier, autor por otra parte profundamente admirado en las Islas por autores como Oscar Wilde. Como ha observado Hans Hinterhauser, transplantar a la prosa narrativa las figuras femeninas prerrafaelitas proceden- tes de la pintura, significaba situarlas en un émbito extrafio, ya que.el género literario mas apropiado para ellas seria, en todo caso, el poema lirico o narrativo, No obstanté tales criaturas artisticas tendrian abiertas las puertas de entrada a Ja novela mientras ésta incluy6 el retrato como elemento estructural dentro de su preceptiva estética. La influencia de las imagenes prerrafaelitas sera asi perfectamente visible en autores como G. D’Annunzio —especialmente en su famosa. novela JI Piacere—, en la obra poética de M. Maeterlinck, en una obra paradigmatica del «ruinismo decadentista» como Brujas, la muerte de George Rodenbach y mas tarde en obras como Le grand Meaulnes de Alain-Fournier 0 Demian de Hermann Hesse. En esta ultima obra, que adopta, como gran parte de los textos de Hesse, la estructura de la Iamada «novela de iniciacién» 0 «de descubierta» propia de la novelistica roménti- ca alemana, nos encontramos con un expreso homenaje a Rossetti y su Beata Beatrix cuya imagen se superpone a la amada, llamada precisamente Beatrice: «Aquel dia de prima- vera encontré en el parque a una muchacha que me atrajo mucho. Era alta y delgada, iba vestida elegantemente y tenia un rostro inteligente, casi de muchacho. Me gusté enseguida, Pertenecfa al tipo de mujer que yo admiraba y empez6 a ocupar mi fantasia [...] Le puse el nombre de Beatrice, nombre que conocfa, sin haber lefdo a Dante, por una pintura 82 ura femenina, inglesa cuya reproduccién guardaba: una fi cabeza fina y Prerrafaelita, de esbeltos y largos miembros\ artisticos producidos a lo largo de tres dé (1850-1880). we ae tes a8 ‘cadas en Inglaterra 8. HESssE,-Hermann, Demian, Madrid, Alianza, 1968, pp. 99-101, 83 Vg La difusi6n de los prerrafaelitas «Es asombroso que un “movimiento estético”, fundado en 1848, haya podido prolongarse sin merma alguna de su fuerza hasta més allé del final del siglo, y que haya sido s6lo a partir de los afios ochenta cuando comenz6 a ejercer verdadero influjo en la literatura. No obstante este asombro disminuiré si consideramos que los Poemas de Rossetti no fueron publicados antes de I870,"y que sus Ballads and Sonnets aparecieron por primera vez en forma de libro en el afio 1881. A esto hay que afladir que fue precisamente Bume-Jones quien, junto al Rossetti pintor, sent6 las bases de'la popularidad de Ja antigua Brotherhood en el continen- te, con obras creadas a fines de los atios setenta y principios de los ochenta (obras que Hofmannsthal, para citar un ejemplo, 'descubrié nada menos que en 1894, con motivo de una exposicién en la “Kunstlerhaus” de Viena, celebrandolas luego en un entusiasta articulo).» H. Hinterhauser, Fin de siglo: Figuras y Mitos Asi que la recepcién tanto de la obra de la Hermandad como la de sus componentes a nivel individual y sus seguidores, desde Ford Madox Brown —que introdujera la influencia nazarena— hasta William Morris —cuya opcién por las artes decorativas termin6 de recorrer un amplio circulo de preocu- Paciones estéticas— seria tardia y aleatoria, entrandose en contacto al mismo tiempo con dibujos, lienzos y poemas aislados en muchos casos de sus Opciones estéticas individuales mAs alld de su pertenencia en unos aspectos u otros al ideario estético de la primera Hermandad. Los componentes de aquélla habian seguido ya en la década de 1850 rutas individuales. Millais habfa optado, ante el enrarecimiento de sus relaciones con Ruskin, sus urgentes necesidades econémicas y su deseo de labrarse un aura de respetabilidad, por el abandono de algunas ideas obsesivas de su juventud e integrantes del aliento de la primera Herman- dad: la atencién determinante al detalle, la minuciosa caligra- ffa de naturalista de cuadros como Lorenzo e Isabella u Ofelia muerta, Ford Madox Brown se trasladard desde la pintura historicista cultivada en sus comienzos, hacia temas de cardcter estrictamente literario, que compartiera con Rossetti, del que serd, por otro lado, uno de sus amigos més fieles y uno de los escasos que velaré a éste en su lecho de muerte, Madox Brown, sin embargo, permancccré a grandes rasgos dentro de la estética Prerrafaelita, en comparacién con Holman Hunt, cuya pintura derivard definitivamente hacia una estricta propaganda —kitsch en muchos casos— de la ofensiva catélica. Es necesario recordar que Hunt se embarca- ré en 1854 junto a Thomas Seddon (1821-1856) hacia Palestina, pintando allf lienzos biblicos (Jerusalem y el Valle de Josafat) tan cercanos a algunos Planos de un quizé tardio admirador: Cecil B. de Mille. Dante Gabriel Rossetti es el que més habia insistido en el ‘omienzo de la Brotherhood en la definicién de ésta como prerrafaelita, poblando su almacén imaginario de referencias artistico-literarias con 1a obra de pintores como Fra Angelico, 85 29 Los Prerrafaelitas «Se llamaban a sf mismos prerrafaelitas, no porque imitaran a los primitivos maestros italianos, sino porque en la obra de éstos, opuesta a las féciles abstracciones de Rafael, hallaron un més vigoroso realismo de la imaginacién,’ un mds cuidadoso realismo de la técnica, una vision a un tiempo més ferviente y vivida, una individualidad més fitima e intensa.» Oscar Wilde, El renacimiento inglés del arte reagna, Giotto, Pisano o- Poetas como Dante, Petrarca, shakespeare, Keats, Robert Browning o Alfred Tenm son, hasta un extremo tal que, estando su mujer Lizzie Siddal de viaje por el continente y habiendo derrochado fondos en Paris, tras pedir ayuda a su marido en Londres, éste se verd obligado a pintar un cuadro en menos de una semana, vendiéndoselo a Ruskin por 30 guineas a cambio de que éstas sean en su integridad enviadas a su mujer en el continente para que continuara con holgura su viaje. Lizzie Siddal, una dependienta de merceria londinense que habia sido utilizada como musa-modelo por los jévenes Prerrafaelitas, contraerfa Por fin matrimonio con Dante Gabriel Rossetti y su especial cardcter melancdlico y capricho- so serd en gran medida responsable del gran desequilibrio nervioso en el que el pintor se encontraré en los aflos sucesivos. No sélo dependfa econdmicamente de Ruskin, sino que ademas tenfa que soportar la obsesion de éste por su propia mujer, Aios mas tarde,.a la muerte de Lizzie Siddal, otra mujer seria la responsable del progresivo enrarecimiento de las relaciones entre D. G. Rossetti y William Morris. Rossetti, pérdidamente enamorado de la mujer de este Ultimo, Jane el prototipo de la virgen prerrafaelita en la cultura modernista, Siendo su lnguida melancolfa el simbolo de un retomo al cult a la mujer-nifia) fallecerd en 1862 a causa de una yobredosis de Hdudano, uno de los muchos derivados del opio al que,eran 87 co Rossetti y la mujer prerrafaelita «Rossetti fue tan extraiio en Inglaterra como Baudelaire lo fue en Francia. Si Baudelaire establecié el culto a la belleza ideal contra el romanticism de opereta de Victor Hugo, Rossetti consagré a la belleza el servicio de su poesta y, en segundo lugar, la transcendencia de sus lienzos [...] en una época incierta, él fue un técnico riguroso y un critico exigente, tanto para su trabajo como para el papel de los otros. Las pasiones religiosas le dejaban frio y la religion que 41 profesaba era instintiva e intermitente. Aunque habla sido criado en una época politicamente electrizada, no mostré nunca interés por la politica, siguié a Blake y a Keats(...] era una especie de pensador platénico por naturaleza y.por edeacion. »Rossetti, como William Morris, alentaba una revitaliza- cin de las Nrtudes de la cultura caballeresca, su mezcla entre espiritualidad, sencillez y belleza. Recogen ambos, pues, pero en un contexto mucho més dramético, ‘el de la sociedad industrial del siglo xix, el culto al medievalismo de las poéticas roménticas. »La cultura cortesana medieval hay que recordar que se ingue de otra cultura cortesana anterior en ser una cultura especificamente femenina, Femenina no s6lo en tanto que las mujeres intervienen en la vida cultural de la cofte y contribuyen a la orientacién del sentimiento poético, sino también porque en muchos aspectos los hombres plensan y sienten de manera femenina, También muchos aspectos de la cultura modernista tendran naturaleza andr6- gina. Los artistas y poetas de la cultura cortesana medieval, como los artistas y poetas Prerrafaelitas ingleses o del modernismo continental mas tarde, no s6lo se dirigen con treouencia a las mujeres, sino que ven también de algin thodo el mundo a través de los ojos de ellas. Es el Teconocimiento de un cierto platonismo que se conjuga con Ja primitiva espiritualidad cristiana gestando un sincretismo que integra aspectos del espiritu griego con aspectos de la tradicion judeo-cristiana o de las culturas exéticas, aspectos todos éstos observables en las estéticas que conviven en el fin del siglo XIX.» C. M. Bowra, La imaginacién roméntica aficionadas algunas damas victorianas. Debido a su prematura muerte, la tiltima etapa de Rossetti (entre 1862 y 1882 mas o menos) destaca por su apasionamiento mistico, por un sobrenaturalismo Superpuesto, sin embargo, a la trasposicién pict6rica de su amor terrenal por Jane Morris. Rossetti, que enterraré sus poemas en el atatid de Lizzie, entré en contacto con el agitado cendculo espiritista londinen- se. Una enfermedad ocular, tal-vez con més rafces psicol6gicas que fisiolégicas y un persistente insomnio, conseguirén dema- crar su rostro y desequilibrar su ya de por sf apasionado cardcter. En su lecho de muerte, y significativamente, tan sdlo encontraremos a tres eternos admiradores de su hibrida poesia cspiritual, a caballo entre infierno y paraiso, pasado y Presente, alma terrena y celestial: su hermano Michael, albacea de la Brotherhood en su breve trayectoria, su primer mentor y admirador profundo, Ford Madox Brown, y el que fuera un eterno joven hipnotizado por sus figuras femeni as, aunque prefiriera a Botticelli por encima de Fra Angelico 0 Guiotto: Edward Burne-Jones. Ya comentamos cémo las ambiguas figuras de Rossetti, situadas entre la carne y el verbo, no eran tan fécilmente asimilables —en comparacién con la pintura histérica o las visiones de la naturaleza realizadas por sus compafieros de Hermandad— por la mentalidad victoriana y necesitaron la «interesada» cobertura del patrocinio de Ruskin. ontinental en la ciudad de las brumas, tal como ha expresado C. M. Bowra en su obra La imaginacién romdntica. 89 6. El ambiente estético de Oxford: de inmediatamente anteriores y conservan algunas de sus amista- Rossetti a William Morris des dentro del grupo, atienden mds a su propia evolucion personal que a la consolidacién de Ja agrupacién anterior. En | 1848 son jévenes que rondan los veinte afios de edad si | €xceptuamos el caso de Ford Madox Brown que cuenta con un poco mds de edad. En la década siguiente se produce la andadura individual de cada uno de ellos. Millais se dedica a cultivar su imagen piblica; Hunt marcha a Palestina, y Rossetti y Ford Madox Brown son los tinicos que parecen «La ciencia escribe sobre el mundo como si lo 4 permanecer atin iluminados por los viejos ideales. hiciera con el frio brazo de una estrella de mar; todo lo que dice es verdad; pero jqué es eso “| William Gaunt ha expresado en su obra The Pre-Raphaelite cuando lo comparamos con la realidad a la que || Tragedy la siguiente opinién: «Aunque la Hermandad habia describe, y cuando el corazén late fuertemente en jf terminado, renacié como sociedad, una gran sociedad de abril y la muerte descarga su golpe y las colinas 4 amigos, mutuamente comunicativos de sus entusiasmos y tiemblan en el terremoto y hay un encanto en todos Henos de proyectos. Sus miembros se distribuyeron por los los objetos que se ven y un temblor en todos los diferentes ambitos de la sociedad y en pocos afios comenzaron tuidos que se oyen y los mismos romances se han a ser una fuerza en la vida victoriana, no sélo como un estilo de eS hecho entre los hombres?» @ pintura sino como un foco de idealismos. Una vocacién | cultural tan fuerte no podia ser pasada por alto en las universidades. De hecho Oxford tuvo conexiones con el movimiento desde el comienzo. En 1850, comenzaba a? despertar de su letargo. Se volvi6 al gotico austero y clerical. Y en el Exeter College se encontraban dos estudiantes, Edward Burne-Jones y William Morris, instrumentos del renacimiento _ Prerrafaelita».! En esta extensién de la fama del arte prerrafaelita en propio J suelo britdnico tuvo una importancia decisiva la apasionada i defensa de Riuskin”y~la posibilidad de integrar sus aires | Fenovadores-en.eL-contéxto programatico del neogoticismo en ~ i K nen el continente del: arte “1 su doble aspecto, historicista y de propaganda del renacimien- prerrafaelita y su conexién con las poéticas del simbolismo yla 1 catélico, cultura, modernist Serd en las universidades, y especialmente en Oxford, donde Suele olvidarse que alrededor de 1854 los miembros iniciales Robert L. Stevenson, Las flautas de Pan En el capitulo anterior com referencias que permiten —__ : de la Hermandad, aunque mantienen muchas de sus ilusiones a ae The Pre-Raphaelite Tragedy, Londres, Sphere Books, 90 91 . establezca un particular mantenimiento del culto a la llama convirtiendo a la primera en un camino hacia la segunda pero en un orden totalmente distinto al defendido por el didactismo académico anterior. Frente al clasicismo de inspiracién conti- nental, la defensa del arte medieval autéctono y como mucho el culto a la cultura italiana sumergida en el «otofio» de la Edad Media. | Sin embargdfllalselacion|entreartey moral enlel pensarmiem to de Ruskin es contradictoria en muchos de sus textos y oscila desde"Iapreeminencia del primero™sobre la segunda a la 4 incuestionabilidad dela mayor importancia de la verdad teligiosa sobre la verdad del arte; asi, en su ensayo en defensa dela Hermandad Prerrafaelita (Pre-Raphaelitism) comentara: «En el arte medieval, 1a idea es lo primero, Ia realizacion lo segundo, en el arte moderno, Ta realizacion es lo primordial y 4 a idealjlo secundario) Y_asimismo, (en el arte medieval lo principal és la verdad, y la belleza lo secundario, en el arte 1 moderno, la belleza es preferida y la verdad postergada».* De esta forma Ruskin se oponia a los criterios de la Royal Academy of Arts de Londres y su culto a Rafael y Miguel Angel, saludando et Surgimiento de los prerrafaelitas como un 4 signo de ‘Tejuvenecimiento del arte en las Islas, de distancia- 4 miento definitivo con respecto a los modelos continentales y , como manifiesta actualidad de la necesidad de recuperar la dignidad y condiciones del trabajo artesano capaces de E simbolizar la actitud espiritual que debia exigirse a las jévenes © generaciones de artistas que desearan oponerse al universo industrial de ciudades y fabricas y al convencionalismo del E Busto burgués. «La reputacién de ciertas obras se forma por azar en parte, por la justa apreciaci6n de los artistas y en parte por el gusto —generalmente detestable— del piiblicon.* Frente a la sofisticacion de la cultura galante, Ruskin aboga r el espiritu sencillo y abierto a la observacién como virtudes del nuevo artista, virtudes que se encuentran atin conservadas a lo largo de la segunda mitad del siglo xnx ya través de-los juicios de escritores tan distantes entre sf, y al tiempo tan cercanos, como John Ruskin, Walter Pater u Oscar Wilde, se Prerrataelita, En De Profundis comentaré con ironia Oscar Wilde: «Ha legado el momento de decir con toda sencillez y sin afectacién que los dos momentos cruciales de mi vida fueron cuando mi padre me envié a Oxford y cuando la sociedad me.envié a prisién».? Oxford era, pues, el centro de ina legitimacion intelectual del néogoticismo que veria en log Productos artisticos prerrafaelitas una bella manifestacion en. Jas-artes decorativas de su pensamiento arquitecténico y de su Tecuperacién de la fundamentacidn religiosa del trabajo artistico. Para John Ruskin, que publica en 1851 su obra Las piedras de Venecia, la decadencia artistica de Occidente habia comen- zado con individualidades como la de Rafael de Urbino, al que habiéndosele encomendado la decoracién del Vaticano por Julio Il y alejandose del espiritu de Mantegna, Fra Angelico 0 Guiotto, lleg6 a pintar en una de las habitaciones que decoraba dos mundos coexistiendo, el cristiano y el pagano, lo que segtin la pupila escandalizada de John Ruskin constitufa un suceso paradigmatico de la progresiva corrupcién de la espiritualidad primitiva en la modernidad. Rafael habia pintado de un lado el reino de la teologia, presidido por Cristo! y de otro el reino de la poesia, presidido por Apolo. Es decit! segiin las propias palabras de Ruskin: «Elev6 las creaciones de la fantasfa sobre una pared, al mismo grado que los objetos de la fe sobre la otra». wg La religion de Ja belleza propugnada por John Ruskin né: Partfa de un intento de integrar ambos mérgenes sino: al contrario, como fuera aliento de la metafisica de Thoinaé: Carlyle, mantener la distancia entre imaginacion y fe religidsa . RUSKIN, J., Prerrafaelismo, op. cit., p. 278. 2. Citado de la edici6n original inglesa en FUNK, P., Oscar Wilde, Madi RUSKIN, J.) Ibid 281 . J. Ibidem, p. Alianza, 1972, p. 24. 92 a) 29 El artista prerrafaelita «Estoy convencido de labradores y aldcar orden que no servirs j que cxisten en Europa muchos dotados de una imaginacién de primer jamés para nada, porque no consentirc- sos on slender « qugn noha pata por el orden legal y cicntifico [...] la misin del artista es la de i iluminada y vibrante, un instrum jcado, tan sensible, ih M un ento delicado, tan s¢ duc ninguna sombra, ninguna luz, ninguna linea angie xpresionfugitiva en los objtosvsibles pueda ser olvidada o igura libro de memorias, Su funcién no Pensar,juzgar,argumentar o saber [su vida no tiene mis que. dos fines: ver y sentir |] nada se puede interponer nes tural y ¢l ojo del artista, entre Dios y su alma, Ninguna. suposicién ‘debe surgir entre el universo y el teste nig apie lo por si artist ala naturaleza visible |... fo lo que tiene valor, gators podemoscontempar resumen dela natura 0 émonos, pues, frente a la ciencia a alimentacién. No vivamos slo ee vi para saber, como i sélo para comer vamos para Contempa,jugary adorn, fentémonos con buscar aquellos conocimient : sencillos, sin artificio, que otros aliments a 5 pueden ser para nosotros ali sano y que, en segundo lugar, nos ayuden as lareas r : enn Y nos dejen el coraz6n ligero y i vista cian _ J. Ruskin, Las piedras de Venecia n los viejos oficios artisticos que el neogoticismo pretende ‘defender de su extincién ante el alienante mercado del arte. EI largo pasaje de Las piedras de Venecia que hemos considerado importante reproducir en su integridad permite observar tanto un ideal arcddico del oficio del arte como una insistencia en una particular concepcién del realismo que F pretende no ceder ni ala sentimentalidad ni al simple reflejo F -cientifico de la vida social o de la naturaleza. «

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