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TFG de Juan Martínez, Silvia
TFG de Juan Martínez, Silvia
Curso 2015/2016
Metodología
para el
abordaje
relacional en
terapia de
pareja
Grado en Psicología
Trabajo de Fin de Grado
DNI: 48719364-M
1. INTRODUCCIÓN.................................................................................................................3
1.2.2. La pareja..................................................................................................4
2. MÉTODO..............................................................................................................................6
4. CONCLUSIONES Y PROPUESTAS.................................................................................20
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.................................................................................24
TABLAS
Tabla 1................................................................................. 4
Tabla 2...................................................................................7
Tabla 3.................................................................................12
Tabla 4.................................................................................13
Tabla 5.................................................................................14
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Resumen
Para ello se procederá a introducir las bases conceptuales en las que está enmarcado este
tipo de abordaje para un global entendimiento de la misma. Y a continuación se propondrán
criterios para diferenciar a la pareja sana de la pareja disfuncional y para poder discriminar
entre crisis evolutivas (normativas) asociadas al ciclo vital, de las crisis estructurales
asociadas a las características propias de cada pareja.
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1 Introducción
Tomé contacto directo por primera vez con el campo de la terapia de pareja desde la
corriente relacional sistémica en mi experiencia académica en el extranjero, concretamente
en Portugal. Me llamó mucho la atención esta manera de hacer psicoterapia, diferente de las
que conocía hasta el momento. Y me pareció muy adecuado utilizar una perspectiva
relacional para abordar problemas eminentemente relacionales como es el caso de los
problemas de pareja. Por lo que a mi regreso estaba decidida a seguir investigando en este
campo.
Se comparte con Campo (2015) y Linares (2010) la idea de que “no podemos dejar de
reconocer que antes de emprender el proceso terapéutico y de aplicar técnicas, es
fundamental empezar con bases firmes, y para ello, es preciso un diagnóstico relacional,
que de un norte a la terapia y encamine nuestro trabajo. Los interrogantes que nos
planteamos entonces serían: ¿qué es necesario tomar en consideración para llegar a este
diagnóstico?, ¿qué información relevante se debe profundizar?, ¿qué herramientas nos
pueden facilitar alcanzarlo?, ¿hasta qué punto nos da la voz de alarma de un buen o mal
pronóstico?”. De otra manera: antes de hacer, conviene comprender.
En orden a lo anterior, en este trabajo se buscarán respuestas tanto a cuestiones de índole
general: ¿qué es la pareja?, ¿qué es una pareja sana y una pareja disfuncional?, ¿por qué
riñen las parejas?, ¿por qué piden terapia y qué esperan encontrar allí?; como a otras más
específicas: ¿se puede prever qué tipos de parejas acuden a terapia (una tipología de
parejas)?, ¿se puede prever qué tipo de conflictos se me van a presentar (tipología de
problemas)?, De otra manera: ¿podemos contar con mapas y brújulas que ayuden a
orientarse en el territorio de la pareja en conflicto?
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1.2. Encuadre teórico
1.2.2. La pareja
Como puede apreciarse en la siguiente Tabla, Linares y Campo (2002) recogen las
características diferenciales en los tipos de evolución que han experimentado las parejas en
el último siglo, discriminando entre tres modelos de pareja: “pareja patriarcal”, “pareja
moderna” y “pareja postmoderna”.
Como definición orientadora de “la pareja” podemos servirnos de la que los autores
Campo y Linares (2002), proponen: “Dos personas procedentes de familias distintas,
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generalmente de diferente género, que deciden vincularse afectivamente para compartir un
proyecto común, lo que incluye apoyarse y ofrecerse cosas importantes mutuamente, en un
espacio propio que excluye a otros pero que interactúa con el entorno social”. En esta
definición hacen hincapié en la importancia de compartir expectativas con respecto al futuro,
lo que la diferenciaría en la consolidación del vínculo de pareja en comparación a otro tipo
de vínculos de emparejamiento.
La pareja atraviesa un ciclo vital parejo al del sistema familiar, en el que se reflejan las
dificultades que la pareja debe enfrentar en cada fase. Pasar de una etapa a la otra puede
originar distintas crisis, las cuales una vez superadas significan un paso hacia el crecimiento
y en el caso contrario “de atasco”, y sería aquí cuando se producen las disfunciones en la
pareja.
Otra base importante a tener en cuenta sería la organización que la pareja establezca, ya
que representará la estructura del edificio en el cual se asentará el sistema familiar. Para
Linares y Campo (2002) la organización tiene tres dimensiones: La jerarquía, la cohesión y
la adaptabilidad. Los cuales veremos reflejados en la Tabla 5. “Modelos de pareja según
funcionamiento”. Y sus conceptos ampliados en el “Glosario”.
La disfunción conyugal puede venir dada por una anómala construcción en el sistema
conyugal desde su inicio (problemas estructurales) o como una inadecuada respuesta a
las condiciones evolutivas normales relacionadas con las crisis del ciclo vital (problemas
normativos). Las dificultades estructurales son visibles a través de la manera en que se
manejan los límites y las normas dentro de la relación conyugal, el tipo de interacción entre
la pareja (simétrica o complementaria) así como los juegos comunicacionales en los que los
cónyuges se ven envueltos.
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2 Método
Entre los criterios de búsqueda, se utilizaron conceptos relacionados con las ideas que se
pretendían utilizar para el trabajo; como por ejemplo: “Terapia de Pareja”, “Terapia
sistémica”, “Parejas funcionales”, “Conflictos de pareja”, “Ciclo vital de la pareja”, “Ciclo vital
familiar”, “Bases y Antecedentes terapia de pareja”, “Ventajas terapia sistémica”,
“psicoterapia pareja”, “Motivos de demanda de terapia de pareja”, “Modelos psicoterapia de
pareja”...etc.
Además de la búsqueda de artículos por internet, también se llevó a cabo una selección de
libros mediante el catálogo bibliográfico de la umh, tanto en las bibliotecas de las diferentes
facultades, como en formato de libro electrónico, utilizando también los mismos criterios de
búsqueda nombrados anteriormente. Y, finalmente, se complementó con algunos de los
libros de las asignaturas realizadas en la universidad de Coimbra sobre parejas y terapia
sistémica. No se utilizó ningún criterio temporal para la búsqueda de los datos deseados, ya
que, la naturaleza del trabajo no excluye ningún periodo temporal del que recabar
información.
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3 Análisis e Integración de la Información
Cuando una pareja acude a consulta, lo hace porque percibe ciertas disfunciones en el
funcionamiento de la misma. (Villegas y Mallor, 2010)Toda crisis representa una fractura en
la organización del sistema. Esta fractura, puede dar lugar a una reorganización más amplia
y compleja del sistema o amenazar a la viabilidad y continuidad del mismo. Las crisis
pueden tener un carácter evolutivo o estructural.
Las crisis de carácter evolutivo tienen que ver con las dificultades en las fases de
transición de una etapa del ciclo vital de la pareja a otra. Si una etapa no se resuelve bien,
es posible que el paso a la siguiente no se dé, o se dé solo aparentemente, o que la pareja
se quede encallada en la fase de transición, manifestándose a través de síntomas. Ante esta
situación, el sistema conyugal puede huir del cambio, amenazando su evolución, su
equilibrio y a la pareja en sí, o transformarse, entendiendo que es lo que la crisis solicita y
exigiendo una transformación del modelo relacional existente y sus normas de
funcionamiento (Alarcão, 2002).
Existe múltiple bibliografía respecto a los ciclos vitales de las parejas y de los individuos
durante su vida conyugal. Pero, a pesar de su pluralidad, en todas las teorías formuladas al
respecto, prevalecen las fases fundamentales con sus distintos estadios y sus consecuentes
crisis y dificultades en la pareja. Como se puede apreciar en la Tabla 2 “Diferentes estadios
en la evolución de la pareja” y, a continuación en las fases evolutivas por las que va
pasando la pareja.
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Tabla 2. Diferentes estadios en la evolución de la pareja
A continuación se procederá a explicar cada uno de estos estadios del ciclo vital conyugal
junto con sus conflictos normativos (Alarcão, 2002; Bianchi y Estremero, 2003 y Díaz, 2009):
1 Formación de la pareja.
Este estadio está caracterizado por una relación altamente romántica e idealizada. Lo que
sirve para sentar las bases de la relación y establecer la frontera alrededor del otro, logrando
el sentimiento de pertenencia para el desarrollo de la relación. En esta etapa, las diferencias
son minimizadas y las similitudes acentuadas. A esta nueva pareja, cada uno de los
miembros traerá creencias, modalidades y expectativas heredadas de las propias familias
de origen. Por lo que en esta fase, una de las tareas que se deben realizar con éxito, es
examinar cada una de estas herencias, y negociar entre ellos para establecer una nueva
identidad como familia, diferenciándose así de la familia de origen.
Esta etapa puede traer un conjunto de dificultades como por ejemplo, la comentada
falta de diferenciación de la familia de origen, falsas expectativas, mitos culturales...etc.
La transición al siguiente espacio comienza cuando uno de los dos se mueve hacia la
“diferenciación”. Durante la transición en la que descubren las diferencias anteriormente
negadas careciendo de habilidades para negociar y resolver los problemas, es cuando la
mayoría de las parejas acuden a terapia. En los casos en los que la pareja está tan
fusionada, suele resultar mejor una terapia individual al inicio, para más tarde, en la de
pareja, poder diseñar una relación en la que se permita a cada miembro tener tanto sus
intereses propios, como compartidos. Cuando estén listos para abandonar la idealización del
primer estadio y comiencen a tratar las diferencias y las expectativas en cuanto a la relación,
estarán preparados para pasar al Estadio II.
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2 Nacimiento de los primeros hijos.
El nacimiento de un hijo crea muchos cambios tanto en la relación de pareja, pues aparecen
nuevos roles y funciones (función materna y función paterna), éstas, se diferencian para
poder brindarle al niño la atención y cuidados que necesita. La madre se unirá con el bebé,
interpretando y descifrando sus demandas de cuidado y alimentación. Esta unión es normal
y necesaria para la buena evolución de toda la familia. Durante este período el padre es un
observador que participa activamente desde afuera sosteniendo esta relación y haciendo el
nexo entre madre-hijo/mundo exterior. Aunque llegará el momento donde el hombre deberá
recuperar a su mujer como pareja y a su hijo en relación a él.
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Algo que podía ansiarse en el pasado, pero que ahora (normalmente por sobreponer la
parentalidad durante tantos años a la conyugalidad), pueden no saber cómo sobrellevarlo,
pues se pueden haber creado reglas y hábitos relacionales que, para pasar a la siguiente
fase, habrán que transformar, produciéndose entonces una reorganización del sistema
conyugal.
Esta etapa, pues, puede ser fuente de múltiples crisis además de la ya comentada,
como por ejemplo, la incapacidad de muchos padres de dejar que los hijos hagan su vida
fuera del hogar (síndrome del nido vacío), el tener que enfrentarse a posibles enfermedades
o muertes de sus correspondientes padres, enorme cantidad de tiempo libre debido a la
salida de los hijos y a la jubilación por la edad...etc. Las cuales pueden ser un problema si
no se han tomado medidas organizativas de las tareas y funciones de cada uno con
respecto a ellas mediante una buena comunicación.
Si la tarea de la reorganización conyugal ha sido llevada a cabo con éxito, los movimientos
hacia la independencia no serán sido vistos como una amenaza, si no, como normales y
satisfactorios para ambos. Cuando las parejas hayan llegado a aceptar y reconocer su
mutua interdependencia, llegan al estadio siguiente, caracterizado por ser un periodo de
resolución.
6 Pareja anciana.
En esta etapa, existen una serie de factores que requieren un tiempo de procesamiento por
cada uno de los integrantes de la pareja. Ambos sufrirá cambios a nivel corporal
(enfermedades...etc.) y/o emocionales (pensamientos respecto a la muerte y pérdida de
seres queridos, cambio de roles respecto a los hijos...etc). Pero pese a estos aspectos, si se
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han superado satisfactoriamente todas las tareas comentadas anteriormente, es
considerada como la fase más felizmente apacible del matrimonio. Se introduce un mayor
aumento de la autonomía, una comunicación más mejorada y directa y un aumento de la
colaboración y la intimidad.
Una vez explicadas las crisis normativas, pasaremos a las crisis estructurales mencionadas
anteriormente. Éstas, hacen referencia a las relaciones existentes en la pareja respecto a la
distribución desigual de poder y recursos por lo que pueden clasificarse como crisis en las
relaciones de simetría y complementariedad. (Díaz, 2009). Estos conceptos, pues, resultan
relevantes como categoría diagnóstica para diferenciar qué tipo de patrón predomina en las
parejas. Concepto explicado ampliamente en el Glosario: “Conceptos básicos”.
Respecto a los conflictos estructurales que representan las combinaciones entre los ejes
simétricos y complementarios se ha realizado una tipología de parejas. Que se
mostrará en la siguiente tabla y se explicará a continuación:
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Tabla 3: “Tipología de parejas (Simetría-Complementariedad)”.
Mitologías diferentes
TIPOLOGÍA DE Mitologías similares compatibles incompatibles
PAREJAS (Narrativas convergentes) (Narrativas divergentes)
Tipo II
Tipo I - Fuerte excitación y sensación de
Organización - Seguridad en la exploración mutua. aventura.
simétrica - Tendencia a las peleas y a los - Tendencia a la simetría
(Relación basada enfrentamientos. exacerbada por la incomprensión
en la igualdad) - Riesgo de ruptura por confrontación. mutua.
- Riesgo de violencia.
Tipo II Los inicios de la pareja suelen estar marcados por una fuerte excitación y
sensación de aventura. Pero los códigos son tan diferentes, que no es raro que se instaure
la incomprensión recíproca, en el contexto de las más tempestuosas escaladas simétricas.
Existe un marcado riesgo de violencia, que puede desembocar en desenlaces trágicos.
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aburrimiento y desmotivación. Si se produce la separación, será más por abandono de uno
de los cónyuges que no por ruptura confrontadora.
Tipo IV Las diferencias son tan grandes, tanto a nivel organizacional como
mitológico, que estas parejas suelen ser el resultado de una relación instrumental o política.
Se trata a menudo de matrimonios concertados, cuya tendencia es el desamor (que puede
ser la primera etapa del ciclo de la pareja, en ausencia de enamoramiento y de amor) y la
distanciación.
El riesgo de ruptura por escaso compromiso relacional es alto, dándose de acuerdo con una
lógica de repudio.
Por otro lado, Jaén y Garrido (2005) reflejan las diferencias entre una pareja sana y una
disfuncional atendiendo a los siguientes criterios:
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“Glosario”, se encuentran definidos en profundidad los conceptos relacionados con la
organización de la pareja (jerarquía, cohesión y adaptabilidad).
Predominio
Predominio Predominio
JERARQUÍA Equilibrada complementario
simétrico simétrico
Desligamiento y
Aglutinación
tendencia a la
(tendencia al
COHESIÓN Centrada aglutinación con los Desligamiento
desligamiento con
hijos, coaliciones
los hijos)
extraconyugales
ADAPTABILIDAD Flexible Rigidez Rigidez Caos
Estereotipados
VALORES Y Ricos y
Divididos Monolíticos centrados en el
CREENCIAS variados
presente
CLIMA Rico y Tensión y
Ordenado y frío Explosivo
EMOCIONAL variado conflictividad
Ricos y Obligatorios o
RITUALES Escindidos Muy escasos
variados excluyentes
En esta clasificación se agrupan cuatro tipologías de pareja con sus respectivas formas
de funcionamiento y con sus consiguientes consecuencias. Por tanto, mediante esta
clasificación, aparecen:
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comprándolos con una hiperprotección instrumental, dándoles lo que piden para que no
molesten.
La Pareja caótica: la situación de caos relacional que define a esta pareja viene
condicionada por la precoz y simultánea crisis que en ella se produce de las funciones
conyugales y parentales.
Se sumen en una atmósfera de continuos conflictos que, además, abandonan a los hijos a
su suerte. La progresiva destrucción hace que en estas familias se descuiden las funciones
nutricionales, que a veces, son asumidas por instituciones y personas ajenas, generándose
dependencia y más desorganización
La pareja perfecta "madura" La pareja perfecta madura es aquella en la que "los niños
interiores de cada adulto" no toman las decisiones de la relación. Esto sucede cuando ya se
han abandonado las ideas fantasiosas y los sueños infantiles. Cuando las parejas respetan
sus respectivas individualidades, reconocen sus diferencias y tienen un objetivo en común:
ambos se aman y tratan de ser mejores personas. Donde cada quien desde su esencia y
sus capacidades trata de dar lo mejor para enriquecer la vida del otro. En este tipo de pareja
la persona no es un medio ni instrumento para que el otro alcance sus fines. Además, la
relación no está cimentada en miedos, mucho menos en dependencias, porque se tiene
seguridad y se conocen las personas desde su parte humana profunda, pero también se
reconocen y comprenden las debilidades y los defectos propios de naturaleza. (García,
2014).
Después de conocer los distintos tipos de problemas que pueden presentar las parejas, se
presentarán qué tipos de demandas traen consigo la pareja cuando asiste a una
consulta terapéutica. Estos, se pueden agrupar alrededor de los aspectos fundamentales
que estructuran la pareja y aquí se plantean (García, 2002):
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tiempo de ocio, la distribución del trabajo en casa, las prioridades en el desarrollo de la
carrera profesional de cada miembro...etc.
El apego, el cual, al estar unido al hecho de que las conductas sean automáticas, y
por tanto no conscientes, hace que los conflictos en este aspecto sean graves y no siempre
explícitos, dando lugar a emociones fuertes que no encuentran una expresión adecuada
para su solución.
El cambio del otro. Gran parte de las expectativas de cambio se depositan en el otro
ya que se le otorga la causa del malestar a su comportamiento y actitudes. Cuando hay un
empeño en que el otro cambie sin asumir los propios cambios personales, suele aumentar la
decepción ya que los esfuerzos se dirigen en buscar pruebas que demuestren que la “culpa”
es del otro, en lugar de implicarse en el cambio.
El cambio de los dos. Esta posición sería la que facilitaría que ambos asuman la
responsabilidad, tanto del malestar como de la solución, por lo que esta posición es la que
potenciará encontrar la “solución a la crisis”, bien sea la de continuar juntos o la de
separarse, asumiendo ambos un mismo nivel de implicación y esfuerzos en la resolución del
conflicto.
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La separación. Separarse supone una forma de cambiar el vínculo anterior y realizar
un planteamiento de desvinculación. El asumir que las cosas no son fáciles de cambiar y
que “esto es así” ya define un cambio, que a su vez apunta hacía la alternativa de solución,
pues es una forma de resolver los conflictos y más cuando estos están sustentados en el
malestar, insatisfacción, maltrato (tanto psicológico como físico).
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TIPOLOGÍA A: Desajustes en torno a la organización y convivencia.
Son los más comunes, la mayoría ha podido presentarlos en algún momento de la relación.
Responden a la dificultad para ajustar rutinas y costumbres diferentes en cuanto a la
organización de los aspectos pragmáticos de la vida que se han incorporado como propias
sin tener consciencia de ello.
Es cuando esto se prolonga en el tiempo, cuando acostumbran a reflejar el fracaso de los
mecanismos de afrontamiento sin encontrar un ajuste adecuado. También es posible que en
realidad se estén dirimiendo, a través de estos conflictos, discrepancias más básicas
respecto al tipo de relación que se desea establecer. Son conflictos generalmente explícitos
y pueden ser definidos como un problema por al menos uno de los cónyuges.
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El tipo de relación afectiva (cercanía y distancia emocional deseadas en base a las
necesidades de pertenencia y diferenciación, establecimiento de relación total o parcial y
fidelidad); el tipo de jerarquía interna, el manejo del poder propuesto (alternancias o rigidez
de las posiciones de simetría-complementariedad explicadas anteriormente). Y, proyectos
básicos que cada uno aspira a realizar con el otro (decisión de tener hijos...etc.)
Las variables asociadas a este proceso pueden estar asociadas a cambios respecto al
contexto sociocultural, al estatus laboral, como al ciclo vital (como ya se mostró
anteriormente). Este, es un aspecto de especial relevancia, pues informa de la posible
incompatibilidad de las propuestas, lo que puede propiciar la presencia y la cronicidad de
sintomatologías.
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4 Conclusiones
Como se planteó al inicio del trabajo, para emprender una terapia de características tan
complejas como es la de pareja, es fundamental apoyarse en bases firmes y, para ello, es
útil un diagnóstico relacional que de un norte a la terapia y encamine la labor evaluativa e
interventiva del psicoterapeuta.
Dado que los conflictos que pueden presentar las parejas son de índole muy diversa, tanto
en relación al contenido como en el grado de dificultad que presentan, antes de emprender
el proceso terapéutico y aplicar técnicas, es fundamental empezar con bases firmes, y para
ello, es preciso un Diagnóstico Relacional, que de un norte a la terapia y encamine el
trabajo psicoterapéutico.
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Éste protocolo (que se expondrán a continuación en el CUADRO 1 y se explicará más en
detalle en el ANEXO II “Aproximación al protocolo del Diagnóstico Relacional de la pareja”),
recoge y sistematiza datos durante el proceso evaluativo inicial, a través de tres sesiones
semi-estructuradas.
Esta información es crucial para el proceso evaluativo de la pareja, al contar con un cúmulo
de información que permite conocer y comprender a cada uno de los miembros de la pareja
como individuos, a la problemática que traen y a su dinámica interaccional, mediante el
análisis de tres puntos claves que resultan de gran utilidad para el análisis global del caso y
su consecuente diagnóstico:
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Este apartado hace referencia a situaciones que pueden complicar el curso de la terapia,
tales como: secretos, rencores, infidelidad, violencia, etc. Se entiende que a más
complicaciones, mayor es el riesgo de un mal pronóstico.
1.5. Aspectos que Facilitan el Manejo Terapéutico
Es importante no perder de vista, no sólo los factores negativos que afectan a la pareja, sino
también los aspectos que nos revelan las potencialidades y puntos fuertes de la relación. A
lo largo de las entrevistas de exploración, las parejas dejan entrever sí han sido o no,
capaces de compartir un tiempo donde reine el bienestar en lugar del malestar, así como, su
habilidad de llegar a acuerdos.
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A partir de la realización de este trabajo se apunta como una interesante propuesta de
investigación la aplicación y evaluación de dicho protocolo en la práctica de la terapia de
pareja. Investigación que la autora de este trabajo espera tener la oportunidad de llevar a
cabo en un futuro.
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5 Referencias bibliográficas
24 | P á g i n a
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Watzlawick, P., Beavin, J.H., Jackson, D. D.,(1981). Teoría de la comunicación
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25 | P á g i n a
ANEXO
26 | P á g i n a
GLOSARIO- “Conceptos relacionales sistémicos”
27 | P á g i n a
Conceptos de la Cibernética
Conceptos Comunicacionales
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semántico de la comunicación, el nivel analógico cualifica a cómo se ha de entender el
mensaje, es decir, designa qué tipo de relación se da entre el emisor y el receptor.
Ejemplo: El mensaje "Cierra la puerta de una vez" transmite un contenido concreto (la
instrucción de cerrar la puerta), pero a la vez cualifica al tipo de relación entre emisor y
receptor (de autoridad del primero). En este sentido, "¿Podrías cerrar la puerta, por favor?"
transmite la misma información en el nivel digital, pero muy diferente en el nivel analógico.
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Conceptos referentes a su organización
Como ya se habló en el texto, otra base importante a tener en cuenta es la organización que
la pareja establece, ya que representará la estructura del edificio en el cual se asentará el
sistema familiar. Para Linares y Campo (2002) la organización tiene tres dimensiones:
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