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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Rafael Urdaneta


Escuela de Ciencias Políticas
Cátedra: Filosofía Política
Profesor: Jhon González

Grupo #6
Segunda Parte: Instituciones
El Deber Y La Obligación

Integrantes:
Luis Gutierrez C.I. 26.450.621
David Riquelme C.I. 24.254.489
Yeremi Sánchez C.I. 26.970.070

Maracaibo, 13 de Julio de 2021.


En el presente ensayo vamos a dar un vistazo a la perspectiva que ofrece
John Rawls acerca de temas como los principios del deber natural, qué es el deber
natural, los principios para las personas y los argumentos del principio de
imparcialidad. También, se analizará la visión ofrecida por el autor en cuanto a la
desobediencia civil con sus argumentos y ciertos ejemplos ofrecidos por él y por la
historia.

Desde el punto de vista de la teoría de la justicia, el deber natural más


importante es el de apoyar y fomentar las instituciones justas. John Rawls divide
este deber en dos partes: Primero, se ha de obedecer y cumplir el cometido de los
individuos en las instituciones justas cuando éstas existan y se nos aplique la ley; en
segundo lugar, la sociedad debe facilitar el establecimiento de acuerdos justos
cuando éstos no existan. Todos los integrantes de la sociedad tienen el deber
natural de hacer lo que se les exige, siempre y cuando la estructura básica de la
sociedad sea justa.

En la elección de principios de justicia para las personas el proceso se torna


más fácil debido a que en este punto ya se deben haber adoptado los principios para
las instituciones. Las alternativas más factibles serían aquellas que están
relacionadas con el deber y la obligación en conjunto con los dos principios de
justicia, es decir, el principio de igualdad de libertades y el principio de diferencia.

Esta restricción tiene que ser particularmente importante en conexión con


aquellos principios que definen nuestros vínculos institucionales. Las partes en la
posición original actúan mejor cuando reconocen el deber natural de la justicia. Para
que el sentido de la justicia sea público y efectivo, es importante que el principio que
define los derechos de las personas sea sencillo y claro y asegure la estabilidad de
los acuerdos justos.

Existen otros deberes naturales que son importantes mencionar debido al rol
que juegan en una sociedad justa. Un ejemplo de ello es el deber de mutuo respeto,
que es el deber de mostrar a una persona el respeto que se le debe en cuanto ser
moral por el hecho de que tiene un sentido de la justicia y una concepción del bien.
El mutuo respeto se muestra de diferentes maneras: mediante nuestra voluntad de
entender la situación de los demás o de considerar sus puntos de vista, desde la
perspectiva de su concepción del bien, y en nuestra disposición a exponer la razón
de nuestras acciones cuando éstas afectan los intereses de los demás. El respeto
significa tratar de comprender las aspiraciones e intereses del otro desde su punto
de vista.

Otro deber es la ayuda mutua y el motivo de proponer este deber es que


pueden producirse situaciones en las que necesitaremos la ayuda de los demás. El
no reconocer este principio nos privaría de la asistencia de otro individuo y de dar el
justo valor que esto tiene. Este deber tiene un efecto positivo sobre nuestra calidad
de vida diaria y también, se tendría conocimiento público de que vivimos en una
sociedad en la que podemos depender de que otros nos ayuden en circunstancias
difíciles.

Cuando se da una cooperación mutuamente beneficiosa entre unos


individuos, estos individuos merecerán un trato digno por parte de las personas que
se beneficiaron de esa cooperación.

En otro orden de ideas, se pueden exponer los argumentos en pro del


principio de imparcialidad como los que establecen que una persona está
obligada a cumplir su parte que es especificada por las reglas de una institución
cuando ha aceptado voluntariamente los beneficios del esquema institucional o se
ha beneficiado de las oportunidades que ofrece las instituciones justas para que un
individuo pueda fomentar sus intereses siempre que dicha institución sea justa o
imparcial (que satisfaga los dos principios de la justicia).

El principio de imparcialidad la divide el autor en dos partes:


1) La primera parte expone cómo adquirimos las obligaciones.
2) La segunda parte establece la condición de que la institución deberá ser
razonablemente justa.

John Rawls establece que en primera instancia si bien la acción de obedecer


leyes injustas puede sonar contradictorio, en realidad es lo contrario. La Teoría de la
Justicia delimita que si bien dentro de los órdenes legales pueden existir injusticias
esto no excusa el incumplimiento de estas leyes públicamente aceptadas. La razón
de esto se debe a que se deben establecer en qué alcance estas injusticias pueden
extenderse. Hay un umbral que la Injusticia no podrá pasar porque de lo contrario la
desobediencia sería legítima.
¿En qué momento esto es aceptable? Se habla entonces de una sociedad en
la cual el Sistema de Justicia puede catalogarse como “casi justo”. En esta sociedad
existe un régimen constitucional en el cual se satisface en mayor o menor grado los
principios de Justicia que han sido previamente acordados. Aún cuando hayan estas
situaciones de leyes injustas, por lo anterior se deben obedecer, teniendo por
supuesto la necesidad de cambiar la situación de esa Ley a satisfacer. Esto parte del
reconocimiento de que todo orden social es imperfecto. Y es imperfecto porque es
parte de un proceso político democrático en el que participan mayorías.
¿Se puede deducir a partir de esta premisa que la mayoría no tiene la razón?
Rawls establece que por supuesto estás mayorías cometen errores y es que de
hecho en materia procesal la regla de mayorías es secundaria. Esta justificación se
basa en que el procedimiento de la regla de mayorías se basa en los fines políticos
que la constitución busca alcanzar ya que es el mejor medio de garantizar una
legislación justa y efectiva. Sin embargo, ello no significa que las mayorías tengan la
razón en materia de Justicia.
¿Qué lugar ocupa el principio de la Regla de Mayorías en el procedimiento
ideal que forma parte de la teoría de la Justicia? Si una constitución justa se define
como una en la que habrían delegados racionales guiados por principios de Justicia;
y una Ley o programa es lo suficientemente justo sí. En el procedimiento, la mayoría
de los que participaron a favor estarían en lo correcto. Pero en el procedimiento
ideal no se concibe como un trato entre grupos que buscan favorecer sus propios
intereses. Lo que sí se concibe es un intento de conseguir el mejor programa político
dentro de los Principios de Justicia.
La desobediencia civil es definida por Rawls como un acto público, no
violento, consciente y político, contrario a la ley, cometido habitualmente con el
propósito de ocasionar un cambio en la ley o en los programas del gobierno.
Actuando de este modo apela al sentido de justicia de la mayoría de la comunidad, y
declara que, según su opinión considera que los principios de la cooperación social
entre personas libres e iguales no están siendo respetados. Una glosa preliminar a
esta definición es que no se requiere que el acto civilmente desobediente viole la
misma ley contra la que está protestando. Acepta lo que algunos han llamado
“desobediencia civil directa e indirecta”.
En este primer sentido podemos decir que la desobediencia civil siempre será
de carácter público, abierto, no secreto, y que puede ser de forma tanto espontánea
como orquestada por la oposición a un régimen tanto democrático como tiránico. Un
ejemplo cercano a esta definición la encontramos en la constitución de 1999 de la
República Bolivariana de Venezuela en su artículo 350 establece textualmente lo
siguiente: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la
independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o
autoridad que contrarie los valores, principios y garantías democráticos o
menoscabe los derechos humanos”.
La desobediencia civil no solo es para desconocer una ley sino también para
hacer o pretender un cambio brusco en una ley o en una decisión adoptada por un
gobierno. La desobediencia civil también puede cambiar el rumbo del mundo como
lo fue la lucha por los derechos de la comunidad afroamericana liderada por Martin
Luther King Jr. En la década de los 50 logró grandes avances y lo hizo de una forma
pacífica, aunque el gobierno trató de usar la violencia, con su liderazgo logró que
sucediera, esto es un ejemplo formidable de lo que hace la desobediencia civil de
forma organizada tanto directa como el caso de Martín Luther King Jr. como
indirecta en el caso del artículo 350 de la CRBV.
El rechazo de conciencia consiste en desobedecer un mandato legislativo
más o menos directo, o una orden administrativa. Es rechazo ya que se da una
orden, y, dada la naturaleza de la situación, su aceptación por nuestra parte es
conocida por las autoridades. Esto nos da a entender que el rechazo puede valer
más como un caso único, o de un solo individuo y no de un gran grupo, en esta
parte del libro se ofrecen muchos ejemplos que podemos tomar solo con pocas
palabras como: los primeros cristianos que iban en contra de los estados paganos,
también podemos tomar el ejemplo de una persona que esté en contra de una ley
que moralmente no pueda aceptar, dando así un rechazo justificado, es como
aquella persona que es pacifista y por orden gubernamental tenga que ir a la guerra
pero él por su pensamiento rechace usar alguna arma de fuego en dicha guerra
aunque su vida corra riesgo. Ha de tenerse en cuenta, sin embargo, que, en las
situaciones reales, no hay una marcada distinción entre la desobediencia civil y el
rechazo de conciencia. Además, la misma acción (o secuencia de acciones) puede
tener ciertos elementos comunes. Es por ello que no podemos tomar tan junto la
diferencia que la desobediencia en un estado más grande que puedan hacer un
cambio en alguna ley, o el cambio del rumbo de los hecho, a un rechazo más
personal a ir en contra de una objeción que vaya en contra de lo que ese individuo
piense que puede hacer.
Existen una serie de condiciones bajo las cuáles se puede justificar la
desobediencia civil. La primera condición se refiere a la clase de daños que son
objetos apropiados de la desobediencia. Si tal acto es considerado como un acto de
naturaleza política dirigido al sentido de justicia de la comunidad, entonces la
desobediencia parecerá razonable. Por ejemplo, cuando a ciertas minorías se les
niega el derecho a votar o a ocupar cargos de representación, a poseer una
propiedad o a movilizarse de un lugar a otro, todos deberían estar de acuerdo con
que se trata de una injusticia. Por su parte, las infracciones del principio de
diferencia son más difíciles de reconocer, pueden ir dirigidas a medidas económicas
o sociales y hay formas de resolver estos conflictos sin necesidad de la
desobediencia civil, como por ejemplo, promoviendo procesos políticos nuevos. Una
última condición se da cuando los medios legales de reparación no han servido.
Cuando los partidos políticos se muestran indiferentes antes las demandas sociales
de alguna minoría o se han mostrado renuentes a atenderlas, cuando las
manifestaciones y distintas formas de protesta han sido en vano, la desobediencia
civil viene siendo el último recurso al cual acudir pero se debe estar seguro de que
no existe otra alternativa viable antes de recurrir a esta estrategia.
En una sociedad justa o casi justa con una forma de gobierno democrática en
cierto nivel, pueden existir injusticias y la sociedad, al participar en la desobediencia
civil, trata de apelar al sentido de justicia de la mayoría con el fin de dar a conocer
públicamente que las condiciones de la cooperación están siendo violadas.
Las objeciones que pudiese tener la desobediencia civil es que presupone
que la mayoría tiene un sentido de la justicia y también pueden sostener que los
sentimientos morales no tienen peso político suficiente. En este punto, la cuestión
fundamental es la fuerza de las tendencias que se oponen al sentido de justicia y
saber si este sentido es tan fuerte como para que pueda ser invocado de manera
eficaz.
Cómo conclusión se toma que si la Ley está votada está -en la medida de lo
que se sepa- dentro de la gama de las que ser favorecida por los legisladores
racionales que intentan seguir los principios de Justicia, entonces la decisión de la
mayoría es obligatoria aunque no definitiva. Esta obra nos permite tener mejor
capacidad de análisis al momento de verificar los elementos que motivan a las
mayorías, la forma cómo deciden y finalmente, qué deciden.
Los principios para las instituciones y los principios para las personas están
íntimamente relacionados ya que son los dos principios de la justicia, la igualdad y la
diferencia, la génesis de los principios que se van a acordar y promover en una
sociedad para que los hombres se puedan interrelacionar.

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