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Módulo 1.

Zona Norte
Características geográficas de la zona norte

A continuación, veremos características geográficas de la Zona Norte que


determinan las características de los animales.

Zona norte de mar a cordillera

Esta zona norte, tiene características ambientales subtropicales y también de


desierto, y se encuentra en aproximadamente 1500 km. latitudinales. Si
recorremos desde la costa de Arica hacia el altiplano en Parinacota, apreciamos
una condición desértica y seca, excepto en los parajes aledaños a los ríos que
se muestran fértiles, verdes y llenos de vida. La fauna presente en los
valles es más propia de la zona central de Chile que del desierto, pero
al dejar atrás los valles y entrar en zonas más áridas, los animales que
podemos encontrar se encuentran 100% adaptados a este espacio. Su
morfología y fisiología expresan estas adaptaciones de manera
evidente. En este recorrido de mar a cordillera aparecen grandes quebradas
causadas por ríos que generan depresiones que disponen de
abundante agua, lo que permite el riego, y son los lugares con producción
agrícola. Literalmente aquí “florece” el desierto. A 80 km de Arica hacia el
este se encuentra Putre con una altura de 3500 metros sobre el nivel del mar
(msnm). Al seguir en esta dirección se llega a Parinacota (Cota de parinas o
flamencos) a 4500 msnm, que se encuentra 30 km más adelante, en
dirección hacia Bolivia. Es este ambiente la fauna se ha oscurecido para
protegerse de los rayos ultravioletas, se ha agrandado para reducir la
relación superficie volumen como es el caso de la tagua gigante.
Avanzando desde Parinacota 30 km hacia el este, se estará subiendo 1 km de
altura sobre el nivel del mar, en el altiplano de los Andes, una superficie plana
en altura como su nombre lo dice, con el aire menos oxigenado y también
con menor presión atmosférica, al haber 4.5 km menos de atmósfera,
los animales han desarrollado adaptaciones espectaculares para hacer más
eficientes los procesos respiratorios y obtener el oxígeno necesario por
incremento de los glóbulos rojos. Las aves como los mamíferos se ven
beneficiados respecto a otros grupos de animales al disponer de sangre
caliente, lo que les permite mantener sus actividades a muy bajas
temperaturas: varios grados bajo 0 desde el atardecer a la madrugada, lo
que además suele estar potenciado por fuerte brisa o viento.

Altiplano

En el norte de Chile, la Cordillera de los Andes se divide en dos


cadenas dejando en medio una alta planicie bajo un clima tropical
de altura, frío y seco en invierno y lluvioso en verano; las
temperaturas oscilan desde -8°C en la noche, a los 20°C en el
día. Las planicies y laderas albergan praderas o pajonales que están
formados por pastos duros llamados pajas bravas y matorrales o
tolares de distintas especies de arbustos, bajos y resinosos. En
los sectores rocosos a 4000 msnm se desarrolla la yareta, una planta
de lento crecimiento que forma densos cojines (imagen 1) y que
sirve como fuente de alimento y agua para diferentes mamíferos como
la vizcacha, quirquincho y otros mamíferos.

En las cadenas montañosas que rodean el altiplano cae nieve y cuando


ésta se derrite escurre hacia la planicie, formando sistemas
hidrológicos endorreicos, ríos que no alcanzan a desembocar en
el mar, que abastecen los salares, vertientes, lagunas, vegas y
bofedales (humedales) e, incluso, los ríos. En los humedales se
puede encontrar una rica variedad de fauna, como peces, anfibios y
aves, los que se alimentan de las algas, plantas e invertebrados
que también se desarrollan en sus aguas (imagen 2).

En esta región ecológica los humedales son considerados


ecosistemas estratégicos, tanto por su rica diversidad de especies
animales y vegetales, como por los servicios ambientales que
prestan; su conservación y manejo sustentable es imperioso debido a su
vulnerabilidad y a la limitada disposición del recurso agua.

(Imagen 1: Yareta)
(Imagen 2: Bofedal)

Desierto

El desierto no es homogéneo y se pueden distinguir, desde la costa


hacia la cordillera: El Desierto Costero, el Desierto Absoluto y el
Desierto Andino. La presencia de este desierto en el territorio chileno
se relaciona con el relieve, los patrones globales de circulación de
vientos y la corriente oceánica fría de Humboldt. La fauna asociada
a cada uno de estos ambientes es también particular dada la condición
de temperaturas bajas de estas aguas que incluyen altos niveles de
nutrientes.

El Desierto Costero (Imagen 3) se extiende como una angosta franja a


lo largo de gran parte de la costa de las regiones nortinas. Debido a
que prácticamente no existe planicie litoral, la Cordillera de la
Costa cae abruptamente al mar, lo que permite que la humedad
marina en forma de camanchacas (neblinas) se condense y quede al
alcance de las plantas, formándose comunidades arbustivas
bajas que albergan variadas especies de fauna. Comunidades que,
en la condición de desierto, no podrían existir.

(Imagen 3: Desierto costero)

Entre la Cordillera de la Costa y los primeros contrafuertes de los Andes


se encuentra el Desierto Absoluto (Imagen 4). El relieve es plano
(pampa) y en grandes áreas el suelo está recubierto por una costra
salina. Las precipitaciones no existen, el aire es extremadamente
seco y hay grandes oscilaciones térmicas entre el día y la noche.
La vida está prácticamente ausente en grandes extensiones y solo
aparece donde hay alguna disponibilidad de agua por
escurrimientos desde la cordillera (ríos y oasis) o afloramiento de
napas freáticas como ocurre en el sector del desierto llamado
Pampa del Tamarugal, debido a la existencia de abundantes
tamarugos, Prosopis tamarugo. En este lugar, existen especies animales
asociadas y especializadas al tipo de vegetación presente como especies
de abejas solitarias del género Centris, y sobre la cual se genera una
cadena trófica con aves y reptiles, que se nutren desde esta base de
abejas.

(Imagen 4: Desierto absoluto)


En la vertiente oeste de los Andes, sobre los 3000 msnm, hay mayor
aporte hídrico por precipitaciones en la cordillera (humedad que
viene del este) lo que genera el Desierto Andino (Imagen 5), donde
se desarrollan comunidades vegetales que se hacen más densas a
medida que cuentan con mayor disponibilidad de agua.

(Imagen 5: Desierto andino)


Ambientes costeros: Paposo

El paisaje costero en la Región de Atacama (aproximadamente 60 km al


norte de Taltal) es dominado por el desierto, por lo que hay gran
ausencia de vegetales y animales. Sin embargo, en los cerros de la
Cordillera de la Costa, se desarrolla un ambiente húmedo y más típico
de la zona central de Chile, llamado Paposo. Es un monumento
natural que subsiste gracias a las neblinas costeras (Imagen 6).
Este ambiente es relicto, es decir, una condición remanente de algo que
estuvo mucho más extendida en el pasado prehistórico, y que ahora ha
desaparecido en el resto de la zona (Imagen 7). Los cambios se han
producido en miles y millones de años, por causas geológicas
que, incluso, consideran la deriva de los continentes que los acerca o
distancia de los polos o del ecuador terrestre.

(Imagen 6: Neblina costera)


(Imagen 7: Paposo)
Ambientes costeros: Pan de Azúcar

En la Región de Atacama es posible encontrar sectores ricos en fauna


y flora completamente determinado por la topografía de los sectores
(Imagen 8), donde la condensación de humedad producto del choque
de masas de aire húmedas provenientes del norte, con masas de aire
fría provenientes del sur y cambios altitudinales promueven la
formación de nubes de presencia constante sobre estas superficies.
Esto permite una humedad ambiental alta equivalente a una
precipitación de regiones más australes. Se trata de fauna y
vegetación relicta, verdaderas reminiscencias del pasado cuando estas
regiones disponían de lluvias más constantes.

(Imagen 8: Pan de Azúcar)


Diversidad biológica y cultural

Los animales han estado presentes desde siempre en la cultura de los


pueblos originarios y para comprender basaremos los siguientes apartados
en el capítulo Tradiciones culturales y Biodiversidad, del libro
Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos.

Etnozoología andina

El conocimiento de la fauna en el mundo andino está íntimamente


ligado a todos los niveles del paisaje; la fauna es otro integrante más
del ambiente y se refieren a ella haciendo alusión a los lugares que
habitan, de qué se alimentan y su utilidad práctica para el hombre.
Además, subyacente a cualquier clasificación “andina” de los elementos
del medio ambiente, existiría un orden cosmológico o natural en el
que todos estos elementos tendrían un “dueño”, ya sea hombres,
divinidades o antepasados. Existe un tiempo mítico primigenio donde
los gentiles o chullpas habitaron la tierra antes de la salida del sol
(Imagen 9); eran seres sabios en íntima comunicación con la
naturaleza (Castro y Martínez, 1996). Se cree que en aquel tiempo
hombres y animales eran en alguna forma “lo mismo”; esa época
es conocida como el “tiempo inquieto” porque los hombres y las
bestias intercambiaban sus formas fácilmente, cosa que hoy en día
ocurre muy rara vez (Platt, 1976).

(Imagen 9: Gentiles o Chullpas)


En tiempos antiguos, antes de que el ser humano domesticara
animales y plantas, la “llama de los chullpas” (antepasados de los
Inkas), era la “vicuña”; la perdiz o “p’isaqa” era su gallina; su quinua y
papas corresponden a variedades silvestres que se mantienen
hasta la actualidad. Los gentiles, pueblo dedicado a la agricultura,
confeccionaba andenes en las montañas antes que los inkas, y regaban
sus tierras con agua que se filtraba por la falda del cerro, están
asociados a un estado “presocial”, donde existía continuidad
entre los seres humanos y las deidades. La primera y más
importante distinción efectuada se estructura entre los animales
domésticos y silvestres, es decir, aquellos que son propiedad del
hombre y este los cuida, y aquellos que viven libres en el campo y no
tienen dueño. Esta dicotomía que se expresa en los términos ‘uywa’
(animal criado con dueño) y ‘sallka’ (animal salvaje sin dueño),
compartida en las lenguas aimara y quechua. Por lo tanto, sería
resultado tanto de la experiencia del hombre andino, como de las
creencias con respecto al origen de los animales (Grebe, 1984).
Existen algunos animales en una categoría intermedia, animales
silvestres susceptibles de una semidomesticación, los que son criados
con diversos fines, como el burro silvestre, el quirquincho, el suri, la
parina, vicuñas, distintas clases de pato, y el jilguero (Castro, 1986;
Romo, 1998). Además, hay un subgrupo de animales y plantas que
pertenecieron a los antepasados míticos, los gentiles.

La fauna silvestre es fuente de profundas y detalladas observaciones;


los pastores andinos al salir al campo están continuamente rastreando
huellas y señales en el suelo y escudriñando cielos y horizonte en la
búsqueda de los animales y aves que por allí transitaron. Primeramente
podemos decir que los animales se distinguen por el conjunto de sus
atributos, entre los que podemos mencionar como los más relevantes,
el hábitat en el que viven (la quebrada, la vega, el cerro, la pampa). La
morfología o aspecto externo de los animales, fundamental para su
identificación, siendo junto a la forma y colorido, de importancia
decisiva, los ruidos y cantos que emiten, la forma y localización de
sus huellas o fecas, etc.; su comportamiento y hábitos, como por
ejemplo la hora en que “salen” (hábito diurno o nocturno), la época del
año en que “llegan” o si “hay año redondo” (estacionales o
permanentes), si son “carnívoros”, “basureros”, “come gusanos” “come
barro”, “come flores”, etc.

Por último, es importante la relación que tiene el animal con el


hombre (Imagen 10), pudiendo tener una valoración positiva, en el
caso que tenga alguna utilidad como alimento, medicina, animales
utilizados en rituales o pagos; o negativa, cuando ocasiona algún
tipo de daño a las personas o a su trabajo (depredación del ganado
o chacras, seres de mala suerte o anunciadores de desgracia, animales
que pican o muerden, etc., como señaló Romo, 2001). A través de los
elementos antes nombrados se identifican las distintas especies, de
una forma comparativamente no tan sistemática, en relación a lo que se
ha estudiado de la flora andina. Sin embargo, en algunos casos se
encuentran denominaciones colectivas para algunas familias de
animales como los patos, zorros, ratones, culebras, lagartos, mariposas,
hormigas, moscas, arañas. Dentro de estas agrupaciones, suelen existir
denominaciones específicas para las especies, hecho que se observa
especialmente dentro de los mamíferos y aves. Finalmente tenemos las
distinciones a nivel de especie, encontrándonos con predominio de
nombres simples (una sola palabra), por ejemplo, quirquincho, y sólo
en algunos pocos casos denominaciones binominales, como, por
ejemplo, pato jerga o mosca wairura (Romo, 2001).

(Imagen 10: Ceremonia atacameña)


Arte rupestre y etnozoología
Los diseños que aparecen en el arte rupestre o geoglifos nos pueden
dar la clave de los atributos que distinguen las diversas especies.
Por ejemplo, Castro señala que los guanacos y vicuñas se distinguen por
su color (Imagen 11), los gatos o felinos, por su larga cola; las
vizcachas por sus orejas; la lechuza por sus ojos; el cóndor por la forma
de posarse en la tierra. Otros animales identificados fueron llamo,
perdiz, wallata, culebra y gusano (Castro y Gallardo, 1996: 88).
Mención especial merecen las plantas y animales de los gentiles
antepasados míticos que poseen una ligazón simbólica con lo
natural y sintetizan la idea de fertilidad y abundancia agrícola
(Martínez, 1976).

(Imagen 11: Arte rupestre)


Cada planta cultivada o animal doméstico actual corresponde, según
Cereceda (1990), a una especie de planta o animal que, apareciendo
hoy como silvestre, inútil e incluso dañina para el hombre actual,
sirvió de sustento o perteneció a los chullpas. Características de
estos cultivos de los antiguos es que surgen en forma espontánea y
no pueden ser consumidos por las personas, o su calidad no es
óptima para el consumo humano. Ejemplos de esta domesticación
son el caso de la papa y la quínoa seleccionadas por los antiguos, y el
de los animales, la liebre y el gato montés. Estas especies serían
“dobles silvestres” de los animales domésticos actuales, y
estarían reunidos bajo el adjetivo ‘k’ita’ (Cereceda, 1990), por lo
que resaltamos kitaconejo (liebre) registrado en Ollagüe (Romo, 2001) y
kitamishi (mishi gato en quechua, gato montés) registrado en Toconce
(Castro, 1986); ambas corresponden a especies silvestres, las que
asocian con animales domésticos (conejo y gato) y que resultan
perjudiciales para el hombre porque destruyen cultivos o atacan
a los animales domésticos.

Algunos animales con connotaciones mágico-sagradas,


encontramos felinos como el gato andino, aves como el ‘chullumpe’ (ave
acuática), el ‘cóndor’, el ‘águila’ (Imagen 12), mamíferos como el
‘quirquincho’, reptiles como el ‘vaserro’ (culebra), el ‘jaririnko’ (lagarto),
y anfibios como el ‘jampato’ (sapo). Aquí también podemos incluir a los
‘cargueros’, animales encargados de transportar y custodiar las riquezas
de los ‘mallkus’ (montañas sagradas): la vicuña, el guanaco, la rana, el
cóndor, el águila, el ‘waycho’ y el lagarto (Castro, 1986).

(Imagen 12: Representación falconido)

Por ejemplo, el ‘awatiri’ (Felis colocolor) y el ‘tite o kitamishi’


(Felis jacobita), ambos felinos, se asocian con el culto al ganado
y, según Grebe, sería el pastor sobrenatural del ganado silvestre
del espíritu de la montaña, y sabe silbar como pastor (Grebe,
1986); embalsamado, preside los floreos, simbolizando al pastor de la
tropa (Van Kessel 1996a). El cóndor o ‘mallku’ (Vultur gryphus)
(Imagen 13) sería la gallina de los ‘achachila’ o gentiles y se
encuentra ligado al culto de los cerros (Van Kessel, 1996a: 51; Van
Kessel 1996b; Cereceda, 1990), se le hacen mesas para el cierre del
carnaval y para tener éxito en las transacciones comerciales
(Grebe, 1984). Sus huesos eran usados para confeccionar flautas de
pan. A su carne se le atribuyen propiedades medicinales, como
retardar el envejecimiento (Castro, 1986) y sus plumas también serían
beneficiosas para la salud.
(Imagen 13: Representación cóndor)
Otra ave importante es la parina o flamenco (Phoenicopteridae). Hay
tres tipos diferentes: ‘tococo’ (Phoenicopterus chilensis), la más bella;
‘jototo’ (Phoenicoparrus andinus), con las plumas más rosadas; y
‘chururu’ (Phoenicoparrus jamesi), ligeramente más blanca. Sus
plumas se utilizan en diversos rituales, para la lluvia, la tierra y
curación de enfermedades (Castro, 1986; Romo, 1998); los huevos
de parina se consumen e intercambian y supuestamente también
tienen propiedades medicinales (Castro, 1986; Mostny et al. 1954;
Romo, 1998). Una mención especial nos merece el picaflor, antigua
deidad regional del área atacameña a la que denominaban ‘Sotar
Condi’, el que es descrito en un texto de extirpación de idolatrías del
siglo XVII:
“como aquel a quien todos los indios de estas Provincias teníamos
por Dios teniéndolo nuestro Padre en la mano, vestido de cumbe con su
pillo [cintillo] y Plumas en el de oro y Pájaro flamenco...” (Castro,
1997).

Esta habría sido una deidad de tiempos del inca o inclusive anterior y
reafirmada como tal bajo su dominio. Sería una deidad asociada al
punto cardinal oeste, las montañas y lugar de los difuntos, cualificado
desde los tiempos coloniales hasta la actualidad como el pájaro
que “renace”. El antiguo sacerdote indígena le otorgaba un poder de
mediación con los dioses cuando lo invocaba. Se dice de los picaflores
que desaparecen en invierno para retornar en primavera,
haciendo referencia al fenómeno de sopor o letargo estacional
durante el invierno austral. Según algunos autores, eran
considerados embajadores divinos de esta estación, en que se
abren los capullos y empiezan a germinar las plantas, de modo que
contienen todo un sentido de la fertilidad (Castro, 2004). Otros animales
de importancia ritual son el ratón amo (Abracoma cinerea) y
‘waycho’ (Agrinomis sp.); su guano es utilizado en rituales
mortuorios y además tienen usos medicinales (Aldunate et al.
1981; Romo et al.1999).

Además, existen una serie de animales que son importantes


debido a que aparecen reiteradamente en distintas expresiones
culturales, lo que sin duda está relacionado con su simbolismo. Hay
motivos presentes en geoglifos: llamas, aves, lagartijas, serpientes
felinos (Núñez, 1976); animales presentes en relatos tradicionales:
zorro, puma, perdiz, quirquincho, cuy, vicuña, vizcacha, grillo, ‘wayata’,
‘parina’, cóndor, halcón, ‘suri’ (ñandú) (Imagen 14), colibrí, loro,
paloma, zorrino, sapo, culebra, lagarto y ratón (Munizaga y Gunckel,
1958; Van Kessel, 1994).

(Imagen 14: Representación de un suri o ñandú)


Otro mito es, que en tiempos remotos el espíritu de la montaña
(mallku) era poseedor de todos los animales; luego el hombre
recibió del mallku, en calidad de préstamo indefinido, los
animales que domesticó: la llama y la alpaca. No obstante, el
mallku se reservó el privilegio de retomar, requisar, o provocar
enfermedad o muerte a dicho ganado en el caso de que el
hombre le diese mal trato o no ejecutase los ritos de rigor para
propiciar su fertilidad y bienestar. Por ello, los dueños del ganado
deben realizar vilanchas (ofrendas y sacrificios) a los espíritus de la
montaña. Por su parte, el mallku también posee su propio rebaño
constituido por los animales silvestres que sólo él controla (Grebe,
1984). De esta forma, se establecen una serie de interrelaciones
tendientes a mantener el inestable equilibrio de fuerzas, en la forma de
ofrendas y pagos, entre los dueños de estos elementos, dándose así las
necesarias relaciones de reciprocidad[1].

 Texto: CONAMA, 2008. Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos, Ocho Libros Editores
[1]

(Santiago de Chile), 640 pp. (Capitulo Tradiciones culturales y Biodiversidad. Verónica Castro y
Marcela Romo)

Mitos y leyendas
La Zona norte es muy rica en sus mitos y leyendas, a continuación, te
dejamos los recursos para conocer algunas de ellas.
El Yastay

Este ser mitológico es conocido como el Protector de Guanacos, ya


que él debe autorizar la caza de estos animales a cambio de
ofrendas.

Una versión de este mito describe al ser como un guanaco de gran


tamaño, con velocidad y reflejos sobrenaturales. Cuando se veía
rodeado de cazadores, éste se transformaba en viento para huir.

Los lugareños debían dar ofrendas al Yastay para que los guiara y
autorizara a la caza de manadas sin crías de guanacos. Por otro lado,
a los cazadores indiscriminados les castigaba desatando su furia
lanzando lenguas de fuego.

El Alicanto

La leyenda cuenta sobre un ave de grandes alas y plumaje dorado,


símbolo de buena fortuna. Habitaba en yacimientos de oro y
otros metales preciosos, los cuales utilizaba de alimento, y a su
vez le impide el vuelo, debido al exceso de peso.

Los mineros o caza recompensas buscan al Alicanto de noche, ya


que resplandece su dorado brillante. Sin embargo, el ave selecciona a
sus seguidores, pues detectaba la avaricia en los humanos. A
aquellos de corazón puro los guiaba hacia el tesoro, mientras que
a los avaros los conducía a precipicios o caminos a la perdición
para impedir su retorno al lugar.
El Piuchén

Se la asocia a una culebra con alas, un ave, un pez, a veces hasta a


un murciélago. Suele ser descrito como un animal fuerte que habita
en los bosques, capaz de arrasar con los árboles que se crucen, y que
deja un hedor en el aire que causaría enfermedades a humanos que
ronden el lugar. Se alimenta de animales como caballos, vacas e
incluso personas. Los rebaños visitados por este ser entran en
locura.

Este animal vive en los campos o áreas rurales de Chile,


habitando en cuevas o quebradas. Suele ser visto en los atardeceres
cuando todavía queda algo de luminosidad en el horizonte, y se aprecia
por el contraste.

La leyenda cuenta sobre un animal enorme, con alas tipo


murciélago, de color oscuro o negro, que acecha a las personas y
los animales.

Escritura en piedra y animales


Diferentes técnicas han permitido al ser humano dejar muestras de su
saber o pensamientos, y una de las más antiguas y que perdura es la
escritura en piedra.

Desde sus inicios el ser humano ha tratado de plasmar su ambiente para


las siguientes generaciones, y uno de los temas más recurrentes que
hemos utiliizado a lo largo de la historia son los animales.

Las diferentes sociedades humanas han hecho parte de su cultura a sus


animales en una infinidad de formas, y hasta el día de hoy ellos son
parte importante de nuestro día a día.
Desde el cavernícola que retrata sus escenas de caza en los inicios de la
historia, a las fotos de gatos en memes, los animales son una parte
imborrable de nuestra cultura.

Animales de la zona norte

Camélidos

El guanaco mide 1.90 de altura y puede pesar hasta 150 kilos, convirtiendo a
este animal el herbívoro más grande de las zonas secas de América del Sur.
Está revestido por un pelaje doble y grueso, pero muy liviano pues, a
diferencia de la lana de oveja y a semejanza con la vicuña, la fibra que
lo compone es hueca.

Su coloración varía entre café́ claro y rojo oscuro, siendo más común
esto último, tiene la cara gris y orejas puntiagudas. El pelaje le
ofrece la posibilidad de camuflarse, debido a que prefiere hábitat
abiertos como estepas, pastizales desérticos, praderas y sabanas.

Asimismo, el guanaco es el camélido más rápido: puede alcanzar


hasta los 64 kilómetros por hora, lo que le permite la supervivencia
en estos hábitat abiertos donde no existe la posibilidad de refugiarse.
Son tilópodos (“pies con almohadillas” en griego), es decir, no cuentan
con pezuñas si no que presentan dos dedos con uñas en cada pie y
almohadillas resistentes y fibrosas que aguantan la mayoría del peso.
Estas unas también sirven para el agarre de los terrenos rocosos de la
zona andina.

Centris spp

Centris es un género de abejas y como tal pertenece al Filo


Artrópoda, que se caracteriza por presentar un exoesqueleto,
conformado por Quitina (hidrato de carbono estructural de los animales)
que entre sus múltiples funciones limita la pérdida de agua por
superficie corporal.

¿Qué características de Centris le permiten adaptarse al desierto


y a la pampa del tamarugal?
El principal factor limitante de un animal o ser vivo que quiera vivir en el
desierto de Atacama es poder obtener agua en la cantidad suficiente
como para sobrevivir.

Entonces surge la pregunta: ¿qué adaptaciones tiene la abeja


Centris para la vida en el desierto?

Este animal posee un sistema metabólico que le permite pequeños


consumos de agua y con ello sobrevivir en las condiciones desérticas.

La abeja debe reducir la pérdida de agua por evaporación o


transpiración a través de la superficie corporal, por las superficies
donde ocurre el intercambio de gases para permitir la respiración y la
excreción.

Al tener la capacidad de volar accede a las flores de los tamarugos


donde se alimenta y obtiene el alimento para sus larvas, así como un
mínimo de humedad, devolviendo al tamarugo la polinización de sus
flores esencial para la reproducción del árbol.

El vuelo a una distancia o altura de 30 o 40 cm de la superficie del


suelo, protege a las abejas del calor directo del suelo expuesto al sol,
particularmente a las horas de máximo calor consecuencia de una
atmósfera transparente, y les permite un cierto control de ésta.

La vegetación aporta sombreamiento a las abejas cuando se alimentan.


Tagua Gigante

La tagua gigante tiene una distribución restringida en sectores de


bofedales del altiplano chileno, peruano y boliviano a alturas de 4000
y 5000 msnm.
El cuerpo es de color negruzco apizarrado. Su pico es amarillo.
Ha desarrollado un plumaje de color oscuro para protegerse de la
radiación solar.
Estas aves miden entre 48 y 66 centímetros y pesan entre los 2 y 2.5
kilos, poseen cabeza y cuellos negros.
Vizcacha

Son bastante grandes, normalmente mayores al tamaño de un


conejo, con una cola bastante larga y son muy ágiles y hábiles,
saltando principalmente sobre sus patas traseras, para desplazarse por
las rocas y los resquicios que estas dejan.
La vizcacha posee una cabeza de gran tamaño, así como un hocico
voluminoso y plano por delante, acompañado de bigotes largos y
sedosos. Posee un hermoso pelaje abundante y suave que cubre
todo su cuerpo.
El color de su pelo varía con la ubicación, siendo en el norte más
amarillenta y hacia el Sur se torna una tonalidad grisácea.
Flamenco

Es un ave grande cuya altura puede superar 1 metro y varios kilos.


Cuando vuelan la cabeza estirada se equilibra con sus largas patas,
teniendo la máxima concentración de peso en la zona media del cuerpo,
justamente en el punto de equilibrio, donde se insertan las alas. Por otro
lado las patas largas les permiten alcanzar a poner cómodamente
la cabeza dentro agua de las lagunas bajas en las cuales viven.
Su cabeza tiene un pico que aparenta estar invertido debido a que
trabaja filtrando agua en sentido contrario a cómo trabajan otras
aves filtradoras de agua, y que tienen láminas o «coladores»
concentradores de alimento.
El término “parina” es utilizado para referirse a los flamencos
pequeños o flamencos andinos, los cuales pertenecen al género
Phoenicoparrus. Existen 6 especies de flamencos en el mundo, 3
presentes en Chile, de las cuales 2 pertenecen a este género
Phoenicoparrus.
Quirquincho

También es conocido como quirquincho andino, de la Puna o


peludo.

Se encuentra en Bolivia, el norte de Argentina y el norte de Chile.

Se trata de un mamífero que ha desarrollado una cubierta corporal


endurecida que le sirve de protección contra predadores y condiciones
ambientales.

La cubierta formada por placas óseas cubiertas y escudos córneos


le significó el quirquincho sacrificar flexibilidad y rapidez. Su aspecto
le aporta un camuflaje eficaz en su hábitat ya que a simple vista se
percibe como una roca en el paisaje, gracias a su color y forma.

También pudo desarrollar desde sus patas cortas, garras fuertes y


largas que le permiten excavar con rapidez y eficiencia sus madrigueras
y buscar alimentos, como tubérculos.

El quirquincho cambia su rutina adecuando a la época del año, y en


verano por las altas temperaturas suelen buscar alimentos de noche, y
en invierno son más bien diurnos.
Como buen mamífero disponen de un buen olfato otorgado por un
largo hocico que les permite localizar alimento.
Ñandú

El ñandú es un ave, y las aves evolutivamente fueron diseñadas para


volar y ser particularmente eficientes en el vuelo.
El ñandú teniendo todo para volar como un ave normal, optó hace
millones de años por quedarse en tierra y adaptarse.
Las aves en general tuvieron una serie de adaptaciones para volar que
se pueden resumir como «todo lo necesario para bajar de peso».
Los huesos mantienen sus características, aunque se agrega
colágeno y calcio haciéndolos más fuertes, mantienen las plumas
porque es carácter de todas las aves, pero las usan para protegerse
mecánicamente o de temperatura. Mantienen las alas, pero reducidas
en tamaño y, al correr, equilibran la carrera y el volumen, mostrándose
más grandes.
Conservan la diversidad de plumas sobre el cuerpo, buen aislamiento
térmico que aleja calor o frío y da aspecto imponente.
Sus patas son grandes y pesadas y los huesos de las patas también
gruesos y largos, particularmente fémur y tibia y dedos. Siendo
bípedos tienen que mantener equilibrio lo que se logra teniendo una
gran masa alejada del suelo, y su gran tamaño, y ausencia de
restricciones de peso al no volar, le otorgan protección al reducirse los
predadores posibles.
Su corazón es proporcionalmente más pequeño y tiene mayor volumen
de sangre, además de que mantienen la excelente vista que les
permite visualizar predadores.

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