Está en la página 1de 42
4 DERECHOS DE LIBERTAD Y DERFCHOS DE JUSTICTA Las concepciones de lus derechos que han influide en las distintas declaraciones constituciomtales se corresponden hist6ricamente con las eres grandes correntes del pensamiento polfico modeero: el Siberalismo, el Socialismo y el cristianismo social, Cada una de ellas ha hecho su aportacién, propugnando mas unos derechos que otros, de manera que el euadro fesultante es hastante complejo y muchas veces problemético'. Ahora bien, tstas aportaciones no se distinguen Gnicamente por su diversidad de contenido y estructura juridica, Sis! fuese, podria licgarse fécilmente, sino ‘lun simple compendho, al menos a una composicién de las mismas, y entonces ia universalidad del lenguaje de los derechos daria lugar an espacio unitario smetedot para ulteriores desarrollos, En estas condiciones, podria pi 0 en una superacion de las tradicionales rivalidades « través de una politica comin de los derechos en la que vacls uno de los Componentes pudiera ver satistechas sts aspiraciones. Por desgracia no es asi, Aparte del problema que supone el establecimien: to de prioridades para satisfaccr los derechos que resuitan costosos, y de los conflictos que de elto derivan, las declaraciones constitucionales de derechos ho reflejan sinicamente una diversidad de contenido y estructura que pusda explicarse por los ideales politicos que histricamente as han promovido. A Ibs distintas aportaciones subyave una distinciéa realmente fundamental que esta relacionada con el ethos de los derechos. En relacién con esta distinci6n, las diferencias de contenido y estructura tienen wn valor secundari. de cooperaci 1. Los dos horizontes de los derechos: ta libertad y la justicia Todos los derechos de! hombre se sittan en dos grandes horizontes cle la vida colectiva, ambos bastante exigentes y no fécilmente dispuestos a ceder para cijarse sirio. Horizontes, hay que aftadit, que han de tenerse en cuenta Para co-aprender las declaraciones constitucionales de derechos, pues, e» verdad. si existe un sector del derecho constitucional donde el analisis ex. clusivainente tuspositivista resulea esteril ese es, precisamente, el de los de rechos Yomemos aqut el humanisto laico y e! humanismo cristiano como te Presentativos de las dos concepciones nenerales que dan sentido a los dere. chos. La diferencia entre ambos debe ser puesta de manifiesto del modo ao radical, pues s6lo asf podrd arrojarse alguna luz sobre el gran tema de los derechos inumanos y tomar concienci« de las dificultades que el mismo enutrafa. Y es que, en efecto, contranamente al simplismo de los celadores de los derechos fumanos, éstos estén destinacos a convivir con grande, ifics'tades, aunque no por ello estemos dispuestos a sacrificar ana tradi (Gn « la onra. 1 s:as tracheiones pocien a los derechos ou rolacisn con dos valores q+ aparecen inevitablemente vinculados 2 clas, pero cuya coexistencia ess ‘jos de ser pactfica: la libertad y la justicia. Cabe decielo asi: el hamanismo laico habla de aquellos derechos con cuya violaci6n se frastra la pretensién de libertad dei hombre; el humanismo cristiano de aquellos otros con cuy'a violacién se frusera su aspitacidn a la justicia, De la opresion a la libertad, a través de los derechos, en el primer caso; de la injusticia a a justicia a través de los derechos, en el segunelo. Ambas concepciones pueden hablar en non. bre de ia diguidad dei hombre, pero mientras para la primera la naturalera digna consiste em la libertad, pera la segunda consiste en la justicia Sis: les quissera dar un valor absolute, cada una de las dos posiciones podria +» ciuiraJa otra mediante wia dable y optiesta reduccién: de la jas ficia a libertad o de la libertad a justivia. La primera reduccion (las socieda des justas son aquellas on las que rige fa libertad) es la propia de las concep- ciones radicalimente individualistas, Ia segunda (las sociedades libres son aquecllas en las gue rige lt justiciad es la propia de !as concepciones holistss, soncepeiones que han couovidy numerosisimas formas de expresion en el curso de la historta del pensamiento politico. No es posible desarrollar 2qui cl significado de estas reducciones. Interesa tnicamente observar que étas :muestran con absolita claridad ln contradiecién énsita en las dos concepcio nes de fos derechos: Hemos hablado sélo de dos concepeiones, de fas que el humanismo laico y el cristiano han sido tomados como gjemplos —pero sélo como cjemplos— particularmente clatos y significatives para las concepciones po- liticas del mundo occidental. No debe sorprender que no se haya reservado Lun sitio propio a las concepciones socialisras de lus derechos. No se trata n: de un olvido ni del efecto de los recientes avatares politicos que han invalidado las zealizaciones histdricas hechas en nombre del socialismo. Es- tos sucesos, por lo dems, aunque de ona enorme relevancia en el plano histérico-eoncreto, son totalmente irrelevantes es el plano de la valides de las ideas en las que pretendian inspirarse: la practica, en estos casos, no 76 DERECHOS OF LIRERTAD ¥ DERECHOS DF JuSTICIA pene ningtin valor como «experimenton de la teoria. La razir de la exclu: sin es simplemente esta otra: las concepciones de los derechos que provie- net del gran mundo que se comprende bajo Ia eategori del secialismo no tienen! nada, 0 nada origival, que aportar a la gran distincién que interesa arrollar aqui det evidente queef marxismo no ene una doctrina donsttuciva de los, derechos. Al contrario, siene nna doctrina dirigida a «desmistificar» las cor- cepciones de los derechos ajenas y a demostrar que estan a’ servicio de un determinado sistema de organizacidn social. Ya en los textos canonicns, como La cuestidn judia, de 1844, y el paragrafo Il del Manifiesto de! Parti do coms, aparece caro qu ios derechos el home» son on eledad ferechos «del burgués» y que, mientras con la supzesiin «Tas clases no srtuna ssoeachon general ala quee Ibredesarolo de ada uno ses la condicion para el libre desarrollo de los dems», el derechw los derechos no podtan ser ofa cosa que elementos secundarios dee !o'aa de clases’ El derecho constitucional es fiduciario de esta concep: Por otca parte, lo que consticuye el gran acervo del >ensaimiento polit co socials no marnista es original en cuanto al ands dels causes del opresion (y, por tanto, de la negacidn de los derechos! y a ios medios de Emancipacn de la mis (es decir, de ulimacion dels derecho). Pere desde el punto de vista sustantivo, en Ia medida en que tiende a uns srme- nia social, el sucialismo coincide muchas veces con la tradicién cristiana. | cambio, en la medida eh gue ro se remite a.un orden genecal que pueda definirse aqui y shora como enaturalmente> justo, verdadere +. por 7 ebiigitono, sino a una sociedad er movimiento, concuerda co, adh mis atin, forma parte de la raisma. . ‘Cuando se ucupa de los derechos humanos, la tradicion soctalista 0 amarxista reclamna la realizacion total de los mismos; es decir, su generaliza- cién, mediante la vinculacién d= los derechos con la igueldad, y su sustanti vaciOn, mediante fa garantia de lis condiciones materiales que hacen efect vo su cjercicio". Asi, pues, la contribucsén original de la tradkcion wesalistas a Ia afirmacidn de los devechos det hombre esta mas relacionada con st alcance y efectividad que con su fundamentacién y su significado esencial. 2. Dos ejemplos eruciales: ef derecho al trabajo y el dereckso al salario Entre las muchas posibilidades existentes para ejemplificar las dos grandes conceperones que se acaban de mnencionar, pueden tomarse dos derechos que s¢ enctentzim reconosicos gn ambus y que, por lo tantoy a prime vista, padeia parceer que constituyen tin punto de encuenteo: ei derecho trabajo y el derecho al salario, 44) Contratianente alo que suele pensarse, la primogenitura en la pro clamacién det rrabajo como derecho no es ni eristiana ni socialist, sino a7 ilustrada, En En sa contexto originario, sin embargo, asumia un signiticadg peur Ee less a de 1776, au abolia la perenenci cibligarora los rabaisdores «las corporaciones, Turgot pone en boca det joven Tae XVTestas palabras: Sor ponsen Goce de even La Din, em donant’ homme des best, em fo rendane neces travail, a fait du dest de travailler, la propigte de rent h cee Prone rata travail, tetuc hommes et cette popes ey bremubresLpsserés ta plese detoores Nove pardonscona an des prem deirdre ts. ercomme un deste pls site ne Rene ‘ops totes lesaees pores ee Uriah En la doctrina social de la Iglesia, la cuestin del trabajo se siti contexto bien dstinto, et del hombre cuido. El tena viene conveantersen precedide por jas maldiciones divinas: «Cameras el pan con el sudtor de ve Frente» (Gn 3.11) y «Maldita sea la terta de tu trabajo, comenis de ella son {atga todos Tos dias de eu vidas (Gr 3,17). El trabajo au la ences erwin novarum” proclama como deber antes que como derecho sire para qu labor renga slime y vent y viva meno ncaa sent su vidav el derecho a trabaj siye para sprit aleabalsdor 954 umilia un conor de vida acorde eon la dignidad husmanas" el furndanteatal derecho de todos Tos hombres al trabajo dota a todos fos que teshajan de anilogos derechos para que el nivel de vida de los trabajsdores en ends sociedad presente cada vez menos esas ofensivas diferencias que som injus. fs. doe pueden provoce volta enciones " # los dos casos se abla el devecho al abajo. Pero agus esta presente cl hombre condenado por su pecado original, que quiere avi st site ‘mento ea y com el trabajo para aleanvar una Condicton adectaa as ig nidad. Ali se trataba del hombre gue, para desarrollar mejor sts yer so creativas, qucria romper las exdenas corporativas que lo aerapaban y les, pedians hte. Agus iasoicnud de un spuestodcrrabsioe’ ale les Siac cet ecu un ee deals al allel hombre seguto de fic auiereacerseempremedorsSriice 4) Otro siniticativo ejemplo es el representado por el principio del Sexi la concepcién basada eriginariay exclusivamente oo la libertad de as pares, Ie cuanta del salaio depende del scuendo dos nterernln gue pueden pa remente las respectivas prestaciones. Se trata, por fan to, de una canidad warble, Depende dels condiviones del metento de trabajo y dela sitaacin de fuerza o de debilida de las dos partes. No se da ningans relevancia a las consideraciones sobre ly justicia en las relaciones sociales. EI nico elemento srigidan dela eetribucin es el ni subsistencia del trabajador, porque eso estérelacionado con de teproduccisn del sistema econcmico. 78 Para la doctrina social de la Iglesia catdlica, en eambio, Ja cuantia del salario cs objetiva e independiente de las voluntades de los concratances, mies esti cn Tuncidn de los deberes de justicia que vineulan reciprocamente Mas dos, partes: teabajador y patrono, La Rerunt srovaria probibe a los rones tratar a sus obreros como esclaves y reivindica para ellos a necesi id de que sean eratadas como personas humanas, de que ne sean envileci- dos por el trabajo y de que puedan hacer frente a sus ehligaciones de orden moral y rcligioso en relacidn con la familia y con la Iglesia, El elemento fandamental de este discurso es el «salario justo», es cecir, el salario deter- mninado no por la libertad contractual, sino por Ia justia, Por ¢!'0, precis mente, a falta de rertibueidn del mismo es im atentado contra la justicia, an ean crimen que clama venganza al cielo. En agucl momento histérico, el salario justo era evidentemente una reivindicacidn en favor de los trabajadores. Ahora bien, cambiando las con diciones, el salario justo también podria ser alegado para moderar sus peti- ciones, Y ello porque se trata de una nocién objeriva que no puede ser destruida ni por la prepotencia de los propietarios, ni eventualmente por la de los proletarios, ni aun por el libre acuerdo de loy unos y los otras, Como pudo decirse'?, no sdlo la voluntad de los patrones, sno también la de los trabajadores puede hallarse en confhiero con la justicia Que fe patron et Pouveier tasent rant de felles conditions qu'il leur pia, q's Coimbent d accor notamment url chitize de slaves auedessns de ear hbee val ice naturelle plus glevée er plas ancicrny savoir quele sare alestune oid {lott pas re insuffisanea faire ssbsister oantier sobre et haanee Y esta tleima precision alude a la necesicad, como menudo se dice, de no sobrepasat el salario justo para no inducir ala disipacién y al amor des- enfrenado por los hienes mundanos (hoy se dirfa: al sconsumismor). Para nuestro propésito, no tiene interés seRalar gue el aleance del sala rio justo se amplaria en el curso del desarrollo de fa doesrina social de la Iglesia, legando a comprender no s6lo el sustento y el vestido, sino también Jos medlios para satisfacer el desco del propio progreso y la legitima aspira: cidn a la (pequetia) propiedad (de la tierra cultivads, de la vivienda, del ahorro). Tiene interés, por el contrario, ja perspectiva objerivista, uns pers pectiva vinculada a la vision de un orden social que hay quiere 4 ett yen la que Ia scuestién social: viene significativamente encvadrada yj ivada de su potencialidad destructiva para shacer rmucho menos ispero el a fin de que pueda tener y consetvar el logo a sparieneia, el pactimonio gs 8 para ty segin tudeseo yw volanted. La stuns lesa definids de lasotms sere estd conrad por las leyes gue hemos establec, 1, en cambio, no constrenida par nirgsin finite, te lo pondvis en vitud dea libre volontad gu yo te confer, Los animales nacen tayendo consigh. del xeno-de made rode lo que tienen que tener los esprit saperivres, cee el erie 0 poe! ddespus, sun lo que segura tendo carante toga eeridad Al hombre, sl padre. cuando nace, le propereioma todas las semillasy gérmenes dle cada pe devids. Los que eulive se desarvollaean y fractficarsn eng Sison vegetales, vege, iss) son sensuales, se embrutecerds si som racionsles aflorard su exenci celeste: fusran inteleccuales, ser dng e ho de Dios La antropologia renacentista sintaba ast la cuestién fundamental que el hombre moderna refurmelard de las més diversas formas durante medio * tnilenio, del Renacimiento a Descartes y la Tustracién”™ y, en el campo de la fe, desde la Reforma y el «modernismo» hasta nuestros dins. (Ya) no es la Pregunta «antiguas, «cudl es el puesto que se me ha asignadas, sino la pre- gunta «moderna», «cual ese! lugar que pretendo asignarme en el universo Es ésta una pregunta que llama a la libre eonciencia individual, qu, aun siendo tan dificil de definir, representa el factor esencial y determinante de los derechos humanos nacidos de esta tradicién. Basicamente, ésa consiste en la vision individual de la propia existencia, una vision de la que deriva la pretensi6n de poder actuar en conformidad con ella. Los derechos del hom bre que forman parte de esta tradici6n no son, en sintesis, mas que manifes taciones parriculares de esta pretensién general, fa pretension de poder ac ‘uar como se quiera, Asi, pues, en lugar de la universal jerarquia natural que habia dominado la metafisica, la fisica y la antropologia, empiezan a apare- cer las disociaciones que marcardn —sobre Ia hase de Ia primacia de la con- ciencia— la época moderna: el individuo y el mundo, émbito interior y Ambito exterior, razén y realidad objetiva, moralidad y legalidad, libertad y necesidad. 4) Los derechos del humanismo cristiano (yy especifican co") encuentran su explicacién, por el contrario, en la tradi inte, eatdi- antigua! 80 DERECHOS OF LIDERTAD Y DEnEcHaS DE JUSTICIA que la escalistica medieval sistematiz6. Una tradiciér —adelanto— que, desde luego, es antigua, pero no tanto como para no resultar todavia actual, Porirfa incluso legit a sostenerse, no sin huienos argumentas, que uno de Jos rasgos mas relevantes del derecho de nuestro siglo. que lo distingue del precedente, es el redescubrimiento, quis invonsciente y en formas acta- Jes, de aspectos propios de esta tradlicion. Contratiamente a eianto se ha dicho a propésito del humanismo re- nacentista, en esta visidn se asume que todo ser, y entee ellos el hombre, tiene en el universo su «lugar natural», conforme al oxen de la creacidn No hay espacio para ninguna pretensién individual de auvorreatizacién subjctiva y voluntariimente motivada, pues ello seria un acto de orgallo que destruirfa el eden en que todo set —el hombre irelnide— esta colo- cado. Todos tienen, por el contrario, un deber fondamemal de respetar los «lugares» que l2 razén universal ha asignado a cada uno segin su nsti- raleza 0, por usa: an lenguaje escolastico, segiin la «cignidad» que tiene atribuida en fa escala del ser Cuando se habla en este contexto de derechos en sentido subjetivo como realmente ha empezado a hacerse desde hace no mas de an siglo, y no sin dificultad, por quienes forman parte de esa tradicion"*—, el signifies: do de esta expresion poco o nada tiene en comtin con el que es propio del Jnumanismo laico. En este contexto, el derecho no es!a pretension de respeto a la volantad individual que fija libremente sus contenisos, sino la preten- sin de poder actuar en el sentido debido segiin una razin, an orden o una ley universal, Asi, pins, no se trata de poder actuar segiin la propia libertad (como ocurre en la tracicién moderna), sino de poder actuar sextin el propio deber. Esta concepcidn diffcilmente puede adecuarse a.a idea moderna ce los derechos, sino que mas bien corresponde a la vieja idea de) status. Si se quiere hablar de derechos, deberd hablarse de ellos como pretensiones de status, es decir, como reflejo de un orden necesario en el que todo sujeto esti enctadrado, independientemente de su voluntad™. Podria incluso pensarse, por tanto, que al hablar de derechos humanos ro se esté hablando de la misma cosa ¥ que la actual un versalidad del len uaje traduzca un puro y simple compromiso léxico. Porlo demas, la iglesia eatélica —por lo que consta—. aunque haya adoptado el lenguaje de ios derechos, nunca se ha abierto a los derechos de la tradicién laica ni ha cancelado sus profundas reservas sobre los derechos de la Revolucién fran= cess, qule constituyen un importante momento de aquella tradicién. Por razones politicas de «teconciliacins, de ralliement con el mundo secalari- zado 0 «modernoe, se pueden matizar y atennar las divergencias", pero, ala hora de la verdad, ningzin catélico cabal renunciar’ a la originalidad de sui visiGn, Evidentemente, esto mismo vale también al contratio, para la visibn laica respecto a ta cat6lica*'. Una pacificacién general en nombre de los derechos humanos no ha existido y, por lo demas, como enseguida se inter tard mostrar aqui, no es posible que exista (y, cabe afiadir, tal vee ni siquiera sea deseable). 81 Queda, pues, la impresion de gue la unidad de lenguaje sobre los dere. chos humanos es posible, precisamente, gracias a la diversidad cle significadg que tal expresién asume cn las dos tradiciones de pensat Acontinue cidn se senalan algunos de lus mas importantes aspectos le esta divergencia 4. Los beneficiarios de los derechos: los ganadores. los perdedores 4) Segiin la concepcidn moderna, los derechos son la armiadura jurilica de la voluntad, un modo de hacerla eficaz protegigndola de sus enemigos, En términos ya ckisicos, desde C. Savigny, ino de los fandadores del dere ‘che privado moderno, se ha hablado de vsetiorfo de la voluntads y se hay definide los derechos como pretensiones de la voluncad garantieadas por el derecho", El derecho subjetivo, asumido por el derecho privado y transfe. Fido al derecho constitucional como elemento scanstitutivon de la socie dad, ha sido elevado a la enésima potencia. La voluntad que éte protege no es la locals, relativa a esta 0 aquella relacién juridica, sino ta universal del hombre gue quiere por si y para si con independencia de los pasticulares contextos de relacién, es decir, del hombre que acciia para la realizacign de si mismo como sujete absolute. E] hombre que dispone de una voluntad tal y que ademas prerende afirmar su eseforion es ef hombre trivntante, seguro de sus propias posibil clades, que ha resvelto sus problemas basicos de supervivencia y que, de wt ~progreso> cue se alimemta de la alianza entre economia y wenologia y que no se sabe hacia dOnde va, la uestion ya no es tan evidente 8, El limite de los derechos 2) Los derechos orientados ala libertad, reconocidos a los particalares para los particulares, es decir, para garantizar el «sefirfo de su vohintads, son intrinsecamente ilimicados. Se comprende ficilmente que tras esta cons cepci6n de los derechos se haya podide vislumbrar una supervaloraciéa del hombre, casi tna religion de fa humtanidad™ o una sustitucién de! Creador por el hombre“ Sint embargo, salvo que se acepre la concepeidn extrema de Jos derechos. orientados a la voluntad, caracteeistica, por ejemplo, del darwinismo social radical @ fo Spencer, los limites son posibles ¢ incluso necesarios, swuagque sélo como limites extrinsecos yal tinieo objero de prevenir la colisién desttuetiva de los propios derechos y de posibificar su cjereicio a todos, tal como se expresa el articulo 4 de la Declaracion de 1788". Desde esta pets- pectiva, los tinicos limites a los derechos son también, y exclusivamente, los derechos (de los demés). La ley —como ocurre en la filosofia polities kantiana— no ticne atribuiida otra comperencia que [a de establecer los con- fines entre los discintos grupos de derechos de eada sujcto juridico, 4) La concepcién antigua nose conforma con esto. A sus ojos, la volun tad individual es un permanente y latente peligro para el orden social, La llamada a un orden objetivo, verdadero y justo, a una «egalidads indepe dicnte de los sajetos, como limite intrinseco a fa vokuntad! individual, cons ‘ituye una necosidad inexcusable. En la doctrina de la Iglesia catdlica, por ejemplo, el anclaje de los dere- shos en un orden objetivo (¥ la implicita invocacidn a una autoridad, aun cuando hoy sélo moral, garante de tal orden) viene a veces matizado, y la mnatizacidn permite una aproximacisn a la otra concepcion de los dere chos. Esto, por otra parte, se pone cn evidencia siempre que la Iglesia, incluso en tiempos muy recientes y en los documentos conciliares en los gue mayor es la propensién al dislogo con el «mundo moderno», condena las efalsas concepciones de los derechos difundidas en la actualidad™. El reconocimiento de la libertad de conciencia que contiene fa Constituciéa 87 pastoral Gaudiuem et spes del concilio Vaticano II (1965), considerade a Yeces (acaso forzadamente) punto de enéventro entre visi6n antigua y moderna de tos derechos y signo del acercamiento de la Iglesia a la tradi. ciGn de] humanismo laico, esti rodeado de condiciones que repugnan = esta tradicidn, como cuando dicho reconocimiento se subordina al hecho de que la conciencia sea «recta» y, por cllo, conforme con las «norms objetivas» de la moralidad. La doctrina pontificia actual es particularmente clara y, cabe afirmar, ha deshecho los equivocos que pudieron producirse a partir de los textos con ciliares. Se proclama que los derechos humanos «se sitian en un orden ético objetivor"; se acusa a la cultura contemporénea —con tna formula que resucita, podria decirse que en estado cristalino, los fundamentos de la vi sign antigua de los derechos— de haber -perdide en buena medida el ese cial vinculo entre verdad, bien y libertad"; se polemiza a distintos nivcles contra el sespiritu protestantes que habria irrumpido en la teologfa catdlica teas el concilio Vaticano Il a través de presuntas aperturas a puntos de vista, subjetivos y pluralistas, tanto en la teologfa moral conto en la social. En sintesis, mientrasen la concepcién moderna de los derechos seria ina contradieciGn la existencia de limites destinados a imponer a la voluntad individual la adhesién a una determinada verdad social, a un determinada bien comin, es decir, destinados a «dirigir» los derechos hacia fines que estin mis alla de fos intereses de sus titulares, estos mismnos limites son consustan: iales a la concepeién antigua. También en esto, una nitida contradiction. 9. De los derechos a la justicia Debe resultar ya claro que detras det lenguaje de los derechos se esconden significados, aspiraciones, ideales y concepciones de la vida social profun- damente distintas. Los derechos en su significado «moderao- son ineuestio- nablemente los de la tradicién liberal. En cuanto a los derechos en su sign ficado vantiguos, nos hemos referico en particular a las concepciones de la Iglesia catélica porque, también inequivocamente, son las ms desarrollacas y profundizadas en la actualidad, Ahora bien —no debe olvidarse—, la Isle sia carélica no tiene en modo alguno el monopolio de la visi6n de los dere- chos que se enderezan a un orden objetivo, verdadero y justo. No es preciso ser catdlico-romano para sostener el valor de la justiciaa través de los dere cchos. Baste pensar en los movimientos que hoy persiguen la defensa de la naturaleza frente al consumo incontrolado de sus recursos, o la defensa de la vida en su estado «naturals, frente alas manipulaciones de la ingenieria genética. También en estos contextos se habla con frecuencia de «derechos». Si se profundizase més, sc descubririan sorptendentes analogias con el pe samiento de la iglesia catolica en lo tocante a la naturaleza de estos derechos (o incluso a su fundamento) y a su significado polémico en relacién con los derechos entendidos como garantia de Ja libre voluntad. 88 DERECHOS BE LIBERTAD Y DERECHOS DF fuSTICIA Eneste punto, sin embargo el discurso termina centrandose directamente sobre Ia justica, esto es, sobre lds prineipios que determinan cl orden objetivo. Por lo defais, que entre los derechos concebidos en vista de la justicia y Ja justicia zout court no existe um valto ldgico es algo que ya se puede cotegir de cuanto se ha dicho a propésito desu comin natursigza objetiva. Esto ademis se confirma en fas discusiones actuales sobre la inclusion tituciones o en los documentos internacionales de la protec aspiraciones colectivas vinculadas a la definicién de nuevos pardmetros de justicia en las relaciones humanas. Es cl tema que aparece bajo el nombre, scaso demasiado facil, de onuevos derechase 0 «derechos de la cuarta gene racidne?, en los que no resulea sencillo establecer si debe prevalecer el as- pecto objetivo del deber o el subjetiva de los derechos". Por lo que respeeta, por ejemplo, al sderecho a la page o al wderecho al desarrollo», no habria dudss de que el aspecto objetivo es el dominante, quizas incluso el tinico que tenga sentido". Pero para el «derecho al medio ambiente» la cuesti6n no est tan clara", Fr este caso nc existen divisiones de principio, pero existen divergencias sobre [a valoracién de aspectos que también son importantes, aun cuando secundarios, como el previsible défi- cit de efectividad ante ios Tribunales de justicia de wn exentual derecho de este tipo 0, af contrario, las dificultades que podrian dezivar de su tutela dividual de eara a la planificacién pablica en seccores csteatégicos para fa vida y los intereses colectivos, como a politica energética, la adopeién de medidas para fa eliminacién de residhos u otras siailares. xomas 1. fei, ii Pam, ogee em Nios aoa 199) 2. Vise A Spada ll problems det Monae” de dts “tandanetali', sv Dts e sec, 1991 pp 8535 (coors dot anne Lose pros AVE Hamas 1942. pp 881 -e- Pca uma single noe Inevestin, pede vere a tamasor poles C. Rl Smit Nena pit, Stl 20 tert (1980), ol de Repl, Baath, Torn, 1973, p22 ob el spd, “Revel sociatama Heerlen Aton, 10 de enero de 1881; y de tercro. Lennie del lavoracns- Aran 1 de epera de 198 ‘nA. Saene (ery tology el pense sxtaba Sovaisina fasts Ltrs, Bar, 1983, pp 322 OR Wierwecwa 7 i of inccreclaion between Haran Rihes id Dac i she Lighe of Soule Convept of asi Riggs Abu fie Reh wd Soci pienpbie 4) (1990, 1p. 209. dnd eevee lato 39d [a Conseainshecolos ce 94th «nm sex {8A ease, de fs caplrichin Jet eso et mbe hash tlle prose) Feteeser de wala un de se cme al progres ya fos intron de od a somal oer sie oe darchon Interac y lw dares de as sadance debe soviet al live + comple expres dla pero individual, cosmo aetorzamicmoy a feagnwiocon de bs Socias secs, se eran amplads ¢peofendeaden con ol gestalt ta Cano empl puse vers el peambulo al Proanons dele termsctonate (ane, W864), cn We lbvadronh, Sioa sot del mocsnete opens eurypn inna Tio. 1971 36 (8 Git por Ge feline, =Fstliang der Menwcheneche wd gerbe" (1919), a 1 Schur (curd) Za Cachan der Feary der Menhonnrbte, Wasehechatlishe Bashy Darseade, 963,515. 89 2 Ren nearness del papa Len 8 (198 tea 1 S$. Ror pa arena el paps Jan ANIM E1963 0 8 3. Latwwen ent cre ei pone as Pablo C18 18. Tanti Lave exes fe. i Sobr ef parsclar A. Verret, yee dnl Rowe nono va Vation soniversany dels Facies Reman norarans Tsetinsonoievrasvos penton gor Uncen Sand SicrsCure some ciabucion de atin sats passeshenss a “ Bios 1981, $49. Nie banc 1 sana wow 8 Crd emetic pone augue beers ae hs peamenns erent son spre Moline), cade yA, Verma ite 950. rte atone ple asin he Tet semi en nerve Te Onan omnes alts ty. de Bs G 1p UGS os fh radaein coven, se avn el xi com sho) cde Ff Ghetaas Pasi sie Labatt Boe MO Harcions PAK ck P| Pasveela rqan se ae Ks ts Php ee Roig (90 ‘is fsa el Rina ont, Nona a none Lat de este pia, 2 Canter ed read ie de Pees fadint © roo TS Twit, its Mec nd War Meal cor Descanso Nite (LY ron Bg ace boot Cate Nie Soca, Naps me, * To, Ta et mundi penton, fos deren hun vd ia ms is 9 a Nb somes et cusntn sonic una rads ee hme Dh st adn sb Tea de ipsttucinges de nutonda. Dewde ee pun le ic, fr somorpoi dl lon deer. de scion tan lh ental shri a ct rag. be tema, folate, lhc es dri moat il siete ctf ea Iara eh, 198 82 brea TP. sEncentran sexsi,» se tn sds ami sy aie etm dees) hmbre cs anal mums agi on ole na in hg ps {lees pan deren toto, MU Nile Pepe tance ppl fd are IO. p84 yy Pree poss dd Datos Pai DP hop AB to de Plane. My Pan L981 ca am pins lacing papal eels dete thet sepuncen cen do Mone see nederdel Imalenay Nore criti si srs le ews en Ein es Res enten ton Copeman rT Cong 2, Ath, Bache Mn [82 1 Tha Comsionpomioa fst fa eel Soe P see vse oars 1G. be ecm lip cade shies Lean MM ann flea cen po eapr lengua de os derechos unos cls psnkeron heat, seine eet ssincs sie siege rho, Pio Vie Per Vl Gregus NVIy Pn Boe manson se hay ak cunts Toy serochox del hombre deere fine» soviet casa de ot PA teasione nanentsa,amtrigine, rlsstiny ly ahctesniti H ences cone ete A icgen Alar rs, ares etckca le ieporis NVU {IN}, publcade cis) seh apres kates ep Fanci el yo del Ar sgt gol abe Lament a Wierd Be ees ine de tod lo ern de insect le hha de pcm san todo oa ‘vers om erechon aman otscen or pera vere ian de la Ile fel sees de ‘teeta snd, te to). Hct eral dela emccca, ei nen shee ‘reho nons ben soe dere erate elise delay se laa Siuevspese, In efetapaa o darehon hn se et esses ar le is ‘vers 35 de Re as cna pode At cna Sore cata Do ST 1937}on Tp icv deLagerra oe sets src peli del ober teh Movayes de manad de iu Xen ere erage car eile Maer outs 96D + Paver ems 963) de Jan NX, Ppa zen (1867) de Pal Vis mere sha Dechrvin Pigntatstuanona, sobre lawn religas, » ch Ls $a ianumerales tase Pstca del ups Juan Bao Il gyre fa Assnblcn subrule [a ONC Ge sane de 1979} bs ltd ls drchos hsmanas som ls plasmas dl Largo i arian de mann Ialisho dello rit aa dina eu presi. 90, DERECHOS DE LIREARTAD ¥ CERECHOS DE JuSTICIA 18, Com pron de a enema ambigedad de hs trons sen ene po de dn sempoc ets xsl pe poe bare de ier cw se de cls para a adhesion om ‘Sffrvonal Exc por een, a hbertd lta se elon ploament ea conte fr perects le Dis despise Lure aes thse da cea 2 Tiere sn ener sleet singin nex das dal ps devs se Le poesipsiin dew condense ream albeit y-bertnl: Jel ve hablan bs eras Boden de ange irae Shcbnenhamnen —o do fbrera fo2— det -Esgbcinen Weg ot Sree “vine Meith (Enea, Gelorsven lei Fite, OndhungSaubarhets Niners, alsatker! Option Net Ciche sun Varrln (lla uncoruny ie conduc bert us pds are son: ob ‘Eodligecis. asunder, olen, impver, sobre, eta ounce aera la PS} 2h Neste enpect shy utente lene de Penge ne acardnal Pai el sue “UFgling a Revaton et os dri de Fonte a JM Lasts, Dien mera Le date Jhunme, cxatain Pars 1990 pps 31 Fe entire 1 Flores rca, Pasig, pap contre vermis 2 egy (VT pH 32. TW, Réckenffede, en bs Wake stochenirinde, Kl Cit. Sent 87. 9. Die FAC sa Sia. Ste des vii ida Rees QIN). es a cena Verlag, Jalen, 1975s le pn eomiderarel derecho en La ads ra oem axel goes br emcee 1 [rpeegns. tu areca sa song sia Te perms aes et ern Je (oad de iy rims cus naero vomentiqneta, Aa pero ale) dasstasin dees Se Pi La nrmnaion de fa eelaan sare dw pasonan a raise [orb ‘ius const en ge =ala swindle ene nigra an Anatestncl ue ha de dominate ‘htc od lone jae (Teac na de J oun M ley, cana patogs de NL Duin {Hn Seon ll Dots vemaun acta FP ingors'e Comps, Mads BS 1879) 25.6, Riser ebypr uid Wesen der Memalcctnee IOS), shana et Sch Gest der Ektitng der Menacontsbty iy pp 202m ‘Sui nce dtm se N. Rok ol inks 3. emp foe deren ci iss ses con schln rch, Bon! inks = R. Speman Cabs Menschen wm Gra personas ak xt apres to, Basin (Cherm ct deel btn sak sella de Brno avon $ Reigate ‘isneae Mat, Lot pp 191s demons horadan de alse sermpumy Ingen dl pdr litertades noenivnty Hetalen vaso el pn ierads post (28) Unt pane eet le Tre Hae que econ aga nips doin, prota em nin naar pr Yoc de Asus bea proc le la rt respect ls volte, Vn La XNU de lw RNIN A metlectun sequen acc eeturay-—anpucas sums vines por Mt poe Dentin ng del pp Pas ALD, te soecye i pcp re pnts srs del Sat {eehlomat ew HL. Jone sf komen rae comin cha tka Vary comma il ass se ‘Risse, en Dt de naan evn Abin, Wl FNL 3. 88 Elles su stalin ntisae ma pt cease una sasotie aFstna fs min tly etn eprom em Salgscy wat hala wa soasepcn progres eae htrin seein ees intone de dsr fede lade devel eo sgn le nui ce lnvolngad mda lane wveralon dolls axete con el tivo fe 28.” Ne-enennrsecremia is la gues se Fs slenone pep sat pats reas na exit ssadenen teaser seven en love Lapertevsicin eo soe conte en perc tsa fi tance soe cpr sc nt or movie Ta aciones sas sc el mem ie oo Me Fuca, Portant sia dln pire corpo volver 9 ele 29. Es el Conygeso des canatuchonlists lead cr Taos (30 de osm de Aciensbee ls 1990) sabe el toma sLoe dence fagdamencles, hoy «fH en le ernie Seay ty nes sb cl hh se pastas per, se ls evr inavem ener pats tds Is come Pat Ia st te ich see okra Svaba pers el ojune Towra salmon dona nabs skrle elimperaiv de mires seo os ot sea avrfymnonucacst woes gel each alt i Poreictenca oiials H. Jom oii despa. Bae de wna tic abe ised tongs (L979). tra, de). Formander Reet, Sree del etre, Basel, 1988 Pains amd an 21 Par a sini, R. Kock = C, Mee, Foe nae exh ce polish ate Sachem Dean 197 Sa sane movant) sta enc vor ct a ecchic de Ste nas xpi ds roncocs ene hs ees scr con ear occ panes Toda enehars ‘earn dca que etpry und lina: resin pra const y pnt ater do ek ‘cory aloe preering codons x nmeny aot ss ton cbr nt dree eprse iptande or se gor mpone aj 3 Basen oben tla cho sonnet de forts, Shoetner Menten ich Bsenen cn i co Sian hereci: Docker be, Bt, 1978 524 Refechaa en Tol Ditech, pepe dems Cabrel These nt CD81 toe TOT Hossa, Motta Navas s Sg! der Verange toc (4S, 35 sLalhere cme gous fie wnt eg ne mph a eves Ue day sts te ch home ne bones ue cles Gu ames na sures abs de ce “cede os dmc dei. Ces rnc ae pee ie deme gue pr st a "Tenge tv cuenta ue Paces os, dea por eka Valle (Piet fom io Ccatra dts Vase Ferns 18) cn ln ena de lira, esa con Un eS inament seni trata worden ee ners yl wvden es ss hes yeni damp hoe (1979 de om a 2. Paiboedel poe un abot en 1989, con si de preeminent dsaeny Ja Cangregicidn para la docteins de fy fe sobre teologta moral. “ 32. Lrspinerspneacion: cnt epcema ors dees Hire seth rb scechor av dl rl a serere, pot fn decor sole ene Li ces repeal decor cece sparen mma cl ane enn Ks ee ‘creracones sia concraciode a nedlosmbicte, Evimporare dane coc Se qi on dec Esti gest earn pu fo ene oo ots ds econ #9 pe lca ctunds en el enw aad wed angus sandra de ts athens Ae “kbern naecae coal street Cu dee “Te Subvet prdnar L Chili i ok entitncionae delle pc, Lig Npel 19%0, prs “2.” 0, Karn La eats drambiene cone di fonda cme ht sil? element per unt mat Crsturone dopo bs Muniiasone dea Gena ew Gaarideist ona, 1 pp 1083 any | Lier Anropnsne escent a ste ap tmermama in tecen Poa ta, 89 pp. ah ees ese Grebe Gnibepi 11 Toi ges Esler, Mod 19, finden 92 s LA SEPARACION DE LA JUSTICIA RESPECTO DE LA LEY Hl segundo rasgo caracteristico del constitucionalisino de naestro tiempo consiste en la fijacion, mediante normas constitucionales, de prineipios de hnsticia material destinados a informar todo el ordenamiento juridico, Esto constituye am cambio importante respecto a las concepciones del Estado de derecho. Durante mucho tiempo no se advittis y tales principios fueron telegados al limbo de las proclamaciones meramente «polfticas, sin inci dencia juricica practica, 1. Derechos y justicia Los principios de justicia material se han ido entiqueciendo y generalizando a medida que se han hecho evidentes las consccuencias sperturbadoras» y los costes sociales de los derechos individuales orientados.a la libertad ‘Ya desde amtiguo, se advirtio en el mbico del derecho privado Ia nece- sidad de circanscribir la autonom(a individual, previéndose para ello la nu- lidad de los actos juridicos que contravinieran sel orden pablicor. En el Estado liberal, sin embargo, esta nocién era solo liminary servia para esta blecer (junto a las «buenas costumbres») an limite que la autonomfa privada no podia traspasar. E! ordenamiento detendia de este modo los valores fun: damentales sobre los que se levantaba frente a la anarquia del libre juego de las voluntades individuals. En la actwalidad se va mucho mas alli. Los prin: cipios de justicia vienen previstos en Ja Constitucién como objetivos que los poderes pifblicas deben perseguir. El cuadro no es estético, vuclto hacia el pasado, sino dinémica y abierto al futuro. El Estado no esta llamado s6lo a impedir, sino también a promover, empeitando positivanente para este fin sus propias fuerzas y las de los sujetos privados, En todo caso, el problema sigue siendo el de componer (en ciertos ca 93 sos, reeomponer} contextos objetivos, sustraldos, por canto, al puro y sim. ple «seforio de las voluntades» individuales, Desde el campo de la evona mia se ha pasado asi a las condiciones de la vida social en general, a lac relaciones del hombee con el medio natural y hoy se abre camino, cada vey con mis fuerza, ia exigencia de regular las refaciones entre la generacion actual y las venider: En cada uno de estos campos, el Estado contemporaneo, a través de spoliticas» espectficas (econémicas, sociales, ambientales), se ha hecho pa- rante de la existencia de condiciones objetivas de orden estructural, Si se repara en las «politicas sociales» de todas los Estados curopeos, vi iniciadas por Inglaterra, Prusia y Francia en el siglo pasado y, avin antes, en forma paternalista y autoritaria por el «Estado de policia» del xvi, se advierte que estamos ante una gran tendencia constitucional material del Estado con. temporaneo, incluso con independencia dle las Constituciones Consiguientemente, hoy en dia el derecho no es sélo vel conjunto de condiciones bajo las cuales el arbitrio de uno puede conciliarse con el arbi trio del otro segtin una ley universal de la libertad», como afirma fa famosa definicién kantiana’. No ese! puto y simple formal «acuerdo de los arbi trios», segtin la despreciativa férmula hegeliana, Bs nes en las que necesariamente dehen moverse las actividades piiblicas ¥ pri vadlas para fa salvaguardia de intereses materiales no disponibles. Es un Orden objetivo previsto para limicar Ia inestabilidad de las voluntades, Dicho de otro modo, hay exigencias de jusricia general, existe um orden gue esta por encima tanto de las volntades indiwideales particuluemente consideradas cuanto del acuerdo de las mismas que se expresa a través del principio de la mayoria, un orden que debe ser perseguido como tal. Las hotmas de justin de las Constinciones atanesestablecen os na dain cin, que puede convertirse en vontraposicidin, entre intereses individales eintereses generals vanltaivamentecstincos de fa pura» simple suma de los inuividusles Tal ver una serie de profundas razones histérico-culturales haya hecho dificil darse cuenta de la distancia que media entre Ia problematica de los derechos y la problemstica de la justicia, Fl imperialism de! Lenguaje de los derechos ha ocultado lo gue en las exigencias de la justicia hay de irreductible aaguélios, Los que en el capitulo anterior se han denominado derechos orien: tndosa la jasticia son un ejemplo elocuente de un uso invasor y a veces abusive de este lenguaje. De tos derechos orientados a la justicia se destaea general mente su fncidn individual y de este moclo no resulta clara la distancia que fos separa de los derechos orientados a la libertad. Deheria, en cambio, subrayarse su caricter distintivo: ef estar, por asi decirlo, a medio camino entre ef interés individual y e] general, No constituyen, en efecto, sélo un medio de protecci6n del primero, sino también una forma de promocionat tun orden general justo mediante cf estimulo de energias individuales, A veces también se intenta una reshiecidn ansloga para el orclen objeti= vo, cuando se subraya que éste,en toda democracia antropocéntrica—y 110 94 LA SEPARACION DE LA JUSTICNS RESFECTO DE EA GET estato-cémica—, reenvia necesariamente al sujeto humano, asus condicio- nes espirituales y materiales. Pero esta reduccién resulta inexacta en un doble sentido. En primer lugar, es verdad gue los motivos diltimos de la actuacidn del Estado demoeritico contemporsneo, aunque a primera vista hagan teferen cia un sujeto distinto y a veces contrapuesto 2 los individuos, se orientan, sin embargo, en sti favor y Ia valoracion de la legitimidad del Estado en cuentra en ello sa fandamento*. Ahora bien, esto soio significa que el sent do de la accisn estatal ha cambiado y que han caido en descrédito los mitos rotalitarios como la NaciGn o la Raza, en ewvo nombre se Hannaba al sacrifi= cio de las inclividualidades humanas. No significa que la accidn estatal pue~ da configararse como el contenido de preteasiones subjtivas niteladas jti= dicamente como auténticos derechos. No significa que liaccién propiamente politica del Fstado se haya transformado en el eumplimienta de una obliga cin juridiea. En segundo lugar, y sobre todo, es imposible reducit el orden juste a los derechos, pues el postulado de a justivis pertenece a wa e¢hos dominado por los deberes, no por los derechos individuales. No pusede pretenderse la justi- cia y pensar en consteuirla sobre fos derechos, rechavando los deberes. Gan jos derechos orientados a fa justicia se ha intentado unt operacién de este sénero, pero se a visto que se trata de wna operaciga principalmente verbal Quienes slo han pensado en la constitucién como ordenamiesite de la just cia y no como ordenamiento de la libertad, no han invocado una Declaracién de derechos, sino una Declaracivin de deberes constituei Ta aspitacién consticucional al orden justo hace que la dlimensién del deber, de ser simple reflejo 0 la otra cara de los derechos, pase a convercirse en un elemento aténomo propiamente constitucional, Una vez mis, se muestra el carcter compuesto del derecho eonstitucional actual y la neces dad de combinar sus elementos integrantes: Digamos catuuces que la vida colectiva, desde ef punto de vista det derecho consticucional actual, 10 es solo el conjunto de los derechos indivi duales y de los actos que constitayen su ejercicio, sino que es cambién un arden objetivo que corresponde « ideas objerivas de justicia que imponen deberes. Esta siltima afirmacién podrs no gustar a cuantos" puedan ver oculto en clla un peligro «construcrivistar u sholista», Pero esta es nitestra situacidi. En las constituciones europeas actuales, cl peligro gue representa el Estado portador de una ética rotabitaria no se combate eliminando la dimension de ‘a justicia, sino legitimando una tensi6n y i Hibre enfrentaniento entre Lis diversas concepciones de justicia, pluralmente admitidas por las Constitur siones para hacer posible su conciliaciGn en el momento histérico-concreto, Fs verdad que el Hamamiento a una de las muchas visiores dela justicia ha Sido hist6ricamente el argumento de todos Jos totalitarismos «ideologicos>. Pero hay tambien tna cietta ferocidad en la libertad asumida como prines Pio absoluto, y Saint Just sabia lo que decfa al proclamar el despotismo de la 95

También podría gustarte