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MEMORIA HISTÓRICA DE NUESTROS ANTEPASADOS DIFUMINADA EN EL TIEMPO

Por: YAMILET ITAZ


Pueblo Yanakuna, Guachicunu-Rio Blanco.

La tradición oral de nuestros antepasados, de nuestros mayores, abuelos y padres es vital en los
pueblos indígenas, dado que, desde allí se dinamizan los procesos sociales, culturales, políticos,
económicos que apuntan a que los conocimientos y sabidurías perduren en el tiempo, sin
embargo, la dinámica actual de la modernización, las historias que contaban los abuelos alrededor
del fogón pierden validez y ya no se transmiten porque coexisten otros elementos culturales,
entre estos, la tecnología, que ha desplazado no solamente a la oralidad, sino también otras
prácticas culturales que soportaban el saber contar, el hacer memoria, el rememorar épocas
pasadas, el saber hacer, dando paso a otras experiencias y conocimientos externos y/o una mezcla
entre lo propio y lo de afuera.

Al respecto, la tradición oral utilizada por nuestros ancestros, mayores, abuelos y padres para
contarnos historias pasadas, anécdotas, trasmitirnos diferentes conocimientos y sabidurías se han
dejado de practicar en nuestro territorio de Guachicono, lo que implica que, las generaciones
actuales no utilicen la tradición oral para narrar las experiencias de vivencias y prácticas, dicha
tradición considerada en el mayor de los casos como cuestiones irrelevantes y cuasi que
folclóricas, dando relevancia a las experiencias llegadas de afuera, entre estas la ciencia y la
escritura que relegan a la oralidad, y aquí todo dato hablado, conversado, narrado, contado,
cantado, declamado, se va esfumando en un mar de recuerdos, en lo que fue, en lo que se añora y
en lo que se difumina en el tiempo y desvanece en lo contemporáneo.

Esas historias de los abuelos que trasmitían el saber, se han quedado en nuestros padres, que por
diferentes situaciones, como el hacer diario rutinario, se olvidan y se ponderan acciones que
irrumpen con estas prácticas culturales como el sentarse ya no alrededor del fogón, sino de una
pantalla, para escribir estas letras o para mirar diferentes contenidos de entretenimiento, tanto en
la internet como por los canales nacionales e internacionales de televisión. En dicha dinámica se
mueven nuestras generaciones actuales que desconocen la historia local del territorio, las historias
mismas de las familias, de sus abuelos, de hacer memoria de su origen, de quienes fueron y de
donde vinieron, limitándose el corpus de conocimiento a las dinámicas de las instituciones
educativas cuando en sus trabajos de investigación de historia local, los estudiantes acuden a los
mayores para que cuenten la historia, pero solo como un acto académico, mas no por querer
apropiarse de la oralidad como método de trasmisión de conocimientos.

La oralidad ha sido por excelencia ese proceso por medio de la cual los seres humanos, en primer
lugar se comunican y en segundo, es el vehículo por el cual trasmiten conocimientos a los más
jóvenes, este era el medio perfecto para que los pueblos pervivieran y permanecieran vivas sus
prácticas, su idioma propio, pero con el trascurrir del tiempo y junto a otras dinámicas como
aculturación por medio de la educación, los abuelos y padres fueran perdiendo diferentes
aspectos culturales, ya que se implantaban otras formas que castraban de lleno el pensamiento,
adoptando otras lógicas diferentes a los que venían practicando desde tiempos inmemoriales. Un
ejemplo de dicho cambio es la religión que copto los procesos propios de espiritualidad, que
también se trasmitían por medio de la oralidad, sabidurías mencionadas en idioma propio, que al
trascribirlas al castellano cambiaban la lógica del sentir y pensar, y sobre todo del vivenciar desde
el corazón.

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