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Política económica del peronismo

Introducción

Instrumentos de la política económica peronista

Video conceptual

Referencias
LECCIÓN 1 de 4

Introducción

“La relación de Perón con los sindicatos se inició unos meses después de la Revolución del 4 de junio de
1943” (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 193), que derrocó al presidente Ramón Castillo. “Por ese entonces, la
Confederación General del Trabajo (CGT) estaba dividida en dos grupos: la CGT N.° 1 agrupaba gremios
menos politizados que la CGT N.° 2, dominada por socialistas y comunistas” (Gerchunoff y Llach, 2018, p.
193). 

La revolución generó la toma del Gobierno por parte de los militares y llevó a una sucesión de varios
presidentes: primero tomó el poder Arturo Rawson, luego lo sucedió el general Ramírez y, finalmente, el
general Farrell.

Las medidas aplicadas por el Gobierno provocaron que, en pocos meses, el apoyo que los sindicatos le
daban a Perón desapareciera. “La CGT N.° 2 fue disuelta en julio y en el mismo mes se promulgó un decreto
de asociaciones profesionales que imponía restricciones al movimiento obrero” (Gerchunoff y Llach, 2018,
p. 194).

Sin embargo, en la tan resistida intervención a La Fraternidad y a la Unión Ferroviaria


estaba el germen de lo que sería la más decisiva participación sindical en la historia
argentina, ya que el coronel Domingo Mercante, amigo de Perón, fue designado al frente
de esos gremios… La nueva estrategia se veía facilitada por la creación de la Secretaría de
Trabajo y Previsión, a fines de 1943, encabezada por Perón. Los trabajadores nucleados en
la Unión Ferroviaria fueron los primeros beneficiarios del cambio de rumbo en las políticas
laborales. Se aumentaron sus salarios, se otorgaron subsidios para prestaciones sociales
y se actuó en su favor en antiguas disputas contra las compañías de trenes. (Gerchunoff y
Llach, 2018, pp. 194-195).
 

Perón basó su poder en la relación con los gremios, por eso potenciaba a las organizaciones que apoyaban
su política laboral y debilitaba a las que mostraban mayor independencia. Los dirigentes sindicales, a los
cuales Perón ayudaba en sus ambiciones políticas, elaboraron una propuesta para que este presentara su
candidatura a partir de la constitución de un Partido Laborista. 

Perón era, a esta altura, la figura más importante del país, y las fuerzas políticas se
definían en relación con él. [Por esto] la oposición democrática se organizó para combatir
sus aspiraciones… [Como consecuencia de las acciones realizadas] el 9 de octubre, Perón
debió renunciar a sus múltiples cargos… Perón pudo despedirse con un acto en la
Secretaría de Trabajo y un mensaje radial transmitido en cadena, en el que resaltó las
medidas sociales que había propiciado, antes de ser detenido y enviado a Martín García.
La noticia de la renuncia y arresto de Perón hizo reaccionar a los gremios. Se sucedieron
las reuniones y, desde distintos puntos del país, se reclamó su libertad. El 17 de octubre,
una movilización popular, en parte organizada por los sindicatos, pero también alimentada
por trabajadores que espontáneamente marcharon a Plaza de Mayo, volcó la crisis a favor
de Perón y forzó su restitución al gobierno. (Gerchunoff y Llach, 2018, pp. 196-197).

Se llamó a elecciones y resultó electa la fórmula Perón-Quijano en febrero de 1944. “El apoyo de los
sindicatos, la Iglesia y los militares… había decidido el triunfo peronista” (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 198).
El Congreso funcionaba de acuerdo con las previsiones formales de la Constitución, pero estaba dominado
por diputados oficialistas. 

Mientras transcurría la Segunda Guerra Mundial, Perón había sido encomendado a Italia, durante el apogeo
de Mussolini. Allí observó cómo funcionaba el sistema corporativo y adoptó esta visión, que se mantendría
inalterable a lo largo de toda su carrera. “Los trabajadores sindicalizados siempre recibieron mayor atención
que los no afiliados a gremios y, de todos los sindicatos, los más beneficiados fueron los que estaban
asociados a la CGT” (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 198).
Siguiendo dicha visión, Perón se esforzó por diferenciarse “del pensamiento de izquierda, y opuso al
concepto de lucha de clases, el de armonía de clases. La colaboración entre el capital y el trabajo, antes que
su enfrentamiento, era el camino para el progreso social” (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 199). Para ganar el
apoyo del sector empresarial, Perón evitaba cualquier relación con el marxismo. 

La propaganda oficial difundía las bondades de esta visión conciliatoria y la presentaba


como una verdadera doctrina, que pronto se llamó justicialista… La idea de función social
de la propiedad, allí presente, era rescatada por el peronismo como una alternativa distante
al mismo tiempo del liberalismo ortodoxo y del colectivismo. (Gerchunoff y Llach, 2018, p.
199).

A su vez, esta idea se vio reflejada en la política internacional, donde comenzó a hablarse de la tercera
posición. La frase oficial expresaba una actitud de independencia ante el conflicto suscitado por la Guerra
Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Esto se
sumaba a la creencia de que habría una tercera guerra mundial, por lo que las medidas tenían su base en
mantener la autarquía, para lo cual se evitaba generar alianzas tanto con Norteamérica como con la Unión
Soviética. “El trato con los norteamericanos era de mutua desconfianza” (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 203).
Por eso, a principios de 1948, cuando se anunció el Plan Marshall, un sistema de créditos para que los
países europeos devastados por la guerra tuvieran acceso a importaciones cruciales, Argentina fue excluida
como proveedor de alimentos. 

En términos económicos, el otro evento diplomático importante que debió resolver el Gobierno de Perón fue
el de las “libras bloqueadas” en el Reino Unido. Esto implicaba que solo podían ser utilizadas para comerciar
en la Commonwealth.

Entre 1940 y 1945, el balance de Argentina con el conjunto del Imperio británico arrojó un
saldo favorable de 1500 millones de pesos. Hacia fines de la guerra, el Reino Unido le
debía al Estado argentino 112 millones de libras esterlinas… El conflicto comenzó a
resolverse en las negociaciones que acabarían con la firma del tratado Eady-Miranda en
septiembre de 1946. (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 204).

Si bien el acuerdo inicial no tardó en romperse, finalmente, se estipuló que la mayor parte del saldo argentino
en el Banco de Inglaterra sería destinada a la compra de los ferrocarriles, monto que fue completado con un
crédito británico que se debía pagar con los futuros superávits comerciales.

C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 4

Instrumentos de la política económica peronista

El peronismo se propuso llevar a cabo políticas para alcanzar los siguientes objetivos: 

1 Pleno empleo, mediante el favorecimiento de los sindicatos y el nivel de actividad económica.

2 La industrialización, con un fuerte apoyo e intervención del Estado, mediante la aplicación de


medidas proteccionistas contra la competencia externa.

3 Una mejora de la remuneración real de los asalariados, tanto urbanos como rurales.

Esas políticas conformaron una de las coaliciones más exitosas y prolongadas que se hayan conocido, pero,
como veremos más adelante, generaron uno de los conflictos más largos y difíciles de resolver. Las
medidas aplicadas fueron:

1) Control de cambios

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) era el encargado de controlar la asignación de divisas en
el país. 

Se aplicaba un régimen de tipo de cambio múltiple, por el cual había un orden de prioridades para el uso de
las divisas. Esta medida castigaba a los exportadores y protegía a la industria nacional. Además, se
aplicaban restricciones cuantitativas y se requería un permiso previo.
2) Creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI)

Era un organismo estatal que tenía el monopolio de la venta al exterior de los cereales y oleaginosas. El IAPI
compraba a los productores a precios bajos y luego cambiaba las divisas al mayor valor, lo cual generaba
diferencias financieras. Era una política discriminatoria hacia el sector rural, que se aplicó por dos razones.
En primer lugar, las ganancias del IAPI sirvieron para sostener el aumento en el gasto público. Este
fenómeno se reflejó en las estimaciones sobre la participación de las actividades agropecuarias en el
producto bruto total argentino; esta es mucho menor cuando se la valúa en relación con los precios
internos que cuando se calcula tomando los precios internacionales. 
 
 
De no haberse esterilizado el aumento internacional de los precios de los alimentos, una
de las siguientes alternativas habría ocurrido: o bien los salarios reales habrían
disminuido por el encarecimiento de algunos productos básicos de la canasta familiar, o
bien, en el caso de compensar ese aumento con nuevos incrementos en los salarios
nominales, se habría visto afectada la rentabilidad industrial. (Gerchunoff y Llach, 2018,
pp. 220-221).
 
 
A su vez, había otras razones con las que se defendía la política del IAPI. El comercio de posguerra era
bilateral en todo el mundo, ya que los países europeos se estaban reconstruyendo después de la guerra, y
sus Gobiernos habían creado organismos únicos de compra. Por eso, no había, en realidad, un precio
internacional al que atenerse en las ventas al exterior, sino que se negociaba entre compradores y
vendedores. Además, la situación de posguerra obligaba a vender a crédito, y el IAPI, al ser un organismo
del Estado, podía soportar mayores riesgos y plazos.

Es claro que estas consideraciones eran poco convincentes para los propietarios rurales, sobre todo
cuando se sumaban otras medidas, como el Estatuto del Peón Rural1, el cual:

[1] Decreto N.° 28169. (1944). Estatuto del Peón Rural. Presidencia de la Nación. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=30591DB6BC7D31062A9CA17E7506BD1
A?id=294999 

 
…había extendido algunos beneficios sociales a los trabajadores del campo, lo que
también impactaba sobre la rentabilidad rural. La agricultura, más golpeada que la
ganadería por el encarecimiento de la mano de obra, sufrió especialmente con el cambio
en las reglas de la propiedad rural… Se dio al arrendatario el derecho a renovar su contrato
con los mismos valores que en el período anterior, lo que perjudicaba al dueño de la tierra,
debido a la erosión inflacionaria. El terrateniente perdió el incentivo para arrendar sus
campos y este tipo de contrato disminuyó sensiblemente a partir de la posguerra.
(Gerchunoff y Llach, 2018, p. 222).
 
 
El IAPI no financió operaciones con recursos propios, sino que lo hizo, en gran medida, con créditos
obtenidos de la banca oficial y redescontados por el Banco Central. Esta fue una fuente de recursos de
enorme importancia que le permitió al Gobierno un amplio margen de discrecionalidad, ya que esos
recursos no estaban sometidos al control del Congreso. Con ellos, el Gobierno financió la nacionalización
de varios servicios públicos, la compra de bienes de capital para el Estado (algunos provinciales), los
gastos corrientes del sector público, subsidios a las industrias y subsidios a la producción agrícola
ganadera.

3) Política arancelaria

Se aplicaron restricciones y aranceles a las importaciones, con el objetivo de generar un proteccionismo
hacia la industria nacional emergente.
 
Estas medidas también fueron acompañadas por la política cambiaria explicada anteriormente y por
políticas crediticias. Gerchunoff y Llach (2018) señalan que la industrialización era vista como una política
de desarrollo de largo plazo que permitía mantener un alto nivel de empleo y consumo.
Por otra parte, se crearon escuelas técnicas para lograr contar con trabajadores especializados en el sector
industrial.

4) Cuentas externas

Cuando Perón asumió su mandato, se vio favorecido por los términos de intercambio más altos hasta ese
momento. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el país tenía superávit comercial, principalmente como
consecuencia de la reducción de importaciones que la coyuntura internacional había provocado.
 
 
Los primeros años de la posguerra trajeron novedades al comercio exterior argentino, el
precio promedio de las exportaciones creció un 208 % entre 1945 y 1948, mientras las
compras al exterior se normalizaban después del período bélico, además de aumentar su
precio alrededor del 30 %. Pero las variaciones en los precios no podían esconder un
hecho decepcionante: el volumen exportado en 1946 era menor al de 1935, que a su vez
había sido inferior al de los mejores años de la década del 20. (Gerchunoff y Llach, 2018,
p. 225).
 
Esta baja performance se debía a las medidas aplicadas, las cuales no estimularon la producción rural, pero
sí favorecieron el consumo. El hecho de que el crecimiento del ingreso per cápita provocara aumentos en el
consumo de bienes industriales hacía inevitable que los países productores de alimentos sufrieran una
caída de sus términos de intercambio externos, lo que provocó que la balanza comercial argentina tuviera,
entre 1945 y 1948, un signo positivo.

Debajo se encuentra una tabla desarrollada por Gerchunoff y Llach (2018), que muestra el balance de
exportaciones e importaciones:

Tabla 1: Exportaciones e importaciones argentinas (millones de dólares


corrientes)

Año Importaciones Exportaciones 

1945 719 289,6

1946 1003,6 503,7

1947 1587,4 1319,8

1948 1567,8 1604,2

Fuente: Gerchunoff y Llach, 2018, p. 227.

Se puede observar que las importaciones se recuperaron como consecuencia de la gran demanda interna.
Aquí hay que señalar que se produjo un cambio en su composición: el aumento de la demanda de bienes de
consumo era satisfecho con producción doméstica, pero, en contrapartida, se necesitaban cada vez más
insumos y bienes de capital. Estos rubros pasaron a representar alrededor del 90 % de las importaciones
totales.
Por otra parte, en el caso de aparecer un déficit de comercio, este no podía ser compensado con entrada de
capitales, las cuales estaban desalentadas por las políticas peronistas y limitadas por las circunstancias
internacionales. El déficit de la balanza comercial que se produjo en 1949 coincidió con la aparición de otro
de los grandes problemas que comenzaría a enfrentar el país en las décadas siguientes: la inflación.

5) Regulaciones y política salarial



Mediante el congelamiento de alquileres y arrendamientos, se empezaron a realizar controles de precios,
fundamentalmente de los bienes que conformaban la canasta básica, e incrementos de los salarios
nominales.
 
Según mencionan Gerchunoff y Llach (2018), a pesar de las buenas relaciones entre el Gobierno y los
gremios durante el período anterior a la presidencia de Perón, los salarios reales apenas habían aumentado
entre 1945 y 1946. Pero, a partir de ese momento y hasta 1949, los salarios reales crecieron a tasa récord:
aumentaron un 62 %. Esa mejora fue más acentuada que la de la productividad, y en 1949 el costo laboral
por unidad de producto era un 23 % más alto que en 1945.
 
El incremento de los salarios reales llevó a una distribución del ingreso nacional más equitativa. Se ha
calculado que los componentes salariales del ingreso nacional superaron, por primera vez en su historia, la
retribución obtenida en concepto de ganancias, intereses y rentas. En 1948, aquellos ascendían al 43 %,
mientras esta, al 47 %, lo que se comparaba favorablemente con la situación imperante solo un lustro atrás,
cuando los trabajadores percibían el 44 % y los empresarios capitalistas recibían el 55,6 %. 

Hay que tener en cuenta que estas medidas tenían una intención política, y fue así que en 1947 se fundó el
Partido Peronista. A su vez, estas medidas eran un instrumento para fomentar la demanda agregada y
lograr el pleno empleo.
 
 
En los años 1946, 1947 y 1948, la clase trabajadora argentina experimentó el mayor
aumento de bienestar de toda su historia. La mayor disponibilidad de bienes, fruto del
aumento de la producción industrial y del creciente valor de las exportaciones, se volcó
sobre todo a expandir el consumo, que en 1948 fue casi un 50 % mayor al de solo 3 años
atrás. (Gerchunoff y Llach, 2018, pp. 213-214).
 
 
El incremento del bienestar derivó en que el peronismo obtuviera más de dos tercios de los votos en la
elección de constituyentes de 1949. 
 
El control de los alquileres y el congelamiento de algunos precios de bienes básicos se sumaron a la
generosa política salarial, para difundir el bienestar en los sectores de más bajos ingresos. También
crecieron las compras de electrodomésticos, como la heladera eléctrica y la cocina de gas.
 
La política salarial de Perón, con su doble objetivo de garantizar el pleno empleo y redistribuir el ingreso
hacia los sectores populares, fue uno de los elementos centrales de su política económica hasta 1949.

6) Aumento del gasto público



Se destinaba, principalmente, a gastos de tipo social, como salud, educación, vivienda, servicios sociales,
etcétera.
 
En Argentina, la cifra del gasto público reflejaba el crecimiento estatal, tendencia que se inició antes del
Gobierno peronista.
 
Gerchunoff y Llach (2018) indican que el aumento del gasto en inversión fue determinante para el
incremento global de las erogaciones estatales. Además de la nacionalización de servicios, hubo
inversiones en comunicaciones, energía, ferrocarriles y construcción de caminos.
 
 
En los años 1946 y 1947, el principal motor de la inversión pública fue la defensa exterior,
que llegó a representar el 60 % de los gastos públicos de capital. El aumento del empleo
público en general, aun sin considerar las empresas estatizadas, puede verse como otra
manera de asegurar lealtades y extenderlas a la clase media. (Gerchunoff y Llach, 2018,
p. 211).
 
 
El impuesto al ingreso, creado al comenzar la década de 1930, se rediseñó varias veces de manera más
progresiva. También se creó un gravamen a los beneficios de las empresas, lo que contribuyó a mejorar la
distribución de los ingresos. 
 
El sistema previsional se consolidó cuando Perón se hizo cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión en
1943, y así, durante los primeros años de su presidencia, logró tener un enorme superávit del régimen
jubilatorio. 
 
 
En cada uno de los años finales de la década del 40, el Gobierno obtenía alrededor de un 4
% del producto bruto del flamante sistema de seguridad social, fracción que fue
decayendo con el correr de los años, a medida que aumentaba el número de
beneficiarios. (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 215).
7) Nacionalización del BCRA y centralización de los depósitos

Los bancos comerciales recibían depósitos a cuenta y orden del BCRA, que estaban garantizados por la
máxima autoridad monetaria.
 
Estas medidas generaron que los redescuentos superaran notablemente a los depósitos, lo que incidió en
una gran creación de dinero. Entre 1946 y 1948, la principal fuente de creación de dinero fueron los
redescuentos y otros préstamos a bancos, que subieron en el mismo período un 127 %, de los cuales entre
un 58 % y un 59 % fueron al Estado (de ellos, un 60 % al IAPI). 
 
El BCRA fue el instrumento para generar inmensos recursos monetarios. Durante un tiempo, el público,
acostumbrado a medio siglo de estabilidad monetaria, siguió confiando en el valor del peso, pero cuando
los depositantes comenzaron a advertir que los precios subían más que las tasas de interés, se perdió la
ilusión monetaria y la gente empezó a retirar sus depósitos. 
 
Por otra parte, al nacionalizar los depósitos y redirigir el crédito a los bancos y sectores privilegiados (con
tasas que resultaron negativas), se produjo una enorme transferencia de ingresos de los ahorristas a los
deudores. 
 
Como parte de las reformas monetarias y bancarias de 1946, también se decidió modificar la operatoria del
Banco Hipotecario. Las cédulas hipotecarias consistían en un título que el banco le entregaba al deudor,
que hipotecaba su vivienda rural o urbana por una parte (50 %) de su valuación –usualmente, al 6 % de
interés– y lo llevaba a la bolsa para cotizar y buscar un inversor que lo comprara. 
 
En 1946, el Gobierno decidió rescatar las cédulas hipotecarias y reemplazarlas por un bono hipotecario
emitido por el BCRA, que se colocaría en el público. Sin embargo, la suscripción al bono no tuvo éxito. Para
el rescate, se emitieron más de mil millones de pesos, mientras que de los bonos se tomaron solo 384
millones, por lo que el rescate se financió mayormente con redescuentos del BCRA.

8) Nacionalización de empresas públicas



El Estado nacionalizó los ferrocarriles y las empresas de energía.
 
 
La compra de los ferrocarriles británicos por parte del Estado argentino debe
considerarse en un doble aspecto de nacionalización y estatización… se trataba de limitar
la participación de los capitales extranjeros [y] era un síntoma del crecimiento del Estado
como productor de bienes y servicios. (Gerchunoff y Llach, 2018, p. 207).
 
 
A esto le siguió la nacionalización de los teléfonos, así como la empresa de energía, y se completó con la
estatización del gas.

Resultado de las medidas aplicadas

A partir de 1949, comenzaron a observarse los dos grandes problemas que se generaron a raíz de la
implementación de las medidas: el déficit de la balanza comercial y la elevada inflación.

Los problemas comerciales eran consecuencia de:

1 la reducción de exportaciones, ya que los productores agropecuarios redujeron la superficie de


hectáreas sembradas con cultivos regulados por IAPI;

2 el incremento de las importaciones por la necesidad de insumos y bienes de capital que


generaba la incipiente industria nacional.

En cuanto a la inflación, tenía distintos orígenes: por un lado, la emisión monetaria provocada por el Gobierno
para financiar sus medidas y los incrementos de salario y consumo, que derivaban tanto en aumentos de la
demanda como en contracciones de la oferta. La tasa de inflación, al final de la década, llegó a ser de dos
dígitos.

¿Podría distribuirse el ingreso sin consecuencias a largo plazo? Este artículo esboza algunas ideas y
fundamenta la aparición de la inflación. ¿Cuáles son las razones, a juicio de la autora, del origen de la
inflación en 1945? Menciónalas.

1945, el año en el que se instaló la inflación en la Argentina _ El


, q g
Cronista.pdf
1.1 MB

Fuente: 1945, el año en el que se instaló la inflación en Argentina. (11 de enero de 2019). El Cronista [Versión

digital]. Recuperado de https://www.cronista.com/3dias/1945-el-ano-en-el-que-se-instalo-la-inflacion-en-la-

Argentina-20190111-0003.html

A su vez, desde 1949 hasta 1952, continuaron disminuyendo las reservas, excepto en 1950, cuando
aumentaron. El proceso de desmonetización ya estaba en franca evolución. Esto mostraba que el BCRA no
tuvo el manejo de la cantidad real de dinero que fue determinada por la demanda.

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Política económica del peronismo 

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Referencias

Decreto N.° 28169. (1944). Estatuto del Peón Rural. Presidencia de la Nación. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=30591DB6BC7D31062A9CA17E7506B
D1A?id=294999 

Gerchunoff, P. y Llach, L. (2018). Ascenso y apogeo peronista (1940 – 1949). En Autores, El ciclo de la
ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas (pp. 181-232). Buenos Aires, AR:
Paidós.

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