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UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL NORTE

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL NORTE

CRECIMIENTO ECONÓMICO VERSUS DESARROLLO

TÓPICO 1.3.

1.3.1 UNA MIRADA EN EL TIEMPO.

A partir de la segunda guerra mundial se intensificó la búsqueda de nuevos medios para


aumentar el crecimiento económico, como el camino más seguro para alcanzar el progreso de
la sociedad en su conjunto y niveles de vida superiores para todos los hombres. Sin embargo,
ahora nos percatamos que por sí sólo, el crecimiento no resuelve los grandes problemas de la
sociedad; la práctica ha demostrado que el crecimiento económico produce más bienes y
servicios, pero sin tener en cuenta su forma de distribución, ni los efectos que tiene dicha
producción, distribución y consumo de bienes materiales en el bienestar individual y colectivo
de las presentes y futuras generaciones, ni su impacto en el medio ambiente.

Ello llevó a equiparar crecimiento con desarrollo. Sin duda ha habido importantes
intentos teóricos y proyectos políticos que han tratado de diferenciar el crecimiento (como
incremento económico en los términos más generales) del desarrollo (como un cambio
cualitativo de la sociedad, donde se produzca un mayor bienestar colectivo que alcance todos
los estratos sociales y una mejora integral del hombre). Sin embargo, se sigue al crecimiento
económico como vía para alcanzar el desarrollo y la justicia social. Así Paul Samuelson, premio
Nobel de economía, define al desarrollo económico como crecimiento económico, entendido
como el proceso por el cual se eleva la producción per cápita, ya sea aumentando su stock de
bienes de capital, mejorando las técnicas de producción o la productividad de los trabajadores.

Las consecuencias ambientales negativas que ha traído consigo el crecimiento


económico, imponen hoy un límite a la producción desenfrenada de bienes y servicios. El estilo
de desarrollo de los países industrializados, convertido en un modelo universalmente aceptado
durante estos decenios, comienza a poner al descubierto sus numerosas fallas. Hacia la
década de los 70, el sistema mundial entra en una fase de crisis sin que nadie sepa a ciencia
cierta hacia donde nos dirigimos.

Esta situación está generando un sentimiento cada vez más generalizado y compartido
de desasosiego en el que cada vez son menos los que dudan que, en comparación con los
años de expansión económica mundial de las décadas de postguerra, hoy en día un gran
número de personas vive peor que antes.

En medio de esta crisis aparecen nuevas preocupaciones de carácter ambiental, que


añaden nuevos elementos a la problemática del desarrollo. Tal vez los grandes problemas se
perciban mejor en la crisis. El hombre sólo toma conciencia de la realidad cuando ésta se le
presenta como una incógnita, que exige respuesta. De esta manera, hacia fines de los años 60,
comienzan a manifestarse las preocupaciones por la situación ambiental del planeta.

La crisis de los años 70, marca el surgimiento de una nueva forma de lucha social: la
lucha ecológica y los movimientos ecologistas. En el mundo comenzaron a conocerse los
efectos negativos de esta crisis en el medio ambiente y la repercusión de los diferentes
modelos de desarrollo económico; se palpa claramente cómo la actividad económica del
hombre ha estado destruyendo la capacidad de dilución y regeneración espontánea de la
naturaleza.

Diferentes acontecimientos han contribuido de manera importante a remarcar esta


situación durante esta época. Entre ellos cabe destacar el lanzamiento del programa sobre el
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hombre y la biosfera (MAB) de la UNESCO, en 1971, y la Conferencia de las Naciones Unidas


sobre el Medio Ambiente Humano celebrada en Estocolmo en 1972, la cual enfatizó en las
relaciones del hombre y su medio ambiente.

Hasta el momento, el paradigma "desarrollista" de la modernidad postulaba la


inexistencia de límites en el crecimiento. "El crecimiento se movía entre dos infinitos: el infinito
de los recursos naturales de la tierra y el infinito del desarrollo y del crecimiento". Lo que se
resume planteando que el crecimiento a expensas de la naturaleza no tiene límites y permite
expandir infinitamente la producción y el consumo humano. En 1972, el Club de Roma publica
"Los Límites del Crecimiento". Por primera vez se plantea que el planeta es limitado en recursos
y tiene capacidad limitada para reciclar de manera natural los desechos de la sociedad.

Desde entonces se ha venido ampliando y profundizando la creencia acerca de que la


actual forma de producción y distribución de bienes y servicios, con su despilfarro de energía y
de recursos naturales no renovables, más la agudización del constante desequilibrio ecológico
del planeta, continuará siendo un peligro para el futuro de la humanidad.

Ante esta situación, la humanidad ha reaccionado elaborando nuevos conceptos de


desarrollo. En los umbrales del siglo XXI aparece un nuevo paradigma: el desarrollo
sostenible como imperativo del mundo actual.

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