El trauma que sufren los soldados no es solo físico.
Además del daño causado por las balas y la metralleta, la vida cotidiana en el frente es particularmente difícil para cualquier combatiente, especialmente en conflictos como la Primera Guerra Mundial. Los requisitos físicos y psicológicos de las peleas finalmente ejercen la mayor presión sobre todos. El frío, la lluvia, el barro, el rugido de los cañones y el miedo constante a la muerte acabaron por reducir la resistencia mental de los soldados. La neurosis de guerra es una patología que comenzó a estudiarse en la Primera Guerra Mundial. Los soldados regresaron de la guerra europea con evidentes síntomas de este tipo. La guerra los obligó a tomar decisiones difíciles, tuvieron que enfrentarse a sus propios valores morales para sobrevivir, y la decisión de matar siempre tuvo un gran peso moral. Las condiciones en el campo de batalla son húmedas, frías y escasas. Si se suman todos estos, el poder destructivo de la artillería, el impacto que ejerce en los soldados será devastador. Vivir en un estado de tensión permanente, enfrentar situaciones extremas todos los días, eventualmente debilitó la moral de las tropas. La gran guerra no es el problema más grave, sino la neurosis. A muchas personas se les llamo simuladores, mentirosos, desertores, malos patriotas, etc. La repentina pérdida del habla, el movimiento entre espasmos y la desaparición de la vista son causados por unos horrores brutales codiciosos, la neurosis o locura de trinchera, nos muestra cómo el trauma puede superar la razón. Este fue el resultado de una guerra que sorprendió a todos quienes la presenciaron, nunca se movilizó tanto material bélico, una guerra donde la metralleta y su vértigo veloz de muerte llegaron a convertirse en algo letal. Al comienzo de la guerra los cuadros neuróticos de pérdida del habla, trastorno del sueño, convulsiones musculares, inexplicables espasmos faciales, ceguera histérica y otras afecciones no fueron considerados como patologías, primero se creyó que era consecuencia del ruido de las explosiones e interpretado como simple fatiga de combate pero los síntomas fueron empeorando conforme la guerra; se estancaba sin solución y el campo de batalla y se convertía en una trituradora de jóvenes que morían sin sentido, muchos soldados que padecieron el trauma de guerra fueron acusados y degradados por el alto mando por supuesta falta de valor en el frente y se achacó su reacción a la cobardía y la ausencia de patriotismo pero… ¿de qué sirvió el patriotismo del que tanto hablaron quien veló por el bienestar de quienes tuvieron que dejar sus hogares para participar en uno de los mayores conflictos bélicos de la historia?. Finalizada la guerra las calles se llenaron de mutilados jóvenes con el rostro desfigurado sin ojos sin nariz jóvenes que no sólo tenían que lidiar con sus secuelas sino también con futuros trastornos producto del rechazo que sufrirían por la sociedad, el rechazo de la misma patria por la que dieron hasta el último aliento
Quizá en algún momento hayamos visto la fotografía del soldado que
se muestra en esta imagen no creo que sea necesario especificar que este hombre no solo sonrió a la cámara, su rostro era una viva imagen del horror que sufren los combatientes en el campo de batalla. Según algunas fuentes, estas imágenes fueron tomadas durante la Batalla del Somme, que es la más largas de la Gran Guerra. Una de las batallas más sangrientas que ocurrió en septiembre de 1916. No hay registro que describa la identidad del soldado, pero no hay duda de que experimentó lo que se llamó neurosis de guerra o fatiga de combate en ese momento. La perturbación de su estado mental no sólo se transmite a través de su expresión facial sino también por la mirada, pero… ¿cómo se puede estar tan seguro de que se trata de una persona afectada por los traumas de la guerra y no de un hombre que simplemente decidió sonreír para la foto? Bueno, algo muy importante es que en ese tiempo las personas no desarrollaron el hábito de sonreír al tomar fotografías, el estándar era mantener la postura lo más quieta y seria posible, por lo que estos datos hicieron que el retrato de este soldado fuera más inquietante, entraban en estado de shock profundo provocado por la lluvia de proyectiles y cápsulas que finalmente destruía el espíritu del más fuerte. Los militares que pelearon en las trincheras de la primera guerra mundial atestiguaron de primera mano los efectos de esta condición que después sería conocida formalmente como trastorno de estrés postraumático y que actualmente sigue afectando a muchos militares que experimentan los errores en el campo de batalla así como individuos que pasan por experiencias sumamente traumatizantes los síntomas más comunes entre aquellos que sufren de estrés postraumáticos abarcan la confusión mental dificultad de concentración, fatiga, pesadillas recurrentes, taquicardia, parálisis, trastorno de conversión que genera problemas para ver y escuchar temblores, etc. Pero, volviendo a la cuestión de la Primera Guerra Mundial, lo más triste es que muchos de estos soldados que sufrían de trastorno de estrés postraumático fueron procesados o incluso ejecutados por considerarse civiles débiles o desertores, no existe una cifra oficial sobre el número de soldados que murieron a causa de la perturbación mental durante la guerra sin embargo años después de finalizado el conflicto el gobierno de Gran Bretaña solicitó perdón a todos esos hombres que fueron acusados y ejecutados por cobardía y deserción