Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
C ri sti a n R i ca rd o R o d rígue
Go n z a l o Dí a z -L etelier
C la u d i a C a l q u í n Do n oso y
Da n i e l E n rí q u e z Fe rn ánde
Pa b l o A lva rez C
S a n d ro C h i g nola
Ge ra rd o M uñoz
R o d ri go Ka rmy Bo lton
Fra n k M o lano
C la u d i a C a l q u í n Do noso
Jos e p R a fa n e l l i Or r
Ge ra rd o M uñoz
M a u ri z i o L a zz a rato
R a ú l Vi l la rroel
STA S IS
POLÍTICA,GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
AÑO 2 julio
NÚMERO III
1
www.revistadisenso.com
Edición semestral
Año 2 | julio | Número III
Noviembre 2020
ISSN 2735-6167
Publicación autogestionada
editorial@revistadisenso.com
Registro fotográfico:
2
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
DISENSO
R E V I S TA D E P E N S A M I E N T O P O L Í T I C O
CONSEJO DIRECTIVO
Iván Torres Apablaza
Tuillang Yuing-Alfaro
Cristóbal Durán Rojas
Claudia Calquín Donoso
CONSEJO EDITORIAL
Matilde Orlando (Italia)
Sandro Chignola (Italia)
Roberto Esposito (Italia)
Lorenzo Bernini (Italia)
Juan Pablo Arancibia (Chile)
Carlos Ossandón Buljevic (Chile)
Raúl Villarroel (Chile)
Silvana Vignale (Argentina)
Senda Sferco (Argentina)
Marcelo Raffin (Argentina)
David Pavón-Cuéllar (México)
Alessandro Soares da Silva (Brasil)
ASISTENTE EDITORIAL
Danilo Billiard
Maria Paz Alburquenque
DISEÑO EDITORIAL
Astrolabio Ediciones
3
ÍNDICE
6 EDITORIAL
10 DOSSIER
Gonzalo Díaz-Letelier
4
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Recortando lo invisible: 90
la física de la guerra civil
Gerardo Muñoz
D I Á L O G O S 122
T R A D U C C I O N E S 162
5
EDITORIAL
STASIS:
política, guerra y
contemporaneidad
6
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
7
Comentando la deriva del partisanismo como figura política, Carl Schmi-
tt no podía obliterar la dimensión polemológica que éste llevaba presente
y, con ello, las transformaciones decisivas que estaban ocurriendo en el
campo de la soberanía de las que el partisanismo opera como un catali-
zador. El resultado es su comentario sobre el modo en que Mao Tse Tung
entiende la actualidad partisana derivándola en una nueva intensifica-
ción política como es la de la “guerra civil mundial”. Schmitt –quien se
autodefinía en sus momentos más amargos en los que triunfaban los alia-
dos, como el “último profesor del Ius Publicum Europeaum- podía perfec-
tamente constatar la mutación experimentada por la política en la forma
de la guerra civil mundial, pero nunca comprender qué era efectivamente
porque, tal como hacía la “tradición filosófica”, Schmitt mantiene una mi-
rada “negativa” sobre la stasis.
Por otro lado, uno de sus rivales clave, Alexandre Kojève, tampoco podía
abordar la existencia de la stasis como objeto de la reflexión, aunque la
problemática interpretación hegeliana del “saber absoluto” como “fin de la
historia” permitiera a Georges Bataille pensar la cuestión de la negatividad
en el momento de su fin. El triunfo total de la economía por sobre la polí-
tica –dirá Kojève- constituye la consumación de la Idea ya presente en la
llegada de Napoleón a Alemania que Hegel habría entrevisto y que la inter-
pretación antropoteísta de Kojève podía dar inteligibilidad. Si para Schmitt
la política sobrevive en la forma de la economía, para Kojéve justamente
ella sucumbe en el nuevo escenario exento de luchas por el “reconocimien-
to”. Ninguno de los dos parece poder volcarse sobre la stasis aunque ambos
pensamientos abren a su posibilidad. Sea la mutación de la política en la
“lucha por los grandes espacios” o la consumación de la economía como “fin
de la historia”, la stasis aún permanece impensada.
8
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
9
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
D OSS I ER
11
ENTRE LA STASIS Y EL
ESTADO DE EXCEPCIÓN:
LA GUERRA CIVIL LEGAL
EN EL CHILE DE LA EMERGENCIA
Cristian Ricardo
Rodríguez
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
1 En su libro La comunidad que viene, Agamben describe el ejemplo como un concepto que escapa a la
antinomia entre lo universal y particular. Ver: Giorgio Agamben, La comunidad que viene. (Valencia:
Pre-textos, 2008).
2 Con esto me refiero al efecto recodificador que la stasis tiene como dispositivo que repolitiza las
relaciones familiares.
13
La stasis y el estado de excepción en la 2006). Identificar al estado de excepción
obra de Giorgio Agamben como paradigma de gobierno implica un
gesto epistemológico que concibe al para-
La publicación del primer tomo de la serie digma como una forma de conocimiento
Homo Sacer sin duda es un momento deci- que tiene por objetivo “hacer inteligible
sivo en la obra de Giorgio Agamben. En este una serie de fenómenos cuyo parentesco se
sentido, tal es la magnitud que, como señala le había escapado o podía escapar a la mira-
Edgardo Castro, los intereses intelectuales da del historiador”(Agamben 2010, 41), des-
del filósofo italiano cambiaron para pasar de un modelo analógico bipolar en donde la
del estudio de la estética a “la problemática indistinción entre ejemplaridad y singula-
política del siglo XX”(Castro 2008, 49). Así, ridad permite identificar la historicidad del
a partir de la publicación de El poder sobera- mismo desde una lectura ontológica que
no y la vida desnuda Agamben lleva a cabo está centrada en el ser y no en la relación
una serie de investigaciones genealógicas
sujeto/objeto. Por tanto, cuando Agamben
sobre los paradigmas teológicos, jurídicos y
caracteriza el estado de excepción como
biopolíticos que ”han ejercido una influencia
paradigma de gobierno está volviendo in-
determinante sobre el desarrollo y el orden
teligibles una serie de fenómenos históri-
político global de las sociedades occidenta-
co positivos a partir del reconocimiento y
les”(Agamben 2005, 10).
articulación de ejemplos o paradigmas que,
Si bien uno de los temas centrales del pri- según Taccetta, le permiten“comprender la
mer tomo de la serie Homo sacer fue la rela- constitución de la subjetividad y el funcio-
ción entre la excepción soberana y la nuda namiento de lo político en el contexto con-
vida, es en el segundo volumen de esta serie temporáneo”(Taccetta 2011, 49).
donde el Estado de excepción y la stasis son
Resultado de dos seminarios sobre la gue-
objeto de interés para Agamben en los libros
rra civil dictados en la Universidad de Prin-
Estado de excepción y Stasis: la guerra civil
ceton en octubre del 2001, Agamben toma
como paradigma político. Es en este primer
como punto de partida para su exposición
texto en donde Agamben describe el estado
sobre la stasis el diagnóstico sobre la desa-
de Excepción como una dislocación de una
tención al estudio de la guerra civil mundial
medida provisoria de naturaleza jurídica
formulado por Roman Schnur con el objeti-
que, devenida en paradigma de gobierno
vo de analizar como se presenta la stasis “en
dominante de la política contemporánea, ha
el pensamiento político occidental en dos
transformado de forma sensible “la estruc-
momentos de su historia: en los testimonios
tura y el sentido de la distinción tradicional
de las formas de constitución” establecién- de los filósofos y de los historiadores de la
dose como “un umbral de indeterminación grecia clásica y en el pensamiento de Hob-
entre democracia y absolutismo”(Ídem, 26). bes”(Agamben 2017, 14). Mientras que en
la grecia clásica, la stasis funciona como un
Es importante mencionar que en Agamben umbral de politización y despolitización que
la estructura originaria que funda la biopo- no tiene lugar ni en el espacio familiar del
lítica moderna es la excepción a partir de oikos ni en el espacio político de la polis sino
la inclusión de la vida natural o zoé dentro que en la zona de indiferencia entre ambos,
de los cálculos del poder estatal(Agamben, en la modernidad la guerra civil es excluida
14
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
del horizonte político a partir de una esci- año 2005 por parte del presidente Ricardo
sión de la noción de pueblo en donde para Lagos, son algunos ejemplos de la adopción
ser soberano éste debe “dividirse de sí mis- irrestricta que los gobiernos de los últimos
mo, escindiéndose en una multitud y en un 30 años han hecho del carácter policial, so-
pueblo”(Ídem, 51). De este modo, entretanto berano y veridiccional del proyecto político
en el primer ensayo de Agamben se destaca neoliberal fraguado desde la segunda mitad
la necesidad de afirmación de la guerra civil del siglo XX en Chile 5. Así, bajo lo que Mayol
presente en la cultura política de la grecia y Ahumada definen como “hipótesis moder-
nizadora”(Mayol y Ahumada 2015, 30), la
clásica, en el segundo escrito el filósofo ita-
historia política reciente de Chile durante
liano resalta la necesidad que tiene el pensa-
y después de la transición estuvo marcada
miento político moderno de excluir a la gue-
por una dinámica capitalista que “para man-
rra civil de su horizonte político para fundar
tener su competitividad, requiere perpetuar
la teoría moderna de la soberanía popular.
las desigualdades, desregular el medioam-
biente y mantener una situación de docili-
Cabe destacar que, a pesar que ambos mo-
dad de la fuerza de trabajo”(Ídem, 118).
mentos históricos valoran la guerra civil de
forma distinta, Agamben destaca el secre- A diferencia del estado de excepción que
to vínculo que existe entre ambas visiones remite a la gestión de soluciones policiales
con el carácter paradigmático del estado de en donde la excepción deviene en norma, la
excepción al afirmar a este respecto,“que el stasis se vincula con el Chile contemporá-
paradigma sea, en realidad, único, significa neo como una sombra en donde la exclusión
que las dos necesidades opuestas mantienen de la guerra civil del horizonte político se
entre ellas una secreta solidaridad”(Ídem, 14). justifica a partir de la existencia de un Esta-
do-Leviatán que, bajo la promesa de asegu-
rar la seguridad y la satisfacción a los súb-
ditos, los excluye de la ciudad al obligarlos a
El estado de excepción y la stasis en la conferir el poder soberano al monarca -en
historia reciente de Chile este caso ejemplificado en la figura Estatal-
estableciendo un pacto inquebrantable en
Considerando que existe un consenso rela-
donde “Por su naturaleza, el Estado-Levia-
tivamente generalizado en la literatura 3res-
tán, que debe asegurarles la seguridad y la
pecto a la adopción del proyecto económico satisfacción a los súbitos, es también lo que
de la dictadura cívico-militar por parte de precipita el final de los tiempos”(Agamben
los gobiernos de la postdictadura en lo que 2017, 77), esto es, la negación del carácter
Oscar Muñoz denomina como “el mode- negantrópico que tiene la stasis como dis-
lo de la concertación”4, el lento declive de positivo que permite constantemente recon-
los denominados enclaves autoritarios y la figurar el Estado a partir de una repolitiza-
ratificación de la constitución del 80 en el ción de las relaciones familiares.
15
Sumado lo anterior, resulta especialmente tecedente genealógico como forma jurídica
anecdótico tanto el título como lo dicho por está en la descripción que la constitución
Arturo Fontaine en los años ochenta en su de 1828 hace de los ataques armados desde
ensayo Más allá del Leviatán en la medida el exterior y las situaciones de “conmoción
que para los pensadores neoliberales de CEP interior” como las situaciones de emergen-
es necesario estar alerta y controlar la “som- cia que facultaban al presidente para adop-
bría imagen del Leviatán …[poniendo]…en tar “medidas de pronta seguridad “según
guardia a los economistas y pensadores neo- su discreción, y posterior justificación ante
liberales de hoy, cualquiera que sea el origen el congreso “o en su receso” a la comisión
y naturaleza de aquel poder absoluto, de- permanente7. Luego, años más tarde con la
mocrático o totalitario, con título legal o de victoria conservadora en la guerra civil del
hecho”(Fontaine 1980, 19). La interpretación bienio 1829-1830, se plantea en la élite go-
que hace Fontaine -a partir de su lectura de bernante la necesidad replantearse lo esti-
James Buchanan6- del leviatán, además de pulado en la constitución anterior dando
homologar dicha noción con el concepto de forma a la nueva carta fundamental de 1833
Estado, considera que “la soberanía ilimita- creando dos Estados de excepción constitu-
da e ilimitable del Estado es un riesgo para cional: La concesión al presidente por parte
la libertad individual”(Ídem, 20) . Si bien del congreso de facultades extraordinarias,
Fontaine afirma la necesidad de regular el y la declaración del estado de sitio como
quehacer del Estado entendido como poder atribución del presidente8. Cabe destacar
absoluto, lo hace en función de una lectura que con la reforma del año 1874 esta cues-
economicista que busca excluir a la política tión se modifica pues, además de restringir
- como criterio del hacer público en desme- el actuar del presidente en el estado de si-
dro de la economía , por tanto, la exclusión tio y transformas las facultades extraordi-
de la stasis se sostiene y se profundiza toda narias en leyes excepcionales, se agrega el
vez que tal como señala Wendy Brown exis- estado de Asamblea como tercer estado de
te una “economización neoliberal de la vida excepción constitucional.
política y de otras esferas y actividades que,
hasta el momento, no eran económicas”(- Ya durante el siglo XX la situación de los
Brown 2016, 14). estados de excepción constitucional se vol-
vió más inestable toda vez que, como señala
Ahora bien, en lo referente a la condición Ríos Álvarez, durante la primera mitad del
que tiene el estado de excepción como para- siglo veinte hubo una inclusión de estados
digma de gobierno que ha devenido en regla de excepción “de forma inorgánica y hasta
de nuestro presente, es necesario revisar las irregular, en el curso del tiempo”(Ríos-Álva-
transformaciones que este ha tenido como rez 2002, 256). Sucede pues que en la cons-
forma jurídica. De este modo, su primer an- titución de 1925 son incluidos como estados
6 Usando como referencia el Estado protector de James Buchanan, Fontaine cita el texto Los límites de
la libertad para explicar su propuesta de un Estado reducido dedicado a arbitrar y velar por el cumpli-
miento de las reglas homologando el concepto de Estado con el Leviatán.
7 Constitución Política de Chile (Chile: Diario Oficial de la República de Chile, 1828). Artículo 83, Capítulo
VII, numeral 12.
8 Constitución Política de Chile (Chile: Diario Oficial de la República de Chile, 1833). Artículos 36, 82, 161.
16
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
17
G oh ar Dasht - Tod a y s l if e a n d w a r
de excepción el estado de asamblea, y el es- facto, siempre que “el estado de excepción se
tado de sitio como atribuciones especiales presenta como la forma legal de aquello que
del presidente y las facultades excepciona- no puede tener forma legal”(Ídem, 24).
les siguieron siendo atribución del congre-
so, no obstante, al margen de dicha constitu- En esta misma línea, es importante tomar en
ción amparados en lo enunciado en el inciso cuenta el precoz interés que tendrá la dicta-
13 del artículo 44 respecto que sólo una ley dura militar por institucionalizarse creando
puede restringir “la libertad personal y la de 13 días después del golpe de estado la llamada
imprenta, o suspender o restringir el ejerci- Comisión Ortuzar10. Es precisamente del tra-
cio del derecho de reunión, cuando lo recla- bajo realizado por esta comisión que se dic-
mare la necesidad imperiosa de la defensa ta el acta constitucional N.4 del año 1976, la
del Estado, de la conservación del régimen cuál es el primer antecedente de los estados
constitucional o de la paz interior”9 se fue- de excepción que formarían parte de la cons-
ron dictando de forma paralela a los estados titución de 1980. De lo dicho por este docu-
de excepción de la constitución vigente di- mento es necesario destacar, además de las
versas leyes que “crearon otros tantos Esta- amplias atribuciones que tiene la figura del
dos de Excepción Constitucional que termi- presidente de la República en lo que respecta
naron por desarticular el coherente sistema a la posibilidad suspender la libertad perso-
establecido por la Constitución”(Ríos-Álva- nal o privar de la nacionalidad11, la existencia
rez 2002, 258). de un estado de excepción llamado Defensa
contra la subversión12 que, si bien fue publica-
Dentro de este orden de ideas, tal como se- do en el Diario Oficial el 13 de septiembre de
ñala Agamben, lo enunciado devela la in- 1976, nunca comenzó a regir por no haberse
decidibilidad del estado de excepción como dictado nunca la ley complementaria que la
dispositivo que es el punto de “máxima ten- haría viable(Ríos-Álvarez 2002).
sión “de la cultura occidental en tanto que
en éste actúan dos fuerzas opuestas, “una En lo relativo a los estados de excepción des-
que instituye y pone y una que desactiva y critos por la Constitución de 1980, se deli-
depone”(Agamben 2005, 156). El hecho que mitaron cuatro situaciones específicas para
de forma alterna los diversos gobiernos de la declaración de estados de excepción con
la época fueran creando nuevos estados de la finalidad de evitar “la indebida prolifera-
excepción da cuenta de estas fuerzas y nos ción de los estados de emergencia”(Ídem, 260)
habla de una creciente indecidibilidad que que aconteció mientras regía la constitución
deviene en regla y se institucionaliza de del 25. Estos cuatro estados de excepción so-
9 Constitución Política de Chile (Chile: Diario Oficial de la República de Chile, 1925). Artículo 44. Capítulo
IV, numeral 13.
10 Es preciso mencionar que ya en la primera acta de la junta militar del día 13 de septiembre se men-
ciona que “se encuentra en estudio” la promulgación de una nueva Constitución política dirigida por
Jaime Guzmán. Ver: Actas de la Junta Militar (Chile: Secretaria General de Gobierno, 1973). Punto 3
“Aspectos varios”.
11 Acta Constitucional N-4 sobre Regímenes de Emergencia. (Chile: Ministerio de Justicia, 1976). Artí-
culos 4,5,6,7.
12 El estado de defensa contra la subversión es descrito como un Estado de excepción en donde existe
un peligro de perturbación latente contra la seguridad nacional. Ver: Acta Constitucional N-4 sobre Re-
gímenes de Emergencia. (Chile: Ministerio de Justicia, 1976). Artículo 6
18
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
13 Constitución Política de Chile (Chile: Diario Oficial de la República de Chile, 1980). Artículo
41, numeral 9.
14 Amaya Álvez et al., Inconstitucionalidades e ilegalidades en el marco de los Estados de emergencia
declarados por el presidente de la república y de las conductas de los jefes de la defensa nacional, Bi-
blioteca Congreso Nacional, http://bcn.cl/2bx9r .
19
dente civil una vez derrotada la dictadura, no se de medidas extraordinarias orientadas a
se ha declarado ningún estado de excepción, la protección de las personas y sus bienes”16.
siendo un hecho sin precedentes en la his- Tomando en cuenta la declaración emitida
toria de Chile los diecinueve años”(Garreton por Piñera sobre lo ocurrido en las protestas
2010, 127). Si bien la declaración de estados de el 20 de octubre, “Estamos en guerra contra
excepción fue la tónica durante la dictadura un enemigo poderoso, implacable, que no
militar, en los primeros gobiernos de la con- respeta a nada ni a nadie, que está dispues-
certación los presidentes Aylwin, Frei-Mon- to a usar la violencia y la delincuencia sin
talva, y Lagos desestimaron aplicarlo en sus ningún límite”(CNNb), se infiere que con sus
respectivos gobiernos. Será Michelle Bache- dichos alude a lo que el jurista alemán Carl
let al final de su primer periodo presidencial Schmitt considera la disyuntiva central del
donde serán declarados los decretos 152 y 153 juego político, es decir la relación entre ami-
iniciando un ciclo de la historia reciente don- go-enemigo, para declarar una guerra civil
de la excepcionalidad ha sido la regla al ser legal en donde el derecho se transforma en
la declaración de estos mecanismos de emer- un dispositivo 17 “que, además de conceder
gencia una práctica común en los gobiernos cuestiones como la posibilidad de disponer
de los últimos años. Se han promulgado des- de los medios requeridos para preservar la
de al año 2010 treinta y siete estados de ex- seguridad interior o la restricción de ciertos
cepción siendo el estado de catástrofe por ca- derechos como el desplazamiento y la liber-
lamidad pública el más común15. Cabe señalar tad de reunión, “permite la eliminación físi-
además que se han declarado diez prórrogas ca no sólo de los adversarios políticos sino
de estos estados de excepción -siete durante de categorías enteras de ciudadanos que por
los últimos dos años-. cualquier razón resultan no integrables en
el sistema político”(Agamben 2005, 25). Es
Producto de la insurrección popular iniciada por ello que el estado de excepción remite,
el 18 de octubre de 2019 el presidente Sebas- además de a un marco jurídico, a un dispo-
tián Piñera declara entre el 19 y 22 de oc- sitivo que incluye la vida en el orden jurídi-
tubre catorce estados de excepción constitu- co-político a través de su exclusión, por con-
cional de emergencia a lo largo de diversas secuencia, lo dicho por el presidente Piñera
zonas del territorio nacional argumentando lejos de corresponder a un exabrupto remite
una situación de “grave alteración del orden a una declaración de principios sobre lo que
público, frente a la cual el Estado debe ac- significa lo político en donde lo enunciado
tuar con todos los medios disponibles, con el por él evoca la disyuntiva central del juego
objeto de asegurar la integridad, seguridad y político planteada por Schmitt en su texto El
tranquilidad de sus habitantes, requiriéndo- concepto de lo político, esto es, la distinción
15 El estado de excepción por catástrofe ha sido decretado veintitrés veces ante distintos tipos de cir-
cunstancias tales como incendios forestales, aluviones, terremotos y accidentes mineros.
16 Decreto 472 (Chile: Ministerio del interior y seguridad pública, 2010). Artículo 3.
17 Agamben divide lo existente en dos grupos: los seres vivientes o sustancias, y los dispositivos. De
esta manera, el filósofo italiano caracteriza como dispositivo “cualquier cosa que de algún modo tenga
la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos,
las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes”. Ver: Giorgio Agamben, ¿Qué es un
dispositivo?(Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2016).
20
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
entre amigo y enemigo como la distinción margen de las restricciones que admite di-
política específica “a la que pueden recondu- cho estado de excepción constitucional”(Al-
cirse todas las acciones y lo motivos políti- vez et al. 2019, 13).
cos”(Schmitt 2009, 56).
Es necesario mencionar que, según el in-
Desde una perspectiva más general cuando forme anual de la situación de los derechos
el ex ministro del interior José Miguel Insul- humanos en Chile durante el año 2019, se
za afirma en una entrevista en CNN Chile, dice que “como se ha establecido en los datos
a propósito del asesinato del comunero Ca- entregados, el mayor número de muertes y
milo Catrillanca por parte de miembros de la la mayor proporción de lesiones por trauma
policía, que “desde el retorno a la democra- ocular, como de personas heridas, se produ-
cia, las FF.AA. y Carabineros se han man- ce durante el periodo de estado de emergen-
dado solos”(CNNa), además de pasar por alto cia”(INDH 2019, 75). En efecto, consideran-
el hecho que esta situación tiene su origen do que la misión ONU encargada de revisar
genealógico en una dictadura cívico-militar la situación de los derechos humanos en
en donde ambas instituciones forman parte Chile durante la revuelta nos dice que, “las
de la junta que gobernó Chile desde el gol- manifestaciones que han tenido lugar en
pe de Estado de 1973 y la posterior declara- Chile desde mediados de octubre tienen sus
ción de estado de sitio 18, bajo lo que Robert raíces en una multiplicidad de causas, inclu-
Barros denomina como “un régimen auto- yendo la desigualdad social y económica”(Í-
crático limitado por una constitución de su dem, 2019, 31), y ponderando lo señalado por
propia creación(Barros 2005, 18), lo dicho Agamben respecto al origen genealógico de
por Insulza da cuenta del carácter excep- los Estados de excepción señalando que “Es
cional desde donde estas instituciones han importante no olvidar que el estado de ex-
operado en la historia reciente de Chile19. De cepción moderno es una creación de la tra-
allí que tal como se señala en el informe In- dición democrática-revolucionaria, y no de
constitucionalidades e ilegalidades en el marco la tradición absolutista”(Agamben 2005, 29),
de los Estados de emergencia declarados por lo acontecido en Chile en la insurrección po-
el presidente de la república y de las conducta pular del 18 de octubre da cuenta de cómo
de los jefes de la defensa nacional, a pesar de el estado de excepción funciona como un
que con la reforma constitucional del año dispositivo que articula y mantiene unida
2005 se redujo el espectros de derechos hu- a la máquina jurídico-política de occidente
manos susceptibles de ser afectados en estos “instituyendo un umbral de indecidibilidad
estados, durante los estados de emergencia entre anomia y nomos, entre vida y dere-
decretados durante la insurrección popular cho, entre auctoritas y potestas”(Ídem, 154)
del 18 de octubre se constataron “múltiples en tanto ante la necesidad de una respuesta
violaciones a los derechos fundamentales al política por parte del pueblo, entendido en
21
22 G oh ar Dasht - Tod a y s l if e a n d w a r
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
términos agambenianos como concepto que cidente. Es por eso que según Agamben “lo
siempre contiene en sí a la multitud, se re- que el arca del poder contiene en su centro
cibe una medida administrativa y/o policial es el estado de estado de excepción” como un
en donde el leviatán -entendido en términos espacio vacío en donde “una acción huma-
hobbesianos20- representado como un estado na sin relación con el derecho tiene frente
moderno que “vive en una condición cons- a sí una acción sin relación con la vida”(A-
tante de adémia21”(Agamben 2017, 60), bus- gamben 2005, 155). Por consiguiente, el es-
ca garantizar seguridad y satisfacción a sus tado de excepción actúa como una forma de
súbditos a través un pacto ficticio que obliga gobierno que busca “la creación voluntaria
a conferir el poder soberano a una persona de un estado de emergencia permanente”(Í-
a partir de una representación indirecta en dem, 25) en donde la exclusión de la stasis
donde el pueblo escindido en multitud di- del horizonte político en la teoría moderna
suelta en la figura del soberano sólo puede de la soberanía popular en favor de la po-
ser representado “a través de los guardias lítica securitaria, propicia la instauración
que vigilan su obediencia y los médicos que de una guerra civil legal que ve el estado de
la cuidan” habitando la ciudad “sólo como excepción como su soporte jurídico-político.
objeto de los deberes y de los cuidados de De allí que, tal como declara el informe anual
aquellos que ejercen la soberanía”(Ídem, 57). 2020 del Instituto Nacional de Derechos
Humanos, en el contexto de la aplicación de
En relación con este tema, precisamente las medidas restrictivas de libertad que se
desde esta promesa de seguridad y satisfac- han decretado durante el estado catástrofe,
ción es donde se inscribe el decreto 104 del se han recibido diversas denuncias de apre-
18 de marzo de 2020 que promulga el esta- mios ilegítimos, torturas, y malos tratos por
do de excepción constitucional de catástrofe parte de personal de las Fuerzas Armadas
con motivo del brote mundial de COVID 19. y de Orden en contra manifestantes(INDH
La declaración de este estado de excepción 2020), dando cuenta de la utilidad políti-
representa una dimensión distinta al esta- co-administrativa que el estado de excep-
do de emergencia decretado durante la in- ción – en este caso de catástrofe- tiene como
surrección popular del 18 de octubre, puesto mecanismo de indistinción entre derecho y
que la causa utilizada para justificar su apli- hecho, en cuanto permite en la excepción
cación remite al resguardo de la vida de la violar derechos como la vida, la integridad
población y no al cuidado de la propiedad personal, la educación, la salud, entre otros
privada y el orden público, sin embargo, al de forma regular y sistemática estando tan-
coexistir ambas figuras dentro de la forma to dentro como fuera del derecho a partir de
jurídica del estado de excepción remiten al un estado de facto en donde las conductas
carácter paradigmático que está en el cen- estatales dan cuenta “de la estructura origi-
tro de la maquinaria jurídico-política que nal en la cual el derecho incluye en sí al vi-
compone parte del vínculo que la historia viente a través de su propia suspensión”(A-
de Chile tiene con la tradición política de oc- gamben 2005, 26).
20 Agamben se apoya en una interpretación iconográfica del frontispicio del Leviatán de Thomas Hobbes.
21 Agamben se apoya en una interpretación iconográfica del frontispicio del Leviatán de Thomas Hobbes.
23
Debe señalarse que al reflexionar sobre el naturaleza o en la mente dividida”(Agam-
rol que juega la noción de stasis dentro de ben 2005, 157) en la medida que la historia
las situaciones antes descritas, es preciso reciente de Chile ha estado marcada por una
aclarar la relación que esta tiene con los es- excepcionalidad en donde la producción de
tados de excepción. Agamben nos dice lo si- nuda vida23 y la indecidibilidad del derecho
guiente al respecto, ha sido la tónica.
22 Con esta noción Agamben se refiere a la estructura jurídico-política que ha permitido la articulación
entre la vida y la política a través del estado de excepción. Ver: Homo sacer: Agamben, G. El poder sobe-
rano y la nuda vida. Valencia: Pre-textos, 2006. p.188.
23 La nuda vida o vida desnuda es definida por Agamben como la vida de la que se puede disponer sin
necesidad de celebrar sacrificios y sin cometer homicidio. Ver: Giorgio Agamben, Homo sacer:. El poder
soberano y la nuda vida (Valencia: Pre-textos, 2006).
24 Con respecto a este tema, además de lo dicho por Carl Schmitt en Teoría del partisano y lo señalado
por Hannah Arendt en su libro Sobre la revolución, es importante destacar lo señalado por el colectivo
Tiqqun en su texto Introducción a la guerra civil.
25 Tomás Moulian en su libro Chile actual: Anatomía de un mito caracteriza la democracia protegida
como un tipo de democracia procedimental que se basa en una ficción de sí misma en donde el quehacer
democrático está mediado por los enclaves autoritarios dejados por la dictadura cívico-militar.Ver: To-
más Moulian, Chile actual: Anatomía de un mito (Santiago: LOM Ediciones, 1997).
24
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Nazi y la military order dictada por George Finalmente, en lo referente al potencial crí-
Bush, con la declaración del enemigo pode- tico que tiene para el estudio de la política
roso enunciada por el presidente Piñera -y la lectura de la stasis que realiza Agamben,
los subsecuentes estados de excepción cons- puesto que la guerra civil era descrita en el
titucional- se instaura en Chile una gue- sistema político griego “como un umbral de
rra civil legal en donde el actual gobierno politización o de despolitización, a través del
y sus aliados se atrincheran en el derecho cual la casa se excede en ciudad, y la ciudad
se despolitiza en familia”(Agamben 2017, 25)
de emergencia como un medio para la pro-
mientras la stasis representaba para la polí-
ducción de una nuda vida que, en defensa
tica griega un proceso negantrópico necesa-
de cuestiones como la propiedad privada, el
rio para la reconfiguración del Estado, en la
orden público y el resguardo de la salud de
tradición política moderna la desaparición
la población, es expuesta a la muerte y la eli- de este dispositivo refiere a una perspecti-
minación física. va sobre la soberanía en donde la multitud
devenida en pueblo se disuelve y se trans-
Dicho lo anterior, me parece importante des-
fiere al soberano, el cual con el objetivo de
tacar como un síntoma de los agitados tiem-
garantizar la seguridad y el bienestar de
pos que corren , el interés que tiene el go- sus ciudadanos estaría precipitando lo que
bierno de Sebastián Piñera por la seguridad, Agamben caracteriza como “el fin de los
siendo la defensa y la seguridad ciudadana tiempos”(Ídem, 77). Dicho esto, atendiendo
dos de los puntos que más interés y nivel de la necesidad que plantea Agamben al final
cumplimiento han tenido en su programa del primer libro de la serie Homo sacer El
de gobierno26, lo cual ha sumado las cuatro poder soberano y la vida desnuda de una nue-
ocasiones en las cuales ha sido prorrogado va política “que sea capaz de superar la es-
el estado de catástrofe y los diversos casos cisión biopolítica fundamental de occidente
de violaciones a los derechos humanos de- podrá detener esa oscilación y poner fin a
nunciados por organismos como Amnistía la guerra civil que divide a los pueblos y las
Internacional (2018), el Instituto Nacional ciudades de la tierra”(Agamben 2006, 229),
de Derechos Humanos (INDH 2019, 2020), y la propuesta de este filósofo italiano de una
el observatorio Humans Right Watch(2019), acción verdaderamente política “que corta
el nexo entre violencia y derecho”(Agamben
advierten como desde la instauración de la
2005, 158) resulta un imperativo ético para
guerra civil legal en Chile se ha intensifica-
la crítica en los tiempos convulsos que nos
do la producción de nuda vida dando cuenta
toca vivir en tanto que la instalación de una
del cómo “el aspecto normativo del derecho
guerra civil legal, donde la excepción fun-
puede ser…impunemente obliterado y con- ciona como una máquina biopolítica letal,
tradicho por una violencia gubernamental hace del pensamiento una necesidad en la
que, ignorando externamente el derecho in- medida que, tal como señala Frederic Gros,
ternacional y produciendo internamente un “pensar es desobedecerse, desobedecer a
estado de excepción permanente, pretende nuestras certezas, a nuestra comodidad, a
sin embargo estar aplicando el derecho”(A- nuestras costumbres…para no ser traidores
gamben 2005, 155-156). de nosotros mismos”(Gros 2018, 184).
26 Fundación Ciudadanía Inteligente, “Los promesas del Programa de Gobierno de Sebastían Piñera”,
https://deldichoalhecho.cl/#/study/sebasti%C3%A1n-pi%C3%B1era-ii_programa-de-gobierno-2020.
25
REFERENCIAS
Agamben, Giorgio. 2005. Estado de excepción. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora.
Agamben, Giorgio. 2006. Homo sacer: El poder soberano y la nuda vida. Valencia:
Pre-textos.
Agamben, Giorgio. 2017. Stasis. La guerra civil como paradigma político. Buenos Aires:
Adriana Hidalgo editora.
Álvez, Amaya., Bassa, Jaime., Charney, John., Coddou, Alberto., Contesse, Jorge.,
Contreras, Pablo., Guiloff, Matías., Irarrázaval, Paz., Lorca, Rocio., Lovera, Domingo.,
Muñoz, Fernando., Sferrazza, Pietro., Soto, Pablo., Valdivia, José Miguel., Viera
Christian. “Informe en derecho. Inconstitucionalidades e ilegalidades en el marco
de los estados de emergencia declarados por el Presidente de la República y de las
conductas de los jefes de la defensa nacional”, Biblioteca del Congreso Nacional.
http://bcn.cl/2bx9r.
Brown, Wendy. 2016. El pueblo sin atributos: La secreta revolución del neoliberalismo.
Barcelona: Malpaso.
Fontaine, Arturo. 1980. Más allá del Leviatán. Hacia el resurgimiento de la libertad
individual. CEP, 1 : 1-23.
26
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
INDH. 2019. Informe anual situación de los derechos humanos en Chile 2019. Situación
de los Derechos Humanos en Chile en el Contexto de la Crisis Social. Santiago: Instituto
Nacional de Derechos Humanos.
INDH. 2020. Informe anual del Instituto Nacional de Derechos Humanos. COVID y
Derechos humanos en Chile. Santiago: Instituto Nacional de Derechos Humanos.
Mayol, Alberto, y José Miguel Ahumada. 2015. Economía política del fracaso. La falsa
modernización del modelo neoliberal. Santiago: El desconcierto.
Salazar, Gabriel, y Julio Pinto. 1999. Historia contemporánea de Chile. Vol I: Estado,
legitimidad, ciudadanía. Santiago: LOM Ediciones.
27
FUENTEOVEJUNA CHILENSIS.
GUERRA CIVIL, TRANSICIÓN Y
PUESTA EN ABISMO
Gonzalo
Díaz-Letelier
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
29
disjunto (time out of joint), escuchando la caso se trata de los campesinos habitantes
algarabía popular en las calles y el silbido de un pueblo bajo el régimen de “encomien-
filoso de los balines en medio de la oscu- da”. La encomienda era un sistema feudal
ridad del siglo XXI. No es cosa menor: se de matriz imperial romana: los campesinos
trata de pensar la revuelta en su carácter le debían fidelidad y trabajo al “comenda-
acéfalo –a contrapelo de toda vanguardia dor” a cambio de protección y acceso a la
hegemónica y restitutiva– y la constitución renta de la tierra –así como los indígenas
autoritaria de la Constitución chilena y su debían fidelidad y trabajo por protección,
enunciado viril –para desobrarla en un len- aprender español y salvar sus almas por la
guaje menor (Willy Thayer) que nos saque conversión cristiana. Es un sistema proce-
del atolladero del clivaje moderno entre dente del Imperio Romano que el Imperio
poder constituyente y poder constituido. Español reprodujo en América, y que en la
Pensar la relación entre potencia destitu- práctica hasta hoy se puede encontrar en
yente y conato constituyente, pero sin que las zonas rurales de Chile, en la traduc-
lo segundo neutralice a lo primero en el ción de la gran propiedad de la tierra des-
sentido de una “superación” (Aufhebung), de las encomiendas y mercedes de tierras
sino como la violencia del evento inscrito hasta las formas aún subsistentes del vie-
en las formas de un modo irreductible –el jo “inquilinaje” hacendal, en algunos pocos
“libre juego de las formas-de-vida” (Tiqqun. “fundos” que quedan en medio de la “mo-
2010). La constituyente no deja atrás la dernización rural” en curso con la territo-
revuelta ni la encauza, sino que le da una rialización expansiva y devastadora del ca-
ocasión de expresión a su potencia. Si la re- pital agroindustrial (Bengoa. 1990, 137). En
vuelta acéfala ya no es la “Revolución” ilus- Fuente Ovejuna acontece una rebelión po-
trada, ni una nueva “política de la amistad” pular contra la opresión de la encomienda,
(Platón) ni un nuevo “contrato securitario” insurrección que culmina con el asesinato
(Thomas Hobbes), entonces la constituyen- colectivo del Comendador Fernán Gómez
te en curso no puede ir a dar a una “Cons- de Guzmán. El mentado “comendador” es
titución” en su forma clásica moderna, con la figura administrativa de la autoridad lo-
sus compromisos humanistas inseminados cal que dispone de una “encomienda”, como
teológicamente y sus tecnologías inmunita- parte de un régimen de producción que se
rias juristocrático-militares. performa bajo el esquema del poder uni-
tario de la iglesia y el reino –la monarquía
católica. La idea de soberanía unitaria, sin
embargo, y particularmente aquí su esque-
2. Clamor del cuerpo y revuelta. El
ma performativo de pesquisa (inquisición),
montaje restitutivo de Lope de Vega.
sacrificio y rearticulación, entra en franca
Volvamos a «Fuente Ovejuna». Tal como colisión con la materialidad del conflicto,
ocurre en «Numancia» de Miguel de Cer- con las intensidades de la guerra civil que
vantes o en «Los Persas» de Esquilo, hay un recorren la escena: las querellas entre aspi-
protagonista colectivo del drama, en este rantes a la corona, los conflictos intra-eli-
30
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
32
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
traído de toda honorabilidad. A diferencia ridad –altas rentas por el uso de la tierra,
del rango en la jerarquía social, el “honor” rentas que se van reajustando anualmente
es democrático, dado que en principio todos y desincentivan las mejoras productivas de
lo tienen y asimismo todos lo pueden per- la tierra, pues de hacerlo los campesinos se
der. Pero también se activa como resorte exponen a que se las arrebaten. Pero será
del chivo expiatorio, en cuanto tecnología el clamor del cuerpo femenino el desenca-
de restitución de la coreografía policial y su denante de la revuelta (Vega. 1994, 157):
cosmética –ya sea como progreso realinea- el Comendador asedia sexualmente a las
do de una continuidad diferida del régimen campesinas (“¡Cuántas moças en la villa, /
de producción o derechamente como con- del Comendador fiadas, / andan ya descala-
servación o restauración del orden: el pro-
bradas!”) 1 e intenta violar a Laurencia, pro-
blema no es el sistema estructuralmente
metida de Frondoso, poniendo en escena,
violento de la institución de la encomienda,
además, su amor lascivo en contraste con
sino la corrupción moral del comendador,
el amor cristiano del campesino Frondoso.
la pérdida de su honor.
Ahora bien, para comprender el aparato
Cuando a Esteban, con el poblado ya inter-
teatral de Lope de Vega en su rendimien-
venido por los monarcas, le llega el turno
to metafísico-político, en su articulación
de dar cuenta ante los reyes católicos de
de una economía principial del poder y la
lo sucedido en Fuente Ovejuna, les relata
que “el pueblo” mató al Comendador, por- presencia, quizás sea preciso contrastar su
que “Las haziendas nos robaba / y las don- mecanismo diegético con las crónicas de la
cellas forçaba, / siendo de piedad extraño” revuelta de Fuente Ovejuna. Uno de tales
(Vega. 1994, 187). En tres versos dice dos expedientes se halla en el segundo tomo de
cosas, pues lo tercero es el sello de las dos «Tesoro de la lengua castellana o española»,
primeras. El Comendador, desde la excep- de Sebastián de Covarruvias –capellán del
cionalidad como potestad del ejercicio de rey Felipe II–, publicado en Madrid en 1611.
autoridad sin contrapeso –sólo garantizada Se trata del primer diccionario monolingüe
en sus límites por su honor– oprime econó- publicado en Europa para una lengua “vul-
micamente a los labradores y pastores, en gar”, esto es, no “clásica”; en la entrada re-
los términos del sistema de encomienda de ferida a Fuente Ovejuna hace la siguiente
entonces, produciendo pobreza e insegu- relación de hechos:
1 Ibidem, p. 91 (versos 193-195). En la cultura rural chilena se usa la expresión “derecho de pernada”
para referir a la práctica –más consuetudinaria que anómala– por parte de los patrones de fundo de la
potestad de mantener relaciones sexuales –o iniciar sexualmente a sus hijos varones– con cualquier
mujer de su dominio, labradora, sirvienta o hija de peón. Por las buenas, solicitadas con obsequios; o
por las malas, violadas en algún pastizal. Práctica heredada de la colonia hispana, en el sistema de la
encomienda hispana de matriz romana el señor feudal podía solicitar sexualmente a cualquier doncella
sierva de su feudo que fuera a contraer matrimonio con uno de sus siervos. La práctica, desde los tiem-
pos del imperio romano hasta hoy ha sido nombrada ius primae noctis (derecho a la primera noche) en el
latín vulgar medieval; más tarde en inglés se usará la expresión francesa droit du seigneur, aunque en
francés se optará por la locución droit de cuissage.
33
Los de Fuente Ovejuna, una noche del corredor defendía valientemente el paso
mes de abril de mil y cuatrocientos y se- el Guzmán (…), a pesar de la resistencia
tenta y seis, se apellidaron para dar la de los criados, [la multitud] penetraba
muerte a Hernán Pérez de Guzmán, Co- violentamente la hospedería, él apelo a
mendador Mayor de Calatrava, por los suplicas. Cuando vio que se ensañaban
muchos agravios que pretendían haber- con los suyos y daban cruelmente muer-
te a dos de ellos, volvió a salir armado
les hecho. Y entrando en su misma casa
y les pregunto la causa de aquella saña,
le mataron a pedradas, y aunque sobre el
o si deseaban la restitución de las ren-
caso fueron emviados juezes pesquisido-
tas (…=, pues estaba pronto a devolver
res que atormentaron a muchos dellos,
la parte que estimaran justa (…). Con-
así hombres como mujeres, no les pudie- testárosle que aplacarían la cólera si le
ron sacar otra palabra más ésta: “Fuente veían sin casco en la cabeza. Hízolo, y al
Ovejuna lo hizo” (Covarruvias. 1611, 19). punto se adelanto uno de ellos (…), tor-
ció el hierro en el cráneo del Comenda-
Otra crónica la encontramos en la «Gesta
dor cuando intercedía por la vida de sus
Hispaniensia ex annalibus suorum diebus criados (…). En seguida los feroces rústi-
colligentis», escrita en latín por el histo- cos hundieron sus puñales en el pecho
riador y lexicógrafo Alfonso Fernández de y en el rostro del herido, que cayó sin
Palencia, conocido también como Alonso de vida. Luego arrojaron por la ventana el
Palencia. Se trata de una crónica que relata cuerpo medio destrozado a la calle, don-
desde finales del reinado de Juan II hasta de las turbas acabaron de despedazarle
1481, incluyendo el reinado de Enrique IV, a golpes y pedradas. Una vieja intento
su enfrentamiento con los partidarios de recoger los informes restos en una es-
su medio hermano Alfonso, el conflicto por puerta, fue azotada. A un religioso del
la sucesión de Enrique IV, la subsiguiente monasterio de San Francisco, fundación
guerra civil y la consolidación de los Reyes del Comendador, no se permitió tampoco
que diera sepultura al cadáver (…). Des-
Católicos en el trono tras la firma de la paz.
pués se apoderaron del oro, plata y otras
En la parte dedicada a la crónica de Enrique
riquezas (…). Para disculpar de algún
IV, Palencia escribe:
modo sus crímenes, acusaron al difunto
de torpezas y corrompidas costumbres;
Mensajeros enviados por Don Rodrigo
pidieron volver al señorio de Córdoba y
Girón y Don Alfonso de Aguilar para
avisaron al Rey que los habían cometido
preparar sus dañados fines, les excita-
por no ser mas tiempo victimas de mal-
ron a dar muerte al Comendador (…). En
dades que ningún hombre podría tolerar
ellos aquellos escondrijos [en los montes] (Palencia. 1908, 201-203).
tenían sus conciliábulos y allí maquina-
ba la multitud la desgracia del infeliz co- La versión del suceso elaborada por Lope
mendador (…). La única queja del vecin- de Vega para el teatro es, claro está, mu-
dario parecía ser el aumento de pechos cho más edificante que la de la crónica de
por causa de las rentas anuales. Y ese fue Palencia. En un feliz desenlace del drama,
el pretexto para la conjuración (…). En el pone en escena la intervención de los reyes
34
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
35
G oh ar Dasht - Tod a y s l if e a n d w a r
36
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
2 Constitución Política de la República de Chile, Decreto Supremo nº 1.150 de 1980, edicta por la Hono-
rable Junta Militar de Gobierno presidida por el General Augusto Pinochet y elaborada por la Comisión
Ortúzar. Cito a la autoridad constituyente de este texto soberano: “Artículo 1º. (…) La familia es el nú-
cleo fundamental de la sociedad”, y así.
37
proliferación de las formas de vida y los ral cristiana y secularizada –la ratio nihili-
dispositivos mitológicos y categoriales de la zada de la subsunción real (Karl Marx)–, una
soberanía y el gobierno que intentan orga- racionalidad política que subsume a la vida
nizar sacrificialmente la imaginación y los en la economía del capital, entonces lo que
cuerpos. El estallido de la imaginación po- se juega es la destitución del último reducto
pular hizo trizas incluso los viejos valores acontecido del humanismo investido de de-
de cambio del término “pueblo”, y el “cuer- mocracia neoliberal: la norma antropológica
po” mismo de la democracia neoliberal in- del homo oeconomicus o capital humano no
tenta resistir el embate, como principio de niega, sino que consuma el humanismo, un
unidad formal, sobre la base de su carácter humanismo cuya tecnología de crianza se
axiomáticamente flexible y abstracto, pres- sostiene en una idea de la democracia asen-
cindiendo del muñeco presidencial y con tada en el orden técnico-procedimental de
los policías y militares empantanados –di- la administración de las sagradas “leyes del
gamos como en el siglo de oro español, ab- mercado” y sus aparatos de subjetivación
solutamente deshonrados– en escándalos equivalencial, masiva y flexible. Acabada
de corrupción y tropelías represivas. la dictadura en su distribución militar de
lo sensible y muerto el dictador hace años,
Diecisiete años de dictadura (1973-1989) y lo que hoy no termina de caer es el cuerpo
treinta años de postdictadura (1990-2021): espiritual e institucional de Pinochet-Guz-
del neoliberalismo dogmático, duro y or- mán. Los dos cuerpos del rey (Kantorowicz.
todoxo de los ochenta –el del darwinismo 2012, 31), el cuerpo físico, corruptible y
social teológicamente sancionado–, al neo- mortal; y el cuerpo espiritual-institucional,
liberalismo progresista con “enfoque social” pretendidamente excepcional en la estabi-
o “solidario” –focalización extendida y en- lidad de su presencia.
deudamiento para financiar la fiesta noven-
tera del consumo que más tarde implosionó Pensar la postdictadura y la revuelta pasa
(Karmy. 2021b). De la represiva doctrina del por pensar la persistencia del cuerpo ins-
shock (Wendy Brown) a la domesticación titucional de Pinochet y su violencia ne-
del deseo en la fiesta del consumo, como cro-biopolítica: cuerpo institucional au-
advirtiera Pier Paolo Pasolini antes de ser toritario y centralizado –autoafirmación
asesinado. De la sociedad disciplinaria a la del Estado “portaliano” forjado en el siglo
sociedad de control (Gilles Deleuze). Mas XIX–, geminado con un cuerpo económi-
hoy el “cuerpo” del dictador, de alguna ma- co tan difuso como la financiarización, la
nera informe como el del comendador de plasticidad fetichista del deseo, el comercio
Fuente Ovejuna, está cayendo. No es cosa y la depredación intensiva –la “anarquía”
menor en la medida en que, siguiendo las de los Chicago Boys. Cuerpo glorioso de la
hipótesis de Michel Foucault, si el neolibe- ley (Platón), encarnación antropogenética,
ralismo no es una mera teoría económica obediencia introyectada, la constitución
(neoliberales) o ideología (marxistas), sino neoliberal se realizó como “sociedad civil”
una razón gubernamental de matriz pasto- y hoy la proliferación de vida pagana la
38
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
39
hoy, nuestros teólogos secularizados han propiedad, la representación y la lógica ca-
desfilado desde la Comisión Ortuzar –juris- tegorial al movimiento de lo viviente. Para
tas y economistas que redactaron la Cons- arqueologizar el sentido moderno de este
titución del 80, discípulos de Friedrich “uso consagrado” de las cosas y de lo vi-
von Hayek y Milton Friedman– hasta los viente como tal –esto es, para hacer visible
científicos sociales de la Concertación que su articulación teológica secularizada–,
sofisticaron la administración del legado considérese el siguiente pasaje hacia el fi-
dictatorial. Ese completo arco da cuenta nal del «Leviathan» de Hobbes, en el capítu-
de la complicidad entre la excepcionali- lo sobre “El reino de las tinieblas”:
dad soberana y la universitaria, además de
Consagrar es, en la Escritura: ofrecer,
constituir los lineamientos generales de
dar o dedicar, en lenguaje y gestos pia-
la episteme neoliberal chilensis –es decir,
dosos y honestos, un hombre u otra cosa
del “partido del orden”. Pero todo eso no
a Dios, separándoles de su uso común; es
ha podido contener de manera definitiva
decir, santificarles o hacerles cosas de
la materialidad contingente de la potencia
Dios, para ser usados sólo por aquellos
común de imaginar, de modo que su des-
a quienes Dios ha apuntado como Sus
borde expresa, bajo el índice de la fortuna
ministros públicos (...). Con ello cambia
y la suspensión de transferencia de auto-
no la cosa consagrada, sino sólo el uso de
ridad, la incoherencia, desintegración, dis-
ella: de ser profana y común, a ser san-
gregación y multiplicación de instancias
ta y privada al servicio de Dios (Hobbes.
de comunicación social y autogestión con
1651, 382).
formas de asociación acéfalas y defectivas
que pueblan la revuelta contemporánea en Abrir el espacio de “lo profano y común”, de
Chile. El conato constituyente, asumiendo la inautenticidad y la mixtura, de la carne,
el carácter protésico de la ley, no supera la imaginación y el lenguaje como algo usa-
las dinámicas des/instituyentes de la ca- ble pero nunca apropiable. Abrir ese espacio
lle –pues se trata de pensar una Constitu- implica hacer lugar a las intensidades de
ción que conviva con la intensidad de su una guerra civil como violencia inmanente
potencia des/constituyente–, sino que las de las formas que se puedan expresar más
expresa como lenguaje menor que desac- allá de los viejos paradigmas de la armo-
tiva el lenguaje mayor del enunciado viril nía y la discordia principialmente estetiza-
característico del constitucionalismo chi- dos –tal es el contrapunto de la discusión,
leno clásico. La cuestión del común que aquí en «Fuente Ovejuna», entre los campesinos
se juega tiene que ver con algo de mucho Mengo (“Los elementos / en discordia eter-
mayor calado que el problema de la “pro- na viven”) y Barrildo (“Todo es armonía”)
piedad privada” en sentido estrecho: tiene (Vega. 1994, 99): entre el discurso indivi-
que ver con el problema de la consagración dualista que legitima el comportamiento
de la carne y su potencia a la luz de algu- del Comendador y la articulación teológica
na mitología que clausure la imaginación, entre lo divino y lo terrenal en un orden de
capturando en la violenta privatura de la la creación como economía de la presencia
40
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
41
REFERENCIAS
Agamben, Giorgio. 2015. «Stasis. La guerra civile come paradigma político. Homo Sacer
II, 2», Torino, Bollati Boringhieri Editore.
Hobbes, Thomas. 1651 «Leviathan. The Matter, Forme & Power of a Common-Wealth
Ecclesiasticall and Civill», London. Andrew Crooke.
Kantorowicz, Ernst. 2012. «Los dos cuerpos del rey. Un estudio de teología política
medieval», traducción del inglés al español por Susana Aikin y Rafael Blázquez,
Madrid. Ediciones Akal.
Karmy, Rodrigo. 2021. “El fetiche presidencial”, en sitio electrónico La Voz de los que
Sobran, 7 de Mayo de 2021.
Palencia, A. de 1908. «Crónica de Enrique IV. Tomo IV», traducción del latín al español
por Antonio Paz y Meliá, Madrid. Edición Revista de Archivos.
Spinoza, Baruch & BlIjenbergh, Willem van. 2006. «Las cartas del mal. Correspondencia
Spinoza/Blijenbergh», traducción del holandés al español por Natascha Dolkens y
Florencio Noceti, Buenos Aires. Editorial Caja Negra.
42
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Thayer, Willy. 2017. «Raúl Ruiz. Imagen estilema», en: Revista de Filosofía Otrosiglo,
vol. 1, nº 2 (Diciembre 2017), Santiago de Chile, pp. 3-46.
Tiqqun. 2010. «Introduction to Civil War», traducción del francés al inglés por
Alexander Galloway y Jason Smith, Los Angeles, CA. Semiotext(e).
Villacañas. José Luis. 2014. «Historia del poder político en España», Barcelona.
Ediciones RBA
43
LO MAPUCHE,
RECONOCIMIENTO Y
MARCOS DE GUERRA.
E N T R E E S TA D O R A C I S TA Y
GUERRA DE RAZAS
45
que se dan en unos mundos sociales y eco- de rechazo a toda política que se sustente
nómicos que imponen sus variadas formas en la semántica de la integración y la mul-
de desigualdad que demarcan las vidas que ticulturalidad. Nos interesa responder a
son susceptibles de proteger, celebrar, sa- las preguntas de ¿qué hace que las muer-
crificar o desechar. Hablar, por lo tanto, del tes mapuches y las violencias desplegadas
duelo es reconocer los horizontes políticos por el estado y civiles latifundistas sean
que cada una de estas pérdidas representan percibidas y valoradas de manera diferen-
en la sociedad chilena. cial? ¿por qué frente a algunas muertes nos
disponemos a sentir repugnancia, horror,
Dicho esto, este trabajo tiene por objetivo tristeza y frente a estas muertes frialdad o
examinar de qué manera las muertes por desinterés y llorarlas implica un peligro? y
Covid 19 conviven con medidas y formas ¿cuál es la forma que toma la potencia de la
de gestión de la muerte de la población más precariedad mapuche y la distribución so-
pobre e indígena de nuestro país. Nos inte- cial del derecho a la violencia, en las muer-
resa poner a prueba el argumento de que tes no lloradas y celebradas por el estado?
todas las muertes obedecen a un mismo
plano político, pero en el que se articulan
múltiples estrategias de poder que nos au-
El plano de inmanencia de las luchas
torizan a indicar que las vidas llorables no
sociales contemporáneas: reconoci-
son autoevidentes, sobre todo en un marco
miento, vida digna y políticas del duelo
temporal en que el problema de la ontología
humana revela disputas y constantes rede- Autoras como Judith Butler, Athena Atha-
finiciones. Siguiendo a Butler, la muerte nasiou o Rosi Braidotti insisten en afirmar
está saturada políticamente, porque la vida
que ampliar y reivindicar una política que
deviene objeto de gestión política –biopolí-
estime como horizonte ético el reclamo de
tica. Por otro lado, intentamos delinear una
condiciones de igualdad y equidad, exi-
hipótesis nueva acerca de las mismas muer-
ge una política radical que interrogue los
tes mapuche, argumentando que, si bien
marcos reguladores del neoliberalismo y su
son pertinentes las analíticas ya conocidas
función delimitadora de lo posible, lo que
del estado de excepción y del racismo de es-
necesariamente implica develar y oponer-
tado, creemos que estas corren el riesgo de
disimular lo mapuche como una máquina de se a sus operaciones de violencia, exclusión
guerra que ha hecho fracasar los procesos y muerte. De esta forma, uno de los giros
de pacificación y soberanía del estado chi- más importantes en el pensamiento crítico
leno. En ese sentido, las muertes mapuche contemporáneo ha sido desplazar la pre-
caben pensarlas también, como respuesta a gunta ética de si llevamos una vida buena,
la posibilidad constante de una guerra de hacia la pregunta de si la vida es digna de
razas, en los términos que Foucault lo plan- ser vivida 2. En Chile, si bien el debate aún
tea. Por último, destacar nuestra posición es incipiente, a partir de la insurrección
2 Este desplazamiento es muy coherente con la alerta que nos hace Soares da Silva (2010) de separar
una esfera deontológica –propia de los códigos profesionales o de conductas- y una esfera de la respon-
sabilidad del quehacer ético que ha tendido a ser subsumido en el primero, bajo una individualización
de la ética.
46
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
del 18 de octubre del 2019, la con-signa , o por el dueño en cualquier momento. Habla-
el signo común de la revuelta, “hasta que la mos por lo tanto de una noción que remite a
dignidad se haga costumbre”, se erigió como la inseguridad y la deuda como dispositivos
acto de habla de este nuevo ciclo de luchas de subjetivación; “a la dependencia de quien
sociales que adquirió una función normativa carece respecto de quien posee bienes, a la
(eso queremos ser) a la vez que forma de auto falta de autosuficiencia, y a la inseguridad
constitución de ser pueblo (esto somos) y que de quien debe pedir, suplicar, o solicitar
marcó el devenir del movimiento social ha- favores para auto sustentarse” (p. 317). En
cia formas multitudinarias de singularidades ese sentido, se trata de los efectos subjeti-
mutuamente afectadas que tenían en común vadores del fin de la sociedad salarial, de
la indignación por la desposesión de la vida. la solidaridad como principio político y de
los dispositivos colectivos de contención y
En las últimas décadas el reclamo por la gestión del riesgo que caracterizó la época
vida digna cada vez más se ha vinculado a fordista. El eje dignidad-precariedad per-
la precariedad, categoría de análisis que ha mite re-situar el problema hegeliano del
tomado fuerza en la discusión intelectual mutuo reconocimiento o el reconocimiento
sobre la relación trabajo-vida. La narrativa intersubjetivo como condición de la identi-
de la dignidad y lo digno, impregnan lo que dad, planteando dicho eje como marco nor-
ha sido en llamar la nueva cuestión social del mativo de emergencia del sujeto y práctica
siglo XXI (Castel, 1997) en tanto la dignidad situada en las condiciones materiales de
no atiende solo a aspectos económicos sino inseguridad generalizada del capitalismo
a formas de despojos producto de un nue- neoliberal desregulado; si para Hegel esta
vo ciclo de expansión capitalista inscrito en disposición natural de los individuos al mu-
los cuerpos y las posibilidades de habitar el tuo reconocimiento, toma en la vida social
mundo con un mínimo de seguridades so- la forma de una tensión moral que, en fun-
ciales. Si nos remitimos a la raíz griega de ción de su propia lógica social conflictiva,
dignidad, dokos, nos lleva a viga o andamio hace aparecer a la historia de la humanidad
y diplokos –dos vigas, es decir aquello que como un proceso de progreso moral, cabe
sostiene una arquitectura o una estructu- la pregunta ¿hasta qué punto la expansión
ra corporal. Autores como Paolo Virno o capitalista contemporánea es una ruptura y
Franco Berardi proponen la precarización acontecimiento inédito en la misma dialéc-
como la condición existencial en el postfor- tica histórica de progreso moral que plan-
dismo. Se trataría de algo más allá que una tea Hegel? pues a diferencia de las épocas
desigualdad económica o una condición de anteriores, hablamos de un capitalismo en
pobreza. Siguiendo el análisis de Cuevas que el mercado y la competencia se vuelven
(2015) el término precario deriva del latín los únicos principios de inteligibilidad o al
precarius, que se refiere a aquello que se ob- decir de Mark Fisher (2018) la realidad –en
tiene por medio de la petición, la súplica y lo que denomina realismo capitalista-se
el ruego, el mismo autor destaca que en el subsume enteramente a la competencia.
derecho romano, precarium era un tipo de
contrato en que el beneficiario arrendaba El reclamo de la vida digna más que un pro-
un bien que podía ser reclamado de vuelta yecto es una pregunta abierta que se ins-
47
48
SamGoh
eer ar
A lDasht
-Doum-yTod
- An
a yot
s he
l ifre Fa
a ncde w
ofa rWa r
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
49
la desposesión a través de ideas más fuer- una perspectiva estrictamente jurídica del
tes de posesión o soberanía yoica (Butler y derecho en que los sujetos marcados como
Athenasiou 2017), es decir, bajo coordena- diferentes deben asimilarse o integrarse;
das de la propiedad –inclusive la propiedad todo esto en una narrativa de progreso ci-
del propio cuerpo- como factor primario de vilizatorio -de menos derechos a más de-
la subjetividad. De esta manera, la tarea de rechos- que legitima una versión parcial e
la política y la crítica, consistiría en entre- interesada del estado/nación como garante
lazar estas dos formas de sujeción del su- de la política, negando así sus propios mar-
jeto con las normas de inteligibilidad del cos de violencia y su necesidad constituti-
reconocimiento más allá de toda lógica del va de producir un otro abyecto, ya sea en
cálculo y la asimilación que mantendrían la forma de un enemigo externo e interno.
intacto las condiciones y el marco de la pre- La vida digna, por lo tanto, se enfrenta de
cariedad por desposesión. esta manera a las fisuras de la política con-
temporánea lo que implica “una práctica de
Desde nuestra perspectiva, los reclamos
pensamiento crítico que se niegue a dar por
de la vida digna subrayan y accionan una
política afectiva –de ser afectados- y nue- sentado ese marco de lucha identitaria que
vas ontologías políticas interesadas por una presupone que dichos sujetos ya existen,
parte, en el problema de las condiciones que ocupan un espacio público común y que
simbólicas y materiales que hacen susten- sus diferencias podrían reconciliarse dispo-
table la vida y por otro, en el problema de la niendo, simplemente, de las herramientas
diferencia y sus formas de reconocimien- adecuadas para unirlos (Butler, 2017, 225).
to que hacen que ciertos cuerpos sean más
La vida precaria, asume la vida como algo
habitables que otros o que sean habitables
que puede ser perdida o desposeídas y que
a condición de su propia pacificación; dos
merecen ser lloradas y al revés, que la pér-
dimensiones que no pueden ser separadas
dida, el duelo y la capacidad de ser llorada
entre ellas, ni de sus mismas definiciones
es una condición del surgimiento y mante-
(Butler y Fraser 2017). La vida digna alter-
nimiento de toda vida; así el problema del
ca el paradigma liberal del reconocimiento
duelo, ya no trata de un proceso de pérdida
en varias dimensiones: en sus operaciones
individual ni una pérdida que le ocurre a
de producción de los marcos normativos di-
un sujeto ya formado, sino una política per-
cotómicos entre el universalismo y la dife-
fomativa del duelo, que siguiendo a Arendt
rencia; la exclusión de formas alternativas
de lo político más allá de la representación; (2019), conforma la pérdida no como algo
su definición y uso político de las identi- que ocurre en el sujeto sino en lo que su-
dades como entidades discretas y basadas cede en el entre los sujetos; un entre que
en un único rasgo (género, raza, discapa- distribuye diferencialmente quien cuenta
cidad, etc.); su definición de la diferencia, como sujeto doliente y sujeto llorado con-
como propiedades o atributos de los sujetos siderando que las vidas no lloradas se co-
o colectivos, y por último, la relación que rresponden casi siempre en el capitalismo a
establece entre la diferencia y la ley, desde vidas que han sido hechas para soportar la
50
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
51
trazan desde el inicio de la pandemia el Los marcos de guerra consisten en modos
problema de las vidas sacrificables, es decir de saber/poder que controlan y potencian
aquellas vidas que se dejan morir; pero a el afecto con relación a una distribución
la vez, hay muertes que se han dado en un desigual y políticamente inducida de la
fondo político de intensificación del llama- precariedad y la muerte. En ese sentido,
do conflicto mapuche 3 en que por un lado, se se trata de las condiciones de aparición o
pone en juego la violencia de estado como desaparición de los cuerpos. La filósofa
mecanismo de supervivencia de la institu- utiliza la doble matriz del significado de
cionalidad democrática (ya sea la suspen- frame: como marco de visión que limita lo
sión de garantías jurídicas en los territorios visible de lo invisible (lenguaje de la foto-
mapuche bajo la justificación de control de grafía) y como infamia o como víctima de
la pandemia, la consolidación y exhibición una falsa acusación (lenguaje jurídico). De
de un poder paralelo al estado que le dispu- esta manera el marco de guerra, es un tro-
ta su poder de oprimir) por otro, políticas po que problematiza y figura el poder de
sanitarias acusadas de falta de pertinencia la guerra, las ficciones y los discursos que
cultural que, desde nuestro punto de vista, emergen en ella para producir identida-
son continuidad de la violencia de estado y des a la vez que, su soporte material, que
finalmente, el rol de la huelga de hambre, va desde el mismo armamento de guerra
del auto sacrificio y desposesión radical del al uso de fotografías como testimonio, pro-
yo como acción política de resistencia. Esto paganda o legitimación de la violencia. Se
hace pensar que el hacer morir es parte de la trataría de un agenciamiento maquínico al
política contemporánea y de la democracia decir de Rauning (2018) en que la relación
y de la condición de posibilidad y dimen- entre máquina y seres humanos, se revela
sión sustantiva que asume la precariedad como una forma de sujeción social disol-
en algunas poblaciones lo que nos lleva a viendo los límites entre el soporte material
otro problema, el de las vidas desechables. Se (agenciamiento técnico) y su contenido se-
trata de una paradoja que revela que bajo miótico (agenciamientos sociales). Puntual-
el orden neoliberal y el marco del estado mente, Butler introduce el tropo del frame
nación, biopoder y necro poder son las dos para examinar las fotografías de escenas de
caras de una misma moneda. En ese sen- tortura en la cárcel de Abu Ghraib en Irak
tido, si Foucault invierte la afirmación de por el personal de la Compañía 372 de la
Clausewitz “la guerra es la continuación de Policía Militar de los Estados Unidos, agen-
la política por otros medios” por “la políti- tes de la CIA y contratistas privados invo-
ca es la continuación de la guerra por otros lucrados en la ocupación de Iraq, y los de-
medios” los muertos por la pandemia no bates que surgieron posteriormente en que
pueden ser pensados fuera de la continui- las diversas manifestaciones de rechazo,
dad entre guerra y política en lo que Butler entre ellos el rechazo de la propia filósofa,
llama marcos (frame) de guerra. fueron consideradas como traición, apoyo
3 Refiere a una estrategia discursiva, hoy articulada como política estatal en alianza con los medios
de comunicación, que busca situar la problemática en lo mapuche, omitiendo el desarrollo histórico del
conflicto que ha mostrado un rol activo y de ofensiva del estado chileno desde la campaña de ocupación
del siglo XIX hasta la fecha.
52
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
53
no es la única que se libra en los territorios chi Celestino, ad portas de iniciar la huelga
mapuche ni actúa de forma aislada, por el seca, expuso el problema y la función de su
contrario, esta se inserta como una más en propia muerte como un agenciamiento que
el diagrama de las distintas conflictividades buscaba escapar de la violencia del aparato
que tienen una data más antigua y que or- de Estado y de su orden de representación.
ganizan las guerras contra la nación mapu- Así, el problema de la desposesión fue cen-
che en las cuales, a diferencia de la guerra tral para su argumento; en la carta leemos:
contra el virus, las diferencias no buscan
ser disueltas, si no resaltadas y extremadas “ […]hasta mi último día le recordaré al
en una lógica de exclusión y exterminio Estado de Chile que no conforme con
sostenido en el tiempo. masacrar a nuestros antepasados, no
conforme con el empobrecimiento espi-
A comienzos del año 2020, algunos presos ritual, cultural, socioeconómicamente,
políticos mapuche de las cárceles de Temu- en forma forzado cruelmente a nuestro
co, Angol y Lebu iniciaron una huelga de pueblo nación mapuche, desde la llegada
hambre denunciando las malas condiciones de la invasión, en tiempo actual, desde
y vejámenes a los que eran sometidos y exi- enero de 2013 el Estado chileno a través
giendo el respeto a los distintos tratados in- de su institución policial me despojó de
ternacionales ratificados por Chile como el mi rewe, de mi familia, de mi comunidad,
C-169 de la OIT que, entre otras cosas, exige de mi territorio, de todos mis pacientes
la pertinencia y adecuación cultural de los que les brindaba vida y salud, siendo una
procesos judiciales en materia de pueblos autoridad espiritual mapuche […]”.
originarios. Esta situación recurrente en La
Araucanía tuvo su punto más álgido en la Una vez más la muerte protagonizaba la
huelga de hambre iniciada por el Machi Ce- trama política en La Araucanía, pero a di-
lestino Córdova, autoridad ancestral de la ferencia de los muertos por el virus, la vida
nación mapuche y enjuiciada por la justicia del machi escenificaba en su propio cuer-
chilena por el asesinato del matrimonio la- po tanto la situación de los huelguistas de
tifundista Luchsinger-Mackay en la comu- hambre, los presos políticos y la nación ma-
na de Vilcún, ubicada pocos kilómetros de puche en general, que no logró tener cabi-
Temuco. Lejos de descomprimir el conflic- da en la dialéctica del reconocimiento, po-
to, el Gobierno de Chile dio un portazo a la niendo en duda la legitimidad de su propia
negociación con quienes calificó de terro- vida y la relevancia política de su pérdida.
ristas y amenazas probadas a la seguridad El argumento, además, situaba el proble-
pública y la estabilidad de la nación. En ese ma de la salud como campo de batalla en
sentido, el reconocimiento que se invocaba un contexto en que las medidas sanitarias
a través del ordenamiento jurídico interna- elaboradas en Santiago e impuestas en la
cional de derechos humanos se vio fuerte- región, se transformaban en un nuevo apa-
mente condicionado e inclusive excedido, rato de exterminio del pueblo mapuche, al
por un marco de guerra invisible en que lo punto que para Andrés Cuyul (2020) inves-
mapuche se produce como figura liminal de tigador del departamento de salud pública
lo común e inclusive de lo propiamente hu- de la Universidad de la Frontera, se puede
mano. Es importante hacer notar que el ma- hablar de una “ausencia programada” de la
54
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Sameer A l -Do um y - An ot he r Fa c e of Wa r 55
realidad sociocultural y que va desde la au- excepción de la catástrofe se impregna de
sencia de datos específicos del contagio en un estado de excepción permanente, como
la población indígena (a pesar de que la nor- un mecanismo de gestión del poder que se
ma 820 del Minsal lo exige) , inexistencia instala desde lo irresoluble, y una legalidad
de estrategias y acciones pertinentes para que legaliza la suspensión de derechos de
la prevención de contagio que consideren forma selectiva, operando diferencialmen-
las formas de vida indígenas así como los te en función de la mantención de la hege-
alcances del confinamiento para el pueblo monía estatal y de los latifundistas. Esta re-
mapuche gla principal que opera desde la ocupación
hasta la fecha, sitúa la vida mapuche como
[…] toda vez que el mensaje de “quédate
límite de marcos jurídicos que regularían
en casa” anula el sentido del ser che (per-
la vida civilizada, arrojando a lo mapuche
sona) desde la relacionalidad recíproca
a lo bárbaro y abyecto, a habitar fuera de la
en la vida mapuche comunitaria. Esta
polis, al caos y a la precariedad; el mapuche
actitud de la política estatal la hemos lla-
fuera de lo político deambula en el paisaje
mado, desde la organización mapuche de
chileno en un estado de pura naturaleza,
salud Ta iñ Xemotuam, “la pandemia de
desnudo, ab-origen mítico de una chilendi-
la monoculturalidad”, donde una matriz
dad mestiza en el cual él se debe reconocer
cultural dominante acciona nuevamente
para alcanzar cierto estatus de ciudadnía
sobre el “otro” y no atiende a formas de
pero nunca al revés. La aplicación compul-
ser y estar culturalmente distintas.” (Cu-
siva de la ley antiterrorista, los montajes,
yul 2020).
la criminalización de las reivindicaciones
La Araucanía como límite configura al político-sociales, la sujeción laboral, la ins-
sujeto mapuche en medio de la guerra, al talación de proyectos extractivos en comu-
punto en que su vida puede ser desechada nidades mapuche, etc., se insertan en un
o exterminada para conseguir la sobrevi- continuum histórico de un pasado que no
vencia biológica de la población chilena; en pasa (Alvarado 2016) haciendo de la vida
ese sentido es una vida sacrificable. Como mapuche algo invivible y condenada a los
límite, La Araucanía se mueve entre lo que márgenes en una serie de alterizaciones
Foucault llama la guerra de razas y el ra- negativas y una política sistemática del in-
cismo de estado, es decir como un pueblo sulto que niega toda ontología posible. Para
que se le reconoce su capacidad para deses- Fanon (2009) esta política de inferiorización
tabilizar la gobernabilidad chilena –el 2019 que se suma al estado de excepción, cumple
se estableció un estado de excepción- es la utilidad de extender un complejo de in-
decir su potencia de máquina de guerra, a ferioridad que se organiza como un instru-
la vez que, su inferiorización 4. El estado de mento de (auto)-dominación y (auto)control.
4 Parte de esta inferiorización ha sido la propia práctica narrativa de la historiografía chilena a partir
de Barros Arana en adelante. No hay que olvidar la controversia en el año 2014 entre el historiador Ser-
gio Villalobos y el intelectual Gastón Soublette quien condenó las palabras de Villalobos emitidas en
una entrevista en El Mercurio en que aseguró que los mapuche “vivían en el ocio o preparándose para
la lucha y, por lo tanto, llenaban el tiempo entregándose al alcohol. En sus reuniones se emborrachaban
hasta perder el sentido, cometían incestos y hasta los pequeños caían aplastados y morían”.
56
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
De esta manera apreciamos, una sucesión dispone el tratamiento del pueblo mapu-
de operaciones políticas de distintas na- che (Piñeiro, 2004) o anticipa, al decir de
turalezas que mudan hacia la hegemonía Ahmed, nuestras afecciones hacia una
estatal y empresarial el régimen de dis- paradójica in-diferencia que evidencia di-
tribución social de lo humano con el fin ferencias devaluadas que sirven a la sobe-
de controlar la pluralidad y movilidad de ranía chilena y eliminan la potencia de la
los núcleos de poder social y de la guerra. precariedad y la violencia no capturada por
Desde nuestra perspectiva, es ahí donde los aparatos del estado y con ello, las posi-
el discurso del racismo –la raza interior bilidades de abrir un poder otro, diferen-
sub humana- y la superioridad del colono te e inconmensurable del establecido 5. Tal
europeo hace que el reconocimiento de lo como apunta Foucault (2006) la conversión
mapuche como parte de la nación chilena, de la guerra de razas en ideología del poder
opere en una lógica de desposesión de su estatal –racismo de estado- e instrumento
identidad de sujeto en sublevación, pues la de aniquilación representa no solo una in-
posibilidad de una identidad se materializa versión, sino que, de acuerdo al filósofo, la
a expensas de la misma identidad guerre- “infamia” del discurso de las razas pues se
ra, es decir, bajo una exigencia de cesión orienta a la neutralización del conflicto ori-
de poder, abandono de su propia potencia ginario en virtud de una ficción biologicista
indiferenciable de su desnudez y de su his- que estrictamente bélica. “La retórica de la
toria como nación que cierra la posibilidad contraposición de razas deja de emplearse
de un poder otro al del estado, paralelo, au- como instrumento insurreccional (dinami-
tónomo desequilibrante de la distribución zador de las relaciones de poder) y se vuel-
social de las fuerzas y la estatización de la ve ideología de consolidación de un poder
violencia. Esto, es la condición de posibili- estatal de corte absoluto (paralizador de las
dad de que una vez anexado el territorio, relaciones de poder)” (López 2006, 13)
el estado se haya fundado en la Arauca-
nía y no cese de refundarse, por medio de Son estos marcos los que afectan las nor-
una serie de políticas de exterminio siste- mas de reconocibilidad del estado chileno,
mático, despojo territorial, instalación de haciendo de las vidas mapuche aprehen-
la administración colonial, inferiorización sibles, pero no reconocibles privilegiando
del mapuche y chilenización forzada, re- políticas de “integración” que asumen que
presión, tortura y presidio político, pobre- el problema que enfrentan los mapuches es
za endémica, entre otros (Alvarado 2016). la pobreza, la marginalidad y la exclusión
Estas políticas comienzan configuran un eludiendo la cuestión política relevante
proceso de diferenciación radical que pre- de la usurpación de los territorios y la le-
5 El modelo de guerra o insurreccional permite además entender la función del sacrificio y la huelga de
hambre. De acuerdo al mismo López “en toda sublevación fáctica se muestra, más allá de sus motivos, el
grado en el que el individuo ha hecho suya la diagnosis de una situación de guerra y se declara dispuesto
a continuar el combate. Aquel que se rebela hace visible su negativa a admitir la ficción del Estado como
centro de un poder anónimo y neutral, resultado de una reglamentación general de la cesión y el inter-
cambio de poder. El sublevado no «demanda» nada al Estado –en nombre del derecho que le ha cedido–,
sino que «conduce la guerra» al margen del Estado y contra el Estado, hace valer su poder frente a otro
poder que reconoce como superior, aunque no más legítimo. Pero, además, su acto ofrece el perfil de una
lucha en la que el combatiente pone en juego únicamente su propia potencia, aquella que cabe albergar
en los estrictos límites de su fuerza corporal. (179).
57
gitimidad de la soberanía nacional chilena che -mapuche terrorista o mapuche asimi-
sobre estos. Este marco de lo que podemos lado- que se sostiene en un binarismo ante-
enunciar como precariedad por desposesión rior –mapuche-colono europeo- sea viable,
arroja a la nación mapuche a un habitar el se requiere de un mismo entramado políti-
mundo de forma espectral 6en un tiempo co- militar que actúa a través y por medio
que no es pasado ni presente, sin derecho a de la diferencia, lo que entraña “un trabajo
la protección ni tampoco a la insurrección; discursivo, la marcación y ratificación de lí-
como algo que está vivo pero que es distinto mites simbólicos, la producción de «efectos
a la vida y su potencia. Y es ahí en donde de frontera». Necesita lo que queda afuera,
las figuras binarias de lo mapuche adquie- su exterior constitutivo, para consolidar el
ren relevancia: por un lado, se construye proceso.” (Hall 2011, 15-16). También reve-
y actúa sobre una identidad del mapuche la, el ocultamiento sistemático de la inter-
como enemigo interno a fin de legitimar cambiabilidad de la política y la guerra en
la violencia ejercida y volver al espectro el territorio mapuche. Como señalábamos
una amenaza terrorista que merece morir anteriormente, la pandemia Covid 19 y el
y por otro, al mapuche amigo, dispuesto estado de excepción de catástrofe, se erigió
al diálogo, asimilado a un marco de repre- como escenario para reforzar el control mi-
sentación política establecida por el mismo litar en la zona bajo un discurso de deber
estado chileno o como aliado del negocio del estado de “encarcelar a los violentistas
forestal que vuelve al espectro, ocupando y proteger a la ciudadanía” (Ministro Al-
berto Espina, El Mercurio, 23.06.2020). El
la metáfora de Fanon (2009) una máscara
manto de silencio por parte de la clase polí-
blanca; esta diferencia –y los diversos mo-
tica, sobre un hecho inédito de usar contin-
dos de identificación de los sujetos a estas
gente militar para controlar “la delincuen-
posiciones discursivas- revelan los juegos
cia” sugiere que la producción violenta de
espectrales de la producción misma de la
la identidad nacional no está determinada
identidad subalterna en las formaciones
ni clausurada, es una historia abierta, con-
capitalistas y el reconocimiento neoliberal,
dicional y se afinca en la contingencia.
pues la potencia de la sublevación confor-
man un lugar privilegiado en la narrativa La pandemia reveló la participación de gru-
de autoconstrucción de la identidad mapu- pos paramilitares como el Comando Her-
che como elemento del principio ontológico nán Trizano, Patria y Libertad, el grupo
del newén (traducido como fuerza). Para Vigilancia Rural de los Pequeños Agricul-
que esta bipartición de la identidad mapu- tores, etc., vinculados a frentes de masas
58
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
del latifundio como APRA (Asociación para morir, dejar vivir) de oprimir, no son capi-
la paz y la reconciliación en la Araucanía) tal del estado, por el contrario, pueden ser
que han operado mediante el sabotaje, in- disputados en aras de constituir un poder
cendios, atentados y secuestros a dirigen- paralelo que utiliza la institucionalidad para
tes mapuche y en los cuales las leyes poco legitimarse y afirmar su poder, desarrollan-
han actuado, a pesar de que desde el 2015 do así procesos de necroempoderamiento
que algunos informes de las policías vienen (Valencia, 2012); esto permite mantener los
destacando el proceso de paramilitarizacón patrones de acumulación ya no exclusiva-
de la zona 7- configurando circuitos de po- mente por la vía jurídica, sino a través de
der en los que la institucionalidad estatal las armas. Para algunos, el uso de las fuer-
es objetada o desafiada bajo lo que se ha zas armadas o paramilitares es el fracaso de
llamado el autotutelaje como estrategia de la política, desde nuestra perspectiva, por el
guerra total contra los mapuche. La guerra contrario, es el triunfo de una política y una
por tanto, es comprensible como una con- gobernanza que instaura la guerra como
dición fundante de las configuraciones del dispositivo de organización y regulación del
poder en La Araucanía para emerger como capitalismo que inviste la espectralidad ma-
procesos constantes de acumulación por ex- puche; un territorio en que la paz y la guerra
propiación del territorio o la emergencia de se disuelven continuamente.
estos actores paraestatales que afirman su
poder en prácticas de violencia extrema y
delinean un nuevo escenario necropolítico
en el que la potestad de dar muerte (hacer
7 Ver reportaje elaborado por Ciper en el año 2015 sobre el informe reservado de carabineros sobre
los grupos de autodefensa, disponible en https://www.ciperchile.cl/2020/08/05/el-informe-reserva-
do-de-carabineros-sobre-los-grupos-de-autodefensa-de-agricultores-en-la-zona-mapuche/
59
REFERENCIAS
60
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
61
GUERRA GLOBAL
C O N T R A L O S /A S
M U S U L M A N E S /A S
Pablo
Alvarez C.
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
El islam se extiende por todo el globo. Hay La promesa de un nuevo orden mundial
más de 1.700 millones de musulmanes en post guerra fría, alimentada por los pu-
todos los continentes, y a pesar de los prejui- blicistas de la hegemonía norteamericana
cios orientalistas (Said 2003), el islam es una como Henry Kissinger (Kissinger 1995), nos
religión global más parecida a un complejo hablaba de un orden en el cual la coopera-
caleidoscopio (Green 2020), que a un bloque ción internacional y la hegemonía del libe-
unificado. Sin embargo, persisten estereo- ralismo traería prosperidad al mundo. Sin
tipos y mitos sobre musulmanes/as, vistos embargo, ¿qué aspectos novedosos nos fue-
como fanáticos, irracionales, etc. En el pre- ron revelando los conflictos y guerras a
sente ensayo pretendemos mostrar que, por partir de entonces? Michel Wieviorka se-
diversos factores, los musulmanes, en dis- ñala que la guerra fría permitió atizar los
tintas partes del mundo, son de las poblacio- conflictos, ya que una vez terminado este
nes más vulnerables a la violencia. Esta vio- proceso aparecen nuevas líneas de frac-
lencia tiene diversos orígenes: por una parte tura (Wioviorka 2017).
63
Comienza así su privatización progresiva, ricamente al biopoder, tenía como objetivo
la multiplicación de la violencia identita- fundamental el poder sobre la muerte. El
ria y el carácter económico e instrumen- biopoder deja morir y hace vivir, mientras
tal de la violencia. El fin de la guerra fría que el poder soberano hace morir y deja
significó el comienzo de un nuevo proceso
vivir. Los cambios tecnológicos y adminis-
de colonialismo benigno, generoso, que se
trativos permiten al biopoder controlar y
dedicaría a expandir la esfera del recono-
modificar los procesos de la vida, cosa que
cimiento y a administrar los conflictos sin
ese marco de enfrentamiento por la política el poder soberano antes no podía. Cabe se-
global (Villalobos-Ruminott 2016). ñalar que este cambio histórico se generó
de manera paulatina, incluso se pueden ad-
Pero ¿dónde se sitúan estos nuevos con- vertir solapamientos entre el poder sobera-
flictos? Esta pregunta surge en vista de no y el biopoder.
que gran parte de las zonas de conflicto
no están en el Norte Global: es así como Para el biopoder, la gestión de la población
África, Medio Oriente y zonas de Asia se es fundamental, y la población es un pueblo,
fueron transformando en las regiones en
pero no todos forman parte de ese pueblo.
conflicto más reconocibles. Pero ¿por qué
La gestión de la población bajo criterios de
allá? Intentaremos esbozar una respuesta
eficiencia implica la homeostasis del cuer-
a esta interrogante.
po, la preservación de su equilibrio de vida.
Se comienza a hablar de “cuerpo social” y
la totalidad de las declaraciones concretas
1. Biopolítica, stasis y musulmanes.
de vida de una población es objeto de una
El concepto de biopolítica tiene una histo- tecnología de seguridad (Foucault 2017). El
ria de más de cien años (Lemke 2017). Pero dispositivo de seguridad se transforma en
será recién con Michel Foucault que el con- fundamental para el biopoder. Para el dis-
cepto adquiere un carácter epistemológico positivo de seguridad la normalización no
más consolidado. Sin embargo, el pensador es lo primordial, la buena salud sí que es
francés no tuvo una visión unívoca sobre fundamental, por lo tanto, depende de un
la biopolítica, es más, desarrolla sus ideas
régimen de libertad y no se propone regla-
en torno a este campo en diferentes obras y
mentar, sino más bien vigilar actos.
seminarios. Una primera cosa que en Fou-
cault aparece como con cierta ambigüedad
Sin embargo, la muerte sigue rondan-
son los conceptos de biopolítica y biopoder,
do, no sólo como fenómeno natural, sino
los cuales no terminan de diferenciarse cla-
como función política. ¿Quiénes pueden
ramente. Para Foucault, la biopolítica des-
cribe una forma específicamente moderna ser muertos por el poder si ante todo éste
de ejercicio del poder (Lemke 2017, 48). se define por la preservación y gestión de
la vida? El racismo, que nace como sucesor
La novedad que inscribe el biopoder es que de las antiguas guerras de razas, explica
su objetivo es la gestión de la vida, mien- la función de muerte en la economía del
tras que el poder soberano, anterior histó- biopoder (Foucault 1996). En el discurso
64
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
aparece el término raza referido a un com- que la barbarie del nazismo la habían prac-
ponente biológico, pero el racismo desplaza ticado los europeos antes en sus colonias
la problemática de la guerra contra un ene- (Cesaire 2006, 15). Por su parte, Fanon vi-
migo exterior, a una conflictividad interna. sibiliza la problemática de la violencia en el
contexto de la descolonización, señalando
Para Foucault, en el nacimiento del discur-
que este proceso es inevitablemente vio-
so nacional francés, el enemigo exterior fue
lento, ya que busca la superación de una
fundamental. Pero con el biopoder moderno,
época y tipo de hombre violenta/o. Para Fa-
considerando las técnicas novedosas de ad-
ministración y los dispositivos de seguridad non, si el mundo colonial destruyó y demo-
que comienzan a aparecer, el fundamento lió el mundo de los colonizados, dislocar ese
del poder está en la gestión de la población, mundo colonial requiere de violencia (Fa-
más específicamente, en la preservación de non 2001, 35). Vemos así que la violencia
su salud, no siendo ya la guerra hacia afuera colonial también significó la creación de un
el propósito, por lo cual ya no habrá bata- marco de referencia racial para el hombre
llas en un sentido bélico, sino una lucha en europeo, en el que los sujetos colonizados
sentido biológico (Foucault 1996, 72). En esta se inscriben en una zona de ausencia de re-
sociedad donde el biopoder gestiona la vida, conocimiento de su humanidad.
el racismo es la condición de aceptación del
homicidio (Foucault 1996, 207). Podemos Resulta revelador cómo el cine, en tanto
decir que para que se preserve la buena sa- expresión de cultura popular, revela el sur-
lud de la población que el biopoder gestiona, gimiento de los nuevos villanos a los que
debe haber un corte que permita disgregar los dispositivos de seguridad pondrán aten-
la población, que se presenta como homogé- ción. Es más, partir de los años noventa co-
nea, generando así la diferenciación entre menzamos a ver una proliferación del árabe
razas buenas y malas, entre los que deben musulmán como villano. Desde la primera
vivir y los que deben morir. Posibilita, a su Guerra del Golfo Pérsico, luego pasando
vez, una relación dinámica entre la vida de por los atentados al World Trade Center
unos y la muerte de otros. de Nueva York en 1993, y el atentado en el
mismo sitio neoyorkino y en Washington
Es imperioso sumar al análisis sobre la ge- el año 2001, es que el islam se transforma
nealogía del racismo el rol histórico que en el nuevo enemigo.
tuvo el colonialismo. La alteridad para
Ahora bien, cabe preguntarse ¿dónde se si-
franceses, británicos y tantos otros/as eu-
túa el islam? Estados Unidos invadió Afga-
ropeos/as estuvo signada por las relaciones
nistán en 2001 y luego Irak en 2003; en ese
coloniales en el siglo XIX. Testigos claves
entonces su presidente, George W. Bush,
en estos procesos fueron autores de la ne-
insistió en que esa era una guerra contra
gritud como Aime Cesaire y Frantz Fanon,
el terrorismo, no contra el islam, pero los
quienes denunciaron el trato colonial.
crímenes de odio contra musulmanes au-
Por ejemplo, Cesaire habla del “ensalvaja- mentaron exponencialmente en EE. UU. a
miento” del continente europeo, señalando partir de ese momento (Love 2017).
65
66
Sam eer A l -Doum y - An ot he r Fa c e of Wa r
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
El islam es una religión global (no se sitúa rras vistas en Medio Oriente predisponen
solamente en Medio Oriente), y los musul- a los occidentales a preservar sus vidas y
manes de EE. UU. eran objeto de vigilancia ampliar los dispositivos de seguridad para
estatal desde antes del 2001 por parte del evitar que esa inestabilidad llegue dentro
FBI, particularmente sus centros comunita- de sus fronteras.
rios y sus representantes (Kundnani 2015).
Diversos atentados en suelo europeo, desde
La razón de este celo vigilante del disposi-
el 2004 en Madrid, hasta el 2015 en París,
tivo de seguridad norteamericano ha sido
demostraron que la desnudez de la vida
racial, porque los musulmanes norteameri-
ante la muerte es demasiada carga y, por
canos son mayoritariamente negros lucha-
lo tanto, la conflictividad Medio Oriental se
dores por los derechos civiles. La relación,
debe contener. Concretamente, son millo-
entonces, entre problemáticas geopolíticas y
nes los refugiados y buscadores de asilo que
los procesos históricos internos posibilitaron viven en Turquía en precarias condiciones,
que los musulmanes se transformaran en el esperando poder viajar a Europa, pero la
gran otro que requerían los dispositivos de Unión Europea tiene un trato con Turquía
seguridad para seguir gestionando la buena desde el 2015 para evitar que lleguen can-
salud de la población norteamericana. tidades ingentes de estos seres humanos
dentro de su territorio.
En el actual escenario global, podemos ob-
servar lo que el pensador italiano Giorgio Agamben explica que la vida, tal como la
Agamben ha llamado Stasis, es decir, una concebían los griegos, se dividía entre zoe
situación de guerra civil global. El vocablo (vida en un sentido meramente biológico)
Stasis viene de la Grecia clásica: dentro de la y bíos (vida en un sentido político). Para los
polis la stasis era una guerra civil que trasto- griegos la mera vida biológica no era vida
ca el límite entre lo público y lo privado, en- humana, la bíos era vida digna, y la vida po-
tre el oikos (casa) y la polis (ciudad). Durante lítica tiene una dignidad distinta a las meras
la guerra civil se tensiona la politización de funciones biológicas que describen a la vida.
la casa y la despolitización de la ciudad, ha- A su vez, Agamben señala que la irrupción
ciendo que lo público y lo privado fluyan. de la zoe en la política es un hecho distintivo
de la Modernidad (Agamben 2017b).
Agamben señala que en la actualidad la
guerra civil ha asumido la forma del terro- En este punto Agamben se nutre de Michel
rismo. En un contexto en el que se confi- Foucault para señalar que con la Moder-
guraba un orden dentro del Oikos occiden- nidad se inicia una etapa en la que para la
tal es que irrumpe el terrorismo -que no política la vida biológica cobra particular
se sitúa ni dentro ni fuera de la polis- para relevancia, la biopolítica. Pero Agamben va
deesestabilizar ese orden y exponer la vida más allá, señalando que para el poder so-
ante la muerte, es decir, la vida desnuda berano lo único verdaderamente político
(Agamben 2017a, 33). En la actualidad, en es la vida desnuda (Agamben 2017b, 164)
que el terrorismo es el paradigma, las gue- es decir, la vida expuesta a la muerte, o di-
67
cho de otro modo, la vida como una red de campos palestinos, en Gaza, en el desierto
funciones biológicas sin mayor significado libio, en Yemen bombardeado y asediado
político que existir. Para el pensador italia- por fuerzas saudíes.
no el referente primero del poder soberano
es aquella vida que se puede matar y es a la Incluso, debiéramos pensar en los cientos
vez insacrificable, es decir, el Homo Sacer de miles, sino millones de musulmanes de
(Agamben 2017b, 165). Homo Sacer refiere segunda o tercera generación en países
a un hombre que puede ser muerto, pero del Norte Global que viven cotidianamen-
no debe ser sacrificado, su vida es sagrada, te ante el recelo y la discriminación. Para
en el sentido que no debe ser tocada, pero millones de musulmanas/es el mundo se
quien lo mate no será condenado por homi- ha transformado en un campo, sus vidas se
cidio (Agamben 2017b). han reducido a funciones biológicas, sus vi-
das carecen de significado político, sus vi-
El campo (lager), como los campos de con- das son zoe, no bios. Están en la desnudez,
centración nazis, se ha transformado en el son Homo Sacer.
paradigma de la vida desnuda, ya que es el
espacio biopolítico puro, absoluto e insupe- En Lo Que Resta de Auschwitz (2017),
Agamben trabaja el arquetipo del musul-
rable (Agamben 2017 b, 186). Es el espacio
mán, es decir, esas personas que dentro
donde el Estado de excepción comienza a
de los campos nazi perdían toda fuerza vi-
convertirse en norma (Agamben 2001),
tal, toda voluntad, toda característica que
de modo que hay que preguntarse -señala
los hace humano (bíos) y se ha reducido a
Agamben-m bajo qué procedimientos jurí-
meras funciones biológicas (zoé); eran per-
dicos y cuáles dispositivos políticos, seres
sonas que por la fatiga y el trauma ya no
humanos han podido ser tan completamen-
hablan, apenas comen y se mueven con
te privados de derechos, al punto de que
extrema dificultad. Al parecer se les deno-
cualquier cosa que les sucediera no es con-
minó así dentro de Auschwitz por los mo-
siderado delito (Agamben 2001, 94). vimientos espasmódicos que tenían debido
al hambre y la fatiga, lo que los asemejaba
En el campo no hay afuera ni adentro,
a musulmanes rezando (Agamben 2017 c).
sino que una indeterminación respecto de
la norma que hace que los que lo habitan Para Agamben el musulmán es el último
estén sometidos radicalmente al poder de testigo: lo que ha experimentado lo trasfor-
muerte, el ejemplo máximo de la vida des- ma en un testigo fundamental, su capacidad
nuda. Pensemos ahora en los millones de de dar testimonio resulta crucial. Hay dos
refugiados de Siria que no tienen más reme- cosas que nos deben llamar la atención: pri-
dio que lanzarse desesperados al mar para mero, el hecho de que escogieran el vocablo
buscar auxilio. Pensemos en los cientos de musulmán para referirse a estas personas,
miles de Rohingyas de Myanmar, que debi- no nos parece que sea una mera coinciden-
do a la persecución religiosa de la dictadura cia o una relación inocua, más bien, puede
militar han debido buscar refugio en el ve- decir mucho de la percepción respecto de
cino país de Bangladesh. Pensemos en los los verdaderos musulmanes.
68
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Lo segundo, es que el musulmán se trans- por las vidas muertas, por las/os mutiladas/
forma, en este punto, en el ejemplo máximo os, las/os desplazadas/os, las/os traumadas/
del Homo Sacer, por lo cual consideramos os, las/os huérfanas/os, etc. Pareciera que el
que eso guarda una semejanza con la vida humanitarismo de la comunidad internacio-
de millones de musulmanes que en la ac- nal tiene ciertos límites ¿por qué no llora-
tualidad viven en medio de conflictos ho- mos todas las muertes por igual?
rribles. Ya se sabe que los conflictos de Si-
ria y de Yemen son los peores conflictos en Para el antropólogo Didier Fassin, la políti-
términos humanos de las últimas dos déca- ca no es sólo juego de las artes de gobernar,
das, sin embargo, no hemos observado una como lo anunciara Foucault, sino que tiene
que ver con las cuestiones en juego en las
movilización de recursos y atención sufi-
prácticas gubernamentales, es decir para
cientes para la envergadura del desastre.
la gubernamentalidad lo importante es el
asunto de gobernar (Fassin 2018, 32). Tan-
to el sentido de las vidas que son vivibles,
2. Reconocimiento y reconocibilidad de como la contabilidad de las vidas sacrifica-
las/os musulmanes/as bles son asuntos de la biopolítica actual.
Habiendo pasado por procesos atroces como Fassin ejemplifica con el caso del conteo de
los genocidios indígenas en América, la es- muertes como “daño colateral” en la gue-
clavitud africana, el Holocausto e innume- rra contra Irak desde el 2003; señala que
rables conflictos que han dejado un saldo de esas bajas fueron una suerte de costo im-
violencia incalculable, nuestro umbral de plícitamente aceptado por el gobierno es-
tolerancia respecto del sufrimiento es dife- tadounidense, la evaluación que hicieron
rente, pero también nos hemos visto inmu- era que el valor de una vida de un militar
nizados ante el padecimiento de millones. de la Coalición equivalía a cien civiles ira-
quíes (Fassin 2018, 43). Evitar bajas en un
Los medios de comunicación masivos nos
lado implica poner en riesgo muchas vidas
traen noticias en tiempo real de los de-
en otro. Otorgarles sentido a las vidas vivi-
sastres más variados, pero aún así, siguen
bles y minusvalorar las vidas descartables
ocurriendo. Por ejemplo, la guerra en Siria
implica negar el reconocimiento del otro,
ya lleva más de 6 millones de desplazados,
punto al que volveremos posteriormente, lo
y según el observatorio sirio de DD.HH en
que queremos destacar acá es que la biopo-
nueve años de guerra van más de medio
lítica, como la piensa Fassin, implica una
millón de muertos por el conflicto (DD.HH
cotidianidad de experiencias de desarraigo
2020) debido a la pandemia del Coronavirus,
y minusvaloración.
a fines de abril del 2021 van unos 3 millones
de muertos a nivel mundial. Sin duda ambos El mismo autor reflexiona acerca del régi-
procesos son trágicos, pero el efecto humano men humanitario actual, ya que vivimos
de la guerra siria ha sido devastador, no solo en sociedades que codifican el sufrimien-
69
to en el lenguaje de lo humanitario, por lo de lo que después del 11 de septiembre del
tanto, el sentimentalismo se explica por la 2001 puede constituir un caso paradigmá-
despolitización de la violencia, psicologi- tico, tampoco implica una abolición de los
zándola. Se ha impuesto un vocabulario del derechos, sino más bien el cuestionamien-
sufrimiento, de la compasión y de lo huma- to de ciertas libertades, como es el caso de
nitario que forma parte de nuestras vidas Guantánamo (Fassin 2016, 273). Fassin lle-
a nivel nacional e internacional, pero todo ga a la conclusión de que el régimen geopo-
ese lenguaje -señala el autor- no es más que lítico de lo humanitario implica una rela-
una estafa que jugaría sobre el sentimenta- ción con una nueva fase biopolítica en la
lismo para imponer la ley del mercado y de que los dispositivos de seguridad de los que
la Realpolitik (Fassin 2016, 12). habló Foucault ya no se relacionan tan es-
trechamente con la libertad, como lo pen-
Los discursos humanitarios que utilizan só el filósofo, sino con nuevos sistemas de
todo este vocabulario tienen un rendi- excepcionalidad y con la utilización de un
miento político alto, pongamos como ejem- vocabulario humanitario.
plo cuando Trump bombardeó Siria el 2018
a raíz de supuestos ataques químicos del Podemos afirmar que las intervenciones
gobierno sobre población civil, ahí el pre- humanitarias responden, como dice Fas-
sidente de EEUU señaló: “What kind of sin, a la ilusión de la igualdad, los regíme-
a nation wants to be associated with the nes occidentales han intervenido en algu-
mass murder of innocent men and women nos conflictos, los que dan rendimientos
and children?” (Arkin 2018). Hubo ahí una favorables en lo geoestratégico, pero no
utilización geopolítica del lenguaje huma- exactamente por razones humanitarias,
nitario para bombardear Siria. La política esto al punto de estar ante verdaderas in-
de la compasión es una política de la des- tervenciones de carácter terroristas, un
igualdad, pero a la vez es política de la so- terrorismo humanitario como dice el juris-
lidaridad, y la tensión entre esas fuerzas ta italiano Danilo Zolo (Zolo 2011).
concierne al vínculo entre dominación y
ayuda, ésta es constitutiva del gobierno Podemos explicar entonces la razón de que
humanitario (Fassin 2016). Entender el las potencias occidentales actúan “humani-
porqué de ayudar a unos y no a otros es tariamente” en ciertas circunstancias y en
un problema sociológico, no psicológico, ni otras no, pero ¿cómo podemos explicar que
estrictamente ético, el régimen geopolítico los ciudadanos de Occidente no se conmue-
de lo humanitario utiliza un lenguaje éti- van con esta desigualdad del régimen de lo
co, pero sus contradicciones y acciones se humanitario? Si es cierto lo que dice Fassin,
explican sociológicamente. en cuanto existe una Ilusión de igualdad
¿qué hace que algunas vidas sean lloradas
El estado de urgencia contemporáneo no y otras no? ¿Por qué no nos conmueven de
supone necesariamente una verdadera la misma forma los cientos de miles de re-
guerra, sino la presencia de una amenaza, fugiados rohingyas de Myanmar?
70
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
71
Goh ar Dasht - Tod a y s l if e a n d w a r
Para Judith Butler, todos compartimos espectro (Butler 2006, 60), nos hace entrar
un rasgo que nos constituye en humanos: en un terreno de deshumanización de las
la precariedad. Somos seres interdepen- vidas de otros.
dientes, dependemos de otros para res-
guardar nuestras vidas. Nuestros cuerpos Butler reflexiona, a partir de aquello, sobre
son vulnerables, aquello es parte de la las detenciones en Guantánamo. Se pregun-
condición humana, cada uno de nosotros ta por el régimen que lleva a la detención
se constituye políticamente en virtud de permanente. Un argumento que se utilizó
la vulnerabilidad social de nuestros cuer- fue el que asemeja estas detenciones con el
pos (Butler 2006). Podríamos decir que encierro de un enfermo mental, es decir, ese
nuestra bíos se constituye en tal debido a enfermo no tiene conciencia del beneficio
que nuestra zoé nos obliga a vivir depen- que trae encerrarlo, el terrorista es incapaz
diendo de otros, y somos seres políticos de tener conciencia de lo importante que
porque dependemos vitalmente de otros. es encerrarlo en un régimen de excepcio-
El duelo es una manifestación concreta nalidad jurídica 1. Advierte la autora que te-
de nuestras mutuas dependencias, de un nemos que preguntarnos si efectivamente
sentido de pertenencia a una comunidad son solo determinados actos cometidos por
política, pasando así a convertirse en un extremistas islámicos lo que se considera
acto político. Negar el duelo, o no vivir fuera de los límites de la razón establecidos
duelo, despolitiza la pérdida de aquellas por el discurso civilizatorio de Occidente, y
vidas, deniega el carácter relacional e in- no más bien todas las creencias y prácticas
terdependiente de esas vidas perdidas. del Islam lo que se vuelve un signo de en-
fermedad mental, en la medida en que se
Ejercer violencia sobre otros es obviar ese apartan de las normas hegemónicas de la
rasgo humano de interdependencia, porque racionalidad occidental (Butler 2006, 103),
la violencia que se ejerce sobre las vidas de por lo tanto, debemos sospechar que detrás
otros nos muestra que hay algunas vidas de este argumento supuestamente racional
que son descartables. La exposición a la vio- para justificar la excepcionalidad de las de-
lencia está desigualmente distribuida, pues tenciones indefinidas, lo que hay es la con-
los sistemas de protección ante la precarie- sideración de las vidas de los musulmanes
dad de la vida están sujetos a desigualdades como vidas casi humanas, o como diría But-
socioeconómicas. La derealización del otro, ler: no del todo humanos (Butler 2010, 69).
quiere decir que no está ni vivo ni muerto, Es el poder ejecutivo el que evalúa la pe-
sino que es una interminable condición de ligrosidad de los sospechosos, disponiendo
1 A los combatientes de Guantánamo se los encarceló en ese territorio que no está dentro de los límites
jurídicos de la federación norteamericana, porque de lo contrario habría estado obligado el Pentágono a
hacérseles juicios y otorgarles una defensa. Al estar la cárcel de Guantánamo en Cuba, lejos del territo-
rio norteamericano estos presos están en una situación de excepcionalidad jurídica radical. Sin juicios,
sin cargos debidamente aclarados, se les trata como terroristas. Hasta el 2019 todavía quedaban 15
todos ellos musulmanes, como informa la BBC (Lima 2019)
72
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
así de un régimen de excepcionalidad que de las relaciones productivas, pues hay for-
permite detener a individuos de manera in- mas de reificación que no son tomadas en
definida sobre la base de esa evaluación de cuenta por la noción lukacsiana de reifica-
su peligrosidad, y esta tendencia a evaluar ción. A ese respecto, el autor señala que las
la peligrosidad de algunos sobre la base de formas de deshumanización bestial del ra-
las sospechas ha afectado especialmente a cismo o del tráfico de personas no es tema-
árabes y musulmanes. tizado por esta concepción de reificación,
por lo tanto, se preocupa por la etiología
En este punto Butler señala que el modo social de la reificación. Si reificación es el
de reclusión permanente es parte de esta olvido del reconocimiento, ciertas prácticas
guerra que sigue vigente. Cuando se gene- sociales pueden explicar ese olvido y ellas
ró una reacción adversa ante estas deten- deben ser buscadas en prácticas o mecanis-
ciones, el gobierno de EE. UU. señaló que mos que perpetúan o posibilitan ese olvido
estaban siendo tratados humanitariamente (Honneth 2007). Para este autor, la reifica-
estos detenidos, pero nos encontramos acá ción tiene un componente social entonces,
con el argumento de Fassin antes expuesto: no es solo derivado de las relaciones de pro-
la utilización de un lenguaje humanitario ducción capitalista es, por tanto, una pato-
para justificar una práctica absolutamente logía social (Honneth 2007, 147).
reñida con el derecho internacional.
Butler señala que la reconocibilidad puede
¿Cómo podemos comprender que deshuma- ser un concepto más adecuado para com-
nicemos a otros? ¿Por qué la vida de otros prender lo anterior, ya que ésta se carac-
no nos parece igual a la vida propia? El con- teriza por las condiciones generales que
cepto de reificación nos puede dar una pau- preparan o modelan a un sujeto para el re-
ta. Desde la perspectiva de Axel Honneth, conocimiento (Butler 2010, 20), en la me-
reificación es el olvido del reconocimiento. dida que la reconocibilidad antecede al re-
Recordemos que este concepto tiene una conocimiento, describiendo las condiciones
larga data, desde Georg Lukacs, pensador para el reconocimiento. Tal reconocimien-
húngaro para quien la reificación, es decir, to, entonces, se traduce en actos o prácti-
cosificación, no designa un mero error ca- cas, y para que éstos se den debe haber un
tegorial, ni un quebrantamiento de reglas marco de reconocibilidad. En este sentido,
morales, sino una actitud o costumbre in- representaciones, arquetipos o imaginarios
correcta, es decir, una forma de praxis que que tiendan a esencializar a los/as musul-
se tornó en hábito (Honneth 2007), pero manes dan un marco de reconocibilidad
esta práctica está determinada por las rela- que impediría reconocer la humanidad en
ciones de producción capitalista, es decir, el ellos. Es lo que ha sucedido desde hace más
capitalismo nos induce a ver a los otros bajo de un siglo respecto de la idea general que
la lógica productiva más que como sujetos. existe respecto del islam en Occidente.
73
ca y esencialista respecto del islam y los dad, son definidos por esa religión contra-
musulmanes. Ejemplos sobran, pero algu- ria a los valores de la Ilustración. Esa re-
nos de los/as más influyentes son Oriana ducción ad absurdum de musulmanes/as es
Fallací, la periodista italiana de gran fama el marco de reconocibilidad que posibilita
escribío un ensayo titulado La Rabia y el una guerra mundial contra el islam.
Orgullo, justo después del 11/09/2001 en
el que despotrica contra el islam, conside-
rándola una religión atrasada y violenta,
Conclusiones.
como si el islam fuera uno y todo se re-
dujera a algunos pasajes en el Corán y los Considerando que en las últimas dos déca-
dichos de Osama Bin Laden. das las guerras y conflictos se han intensi-
ficado y mayoritariamente se han concen-
Otros ejemplos notables son los de Bernand
trado en cierta población, podemos advertir
Lewis y Daniel Pipes, ambos reconocidos
que ser musulmán/a hoy en el mundo es
expertos en historia del Medio Oriente. El
sumamente complejo, ya que no solo hay
primero fue uno de los más importantes
una serie de prejuicios, sino que son obje-
detractores de la tesis del Orientalismo de
to de cosificación, deshumanización, sus
Edward Said, además fue uno de los pro-
vidas son minusvaloradas, incluso la ges-
motores de la tesis del Choque de Civili-
tión geopolítica de los conflictos del Medio
zaciones junto con Samuel Huntington, de
Oriente ha llevado a que esas vidas sean
modo que para estos autores el islam es por
descartables para la salud de los occidenta-
esencia refractario a la modernidad y el
les. Pero no solo los musulmanes viven en
progreso. Daniel Pipes, por su parte, es hijo
esa constante espiral de violencia deshu-
del prominente sovietólogo Richard Pipes,
manizada, es enorme la cantidad de seres
un halcón del gobierno de Ronald Reagan,
humanos que viven en un régimen de vida
este autor ha dedicado décadas a promover
desnuda. África es escenario de calamida-
la idea del islam como una religión unívoca
des desde hace bastante tiempo, las crisis
y monolítica, esencialmente distinta a oc-
climáticas están haciendo aparecer a los
cidente 2. Este tipo de visiones respecto del
primeros refugiados climáticos, los indíge-
islam como una religión violenta, esencial-
nas de la Amazonia viven con el temor per-
mente distinta de Occidente, contraria a los
manente de ser expulsados o asesinados.
principios de la modernidad, etc. han teni-
do un efecto perdurable en el Norte Global. Sin duda el mundo y la geopolítica actual
A partir de ello, los/as musulmanes/as, sin nos muestran una cara infame en muchos
distinción de su procedencia y nacionali- registros y lugares. Además del factor ra-
2 Pipes es fundador de Campus Watch, una web que busca monitorear la enseñanza del islam y medio
oriente en EEUU, la iniciativa surge de la idea de Pipes de que los estudios sobre Medio Oriente han es-
tado dominados por la izquierda que busca desprestigiar a Israel, entre otras cosas. Ver: https://www.
meforum.org/campus-watch/about
74
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
cial, es la clase social el otro factor que más El mundo actual es un campo como lo pien-
incide en la reificación y deshumanización sa Agamben, es ese espacio donde el esta-
de los otros, por lo cual no se llora las vidas do de excepción es la norma, y ciertamente
de millones de pobres que perecen en ma- para gran parte de los musulmanes hoy, el
las condiciones de vida o que no acceden a mundo es un campo. Los millones de sirios,
servicios sanitarios decentes. yemeníes, rohingya, nigerianos, libios, etc.
Muchos de ellos/as buscadores de refugio,
Aun así, un grupo especialmente vulne- viven cotidianamente la violencia deshu-
rable son los musulmanes/as en todo el manizante que tanto conmueve a Occiden-
mundo. El orden mundial, caracterizado te, pero conmueve cuando se trata de occi-
por la razón imperial, ha circunscrito a dentales que la sufren.
la población musulmana en el ámbito de
lo descartable. El islam es el gran enemi- En un documental del periodista australia-
go del orden civilizatorio, el musulmán es no John Pilger, sobre la guerra de Vietnam,
ese otro indeseable, que no se sitúa ni den- un oficial del ejército norteamericano se-
tro, ni fuera de la polis, es homo sacer, su ñala que los asiáticos no asignan el mismo
vida es sacra en el sentido de que no debe valor a la vida como los occidentales, esta
ser tocada, pero no se lamenta si se pierde. frase legitima la violencia aberrante que
Un musulmán puede ser de cualquier raza, Estados Unidos perpetró sobre Vietnam y
pero sus creencias los hacen transformarse explica gráficamente que Occidente no se
en no-sujetos. Sujeto es una categoría re- conmueva ante estas tragedias que afectan
servada para la civilización, el musulmán a musulmanes/as. Esta violencia en el mar-
es -como expone Agamben a raíz de Aus- co de la razón imperial ha adquirido como
chwitz- como esos seres humanos que han sello de identidad ser una guerra global
dejado de tener una vida en sentido de la contra los/as musulmanes/as.
bíos griega, pasa a ser solo zoé, una serie de
funciones biológicas solamente.
75
REFERENCIAS
Agamben, Giorgio. 2001. Medios sin fin. Notas sobre la política. Valencia, Pre-texto.
Agamben, Giorgio. 2017a. Stasis. La guerra civil como paradigma político . Buenos
Aires, Adriana Hidalgo.
Agamben, Giorgio. 2017b. Homo Sacer. El poder soberano y la vida desnuda. Buenos
Aires, Adriana Hidalgo.
Agamben, Giorgio. 2017c. Lo que resta de Auschwitz. Buenos Aires, Adriana Hidalgo.
Butler, Judith. 2010. Marcos de guerra: las vidas lloradas. Buenos Aires, Paidós.
Butler, Judith. 2006. Vida Precaria. el poder del duelo y la violencia. Buenos Aires,
Paidós.
Fassin, Didier. 2016. La razón humanitaria. una historia moral del tiempo presente.
Buenos Aires, Prometeo.
Fassin, Didier. 2018. Por una repolitización del mundo. Las vidas descartables como
desafío del siglo XXI. Buenos Aires, Siglo XXI.
Green, Nile. 2020. Global Islam. A very Short Introduction. Nueva York, Oxford
University Press.
76
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Kundnani, Arun. 2015. The Muslims are coming! Nueva York, Verso.
Lewis, Bernard. 2003. La Crisis del Islam. Guerra Santa y Terrorismo. Barcelona,
Ediciones B.
Love, Erik. 2017. Islamophobia and racism in America . Nueva York, New York
University Press.
77
LA COMPOSICIÓN
D E L A N TA G O N I S M O.
UN SEMINARIO
Sandro
Chignola
1 Una versión más extensa fue publicada en Chignola, Sandro (2019). La composizio-
ne dell’antagonismo. Un seminario. Politica & Societá, 1, pp. 21-42.
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
1. Acercarse a las fuentes griegas siempre que articula la diferencia entre nosotros y
requiere mucha cautela. De los historia- ellos, entre el presente y el pasado.
dores debemos aprender lo que Nicole Lo-
raux ha llamado una “práctica controlada En este caso, tengo que contravenir otra
del anacronismo” (Loraux 2005, 127-139). lección de Marc Bloch. Él dijo que la etimo-
logía de una palabra para el historiador tie-
Por un lado, ser conscientes de que hay que
ne un valor mucho menor que el uso que
evitar el anacronismo - “l’anachronisme,
se le ha dado (Bloch 1952, 86). Sin embargo,
entre tous les péchés, le plus imperdonna-
un lingüista, Émile Benveniste, nos aporta
ble”, amonesta Marc Bloch (1952, 88), y que
algunos de los elementos fundamentales
el pasado es algo totalmente diferente del
para el camino que quiero proponer. El pri-
presente al que pertenecemos. Vale la pena
mero, se refiere a la relación entre la paz
precisar, en este caso, que para abordar el
y la guerra y la diferencia, “que nunca se
pasado debemos renunciar a nuestras pala-
destaca lo suficiente”, entre las sociedades
bras. De la misma manera, hay que resistir
modernas y las sociedades antiguas en re-
a la tentación de utilizar las palabras que
lación con ella.
hemos heredado del léxico jurídico, filosó-
fico e institucional romano. El segundo, se refiere a la diferencia espe-
cífica que separa el léxico griego y el latino
Por otro lado, tenemos que problematizar la
en relación con la definición de la ciudad y
posición desde la que intentamos cuestio-
lo político.
nar el pasado, dado que es imposible situar-
nos en la condición de conseguir devolver A propósito del primer punto, Benvenis-
las fuentes griegas a sí mismas. Si tomamos te subraya un hecho fundamental, basan-
una perspectiva genealógica, es también do sus consideraciones en la importancia
decisivo para nosotros rechazar algo como crucial de la autodefinición étnica de los
la persistencia universal del hombre. pueblos en las principales lenguas indoeu-
ropeas. Muchos dialectos occidentales (cel-
Los griegos están muy lejos de nosotros:
ta, itálico, germánico, báltico) conservan el
debemos hacer que esta conciencia actúe
nombre *teutā para designar al pueblo, lo
mientras los leemos, no obstante, una pura
cual, evidentemente permanece en Teutoni
ilusión sería la de leer las fuentes griegas
o deutsch y también en el osco touto, ciu-
como ellos las leían. Siempre es desde el
dad. Este último, deriva de una raíz *tew-,
presente que nos dirigimos a ellas. Precisa- que se refiere a estar hinchado, poderoso.
mente por eso, nuestra interpretación debe
permanecer en el punto de tránsito entre En las antiguas lenguas eslavas, esta deriva-
una ida y una vuelta y redefinir el umbral ción está atestiguada por el término tŭzdǐ,
79
que significa “extranjero” e identifica, de he- El término civitas indubitablemente se re-
cho, al enemigo étnico. Este significado an- fiere a civis. Pero aquí es donde surge el
tagónico en la autodenominación del pueblo problema. Traducir civis con ciudadano es
se encuentra en el léxico de la ciudad. ciertamente inmediato, sin embargo, es el
efecto de un “anacronismo conceptual” fija-
El término griego original que se refiere al do por el uso, que corre el riesgo de borrar
asentamiento no es polis –como en la pro- el sentido auténtico de la palabra (Benve-
blemática simetría que lo superpone al la- niste 1974, 273). De hecho, traducir civis
tín civitas, que sustituye a su vez urbs– sino con un ciudadano significa construir una
akrópolis, la “fortificación” o la “ciudadela”. relación basada en la ciudad.
De ahí el hecho de que el nombre étnico
a menudo forma un par antitético con el Benveniste subraya que así se determina
nombre étnico opuesto. Esto implica que la un hysteron proteron. El uso antiguo, de he-
relación entre paz y guerra debe entender- cho, siempre utiliza civis, calificándolo con
se radicalmente invertida con respecto a la un adjetivo posesivo: civis meus, civis tuus.
modernidad: para los antiguos, la paz no es Por lo tanto, civis es un término que se re-
el estado normal de las cosas que vendría a fiere a la reciprocidad y no un designador
ser interrumpido por la guerra. Más bien, objetivo. Su traducción menos distorsio-
lo normal es la guerra. La paz, a veces ac- nante sería, quizás, “conciudadano”, por
cidental, a menudo temporal, es solo lo que cuanto mantiene el sentido de la relación 3.
pone temporalmente fin a una guerra (Ben-
veniste 1969a, 366-368). De ahí dos elementos sumamente rele-
vantes. El primero nos permite reiterar lo
El segundo punto se refiere a lo que ocul- que se acaba de mencionar. La definición
ta la traducción latina civitas del término “posesiva” de ciudadanía es la que permite
polis. La medida de este encubrimiento es construirla en oposición a su antónimo. El
reafirmada de alguna manera por Heideg- civis está siempre calificado, en términos
ger, para quien, gracias a la romanización constitutivamente polares, contra el hostis.
del léxico filosófico y jurídico de los tér- El segundo elemento nos permite reafirmar
minos griegos, y por lo tanto, de su expe- la primacía del vínculo cívico, es decir, de la
riencia, sólo queda el “mero sonido verbal” relación o intercambio, respecto a su objeti-
(“der bloße Worschall”) (Heidegger 1992, vación; a su sustantivación como citivas. La
67) 2. Este encubrimiento hace que Heideg- ciudad no define al ciudadano. El hecho de
ger afirme que el concepto schmittiano del que haya ciudadanos, hace posible la ciudad.
Político no pueda captar nada de la expe-
riencia griega (“kein moderner Begriff des El ciudadano es tal, en la medida en que es
‘Politischen’ reicht zu, um das Wesen der capturado en una densa estructura de re-
polis zu fassen”). laciones que coinciden con el espacio ge-
2 Sobre el tema de la “romanitas” en Heidegger ver Volpi 2001; Raspitsos 2013; Chignola 2016.
3 Un ejemplo de esto es la traducción, en la Vulgata del Nuevo Testamento, de sympolites con
civis y no, de hecho, con concivis. Ver también el “cives sanctorum” de Efesios, 2, 19
80
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
81
82
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Polis y politês, por otro lado, afirman la re- 2. Para hablar de stasis sería necesario in-
lación inversa. El derivado itês asume su ventar un lenguaje que no fuera romance,
referente en el sustantivo polis y califica nos dice Nicole Loraux (1997, 105). Por lo
al ciudadano como aquel que pertenece a tanto, Heidegger parece haber planteado
la ciudad. Como en toda la serie de térmi- bien el problema. Si el bellum civile expresa
nos que identifican a los grupos sociales en el máximo riesgo de la disolución del vín-
griego (phratria, phylê, thiasos), el miem- culo –la crisis de la con-ciudadanía, su hun-
bro del grupo recibe su nombre de la insti- dimiento–, la stasis griega, en cambio, ex-
tución a la que se refiere. presa la forma, no paradójica, de un vínculo
que se da en –o como– la división.
Mientras en latín el término fundamental
es un adjetivo que se refiere a un estado de
Los nombres en -sis son nombres de ac-
reciprocidad, por ende, al vínculo, en grie-
ciones en griego. Entonces, indicadores de
go, el dato de referencia es una entidad (en
movimiento. Sin embargo, no se refieren
el caso de la politês la polis) independiente
a una posibilidad; a algo que puede o no
de los hombres y coincidente con la exten-
sión territorial que la connota, quizás po- ocurrir. Desde el lenguaje homérico ellos
dría decirse con el área de dominio que ex- se refieren a un movimiento que se deter-
presa (Benveniste 1974, 278). mina de forma objetiva y sin una necesaria
intencionalidad, por supuesto falible, del
A esto se debe, según Benveniste, la pree- agente. Lo que expresan es algo que sí se ha
minencia que Aristóteles asigna a la polis determinado y se determina como el resul-
frente a todos los grupos menores (oikos,
tado estático de un proceso o, quizás mejor,
komê) de la serie sinecista que confirma la
como la inmovilización de una dinámica
politicidad zoológico-lingüística del hom-
(Benveniste 1949, 82 et seq).
bre (Aristóteles, Pol., A, 1253).
Esto es lo que se muestra en la etimología
El tránsito etimológico nos permite obtener del término stasis. Deriva del verbo histêmi
unos datos valiosos. La figura clave del an- (elevar, colocar, detener). De ahí la aparente
tagonismo político es ciertamente la gue- paradoja de una “posición”, de una “estación”
rra. Sin embargo, la distinción entre amigo que dice simultáneamente el movimiento y
y enemigo, en la que Carl Schmitt identifica la división. Sobre esta paradoja, criticando
el criterio del Político, no puede asumirse a Heráclito, Platón interviene tratando de
83
decirla, a pesar de ser inconcebible. Él opo- El griego no expresa el acontecimiento de
ne hestanai (estar en arresto) y kineisthai la guerra, la ocurrencia de la situación en la
(estar en movimiento) en relación con el que la ciudad cae cuando el vínculo entre los
movimiento en arresto. En otras palabras, sujetos se muestra débil o incierto y la dis-
la tensión del arco en la mano del arquero puta emerge como el reverso de la ciudad.
(Resp. IV, 439b). Esto es precisamente lo que El griego expresa la ciudad considerándola
debemos pensar si queremos intentar com- bajo la especie de su propio principio: pro-
prender qué es la stasis para los griegos. ducir, es decir, la emergencia del conflicto
como raíz no neutralizable de lo político.
Nicole Loraux trató de hacer esto: superpo-
ne a la oposición entre agitación (stasis sig- Sin este movimiento paradójico que opone
nifica aquí kinesis) y arresto, la oposición, y une las dos mitades del todo, el todo no
etimológicamente radicada, entre aquello ocurre y se disuelve en la indistinción de
que siendo uno, se sostiene perfectamente los elementos indiferenciados. El todo, de
(histêmi - stasis) y la división que la expe- hecho, es incapaz de activar estos elemen-
riencia común asocia con el stasis. Es decir,
tos en esa acción sin un agente que es la
el movimiento que contrapone las dos par-
kinesis vital de la polis. Heráclito: sin mo-
tes de la ciudad.
vimiento, los componentes de un fármaco
La “guerra civil” –aquí las comillas son im- se separan (diistatai mê kinoumenos) (Fr.18).
prescindibles– es stasis, en la medida que la
La concordia no tiene nada de estático, ya
batalla entre las dos mitades erige el con-
que, de nuevo Heráclito, “discordando es-
flicto como una estela en el espacio de la
tán de acuerdo consigo mismos” (Fr. 20). Es
ciudad. Así mismo, en la stasis de los vien-
a esta altura que quizás podamos compren-
tos de Alceo (anemōn stasis) –un auténtico
der el sentido político del orden griego de
icono dedicado al regreso en el siglo XVI de
la ciudad. Los elementos involucrados no
Alciato, Ripa o Covarrubias 4– se identifica
son heterogéneos –estamos muy lejos de
el juego de las fuerzas en equilibrio que flo-
ta sobre el barco negro de la ciudad 5. la codificación moderna de la insularidad
del sujeto–, están en un movimiento (his-
La stasis es la figura ejemplar del antago- têmi), un único movimiento, que armoni-
nismo porque expresa la estática de la si- za la tensión de las partes, de las cuales
metría perfecta. El singular de una duali- la ciudad se compone. De esta manera, la
dad entendida como movimiento inmóvil o stasis de sus elementos destacan la ciudad
como pura intensidad. Como vínculo abso- de manera ejemplar.
lutamente diferente de lo que el latín en-
tiende en la disolvencia de la hostilidad que Benveniste (1969b, p. 101), después de He-
opone civis a civis. ráclito: la raíz *ar- genera múltiples deriva-
4 Pienso, en particular, en los emblemas de la concordia, Ver Andrea Alciato, Emblemata (http://www.
emblems.arts.gla.ac.uk/alciato/); Sebastián de Covarrubias, Emblemas morales, Madrid, 1610 (Centuria
II, Emblema 5: “Firmeza sobre mudanza”).
5 Alceo, Fr. 326 L. Ver tambien Loraux 1997, 103-104.
84
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
85
das en las que se expresa la noción indoeu- larse –no es este el lugar para recordar las
ropea de orden (en griego: arariskō: ajusto, varias referencias textuales 7– sólo si inter-
adapto, armonizo; arthmos: vínculo, articu- viene la dyálisis, esa particular operación
lación; en latín: artus: articulación, cone- de cardado que consiste en desenredar una
xión; ritus: ordenanza, rito; el realizarse de madeja de lana.
una regularidad). Esta raíz indica la “estre-
cha adaptación de las partes de un todo” (la Dyálisis es también el término técnico que
adaptación étroite entre les parties d’un tout). el griego usa para hablar de la disolución
de los ejércitos después de una campaña de
Harmonía es, por lo tanto, la articulación, guerra. Dialuo: separo a los contendientes
la conexión y la adaptación mutua de los y haciéndolo los reconcilio. De esta opera-
huesos o el trabajo de los músculos anta- ción, lo importante no es el irenismo al fi-
gonistas en la realización de una postura. nal de la disputa, sino el hecho de que, para
El vínculo que mantiene unidas las dos mi- que se produzca este cierre, es necesario
tades de un todo en el punto de su cone- volver a romper; la separación o el partage
xión. Cuando los filósofos multiplican los de los competidores.
elementos de un todo, asumiéndolo como
un compuesto –señala de nuevo Loraux–, La tercera, se refiere a las fórmulas insti-
seguirán tratando estos elementos como tucionales que corresponden a esta rítmi-
enantioi, es decir, en oposición entre sí 6. ca: separo, reconcilio, vuelvo a separar. El
término democracia (así como aristocracia
De este pasaje lingüístico podemos extraer o isocracia) lleva dentro de sí el kratos, no
una serie de consideraciones decisivas. La el arché (término que designa el poder judi-
primera, se refiere a lo que el mito del Uno cial), (Ober 2008).
de la polis, o de la polis como Uno (auténtico
paradigma del guión filosófico del Político) Kratos indica la superioridad de un hombre
tiende a eliminar. que afirma su fuerza en su ámbito o sobre
sus enemigos, escribe Benveniste (1969b, 75).
El horror de la stasis no deriva de la obser- No hay nada que impida (de hecho, en la épo-
vación de que su auténtico estatus es el de ca clásica sucede) que el término sirva para
riesgo o amenaza, sino más bien es el hecho indicar la superioridad, es decir la victoria, de
de ser enraizado en la ciudad. Si el común se una facción ciudadana en el transcurso de un
da y con el común la política, esto pasa por- stasis o la supremacía de la opinión ganadora
que hay división y contienda. Los hombres que se impone en una asamblea.
se separan cada vez que deciden sobre los
asuntos que ponen en el meson de la ciudad. Votar significa, precisamente en este senti-
do, solucionar un asunto e imponer a la mi-
La segunda, se refiere al dispositivo de re- noría que sale derrotada por la disputa, lo que
conciliación. El tejido ciudadano puede hi- la mayoría ha decidido separándose de ella.
86
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
87
REFERENCIAS
88
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
89
R E C O R TA N D O L O I N V I S I B L E :
LA FÍSICA DE LA GUERRA CIVIL
Gerardo
Muñoz
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
1 El problema de la “realidad” es constitutivo de “-res” en la tradición del derecho romano como domes-
ticación de lo invisible (natura) mediante la traducción efectiva de las cosas en objetos. Para un análisis
pormenorizado de este tema desde la jurisprudencia romana, ver Il valore delle cose (Quodlibet, 2017),
de Yan Thomas.
2 La cuestión del mundo aparece en momentos en donde las categorías modernas de la política han
perdido su legitimidad en un creciente proceso de planetarización que pone en crisis el afuera de la
experiencia. Volver al mundo supone una disyunción con el pensamiento como apertura misma del pen-
samiento. Sobra la cuestión de un regreso al mundo, ver Fragmentar el mundo (Melusina, 2018) de Josep
Rafanell i Orra, y también la apuesta existencial de Sosiego Siniestro (Guillermo Escolar, 2020) de Al-
berto Moreiras.
91
crisis de la distancia de la irreductibilidad de los dispositivos del poder. En segundo
de un fenómeno, y en tanto tal, la pulsión lugar, es una intervención eminentemente
al interior de la ruina de la autoridad que política, ya que no busca enmendar o susti-
prepara otra relación con el mundo en caí- tuir categorías o conceptos, sino afectar la
da con respecto a la estructura equivalen- densidad misma de lo que entendemos por
cia de la civilización de lo social. Quisiera política. Como no hay necesidad de desglo-
llevar a cabo las preguntas abiertas por sar el libro, voy a aprovechar su gesto para
estas hipótesis a través de un encuentro discutir dos de sus vectores. Como sabemos,
con una serie de intervenciones puntua- la grandeza de los libros no se encuentra
les del pensamiento contemporáneo; a sa- en el rigorismo neutral de sus argumentos,
ber, los ensayos Asedios al fascismo (2020) sino en la manera en que perfora el senti-
de Sergio Villalobos Ruminott, El porve- do común. Ese es el estilo: una fuerza que
nir se hereda (2019) de Rodrigo Karmy, y libera procesos de verdad contra el absolu-
el ensayo “Cómo se debería podría hacer” tismo de la realidad que nos acecha.
(2020) de Idris Robinson. Atravesados por
la impronta de la revuelta que descoloca el Dos vectores diagraman la época: fascismo
cierre de la época, apostaremos a la mane- y revuelta. Comenzamos por el primero.
ra en que la guerra civil es el movimien- Desde luego, el “liberalismo crítico” no se
to para una posible transfiguración de la cansa de hablar de fascismo, de reducirlo a
política como dispositivo de la guerra, me- varios de sus ídolos soberanos, o de recor-
diante la cual el libre juego entre forma y tarlo con las tijeras oxidadas de su paideia
acontecimiento pudiera preparar una sali- ilustrada. El único problema es que esas
da hacia la búsqueda de la tonalidad de la tijeras ya no cortan. Primer acierto: Villa-
experiencia con el mundo. lobos nos alerta que el fascismo en curso
no es un accidente o desviación del agota-
El más reciente libro de Sergio Vilallo- miento de las condiciones genéricas de la
bos-Ruminott está escrito desde la urgen- democracia, sino que constituye la práctica
cia, y por esta razón es una intervención misma de su deriva totalizante que se “re-
que constituye un esfuerzo de primer or- siste a cualquier programa reformista que
den por localizar la organización contem- contradiga su modelo antropológico y su
poránea de la dominación. Esto pareciera ingeniería social molecular” (Villalobos-Ru-
ser algo menor, resuelto y axiomático, pero minott 2020,.14). Como forma integral del
en realidad es uno de los problemas que más capital, el fascismo organiza la época en
tristeza genera en algunos. La incapacidad su sentido antropológico, como ya lo había
de desarrollar una analítica a la altura de constatado la tesis de la antropomorfiza-
los tiempos paga el alto precio de compen- ción del capital en la recomposición ilimi-
saciones morales. En primer lugar, Asedios tada de la subsunción real (Camatte 1972).
al fascismo (Doblea editores, 2020) es una La antropología implica una intensificación
contribución que dibuja lo que pudiéramos del cuerpo, y, por lo tanto, “una regulación
llamar la geometría de la crítica-metafísica creciente de la existencia, es decir, una op-
92
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
timización total que no esconde su interés El segundo vector: la revuelta. Dice Villa-
en la regulación de la vida…o de las prácti- lobos: “(...) la revuelta es una instancia de la
cas de procreación y reproducción” (Villa- anarquía de los sentidos. En ella, todos se
lobos-Ruminott 2020.16). rebelan de la reclusión individualista que los
arroja a la prisión del yo y sus dramas, e in-
En otras palabras, el fascismo es tenden- ventan formas de reencuentro y afección
cialmente la hegemonización de las formas común donde los cuerpos recuperaran la po-
sobre los “conflictos existenciales como po- tencia de un sensorium que no puede ser fá-
tencia informe” (17). Así, el fascismo recoge cilmente domesticado con las recetas habitua-
todos los dispositivos que limitan el movi- les” (Villalobos-Ruminott. 2020, 143). Si la
miento de una intensidad, de mi potencia, revuelta es un acontecimiento, entonces es
de lo que soy, y de lo quiere ser mi destino. lo que da acceso a la época (Lundi Matin,
Por eso decimos que nuestro tiempo es el 2019). Más que una figura de los lengua-
de una “época que no se mueve”. En efecto, jes de la política moderna, la revuelta es el
que la movilización total no cesa de organi- ingrediente que irrumpe la domesticación
zar el mundo de la vida confirma la hipó- de lo real. Dotado de una nitidez analítica
tesis: movilización infinita atenta contra la significativa, Villalobos nos dice: “(...) estas
existencia en el campo de lo real. Villalobos protestas expresan un límite existencial al ca-
hace bien en dotar la movilización de espe- pital, es decir, un límite a la destrucción y a la
cificidad operacional: “lógica de optimiza- devastación de la vida misma y del planeta”
ción” (Villalobos-Ruminott. 2020,19). Pues, (Villalobos-Ruminott 2020, 146). Y, sin em-
ya no se trata de tanques en la calle, sino de bargo, aquí me gustaría sugerir lo siguien-
la absolutización entre racionalidad valo- te: la revuelta es, en la medida en que es
rativa y mundo de la vida, donde el equili- una entrada a la época, aquello que permite
brio se atiene a la administración de males inscribir un principio de discriminación. Di-
menores. Cuando Helmuth Plessner inten- cho de otra manera: no hay revuelta que
taba explicar el ascenso del fascismo en la no sea experiencial. No hay insurrección
Alemania de entreguerras, decía que este que no esté arraigada en el recorte de los
fenómeno se debía a una apresurada salida relieves del mundo. Por eso no hay revuel-
en respuesta a la divergencia entre forma tas metropolitanas, sino revueltas contra la
política y pueblo constituyente (Plessner metrópoli; ni hay revueltas de la militancia,
2020). Hoy la absolutización es un esquema sino revueltas que militan por su existencia.
constitutivo de la racionalidad, esto es, de Cuando apostamos por un “principio dis-
la metafísica. A esta novedad le llamamos criminatorio” de la revuelta, no queremos
cibernética, ciencia gelatinosa que tiene establecer una tipología de legitimización,
como principio la dominación sobre la irre- sino desobrar la vieja política ideológi-
ductibilidad entre vida y mundo, goberna- ca que busca amortizarla a sus fines. Así,
bilidad y multiplicidad de formas. La nueva cuando discriminamos contra la metrópoli,
eficacia del poder se construye como una en realidad estamos dejando fluir la con-
geometría que pone en crisis el afuera. flictividad entre forma y acontecimiento
93
94
Goh ar Dasht - Tod a y s l if e a n d w a r
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
95
invisible? La destitución que corta el afue- la experiencia destituyente. Es cierto, una
ra a la metrópoli como condición absoluta silla puede existir con una pata en lugar de
de pensar la vida. Se trata, como escribía cuatro, pero aburre imaginar una vida en-
Cristina Campo: “(...) de una pequeña tenta- cerrada en la carpintería de los conceptos.
tiva de disidencia del juego de fuerzas, “una
profesión de incredulidad en la omnipo- Ciertamente, ahora estamos en mejores
tencia de lo visible” (Campo. 2020,307). Al condiciones para entender la potencia de
interior del punteo musical de la revuelta, ese instrumento de combate existencial
deslindar el horizonte de lo invisible es ti- que Villalobos llama “asediar”. Esto tam-
rar al fango las demandas de inclusión que bién puede llevar a confusiones. Este vo-
siempre terminan por satisfacer al régimen cablo bélico puede tomarse de menos dos
de la producción (inclusive en la vertiente maneras: asediar implica una nueva forma
de los guardianes de los “cuidados”). Cuan- de voluntad de poder contra un enemi-
do se establece un corte sobre el mundo se go visible e ideológicamente constituido,
despeja la distancia entre las formas y lo al que hay que echar del trono del poder
que encontramos. Esta pulsión experiencial para ocupar su lugar. Esta deriva hegemó-
es un fenómeno que sólo ahora comienza a nica interesa muy poco. En cambio, asediar
hacerse legible, pero que tomará otras for- también implica, en la línea con el lejano
mas más allá de la expresión del “tumulto”. mundo de Lucano y Virgilio, la estrategia
Podemos definir la revuelta como lo que me de bloquear al enemigo, cortar su territo-
pone en proximidad con lo invisible, esto rio, fragmentar la constitución de su poder,
es, con lo no-objetivo. hacer emboscadas, salirle al paso y buscar
una vía de salida. En otras palabras, lo que
Obviamente, todo esto implica un cambio asediamos no es solo una forma política
copernicano de lo que hemos aprendido para hacernos con ella, sino lo que exhi-
como ciencia de la política. Ya no podemos be la relación absoluta con lo invisible. El
echar mano de las gramáticas de la legiti- efecto de esta operación es decisivo: pues
midad y del consenso, de la soberanía y del asediamos no para establecer una “nueva
contrato social, de la sociedad civil y del es- separación de poderes”, sino en nombre de
tado; pero tampoco de la crítica de la econo- un nuevo politeísmo que ya no se conforma
mía política o del General Intellect (el último con los modos de subsistencia y el reparto
ladrón de lo Invisible). Probablemente sea de los bienes. La expresividad de la época
demasiado tarde para seguir insistiendo en irá necesariamente generando reversibili-
la democracia como aspiración formal. Si dad en lo constituido, donde la génesis del
la democracia ya ha evacuado tres de sus movimiento vuelve a ser una posibilidad. O
unidades básicas (representación, ciuda- como advertía Hölderlin: “El modo del pro-
danía, y movimiento), esto significa que la ceso en Antígona es el de una insurrección,
política tal y como la hemos conocido, está donde ello, en la medida en que es cosa patria,
tomando una dimensión expresiva y aórgi- depende de que cada cosa, en cuanto embar-
ca de la que solo tenemos noticias mediante gada por la reversibilidad infinita, y estreme-
96
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
cida, se sienta en forma infinita, en la cual ha a entender imaginar la guerra civil como
sido estremecida” (Hölderlin. 1976, 150). Hoy una nueva “tarea de la división” (Robinson,
la revuelta estremece a la época en todas 2020) y una nueva ciencia del corte. Esta
las tonalidades de lo existente. nueva “stasiologia”, como le ha llamado Ro-
drigo Karmy recientemente (Karmy, 2021),
ya no dependería de las maquinaciones de
la Historia y sus subrogados de la técnica
La guerra civil: política transfigurada
subjetivista, sino que busca asomarse al
Ciertamente, la fuerza que estremece al proceso de la fractura en deserción para
mundo en el proceso de la fragmentación guardar la distancia irreductible de lo más
en curso que ningún hegemon puede lide- próximo que nos habilita un acontecimien-
rar es el regreso de lo reprimido: la gue- to. El acontecimiento abre las posibilidades
rra civil como fantasma que acecha al pa- en las formas que nos damos en la vida sin-
radigma de la soberanía moderna. Como gular; la guerra civil, no es otra cosa que el
sabemos, fue bajo el pretexto del miedo a campo de fuerza mediante el cual ningún
la guerra civil que la legitimidad de la me- acontecimiento puede dotarse de primacía
diación entre estado y sociedad civil tuvo sobre otro. De ahí que necesitemos pensar
su impronta, ya sea mediante el contrato una anarquía de los fenómenos, esto es,
social, la división de poderes, o la objeti- una fragmentación sin jerarquía del propio
vación entre la persona y la cosa para así principio de la “anarquía” en la tarea de la
destrucción de una época sin teoría (Mu-
garantizar el esquema del orden. Idris Ro-
ñoz, 2020). De esta manera es que podemos
binson también tiene razón al recordarnos
decir que la stasiológica deviene un campo
que las revoluciones modernas, en la me-
físico (en retirada de toda teología política,
dida en que estas fueron procesos de unifi-
y del mesianismo compensatorio) en la que
cación desde la incepción de la filosofía de
el juego entre forma y acontecimiento nos
la historia operaron como tapones discipli-
recorta nuestra propia existencia en el fluir
narios contra la guerra civil y sus “desvia-
de la inmanencia.
ciones”. La guerra civil ha sido la energía
de la fragmentación. Las salidas mediante Si la guerra civil no puede ser liderada ni
el movimiento político o la vanguardia, por conducida, esto implica necesariamente
otro lado, signaron la sutura entre mando que debe ser asumida a partir de una nue-
y pueblo; acontecimiento e intelectual, ra- va cultura de la violencia contra la reali-
cionalidad y cuerpo 3. Por eso Robinson en dad: múltiples vías de escape, movimientos
su importante intervención durante el ci- errantes contra la colocación de lo social; la
clo insurreccional del verano pasado llamó posibilidad de una vida en la desnarrativi-
3 Tiqqun nota en La hipótesis cibernética (Acuarela, 2015) el problema del dispositivo “movimiento”:
¿Cómo puede lo que escapa al capitalismo y a la valorización ganar fuerza y girar contra el capitalismo?
La política clásica revolvió este problema con la movilización. La movilización significa sumar, agregar,
ensamblar, sintetizar. La movilización significa unificar las diferencias pequeñas de cada fluctuación;
mostrar que cada desvío es una curva a la que debemos enderezar.” (Tiqqun. 2015.115)
97
zación de una nueva opacidad. De ahí que ma desde la instanciación del concepto de
podríamos decir que la guerra civil es a la lo político presuponía la mística de una au-
guerra lo que la potencia es al poder, ya que toridad cuya finalidad reside en la reserva
la energía cinética de la stasis busca experi- de la guerra como continua decisión sobre
mentar desde las formas que constituyen la la excepción de la hostilidad.
vida como deserción de la sujeción de lo po-
Agamben nos recuerda que para Schmitt
lítico. Y esto, en efecto, es ya la preparación
la enemistad “presupone [Voraussetzung]
para una política transfigurada que pone
la guerra, en la medida en que la guerra es
en disyunción a la existencia con el mundo,
la condición para cada diferenciación de
y al juego con la guerra. Esta separación es
la enemistad” (Agamben 2018, 301). Por lo
lo que me gustaría llamar una física de re-
tanto, la guerra y la enemistad convergen
cortes que anteceden y evitan la alineación
en una misma doctrina de lo político: no
de la reproducción de la subjetividad, que
hay política sin un horizonte de la guerra; y
es ya caída a la dialectización de una tota-
es sólo mediante la guerra que la esencia de
lidad. Y, precisamente es el juego en donde
la política se efectúa como orden místico en
el conflicto como guerra, asumida desde el
la realidad. De ahí que, para Carl Schmitt,
sacrificio y la enemistad de la especie, que-
como lo afirma en El concepto de lo político,
da desplazada hacia otro uso en contacto
todo destino humano constituye necesaria-
entre la distancia de lo irreductible. En la
mente lo político, algo que se ha confirma-
glosa “Nota sulla guerra, il gioco, e il ne-
do en la era de las neutralizaciones y de la
mico”, integrada a la edizione integrale de economía 4 (Schmitt 2014,105). La lógica era
Homo Sacer (1995-2015), Giorgio Agamben fulminante: la única manera de no quedar
tematiza el concepto operativo de la guerra excluido de la neutralización de la política
como un desplazamiento efectivo del pa- era afirmar un concepto gestáltico ante el
radigma de la guerra. Agamben parte por afuera que ahora pasaba a ser domesticado
señalar la circular entre guerra y enemis- a través de la decisión. Ante la subsunción
tad en la teórica política de Carl Schmitt. de lo político como destino moderno (in-
Como sabemos, para Schmitt el concepto de cluso como traducción del destino trágico
lo político remite a la unidad de mayor in- Schmitt pensó en la guerra como horizonte
tensificación entre amigo y enemigo desde final capaz de garantizar existencialmente
la cual se define una forma (Gestalt) del sin- un orden concreto (porque hay guerra, de-
gular. En efecto, el singular se agota en esta bes obedecer). En otras palabras, lo políti-
forma, que es resguardo de una deficiencia co se convierte en “lo más serio” porque el
originaria, esa dimensión insondable de la enemigo puede darnos muerte en cualquier
imperfección humana que Schmitt remite momento; o, lo que es más, por que la re-
al pecado original. Ese devenir de una for- lación vinculante entre estado y lo político
4 Schmitt escribe en El concepto de lo político: “Sería más correcto decir que la política ha sido, es y
seguirá siendo el destino, y que lo único que ha ocurrido es que la economía se ha transformado en un
hecho político y así se ha convertido en destino.” (Schmitt. 2014.105).
98
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
expone la fragilidad del hombre, y lo retrae lítica, sujeción y obediencia del sujeto. En
del aturdimiento de la “sociedad del espectá- este sentido, es que podríamos entender la
culo”, del juego, y de la crisis de la autoridad impronta de la guerra civil no como som-
de la época de las neutralizaciones. Esta fue bra acechante de la guerra, sino como una
la respuesta de un jurista ante la inevitable zona de indeterminación de intensidades
crisis del fantasma hegemónico de la au- desde el cual se libera la primacía del jue-
toridad del Leviatán, y que luego quedaría go por encima de la direccionalidad de la
modificada por una geopolítica del nomos de acción. La guerra civil es, en cada caso,
la tierra en el derecho público europeo. La irreductible a un conflicto propio de la
seriedad de lo político de esta manera cons- existencia, ya que su proceso de división
tituía un katejon contra la pulsión de la gue- no busca alienar vida y muerte, sino de-
rra civil en un mundo que tendencialmente jar-ser formas en los que encuentros que
se decantaba por la anomia. tienen lugar en el espacio. En este sentido,
la guerra civil sería, al decir de Carlo Dia-
Hay que resaltar un presupuesto central no, otro nombre para la revolución como
de este esquema: la seriedad de la guerra comedia de los pueblos, ya que su destino
era comprendida como mal menor ante la no se agota ni en la política ni en la trage-
guerra total de la stasis. En realidad, el én- dia, sino en formas de un éxodo del sujeto
fasis en la seriedad era la manera en que de lo político constitutivo de la máquina
se buscaba marginalizar el juego de los de la guerra. En la guerra civil perdemos
fragmentos que, en su caída por fuera del o retomamos formas en la vida, pues no es
dominio de la autoridad, lograban asomar- la vida misma la que se entrega al altar del
se a un destino por fuera de la política. La movimiento de la historia de la salvación.
guerra civil es una especie de parábasis La guerra civil es la diagonal que irrumpe
del conflicto central de la autoridad polí- contra las ficciones de la Historia, pero en
tica. Esto es importante porque nos lleva la medida en que su rango es el aconteci-
al punto en el que Agamben nos recuerda miento, y solo ella es que se puede generar
la polémica de Johan Huizinga al concep- otra relación con la historia; una historici-
to de lo político de Schmitt, en la cual la dad transformadora, la génesis misma de
guerra es un elemento constitutivo de la otros posibles contra la realidad.
esfera del juego que disuelve el presupues-
to de la enemistad como unidad definito- Si la guerra implica la sujeción a la diferen-
ria de lo político (Huizinga, 1980) 5. Dicho ciación amigo-enemigo, entonces una teo-
de otra manera, la guerra traduce al plano ría stasiológica busca dar nombre a la po-
de lo existencialmente “serio” lo que ahora tencia como paso atrás de todo sujeto caído
aparece como reducción entre vida y po- en la compensación de la acción. Y es aquí
99
donde debe medirse otra economía entre esencial es la organización de intensidades,
el actuar y el pensamiento que ha quedado entonces en la aurora de la guerra civil que
rota al interior de una epocalidad desarti- tiene lugar tras la espuma de lo infinito de
culada o en epochê de sus propias legisla- la Historia, la forma de vida es una toma de
ciones normativas (Villalobos-Ruminott, partido por fuera de la reproducción del va-
2019. De ahí que, contra el sujeto militante lor para poder alcanzar una vida verdadera
– siempre asumido como proceso de subje- que consiste en ser infinitamente trans-
tivación a la causa, al principio, al cálculo, formado por las cosas que nos determinan
distintos nombres de una técnico-política finitamente 7. Esto también es lo que Ro-
– la guerra civil exige una jardinería del binson llama la elaboración de una “nueva
mundo mediante la cual ya no hay pasto- obligación ética con los muertos”; esto es,
res guardianes del redil. El jardinero, a di- entrar en relación desde la finitud con lo
ferencia del militante, recorta en el medio más próximo, tal y como lo enseña el frag-
del camino sin jerarquía de estrategias y mento de Heráclito en el templo de Artemi-
sin perseguir el objeto de la unidad. Esta sa: lo auténticamente político se transfigu-
proto-figura de la guerra civil prepara una ra como cuidado de cómo aparecemos entre
política transfigurada; esto es, el cultivo de las cosas más elementales 8. La policía busca
un ethos más allá de la acción y del sujeto depurar la guerra civil de su capacidad de
de la culpa, más allá de la militancia y de la distancia y juego para conducirla al orde-
toma del poder, puesto que su único interés namiento del miedo a la guerra; la nueva
es despejar una de la época fuera de los ti- física stasiológica, en cambio, solicita una
tanismo trágicos. Esta política transfigura- nueva tonalidad existencial que no se reco-
da tiene al estilo de la extranjería como una noce en la desintegración del mundo, sino
forma de vida en separación con el mundo, en el juego que los medios abren en la expo-
devolviéndole al hostis su sentido disyunti- sición del afuera.
vo y anómico con respecto a la ficción del
derecho 6. Si, como dice Julien Coupat, lo
6 Varrón recuerda en su diccionario sobre la lengua Latina que “el hostis, el enemigo, en un primer mo-
mento significó un extranjero ajeno a las leyes de Roma, pero que luego devino un término para nombrar
a quien fuese un perduellis, un “enemigo”. (Varron 1977. 77).
7 Julien Coupat en su ensayo “Engrenages, ficción policial“ (2020) escribe: “Los policías son ilegalistas
como los otros. Viven en bandas, son brutales, sin fe ni ley. Se vengan sin comisión rogatoria de los au-
tónomos que los “desmiembran” en sus sitios de internet. La única cosa que los distingue de las otras
bandas es que están organizados en un aparato de complicidad más vasto, y que de esta manera se
arrogaron la impunidad. Dicho de otra manera: no hay más que fuerzas en este mundo, que se consideran
criminales de manera proporcional a su desorganización.” (Coupat, 2020. 60)
8 Heidegger interpreta la escena de Heráclito como relación en distancia con la polis: “This is in fact the
case: for the polis, still thought in a Greek way, is the pole and the site around which all appearing of
essential beings, and with it also the dreadful non-essence of all beings, turns. Understood in this way,
and thus thought in a Greek way, the thinker with his care for the essential nearness of the gods is the
authentically ‘political’ human...Heraclitus refuses only their expectation that he, as thinker, drops out
of the care allotted to him in order to degenerate in a common endeavor with them toward the polis”.
(Heidegger 2018. 11)
100
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Agamben, Giorgio. 2018. “Nota sulla guerra, il gioco, e il nemico”. En Homo Sacer
(1995-2015) Edizione Integrale. Macerata, Quodlibet.
Björk, Mårten. 2020. “Segunda fase: la reproducción de la vida”. Editorial 17: https://
diecisiete.org/expediente/segunda-fase-la-reproduccion-de-la-vida/
Camatte, Jaques. 1972. “De la révolution”. Invariance 2, No.2, abril de 1972.
Campo, Cristina. 2020. Los imperdonables. Madrid, Siruela.
Coupat, Jullien 2020. “Engrenages, fiction policière”, en Police. Paris, La Fabrique
éditions. 53-61.
Heidegger, Martin. 2018. Heraclitus: The Inception of Occidental Thinking Logic:
Heraclitus’s Doctrine of the Logos. London: Bloomsbury Academic.
Hölderlin, Frederich 1976. “Notas sobre Antígona”, en Ensayos. Trad. Felipe Martínez
Marzoa. Madrid: Libros Hiperión.
Huizinga, Johan 1980. Homo Ludens: A Study of the Play-Element in Culture.
Routledge & Kegan Paul.
Karmy, Rodrigo. 2021. Stasiologia: prolegómenos para una anti-ciencia de las formas-
de-vida, Revista Disenso, Dossier: Stasis.
Karmy, Rodrigo. 2019. “El porvenir se hereda. Fragmentos de un Chile sublevado”.
Santiago de Chile. Ed. Sangría.
Lundi Matin. 2019: “Éléments de décivilisation”, Lundi Matin: https://lundi.am/
ELEMENTS-DE-DECIVILISATION
Moreiras, Alberto 2020. “Negación del principio de anarquía”, en Infrapolítica:
instrucciones de uso (La Oficina, 2020), 199-213.
Muñoz. Gerardo (2021). “Revolutionary becoming and infrapolitical distance: on
Marcello Tarì’s There is no unhappy revolution: the communism of destitution
(2021)”, Infrapolitical Reflections, mayo de 2021: https://infrapoliticalreflections.
org/2021/05/27/revolutionary-becoming-and-infrapolitical-distance-on-marcello-
taris-there-is-no-unhappy-revolution-the-communism-of-destitution-2021-by-
gerardo-munoz/
Plessner, Helmut. 2020. La nación tardía. Madrid: Biblioteca Nueva.
Robinson, Idris. 2020. ¿Cómo se debería podría hacer?”, ILL WILL Editions: https://
illwill.com/print/como-se-deberia-podria-hacer
Rosler, Andrés. 2020. La ley es la ley: Autoridad e interpretación en la filosofía del
derecho. Buenos Aires: Katz Editores.
Schmitt, Carl. 2014. El concepto de lo político. Madrid: Alianza Editorial.
Tiqqun 2010. Introducción a la guerra civil. Madrid: Editorial Melusina.
______2015. La hipótesis cibernética. Madrid: Acuarela.
Varro. 1977. On the Latin Language, Vol.1. Cambridge: Loeb, Harvard University
Press.
102
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
103
S TA S I O L O G Í A .
PROLEGÓMENOS PARA UNA
“A N T I - C I E N C I A” D E L A S
FORMAS-DE-VIDA
Rodrigo
Karmy Bolton
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Nicole Loraux
105
genera un enorme proceso de “olvido” (am- Loraux- uno solo: al principio (manteniendo
nesias y amnistías) al interior de la misma toda la ambigüedad de este término) los grie-
comunidad que experimenta el terror de su gos instalaron el conflicto –ni bueno ni malo,
propia fractura. El singular descubrimiento como la condición humana cuya forma esbo-
de Loraux subraya que la comunidad políti- za en el mundo de las ciudades. Yo apuntaba
ca griega jamás podía calzar consigo misma, en cambio a aclarar indirectamente lo que se
que la impoliticidad de un “afuera” le dis- llama la ciudad, a la luz de lo que constituye y
locaba desde su propio interior. No habrá, que ella rechaza (…) (Loraux 2008b, 119).
pues, comunidad total; menos aún transpa-
rencia plena entre los ciudadanos porque la Frente a la historiografía helenística (epis-
stásis es su atravesamiento, abismo por el teme) que persistía en erigir a la ciudad
que la comunidad no deja de experimentar como una entidad exenta de stásis, y a la
el fragor de lo viviente. filosofía como el dispositivo que resguar-
da la justicia de su orden, Loraux advierte
De hecho, Loraux repara en la singularidad
que stásis no es el nombre de una anoma-
del término: stásis refiere a una “toma de
lía, sino de la localización dislocante que le
posición” en la que se juega un principio di-
atraviesa permanente y constitutivamente,
solvente –un no-principio, una an-archí en
de una zona en que hostilidad y la hospita-
sentido estricto- que resultaría ser no sólo
lidad, aceptación y rechazo se vuelven mo-
“connatural” a la ciudad sino también: “(…)
dos de una intensidad pluriforme. “Al prin-
hasta fundadora de lo político en la medida en
cipio los griegos instalaron el conflicto” no
que es, precisamente, común” (Loraux 2008a,
96). La stásis es la cifra que permite a Lo- será cualquier enunciado, sino uno que su-
raux exponer al origen de lo político como braya el carácter fantasmático de la stásis
un lugar an-árquico. La stásis sería una loca- sobre la pólis, tesis complicará a la episteme
lización dislocante, si se quiere, lugar exen- como forma institucionalizada de amnesia
to de cualquier principio o gobierno, zona frente a la an-arquía que le atraviesa. Por
que lleva consigo la división y la unión a la definición la episteme sería amnésica, en la
vez, la stásis se juega como un vínculo de medida que proveería de una denegación
la división en el que la pólis se enfrenta a constitutiva de la stásis: la ciudad, el Esta-
la incoincidencia consigo misma, exhibien- do, el ciudadano y el derecho, son los con-
do la extraña co-pertenencia de una divi- ceptos que ilusionan erigirse más allá de la
sión constitutiva para con la unidad anhe- stásis, cuando en rigor devienen conceptos
lada: “Pero persistiré en un enunciado –dice stasiológicos denegados 1.
1 “(…) con la fórmula “qué hace una ciudad griega con la stásis” –remarca Loraux- queremos sugerir
también que, en el fondo y muy profundamente, la ciudad desearía no hacer nada con ella o, más bien,
hacer todo lo posible para que la stásis no fuera nada. En otros términos, lo que importa es denegar que
el conflicto sea connatural a lo político”. ¿Qué hacer con la stásis? Es una pregunta que podría formu-
larse así: ¿qué hacer con lo Real, “cosa” que impide que la pólis coincida consigo misma, que hace de la
unidad una dimensión enteramente imposible? Para Loraux, la respuesta se hace miles de años reside
en el mecanismo de la “denegación” propuesto por el psicoanálisis. En esta perspectiva, para Loraux, lo
que los griegos hacen con la stásis es el intento imposible para no tener que lidiar con ella, erigiendo un
borde, un orden, una precisa forma de cartografía que le han llamado pólis. Stásis deviene así, el nombre
del umbral de lo político, la frontera licantrópica en la que los hombres devienen lobos para sí mismos;
lugar que tendrá que ser “denegado” por la pólis a pesar que ella misma la supura. (Loraux 2008b, 63).
106
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
107
la disyunción teórica que pervive entre y permanente? Ésa es la cuestión que querría
guerra y Estado y, a la vez, subrayar cómo plantear desde el inicio (…)” (Foucault 2000,
la guerra deviene estructural al complejo 52). La cuestión del poder ha devenido “re-
jurídico-estatal en la medida que éste no se- lación” y, por tanto, enjambre o un haz de
ría más que un conjunto de formas de cris- relaciones han sido posibles de deslindar a
talización de la guerra. Foucault construye la luz de la “hipótesis Nietzsche” que expo-
así una verdadera topología de la guerra ne cómo es que ese conjunto de relaciones
cuya expresión se articula en una relación de poder implica una suerte de “guerra pri-
de enfrentamiento radical y subterráneo. mitiva permanente” que, de manera muy
excepcional, y a propósito de circunstancias
En virtud de esta topología, podríamos de- que Foucault analizará durante el trans-
cir que la “hipótesis Nietzsche” permite a curso de las clases (la cuestión del “racismo
Foucault usar el término “guerra” bajo dos de Estado” como una forma de apropiación
modos diferentes a los que habitualmente estatal de la otrora “guerra de razas”) puede
trabaja la teoría política: en primer lugar, devenir “guerra” en el estrecho sentido po-
la guerra no aparece como el “contrario” lítico-estatal.
al Estado sino como su irreductible abyec-
ción, lugar sin lugar al interior de su mis- Así, lo que se llama “sociedad” –y justamente
ma tópica: digamos que la guerra carece de el curso que ofrece Foucault porta consigo
un territorio pero posibilita la apropiación la crítica a la “sociedad”- no sería el terreno
de múltiples territorios (en este sentido, la armonioso de la simple economía, el dere-
guerra para Foucault sería topológica, pero cho y el trabajo, sino el campo feroz de un
no cartográfica) (Karmy 2020). En segundo conjunto de luchas capilares que devienen
lugar, que emancipada del esquema jurídi- en la forma de una “guerra” singular que
co-estatal, el concepto de “guerra” experi- permea la totalidad del campo de lo social:
menta una desmonumentalización que la “En otras palabras –dice Foucault- hay que
exime de las “grandes batallas” y la singula- descifrar la guerra debajo de la paz; aquélla
riza en las luchas locales, silenciosas y ca- es la cifra de ésta.” (Foucault, 56). Como para
pilares que no encuentran neutralización Loraux la stásis constituía el “cimiento” de
alguna en la instauración del Estado, sino la comunidad en los griegos, para Foucault
que escapan a él una y otra vez constitu- la guerra devendrá “cifra” de la paz.
yendo así, el a priori histórico de todas las
“grandes batallas” y sus dominaciones. La “hipótesis Nietzsche” que contempla la
dimensión estructural del enfrentamiento
Dice Foucault: “¿La relación de poder es en y atravesamiento de las relaciones de po-
el fondo una relación de enfrentamiento, de der, permite concebir así que el problema
lucha a muerte, de guerra? Por debajo de la de guerra planteado por Foucault designa
paz, el orden, la riqueza, la autoridad, por de- una stásis y las “anticiencias” que definen
bajo del orden apacible –escribe Foucault- de a las genealogías no serían sino una forma
las subordinaciones (…) ¿hay que escuchar y muy precisa de stasiología: ciencia menor,
redescubrir una especie de guerra primitiva una “anticiencia” si se quiere, que concier-
108
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
109
Goh ar Dasht - Tod a y s l if e a n d w a r
ne al estudio de las luchas –la guerra-que Pero, la reflexión acerca de la imposibilidad
liberan saberes desplazados por las formas de un “saber” de la escritura se anuda con
universitarias del saber-poder y, con ello, los avatares de una violencia política que
formas-de-vida que destituyen todo inten- se expresa en las articulaciones de la len-
to por plantear una “teoría de la soberanía” gua: “Si la historia de la lengua es aquella de
para abrir el campo de una verdadera “ana- las convulsiones en las formas de dominación,
lítica del poder”: la “hipótesis Nietzsche” cuando se estrechan los escenarios políticos
que trabaja estratégicamente contra Hob- oficiales -como ocurriera para la democracia
bes y la teoría política, no es más que una pactada por la Concertación- sucede lo mismo
verdadera hipótesis stasiológica. con el canal de la voz: el poder precisa discipli-
nar lo que hay de suelto en el cuerpo, lo que se
fuga en la lengua. Esta época escasa que vivi-
mos fue preparada con larga violencia; lo fue
3. Jardín.
también por los técnicos del lenguaje (Santa
“No sé escribir, hago jardines” (Santa Cruz Cruz 2014, 35). La amplitud de la palabra va
2011, 7) –decía la artista chilena Guadalu- de la mano con la amplitud del campo po-
pe Santa Cruz. Una frase que no habría que lítico: los cuerpos se estrechan a mayor es-
leer en base a una contraposición entre el trechamiento político, en la medida que, con
“no saber” de la escritura y el “hacer” del su disciplina y modos de domesticación do-
jardín, sino precisamente a la luz de la im- cilizan la voz gracias a esa “larga violencia”
posibilidad constitutiva de saber escribir, de asaltada por los “técnicos del lenguaje”.
que nadie puede saber escribir plenamente
Porque para Santa Cruz la palabra no es un
y, por eso, solo queda “hacer” jardines. asunto de gramática, sino de “fugas”: una
palabra no se pronuncia jamás en el vacío,
Pero tal imposibilidad está lejos de ser una
nunca como una simple “letra” que pudiera
consolación apofática, un último reducto
abstraerse de la potencia que le excede, de la
negativo de una soberanía que prohíbe es-
fuerza que se fuga. Justamente, las portan
cribir y, más bien, constituye la potencia
consigo lo que “hay de suelto en el cuerpo”
misma, la posibilidad de escribir: para San-
y que ninguna gramática puede terminar de
ta Cruz, la escritura yace desprendida del
capturar. Sin embargo, la “larga violencia”
saber porque solo se puede escribir porque
proveída por el sinnúmero de “técnicos del
no se “sabe” cómo hacerlo, porque no existe
lenguaje” separan a toda palabra de su po-
“saber” alguno capaz de garantizar el buen
tencia, privan a toda voz de su intensidad.
puerto de la escritura. En este sentido, el
Y lo hacen esgrimiendo un “saber” sobre el
término “escritura” en Santa Cruz trae con-
lenguaje, una “técnica” precisa por la cual
sigo un ímpetu stasiológico en la medida
éste podría suturar lo que habría de “suelto”
que, como veremos, termina confundién-
en él y aprisionar lo que de éste se fuga.
dose con la figura del jardín que, como ve-
remos a continuación, trae implicancias ab- Hojas sueltas, despertar en medio de la
solutamente significativas. prescindencia de un “saber” sobre la escri-
110
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
Porque lo que “hay de suelto en el cuerpo, lo El jardín es siempre de un cierto Edén: lugar
que se fuga en la lengua” es lo que podría- que no tiene lugar en la cartografía, sino
mos llamar “jardín”: al borde del mundo, el en su topología, suspensión temporal por
jardín es la figura que remite al cultivo del el que la eternidad irrumpe metamórfica-
estilo, cuidado de la potencia de la imagina- mente en la contingencia. Un jardín que no
ción, en último término, lo que designa un puede ser un “saber” sino stásis, puesto que
gesto. De hecho, el jardín difiere sustanti- no habrá gramática sino jardín, no habrá,
vamente del campo agrícola completamen- por tanto, pastorado, sino an-arquía de una
te destinado a la producción y subsumido, forma-de-vida que devendrá indistingui-
por tanto, al capital y su “larga violencia”. ble de la escritura: el trabajo de jardinería
El jardín es la imagen que ha sobrevenido a coincidirá enteramente con una stasiología.
111
4. Forma-de-vida vida en vida civil y vida desnuda. Separar al
ser-de-potencia de la inmanencia de sus for-
En un breve texto titulado Forma-de-vida mas significa reducirla a una vida desnuda y
publicado en 1993 en la Revista Futur An- agregarle una forma trascendente que man-
tèrieur Giorgio Agamben traza los contor- tendrá intacta la disposición de dicha vida al
nos de lo que podría ser una forma-de-vida. a-bando-no de la soberanía (Agamben 1995).
No se trata de las formas de vida en general
(las identidades), sino de una precisa irre- Toda forma de vida, como las que se pien-
ductibilidad cuya exposición medial asu- san bajo el rasero de la “identidad” se arti-
me en la forma del gesto. Los guiones que culan como vidas ya separadas cuyo deve-
marcan el término ofrecen el carácter sin- nir se halla completamente capturado por
gular de una vida “(…) en la que no es nunca las formas del poder soberano. En cambio,
posible aislar algo así como una nuda vida.” los guiones presentes en el término for-
(Agamben 2001a, 13). Pero, lejos de cons- ma-de-vida marcarían una bifurcación
tituir una simple definición “negativa”, la radical respecto a la posibilidad de la sepa-
forma-de-vida designa una vida en la que ración proveída por el dispositivo excepcio-
sus “(…) modos, actos, procesos singulares nalista del poder y su identitarismos por-
del vivir no son nunca simplemente hechos, que abrirían la posibilidad para pensar una
sino siempre y sobre todo posibilidad de vivir, “política no estatal” en la que se jugaría una
siempre y sobre todo potencia.” (Agamben “vida de la potencia”.
2001b, 14). Se trata de un “ser-de-poten-
cia” (no ser “en” potencia) antes que, de un En un segundo texto titulado Notas sobre
vivir subsumido a un acto por ejecutar, a el gesto Agamben plantea, al menos, cinco
una obra por realizar. A diferencia de las “notas” en las que algo así como un gesto
formas políticas prevalentes basadas en excede la caducidad maquinal de la imagen
la operación de separación entre una vida a la que el espectáculo ha convertido a la
cualitativa y una vida desnuda, entre una vida. Para ello, el ensayo remite al cine. En
vida pública y otra privada, la forma-de-vi- él la burguesía intenta recuperar los ges-
da sobre la que Agamben repara indica una tos que habían sido perdidos ya en el siglo
zona de indiferencia entre las dicotomías XIX: “En el cine, una sociedad que ha perdido
clásicas esgrimidas en las que éstas experi- sus gestos trata de reapropiarse de lo que ha
mentan su desactivación. perdido (…)” (Agamben 2001b, 50). Por esta
razón el cine no pertenecería a la dimen-
Si las máquinas de poder orientan su ope- sión estética como comúnmente se lo plan-
ración en borrar la intensidad de la for- tea, sino a dimensión de ética si acaso con
ma-de-vida, estas últimas, llevan a toda dicho término designamos el campo de la
maquinaria a su implosión, no solamente gestualidad: en el cine la humanidad inten-
sustrayéndose de su vocación separadora tó recuperar los gestos que estaban siendo
sino, además, interrumpiendo el continuum avasallados, puesto que sus imágenes no
separador que, por intermedio del dispo- serían en él inmóviles, sino que adquirirían
sitivo del estado de excepción, divide a la un elemento “histórico y dinámico” que las
112
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
114
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
(Agamben. 2014, 485). El término “contac- Una forma-de-vida no puede ser, por tan-
to” es retomado de Giorgio Colli y no desig- to, una “identidad” o un “sujeto”. Más bien
na una relación entre dos elementos, sino -dirá Agamben- una forma-de-vida es una
una verdadera disyunción que expone el suerte de ritmo o, si se quiere, gusto que
vacío o la ausencia de toda relación de los afecta a cada cuerpo y que, de algún modo,
elementos en cuestión. Frente a la maqui- porta las “potencialidades inactuadas”, la
naria del poder que siempre intenta man- posibilidad inmanente a todo vivir: “(…) el
tener unidos sus elementos argumentando sujeto ético es ese sujeto que se constituye
su necesidad divina, natural o humana, la en relación a este clinamen, es el sujeto que
potencia destituyente sería justamente la da testimonio por sus gustos (…)” (Agamben
que expondría la “nulidad” de dicho víncu- 2014, 414), esto es, el lugar que resta de
lo, liberando así lo que la máquina, vía el toda subjetivación, que no cabe en ella. En
dispositivo de la excepción, había mante- la medida que la indagación agambeniana
nido capturado. acerca de la forma-de-vida –en rigor, toda
su “arqueología de la potencia”- se resuel-
Destituir significa liberar las “(…) poten- ve como un resto que permanece entre el
cialidades que en eso permanecían inactua- movimiento de una desubjetivación y una
das para de esa manera permitirle un uso subjetivación, su apuesta destituirá toda
distinto.” (Agamben. 2014, 486). Si toda forma de identidad como una apuesta radi-
captura circunscribe determinadas for- calmente stasiológica.
mas de uso, limitándolas, la destitución
abre dichas potencialidades y posibilita
otros usos que jamás habían sido siquiera 5. Stasiología.
imaginados. Agamben escribe: “En el pun-
to en el cual el dispositivo es así desactiva- Todos los conceptos de la filosofía son con-
do, la potencia se vuelve una forma-de-vida ceptos stasiológicos denegados. La filosofía
y una forma-de-vida es constitutivamente no constituye un saber entre otros, sino
aquél que autoriza o legitima a todos los
destituyente.” (Agamben, 401). La poten-
saberes posibles (Platón-Kant). Para ella, se
cialidad liberada no es más que una for-
trata de los conceptos y de la invariabilidad
ma-de-vida. Ni más ni menos. Aquello
del ser, para la stásis de los cortes, interrup-
que permanecía impensado, en la clan-
ciones, líneas de fuga. Como saber de todos
destinidad de la máquina de poder es libe-
los saberes, la filosofía cumple el lugar de
rado gracias a la destitución, en la medida ejercer la violencia de todas las violencias,
que ésta define “constitutivamente” a una aquella que define a la escena estatal y or-
forma-de-vida, una vida de potencia, sin dena ferozmente la lógica del pensamiento.
presupuesto ontológico alguno, “(…) solo
una manera de ser y de vivir” (Agamben A veces, el espíritu policial –cibernético- de
2014, 401) –sin una Voz a la que excluir y la filosofía fue relevado por la gramática,
la teología o la jurisprudencia. Pero la filo-
sobre cuya negatividad fundar el ser.
115
sofía –sobre todo en su deriva cristiana- se La ciencia –toda ciencia- traza un régimen
mantuvo fiel a su espíritu estatal destinado de lo visible, la stásis ha sido justamente lo
a gobernar y a marcar a fuego los cuerpos que dicho régimen deniega. La filosofía nos
para reducirlos a la sacralidad. ¿Cómo for- trae la luz, gracias al intelecto que se ase-
jar una pólis? Deviene la pregunta decisiva meja al sol y que trae la verdad que relam-
que atraviesa a toda filosofía. No habrá filo- paguea prístina frente a los ojos. La stásis
sofía sin pólis, no habrá pólis sin el ejercicio no ilumina, sino más bien, oscurece.
policial de la filosofía y sus derivas teológi-
cas, jurídicas, médicas. Pero en dicha ope- Todas las relaciones que parecían familia-
ración, comprometiendo a la totalidad de res –la fraternidad justamente- devienen
su estructura conceptual, la filosofía está extrañas, lo unheimlich irrumpe y todos
orientada a denegar la stásis, resto nomá- devenimos desconocidos para nosotros
dico que amenaza con destituir su orden, mismos. El saber se ha inaugurado a la
forma-de-vida que asalta de improviso la luz de un punto ciego estructural, un ré-
relación entre palabras y cosas. gimen de visibilidad que no ve, una luz
que no ilumina, un desocultar que oculta
La filosofía no es ajena a la stásis. Más bien, justamente lo más decisivo, pero que no
podríamos decir que es la operación misma es ningún origen, principio o fundamento
de su denegación. La stásis no sobreviene último, sino justamente, su diferencial, su
desde un exterior, tal como lo hará la ene- forma-de-vida, su stásis.
mistad en la guerra, sino desde un “afuera”
que se bifurca y encuentra su lugar desde Podrá ser un objeto menor, contingente,
la misma interioridad de un orden desga- frágil, pero compromete toda la formación de
rrado. Se trata de un gusto, ritmo o de una compromiso que define a la filosofía, la cien-
forma-de-vida. cia. Será difícil reconocer la denegación en
tan augusto saber, en tan importante régi-
La filosofía se erigió en ciencia y reclama men de poder. Justamente, digamos que la
para sí la verdad. La stásis jamás fue objeto filosofía ha funcionado como la policía del
de ciencia alguna, y siempre fue acusada de pensamiento determinado qué es el bien y
traer consigo la “enfermedad” (Platón, Li- qué el mal, qué es lo sano y qué lo enfermo,
bro V). La filosofía se orienta por el “bien” y qué es lo verdadero y qué lo falso.
actúa como una medicina sobre los cuerpos;
la stásis parece hundirse más allá del bien y En dicho gesto, la filosofía no ha ido más
el mal, dislocando la unidad que reclaman allá de la égida sacrificial que debía desti-
los cuerpos. Antes bien, la stásis no es más tuir; ha importado un fragmento mítico que
que la disyunción de la existencia, el lugar le han permitido desconocer su propio des-
sin espacio y el sitio sin territorio que, sin
conocimiento. Sin embargo, en los bordes de
embargo, atraviesa y desarticula. No hay ni
la propia filosofía, en aquellos problemas y
hubo ciencia de la stásis, porque toda cien-
nombres que la propia filosofía deniega nos
cia traza una cartografía de las cosas, un
encontramos con una apuesta más allá de
mapa del orden al que pertenecen, las leyes
a las que obedecen. sí, una poética del pensamiento que ha po-
116
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
2 Agamben escribe:“La anarquía es eso que se vuelve posible en el momento en el que captamos la
anarquía del poder.” (Agamben 2019, 129.)
117
sino con el campo de sensibilidad común, cias de la sublevación, una (anti) ciencia de
con el ser exposición absoluta de una rit- las formas-de-vida. Como un fantasma que
micidad, de un gesto. La stasiología no pue- porta consigo el devenir menor de la stásis,
de ser la ciencia de lo idéntico sino la que que acecha una y otra vez la monumenta-
abraza la singularidad de un resto, que abre lidad de la ciencia, la stasiología no deviene
la distancia, la impoliticidad de un afuera más que una poética del pensamiento o, si
que impide que la sutura sobre el orden se quiere, la experiencia del: “(…) libre juego
pueda consumarse. de las formas-de-vida (…)” (Tiqqun 2010, 32).
En los recónditos rincones del orden, la sta-
siología se fragua en una analítica de la inten- Junio, 2021
sidad, una grilla capaz de pensar las poten-
118
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
REFERENCIAS
Agamben. Giorgio. 2014. El Uso de los cuerpos. Homo sacer IV, 2. Buenos Aires.
Adriana Hidalgo.
Agamben. Giorgio 2001a. Forma-de-vida. En Medios Sin Fin. Notas sobre la política,
Agamben, Giorgio, 13-37. Valencia. España. Pre-textos.
Santa Cruz. Guadalupe. 2014. Lo que vibra por las superficies. Santiago de Chile.
Sangría.
Schmitt. Carl. 2005. Teología Política. Cuatro ensayos sobre el concepto de soberanía.
Buenos Aires. Struhart y Cia.
Tiqqun. 2010. Introduction to Civil War. South Pasadena. United States. Semiotext (e).
119
DIÁ LO G OS
UNIFICACIÓN
M I C R O B I A N A D E L M U N D O.
C A P I TA L I S M O Y P A N D E M I A S
Frank
Molano
123
social. Vengo trabajando en un proyecto a otro ¡pum! viene la pandemia, el encerra-
grande también, de cómo la generación de miento, las cuarentenas. Todo eso ameritaba
enfermedades y de residuos de basuras es pensarlo históricamente. Interroguemos ese
en sí misma una característica del capita- pasado con algunas preguntas, como las rela-
lismo y cómo se rompe el metabolismo, hay ciones con la naturaleza, los usos políticos y
una fractura en el metabolismo. Así veo culturales de las pandemias, y, sobre todo, su
que empieza a conectarse esta fractura a conexión con los modelos epidemiológicos, es
la construcción social de las enfermedades decir cuando se producen las enfermedades
y que estos quiebres de los sistemas por y se fomentan articulados al capitalismo; fue
procesos de industrialización, de urbaniza- así como llegué con chicos y chicas de aquí de
ción y de comercio ponen en contacto estas Bogotá, a estas preguntas y luego a un curso
agencias no humanas como los virus, las que hicimos y luego a un libro.
bacteria; dije: este es un asunto importante;
y vino hace un año, el inicio de la pandemia CC: A propósito de lo que señalas también
y estando en clase con mis estudiantes sur- en el libro, esta tesis de Jason Moore de que
gieron muchas preguntas. Además, estaban el capitalismo es una forma de organizar la
en auge estas teorías de la conspiración que fuerza de trabajo, la sociedad, pero también
hablaban inicialmente que esto era un in- y lo más interesante y novedoso, una for-
vento, entonces con los chicos propusimos ma de organizar la naturaleza y con ello,
una agenda de discusión, de trabajo, para y también lo señalas en tu libro, la posibi-
pensar históricamente el presente. Revise- lidad de una historia de la naturaleza. De
mos qué se ha escrito sobre las pandemias, ahí la interrogante: pareciera ser que en
qué ha pasado en el pasado, en el mundo y la naturaleza no hay nada de natural, que
bueno ahí se fue creando una serie de co- esta dicotomía que se defiende desde las
nexiones, y justamente me encuentro con ciencias entre naturaleza-cultura o natura-
el texto de Jason Moore sobre “Capitalismo leza-historia justamente el trabajo de Moo-
en la trama de la vida”. Su idea, que para mí re, la historia ambiental o tú propio trabajo
es muy poderosa, la relación entre ecología han ido disolviendo.
y mundo capitalista, se me presenta como
¿Cómo piensas la naturaleza desde esta ge-
un buenísimo camino para seguir cuestio-
nealogía o de este pensar crítico y desde la
nando y desnaturalizando la manera en
propia historia del capitalismo?
que el capitalismo se ha constituido; claro,
el campo de estudio crítico de la medici- FM: sí, claro…es algo muy presente en mu-
na, la salud, que no es el mío, pero con los chas discusiones y es un planteamiento
que logro dialogar y en esa vía de articular también de Marx que lo recupera después
perspectivas teóricas críticas, pero también la corriente más crítica del ecosocialismo:
con las realidades de este mundo del capi- lo que Marx llamó la enajenación de la na-
tal financiero, de confusión, porque el 2019 turaleza. El capitalismo también creó esa
veníamos de la lucha social en América La- idea de que somos extraños, que la natura-
tina…Chile…Colombia… y de un momento leza es otro, pero es otro sin agencia, subor-
124
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
126
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
127
128
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
América Latina el Dengue, el Zika, el Chi- que usamos también. Esta idea de la gue-
kunguña, que tienen que ver justamente rra contra el virus, las campañas sanitarias,
con la afectación en la selva Amazónica hay toda una retórica también de la guerra
y en los bosques tropicales del Caribe, de que nos es de ahora, que se ha utilizado an-
la selva Maya. tes, y se ha utilizado bastante.
CC: A propósito de las sequías en lugares FM: claro; históricamente hay muchas co-
donde los ríos se han secado con la extrac- nexiones entre capitalismo, guerra, micro-
ción de las mineras y los grandes capitales bios, una de ellas es que la retórica por lo
extranjeros; desde ahí, pensando en esta menos eurocéntrica o del norte globaliza-
relación clave que hay entre estos cambios do es que estas amenazas son totalmente
en la ecología, en estas transformaciones ajenas a estas sociedades. En Europa pro-
radicales en la ecología podríamos también vienen del enemigo islámico, del enemigo
decir que hay una gestión capitalista de la oriental, o de esos pueblos bárbaros y sal-
pandemia. En el fondo, las pandemias son vajes y ese Otro es visto como totalmente
resultados de ciertos procesos que tienen cargado de amenaza. Los migrantes, los que
que ver con el desarrollo del capitalismo, no son como nosotros son mirados en un
pero, por otro lado, también se gestionan y sentido de que deben ser dominados a la
se intentan solucionar de una manera capi- fuerza y hacerlos ver parecidos a nosotros.
talista y en el caso del Covid la respuesta se Los discursos del Otro enemigo los podemos
vinculó a una crisis mundial del Estado de rastrear en todas las pandemias que opera
bienestar, usurpación de los bienes sociales en esta lógica. El caso de los pobres que son
como la salud y en donde tenemos grandes vistos como sucios, salvajes, pobres urba-
poblaciones que no tienen acceso a la salud. nos en Inglaterra, en Alemania, en Estados
Ahí también hay otra relación. Parte de la Unidos, las comunidades negras en Estados
campaña es lavarse las manos seguidamen- Unidos consideradas portadoras de enfer-
te, pero tenemos poblaciones completas medad con sus supuestos vicios morales,
que no tienen acceso al agua, poblaciones justifican esta idea de excepción. Si mira-
completas que no tienen como lavarse las mos históricamente el control de población
manos. Por otro lado, una situación que en nombre de la sanidad, pues ha sido una
creo que ha sido común, pero sí me llama la constante ya sea para controlarlos, alejar-
atención y también que trabajas en tu libro, los, reprimirlos, quemarlos o incluso para
y que es otra de las formas de hacer esas vacunarlos. Tenemos el ejemplo de una re-
gestiones neoliberales, ha sido su relación vuelta en Brasil a principios del siglo vein-
con la guerra y con el discurso de la guerra. te, de la gente contra la viruela, en un ba-
No es menor que esa gestión y las medidas rrio de Río de Janeiro muy, muy pobre. Esta
sanitarias han sido vinculadas estrecha- pandemia de la Viruela fue manejada de esa
mente a, por ejemplo, la aparición de los manera ‘vamos a vacunarlos para sanarlos,
estados de excepción, el toque de queda, la pero como no se van a vacunar, toca mili-
militarización de las calles, y las metáforas tarizarlos, detenerlos, obligarlos’ y luego de
129
que los vacunan, la gente se resiste, pero culpables del contagio, justamente ese es
a la larga se van destruyendo estos barrios un campo que nos da para analizar porque
populares en esta zona céntrica para mo- estos gobiernos operaron desde un estado
dernizarla, etcétera, etcétera; pero también de excepción y crearon legislaciones de
ha habido y creo yo que vale la pena pen- emergencia concertada en el poder de los
sarlo un uso militar de lo que llaman la gue- ejecutivos y con eso han hecho una can-
rra bacteriológica ¿no? Históricamente fue tidad de cosas, reformas tributarias, mili-
usada así la viruela, contra los pueblos indí- tarización de la sociedad, incremento del
genas del actual Estados Unidos, el colonia- presupuesto obviamente para reformas la-
lismo inglés la usó en Australia, podríamos borales donde benefician al empresariado
decir que ha sido latente el uso de la guerra más poderoso, y cercenan la protesta so-
biológica, pues de hecho en las dos guerras cial. Aquí en la región del Cauca, zona in-
mundiales hubo forma de guerra biológica dígena, algo así como la zona mapuche, es
no solamente de los nazis, sino también de un escenario de guerra, de guerra con las
Estados Unidos, de los aliados. Claro hay comunidades, junto con el narcotráfico.
una conexión, contemporánea, sobre todo En Bogotá hubo una marcha muy cuidado-
en estas sociedades y creería yo que sobre sa, pero de todas maneras los acusaron de
todo lo que ha pasado con la Covid es que expandir el virus, se los intentó bloquear a
está muy emparentada con la presencia los estudiantes que salieron a protestar, a
en este momento de gobiernos de extrema los trabajadores; pero además que diría yo:
derecha o fascistas que han apelado al dis- si bien ha estado presente históricamente,
curso de la guerra y que suponen que efec- se ha intensificado este discurso de milita-
tivamente toda la sociedad está en una gue- rización, de estigmatización y de persecu-
rra contra un enemigo que es no natural, ción en nombre de las medidas sanitarias.
el virus, pero que también es una guerra
CC: sí; pensando en esta mirada histórica
contra la gente que le abre camino al virus.
que tú tienes me es inevitable ver no sólo
Tenemos en la India un gobierno autorita-
la huella de Marx, sino de Foucault y la
rio, fundamentalista budista que considera
noción de biopolítica, pero quizás llevarla
que islámicos e islamitas son vendedores
hasta la biopolítica actual. Estoy pensando
ambulantes que hay que evitar que estén
en la tesis de Melinda Cooper de la vida
ahí y se les persigue como en América La-
como plusvalor, en que ya no sólo estamos
tina tenemos una brutal guerra contra los hablando de un capitalismo que explota la
pobres. En Colombia el sesenta por ciento naturaleza y al ser humano como fuerza
de la población está desempleada y no te- de trabajo y que se apropia también de los
nían más que hacer, no podían pensar en bienes comunes. Para ella, con la emergen-
una cuarentena. De hecho aquí el discurso cia de la industria biotecnológica, la vida y
en América Latina ha sido responsabili- no sólo la vida, sino la potencia de la vida,
zar a la gente pobre, los desempleados, los pareciera que también es una fuente de
vendedores ambulante como los mayores creación de valor.
130
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
En ese sentido, ¿cómo ves hoy día esa di- pecies animales; los laboratorios han hecho
ferencia podríamos decir que hay históri- una serie de experimentaciones con huma-
camente hablando respecto al capitalismo nos, pero también con el resto de las espe-
industrial o el capitalismo hasta el siglo cies vivas y parecer ser que efectivamente
veinte?, y lo que pasa hoy día a propósito en la producción de la vacuna hay un sacri-
del rol de la biotecnología, la industria bio- ficio de una cantidad altísima de especies
tecnológica, farmacéutica y toda esta in- marinas, por ejemplo, para llegar a la vacu-
dustria de organismos vivos. na; el capitalismo no ha logrado modificar
el dolor en la tierra, sino que lo sigue in-
FM: Creo que es muy curioso pensar en esa crementando en escalas demenciales. Pero
perspectiva de libertad de producir vida y que producir vida implica y sigue implican-
producir muerte; es asunto clave para el ca- do, producir dolor y administrarlo además
pital. En muchos sentidos, porque la vida con la violencia que acompaña. El discurso
está asociada, supuestamente, a espacios de la limpieza, de la higiene , trabajar en
asépticos, limpios hay todo un discurso de una universidad limpia, ordenada, en una
calidad de la vida, el desarrollo, todas es- oficina limpia, una casa limpia, pero lo que
tas visiones; y claro, hay un filo donde la no está claro es quiénes son los que limpian
investigación médica busca cómo alargar y los que limpian son los pobres, que son los
la vida, mejorarla, crearla, pero simultá- encargados que están expuestos a la mu-
neamente vemos el empobrecimiento de la gre…a la infección…la biopolítica, cruzada
calidad de vida de la mayor parte de la po- obviamente con la perspectiva de la des-
blación. Esto que llama Ulrich Beck la ‘so- igualdad social, de la distribución desigual
ciedad de riesgo generalizado’, es decir, que de beneficios, es supremamente potente
este es un sistema que no solamente pro- para pensar cómo está la producción de la
duce ganancias, sino que está produciendo vacuna ahorita ¿no? Los gobiernos neolibe-
cada vez más miseria y dolor y si bien es rales han jugado muchísimo con los datos
generalizada, está socialmente distribuido, de muertes, de salvados, de hecho, podría
hay gente que sufre más que otra. Son las decir que apenas se cree que la vacuna re-
paradojas del capitalismo contemporáneo. suelva algo. El caso colombiano es patético,
Que tiene una promesa de bienestar, de porque supuestamente en diciembre vamos
salud, pero que, en realidad, para millones a tener ya 35 millones de vacunas, van a
de personas significa la esclavitud, signifi- llegar en febrero, pero han llegado 200 mil
ca la propiedad permanente, vivir en con- y posiblemente no llegue más de un millón,
diciones deplorables de dignidad humana. pero se juega mucho en ese sentido. O sea,
Justamente en mi curso alguien hacía una ahora el discurso mediático, los noticieros,
pregunta y decía ‘¿usted qué opina de que la propaganda nos dicen ‘ojo que usted es
la producción de la vacuna contra la pan- responsable, si usted se enferma es su res-
demia actual esté implicando amenaza algo ponsabilidad, que ya se hizo todo lo posible’
así, para medio millón de tiburones? u otras se responsabiliza a las personas. Un asunto
especies, porque las vacunas vienen de es- que es producido por el debilitamiento de
131
los sistemas médicos, de acceso a salud, de nía nacional; porque si lo vemos de conjun-
difíciles condiciones de acceso a ingresos, to, esta idea de los determinantes sociales,
hay mucha perversión en esta gestión de la ha quedado además en los paliativos y en
vida y de la muerte después de la pandemia. recomendaciones que como tú dices a veces
suenan como absurdas ¿no? Para poblacio-
CC: sí…sí por supuesto; bueno a nosotras
nes sin agua potable, sin energía eléctrica,
ya nos llegó la vacuna y claro, ha sido in-
sin recolección de basuras, sin sistemas de
teresante en el fondo el proceso que se ha
alcantarillado, aquí en Colombia tenemos a
ido dando, las decisiones, a quién se vacuna
Tumaco un sector más antiguo que Bogotá,
primero. También vemos en Lima todo este
pero no hay alcantarillado y hay muchísi-
escándalo de la ‘Vacunagate’ que llegan
mas así; queda en la gestión neoliberal que
cuatro vacunas y se las reparten entre la
lo veo mucho en las formas en que se cons-
clase política, es una cuestión que da para
truyen las políticas, los balances y los diag-
pensar en términos de esta gestión biopo-
nósticos, con estas listas de chequeo en el
lítica pero muy en clave latinoamericana.
que se informan las medidas. Se informó, se
Frank, en ese contexto, se ha hablado mu-
notificó a la población, se reunió y general-
cho y aparece nuevamente el modelo de los
mente ocurre así, lo he visto porque he par-
determinantes sociales de la salud, Pero el
ticipado en estas reuniones que hacen los
tema es que se habla desde los gobiernos de
encargados del sistema de salud y que ha-
izquierda a los gobiernos de derecha como
cen una capacitación, dan un refrigerio, la
el que tenemos en Chile, como que algo
gente firma y efectivamente aparece que la
pasa con el enfoque que pareciese que su
gente está notificada que tiene acceso a la
potencial crítico o quizás transformador,
información pero lo que ha ocurrido es que
cada vez se ha ido agotando; en ese senti-
se ha empobrecido terriblemente la calidad
do, ¿cómo lo ves tú y visualizas nuevas pro-
de los ( ) la integralidad de las personas Yo
puestas o nuevas miradas que quizás den
veía, por ejemplo, en lo que quedaba del
cuenta de ese agotamiento?
Estado del bienestar mexicano, el seguro
FM: sí claro, claro y estoy de acuerdo conti- social, implicaba no solamente la cita médi-
go. Cuando se inicia este ciclo de reformas ca, sino cultura, deporte, teatro y el seguro
y de privatización de los sistemas de salud social estaba pensado en una integralidad
se precariza tanto que ni la prevención, ni grandísima por lo menos en los tiempos de
la curación, ni los sistemas sociales mismo los veinte y los cuarenta Hoy día eso apa-
operan con una lógica social, todo mer- rece nada que ver, la cultura, el deporte, la
cantil. Pero sí queda un discurso instalado recreación están completamente privati-
de que la salud se gestiona con los deter- zadas, las ciudades, los barrios populares,
minantes sociales, con la calidad, desde la escasamente tienen unas canchas para que
vida hasta la muerte. Es un discurso, pero los chicos corran y jueguen fútbol. La dis-
no logramos, es decir, no logramos hacer tribución de la calidad del aire en las ciu-
realidad el que los sistemas públicos de sa- dades es horrible, en Bogotá la desigualdad
lud se fortalecieran en una idea de sobera- en el aire, las zonas verdes disponibles para
132
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
133
también están estas propuestas de cuidado objeto de reflexión en América Latina y en
y autocuidado popular que han aparecido; el mundo y creería yo que, claro, el mundo
claro ahí hay una alternativa. El capital post pandémico sigue siendo un mundo de
quiere mostrarnos que no hay horizonte disputa donde el proyecto hegemónico in-
posible sin capitalismo y sin dominio del tentará mostrarnos que lo hizo muy bien,
capital pero también desde abajo hay unas que salvó la humanidad, que así se hizo y
formas de autogestión social que reclaman que no había otra posibilidad y van a legi-
y que nos están diciendo “bueno qué tan timar y se van a premiar (risa), pero desde
válido es desconocer la potencialidad de lo el campo alternativo, creo yo que este ho-
popular, la autogestión colectiva”... yo creo rizonte de conflictividad, de disputa con el
que ahí hay unos asuntos bien interesantes. poder estamos también mirando y tendría-
Por lo menos, tengo mucha expectativa de mos que reconocer esta multiplicidad de
que retornemos, en el campo universitario, iniciativas, de ollas comunitarias, cuidados
el encuentro con los estudiantes, para re- de pacientes en los barrios, en algunos ba-
pensar muchas de estas cosas. A repensar rrios, de comunidades indígenas que ense-
cómo va a ser el horizonte de disputa, por- ñan que la gente puede vivir sin capitalis-
que nos corresponde a la gente que estamos, mo y sin el Estado capitalista, es lo que veo
en mi caso, a la academia seguir alimentan- yo como miradas hacia el futuro.
do que, el horizonte de disputa con el capi-
tal tiene que complejizarse, restructurarse, CC: Fran, muchas gracias, ha sido súper in-
fortalecerse y abarcar campos más difíciles. teresante la conversación
Este asunto que tú preguntas de qué cali-
FM: Claudia, muchísimas gracias a ti.
dad de vida, que buena vida nos merecemos
para vivir en el planeta todas las especies
en unas condiciones de dignidad, debe ser
134
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
135
“ESCUCHAR LAS
L L A M ADA S D E L M U N D O”
Josep Rafanell
i Orr
137
Rafanell, en nuestro presente se hace patente turbulencia de la experiencia? (No es casual
el ascenso de dos nuevos partidos: el partido que el lema inicial de los chicos chilenos en
de la retotalización del orden político; y, de la octubre del 2019 fue “evasión”. O sea: bus-
multiplicidad. Así, la cuestión del destino de quemos una salida.) ¿Lo ves así?
una vida vuelve a ocupar un lugar priorita-
rio de nuestras preguntas. Esto significa que, JRiO: Desconfío de las formas genéricas de
en definitiva, ninguna hegemonía está en caracterización de la experiencia, en parti-
condiciones de alzarse como nueva legitimi- cular de la experiencia revolucionaria. Lo
dad, como fundamento de la acción o como mismo sucede con este significante, “éxo-
restauración de la autoridad, a no ser que la do” ... Éxodo me hace pensar en la Tierra
dominación aparezca avalada desde el miedo Prometida. Pienso que tenemos una única
que ante el libre juego de las formas tiende a tierra: la que habitamos. Y que si podemos
autoimponerse. No podemos dejar a un lado marcharnos es siempre para ir a otro lugar.
la generosidad de Rafanell por la extensión Y es así que encontraremos las multiplici-
de sus respuestas, que no deja de ser también dades de la Tierra. De modo que, en este
el gesto de un estilo que va abriéndose sobre sentido, sí, éxodo... Pero, definitivamente,
las múltiples interrogantes. En último térmi- el Mesías ha sido sustituido por la llamada
no, esta conversación no deja de ser un reco- de los mundos que se están desmoronando
rrido sonoro que acompañan vidas indeter- y que a pesar de todo hay que habitar. En
minadas que, desde su exterioridad asintótica mi opinión, en una nuestra época de catás-
mantienen su capacidad de asombro ante un trofes, seguir siendo revolucionario supone
mundo devastado. – hacer existir mundos, y así poder reencon-
trarnos. Éxodo, pero “haciendo lugar” con-
GM: Rafanell i Orra, antes que todo, te agra- tra los espacios despoblados propios del de-
dezco por tomar estas preguntas en torno sastre. Para mí el éxodo únicamente tiene
a lo que pudiéramos llamar una ‘nueva se- sentido si se trata de renovar nuestra expe-
cuencias’ de revueltas a nivel planetario: riencia común. En ese caso, quizá, sería me-
octubre 2019 en Chile, Chalecos Amarillos jor hablar de deserción. Sólo abandonando
en el 2018, rebelión insurreccional en algu- y saboteando el mundo UNO de la destruc-
nas de las metrópolis norteamericanas des- ción es posible habitar un mundo compues-
pués de la muerte de George Floyd, asona- to de una multiplicidad de mundos.
da plebeya en Bogotá por el asesinato de un
joven a manos de la policía, y pudiéramos Y, por cierto, ¿de qué tipo de éxodo se trata
continuar. Quizás este es un buen punto de para los mil millones de personas que viven
entrada. Si pensamos en las “rebeliones” del villas, favelas, poblaciones? En cierto modo,
2010 bajo el signo de la ocupación (“Occu- el mundo total del fascismo de la mercancía
py” el centro, la plaza, etc.), les ha, en mayor o menor medida, abando-
nado; a pesar de continuar siendo, de ma-
¿no hay algo radicalmente diferente en esta neras a veces extrañas y laberínticas, pro-
nueva secuencia; una novedad que pasa por ductores y consumidores de valor. Incluso
un cierto “éxodo” radical a partir de otra si poseen millones de teléfonos inteligentes.
138
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
139
Cr istián Cue va s @ c r ic ue va s 0 8. 0 3 . 2 0 2 0
Toda acción gubernamental destinada a en- completa en los éxtasis egoístas de un nue-
rolarles en las antiguas totalizaciones socia- vo imaginario cosmogónico. Al fin y al
les parece haber sido abandonada, a excep- cabo, todavía hay personas que, nubladas
ción de la acción negativa de la policía. por una insaciable necesidad de re-conoci-
miento (la enfermedad de Occidente), llevan
Y, al revés, ¿no encontraremos el comienzo
a sus espaldas 15 o 20 años de psicoanálisis
de formas de éxodo en la constitución de
(hablo de Francia, la eterna Hija mayor de
ciertas gated community existenciales? Es el
la Iglesia) y que se sumergen en un inter-
caso de aquellos que, mientras tele-traba-
minable éxodo interior para no encontrar
jan en su nuevo hogar en el campo, se en-
otra cosa que el abismo de su propio Ego.
tregan con unos pocos amigos a las delicias
Entonces, ¿por qué no curar su propio “yo”,
de la permacultura y cultivan el buen vi-
despoblado por la devastación ecosófica
vir, lejos de las turbulencias urbanas y sus
del liberalismo existencial, mediante rela-
contaminaciones. En este sentido, “éxodo”
ciones interespecíficas entre los humanos
nombraría una fuga urbana ya en marcha,
y los no humanos? Pero, en cambio, quie-
un movimiento de demetropolización acti-
nes lo hacen, lejos del caos metropolitano y
vado por la fantasía de un retorno a la tie-
sus zonas de relegación, lejos del odio social
rra. Lo que no impide que aquello exija rea-
que les es consustancial, tampoco deben dar-
propiaciones técnicas, una reactivación de
nos lecciones, como sucede hoy en día en
los vínculos entre humanos y no humanos.
Francia con ciertos “representantes” de la
Se trata de una evidencia compartida por
muchos urbanistas y geógrafos: este éxodo galaxia “cosmopolítica” en boga.
metropolitano es inevitable, aunque princi-
Para volver a su pregunta, respecto a la me-
palmente afectará a las clases medias, más
tafísica del éxodo prefiero la participación
bien “artísticas” e “intelectuales”, más bien
en los procesos etopoiéticos y las exigen-
de “izquierdas” y “ecológicas”, miembros de-
cias que nos imponen: las de hacer adve-
safilados de la pequeña burguesía alimen-
nir la comunidad, o sea, de hacer lugar, o
tados por el imaginario de la sobriedad y las
sea, de hacer obra fragmentación abrién-
“alternativas” a pesar de la alta densidad de
dose a nuevas formas de asociación (o a
conexiones digitales que siguen sustentan-
experiencias transitivas. Pero todo proceso
do. Este movimiento se opone quizás a otra
etopoiético tiene su parte de negatividad y
hipótesis, en mi opinión poco probable, la
confrontación. No podemos abandonar un
de un escenario próximo a Mad Max. Pero
mundo repugnante sin enfrentar aquello
volveremos a la cuestión de la metrópoli.
que nos ata y nos mantiene cautivos del
Obviamente, no es reductible a una cues-
mismo. Habitar el mundo de nuevo signi-
tión territorial.
fica destruir lo que lo hace inhabitable. Ya
Como no me gusta erigirme en juez de nin- que, aun si el Capital es inhabitable, no por
gún tribunal moral ni espiritual, me cui- ello nos mantiene menos atados de pies y
daría mucho de mofarme de aquellos que, manos. Estamos agarrados a las maquina-
al “desertar”, se les supone una inmersión rias de despoblamiento del mundo: he aquí
140
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
141
142
Esteban P aredes @e st e ba n d id o. o 1 1 . 1 1 . 2 0 1 9
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
de Vichy era una policía republicana”. Y de la política, ¿te parece que el problema a
tenía razón. La República Francesa, desde pensar hoy es el de una separación entre
sus orígenes, ha supuesto siempre la ani- metrópoli y mundo? ¿Te parece que esta es
quilación de las Comunas. En su seno lleva la escisión fundamental de nuestra época?
parece ser que por la eternidad – los gér-
menes de todos los fascismos franceses por JRiO: Por supuesto. La metrópoli (y esto
venir: el igualitarismo y el solidarismo en la desde los fisiócratas franceses, los prime-
sumisión al aparato estatal. Porque el cuer- ros grandes actores del proceso de metro-
po social no puede existir sin los cuerpos polización), antes de constituirse como una
del Estado. Y el objetivo último y supremo cuestión territorial, es un proceso lento,
del Estado es, como dijo Michel Foucault, su insidioso y brutal de aniquilación de los
propia auto-manifestación. mundos plurales y de las comunidades vin-
culadas a ellos. Tanto en los barrios, con la
Sí, tenemos que salir de aquí. En la cruel y destrucción de su “alma”, un alma hecha de
brutal degeneración de los poderes institui- sedimentos, interdependencias, migracio-
dos, no perdamos la ocasión de largarnos. nes, como en el “mundo rural” administra-
No escuchemos los cantos de sirena de una do (y por lo tanto devastado) por criterios
ecología de la representación, ni los de una de contabilidad (de las cuales la agroindus-
refundación neo-leninista de la izquierda, tria es el último avatar monstruoso), o con-
ni los de la gestión socialdemócrata bajo sagrado como Parque Natural. La metrópo-
el barniz de los News Green Deals, ni peor li, y su mundo de infraestructuras, con su
aún, los cantos a la gloria de un reencuen- asfixiante tejido de dispositivos de circu-
tro con la soberanía popular, esa enferme- lación del valor, sólo puede operar hacien-
dad senil del comunismo. do tabula rasa de los modos de existencia
de la comunidad. Llevada a su paroxismo,
GM: Me interesa ahora preguntarte por desprende el perfume embriagador de la
el dispositivo de la metrópoli, que yo creo atomización, el de las pequeñas diferencias
que pudiéramos pensar no como un mero cuyo diseño hace posible su equivalencia en
proyecto arquitectónico o urbanístico, sino la red. También puede decirse que la metró-
como a un tipo de producción de subjetivi- poli ideal de gobierno (pero la metrópoli es
dad o de “mala sustancia” (pienso en parti- gobierno) es un mundo de extrañeza com-
cular en la formulación de Tiqqun, en Teo- partida: es decir, el mundo que comparte el
ría del Bloom). Ciertamente, la civilización no compartir.
metropolitana también supone una pérdida
radical de la experiencia del mundo; como Por tanto, la metrópoli no es sólo una cues-
si, en efecto, la metrópoli impidiera tener tión de geografías urbanas, con sus urbanis-
una apertura con el paisaje o con las “cosas” tas y arquitectos más o menos psicópatas,
del mundo, porque reproduce un tipo de sino de integración y distribución ontológica.
“vida delegada”, desprovista del sentido del El ser metropolitano perfecto es el ser glo-
lugar y de la experiencia. Si bien ya no po- balmente integrado, que no vive en ningu-
demos hablar de ningún “conflicto central” na parte. Dentro de la metrópoli nada debe
143
vincular los diferentes modos de existen- experiencia ética, o sea, la experiencia éto-
cia, a excepción de las fricciones entre los poiética que sitúa nuestras relaciones en el
seres, cada vez más paranoicas, en el curso mundo, se opere una destitución de las es-
de sus circulaciones programadas. Es aquí cenas de la política. Y que no esperemos ya
donde es útil recordar la diferencia que Tim más la Tierra Prometida, ni los iluminados
Ingold propone entre “transporte” e “itine- inmersos en una misión. Queremos des-
rancia”. En el transporte vamos de un pun- mantelar la asamblea política para aventu-
to a otro. Con la itinerancia instauramos rarnos en nuevas creaciones. Renunciar a
lugares. Con el transporte permanecemos nuestro emplazamiento en el mundo social
idénticos a nosotros mismos, mientras que significa abandonar el orden universal de
en la itinerancia nos metamorfoseamos. la negligencia. No lo olvidemos, existir es
hacer existir, de esta u otra manera, lo que
Deus ex machina metropolitano: todo tiene
a su vez nos hace existir. Es tomar nota de
lugar en las escenas de la representación,
nuestra pertenencia con respecto a las re-
en la manifestación de la apariencia en un
laciones. Existir es establecer un mundo
espacio público poblado de fantasmas es-
al que pertenecemos. Dimitir entonces de
tereotipados, desarticulados. Sí, efectiva-
mente, podemos retomar aquí el término nuestra misión es restablecer una relación
de mala sustancia propuesto hace 20 años ética con el mundo que nos obliga a tomar
en la Teoría del Bloom. Es en este sentido que partido por la atención. Y esta atención
podemos hablar de una sociedad metropoli- refleja el rechazo de la disociación entre
tana, toda vez que se compone (composición nuestras percepciones y las acciones que
dejada en último término en manos de la estas requieren. Una multitud de gestos
policía subalterna) con las inevitables masas confirman este movimiento ético: la proli-
crecientes de indigentes (los irrepresenta- feración de disturbios, con su intempestiva
bles). Pero lo que el gobierno metropolitano presencia. Pero también formas de reapro-
olvida es que en nuestro interior todos lle- piación e intercambio de conocimientos
vamos un devenir mendigo, un devenir iti- técnicos, nuevas formas de habitar los
nerante, el devenir de nuestra inadaptación.
lugares. A través de todos estos gestos, el
Es decir que resisten, huyen de todas par-
ser social es atacado por todas partes para
tes una multiplicidad de modos de existen-
abrir un espacio neto para la comunidad.
cia que pueden ser compartidos a través de
Si la palabra “política” puede tener todavía
formas de ayuda mutua, de solidaridad, de
cooperación, de hospitalidades intersticia- un significado, tendríamos entonces que
les y que no pueden ser capturada. Nuestra añadirlo al de experiencia. Una política de
sustancia es nuestra falta de adaptación. La experiencia. Y esto no puede ser otra cosa
cual puede conducirnos hacia insurreccio- que el conflicto irreductible con la política
nes y experiencias que podemos comunizar. social de representación.
Lo que podemos esperar, y esto sucede ya Así que el asunto principal continúa sien-
en muchos lugares, allí donde algo vivo do: con nuestras creaciones, nuestras rea-
tiene y está haciendo lugar, es que con la propiaciones, podemos conjurar las totali-
144
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
zaciones sociales una y otra vez. Trabajo de Es activo sólo a condición de renunciar a
desidentificación. Nunca ha habido, y nun- la experiencia fragmentaria de la comuni-
ca habrá, un sujeto central de la política. dad. Corresponde a la disociación entre las
Este siempre ha sido la abstracción (mor- percepciones, sensibilidades, pensamientos
tal) de las identidades. Tendríamos que sa- y las acciones que deberían ser su conse-
car las consecuencias y no perder el tiempo cuencia. Es este dispositivo de disociación
tratando de resucitar cadáveres muertos el que permite a los poderes instituidos de
con fórceps. Sobre todo, no dejar de nue- conjurar, con formidable eficacia, el resur-
vo el campo abierto al parasitismo de la iz- gimiento del partisano. En otras palabras,
quierda, ni a la política de las identidades, la figura de la amistad y el juramento reu-
en la medida en que estas últimas sólo exis- nidos en la insurrección.
ten en una relación especular con respecto
Tal vez no sea inútil recordar que todos
al poder de la identificación.
los viejos fascismos son herederos de la iz-
Si tratamos de caracterizar el espectro del quierda, de su acción pacificadora, de sus
liberal-fascismo, omnipresente, con sus formas gubernamentales de regulación de
diferentes rostros, desde Bolsonaro a Ma- la división social y de su fobia de las formas
cron, tenemos que admitir que es altamen- parciales de comunidad (desde la Comuna
te improbable el resurgimiento de toda cen- de París hasta los soviets insumisos, desde
tralidad del conflicto político. El fascismo los consejos obreros hasta el comunalismo
liberal es ante todo un fascismo metropoli- anarquista catalán). El fascismo histórico
tano. Se apoya en una atomización que hace fue, en cierto sentido, el logro socialista
masa. Me explico: se trata de la forma de un más perfecto, llevando hasta el paroxismo
proyecto gubernamental que, a través de el orden social total de las individualidades
una maraña de dispositivos, busca producir in-diferentes e in-divisas.
almas fantasmáticas, almas desvinculadas
Si la lucha de clases condujo a experimen-
entre ellas, espectadoras y desencarnadas
tos revolucionarios sin precedentes, fue
en los signos de identificación que única-
la forma comunal de revolución en todas
mente aparecen conservadas en las imágenes.
sus formas la que fue aplastada cada vez
Lo único que parece unirlas es una informe
en nombre de la sociedad, en nombre de la
negligencia en proceso de fusión. Esta ne-
representación, de la política y del Partido.
gligencia de masa apunta a un fascismo de Así sucedió durante el último enfrenta-
una nueva especie, terriblemente destructi- miento radical entre el Trabajo y el Capital
vo. Fundado en la insensibilidad, este modo en el contexto europeo: el del levantamien-
genérico y atroz de subjetivación “social” se to italiano de los años 70. Como sabemos, su
convierte en un autogobierno que de forma poder surgió cuando la clase obrera fue ca-
insidiosa acompaña el desastre. La locura paz de negarse a sí misma como clase social
del nuevo fascismo es que, a diferencia del productiva, en una desidentificación radical.
fascismo histórico, no funciona por adhe- Y entonces algo perfectamente intempesti-
sión a una comunidad fusionada y total. vo pudo surgir. Pero, así como Mario Tronti
145
nos dice que la clase obrera fue derrotada, cordar que Lefebvre fue un filósofo y un
no por el capitalismo sino por la democracia geógrafo. Un precursor de la crítica de la
(la representación), uno podría estar tentado metrópoli.
de decir que la Autonomía no fue derrotada
por la policía sino por la política (a través el GM: En tu ensayo Fragmentar el mundo
proceso de degeneración de sus escenarios y (Melusina, 2018) hablas de un creciente
su semiótica en izquierdista). proceso de fragmentación ya incontenible,
y por lo tanto que desborda todas las condi-
Sin embargo, si no podemos lamentar la
ciones de organización de una hegemonía
desaparición de la supuesta centralidad
o del orden social. Y, sin embargo, en este
de un “sujeto” social, condenado a ser re-
presente de metamorfosis de la soberanía
presentado, identificado, categorizado,
diagnosticado, convirtiéndose en objeto de sobre los dispositivos sobre el territorio
prospecciones por parte de los poderes fác- crece una nueva eficacia del poder que pu-
ticos, una vez más debemos reconsiderar la diéramos llamar cibernética, en la que aho-
experiencia proletaria, todo lo que en ella ra se trata de administrar flujos, efectos,
continúa siendo irreductible con respec- optimizar riesgos y crear feedbacks como
to a lo social instituido, sus comunidades maximización de proyecto humanista aho-
polimorfas, irrepresentables. No podemos ra en función del “sujeto”. ¿Se puede algo
dejar de lado las obstinadas fuerzas del contra el dominio de la cibernética y la es-
proletariado, ya que históricamente fue la tructuración del mundo mediante el prin-
acción plebeya más poderosa de identifica- cipio general de equivalencia, ese último
ción del enemigo. El proletariado aún está nombre del nihilismo?
ahí. Al igual que sus enemigos.
JRiO: Seamos claros. La fragmentación no
Las comunidades continúan siendo herede-
es un preludio de la destotalización.
ras de los plebeyos. Para lo mejor o para lo
peor. Lo mejor, por ejemplo: el alma polifó- Como a tantos otros, me interesa la actual
nica de un barrio, con sus formas de obliga- ola de estudios, investigaciones que puede
ción mutua y de reciprocidad, semilleros de
ser agrupada bajo el nombre hoy consagra-
insurrecciones. Lo peor, las mafias nihilis-
do de “ontologías múltiples”. Pero que no
tas como formas de comunidad cerradas y
haya ningún equívoco al respecto. La plu-
parasitarias del valor mercantil.
ralización de medios de vida a la que nos
Por último. Hay que señalar que hoy en día, invita esta constelación de pensamiento no
diga lo que diga la izquierda de gobierno, no puede hacernos olvidar la persistencia de
estamos presenciando un debilitamiento las brutales operaciones de totalización ca-
del Estado. Al contrario, estamos asistien- pitalista. En un texto reciente, citaba las pa-
do a la exasperación de su acción negativa. labras de Donna Haraway en Staying With
“El fortalecimiento del Estado y su pudri- the Trouble: “Nadie vive en todas partes,
miento son buenos camaradas”, dijo Henri todo el mundo vive en algún lugar. Nada
Lefebvre una década antes de la gran ofen- está ligado a todo, todo está ligado a algo”.
siva neoliberal de los años 80. Hay que re- Esto es cierto en términos de experiencia.
146
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
147
Pero no lo es en términos de dispositivos mantiene gracias a la pacificación policial.
de poder de la gobernabilidad capitalista. Nuestra fragmentación debe crear la posi-
Es necesario darse cuenta de que cada cosa, bilidad de coexistencias entre los pacientes
cada ser, permanece ligado al Todo como commoners y los “communards” insurrec-
consecuencia de las monstruosas operacio- tos: creación, transmisión, destitución. Des-
nes de composición del valor económico, las titución en la confrontación, pero también
redes siendo su último avatar mortífero. En capaz de nuevas instauraciones. Nuestra
una línea similar, nunca he entendido la pa- fragmentación exige desconexiones y sabo-
sión que suscita el libro de Anna Tsing, The tajes. Pero su negatividad también reside en
Mushroom at the End of the World. Me pa- nuestras creaciones. Ya no hay ningún or-
rece que con su celebración de las existen- den de preeminencia.
cias multi-específicas que surgieron en los
Contra el Estado y el “sujeto moderno”
devastados bosques de Oregón. Este mundo (¿cómo separarlos genealógicamente?), no-
maravilloso en fragmentos al que nos da ac- sotros, los revolucionarios, seguimos sien-
ceso, compuesto de hongos, esencias fores- do seres “primitivos”, seres del afuera. Aquí
tales aniquiladas, neo-hobos que sobreviven sigo a Viveiros de Castro en su comentario
a los desastres de la globalización mercantil del pensamiento de Clastres: “(...) si el Es-
y a las aventuras militaristas imperialistas, tado siempre ha existido, como argumen-
acaba siendo un proceso de captura de las taban Deleuze y Guattari, entonces la so-
hibridaciones ontológicas por parte del capi- ciedad primitiva también existirá siempre:
talismo globalizado. Si hay alguna aparien- como el exterior inmanente del Estado,
cia de comunidad en este mundo patchy, se como fuerza anti-productiva que siempre
da bajo el signo de la mercancía. Las famosas amenaza a las fuerzas productivas, una
setas matsutake terminarán su carrera com- multiplicidad que no puede ser interiori-
positiva en el plato de cualquier restaurante zada por las grandes máquinas mundiales”.
de lujo en Japón. En este sentido tendremos que reivindicar
una dispersión permanente. Pero esto no
Por supuesto, nuestra fragmentación es co- significa que no se hagan necesarias nue-
munal, asociativa, hecha de coalescencias, vas disciplinas, las cuales, frente a la infa-
resonancias y saberes contrastados. Y sus mia bolchevique que ha encubierto la pa-
conexiones parciales: las que nos permiten labra “disciplina”, suponen el surgimiento
singularizar las relaciones situadas en nues- de nuevas morales inmanentes a la comu-
tros entornos de vida con la mirada siempre nidad. O nuevos deberes (“Estamos listos
dirigida hacia un “más allá”. Pero nuestra para nuevos deberes”, hacia decir Elio Vit-
fragmentación es también una máquina de torini al Grand Lombard en Conversaciones
guerra contra su fragmentación subsumida en Sicilia). Debemos reaprender a cultivar
en el universalismo cada vez más degenera- nuestros deberes en la necesidad imperiosa
do de la mercancía, y los sistemas de equi- de organizarnos, de organizar nuestras re-
valencia generalizada que únicamente se laciones con el mundo.
148
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
149
de las maneras en que puede ser leída se- detalles, en una multiplicidad de pliegues
ría dislocando el plano de la confrontación, que preceden a la destitución. Considero
de la insurrección directa, y de la violencia indispensable explorar, con otros, todos los
para “jugar” con otros “usos” aquello que se pequeños detalles de las formas comunales
expone como el dominio de la “realidad” (y existentes. Con estos otros busco desplegar
que en su momento Cesarano llamó lo ‘fic- estas formas de vida comunales irreducti-
ticio’). bles a la institución pero que, a menudo,
han encontrado un hueco en ella. Y las ma-
¿Te parece que el gesto destituyente realista neras de hacerlas existir en otros lugares.
necesita abandonar la exclusividad ya sea Es entonces una cuestión de transmisión.
en el momento de la revuelta, o bien del me- Se trata de un trabajo de investigación a
siánico para liberar algo así como un reco- largo plazo, de regresar a la experiencia,
rrido cinético de la vida? de las maneras de heredar lo que nos han
robado las metástasis institucionales. Este
JRiO: A riesgo de repetirme, concibo la
trabajo de investigación es uno de los com-
cuestión destituyente como una ruptura
ponentes de este realismo radical.
del orden policial (el levantamiento) pero
también como el entrelazamiento de for- Los electricistas que intervienen en una
mas de reapropiación colectiva de nuestra noche de tormenta para reparar las líneas
experiencia. No puede haber destitución eléctricas, los cirujanos que se enfrentan
sin el establecimiento de vidas comunes a una emergencia en una sala de hospital,
que pongan en marcha su incompatibilidad los cuidadores que se ocupan de un ami-
con la gubernamentalidad de las institucio- go que está teniendo un trance delirante,
nes sociales. todos estos conocimientos potencialmente
compartibles, estas formas de cooperación
Gestos destituyentes, sí, ¿pero destituyen-
y de ayuda mutua, el sentido del deber de
tes de qué? ¿Destituir también lo que, una
todos los que están se sienten responsables
vez allí, se resiste a la institución, incluso si
los unos de los otros: todo esto forma par-
tiene lugar en las instituciones? Es también
te del paisaje de las comunidades en cons-
lo no institucional, pero que ya existe como
trucción. Pero hay que desvincularlos de
forma de vida común, incluso en las institu-
las instituciones entendidas como espacios
ciones, que nos garantiza la posibilidad de la
cerrados de jerarquías entrelazadas, como
destitución, de un modo diferente al de las
el espacio por excelencia de la separación
fantasmagorías solipsistas. De lo contrario,
(la administración de lo social).
nos arriesgamos a caer en un contrasenti-
do. ¿Vamos a prescindir de la psiquiatría, De lo que la izquierda quiere privarnos es
la medicina, de ciertos servicios públicos? de la posibilidad de des-administrar cono-
Hay que abolir, por supuesto, la policía, cimientos y técnicas para hacerlos comu-
arrasar las prisiones y neutralizar el CAC nes. Representación, gestión, delegación
40 como un grupo de malvados fanáticos. generalizada. Un hormiguero de pequeñas
Lo no institucional está escondido en mil manos al servicio del Estado. Cueste lo que
150
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
cueste, la izquierda tiene que defender la dos formas de partido: el partido de la gu-
sociedad. Para poder gobernarla mejor. bernamentalidad renovada, con sus nuevos
y desesperados intentos de retotalización
Hay que dejar de creer en una política de por nuestro bien (La France Insoumise y los
izquierda y considerar su colapso ético de ecologistas en Francia, Podemos en España,
una vez por todas. Esto es lo que apren- el difunto Syriza en Grecia). Y el insurgen-
dimos del levantamiento de los chalecos te e ingobernable partido de las Comunas.
amarillos. El momento de la disolución de Hace tiempo propuse llamar a este último
la escisión entre percepción, sensibilidad, el Partido de la multiplicidad.
pensamiento y acción. El rechazo de las
ideologías y la destitución permanente de “Hacer diferir” es el sello de la experiencia
los pretendientes a la representación unos ingobernable. Es decir, permanecer fiel a
tras otros. ¡Buena suerte a los sociólogos nuestra experiencia, y así entrar necesaria-
que todavía se obnubilan buscando en este mente en la batalla que opone los cuerpos
levantamiento categorías sociológicas! A de las identidades distribuidas en el campo
pesar de algunas vagas reivindicaciones, social, y los cuerpos itinerantes que esta-
llamamiento de unos a una nueva consti- blecen los lugares de la comunidad. Tal vez
tuyente, deseos de algunos izquierdistas de esto es lo que ustedes llaman los caminos
una “convergencia de las luchas”, lo que es- cinéticos de la revuelta. Es en este campo
taba en juego sobre todo era la afirmación de batalla donde se despliega un realismo
comunitaria de la presencia y por lo tanto la radical que nos obliga no a “ser” sino a em-
aversión en acto de los poderes instituidos. barcarnos en lo que podemos llegar a ser.
Esto es lo que nos dejó atónitos. Es lo que No se trata, entonces, de identidades, sino
nos trajo la alegría en medio de barricadas de posiciones éticas y sus escarceos que son
en fuego en los ricos barrios de París y otras también una inclinación apasionada por
ciudades. En esto residió la vergüenza tan- la diferencia. Y este modo apasionado sólo
to de los izquierdistas como de los “autóno- puede ser el del compartir: “El amor es in-
mos” en su avanzada descomposición. No concebible sin amantes”, dijo E. P. Thomp-
hablemos de la ecología política asustada son en La formación de la clase obrera in-
por tanta vitalidad, asfixiada por su fobia glesa. Y esto, en nuestra época de colapsos
de la negatividad. Ya que no hay ninguna ecológicos, no afecta sólo a los humanos. Es
afirmación que no tenga como reverso una lo propio de nuestra época amar a un árbol
poderosa negación. mientras nos preguntamos cuáles son sus
maneras de amarnos.
Los enfrentamientos con la policía, la des-
naturalización de su legitimidad, es cierta- Es entonces cuando surge la posibilidad de
mente el rasgo común de todos los levanta- la conjura revolucionaria. El juramento que
mientos actuales. Suponen la evidencia el nos hacemos los unos a los otros, hoy lo sa-
rechazo de ser gobernados como condición bemos, consiste en salvar el amor y la amis-
sine qua non de la vida en sociedad. Estamos tad que son las fuentes de todas las revolu-
en un campo de batalla en el que se oponen ciones. ¿Seguimos siendo capaces de hacer
151
152
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
153
de turismo masivo y de no menos masiva Pero, ¿por qué hablar de mí? Sería grotesco
emigración desde los cuatro rincones em- si no fuera por el hecho de que este “yo” es
pobrecidos de la península. Pero todo esto el lugar, un lugar, desde el que poder re-
fue después. Antes de eso tuvo lugar la re- componer un entrelazamiento de mundos
volución anarquista, sus luchas intestinas, y sus reminiscencias históricas. Tratar de
su aplastamiento, y finalmente la Guerra escapar de la tiranía del presente. No para
Civil: nuestro particular Edipo. Lo aprendí desembarazarse de las fallidas bifurcacio-
gracias a giros insospechados, y también nes de la historia, tampoco para dar conti-
a mi costa. Es así que comprendí mejor la nuidad al trabajo de renuncia que condu-
locura de mi padre. Pero también su sufri- ce a negar la actualización de los mundos
miento, que nosotros, sus hijos de su tribu, aplastados. Pertenecemos al mundo derro-
pagamos muy caro. Durante años yo tam-
tado del proletariado, que no deja de insis-
bién creí en una oscura novela familiar
tir. No importa de qué lado estemos. Sí, ahí
con espectros de Edipo y Electras fantas-
también, la radicalización de la experiencia
magóricas, con toda la nebulosa de pacoti-
en una pluralidad de tiempos históricos.
lla de una neurosis familiar.
Los insurrecciones van y vienen, con sus
A decir verdad, el único secreto familiar
cadáveres célebres o anónimos. Las revolu-
que importa es la memoria proscrita del
ciones insisten. Hay pasados que no pasan.
anarquismo familiar. Hace muy poco nos Todos somos sobrevivientes de antiguas
enteramos, por medio de archivos recién historias revolucionarias. Hoy aun percibi-
descubiertos, del asesinato de mi tío ma- mos viejos linajes proletarios que son nue-
yor, hermano de mi padre, y varios de sus vos caminos para transcurrir. Esto no tiene
primos anarquistas, cuando apenas tenían nada que ver con la lucha de clases. De no-
25 años. Justicia sumaria estalinista, con sotros depende cultivarlos, nosotros, since-
la colaboración de la policía política del ros comunistas plebeyos. Nadie lo hará en
Partido Comunista Español que controló el nuestro lugar. No se trata de vanguardistas
último gobierno republicano de Negrín, a sino de conspiradores que prometen com-
pesar de su insignificancia en el panorama partir las percepciones de una arqueología
revolucionario catalán. Justo después de del futuro. Sin esto no hay transmisión. No
estas ejecuciones, mi abuelo renunció a su hay comunidad posible. Después de todo, la
propio anarquismo. condición de existencia de cualquier insu-
rrección digna de ser vivida reside en el te-
Y en una retractación pública en la plaza del jido de la vida en común que hemos hereda-
ayuntamiento al acercarse la derrota, ex- do para salir del presentismo del presente
presó su apego a la Falange y al catolicismo. (Jérôme Baschet).
Los ancianos recuerdan que cuando las tro-
pas de Franco entraron en el pueblo, se le Radicalizar nuestra experiencia significa
vio gritando con vehemencia manifestando permanecer fiel a ella, no por una lealtad es-
su histérica adhesión al victorioso Franco. túpida y en ocasiones asesina, sino por la feli-
¿Cómo podía después de todo esto tener mi cidad que surge de la copertenencia a una si-
padre la menor inclinación por la parrhesia? tuación que es siempre una re-actualización.
154
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
GM: Permite que insista un poco en la pre- una producción, y también una producti-
gunta anterior: si asumimos la postura re- vidad; es a la vez germinal y generativo:
alista, ¿todo está “a nuestro alcance” (en se extiende y cultiva”, “(...) no dispersa su
nuestros hábitos), o, más bien, necesitamos trabajo, no lo rompe, no lo trocea; lo hace
poner un límite discriminatorio en la for- plural, numeroso, tan numeroso como sea
ma en que nos inscribimos en la propia dis- posible”. Daniel Wilhem, Les romantiques
tribución de los posibles que nos facilita la allemands). Hay en la fragmentación las in-
“realidad”. finitas variaciones de sus posibilidades. En
este sentido, sí, todo está a nuestro alcan-
En otras palabras, ¿hay incisión entre reali-
ce. Pero debemos dejar atrás los patrones
dad y los posibles?
de causalidad. Las causas nunca son sufi-
JRiO: Depende de lo que se nombre con ese cientes para explicar la infinita variedad
“todo”. Si el “todo” es el nombre de los proce- de consecuencias. En este sentido, si todo
sos de totalización, obviamente, este “todo” está a nuestro alcance, es porque hemos
no sólo está fuera de nuestro alcance, sino abandonado la lógica de la fundación, y
que tenemos el deber de rechazarlo: ¿pode- entramos en las formas generativas de la
mos todavía pasar por alto los “límites” del posibilidad. El “todo” de las multiplicidades
planeta en lo que respecta a la totalización surge en razón del encuentro entre hete-
del mercado y su procesión de destruccio- rogeneidades, es producción de diferencia.
nes? En otro plano, ¿es necesario, siguien- El mundo se vuelve entonces infinito. Pero
do el puritanismo muy católico del psicoa- esto requiere tacto, una escrupulosa aten-
nálisis, obsesionado por el goce imposible, ción a los modos de existencia que pueblan
restaurar el sujeto y su límite fundacional la multiplicidad. ¿No podríamos decir que
en una dolorosa falta-de-ser? No nos falta las versiones, es decir, las traducciones de
nada; no hay límite si nos aferramos a la las relaciones al mundo son en su posibili-
infinita variedad de experiencias de las que
dad infinitas? A condición de aceptar que
sólo somos una cristalización, antes de con-
toda traducción renueve el gesto del na-
vertirnos en el viaje de las experiencias de
rrador en su relación de pertenencia a una
los demás. De ese modo, incluso la muerte
situación que permite que otros puedan es-
ya no es un límite. “Yo” no es un Otro. Sólo
cucharlo. La traducción es un regreso a la
un transcurso para y por los otros.
experiencia circunstanciada dirigida espe-
Sin embargo, de cada fragmento se podría cialmente a aquellos que quieren escuchar
decir que dentro de sí contiene su pro- la llamada del narrador (“Así, la huella del
pia totalidad, marañado de una ilimitada narrador se adhiere a la narración como la
multiplicidad. Esto es justamente lo que mano del alfarero hornea el jarrón de ar-
propone el autor del prefacio de Fragmen- cilla. Todo narrador tiende a comenzar su
tar el mundo, cuando se refiere a la expe- historia gracias a las circunstancias en las
riencia de los miembros del Atheneum (“el que él mismo pudo aprender aquello que va
fragmento es, en sentido estricto, un acto, a continuar”. W. Benjamin, El Narrador).
155
Tomemos otro ejemplo a propósito de los Hacer existir la experiencia contra las fuer-
límites: la cuestión del tiempo. El tiempo zas de la totalización, que son las de la des-
lineal de producción, del “crecimiento” in- posesión, plantea una lucha muy desigual.
finito que nos lleva no a un goce infinito Hemos estado intoxicados durante casi tres
sino al límite de nuestras relaciones con las mil años, con la absurda idea de la autono-
multiplicidades por medio de la homoge- mía como fundamento. La igualdad teatra-
neización y la destrucción. A la inversa, el lizada en el espacio cerrado de la asamblea,
tiempo que se corresponde con las relacio- los juegos cruentos de la rivalidad política
nes entre seres, el tiempo fragmentario de han logrado desencarnar los apegos. La
la pluralidad de modos de existencia, estos,
politeia constituida en totalidad, desde el
son infinitos. De modo que sí: todo está a
demos griego hasta la ecclesia cristiana, y
nuestro alcance si no ansiamos el Todo, si
mas tarde los avatares del Leviatán en la
cultivamos la parcialidad.
formación del Estado moderno, y luego aun
Nada está a nuestro alcance si no creemos el infame parlamentarismo como espacio
en nuestra experiencia. El resto, (todo lo separada desde el cual se escruta al “pue-
demás, es decir, las infinitas composiciones blo” de lejos: repugnante pornografía de la
posibles de la experiencia) es un asunto de representación.
tacto y traducción. Este es el único límite: el
que de situarse en los lugares donde el re- Contra esta depravada tradición totalita-
torno a la experiencia puede revivir. Si sólo ria de la representación, necesitamos una
existo para hacer existir a otros seres que sacudida ética que no puede tener lugar
a su vez me hacen existir, es porque, en su sin una cultura que nos aprenda otra vez
modo de existencia, estos seres me indican a situar nuestros apegos. Pero estos apegos
nuevas maneras posibles de habitar el mun- requieren también su cuota de distancia-
do. De fragmento en fragmento hay singu- miento. Deserción de las formas sociales
laridades y sus conexiones parciales. Las que nos hacen vivir haciendo vivir en noso-
composiciones, en la medida de su parciali- tros la totalidad (incluso dividida: esto no
dad, son parciales, pero también infinitas. cambia nada). Re-apego a las formas co-
munales que nos hacen vivir. Básicamente,
Inscribirse en la realidad no requiere for-
el único límite es el de la decisión. Escoger
mas de discriminación sino modos de per-
esto en lugar de aquello. Y considerar una
tenencia. Ahora bien, nunca pertenecemos
decisión como la radicalización irrevocable
al mundo solos. Es la enfermedad ontoló-
de nuestra experiencia (acerca del tema de
gica de la Modernidad, la extraña concep-
la opción como hipótesis viva, William Ja-
ción de la autonomía como desapego, la que
ha logrado hacernos creer esto. Patológico mes dijo en La voluntad de creer: “Decir de
sueño de una autonomía concebida como una hipótesis que posee el máximo de vida,
individualidad soberana. La autonomía, en es decir, que nos dispone a actuar irrevo-
realidad, no es otra cosa que la variación cablemente”). Contra el escepticismo elegir
infinita de nuestras interdependencias. siempre la creencia.
156
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
En este punto hay que añadir algo: toda op- GM: Finalmente, pareciera que hoy el “rei-
ción es inseparable de un universo norma- no de la política” y toda su organización
tivo en el que la cultura del compartir, de categorial moderna (soberanía, sociedad,
la reciprocidad, hace posible cultivar las in- autoridad, hegemonía, representación, de-
finitas variedades de la experiencia. Dicho recho, etc.) ha quebrado irremediablemen-
de otro modo, la diferencia. La norma nun- te. Y, sin embargo, crecen las “demandas” y
ca ha descansado en límites, fundamentos o las “órdenes”, lo que hace de la maquinación
trascendencias. Es el efecto de las máquinas en curso una tecno-política de la fuerza.
productivas e inmanentes de la comunidad, Ahora bien, tú defines la destitución como
surge del suelo de nuestros afectos, nues- una experiencia fundamentalmente anti-
tras sensibilidades, nuestras percepciones. política, lo cual implicaría una separación
Es de nuestras interdependencias donde entre existencia y política que potenciaría
nacen nuestras transfiguraciones. La nor- otra relación con el mundo (con una idea
ma, inmanente y productiva de nuestras fuerte de habitar el mundo). ¿No te parece,
dependencias, nos permite diferir. entonces, que esa separación de la política
es también una separación de la comunidad
El inagotable “todo” de la experiencia no en cuanto forma que encierra las formas de
reside en el espacio de la asamblea, en una cada “vida ética” (ethos)? ¿Cómo imaginar
colección de sujetos que se valen de los peo- una transformación del comunismo aquí?
res subterfugios para silenciar a sus iguales
igualmente indiferentes, sino en los lugares JRiO: Hay un pasaje en la Teoría del Bloom
de la metamorfosis. Contra la polis, y sus que años más tarde continúa siendo exce-
engolados demócratas de postín, los miste- lente. A pesar de que reproche a este bri-
rios y transformaciones de la khôra. Para llante texto una cierta reificación cuasi on-
ello no hay necesidad de una Arcadia fan- tológica del simulacro y, en contrapartida
tasmada. La khôra persiste hoy en los bos- y por contraste, de la “comunidad a través
ques y el campo, incluso dañados, como en del exilio”. Se trata de un pasaje en el que
nuestros barrios más ordinarios en pleno la cuestión de la “república burguesa” como
proceso de gentrificación. Si no queremos forma consumada de separación (pero po-
repetir los desastres de las viejas revolucio- dría decirse que la Metrópoli es su supera-
nes, estos son nuestros únicos límites re- ción para peor: hay en este texto algunos
volucionarios. Todo está siempre por reco- comentarios incisivos respecto de la metró-
menzar. No hay Tierra Prometida, no hay poli) l: “En ella, se separa formalmente, de
comunismo en el cielo diáfano de las ideas. una manera inédita la existencia del hom-
El comunismo no es una idea, es siempre bre, en tanto que ser singular, de su exis-
una práctica de comunización, es decir, el tencia como miembro de la comunidad”.
misterio de nuestras transfiguraciones. Y Por mi parte, sin querer fundar con esta
estas no tienen límites. Pero experimentar observación una cierta aristocracia críti-
un mundo es siempre una prueba que re- ca, he intentado durante años cuestionar y
quiere nuevas determinaciones. poner a prueba lo que puede ser la comu-
157
nidad reencontrada en la era de la atomi- un mundo. Sería mejor entonces precisar e
zación de las redes y el fascismo nihilista ir más lejos: no de “relaciones” (en un mun-
de la mercancía (que son lo mismo). En este do atravesado por redes, estamos enterra-
sentido, podríamos retomar otro pasaje, re- dos, abrumados por las relaciones) sino de
lativamente cínico, del mismo texto: “(…) vínculos (Isabelle Stengers). Modos de vin-
persistimos en asumir la hipótesis externa cularse con el mundo y con la heterogenei-
de nuestra identidad a nosotros mismos; ju- dad de los seres que lo pueblan. O la posi-
gamos a ser sujetos”. En conformidad con bilidad de transfigurar nuestros modos de
ello, me tomo la libertad de convocar lo que existir. Si sólo existimos para hacer existir
escribí en 2011 en En finir avec le capitalis- (David Lapoujade, Les existences moindres),
me thérapeutique (“Fragmentos: comunismo es porque las relaciones no tienen que ver
de la curación”): “Todo proceso terapéuti- con individuos ya individuados sino con
co, antes de comenzar con los conceptos, áreas formativas de experiencia de las que
se involucra en las percepciones: más que surge el devenir de la individuación.
un universo de representaciones, un pen-
Para eso hay que creer en el mundo. Escu-
samiento concreto de la intencionalidad,
char su llamada. Pero esa es otra historia,
donde la conciencia se dirige a algo, abrién-
la de la lucha a muerte contra toda idea de
dose así a algo distinto de ella misma, acoge
soberanía. La del sujeto soberano que es la
la intencionalidad de las cosas y los otros
condición para la existencia del estado mo-
seres”. Lo terapéutico es el cuidado que se
derno, el cual no puede existir sin sujetos
da, no a los sujetos, sino a las relaciones.
para gobernar. No hay sociedad sin gobier-
La comunidad es una terapéutica sin fin. La
no. Y a la inversa, ningún gobierno sin la
terapéutica es la epifanía de los fragmentos
sociedad y sus súbditos sujetados. Y el su-
de la comunidad, sus nuevas coalescencias.
jeto más apto para el gobierno es el que re-
Y así sucesivamente, sin fin. Por otro lado,
clama su propia soberanía: ¡cruel ficción de
“Terapeutas” era el nombre que los grie-
un gobierno de sí mismo!
gos daban a una secta esenia exiliada en el
desierto que se consagraba a una relación
En este sentido, todavía no hemos salido
exclusiva con Dios. La terapia es una cues-
del precepto kantiano, irónicamente recor-
tión de relaciones. Se trata de una relación
dado por Deleuze y Guattari en Mil mese-
“con”... con Dios, con las Divinidades, con
tas: “Obedeced siempre, pues cuanto más
los humanos y con los no humanos. No tie-
obedezcáis, más seréis los dueños, ya que
ne nada que ver, por lo tanto, con los colec-
obedeceréis sólo a la razón pura, es decir, a
tivos en la medida en que estos no dejan de
vosotros mismos”.
ser una colección de sujetos.
Contra el ser del juicio, sujeto de un co-
En toda terapia digna de ese nombre nos
nocimiento a priori, sujeto del fundamento,
ocupamos de las relaciones que configuran
los seres poseídos por otros seres que no
158
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
159
T R AD U CC IO N ES
«DO YOU REMEMBER REVOLUTION?» 1
Maurizio
Lazzarato
Karl Marx
163
rios, los pobres, las mujeres, los colonizados te- de las rupturas revolucionarias del siglo
actuaban bajo la dirección de la clase obre- XX y definir las condiciones a partir de las
ra, su hegemonía política ya estaba bien cuales se podría empezar a hablar de revo-
resquebrajada. Con el tercer ciclo de revo- lución nuevamente.
luciones, el que siguió a la Segunda Gue-
rra Mundial, se modificaron aún más los
quiebres y las subjetivaciones políticas. Ha
¿Cómo dar cuenta de la derrota?
emergido un nuevo sujeto político, el mo-
vimiento feminista, que acaba definitiva- A pesar de la extensión e intensidad de las
mente con la centralidad de la clase obre- luchas, que van más allá de la sola relación
ra en el proceso revolucionario y afirma la capital-trabajo, invirtiendo el conjunto de
multiplicidad. Cincuenta años después de las relaciones de poder (relaciones hom-
la desintegración soviética, la revolución bre/mujer, relaciones coloniales y todas
ha vuelto a cambiar, sin encontrar aún las formas de jerarquía y subordinación,
las fuerzas subjetivas que sean capaces incluso aquellas existentes entre humanos
de actualizarla. y no humanos), la revolución de los años
sesenta y setenta sufrió una derrota histó-
rica, que hizo que tanto su concepto como
¿Por qué reactualizar el concepto de su realidad desaparecieran del panorama
revolución? político. Las siguientes luchas de los colo-
nizados, las mujeres, los estudiantes y las
Una vez perdida esta arma estratégica, las nuevas generaciones de trabajadores, han
luchas solo pueden ser defensivas; inten- tornado inoperantes tanto las modalidades
tan salvaguardar aquello de lo cual la má- de acción como las formas de organización
quina capital/Estado se apropia metódica- y los objetivos del movimiento obrero, aun-
mente sin encontrar una resistencia real. que, sin embargo, no por ello han llegado a
Sin revolución, el contenido de la lucha, producir u organizar nada que resulte com-
el terreno y el momento oportuno del en- parable en términos de eficacia y determi-
frentamiento están en manos del enemigo. nación con las revoluciones en el este y en
Incluso el reformismo y la socialdemocra- el sur del mundo.
cia dependían de que la revolución se hi-
ciera posible. Las hipótesis planteadas para intentar ex-
plicar la desaparición de la revolución,
¡La continuidad que había mantenido el también arrojan luz sobre las condiciones
proceso revolucionario a partir de la Revo- para empezar a repensarla
lución Francesa parece interrumpida!
La hipótesis de las dos revoluciones: el ci-
Este libro no pretende afirmar cuál será clo de revoluciones iniciado por el 1917 so-
la revolución del siglo XXI, ni si ella será viético fracasó porque, en última instancia,
posible. Intenta, más modestamente, hacer separó la revolución política de la revolu-
un balance -cuya elaboración está pendien- ción social. El joven Marx había hecho de su
164
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
165
Daniel Espinoza @daeg90 31.01.2020
articulación la clave de la revolución. Pero, sin considerar ni el desarrollo de las fuer-
esta última se congeló (lo mismo ocurrió en zas productivas, ni la actualización de los
China, Vietnam, Argelia, etc.) dentro de los “atrasados”, ni el crecimiento de la clase
límites de la revolución política, ya que muy obrera, con lo cual se pone en discusión el
rápidamente se convirtió en nada más que historicismo del movimiento obrero y su fi-
una renovación de los sistemas estatales. losofía de la historia.
166
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
167
168
César Beltr án @c é sa r _be l t r án 2020
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
169
La hipótesis de la catástrofe: desde la Pri- tóricos de gobernanza y captura del trabajo
mera Guerra Mundial el capitalismo se ha gratuito de mujeres y esclavos.
caracterizado por la reversibilidad de la
producción y la destrucción. Cada acto de El segundo capítulo se centra en la organi-
producción es, al mismo tiempo, un acto de zación mundial de la producción y el poder.
destrucción. No produce solo crisis, sino La dialéctica abstracta trabajo asalariado/
también catástrofes ecológicas, sanitarias, trabajo no remunerado se duplica con el es-
climáticas y políticas (fascismos), que trans- tablecimiento del Estado constitucional en
forman la destrucción en autodestrucción. el Norte y una dominación arbitraria y sin
Partiendo de la “univocidad del ser” que límites jurídicos en el sur. La guerra de con-
deshace cualquier jerarquía entre los mis- quista colonial desarrolla una modalidad de
mos seres humanos y entre estos y los no ejercicio del poder, la “colonialidad”, basada
humanos, vamos a pensar en la acción, en en la raza, que se generaliza para integrarse
la naturaleza como praxis. La praxis antes como dispositivo en las técnicas occidenta-
de ser del hombre (Marx) es praxis de la na- les de gobierno, las de “colonización inter-
turaleza. Es la praxis del hombre, porque, na”. Estados Unidos ha sido, desde su fun-
ante todo, es praxis de la naturaleza. De tal dación, el modelo de la división racial como
modo, la cuestión ecológica no constituye fundamento de la sociedad democrática.
un dominio separado.
El tercer capítulo trata de la primera gran
El primer capítulo describe el marco de las inversión del mercado mundial provocada
luchas de clases contemporáneas, partien- por las diferentes modalidades de “trabajo
do de la afirmación del feminismo materia- gratuito” (revolución mundial), una crítica
lista de que las mujeres son una clase y que en acto de la reducción del capitalismo a la
los sujetos racializados también lo son. Las relación capital/trabajo. Coexisten diferen-
luchas de estas clases se han desarrollado tes modos de producción, diferentes regí-
durante cincuenta años al interior de una menes de propiedad, diferentes métodos
estrategia instalada por la máquina Capi- de trabajo. Mientras que en el sur y en los
tal-Trabajo como respuesta a la revolución márgenes del capitalismo, los revoluciona-
mundial. Los monopolios (la concentración rios desarrollaron una aguda conciencia de
del poder económico), la centralización del la división del proletariado mundial operada
poder político, la financiarización, la globa- por la doble territorialización, centro y pe-
lización constituyen los ejes principales de riferia, ella será difícil de encontrar con la
esta estrategia capitalista. La “colonización misma intensidad entre los revolucionarios
interna” que desarrolla “sures” (trabajo no del Norte. La confrontación Gramsci/Ho Chi
remunerado-precario, mal pagado, pobre- min expresará todos los límites del marxis-
za, etc.) dentro del norte y “nortes” (reloca- mo occidental. Hans Junger Krahl es uno de
lización industrial) en los “sures”, vuelve a los escasos marxistas europeos que proble-
poner el racismo y el sexismo en el centro matiza la división norte/sur al interior de
de la estrategia capitalista, dispositivos his- una estrategia revolucionaria mundial.
170
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
171
un fracaso histórico de la revolución, irre- ciones en el seno del pueblo” existen, pero
mediablemente dividida entre la revolu- ya no pueden seguir siendo jerarquizadas en
ción política (cuya militarización es el signo unas principales y otras secundarias. La ar-
más evidente de su impasse) y la revolución ticulación de clases y de minorías propues-
social (en la que el sueño de un éxodo, de ta por las feministas negras lesbianas del
una huida, de formas alternativas de vida, Colectivo Río Combahe ocupará la primera
son los signos de la impotencia política). parte del capítulo. Define una alternativa
radical a todas las teorías de la subjetivación
El capítulo final abre una crítica a partir de de los años setenta.
la interseccionalidad. La afirmación de la
multiplicidad cambia la naturaleza del con- El capítulo continúa problematizando la
flicto, ya que las clases no son homogéneas y diferencia entre crisis y catástrofe y fina-
también existen relaciones de dominación y liza con un análisis de la reanudación de
subordinación entre los oprimidos. Entre las las luchas de clases acontecidas a nivel glo-
clases, como entre las minorías al interior de bal a partir de 2011. En los ciclos de luchas
las clases, se instalan privilegios y subordi- e insurrecciones ocurridos entre 2011 y
naciones (las mujeres y los racializados pa- 2019/20, las diferencias entre norte y sur
decen por los “privilegios” de los obreros, las que habían caracterizado las revoluciones
mujeres blancas y burguesas se benefician del siglo XX siguen reproduciéndose, aun-
de sus privilegios de clase y raza, al interior que de diferente manera. La cuestión de la
de la clase de las mujeres, etc.) Al enemigo revolución mundial permanece.
externo se le superpone un “enemigo inter-
no”, al que se trata de nombrar y combatir.
Para hablar como los chinos, las “contradic-
172
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
173
174
STA S I S
POLÍTICA, GUERRA Y
CONTEMPORANEIDAD
175