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El Maizal y Diosdado

JM. Rodríguez 31-5-21

Decía Mézsáros que el socialismo requiere, no sólo de una nueva forma de


producir, necesita también de un nuevo modo de control político de la sociedad. Si
bien resulta complejo cambiar una forma de producción que tiene siglos siendo
hegemónica, mucho más lo es lograr, simultáneamente, una indispensable y
sustantiva igualdad de los ciudadanos en el ejercicio del control político. De ahí la
importancia del Partido. Pero él debe ser sólo la vanguardia revolucionaria, el
núcleo esencial de las organizaciones populares, más aún en el caso de las
comunas que siendo, por su esencia, socialistas deben controlar sus territorios.

Por eso es necesario resolver la contradicción surgida, entre esto último que
menciono, y el tutelaje burocratizado que, inevitablemente, se deriva de una
organización política que pretende copar todas las organizaciones de la sociedad.
Concebido como un partido de masas en razón de las exigencias electorales, el
afán de crecimiento también produjo la complejización de su estructura cargada
hoy de organismos que ocupan todo el trabajo de sus miembros convertidos en una
enorme multitud de funcionarios. Tal cosa es propicia para que cualquier arribista,
los hay como monte, aproveche la política para ascender en la escala social (un
eufemismo propio de los trajinadores).

Si la dirección del Partido no entiende esto y no logra superar tal contradicción no


habrá nuevo modo de producción con la envergadura necesaria para competir con
las viejas formas. Por esta razón la reciente visita que realizó Diosdado Cabello,
virtual jefe del Partido, a la comuna El Maizal, significa un aval oficial a ella. Esto
es muy bueno y por eso lo felicito, sin embargo se debe ir más allá del gesto, se
necesita apoyo, con hechos, a todas las comunas organizadas sin comprometer la
manera natural, sencilla y autónoma como ellas se organizan. Sólo se requiere
desarrollar un plan nacional de producción comunal y ponerlo en marcha sin los
habituales abandonos.
El caso de El Maizal es paradigmático. Esta comuna, aguerrida y exitosa, está
cumpliendo 12 años de esfuerzos de sus numerosos miembros en lograr que ese
nuevo modo de producción colectiva se haga realidad. Para eso ha tenido que
enfrentar leyes capitalistas y autoridades civiles, con policías y militares, que han
actuado para acosarla. Es el caso de los dos últimos alcaldes del municipio Simón
Planas que, siendo del Partido, la han atacado y no sólo con palabras.

Chávez siempre estuvo consciente de esto, y se lo dijo a los dirigentes del Partido
en aquel “Aló Presidente Teórico I”: El consejo comunal no puede ser un apéndice
del Partido, estaríamos matando al bebé, estaríamos produciendo un aborto. ¿Cuál
es el bebé? Los consejos comunales. Ustedes no lo permitan. El Partido ayuda,
tiene que ayudar, el Partido impulsa, tiene que impulsar; el Partido forma cuadros.
Los consejos comunales no pueden ser apéndices de las alcaldías, no pueden, no
deben ser, no se dejen. Las comunas no pueden ser apéndice de las gobernaciones,
ni del Ministerio de la Comuna, ni del presidente Chávez ni de nadie: son del
pueblo, son creación de las masas, de ustedes…

No deja de ser curiosa esa lealtad a Chávez que deja de lado lo que él gritaba con
fuerza.

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