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Reseña
La inteligencia social es el estudio de las relaciones
interpersonales a partir de la neurociencia. Se trata de un
enfoque, más que de una ciencia, en la cual los datos duros y
la investigación neuronal se dan la mano con el uso de pautas
de comportamiento adecuadas para cada situación y contexto
cultural. A través de nociones surgidas de la investigación
científica y la psicología, es posible mejorar sus interacciones
sociales para fortalecer su vida personal, así como sus
relaciones laborales en general.
Ideas fundamentales
La inteligencia social permite adaptar la respuesta del cerebro
a situaciones sociales.
La inteligencia social se compone de conciencia social y
aptitud social.
El cerebro social se compone de distintas áreas que se
sincronizan entre distintos individuos.
Las vías superior e inferior regulan la racionalidad y las
emociones, respectivamente.
El “contagio” emocional puede sincronizarlo con los
sentimientos positivos o negativos de las demás personas.
La sincronización positiva fue un elemento que ayudó a
mejorar las posibilidades de supervivencia de los grupos
humanos.
La primera impresión condiciona las posibilidades de resonar
empáticamente con otros.
La empatía y el rapport son dos maneras de responder al
interés por los demás.
Las respuestas traumáticas pueden reprogramarse en
entornos seguros.
Resumen
La inteligencia social permite adaptar la respuesta
del cerebro a situaciones sociales.
El término “inteligencia social” fue propuesto por el psicólogo
Edward Thorndike en 1920 para describir “la capacidad de
comprender y manejar a los hombres y las mujeres”. Hoy día,
investigadores como Daniel Goleman han propuesto
definiciones de inteligencia social que no impliquen la
manipulación del otro; por ello la ha definido como la
capacidad de adaptación del cerebro humano a las
situaciones sociales, especialmente las que resultan en
emociones o situaciones negativas y cómo desactivarlas para
sacar el mejor partido de estas. Se trata de saber cómo
funcionan las relaciones, así como de comportarse de la mejor
manera al participar en ellas. Incluye capacidades como la
empatía y el interés por lo que les ocurre a otros.
Por otra parte, ni siquiera los psicólogos pueden diferenciar
con absoluta claridad las habilidades sociales y las
emocionales. No se trata de una falla por parte de los
profesionales, sino de que los factores emocionales y sociales
son indeferenciables cuando se trata del cerebro. Como
afirma el psicólogo Richard Davidson de la Universidad de
Winsconsin, “todas las emociones son sociales”.
Sobre el autor
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Daniel Goleman es psicólogo y escritor, autor del best-seller internacional Inteligencia
emocional, traducido a 30 idiomas.