Está en la página 1de 62

HISTORIA DE GRECIA

GUIA DE LECTURA SEGMENTO 6

Tema 13: Las mujeres en Atenas (S. V-IV)

1-Texto: Olivera

A tener en cuenta: se examinaran las dos imágenes de lo femenino presente en


la obra; la mujer como objeto de temor (amazonas) y la mujer como objeto de
deseo (amantes), con la finalidad de argumentar que estas dos imágenes de lo
femenino permiten traer a escena y representar la política imperial ateniense,
asimilándola a las relaciones sexuales.

Aristófanes :Aristófanes (en griego Ἀριστοφάνης; Atenas, 444 a. C.-ibidem, 385 a. C.)

fue un comediógrafo griego, principal exponente del género cómico.

Vivió durante la guerra del Peloponeso, época que coincide con el esplendor del

imperio ateniense y su consecuente derrota a manos de Esparta. Sin embargo,

también fue contemporáneo del resurgimiento de la hegemonía ateniense a

comienzos del siglo IV a. C.

Leyendo a Aristófanes es posible hacerse una idea de las intensas discusiones

ideológicas (políticas, filosóficas, económicas y literarias) en la Atenas de aquella

época.

Su postura conservadora le llevó a defender la validez de los tradicionales mitos

religiosos y se mostró reacio ante cualquier nueva doctrina filosófica.

Especialmente conocida es su animadversión hacia Sócrates, a quien en su

comedia Las nubes lo presenta como un demagogo dedicado a inculcar todo tipo de

insensateces en las mentes de los jóvenes. En el terreno artístico tampoco se

1
caracterizó por una actitud innovadora; consideraba el teatro de Eurípides como

una degradación del teatro clásico.

2.1-¿Qué rol juegan las figuras de amazonas y amantes en la representación

de la ciudad? ¿Es un reflejo de la condición política y social de las mujeres en

Atenas?

2.2-¿Cómo se construye la asociación de lo femenino vinculado a la política en

la comedia

Primeramente, se puede observar como la comedia de Aristófanes representa la

política imperial ateniense en clave o perspectiva de género, atribuyendo el ser

“activo” o masculino a los atenienses y el ser “pasivo” o femenino a los bárbaros y a

las polis aliadas.

La polis es la protagonista excluyente de la comedia ática, siempre amenazada por

factores externos e internos (la guerra, la demagogia, los bárbaros, las mujeres). En

Lisístrata dichas amenazas se conjugan en la figura de las mujeres. Ellas, con sus

acciones, traen a la memoria del público ateniense el recuerdo de tiempos en que

la otredad amenazaba la subsistencia de la ciudad. Como el plan de las mujeres

helenas abarcaba, por un lado la abstinencia sexual, por otro, la toma de la

Acrópolis con el fin de salvaguardar el erario que financiaba el conflicto bélico, la

toma de la Acrópolis efectuada por las compañeras de Lisístrata tenía evocaciones

míticas. En efecto, guarda puntos de contactos que habilitan la comparación con la

invasión de las amazonas a Atenas, y en la concepción ateniense, las amazonas son

doblemente otredad, en tanto mujeres y bárbaras

Los versos 674-679 son explícitos con esta asimilación de las mujeres atenienses

con las Amazonas. No sorprende la inclusión en estos versos de Artemisa de

2
Halicarnaso, comandante naval al servicio de los persas en las Guerras Médicas. Si

nos atenemos a las observaciones hechas por Violaine Sebillote Cuchet veremos

que la amazonomaquia actúo como filtro narrativo, permitiendo asimilar la victoria

de Teseo sobre las amazonas con la de Atenas sobre los persas, justificando y

propiciando el paradigma de superioridad de la polis ática en el mundo griego.

Las invasiones persas de principio del siglo V que dieron lugar a las Guerras

Médicas, resueltas a partir de una serie de victorias navales y terrestres por parte

de los griegos, propiciaron el ascenso del poder ateniense en el Egeo. Tras la

victoria naval de Salamina Atenas devino en una potencia naval líder de una

confederación de poleis unidas para combatir al persa.

Con el tiempo la hegemonía ateniense sobre la Liga de Delos, nombre con que se

conoce la confederación, se constituyó en un poder de tipo imperial, y la lucha

contra en persa en la justificación ideológica de ese imperio.

Así pues, el mito de las amazonas, tal como lo representa la escultura monumental

ateniense, se inscribe dentro de una serie de triunfos de las fuerzas del orden

civilizado contra la barbarie; la victoria de los dioses sobre los gigantes, los héroes

contra los centauros, y los aqueos contra los troyanos. Pero dichas obras tienen

también el objeto de exaltar la victoria de Atenas sobre los persas, con lo que esta

bien podría entenderse como una más de esa serie de triunfos de la civilización.

La evocación del mito de las amazonas por parte de Aristófanes tiende, por un

lado, a advertir la amenaza que representan las mujeres, por otro, a recordarles a

3
los varones atenienses que la gloria imperial de la ciudad se asienta sobre sus

victorias contra la otredad femenina y bárbara.

La recuperación y asimilación que realiza el poeta del mito de las mujeres

guerreras y de las guerras Médicas, en el contexto de una obra que basa su

argumento en la necesidad de detener la guerra entre griegos, no es azarosa. Más

allá del protagonismo dado a las mujeres, estos eventos recuerdan que la

hegemonía que ejerce la ciudad sobre el Egeo y los hombres sobre el gobierno de

la polis se construye a partir de la doble victoria sobre los bárbaros y las mujeres.

En general se suele afirmar que en la segunda parte de la comedia Lisístrata,

cuando la atención se centra en el personaje de Reconciliación, se produce una

especie de topografía sexual, una asimilación del cuerpo femenino al espacio

geográfico. Sin embargo, ya antes en la obra el poeta juega con metáforas que

hacen del cuerpo de la mujer una representación de la geografía griega. Por

ejemplo, en los versos 85-88 la topografía beocia se compara con el pubis

femenino.

Los beocios, en especial Tebas, eran enemigos de Atenas, por lo que de nuevo la

obra juega con la feminización de los adversarios de la ciudad ática. Pero no son los

únicos, también Esparta puede aparecer frente a sus aliados como un erastés.

Así pues, el uso metafórico de la anatomía femenina con el objeto de representar el

espacio en disputa por parte de las ciudades en puja por la hegemonía de la

península helénica, está presente en varios pasajes de la comedia y no solo en la

escena de Reconciliación. No obstante, es en esta escena donde la metáfora llega a

4
su cenit y adquiere relevancia. En parte, porque es el momento en que los dos

heraldos, el ateniense y el espartano, se entrevistan con la protagonista para

alcanzar la paz, logrando el plan ideado por las mujeres su éxito absoluto. Pero por

otro lado, si como observa Zimmerman la consecución de la paz en Lisístrata es

resultado, no de la sensatez o mesura de los hombres, si no, que lo es de su

desenfreno sexual, esta escena lo ejemplifica.

Mientras Lisístrata insiste en recordarles a los embajadores el pasado cercano que

tenía a lacedemonios y atenienses cooperando en beneficio mutuo, aquellos se

distraen observando el cuerpo de Reconciliación, la figura femenina que personifica

la paz.

Los versos 1156-1170 describen la negociación de ambos heraldos por el cuerpo

desnudo de la muchacha, o lo que es lo mismo por el territorio en disputa.

En principio el cuerpo de Reconciliación es simbólicamente fragmentado, lo que

importa de él es aquello que lo hace objeto de deseo para la mirada masculina, su

trasero, piernas, senos, etc. Esa fragmentación simbólica va en conformidad con la

observación que Lisístrata ha hecho antes, en el verso 1134, sobre cómo ambos

bandos en guerra destruyen el territorio griego. El espacio griego, como el cuerpo

femenino, es reducido a lo que hace de él un espacio deseable para la ciudad

imperial.

Entre quien domina y quien es dominado se establece una relación de tipo erótica

que es en definitiva una relación de poder. Existe también en la escena, como nos

recuerda Emiliano Buis una crítica a los líderes políticos de la ciudad que actúan

movidos por pasiones privadas y no tanto por los intereses públicos. La mención

de uno de los protagonistas principales de la actividad política de la época,

Pisandro, contribuye a reforzar esta lectura.

5
En efecto, interrogada por el magistrado de la ciudad a propósito de la relación

entre la guerra y el dinero, Lisístrata contesta que tanto la guerra como otros tipos

de disturbios habían sido organizados para que Pisandro y los que tenían cargos

públicos pudieran robar (Versos 489-490).

Ahora bien, Sarah Culpepper Stroup ha consagrado un análisis de Lisístrata en que

observa que las esposas son convertidas, en el momento en que se ven obligadas a

negociar su sexualidad, en cortesanas. Basa su análisis en tres escenas, la del

banquete, la de la seducción de Cinesias por parte de Mirrina, y la de la transacción

de Reconciliación. En la perspectiva que este trabajo ha venido desarrollando la

concepción de Reconciliación como hetaira alude en parte al papel de las ciudades

aliadas como amantes de Atenas o Esparta según se trate. La “hetereización” de las

esposas griegas que Stroup señala, es extensible a las ciudades aliadas. Ellas

también se ven obligadas a negociar su autonomía y ofrecer a cambio de ésta

diferentes tipos de servicios a la polis hegemónica. La comedia póleis de Eupolis

describe este dar y recibir entre Atenas y sus aliados: “Y ésta es Quíos, una

hermosa ciudad, porque les envía a ustedes grandes naves y varones cuando los

necesitan. Y por lo demás obedece muy bien, como un caballo al que no se azota”.

El cuerpo de Reconciliación es, por un lado, metáfora espacial y representación del

territorio griego, por otro, metáfora del tipo de relación que une a Atenas y Esparta

con sus aliados. Relación erótica y desenfrenada que guarda puntos de contacto

con la hybris del tirano. El desenfreno sexual de los heraldos simboliza en cierto

modo la vorágine expansionista que no mucho tiempo atrás se ha cobrado una

nueva víctima en Melos.

En palabras de la propia Sara Stroup: “En una fusión definitiva de los reinos sociales

y sexuales, el conjunto de Grecia se reconfigura en términos de una forma

6
femenina única, y las disputas de tierras aparentemente insolubles se resuelven

pacíficamente desde la perspectiva cómica de la pornê, "divisible" precisamente

porque carece tanto de voz y autonomía sexual o social”.

Las ciudades dominadas por Atenas devienen en la escena cómica en cortesanas al

servicio de los caprichos de la ciudad imperial. Una vez más el poder de Atenas se

legitima desde la andreía de sus ciudadanos, pues ellos fueron los vencedores de

Maratón y Salamina y ellos los forjadores del imperio marítimo.

Si bien la utilización de metáforas o de nociones propias de las relaciones sexuales

para describir situaciones que refieren a políticas imperialistas no es un fenómeno

propio de la antigüedad, en ella adquiere una fisonomía particular. En efecto, al

recurrir a los aportes que Charlesworth y Chinkin proponen desde los estudios

feministas del derecho internacional moderno se pone en evidencia que este tipo

de representaciones también son importantes en las sociedades actuales. Aquí la

cuestión responde a una larga tradición iniciada en el siglo XVIII, en vísperas de la

consolidación del capitalismo y la expansión europea global, donde se desplegó

una retórica imperialista que terminó por alcanzar diferentes formas de

expresiones discursivas. La sociología, por ejemplo, disciplina tan vinculada a los

fundamento propios sobre los que se erige la modernidad, no esta exenta de esa

retórica y de sus metáforas sexuales.

Sin embargo, en el caso específico de Lisístrata las metáforas sexuales tienden a

describir el carácter asimétrico sobre el que descansa el ejercicio del poder. Las

diferencias de género en el plano de las relaciones privadas (esposo/esposa) y

públicas (ciudadano/ciudadana) y las de los Estados en el de las relaciones

exteriores se asimilan de forma tal que sobre la base de las diferencias de género

se representa la política imperial.

7
Así pues, las dos imágenes de la mujer que Aristófanes pone en escena, amazonas

y heteras, remiten a dos tipos diferentes de modelos femeninos; la mujer como

objeto de temor y la mujer como objeto de deseo. Pero en todo caso, ambas

imágenes traen a la memoria del colectivo masculino de ciudadanos que han sido

ellos, en tanto andres, quienes redujeron a guerreras indómitas en pasivas

amantes. Por otra parte, la feminización de los Estados y territorios contra los que

Atenas ejerce su política de dominación imperial, contribuye a legitimar esa política

y reforzar la idea de la superioridad del cuerpo de ciudadanos atenienses.

Después de todo, tras el desastre de Sicilia, desde la seguridad que ofrece la ficción

cómica, el demos de Atenas podía convertir la derrota en una placentera victoria.

2-Texto: Cap IV Molas Font

2.1- ¿Qué características presenta el matrimonio como institución nodal de la

polis?

2.2- ¿Qué mecanismos de control se conforman sobre las mujeres en la Atenas

del siglo V?

8
Nuestro análisis parte del hecho de que el gámos (matrimonio) era una institución

patriarcal en cuyo seno la práctica de la violencia simbólica y el dominio sobre la

esposa permitían la reproducción legítima de la comunidad y, con ella, la del propio

sistema organizativo.

Hasta la época arcaica, el tipo de matrimonio más extendido entre las familias de

los áristoî era el que permitía al hombre conseguir una esposa y, con ella,

descendencia, a cambio de regalos, los hédna, ofertados al padre de la pretendida.

En realidad, era un sistema de compra y de alianzas en el que la mujer tenía el valor

de un objeto de intercambio equivalente a la riqueza de la familia paterna. Sin

embargo, en las sociedades homéricas, en las que la base del poder de los clanes

aristocráticos era la familia, las mujeres tenían cierta influencia, ya que ocupaban

en ella un lugar central.

En Atenas, a partir del arcontado del legislador Solón (594 aC), el ascenso de la

democracia conllevó la pérdida de la influencia de las mujeres, pues se debilitaron

los vínculos familiares y se fortalecieron los cívicos. Atenas pasó entonces de ser

una sociedad de grupos de parentesco a ser un Estado político.

En este contexto histórico, la práctica matrimonial de los hédna fue sustituida por

la de la dote o proḯx, que implicaba que, para casar a las hijas, el padre había de

dotarlas con bienes materiales. Si bien la proḯx comportaba una cierta protección

para la esposa y para los bienes de su familia natal, y la seguridad de la mujer en la

vejez –pues en caso de repudio o viudedad la dote le pertenecía–,simbólicamente

significó el retroceso de la consideración femenina, pues se requería un valor

añadido para casar a las hijas.

9
El paso de la esposa de su familia de origen a la marital, en la que ocupaba una

posición marginal y pasiva, y en la que quizás era considerada una intrusa, sumado

a su posición inestable a causa de la dote y la herencia, abrían la posibilidad de

conflictos, iniciados incluso por las mismas mujeres. El matrimonio era, además, un

asunto complicado que ocasionaba tensiones entre las familias a causa de la dote y

la complejidad de las leyes hereditarias.

En el discurso atribuido a Demóstenes y datado hacia el año 343 aC, el orador

resume, en pocas palabras, cuál era la función del matrimonio ateniense durante la

época clásica:

«Pues quien procrea lleva a sus hijos ante fráteres y demotas y a las hijas las da

en matrimonio, como si fuesen suyas. En efecto, las heteras las tenemos por

placer, las concubinas por el cuidado cotidiano del cuerpo, y las mujeres para

procrear legítimamente y tener un fiel guardián de los bienes de la casa»

(Demóstenes, Contra Neera, 122).

Esta conocida frase de Demóstenes muestra, de forma clara, que la finalidad de la

institución matrimonial era la reproducción del cuerpo cívico y de herederos

legítimos para el oîkos familiar, un objetivo que poco tenía que ver con el amor y el

romanticismo de las sociedades occidentales actuales. En realidad, el matrimonio

era un contrato entre el tutor de la muchacha, o kýrios, y el pretendiente. Los

términos del enlace, entre ellos la cuantía de la dote, se podían establecer años

antes de su celebración, durante el acto de la promesa o engýe, en el que era

impensable que la opinión y la voluntad de las mujeres se tuvieran en cuenta: ni la

de la madre, ni la de la hija.

10
El derecho masculino construyó en Atenas un orden social que tenía algunos de

sus fundamentos claves en la monogamia, la patrilinealidad y la patrilocalidad, y en

el que la sangre era la vía principal para obtener la ciudadanía y la herencia de la

tierra, privilegios vetados al sexo femenino. Por ello, para asegurar la legitimidad de

los hijos y de las hijas, el sistema patriarcal ateniense precisaba del control riguroso

del cuerpo y de la sexualidad de las mujeres. Al ser Atenas un Estado de base

guerrera, en el que la participación en el ejército determinaba los derechos

ciudadanos, la marginación cívica de las mujeres se racionalizó mediante la

violencia simbólica. Se las conceptualiza como débiles, cobardes, faltas de valor,

etcétera, además de inhábiles para el uso de la palabra política y, en consecuencia,

incapacitadas para el ejercicio de la ciudadanía.

Negada la participación femenina en la defensa de la pólis, la pervivencia del

criterio de que la movilidad de las mujeres en el matrimonio patrilocal conllevaba la

dispersión del patrimonio familiar justificó la exclusión de éstas de la herencia de

los bienes patrimoniales. Como resultado, la tierra se transmitió exclusivamente

por línea masculina.

En consecuencia, el matrimonio en Atenas tenía un sentido político claro, dado que

la reproducción legítima del sistema se efectuaba mediante dicha institución. El

control del cuerpo de la mujer y de la sexualidad femenina, cuya vigilancia estaba a

cargo de los parientes más cercanos, se convirtió en un factor central del sistema

ateniense, que regulaba, a través de la legislación, la fertilidad, la virginidad y la

castidad.Es por ello que la virtud más reclamada a una mujer era la sōphrosýne, es

decir el autocontrol, la moderación, etcétera, y, sobre todo, la contención del deseo

sexual.

11
El largo y complejo proceso histórico de construcción del orden simbólico patriarcal

explica que la virginidad y la castidad, virtudes ideadas por los hombres, sean

requeridas solamente a las mujeres. Además, la posición de éstas con respecto a

las virtudes citadas está definida por el acceso de los hombres a sus cuerpos, por el

apetito sexual masculino tendente a la paternidad. La madre es un medio para un

fin paterno y nunca un fin en sí misma.

El papel primordial que las mujeres ocupaban en la pervivencia de la pólis de los

atenienses dio lugar a que el patriarcado elaborara un entramado ideológico en el

que se inculcaba a las muchachas –las doncellas o parthenoi– la creencia de que

sólo el estatus de casadas otorgaba sentido a su existencia.

Como gametē gynē, la mujer alcanzaría la plenitud de lo femenino con la

maternidad y, por lo tanto, la peor desgracia que podía acaecerle era la soltería,

que la situaba en el ámbito de lo anormal.

3-Texto: Cap V Molas Font

3.1- ¿Qué representación hace la oratoria de las mujeres extranjeras que

residen en Atenas?

3.2- ¿Qué representación se realiza sobre el cuerpo de las mujeres?

Meteca:En la antigua Grecia, extranjero que se establecía en Atenas y que no


gozaba de todos los derechos de ciudadanía.

Hetera:Hetera o hetaira (en griego, ἑταῖρα, hetaira, "compañera") era el nombre que
recibía en la antigua Grecia una clase distinguida de chica de compañía, la cual
generalmente desempeñaba funciones de artista, prostituta, contertulia y
acompañante. En contraste con la mayoría de mujeres de la antigua Grecia, las
heteras recibían educación, poseían independencia económica y podían alcanzar un
gran prestigio social, y eran las únicas mujeres que podían participar en los simposios

12
(reuniones festivas de políticos, filósofos, artistas y eruditos), siendo sus opiniones y
creencias muy respetadas por los hombres.

La polis, o ciudad-Estado de base ciudadana, la forma de Estado más característica

del mundo griego, fue una organización política de tipo patriarcal que discriminó

radicalmente a las mujeres del ámbito de los derechos cívicos desde su período de

formación hacia el siglo VIII aC hasta su etapa de transformación en el siglo IV aC.

Esta discriminación se basaba en el prejuicio sexista acerca de la inferioridad

natural del sexo femenino, que resulta de considerar el cuerpo masculino como

patrón de referencia y deriva, por consiguiente, la diferencia en inferioridad. Los

discursos masculinos sobre la diferencia y la inferioridad de las mujeres, que

impregnan los textos clásicos, pretendían justificar que solamente un hombre,

libre, adulto y vinculado por la sangre a la comunidad cívica pudiera ser ciudadano.

Eran, pues, el sexo y el nacimiento las variables que determinaban el acceso a los

derechos cívicos: participación en la gestión de la pólis a través de la capacidad

política de elegir y de ser elegido; acceso a la propiedad de la tierra en el territorio

de la pólis y a ejercer en ella actividades económicas diversas; ser considerado

sujeto de derecho, lo cual significaba poseer capacidad jurídica, y, por último, tener

derecho al honor de defender al Estado con las armas, de manera que los

ciudadanos estaban organizados en un ejército censitario en el que los cuerpos

militares se estructuraban según la riqueza de los polítai.

Por consiguiente, la identificación de la polis con una comunidad de ciudadanos-

varones implicaba la conceptualización de los excluidos como extraños a la misma.

El esclavo era el máximo exponente de la alteridad que, en la esfera de lo

simbólico, compartía con el sexo femenino.

13
En el mundo griego en general y en la polis de los atenienses en particular, la

concesión de la ciudadanía a un extranjero era un honor que la Ciudad otorgaba

raramente en reconocimiento por los servicios prestados y que, de manera

excepcional, podía concederse a un individuo de origen esclavo.

Tal como antes hemos señalado, la visión sexista y a menudo misógina de los

atenienses sobre el orden de las cosas hacía inconcebible asociar sexo femenino y

ciudadanía. Por lo tanto, sería una ficción creer en la posibilidad de que una

extranjera obtuviera el reconocimiento necesario para cambiar de estatus. Hasta

mediados del siglo V aC, el matrimonio con un ateniense abría el camino a la

extranjera para integrarse en la polis como astē; sin embargo, desde la ley

propuesta por Pericles en 451 aC, cuyo gobierno coincidió con el inicio de la

plenitud de la democracia, el acceso a la politeia se restringió a los nacidos de

padre ciudadano y de madre hija de ciudadano (es decir, de una astē), de modo

que se convirtió en ilegal el matrimonio entre un ciudadano y una extranjera, y

viceversa.

A partir de este momento, el matrimonio legítimo fue accesible solamente a las

atenienses; la ley sanciona a las extranjeras que violaran los preceptos vinculados

con la institución y las convertía en transgresoras.

Se inició, por consiguiente, un período en el que la dominación simbólica

masculina sobre el cuerpo femenino se tornó nítidamente visible a través de la

legislación: el sentido del matrimonio ateniense clásico y los términos usados

durante la ceremonia, documentados en la oratoria ática, evidencian la

identificación de las esposas, –gametaì gynaktaí– como cuerpos dados y, en

consecuencia, tomados y recibidos para la reproducción legítima, y a las metecas y

a las esclavas, como cuerpos usados para el placer.

14
El discurso Contra Neera, atribuido al orador ateniense Demóstenes, ilustra que la

práctica de los distintos tipos de violencia contra las mujeres fue una herramienta

al servicio de la dominación masculina. Concretamente, en este discurso la

violencia se ejerce contra una mujer por razón de su sexo y estatus jurídico,

categorías a las que cabe añadir su oficio de prostituta y de hetera. Al mismo

tiempo, una lectura atenta y no androcéntrica del texto pone de manifiesto la

fuerza y el coraje de dos mujeres, Neera y su hija Fano, para sobrevivir en un

sistema que las marginaba a causa de su sexo y su origen, y que las estigmatizaba

por comerciar con su cuerpo.

En la oratoria, la conducta de las mujeres es utilizada, de manera recurrente, para

valorar la categoría moral de los acusados e, incluso, como prueba de su inocencia

o culpabilidad.

Al mismo tiempo, los textos legales ilustran el empecinamiento masculino en negar

a las mujeres la capacidad de decidir, aun en las acciones de las que son estimadas

culpables.

Consideramos que la omisión sistemática del nombre de las mujeres es una forma

de violencia simbólica generada contra ellas y uno de los rasgos sexistas que

caracterizan la oratoria.En los discursos civiles que tratan asuntos relativos a litigios

familiares por cuestiones económicas, derivadas del complejo sistema matrimonial

(dote, herencia, tutela, etcétera), las mujeres atenienses son citadas a través de su

vinculación parental con los varones; sólo raramente por su nombre personal. En

varios discursos las astaí nunca son denominadas por su nombre.

15
A diferencia de las astaí, las mujeres sin parientes ciudadanos conocidos, aquéllas

de origen discutible u oscuro, las extranjeras y las esclavas, habían de ser

necesariamente mencionadas por su nombre. Es por esta razón que los oradores

hacían explícito el nombre de la mujer en cuestión cuando querían convencer al

jurado de que se trataba de una extranjera o de una astē ilegítima, y la vinculaban

al oficio de prostituta o de hetera para aumentar la incertidumbre acerca de su

estatus jurídico.

Éste es el caso de Neera y otras mujeres a las que la tradición antigua señala como

«mujeres a disposición de cualquiera». Así, por ejemplo, se acusa a File de ser la

hija de una cortesana, o se discute si Plangón era la amante o la esposa legítima de

Mantias, sin olvidar a Aspasia, la compañera de Pericles, oriunda de Mileto,

estigmatizada a causa de su supuesta «disponibilidad sexual» por la tradición

historiográfica.

La reducción de las mujeres a la esfera de lo natural es una forma de violencia

simbólica que sirve de fundamento a la creencia tenaz acerca de la incapacidad

femenina para la práctica de la economía productiva y de mercado. Este prejuicio

da lugar a la expulsión de las mujeres del ámbito de la circulación y la

disponibilidad del dinero y, por consiguiente, el matrimonio pasa a ser el oficio

femenino por excelencia. Ésta es la razón por la que poseer una dote para casar a

las hijas o a las hermanas, incluso a las madres viudas, era un asunto de

importancia vital para los atenienses, ya que, en caso contrario, tenían que hacerse

cargo de ellas para evitar que cayeran en la indigencia.

Esta cuestión aparece en los discursos privados áticos, en los que la dote es objeto

de litigios y acusaciones entre los hombres de las clases pudientes, puesto que con

frecuencia suponía una cantidad elevada de dinero.

16
En Atenas, durante el período de la democracia radical en el que se sitúan los

hechos que centran nuestra atención, la idea preconcebida acerca de la ineptitud

femenina para el desarrollo de las actividades económicas impregnó la esfera

legislativa, que limitaba la cantidad de dinero con el que las mujeres podían actuar

en las transacciones.

El proceso de consolidación del Estado patriarcal conllevó, entonces, que los

prejuicios sexistas adquirieran fuerza de ley. Al mismo tiempo, el pensamiento

racional otorgó validez «científica» a los argumentos en los que se fundamentaban

la inferioridad natural del sexo femenino y sus limitaciones para participar en la

esfera pública.

De esta forma, Aristóteles otorgó fuerza a la valoración de las mujeres como

eternas menores de edad, al compararlas, de manera reiterada, con los niños.Esta

consideración excluía al sexo femenino de la esfera de los negocios y las finanzas, y

limitaba la autonomía económica femenina, tal como la ley recogida por Iseo

ilustra.

Esta visión de las cosas afectó también a las extranjeras que vivían en Atenas, a

pesar de que, en principio, la citada ley de la Ciudad no les incumbía. Sin embargo,

el estatus de meteco y, por consiguiente, también el de meteca, requería la

protección de un ciudadano, un prostátes, que era su representante ante los

tribunales y su fiador en las transacciones de todo tipo.Las referencias a metecas

vinculadas con actividades económicas son muy escasas, a no ser que se dedicaran

a comerciar con su cuerpo como prostitutas o heteras,oficios que en Contra Neera

aparecen estrechamente ligados a las extranjeras y las esclavas.

La vida de Neera, ineluctablemente marcada por su infancia de niña esclava

obligada a la prostitución, se dibuja a la manera de un círculo: casi en la

17
cincuentena, si el jurado la consideraba culpable de hacerse pasar por ciudadana,

sería reducida de nuevo a la esclavitud. El relato de la accidentada vida de Neera

ejemplariza las nulas oportunidades que una extranjera tenía en Atenas para

ascender en la jerarquía estatutaria; era más factible la liberación de una esclava y

su conversión en meteca.

Por último, cabe no olvidar que el orador pretendía demostrar que Neera era una

extranjera; para ello, ponía el énfasis en sus prácticas de vida como prostituta y

hetera, obviando cualquier otra actividad que la mujer hubiera podido llevado a

cabo, con lo cual establecía la estrecha relación que existía entre estos oficios y los

estatus de meteca y de esclava.

Violencia sobre un cuerpo de niña

En la pólis griega, aquello que en la actualidad denominamos «prostitución

infantil», era una práctica socialmente tolerada en tanto que los cuerpos usados no

fueran los de las niñas parientas de los ciudadanos.Asimismo, el fragmento ilustra

que, como las astaí tenían por función exclusivamente la reproducción, su cuerpo

adquiría valor sólo a partir de la pubertad, que se situaba en torno a los 14

años.Por contraste, los cuerpos femeninos identificados con la alteridad y

destinados al goce masculino no tenían edad jurídica ni importaba de ellos la

biológica.

Cuerpos usados

Como la finalidad del matrimonio era la reproducción legítima de hijos e hijas para

él oîkos, y de polítai y astaí para el Estado, en la polis griega se disociaban el placer

y la reproducción biológica, de modo que se separaban «las dos tareas asignadas a

las mujeres: dar placer a los hombres y darles hijos». Este proceso conllevó la

18
especialización de las mujeres en «cuerpos reproductores» y «cuerpos usados»,

distinción que Demóstenes ilustra, de manera clara, cuando afirma:

«En efecto, las heteras las tenemos por placer, las concubinas por el cuidado

cotidiano del cuerpo, y las mujeres para procrear legítimamente y tener un fiel

guardián de los bienes de la casa» (Demóstenes, Contra Neera, 122),

Al igual que acaece en la tragedia griega, la oratoria ática muestra a las mujeres

defendiendo los cimientos del sistema que las discriminaba y que, en el ámbito

jurídico, les negaba la categoría de sujetos de derecho.

Este alegato representa a las mujeres como el baluarte de la ideología de la

dominación masculina, asumida por ellas durante el largo y complejo proceso de

socialización impregnado, a su vez, de violencia simbólica.

Igual que las historias míticas narradas en el género poético, también la legislación

ática sobre el adulterio evidencia que la violencia simbólica prepara y está

intrínsicamente relacionada con la práctica de la violencia física: expulsadas las

adúlteras del oîkos marital, marginadas de sus derechos y reducidas a una

situación jurídica semejante a la de las extranjeras, en caso de contravenir la

sanción y entrar en los santuarios, su vida era «invivible».Las adúlteras de la ley

ática no eran como Helena y Clitemnestra, las transgresoras míticas recreadas por

el imaginario masculino como antimodelos de referencia para el sexo femenino,

sino que eran mujeres reales que desobedecieron los preceptos patriarcales y

merecieron por ello unos castigos equivalentes a su osadía de buscar aquello que

les era negado: el amor y el placer.

19
También la extranjera Neera quebrantó las Leyes de la Ciudad al reclamar para ella,

para su hija Fano y para sus demás hijos el reconocimiento social que sus orígenes

oscuros, su falta de filiación y la ley de la ciudadanía de Pericles le negaban. El

esfuerzo y el valor que Neera puso de manifiesto durante su vida para integrarse

en el sistema social que la excluía pueden parecernos una paradoja si la

analizamos bajo la óptica tradicional, que considera la vida de las hetaírai más libre

y autónoma que la de las astaí atenienses.

Nunca sabremos qué percepción tenían estas mujeres de sus propias vidas. Sin

embargo, la empatía femenina permite leer en el texto de Demóstenes el

sufrimiento, la soledad y la tristeza que marcaron la vida de Neera y que ella

compensó con inteligencia, valor y capacidad para gestionar los beneficios de su

trabajo.

La lectura y la reflexión no androcéntricas de los discursos Contra Neera, de

Demóstenes, y En defensa por el asesinato de Eratóstenes, de Lisias, llevadas a

cabo desde la perspectiva y la teoría feministas, evidencian que en Atenas la

práctica de la violencia simbólica, sexual y física contra las mujeres fue una

herramienta al servicio del sistema patriarcal para mantener y acrecentar la

dominación masculina. No obstante, a pesar del androcentrismo, el sexismo y, a

veces, la misoginia que impregnan el contenido de los discursos civiles áticos, en

ellos se vislumbran mujeres que ofrecieron resistencia a las normas elaboradas

para su comportamiento y que quebrantaron incluso el orden jurídico masculino

que las mantenía dominadas mediante la práctica, instituida, de los diferentes tipos

de violencia. En este contexto, aparecen, con fuerza, los personajes de la extranjera

Neera y de la adúltera anónima del discurso de Lisias, mujeres que intentaron ser

ellas mismas a partir de sus deseos, de sus afectos y también de sus intereses.

20
4-Ficha bibliográfica 11: (Solana Dueso)

4.1- ¿Según el autor que rol político cumplió Aspasia en la Atenas del siglo V?

Gracias a este texto podemos inferir los siguientes hechos: que existió un

movimiento emancipatorio entre las mujeres atenienses; segundo, que tal

movimiento tuvo actualidad y vigencia al menos desde el 431 (representación de

Medea) hasta 385, y tercero que tal movimiento no afectó sólo a sectores aislados

de la población femenina, sino a mujeres libres en general. Negar esto, es decir,

entender estas obras como meras creaciones imaginativas de sus autores

significaría, particularmente en Aristófanes, negar a estas piezas literarias todo

valor para el estudio de la realidad pública ateniense.

Lo que no resulta aceptable es considerar que Aristófanes refleja, aunque

caricaturizados, aspectos de la vida ateniense en la Asamblea (Acarnienses), el

consejo (Caballeros), el sistema judicial (Avispas) o las inquietudes sobre la guerra,

etc., y al mismo tiempo negar realidad social al movimiento de emancipación

femenina que se observa en las piezas aludidas.

Para concluir hay que preguntar por el arranque del movimiento, Bruns no duda

afirmar que sería en los círculos de las heteras y no de las amas de casa atenienses.

Tal suposición se basa en como dice C. Mossé (1990, 68), las heteras “eran de hecho

21
las únicas mujeres verdaderamente libres de la Atenas clásica”. Por los datos que

tenemos, Aspasia tiene toda la probabilidad de haber sido una de las pioneras en

este movimiento. Como hetera en sus inicios y extranjera de Mileto, no estaba

sometida a la presión social e ideológica de las esposas atenienses: por su posición

social e intelectual, su actividad ejercería una singular atracción sobre una

población femenina para la ilustración griega también tenía mensajes. Ni los

cómicos con sus burlas ni los acusadores del proceso de impiedad erraron el

blanco.

Tema 14: Guerras y crisis del sistema político

1-Texto: Plácido-Fornis

Información del texto:


El análisis de los factores económicos públicos y privados, sumado al
prosopográfico de los políticos prota-
gonistas del momento y al de los derechos de ciudadanía, emprendidos con
anterioridad, muestran un pano-
rama complejo, pero coherente, de la sociedad ateniense de finales del siglo V y
comienzos del IV a.C., en el que todos estos elementos interactúan y se explican
entre sí. Las condiciones económicas adversas contri-
buyen a incrementar las tensiones y el peligro de pérdida de derechos.

Datos a tener en cuenta:Los veintisiete años de conflicto continuado contra


Esparta en la guerra del Peloponeso, sobre todo los últimos once, con la
permanente presencia lacedemonia en Decelia, habían arrasado los campos y
cosechas del ática, dañado severamente el artesanado, el comercio y la
producción minera, alentado la huida de esclavos e interrumpido la recaudación
del phóros de los aliados, lo que llevó a la extenuación económica de Atenas.

22
La derrota, con el final del imperio, significa que los recursos de Atenas se redu-
cen a los procedentes del ática. A partir de 403 crecería la población rural, y no la
urbana, debido a las restricciones en el tráfico marítimo. En principio, el campo
debía de estar bastante devastado como consecuencia de la guerra. Sin embargo,
se calcula que empezaría a recuperarse al cabo de un año.

1.1- ¿Cómo analizan los oradores y la comedia la situación política de Atenas

en la transición del siglo V al IV?

Se conocen algunos ricos propietarios atenienses de la época, como el cliente de

Lisias VII, Sobre el olivo sagrado, donde se trata de un delito cometido en 397 . Es un

discurso pronunciado mucho tiempo después , cuyo objeto son unas tierras

devastadas después de la guerra , el personaje tiene otras propiedades en la

llanura, donde cultivaba numerosos olivos . Se señala hasta qué punto la

consideración de los atenienses como ciudadanos se basa en la práctica de las

liturgias , como la trierarquía y la coregía, el pago de la eisphorá y otros servicios a

la comunidad.

Tales prácticas se convierten en la solución de la crisis. El orador defiende la

hesychía y el alejamiento de los prágmata (1), es decir, la vida tranquila alejada de la

actividad pública. Podría considerarse que se encuentran aquí el fundamento real y

sus reflejos en mentalidades inmediatas de algunas de las ideas que se imponen a

lo largo del siglo IV, presentes en los diálogos platónicos, sobre la dedicación

primordial a tà heautá, y en las teorías aristotélicas, sobre la scholé.

Ésta es también la época del discurso XIX de Lisias, Sobre los bienes de Aristófanes,

en que el cliente alardea de haber realizado actos de generosidad, sobre todo en

59; pero critica en 57 a quienes esperan provechos de las liturgias. Se

23
transparentan aquí los problemas de las fortunas invisibles (56). Le preocupa la

escasez de dinero , en un discurso pronunciado hacia el año 388/7. Son los

problemas derivados de la abstención de aportaciones, por ruina u ocultamiento

(45). El desarrollo de la economía mercantil crea altibajos y fluctuaciones. También

están presentes (102-104), con quien se relaciona la desesperación del pueblo por

la política que se hace tras la guerra (109); una de las mujeres se queja de la

incoherencia de las medidas políticas (137-144); el programa alternativo se basa en

la preocupación por las desgracias de la ciudad (173-175), por lo que la

protagonista se pronuncia contra los prostátai (176-179); las preocupaciones

crecen por los gastos de la guerra vinculados al problema del misqo;"

ejkklhsiastikov" (183-188); también hace referencia a la inconsistencia de la alianza

de Corinto frente a Esparta (193-201). En gran parte, coincide con las

preocupaciones de Isócrates, VII, Areopagítico, donde se expresa la nostalgia de los

campesinos por la época anterior a la guerra del Peloponeso, con predominio del

Areópago y de la vida del campo. Por ello propone la vuelta al sistema patrio (15-

16), con abolición del sorteo y del misthós (21-27), para que sean los que tienen

scholé los que se ocupen de los asuntos públicos. Contrapone a ello la alabanza del

patronato (32-35). Isócrates se define así como neocimoniano, a través de la

conjunción del patronato con el predominio del Areópago . En ello se basa su

ataque a los excesos de la democracia, definidos como akolasía y parrhesía (20)10.

En la referencia a la guerra presente en los versos 194-203 de la Asamblea se

señalan las diferencias entre la actitud de los pobres por un lado y los ricos y

granjeros por otro en relación con la guerra naval (197-198). El poeta parece sugerir

que la salvación depende de que Trasibulo permanezca alejado (202-203), en la

idea de que su regreso puede volver a provocar la guerra. Su actual irritación se

24
debería a que no han contado con él (ajll! orgivzetai, Qrasuvboulo" aujto;" oujci;

parakalouvmeno"), que es precisamente lo que permite la esperanza de salvación.

La oposición a la paz por parte de Trasibulo se recuerda en el verso 356 (mw'n h}n

Qrasuvboulo" ei\pe toi'" Lakwnikoi'"), que da a entender que el Estirieo propugnaba

alguna clase de bloqueo a los lacedemonios. Pero la acusación se dirige

directamente al pueblo, misqoforou'nte" (206). Ellos representan la inestabilidad,

por culpa de la búsqueda de ingresos (205-208). En lo económico, las mujeres

trasladan a la pólis las experiencias adquiridas en el oîkos (211-212). La iniciativa se

enmarca en el ambiente que justifica el económico de Jenofonte, que

aparentemente confía a las mujeres la administración doméstica. Praxágora

expone las paradojas de las mujeres (214-235) en un momento de revolución: todo

lo hacen "como antes", sobre todo con referencia a los cultos específicamente

femeninos, como las Tesmoforias. Las mujeres se presentan como elemento de

reproducción, en noviembre, antes de la siembra, la poda y la vendimia. En estas

circunstancias se promueve el fortalecimiento de lazos entre mujeres, ajenos al

matrimonio. En la fiesta previa, las Estenias, se comunicaban conblasfemias y

obscenidades (aijscrologiva). Se hacían ofrendas de cochinillos, con un término,

coi'ro", que también se refiere al sexo femenino. La putrefacción se presenta como

símbolo del sexo joven y viejo. La protagonista se levanta frente a la manía de

innovación de la pólis de los atenienses (218-220). El sentido común de las mujeres

está relacionado con la actividad doméstica (232-240). Se trata de la representación

aristofánica de una política conservadora, a través de las mujeres como

personificación de las preocupaciones masculinas. Así se muestra en la defensa de

la asistencia al banquete como alternativa a la asistencia a la Asamblea (282-284,

290-293)13 o en la nostalgia de otros tiempos (300-308), frente a las actitudes

25
actuales del pueblo que busca ingresos en la vida pública (309-310). Acuden a las

sesiones por la paga, no por la importancia de los temas (380-393).

Cabe destacar que las obras de Aristófanes representadas durante la guerra de

Corinto son las que contienen más referencias a los peligros de destrucción de la

democracia, en un ambiente de luchas personales y de problemas económicos.

1.2- ¿Desde la mirada de estos autores cuales son las causas de esta

situación? ¿Qué sectores sociales son criticados en este contexto?

Hay una crítica hacia los sectores sociales más altos.

El discurso de Isócrates, XX, Contra Loquites, fue pronunciado en los primeros años

del siglo IV, entre 400 y 396. El protagonista es un individuo que ha sido golpeado

por un rico. Según el orador, son más graves los daños corporales que los que

afectan a la riqueza, "porque combatimos por la libertad y luchamos por la

democracia". Se revela aquí la necesidad de los pobres de defenderse de los

abusos de los ricos, al final de la guerra del Peloponeso. "Hay que valorar la

defensa del cuerpo más que la riqueza", argumenta. El derecho se define como

protección de la persona y no de la propiedad. Es más grave cometer violencia en la

democracia que durante la oligarquía, como es el caso de Loquites . "Debéis

cuidaros más de aquéllos, que habrían sido peores aún en la oligarquía, cuando la

violencia estaba permitida". Es una muestra de que continúan los abusos de los

ricos en la restauración. Está más afectado por la deshonra que por los golpes (5).

Es el mayor motivo de irritación para los libres (6), donde se incluyen los jurados,

libres en peligro de caer bajo los abusos de los poderosos. Se trata de una defensa

de la libertad de los pobres. Hay que tener en cuenta que se trata de hýbris (7), que

la democracia debe castigar. En la época de la democracia en peligro, la hýbris se

orienta sobre todo hacia la violencia social, que no se ha borrado con el final de la

26
oligarquía. Los violentos causan las mayores desgracias (8). "El asunto os afecta

como conjunto, porque ha dañado casas y ciudades" (9): sin duda se trata de la

violencia contra el pueblo. Por ello alude a las dos veces que se ha destruido la

democracia y la libertad por parte de quienes desean ser esclavos de los enemigos,

los filolaconios, e injuriar (uJbrivzein) a los ciudadanos (10). El pueblo se tiene que

defender con los instrumentos democráticos frente a la hýbris de los poderosos

incluso tras la restauración. Aunque Loquites es más joven, tiene el carácter

(trópos) propio de aquella politeía (11). No sólo hay que castigar a aquéllos, sino a

los que ahora quieren colocar a la ciudad en la misma situación (12): considera que

son comportamientos que llevan a la oligarquía, aunque estén dentro del sistema

democrático. "No esperéis a que tengan otra ocasión. Castigadlos en cuanto se

detecte su maldad como enemigos comunes" (13-14). Los pobres no comparten los

riesgos de los ricos en cuanto a la fortuna, pero los riesgos corporales afectan a

todos, por lo que "cuando castigáis a los ladrones protegéis a los ricos, pero cuando

castigáis a los uJbrivzonta" os protegéis a vosotros" (15), que son los que forman los

jurados; es muy importante el proceso sobre la hýbris (16), que viene a ser la

defensa de la democracia; "al castigarlo haréis a los ciudadanos más ordenados y la

vida más segura; no es justo que lo castiguéis menos porque yo sea pobre" (18-19);

en la ciudad democrática los pobres también tienen derecho a la protección, no

sólo a desempeñar magistraturas e ir a la guerra (20), lo que quiere decir que la

democracia tiene que ser social, y no sólo política; es la causa de los ciudadanos

(21); "por eso debéis castigar a Loquites" (22).

Así pues, del análisis de las fuentes del siglo IV, especialmente de los discursos y las

comedias, juntamente con el estudio de las posiciones políticas individuales y con

la observación de la perspectiva ofrecida por las instituciones, sobre todo en lo que

27
se refiere a los derechos de ciudadanía, su disfrute o privación, se desprende un

panorama coherente, en que los factores se explican mutuamente. La democracia

ateniense se apoyaba en condicionantes históricos que no pueden reproducirse

tras la derrota de la guerra del Peloponeso. Las posibilidades de una restauración

democrática significaron que no todo estaba perdido, pero las vicisitudes

posteriores, en la vida económica, en las biografías conocidas y en el ejercicio de

los derechos, mostraron que lo que anteriormente transcurría de manera

relativamente fluida y sobre la base de la concordia, ahora se rodeaba de tensiones

y con la sensación de peligro constante. En condiciones económicas negativas, el

pueblo se halla al borde de perder los derechos y los individuos de las minorías

emprenden rutas para las que no necesitan apoyarse en la concordia con las

mayorías.

2-Texto: Valdés Guía

2.1- ¿Cuál es el contexto histórico que habilita el resurgimiento de formas de

dependencia en el mundo griego? ¿Qué impacto tiene esta situación en

Atenas?

2.2- ¿Qué formas de dependencia registran los autores antiguos a partir del

siglo IV en la pólis?

La situación después de la guerra del Peloponeso en Atenas, tras la pérdida de la

guerra y del Imperio, en un contexto de acuciantes problemas financieros y de

pobreza generalizada para una parte importante del demos, con una clara

28
polarización entre ricos y pobres, se ve bien sobre todo en las obras de Aristófanes,

Asambleístas y Pluto.

Esta situación se prolonga, con altibajos, a lo largo del siglo IV, en contextos en los

que la recuperación imperialista se hace difícil y termina fracasando y donde las

alternativas económicas favorecen el desarrollo de la evergesía, el enriquecimiento

de unos pocos y el empobrecimiento de muchos. En las Asambleas de Aristófanes

(415 s.), por ejemplo, se hace un análisis de la situación de pobreza del demos, que

no tiene ni para vestirse y resguardarse del frío del invierno, y en Pluto, Crémilo, el

protagonista, un antiguo campesino propietario, señala que “le iban mal las cosas y

era pobre”.

Una parte importante del demos (incluidos miembros del demos campesino) no

tiene más remedio que pasar o volver a la dinámica del trabajo por un misthos

(muchas veces también en el plano militar, como mercenarios) y a situaciones de

dependencia económica y social. Aunque algunos autores piensan que el trabajo

de libres asalariado no era abundante , y posiblemente se veía con reticencia por

parte de los antiguos propietarios que habían perdido su tierra, sí pudo aumentar

este tipo de empleos con respecto al siglo V.

Esta situación podría desprenderse de la relativa frecuencia, en las fuentes, de la

descripción de situaciones extremas y de pobreza de ciudadanos, que buscarían

una salida en la contratación. Esto no significa que el grueso del campesinado ático

perdiera su tierra, ni tampoco impide pensar en una cierta revitalización de la

agricultura en el siglo IV , sino que apunta, más bien, al aumento del trabajo por un

misthos y por tanto a dependencias productivas. Esta situación se daría tanto en el

campo como en la ciudad, afectando fundamentalmente a los ciudadanos más

pobres, es decir, a los thetes (en el sentido de clase censitaria) con poca tierra,

29
quizás menguada o incluso perdida en este periodo, ellos y/o sus mujeres y sus

hijos (en algunos caso, como complemento o fuente de ingresos adicional), así

como a ciudadanos “sin tierra” de Atenas (también de la clase de los thetes), pues

reciben, además – ambos colectivos –, menos beneficios del “imperio”, en

cleruquías y en sueldos públicos.

No hay que descartar tampoco que antiguos campesinos propietarios de más

entidad, que hubieran perdido su tierra por la guerra o por los cambios de fortuna

– ellos o sus hijos –, como el caso de Eutero en Jenofonte que veremos más

adelante, pasaran a ser contratados en las tierras de otros como jornaleros.

Es decir, posiblemente tuvo más impacto la pérdida del imperio y las dificultades

para recuperarlo que la propia guerra del Peloponeso en esta situación de

aumento del trabajo por un misthos en el campo ático y en la ciudad.

La pérdida de propiedades, y los menores beneficios del imperio, conllevarían la

renovación del trabajo asalariado para ciudadanos atenienses, tanto en la ciudad

como en el campo, como se ve en las fuentes. Algunos de estos ciudadanos, en

cualquier caso, no habrían perdido quizás todos sus terrenos, pero tendrían, ellos o

sus hijos (y mujeres), que recurrir como complemento o fuente primaria de

ingresos, a emplearse como temporeros o jornaleros, de forma estacional.

En testimonios más recientes, de fines del siglo IV, en la comedia nueva, también se

encuentran ejemplos de jornaleros libres en las tareas agrícolas, como el joven

hombre del Georgos que trabaja de este modo para el rico Cleeneteo con los

esclavos de éste, para que vivan su madre y su joven hermana . En este sentido,

trabajarían con frecuencia, codo con codo, en el campo, esclavos con jornaleros

30
libres (thetes o misthotoi), en muchos casos – antes de Antípatro –, ciudadanos. Es

lógico suponer que antiguos propietarios campesinos que hubieran perdido o visto

menguadas sus tierras, buscaran trabajo precisamente en aquello que sabían

hacer, el trabajo en el campo, aunque no hay muchas fuentes que aluden a este

tipo de trabajo, entre otros motivos por su baja consideración social.

En este sentido tenemos varios ejemplos que, a pesar de que no siempre aluden a

ciudadanos atenienses, indican un ambiente general de endeudamiento en la

ciudad, así como la existencia de mecanismos para “burlar” la ley vigente desde

Solón de la prohibición de esclavización por deudas, quizás, como supone Millet, a

través de un “contrato voluntario”. Posiblemente el ejemplo más conocido, en un

contexto agrario, en el demo de Ptelea en Ática, es el de los personajes de Heros de

Menandro, donde se cuenta el caso de dos (semi-)esclavos por deudas, un

hermano y hermana llamados Gorgias y Plangon (Menandro, Heros, 20 s.).

Muchos de estos casos se darían, sin duda, como muestra este texto, en el

contexto del campo ático, y aunque en general el resultado no fue la esclavitud en

un sentido literal sí puede percibirse un ambiente de empeoramiento general de

las condiciones de existencia y de trabajo, con pérdida y disminución de

propiedades y con la renovación del trabajo asalariado (como peones o jornaleros

estacionales), también para los “sin tierra”. Al mismo tiempo, probablemente, se

produce el aumento del arrendamiento en condiciones precarias, e incluso, en

ocasiones, el incremento de situaciones de servidumbre o trabajo dependiente

para saldar deudas, sin que necesariamente fuera acompañada de un cambio

jurídico en el sentido de la esclavitud, pero quizás sí, en algunos casos, por la

pérdida de

derechos de ciudadanía, con lo que ello conllevaba.

31
Quizás igual o más frecuente que el trabajo asalariado y el arrendamiento a los

pobres en el campo, podemos encontrar este tipo de situaciones en el asty, en

Atenas.

Allí de todos modos se canalizaría también el trabajo asalariado del campo, como

lugar al que acudirían estos misthotoi o thetes, para tratar de encontrar empleo en

el campo o en la ciudad y poder ser contratados. El espacio cívico en el que se

producían este tipo de contrataciones, como mercado de libres, siendo éstos en

muchos casos, ciudadanos pobres, era el entorno cercano al centro cívico del

ágora, centro de la actividad política, pero también mercado.

En la ciudad los sin tierra se emplearían, como misthotoi, con frecuencia como

obreros no especializados, pero también como trabajadores en talleres artesanales

(banausoi), a veces independientes a veces empleados de otros, y como

vendedores en ágora, en un panorama donde se desarrolla sobre todo una

especialización “horizontal”.

Existirían múltiples posibilidades, como indica un pasaje de Pluto en el que se

señala que “si Dinero recobrara la vista y se repartiera a todos por igual, ya nadie se

ocuparía de artes ni oficios. En cuanto vosotros hayáis hecho desaparecer ambas

cosas, ¿quién va a querer ser herrero, carpintero de ribera, sastre, carrero,

zapatero, tejero, batanero o curtidor?”. La respuesta que viene a continuación es

muy significativa: “Dices tonterías, que todos esos trabajos que has enumerado

ahora mismo nos los harán los esclavos” (510 s.; trad. E. García Novo).

Dentro de esta diversidad y especialización – en la que podemos encontrar oficios

humildes como los mencionados por Demóstenes en el Eubúlides (mercera o

vendedora de cintas y nodriza) –, que son sin duda también un signo de

crecimiento económico y de cambios en este ámbito, en la línea de lo que

32
Aristóteles llama la crematística , este autor distingue, dentro de los asalariados, los

de los oficios especializados (banausoi o artesanos) y los no especializados, “cuya

utilidad se reduce a la fuerza corporal”Los espacios de la esclavitud y la

dependencia desde la Antigüedad

Aunque el trabajo en talleres artesanales fuera propio de esclavos en esta época,

muchos atenienses pobres estarían obligados a hacerlo en el siglo IV como aparece

en el texto de Aristófanes, Pluto, y en otros textos mencionados arriba en los que

se alude al trabajo por un misthos no sólo en el campo sino también en la ciudad.

En este ámbito urbano, los empleados trabajan, de nuevo, como en el campo, codo

con codo con los esclavos, y son considerados, por ello (al menos desde posturas

oligárquicas), “como esclavos” por la actividad que realizan y su situación

socioeconómica. Los talleres de artesanos no eran en general muy grandes; parece

que ninguno empleaba a más de 120 personas , siendo considerados ya como

grandes .

Por último y para terminar, la pertenencia ciudadana en Atenas donde no hay

stasis abierta o “cruenta” como en otros lugares del mundo griego en el siglo IV,

todavía es un privilegio. En este sentido el asty – la ciudad – es un polo de atracción

como fuente de alimentación y de suministro , porque aunque la renovación

imperialista se termina perfilando como un fracaso, entre tanto, se han ido

renovando o conquistando beneficios (ya desde inicios del siglo IV) para el demos

pobre, en el sentido de abastecimiento de grano (como muestra la ley del 374 o la

importancia de la figura del sitophylakes) o de pago por funciones públicas (como

el misthos ekklesiastikos: Aristóteles), de manera que, sobre todo en el ámbito

urbano, el pobre vive o pretende vivir de la beneficencia pública y, específicamente

dentro de ésta, desde mediados del siglo IV, del Teórico, como modo además de

33
evitar su sostén a políticas imperialistas o militaristas que sistemáticamente había

apoyado el demos, y sobre todo el demos más desfavorecido. Sin embargo, dada

las precarias condiciones de los fondos públicos en casi todo el siglo IV , este

demos tiene que volver sus ojos con frecuencia a la beneficencia y evergesía

privada con lo que ello implica de renovación de la dependencia. Jenofonte señala

esta relación de la pobreza con el apoyo a políticas imperialistas.

Los salarios públicos son presentados en Aristóteles como remedio de pobreza,

refiriéndose al Teórico. También en Demóstenes, se alude a la queja de los ricos

(por las contribuciones y especialmente la eisphora y las trierarquías) y a la

situación de los pobres sostenidos por la ciudad.

Para Aristóteles es la pobreza lo que hace que la democracia, con pagas, se

corrompa

La ciudad alimenta al demos, aunque nunca en los niveles del siglo V1. Este demos

se vuelve o se presenta, en las fuentes, como parásito (término con el que se

identificaba al thes en los léxicos tardíos), pero esta imagen posiblemente esconde,

detrás de una crítica de tendencia oligárquica a este demos presentado como

ocioso, vago, mendigo, adulador (kolax), situaciones de gravedad en las que para

evitar la extrema pobreza y la mendicidad, se renueva el trabajo por un misthos

tanto en el campo como en la ciudad, y la dependencia económica y social que ello

supone. A diferencia del siglo V posiblemente el aporte estatal de la polis no es

suficiente para aliviar o mejorar estas situaciones (de pobreza e incluso de

mendicidad), al menos para una gran parte de la población, que quedará, además,

con los recortes de Antípatro, fuera de la ciudadanía en el 32218, y que se presenta

en las fuentes del siglo IV como cercana a los esclavos y “servil” por el trabajo que

realizan y por depender de otros para su manutención. Es posible, para terminar,

34
que los que define Ctesicles como oiketai (término significativo) y que cifra en

400.000 en el censo realizado por Demetrio de Falero en 317 haya una parte que

sean, como ha señalado el Prof. Plácido (2012: 61), antiguos ciudadanos, pobres,

asalariados y thetes (misthotoi), sus mujeres y sus hijos (Descat 2004); éstos son

equiparados, en las fuente oligárquicas del siglo IV, con los esclavos y considerados,

de facto, “como esclavos” en esos momentos de supresión de la democracia.

3-Ficha bibliográfica 12 (Placido-Fornis)

A tener en cuenta: encontramos nuevas situaciones problemáticas que se


produjeron luego de la Guerra del Peloponeso, donde nuevas circunstancias sociales
surgieron a partir de la crisis económica sufrida por la pérdida del Imperio, según relata
el
autor, de la democracia ateniense como sistema y paradoja de gobierno.

3.1- ¿Qué características presentan las prácticas evergéticas? ¿Cómo influyen

en la política de Atenas en el siglo IV?

El sistema democrático de Atenas funcionaba traccionado por la participación de

los ciudadanos en la asamblea, que tomaban decisiones de manera que el resto del

aparato de instituciones funcionaran en torno a una economía establecida (con su

propio sistema monetario), y una sociedad que acompañaba y aceptaba esas

normas democráticas, incluyendo los procesos de tributación y redistribución

llevados adelante desde esas mismas instituciones estatales.

35
Sin embargo, luego de la Guerra del Peloponeso se profundizaron circunstancias

sociales que generaron una progresiva desigualdad en el seno de los ciudadanos

como actores activos del sistema de gobierno, lo que consolidó nuevos sistemas de

distribución y control social: el evergetismo (siglo IV a. C.).

El evergetismo, o forma económica de contribución y distribución privada, se

comenzó a dar de manera horizontal entre pares, así como también de manera

vertical hacia todos los sectores de la comunidad, específicamente como

instrumento de prestigio y poder económico y social, cuestión que encontramos

asociada a la financiación de fiestas y de monumentos o altares, dedicados a dioses

y héroes, para uso de todos los atenienses como instrumento ideológico y de

cohesión social.

Esto generó un mecanismo de participación colectiva donde los poderosos

demostraban su autoridad simbólica para el conjunto de la población. Durante este

periodo, donde los thetes ya habían ingresado al sistema ciudadano, y las arcas del

estado habían comenzado a decaer rápidamente, la financiación privada para

realizar construcciones públicas y urbanísticas se transformaron en un sistema de

demostración de prestigio de los más ricos, con aspiraciones al poder personal,

generando un clima de influencias y envidias, y disparando conflictos políticos y

sociales.

Se alzaron las voces en la asamblea, donde algunos hablaban de beneficios para

todos los ciudadanos y otros de peligros y deseos tiránicos (Alcibíades). Esta

situación trajo consigo exceso en las decisiones, aplicando censuras como solución

a través del ostracismo. El ejemplo más claro se produjo cuando se decidió el

sistema de redistribución del dinero que generaban las minas de metales

preciosos, que se destinó en gran parte para la mantención de la flota, decisión y

36
distribución que ahora pasaba a estar en manos de los ricos, lo que se observó

como la institucionalización de la redistribución privada con dinero público, y trajo

hartazgo a muchos sectores de la población empobrecidos.

En esta circunstancia de crisis, los más pobres se acercaban a los más ricos para

trabajar para ellos de diversas formas, en el campo o en la ciudad, incentivando al

evergetismo privado en franco crecimiento a falta de una financiación pública de la

vida cívica. Las aspiraciones de recuperar el imperio se veían ocultas detrás del

discurso de pacifismo y panhelenismo, ideología moderada impuesta por los ricos.

Sin embargo, siguió presentándose la situación problemática derivada de la nueva

orientación del sistema social, del pago del salario a las tropas ahora mercenarias,

generando profundas dificultades, e incluso llevando a la destitución de

funcionaros (Timoteo), en el marco del conflicto económico de los poderosos en la

asamblea (Guerra de Corinto). La democracia ateniense

había pasado de la redistribución aristocrática a la redistribución publica con

participación de los ricos, acompañado de una resistencia creciente al

mantenimiento de las liturgias, y el usufructo personal de las acciones evergeticas,

que generaron formas de dependencia clientelar, las cuales revivieron luego de la

profundización del sistema democrático, en sus aspectos sociales fallidos.

Tema 15: Cambios en las concepciones políticas

1-Texto: Cap. S. IV Barceló y Hernández

Datos importantes
El siglo V, enmarcado al inicio por la Revuelta jonia (500) y en su dignas de mención son las profundas transformaciones económicas, políticas y
fase final por la conclusión de la guerra del Peloponeso (404), sociales que se generan en
resulta crucial para el desarrollo de la arquitectura política griega. suelo griego a raíz del auge de la polis tras su triunfo sobre la monarquía persa,
que conllevarán una expansión cultural sin precedentes, responsable de
creaciones excepcionales e imperecederas en el arte, las letras y las ciencias.

Las consecuencias de las guerras greco-persas, la creación del Atenas contribuye notablemente a este esplendor al erigirse en el principal

37
imperio naval ateniense, la consolidación de la democracia y la centro receptor y difusor de la cultura helena, cuyos máximos representantes
encarnizada pugna que se desata por la hegemonía en Grecia, son no son exclusivamente atenienses, sino personajes procedentes de todos los
las características más destacadas de esta fascinante época. confines de la Hélade.

La figura más controvertida de la intelectualidad ateniense es sin El discurso político promovido primero por los sofistas y ubicado luego en las
duda alguna Sócrates, maestro de la dialéctica que, a través de sus distintas escuelas filosóficas (Isócrates, Platón, Aristóteles) trata de diseñar las
insistentes preguntas, suscitará la incomprensión de la mayoría de bases del estado ideal y no ahorra críticas a la democracia.
sus conciudadanos, lo que al final le llevará a su célebre condena a
muerte (399).

De esta nueva toma de conciencia del presente nace la El ímpetu crítico de Tucídides, que establecerá un nuevo punto de
historiografía merced al ímpetu investigador de Heródoto de convergencia con respecto a las exigencias metodológicas del historiador, se
Halicarnaso. convertirá en referencia ineludible para la posteridad.
Con ella, se inaugura el análisis sistemático del pasado como
registro de modelos de actuación, capaces de influir en el presente
y en el futuro.

De todo lo expuesto hasta ahora se desprende que el sistema El aspecto más destacable que se impone a primera vista al comparar las
democrático debe ser considerado como una creación originaria de instituciones y el funcionamiento del modelo ateniense con los ordenamientos
Atenas y solo comprensible a través de una serie de condiciones democráticos de nuestro mundo actual, es la inexistencia de una separación
específicas que facilitaron su implantación allí durante la primera entre los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales.
mitad del siglo v. Se ha podido observar cómo su progresivo En Atenas no se da la delimitación de estas áreas de actuación, competencias y
desarrollo constitucional conllevó un notable fortalecimiento de atribuciones, que, fruto de las teorías de la Ilustración (Montesquieu,
las coordenadas económicas y sociales que configuraban y Rousseau, etc.) y de su posterior implantación en las revoluciones americana y
sostenían su armazón político. francesa, son las bases teóricas del estado de derecho actual. Pero tal
separación de poderes tampoco se produce en ningún otro estado griego de la
Antigüedad, sea de orientación democrática, oligárquica o monárquica.

El demos, centro, cuerpo social y sinónimo del estado, no sólo En comparación con las épocas precedentes, poseemos suficiente mate-
administraba los resortes del poder, sino que gobernaba de forma rial para un estudio del siglo v que permita observar el funcionamiento y
directa. De esta manera, aparte de lograr imprimir el sello de la evaluar la repercusión de la democracia ateniense en el marco de la historia de
voluntad ciudadana, se alcanzaba un grado de participación en las los sistemas políticos griegos. Gracias a los testimonios de un selecto grupo de
instituciones públicas sin punto de comparación con las hommes de lettres (Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes),
democracias modernas. filósofos y sofistas (Protágoras, Sócrates, Isócrates, Platón, Aristóteles),
científicos (Pitágoras, Hipócrates, Hipódamo) e historiadores (Heródoto,
Tucídides, Jenofonte, Plutarco) disponemos de un representativo panorama de
opiniones que nos ha ayudado a trazar las líneas maestras del tema. Las
fuentes disponibles establecen una estrecha relación entre el proceso de
implantación del régimen democrático y los avatares de la política exterior.
Las reformas de Clístenes, aparte de constituir una novedad constitucional,
también pueden ser interpretadas como una consecuencia de la derrota de
Esparta, baluarte de los círculos oligárquicos en torno a Iságoras. Desde ahí se
inició una cadena de éxitos frente a potencias foráneas que culminarán en la
trascendental victoria sobre el Imperio aqueménida. Las victorias de Maratón
y Salamina simbolizan la prevalencia de la democracia ateniense que, en la era
de Cimón y de Pericles, se convertirá en el sistema político más dinámico del
mundo griego, con vocación de ser exportado a otros lugares y susceptible de
ser estudiado y criticado desde la perspectiva de la filosofía política griega.

En la Liga ático-délica se concreta la vocación marítima, el afán de En paralelo a la confección de una ideología antitiránica, emerge una teoría de
dominio y la concienciación democrática de Atenas. Ambos la democracia que se manifestará a través de construcciones ideológicas y
aspectos, tanto el modo específico de ejercer su hegemonía como apelaciones míticas. Estos complejos procesos de reflexión acerca del pasado y
la conjunción entre la política interna y la proyección de Atenas de concienciación identitaria solo fueron posibles merced a la intensa
hacia el exterior, son elementos consustanciales de la praxis actividad intelectual que caracterizó la era de Pericles en los más diversos
democrática ateniense. ámbitos, desde el teatro y las artes plásticas
a la retórica, la filosofía o la historiografía.

Tras el rechazo de las invasiones persas en los años 490, 480-479 El balance global de la guerra del Peloponeso, que bien puede ser considerado

38
se crean las condiciones que facilitan la innovación del sistema como la mayor guerra civil librada en territorio griego, resulta sin duda
político griego en general y, en particular, de la democracia, que deprimente. Provoca considerables olas de devastación y miseria sobre
vivirá entonces su momento de máximo esplendor. La polis, numerosos territorios, diezmando el potencial humano y afectando
comunidad política autónoma que no solo funciona como sistema gravemente la economía y el comercio de las ciudades beligerantes. No
de ordenamiento religioso, económico y social, sino también como menos graves serán los efectos que se pueden consignar en la vida política de
modelo de vida, se afianza llegando a su época de madurez. La las ciudades implicadas. Los frecuentes cambios de constitución, casi siempre
causa principal de este proceso de consolidación es, a todas luces, violentos y acompañados de derramamientos de sangre, la agresividad
la ausencia de una amenaza externa, a raíz del auge de la creciente contra los adversarios y la política de fuerza orques-
talasocracia ateniense. La revitalización del dispositivo bélico persa tada por los grupos que controlan los resortes del poder en cada ciudad,
parecía entonces más lejana que nunca. Así, aprovechando la producen cada vez más desencanto y apartan a muchos ciudadanos de la
euforia del triunfo sobre el Imperio aqueménida, muchos estados participación en los asuntos del estado. Junto a la profunda crisis económica,
griegos reformaron su organización interna definiendo de nuevo también se observa un grave deterioro de las formas de comportamiento
los parámetros de su concienciación política con respecto a sus político, como acreditan numerosos actos de violencia durante el transcurso
vecinos, aliados y rivales. de las hostilidades.

Ninguna de las partes beligerantes implicadas en la guerra del Un balance histórico retrospectivo del desarrollo político y constitu-
Peloponeso logrará sacar provecho a medio o largo plazo de su cional de Atenas a lo largo del siglo v nos permite constatar que la im-
desenlace. plantación y los progresos de la democracia ateniense estuvieron liga-
Ni siquiera para Esparta, que formalmente era la potencia dos desde el principio a sus sonados éxitos militares.Los protagonistas de los
vencedora,había resultado rentable la guerra. A la larga, Esparta hechos de armas completaron el acabado interno del sistema democrático,
deberá pagar un alto precio por su victoria, pues su ordenamiento perfeccionando las instituciones y promoviendo su eficacia mediante
interno se verá aquejado a partir de este momento de una adaptaciones y reformas.Los avances políticos corren parejas con los éxitos
permanente crisis que acabará socavando la paz social y, con ello, militares. De ahí que no sea de extrañar que la gran derrota sufrida al término
su modelo de gobierno. de la guerra del Peloponeso suponga un irreparable deterioro de la Atenas
democrática. A partir de este punto de inflexión, comienza la agonía del
modelo de gobierno más creativo de la historia del pensamiento político
griego. Aunque la democracia no desaparecerá de golpe del mapa político, ya
nunca más volverá a recuperar su antigua pujanza y su capacidad de
convocatoria y de atracción.

El final de la guerra del Peloponeso no supuso para las ciudades, Sin duda, lo peor para Esparta fue que su política hegemónica agudizó una
que acababan de liberarse del dominio de Atenas, la inmediata serie de cambios sociales que deterioraron su siempre precario equilibrio
consecución de su autonomía. La mayoría de ellas habrá de interno. El veloz paso de un sistema de producción agraria a una economía
permanecer bajo un nuevo yugo, esta vez de signo espartano, que monetaria —consecuencia inmediata de las enormes cantidades de dinero
por regla general no resultará menos opresivo del que otrora persa que habían fluido hacia Esparta durante la fase final de la guerra del
ejerciera Atenas cuando dominaba la Liga ático-délica. En lugar de Peloponeso— convulsionó en gran manera su ordenamiento social.
estabilizarse el ordenamiento político del mundo griego a través de
un equilibrio firme de poderes compartidos,

las dificultades de las polis afectadas directamente por el cambio


de hegemonía se acentuarán a principios del siglo iv. Esparta se
verá permanentemente desbordada al afrontar los problemas
derivados del nuevo diseño político del mapa griego. Además,
acabará enfrentándose a Persia, su antigua aliada, por el dominio
del Egeo.

Según las leyes de Licurgo, plasmadas en la tradicional Rhetra En esta época de transición, repleta de luchas fratricidas por la hegemonía, las
espartana, la posesión de bienes y rentas era la base irrenunciable hasta entonces potentes y ambiciosas poleis griegas experimentarán una
del derecho a la ciudadanía. El repentino cambio de modelo dramática disminución de su capacidad de acción, mientras que
económico obligó a una parte de la población a endeudarse y a paulatinamente se consolida la monarquía macedonia.
perder sus tierras, con lo que los afectados no solo sufrían las Cuando en el año 359 subió Filipo II al trono, Macedonia era aún una potencia
consecuencias de una mal diseñada política de segundo orden, sacudida periódicamente por querellas internas y
social, sino que quedaban al mismo tiempo excluidos de la constantes agresiones de sus vecinos ilirios, tracios y griegos.Bajo su enérgico
ciudadanía. La dramática disminución del número de ciudadanos gobierno comienza la ascensión del estado macedonio y su afirmación como
espartanos debilitó adicionalmente su posición de predominio factor de peso en la política griega. Mediante reformas administrativas y
militar en Grecia, basada en la capacidad bélica de su ejército sociales y una política tenaz en el interior, Filipo II consigue reforzar la posición
hoplítico. El ocaso político de Esparta se acelerará, sin embargo, de la monarquía frente a la nobleza. Su argumento más contundente será, sin
por el incesante acoso de las vecinas ciudades de la Liga arcadia, embargo, la creación de un ejército adiestrado eficazmente, que se convertirá

39
que se asociarán con Tebas e invadirán conjuntamente en la principal baza de sus futuros planteamientos expansionistas. La política
la mayor parte del Peloponeso (369). Paralelamente a estas exterior de Macedonia se muestra impregnada de un marcado tinte
incursiones militares, que se proponían minar la operatividad intervencionista: Filipo II se
militar de Esparta, los ilotas espartanos se sublevaron apoderará sistemáticamente de las ciudades griegas en el norte del Egeo
exitosamente fundando un estado independiente en Mesenia, que (Anfípolis, Potidea, Pidna, Metona), obteniendo así una importante sali-
llegará a abarcar las regiones más fértiles del Peloponeso. Esparta da estratégica al mar. Con ello, se verá envuelto en permanentes conflictos con
perdía así de golpe la mitad de su territorio y veía desbaratada Atenas, que reclamaba esta neurálgica zona como área de interés vital
toda su estructura económica y social. En el campo de batalla de .Filipo II se convierte, en un espacio de tiempo relativamente breve, en el
Leuctra (371), donde la hasta entonces invencible falange protagonista decisivo de la política griega. Por ello constituirá un serio
espartana será derrotada por las tropas tebanas de Epaminondas, peligro para las poleis autónomas, poco dispuestas a aceptar recortes en su
se puso fin a la discutida hegemonía de Esparta. Su función como radio de acción por parte de las pretensiones hegemónicas de Macedonia. Será
nueva potencia hegemónica será asumida a partir de ese momento precisamente la exitosa política de Filipo II lo que muestre a las poleis más
por Tebas, que tampoco tardará en derrumbarse poderosas que aún rivalizaban entre sí de lo que era capaz de conseguir un
estado territorial unificado bajo un mando único. Este cambio de paradigma
estratégico se puede percibir a través de la acalorada discusión que se desata
en el mundo griego y, sobre todo, en Atenas en torno al tema del
panhelenismo.

EL PROCESO DE DEMOCRATIZACIÓN

El primer paso hacia un régimen participativo fue dado por Solón. Sus iniciativas
contribuyeron en gran manera a cohesionar los vínculos de identidad de la ciudadanía. A
través de la plataforma constitucional timocrática que implanta el legendario legislador, se
generó un eficaz organismo político abierto a corrientes reformistas y, al mismo tiempo,
capaz de integrar a la aristocracia, el grupo social que seguía marcando la pauta en el
sistema de responsabilidad colectiva.
Visto desde una perspectiva histórica, y por paradójico que pueda parecer, el segundo paso
hacia la consecución de la democracia se dio durante la tiranía de los Pisistrátidas, que se
revelará involuntariamente como uno de los episodios más propicios para el
fortalecimiento de las ambiciones políticas del demos. El dilatado paréntesis de
autoritarismo que, durante su fase final, consiguió apartar a numerosas familias relevantes
de la ciudad y, con ello, alejarlas del centro de decisión, contribuirá a debilitar
sensiblemente a la cúpula aristo-
crática, acelerando su despolitización. Este proceso, aparte de provocar un vacío de poder,
contribuirá a facilitar la implantación de nuevos baremos de participación pública que
conferirán al demos un nuevo protagonismo, hasta entonces exclusivo de los notables .

A partir del siglo v y a través del auge de Atenas, el mar se transformará en


un espacio físico adicional de la polis y con ello en el escenario político del
futuro. La prolongación de la polis hacia el mar, o, dicho de otra manera,
la politización del mar, será de una trascendencia decisiva, no sólo para
el devenir del sistema político griego, sino también para la futura
configuración del poderío de un estado. La conjunción y alternancia entre la

40
tierra y el mar como foco de recursos de poder pervivirá hasta que en siglo
xx el aire y la aviación les disputen su secular hegemonía.

1.1- ¿Qué características presenta el pensamiento político de Isócrates y

Demóstenes?

El autor menciona a Demóstenes como portavoz de la soberanía ateniense contra

los proyectos políticos del monarca macedonio Filipo II.

1.2- ¿Qué características presentan los modelos políticos presentados por

Platón y Aristóteles?

La política de Aristoteles fue muy influyente no solo en su época sino en la

posteridad, pese a su estado problemático en cuanto al texto y su conservación. El

contraste con su maestro Platón es de gran interés en la historia de las ideas

políticas, por lo que las doctrinas de cada cual deben ser expuestas. El gran

problema de la filosofía política griega y su interpretación posterior es de triple

naturaleza. En primer lugar, armonizar la obra de Platón y comprender la República,

el Político y las Leyes, sus tres diálogos principales sobre la organización política y la

figura del político, en conjunto. En segundo lugar, compaginar estas obras y

contrastarlas con las doctrinas que expone Aristóteles en la Política, con toda la

carga crítica frente a las propuestas de su maestro. En tercer lugar, constatar el

mayor o menor compromiso de ambos filósofos con la realidad que vivieron —

sobre todo su reacción frente a la experiencia de la democracia ateniense—,

considerar cómo reflejan el debate utópico que existía en su época y explicar el

engarce de los dos pensadores en la tradición griega. Es un reto nada desdeñable

41
al que llevan dedicados los estudiosos de estos dos autores desde muy antiguo y

sobre el que volveremos brevemente, por necesidad, y siguiendo el hilo de nuestra

aproximación teórica en lo que sigue.

Tanto Platón como Aristóteles y, en general todos los teóricos de la política griega,

se esforzaron en destacar la necesidad de garantizar el imperio de la ley sobre

cualquier otra circunstancia. Ante la variedad de constituciones existente en la

Grecia antigua, la prioridad era la discusión sobre la justicia, a la que, por ejemplo,

dedica Platón su República. Nótese que el nombre griego de esta obra (politeia)

significa «constitución» o «sistema político», como ya sabemos, y, contra lo que se

afirma en la opinión común, que su temática no versa sobre el engranaje político

ideal o la constitución utópica, sino sobre la naturaleza de la justicia y la vida más

adecuada en la comunidad humana. De ahí que aspectos como la educación, la

poesía o la virtud sean en la República tanto o más importantes que los elementos

básicos de la organización política. La discusión sobre la justicia será lo que más

contraponga el posicionamiento platónico con las teorías de la sofística.

Platón viene a representar la reacción antisofística y contraria a la deriva

relativista de la democracia griega y es el primero que estima indispensable

dotar de una completa fundamentación filosófica a la teoría política. Puede

parecer paradójico que el padre de la filosofía occidental haya sido un detractor del

que quizá sea el mayor logro político de los griegos y, así, Platón ha sido tachado a

menudo de reaccionario con cierta exageración.

La reforma propuesta por Platón se encuentra radicalmente enfrentada con el

estado histórico de la democracia ateniense cuando ya estaba en una etapa

terminal, entre contradicciones, demagogia e injusticia. Los postulados antisociales

de los sofistas, o, mejor dicho, de algunos de ellos frente a las ideas tradicionales

42
en torno a la ciudadanía en el marco de la polis, entendida tanto como

participación política, comunidad de intereses con el colectivo e imaginario común

basado en vínculos culturales y religiosos, provocaron su reacción, desde la base de

lo que ya había representado su maestro Sócrates.

En ese sentido, Platón se erige en el último defensor de la ciudad-estado

tradicional, en su época de mayor crisis, frente a la impugnación de la que es

objeto por parte de los sofistas, en cuanto al relativismo ético, en primer

lugar, pero también en lo que al ataque a la tradición religiosa se refiere. Se

trata de una reforma que, desde postulados filosóficos y éticos, destierra la idea de

lo oportuno y lo aparente y se basa en lo que permanece del hombre ante lo

cambiante.

Antes de emprender cualquier tratamiento del pensamiento político de Platón

conviene fijar ante todo tres principios generales para tenerlos en cuenta:

1. En primer lugar, la experiencia personal del filósofo en su época y su

contexto político concreto como ciudadano de la Atenas democrática, nacido

durante la guerra del Peloponeso, testigo singular del proceso trágico de

Sócrates y marginado por decisión propia de la práctica política para mejor

dedicarse a la teoría.

2. En segundo lugar, Platón es mucho más que un pensador político. Ha

construido, a lo largo de varias décadas, un sistema filosófico, apuntalado en

el método socrático del diálogo y el razonamiento, en busca de definiciones

esenciales, y en la invención de las ideas como correlatos objetivos del

conocimiento real.

43
3. En tercer lugar,hemos de contar con la amplitud de la obra escrita por

Platón, que durante unos cincuenta años va componiendo sus diálogos con

una sutil e inigualable habilidad literaria y con un extraño rigor metódico.

En realidad, el filósofo se centra más bien y con preferencia en problemas

éticos y políticos que en alambicadas disquisiciones sobre el ser o la

naturaleza. El pensamiento político de Platón está fundamentado sobre una

profunda carga ética, pues, como en casi toda la filosofía antigua, la relación entre

ética y política es básica para comprender la forma de resolver los conflictos y para

lograr el mejor método de organización política de la comunidad: esto se constata,

por ejemplo, en la idea de que la vida en la polis debe proporcionar ante todo la

felicidad y la virtud a los ciudadanos.

La propuesta política de Platón está impregnada de temas filosóficos propios del

idealismo tan persistente en este pensador, tal como se ve en su concepto del bien

supremo o en el famoso mito de la caverna, que suponen puntos clave de

referencia para la teoría de las ideas. Es de notar la importancia fundamental de la

educación en todo el proyecto platónico, hecho que tiene en cuenta la división

social por estamentos en virtud de las capacidades de cada cual. Los ciudadanos

serán educados según su pertenencia y su función y se dedica especial atención a

la educación de los gobernantes.

Los cinco diálogos más evidentemente políticos de Platón son Protágoras y Gorgias

—ambas reacciones frente a la sofística—, por un lado, y la República, el Político y

las Leyes —indagaciones sobre la mejor forma de gobierno y de gobernante—, por

otro.

En el Protágoras, en primer lugar, se trata la posibilidad de enseñanza de la virtud

(arete) y si, de poder enseñarse, el sofista es en verdad un maestro de la misma.

44
El Gorgias, en segundo lugar, presenta un panorama más radical contra el modelo

sofístico de la democracia: en él, Gorgias, Polo y Calicles se enfrentan a Sócrates y,

cada uno en diversa medida, expone las tesis relativistas, utilitaristas y del derecho

del más fuerte. El ataque a los excesos de la democracia ateniense se hace aquí

mucho más obvio. Lo que defiende el Sócrates platónico es el perfeccionamiento

moral de los ciudadanos, que a la larga, como se dice en el diálogo, puede costarle

la vida. El compromiso del filósofo en busca de la verdad, más que del acuerdo, es

un modelo de heroísmo ético y reformista. La transformación de la sociedad para

Platón es paralela a la del individuo. Lo perfecto sería tender al equilibrio o armonía

entre las partes de la ciudad, tanto como entre los principios fundamentales de la

naturaleza humana: el conflicto civil (stasis) se plantea como enfermedad de la

sociedad. Aquí no valen pactos, ni acuerdos entre opiniones diversas: solo quien es

capaz de procurar un diagnóstico verdadero del orden del cosmos, interno y

externo, de comprender la verdad sobre el individuo y la colectividad, será capaz de

regir la sociedad humana: por ende, los filósofos han de gobernar.

La República y las Leyes, dos obras separadas en el tiempo, pero que se pueden

entender formando un díptico con la mediación necesaria del Político, diálogo que

se debe fechar entre ambas. Concebidos en plena crisis de la democracia

ateniense, los dos proyectos políticos principales de Platón vienen a ocupar un

lugar fundamental en la historia del pensamiento político: partiendo de una

realidad y una larga tradición, Platón propugna una ciudad ciertamente muy

cercana a un modelo ideal y casi sobrehumano. Dejando a un lado, pero sin

olvidarlas, las lecturas que las distintas épocas hayan dado a la política platónica,

desde los últimos decenios del siglo xx se ha producido una recuperación muy

valiosa por parte de teóricos políticos que intentan rehacer una crítica de la

democracia y de las condiciones de posibilidad de un sistema político justo.

45
La República de Platón expone magistralmente esta teoría política y social que,

como su propio título griego indica (politeia), recoge de nuevo el clásico debate

sobre el sistema político ideal.

Platón trata aquí por medio de Sócrates temas éticos básicos: la justicia como

guía de la actuación individual y colectiva, es el principal de ellos. El contexto

del diálogo no es la propia Atenas, sino el Pireo, y la estructura de la obra abarca

desde el libro I, basado en un diálogo socrático sobre el concepto de justicia

individual y colectivo, pasando por los libros II-IV, que presentan la estructura social

de la ciudad ideal, con la especialización de funciones en tres clases sociales, hasta

llegar a los libros VIII-IX, en los que se hace un repaso de los regímenes políticos

existentes y sus características. Los libros V a VII constituyen la parte central del

proyecto, en los que se repasa la noción de orden político y las regulaciones de la

clase dirigente. Junto a estos temas, y al análisis de todos los regímenes políticos

(timocracia, oligarquía, democracia o tiranía) con sus defectos y excesos, Platón

ofrece una teoría del conocimiento y una educación en consonancia con ella, para

concluir que el mejor modelo para la sociedad es un organigrama tripartito que refleje

la estructura del alma humana. La idea de que la norma política debe crear la

armonía y la medida en el alma humana es uno de los pilares de la República.

Platón se pregunta por qué un ciudadano ha de obrar con justicia y la

respuesta es que ser justo interesa al individuo y le beneficia y, más allá, logra

una sociedad también justa. Lo que se extrae de esta discusión es una

indagación ética en la naturaleza de la justicia en la sociedad y en la política.

No habría, pues, utopía stricto sensu en la formulación del estado que promueve

Platón, pues se trata de un modelo, un paradigma en el plano de las ideas, que ha

de guiar la trayectoria y la actuación del ciudadano que pretenda ser justo.

46
No sabemos en qué medida estaba implicado Platón en el engranaje político de su

tiempo, pese a los testimonios que, como se ha mencionado ya, le hacen participar

en experimentos políticos en Sicilia y le retratan a su término con el desencanto

propio de quien ha fracasado en su intento. Es interesante y evocador pensar en

una posible aplicación práctica de las ideas platónicas en la historia de la

Antigüedad, pero no tenemos más que indicios y poco fiables.

Platón parte sin duda, como ya lo hicieron los sofistas y asumieron todos los

teóricos griegos de la política, de la desigualdad entre los seres humanos y la

necesidad de distribuir el trabajo de forma que corresponda con la capacidad,

la formación y las virtudes de cada individuo y, por supuesto, dando por

hecho la existencia de la esclavitud. En todo caso, huelga decir que la República

no es solamente un diálogo sobre el sistema político ideal, sino que abarca una

amplia gama de temas morales, metafísicos, sociales, pedagógicos e incluso

musicales.

También incluye discusiones sobre la historia de la filosofía y sobre la historia

de los sistemas de gobierno anteriores. Es un gran conglomerado transido del

espíritu filosófico de Platón, catalizador del pensamiento socrático, del pitagorismo

y de la tradición mítico-religiosa, que incluye un tratamiento de la forma de estado

ideal, a la que se dedica más o menos un tercio de la obra.

Comienza el diálogo por el tema de la necesidad de buscar la justicia, tanto de

forma individual como colectiva, con la tesis del esquema tripartito tanto del alma

del individuo como de la comunidad política ideal. Luego se tratarán los diversos

sistemas políticos y su nivel de perfección o degeneración. Pero esto va precedido

por unos apuntes acerca del conocimiento y la educación, que se intercalan entre

ambas partes más puramente políticas y que atestiguan la profunda imbricación

47
entre teoría del estado y teoría del conocimiento, política y gnoseología, es decir,

entre la organización de la comunidad humana y las vías, formación y límites del

conocimiento. No en vano, el diálogo culminará con un tratamiento detallado del

tema de la educación, en el que se incluye la célebre censura de la poesía

tradicional, con vistas a proporcionar a los ciudadanos del estado propuesto una

formación que les permita tender a esa justicia ideal en lo particular y también

desde el punto de vista de los festivales colectivos. La teoría del alma vuelve al final

a ponerse sobre el tapete con un mito ético y escatológico sobre su destino en el

más allá que retoma el tema clave de la consecución de la justicia. Todo ello, como

es costumbre, se pone en boca de Sócrates, que va desgranando los temas con su

habitual método dialéctico y poniendo en aprietos a sus interlocutores.

Podemos decir que el eje fundamental de la propuesta de Platón bascula en

torno a la comparación entre las virtudes del individuo y las del colectivo o

estado, usando la célebre analogía platónica entre microcosmos y

macrocosmos. El estado y el ciudadano son análogos, vale decir, tienen partes

análogas, que están capacitadas para realizar unas tareas particulares y cada cual

cumple unas funciones análogas tanto en el nivel político como en el ético y

psicológico. De ello cabe deducir que tanto el estado como el ciudadano cumplirán

el ideal de justicia —o tenderán a ella— de una manera análoga. En la República,

tres son los tipos de alma, según domine uno u otro elemento, como se establece

en su libro IV: racional (logistikon), irascible (thymoeides) y concupiscente

(epithymetikon). Esta famosa subdivisión nos parece paralela a las tres virtudes,

sabiduría, valor y templanza, y, tal vez, a las correspondientes tres partes del alma

según la teoría pitagórica: intelecto (nous), entendimiento (phren) y ánimo

(thymos)60.

48
Según Platón, el estado se basa en la constatación de la desigualdad natural

del hombre, pero también en la necesidad de organizarla de forma armónica

y regular las relaciones sociales a través de la convivencia política más

perfecta, que refleje un orden natural. Para ello es preciso dotar al estado de un

equilibrio interno intachable, que refleje la armonía matemático-musical del

cosmos. Platón insiste en el papel sociopolítico de la proporción armónica, en la

idea de que una base matemático-racional es la mejor guía y el contrato social más

adecuado para el fundamento y el bien del estado. Dos son las ideas clave a ese

respecto: la noción de kosmos u orden y la de taxis o disposición, que aluden a la

mejor y más natural virtud que logra la arete o excelencia: es decir, que algo o

alguien sea lo mejor posible en su género. Son nociones que aluden al orden

natural del universo y suponen una aplicación de la idea de justa proporción

natural a la cosa pública, que permite regular a la par el alma humana y la ciudad,

reflejando los paralelismos entre comunidad e individuo, macrocosmos y

microcosmos. Todo ha de funcionar como un gran organismo en el que las partes

se someten al todo.

Pero es Platón, como catalizador que es de todas esas doctrinas anteriores en sus

teorías del alma y del conocimiento, de las ideas y de la reminiscencia, quien

también se ocupa de recoger el testigo de la indagación pitagórica. La idea de la

armonía y la proporción está también presente en los modelos políticos de Platón:

si la buena distribución de los tipos de hombres debe ser la base del sistema de la

República, según su libro VII, en la creencia de que un fundamento filosófico-

racional y un equilibrio áureo es el mejor esquema tanto para el estado como para

el alma, en las Leyes será la «buena y vieja ley» la que habrá de imperar entre los

hombres, lo que parece encontrar inspiración directa en el logismos pitagórico. En

cuanto a la justicia y a la ética, también en el libro IV se insiste en la relación que

49
existe entre la justicia y la proporción matemática. Poco antes de ese pasaje se

había hecho hincapié en la importancia de la armonía entre cuerpo y alma, en el

sentido de que resulta necesario armonizar la parte apetitiva del alma con las

demás, evitando un crecimiento excesivo que sobrepase las otras dos partes del

alma. La justicia sólo será posible en una armonía entre las partes del alma y la idea

de proporción se convierte en un modo de determinar racionalmente que el orden

natural constituye también un orden moral, ya que en todo se encuentra la

presencia del número. Esta proporción numérica es la huella indeleble de la

conformación divina del universo y ha de erigirse en la guía modélica también para

los asuntos humanos.

La armonía política sería la más excelsa realización de la justicia social en

Platón. La justicia impone que cada sector del estado realice solo y exclusivamente

las tareas para las que está dotado, en una división del trabajo que se deduce de la

teoría del alma platónica y que da fe de la hábil combinación entre abstracción

teórica y aplicación práctica a la política. La clase productora deberá ser vigilada por

la clase de los guardianes con la intermediación de los auxiliares, una suerte de

cúpula militar intermedia que comparte algunas características de la clase superior

en cuanto a organización social y comunitaria. Los guardianes, que son la más alta

instancia de la política y la sociedad, viven en una comunidad perfecta, sin poseer

propiedad privada ni ostentar ambiciones de ninguna clase, en una especie de

comunismo ideal. Mientras que las otras clases aparecen influidas por pasiones o

deseos y, por tanto, han de ser organizadas y controladas, sólo la clase de los

guardianes está capacitada para dirigir la ciudad, puesto que se compone de los

únicos individuos elevados por la razón, ajenos a toda consideración egoísta y

material y,por tanto, los únicos que pueden razonar correctamente para el bien de

la comunidad.

50
Platón pretende que la indagación sobre el alma y el conocimiento humanos

vaya siempre por delante. A ello sigue el diagnóstico de la sociedad y la

intervención del filósofo gobernante sobre ella. Pero esta no refleja un

igualitarismo democrático o pactista, sino lo que Platón entiende por la

composición jerárquica o estructurada que de manera natural reina en el universo.

La población ha de estar, por tanto, dividida en tres clases —guardianes-

gobernantes, auxiliares-guerreros y obreros-productores— que corresponden a la

armonía natural en virtud de la propia composición tripartita del alma humana —

inteligencia (nous), carácter (thymos) y deseos (epithymiai)— y de la mencionada

proporcionalidad del universo.

A cada clase social le corresponde una virtud funcional por naturaleza: inteligencia

(phronesis), valor (andreia) y templanza (sophrosyne), que se asocian al oro, plata y

bronce en el mito etiológico que refiere Platón.

El filósofo gobernante debe mantener el equilibrio social como un sabio mediador

en contacto con la idea del bien y de la justicia, entendiendo esta como la

atribución a cada parte de su tarea, virtud y función. Tal y como sucede en las

matemáticas, si no hay armonía, no funciona el cálculo o, como pasa en la

naturaleza o en la medicina, si hay desequilibrios y predomina un elemento, la

enfermedad, la discordia y el conflicto amenazarán el sistema, ya sea el cuerpo, el

alma o la ciudad. La función de cada clase, como la de cada parte del alma o tipo de

alma, es claramente diferenciada, para aumentar el rendimiento y la cohesión

social a la par: “De ahí resulta que se hacen más cosas, mejores y con más facilidad,

cuando cada cual hace una cosa sola según sus inclinaciones naturales y en el

momento más oportuno, sin cuidarse de las demás”.

51
Platón propone dos medidas radicales, política y pedagógica,

respectivamente, para conseguir la justicia en su ciudad ideal: la división

tajante de funciones entre los ciudadanos según sus dotes naturales, y que

estas queden fijadas inmutablemente y reforzadas gracias a una educación

rigurosa y adecuada. A esto se añade una tercera propuesta radical: la abolición

de la propiedad y de la familia en las clases dirigentes, lo que emparenta la ciudad

platónica con otras utopías comunistas antiguas y modernas. El régimen material

de vida del estamento gubernamental debía ser austero. Además, se propone un

sistema de propiedad común para la clase vigilante de la ciudad, a la que estará

prohibido acumular riquezas, pues «si poseyeran tierras propias y casas y dinero

vendrían a ser administradores de bienes y labradores en vez de guardianes y se

convertirían en tiranos y enemigos de sus conciudadanos en vez de ser sus

defensores». Le sigue la comunidad de mujeres e hijos.

En conclusión, observamos cómo, en el tríptico político de Platón, que conforman

sus diálogos República, Político y Leyes, se puede constatar un modelo de reforma

que pone un énfasis muy especial en la educación ética y estética del individuo,

sobre los parámetros del conglomerado de la tradición mítico-religiosa helénica.

Todo está enfocado a conseguir la virtud del ciudadano y, por ende, la virtud de la

comunidad, que se convertirá en el estado ideal. Solo mediante la mejora del alma

de cada individuo, es decir, a través de una educación integral en un programa

pedagógico de índole filosófica, mediante la correcta distribución de tareas en la

ciudad entre los distintos tipos de ciudadanos clasificados por sus dotes

intelectuales y mediante el respeto a unas normas basadas en esa formación

superior que aspira al bien divino y que a la vez se basa en una antigua tradición, se

52
tenderá a la comunidad ideal, por cierto, e irónicamente, lo más alejada posible del

fallido experimento de la democrática Atenas natal de Platón, que quizá

consideraba viciada por los avances de la razón relativista y de la oportunidad

política.

El recurso a la tradición mítica y religiosa, que es patente en cada etapa del

pensamiento político platónico, acaso puede leerse en esta clave. Su propuesta

reformista representa en nuestro estudio el polo más teórico y preciso frente a la

descripción práctica de la arcaica sociedad homérica y una extraordinaria

teorización de la política fundamentada sobre un sólido sistema filosófico, teniendo

en cuenta la tradición y, a la vez, reaccionando frente al debate constitucional

contemporáneo y frente a la realidad social e histórica, en cuanto hace uso de los

viejos moldes de la antigua sociedad helénica.

En principio, la reforma tendente a la ciudad ideal aparece bajo la guía de una elite

dirigente seleccionada por su naturaleza e intelecto, pero luego, según avanza la

concreción de su proyecto de reforma legislativa, se depositan las esperanzas de

obtener la virtud y la felicidad de la comunidad sociopolítica en el imperio de la ley,

en el respeto a la tradición y a las normas patrimoniales, y en una educación

ordenada y estricta, con especiales observancias religiosas, para todos los

ciudadanos.

ARISTOTELES

Frente a las abstracciones de Platón, la filosofía aristotélica destaca en general por

un realismo sistematizador, una radicalidad de pretensión globalizadora, un

53
esquematismo didáctico, un planteamiento de los problemas teóricos

fundamentales y unos intentos de reformulación crítica y resolución.

Su pensamiento político presenta esos mismos rasgos y gira en torno al análisis de

los datos reales de la política griega y la evaluación de las teorías políticas

anteriores. Como en el caso de su maestro, también en Aristóteles la política

aparece indisolublemente ligada a la ética, a la conducta humana, a la justicia y a la

felicidad. La finalidad de la vida del hombre se perfecciona en sociedad y, entre

todos los modelos de estado, el más adecuado es el de la polis. Solo en ese marco,

en el de las relaciones políticas, se puede obtener la completa perfección de las

capacidades humanas y, por tanto, la vida feliz y justa de la comunidad. El hombre,

como ser político (zoon politikon) solo puede alcanzar la meta del bien vivir en la

comunidad política. Pero la teorización de esa convivencia política, frente a Platón,

la tenemos conservada en un solo tratado de Aristóteles, la Política, en vez de

dispersa en diversos diálogos. Esto conlleva ciertas ventajas de interpretación y

visión de conjunto. Así, pese a sus problemas textuales y de transmisión, la Política

(o libros sobre política, Politika biblia) concentra el pensamiento político

aristotélico, caracterizada por un cierto conservadurismo y una búsqueda de la

armonía. Nótese bien que no se trata, como indica el título de la obra, de un

tratado sobre la política y la manera de ejercerla, de una techne politike, sino más

bien de unas reflexiones sueltas acerca de los problemas y temas básicos de la

convivencia ciudadana, junto con ciertos consejos y directrices fundamentales para

resolverlos, a partir de la experiencia anterior y del marco del pensamiento en que

se desenvuelve Aristóteles.

El primer tríptico temático de la Política de Aristóteles se abre en el libro IV, que

contiene una evaluación detallada de los diversos tipos de regímenes políticos que

54
Aristóteles estudia y clasifica como objeto principal de su teoría. Las clases de

regímenes políticos y, en concreto, la democracia y la oligarquía, son estudiados en

este libro con atención a sus criterios económicos y sociales y a la conveniencia en

el seno de los distintos tipos de estado. Tras una primera defensa de la clase media

como baluarte del estado, Aristóteles observa también las diversas medidas de

estos regímenes con vistas a su conservación y la clasificación de poderes en ellos,

el poder deliberativo, el ejecutivo y el judicial.

El libro V enfoca las situaciones de inestabilidad de los regímenes políticos, las

guerras y revoluciones (staseis) que conllevan cambios políticos. El objetivo del

gobernante se perfila aquí ante todo como la conservación de su régimen

constitucional y la evitación de cambios en lo posible, por lo que el filósofo propone

un estudio detallado de las causas que llevan a cambiar de constitución por medio

de revoluciones en los distintos regímenes y, en concreto, en la democracia, la

oligarquía, la aristocracia y la monarquía. Al fin, el libro VI se dedica a la manera

mejor en la que se pueden conservar la democracia y la oligarquía, proponiendo un

estudio de sus rasgos e instituciones principales y abogando por un equilibrio

político para la supervivencia de la democracia oligárquica o moderada, que se va

perfilando como el régimen predilecto y propuesto por el filósofo.

Abre un segundo bloque estructural el libro I, que versa sobre los fundamentos de

la sociedad y la política, que luego se concretan en el examen de las utopías del

libro II y van a parar en el estudio de los diferentes regímenes políticos que recoge

el libro III. En el libro I, que analiza la comunidad política y la comunidad familiar,

desde la familia, la aldea y la ciudad, se incluye la justificación natural y legal de la

55
esclavitud. A continuación el filósofo diserta sobre aspectos de la economía, como

el origen de la propiedad o del comercio y de la moneda.

En el libro II, Aristóteles pasa a analizar las diversas constituciones y el régimen de

participación en cada uno de ellas. Especial interés tiene el estudio de las

propuestas de Platón, por ejemplo, en cuanto a la comunidad de mujeres e hijos y

de bienes, y la revisión de la constitución que proponen las Leyes de Platón.

Aristóteles pasa revista a otros planteamientos más o menos reales, como las de

Faleas de Calcedonia e Hipódamo de Mileto, a las leyes de legisladores míticos

como Solón, Zaleuco, Carondas, Onomácrito, Dracón y otros, así como a las

constituciones de Esparta, Creta y Cartago.

Lo más interesante del libro I es su visión panorámica del fenómeno político en el

marco de la convivencia social y de las unidades en que puede configurarse la

comunidad humana: en él, destaca la juntura con la obra ética del filósofo y con la

finalidad de toda vida en sociedad, que es alcanzar la plenitud y la felicidad.

De hecho, la Ética nicomaquea terminaba aludiendo a que, como los filósofos

anteriores no se habían ocupado de las constituciones, habría que analizarlas

concienzudamente. La obra también terminaba con una especie de incipit de las

doctrinas políticas aristotélicas que cuadra bien con el libro I de la Política, y ha

inducido a pensar en una más que posible continuidad entre el final de la Ética

nicomaquea y el comienzo de la Política. El hecho de que ética y política están

ligadas en Aristóteles, en todo caso, puede indicar la continuidad entre la Ética y la

Política en la manera en la que acaba aquella dando paso a esta.

56
Pero la transmisión de uno a otro ámbito, como señala la crítica, no es unívoca ni

está exenta de interrogantes. La Política de Aristóteles sido transmitida de una

forma que plantea a su vez problemas de lectura e interpretación, no sólo en lo

que a su situación conjunta con la Ética nicomaquea se refiere, sino también por su

posible subdivisión en dos partes. En todo caso, lo que sí demuestra, como apunta

M. Finley, es que la política para Aristóteles es una rama de la ética y que solo

puede ser analizada en el contexto de la polis.

Al círculo de Aristóteles se atribuye también un interés, como se ha dicho, por el

estudio y recopilación de las diversas constituciones que existieron en las distintas

poleis griegas. El Perípato se llenó de obras acerca de las constituciones de tal o

cual ciudad, de las que solo ha sobrevivido la de Atenas.

El siguiente paso en el estudio de la política por los aristotélicos hubiera sido,

ciertamente, el constitucionalismo comparado. Los libros II y III, por otro lado, quizá

fueron redactados de manera separada, pues recogen una reflexión teórica más

general que se relaciona con las diversas corrientes utópicas griegas: allí, se

examinan las diferentes propuestas políticas anteriores, como la de Platón, y

algunos sistemas de gobierno.

El libro III contiene una teoría general del concepto de ciudadanía en el marco de

los distintos regímenes políticos. Si el estado aparece como un ente natural,

definido por su territorio, población y constitución, el ciudadano óptimo habrá de

tender a la virtud natural que conlleva su vida cívica, como un virtuoso hombre de

bien. La justicia y la virtud, tanto individuales como colectivas, aparecen como el fin

verdadero de la ciudad y la única manera de que la política esté dirigida a conseguir

la vida feliz. Aristóteles defiende la clase media, que supone un equilibrio en la

57
ciudad entre ricos y pobres. Con esta noción se relaciona también la apuesta por

un tipo de sistema de gobierno que combina equilibradamente lo mejor de cada

uno de los esquemas políticos tradicionales (monarquía, aristocracia y democracia).

Para Aristóteles, los tipos de gobierno se clasifican fundamentalmente en tres

formas:

1) el gobierno de uno solo,

2) el gobierno de unos pocos

3) el gobierno de muchos.

En relación con esta tipología, el filósofo establece dos maneras de ejercer el

gobierno de la cosa pública: en interés de todos o en provecho propio. De ellos se

sigue que la conjunción entre formas de gobierno y modos de ejercerlo resulta en

seis constituciones básicas: la monarquía, la aristocracia y la democracia, que son

las que combinan los modelos de gobierno con el interés general, y la tiranía, la

oligarquía y la demagogia, que derivan de estos tipos constituyendo su vertiente

más negativa y corrupta.

Será a partir de la profunda crisis económica y social del mundo de la polis a finales

del siglo v, como consecuencia de las inacabables guerras fratricidas libradas por

conseguir la hegemonía en Grecia, cuando se acelere el deterioro de los

tradicionales modelos de estado participativo que, a pesar de su imperfección,

habían configurado y determinado durante siglos la realidad política y

constitucional de la Hélade. Se ha analizado, como punto final de este recorrido, la

manera en que el pensamiento y la literatura dan respuesta a la crisis del mundo

de las poleis a través de propuestas más o menos utópicas:

58
● la ciudad de Platón, ya sea en su primer y modélico ideal de la República, ya

en la constitución detallada y tradicionalista de las Leyes, es un ejemplo de

reacción frente a los problemas que generan las tensiones en el seno del

sistema político participativo de Atenas.

● La respuesta de Platón a la caída de Atenas y a las deficiencias de su sistema

democrático es uno de los monumentos de la reflexión política en la filosofía

griega: sus propuestas, que postulan la virtud de cada ciudadano según su

naturaleza para obtener el estado ideal, suponen el último gran intento

teórico para salvar el modelo tradicional de ciudad-estado sobre una base

filosófica.

● Aristóteles, por su parte, analiza los diversos modelos constitucionales del

mundo griego y propone un término medio, conservador y moderado, que

combine monarquía, aristocracia y democracia. Su faceta de detallista

estudioso de la comunidad política, desde dentro y también

comparativamente, lo convierte en un testimonio crucial del pensamiento

político en la transición al helenismo.

En todo caso, es muy notable constatar el auge que, a partir de mitad del siglo iv,

experimentan las diversas propuestas constitucionales de signo monárquico: tanto

en las teorías de los filósofos que defienden el gobierno de un rey sabio o a partir

de los modelos ubicados en la periferia del mundo de la polis. La respuesta a la

crisis de la polis de finales del siglo v y comienzos del iv volvía a mostrar, como es

evidente, la conjunción entre teoría y praxis política que ha caracterizado siempre

el pensamiento político griego, y que supone una clara prueba del profundo

59
cambio de parámetros políticos y constitucionales que se genera en Grecia en la

transición entre la época clásica y el helenismo.

2-Texto: Femenías

2.1- ¿Cuál es el enfoque que desarrolla Aristóteles sobre el lugar que ocupan

las mujeres en la pólis?

Aristoteles, enumerando cuáles son las partes de la administración doméstica,

advierte: «El Varon> gobierna a su mujer y a sus hijos como a libres (eleutheron),

pero no con la misma autoridad: a la mujer como ciudadana (politikos) y a los hijos

como súbditos (basllikos}", Sobre la base de pasajes como este, se puede afirmar"

que Aristóteles considera a la mujer una ciudadana y, por tanto, son infundadas las

acusaciones de-sexismo que le formulan las feministas.

Ya al menos desde Platón" no sólo importan los términos, sino también que

definen y como, Aristoteles", que tampoco es ingenuo respecto de los problemas

implícitos en la definición, denomina a varones y a mujeres «ciudadanos», pero en

cada caso la definición es diferente. En efecto, como vimos «ciudadano» se define

de, al menos, dos maneras: en sentido amplio es equiparable a nacido en la polis

de padres atenienses, y, en un uso restringido, se refiere a la participación y al

ejercicio de funciones estrictamente políticas. El primer sentido remite al lugar de

nacimiento y a la filiación; el segundo sentido, en cambio, implica el ejercicio propio

de la ciudadanía. La mujer es «ciudadana» solo en el primer sentido y, en

consecuencia, no estrictamente •

Aristoteles mismo da por sentada la exclusión de las mujeres (y por supuesto de los

niños) de las funciones del Estado. Incluso, si bien discute la pertinencia de la

60
inclusión en la polis de los trabajadores manuales, respecto de las mujeres, ni

siquiera examina su posible participación en cuestiones de índole política.

2.2- ¿Qué rol cumple su caracterizan de cuerpo femenino en esta

fundamentación?

Aristoteles examina y legisla sobre todas las cuestiones que se vinculen con el

matrimonio. Divide la vida matrimonial en dos periodos, a saber, la época de

teknopoiia, en la que el matrimonio debe tener hijos (alrededor de diecisiete años)

y el resto de la vida en común en la que deben evitarse porque, dada la edad

avanzada de los padres, podrían no ser sanos •

3-Texto: Capriglione:

3.1-¿Cómo se representa la sexualidad en Platón y Aristóteles? ¿Qué

diferencias y similitudes se aprecian?

3.2-¿Cómo se vincula política y sexualidad en ambos autores?

61
4-Ficha bibliográfica 13 (Sancho Rocher)

4.1-¿Qué significa el concepto de pólis-tyrannos que desarrolla Tucídides en su

obra?

El tirano tal como es representado en la imaginación colectiva, desde mediados del

siglo V es un cliché compuesto por ciertos rasgos como la ambición, el ejercicio

absoluto del poder, la arbitrariedad, el temor y aislamiento, el odio a quienes

pueden hacerle sombra, la comisión de abusos sexuales, etc.

Es muy probable que, aunque el título no posea connotaciones positivas, no tenga

necesariamente que ser interpretado siempre como un insulto sino, más bien,

como un modo de resaltar aquello que sitúa a un individuo frente a la legalidad o a

la ciudad, debido a su elevación y a su poder.

En conclusión: la polis-tirano es un símil creado por Tucídides con la intención de

hacer más plásticos ciertos aspectos del poder ateniense en discursos en los que

era conveniente que la prosecución de la arche apareciese sin ningún idealismo.

Pero la constante en el pensamiento del historiador es que el poder es algo a cuyo

ejercicio no se puede renunciar desde una posición de superioridad.

62

También podría gustarte