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EL ALTRUISMO Y LA SOLIDARIDAD

El Diccionario de la Real Academia define altruismo corno «esmero y


complacencia en el bien ajeno, aun a costa del propio, y por motivos
puramente humanos». En definitiva, el altruismo es una actitud de
servicio aceptada y querida de buen grado. El altruismo y la
solidaridad tienen una dimensión claramente humana y de servicio a
la sociedad que se pone a prueba si para prestar ayuda a los demás
tenemos que renunciar a beneficios propios, inmediatos y
significativos.

Al hojear las páginas de la Historia, descubriremos que los grandes


logros de la Humanidad en las áreas el saber, del bien común y de los
grandes objetivos sociales, se debieron a hombres que consagraron
su vida a los demás, olvidando en buena medida su comodidad y
hasta sus intereses inmediatos.

Pocas veces el hombre es más feliz que cuando dedica su vida a los
otros en complacida actitud de servicio y de solidaridad.

Hemos de saber presentar el altruismo a nuestros educandos como


«valor» y como meta digna de todo esfuerzo, orientándoles a estar
abiertos a la generosidad. Enseñar a nuestros hijos a ser solidarios es
capacitarles para la alegría, para la verdadera libertad y para el amor.

Es tarea del educador ayudar al inmaduro a descubrir caminos de


entrega a los demás, contrarrestando así el ejemplo constante de
unos contravalores que empujan a la servidumbre del egoísmo, de la
avaricia, de la ambición, del poder y del desenfreno de las pasiones.
Hacer la vida más agradable a los demás, procurar la felicidad de los
otros, no suele ser «santo de devoción», por desgracia, para la
mayoría de los mortales. Atacar al contrario, fastidiarle, destacar sus
defectos e ignorar sus virtudes, traicionarle, levantar falsos
testimonios, etcétera, son los modelos vivos más frecuentes que se
presentan hoy día a nuestros adolescentes y jóvenes. De ahí la
trascendental importancia de una educación para la solidaridad y el
altruismo desde el hogar v desde la escuela.

LA EDUCACION PARA LA COMPETITIVIDAD ES UN


CONTRAVALOR IMPERANTE, NO EXENTO DE VIOLENCIA

El sistema educativo en nuestro país es claramente selectivo,


competitivo y discriminatorio. El niño experimenta en su propia carne
el «espíritu bélico» y, la violencia desde los primeros años. Estudiar y
aprender no es algo interesante, divertido y enriquecedor... ¡estudiar
es competir! Quien logra las marcas, sigue adelante y es valorado y,
tenido en cuenta; quien tiene problemas, es eliminado. Se estudia
por las notas, se castiga por las notas, se selecciona por las notas, y
se elimina y discrimina por las notas. El niño, el adolescente y, el
joven comprueban, día a día, que no se le valora por ser bueno,
generoso, simpático, desprendido, servicial..., únicamente importan
los resultados escolares, las notas.

El mensaje que recibe desde todos los ángulos es claro: «Hay que
destacar, vencer, ser los primeros, ¡triunfar! La vida es lucha y
quienes te rodean son adversarios a batir. No importan los medios
que utilices si al final eres rico, famoso Y poderoso.»

Estamos educando para la insolidaridad con esta fiebre competitiva


que nos lleva a considerar al otro como enemigo, al menos en
potencia, ya que nos puede disputar y hasta arrebatar aquello a lo
que aspiramos. Es claro que se impone una revisión seria y en
profundidad del sistema educativo imperante. La educación para la
competitividad ha de ser sustituida por una educación para la
solidaridad y el altruismo.

El reto personal consigo mismo para el logro de una formación


integral debe desbancar a la competitividad generalizada que nos
invade y condiciona desde todos los sectores de la sociedad,
conduciéndonos desde niños a un depauperante y feroz
individualismo.

Hemos sido creados para amar, ser amados, compartir y contribuir al


bien común. Ese debe ser nuestro oficio de hombres si no queremos
ver nuestra vida vacía de contenido. Sólo es posible aspirar a la
verdadera felicidad, que es la que emana de amor y de la paz con
uno mismo, sintiendo la dicha y la felicidad de los demás como
propia. La senda sin destino del desasosiego por el poder, el placer,
el dinero, la fama, el consumo, etcétera, sólo nos conducirá a nuestra
propia destrucción, ya que, al prescindir en nuestras vidas de la
generosidad, la solidaridad y, el altruismo, estamos matando el amor
y sin amor quedamos reducidos a la nada.

LA SOLIDARIDAD COMO ALTERNATIVA. El altruismo y la


solidaridad se alzan como única alternativa válida capaz de
contrarrestar los hábitos de la competitividad, que conducen, de
manera segura, a un egoísmo e individualismo exacerbados. La
solidaridad, que se define como «determinación firme y perseverante
de empeñarse por el bien común», como dice Juan Pablo II, no se
trata de un sentimiento superficial por los males de tantas personas
cercanas o lejanas, sino de una actitud definida y clara de procurar el
bien de todos y cada uno. Todos debemos ser responsables también
de la felicidad de los demás, El medio que tenemos a nuestro alcance
de educar a nuestra juventud para la solidaridad y el altruismo, tanto
en el hogar como en la escuela, es predicar con nuestro ejemplo
constante, valorando y reforzando desde la infancia las conductas de
hermandad, comprensión, amabilidad, disponibilidad, ayuda a los
demás, hospitalidad, perdón, etcétera.

Dejemos de centrar tanto la atención en las calificaciones escolares y


mostrémonos felices y entusiastas cuando nuestros pequeños se
desprendan de sus juguetes, piensen en cómo borrar la tristeza y la
preocupación del rostro de un amigo, o compartan sus libros, cuentos
y objetos más queridos con los demás. En el colegio, fomentemos la
ayuda de unos a otros. Que los que tengan más facilidad para las
matemáticas, los idiomas o cualquier otra materia, sean felices
contribuyendo a que los compañeros con dificultades de aprendizaje
reciban de su parte las explicaciones, las palabras de aliento y el
apoyo incondicional y solidario,

Por fuerte que sea el huracán que arrastra a nuestra juventud al


individualismo, la competitividad. Y el poder; la complacencia en el
bien de los demás, vivida desde la cuna en actitudes de servicio y de
generosidad, siempre acaba por cristalizar en consistente y definida
actitud solidaria... ¡«valor humano»!

Hay dos aspectos que definen el altruismo: La simpatía y el


compromiso. La simpatía se apoya sobre valores de bondad y caridad
El compromiso considera un acto que se sabe va a beneficiar más a
otro que a sí mismo, implicando un sacrificio personal. El compromiso
se inscribe en una ética de la responsabilidad. Porque se trata de
actuar concretamente sobre el presente y sobre el futuro para
proporcionar mayor bienestar al resto de la sociedad, implicando una
inversión personal para el desarrollo de bienes comunes.

En el contexto de la ciencia económica, hablar de un individuo con


simpatía y compromiso social solo tiene características utópicas muy
arraigadas en la historia del pensamiento económico. Por ejemplo
muchos economistas creen que la utopía socialista implica un cambio
de las mentalidades individuales, ya que se supone que el hombre no
es de naturaleza altruista.
Sin embargo parece que existe una tendencia hacia ese cambio de
mentalidades, que encarnan los agentes económicos del Tercer
Sector, ubicados entre lo privado y lo público y se apoyan en buena
medida en una fórmula evolucionada del altruismo aunque dentro de
una gran heterogeneidad El ejemplo de mayor trascendencia altruista
es la donación de parte del tiempo de ocio de las personas para la
realización de acciones de ayuda al prójimo o simplemente de mejora
de la calidad de vida.
Ficha de Juego número - 0019
ORDEN EN EL BANCO
Tipo de Juego De cooperación
Edad A partir de 8 años.
Participantes Grupo Mediano-Grande
Duración 10-15 minutos
Materiales Uno o varios bancos (opcional)
Desarrollo y reglas
Se les pide a todos los participantes que se suban
a los bancos y se coloquen en linea recta. Si no
tuvieramos bancos se podria hacer en el suelo
marcando un espacio estrecho bien con baldosas o
pintando con tiza.

A los participantes se les pide que sin hablar deben


de colocarse siguiendo un orden determinado:
edades, fecha de nacimiento, altura,...

El objetivo debe de ser conseguido entre todos,


evitando caerse del banco. Posteriormente se
comprobará (ya hablando) si todos se han
colocado correctamente.
Variantes
Según la edad del grupo se puede disminuir la
dificultad, bien dejandoles hablar o sin hablar pero
pudiendo bajar del banco.

RALLY FOTOGRÁFICO

Objetivo: potenciar el sentimiento de grupo y mostrar la importancia de la


cooperación.

Tipo de aplicación: en grupos de 4 personas.

Material necesario: cámaras fotográficas, papel continuo, pegamento, impresora,


pegamento, tijeras.

Realización: de lo que se trata en esta actividad es que salgan a la calle y fotografíen


detalles y aspectos de la vida cotidiana que les puedan parecer relevantes, en cuanto
al tema que estamos tratando, violencia de género, es decir, matrimonio anciano
andando de la mano por la calle, alianzas de matrimonio en el tocador de una
habitación, parejas adolescentes besándose o discutiendo.

Una vez hecho el rally, se imprimirán las fotografías y se pegarán en el papel continuo.

(Las fotografías se realizarán fuera del ámbito escolar y se expondrán en el pasillo del
I.E.S.)

PUZZLE

Objetivo: fomentar el trabajo en grupo

Tipo de aplicación: en grupo de 7 personas

Material necesario: recortes de cartulina puzle con imágenes que los alumnos tendrán
que ordenar.

Desarrollo: se les dará a cada grupo una serie de cortes de cartulina donde irán
pegadas los trozos de imágenes que se han de organizar.

EL ARO

Objetivo: desarrollar la cooperación y el trabajo en equipo.

Tipo de aplicación: individual, parejas y tríos.

Material necesario: aros.

Desarrollo: por parejas se colocan dentro de un aro. Deben subir el aro hasta la cabeza
sin valerse de las manos ni de la palabra.

-variante: primero debe subir el aro una persona sola, después entra en el aro otra
persona y deben subirlo entre las dos, y más tarde entraría una tercera persona en el
aro.

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