A este mundo descendiera! ¡Que por nosotros sufriera La muerte de malhechor! ¡Que por su infinito amor Llevara tan grave peso Cual nuestras culpas, e ileso, Libre, enviara al condenado! Tal amor, nunca se ha hallado Sino en Dios; ¡Dios mismo es eso!
Y ese amor, si lo recibe
Con fe el pobre pecador, Si cree ese inmenso amor, Por Él sustentado vive.
Que sólo aquel que apercibe
Lo que en Dios mismo se encierra, Que al hombre atrae, y no aterra, Tiene un caudal prodigioso; ¡Es el sólo venturoso, Sólo feliz en la tierra!.