Está en la página 1de 4

5/11/21 13:00 Lectura espiritual del poema

Lectura espiritual del poema


"Nada te Turbe"
de Santa Teresa de Jesús.
Padre Tomás Álvarez. O.C.D.
 

Parece casi superfluo hacer la presentación del poema de la Santa. ¿Quién


no lo conoce? Lo hemos leído de letra suya, más o menos imitada. Lo hemos
cantado musitando su música sedante. Tantas veces hemos repetido sus
versos en grupos de oración, haciendo espacio al silencio de todos. En
momentos difíciles se lo hemos insinuado al amigo: mira que todo se pasa!
Nada te turbe, decía Santa Teresa. Que Dios está por encima de todo...

Es tan breve el poema, que apenas ocupa espacio. Lo reproducimos una vez
más, para leerlo pausadamente y desgranar uno a uno la espiga de sus
versos:

Nada te turbe,

nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene
nada le falta.
¡ Sólo Dios basta !

¿Cómo leer el poema? ¿Es -como se ha dicho- un salmo teresiano?

En tal caso ¿cómo entenderlo y apropiárnoslo? ¿Es un salmo sapiencial, de


corte "gnómico", como pretenden los entendidos? ¿O es un salmo íntimo,
como ciertos poemas del salterio bíblico, que invitan a la propia alma a
prorrumpir en determinados sentimientos? Por ejemplo, "Alaba, alma mía al
Señor, y todo mi ser a su santo nombre".

Si es un breve salmo sapiencial, hay que leerlo dejándole flecharnos el alma


con el dardo de cada verso, cargado de resonancias, que desde cada
sentencia nos devuelven a las sendas de la propia vida, sendas a veces
tortuosas, a veces encrespadas o espinadas.

Si, en cambio, es un salmo íntimo, nos introduce en el alma de la autora, que


se va diciendo a sí misma: "Teresa, que nada te turbe"...

Sí, son dos lecturas posibles, o dos ensayos de escucha ante la melodía de
https://mercaba.org/ARTICULOS/L/lectura_espiritual_del_poema.htm 1/4
5/11/21 13:00 Lectura espiritual del poema

cada verso. Personalmente, prefiero la segunda. El "nada te turbe" es un


requiebro en soledad. Teresa escribe su poema a solas. Como hacen siempre
o casi siempre los poetas líricos y los místicos. Cierto que ella no compone
esos versos como un billete de envío para convertirlos en misiva espiritual
para alguno de sus amigos. Los compone como una vivencia más, o como
simple latido del alma.

En primer lugar, Teresa no suele tutear a sus amigos. Ni siquiera a su


hermana Juana o a su sobrina Teresita. Basta leer las cartas que les dirige. A
Teresita, por ejemplo: "...hija mía, mucho me holgué con su carta y de que le
den contento las mías..." A Teresa la tutea la voz interior: "Teresa, no hayas
miedo"; "no te metas en eso!"; "diles que si podrán por ventura atarme las
manos"; "¿en fríos te detienes?" "¡Ahora, Teresa ten fuerte!" Pero en ese
diálogo, ella es la destinataria del tuteo. La tutea su Señor, como en la Biblia.

Ella, en cambio, sólo se tutea hablando consigo misma. Mejor dicho, ella
tutea a la Teresa profunda, la de su interior: "¡tú, alma mía, por qué estás
triste!" "O vida, vida, ¿cómo puedes sustentarte estando ausente de tu Vida?
En tanta soledad, en qué te empleas, qué haces..." "Oh ánima mía, deja
hacerse la voluntad de tu Dios. Eso te conviene" etc. Así en las
Exclamaciones. y en Vida: "Paréceme fuera bien, oh ánima mía, que miraras
el peligro de que el Señor te había librado..." (5,11).

Notémoslo bien. Teresa es capaz de ese extraño desdoblamiento de


personalidad que le permite hablar con el tú de sí misma. Exactamente con su
tú interior. Ella tiene densa interioridad. Hablando del "castillo de su alma",
¿no dijo ella que se parecía a un castillo entablado de moradas? Está
convencida de que, en esa densidad del alma, le es posible enviar mensajes
(o clamores) desde las moradas superficiales hasta la morada central del
castillo. Porque el tú más identificado con ella reside ahí en lo hondo. Pues...
ahí en lo hondo, se despliega su poema: "Teresa, que nada te turbe..."

Aparte esa clave literaria o estilística, hay todavía otra razón puramente
espiritual, para proponer la lectura del poema como un murmullo de intimidad.
A Teresa le han pasado ya tantas cosas en la vida. En su drama interior le ha
ocurrido una tremenda, que la ha llenado de sobresalto. Fue el encuentro
repentino con una Presencia interior que la traspasa y la desborda. Esa
Presencia novedosa la desconcierta de tal suerte, que de pronto en su
interior surge una voz capaz de sedar todo el oleaje. La voz interior le dice:
"no hayas miedo, Teresa". Refrendado por el tremendo "Yo soy" de la Biblia.
Exactamente estas tres palabras: "No hayas miedo, hija /que Yo soy / y no te
desampararé" (Vida. 25,18)

Ese "no hayas miedo, hija", ¿no sería el punto de arranque de su inspiración
poética y mística? En el libro de la Vida, Teresa lo comenta así "Paréceme
que, según estaba (yo), eran menester muchas horas para persuadirme a que
me sosegase, y que no bastare nadie. Heme aquí con solas estas palabras
https://mercaba.org/ARTICULOS/L/lectura_espiritual_del_poema.htm 2/4
5/11/21 13:00 Lectura espiritual del poema

sosegada, con fortaleza, con ánimo, con seguridad, con una quietud y luz,
que en un punto vi mi alma hecha otra... ¡Oh, qué buen Dios!" (ib).

Pues bien. Sabemos que los auténticos poemas líricos, una vez creados, se
hacen autónomos, tienen vida propia, alejados de la voluntad del autor que
los compuso. Y que por eso, son polivalentes o polisémicos. Cada lector
puede escucharlos libremente: o como una voz en que Teresa
excepcionalmente lo tutea: "a ti, lector, ¡que nada te turbe!"... O mientras lee,
puede sentirse convocado a ese misterioso ámbito en que a la autora le
suceden cosas y cosas..., y él la escucha diciéndose a sí misma: "Teresa,
¡que nada te turbe! que "Yo soy" está contigo!" Como ese "yo soy" estaba con
Moisés.

No lo olvidemos. Teresa es una contemplativa. Se nutre de palabra bíblica. A


través de sus meditaciones, tantas palabras bíblicas se le han quedado
prendidas de las cuerdas del arpa interior.

En nuestro poema, lo cierto es que cada verso resulta ser un anillo de


empalme con palabras bíblicas que ella ha pasado tantas veces desde el libro
a los ojos, y desde los ojos al alma.

Nosotros, lectores de su poema, podemos rastrear el eco de esas


vibraciones. Sin pretensiones de erudita búsqueda literaria. Sino como
prolongaciones de onda en la vivencia espiritual de Teresa orante o de
Teresa poeta.

El verso primero, nada te turbe, es claro eco de la palabra de Jesús a los


amedrentados discípulos, momentos antes de la Pasión: "que no se turbe
vuestro corazón" (Juan 14,1)

El verso segundo, nada te espante: no habla de susto sino de asombro.


(Basta recordar cualquier otro pasaje teresiano: se le conmovía de gozo el
alma, "espantada (=asombrada) de la gran bondad y magnificencia y
misericordia de Dios": (Vida, 4,10). También es resonancia del asombro de los
discípulos ante los gestos taumatúrgicos de Jesús: "¿eso o s asombra?
¡cómo os admiraréis cuando veáis al Hijo del Hombre subir adonde residía
antes!" (Juan 6,63)

El verso todo se pasa, que materialmente remite a la consigna del filósofo


griego "panta rei=todo pasa", también es eco de la palabra de Pablo: "pasa
este mundo" (1Cor. 7,31), o las palabras de Jesús: "cielo y tierra pasarán"
(Mt. 34,25), seguidas de la eterna vigencia de la palabra de Jesús ("mis
palabras no pasarán"), que da paso a la sentencia del verso siguiente.

Dios no se muda. Sí, el Señor y su verdad permanecen para siempre (Salmo


116, 2). Para Teresa, la fidelidad de Dios en la amistad ("él es amigo
verdadero") contrasta con la versatilidad de las amistades humanas: "Vos sois
https://mercaba.org/ARTICULOS/L/lectura_espiritual_del_poema.htm 3/4
5/11/21 13:00 Lectura espiritual del poema

el amigo verdadero... Todas las cosas faltan. Vos, Señor de todas ellas,
nunca faltáis..., que ya tengo experiencia de la ganancia con que sacáis a
quien sólo en Vos confía" (Vida, 25,17). Es un anticipo del verso último del
poema.

La paciencia / todo lo alcanza. Se lo decía Jesús a los discípulos


anunciándoles las persecuciones: "con vuestra paciencia poseeréis vuestra
aloma, vuestra vida" (Lc. 21,19).

El verso final: ¡sólo Dios Basta!. Es la palabra lema de los contemplativos. Es


el "sólo Dios" de San Bernardo o del hermano Rafael. "Solas con Él solo",
será el lema teresiano para las jóvenes pioneras del Carmelo de San José.

Los tres absolutos del poema.

Los tres absolutos del poema son éstos:

- nada, nada , nada


- todo, todo
- sólo Dios!

Tres nadas, dos todos, un único sólo Dios.

Es posible que la dosis balsámica y sedante que desde el poema impregna al


lector se deba a la cadencia de los dos versos finales, con su asonancia en
a-a: "nada le falta / sólo Dios basta." Asonancia suavemente introducida en
versos anteriores: todo se pasa / todo lo alcanza.

Pero, sin duda, más fuerte que esa cadencia musical es lo medular y absoluto
del mensaje que nos llega a través del poema, con su alternancia de todos /
nadas / sólo Dios. Tres veces nada, nada, nada. Dos veces el todo, todo:
"todo se pasa / todo lo alcanza" Y una vez sola, pero cerrando el poema en el
verso final: "¡sólo Dios!" y punto. O "sólo Dios" y basta. Si el poema era un
sedante psicológico, por encima de la psicología prevalece la teología de la
contemplativa y mística que es Teresa.

Tomado de la revista "Teresa de Jesús" nº 109

https://mercaba.org/ARTICULOS/L/lectura_espiritual_del_poema.htm 4/4

También podría gustarte