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Orígenes
Afrodita tiene numerosas equivalentes: Inanna en la mitología sumeria, Astarté en la
fenicia, Turan en la etrusca y Venus en la romana. Tiene paralelismos con diosas
indoeuropeas de la aurora, tales como Ushás o Aurora. Según Pausanias, los primeros
que establecieron su culto fueron los asirios, y tras ellos los pafosianos de Chipre y los
fenicios que vivían en Ascalón (Palestina), quienes enseñaron su culto a los habitantes
de Citera.[1] Se decía que Afrodita podía hacer que cualquier hombre se enamorase de
ella con solo poner sus ojos en él.
El nombre Ἀφροδίτη era relacionado por etimología popular con ἀφρός aphrós,
‘espuma’, interpretándose como ‘surgida de la espuma’ y personificándola en un mito
etiológico que ya era conocido para Hesíodo.[2] Tiene reflejos en el mesapio y el etrusco
(de ahí «abril»), que probablemente fueron tomados prestados del griego. Aunque
Heródoto estaba al tanto de los orígenes fenicios de Afrodita,[3] los intentos lingüísticos
por derivar el nombre «Afrodita» del semítico Aštoret, mediante transmisión hitita sin
documentar, siguen sin ser concluyentes. Una sugerencia de Hammarström,[4] rechazada
por Hjalmar Frisk, relaciona el nombre con πρύτανις, un préstamo griego de un cognado
del etrusco (e)pruni, ‘señor’ o similar. Mallory y Adams ofrecen una etimología del
indoeuropeo abhor, ‘muy’ + dhei, ‘brillar’.[5]
Si procede del semítico, una etimología plausible sería del barīrĩtu asirio, un demonio
femenino hallado en textos babilónicos medios y tardíos.[6] El nombre significa
probablemente ‘la que [viene] al anochecer’, una manifestación del planeta Venus como
estrella vespertina, un atributo bien conocido de la diosa mesopotámica Inanna/Ishtar.
Culto
El epíteto Afrodita Acidalia fue ocasionalmente añadido a su nombre, por la fuente que
usaba para bañarse, situada en Beocia.[7] También era llamada Cipris o Cipria (Kypris)
y Citerea (Cytherea) por sus presuntos lugares de nacimiento en Chipre y Citera,
respectivamente. La isla de Citera era un importante centro de su culto. Estaba asociada
con Hesperia y era frecuentemente acompañada por las Cárites, las diosas de las
festividades.
Afrodita tenía sus propios festivales, las Afrodisias, que se celebraban por toda Grecia,
pero particularmente en Atenas y en Corinto. En el templo de Afrodita ubicado en la
cima del Acrocorinto (antes de la destrucción romana de la ciudad en 146 a. C.) las
relaciones sexuales con sus sacerdotisas eran consideradas un método de adoración a la
diosa. Este templo no fue reconstruido cuando la ciudad se refundó bajo dominio
romano en 44 a. C., pero es probable que los rituales de fertilidad perdurasen en la
ciudad, cerca del ágora.
Afrodita estaba asociada con el mar, y con frecuencia era representada con él y con los
delfines, las palomas, los cisnes, las almejas, las veneras, las perlas, y árboles como el
granado, el manzano, el mirto y las rosas.
Para finales del siglo V a. C. los filósofos habrían separado Afrodita en dos diosas
diferentes, no individualizadas en el culto: Afrodita Urania, nacida de la espuma
después de que Crono castrase a Urano, y Afrodita Pandemos, la Afrodita común ‘de
todo el pueblo’, nacida de Zeus y Dione.[8] Entre los neoplatónicos y finalmente sus
intérpretes cristianos, Afrodita Urania figura como la Afrodita celestial, representando
el amor del cuerpo y el alma, mientras Afrodita Pandemos estaba asociada con el mero
amor físico. La representación de Afrodita Urania, con un pie descansando sobre una
tortuga, fue interpretada más tarde como emblemática de la discreción del amor
conyugal; la imagen se atribuye a Fidias, en una escultura criselefantina hecha para Elis,
de la que solo tenemos un comentario pasajero de Pausanias.[9]
Por esto, según Platón[10] Afrodita es dos diosas, una vieja y la otra joven. La mayor,
Urania, es la hija de Urano; la menor se llama Pandemos, y es la hija de Zeus y Dione.
Pandemos es la Afrodita común. El discurso de Pausanias distingue dos manifestaciones
de Afrodita, representadas por dos historias: Afrodita Urania (‘celestial’) y Afrodita
Pandemos (‘común’).
Prostitución ritual
Un aspecto universal del culto de Afrodita y sus predecesoras que muchos mitógrafos
de los siglos XIX y XX han omitido[11] es la práctica de la prostitución religiosa en sus
santuarios y templos. El eufemismo griego para estas prostitutas es hieródula, ‘sierva
sagrada’. Esta costumbre fue una práctica inherente a los rituales dedicados a las
antecesoras de Oriente Medio de Afrodita, la sumeria Inanna y la acadia Ishtar, cuyas
meretrices de los templos eran ‘mujeres de Ishtar’, ishtarium.[12] Esta práctica ha sido
documentada en Babilonia, Siria y Palestina, en ciudades fenicias y en la colonia tiria de
Cartago, y para la Afrodita helénica en Chipre, el centro de su culto, Citera, Corinto y
Sicilia.[12] Afrodita es en todas partes la patrona de las heteras y cortesanas. En Jonia, en
la costa de Asia Menor, las hieródulas servían en el templo de Artemisa.
Nacimiento
La ‘surgida de la espuma’ Afrodita nació del mar, cerca de Pafos (Chipre) después de
que Crono cortase durante la Titanomaquia los genitales a Urano con una hoz
adamantina y los arrojase tras él al mar. En su Teogonía, Hesíodo cuenta que los
genitales «fueron luego llevados por el piélago durante mucho tiempo. A su alrededor
surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella»
ya adulta. Este mito de Venus (el nombre romano de Afrodita) nacida adulta, Venus
Anadiómena (‘Venus saliendo del mar’),[13] fue una de las representaciones icónicas de
Afrodita, famosa por la admiradísima pintura de Apeles, hoy perdida, pero descrita por
Plinio el Viejo en su Naturalis Historia.
Por esto, Afrodita es de una generación anterior a la de Zeus. Homero cuenta en el libro
V de la Ilíada otra versión sobre su origen, según la cual sería hija de Dione, quien era
la diosa oracular original («Dione» significa simplemente ‘diosa’, forma femenina de
Δíος, ‘diosa’, el genitivo de «Zeus») en Dódona. Según Homero, Afrodita,
aventurándose en batalla para proteger a su hijo Eneas, es herida por Diomedes y vuelve
con su madre, postrándose de rodillas para ser reconfortada. «Dione» parece ser
equivalente a Gea, la Madre Tierra, a quien Homero trasladó al Olimpo y alude a un
hipotético panteón protoindoeuropeo original, con dios jefe (Di-) representado por el
cielo y el rayo y la diosa jefa (forma femenina de Di-) representada como la tierra o el
suelo fértil. La propia Afrodita fue llamada a veces «Dione». Una vez que el culto a
Zeus hubo usurpado el oráculo-robledo de Dódona, algunos poetas lo tuvieron por padre
de Afrodita.
Algunos autores consideran que Afrodita era hija de Talasa, la personificación femenina
del mar, y Zeus.
Vida adulta
Afrodita no tuvo infancia: en todas las imágenes y referencias nació adulta, núbil e
infinitamente deseable. En muchos de los mitos menores tardíos en los que participa se
la presenta vanidosa, malhumorada y susceptible. Aunque es uno de los pocos dioses
del panteón griego realmente casados, le es infiel a su marido con frecuencia. Hefesto es
una de las deidades helénicas más ecuánimes; en el relato recogido en la Odisea
Afrodita parece preferir a Ares, el voluble dios de la guerra. Es uno de los pocos
personajes que desempeñó un papel importante en la causa original de la propia Guerra
de Troya: no solo ofreció a Helena de Esparta a Paris, sino que el rapto se llevó a cabo
cuando este, al ver a Helena por primera vez, se vio abrumado por el deseo de poseerla,
lo que corresponde a la esfera de Afrodita.
Debido a su inmensa belleza, Zeus temía que Afrodita fuera la causa de violencia entre
los otros dioses. Por ello la casó con Hefesto, el severo y malhumorado dios del fuego y
la fragua. Otra versión de esta historia cuenta que Hera, la madre de Hefesto, lo arrojó
del Olimpo al considerarlo feo y deforme. Este obtuvo su venganza atrapándola en un
trono mágico y exigiendo a cambio de su liberación la mano de Afrodita. Hefesto estaba
contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa
joyería, incluyendo el cesto, un cinturón que la hacía incluso más irresistible para los
hombres.
Afrodita y Psique
Mientras tanto, los padres de Psique estaban preocupados porque su hija siguiera
soltera. Consultaron un oráculo que les dijo que ella no estaba destinada a ningún
amante mortal, sino a una criatura que vivía en la cima de cierta montaña, a quien
incluso los dioses temían. Eros había preparado al oráculo para que dijera esto. Psique
se resignó a su destino y subió a la cumbre de la montaña, pidiéndole a los ciudadanos
que la seguían que la dejaran y le permitiesen afrontar sola su destino. Allí Céfiro, el
viento del oeste, la bajó flotando suavemente hasta una cueva. Psique entró y se
sorprendió de hallarla llena de joyas y adornos. Eros la visitaba cada noche en la cueva
y hacían el amor apasionadamente. Le pidió solo que no encendiese jamás ninguna
lámpara porque no quería que Psique supiera quién era (sus alas lo hacían
inconfundible). Sus dos hermanas, celosas, la convencieron de que su marido era un
monstruo y que debía clavarle una daga. Así que una noche encendió una lámpara, pero
reconoció a Eros al instante y dejó caer su daga. Una gota de aceite caliente cayó sobre
el hombro de Eros, lo despertó y huyó, diciendo: «¡El amor no puede vivir donde no
hay confianza!»
Cuando Psique contó a sus celosas hermanas mayores, estas se regocijaron secretamente
y cada una de ellas fueron por separado a la cima de la montaña e hicieron como Psique
les había dicho para entrar en la cueva, esperando que Eros las preferiría a ellas. Eros
seguía con el corazón roto y no las cogió, por lo que murieron al caer hasta la base de la
montaña.
Psique buscó a su amante por buena parte de Grecia, tropezando finalmente con un
templo a Deméter, donde el suelo estaba cubierto de montones de grano mezclado.
Empezó a ordenar el grano en montones ordenados y, cuando hubo terminado, Deméter
le habló, diciéndole que la mejor forma de encontrar a Eros era buscar a su madre,
Afrodita, y ganarse su bendición. Psique encontró un templo a Afrodita y entró en él.
Afrodita le asignó una tarea similar a la del templo de Deméter, pero le dio un plazo
imposible de cumplir. Eros intervino, pues aún la amaba, e hizo que unas hormigas
ordenaran el grano por ella. Afrodita se enfureció por este éxito de Psique y le dijo que
fuese a un campo donde pastaban unas ovejas doradas y consiguiese lana de oro. Psique
fue al campo y vio las ovejas, pero fue detenida por el dios del río que tenía que cruzar
para llegar al campo. Este le dijo que las ovejas eran malas y crueles y podían matarla,
pero que si esperaba hasta mediodía, las ovejas irían a buscar la sombra en el otro lado
del campo y se dormirían, y que entonces podría agarrar la lana que quedaba
enganchada en las ramas y la corteza de los árboles. Psique así lo hizo y Afrodita se
enfureció todavía más al ver que había sobrevivido y superado su prueba.
Por último, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como
resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza.
Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su
belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una
torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la
detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún
con vida, además de decirle cómo pasar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros
de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un
óbolo para que la llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una
voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone
dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y
le dio el otro pastel a Cerbero para volver.
Adonis
Afrodita era amante de Adonis y tomó parte en su nacimiento. Cíniras, el rey de Chipre,
tenía una bellísima hija llamada Mirra. Cuando la madre de esta cometió hibris contra
Afrodita al afirmar que su hija era más bella que la afamada diosa, Mirra fue castigada
con una incesante lujuria hacia su propio padre. Cíniras rechazó esto, pero Mirra se
disfrazó de prostituta y durmió secretamente con su padre. Finalmente, Mirra quedó
embarazada y fue descubierta por Cíniras. Enfurecido, persiguió a su hija con un
cuchillo. Mirra huyó de él, pidiendo misericordia a los dioses. Estos oyeron su plegaria
y la transformaron en un árbol de mirra para que su padre no pudiese matarla.
Finalmente, Cíniras se suicidó en un intento por restablecer el honor de familia.
Mirra dio a luz a un bebé llamado Adonis. Afrodita pasaba junto al árbol de mirra
cuando vio al bebé y se apiadó de él. Puso a Adonis en una caja y lo llevó al Hades para
que Perséfone cuidase de él. Adonis creció hasta ser un joven increíblemente hermoso,
y Afrodita volvió finalmente por él. Sin embargo, Perséfone detestaba darlo por perdido
y quería que Adonis permaneciera con ella en el inframundo. Las dos diosas se
involucraron en tal disputa que obligó a Zeus a interceder. Este decretó que Adonis
pasase un tercio del año con Afrodita, otro tercio con Perséfone y otro con quien
desease. Adonis, por supuesto, elige a Afrodita.
Adonis empieza su año en la tierra con Afrodita. Una de sus mayores pasiones es la
caza, y aunque Afrodita no es naturalmente una cazadora, participa para poder estar con
Adonis. Pasan cada hora que están despiertos juntos, y Afrodita queda extasiada con él.
Sin embargo, su ansiedad empieza a crecer por sus deberes abandonados, y se ve
obligada a dejarlo por un corto tiempo. Antes de marcharse, le da un consejo a Adonis:
no atacar a un animal que no demuestre miedo. Adonis acepta el consejo, pero
secretamente duda de las habilidades de Afrodita como cazadora, olvidando
rápidamente el consejo.
El juicio de Paris
El juicio de Paris, Peter Paul Rubens, c. 1638–1639 (Museo del Prado, Madrid).
Tanto los dioses y diosas como diversos mortales fueron invitados a la boda de Peleo y
Tetis (que luego serían padres de Aquiles). solo la diosa Eris (Discordia) no fue
invitada, pero apareció con una manzana dorada con la palabra kallistēi (‘para la más
hermosa’) inscrita, que arrojó entre las diosas. Afrodita, Hera y Atenea reclamaron ser
la más bella y por tanto la justa propietaria de la manzana. Estuvieron de acuerdo en
llevar el asunto ante Zeus, quien, al no querer el favor de ninguna diosa, dejó la elección
en manos de Paris de Troya. Hera intentó sobornarlo con un reino (Asia Menor),
mientras Atenea le ofreció sabiduría, fama y gloria en la batalla, pero Afrodita le
susurró que si la declaraba la más bella le daría la mujer mortal más hermosa del mundo
como esposa, por lo que Paris eligió a Afrodita. Esta mujer era Helena. Las otras diosas
se enfurecieron y a través del rapto de Helena por Paris provocaron la Guerra de Troya.
Pigmalión y Galatea
Pigmalión era un escultor que no había hallado mujer alguna digna de su amor. Afrodita
se apiadó de él y decidió enseñarle las maravillas del amor. Un día, Pigmalión fue
inspirado por un sueño de Afrodita para fabricar una mujer de marfil semejante a ella, a
la que llamó Galatea. Pigmalión se enamoró de la estatua y decidió que no podría vivir
sin ella. Rezó a Afrodita, quien llevó a cabo la última parte de su plan infundiendo vida
a la exquisita escultura. Pigmalión amó a Galatea y pronto estuvieron casados.
Otra versión de este mito cuenta que las mujeres de la ciudad en la que Pigmalión vivía
se enfadaron de que no se hubiera casado, y pidieron a Afrodita que lo obligase.
Afrodita aceptó y fue esa misma noche a ver a Pigmalión, pidiéndole que eligiese una
mujer con la que casarse y advirtiéndole de que si no, lo haría ella en su lugar. No
queriendo casarse, Pigmalión le suplicó más tiempo, pidiéndole que le permitiese hacer
una escultura de Afrodita antes de que tuviese que elegir novia. Halagada, aceptó.
Otras historias
Afrodita montando un cisne: kílix ática de figuras rojas sobre fondo blanco, c. 460 a. C.,
hallado en Cámiros (Rodas).
Consortes y descendientes
Epítetos y títulos
Véase también
Afrodita de Cnido
Venus de Arlés
Anagogia
Venus
Venus Calipigia
Venus de Milo
Lakshmi
Categoría:Afrodita y Venus en el arte
Notas
1. ↑ Pausanias: Descripción de Grecia, I, 14, 7.
I: texto español.
I, 14: texto bilingüe francés - griego.
I, 14, 7: texto inglés, con índice electrónico, en el
Proyecto Perseus. En la parte superior derecha se
encuentran los rótulos activos "focus" (para cambiar al
texto griego) y "load" (para el texto bilingüe).
I: texto griego en Wikisource.
2. ↑ Hesíodo: Teogonía 176 y ss.
Texto español en Wikisource.
Texto griego.
3. ↑ Heródoto: Historias, I, 105 (CV) y 131 (CXXXI).
Historias, 1: texto español en Wikisource.
Texto griego.
La tradicional resistencia de los helenistas del siglo XIX a las fuentes orientales
de la cultura griega se expresa en Kritische Versuche zur ältesten griechischen
Geschichte: 1. Kypros und der Ursprung des Aphroditekultus (Ensayos críticos
de historia de la Antigua Grecia. 1: Chipre y el surgimiento del culto a Afrodita,
1887), de Alexander Enmann (1856 - 1903), entre otros; la serie de olas de
resistencia en favor de una «Grecia pura y clásica en espléndido aislamiento» es
discutida por Walter Burkert en su introducción a The Orientalizing Revolution:
Near Eastern Influence on Greek Culture in the Early Archaic Age (La
revolución orientalizante: influencia del Cercano Oriente en la cultura griega
de la Época Arcaica temprana, 1992), especialmente en las pp. 1 – 6.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Afrodita.
«Aphrodite» en Theoi Project (en inglés).
Afrodita y Adonis (I) en Las metamorfosis, de Ovidio: Libro X, 502 - 558. Texto
español en Wikisource.
Afrodita y Adonis (II) en Las metamorfosis: Libro X, 707 - 738. Texto español
en Wikisource.
o Las metamorfosis. Libro X: texto latino en Wikisource.
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