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Antropología Criminal

La antropología criminal es una rama de la antropología cuyo propósito es


investigar científicamente el crimen. Se ocupa de estudiar su origen y las causas, e intenta
determinar qué nivel de responsabilidad tienen tanto la sociedad como la persona que
comete el crimen.

Es el estudio de los fenómenos antisociales, desde una perspectiva biológica y


social. Desde un enfoque criminológico, la antropología se divide en dos grandes campos:
La Antropología Física, que trata la evolución biológica y la adaptación de los criminales y
de los aspectos del desarrollo físico de éstos, y la Antropología Social o Cultural que se
ocupa de las formas en que los criminales viven en sociedad, la manera en la que se
adaptan; es decir, las formas de evolución de su lengua, cultura y costumbres

¿Qué estudia la antropología criminal?

La antropología criminal estudia las características físicas y mentales de los


criminales, así como los factores sociales y medioambientales que pudieran influir en su
conducta criminal.

La investigación en la antropología criminal se centra en dos factores


fundamentales: los hechos criminales propiamente y el ser humano en su conjunto.

Estudia la personalidad y el comportamiento del criminal, así como el de las


organizaciones criminales, a partir de sus rasgos morfológicos y físico-psíquicos. De esta
forma, trata de descubrir patrones comunes.

Ante un hecho criminal intenta descubrir objetivamente lo que llevó a un individuo


a cometer un crimen o a delinquir.

Se vale de otras disciplinas científicas y campos de conocimiento como la


psicología, el derecho penal y la genética, entre otras. La antropología criminal estudia
integralmente al delincuente y su conducta criminal en el medio social en donde se
desenvuelve.

En la primera mitad del siglo XIX las líneas de investigación de la antropología


criminal se orientaron hacia dos disciplinas o seudociencias llamadas frenología y
fisiognómica. Ambas estudiaron e intentaron explicar la personalidad y el comportamiento
humano criminal basados en elementos de orden racial y fisionómico.

Sin embargo, estas teorías fueron rebatidas y desechadas como verdades absolutas
para explicar el comportamiento criminal.

Reseña Histórica:
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El inicio de nuestro recorrido por la Antropología Criminal en el autor italiano


Cesare Lombroso quien bajo el enfoque positivista y evolucionista de la época y ante las
anomalías que presentaba el cráneo de un célebre delincuente italiano, comienza a analizar
los cadáveres y cuerpos de criminales en busca de patrones comunes que explicaran sus
comportamientos criminales. Tal como nos indica Galera (1987) estos estudios lo comienza
a publicar en Las Actas del Instituto Lombardo a partir del 1871, en una sección titulada
Estudio antropológico experimental del hombre delincuente, que desembocarán en el libro
L´uomo delincuente en 1875, con el que se fijará el nacimiento de esta disciplina. Esta obra
supondrá el inicio de la Antropología Criminal y estará marcada por una ideología
darwinista 3 que persigue detectar rasgos atávicos 4 con los que identificar al criminal,
como si éste perteneciese a un estado inferior de evolución que explicaría todo su
comportamiento. Debido a la publicación de estos artículos en revistas de gran prestigio y
la creación de sucesivos congresos, la Antropología Criminal comenzará a tener un gran
número de seguidores al mismo tiempo que detractores, expandiéndose por todos los
círculos de investigación de Europa. Especialmente en España, donde su desarrollo crecía
de manera paralela a Italia.

Las teorías de Lombroso buscaban cambiar el enfoque del Derecho Penal. Bajo esta
intención debemos entender sus estudios y la Antropología Criminal en ese momento. Ya
que lo que este autor defiende, bajo su enfoque determinista biológico, es que el carácter
criminal nace y se hereda, por lo que no son las cárceles y los jueces los que le dan forma,
sino a la inversa. Siendo el criminal el principal actor y configurador de todo este entorno,
realizándolo además de manera inevitable, por su perfil atávico como criminal.

Lombroso analiza los comportamientos criminales siguiendo las pautas que el


monismo metodológico de finales del siglo XIX impone, y de esta manera, comienza
estudiando los comportamientos criminales en animales y plantas hasta llegar al hombre,
que analiza también bajo este prisma evolutivo, estudiando el crimen desde los primitivos a
otros “más evolucionados”. Con estos estudios, tal como nos indica Caro Baroja en su
análisis sobre Lombroso, éste establece varias categorías de criminales, siempre bajo un
esquema evolucionista: “el criminal con caracteres biológicos, el salvaje-primitivo, y
comparando la mentalidad del criminal y el salvaje con el niño (…) en último lugar podría
hablarse de un cuarto protagonista que sería el loco” (Caro Baroja, 1988). Estos estudios
irán acompañados de análisis antropométricos que buscaran rasgos craneales comunes o
pautas físicas que los identifiquen; en definitiva, la búsqueda de estigmas, de unos rasgos
atávicos, propios de su condición de inferiores con los que poder clasificarlos.

Ya en España, aparecerán un grupo de médicos que serán los principales


precursores de esta ciencia, los investigadores que lanzarán las primeras hipótesis sobre la
existencia de rasgos fisiológicos en los delincuentes. Siguiendo las anotaciones de Galera
(1987) y principalmente las de los profesores de Derecho, Serrano Gómez (2007) y Serrano
Maíllo (2009), y continuando con nuestro recorrido histórico de esta disciplina, vemos
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como los doctores españoles P. Mata o M. Cubí y Soler serán quienes siembren esa
hipótesis en Lombroso y el resto de autores positivistas, iniciando el camino de la
Antropología Criminal que, como podemos observar, en su primera etapa vendrá marcada
por esta concepción ideológica que impregnaba a todos los campos de la ciencia.

Antropología criminal. Actualidad

Llegando así a nuestros días, podemos ver como en los últimos años se han
realizado multitud de estudios desde la Antropología Social sobre este objeto, el acto
delictivo (etnografías sobre centros de menores, teorías de la desviación, edades del delito,
etnografías sobre las cárceles, casas de convivencia, delincuencia juvenil, pandillas, mafias,
etc.) y que, aun teniendo como rumbo principal la Antropología Social, se han ido
apoyando en otros campos (Derecho, Sociología, Pedagogía, Didáctica, etc.) para acabar
dándole más importancia a éstas que a la Antropología en sí. De manera que se ha ido
difuminando el peso que ésta tiene en este tipo de estudios hasta acabar desapareciendo
bajo otros prismas, por lo que quedaría de manera mucho más explícita y apropiada bajo
esta disciplina, la Antropología Criminal, siendo éste su campo principal y no a la inversa
como acaba produciéndose en la mayoría de los casos.

Haciendo un recorrido por algunos de las investigaciones recientes que podrían


comenzar a formar un corpus teórico suficiente con el que construir un tronco sólido para
esta disciplina, y obviando algunos autores ya clásicos que se acercaban a este objeto de
estudio, (Bourdieu, Foucault o Goffman, en sus estudios sobre el internamiento,
comunidades cerradas o las relaciones de poder) para centrarnos únicamente en autores
recientes cuyo objeto de estudio aparece bajo este prisma del acto delictivo, podemos
comenzar citando a Wacquant (2000) (2007) (2010) (2010 b), que a través de sus estudios
acerca de pobreza urbana ha puesto el foco en las clases sociales, globalización, sociología
urbana y las relaciones existentes entre los sistemas punitivos y las clases marginadas.
Junto a éste, aparecen otros autores de la escena internacional que también comparten este
objeto de estudio o que, si bien no era su objeto en exclusividad, sí que lo han desarrollado
dentro de sus análisis, sirviéndonos como marco general donde comenzar a situar nuestra
disciplina. Así, autores como Bauman y su análisis sobre los nuevos pobres (2008),
Braudrillard (2007) con sus análisis sobre el consumo y sus estructuras o el sociólogo
Becker con sus estudios sobre la desviación (2009) serán algunos de ellos con los que
comenzar a encuadrar nuestros estudios.

Como se divide la antropologia criminal:

La Antropología se divide en dos grandes campos, que para nuestro interés, se


especifica el objeto de estudio de ambas en razón a la Criminología: la Antropología Física,
que trata de la evolución biológica y la adaptación de los criminales y de los aspectos del
desarrollo físico de éstos, y la Antropología Social o Cultural se ocupa de las formas en que
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los criminales viven en sociedad, la manera en la que se adaptan; es decir, las formas de
evolución de su lengua, cultura y costumbres.

Antropología criminal dentro de la antropologia social

Entendiendo la Antropología Criminal como el estudio desde la Antropología Social del


delincuente como elemento central, cuyo objeto de estudio son esas comunidades que
tienen como nexo identitario común el rasgo delictivo. Exigiendo así, para sí misma, ese
objeto de estudio propio que le permita ser un campo definido dentro de ésta, tal como le
puede ocurrir a otras disciplinas como la Antropología Económica o Política.

Pero cabe destacar que la antropologia criminal continuará caminando bajo el enfoque de la
Criminología no distinguiéndose en muchos casos entre ambas una concepción amplia de
ésta nos llevaría a identificarla con la Criminología. Por lo que seguirá su trabajo bajo el
enfoque de ésta, alejada de la Antropología Social y en muchas ocasiones asociada a la
Antropología Forense, es decir estudian el rasgo delictivo pero su enfoque es alejado por lo
que, en parte, vuelve a analizar los aspectos fisiológicos que algunos criminales tienen,
conectando hasta cierto punto con Lombroso, aunque bajo un paradigma totalmente
diferente.

Es en este punto en el que nosotros la retomamos y reivindicaríamos para esta disciplina un


nuevo enfoque. No ya como ciencia propia que estudie al criminal, ni tampoco como
subdisciplina de la Criminología con la que se utilice únicamente para explicar desde el
punto de vista histórico el devenir de esta ciencia, sino como disciplina dentro de la
Antropología Social cuyo objeto de estudio es la delincuencia, el entorno del delincuente y
las instituciones que se ocupan de él. No con un objetivo preciso, para prevenir ni mucho
menos clasificar al delincuente, sino con un enfoque actual, acorde a las nuevas corrientes
antropológicas y etnográficas, con la intención de producir datos que sean útiles a otras
ciencias y como resultado que abarque otros estudios.

Si entendemos la etnografía como un proceso de producción de datos y al mismo tiempo


como un resultado final sobre el que poder empezar a trabajar, ya desde otros campos
podríamos situar a una “nueva” Antropología Criminal como la disciplina que tiene al
delincuente y al acto delictivo como objeto de estudio.

Principales exponentes de la antropologia criminal y que manifiesta cada uno:

La escuela italiana positiva de la antropología criminal tuvo entre sus exponentes más
destacados a Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Rafael Garófalo.

Cesar Lombroso:
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Fue un médico italiano nacido en Verona, Piamonte (1835), con inquietudes por el estudio
de la conducta humana. A la edad de 20 años quiso demostrar que la inteligencia era ajena a
las mujeres.

Estudió Medicina en la Universidad de Pavía, pero finalmente se graduó de médico


cirujano en la Universidad de Viena. Su tesis doctoral se tituló Estudio sobre cretinismo en
Lombardía’.

En el año 1871, mientras observaba el cráneo de un criminal de nombre Villella, determinó


varias anomalías en este. A partir de ese momento consideró que la conducta criminal está
influenciada por ciertas deformidades craneales y que dichas deformidades presentan
similitudes con algunas especies animales.

La idea de Lombroso no era establecer una teoría genético-criminal sino más bien encontrar
un criterio o patrón diferencial entre el delincuente y un enfermo mental. Sin embargo, con
este descubrimiento —que cambió su vida— inició sus estudios sobre la antropología
criminal, como él mismo la bautizó.

Siendo director de un manicomio entre 1871 y 1872, estudió las diferencias entre los
delincuentes y las personas dementes. Publicó sus Memorias sobre los manicomios
criminales, donde estableció que el criminal es en realidad un enfermo con malformaciones
craneales muy precisas.

Enrico Ferri

Ferri también era italiano. En 1882 publicó su libro que tituló Socialismo y criminalidad.
Previamente, en su tesis de grado trató de demostrar que el libre albedrío no es más que una
ficción; por tal razón, la responsabilidad moral debía ser sustituida por la responsabilidad
social.

Dirigió la Scuola di applicazione Guiridico-criminale, que ofrecía un curso sobre


criminalidad dividido en cuatro módulos: el delincuente, el delito, las sanciones y le
procedimiento.

Dedico sus esfuerzos a lograr que la legislación italiana tuviera un código penal de corte
positivista. Para ello, en 1921 presentó un proyecto de ley realizado por una comisión que
el presidio.

Sin embargo, debido a la situación política, no pudo ser aprobado sino hasta 1930, cuando
él ya había muerto.

Rafael Garófalo
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Garófalo también formó parte de la Escuela Positiva, donde publicó varios escritos que
servirían de sustento sociológico y orientación jurídica a la nueva escuela. En estos
estableció conceptos como la peligrosidad y prevención especial y general.

Su obra más importante fue el libro Criminología. Otras de sus obras más destacadas
fueron Estudios recientes sobre la penalidad y Criterio positivo de la penalidad.

El autor se preocupó por la aplicación práctica de la teoría criminológica en el plano


legislativo y judicial. Establecía que las penas se aplicaran de acuerdo a la clasificación del
delincuente y no al delito cometido.

Garófalo se opuso al determinismo absoluto de sus colegas, con quienes tuvo notables
diferencias filosóficas; él era partidario de la pena de muerte.

Relación entre antropologia criminal y la criminología:

La Teoría de la Evolución sustentada por Darwin, dio pie para el desarrollo del paradigma


evolucionista (tanto en su manifestación biológica como social), bajo el cual se
desarrollaron disciplinas tales como la antropología y la criminología.

La antropología -al igual que la criminología- tiene sus raíces en la filosofía del


Iluminismo, cuando gran parte del mundo ya había sido explorado y se habían tenido
contacto con otros pueblos de características totalmente diferentes al mundo europeo del
momento. Como asevera Paul Mercier: "en esta época aparecen ya diversas orientaciones
del pensamiento, que prefiguran los ulteriores debates antropológicos. Pueden distinguirse
dos grandes corrientes: la que insiste en el relativismo social y cultural y la que, deseosa de
establecer las normas de la sociedad ideal, se refiere al ‘salvaje’ en una interpretación de
la evolución humana". Es a partir de este período que, lentamente, esta disciplina comienza
a deslizarse desde lo filosófico a lo científico, culminando este proceso con la formación de
una antropología científica a mediados del siglo XIX, "cuando un clima general de
pensamiento e investigación preparó la revolución darwiniana" (Mercier, Paul. 1969).

Tanto la antropología como la criminología, se han desarrollado a partir del estudio de los
"otros". En el primero de los casos, el "otro" cultural; en el segundo, el "otro" como
individuos o grupos de "desviados". En lo que respecta a la última, esta concepción de
carácter socio céntrica, se fue paulatinamente diluyendo (aunque no de forma total) en
favor de una consideración del delito como fenómeno social normal.

Diferencia entre antropologia criminal y forense:

La diferencia es que la antropologia criminal estudia de los fenómenos antisociales, desde


una perspectiva biológica y socia, se ocupa de la investigación y desenvolvimiento
teorético de los factores primordialmente biológicos, que intervienen en la génesis de la
personalidad antisocial y de la delincuencia, como factores predisponentes y
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potencialmente activables, en la interacción sociocultural, sean hereditarios,


constitucionales o adquiridos, y se divide en dos ramas, antropologia física y antropologia
social o cultural, y la antropologia forense es la rama de la antropología física que con fines
forenses estudia restos óseos humanos y su entorno. Incluye además del proceso de
identificación (sexo, edad, filiación racial, talla y proporciones corporales, rasgos
individuales), la determinación de las causas y circunstancias de muerte.

Que es y que estudia la antropologia forense

El estudio antropológico forense es la evaluación que se hace de segmentos corporales,


osamentas y fragmentos óseos con el objeto de determinar, hasta donde es factible: especie,
raza, sexo, edad, talla, causal de la muerte, data de la muerte u otras particularidades que sean
de interés forense y motivo de la remisión de la muestra.

La Antropología Forense tiene como objetivo, a través de aplicación de los principios de la


ciencia antropológica general, buscar la identidad, individualización e identificación de las
personas –vivas o muertas– con la finalidad de dar respuesta ante una solicitud realizada
por un Fiscal del Ministerio Público.

A su vez, el antropólogo forense es el responsable de recibir la evidencia (remitida al


laboratorio o colectada por él mismo en el sitio del suceso o lugar de la investigación) con
la finalidad de observarla, analizarla, compararla y plasmar los resultados en el peritaje de
acuerdo al pedimento solicitado.

La Identificación Antropológica consiste en el análisis y estudio de las evidencias de interés


criminalística tales como: cadáveres en sus diferentes fases, radiografías e imágenes de
personas capturadas a través de fotografías o videos.

La comparación en los casos de personas fallecidas se realiza con los datos pre


mortem obtenidos por información aportada por familiares o allegados de la víctima. En
cuanto a los casos de personas vivas, la comparación de datos se realiza con la información
indubitada y estándares de comparación obtenida por el experto.
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Cesar Lombroso:

Rafael Garofalo:
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Enrique Ferri

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