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Ésta es la segunda parte del rechazo, y tiene que ver con la persona en su intimidad, con respecto a sí
misma, y se refleja en el concepto que tiene esta persona de sí misma.
Las personas que sienten temor a ser rechazadas, se conducen siempre con el mismo patrón. Se
esfuerzan mucho por alcanzar éxito y son dadas a la competencia. Desean llegar a tener éxito en algún
área de su vida para demostrarles a los demás su valor y ganar aceptación. Pueden llegar a competir de
forma desleal, pues se creen que así van a conseguir respeto y admiración.
Son independientes y se aíslan. El temor al rechazo produce en la persona una tendencia a aislarse de
los demás, especialmente, durante la adolescencia y después de un fracaso matrimonial. Padecen del
síndrome de egocentrismo. "Todo para mí". Muchas veces, las personas desarrollan actitudes
egocéntricas, tales como: autoindulgencia, autojustificación y autojus-ticia.
Abusan de la actitud de "mis derechos". Cuando se es rechazado, el ego de la persona demanda ser
tratado de forma justa y correcta, de acuerdo a sus prescripciones y normas, pero no de acuerdo a las
normas de la justicia.
Tienen sentimientos de crítica, juicio, envidia, celo y codicia. Estas cinco características van siempre
juntas, y son parte de la personalidad de un individuo con raíz de rechazo. Por ejemplo, cuando ven a
alguien prosperar o ser usado por Dios, o cuando se sienten amenazados de que alguien les quite su
puesto, surgen fuertemente estos defectos de su carácter.
Tal persona intenta convencer a los demás de que tiene algo de lo cual, verdaderamente, se siente
orgulloso. Ellos fuerzan el medidor de la inferioridad y de la baja estima a que aumente a un nivel
exagerado, olvidándose de la advertencia que Dios establece por medio de su Palabra.
«No te jactes del día de mañana; porque no sabe qué dará de sí el día. Alábete el extraño, y no tu propia
boca; el ajeno y no los labios tuyos». Proverbios 27.2
Las drogas. La gente con raíz de rechazo busca drogas para calmar el dolor del rechazo y, como
resultado, espíritus de adicción vienen a su vida.
El síndrome de "la popularidad a cualquier precio". Tristemente, hemos orado por muchas
personas que estaban tan desesperadas por recibir aceptación y afecto, que han llegado a
someter su cuerpo a todo tipo de inmoralidad sexual. Ellas distorsionaron tanto el sentido de su
valor, que hicieron ciertas cosas llamadas "especialidades", aun sin quererlas hacer.
El rechazo genera tres tipo de rechazo, que son: raíz de rechazo, rechazo a uno mismo y temor al
rechazo, los cuales presentan diferentes síntomas. Para poder entenderlo mejor, veamos el siguiente
esquema:
Síntomas de raíz de rechazo Síntomas de rechazo a uno mismo Síntomas del temor al rechazo
Reacciones agresivas Baja autoestima Competencia
Rehusar ser consolado Inferioridades Esforzarse para buscar éxito
rechazo de otros Inseguridades Independencia
Dureza emocional Tristeza, luto Aislamiento
Duda, incredulidad Auto condenación Egocentrismo
Actitudes agresivas Auto acusación EGOÍSMO
lenguaje sucio, jurar Inhabilidad para comunicarse Autojustificación
Pensamientos de venganza Temor al fracaso Idolatría a sí mismo
Argumentar Necedad Temor a la opinión de otros Crítica
Rebelión Pelea Ansiedad Juicio
Preocupación Celo
Depresión Envidia
Negatividad Codicia
Pesimismo, Soledad Y Autocompasión
Desesperación Orgullo
Egoísmo
Altanería
Arrogancia
Manipulación
Control
madurez emocional
Perfeccionismo
El fruto y la raíz El fruto va a variar de acuerdo al nivel
del sistema de rechazo de rechazo
Lo primero que tiene que entender una persona que ha sido rechazada, es que Jesucristo fue
rechazado para que fuéramos aceptados en Él. Jesús experimentó el rechazo, la soledad, los dolores, la
angustia y las traiciones; su mismo pueblo lo rechazó. Él soportó todo esto para que recibiéramos
liberación del rechazo.
«¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual
renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en El, ni hermosura; le veremos mas sin
atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto; y como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo
estimamos. Ciertamente llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos
por azotado, por herido de Dios y abatido». Isaías 53.1-4
Toda persona debe entender que hay un demonio para cada pecado y obra de la carne. El libro de
Gálatas dice que el celo es una obra de la carne, sin embargo, el enemigo envía un espíritu de celo a las
personas. La lujuria es una obra de la carne, pero también hay un espíritu de lujuria sexual.
Por mucho tiempo, han practicado la rebelión, el perfeccionismo, la manipulación y el control. Se han
aislado, han vivido en orgullo, en crítica y en juicio. Cuando una persona comete un acto deliberado, esto
se convierte en un estilo de vida, hábito o parte de su conducta. Todo esto, sin duda alguna, da lugar a
que se abra una puerta para que los espíritus demoníacos puedan influenciar y oprimir a las personas con
tales condiciones.
Los demonios trabajan siempre en grupos y el demonio de rechazo es uno que abre la puerta de la
entrada de la vida de una persona y atrae con él otros diferentes espíritus que vienen a influenciar esa
vida. Por ejemplo: espíritu de celo, envidia, lascivia, lujuria, rebelión, orgullo, temor, luto, abandono,
tristeza e ira.
Esto no significa que una persona tiene todas estas influencias, pues esto varía dependiendo del nivel
de rechazo al que haya sido expuesto en su vida.
Renunciando al rechazo
Una persona que está oprimida o influenciada y desea con todo su corazón ser libre, debe:
• Estar segura de que no tiene falta de perdón contra alguien.
1. Perdone y renuncie a toda falta de perdón contra todas las personas que le han rechazado en
cualquier etapa de su vida.
3. Renuncie a todos los espíritus afines al espíritu de rechazo, los cuales son: el espíritu de temor, de
celos, envidia, lujuria, masturbación, orgullo, luto, abandono, tristeza, entre otros.
4. Pídale al Señor que llene esos vacíos que quedaron en su vida con la Palabra y el Espíritu Santo.
5. Medite en la Escritura todos los versos que hablen acerca de que usted es aceptado en Cristo.
Como mencioné al principio, el rechazo es el plan maestro del enemigo para destruir al pueblo de Dios,
pero donde entra el conocimiento acerca de esto, el enemigo no puede reinar ni controlar.
Los niveles de rechazo varían entre una persona y otra, pero no importa que tan rechazado usted haya
sido, Jesús vino para deshacer las obras del diablo. Reciba por fe lo que Jesús hizo por usted y sea libre
del rechazo. ¡Amén!