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En la carta de las Naciones Unidas, que se aprobó en junio de 1945 en San Francisco, uno de los
ámbitos más importantes, debido a los crímenes del fascismo contra la humanidad, fue la
promoción del respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los seres
humanos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión. Esta tarea se confió,
según el artículo 1 párrafo 3 de la Carta, a la nueva organización mundial. Los derechos humanos
representan la columna vertebral del texto completo de la carta (véanse los artículos 1 párrafo 3,
13 párrafo 1b), 55 párrafo c), 56, 68 y 76 párrafo c)). El preámbulo de la carta, así como el artículo
1 párrafo 3 se refieren exclusivamente a los derechos humanos. Además, la carta encargó
especialmente a la Asamblea General (artículo 13 párrafo 1b)) y al Consejo Económico y Social
(artículo 55 párrafo c)) la promoción del respeto de los derechos humanos y le encomendó al
Consejo de Administración Fiduciaria una misión similar (artículo 76 párrafo c)). Con la carta, todos
los Estados miembros de las Naciones Unidas están obligados por la ley a garantizar la realización
íntegra de todos los derechos humanos y libertades. A pesar de que en la conferencia de San
Francisco, en 1945, se decidió no incorporar todavía ninguna Carta Internacional de Derechos
Humanos en la carta de la Naciones Unidas, se solicitó, sin embargo, expresamente en el artículo
68 de la Carta la creación de una Comisión para la promoción de los derechos humanos, cuya
función era diseñar dicha Carta Internacional de Derechos Humanos.