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J. V. Stalin
. . . . . . . . . . . . . . . . .
...............................................................................149
partido.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
I. Observaciones
1. Contradicciones
dentro del
149
149
.............................. .
partido
II. Particularidades de la oposición en el PC(b) de
151
. . .
la URSS 152
...........
III. Las discrepancias en el PC(b) de la URSS 155
1. Cuestiones de la edificación socialista 155
2. Los factores de la «tregua» 156
...................................
3. Unidad
«nacionales»
e indivisibilidad
e internacionales
de las tareas
de la revolución
..............
157
4. En torno a la historia del problema de la
edificación del socialismo 158
5. Particular importancia del problema de la
edificación del socialismo
momento presente
6. Acerca de las perspectivas
. . . . . . . . .
en
. . . . .
la URSS
. . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
de la revolución
.
en
. .
el
160
. . . . . . . . . .
161
7. Como se plantea la cuestión en realidad 162
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. .. .. .. .. ..........
8. Las probabilidades
9. Discrepancias
de
de carácter
vencer
político práctico
162
163
. . . . . . . . . . . . ............
IV. Los oposicionistas en acción 164
V. Por que alaban a la oposición los enemigos de
la dictadura proletariado 165
......... .
VI. La derrota del bloque oposicionista 167
VII. Sentido practico y significación de la XV
. ............
Conferencia del PC(b) de la URSS 168
PROBLEMAS DE LA REVOLUCIÓN CHINA 169
. . . . . . . . . . . . .. .. .. ..
I. Perspectivas de la revolución china 169
II. Primera etapa de la revolución china 169
III. Segunda etapa de la revolución china 170
....................
IV. Errores de la oposición 171
ACERCA DE LOS PROBLEMAS DE LA
.............
REVOLUCIÓN CHINA 173
EL CARÁCTER INTERNACIONAL DE LA
..................
REVOLUCIÓN DE OCTUBRE 176
INFORME POLÍTICO ANTE EL XV CONGRESO
DEL PC(b) DE LA URSS 180
DISCURSO EN EL VIII CONGRESO DE LA UJCL
.....................................
DE LA URSS........................................................
I. Fortaleced la combatividad de la clase obrera
182
.....
182
II. Organizad la crítica de masas desde abajo... 183
III. La juventud debe dominar la ciencia 184
SOBRE EL PELIGRO DE DERECHA EN EL PC(b)
DE LA URSS........................................................ 186
SOBRE LA INDUSTRIALIZACIÓN DEL PAÍS Y
LA DESVIACIÓN DE DERECHA EN EL PC(b)
industria . . . . . . . ..............................................
DE LA URSS........................................................ 192
I. La cuestión del ritmo del desarrollo
EN EL
192
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
PC(b) DE LA URSS 196
II. Los cambios en las relaciones de clase y
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. .. .. .. .. .. ..
nuestras discrepancias
III. Discrepancias en cuanto a la Internacional
196
.....
Comunista 199
IV. Discrepancias en política interior 202
.. .. .. .. .. ........
V. Cuestiones de la dirección del partido 219
EN TORNO
POLÍTICA
A LAS CUESTIONES
AGRARIA DE LA URSS
................................
I. La teoría del «equilibrio»
II. La teoría de la «espontaneidad»
socialista
. . . . . . .
en
DE LA
la edificación
225
223
224
hacienda campesina
IV. La ciudad y el campo
. . . . ...............................................
III. La teoría de la «estabilidad» de la pequeña
225
227
. . . . . . . . . . .............. .. .. .. .. .. ..
V. La naturaleza de los koljoses 229
VI. Los cambios en las relaciones de clase y el
viraje en la política del partido 230
VII. Conclusiones 232
...................
INFORME ANTE EL XVII CONGRESO DEL
PARTIDO ACERCA DE LA ACTIVIDAD DEL CC
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .
DEL PC(b) DE LA URSS 233
I. La persistente crisis del capitalismo mundial y la
situación internacional de la Unión Soviética 233
III. El partido 239
SOBRE LOS DEFECTOS DEL TRABAJO DEL
. .
PARTIDO Y SOBRE LAS MEDIDAS PARA
. . . . . . . . . . . . . . . .
LIQUIDAR A LOS ELEMENTOS TROTSKISTAS
Y DEMÁS ELEMENTOS
I. Despreocupación política
II. El cerco capitalista . . . . . . . . . . .. .. .. .. .............
DE DOBLE CARA 247
247
249
. . . . . . . . . . . . . . . . . .................... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
III. El trotskismo
IV. Los lados negativos
de nuestros días
de los éxitos
económicos
252
V. Nuestras tareas.............................................. 253
250
.............
Discurso de clausura 258
SOBRE EL MATERIALISMO DIALECTICO Y EL
MATERIALISMO HISTÓRICO 266
INFORME PRESENTADO AL XVIII CONGRESO
DEL PARTIDO
DEL CC DEL PC(b) DE LA URSS
ACERCA DE LA ACTIVIDAD
........... 282
Índice
. . . . . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
I. La situación internacional
del PC(b) de la
282
URSS
EL MARXISMO
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .............
Y LOS PROBLEMAS DE LA
288
.
LINGÜÍSTICA 292
. . . . . . . . . . . . . .
Acerca del marxismo en la lingüística 292
En torno a algunas cuestiones de la lingüística 302
Respuestas
PROBLEMAS
EN LA URSS ............................
a unos camaradas
ECONÓMICOS DEL SOCIALISMO
308
304
. . . . ...........................................................
Observaciones
relacionadas
1951
con
sobre cuestiones
la discusión de noviembre
de economía
de
308
. . . . . . . ......
1. El carácter de las leyes económicas en el
socialismo 308
2. La producción mercantil en el socialismo 310
3. La ley del valor en el socialismo 314
4. La supresión de la oposición entre la ciudad y el
campo, entre el trabajo intelectual y el trabajo
manual
ellos ..................................
y la liquidación de las diferencias entre
316
mundial . . ..........................................................
5. La disgregación del mercado mundial único
ahondamiento
6. La inevitabilidad
de la crisis del sistema capitalista
317
países
el
. . . . . . . . . . . . . . . ..............
capitalistas 318
7. Las leyes económicas fundamentales del
capitalismo moderno y del socialismo 320
. . . . . . . . . . . . . .
8. Otras cuestiones 322
9. Importancia internacional de un manual
marxista de economía
......................
política
10. Como se puede mejorar el proyecto de manual
323
. . .
de economía política 323
Respuesta al camarada Aleksandr Ilich Notkin 324
Los
Respuesta
Venzher ...............................
errores
a
del camarada
los camaradas
L. D. Yaroshenko
A. V. Sanina Y V. G.
336
327
J. V. Stalin
PREFACIO
4
Internacional Comunista, J. V. Stalin defiende y
desarrolla la doctrina marxista-leninista sobre el
Partido en tanto que la principal fuerza dirigente y
orientadora del Estado Soviético; en él desenmascara
las «teorías» hostiles de los líderes del bloque
trotskista-zinovievista y su actividad de zapa en el
PC(b) de la Unión Soviética y en la Internacional
Comunista.
Cuando la consolidación de la economía socialista
de la U.R.S.S., hizo que estallara con gran dureza la
lucha de los Estados imperialistas contra la Unión
Soviética y la de los elementos capitalistas existentes
en el interior país; cuando
de contra el Poder
Soviético «se creó una especie de frente único, en él
que se encontraban desde Chamberlain hasta
Trotski», en el informe «Una vez más sobre la
desviación socialdemócrata en nuestro Partido» y en
otros trabajos, J. V. Stalin desarrolla una serie de
cuestiones ligadas a la teoría y la práctica de la
industrialización socialista, a la construcción del
socialismo en la U.R.S.S., a la vez que subraya la
unidad, la relación indivisible existentes entre las
tareas nacionales y las internacionales de la
revolución socialista, defiende en
la línea del Partido
las condiciones del peligro de una nueva agresión y
plantea nuevas tareas respecto al fortalecimiento de
la capacidad defensiva de la Unión Soviética.
Cuando el Partido inició la ofensiva contra los
kulaks, el grupo enemigo de los capituladores de
derecha, encabezado por Bujarin y Rykov, se quitó la
careta y se manifestó abiertamente contra la política
del Partido. esos momentos, en sus discursos
En
«Sobre el peligro de derecha en el PC(b) de la
U.R.S.S.», «Sobre la industrialización del país y la
desviación de derecha en el PC(b) de la U.R.S.S.», y
en otros escritos, J. V. Stalin pone al desnudo la
esencia contrarrevolucionaria y a favor de los kulaks
de la desviación derechista, desenmascara la
actividad de zapa de los capituladores de derecha y
de la organización antisoviética clandestina trotskista
y señala la necesidad de desplegar una lucha
intransigente en dos frentes, concentrando el fuego
sobre la desviación derechista. En estos escritos, J. V.
Stalin argumenta la necesidad indispensable de
desarrollar a rápidos ritmos la industria, en tanto que
base de la edificación socialista y de la defensa del
país, plantea la tarea de formar nuevos cuadros,
salidos de las filas de la clase obrera y capaces de
dominar la ciencia y la técnica. J. V. Stalin subraya la
necesidad imperiosa de desarrollar al máximo la
crítica y la (auto crítica, en tanto que método
bolchevique de educar a los cuadros, en tanto que
fuerza motriz del desarrollo de la sociedad soviética.
En los años 1929-1930, cuando el partido
bolchevique despliega la ofensiva general del
socialismo en todos los frentes e imprime un viraje
decisivo a la política - el paso de la política de
restricción de los kulaks a la política de liquidación
J. V. Stalin
de los kulaks como clase, sobre la base de la
colectivización total - y cuando el Partido resuelve la
tarea histórica más difícil de la revolución proletaria
después de la toma del Poder - la tarea de poner a
millones de haciendas campesinas individuales en el
camino de los koljoses, en el camino del socialismo.
J. V. Stalin en el discurso «Sobre la desviación
derechista en el PC(b) de la U.R.S.S.» y en otras
obras, hace un análisis de los cambios que se habían
producido en las relaciones de clase en la U.R.S.S. y
en los países capitalistas, argumenta la necesidad de
la ofensiva del socialismo contra los elementos
capitalistas de la ciudad y del campo, y, en relación
con esto, el estallido de la agudización de la lucha de
clases. J. V. Stalin desenmascara la fraccionalista
actividad antipartido grupo de Bujarin, su doblez,
del
sus cambalaches secretas con los trotskistas para
organizar un bloque contra el Partido. J. V. Stalin
subraya que el peligro principal en aquel período era
la desviación derechista y la actitud conciliadora
hacia ella, desenmascara a los capituladores de
derecha como enemigos del leninismo, como agentes
de los kulaks, pone de relieve la esencia liberal
burguesa y antirrevolucionaria de la «teoría»
oportunista de derecha de la integración pacífica de
los kulaks en el socialismo. En el combate contra los
oportunistas de derecha, J. V. Stalin continúa la
defensa y el desarrollo de la doctrina marxista-
leninista sobre el Estado y sobre la dictadura del
proletariado.
En el discurso «En torno a las cuestiones de la
política agraria de la U.R.S.S.», J. V. Stalin denuncia
las teorías burguesas y oportunistas de derecha, las
teorías del «equilibrio», las teorías de la
«espontaneidad» en la edificación socialista, las
teorías de la «estabilidad» de la pequeña hacienda
campesina, y demuestra la superioridad de la gran
hacienda colectiva en la agricultura. J. V. Stalin
define la naturaleza del koljos como forma socialista
de la economía y argumenta ampliamente el viraje
que supone el paso de la política de limitación y
eliminación de los elementos capitalistas del campo a
la política de liquidación de los kulaks como clase,
sobre la base de la completa colectivización.
El discurso pronunciado en el Pleno del CC del
PC(b) de la Unión Soviética en marzo de 1937
«Sobre los defectos en el trabajo del Partido y las
medidas adoptadas para liquidar a los elementos
trotskistas y otros elementos de doble faz»,
constituye un claro programa para fortalecer los
órganos del Partido y de los Soviets, para elevar la
vigilancia política, pertrechando de este modo al
partido en su lucha contra los enemigos encubiertos
del pueblo, como eran los renegados de la banda
bujarinista-trotskista-zinovievista, que tenían como
fin la destrucción del Partido y del Estado Soviético,
el minar la defensa del país, facilitar la intervención
extranjera y preparar la derrota del Ejército Rojo.
Prefacio
1
El folleto de J. V. Stalin «Brevemente sobre las discrepancias
en el Partido» fue escrito a fines de abril de 1905. Era la
respuesta a los artículos de N. Zhordania «¿Mayoría o minoría?»,
aparecido en «Sotsial-Demokrat»; «¿Qué es el Partido?»,
publicado en «Mogzauri», y otros. La aparición del folleto de J.
V. Stalin «Brevemente sobre las discrepancias en el Partido» no
tardó en conocerse en el centro bolchevique del extranjero. El 18
de julio de 1905, N. K. Krúpskaia, en carta al Comité de la Unión
del Cáucaso del POSDR, que el folleto fuese enviado al
rogaba
extranjero. El folleto «Brevemente sobre las discrepancias en el
Partido» adquirió vasta difusión en las organizaciones
bolcheviques de la Transcaucasia; por él los obreros avanzados
conocieron las discrepancias que existían en el Partido y la
actitud de V. I. Lenin, de los bolcheviques. El folleto fue editado
en la imprenta clandestina de Avlabar de la Unión del Cáucaso
del POSDR en mayo de 1905, en georgiano, y en junio, en ruso y
armenio, con una tirada de 1.500 a 2.000 ejemplares en cada
lengua.
2
«Iskra» (“La Chispa”): primer periódico clandestino marxista
de toda Rusia, fundado en 1900 por V. I. Lenin. El primer
número de la «Iskra» leninista apareció el 11 (24) de diciembre
de 1900 en Leipzig. Los números siguientes salieron en Munich,
desde abril de 1902 en Londres y desde la primavera de 1903 en
Ginebra. En diversas ciudades de Rusia (Petersburgo, Moscú y
otras) se organizaron grupos y comités del POSDR de
orientación leninista-iskrista. En la Transcaucasia las ideas de
«Iskra» eran defendidas por el periódico clandestino «Brdzola»,
órgano de la socialdemocracia revolucionaria georgiana. (Acerca
de la importancia y del papel de «Iskra», v. la «Historia del
PC(b) de la URSS», págs. 38-49, ed. en español, Moscú, 1947).
3
La socialdemocracia es el destacamento de vanguardia del
proletariado. En este destacamento entra todo luchador
socialdemócrata, sea obrero o intelectual.
4
Nuestro «Sotsial-Demokrat» se ha inflamado por la
de pasión
«crítica» (v. el núm. 1, «¿Mayoría o minoría?”), pero yo debo
señalar que dicho periódico define erróneamente a los
«economistas» y a los partidarios de «Rabócheie Dielo» (se
diferencian muy poco los unos de los otros). La cuestión no
reside en que «despreciaban las cuestiones políticas», sino en que
iban a la zaga del movimiento y repetían lo que el movimiento
les sugería. Hubo un tiempo en que sólo se producían huelgas.
Entonces ellos propugnaban la lucha económica. Llegó el tiempo
de las manifestaciones (1901), se vertió sangre, soplaron vientos
de decepción, y los obreros recurrieron al terror, suponiendo que
el terror les salvaría de los tiranos. Entonces los «economistas» y
los partidarios de «Rabócheie Dielo» se sumaron también al coro
general y declararon, dándose aires de gran importancia: es hora
de recurrir al terror, de asaltar las cárceles, de liberar a los
camaradas, etc. (v. «Un viraje histórico», «Rabócheie Dielo»).
Como veis, eso no significa en manera alguna «despreciar las
cuestiones políticas”. El autor ha tomado su «crítica» de
Martínov, pero sería más útil que conociese la historia.
«Sotsial-Demokrat» («El Socialdemócrata»): periódico
clandestino de los mencheviques caucasianos; se publicó en
lengua georgiana en Tiflis desde abril hasta noviembre de 1905.
Dirigió el periódico N. Zhordania. El primer número de «Sotsial-
Demokrat» salió como «órgano del Comité de Tiflis del
POSDR»); en lo sucesivo el periódico se denominó «órgano de
las organizaciones obreras socialdemócratas del Cáucaso”.
“Rabócheie Dielo» («La Causa Obrera»): órgano no periódico de
la Unión de socialdemócratas rusos en el extranjero
6
La redacción de «Iskra» se componía entonces de seis
miembros: Plejánov, Axelrod, Zasúlich, Martóv, Starovier
(seudónimo de A. N. Potrésov) y Lenin.
J. V. Stalin
11
Lenin: «¿Qué hacer?»
12
Lenin: «¿Qué hacer?»
13
Lenin: «¿Qué hacer?»
14
C. Marx: «Manifiesto». Véase: C. Marx y F. Engels, Obras
escogidas en dos tomos, t. I, pág. 34, ed. en español, Moscú,
1951.
15
Lenin: «¿Qué hacer?»
16
Lenin: «¿Qué hacer?», donde están reproducidas estas líneas
de Kautsky de su conocido artículo publicado en «Neue
Zeit»,1901-1902, núm. 3. “Die Neue Zeit» («Tiempos Nuevos»):
revista de la socialdemocracia alemana, que se publicó en
Stuttgart desde 1883 hasta 1923.
17
Lenin: «¿Qué hacer?»
10
18
Lenin: «¿Qué hacer?»
19
Lenin: «¿Qué hacer?»
J. V. Stalin
entrar en razón a fustazo limpio. Otros, en cambio,
consideran que la obligación de los ricos es dar a los
pobres unas migajas, es decir, que el movimiento
obrero es un movimiento de mendigos, cuya
finalidad estriba en recibir una limosna. Y entre mil
hombres de ciencia como éstos puede aparecer
quizá uno que aborde científicamente el
movimiento obrero, investigue científicamente toda
la vida social, siga de cerca la colisión de las clases,
preste oído atento a las sordas protestas de la clase
obrera y, en fin, demuestre científicamente que el
régimen capitalista no es de ningún modo algo
eterno, que es tan pasajero como el feudalismo, que
tras él debe llegar con toda inevitabilidad el régimen
socialista, que es su negación y que sólo puede ser
implantado por el proletariado mediante la
revolución social. En una palabra, se elabora el
socialismo científico.
Naturalmente, si no hubiera capitalismo ni lucha
de clases, tampoco habría socialismo científico.
Pero asimismo es cierto que esos pocos hombres,
por ejemplo, Marx y Engels, no habrían elaborado
el socialismo científico sino hubiesen poseído
conocimientos científicos.
¿Qué es el socialismo científico sin movimiento
obrero? Una brújula que, al no ser utilizada, puede
únicamente cubrirse de herrumbre, y entonces habrá
que arrojarla por la borda.
¿Qué es el movimiento obrero sin socialismo?
Un barco sin brújula, que aún así
a la otrallegará
costa, pero que de tener brújula alcanzaría la costa
mucho antes y tropezaría con menos peligros.
Unid lo uno y lo otro y tendréis un excelente
barco, que a toda marcha se dirigirá derecho a la
otra costa y llegará incólume al puerto.
Unid el movimiento obrero con el socialismo y
tendréis un movimiento socialdemócrata que se
dirigirá veloz por el camino recto a la «tierra de
promisión».
Así, pues, el deber de la socialdemocracia (y no
sólo de los intelectuales socialdemócratas) es unir el
socialismo con el movimiento obrero, introducir en
el movimiento la conciencia socialista y dar así al
movimiento obrero espontáneo un carácter
socialdemócrata.
Esto es lo que dice Lenin.
Algunosafirman que, en opinión de Lenin y de
la «mayoría», el movimiento obrero, si no está
unido a la ideología socialista, fracasará, no llegará
a la revolución social. Pero eso es una invención,
una invención de hombres ociosos, que en todo caso
sólo podía ocurrírseles a marxistas de pacotilla
como An (v. «¿Qué es el Partido?», núm. 6 de
20).
«Mogzauri»
20
«Mogzauri» («El Viajero»): revista histórico-arqueológica y
geográfico-etnográfica; apareció en Tiflis de 1901 a noviembre
11
24
Kautsky: «El programa de Erfurt», edición del CC.
25
que elaboraron Marx y Engels.
12
«Esta (la «mayoría»)... se proclama cabeza del
Partido... y exige la subordinación y de los demás...
para justificar su conducta, a menudo inventa hasta
nuevas teorías, como por ejemplo: los obreros no
pueden asimilar (subrayado por mí) con sus propias
26.
fuerzas «los altos ideales», etc.»
Cabe ahora preguntar: ¿expone y ha expuesto
alguna vez la «mayoría» semejantes «teorías»? ¡En
ninguna parte, nunca! Por el contrario, el
representante ideológico de la «mayoría», el
camarada con absoluta
Lenin, dice precisión que la
clase obrera asimila muy fácilmente los «altos
ideales», asimila muy fácilmente el socialismo.
Escuchad:
«Con frecuencia se oye decir: la clase obrera
tiende de un modo espontáneo al socialismo. Esto
es por entero justo en el sentido de que la teoría
socialista determina, con más profundidad y
exactitud que ninguna otra, las causas de las
calamidades que padece la clase obrera, y
precisamente por ello los obreros la asimilan con
27.
tanta facilidad»
Como veis, en opinión de la «mayoría», los
obreros asimilan fácilmente los «altos ideales» que
llamamos socialismo.
Entonces, ¿por
sutiliza de esa manera An, de
qué
dónde ha exhumado su extraño «descubrimiento»?
El asunto, lectores, estriba en que el «crítico» An se
refería a otra cosa completamente distinta. Se
refería al lugar del libro «¿Qué hacer?» en el que
Lenin habla de la elaboración del socialismo, en el
que Lenin afirma que la clase obrera no puede
elaborar con sus propias fuerzas el socialismo
28.
científico Pero ¿cómo es esto? -diréis-. Una cosa
es la elaboración del socialismo y otra su
asimilación. ¿Por qué ha olvidado An las palabras
de Lenin que tan claramente hablan de la
asimilación de los «altos ideales»? Tenéis razón,
lectores, pero ¿qué puede hacer An, si le gusta tanto
ser «crítico»? Ved qué heroicidad: idear su propia
«teoría», atribuírsela al adversario y después
bombardear él mismo el fruto de su fantasía. ¡Así se
hace la crítica! En todo caso es indudable que An
«no ha podido asimilar con sus propias fuerzas» el
libro de Lenin «¿Qué hacer?».
Abramos ahora el llamado «Sotsial-Demokrat».
¿Qué «¿Mayoría o
dice el autor del artículo titulado
minoría?»? núm. 1).
(v. «Sotsial-Demokrat»,
Muy envalentonado, arremete con gran alboroto
contra Lenin porque, en su opinión, «el desarrollo
natural (debería decir: «espontáneo») del
movimiento obrero no tiende al socialismo, sino a la
29.
ideología burguesa» El autor, por lo visto, no
comprende que el movimiento obrero espontáneo es
26
«Mogzauri», núm. 6.
27
Lenin: «¿Qué hacer?»
28
Lenin: «¿Qué hacer?»
29
«Sotsial-Demokrat», núm. 1.
J. V. Stalin
30
Lenin: «¿Qué hacer?»
31
«Sotsial-Demokrat», núm. 1.
32
«Sotsial-Demokrat», núm. 1.
33;
grandes elogios a sus méritos por consiguiente,
tanto este Congreso, como su programa, como su
táctica «están en contradicción radical con el
marxismo»... Es ridículo, ¿verdad, lectores?
El autor, no obstante, continúa: «En opinión de
Lenin, el movimiento obrero espontáneo va hacia la
unión con la burguesía...» Sí, sí, el autor
indudablemente va hacia la unión con la necedad, y
estaría bien que se apartara de ese camino.
Mas dejemos al «crítico». Volvamos al
marxismo.
El respetable «crítico» repite obstinadamente
que la posición «mayoría»
de y la de su
representante, Lenin, está en contradicción radical
con el marxismo, pues tanto Kautsky como Marx y
Engels dicen, según él, ¡lo contrario de lo que
sostiene Lenin!, ¿Es así? ¡Veamos!
«C Kautsky -nos informa el autor- escribe en su
«Programa de Erfurt»: «Los intereses del
proletariado y de la burguesía son hasta tal punto
opuestos, que las aspiraciones de estas dos clases no
pueden coincidir durante un tiempo más o menos
prolongado. En todo país con modo capitalista de
producción, la participación de la clase obrera en la
política tiene que llevarla o temprano a
tarde
separarse de los partidos burgueses y formar un
partido independiente, el partido obrero».
Pero, ¿qué se desprende de esto? Tan sólo que
los intereses de la burguesía y del proletariado están
en mutua contradicción, que «tarde o temprano» el
proletariado se separará de la burguesía formando
un partido obrero independiente (tenedlo en cuenta:
partido obrero y no partido obrero
socialdemócrata). ¡El autor supone que Kautsky
discrepa aquí de Lenin! Pero Lenin dice que el
proletariado, o temprano, no sólo se
tarde separará
de la burguesía, sino que llevará a cabo la
revolución social, es decir, derrocará a la
34.
burguesía La tarea de la socialdemocracia -añade-
es procurar que esto se lleve a cabo cuanto antes y
se lleve a cabo conscientemente. Sí,
conscientemente, y no de una manera espontánea,
ya que Lenin trata precisamente de esta conciencia.
«...Allí donde las cosas han llegado hasta la
formación de un partido obrero independiente -
continúa el «crítico», citando el libro de Kautsky-,
este partido, tarde o temprano, debe por necesidad
natural asimilar las tendencias socialistas, si no está
inspirado en ellas desde el comienzo mismo; debe,
en fin de cuentas, convertirse en partido obrero
35.
socialista, es decir, en socialdemocracia»
¿Qué significa esto? Exclusivamente que el
partido obrero asimilará las tendencias socialistas.
33
Véase las actas del II Congreso del Partido. En ese mismo
lugar aparece la resolución en que «Iskra» es llamada auténtica
defensora de los principios de la socialdemocracia.
34
Véase: Lenin, «Unpaso adelante, dos pasos atrás».
35
«Sotsial-Demokrat», núm. 1.
13
14
J. V. Stalin
42
Kautsky: «El programa de Erfurt», edición del CC.
43
«Sotsial-Demokrat», núm. 1.
15
16
45
Mártov, «La Bandera Roja».
46
«Zariá», núm. 4. «Zariá» (“La Aurora»): revista teórica de la
socialdemocracia de Rusia; fundada por V. I. Lenin, se publicaba
J. V. Stalin
48
Comentarios a las Actas de la Liga.
17
49
Posiblemente el lector preguntará cómo que
pudo ocurrir
Plejánov se pasara a la «minoría», el mismoque era
Plejánov
partidario acérrimo de la «mayoría». Se trata de que entre él y
Lenin surgió una discrepancia. Cuando la «minoría» se enfureció
y declaró el boicot, Plejánov mantuvo el punto de vista de que
era necesario ceder en toda la línea. Lenin no estuvo de acuerdo
con él. Plejánov comenzó paulatinamente a inclinarse a la
«minoría». Las divergencias entre ellos fueron en aumento y por
último, la cosa llegó a que un buen día Plejánov se convirtió en
adversario de Lenin y de la «mayoría». He aquí lo que escribe
Lenin acerca de esto:
«...Unos días después fui, en efecto, a ver a Plejánov con un
miembro del Consejo, y nuestra conversación con Plejánov tomó
este cariz:
- ¿Sabe? A veces hay mujeres tan escandalosas (es decir, la
«minoría») -dijo Plejánov-, que es necesario ceder ante ellas para
evitar histerismos y un ruidoso escándalo en público.
- Tal vez -repuse-, pero hay que ceder de forma que uno conserve
la fuerza suficiente para no permitir un «escándalo» aún mayor»
(v. los Comentarios a las Actas de la Liga, pág. 37, donde se
transcribe la carta de Lenin). Véase: V. I. Lenin, Obras, t. 7, pág.
177, 4ª ed. en ruso.
Lenin y Plejánov no llegaron a un acuerdo. A partir de ese
momento se paso de Plejánov a la «minoría».
inició el
Hemos sabido de fuentes fidedignas que Plejánov abandona
también la «minoría» y ha fundado ya su propio órgano, el
«Dnievnik Sotsial- Demokrata». «Dnievnik Sotsial-Demokrata»
(“Diario del Socialdemócrata»): revista editada no
periódicamente en Ginebra por G. V. Plejánov desde marzo de
1905 hasta abril de 1912. Publicaron 16 números. En 1916
apareció otro número de la revista.
18
50
«Iskra», núm. 91.
51
Véase: «Sotsial-Demokrat», núm. 1.
J. V. Stalin
52
Kautsky: «El programa de Erfurt», edición del CC.
53
Véase: Lenin, «Un paso adelante, dos pasos atrás», en la que
se reproduce estas palabras de Kautsky.
54
Véase las Actas de la Liga.
55
Véase: Lenin, «Un paso adelante, dos pasos atrás», en la que
se reproduce estas palabras de Kautsky.
Brevemente sobre las discrepancias en el partido
19
* * *
Ahora está claro sobre qué base surgieron las
discrepancias en el Partido. Como se ve, en nuestro
Partido se han manifestado dos tendencias: la
tendencia de la firmeza proletaria y la tendencia del
titubeo intelectualista. Y el exponente de este
titubeo intelectualista es precisamente la actual
«minoría». ¡El «Comité» de Tiflis y su «Sotsial-
Demokrat» son esclavos sumisos de esta «minoría»!
Aquí está el quid de la cuestión.
Cierto, nuestros marxistas de pacotilla gritan a
menudo que están contra la «psicología
intelectualista» e intentan acusar de «titubeo
intelectualista» a la «mayoría», pero esto recuerda
el caso del ladrón que, después de haber robado el
dinero, se puso a gritar: «¡Al ladrón!».
Además, ya se sabe que cada uno habla de lo que
lo duele.
56
El artículo «El marxismo y la cuestión nacional» fue escrito a
fines de 1912 y comienzos de 1913 en Viena; en este mismo año
se publicó por primera vez, con la firma de K. Stalin, en los
números 3, 4 y 5 de la revista «Prosveschenie», con el título «La
cuestión nacional y la socialdemocracia». En 1914 el artículo de
J. V. Stalin fue publicado en folleto aparte, bajo el título de «La
cuestión nacional y el marxismo», por la editorial «Pribói» de
Petersburgo. El folleto fue retirado de todas las bibliotecas y
salas de lectura públicas por disposición del ministro del Interior.
En 1920 el trabajo fue reeditado por el Comisariado del Pueblo
de las Nacionalidades en la «Colección de artículos» de J .V.
Stalin sobre la cuestión nacional (Editorial del Estado, Tula). En
1934 incluyóse el artículo en el libro de J. Stalin «El marxismo y
la cuestión nacional y colonial», Recopilación de artículos y
discursos escogidos. En el artículo «Sobre el programa nacional
del POSDR», Lenin, señalando las causas de que la cuestión
nacional fuese destacada en aquel período, escribía: «En la
literatura teórica marxista, dicha situación y las bases el
programa nacional de la socialdemocracia han sido y analizadas
últimamente (aquí destaca, en primer término, el artículo de
Stalin)». En febrero (nuevo cómputo) de 1913, Vladímir Ilich
escribía a A. M. Gorki: «Entre nosotros se halla ahora un
maravilloso georgiano que está escribiendo un extenso artículo
para «Prosveschenie». A ese fin ha reunido todos los materiales
austriacos y otros». Al saber que se pensaba estimar el artículo de
J. V. Stalin como artículo de discusión, Lenin se opuso de
manera resuelta: «Como es natural, nosotros estamos
absolutamente en contra. El artículo es muy bueno. La cuestión
es y no cederemos ni una pulgada de nuestras
batallona
posiciones de principio frente a la canalla bundista» (Archivo del
Instituto Marx-Engels-Lenin). Al poco de la detención de J. V.
Stalin, en marzo de 1913, V. I. Lenin escribía a la redacción de
«Sotsial-Demokrat»: «...Hemos sufrido detenciones dolorosas.
Han detenido a Koba... Antes de su detención ha podido escribir
un extenso artículo (para tres números de «Prosveschenie») sobre
la cuestión nacional. ¡Muy bien! Hay que combatir por la verdad
contra los separatistas y oportunistas del Bund y de los
liquidadores» (Archivo del Instituto Marx-Engels-Lenin).
57
Sionismo: corriente reaccionaria nacionalista de la burguesía
judía y que tenía partidarios entre la intelectualidad y las etapas
más atrasadas de los obreros judíos. Los sionistas trataban de
aislar a las masas obreras judías de la lucha general del
proletariado.
1. La nación
¿Qué es una nación?
Una nación es, ante todo, una comunidad, una
determinada comunidad de hombres.
Esta comunidad no es de raza ni de tribu. La
actual nación italiana fue constituida por romanos,
germanos, etruscos, griegos, árabes, etc. La nación
francesa fue formada por galos, romanos, bretones,
germanos, etc. Y otro tanto cabe decir de los
ingleses, alemanes, etc., cuyas naciones fueron
formadas por gentes de razas y tribus diversas.
Tenemos, pues, que una nación no es una
comunidad racial o tribal, sino una comunidad de
hombres históricamente formada.
Por otro lado, es
que los grandes
indudable
Estados de Ciro o de Alejandro no podían ser
llamados naciones, aunque se habían formado en el
transcurso de la historia y habían sido integrados por
58
Véase: «Informe de la IX Conferencia del Bund».
59
Véase: «Comunicado de la Conferencia de Agosto».
21
22
J. V. Stalin
60
Véase: R. Springer, «El problema nacional», pág. 43, ed. (en
ruso) «Obschéstvennaia Polza», 1909.
61
Véase: O. Bauer, «La cuestión nacional y la
socialdemocracia», págs. 1-2, ed. (en ruso) «Serp», 1909.
62
O. Bauer, obra cit., pág. 6.
63
O. Bauer, obra cit., pág. 2.
64
O. Bauer, obra cit., págs. 24-25.
65
O. Bauer, obra cit., pág. 139.
23
66
O. Bauer, obra cit., pág. 2.
24
67
O. Bauer, obra cit., pág. 2.
68
O. Bauer, obra cit., pág. 388.
69
O. Bauer, obra cit., pág. 396.
J. V. Stalin
2. El movimiento nacional
La nación no es simplemente una categoría
histórica, sino una categoría histórica de una
determinada época, de la época del capitalismo
ascensional. El proceso de liquidación del feudalismo
y de desarrollo del capitalismo es, al mismo tiempo,
el proceso en que los hombres se constituyen en
naciones. Así sucede, por ejemplo, en la Europa
Occidental. Los ingleses, los franceses, los alemanes,
los italianos, etc. se constituyeron en naciones bajo la
marcha triunfal del capitalismo victorioso sobre el
fraccionamiento feudal.
Pero allí, la formación de naciones significaba, al
mismo tiempo, su transformación en Estados
nacionales independientes. Las naciones inglesa,
francesa, son, al mismo tiempo, los Estados
etc.
inglés, caso de Irlanda, que queda al margen
etc. El
de este proceso, no cambia el cuadro general.
En la Europa Oriental, las cosas ocurren de un
modo algo distinto. Mientras que en el Oeste las
naciones se desarrollan en Estados, en el Este se
forman Estados multinacionales, Estados integrados
por varias nacionalidades. Tal es el caso de Austria-
Hungría y de Rusia. En Austria, los más
desarrollados en el sentido político resultaron ser los
alemanes, y ellos asumieron la tarea de unificar las
nacionalidades austriacas en un Estado. En Hungría,
los más aptos para la organización estatal resultaron
ser los magiares -el núcleo de las nacionalidades
húngaras-, y ellos fueron los unificadores de
Hungría. En Rusia, asumieron el papel de
unificadores de las nacionalidades los grandes rusos,
a cuyo frente estaba una potente y organizada
burocracia militar aristocrática formada en el
transcurso de la historia.
Así ocurrieron las cosas en el Este.
Este modo peculiar de formación de Estados sólo
podía tener lugar en las condiciones de un feudalismo
70
O. Bauer, obra cit., pág. 2.
71
O. Bauer, obra cit., pág. 130.
72
O. Bauer, obra cit., pág. 130.
25
26
este nacionalismo en
masas. En Georgia hay un
las
nacionalismo pero es porque allí existe
anti-armenio,
además una gran burguesía armenia que, al batir a la
pequeña burguesía georgiana, aún débil, empuja a
ésta al nacionalismo anti-armenio.
Con a estos factores, el movimiento
sujeción
nacional o asume un carácter de masas, creciendo
más y más (Irlanda Galitzia), o se convierte en una
serie de pequeñas colisiones que degeneran en
escándalos y en una «lucha» por cuestiones de
rótulos (como en algunos pueblos de Bohemia).
El contenido del movimiento nacional no puede,
naturalmente, ser el mismo en todas partes: está
determinado íntegramente por las distintas
reivindicaciones que presenta el movimiento. En
Irlanda, este movimiento tiene un en
carácter agrario;
Bohemia, gira en torno en unos sitios,
al «idioma»;
reclama igualdad de derechos civiles y libertad de
cultos; en otros, «sus propios» funcionarios o su
propia Dieta. En las diversas reivindicaciones se
traslucen, frecuentemente, los diversos rasgos que
caracterizan a una nación en general (el idioma, el
territorio, etc.). Merece notarse que no se encuentra
en parte alguna la reivindicación de ese «carácter
nacional» de Bauer, que lo abarca todo. Y es lógico:
por sí solo, el «carácter nacional» es inaprensible, y,
como observa acertadamente J. Strasser, «con él no
73.
hay nada que hacer en la política»
Tales son, a grandes rasgos, las formas y el
carácter del movimiento nacional.
Por lo expuesto se ve claramente que, bajo el
capitalismo ascensional, la lucha nacional es una
lucha entre las clases burguesas. A veces, la
burguesía consigue arrastrar al proletariado al
movimiento nacional, y entonces exteriormente
parece que en la lucha nacional participa «todo el
pueblo», pero eso sólo exteriormente. En su esencia,
esta lucha sigue siendo siempre una lucha burguesa,
conveniente y grata principalmente para la burguesía.
Pero de aquí no se desprende, ni mucho menos,
que el proletariado no deba luchar contra la política
de opresión de las nacionalidades.
La restricción de la libertad de movimiento, la
privación de derechos electorales, las trabas al
idioma, la reducción de las escuelas y otras medidas
represivasafectan a los obreros en grado no menor, si
no es mayor, que a la burguesía. Esta situación no
puede por menos de frenar el libre desarrollo de las
fuerzas espirituales del proletariado de las naciones
sometidas. No se puede hablar seriamente del pleno
desarrollo de las facultades espirituales del obrero
tártaro o judío, cuando no se le permite servirse de su
lengua materna en las asambleas o en las
conferencias y cuando se le cierran las escuelas.
La política de represión nacionalista es también
peligrosa en otro aspecto para la causa del
proletariado. Esta política desvía la atención de
73
Véase su obra «Der Arbeiter und die Nation», 1912, pág. 33.
J. V. Stalin
74
O. Bauer, obra cit., pág. 166.
27
3. Planteamiento de la cuestión
La nación tiene derecho a determinar libremente
sus destinos. Tiene derecho a organizarse como le
plazca, naturalmente, siempre y cuando no
menoscabe los derechos de otras naciones. Esto es
indiscutible.
¿cómo, concretamente, debe organizarse, qué
Pero
formas revestir su futura constitución,
debe si se
toman en cuenta los intereses de la mayoría de la
nación y, ante todo, los del proletariado?
La nación tiene derecho a organizarse sobre la
base de la autonomía. Tiene derecho incluso a
separarse. Pero eso no significa que deba hacerlo
bajo cualesquiera condiciones, que la autonomía o la
separación sean siempre y en todas partes ventajosas
para es decir, para la mayoría de ella, es
la nación,
decir, para capas trabajadoras. Los tártaros de la
las
Transcaucásia, como nación, pueden reunirse,
supongamos, en su Dieta, y, sometiéndose a la
influencia de sus beys y mulhas, restaurar en su país
el viejo orden de cosas, decidir su separación del
Estado. Conforme al punto de la autodeterminación,
tienen perfecto derecho a hacerlo. Pero ¿iría esto en
interés de las capas trabajadoras de la nación tártara?
¿Podrían los socialdemócratas contemplar
indiferentes cómo los beys y los mulhas arrastraban
consigo a las masas en la solución de la cuestión
nacional? ¿No debería la socialdemocracia
inmiscuirse en el asunto e influir sobre la voluntad de
la nación en un determinado sentido? ¿No debería
presentar un plan concreto para resolver la cuestión,
el plan más ventajoso para las masas tártaras?
Pero ¿qué solución sería la más compatible con
los intereses de las masas trabajadoras? ¿La
autonomía, la federación o la separación?
Todos estos son problemas cuya solución depende
de las condiciones históricas concretas que rodean a
la nación de que se trate.
Más aún; las condiciones, como todo, cambian, y
una solución acertada para un momento dado puede
resultar completamente inaceptable para otro
momento.
A mediados del siglo XIX, Marx era partidario de
la separación de la Poloniarusa, y con razón, pues
entonces se planteaba de liberar una
el problema
cultura superior de otra cultura inferior que la
destruía. Y entonces el problema no se planteaba
solamente en teoría, de un modo académico, sino en
la práctica, en la realidad misma…
A fines del siglo XIX, los marxistas polacos se
manifiestan ya en contra de la separación de Polonia,
y también ellos tienen razón, puesto que en los
28
75
La socialdemocracia sudeslava actúa en el Sur de Austria.
76
Véase: V. Kossovski, «Problemas de las nacionalidades»,
1907, págs. 16-17.
J. V. Stalin
77
El Congreso de Brünn de la socialdemocracia austriaca tuvo
lugar del 12 al 17 (24-29) de septiembre de 1899. El texto de la
resolución aprobada por el Congreso en cuanto a la cuestión
nacional es reproducido por J. V. Stalin en el capítulo siguiente
del presente trabajo.
78
Véase: R. Springer, «El problema nacional», pág.14.
79
O. Bauer, obra cit., pág. 399.
80
O. Bauer, obra cit., pág. 422.
81
R. Springer, obra citada., págs. 281-282.
29
82
«No tenemos, gracias a Dios, parlamento»: palabras
pronunciadas en la Duma de Estado por V. Kokóvtsev, ministro
zarista de Hacienda (más tarde, primer ministro), el 24 de abril
de 1908.
30
Todo es comprensible.
esto Pero no menos
comprensible es que en Rusia la cuestión nacional
está situada en un plano completamente distinto. No
es la cuestión nacional, sino la cuestión agraria la que
decide el destino del progreso en Rusia; la cuestión
nacional es una cuestión subordinada.
Tenemos, pues, un planteamiento distinto de la
cuestión, distintas perspectivas y distintos métodos
de lucha, distintas tareas inmediatas. ¿Acaso no es
evidente que, en esta situación, sólo hombres
aficionados al papeleo, que «resuelven» la cuestión
nacional fuera del espacio y del tiempo, pueden
seguir el ejemplo de Austria y tomar prestado su
programa?
Repito: condiciones históricas concretas como
punto de partida y planteamiento dialéctico de la
cuestión como el único planteamiento acertado: ésa
es la clave para la solución del problema nacional.
4. La autonomía cultural-nacional
Más arriba hemos hablado del aspecto formal del
programa nacional austriaco, de los fundamentos
metodológicos en virtud de los cuales los marxistas
rusos no pueden simplemente tomar ejemplo de la
socialdemocracia austriaca y hacer suyo el programa
de ésta.
Hablemos ahora del programa mismo en su
aspecto sustancial.
Así, pues, ¿cuál es el programa nacional de los
socialdemócratas austriacos?
Este programa se expresa en dos palabras:
autonomía cultural-nacional.
Ello significa,en primer lugar, que la autonomía
no se supongamos, a Bohemia o a Polonia,
concede,
habitadas principalmente por checos y polacos, sino a
los checos y polacos en general, independientemente
del territorio y sea cual fuere la región de Austria en
que habiten.
83
R. Springer, obra citada., pág. 36.
84
O. Bauer, obra cit., pág. 401.
J. V. Stalin
85
Por dicho programa votaron también los representantes del
Partido Socialdemócrata Sudeslavo. Véase: «Debates sobre la
cuestión nacional en el Congreso de Brünn del Partido», 1906;
pág.72.
86
La traducción rusa de M. Panin (v. el libro de Bauer, traducido
por Panin), en lugar de «particularidades nacionales» dice
«individualidades nacionales”. Panin traduce erróneamente este
pasaje, pues en el texto alemán no existe la palabra
«individualidades», sino «nationalen Eigenart», es decir,
particularidades, lo que dista mucho de ser una y la misma cosa.
87
Véase: «Verhandlungen des Gesammtpartcitages» Brünn,
1899.
88
R. Springer, obra cit., pág. 286.
89
O. Bauer, obra cit., pág. 549.
90
R. Springer, obra cit., pág. 19.
91
O. Bauer, obra cit., pág. 286.
31
92
R. Springer, obra cit., pág. 74.
93
R. Springer, obra cit., págs. 88-89.
94
R. Springer, obra cit., pág. 89.
95
O. Bauer, obra cit., pág. 552.
96
R. Springer, obra cit., pág. 226.
97
O. Bauer, obra cit., pág. 368.
32
98
R. Springer, obra cit., pág. 234.
99
O. Bauer, obra cit., pág. 553.
100
O. Bauer, obra cit., pág. 337.
101
O. Bauer, obra cit., pág. 333.
102
O. Bauer, obra cit., pág. 555.
J. V. Stalin
103,
comunidades nacionales autónomas» que, «de este
modo, la sociedad socialista presentará,
indudablemente, un cuadro abigarrado de uniones
nacionales depersonas y de corporaciones
104
territoriales» y que, por tanto, «el principio
socialista de la nacionalidad es la síntesis suprema
105.
del principio nacional y de la autonomía nacional»
Creemos que es suficiente.
Tal es la fundamentación de la autonomía
cultural-nacional en las obras de Bauer y Springer.
Ante todo, salta a la vista la sustitución
absolutamente incomprensible y no justificada, en
modo alguno, de la autodeterminación de las
naciones por la autonomía Una de dos: o
nacional.
Bauer no comprende lo que es autodeterminación o
lo comprende y, por una u otra razón, restringe
deliberadamente este concepto. Pues es indudable: a)
que la autonomía cultural-nacional implica la
integridad del Estado compuesto por varias
nacionalidades, mientras que la autodeterminación se
sale del marco de esta integridad; b) que la
autodeterminación a la nación toda la plenitud de
da
derechos, mientras que la autonomía nacional sólo le
da derechos «culturales». Esto, en primer lugar.
En segundo lugar, cabe perfectamente dentro de
lo posible que en el futuro concurran tales
circunstancias interiores y exteriores, que esta o la
otra nacionalidad se decida a salirse del Estado
multinacional de que forma parte, por ejemplo, de
Austria (¿acaso en el Congreso de Brünn los
socialdemócratas rutenos no se declararon dispuestos
106).
a unir en un todo las «dos partes» de su pueblo?
¿Qué hacer, en tal caso, con la autonomía nacional
«inevitable para el proletariado de todas las
naciones»? ¿Qué «solución» del problema es ésta,
que encaja mecánicamente a las naciones en el lecho
de Procusto de la integridad de un Estado?
Prosigamos. La autonomía nacional está en
contradicción con todo el curso del desarrollo de las
naciones. Da la consigna de organizar las naciones.
Pero ¿pueden las naciones soldarse artificialmente, si
la vida, si el desarrollo económico desgaja de ellas a
grupos enteros y los dispersa por diversos territorios?
No cabe duda de que en las primeras fases del
capitalismo las naciones se cohesionan. Pero
asimismo es que en las fases superiores del
indudable
capitalismo un proceso de dispersión de las
comienza
naciones, un proceso en el que se separa de las
naciones toda una serie de grupos que salen a ganarse
el pan y que acaban asentándose definitivamente en
otros territorios del Estado. De este modo, los grupos
que cambian de residencia pierden los viejos
vínculos y adquieren otros nuevos en los nuevos
103
O. Bauer, obra cit., pág. 556.
104
O. Bauer, obra cit., pág. 543.
105
O. Bauer, obra cit., pág. 542.
106
Véase: «Debates sobre la cuestión nacional en el Congreso de
Brünn», pág. 48.
El marxismo y la cuestión nacional
107
O. Bauer, obra cit., pág. 553.
33
nacionalismo.
La autonomía cultural-nacional de Springer y
Bauer es una sutil variedad del nacionalismo.
Y no es, ni mucho menos, fortuito que el
programa nacional de los socialdemócratas austriacos
imponga la obligación de velar por «la conservación
y el desarrollo de las particularidades nacionales de
los pueblos». ¡Fijaos bien en lo que significaría
«conservar» tales «particularidades nacionales» de
los tártaros de la Transcaucasia como la
autoflagelación en la fiesta del «Shajsei-Vajsei» o
«desarrollar» tales «peculiaridades nacionales» de los
georgianos como el «derecho de venganza»!...
Este punto estaría muy en su lugar en un
programa rabiosamente burgués-nacionalista, y si
figura en programa de los socialdemócratas
el
austriacos es porque la autonomía nacional tolera
puntos semejantes y no está en contradicción con
ellos.
Pero la autonomía nacional, inservible para la
sociedad presente, lo es todavía más para la futura,
para la sociedad socialista.
La profecía de Bauer de «la desmembración de la
humanidad en comunidades nacionalmente
108
delimitadas» queda refutada por toda la trayectoria
del desarrollo de la humanidad moderna. Las barreras
nacionales, lejos de reforzarse, se desmoronan y
caen. Ya en la década del 40, Marx decía que «el
aislamiento nacional y los antagonismos entre los
pueblos desaparecen de día en día» y que «el
dominio del proletariado los hará desaparecer más de
109.
prisa todavía El desarrollo ulterior de la
humanidad, con el crecimiento gigantesco de la
producción capitalista, con la mezcolanza de
nacionalidades y la unificación de los individuos en
territorios cada vez más vastos, confirma
rotundamente la idea de Marx.
El deseo de Bauer de presentar la sociedad
socialista bajo la forma de «un cuadro abigarrado de
uniones nacionales de personas y de corporaciones
territoriales» es un tímido intento de suplantar la
concepción de Marx del socialismo por la
concepción, reformada, de Bakunin. La historia del
socialismo revela que todos los intentos de este
género llevan siempre en su seno los elementos de
una bancarrota inevitable.
Y no hablemos ya de ese «principio socialista de
la nacionalidad» ensalzado por Bauer y que es, a
juicio nuestro, la sustitución del principio socialista
de la lucha de clases por un principio burgués, por el
«principio de la nacionalidad». Si la autonomía
nacional arranca de un principio tan dudoso,
necesario es reconocer que sólo puede inferir daño al
movimiento obrero.
108
Véase el comienzo de este capítulo.
109
Véase el II capítulo del «Manifiesto del Partido Comunista»
de C. Marx y F. Engels (C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en
dos tomos, t. I, pág. 39, ed. en español, Moscú, 1951).
34
110
El Congreso de Viena (o de Wimberg, por el nombre del hotel
de Viena en que celebró sus sesiones) del Partido
Socialdemócrata Austriaco tuvo lugar del 25 al 31 de mayo (6-12
de junio) de 1897.
J. V. Stalin
nacionales
judíos
como
idioma,
mezcolanza
111
112
113
114
industriales
óó
no expresa, sin embargo, toda la verdad.
razón estriba, ante todo, en que los judíos no
tienen una capa de población extensa y estable ligada
a la tierra y que cohesione de un modo natural a la
nación, no sólo como su osamenta, sino también
modo,
diseminado por toda Rusia, sin
constituir la mayoría ni en una sola provincia.
De este incrustados como minorías
en territorios de otra nacionalidad, los
sirven principalmente a naciones «ajenas»
y comerciantes
nacionalidades,
381-396.
389.
la cuestión judía»,
matanza
y también
1906.
de Kishiniov
de un
ajenas» en cuanto al
a la creciente
y
peculiar de las
la cuestión judía»,
1903.
115
O. Bauer, obra cit., pág. 388.
116
Véase: «Formas del movimiento nacional», etc., redactado
por Kastellanski, pág. 772.
35
117
Véase «Actas del II Congreso», pág. 176.
36
J. V. Stalin
118
La VIII Conferencia del Bund se celebró en septiembre de
1910 en Lvov.
119
Véase: «Informe de la VIII Conferencia de Bund», 1911, pág,
62.
120
Véase: «Informe de la VIII Conferencia de Bund», 1911,
págs, 83-84.
121
Véase: «Informe de la VIII Conferencia del Bund», pág. 85.
122
Véase: «Informe de la IX Conferencia del Bund», 1912, pág.
42.
123
Véase: «Informe de la VIII Conferencia del Bund», pág. 83.
37
124
Véase: «Informe de la VIII Conferencia de Bund», 1911, pág,
68.
125
Véase: «Nasha Zaría», 1912, núm. 9-10, pág. 120. G. V.
Plejánov, en el artículo «Otra Conferencia escisionista»,
publicado en el periódico «Za Partiu» («Por el Partido») del 2
(15) de octubre de 1912, condenó la Conferencia «de Agosto» de
los liquidadores y calificó la posición de los bundistas y de los
socialdemócratas caucasianos como adaptación del socialismo al
nacionalismo. En una carta a la redacción de la revista
liquidadora «Nasha Zariá», el líder bundista Kossovski criticó a
Plejánov.
126
Véase: «Comunicado sobre el VII Congreso del Bund», pág.
7. El VII Congreso del Bund Se celebró en Lvov a fines de
agosto y comienzos de septiembre (nuevo cómputo) de 1906.
127
Véase: «Informe de la VIII Conferencia del Bund», pág. 72.
38
128
Véase: «En torno a la cuestión de la autonomía nacional y la
reconstrucción de la socialdemocracia de Rusia sobre principios
J. V. Stalin
nacionalidades.
Completo aislamiento, completa ruptura: he ahí lo
que pone de manifiesto la «experiencia rusa» del
federalismo.
No es extraño que este estado de cosas repercuta
entre los obreros, entibiando el sentimiento de
solidaridad y provocando la desmoralización, la cual
penetra también en el Bund. Nos referimos, al decir
esto, a los conflictos vez más frecuentes entre
cada
los obreros judíos y polacos a causa del paro forzoso.
He aquí los discursos que resanaron, a este propósito,
en la IX Conferencia del Bund.
132
Véase: «Informe de la IX Conferencia del Bund», pág. 19.
39
133
Véase el periódico georgiano «Chveni Tsjovreba», 1912,
núm. 12. «Chveni Tsjopreba» («Nuestra Vida»): diario de los
mencheviques georgianos; se publicó en Kutaís del 1 al 22 de
julio de 1912.
40
134
Véase el periódico georgiano «Chveni Tsjovreba», 1912,
núm. 12.
J. V. Stalin
41
42
J. V. Stalin
135
Véase: «Nasha Zaría», 1912, núm. 9-10, pág. 120.
43
136
Véase: «Nashe Slovo», 1906, núm. 8, pág. 53.
44
137
La primera guerra de los Balcanes comenzó en octubre de
1912 entre Bulgaria, Servia, Grecia y Montenegro, de una parte,
y Turquía, de la otra.
138
Véase: «Informe de la VIII Conferencia del Bund», final de la
resolución sobre la comunidad.
J. V. Stalin
45
socialdemocracia caucasiana.
El tipo de organización no influye solamente en el
trabajo práctico. Imprime un sello indeleble a toda la
vida espiritual del obrero. El obrero vive la vida de
su organización; en ella se desarrolla espiritualmente
y se educa. Por eso, al actuar dentro de su
organización y encontrarse siempre allí con sus
camaradas de otras nacionalidades, librando a su lado
una lucha común bajo la dirección de la colectividad
común, se va penetrando profundamente de la idea
de que los obreros son, ante todo, miembros de una
sola familia de clase, miembros del ejército único del
socialismo. Y esto no puede por menos de tener una
importancia educativa enorme para las grandes capas
de la clase obrera.
Por eso, el tipo internacional de organización es
una escuela de sentimientos de camaradería, una
propaganda inmensa en favor del internacionalismo.
No ocurre así con la organización por
nacionalidades. Organizados sobre la base de la
nacionalidad, los obreros susse encierran en
cascarones nacionales, separándose unos de otros con
barreras en el terreno de la organización. No se
subraya lo que es común a los obreros, sino lo que
diferencia a unos de otros. Aquí, el obrero es, ante
todo, miembro de su nación: judío, polaco, etc. No es
de extrañar que el federalismo nacional en la
organización inculque a los obreros el espíritu del
aislamiento nacional.
Por eso, el tipo nacional de organización es una
escuela de estrechez nacional y de rutina.
Tenemos, pues, ante nosotros, dos tipos de
organización distintos por principio: el tipo de la
unión internacional y el del «deslindamiento» de los
obreros por nacionalidades.
Hasta hoy, las tentativas que se han hecho para
conciliar estos dos tipos de organización no han
tenido éxito. Los estatutos conciliatorios de la
socialdemocracia austriaca, elaborados en Wimberg
en 1897, quedaron en el aire. El partido austriaco se
fraccionó arrastrando tras de sí a los sindicatos. La
«conciliación» no sólo resultó ser utópica, sino,
además, nociva. Strasser tiene razón cuando afirma
que «el separatismo obtuvo su primer triunfo en el
139.
Congreso de Wimberg del Partido» Otro tanto
acontece en Rusia. La «conciliación» con el
federalismo del Bund en el Congreso de Estocolmo
acabó en una completa bancarrota. El Bund hizo
fracasar el compromiso establecido en Estocolmo. Al
día siguiente del Congreso de Estocolmo, el Bund se
convirtió en un obstáculo para la unión de los obreros
de cada localidad en una organización única, que
englobase a los obreros de todas las nacionalidades.
Y el Bund prosiguió aplicando tenazmente su táctica
separatista, a pesar de que, tanto en 1907 como en
1908, la socialdemocracia de Rusia exigió repetidas
139
Véase: J. Strasser, «Der Arbeiter und die Nation», 1912.
46
J. V. Stalin
140
Véanse los acuerdos de la IV Conferencia («III Conferencia
de toda Rusia») del POSDR, que se celebró del 5 al 12 de
noviembre de 1907, y los de la V Conferencia del POSDR
(«Conferencia de toda Rusia de 1908»), que tuvo lugar del 21 al
27 de diciembre de 1908 (3-9 de enero de 1909) (v. «El PC(b) de
la URSS en las resoluciones y acuerdos de los Congresos y
Conferencias y de los Plenos del CC»,parte 1, págs. 118 y 131,
6a ed. en ruso, 1940).
141
E. I. Jagiello: miembro del Partido Socialista Polaco; fue
elegido diputado en Varsovia a la IV Duma de Estado por el
bloque del Bund y del Partido Socialista Polaco con los
nacionalistas burgueses contra los socialdemócratas polacos. La
minoría socialdemócrata de la Duma, por mayoría de votos de
los mencheviques liquidadores (los siete diputados
mencheviques) contra los 6 diputados bolcheviques, aprobó una
resolución admitiendo a Jagiello en la minoría socialdemócrata.
48
J. V. Stalin
143
Se alude a la crisis económica y política de 1923 en
Alemania. En el país se desarrolló un movimiento revolucionario
de masas, como resultado del cual fueron formados gobiernos
obreros en Sajonia y en Turingia y tuvo lugar en Hamburgo una
insurrección armada. Después de aplastado el movimiento
revolucionario en Alemania; se acentuó la reacción burguesa en
toda Europa, así como el peligro de una nueva intervención
contra la República Soviética.
LE�I�
144
«Iskra» («La Chispa»): primer periódico marxista clandestino
para toda Rusia; fue fundado por V. I. Lenin en diciembre de
1900 en el extranjero, de donde se introducía clandestinamente
en Rusia.
La modestia
Vi por primera vez a Lenin en diciembre de 1905,
en la Conferencia bolchevique de Tammerfors
(Finlandia). Esperaba ver al águila de las montañas,
al gran hombre de nuestro Partido, a un hombre no
sólo grande desde el punto de vista político, sino
también, si queréis, desde el punto de vista físico,
porque me imaginaba a Lenin como a un gigante
apuesto e imponente. Cuál no sería mi decepción,
cuando vi a un hombre de lo más corriente, de talla
inferior a la media y que no se diferenciaba en nada,
absolutamente en nada, de los demás mortales...
Es costumbre que los «grandes hombres» lleguen
tarde a las reuniones, para que los asistentes esperen
su aparición con el corazón en suspenso; además,
cuando va a aparecer el «gran hombre», los reunidos
se advierten: -«¡Chist…, silencio..., ahí viene!». Este
ceremonial no me parecía superfluo, pues impone,
inspira respeto. Cuál no sería mi decepción, cuando
supe que Lenin había a la reunión antes que
llegado
los delegados y que, en un rincón, platicaba
metido
del modo más sencillo y natural con los delegados
más sencillos de la Conferencia. No oculto que esto
me pareció entonces una infracción de ciertas normas
imprescindibles.
Lenin
La fuerza de la lógica
Admirables fueron los dos discursos que Lenin
pronunció en esta Conferencia: sobre el momento y
sobre la cuestión agraria. Por desgracia no se han
conservado. Fueron unos discursos inspirados, que
arrebataron de clamoroso entusiasmo a toda la
Conferencia. La extraordinaria fuerza de convicción,
la sencillez y la claridad de los argumentos, las frases
breves e inteligibles para todos, la falta de afectación,
de gestos aparatosos y de frases efectistas, dichas
para producir impresión, todo ello distinguía
favorablemente los discursos de Lenin de los
discursos de los oradores «parlamentarios»
habituales.
.Pero no fue este aspecto de los discursos de
Lenin que me cautivó entonces. Me subyugó la
lo
fuerza invencible de su lógica, que, si bien era algo
seca, dominaba al auditorio, lo electrizaba poco a
poco y después, como suele decirse, hacía que se le
rindiera incondicionalmente. Recuerdo que muchos
de los delegados decían: «La lógica en los discursos
de Lenin es como unos tentáculos irresistibles que le
atenazan a uno por todos lados y de los que no hay
modo de zafarse: hay que rendirse o disponerse a
sufrir un fracaso rotundo».
Creo que esta particularidad de los discursos de
Lenin es el lado más fuerte de su arte oratorio.
Sin lloriqueos
Vi a Lenin por segunda vez en 1906, en el
145.
Congreso de Estocolmo de nuestro Partido Es
sabido que en este Congreso los bolcheviques
quedaron en minoría y sufrieron una derrota. Por vez
primera vi a Lenin en el papel de vencido. No se
parecía ni en un ápice a esos jefes que, después de
una derrota, lloriquean y se desaniman. Al contrario,
la derrota convirtió a Lenin en la personificación de
la energía, que impulsaba a sus partidarios a nuevos
combates, a la victoria futura. He dicho la derrota de
Lenin. Pero ¿qué derrota fue aquélla? Había que ver
a los adversarios de Lenin, a los vencedores del
Congreso de Estocolmo, a Plejánov, a Axelrod, a
Mártov y a los demás: se parecían muy poco a
verdaderos vencedores, porque Lenin, con su crítica
implacable del menchevismo, no les dejó, como
suele decirse, hueso sano. Me acuerdo de que
145
El Congreso de Estocolmo o IV Congreso del POSDR
(llamado también «Congreso de Unificación») se celebró del 10
al 25 de abril (del 23 de abril al 8 de mayo) de 1906.
51
Sin presunción
146
En el Congreso siguiente, celebrado en Londres
en 1907, fueron los bolcheviques quienes salieron
vencedores. Entonces vi por primera vez a Lenin en
el papel de vencedor. Generalmente, la victoria
embriaga a cierta clase de jefes, los llena de vanidad,
los hace presuntuosos. En tales casos, se ponen las
más de las veces a cantar victoria y se duermen en
los laureles. Pero Lenin no se parecía ni en un ápice a
esta clase de jefes. Al contrario, precisamente
después de la victoria ponía de manifiesto una
vigilancia y una prudencia particulares. Recuerdo
que Lenin repetía entonces con insistencia a los
delegados: «Lo primeroes no dejarse deslumbrar por
la victoria y no envanecerse de ella; lo segundo,
consolidar el éxito obtenido; lo tercero, rematar al
enemigo, porque sólo está batido y dista aún mucho
de haber sido rematado». Se burlaba, mordaz, de los
delegados que
afirmaban, a la ligera: «Se ha acabado
para con los mencheviques», Al él le fue
siempre
fácil demostrar que los mencheviques tenían todavía
raíces en el movimiento obrero y que había que
combatirlos con habilidad, evitando por todos los
medios la sobreestimación de las fuerzas propias y,
sobre todo, el menosprecio de las fuerzas del
enemigo.
«No envanecerse de la victoria»: éste es el rasgo
peculiar del carácter de Lenin que le permitía medir
con ponderación las fuerzas del enemigo y poner al
Partido a salvo de cualquier eventualidad.
a los principios
La fidelidad
un partido no pueden menospreciar la
Los jefes de
opinión de la mayoría de su partido. La mayoría es
una fuerza que un jefe no puede dejar de tener en
cuenta. Lenin lo comprendía tan bien como cualquier
otro dirigente del Partido. Pero Lenin nunca fue
146
El V Congreso (Congreso de Londres) del POSDR se celebró
del 30 de abril al 19 de mayo (del 13 de mayo al 1de junio) de
1907.
52
J. V. Stalin
La fe en las masas
Los teóricos y los jefes de partido que conocen la
historia de los pueblos y que han estudiado
detalladamente, desde el principio hasta el fin, la
historia de las a veces una
revoluciones, padecen
enfermedad indecorosa. Esta enfermedad se llama
temor a las masas, falta de fe en la capacidad
creadora de las masas. A veces, esa enfermedad
origina cierta actitud aristocrática de los jefes hacía
las masas, poco iniciadas en la historia de las
revoluciones, pero llamadas a destruir lo viejo y a
construir lo nuevo. El temor a que los elementos
puedan desencadenarse, a que las masas puedan
«hacer demasiados estropicios», el deseo de
representar el papel de ayas que se esfuerzan por
instruir a las masas de un modo libresco, pero que no
quieren aprender de las masas; tal es el fondo de
semejante actitud aristocrática.
Lenin era la antítesis de semejantes jefes. No
conozco a ningún revolucionario que haya tenido una
fe tan profunda en las fuerzas creadoras del
proletariado y en el acierto revolucionario de su
instinto de clase como la que tenía Lenin. No
conozco a ningún revolucionario que haya sabido
flagelar tan implacablemente a los presuntuosos
críticos del «caos y de la «bacanal
de la revolución»,
de los actos arbitrarios masas» como los
de las
flagelaba Lenin. Recuerdo que, en una conversación,
Lenin replicó sarcásticamente a un camarada, que
había dicho que «después de la revolución debía
establecerse un orden normal»: «Malo es que quienes
desean ser revolucionarios olviden que el orden más
normal en la historia es el orden de la revolución».
De aquí su desdén hacia todos los que miraban a
las masas por encima del hombro e intentaban
instruirlas de un modo libresco. Por eso, Lenin
enseñaba incansablemente que había que aprender de
las masas, comprender el sentido de sus acciones,
estudiar atentamente la experiencia práctica de su
lucha.
La fe en las fuerzas creadoras de las masas: tal era
el rasgo peculiar de la actividad de Lenin que le
permitía comprender el sentido del movimiento
espontáneo de las masas y orientarlo por el cauce de
la revolución proletaria.
Lenin
El genio de la revolución
Lenin había nacido para la revolución. Fue
realmente el genio de los estallidos revolucionarios y
el gran maestro en el arte de la dirección
revolucionaria. Nunca se sentía tan a gusto, tan
contento, como en la época de las conmociones
revolucionarias. Con esto no quiero decir, de ninguna
manera, que Lenin aprobaba toda conmoción
revolucionaria o que se pronunciara siempre y en
cualquier circunstancia a favor de los estallidos
revolucionarios. De ningún modo. Quiero decir
solamente que nunca la clarividencia genial de Lenin
se manifestaba con tanta plenitud, con tanta
precisión, como durante los estallidos
revolucionarios. En los días de virajes
revolucionarios, parecía literalmente, un hombre
nuevo, se convertía en un vidente, intuía el
movimiento de las clases y los zigzags probables de
la revolución, como si los leyese en la palma de la
mano. Con razón se decía en el Partido: «Ilích sabe
nadar entre las olas de la revolución como el pez en
el agua».
De aquí la «asombrosa» claridad de las consignas
tácticas de Lenin y la «vertiginosa» audacia de sus
planes revolucionarios.
Me vienen a la memoria dos hechos que subrayan
particularmente esta peculiaridad de Lenin.
Primer hecho. Período en vísperas de la
Revolución de Octubre, cuando millones de obreros,
campesinos y soldados, empujados por la crisis en la
retaguardiay en el frente, exigían la paz y la libertad;
cuando el generalato y la burguesía preparaban una
dictadura militar para hacer la «guerra hasta el fin»;
cuando toda la sedicente «opinión pública» y todos
los sedicentes «partidos socialistas» estaban contra
los bolcheviques y los calificaban de «espías
alemanes»; cuando Kerenski intentaba hundir al
Partido Bolchevique en la ilegalidad y ya lo había
conseguido en parte; cuando los ejércitos, todavía
poderosos y disciplinados, de la coalición austro-
alemana se alzaban frente a nuestros ejércitos
cansados y en estado de descomposición, y los
«socialistas» de la Europa Occidental seguían,
tranquilamente, en bloque con sus gobiernos, para
hacer «la guerra hasta la victoria completa».
¿Qué significaba desencadenar una insurrección
en aquel momento? Desencadenar una insurrección
en tales condiciones, era jugárselo todo. Pero Lenin
no temía el riesgo, porque sabía y veía con su mirada
clarividente que la insurrección era inevitable, que la
insurrección vencería, que la insurrección en Rusia
prepararía el final de la guerra imperialista, que la
insurrección en Rusia pondría en movimiento a las
masas exhaustas del Occidente, que la insurrección
en Rusia transformaría la guerra imperialista en
guerra civil, que de esta insurrección nacería la
República de los Soviets, que la República de los
Soviets serviría de baluarte al movimiento
53
147
Las conferencias de J. V. Stalin «Los fundamentos del
leninismo» fueron publicadas en «Pravda»en abril y mayo de
1924. En mayo de 1924 apareció el folleto de J. V. Stalin
«Acerca de Lenin y el leninismo», en el que figuraban su
discurso titulado «Lenin» y las conferencias «Los fundamentos
del leninismo».
55
56
que ningún otro país del mundo, y eso hacía que sólo
ella se hallase en estado de resolver estas
contradicciones por vía revolucionaria.
Señalaremos en primer lugar que la Rusia zarista
era un foco de todo género de opresión -capitalista,
colonial y militar- en su y más
forma más inhumana
bárbara. ¿Quién ignora en que,
Rusia, la
omnipotencia del capital se fundía con el despotismo
zarista; la agresividad del nacionalismo ruso, con las
atrocidades del zarismo contra los pueblos no rusos;
la explotación de zonas enteras -Turquía, Persia,
China-, con la anexión de estas zonas por el zarismo,
con las guerras anexionistas? Lenin tenía razón
cuando decía que el zarismo era un «imperialismo
militar-feudal». El zarismo era la condensación de
los aspectos más negativos del imperialismo,
elevados al cubo.
Además, la
Rusia zarista no sólo era una
importantísima reserva del imperialismo occidental
porque habría sus puertas de par en par al capital
extranjero, que tenía en sus manos ramas tan
decisivas de la economía nacional de Rusia como los
combustibles y la metalurgia, sino también porque
podía poner al servicio de los imperialistas
occidentales millones de soldados. Recordad el
ejército ruso de catorce millones de hombres, que
derramó su sangre en los frentes imperialistas para
asegurar fabulosas ganancias a los capitalistas anglo-
franceses.
Además, el zarismo no sólo era el perro de presa
del imperialismo en el Oriente de Europa, sino
también el agente del imperialismo occidental para
exprimir de la población centenares de millones: los
intereses que el zarismo obtenía en
de los empréstitos
París y en Londres, en Berlín y en Bruselas.
Finalmente, el zarismo era el aliado más fiel del
imperialismo occidental en el reparto de Turquía, de
Persia, de China, etc. ¿Quién ignora que el zarismo
hacía la guerra imperialista aliado a los imperialistas
de la Entente y que Rusia era un elemento esencial en
esta guerra?
Por eso, los intereses del zarismo y del
imperialismo occidental se entrelazaban y acababan
fundiéndose en una sola madeja de intereses del
imperialismo.
¿Acaso podía el imperialismo del Occidente
resignarse a la pérdida de un puntal tan poderoso en
el Oriente y de una fuente tan rica en fuerzas y en
recursos, como era la vieja Rusia zarista y burguesa,
sin poner a prueba todas sus fuerzas para sostener
una lucha a muerte contra la revolución en Rusia, a
fin de defender y conservar el zarismo?
¡Naturalmente que no!
Pero de aquí se desprende que quien quería
golpear al zarismo, levantaba inevitablemente la
mano contra el imperialismo; que quien se sublevaba
contra el zarismo, tenía que sublevarse también
contra el imperialismo, pues quien derrocara al
J. V. Stalin
zarismo, si en realidad no pensaba sólo en derribarlo,
sino en acabar con él definitivamente, tenía que
derrocar también al imperialismo. La revolución
contra el zarismo se aproximaba de este modo a la
revolución contra el imperialismo, a la revolución
proletaria, y debía transformarse en ella.
Entretanto, en Rusia iba en ascenso la más grande
de las revoluciones populares, a cuyo frente se
hallaba el proletariado más revolucionario del
mundo, un proletariado que disponía de un aliado tan
importante como los campesinos revolucionarios de
Rusia. ¿Hace falta, acaso, demostrar que una
revoluciónasí no podía quedarse a mitad de camino;
que, en caso de triunfar, debía seguir adelante,
enarbolando la bandera de la insurrección contra el
imperialismo?
Por eso Rusia tenía que convertirse en el punto de
convergencia de las contradicciones del
imperialismo, no
porque en Rusia, precisamente,
sólo
estas contradicciones se ponían de manifiesto con
mayor facilidad a causa de su carácter tan
escandaloso y tan intolerable, y no sólo porque Rusia
era el puntal más importante del imperialismo
occidental, el puntal que unía al capital financiero del
Occidente con las colonias del Oriente, sino también
porque solamente en Rusia existía una fuerza real
capaz de resolver las contradicciones del
imperialismo por vía revolucionaria.
Pero de esto se desprende que la revolución en
Rusia no podía menos de ser proletaria, no podía
menos de revestir, desde los primeros momentos de
su desarrollo, un carácter internacional, y no podía,
por tanto, menos de sacudir los cimientos mismos del
imperialismo mundial.
¿Acaso los comunistas rusos podían, ante
semejante estado de cosas, limitarse en su labor al
marco estrechamente nacional de la revolución rusa?
¡Naturalmente que no! Por el contrario, toda La
situación, tanto la interior (profunda crisis
revolucionaria) como la exterior (la guerra), los
empujaba a en su labor de ese mareo, a llevar
salirse
la lucha a la palestra internacional, a poner al
desnudo las lacras del imperialismo, a demostrar el
carácter inevitable de la bancarrota del capitalismo, a
destrozar el socialchovinismo y el socialpacifismo y,
por último, a derribar el capitalismo dentro de su país
y a forjar para el proletariado un arma nueva de lucha
-la teoría y la táctica de la revolución proletaria-, con
el fin de facilitar a los proletarios de todos los países
el derrocamiento del capitalismo. Los comunistas
rusos no podían obrar de otro modo, pues sólo
siguiendo este camino se podía contar con que se
produjesen en la situación internacional ciertos
cambios, capaces de garantizar a Rusia contra la
restauración del régimen burgués.
Por eso, Rusia se convirtió en el hogar del
leninismo, y el jefe de los comunistas rusos, Lenin,
en su creador.
57
II. El método
He dicho más arriba que entre Marx y Engels, de
una parte, y Lenin, de otra, media todo un período de
dominio del oportunismo de la II Internacional. Para
ser exacto, debo añadir que no se trata aquí de un
predominio formal del oportunismo, sino de un
dominio efectivo. En apariencia, al frente de la II
Internacional se encontraban marxistas «fieles»,
«ortodoxos»: Kautsky y otros. Sin embargo, la labor
fundamental de la II Internacional seguía, en la
práctica, la línea del oportunismo. Los oportunistas,
por su innato espíritu de adaptación y su naturaleza
pequeñoburguesa, se amoldaban a la burguesía; los
«ortodoxos», a su
vez, se adaptaban a los
oportunistas, para «mantener la unidad» con ellos, en
aras de la «paz en el partido». Resultaba de todo esto
el dominio del oportunismo, pues la política de la
burguesía y la de los «ortodoxos» eran eslabones de
una misma cadena.
Fue ése un período de desarrollo relativamente
pacífico del capitalismo, el período de anteguerra,
por decirlo así, en que las contradicciones
catastróficas del imperialismo no habían llegado aún
a revelarse en toda su evidencia; un período en que
las huelgas económicas de los obreros y los
sindicatos se desenvolvían más o menos
«normalmente»; en que se obtenían triunfos
«vertiginosos» en y en la actuación
la lucha electoral
de las fracciones parlamentarias; en que las formas
legales de lucha se ponían por las nubes y se creía
«matar» al capitalismo con la legalidad; en una
palabra, un período en el que los partidos de la II
Internacional iban echando grasa y no querían pensar
seriamente en la revolución, en la dictadura del
proletariado, en la educación revolucionaria de las
masas.
En vez de una teoría revolucionaria coherente,
tesis teóricas contradictorias y fragmentos de teorías
divorciados de la lucha revolucionaria viva de las
masas y convertidos en dogmas caducos.
Naturalmente, para guardar las formas se invocaba la
teoría de Marx, pero con el fin de despojarla de su
espíritu revolucionario vivo.
En vez una política
de revolucionaria un
filisteísmo flácido y una politiquería de practicismo
mezquino, diplomacia parlamentaria y
combinaciones parlamentarias. Naturalmente, para
guardar las formas se adoptaban resoluciones y
consignas «revolucionarias», pero con el único fin de
58
J. V. Stalin
148
Se alude a las palabras de C. Marx en su carta a F. Engels del
16 de abril de 1856.
149
Se alude al artículo de F. Engels «Los bakuninístas en
acción».
59
150
El Congreso de Basilea de la II Internacional se celebró del 24
al 25 de noviembre de 1912. Fue convocado con motivo de la
guerra de los Balcanes y el peligro inminente de guerra mundial.
El Congreso discutió una sola cuestión; la situación internacional
y las acciones conjuntas contra la guerra. El manifiesto aprobado
por el Congreso llamaba a los obreros a utilizar la organización y
la fuerza del proletariado para la lucha revolucionaria contra el
peligro de guerra e invitaba a declarar la «guerra a la guerra».
60
III. La teoría
Analizaré tres cuestiones de este tema:
J. V. Stalin
151
Subrayado por mí. J. St.
152
Véase: C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en dos tomos, t.
61
153
C. Marx, «Tesis sobre Feuerbach» (véase: C. Marx y F.
Engels, Obras escogidas en dos tomos, t. II, pág. 378, ed. en
español, Moscú, 1952).
62
J. V. Stalin
154
Subrayado por mí. J. St.
63
64
J. V. Stalin
campesinos y
pequeña burguesía. Tales son las
de la
tareas del que los partidarios de la
proletariado,
nueva «Iskra» conciben de un modo tan estrecho en
todos sus razonamientos y resoluciones sobre la
magnitud de la revolución» (v. Lenin, t. VIII, pág.
96.).
155
J. V. Stalin se refiere a los artículos de V. I. Lenin, escritos en
1905.
que dice:
156
Subrayado por mí. J. St.
65
66
En otras palabras:
a) Marx no proponía, en modo alguno, comenzar
la revolución, en la Alemania de la década del 50,
directamente por el Poder proletario, contrariamente
a los planes de nuestros «permanentistas» rusos;
b) Marx sólo proponía que se coronase la
revolución con el Poder estatal del proletariado,
desalojando paso a paso de las alturas del Poder a
una fracción de la burguesía, tras otra, para, una vez
instaurado el Poder del proletariado encender la
revolución en todos los países. De completo acuerdo
con lo enunciado está todo lo que enseñó y llevó a la
práctica Lenin en el transcurso de nuestra revolución,
aplicando su teoría de la revolución proletaria en las
condiciones del imperialismo.
Resulta, pues, que nuestros «permanentistas»
rusos no sólo menospreciaban el papel del
campesinado en la revolución rusa y la importancia
de la idea de la hegemonía del proletariado, sino que
modificaban (empeorándola) la idea de Marx sobre la
revolución «permanente», haciéndola inservible para
su aplicación práctica.
Por eso Lenin ridiculizaba la teoría de nuestros
«permanentistas» calificándola de «original» y de
«magnífica» y acusándolos de no querer «reflexionar
acerca del por qué la vida llevaba diez años, ni más
ni menos, pasando de largo por delante de esta
magnífica teoría» (el articulo de Lenin fue escrito en
1915, a los diez años de aparecer en Rusia la teoría
de los «permanentistas». Véase t. XVIII, pág. 317).
Por eso Lenin tildaba esta teoría de
semimenchevique, diciendo que «toma de los
bolcheviques el llamamiento a la lucha
revolucionaria decidida del proletariado y a la
conquista del Poder político por éste, y de los
mencheviques, la «negación» del papel de los
campesinos» (v. el artículo de Lenin «Sobre las dos
líneas de la revolución», lugar citado).
Esa es lo que hay en cuanto a la idea de Lenin
sobre la transformación de la revolución
democrático-burguesa en revolución proletaria, sobre
el aprovechamiento de la revolución para burguesa
pasar «inmediatamente» a la revolución proletaria.
Además, antes se creía imposible la victoria de la
revolución en un solo país, suponiendo que, para
alcanzar la victoria sobre la burguesía, era necesaria
la acción conjunta de los proletarios de todos los
países adelantados o, por lo menos, de la mayoría de
ellos. Ahora, este punto de vista ya no corresponde a
la realidad. Ahora hay que partir de la posibilidad de
este triunfo, pues el desarrollo desigual y a saltos de
los distintos países capitalistas en el imperialismo, el
desarrollo, en el seno del imperialismo, de
contradicciones catastróficas que llevan a guerras
J. V. Stalin
157
Subrayado por mí. J. St.
67
68
J. V. Stalin
69
159
Subrayado por mí. J. St.
160
Subrayado por mí. J. St.
70
J. V. Stalin
71
72
V. La cuestión campesina
Analizaré cuatro cuestiones de este tema:
a) planteamiento de la cuestión;
b) el campesinado durante la revolución
democrático-burguesa;
c) el campesinado durante la revolución
proletaria;
d) el campesinado después de la consolidación del
Poder Soviético.
1) Planteamiento de la cuestión. Algunos piensan
que lo fundamental en el leninismo es la cuestión
campesina, que el punto de partida del leninismo es
la cuestión del campesinado, de su papel, de su peso
específico. Esto es completamente falso. La cuestión
fundamental del leninismo, su punto de partida, no es
la cuestión campesina, sino la cuestión de la
dictadura del proletariado, de las condiciones en que
ésta se conquista y de las condiciones en que se
consolida. La cuestión campesina, como cuestión del
aliado del proletariado en su lucha por el Poder, es
una cuestión derivada.
Sin embargo, esta circunstancia no reduce en lo
más mínimo la grande y candente importancia que
tiene, sin duda, esta cuestión para la revolución
proletaria. Es sabido que, entre los marxistas rusos, la
cuestión campesina empezó a estudiarse a fondo en
vísperas precisamente de la primera revolución
(1905), cuando, el derrocamiento del zarismo y la
realización de la hegemonía del proletariado se
plantearon en toda su magnitud ante el Partido y la
cuestión del aliado del proletariado en la revolución
burguesa inminente adquirió un carácter palpitante.
Es sabido también que la cuestión campesina cobró
en Rusia mayor actualidad todavía durante la
revolución proletaria, cuando la cuestión de la
dictadura del proletariado, de su conquista y de su
mantenimiento planteó el problema de los aliados del
proletariado en la revolución proletaria inminente. Es
comprensible: quien marcha hacia el Poder y se
prepara para él, no puede dejar de interesarse por el
problema de sus verdaderos aliados.
En este sentido, la cuestión campesina es una
parte de la cuestión general de la dictadura del
proletariado y, como tal, una de las cuestiones más
palpitantes del leninismo.
La indiferencia, e incluso la actitud francamente
negativa de los partidos de la II Internacional ante la
cuestión campesina, no se debe sólo a las
condiciones especificas del desarrollo en el occidente
se debe, ante todo, a que esos partidos no creen en la
162
Subrayado por mí, J. St.
J. V. Stalin
73
74
J. V. Stalin
76
J. V. Stalin
77
para convertirse en una cuestión general e
internacional, en la cuestión mundial de liberar del
yugo del imperialismo a los pueblos oprimidos de los
países dependientes y de las colonias.
Antes, el principio de la autodeterminación de las
naciones salía interpretarse desacertadamente,
reduciéndolo, con frecuencia, al derecho de las
naciones a la autonomía. Algunos líderes de la II
Internacional llegaron incluso a convertir el derecho
a la autodeterminaciónen el derecho a la autonomía
cultural, es decir, en el derecho de las naciones
oprimidas a tener sus propias instituciones culturales,
dejando todo el Poder político en manos de la nación
dominante. Esta circunstancia hacía que la idea de la
autodeterminación corriese el riesgo de
transformarse, deun arma para luchar contra las
anexiones, en un instrumento para justificarlas, Hoy,
esta confusión debe considerarse suprimida. El
leninismo ha ampliado el concepto de la
autodeterminación, como el derecho
interpretándolo
de los pueblos oprimidos de los países dependientes
y de las colonias a la completa separación, como el
derecho de las naciones a existir como Estados
independientes. Con ello, se eliminó la posibilidad de
justificar las anexiones mediante la interpretación del
derecho a la autodeterminación como el derecho a la
autonomía. El principio mismo de
autodeterminación, que en manos de los
socialchovinistas sirvió, indudablemente, durante la
guerra imperialista, de instrumento para engañar a las
masas, convirtióse, de este modo, en instrumento
para desenmascarar todos y cada uno de los apetitos
imperialistas y maquinaciones chovinistas, en
instrumento de educación política de las masas en el
espíritu del internacionalismo.
Antes, la cuestión de las naciones oprimidas solía
considerarse como una cuestión puramente jurídica.
Los partidos de la II Internacional se contentaban con
la proclamación solemne de la «igualdad de derechos
de las naciones» y con innumerables declaraciones
sobre la «igualdad de las naciones», encubriendo el
hecho de que, en el imperialismo, en el que un grupo
de naciones (la minoría) vive a expensas de la
explotación de otro grupo de naciones, la «igualdad
de las naciones» es un escarnio para los pueblos
oprimidos. Ahora, esta concepción jurídica burguesa
de la cuestión nacional debe considerarse
desenmascarada. El leninismo ha hecho descender la
cuestión nacional, desde las cumbres de las
declaraciones altisonantes, a la tierra, afirmando que
las declaraciones sobre la «igualdad de las naciones»,
si no son respaldadas por el apoyo directo de los
partidos proletarios a la lucha de liberación de los
pueblos oprimidos, no son más que declaraciones
huecas e hipócritas. Con ello, la cuestión de las
naciones oprimidas se en la cuestión de
ha convertido
apoyar, de ayudar, y
de ayudar de un modo real y
constante, a las naciones oprimidas en su lucha
78
contra el imperialismo, por la verdadera igualdad de
las naciones, por su existencia como Estados
independientes.
Antes, la cuestión nacional se enfocaba de un
modo reformista, como una cuestión aislada,
independiente, sin relación alguna con la cuestión
general del Poder del capital, del derrocamiento del
imperialismo, de la revolución proletaria. Dábase
tácitamente por supuesto que la victoria del
proletariado de Europa era posible sin una alianza
directa con el movimiento de liberación de las
colonias, que la cuestión nacional y colonial podía
resolverse a la chita callando, «de por sí», al margen
de la vía magna de la revolución proletaria, sin una
lucha revolucionaria contra el imperialismo. Ahora,
este punto de vista antirrevolucionario debe
considerarse desenmascarado. El leninismo
demostró, y la guerra imperialista y la Devolución en
Rusia lo han corroborado, que el problema nacional
sólo puede resolverse en relación con la revolución
proletaria y sobre la base de ella; que el camino del
triunfo de la revolución en el Occidente pasa a través
de la alianza revolucionaria con el movimiento de
liberación de las colonias y de los países
dependientes contra el imperialismo. La cuestión
nacional es una parte de la cuestión general de la
revolución proletaria, una parte de la cuestión de la
dictadura del proletariado.
La cuestión se plantea así: ¿se han agotado ya las
posibilidades revolucionarias que ofrece el
movimiento revolucionario de liberación de los
países oprimidos o no se han agotado? Y si no se han
agotado, ¿hay esperanza de aprovechar estas
la
posibilidades para la revolución proletaria, de
convertir a los países dependientes y a las colonias,
de reserva de la burguesía imperialista, en reserva del
proletariado revolucionario, en aliado suyo?, ¿hay
fundamento para ello?
El leninismo da a esta pregunta una respuesta
afirmativa, es decir, reconoce que en el seno del
movimiento de liberación nacional de los países
oprimidos hay fuerzas revolucionarias y que es
posible utilizar esas fuerzas para el derrocamiento del
enemigo común, para el derrocamiento del
imperialismo. La mecánica del desarrollo del
imperialismo, la guerra imperialista y la revolución
en Rusia confirman plenamente las conclusiones del
leninismo a este respecto.
De aquí la necesidad de que el proletariado de las
naciones «imperiales» apoye decidida y
enérgicamente el movimiento de liberación nacional
de los pueblos oprimidos y dependientes.
Esto no significa, por supuesto, que el
proletariado deba apoyar todo movimiento nacional,
siempre y en todas partes, en todos y en cada uno de
los casos concretos. De lo que se trata es de apoyar
los movimientos nacionales encaminados a debilitar
el imperialismo, a derrocarlo, y no a reforzarlo y
J. V. Stalin
79
80
contradicciones inconciliables, porque el
imperialismo no puede vivir sin explotar a las
colonias y sin mantenerlas por la fuerza en el marco
de «un todo único»; porque el imperialismo no puede
aproximar a las naciones más que mediante
anexiones y conquistas coloniales, sin las que,
hablando en términos generales, es inconcebible.
Para el comunismo, por el contrario, estas
tendencias no son más que dos aspectos de un mismo
problema, del problema de liberar del yugo del
imperialismo a los pueblos oprimidos, porque el
comunismo sabe que la unificación de los pueblos en
una economía mundial sólo es posible sobre la
sola
base de la confianza mutua y del libre consentimiento
y que para llegar a la unión voluntaria de los pueblos
hay que pasar por la separación de las colonias del
«todo único» imperialista y por su transformación en
Estados independientes.
De aquí la necesidad de una lucha tenaz,
incesante, resuelta, contra el chovinismo imperialista
de los «socialistas» de las naciones dominantes
(Inglaterra, Francia, Estados Unidos de América,
Italia, Japón, etc.), que no quieren combatir a sus
gobiernos imperialistas ni apoyar la lucha de los
pueblos oprimidos «sus»
de colonias por liberarse de
la opresión, separarse y formar Estados
independientes.
Sin esta lucha es inconcebible la educación de la
clase obrera de las naciones dominantes en un
espíritu de verdadero Internacionalismo, en un
espíritu de acercamiento a las masas trabajadoras de
los países dependientes y de las colonias, en un
espíritu de verdadera preparación de la revolución
proletaria. La revolución no en Rusia,
habría vencido
y Kolchak y no hubieran sido derrotados, si
Denikin
el proletariado ruso no hubiese tenido de su parte la
simpatía y el apoyo de los pueblos oprimidos del
antiguo Imperio Ruso. Ahora bien, para ganarse la
simpatía y el apoyo de estos pueblos, el proletariado
ruso tuvo, ante todo, que romper las cadenas del
imperialismo ruso y librarlos de la opresión nacional.
De otra manera, hubiera sido imposible consolidar
el Poder Soviético, implantar el verdadero
internacionalismo y crear esa magnífica organización
de colaboración de los pueblos que lleva el nombre
de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y que
es el prototipo viviente de la futura unificación de los
pueblos en una sola economía mundial.
De aquí la necesidad de luchar contra el
aislamiento nacional, contra la estrechez nacional,
contra el particularismo de los socialistas de los
países oprimidos, que no quieren subir más arriba de
su campanario nacional y no comprenden la relación
existente entre el movimiento de liberación de su país
y el movimiento proletario de los países dominantes.
Sin esa lucha es inconcebible defender la política
independiente del proletariado de las naciones
oprimidas y su solidaridad de Clase con el
J. V. Stalin
proletariado de los países dominantes en la lucha por
derrocar al enemigo común, en la lucha por derrocar
al imperialismo.
Sin esa lucha, el internacionalismo sería
imposible.
Tal es el camino para educar a las masas
trabajadoras de las naciones dominantes y de las
oprimidas en el espíritu del internacionalismo
revolucionario.
He aquí lo que dice Lenin de esta doble labor del
comunismo para educar a los obreros en el espíritu
del internacionalismo:
81
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J. V. Stalin
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J. V. Stalin
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J. V. Stalin
163
Véase el trabajo de V. I. Lenin «Acerca de la significación del
oro en la actualidad y después de la victoria completa del
socialismo»
87
VIII. El partido
En el período prerrevolucionario, en el período de
desarrollo más o menos pacífico, cuando los partidos
de la II Internacional eran la fuerza predominante en
el movimiento obrero y las formas parlamentarias de
lucha se consideraban las fundamentales, en esas
condiciones, el Partido no tenía ni podía tener una
importancia tan grande y tan decisiva como la que
adquirió más tarde, en las condiciones de choques
revolucionarios abiertos. Kautsky, defendiendo a la II
Internacional contra los que la atacan, dice que los
partidos de la II Internacional son instrumentos de
paz, y no de guerra, y que precisamente por eso se
mostraron impotentes para hacer nada serio durante
la guerra, en el período de las acciones
revolucionarias del proletariado. Y así, es, en efecto.
Pero ¿qué significa esto? Significa que los partidos
de la II Internacional son inservibles para la lucha
revolucionaria del proletariado, que no son partidos
combativos del proletariado y que conduzcan a los
obreros al Poder, sino máquinas electorales,
apropiadas para las elecciones al parlamento y para la
lucha parlamentaria. Ello, precisamente, explica que,
durante el período de predominio de los oportunistas
de la II Internacional, la organización política
fundamental del proletariado no fuese el Partido, sino
la minoría parlamentaria.
Es sabido que en ese
período era, en realidad, un apéndice de la
el Partido
minoría parlamentaria y un elemento puesto a su
servido. No creo que sea necesario demostrar que, en
tales condiciones y con semejante partido al frente,
no se podía ni hablar de preparar al proletariado para
la revolución.
Pero las cosas cambiaron radicalmente al llegar el
nuevo período. El nuevo período es el de los choques
88
.
derrocamiento del imperialismo, en la conquista de la
dictadura del proletariado.
Este nuevo partido es el Partido del leninismo.
¿Cuáles son las particularidades de este nuevo
partido?
1) El Partido como destacamento de vanguardia
de la clase obrera. El Partido tiene que ser, ante
todo, el destacamento de vanguardia de la clase
obrera. El Partido tiene que incorporar a sus filas a
todos los mejores elementos de la clase obrera,
asimilar su experiencia, su espíritu revolucionario, su
devoción infinita a la causa del proletariado. Ahora
bien, para ser un verdadero destacamento de
vanguardia, que estar pertrechado con
el Partido tiene
una teoría revolucionaria, con el conocimiento de las
leyes del movimiento, con el conocimiento de las
leyes de la revolución. De otra manera, no puede
dirigir la lucha del proletariado, no puede llevar al
proletariado tras de sí. El Partido no puede ser un
verdadero partido si se limita simplemente a registrar
lo que siente y piensa la masa de la clase obrera, si se
arrastra a la zaga del movimiento espontáneo de ésta,
si no sabe vencer la inercia y la indiferencia política
del movimiento espontáneo, si no sabe situarse por
encima de los intereses momentáneos del
proletariado, si no sabe elevar a las masas hasta la
J. V. Stalin
89
90
164
Se alude a la «tertulia» de Axelrod, Mártov, Potrésov y otros,
que no se sometieron a los acuerdos del II Congreso y acusaban a
Lenin de «burocratismo». J. St.
J. V. Stalin
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J. V. Stalin
¿TROTSKISMO O LE�I�ISMO?
96
J. V. Stalin
¿Trotskismo o leninismo?
97
165
La «comisión de enlace», fue nombrada por el Comité
Ejecutivo Central menchevique-eserista del Soviet de Diputados
Obreros y Soldados de Petrogrado el 7 de marzo de 1917 para
establecer contacto con el Gobierno Provisional, «influir» en él y
«controlar» su actuación. De hecho, la «comisión de enlace»
ayudaba a aplicar la política burguesa del Gobierno Provisional e
impedía a las masas obreras emprender una lucha revolucionaria
98
J. V. Stalin
167
V. las Obras de Lenin, t. XX, pág. 104. V. también los
informes en la Conferencia local de Petrogrado y en la
Conferencia de toda Rusia del POSDR (b) (mediados y fines de
abril de 1917)
168
esas leyendas hay que incluir también la muy difundida
Entre
versión de que Trotski es el «único» o el «principal organizador»
de las victorias en los frentes de la guerra civil. Debo declarar,
camaradas, en aras de la verdad, que esa versión no corresponde
en absoluto a la realidad de los hechos. Estoy lejos de negar el
importante papel desempeñado por Trotski en la guerra civil.
Pero debo declarar categóricamente que el alto honor de haber
organizado nuestras victorias no corresponde a esta o aquella
persona sino a la gran colectividad de los obreros avanzados de
nuestro país, al Partido Comunista de Rusia. Quizás no esté de
más que cite algunos ejemplos. Vosotros sabéis que se
¿Trotskismo o leninismo?
99
100
J. V. Stalin
169
El Congreso de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados
de la Región del Norte se celebró del 24 al 26 (del 11 al 13) de
octubre de 1917 en Petrogrado, bajo la dirección de los
bolcheviques. El Congresouna resolución sobre la
aprobó
necesidad del paso inmediato del Poder a los Soviets en el centro
y en provincias, llamó a los campesinos a apoyar la lucha por el
Poder de los Soviets y a los Soviets mismos a acciones enérgicas
y a la creación de Comités Militares Revolucionarios para
organizar la defensa armada de la revolución.
¿Trotskismo o leninismo?
101
equivocación.
Pero sería erróneo suponer, como lo hace Trotski,
que los defensores de la participación fueron al
anteparlamerrto con el fin de desarrollar allí una
labor orgánica, con el fin de «llevar el movimiento
obrero» «al cauce de la socialdemocracia». Eso es
completamente falso. Eso es mentira. Si eso fuera
cierto, el Partido no habría logrado corregir esta
equivocación «en un dos por tres», retirándose
ostensiblemente del anteparlamento. La vitalidad y la
fuerza revolucionaria de nuestro Partido se
expresaron, entre otras cosas, en que enmendó esta
equivocación en un abrir y cerrar de ojos.
Ahora, permitidme que corrija una pequeña
inexactitud que se ha deslizado en la relación que
Lentsner, el «redactor» de las obras de Trotski, hace
de la reunión del grupo bolchevique en que se
resolvió la cuestión del anteparlamento. Lentsner
dice que en la reunión hubo dos informantes:
Kárnenev y Trotski. Eso no es cierto. En realidad, los
informantes fueron en favor del boicot
cuatro: dos
del anteparlamento y Stalin) y dos en favor
(Trotski
de la participación (Kámenev y Noguín).
Aún procede peor Trotski cuando se refiere a la
posición de Lenin en cuanto a la forma de la
insurrección. Según Trotski, resulta que Lenin quería
que el Partido tomase en octubre el Poder
«independientemente del Soviet y a espaldas de
éste». Criticando después esta necedad atribuida a
Lenin, Trotski «galopa y caracolea», soltando, por
último, esta condescendiente frase: «Eso hubiera sido
un error». Aquí Trotski no dice la verdad acerca de
Lenin, tergiversa la idea de Lenin acerca del papel de
los Soviets en la insurrección. Podría citar un montón
de documentos demostrativos de que Lenin proponía
tomar el Poder a través de los Soviets, del de
Petrogrado o del de Moscú, y no a espaldas de ellos.
¿Qué fin persigue Trotski con esa leyenda, más que
extraña, acerca de Lenin?
Trotski no procede mejor cuando «analiza» la
posición del CC y de Lenin en cuanto a la fecha de la
insurrección. Al relatar la célebre reunión del CC del
10 de octubre, Trotski afirma que en esta reunión «se
adoptó una resolución diciendo que la insurrección
debería producirse, a más tardar, el 15 de octubre».
Resulta que el CC señaló para el 15 de octubre la
fecha de la insurrección y que luego, faltando él
mismo a su acuerdo, la aplazó hasta el 25 de octubre.
¿Es cierto eso? No, no es cierto. El Comité Central
sólo adoptó en este período dos resoluciones sobre la
insurrección, la del 10 y la del 16 de octubre. Leamos
estas resoluciones.
Resolución del 10 de octubre:
102
170
Por lo visto, debe decir: «una paz separada». J. St.
J. V. Stalin
103
104
J. V. Stalin
¿Trotskismo o leninismo?
105
Supremo».
Así escribe Trotski la historia.
¿Qué fin perseguía Trotski con estos cuentos
árabes que desacreditan a a V. I.
Lenin? ¿Ensalzar
Lenin, al jefe del Partido? No lo parece.
El Partido conoce a Lenin como al más gran
marxista de nuestros tiempos, como a un profundo
teórico y un revolucionario de la mayor experiencia,
en quien no había ni sombra de blanquismo, Trotski
trata también en su libro este aspecto. Pero en su
apreciación no vemos al Lenin gigante, sino a un
pigmeo blanquista, que en los días de Octubre
aconseja al Partido «tomar el Poder con sus propias
manos, independientemente del Soviet y a sus
espaldas». Pero ya he dicho que esta apreciación no
corresponde en lo más mínimo a la realidad.
¿Qué fin persigue Trotski con esa escandalosa...
inexactitud? ¿No hay en ello una tentativa de
desacreditar «un poquitin» a Lenin?
Tales son los rasgos característicos del nuevo
trotskismo.
¿Cuál es el peligro del nuevo trotskismo? Que el
trotskismo, por todo su contenido interno, tiene todas
las probabilidades de convertirse en el centro y en el
punto de concentración de todos los elementos no
proletarios, que anhelan el debilitamiento y la
descomposición de la dictadura del proletariado.
Y bien, diréis vosotros, ¿cuáles son las tareas
inmediatas del Partido en relación con los nuevos
escritos de Trotski?
El trotskismo ha emprendido todo eso ahora para
desacreditar el bolchevismo, para minar sus
cimientos. La tarea del Partido consiste en enterrar el
trotskismo como corriente ideológica.
Hablan de represiones contra la oposición y de
posibilidad de escisión. Eso son tonterías, camaradas.
Nuestro Partido es fuerte y poderoso. No consentirá
ninguna escisión. En cuanto a las represiones, estoy
decididamente contra ellas. Lo que ahora
necesitamos no son represiones, sino una amplia
lucha ideológica contra el trotskismo, en trance de
resurrección.
Nosotros no queríamos y no buscábamos esta
discusión literaria. El trotskismo nos la impone con
sus escritos antileninistas. Pues bien, estamos
dispuestos, camaradas.
LA REVOLUCIÓ� DE OCTUBRE Y LA
TÁCTICA DE LOS COMU�ISTAS RUSOS
171
Prefacio al libro «Camino de Octubre»
171
El libro de J. V. Stalin «Camino apareció en dos
de Octubre»
ediciones en enero y mayo mayor parte del prefacio,
de 1925. La
bajo el título «La Revolución de Octubre y la táctica de los
comunistas rusos», vió la luz en diferentes colecciones de
artículos y en folletos y, además, en todas las ediciones del libro
de J. V. Stalin «Cuestiones del leninismo».
fieles en su lucha contra el imperialismo mundial.
Pero, aparte de las circunstancias de orden
exterior, la Revolución de Octubre tuvo a su favor
muchas condiciones interiores que coadyuvaron a su
triunfo.
Entre estas condiciones, las principales son las
siguientes.
Primera: la Revolución de Octubre contaba con el
apoyo más enérgico de la inmensa mayoría de la
clase obrera de Rusia.
Segunda: contaba con el apoyo indudable de los
campesinos pobres y de la mayoría de los soldados,
ansiosos de paz y de tierra.
Tercera: tenía a la cabeza, como fuerza dirigente,
un partido tan probado como el Partido Bolchevique,
fuerte no sólo por su experiencia, no sólo por su
disciplina, forjada durante años, sino también por su
gran ligazón con las masas trabajadoras.
Cuarta: la Revolución de Octubre se enfrentaba
con enemigos relativamente fáciles de vencer, como
eran la burguesía rusa, más o menos débil, la clase de
los terratenientes, totalmente desmoralizada por los
«motines» campesinos, y los partidos conciliadores
(menchevique y eserista), que en el transcurso de la
guerra quedaron en plena bancarrota.
Quinta: disponía de los inmensos espacios del
joven Estado, donde podía maniobrar libremente,
retroceder cuando las circunstancias lo exigiesen,
tomar aliento, reponer sus fuerzas, etc.
Sexta: la Revolución de Octubre podía contar, en
su lucha contra la contrarrevolución, con suficientes
reservas de víveres, combustible y materias primas
en el interior del país.
Estas circunstancias exteriores e interiores,
sumadas, crearon la peculiar situación que hizo
relativamente fácil el triunfo de la Revolución de
Octubre.
Eso no quiere decir, naturalmente, que a la
Revolución de Octubre no se opusieran condiciones
exteriores e interiores desfavorables. ¿No fue, por
ejemplo, muy desfavorable la soledad de la
Revolución de Octubre, el hecho de que no tuviera al
lado, junto a sus fronteras, un país soviético en el que
pudiera apoyarse? Es indudable que una futura
revolución, en Alemania, por ejemplo, se encontraría,
en este sentido, en situación más ventajosa, pues
tendría al lado a un país soviético tan fuerte como
108
Y más adelante:
J. V. Stalin
su «revolución permanente».
Así habla Trotski de
comparar esta cita con los pasajes de las
Basta
obras de Lenin acerca de la dictadura del proletariado
reproducidos anteriormente, para comprender qué
abismo media entre la teoría leninista de la dictadura
del proletariado y la teoría de la «revolución
permanente» de Trotski.
Lenin habla de la alianza entre el proletariado y
las capas trabajadoras del campo como de la base de
la dictadura del proletariado. En Trotski, por el
contrario, nos encontramos con «choques hostiles»
entre la «vanguardia proletaria» y las «vastas masas
campesinas».
Lenin habla de la dirección, por el proletariado,
de las masas trabajadoras y explotadas. En Trotski,
por el contrario, nos encontramos con
«contradicciones en la situación del gobierno obrero
en un país atrasado, en el que la mayoría aplastante
de la población está compuesta de campesinos».
Según Lenin, la revolución saca sus fuerzas, ante
todo, de los obreros y los campesinos de Rusia
misma. En Trotski, por lo contrario, resulta que las
fuerzas indispensables pueden sacarse únicamente de
«la palestra de la revolución mundial del
proletariado».
¿Y qué hacer si la revolución internacional ha de
demorarse? ¿Le a nuestra revolución algún
queda
rayo de esperanza? Trotski no nos deja ningún rayo
de esperanza, pues «las contradicciones en la
situación del gobierno obrero... podrán ser
solucionadas sólo... en la palestra de la revolución
mundial del proletariado». Con arreglo a este plan, a
nuestra revolución no le queda más que una
perspectiva: vegetar en sus propias contradicciones y
pudrirse en vida, esperando la revolución mundial.
¿Qué es, según Lenin, la dictadura del
proletariado?
La dictadura del proletariado es un Poder que
descansa en la alianza del proletariado con las masas
trabajadoras del campo para «el derrocamiento
completo del capital», para «la instauración y la
consolidación definitiva del socialismo».
¿Qué es, según Trotski, la dictadura del
proletariado? La dictadura del proletariado es un
Poder que llega «a choques hostiles» con «las vastas
masas campesinas» y que busca la solución de las
«contradicciones» únicamente «en la palestra de la
revolución mundial del proletariado».
¿En qué se diferencia esta «teoría de la revolución
permanente» de la conocida teoría del menchevismo
que niega la idea de la dictadura del proletariado?
En el fondo, no se diferencia en nada.
No cabe duda: la «revolución permanente» no se
limita a menospreciar las posibilidades
revolucionarias del movimiento campesino. La
«revolución permanente» menosprecia el
movimiento campesino hasta tal extremo, que es la
negación de la teoría leninista de la dictadura del
proletariado.
La «revolución permanente» de Trotski es una
variedad del menchevismo.
Esto es lo que puede decirse en cuanto a la
primera particularidad de la Revolución de Octubre.
¿Cuáles son los rasgos característicos de la
segunda particularidad de la Revolución de Octubre?
Estudiando el imperialismo, sobre todo en el
período de laguerra, Lenin descubrió la ley del
desarrollo económico y
político desigual y a saltos de
los países capitalistas. Según esta ley, el desarrollo de
las empresas, de los trusts, de las ramas de la
industria y de los diversos países no se produce en
forma igual, con arreglo a un orden de sucesión
establecido, de modo que un trust, una rama de la
industria o un país marchen constantemente a la
cabeza y otros trusts u otros países vayan a la zaga,
sujetándose a ese orden de sucesión, sino que se
desarrollan a saltos, con interrupciones en el
desarrollo de unos países y saltos adelante en el
desarrollo de otros. Además, la tendencia,
«completamente legítima».., de los países que se
quedan atrás a conservar sus antiguas posiciones y la
110
J. V. Stalin
«La desigualdad del desarrollo
económico y
político -dice Lenin- es
una ley absoluta del
capitalismo. De aquí se deduce que es posible que la
victoria del socialismo empiece por unos cuantos
países capitalistas, o incluso por un solo país
capitalista. El proletariado triunfante de este país,
después de expropiar a los capitalistas y de organizar
la producción socialista dentro de sus fronteras, se
enfrentaría con el resto del mundo, con el mundo
capitalista, atrayendo a su lado a las clases:
oprimidas de los demás países, levantando en ellos la
insurrección contra los capitalistas, empleando, en
caso necesario, incluso la fuerza de las armas contra
las clases explotadoras y sus Estados». Pues «la libre
unión de las naciones en el socialismo es imposible
sin una lucha tenaz, más o menos prolongada, de las
repúblicas socialistas contra los Estados atrasados»
(v. t. XVIII, págs. 232-233).
no conquiste el Poder.
¿Qué hay de común entre esta «teoría- y la tesis
de Lenin sobre la posibilidad de la victoria del
socialismo «en un solo país capitalista»?
Evidentemente, nada.
Pero admitamos que este folleto de Trotski,
publicado en 1906, cuando era difícil definir el
carácter de nuestra revolución, contiene errores
involuntarios y no responde por entero a las
concepciones sustentadas por Trotski posteriormente.
Examinemos otro folleto de Trotski, «El programa de
la paz», publicado en Vísperas de la Revolución de
Octubre, en 1917, y reeditado ahora (1924) en el
libro «1917». En este folleto, Trotski critica lo que
dice la teoría leninista de la revolución proletaria
sobre la victoria del socialismo en un solo país,
oponiéndole la consigna de los Estados Unidos de
Europa. Trotski afirma que el socialismo no puede
triunfar en un solo país, que la victoria del socialismo
sólo es posible a condición de que triunfe en algunos
de los principales países de Europa (Inglaterra,
Rusia, Alemania), en los Estados Unidos
agrupados
de Europa, siendo en otro caso totalmente imposible.
Dice con toda claridad que «una revolución
victoriosa en Rusia o en Inglaterra es inconcebible
sin la revolución en Alemania, y viceversa».
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172
Subrayado por mí. J. St.
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J. V. Stalin
173
Véase: C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en dos tomos, t.
120
J. V. Stalin
122
176
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 6, págs. 126-127, ed. en español.
177
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
sentido capitalista.
Hay que optar por una de las dos cosas.
178
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 6, pág. 107, ed. en español.
179
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 6, pág. 397, ed. en español.
180
Véase: C. Marx y F. Engels, «Mensaje del Comité Central a la
Liga de los Comunistas» (Obras escogidas en dos tomos, t. I,
págs. 92102, ed. en español, 1951).
123
Chernov
«Los
los Turati
,
Kautsky,
los Hillquit
y otros héroes
los
, Hilferding,
los Longuet,
del marxismo
los Mártov,
los MacDonald,
«segundo
los
y
medio» no han sabido comprender... la correlación
entre la revolución democrático-burguesa y la
revolución proletaria socialista. La primera se
182
transforma en la segunda. La segunda resuelve de
paso los problemas de la primera. La segunda
consolida la obra de la primera. La lucha, y
solamente la lucha, determina hasta qué punto la
segunda logra rebasar a la primera» (v. t. XXVII,
pág. 26).
124
J. V. Stalin
126
184
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
185
«La dictadura no es la alianza de una clase con
otra».
187
«Sólo el acuerdo con el campesinado puede
salvar a la revolución socialista en en tanto
Rusia,
que no estalle la revolución en otros países» (v. t.
XXVI, pág. 238)
185
Subrayado por mí. J. St.
186
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 6, pág. 381, ed. en español.
187
Subrayado por mí. J. St.
188
Subrayado por mí. J. St.
Lenin dice:
128
J. V. Stalin
189
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 6, págs. 185-186, ed. en español.
129
menos duradera y estable.
De este modo, para decirlo con las palabras de
Lenin, «se obtiene, en conjunto, un aparato
proletario, formalmente no comunista, flexible y
relativamente amplio, potentísimo, por medio del
cual el Partido está estrechamente ligado a la clase y
a las masas y a través del cual se ejerce, bajo la
dirección del Partido, la dictadura de la clase» (v, t.
XXV, pág. 192).
Esto no significa, que el Partido
naturalmente,
pueda o deba sustituir a los Soviets y
a los sindicatos,
a las demás organizaciones de masas. El Partido
ejerce la dictadura del proletariado, pero no la ejerce
directamente, sino con la ayuda de los sindicatos, a
través de los Soviets y de sus ramificaciones. Sin
estas «correas de transmisión», sería imposible una
dictadura más o menos estable.
190
Subrayado por mí. J. St.
191
El II Congreso de la Internacional Comunista se celebró del
19 de julio al 7 de agosto de 1920. J. V. Stalin cita un pasaje del
discurso pronunciado por V. I. Lenin «Sobre el papel del Partido
Comunista».
192
Subrayado por mí. J. St.
130
J. V. Stalin
194
Subrayado por mí. J. St.
131
XXV, págs. 192 y 193), que la dictadura «ha de
195
ejercerse... a través del aparato soviético» (v, t.
XXVI, pág. 64). Por eso, quien identifica el papel
dirigente del Partido con la dictadura del
proletariado, sustituye los Soviets; es decir, el Poder
del Estado, por el Partido.
Quinto. El concepto de dictadura del proletariado
es un concepto estatal. La dictadura del proletariado
encierra forzosamente la idea de violencia. Sin
violencia no puede haber dictadura, siempre y
cuando que la dictadura se entienda en el sentido
exacto de la palabra. Lenin define la dictadura del
proletariado como «Poder que se apoya directamente
en la violencia» 315). Por eso, hablar
(v. t. XIX, pág.
de dictadura con respecto a la clase de
del Partido
los proletarios e identificarla con la dictadura del
proletariado, significa decir que el Partido debe ser,
en cuanto a su clase, no sólo el dirigente, no sólo el
jefe y el maestro, sino una especie de dictador que
emplea la violencia con respecto a ella, lo cual,
naturalmente, es falso de raíz. Por eso, quien
identifica la «dictadura del Partido» con la dictadura
del proletariado, presupone tácitamente que el
prestigio del Partido se puede basar en la violencia
ejercida con respecto a la clase obrera, cosa absurda
y absolutamente incompatible con el leninismo. El
prestigio del Partido descansa en la confianza de la
clase obrera, Pero la confianza de la clase obrera no
se adquiere por la violencia -la violencia no hace más
que destruir la confianza-, sino por la teoría acertada
del Partido, por la política acertada por la
del Partido,
fidelidad del Partido a por su ligazón
la clase obrera,
con las masas de la clase obrera, por su disposición y
por su capacidad para convencer a las masas de lo
acertado de sus consignas.
¿Qué es lo que se desprende de todo esto? De esto
se desprende:
1) que Lenin no habla de dictadura del Partido en
el sentido literal de la palabra («Poder que se apoya
en la violencia»), sino en un sentido figurado,
indicando con ello que el Partido ejerce la dirección
de un modo exclusivo:
2) que quien identifica la dirección del Partido
con la dictadura del proletariado, tergiversa a Lenin,
atribuyendo falsamente al Partido funciones de
violencia con respecto a la clase obrera en su
conjunto;
3) que quien atribuye al Partido funciones de
violencia, que no le son propias, con respecto a la
clase obrera en su conjunto, falta a las exigencias
elementales a que deben responder; para ser
acertadas, las relaciones entre la vanguardia y la
clase, entre el Partido y el proletariado.
De este modo, entramos de lleno en la cuestión de
las relaciones entre el Partido y la clase, entre los
miembros del Partido y los sin-partido de la clase
195
Subrayado por mí. J. St.
132
obrera.
Lenin las define como relaciones de «confianza
196
mutua entre la vanguardia de la clase obrera y la
masa obrera» (v. t. XXVI, pág. 235).
¿Qué significa esto?
Significa, en lugar, que el Partido debe
primer
estar muy atento a la voz de las masas; que debe
tener muy en cuenta el instinto revolucionario de las
masas; que debe estudiar la experiencia de la lucha
de las masas, comprobando a través de ella si su
política es acertada; que, por tanto, no sólo debe
enseñar a las masas, sino también aprender de ellas.
Significa, en segundo lugar, que el Partido debe
conquistar, día tras día, la confianza de las masas
proletarias; que, mediante su política y su labor, debe
ganarse el apoyo de las masas; que no debe ordenar,
sino ante todo persuadir, ayudando a las masas a
convencerse por propia experiencia de lo acertado de
la política seguida por el Partido; que, por tanto, debe
ser el dirigente, el jefe y el maestro de su clase.
Faltar a estas condiciones equivale a infringir las
relaciones que deben existir entre la vanguardia y la
clase, quebrantar la «confianza mutua» y destruir
tanto la disciplina de clase como la de partido.
196
Subrayado por mí. J. St.
197
Subrayado por mí. J. St.
198
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
Y en otro lugar:
199
Subrayado por mí. J. St.
200
Subrayado por mí. J. St.
133
(partido) de las masas?», atestigua la más increíble e
irremediable confusión de ideas... De todos es sabido
que las masas se en clases..., que las clases
dividen
están, habitualmentey en la mayoría de los casos,
por lo menos en los países civilizados modernos,
dirigidas por partidos políticos; que los partidos
políticos están dirigidos, por regla general, por
grupos más o menos estables, integrados por las
personas más prestigiosas, influyentes y expertas,
elegidas para los cargos de mayor responsabilidad y
llamadas jefes... Llegar... a contraponer la dictadura
de las masas a la dictadura de los jefes es un absurdo
ridículo y una necedad» (v. t. XXV, pág. 187 y 188).
134
en la violencia»), sino tal y precisamente como la
entiende Lenin: como la dirección del Partido, que
descarta toda violencia sobre la clase obrera en su
conjunto, sobre su mayoría;
2) si el Partido cuenta con las condiciones
necesarias para ser el verdadero dirigente de la clase;
es decir, si la política del Partido es acertada, si esta
política corresponde a los intereses de la clase;
3) si la clase, si lamayoría de la clase acepta esta
política, suya, se convence, gracias a la labor
la hace
del Partido, de lo acertado de esta política, confía en
el Partido y lo apoya.
Si se falta a estas condiciones, surge
inevitablemente un conflicto entre el Partido y la
clase, una escisión entre ellos, su contraposición.
¿Se puede, acaso, imponer por la fuerza a la clase
la dirección del Partido? No, no se puede. En todo
caso, semejante dirección no podría ser más o menos
duradera. El Partido, si quiere mantenerse como
Partido del proletariado, debe saber que, ante todo y
sobre todo, es el dirigente, el jefe y el maestro de la
clase obrera. No podemos olvidar las palabras
escritas por Lenin a este propósito en el folleto «El
Estado y la revolución»:
201
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
la insurrección.
Tales son, en lo esencial, las condiciones para que
las relaciones entre la vanguardia y la clase sean
acertadas.
¿Qué significa dirigir, si la política del Partido es
acertada y no se infringen las relaciones acertadas
entre la vanguardia y la clase?
Dirigir, en estas condiciones, significa saber
convencer a las masas del acierto de la política del
Partido: significa lanzar y poner en práctica
consignas que lleven a lasmasas a las posiciones del
Partido y les ayuden a convencerse por su propia
experiencia del acierto de la política del Partido;
significa elevar a las masas al nivel de conciencia del
Partido y asegurar así el apoyo de las masas, su
disposición para la lucha decisiva.
Por eso, el método fundamental en la dirección de
la clase obrera por el Partido es el método de la
persuasión.
135
202
Tsektrán: Comité Central del Sindicato Único de Ferroviarios
y de Trabajadores del Transporte Fluvial y Marítimo, constituido
en septiembre de 1920. En este año y a principios de 1921, la
dirección del Tsektrán se hallaba en manos de los trotskistas, que
aplicaban en el trabajo sindical exclusivamente el método de la
coerción y del ordeno y mando. El Primer Congreso Unificación
de toda Rusia de los ferroviarios y de los trabajadores del
transporte fluvial y marítimo, celebrado en marzo de 1921,
expulsó de la dirección del Tsektrán a los trotskistas, eligió un
nuevo Comité Central del sindicato y trazó nuevos métodos de
trabajo sindical.
203
Subrayado por mí. J. St.
136
204
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
Lo de que
uno no contradice a lo otro es,
lo
naturalmente, si por dictadura
cierto, del Partido
respecto a la clase obrera en su conjunto se entiende
la dirección del Partido. Pero ¿cómo se puede, sobre
esta base, poner un signo de igualdad entre la
dictadura del proletariado y la «dictadura» del
Partido, entre el sistema soviético y la «dictadura»
del Partido? Lenin identificaba el sistema de los
Soviets con la dictadura del proletariado, y tenia
razón, pues los Soviets, nuestros Soviets, son la
organización cohesionadora de las masas
trabajadoras en torno al proletariado, bajo la
dirección del Partido. Pero ¿cuándo, dónde, en qué
obra pone Lenin un signo de igualdad entre la
«dictadura» del Partido y la dictadura del
proletariado, entre la «dictadura» del Partido y el
sistema de los Soviets, como lo hace ahora Zinóviev?
No sólo no está en contradicción con la dictadura del
proletariado la dirección («dictadura») del Partido,
sino que tampoco lo está la dirección («dictadura»)
de los jefes. ¿No se os ocurre proclamar, basándoos
en esto, que nuestro país es el país de la dictadura del
proletariado, es decir, el país de la dictadura del
Partido, es decir, el país de la dictadura de los jefes?
A esta necedad precisamente es a lo que conduce el
«principio» de la identificación de la «dictadura» del
Partido con la dictadura del proletariado, que
Zinóviev sustenta furtiva y tímidamente.
En las numerosas obras de Lenin, sólo he logrado
anotar cinco casos en los que Lenin toca de pasada el
problema de la dictadura del Partido.
El primer caso, en una polémica con los eseristas
y los mencheviques, donde dice:
205
Las tesis del II Congreso de la Internacional Comunista sobre
«El papel del Partido Comunista en la revolución proletaria»
fueron aprobadas romo resolución del Congreso.
137
138
206
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 6, pág. 100, ed. en español.
J. V. Stalin
207
Véase: el folleto de J. V. Stalin «Acerca de Lenin y el
leninismo».
208
Esta nueva formulación vino luego a reemplazar a la vieja en
las ediciones posteriores del folleto «Los fundamentos del
leninismo».
209
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 7, págs. 112 y 122, ed. en
español.
210
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 7, págs. 113 y 118-119, ed. en
español.
139
211
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 7, pág. 121, ed. en español.
212
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 7, págs. 269-408, ed. en español.
213
Se alude al Pleno del Comité Central del PC(b) de Rusia,
celebrado del 23 al 30 de abril de 1925.
140
J. V. Stalin
214
Subrayado por mí. J. St.
internacionalismo.
Pero, de ser esto cierto, ¿acaso valdría la pena de
luchar por el triunfo sobre los elementos capitalistas
de nuestra economía? ¿No se desprende de aquí la
imposibilidad de este triunfo?
Capitulación ante los elementos capitalistas de
nuestra economía: he aquí a lo que conduce la lógica
interna de la argumentación de Zinóviev.
¡Y esta incongruencia, que no tiene nada que ver
con el leninismo, Zinóviev nos la ofrece como
«internacionalismo», como «leninismo cien por
cien»!
Yo afirmo que, en el importantísimo problema de
la edificación del socialismo, Zinóviev se aparta del
leninismo, rodando hacia las concepciones del
menchevique Sujánov.
Recurramos a Lenin. He aquí lo que ya antes de la
Revolución de Octubre, en elmes de agosto de 1915,
decía Lenin acerca del triunfo del socialismo en un
solo país:
215
Subrayado por mí. J. St.
141
216
Subrayado por mí. J. St.
217
Subrayado por mí. J. St.
142
218
Subrayado por mí. J. St.
219
Subrayado por mí. J. St.
220
Subrayado por mí. J. St.
221
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
143
144
224
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 6, págs. 137, 139-140 y 141, ed.
en español.
J. V. Stalin
145
146
J. V. Stalin
147
225
Subrayado por mí. J. St.
148
226
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
227
«Filosofía de la época»: título de un artículo antipartido
150
J. V. Stalin
228
La ley de excepción contra los socialistas fue decretada en
Alemania, en 1878, por el gobierno Bismarck. Dicha ley prohibía
todas las organizaciones del Partido Socialdemócrata, las
organizaciones obreras de masas y la prensa obrera. En virtud de
la ley de excepción se confiscaba la literatura socialista, y los
socialdemócratas eran objeto de represiones. El Partido
Socialdemócrata Alemán se vió obligado a pasar a la
clandestinidad. Bajo la presión del movimiento obrero de masas,
la ley fue abolida en 1890.
229
«Der Sozialdemokrat» («El Socialdemócrata»): periódico
clandestino, órgano de la socialdemocracia alemana; se publicó
desde septiembre de 1879 hasta septiembre de 1890, primero en
Zurich (Suiza) y a partir de octubre de 1888 en Londres.
151
230
Véase la carta de F. Engels a Eduarto Bernstein del 20 de
octubre de 1882.
J. V. Stalin
231
Se alude al grupo antipartido en el PC(b) de Rusia, que se
intitulaba grupo del «centralismo democrático». Este grupo se
formó en el período del comunismo de guerra. Los «centralistas
democráticos» negaban el papel dirigente del Partido en los
Soviets, se pronunciaban contra el mando único y la
responsabilidad personal de los directores en la industria, contra
la orientación leninista en las cuestiones de organización y
pedían la libertad de fracciones y grupos en el Partido. El IX y el
X Congresos del Partido condenaron categóricamente a los
«centralistas democráticos». En 1927, el grupo de los
«centralistas democráticos», con los elementos más activos de la
oposición trotskista, fue expulsado del Partido por el XV
Congreso del PC(b) de la URSS.
232
La «oposición obrera»: grupo antipartido anarco-sindicalista
en el PC(b) de Rusia; lo encabezaban Shliápnikov, Medviédev y
otros. El grupo se formó en la segunda mitad de 1920 y luchó
contra la orientación leninista del Partido. El X Congreso del
PC(b) de Rusia condenó a la «oposición obrera» y determinó que
la propaganda de las ideas de la desviación anarco-sindicalista
era incompatible con la pertenencia al Partido Comunista. Más
tarde, los restos de la «oposición obrera» derrotada se unieron al
contrarrevolucionario trotskismo y fueron aplastados, como
enemigos del Partido y del Poder Soviético.
153
233
El V Congreso Mundial de la Internacional Comunista,
celebrado en Moscú del 17 de junio al 8 de julio de 1924,
después de discutir «La situación económica de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas y la discusión en el PC(b) de
Rusia», apoyó unánimemente al Partido Bolchevique en su lucha
contra el trotskismo.
234
La XV Conferencia del PC(b) de la URSS se celebró del 26
de octubre al 3 de e noviembre de 1926. J. V. Stalin, por encargo
del Buró Político del C.C. del PC(b) de la URSS, escribió las
154
J. V. Stalin
235
El Consejo General: órgano ejecutivo del Congreso de las
155
156
236
Se alude a la resolución de la XIV Conferencia del PC(b) de
Rusia «Sobre las tareas de la Internacional Comunista y del
PC(b) de Rusia, en relación con el Pleno ampliado del CE de la
Internacional Comunista».
J. V. Stalin
parte del capital privado, lo mismo en la producción
que en la circulación, al tiempo que, de año en año,
decae el papel del capital privado en relación con el
papel de los elementos socialistas de nuestra
economía.
¿Y cómo responde a esa pregunta la oposición?
La oposición da a esta pregunta una respuesta
negativa.
Resulta que la victoria del socialismo en nuestro
país es posible, que puede considerarse garantizada la
posibilidad de construir la base económica del
socialismo.
¿Significa esto que pueda calificarse tal victoria
de victoria completa, de victoria definitiva del
socialismo, que garantice al país constructor del
socialismo contra todo peligro del exterior, contra el
peligro de intervención imperialista y contra el
consiguiente peligro de restauración? No, no
significa eso. Mientras el problema de llevar a cabo
la edificación del socialismo en la URSS es el de
vencer a la burguesía propia, a la burguesía
«nacional», el problema de la victoria definitiva del
socialismo es el de vencer a la burguesía mundial. El
Partido dice que el proletariado un solo país no
de
está en condiciones de vencer con sus propias fuerzas
a la burguesía mundial. dice que, para la
El Partido
victoria definitiva en un solo país, se
del socialismo
necesita vencer, o por lo menos neutralizar, a la
burguesía mundial. El Partido dice que esa tarea
únicamente puede ser cumplida por el proletariado de
varios países. Por eso, la victoria definitiva del
socialismo en uno u otro país presupone el triunfo de
la revolución proletaria en unos cuantos países, por
lo menos.
Este problema no despierta en nuestro Partido
discrepancias particulares y, por eso, no me
extenderé en él; quien se interese, puede recurrir a los
materiales del CC de nuestro Partido, distribuidos
hace unos días entre los miembros del Pleno
ampliado del CE de la Internacional Comunista.
157
158
237
«Sotsial-Demokrat» («El Socialdemócrata»): periódico
clandestino, órgano central del P.O.S.D.R. Se publicó desde
febrero de 1908 hasta enero de 1917, salieron 58 números. El
primer número apareció en Rusia; posteriormente, se editó en el
extranjero, al principio en París y luego en Ginebra. A partir de
diciembre de 1911, el «Sotsial-Demokat» era redactado por V. 1.
Lenin. En el periódico aparecieron varios artículos de J. V.
Stalin. El artículo de V. 1. Lenin «La consigna de los Estados
Unidos de Europa» fue publicado el 23 de agosto de 1915 en el
núm. 44 de «Sotsial-Demokrat».
238
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
239
«Nashe Slovo» («Nuestra Palabra»): periódico menchevique-
trotskista; se publicó en París desde enero de 1915 hasta
septiembre de 1916.
240
Subrayado por mí. J. St.
159
242
Subrayado por mí. J. St.
243
Subrayado por mí. J. St.
160
J. V. Stalin
decir
responder
imaginado
244
Véase:
combatir
que
de
Trotski
ha puesto
Lenin
lograríamos,
socialismo»
Lenin
«10
campesinos,
mundial
es
ó
nuestro Partido»
derivan.
perspectiva,
El
su
que
aquí, camaradas, que esta
esa perspectiva
hecho
decir
por Trotski, no tiene nada que
imaginada
ver con la perspectiva del camarada Lenin acerca de
la revolución en la URSS. A los pocos minutos, el
propio Trotski empieza a rebatir en su discurso esta
perspectiva, pero eso es ya cosa suya. Por mi parte,
que ni Lenin ni el Partido pueden
ni de las conclusiones
J. V.
que Trotski ha
Stalin,
que de ella se
(Obras, t. 8, págs.
empiece
propio engendro,
se
en ridículo.
no decía,
en
lo siguiente:
20
y
(aunque
ha hecho
de
30
años
estará
de
50
de
se
«La
ni
ninguna
desviación
que
después
mucho
247-313, ed.
Trotski,
no
en
socialdemócrata
en
autor
su
español).
relaciones
asegurada
retrasen
acertadas
la victoria
las
un
de
discurso
lío
con los
en escala
revoluciones
en
esa
a
y se
proletarias,
años de
XXVI, pág.
puede. De
conclusiones
a)
que
sufrimientos
313).
manteniendo
campesinos,
de
20
óó ó
maduran);
afirmación
siguientes:
tendremos
decir, la victoria del socialismo)
b) ésta
régimen
sustituido
bajo
de
sólo
relaciones
asegurada
otro
el terror
en
no será sólo una victoria en la URSS, sino
una victoria «en escala mundial»;
c) si no alcanzamos la victoria en ese plazo, ello
será indicio de que nos han destrozado y de que el
de dictadura del
modo,
50 años»?
es
blanco»
posible
acertadas
10
proletariado
por un régimen de terror blanco, que puede
durar de 20 a 40 años.
Naturalmente, se puede aceptar o no aceptar esa
la
20
20
edificar
No,
con
victoria
años;
ha
40
(v, t.
que «no
el
no se
extraer las
los
(es
sido
ó
socialismo país? No,
Lenin hace una marcada en sus obras entre
distinción
la victoria del socialismo en un solo país y la victoria
«en escala mundial». Al referirse a la victoria «en
escala mundial», Lenin quiere decir que los éxitos
del socialismo en nuestro país, la victoria de la
edificación socialista en nuestro país tiene una
importancia internacional tan inmensa, que esa
victoria no puede circunscribirse a nuestro país, sino
que debe despertar un poderoso movimiento hacia el
socialismo en todos los países capitalistas, con la
particularidad de que, si no coincide en el tiempo con
la victoria de la revolución proletaria en otros países,
en todo caso debe iniciar un vigoroso movimiento de
los proletarios de otros países hacia la victoria de la
revolución mundial.
Tal es la perspectiva de la revolución según
Lenin, si nos referimos a la perspectiva de la victoria
de la revolución, que es, concretamente, de lo que se
trata en nuestro Partido.
162
245
«Sin un apoyo estatal directo del proletariado
europeo, la clase obrera de Rusia no podrá
245
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
socialismo
Poder»
Conferencia
En primer
perspectiva
transcurso
Trotski
proletaria
a
manipulación.
reducido,
consideración
proletaria
europeo
será
de 30
partir
en
por
en
¿por
afirmo
Yo
lo
la
ó
incapaz
de
qué
50
opino
menos, a
se
del
lugar, debe
estancamiento
perspectiva
el Occidente.
de
años».
irá
en la XV
excluirse
de
Nadie
en
Europa
consecuencias
que este
la mitad,
real de
y que
la revolución?
absoluto
«en
ha obligado
plazo
si
la
de
debe ser
se toma en
revolución
el
la
el
a
tal
En segundo lugar, Trotski decide sin reservas que
los proletarios del Occidente tienen muchas mayores
probabilidades, de vencer a la burguesía mundial,
que ahora en el Poder, que el proletariado de la
está
URSS de vencer a su burguesía «nacional», la cual,
en el sentido político, está ya aplastada, ha sido
arrojada de las posiciones dominantes de la economía
163
164
J. V. Stalin
165
247
Los de Weddirig: uno de los grupos «ultraizquierdistas» del
PC Alemán. Los dirigentes de la «oposición de Weddirig» se
solidarizaron con el bloque de oposición trotskista-zinovievista
en el PC(b) de la URSS. El VII Pleno ampliado del CE de la IC
condenó resueltamente a la «oposición de Wedding», exigió de
ella que cesara por completo en su actividad fraccional, rompiera
todas sus relaciones con los expulsados del PC Alemán y con los
elementos hostiles a éste y se sometiera incondicionalmente a las
decisiones del PCA. y de la IC.
166
Y sigue:
J. V. Stalin
248,
«Posliédnie Nóvosti» órgano central del
contrarrevolucionario partido burgués de Milíukov:
Y dice además:
248
«Posliédnie Nóvosti» («Ultimas Noticias»): diario, órgano
central del partido burgués contrarrevolucionario de Miliukov; se
publicó desde abril de 1920 hasta julio de 1940 en París.
167
168
la XV Conferencia ni un solo voto, es decir, que se
vió completamente aislada. Recordad el alboroto y la
algazara que la oposición levantó a fines de
septiembre último al emprender la campaña, la
campaña abierta contra el Partido, y comparad esa
algarabía con su aislamiento en la XV Conferencia,
donde se quedó sola, como suele decirse, y
comprenderéis que no se le podía desear una derrota
«mejor».
¿Se puede negar de que la
la circunstancia
oposición ha en la práctica
renunciado a sus
acusaciones contra el Partido y no se ha atrevido a
repetirlas ante la XV Conferencia, pese a las
demandas de los delegados?
No, no se puede negar, porque es un hecho.
¿Por qué ha entrado la oposición en esa vía?, ¿por
qué ha arriado su bandera?
Porque levantar la bandera ideológica de la
oposición significa, obligatoria e inevitablemente, la
proclamación de la teoría de los dos partidos, la
reanimación de los Katz, los Korsch, los Maslow, los
Souvaríne y demás elementos inmundos, el
desencadenamiento de las fuerzas antiproletarias en
nuestro país, las alabanzas y los ósculos de los
socialdemócratas y los burgueses liberales de la
emigración rusa.
La bandera ideológica de la oposición mata a la
oposición: ahí está el quid del asunto, camaradas.
Por eso, para no pudrirse definitivamente, la
oposición se ha visto obligada a replegarse y a echar
a un lado su bandera.
Esta es la base de la derrota del bloque de
oposición.
J. V. Stalin
edificación económica, en nuestros éxitos en el frente
de la edificación. Mas, para lograr éxitos en este
frente, es necesario que el instrumento fundamental
de la dictadura del proletariado, nuestro Partido, esté
preparado para ello, comprenda la importancia de
esta tarea y pueda servir de palanca para 1a victoria
de la edificación socialista en nuestro país. El sentido
y la significación de la XV Conferencia, estriban en
que ha pertrechado plenamente a nuestro Partido con
la idea de la victoria de la edificación socialista en
nuestro país.
La tercera conclusión es que la Conferencia se ha
manifestado enérgicamente contra las vacilaciones
ideológicas de todo género en nuestro Partido,
facilitando así el triunfo completo del leninismo en
sus filas.
Si el Pleno ampliado del Comité Ejecutivo de La
Internacional Comunista aprueba las decisiones de la
XV Conferencia del PC(b) de la URSS y estima
acertada la política de nuestro Partido respecto a la
oposición -no tengo motivos para dudar de que así
será-, ello nos ha de llevar a La cuarta conclusión: la
XV Conferencia ha preparado algunas condiciones
importantes, necesarias para que el leninismo triunfe
en toda la Internacional Comunista, en las filas del
proletariado revolucionario de todos los países y
pueblos.
249
Compradores: intermediarios entre el capital extranjero y el
mercado local, que constituyen parte de la gran burguesía
comercial indígena en las colonias y los países dependientes. En
China, los compradores fueron agentes del imperialismo
extranjero y enemigos jurados de la revolución china de los años
1925-1927.
170
J. V. Stalin
171
en 1917 (no hay guerra entre los imperialistas).
No comprende que no se puede aceptar el
combate decisivo en condiciones desfavorables,
cuando las reservas no han sido concentradas
todavía; los bolcheviques, por ejemplo, no aceptaron
tampoco el combate decisivo ni en abril ni en julio de
1917.
La oposición no comprende que no eludir el
combate decisivo en condiciones desfavorables
(cuando se puede eludir) significa facilitar la obra de
los enemigos de la revolución.
La oposición pide la formación inmediata de
Soviets de diputados obreros, campesinos y soldados
en China. Pero ¿qué significa crear los Soviets
ahora?
En primer lugar, no es posible crear los Soviets en
cualquier momento: se crean sólo en el período de
particular ascenso del oleaje revolucionario.
En segundo lugar, los Soviets no se crean para
dedicarse a la charlatanería: se crean, ante todo,
como órganos de lucha contra el Poder existente,
como órganos de lucha por el Poder. Así fue en 1905.
Así fue en 1917.
Pero ¿qué significa crear los Soviets actualmente
en la zona del gobierno de Wu-han, por ejemplo?
Significa dar la consigna de lucha contra el Poder
vigente en esa zona. Significa dar la consigna de
crear nuevos órganos de Poder, dar la consigna de
lucha contra el Poder del Kuomintang
revolucionario, que integran los comunistas en
bloque con los kuomintanistas de izquierda, pues el
único Poder que allí hay ahora es el del Kuomintang
revolucionario.
Significa también confundir la tarea de formar y
robustecer las organizaciones de masas de los
obreros y los campesinos, como son los comités de
huelga, las uniones y los comités campesinos. los
consejos sindicales, los comités fabriles, etc., en los
que ya ahora se apoya el Kuomintang revolucionario,
con la tarea de crear el sistema soviético como tipo
nuevo de Poder del Estado, para reemplazar el Poder
del Kuomintang revolucionario.
Significa, en fin, no comprender qué etapa
atraviesa actualmente la revolución china. Significa
poner en manos de los enemigos del pueblo chino
nuevas armas para la lucha contra la revolución, para
fabricar nuevas leyendas acerca de que en China no
se produce una revolución nacional, sino una
trasplantación artificial de la «sovietización
moscovita».
Así, pues, la oposición hace el juego a los
enemigos de la revolución china al plantear la
consigna de crear actualmente los Soviets.
La oposición no estima conveniente la
participación de los en el Kuomintang.
comunistas
La oposición estima conveniente, por tanto, que el
Partido Comunista se retire del Kuomintang. Pero
¿qué significa la retirada del Partido Comunista del
172
J. V. Stalin
250
Se alude al Pleno del CC del PC(b) de la URSS, que se
celebró del 13 al 16 de abril de 1927. El Pleno aprobó la política
del Buró Político del CC en la cuestión internacional y rechazó
categóricamente la plataforma antipartido de la oposición
trotskista-zinovievista.
251
«Derevienski Kommunist» («El Comunista Rural») : revista
quincenal para el activo del Partido en el campo, órgano del CC
del PC(b) de la URSS La revista salió desde diciembre de 1924
hasta agosto de 1930.
174
252
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
253
políticas» (v. t. X, pág. 15).
253
Subrayado por mí. J. St.
254
Subrayado por mí. J. St.
175
rasgos negativos, cuando del actual tipo
kuomintanista de organización del Estado haya que ir
paulatinamente al tipo nuevo, proletario, de
organización del Estado.
Así es como debe comprenderse el conocido
párrafo a
relativo los Soviets obreros y campesinos
de las «Tesis complementarias» de Roy, aprobadas
en el II Congreso de la Internacional Comunista.
¿Ha llegado ya ese momento?
No es preciso demostrar que ese momento no ha
llegado todavía.
¿Y qué hacer ahora? Hay que ampliar y
profundizar la revolución agraria de China. Hay que
crear y fortalecer toda clase de organizaciones de
masas de los obreros y campesinos, desde los
consejos sindicales y los comités de huelga hasta las
uniones campesinas y los comités revolucionarios
campesinos, para transformarlos, a medida que
crezca el movimiento revolucionario y aumenten sus
éxitos, en bases organizativas y políticas de los
futuros Soviets de diputados obreros, campesinos y
soldados.
Esta es ahora la tarea.
9 de mayo de 1927.
Publicado con la firma de J. Stalin el 15 de mayo
de 1927 en el núm. 10 de la revista «Derevienski
Komunist».
EL CARÁCTER I�TER�ACIO�AL DE LA
REVOLUCIÓ� DE OCTUBRE
En el X aniversario de Octubre
177
178
J. V. Stalin
255
Se alude a la resolución del VII Pleno ampliado del CE de la
IC sobre la situación en China, aprobada el 116 de diciembre de
1926. V. la resolución del Pleno en el libro: «Tesis y
resoluciones del VII Pleno ampliado del CE de la IC.», Moscú-
Leningrado, 1927.
(Extractos)
256
V. I. Lenin-. «Plan del folleto «Sobre el impuesto en
especie»».
257
«Trud» («El trabajo»): diario, órgano del Consejo Central de
los Sindicatos Soviéticos.
258
Subrayado por mí. J. St.
181
259
V. I. Lenin. Carta a V. M. Mólotov acerca del plan de informe
político para el XI Congreso del Partido.
260
16 de mayo de 1928
260
El VIII Congreso de la UJCL de la URSS se celebró en
Moscú del 5 al 16 de mayo de 1928. En el Congreso se
discutieron las siguientes cuestiones: balance y perspectivas de la
edificación socialista y tareas de la educación comunista de la
juventud, etc. J. V. Stalin pronunció un discurso el 16 de mayo,
en la reunión de clausura del Congreso.
183
184
J. V. Stalin
185
187
188
J. V. Stalin
262
Subrayado por mí. J. St.
263
Subrayado por mí. J. St.
189
190
J. V. Stalin
algunos
miembros
se
completamente
graves, a
fueron
Lenin;
Turkestán
CC.
tenía
CC.
¿Tenía
manifestó
episodios
del CC,
ejemplarmente
de 1919
que
ó
su organización. Pero esto es
erróneo. Podría recordarle a Berzin
cometieron
mi juicio, respecto a
1920,
sancionados,
la línea
al afirmar que el CC
no tomó cartas en el asunto con la rapidez debida. Y
no tiene razón, pues él ignora, al parecer, que, en
rigor, el CC empezó a ocuparse del asunto en febrero
ciertos
errores, no muy
del Partido,
a propuesta de
al
del
191
264
El Pleno del Comité Central del PC(b) de la URSS se celebró
del 16 al 24 de noviembre de 1928. El Pleno examinó las cifras
control de la economía nacional para 1928-1929 y también otras
cuestiones. El 19 de noviembre, J. V. Stalin intervino en la sesión
del Pleno sobre la primera cuestión del orden del día,
pronunciando su discurso «La industrialización del país y la
desviación de derecha en el PC(b) de la URSS».
193
194
De darse esas condiciones, el cerco capitalista no
representaría para nosotros el grave peligro que
representa hoy, el problema de la independencia
económica de nuestro país quedaría, naturalmente,
relegado a segundo plano, podríamos incluirnos en el
sistema de los Estados proletarios más desarrollados,
podríamos recibir
de ellos máquinas para fecundizar
nuestra industriay nuestra agricultura, a cambio de
materias primas y de víveres; podríamos, por tanto,
desarrollar nuestra industria a un ritmo menos rápido.
Pero vosotros sabéis bien que esas condiciones no se
dan aún y que seguimos siendo, hoy por hoy, el único
país de dictadura del proletariado, un país cercado de
países capitalistas, muchos de los cuales nos llevan
gran ventaja en el aspecto técnico-económico.
Por eso Lenin planteaba el problema de alcanzar y
sobrepasar económicamente a los países adelantados
como una cuestión de vida o muerte para nuestro
desarrollo.
Tales son las condiciones exteriores que nos
imponen un ritmo rápido de desarrollo industrial.
Condiciones interiores. Pero, además de las
condiciones exteriores, hay condiciones interiores
que nos imponen un rápido ritmo de desarrollo de
nuestra industria, principio rector de toda nuestra
economía nacional. Me refiero al extraordinario
atraso de nuestra agricultura, su técnica, de sus
de
métodos de cultivo. Me refiero a que en nuestro país
constituyen una mayoría aplastante los pequeños
productores de mercancías, con su producción
atomizada y un atraso absoluto, en comparación
de
con la cual nuestra gran industria socialista es como
una isla en medio del mar, una isla cuya base se
ensancha cada día, pero que no por ello deja de ser
una isla en medio del mar.
Suele decirse que la industria es el principio rector
de toda la economía nacional, comprendida la
agricultura, que la industria es la clave para
reconstruir sobre la base del colectivismo la
agricultura, atrasaday atomizada. Eso es
absolutamente cierto. Y no debemos olvidarlo ni un
solo instante. Pero hay que recordar también que, si
bien la industria es el principio rector, la base de su
desarrollo es la agricultura, lo mismo como mercado
que absorbe su producción que como proveedora de
materias primas y víveres y como fuente de las
reservas de exportación necesarias para importar las
instalaciones precisas a la economía nacional. ¿Se
puede impulsar la industria dejando a la agricultura
en un completo atraso técnico, sin asegurar a la
industria su base agrícola, sin transformar la
agricultura y adaptarla a la industria? No, no se
puede.
De aquí la tarea de proporcionar a la agricultura el
máximo de instrumentos y medios de producción
necesarios para acelerar e impulsar su reconstrucción
sobre una nueva base técnica. Ahora bien, para ello
es imprescindible que nuestra industria se desarrolle
J. V. Stalin
a un ritmo rápido. La reconstrucción de la
agricultura, atomizada y dispersa, es, claro está,
incomparablemente más que la reconstrucción
difícil
de la industria socialista, y centralizada. Pero
unida
esta tarea está aún por resolver y debemos cumplirla.
Y la única forma de cumplirla es desarrollar la
industria a un ritmo rápido.
No es posible que el Poder Soviético y la
edificación socialista descansen indefinidamente, es
decir, durante un período demasiado largo, sobre dos
bases distintas: la base de la industria socialista, la
más grande y unificada, y economía
la base de la
campesina más atomizada y atrasada, de escasa
producción mercantil. Hay que dar gradual, pero
sistemática y tenazmente a la agricultura una nueva
base técnica, la base de la gran producción,
acercándola a la industria socialista. O cumplimos
esta tarea, en cuyo caso estará asegurada la victoria
definitiva del socialismo en nuestro país, o la
abandonamos, no la cumplimos, en cuyo caso la
regresión al capitalismo puede llegar a hacerse
inevitable.
He aquí lo que dice Lenin a este propósito:
«Mientras vivamos en un país de pequeñas
haciendas campesinas, el capitalismo tendrá en Rusia
una base económica más sólida que el comunismo.
Es necesario recordarlo. Todo el que observa
atentamente la vida del campo, comparándola con la
vida de la ciudad, sabe que no hemos extirpado las
raíces del capitalismo, ni hemos eliminado el
fundamento, la base del enemigo se interior. Este
apoya en la pequeña hacienda, y para quebrantarlo no
hay más que un medio: dar a la economía del país,
comprendida la agricultura, una nueva base técnica,
la base técnica de la gran producción moderna. Y
esta base no puede ser más que una: la electricidad.
El comunismo es el Poder Soviético más la
electrificación de todo el país" (t. XXVI, pág. 46).
265
Subrayado por mí. J. St.
195
fundamental.
también
vivamos
el
20
«10
un país
años, no
individualismo
comercio libre
la electrificación,
vuelta al capitalismo».
Más adelante
20
lo es que, no obstante, seguimos
pequeñas haciendas campesinas
de
con predominio de la pequeña producción. Eso es lo
Y en tanto ello sea así, conservará
su vigor la tesis de Lenin de que, «mientras
en un país de pequeñas
campesinas, el capitalismo tendrá
económica más sólida que el comunismo»,
pueden
en
causarnos
del pequeño
haciendas
en Rusia una base
(marzo-abril
«Si llevamos
de la implantación
de 1921):
escala local. Si
de todas
dice:
años de
de que,
relaciones acertadas
ni
con
su
los
campesinos,
mundial
proletarias,
años
pág. 313).
Ahí
el problema:
y
(aunque
que
de sufrimientos
estará asegurada
se
maduran);
retrasen
de
otro
(t. XXVI,
40
266
Se refiere a la labor subversiva de la organización
contrarrevolucionaria de especialistas burgueses que de 1923 a
1928 actuó en Shajti y en otros distritos de la cuenca del Donetz.
197
198
J. V. Stalin
199
200
J. V. Stalin
201
268
Se trata del Pleno del Comité Central del PC(b) de la URSS,
en el que participaron los miembros de la Comisión Central de
202
Internacional Comunista.
IV. Discrepancias en política interior
He hablado más aperados en
arriba de los cambios
las relaciones y de la lucha de clases dentro
de clase
de nuestro país. Decía que el grupo de Bujarin está
contagiado de ceguera y no ve estos cambios, no
comprende las nuevas tareas del Partido. Decía que
eso origina en la oposición bujarinista un estado de
desconcierto, temor a las dificultades, predisposición
a capitular ante ellas.
No se puede afirmar que estos errores de los
bujarinistas hayan caído del cielo. Lejos de ello,
están relacionados con la fase de desarrollo superada
ya, y que se llama período de restauración de la
economía nacional, durante el cual el trabajo de
edificación por
marchaba una vía pacífica,
pudiéramos decir que
por sí, durante el cual no se
de
daban aún esos cambios en las relaciones de clase
que se producen ahora, ni existía aún esa agudización
de la lucha de clases que en los momentos actuales
observamos.
Pero hoy estamos en una nueva fase de desarrollo,
distinta del período anterior, del período de la
restauración. Hoy nos encontramos en un nuevo
período de edificación, en el período de la
reestructuración de toda la economía nacional sobre
la base del socialismo. Este nuevo período origina
nuevos cambios en las relaciones de clase, agudiza la
lucha de clases y requiere nuevos métodos de lucha,
que reagrupemos nuestras fuerzas, mejoremos y
fortalezcamos todas nuestras organizaciones.
La desgracia del grupo de Bujarin consiste,
precisamente, en que vive en el pasado, en
que no ve
los rasgos característicos de este nuevo período y no
comprende la necesidad de aplicar nuevos métodos
de lucha. De ahí su ceguera, su desconcierto, su
pánico ante las dificultades.
a) La lucha de clases
¿Cuál es la base teórica de esta ceguera y de este
desconcierto del grupo de Bujarin?
Yo creo que la base teórica de esta ceguera y de
este desconcierto es el modo falso, no marxista,que
Bujarin tiene de abordar el problema de la lucha de
clases en nuestro país. Me refiero a La teoría no
marxista de Bujerin sobre la integración de los kulaks
en el socialismo, a su incomprensión de la mecánica
de la lucha de clases bajo la dictadura del
proletariado.
Se ha citado aquí varias veces el conocido pasaje
del folleto de Bujarin «El camino hacia el
socialismo», que habla de la integración de los
kulaks en el socialismo. Pero se ha citado con
algunas mutilaciones. Permitidme que yo lo lea
íntegro. Es necesario hacerlo así, camaradas, para
poner de manifiesto hasta qué punto se aparta Bujarin
de la teoría marxista de la lucha de clases.
J. V. Stalin
Escuchad:
269
Subrayado por mí. J. St.
203
204
270
Socialismo de cátedra: corriente de la ideología burguesa,
principalmente en la economía política burguesa. Los partidarios
de esta corriente, profesores liberales burgueses, que actuaban
desde las cátedras universitarias (de donde procede la
denominación de «socialismo de cátedra»), combatían el
marxismo y el movimiento obrero revolucionario en ascenso,
procuraban ocultar las contradicciones del capitalismo y
predicaban la conciliación de las clases. Los socialistas de
cátedra negaban el carácter de clase, explotador, del Estado
burgués y afirmaban que este es capaz, mediante reformas
sociales, de perfeccionar el capitalismo. Engels escribió acerca
de los socialistas de cátedra alemanes: «Los socialistas de cátedra
no rebasaron nunca, en el sentido teórico, el nivel de los
economistas vulgares inclinados a la filantropía, y en el presente
han caído hasta el nivel de los simples apologistas del socialismo
de Estado de Bismarck». Las ideas reformistas liberales
burguesas de los socialistas de cátedra las propagaron en Rusia
los marxistas legales. Los mencheviques rusos, los partidos
oportunistas de la II Internacional y los socialistas de derecha
contemporáneos, en su deseo de subordinar el movimiento
obrero a los intereses de la burguesía y en su prédica de la
integración pacífica y gradual del capitalismo en el socialismo, se
deslizaron también hasta el socialismo de cátedra.
J. V. Stalin
205
de clases:
«Aquí y allá, la lucha de clases en el campo
estalla en sus antiguas manifestaciones; esta
agudización la provocan, por lo común, los
elementos kulaks. Cuando, por o
ejemplo, los kulaks
las gentes que se lucran a costa del prójimo, y que se
infiltraron en los organismos del Poder Soviético,
comienzan a disparar contra los corresponsales
rurales, esto es una manifestación de la lucha de
clases en su forma más aguda. (Lo cual es falso, pues
la forma más aguda de la lucha de clases es la
insurrección. J. St.) Pero estos casos suelen darse,
generalmente, allí donde el aparato local soviético es
todavía débil. A medida que se mejore este aparato, a
medida que se fortalezcan todas las células de base
del Poder Soviético, a medida que mejoren y se
refuercen las organizaciones locales del Partido y del
Komsomol en la aldea, esta clase de fenómenos se
harán cada vez más raros, cosa que es de una
evidencia meridiana, y acabarán por desaparecer sin
271
dejar huella».
271
Subrayado por mí. J. St.
206
c) El campesinado
El tercer error de Bujarin se refiere al
campesinado. Es sabido que la cuestión de los
campesinos es una de las más importantes de nuestra
política. En nuestras condiciones, el campesinado lo
forman diversos grupos sociales: campesinos pobres,
campesinos medios y kulaks. Es lógico que nuestra
actitud ante esos grupos no pueda ser la misma. Los
campesinos pobres son un pilar de la clase obrera, los
campesinos medios son aliados y los kulaks son
enemigos de clase: tal es nuestro criterio ante esos
grupos sociales. Todo ello es lógico y sobradamente
conocido.
Sin embargo, Bujarin ve las cosas de manera algo
distinta. En su modo de enjuiciar a los campesinos,
desaparece toda diferenciación de éstos, toda
clasificación en grupos sociales, una y sólo subsiste
mancha gris llamada aldea. no es
Para él, el kulak
kulak, el campesino medio no es campesino medio, y
todo es miseria en la aldea. Así lo ha dicho aquí en su
discurso: ¿acaso nuestro kulak puede ser llamado
kulak? Si es un mendigo, ha dicho. Y nuestro
campesino medio ¿se parece en algo a un campesino
medio?, preguntaba aquí Bujarin. Es un pordiosero,
un muerto de hambre. Se comprende que ese punto
de vista acerca de los campesinos es falso de arriba
abajo e incompatible con el leninismo.
Lenin decía que los campesinos individuales son
la última clase capitalista. ¿Es exacta esta
afirmación? Sí, absolutamente exacta. ¿Por qué se
califica a los campesinos individuales de última clase
capitalista? Porque, de las dos clases fundamentales
que integran nuestra sociedad, es una
el campesinado
clase cuya economía se basa en la propiedad privada
y en la pequeña producción mercantil. Porque, el
campesinado, mientras lo compongan campesinos
individuales dedicados a la pequeña producción
mercantil, engendrará y no podrá por menos de
engendrar capitalistas, constante e
ininterrumpidamente.
Esta circunstancia tiene para nosotros una
importancia decisiva, cuando se trata de nuestra
actitud marxista ante el problema de la alianza de la
clase obrera con los campesinos. Esto significa que
lo que nosotros necesitamos no es una alianza
J. V. Stalin
Y más adelante:
Sobre la desviación de derechista en el PC(b) de la
URSS
207
208
J. V. Stalin
209
272
Se tiene en cuenta el Pleno del Comité Central del PC(b) de la
URSS, celebrado del 4 al 12 de julio de 1928.
210
J. V. Stalin
los pequeños
los decretos
si
y
del Estado;
base
de la pequeña
todo monopolio
Me parece que
de Estado
exclusivamente
de los pobres,
además,
de Estado»
está
reducir
y
de muchos
ó
y
que de esta
igual a 200, como
especulación,
luego
aspira
el conjunto
miles
que malogra nuestra edificación
que determinado número de
obreros aporta en varios días valores por una suma
de las
dilapidaciones de todo género y de las maniobras de
propietarios para «salvar» las normas y
soviéticos.
en
en contra
claro. ¿Diréis,
a
515).
basándoos
invertir
provecho
de toda
de estos
de millones
dirá:
en
esto, que el camarada Lenin era partidario de la
política de explotación militar-feudal de la clase
obrera? ¡Probad a hacerlo, queridos camaradas!
Una voz: Sin embargo, nunca se ha empleado el
concepto de «tributo» para el campesino medio.
Stalin: ¿No pensará usted que el campesino medio
está más cerca del Partido que la clase obrera? Es
usted un marxista de pacotilla. Si se puede hablar de
«tributo» refiriéndose a la clase de la que
obrera,
nosotros somos el Partido, ¿por quéno se va a poder
decir lo mismo del campesino medio, que no es, en
fin de cuentas, más que un aliado nuestro?
Habrá gente reparona capaz de pensar que la
211
212
J. V. Stalin
213
214
J. V. Stalin
215
273
Subrayado por mí. J. St.
216
nuestro maestro Lenin en buen número de problemas,
sobre todo en la cuestión del Estado. Eso es lo malo
de Bujarin.
Permitidme que me
con este motivo a la
remita
conocida en 1916 entre
discusión teórica promovida
Lenin y Bujarin a propósito del Estado. Ello nos es
importante para que se vea qué desmedidas
pretensiones alimenta Bujarin, quien aspira a dar
lecciones a Lenin, y dónde están las raíces de sus
fallas teóricas en problemas tan importantes como la
dictadura del proletariado, la lucha de clases, etc.
Como es sabido, la revista «La Internacional
274
Juvenil» publicó en 1916 un artículo de Bujarin,
con la firma de «Nota Bene», que, en el fondo,
atacaba al camarada Lenin. Bujarin escribía en ese
artículo:
274
«La Internacional Juvenil» («Jugend Internationales»):
revista, órgano de la Unión Internacional de Juventudes
Socialistas; apareció en Zurich desde septiembre de 1915 hasta
mayo de 1918. De 1919 a 1941 se publicó como órgano del
Comité Ejecutivo de la Internacional Juvenil Comunista.
J. V. Stalin
217
218
Estado
En
publicista,
olvidado?
6, 7, 8
polémica
abajo,
completo
del
actual
para «arrancar
los anarquistas),
marxismo,
su
Estado
solamente
utilizar
en
de Estado,
para
si cabe emplear
la
instruir
concesiones».
pero no es
obra de propagandista
Kautsky
¿o no
el «Zerbrechen»
págs.
con Pannekoek
45-47),
el oportunismo
De los anarquistas
ahora
la
término
ha
y
las necesidades
lucha
nos
(b)
«más
es esto
De los
eternas"
lo que
oportunistas,
sobre
un
y
ocultado
ha comprendido?)
de
en
Kautsky
política,
educar
Esto
todavía
término
distingue
olvidó Bujarin!)
y en su
que,
1912
durante
verdades
(aa) el carácter
de las «charlatanerías»
ahora, (cc) el carácter
que no tiene enteramente
contradicción
la mayor
programático)
(ff) la «destrucción»
entre
ó
totalmente
habla
ha caído
al tratar esta cuestión).
prácticas
utilizar
al proletariado,
es exacto (contra
más que 1/100 de
aritmético.
labor toda de
los puntos 1, 2, 5,
1913
Marx
(¿o
(a) la utilización
más
la
«temporal»
de la dictadura
exactitud
(en
(v. más
ya
revolución
profundas,
acerca
el carácter
el Estado
de
de «comunidad»
la
(Zerbrechen)
y
por
idea
el
ha
su
del
de
del
de
la
de la máquina burocrático-militar.
No hay que olvidar tampoco que la dictadura del
proletariado la impugnan directamente los
oportunistas declarados de Alemania (Bernstein,
Kolb, etc.), e indirectamente el programa oficial y
Kautsky, al silenciarla en su propaganda diaria y al
tolerar a renegados como Kolb y Cía.
A Bujarin se le escribió en agosto de 1916: «deja
que terminen de madurar tus ideas sobre el Estado».
Pero él, sin dejarlas madurar, se lanzó a la prensa
como «Nota Bene» y lo hizo de tal modo que, en vez
de desenmascarar a los kautskianos, ¡¡les ayudó con
sus propios errores!! Aunque, en el fondo, Bujarin
está más cerca de la verdad que Kautsky».
J. V. Stalin
275
«Sbórnik Sotsial-Demokrata» («Recopilación del
Socialdemócrata»); lo editó el CC del POSDR en 1916 bajo la
dirección inmediata de V. I. Lenin.
276
Subrayado por mí. J. St.
277
Subrayado por mí. J. St.
219
220
J. V. Stalin
278
En el período de la paz de Brest-Litvosk (1918), Bujarin y el
grupo que él dirigía de comunistas «de izquierda», de acuerdo
con Trotski, mantuvieron dentro del Partido una lucha
encarnizada contra Lenin, reclamando la continuación de la
guerra, a fin de exponer la joven República Soviética, carente
aún de ejército, a los golpes del imperialismo alemán. En 1938,
en el proceso del antisoviético «bloque de trotskistas y
derechistas», se comprobó que Bujarin y el grupo de comunistas
«de izquierda» que él dirigía, con Trotski y los eseristas de
izquierda, habían montado un complot contrarrevolucionario
secreto contra el Gobierno Soviético, con el propósito de
torpedear el tratado de paz de Brest-Litovsk, detener y asesinar a
V. I. Lenin, J. V. Stalin e Y. M. Sverdlov y formar un gobierno
compuesto de bujarinistas, trotskistas y eseristas de izquierda.
221
222
J. V. Stalin
279
La Conferencia de especialistas agrarios marxistas, convocada
por la Academia Comunista aneja al CEC de la URSS,
transcurrió del 20 al 27 de diciembre de 1929. J. V. Stalin
pronunció su discurso «En torno a las cuestiones de la política
agraria de la URSS» el 27 de diciembre, en la reunión plenaria de
clausura de la Conferencia.
J. V. Stalin
225
226
No es comprender
difícil que semejante
«estabilidad» es peor que cualquier inestabilidad. No
es difícil comprender que el móvil de esta teoría
antimarxista no es otro que ensalzar y afianzar el
régimen capitalista, ruinoso para las masas de
millones de pequeños campesinos. Precisamente por
eso, porque persigue ese móvil, es por lo que a los
marxistas les ha sido tan fácil destruir esta teoría.
Pero ahorano se trata de eso. De lo que se trata es
de que nuestra experiencia práctica, la realidad de
nuestro país aporta nuevos argumentos contra esa
teoría, y nuestros teóricos, inexplicablemente, no
quieren o no saben utilizar esta nueva arma contra los
enemigos de la clase obrera. Me refiero a la
experiencia práctica de la supresión de la propiedad
privada sobre la tierra, a la experiencia práctica de la
nacionalización de en nuestro país, que
la tierra
emancipa al pequeño campesino del apego servil a su
puñado de tierra, facilitando con ello el paso de la
pequeña hacienda campesina a la gran hacienda
colectiva.
En efecto, ¿qué es lo que que inspira
inspiraba, lo
y lo que todavía seguirá pequeño
inspirando al
campesino de la Europa Occidental ese apego por su
pequeña hacienda mercantil? Ante todo y sobre todo,
el puñado de tierra de su propiedad, la propiedad
privada sobre la tierra. Se pasaba años enteros
ahorrando para comprar unos terrones y, cuando
lograba adquirirlos, era natural que no quisiera
perderlos, que prefiriera pasar por toda clase de
privaciones, que prefiriera vivir en el salvajismo y en
la miseria, antes que perder ese puñado de tierra,
base de su hacienda individual.
¿Puede afirmarse que ese factor sigue existiendo
en la misma forma en nuestro país, dentro de las
condiciones del régimen soviético? No, no puede
afirmarse. No puede afirmarse, porque en nuestro
país no hay propiedad privada sobre la tierra. Y
precisamente por ello, porque en nuestro país no hay
propiedad privada sobre la tierra, nuestros
campesinos no tienen ese apego servil por la tierra
que sienten los campesinos del Occidente. Y esta
circunstancia no puede por menos de facilitar el paso
de la pequeña hacienda campesina al cauce de los
koljoses.
Tal es una de las causas de que a las grandes
haciendas agrícolas, a los koljoses, les sea tan fácil,
en nuestro país, bajo las condiciones creadas por la
nacionalización de la tierra, demostrar sus ventajas
sobre la pequeña hacienda campesina.
Ahí reside la gran importancia revolucionaria de
las leyes agrarias soviéticas, que suprimieron la renta
absoluta del suelo, abolieron la propiedad privada
sobre la tierra y decretaron su nacionalización.
Y esto nos brinda, por tanto, un nuevo argumento
contra los economistas burgueses, que proclaman la
estabilidad de la pequeña hacienda campesina en la
lucha de ésta contra la hacienda grande.
J. V. Stalin
227
228
282
Véase: J. V. Stalin, Obras, t. 11, págs. 84-100, ed. en español.
J. V. Stalin
229
283
Subrayado por mí. J. St.
230
J. V. Stalin
231
232
VII. Conclusiones
He ahí, camaradas, seis problemas cardinales que
no puede pasar por alto la investigación teórica de
nuestros especialistas agrarios marxistas.
La importancia de estos problemas estriba, ante
todo, en que su estudio marxista permite extirpar
toda clase de teorías burguesas, difundidas a veces -
para vergüenza nuestra- por nuestros camaradas
comunistas y que ofuscan a nuestros trabajadores
prácticos. Hace ya mucho tiempo que todas esas
teorías deberían haber sido extirpadas y rechazadas,
pues sólo combatiendo sin cuartel esas teorías y otras
por el estilo puede desarrollarse y fortalecerse la base
teórica de los especialistas agrarios marxistas.
La importancia de estos problemas estriba,
finalmente, en que dan una nueva fisonomía a los
viejos problemas de la economía del período de
J. V. Stalin
transición.
Hoy se plantea de un modo nuevo lo relativo a la
Nep, a las clases, a los koljoses y a la economía del
período de transición.
Hay que poner al descubierto el error de quienes
conciben la Nep como un repliegue y solamente
como un repliegue. Le realidad es que, ya al
implantar nueva política económica, Lenin decía
la
de ella que no se reducía a un repliegue, sino que, al
mismo tiempo, era la preparación para una nueva
ofensiva decisiva contra los elementos capitalistas de
la ciudad y del campo.
Hay que poner al descubierto el error de quienes
piensan que la Nep sólo sirve para mantener los
vínculos entre la ciudad y el campo. Los vínculos que
nosotros necesitamos entre la ciudad y el campo no
pueden ser de cualquier clase, sino vínculos que
aseguren el triunfo del socialismo. Si mantenemos la
Nep, es porque sirve a la Causa del socialismo. Y
cuando deje de cumplir esta misión, la mandaremos
al diablo. Lenin dijo que la Nep se había implantado
en serio y para mucho tiempo. Pero jamás dijo que se
implantase para siempre.
Hay que poner también sobre el tapete la
necesidad de popularizar la teoría marxista de la
reproducción. Es preciso esquema del
estudiar el
balance de nuestra economía nacional. Lo que la
Dirección Central de Estadística publicó en 1926
como balance de la economía nacional, no es un
balance, sino un juego de cifras. Tampoco sirve el
modo como Bazárov y Groman tratan el problema
del balance de la economía nacional. El esquema del
balance de la economía nacional de la URSS deben
elaborarlo los marxistas revolucionarios, si es que
quieren investigar los problemas de la economía del
período de transición.
Sería deseableque nuestros economistas
marxistas un grupo especial para estudiar
dedicasen
los problemas de la economía del período de
transición, tal como se plantean de un modo nuevo en
la actual etapa de desarrollo.
284
26 de enero de 1934
(Extractos)
284
El XVII Congreso del PC(b) de la URSS se celebró en Moscú
del 26 de enero al 10 de febrero de 1934. Respecto al informe
acerca de la actividad del CC del PC(b) de la URSS, presentado
por J. V. Stalin, el Congreso adoptó una decisión que aprobaba
por entero la línea política y la labor práctica del CC del PC(b)
de la URSS y propuso a todas las organizaciones del Partido que
se guiaran en su trabajo por los principios y las tareas expuestos
en el informe de J. V. Stalin. El Congreso señaló los decisivos
éxitos de la edificación del socialismo en la URSS e hizo constar
que la línea general del Partido había triunfado. El XVII
Congreso del PC(b) de la URSS ha pasado a la historia del
Partido con el nombre de Congreso de los vencedores.
285
En 1931, el proletariado y el campesinado de España
derrocaron la dictadura fascista militar del general Primo de
Rivera, implantada en 1923, y acabaron con la monarquía. El 14
de abril de 1931, en España
se proclamó la república. Sin
embargo, la debilidad y la dispersión orgánica
política del
proletariado, la traición del grupo dirigente del partido socialista
y de los jefes anarquistas permitió a la burguesía y a los
terratenientes adueñarse del Poder; se formó un gobierno de
coalición, integrado por representantes de los partidos burgueses
y del partido socialista. A pesar de los intentos del gobierno de
coalición de detener el desarrollo de la revolución, los grandes
combates revolucionarios de los obreros y campesinos, dirigidos
contra los terratenientes y la burguesía, continuaron. El punto
culminante del movimiento revolucionario de aquel período fue
la huelga general y la lucha armada de los mineros de Asturias en
octubre de 1934.
234
capitalistas
La actual crisis económica en los países
capitalistas se diferencia de todas las crisis análogas,
entre cosas,
otras por ser másy prolongada
persistente. en tiempos anteriores las crisis
Si
duraban uno o dos años, la crisis actual se prolonga
ya más de cuatro, asolando año tras año la economía
de los países capitalistas y absorbiéndole las grasas
acumuladas en los años precedentes. N o es de
extrañar que ésta sea la más grave de todas las crisis
conocidas.
¿A qué se debe este carácter inusitadamente
persistente de la crisis industrial de nuestros días?
Se debe, ante todo, a que la crisis industrial se ha
extendido a todos los países capitalistas, sin
excepción, dificultando que unos puedan maniobrar a
expensas de otros.
Se debe, en segundo lugar, a que la crisis
industrial se ha entrelazado con la crisis agraria, que
ha afectado a todos los países agrarios y
semiagrarios, sin excepción, lo que no podía dejar de
complicar y de ahondar la crisis industrial.
Se debe, en tercer lugar, a que la crisis agraria se
ha intensificado durante este período y se ha
extendido a todas las ramas de la agricultura, incluida
la ganadería, llevándola hasta la degradación, hasta
tener que emplear el trabajo manual en vez de las
máquinas, hasta sustituir el tractor por el caballo,
hasta tener que reducir sensiblemente el empleo de
los abonos artificiales y, a veces, dejar de utilizarlos
por completo, lo que ha prolongado todavía más la
crisis industrial.
Se en cuarto lugar, a que los cárteles
debe,
monopolistas, que dominan en la industria, procuran
mantener altos los precios de las mercancías,
circunstancia que hace la crisis singularmente
dolorosa e impide la reabsorción de las reservas de
mercancías.
Se debe, por último -y esto es lo fundamental-, a
que la crisis en la industria se ha desencadenado en
las condiciones de la crisis general del capitalismo,
cuando el capitalismo no tiene ya ni puede tener en
los Estados más importantes ni en las colonias y
países dependientes la fuerza y la solidez que tuvo
antes de la guerra y de la Revolución de Octubre;
cuando la industria de los países capitalistas ha
heredado de la guerra imperialista, como un
fenómeno crónico, la utilización incompleta de las
empresas y ejércitos de millones de parados, de los
que no está ya en condiciones de desembarazarse.
Tales son las circunstancias que han determinado
el carácter en extremo persistente de la crisis
industrial de nuestros días.
A estas mismas circunstancias obedece también
que la crisis no se haya circunscrito a la esfera de la
producción y del comercio y se haya extendido,
además, al sistema de créditos, al cambio, a la esfera
de las deudas, etc., destrozando las relaciones
J. V. Stalin
tradicionales, tanto entre los diferentes países como
entre los grupos sociales dentro de cada país.
La baja de los precios de las mercancías ha
desempeñado en esto un gran papel. A pesar de la
resistencia de los cárteles monopolistas, la baja de los
precios se ha acelerado con fuerza incontenible,
siendo de notar que, ante todo y sobre todo, han
bajado los precios de las mercancías de los
propietarios no organizados -campesinos, artesanos,
pequeños capitalistas-, y sólo gradualmente y en
escala menor los precios de las mercancías de los
propietarios organizados, de los capitalistas
unificados en cárteles. La baja de los precios ha
hecho insoportable la situación de los deudores
(industriales, artesanos, campesinos, etc.). Los
acreedores, por el contrario, se han visto en una
situación más privilegiada que nunca. Tal estado de
cosas conducir y en efecto ha conducido, a la
debía
quiebra gran número de casas y de capitalistas.
de
Debido a ello, en los últimos tres años se han
hundido decenas de miles de sociedades anónimas en
los EE.UU., en Alemania, en Inglaterra y en Francia.
A las quiebras de sociedades anónimas ha seguido la
depreciación de la moneda, cosa que ha aliviado un
tanto la situación de los deudores. Tras la
depreciación de la moneda, la suspensión de pagos -
legalizada oficialmente- de las deudas exteriores e
interiores. La quiebra de Bancos como el Banco de
Darmstadt y el Banco de Dresde en Alemania, el
Kreditanstalt en Austria y de consorcios como el de
Kreuger en Suecia, el Insul-Concern en los EE.UU.,
etc., es de todos conocida.
Se comprende que a estos fenómenos, que han
resquebrajado los cimientos del sistema de créditos,
debía seguir, y efectivamente ha seguido, la
suspensión del pago de los créditos y de los
empréstitos extranjeros, la suspensión del pago de las
deudas interaliadas, la paralización de las
exportaciones de capital, una nueva reducción del
comercio exterior y de las exportaciones de
mercancías, la intensificación de la lucha por los
mercados exteriores, la guerra comercial entre los
países y el dumping. Sí, camaradas, el dumping. No
me refiero al supuesto dumping soviético, acerca del
cual hace aún poco vociferaban hasta desgañitarse
ciertos honorables diputados de honorables
parlamentos de Europa y de América. Me refiero al
dumping verdadero, practicado ahora por casi todos
los países «civilizados», cosa que silencian
prudentemente esos intrépidos y honorables
diputados.
Se comprende también que estos fenómenos
destructivos que acompañan a la crisis industrial,
fenómenos que ocurren fuera de la esfera de la
producción, no han podido, a su vez, dejar de influir
en el curso de la crisis industrial, ahondándola y
complicándola.
Tal es, en líneas generales, el panorama del curso
235
de la crisis industrial.
He aquí algunas cifras, procedentes de fuentes
oficiales,que ilustran el curso de la crisis industrial
durante el período a que nos referimos:
Volumen de la producción industrial en tantos por
100 con relación a 1929
236
J. V. Stalin
237
238
286
Los «Comités de Acción» eran organizaciones
revolucionarias de los obreros en la Gran Bretaña, Francia y
otros países capitalistas que participaron en la intervención
militar contra la República Soviética de 1918 a 1920. Los
«Comités de Acción» se creaban bajo la consigna de «¡Fuera las
manos de la Rusia Soviética!». Bajo la dirección de los «Comités
de Acción», los obreros organizaban huelgas, manifestaciones, se
negaban, para frustrar la intervención, a cargar pertrechos
militares. Los «Comités de Acción» adquirieron la mayor
divulgación en la Gran Bretaña en 1920.
J. V. Stalin
287
El II Congreso de la Internacional Comunista se celebró del
19 de julio al 7 de agosto de 1920. Asistieron al Congreso más de
doscientos delegados en representación de organizaciones
obreras de 37 países. Todo el trabajo preparatorio para la
convocatoria del Congreso lo dirigió V. I. Lenin. En el Congreso,
V. I. Lenin presentó, entre otros, un informe sobre la situación
internacional y las tareas fundamentales de la Internacional
Comunista y pronunció varios discursos. V. I. Lenin y J. V.
Stalin fueron elegidos por la delegación del PC(b) de Rusia para
formar parte del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista.
El II Congreso echó los cimientos del programa, de los principios
de organización, de la estrategia y de la táctica de la
Internacional Comunista.
Informe ante el XVII Congreso del Partido acerca de
la actividad del CC del PC(b) de la URSS
239
III. El partido
Paso a la cuestión del Partido.
El presente Congreso se celebra bajo la bandera
de la victoria total del leninismo, de la liquidación de
los restos de los grupos antileninistas.
Ha sido batido y disperso el grupo antileninista de
los trotskistas. Sus organizadores vegetan hoy en el
extranjero, en las corralizas de los partidos
burgueses.
Ha sido batido y disperso el grupo antileninista de
los desviacionistas de derecha. Sus organizadores
han abandonado hace ya mucho tiempo sus
concepciones y se esfuerzan ahora en reparar a toda
costa sus faltas ante el Partido.
Han sido batidos y grupos de
dispersos los
desviación nacionalista. Sus organizadores se han
sumado definitivamente a la emigración
intervencionista o han reconocido sus culpas.
La mayoría de los partidarios de estos grupos
antirrevolucionarios se ha visto obligada a reconocer
que la línea del Partido era acertada y ha capitulado
ante el Partido.
288
Si en el XV Congreso tuvimos todavía
necesidad de demostrar que la línea del Partido era
acertada y de luchar contra determinados grupos
antileninistas, y en que acabar
el XVI Congreso hubo
con los últimos adeptos de estos grupos, en este
Congreso no hay que demostrar nada y, a lo que
parece, nadie a quien combatir. Todos ven que la
línea del Partido ha triunfado.
Ha triunfado la política de industrialización del
288
El XV Congreso del PC(b) de la URSS se celebró en Moscú
del 2 al 19 de diciembre de 1927. J. V. Stalin hizo, el 3 de
diciembre, el informe político del CC del PC(b) de la URSS y, el
7 de diciembre, el resumen de la discusión del mismo. El
Congreso aprobó la línea política y de organización del Comité
Central del Partido y encomendó al CC que siguiera aplicando la
política paz y de fortalecimiento de la capacidad defensiva de
de
la URSS; que continuara la industrialización socialista del país
sin atenuar el ritmo y desarrollara al máximo la colectivización
de la agricultura, y que prosiguiese rumbo hacia la liquidación de
los elementos capitalistas en la economía nacional. En sus
acuerdos sobre la oposición, el Congreso hizo constar que las
divergencias entre el Partido y la oposición se habían
transformado en divergencias programáticas, que la oposición
trotskista había emprendido el camino de la lucha antisoviética,
por lo que el Congreso declaró incompatible con la permanencia
en las filas del Partido Bolchevique la adhesión a la oposición
trotskista y la propaganda de las ideas de ésta. El Congreso
aprobó la resolución del CC y de la CCC del 14 de noviembre de
1927, por la cual se expulsaba del Partido a Trotski y a Zinóviev,
y expulsó del Partido a todos los elementos activos del bloque
trotskista-zinovievista y a todo el grupo del "centralismo
democrático».
289
La XVII Conferencia del PC(b) de la URSS se celebró del 30
de enero al 4 de febrero de 1932 en Moscú. Dirigió la
Conferencia J. V. Stalin. La Conferencia examinó el informe de
G. K. Ordzhonikidze sobre el balance del desarrollo de la
industria en 1931 y las tareas de 1932, y los informes de V. M.
Mólotov y de V. Kúibishev sobre las directivas para confeccionar
el segundo plan quinquenal de fomento de la economía nacional
de la URSS para 1933-1937. La Conferencia señaló que habían
sido cumplidas con inmenso éxito las decisiones de los
Congresos del Partido relativas a la construcción definitiva de los
cimientos de la economía socialista y al logro, para la URSS, de
la independencia económica. La Conferencia aprobó el plan de
fomento de la industria socialista para 1932, que aseguraba el
cumplimiento del primer plan quinquenal en cuatro años. En las
directivas para la confección del segundo plan quinquenal, la
Conferencia determinó las tareas políticas y económicas
fundamentales del segundo plan quinquenal, señalando que la
tarea económica básica y decisiva del segundo plan quinquenal
era terminar la reestructuración de toda la economía nacional
240
J. V. Stalin
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242
J. V. Stalin
243
244
producirá un viraje.
Yo: Bueno, pero ¿qué hay en realidad?
El: Se perfilan progresos.
Yo: Bien, pero ¿qué tal va la siembra?
El: Hasta ahora no hemos logrado hacer nada,
camarada Stalin.
He aquí la fisonomía del charlatán. Se han
movilizado, han planteado la cuestión de plano, hay
un viraje y progresos, pero la cosa no avanza,
Exactamente así es como ha caracterizado hace
poco un obrero ucraniano el estado de una
organización. Cuando se le preguntó si dicha
organización se atenía a la línea, respondió: «¡Ah!
¿La línea?... La línea existe, naturalmente, sólo que
el trabajo no se ve». Por lo visto, esta organización
tiene también sus charlatanes honrados.
Y cuando se destituye a estos charlatanes,
separándoles del trabajo de dirección, se quedan
atónitos, boquiabiertos: «¿Por qué nos destituyen?
¿Es que no hemos hecho todo lo necesario? ¿Es que
no hemos reunido la conferencia de obreros de
choque, no hemos proclamado en ella las consignas
del Partido y del Gobierno, no hemos elegido todo el
Buró Político del Comité Central para la presidencia
de honor? ¿Es que no hemos mandado saludos al
camarada Stalin? ¿Qué más queréis de nosotros?».
¿Qué hacer con estos charlatanes incorregibles? Si
se les deja en un trabajo de dirección, son capaces de
ahogar cualquier obra viva en un torrente de
discursos interminables y hueros. Es evidente que
hay que destituirlos de los puestos de dirección y
darles un trabajo de otro tipo. En el trabajo de
dirección no hay lugar para los charlatanes.
Ya he informado brevemente de cómo el CC ha
dirigido la selección de los hombres en las
organizaciones de los Soviets y de la economía y de
cómo ha reforzado el control del cumplimiento de las
decisiones. El camarada Kaganóvich os informará
más detalladamente en el tercer punto del orden del
día del Congreso.
Ahora quisiera decir unas palabras respecto al
trabajo a realizar en adelante con vistas a la
intensificación del control del cumplimiento de las
decisiones.
La acertada organización del control del
cumplimiento de las decisiones tiene una importancia
cardinal en la lucha contra el burocratismo y el
papeleo. ¿Se ponen en práctica las decisiones de las
organizaciones directivas o son sepultadas por los
burócratas y los aficionados al papeleo? ¿Se aplican
en forma o se tergiversan? ¿Trabaja el
acertada
aparato honradamente y a lo bolchevique o da vueltas
como una rueda loca? Todo esto sólo puede saberse a
tiempo si existe un control bien organizado. Un
control bien organizado es el reflector que permite
iluminar el estado del trabajo de nuestros organismos
en cualquier momento y exponer a la vergüenza
pública a los burócratas y a los aficionados al
J. V. Stalin
245
246
J. V. Stalin
vitales de la clase obrera. Para destruir el marxismo,
hay que destruir a la clase obrera. Y esto es
Publicado el 28 de enero de 1934 en el núm. 27 de
imposible. Más de ochenta años han transcurrido
«Pravda».
desde que el marxismo salió a la lid. En este tiempo,
decenas, centenares de gobiernos burgueses han
intentado destruirlo. Y ¿qué ha ocurrido? Los
gobiernos burgueses vienen y se van, pero el
marxismo queda. Más aún: el marxismo ha
conseguido una victoria completa en una sexta parte
del mundo, precisamente en el país donde el
marxismo se consideraba definitivamente destruido.
No puede un azar que el país donde el
estimarse
marxismo ha logrado una victoria completa sea hoy
el único del mundo que no conoce las crisis y el paro,
mientras que en los demás países, comprendidos los
fascistas, reinan, desde hace cuatro años, la crisis y el
paro. No, camaradas, esto no es una casualidad.
Sí, camaradas, hemos conseguido nuestros
éxitos
por haber trabajado y luchado bajo la bandera de
Marx, Engels y Lenin.
De aquí la segunda conclusión: ser fieles hasta
el
fin a la gloriosa bandera de Marx, Engels y Lenin.
La clase obrera de la URSS no sólo es
fuerte
porque cuenta con un Partido leninista probado en las
luchas. No sólo es fuerte porque cuenta con el apoyo
de millones de campesinos laboriosos, sino también
porque la respalda y la sostiene el proletariado
mundial. La clase obrera de la URSS es parte del
proletariado mundial, es su destacamento de
vanguardia, y nuestra república es carne de la carne
del proletariado mundial. No cabe duda de que, si no
hubiese tenido el apoyo de la clase obrera de los
países capitalistas, no se habría mantenido en el
Poder, no habría asegurado las condiciones
necesarias para la edificación socialista; por
consiguiente, no habría tenido los éxitos que registra
hoy. Los vínculos internacionales de la clase obrera
de la URSS con los obreros de los países capitalistas,
la unión fraternal de los obreros de la URSS con los
obreros de todos los países, constituyen una de las
piedras angulares de la fuerza y de la potencia de la
República Soviética. Los obreros del Occidente dicen
que la clase obrera de la URSS es la brigada de
choque del proletariado mundial. Eso está muy bien.
Significa que el proletariado mundial está dispuesto a
seguir apoyando a la clase obrera de la URSS en la
medida de sus fuerzas y posibilidades. Peroeso nos
impone serias obligaciones. Eso significa que
tenemos que justificar con nuestro trabajo el honroso
título de brigada de choque de los proletarios de
todos países. Esto nos obliga a trabajar mejor, a
los
luchar mejor por la victoria definitiva del socialismo
en nuestro país, por la victoria del socialismo en
todos los países.
De aquí la tercera conclusión: ser fieles hasta
el
fin a la causa del internacionalismo proletario, a
la
causa de la unión fraternal de los proletarios de
todos los países.
SOBRE LOS DEFECTOS DEL TRABAJO
290
Del 23 de febrero al 5 de marzo de 1937, bajo la dirección de
J. V. Stalin, celebró sus trabajos el Pleno ordinario del CC del
PC(b) de la URSS El Pleno examinó las tareas del Partido en
materia de organización relativas a las elecciones para el Soviet
Supremo de la URSS, que habrían de celebrarse de acuerdo con
la nueva Constitución. Analizó, igualmente, los problemas
concernientes a la construcción económica y al Partido y tomó
una serie de medidas para resolverlos. El Pleno puso también
sobre el tapete la cuestión de la actividad antipartido de Bujarin y
de Rykov y decidió expulsarlos del Partido.
Las victorias logradas por el Partido enfurecían a los enemigos
del pueblo: espías, saboteadores, asesinos trotskista-bujarinistas a
sueldo de los servicios de espionaje extranjeros. Los procesos
revelaron la actividad complotadora de estos elementos contra
Lenin, a quien tenían la intención de detener, contra el Partido y
el Estado soviético desde los primeros días posteriores a la
Revolución de Octubre.
Cumpliendo las tareas, dictadas por sus amos capitalistas, se
proponían destruir el Partido y el Estado Soviético, socavar la
defensa del país, facilitar la intervención extranjera, preparar la
derrota del Ejercito Rojo, desmembrar la Unión Soviética,
convertirla en colonia del imperialismo y restablecer la
esclavitud capitalista en la URSS El Partido y el Poder Soviético
aniquilaron los centros de estos enemigos del pueblo.
En su Informe, J. V. Stalin trazó un claro programa para
fortalecer los órganos del Partido y de los Soviets, para elevar la
vigilancia revolucionaria, y lanzando la consigna: "¡dominemos
el bolchevismo!» pertrechó al partido para la lucha contra los
enemigos del pueblo, enseñándole a quitarles la máscara.
I. Despreocupación política
¿Cómo explicar que nuestros dirigentes, que
tienen una rica experiencia de lucha contra las
corrientes antipartido y antisoviéticas de todo
género, se hayan mostrado en este caso tan ingenuos
y tan ciegos que no hayan sabido discernir la
verdadera catadura de los enemigos del pueblo, no
hayan sabido reconocer a los lobos disfrazados de
corderos, no hayan sabido arrancarles la máscara?
¿Podría afirmarse que la acción de sabotaje, de
espionaje y de diversión de los agentes de los
Estados extranjerosque actúan en el territorio de la
URSS, pudiera ser para nosotros algo inesperado,
algo nunca visto? No, no podríamos decirlo.
Testimonio de ello son los actos de sabotaje
realizados en las diversas ramas de la economía
nacional en el curso de los diez últimos años, desde
la época del proceso de Shajti, los cuales además
están registrados en los documentos oficiales.
¿Podría afirmarse que en estos últimos tiempos no
ha habido ninguna señal que nos pusiera en guardia y
nos advirtiera de la actividad de sabotaje, de
espionaje o de terrorismo de los agentes trotskista-
zinovievistas del fascismo? No, no podríamos
decirlo. Ha habido señales en este sentido y los
bolcheviques no tienen derecho a olvidarlas.
291
El infame asesinato de Kirov fue la primera
291
Kirov S. M. (1886-1934) - destacado dirigente del Partido
Comunista y del Estado Soviético, fiel discípulo y de V. I. Lenin
el más íntimo compañero de lucha de J. V. Stalin, resuelto
combatiente de la causa del comunismo, participante activo en
las tres revoluciones rusas. S. M. Kirov fue implacable con los
enemigos del Partido y del pueblo contra los que luchaba
resueltamente. Es por esa razón por la que los enemigos de clase
le odiaban y por la que el 1 de diciembre de 1934, en el Palacio
Smolni de Leningrado fue asesinado por un renegado trotskista,
248
J. V. Stalin
249
cerco capitalista
II. El
son pues los hechos que han
¿Cuáles olvidado o
que simplemente no han captado nuestros camaradas
del Partido?
Han olvidado que el poder de los Soviets sólo ha
triunfado en una sexta parte del globo y que las cinco
sextas partes restantes, están en posesión de los
Estados capitalistas. Han olvidado que la Unión
Soviética se encuentra dentro del cerco capitalista.
Entre nosotros existe la costumbre de hablar mucho
sobre el cerco pero en lo que se refiere a
capitalista;
reflexionar su significado, esto es algo que no
sobre
suele hacerse. El cerco capitalista no es una frase
hueca, es un fenómeno muy real y muy desagradable.
El cerco capitalista, significa en concreto que existe
un país, la Unión Soviética, el cual ha instaurado el
orden socialista, y que por otra parte, hay, un gran
número de países, países burgueses, que continúan
llevando un género de vida capitalista y están
cercando a la Unión Soviética, aguardando la menor
oportunidad para atacarla, para abatirla o, en todo
caso, para socavar su potencia y debilitarla.
Este hecho esencial, nuestros camaradas lo han
olvidado. Y es precisamente él que determina la base
de las relaciones entre el cerco capitalista y la Unión
Soviética.
Tomemos, por ejemplo, los Estados burgueses.
Gentes ingenuas podrían creer que sólo existen entre
ellos buenas relaciones, como si de Estados de un
solo e idéntico tipo se tratara. Pero, únicamente los
ingenuos pueden pensar así. En realidad, las
relaciones entre estos Estados distan mucho de ser
unas relaciones de buena vecindad. Está
comprobado, dos y dos son cuatro, que los
como
Estados burguesesse envían mutuamente hacia sus
retaguardias espías, saboteadores, agentes de
diversión, y a veces también asesinos, fijándoles la
tarea de introducirse en las empresas e instituciones
de estos Estados, de crear en ellos su propia red y,
«en caso de necesidad», hacer saltar las retaguardias
de estos Estados, para debilitar y socavar su
potencial. Así están hoy las cosas. Y así han estado
también en el pasado. Tomemos, por ejemplo, los
Estados europeos de la época de Napoleón I. Por
entonces, Francia estaba plagada de espías y agentes
de diversión, procedentes del campo de los rusos,
alemanes, austríacos, ingleses. Y a su vez, Inglaterra,
los Estados de Alemania, Austria, Rusia tenían
también en sus retaguardias un número no inferior de
espías y agentes de diversión procedentes del campo
francés. En dos ocasiones los agentes de Inglaterra
atentaron contra la vida de Napoleón y sublevaron
varias veces a los campesinos vandeanos, de Francia,
contra el gobierno de aquél. era el gobierno
Y ¿qué
de Napoleón? Un gobierno que reprimió la
burgués
Revolución Francesa y sólo conservó de ésta los
logros que le eran ventajosos a la gran burguesía. Ni
que decir tiene que el gobierno de Napoleón no sólo
no quedaba a la zaga de sus vecinos, sino que, a su
vez, tomaba medidas de diversión. Así ocurría en
aquel tiempo, hace ya ciento treinta años. Así ocurre
hoy, ciento treinta años después de Napoleón I.
Actualmente Francia e Inglaterra bullen de espías y
agentes de diversión alemanes; e, inversamente,
espías y agentes de diversión anglo-franceses actúan,
también, en Alemania. Los Estados Unidos de
América bullen de espías y agentes de diversión
japoneses, y el Japón de espías y agentes de diversión
norteamericanos.
250
J. V. Stalin
251
294
Se refiere a la labor subversiva de la organización
contrarrevolucionaria de especialistas burgueses que de 1923 a
1928 actuó en Shajti y en otros distritos de la cuenca del Donetz.
295
proceso contra la organización contrarrevolucionaria «el
El
partido industrial», que llevaba a cabo acciones de sabotaje y de
espionaje, tuvo lugar en Moscú del 25 de noviembre al 7 de
diciembre de 1930. Los hechos fueron examinados por una
sección especial del Tribunal Supremo de la URSS. Como se vió
durante el proceso «el partido industrial», que agrupaba a los
elementos contrarrevolucionarios de los altos círculos de la
antigua burguesía técnico-intelectual era un agente del capital
internacional en la URSS. Mantenían lazos con los elementos
blancos que habían huido, con los grandes ex-capitalistas de la
Rusia zarista y actuaban según las directas orientaciones del
Estado Mayor del ejército francés para preparar la intervención
militar de los imperialistas y el derrocamiento del Poder
Soviético por las armas. Los saboteadores recibían de los
imperialistas las directrices y los fondos para desarrollar acciones
de espionaje y de diversión en las diferentes ramas de la
economía nacional de la URSS
252
J. V. Stalin
253
Tales son los resultados que aporta la lucha para
triunfar sobre las dificultades.
Pero tenemos este otro género que
de peligros, los
están ligados a los éxitos, a las realizaciones. Sí, sí,
camaradas, peligros ligados a los éxitos, a las
realizaciones. Estos peligros consisten en que el
ambiente de los éxitos, -un éxito tras otro, una
realización tras otra, una superación tras otra del
plan-, engendra en las personas poco duchas en la
política y sin mucha experiencia tendencias a la
despreocupación y a la autosatisfacción, les crea una
atmósfera de solemnidades, de aparatosidad y de
felicitaciones mutuas que mata el sentido de la
mesura y debilita el olfato político, abate el ímpetu
de las personas y les incita a dormirse en sus laureles.
No es sorprendente que en esta atmósfera
embriagadora de suficiencia y de autosatisfacción, en
esta atmósfera de demostraciones pomposas y de
ruidosas alabanzas recíprocas, haya quienes olviden
algunos hechos esenciales de una importancia
primordial para los destinos de nuestro país; quienes
comiencen a no reparar en cosas desagradables como
el cerco capitalista, las nuevas formas de sabotaje, los
peligros relacionados con nuestros éxitos, etc. ¿Cerco
capitalista? ¡Bah, esto es una bagatela! ¿Qué
importancia puede tener un cerco capitalista, si
cumplimos y sobrepasamos nuestros planes
económicos? ¿Nuevas formas de sabotaje, lucha
contra el trotskismo? ¡Tamañas tonterías! ¿Qué
importancia pueden tener todas estas minucias, si
nosotros cumplimos y sobrepasamos nuestros planes
económicos? ¿Estatutos del Partido, carácter electivo
de los órganos del Partido, deber de los militantes del
Partido de rendir cuentas de su mandato ante la masa
de los militantes del Partido? Pero, ¿hay necesidad de
esto? En general, ¿vale la pena perder el tiempo en
todas estas pequeñeces, cuando nuestra economía
crece y la situación material de los obreros y
campesinos mejora de día en día? ¡Es inútil seguir
con esto! Nosotros rebasamos nuestros planes,
tenemos un Partido que marcha bien; lo mismo
ocurre con el Comité Central. Entonces, ¿qué otra
cosa es necesaria? Qué gente rara es esa de Moscú, la
del Comité Central del Partido: inventan un montón
de problemas, discuten de quién sabe que sabotaje,
no duermen ellos mismos y no dejan dormir a los
demás...
He aquí un ejemplo ilustrativo de la facilidad y de
la «simplicidad» con que algunos de nuestros
camaradas sin experiencia, contraen la ceguera
política como resultado de los éxitos económicos.
Tales son los peligros ligados a los éxitos, a las
realizaciones.
He aquí la causa de que nuestros camaradas del
Partido, dejándose arrastrar por los éxitos
económicos, han olvidado los hechos de orden
internacional e cuya importancia es esencial
interior
para la Unión Soviética, y no han reparado en una
serie de peligros que rodean a nuestro país.
Aquí están las raíces de nuestra despreocupación,
de nuestra amnesia, de nuestra benignidad, de nuestra
ceguera política.
Aquí están las raíces de los defectos de nuestro
trabajo económico y del trabajo del Partido.
V. �uestras tareas
¿Cómo liquidar estos defectos de nuestro trabajo?
¿Qué hay que hacer para eso?
Es necesario realizar las siguientes medidas:
1. Ante todo hace falta orientar la atención de
nuestros camaradas del Partido, que se han atascado
en las «cuestiones corrientes» de tal o cual servicio,
hacia las grandes cuestiones políticas de carácter
internacional e interior.
2. Es preciso elevar el trabajo político de nuestro
Partido al nivel requerido, colocando en primer plano
la instrucción política y el temple bolchevique de los
cuadros del Partido, del Estado y de la economía
nacional.
3. Hay que a nuestros camaradas del
explicar
Partido que los éxitos cuya importancia
económicos,
es indiscutiblemente muy grande, y por los cuales
continuaremos trabajando de día en día, de año en
año, no agotan sin embargo todos los problemas de
nuestra edificación socialista.
Explicar que los lados negativos de los éxitos
económicos, como son la autosatisfacción, la
despreocupación, el embotamiento del olfato
político, no ser liquidados a no ser que a los
pueden
éxitos económicos se unan los éxitos en la
edificación del Partido y de un vasto trabajo político
de nuestro Partido.
Explicar que los mismos éxitos económicos, su
solidez y su duración dependen por entero y sin lugar
a dudas de los éxitos del trabajo de organización y
del trabajo político del Partido; que a falta de estas
condiciones, los éxitos económicos pueden revelarse
como algo constituido en la arena.
4. Hay que recordar y jamás olvidar que el cerco
capitalista es el hecho esencial que determina la
situación internacional de la Unión Soviética.
Hay que recordar y no olvidar jamás que mientras
exista el cerco capitalista, existirán los saboteadores,
los agentes de diversión, los espías, los terroristas
enviados a la retaguardia de la Unión Soviética por
los servicios de espionaje de los Estados extranjeros;
hay que tener esto presente y luchar contra los
camaradas que subestiman la importancia del cerco
capitalista, que subestiman la fuerza y la importancia
del sabotaje.
Explicar a nuestros camaradas del Partido que
ningún tipo de éxitos económicos, por grandes que
sean, puede anular el hecho del cerco capitalista y las
consecuencias que de él se derivan.
Aplicar las medidas necesarias para que nuestros
camaradas, los bolcheviques, miembros y no
254
J. V. Stalin
255
296
Se refiere a la Internacional contrarrevolucionaria fundada por
Trotski después de ser expulsado de la URSS (enero de 1929).
297
El grupo de Suvarin era un grupo oportunista en el seno del
Partido Comunista de Francia, ferviente partidario de Trotski.
Este grupo apoyaba la oposición trotskista en el PC(b) de la
URSS, calumniaba a la Internacional Comunista, etc., violando
brutalmente la disciplina de Partido. Por esta razón Suvarin fue
expulsado del Partido Comunista de Francia, posteriormente el
VII Pleno Ampliado del CEIC, en 1926, lo expulsó de las filas de
la Internacional Comunista a causa de la propaganda
contrarrevolucionaria que él llevaba a cabo.
J. V. Stalin
257
258
Discurso de clausura
Camaradas:
He expuesto en mi informe los principales puntos
del problema que estamos examinando. Los debates
han mostrado que, ahora, la cuestión está
completamente clara, que hemos emprendido
nuestras tareas y estamos dispuestos a liquidar los
defectos de nuestro trabajo. Pero los debates han
mostrado asimismo que hay algunas cuestiones
concretas de nuestro trabajo práctico, político y
organizativo que aún no comprendemos con toda
claridad. He enumerado siete de estas cuestiones.
Permítanme decir algunas palabras acerca de
ellas.
1. Creo que ahora todos han comprendido, tienen
conciencia de que la pasión excesiva por las
campañas económicas y los éxitos económicos,
mientras sean subestimadas y olvidadas las
cuestiones políticas del Partido, conduce a un
callejón sin salida. Así pues, es necesario orientar la
atención de los militantes hacia las cuestiones del
Partido, de modo que los éxitos económicos estén
combinados y marchen a la par con los éxitos del
trabajo político del Partido.
¿Cómo realizar en la práctica, la tarea de reforzar
el trabajo político del Partido, la tarea de liberar a las
organizaciones del Partido de las minucias del
trabajo económico? debates han mostrado que
Los
algunos camaradas son propensos a sacar una
deducción errónea, que consiste en pensar que ahora,
se deberá abandonar por completo el trabajo
económico. Al menos, se han oído algunas voces de
este tipo: al fin, gracias a dios, vamos a
desembarazarnos de los problemas de la economía,
ahora vamos a poder ocuparnos del trabajo político
del Partido. ¿Es justa esta deducción? No, no es justa.
Cuando nuestros camaradas del Partido, llevados por
los éxitos económicos, abandonaban la política, esto
ha sido un exceso que nos ha costado grandes
sacrificios. Si, ahora, algunos camaradas,
preocupados por reforzar el trabajo político del
Partido, piensan abandonar el trabajo económico,
esto será exceso que nos va a costar no menos
otro
sacrificios. No se puede pasar de un extremo a otro.
No se puede separar la política de la economía.
Nosotros no podemos abandonar la economía, del
mismo modo que no podernos abandonar la política.
Por la comodidad en los estudios, la gente separa de
ordinario, desde el punto de vista metodológico, los
J. V. Stalin
259
260
J. V. Stalin
261
298
Véase: el artículo de J. V. Stalin «El vértigo del éxito», en
torno a algunos errores cometidos por algunas organizaciones en
lo referente a la organización de los koljos. Obras, t. 12., ed. en
ruso.
262
J. V. Stalin
presentado por el Comisariato del Pueblo para la
Industria Pesada era a todas luces insuficiente. El
proyecto le fue devuelto por tres veces al
Comisariato del Pueblo para la Industria Pesada. Por
tres veces, recibimos a su vez de aquél proyectos
diferentes. Y sin embargo, ninguno de ellos podía
calificarse de satisfactorio. Finalmente, decidimos
hacer venir del Donbass algunos obreros y algunos
dirigentes subalternos de la industria y de los
sindicatos. Durante tres días hemos conversado con
estos camaradas. Y todos nosotros, miembros del
Comité Central, tuvimos que reconocer que solo
estos militantes corrientes, esta «gente sencilla»,
habían sabido sugerirnos la solución justa. Ustedes
recuerdan, sin duda, la decisión del Comité Central y
del Consejo de los Comisarios del Pueblo sobre las
medidas a tomar para intensificar la extracción de la
hulla en la cuenca del Donbass. Pues bien, esta
decisión del Comité Central y del Consejo de los
Comisarios del Pueblo, que todos nuestros camaradas
reconocieron como una solución justa e incluso
famosa, nos ha sido sugerida por simples hombres de
la base.
Un otro ejemplo. Quiero hablar del caso de la
camarada Nikolaenko. ¿Quién es Nikolaenko?
Nikolaenko es un simple miembro del Partido. Es de
la «gente sencilla», corriente. Durante un año, había
señalado la mala situación de la organización del
Partido en Kiev; había denunciado el espíritu de
familia, la manera estrecha y mezquina de tratar a los
cuadros, la extinción de la autocrítica, la autoridad
que tenían los saboteadores trotskistas. Se intentaba
quitar de en medio a Nikolaenko como si de una
mosca inoportuna se tratase. Por último, para librarse
de ella, se la había excluido del Partido. Ni la
organización de Kíev, ni el Comité Central del PC(b)
Ucraniano la ayudaron a hallar justicia. Sólo la
intervención del Comité Central del Partido permitió
desenredar este lío. ¿Y qué resultó de este asunto?
Resultó que Níkolaenko razón, en tanto que la
tenía
organización de Kiev no Ni más ni menos.
la tenía.
¿Y quién es esta Nikolaenko? Ella no es
evidentemente mi miembro del Comité Central, ni
comisario del pueblo; no es ni secretario de la
organización regional de Kiev, ni tampoco secretario
de una célula cualquiera, no es más que un simple
miembro del Partido.
Como ustedes ven, las gentes sencillas están a
veces mucho más cerca de la verdad que algunas
instituciones superiores.
Se podría citar todavía decenas y centenas de
estos ejemplos.
Así pues, se desprende que para dirigir nuestra
obra, sólo nuestra experiencia, la experiencia de los
dirigentes, está lejos de ser suficiente. Para dirigir de
una manera justa, es necesario completar la
experiencia de los dirigentes con la experiencia de la
masa de los miembros del Partido, con la experiencia
263
299
Desde año 1923 la oposición que al principio estaba
el
encabezada por Trotski, y a partir de 1926 por Trotski y
Zinóviev, se había aprovechado de las dificultades que
encontraba el Partido en la edificación socialista del país, con el
fin de atacar la unidad del Partido y a su dirección, violando
constantemente la disciplina del Partido. En 1926 esta oposición
fue más lejos; creó una organización fraccionalista y se dedicó a
realizar acciones de sabotaje, tratando de imponer al partido una
discusión en torno a problemas ya resueltos en el XIV Congreso
del Partido (diciembre de 1925). A pesar de que la XV
Conferencia del Partido (noviembre de 1926.) y el Pleno del
CEIC (diciembre de 1920), condenaron firmemente la línea de
esta oposicióny a pesar de que la oposición no encontró el
mínimo apoyo en las células del Partido, prosiguió
obstinadamente su actividad fraccionalista y anti-partido,
pisoteando cada vez más la unidad del Partido. En 1927 la
oposición presentó su plataforma anti-leninista llamada «de los
83», la cual exigía al Comité Central una nueva y general
discusión en el Partido. De todas las plataformas de la oposición
esta fue la más falsa e hipócrita. El Comité Central rehusó abrir
inmediatamente la discusión, declarando a los miembros de la
oposición que en base a los Estatutos, sólo podría abrirse la
discusión dos meses antes de que se celebrase el XV Congreso.
Así en octubre de 1927, dos meses antes del Congreso, el Comité
Central planteó la discusión. Las deliberaciones resultaron
completamente contrarias al bloque trotskista-zinovievista, el
cual no obtuvo ni el 1% de los votos. Después de sufrir esta
derrota durante la discusión en el Partido en 1927, el bloque
trotskista-zinovievista pasó a luchar de una forma más virulenta
264
J. V. Stalin
300
J. V. Stalin escribió su obra «Sobre el materialismo dialéctico
y el materialismo histórico» en 1938 como parte del «Breve
curso de la historia del PC(b) de la URSS» En esta obra
encontramos una especificación completa, armónica y
sistemática de los fundamentos de la filosofía marxista.
Considerando al materialismo dialéctico como concepción del
Partido marxista-leninista y como base teórica del Partido
marxista-leninista de nuevo tipo, J. V. Stalin, puso de relieve el
inmenso papel de la filosofía científica en la lucha de la clase
obrera y su Partido para la transformación del mundo. Figuran en
esta obra, de una manera evidente y sencillo, las características
fundamentales del método dialéctico marxista del materialismo
filosófico marxista y del materialismo histórico.
La obra «Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo
histórico» de J. V. Stalin, junto con las demás obras de los
clásicos del marxismo-leninismo, presenta una importancia
particular para un estudio más profundo de la filosofía marxista-
leninista para millones de personas en el mundo.
ideal no es más que lo material transpuesto y
traducido en la cabeza del hombro.» (C. Marx.
Palabras finales a la segunda edición alemana del t. I
del «Capital»).
267
268
J. V. Stalin
y su lado de desarrollo; del criterio de que la lucha
entre estos lados contrapuestos, la lucha entre lo
viejo y lo nuevo, entre lo que agoniza y lo que nace,
entre lo que caduca y lo que se desarrolla, forma el
contenido interno del proceso de desarrollo, el
contenido interno de la transformación de los
cambios cuantitativos en cambios cualitativos.
Por eso, el método dialéctico entiende que el
proceso de desarrollo de lo inferior a lo superior no
discurre a modo de un proceso de desenvolvimiento
armónico de los fenómenos, sino poniendo siempre
de relieve las contradicciones inherentes a los objetos
y a los fenómenos, en un proceso de «lucha» entre
las tendencias contrapuestas que actúan sobre la base
de aquellas contradicciones.
Y más adelante:
269
270
Y más adelante:
J. V. Stalin
Y en otros pasajes:
«Es materia lo que, actuando sobre nuestros
órganos sensoriales, produce las sensaciones; la
materia es la realidad objetiva, que las sensaciones
nos transmiten... La materia, la naturaleza, el ser, lo
físico, es lo primario; el espíritu, la conciencia, las
sensaciones, lo psíquico, lo secundario» (Obra citada,
págs. 119-120).
- «El cuadro del mundo es el cuadro de cómo se
mueve y cómo «piensa la materia» (Obra citada,
pág. 288).
- «El cerebro es el órgano del pensamiento» (Obra
citada, pág. 125).
c) En oposición
al idealismo, que discute la
posibilidad conocer el mundo y las leyes por que
de
se rige, que no cree en la veracidad de nuestros
conocimientos, que no reconoce la verdad objetiva y
entiende que el mundo está lleno de «cosas en sí»,
que jamás podrán, ser conocidas por la ciencia, el
materialismo filosófico marxista parte del principio
de que el mundo y las leyes por que se rige son
perfectamente cognoscibles, de que nuestros
conocimientos acerca de las leyes de la naturaleza,
comprobados por la experiencia, por la práctica, son
conocimientos veraces, que tienen el valor de
verdades objetivas, de que en no hay cosas
el mundo
incognoscibles, aún no conocidas,
sino simplemente
pero que la ciencia y la experiencia se encargarán de
relevar y de dar a conocer.
Criticando la tesis de Kant y de otros idealistas
acerca de la incognoscibilidad del mundo y de las
«cosas en sí» incognoscibles y defendiendo la
consabida tesis del materialismo acerca de la
veracidad de nuestros conocimientos, escribe Engels:
271
301
Mach Ernest (1838-1916) - físico y filósofo idealista
austríaco, Mach consideraba las cosas como «conjuntos
sensitivos», negando la existencia de un mundo externo,
independiente de la conciencia humana. Tergiversaba los últimos
datos de las ciencias naturales para asegurar la victoria del
fideismo sobre el materialismo. En su libro «El materialismo y el
empirtocríticismo» Lenin puso al desnudo la tendencia de clase,
en la que se basaba la filosofía de Mach cuyo objetivo era el
servir a los fideistas en su lucha contra la filosofía del
materialismo en general y contra el materialismo histórico en
particular. Algunos «marxistas» de Europa Occidental como F.
Adler, O. Bauer, y en Rusia una parte de los intelectuales del
Partido que se presentaban como marxistas, pero que nunca
habían adoptado una posición firmemente marxista (Bogdánov,
.
Bazárov, Jushkevich etc.) apoyaron la filosofía de Mach.
272
J. V. Stalin
273
274
radicales.
Asimismo, es indudable que el crecimiento de la
población, la mayor o menor densidad de población
es un factor que forma también parte del concepto de
las «condiciones materiales de vida de la sociedad»,
ya que entre estas condiciones materiales se cuenta
como elemento necesario el hombre, y es imposible
la vida material de la sociedad sin un determinado
mínimo de seres humanos. ¿No será, acaso, el
desarrollo de la población el factor cardinal que
determina el carácter del régimen social en que viven
los hombres?
El materialismo histórico contesta negativamente
también a esta pregunta.
Es indudable que el crecimiento de la población
influye en el desarrollo facilitando o
de la sociedad,
entorpeciendo pero no puede ser el
este desarrollo,
factor cardinal a que obedece, ni su influencia sobre
el desarrollo de la sociedad puede tener un carácter
determinante, ya que el crecimiento de la población
de por sí no nos ofrece la clave para explicar por qué
un régimen social dado es sustituido precisamente
por un determinado régimen nuevo y no por otro, por
qué el régimen del comunismo primitivo fue
sustituido precisamente por el régimen de la
esclavitud, el régimen esclavista por el régimen
feudal y éste por el burgués, y no por otros
cualesquiera.
Si el crecimiento de la población fuese el factor
determinante del desarrollo social, a una mayor
densidad de población tendría que corresponder
forzosamente, en la práctica, un tipo
proporcionalmente más elevado de régimen social.
Pero, en no ocurre así. La densidad de la
realidad,
población de China es cuatro veces mayor que la de
los Estados Unidos, a pesar de lo cual los Estados
Unidos ocupan un lugar más elevado que China en lo
que al desarrollo social se refiere, pues mientras que
en China sigue imperando el régimen semifeudal, los
Estados Unidos hace ya mucho tiempo que han
llegado a la fase culminante del desarrollo del
capitalismo. La densidad de población de Bélgica es
19 veces mayor que la de los Estados Unidos y 26
veces mayor que la de la URSS, y sin embargo,
Norteamérica sobrepasa a Bélgica en lo tocante a su
desarrollo social, y la URSS le lleva de ventaja toda
una época histórica, pues mientras que en Bélgica
impera el régimen capitalista, la URSS ha liquidado
ya el capitalismo e instaurado el régimen socialista.
Deaquí se desprende que el crecimiento de la
población no es ni puede ser el factor cardinal en el
desarrollo de la sociedad, el factor determinante del
carácter del régimen social, de la fisonomía de la
sociedad.
a) ¿Cuál es, pues, dentro del sistema de las
condiciones de vida material de la sociedad, el factor
cardinal que determina la fisonomía de aquélla, el
carácter del régimen social, el paso de la sociedad de
J. V. Stalin
un régimen a otro?
Este factor es, según el materialismo histórico, el
modo de obtención de los medios de vida necesarios
para la existencia del hombre, el modo de producción
de los bienes materiales: del alimento, del vestido,
del calzado, de la vivienda, del combustible, de los
instrumentos de producción, etc., necesarios para que
la sociedad pueda vivir y desarrollarse.
Para vivir, el hombre necesita alimentos, vestido,
calzado, vivienda, combustible, para tener estos
etc.;
bienes materiales, ha de producirlos, y para poder
producirlos necesita disponer de instrumentos de
producción, con ayuda de los cuales se consigue el
alimento, se fabrica el vestido, el calzado, se
construye la vivienda, se obtiene el combustible, etc.;
necesita saber producir estos instrumentos y servirse
de ellos.
Instrumentos de producción con ayuda de los
cuales se producen los bienes materiales, y hombres
que los manejan y efectúan la producción de los
bienes materiales, por tener una cierta experiencia
productiva y hábitos de trabajo: tales son los
elementos que, en conjunto, forman las fuerzas
productivas de la sociedad.
Pero las fuerzas productivas no son más que uno
de los aspectos de la producción, uno de los aspectos
del modo de producción, el aspecto que refleja la
relación entre el hombre y los objetos y fuerzas de la
naturaleza empleados para la producción de los
bienes materiales. El otro aspecto de la producción,
el otro aspecto del modo de producción, lo
constituyen las relaciones de unos hombres con otros
dentro del proceso de la producción, las relaciones
de producción entre los hombres. Los hombres no
luchan con la naturaleza y no la utilizan para la
producción de bienes materiales aisladamente,
desligados unos de otros, sino juntos, en grupos, en
sociedades. Por eso, la producción es siempre y bajo
condiciones cualesquiera una producción social. Al
efectuar la producción de los bienes materiales, los
hombres establecen entre sí, dentro de la producción,
tales o cuales relaciones mutuas, tales o cuales
relaciones de producción. Estas relaciones pueden ser
relaciones de colaboración y ayuda mutua entre
hombres libres de toda explotación, pueden ser
relaciones de dominio y subordinación o pueden ser,
por último, relaciones de transición entre una forma
de relaciones de producción y otra, pero, cualquiera
que sea su carácter, las relaciones de producción
constituyen siempre y en todos los regímenes un
elemento tan necesario de la producción como las
mismas fuerzas productivas de la sociedad.
«En la producción -dice Marx- los hombres no
actúan solamente sobre la naturaleza, sino que actúan
también los unos sobre los otros. No pueden producir
sin asociarse de un cierto modo, para actuar en
común y establecer un intercambio de actividades.
275
276
J. V. Stalin
277
278
J. V. Stalin
302
Eluso y la creación de medios de trabajo -dice
Marx-, aunque en germen son ya inherentes a ciertas
especies animales, caracterizan el proceso de trabajo
específicamente humano, razón por la cual Franklin
define al hombre como un animal que fabrica
instrumentos. Y así como la estructura de los restos
fósiles de huesos tiene una gran importancia para
reconstruir la organización de especies animales
desaparecidas, los vestigios de los antiguos medios
de trabajo nos sirven para apreciar formaciones
económicas de la sociedad ya desaparecidas.Lo que
distingue a las épocas económicas unas de otras no es
lo que se produce, sino cómo se produce… Los
medios de trabajo no son solamente el barómetro del
desarrollo de la fuerza de trabajo del hombre sino
también el exponente de las relaciones sociales en
que se trabaja» (C. Marx, «El Capital», t. I, pág.
189).
Y en otros pasajes:
302
Por «medios de trabajo» entiende Marx, principalmente, los
279
Caracterizando el materialismo histórico, tal como
se formula en el «Manifiesto del Partido Comunista»,
dice Engels:
280
303
independientes de su voluntad, relaciones de
producción que corresponden a una determinada fase
de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales»
(Carlos Marx, Obras escogidas, t. I).
Y en otro lugar:
303
Subrayado por mí. J. St.
J. V. Stalin
histórico
281
304
10 de marzo de 1939
(Extractos)
304
El XVIII Congreso del PC(b) de la URSS se celebró en
Moscú del 10 al 21 de marzo de 1939. En el informe acerca de la
actividad del Comité Central del Partido, J. V. Stalin hizo un
análisis de las etapas del desarrollo del estado socialista y
advirtió la necesidad de fortalecer el Estado socialista soviético.
El cumplimiento de las decisiones del XVIII Congreso del
Partido desempeñó un gran papel en la preparación del país para
la defensa activa, así como para derrotar a la Alemania hitleriana
y el Japón imperialista.
283
284
pretendía que, se suscribió el acuerdo de las
cuando
nueve potencias, no se le había dado lo que le
correspondía, ni se le había permitido, extender su
territorio a expensas de China, mientras que
Inglaterra y Francia poseían inmensas colonias. Italia
se acordó de que había salido perdiendo cuando se
procedió el reparto del botín después de la primera
guerra imperialista,y de que debía buscar una
compensación a expensas de las zonas de influencia
de Inglaterra y Francia. Alemania, gravemente
dañada por la primera guerra imperialista y el tratado
de Versalles, se juntó al Japón e Italia y exigió la
extensión de su territorio en Europa, la restitución de
colonias que le habían quitado los vencedores de la
primera guerra imperialista.
Así se fue formando el bloque de los tres Estados
agresores.
La cuestión de un nuevo reparto del mundo por
medio de la guerra se inscribió en el orden del día.
305
El tratado de las nueve potencias - tratado suscrito el 6 de
febrero de 1922 por los gobiernos de los Estados Unidos, Gran
Bretaña, Francia, el Japón, Italia, Bélgica, Holanda, Portugal y
China en la Conferencia de Washington de 1921-1922. Este fue
J. V. Stalin
306
Versalles y toda otra serie de tratados. La Sociedad
de las Naciones estaba llamada a arreglar las
relaciones entre los países en el marco de este
régimen, sobre la base de un frente único de Estados,
sobre la base de la defensa colectiva de la seguridad
de los Estados. Sin embargo, los tres Estados
agresores y la nueva guerra imperialista
desencadenada por ellos transtocaron de abajo arriba
todo este sistema del régimen de paz de la post-
guerra. El Japón hizo pedazos el acuerdo de las
nueve potencias; Alemania e Italia, el tratado de
Versalles. A fin de desatarse las manos, estos tres
Estados se retiraron de la Sociedad de las Naciones.
La nueva guerra imperialista se convirtió en un
hecho.
Pero no es tan fácil, en nuestra época, romper de
un solo golpe los grillos y lanzarse directamente a la
guerra, sin tener en cuenta toda suerte de tratados, sin
contar con la opinión pública. Los hombres políticos
burgueses lo saben bien. Los cabecillas fascistas
también lo saben. Por eso, antes de lanzarse a la
guerra, decidieron trabajar de un cierto modo a la
opinión pública, es decir, inducirla al error,
engañarla.
¿Un bloque militar de Alemania e Italia contra los
intereses de Inglaterray Francia en Europa? ¡Pero
caramba, esto no es un bloque! «Nosotros» no
tenemos ningún bloque militar. «Nosotros» no
tenemos más que un inocente «eje Berlín-Roma», es
decir una cierta fórmula geométrica del eje.
¿Un bloque militar de Alemania, Italia y el Japón
contra los intereses de los Estados Unidos, Inglaterra
y Francia en el Extremo Oriente? ¡Jamás en la vida!
«Nosotros» no tenemos ningún bloque militar.
285
307
«El Pacto anti-komintern» - Pacto concluido el 25 de
noviembre de 1936 en Berlín entre Alemania y el Japón. Con
este Pacto tomó cuerpo el bloque de estos estados fascistas, que
luchaban por establecer su hegemonía en el mundo, contra la
libertad e independencia de los pueblos, contra las fuerzas
progresistas y la democracia. El 6 de noviembre de 1937 Italia se
unió al "Pacto anti-komintern»: así fue concluida la alianza
política y militar entre Alemania, Italia y el Japón. Este bloque
compuesto por los tres estados imperialistas agresivos de aquel
tiempo, fue fundado con el apoyo activo y la ayuda directa de los
círculos dominantes de Inglaterra, Francia y de los Estados
Unidos que mantenían una política de incitación a la agresión
contra la URSS
La victoria lograda por los pueblos amantes de la paz, sobre la
Alemania fascista y el Japón imperialista, destruyó los planes de
los saqueadores, de los instigadores imperialistas del «Pacto anti-
komintern», de los inspiradores y los que les apoyaban de los
círculos dominantes de las potencias occidentales.
286
J. V. Stalin
308
El Tratado de Munich - Tratado firmado en septiembre de
1938 por el primer ministro de Inglaterra N. Chamberlain, el
Primer ministro de Francia, E. Daladie, el dictador fascista de
Alemania, A. Hitler y por el dictador fascista de Italia B.
287
«apaciguamiento». Ni siquiera los participantes en el
acuerdo de Munich, Inglaterra y Francia, les creen; y
estos al igual que los demás están reforzando sus
armamentos.
Se comprende que la URSS no podría cruzarse de
brazos frente a estos acontecimientos preñados de
amenazas. Es que una guerra, incluso poco
cierto
extendida, por los agresores en cualquier
comenzada
punto perdido del globo, representa un peligro para
los países amantes de la paz. Tanto más serio es el
peligro que representa la nueva guerra imperialista,
que ya ha arrastrado a su órbita a más de quinientos
millones de hombres de Asia, África y Europa. Por
eso, nuestro país, practicando con perseverancia la
política de mantener la paz, ha desarrollado una
intensa actividad a fin de acrecentar la capacidad
combativa de nuestro Ejército Rojo y de nuestra
Marina Roja.
Al mismo tiempo, la Unión Soviética ha tomado
algunas medidas para consolidar sus posiciones
internacionales. Hacia finales de 1934, nuestro país
ha entrado en la Sociedad de las Naciones, estimando
que ella podría servir también, no obstante su
debilidad, de tribuna para desenmascarar a los
agresores; que ella podría servir, asimismo aunque
débilmente, de instrumento de paz y para frenar el
estallido de la guerra.
La Unión Soviética estima que en un tiempo tan
agitado, incluso una organización internacional tan
débil como la Sociedad de las Naciones no es de
desdeñar. En mayo de 1935, entre Francia y la Unión
Soviética se firmó un pacto de asistencia mutua
contra una eventual agresión. Al mismo tiempo un
pacto análogo fue concluido con Checoslovaquia. En
marzo de 1936, la Unión Soviética firmó un pacto de
asistencia mutua con la República Popular de
Mongolia. En agosto de 1937, fue subscrito un pacto
de no agresión entre la Unión Soviética y la
República de China.
En estas difíciles condiciones internacionales la
Unión Soviética ha practicado su política exterior, en
defensa de la causa de la paz.
La política exterior de la Unión Soviética es clara,
comprensible:
1. Estamos por la paz y la consolidación de
nuestras relaciones comerciales con todos los países;
nos atenemos y seguiremos ateniéndonos a esta
posición durante todo el tiempo que esos países
observen la misma actitud hacia la Unión Soviética,
durante todo el tiempo que no busquen atentar contra
los intereses de nuestro país.
2. Estamos por estrechas y
las relaciones pacíficas
de buena vecindad con
países vecinos, que
todos los
tienen una frontera común con la URSS; nos
atenemos y seguiremos ateniéndonos a esta posición
durante todo el tiempo que esos países observen la
misma actitud hacia la Unión Soviética, durante todo
el tiempo que no busquen atentar, directa o
indirectamente, contra la integridad y la
inviolabilidad de las fronteras del Estado Soviético.
3. Estamos por el sostén de los pueblos víctimas
de una agresión y que luchan por la independencia de
su patria.
4. No tememos lasamenazas de los agresores y
estamos dispuestos a con un doble golpe al
responder
golpe de los desencadenadores de la guerra que
intentan violar las fronteras soviéticas.
Tal es la política exterior de la Unión Soviética.
En su política exterior, la Unión Soviética se
apoya:
1. En su creciente potencial económico, político y
cultural;
2. en la unidad política y moral de nuestra
sociedad soviética;
3. en la amistad que une a los pueblos de nuestro
país;
4.en su Ejército Rojo y su Marina Roja;
5.en su política de paz;
6. en el apoyo moral de los trabajadores del
mundo entero, que tienen un interés vital en el
mantenimiento de la paz;
7. en la cordura de los países que no están
interesados, por una u otra razón, en que se viole la
paz.
* * *
Las tareas del Partido en materia de política
exterior son:
1. Continuar siempre la política de paz y de
consolidación de las relaciones comerciales con
todos los países;
2. mostrarse prudente y no permitir a los
provocadores de la guerra, acostumbrados a sacar las
castañas del fuego con las manos de otros, arrastrar a
nuestro país a este conflicto;
3. aumentar por todos los medios la potencia
combativa de nuestro Ejército Rojo y de nuestra
Marina Roja;
4. estrechar los lazos internacionales de amistad
con los trabajadores de todos los países, interesados
en la salvaguardia de la paz y de la amistad entre los
pueblos.
288
J. V. Stalin
en la lingüística
Acerca del marxismo
grupo de camaradas jóvenes me ha pedido que
Un
exponga en la prensa mi opinión sobre los problemas
de la lingüística, en lo que concierne
especialmente
al marxismo en no soy un lingüista
la lingüística. Yo
y, por supuesto, no puedo dar plena satisfacción a los
camaradas. En cuanto al marxismo en la lingüística,
lo mismo que de las demás ciencias sociales, con eso
tengo relación directa. Por ello he accedido a dar
respuesta a algunas preguntas hechas por los
camaradas.
PREGUNTA. ¿Es cierto que la lengua es una
superestructura de la base?
RESPUESTA. No, no es cierto.
La base es el sistema económico de la sociedad en
una etapa dada de su desarrollo. La superestructura la
constituyen las concepciones políticas, jurídicas,
religiosas, artísticas y filosóficas de la sociedad y las
instituciones políticas, jurídicas, etc., etc., que les
corresponden.
Toda base tiene la superestructura
correspondiente. La base del régimen feudal tiene su
superestructura, sus concepciones políticas, jurídicas,
etc., etc., y las instituciones que les corresponden; la
base capitalista tiene su superestructura, y la
socialista, la suya.
se modifica o se destruye la
Si
base, se modifica o se destruye a continuación su
superestructura; si nace una nueva base, nace a
continuación la superestructura correspondiente.
En este sentido, la lengua se diferencia
esencialmente de la superestructura. Tomemos, por
ejemplo, la sociedad rusa y la lengua rusa. En el
curso de los 30 años últimos, en Rusia ha sido
destruida la vieja base, la base capitalista, y
construida una base nueva, una base socialista. En
consonancia, ha sido destruida la superestructura de
la base capitalista y creada una nueva
superestructura, que corresponde a la base socialista.
Por consiguiente, las viejas instituciones políticas,
jurídicas y otras han sido reemplazadas por
instituciones nuevas, socialistas. Sin embargo, la
lengua rusa ha continuado siendo, por su esencia, la
misma que era antes de la Revolución de Octubre.
¿Qué ha cambiado desde entonces en la lengua
rusa? Ha cambiado en cierta medida el vocabulario
de la lengua rusa, ha cambiado en el sentido de que
se ha visto enriquecido con un considerable número
de nuevas palabras y expresiones, nacidas con la
nueva producción socialista, con el nuevo Estado,
con la nueva cultura socialista, con las nuevas
relaciones sociales, con la nueva moral y, finalmente,
con el desarrollo de la técnica y de la ciencia; muchas
palabras y expresiones han cambiado de sentido y
adquirido una significación nueva; cierto número de
palabras ha caído en desuso, ha desaparecido del
vocabulario. En lo que respecta al caudal de voces
básico y a la estructura gramatical de la lengua rusa,
que constituyen su fundamento, lejos de haber sido
liquidados y sustituidos por un nuevo caudal básico y
por una nueva estructura gramatical después de la
destrucción de la base capitalista, se han conservado
intactos y perviven sin ninguna modificación seria;
se han conservado precisamente como fundamento
de la lengua rusa contemporánea.
Prosigamos. La superestructura es engendrada por
la base; pero eso no significa, en modo alguno, que la
superestructura se circunscriba a reflejar la base, que
sea pasiva, neutral, que se muestre indiferente a la
suerte de su base, a la suerte de las clases, al carácter
del régimen. Por el contrario, al nacer, la
superestructura se convierte en una fuerza activa
inmensa, coadyuva activamente a que su base tome
cuerpo y se afiance y adopta todas las medidas para
ayudar al nuevo régimen a rematar y destruir la vieja
base y las viejas clases.
Y no puede ser de otra manera. La superestructura
es creada por la base precisamente para que la sirva,
para que la ayude activamente a tomar cuerpo y a
afianzarse, para que luche activamente por la
destrucción de la base vieja, caduca, y de su antigua
superestructura. Basta que la superestructura
renuncie a este su papel auxiliar, basta que pase de la
posición de defensa activa de su base a la posición de
indiferencia hacia ella, a una posición idéntica ante
las distintas clases, para que pierda su calidad y deje
de ser superestructura.
En este sentido, la lengua se diferencia
esencialmente de la superestructura. no es La lengua
engendrada por una u otra base, por la vieja o por la
nueva base, en el seno de una sociedad dada, sino por
todo el curso de la historia de la sociedad y de la
historia de las bases a través de los siglos. La lengua
no es obra de una clase cualquiera, sino de toda la
sociedad, de todas las clases sociales, del esfuerzo de
J. V. Stalin
295
En ese caso, ¿qué puede ser la lengua del burgués,
según Marx «producto de la burguesía»? ¿La
consideraba Marx una lengua como la nacional, con
su estructura lingüística particular? ¿Podía
considerarla como tal lengua? ¡Desde luego que no!
Marx quería simplemente decir que los burgueses
habían ensuciado la lengua nacional única con su
léxico de mercaderes y que, por tanto, los burgueses
tenían su propia jerga de mercaderes.
Resulta que estos camaradas han deformado la
posición de Marx. Y la han deformado porque no han
citado a Marx como marxistas, sino como
dogmáticos, sin calar en la esencia de las cosas.
Se remiten a Engels, citan de su folleto La
situación de la clase obrera en Inglaterra los pasajes
donde dice que «…la clase obrera inglesa, en el
transcurso del tiempo, ha llegado a ser un pueblo
completamente distinto de la burguesía inglesa»; que
«los obreros hablan otro dialecto, tienen otras ideas y
concepciones, otras costumbres y otros principios
morales, otra religión y otra política que la
burguesía». Partiendo de esta cita, algunos camaradas
sacan la conclusión de que Engels negaba la
necesidad una lengua
de nacional, común a todo el
pueblo, y que, por tanto, sustentaba el punto de vista
de que la lengua tenía «carácter de clase». La verdad
es que Engels no habla aquí de una lengua sino de un
dialecto, comprendiendo perfectamente que el
dialecto, como ramificación de la lengua nacional, no
puede sustituir a ésta. Mas, a esos camaradas no les
agrada por lo visto, la diferencia existente
mucho,
entre una y un dialecto...
lengua
Es evidente que la cita aducida está fuera de lugar,
pues Engels no habla en esos pasajes de «lenguas de
clase», sino, principalmente, de las ideas, de las
concepciones, de las costumbres, de los principios
morales, de la religión y de la política de clase. Es
absolutamente cierto que las ideas, las concepciones,
las costumbres, los principios morales, la religión y
la política de los burgueses y de los proletarios son
diametralmente opuestos. Pero ¿qué tiene que ver
esto con la lengua nacional, o con el «carácter de
clase» de la lengua? ¿Acaso la existencia de
contradicciones de clase en la sociedad puede servir
de argumento en favor del «carácter de clase» de la
lengua, o en contra de la necesidad de una lengua
nacional única? El marxismo dice que la comunidad
de lengua es uno de los rasgos más importantes de la
nación, sabiendo perfectamente, al afirmar eso, que
dentro de la nación hay contradicciones de clase.
¿Reconocen los mencionados camaradas esta tesis
marxista?
Se remiten a Lafargue, que, en su señalando
folleto La lengua y reconoce el
la revolución,
«carácter de clase» de la lengua y niega, al parecer, la
necesidad de una lengua nacional, común a todo el
pueblo. Eso es falso. Lafargue habla, efectivamente,
de la «lengua de la nobleza» o «de la aristocracia» y
296
de las «jergas» de las distintas capas de la sociedad.
Pero esos camaradas olvidan que Lafargue, sin
interesarse por la diferencia entre lengua y jerga y
llamando a los dialectos unas veces «lenguaje
artificial» y otras «jerga», declara explícitamente en
su folleto que «el lenguaje artificial que distingue a la
aristocracia... salió de la lengua común a todo el
pueblo que hablaban los burgueses y los artesanos, la
ciudad y el campo».
Por consiguiente, Lafargue reconoce la existencia
y la necesidad de una lengua común a todo el pueblo,
comprendiendo perfectamente el carácter
subordinado y la dependencia de la «lengua de la
aristocracia» y los demás dialectos y jergas respecto
de la lengua común a todo el pueblo.
Resulta que la referencia a Lafargue no da en el
blanco.
Se remiten a que, en cierta época, los señores
feudales de Inglaterra hablaron «durante siglos» en
francés, mientras que el pueblo inglés hablaba la
lengua inglesa, y aducen esta circunstancia como un
argumento a favor del «carácter de clase» de la
lengua y una lengua común a
contra la necesidad de
todo el pueblo. Pero eso no es un argumento, sino
una anécdota. En primer lugar, a la sazón no
hablaban en francés todos los feudales, sino un
número insignificante de grandes feudales ingleses
en la corte del rey y en los condados. En segundo
lugar, no hablaban en una «lengua de clase», sino en
la lengua francesa corriente, común a todo el pueblo
francés. En tercer lugar, como se sabe, ese antojo de
hablar en francés desapareció después sin dejar
rastro, cediendo el puesto a la lengua inglesa común
a todo el pueblo. ¿Creen esos camaradas que los
feudales y el pueblo inglés se entendieron
ingleses
«durante por mediación de intérpretes, que
siglos»
los feudales ingleses no hacían uso de la lengua
inglesa, que no existía por aquel entonces una lengua
inglesa común a todo pueblo, que el francés era
entonces en Inglaterra algo más que una lengua de
salón, empleada únicamente en el estrecho círculo de
la alta aristocracia inglesa? ¿Cómo se puede negar
con tan anecdóticos «argumentos» la existencia y la
necesidad de una lengua común a todo el pueblo?
En un tiempo, también a los aristócratas rusos les
dio por hablar el francés en la corte del zar y en los
salones. Se jactaban de que, al hablar en ruso,
tartamudeaban en francés y que sólo sabían hablar el
ruso con acento francés. ¿Quiere eso decir que no
existía entonces en Rusia la lengua rusa, común a
todo el pueblo, que la lengua común a todo el pueblo
era entonces una ficción, y las «lenguas de clase» una
realidad?
Nuestros camaradas incurren aquí, cuando menos,
en dos errores.
El primer error consiste en que confunden la
lengua con la superestructura. Creen que si la
superestructura tiene un carácter de clase, la lengua
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«Proletkulti» - organización de la Cultura Proletaria. Desde el
punto de vista organizativo se fundó en la primera conferencia
del Proletkult que tuvo lugar en septiembre de 1918. Los teóricos
de esta organización mantenían ideas ajenas al marxismo. Bajo la
máscara de «la cultura proletaria» los partidarios de Bogdánov
propugnaban ideas filosóficas reaccionarias (Machismo),
negaban el papel dirigente del Partido y el Estado soviético en la
edificación cultural, separaban el desarrollo de la cultura
soviética de las tareas generales de la edificación socialista,
negaban la necesidad de la explotación de las precedentes
realizaciones culturales. Trataban que las organizaciones del
Proletkult fueran independientes del Poder soviético y del
Partido. Lenin intervino firmemente contra los intentos de
introducir estas teorías anti-marxistas y burguesas en el
Proletkult. A partir de 1922 las organizaciones de Proletkult
comenzaron a dispersarse.
310
RAPP - organización política literaria que existió desde 1925
hasta 1932. La RAPP tenía sus secciones y revistas en las
grandes ciudades de RSFSR.
Al principio la RAPP desempeñó un positivo papel y agrupaba a
la mayoría de los escritores proletarios, que por aquel entonces
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Al camarada Sanzhéev
Estimado camarada Sanzhéev:
Respondo a su carta con gran retraso, ya que sólo
ayer me fue transmitida por el aparato del Comité
Central.
Usted interpreta mi posición en el problema de los
dialectos con absoluta justeza.
Los dialectos «de clase», a los que sería más
exacto llamar jergas, no sirven a las masas populares,
sino a una reducida capa de las altas esferas sociales.
Por lo demás, no tienen ni estructura gramatical ni
léxico básico propios. A eso sedebe que no puedan,
de ninguna manera, convertirse en lenguas
independientes.
Los dialectos locales («territoriales») sirven, por
el contrario, a lasmasas populares y tienen su propia
estructura gramatical y su propio caudal de voces
básico. A ello se debe que algunos dialectos locales,
en el proceso de formación de las naciones, puedan
servir de base a las lenguas nacionales y desarrollarse
hasta llegar a ser lenguas nacionales independientes.
Ese fue el caso, por ejemplo, del dialecto de Kursk-
Orel (el «habla» de Kursk-Orel) de la lengua rusa,
que constituyó la base de la lengua nacional rusa. Lo
mismo cabe decir del dialecto de Poltava-Kíev de la
lengua ucraniana, que fue la base de la lengua
nacional ucraniana. En cuanto a los demás dialectos
de esas lenguas, pierden su originalidad, se funden
con esas lenguas y se
en ellas.
diluyen
Suele darse también el proceso inverso, cuando la
lengua única de un pueblo que no se ha convertido
aún en nación por no existir las condiciones
económicas necesarias para su desarrollo, se hunde a
causa de la disgregación estatal de este pueblo, y los
dialectos locales que aún no han tenido tiempo de
fundirse en una lengua única, reviven y dan
comienzo a la formación de distintas lenguas
independientes. Es posible que ése fuera el caso por
ejemplo, de la lengua mongola única.
11 de julio de 1950.
material idiomático.
En vez de aceptar o de rechazar esta tesis, ustedes
presentan a personas anormales, sin habla, a
sordomudos, cuyos pensamientos, naturalmente, no
pueden surgir sobre la base del material idiomático.
Como ven, éste es otro tema totalmente distinto, al
que no me he referido ni podía referirme, pues la
lingüística se ocupa de personas normales, con el don
de la palabra, y no de personas anormales, de
sordomudos, que no hablan.
Ustedes han suplantado el tema discutido por otro
que no ha sido puesto a discusión.
2. De la carta del camarada Belkin se desprende
que coloca en un mismo plano la «lengua de
palabras» (lengua hablada) con la «lengua mímica»
(según N. Y. Marr, lengua «de las manos»). Por lo
visto, cree que la lengua mímica y la lengua de
palabras son equivalentes, que en un tiempo la
sociedad humana no tenía lengua de palabras, que la
lengua «de las manos» suplía entonces a la lengua de
palabras, que apareció después.
Pero si el camarada Belkin piensa efectivamente
así, incurre en un grave error. La lengua hablada o la
lengua de palabras fue siempre el único lenguaje de
la sociedad humana capaz de servir como eficiente
medio de relación entre los hombres. La historia no
conoce ninguna sociedad humana, por más atrasada
que sea, sin su lengua hablada. La etnografía no
conoce ningún pequeño pueblo atrasado, aunque sea
tan primitivo o más aún que, pongamos por caso, los
australianos o los habitantes de la Tierra del Fuego
en el siglo pasado, que no tenga su lengua hablada.
La lengua hablada es en la historia de la humanidad
una de las fuerzas que han ayudado a los hombres a
diferenciarse del resto de los animales, unirse en
sociedades, desarrollar su pensamiento, organizar la
producción social, luchar con éxito contra las fuerzas
de la naturaleza y llegar al progreso que observamos
en la actualidad.
En este sentido, el papel de la llamada lengua
mímica es insignificante, debido a su extrema
pobreza y limitación. Propiamente dicho, no es una
lengua y ni siquiera un sucedáneo de lengua capaz de
reemplazar de una u otra manera a la lengua hablada,
sino un medio auxiliar, con recursos extremadamente
limitados, que a veces utiliza el hombre para
subrayar uno u otro pasaje en su discurso. La lengua
mímica y la lengua hablada son tan incomparables
como la primitiva azada de madera y el moderno
tractor-oruga, con su arado de cinco rejas, o la
sembradora a tractor.
3. A lo que se ve, ustedes se interesan sobre todo
por los sordomudos, y sólo después por los
problemas de la lingüística. Al parecer, es
precisamente esta circunstancia la que les ha
inducido a hacerme varias preguntas. Bien, ya que
ustedes insisten, procuraré satisfacer su ruego. Así,
pues, ¿qué puede decirse de los sordomudos?
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profundizando en ellos el fenómeno de las empresas
que no trabajan a pleno rendimiento. En esto,
justamente, consiste la profundización de la crisis
general del sistema capitalista mundial,
profundización relacionada con la disgregación del
mercado mundial.
Eso lo perciben los propios capitalistas, pues es
difícil no sentir la pérdida de mercados como la
URSS y China. Los capitalistas tratan de resarcirse
de esas dificultades con el «plan Marshall», con la
guerra en Corea, con la carrera armamentista y con la
militarización de la industria. Pero lo que hace esa
gente se parece mucho a lo de agarrarse a un clavo
ardiendo.
Esa situación plantea ante los economistas dos
problemas:
a) ¿Se puede afirmar que sigue todavía en pie la
conocida tesis de Stalin respecto a la estabilidad
relativa de los mercados en el período de la crisis
general del capitalismo, tesis formulada antes de la
segunda guerra mundial?
b) ¿Se puede afirmar que
en pie lasigue todavía
conocida tesis formulada por
en la primavera Lenin
de 1916 de que, a pesar de hallarse en proceso de
descomposición, «el capitalismo se desarrolla en su
conjunto con una rapidez inconmensurablemente
mayor que antes»?
Pienso que eso no se puede afirmar. Debido a las
nuevas condiciones, surgidas en relación con la
segunda guerra mundial, hay que considerar que
ambas tesis han envejecido.
acontecimientos.
En apariencia, todo marcha «felizmente»: los
Estados Unidos tienen a a
ración la Europa
Occidental, al Japón y a otros países capitalistas;
Alemania (la del Oeste), Inglaterra, Francia, Italia y
el Japón, que han caído en las garras de Estados
Unidos, cumplen, sumisos, las órdenes de ese país.
Pero sería un error suponer que ese «bienestar»
puede subsistir «por los siglos de los siglos», que
esos países soportarán siempre el dominio y el yugo
de Estados Unidos y que no intentarán arrancarse de
la esclavitud a que los tienen sometidos los
norteamericanos y emprender un camino de
desarrollo independiente.
Tomemos, ante todo, a Inglaterra y a Francia. Es
indudable que son países imperialistas. Es indudable
que las materias primas baratas y los mercados de
venta asegurados para ellos una importancia
tienen
de primer orden. ¿Se puede suponer que esos países
soportarán eternamente la situación actual, en la que
los norteamericanos, al socaire de la «ayuda» según
el «plan Marshall», penetran profundamente en la
economía de Inglaterra y de Francia, con el afán de
convertirla en un apéndice de la economía de los
Estados Unidos? ¿Soportarán eternamente esos
países que el capital norteamericano eche la zarpa a
las materias primas y a los mercados de venta en las
colonias anglo-francesas y prepare de este modo una
catástrofe para los elevados beneficios de los
capitalistas anglo-franceses? ¿No será más acertado
decir que la Inglaterra capitalista y, tras ella, la
Francia se verán,
capitalista en fin de cuentas,
obligadas a arrancarse del abrazo de los Estados
Unidos y a tener un conflicto con ellos para
asegurarse una situación independiente y, claro está,
elevados beneficios?
Pasemos a los principales países vencidos, a
Alemania (la del Oeste) y al Japón. Estos países
arrastran hoy una existencia miserable bajo la bota
del imperialismo norteamericano. Su industria y su
agricultura, su comercio y su política exterior e
interior, toda su vida se ve encadenada por el
«régimen» norteamericano de ocupación. Y esos
países todavía ayer eran grandes potencias
imperialistas, que sacudieron los fundamentos del
dominio de Inglaterra, los Estados Unidosy Francia
en Europa y en Asia. Suponer que esos países no
tratarán de ponerse en pie otra vez, de dar al traste
con el «régimen» de los Estados Unidos y de abrirse
paso hacia un camino de desarrollo independiente,
significa creer en milagros.
Se dice que las contradicciones entre el
capitalismo y el socialismo son más fuertes que las
contradicciones entre los países capitalistas.
Teóricamente, eso es acertado, claro está. Y no sólo
lo es ahora, hoy día, sino que lo era también antes de
la segunda guerra mundial. Y, más o menos, eso lo
comprendían los dirigentes de los países capitalistas.
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8. Otras cuestiones
1) La coacción no económica bajo el feudalismo.
Naturalmente, la coacción no económica desempeñó
cierto papel en el fortalecimiento del poder
económico de los terratenientes feudales; sin
embargo, la base del feudalismo no fue esa coacción,
sino la propiedad feudal sobre la tierra.
2) La propiedad personal del hogar koljosiano.
No sería justo decir en el proyecto de libro de
texto que «cada posee en usufructo
hogar koljosiano
personal una vaca, menor y aves de corral».
ganado
Como es sabido, la vaca, el ganado menor, las aves,
etc., no se poseen en realidad, en usufructo personal
sino que son propiedad personal del hogar
koljosiano. La expresión «en usufructo personal» ha
sido tomada, por lo visto, del Estatuto Modelo del
artel agrícola. Pero en el Estatuto Modelo del artel
agrícola se incurrió en un error. La Constitución de la
URSS, que fue elaborada con más minuciosidad, dice
otra cosa, a saber:
«Cada hogar koljosiano... posee en propiedad
personal una economía auxiliar, casa-vivienda,
ganado productivo, aves de corral y aperos de
labranza menudos».
Esto, naturalmente, es acertado.
Debería además decirse, y con que cada
detalle,
koljosiano posee en propiedad una a
personal de
tantas vacas, según las regiones; tantas y tantas
ovejas, tantas y tantas cabras, tantos y tantos cerdos
(indicando las cifras mínimas y máximas, según las
regiones) y un número ilimitado de aves de corral
(patos, gansos, gallinas, pavos).
Estos detalles tienen gran importancia para
nuestros camaradas de otros países que quieren saber
con exactitud qué le ha quedado concretamente al
hogar koljosiano en propiedad personal, después de
haber sido colectivizada en nuestro país la
agricultura.
3) El valor del arriendo pagado por los
campesinos a los terratenientes y el valor de los
gastos de compra de la tierra.
En el proyecto de manual se dice que, como
resultado de la nacionalización de la tierra, «los
campesinos se vieron eximidos pago de
del arriendos
a los terratenientes por una suma total de unos
500.000.000 de rublos anuales» (es necesario indicar
«rublos oro»). Haría falta precisar esta cifra, pues,
según me parece, no comprende la suma total de
arrendamiento en toda Rusia, sino solamente en la
mayor parte de sus provincias. A la vez, hay que
tener en cuenta que en algunas regiones periféricas
de Rusia el pago del arriendo se hacía en especie,
cosa que, según parece, no ha sido tomada en
consideración por los autores del proyecto de
manual. Además, es necesario no olvidar que los
campesinos no sólo se vieron eximidos del pago del
arriendo, sino también de los gastos anuales de
J. V. Stalin
9. Importanciainternacional de un manual
marxista economía política
de
Pienso que los camaradas no tienen en cuenta toda
la importancia de un manual marxista de Economía
Política. Ese manual no sólo es necesario para
nuestra juventud soviética. Es especialmente
necesario para los comunistas de todos los países y
para las personas que simpatizan con los comunistas.
Nuestros camaradas de otros países desean saber
cómo nos hemos librado de la esclavitud capitalista;
cómo hemos transformado economía del país
la
siguiendo los principios cómo hemos
del socialismo;
logrado forjar la amistad con los campesinos; cómo
hemos conseguido que nuestro país, hace aún poco
débil y mísero, se haya convertido en un país rico, en
un país poderoso; desean saber qué son los koljoses,
por qué nosotros, aunque hemos socializado los
medios de producción, no liquidamos la producción
mercantil, el dinero, el comercio, etc. Desean saber
todo eso y muchas otras cosas no por simple
curiosidad, sino para aprender de nosotros y
aprovechar nuestra experiencia en su propio país. Por
eso, la aparición de un buen manual marxista de
Economía Política no sólo tiene una gran importancia
política interior, sino también una gran importancia
internacional.
Necesitamos, por un manual que sea
consiguiente,
un para la juventud revolucionaria
libro de cabecera
no sólo en nuestro país, sino también en el
extranjero. No debe ser excesivamente voluminoso,
ya que un manual excesivamente voluminoso no
puede ser un libro de cabecera y, además, resulta
difícil de asimilar, de digerir. No obstante, debe
contener todo lo fundamental, tanto de la economía
de nuestro país como de la economía del capitalismo
y del sistema colonial.
Algunos camaradas han propuesto durante la
discusión incluir en el manual varios capítulos
nuevos: los historiadores, sobre historia; los políticos,
sobre política; los filósofos, sobre filosofía, y los
economistas, sobre economía. Pero eso hincharía el
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324
J. STALIN
1de febrero de 1952.
Primer punto
En las «Observaciones» figura la conocida tesis
de que la sociedad no es impotente frente a las leyes
de la ciencia y que el hombre, una vez ha llegado a
conocer las leyes económicas, puede utilizarlas en
interés de la sociedad. Ud. afirma que esta tesis no
puede hacerse extensiva a otras formaciones sociales,
que sólo puede regir en el socialismo y en el
comunismo, y que el carácter espontáneo de los
procesos económicos bajo el capitalismo, por
ejemplo, no permite a la sociedad utilizar las leyes
económicas en interés de la sociedad.
no es cierto. En la época de
Eso la revolución
burguesa, en Francia, por ejemplo, la burguesía
empleó contra el feudalismo la conocida ley de la
armonía obligatoria de las relaciones de producción
con el carácter de las fuerzas productivas, dió al
traste con las relaciones de producción feudales y
creó unas relaciones de producción nuevas, las
relaciones de producción burguesas, poniendo esas
relaciones de producción en correspondencia con el
carácter de las fuerzas productivas, que se habían
desarrollado en las entrañas del régimen feudal. La
burguesía no hizo eso porque tuviera dotes
especiales, sino porque estaba vitalmente interesada
en ello. Los feudales ofrecieron resistencia no porque
fueran torpes, sino porque estaban vitalmente
interesados en impedir la realización de esa ley.
Lo mismo debe decirse de la revolución socialista
en nuestro país. La clase obrera utilizó la ley de la
armonía obligatoria entre las relaciones de
producción y el carácter de las fuerzas productivas,
derrocó las relaciones de producción burguesas, creó
unas relaciones de producción nuevas, las relaciones
de producción socialista, y las puso en
correspondencia con el carácter de las fuerzas
productivas. La clase obrera pudo hacer eso no
porque tuviese dotes especiales, sino porque estaba
vitalmente interesada en ello. que
La burguesía,
había dejado de ser que fuera en
la fuerza progresiva
los albores de la revolución burguesa y se había
convertido ya en una fuerza contrarrevolucionaria, se
resistió por todos los medios a que esta ley fuese
realizada, y no se resistió porque le faltase
organización ni porque el carácter espontáneo de los
procesos económicos la empujase a ello, sino, sobre
J. V. Stalin
Segundo punto
Ud. afirma que la completa armonía entre las
relaciones de producción y el carácter de las fuerzas
productivas puede conseguirse únicamente en el
socialismo y en el comunismo, y que en las demás
formaciones sólo puede darse una armonía
incompleta.
Eso no es cierto. En la época que siguió a la
revolución burguesa, cuando la burguesía destruyó
las relaciones de producción feudales y estableció las
relaciones de producción burguesas, hubo
innegablemente períodos en que las relaciones de
producción burguesas armonizaban plenamente con
el carácter de las fuerzas productivas. El capitalismo
no hubiera podido, en caso contrario, desarrollarse
con la rapidez con que se desarrolló después de la
revolución burguesa.
Tercer punto
De sus razonamientos dimana que los medios de
producción, y sobre todo los instrumentos de
producción fabricados por nuestras empresas
nacionalizadas, son considerados por Ud. como
mercancías.
¿Se puede considerar que los medios de
producción sean en nuestro régimen socialista
mercancías? Yo pienso que no, de ninguna manera.
mercancía es un producto de la producción que
La
se vende a cualquier comprador, con la particularidad
de que, al efectuarse la venta, el propietario de la
mercancía pierde el derecho de propiedad sobre ella,
y el comprador se convierte en propietario de la
misma y puede revenderla, empeñarla, dejar que se
pudra. ¿Se puede definir así los medios de
producción? Claro que no. En primer lugar, los
medios de producción no se «venden» a cualquier
comprador, no se «venden» ni siquiera a los koljoses;
son distribuidos por el Estado entre sus empresas
solamente. En segundo lugar, el Estado, dueño de los
medios de producción, al entregárselos a una u otra
empresa, no pierde, ni mucho menos, el derecho de
propiedad sobre esos medios de producción; por el
contrario, lo conserva plenamente. En tercer lugar,
los directores empresas, al recibir del Estado
de las
medios de producción, no sólo no se convierten en
propietarios de esos medios, sino que, por el
contrario, son confirmados como mandatarios del
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326
Cuarto punto
Ud. afirma que la ley del valor obra como un
regulador de los precios de los «medios de
producción»- producidos por la agricultura y
entregados al Estado a precios de tasa. Se refiere Ud.,
además, a «medíos de producción» tales como las
materias primas; por ejemplo, el algodón. Hubiera
podido Ud. agregar a ello también el lino, la lana y
demás materias primas agrícolas.
Hay que hacer notar, ante todo, que en este caso la
agricultura no produce «medios de producción», sino
uno de los medios de producción: materias primas.
No se puede jugar con las palabras «medios de
producción». Cuando los marxistas hablan de la
producción de medios de producción, tienen en
cuenta, ante todo, la producción de instrumentos de
producción, es decir, lo que Marx llama «los medios
mecánicos de cuyo
trabajo, conjunto puede
denominarse óseo y muscular
sistema de la
producción», sistema que constituye «los rasgos
distintivos característicos de una determinada época
de la producción social». Poner en un mismo plano
una parte de los medios de producción (las materias
primas) y los medios de producción, incluidos los
instrumentos de producción, significa pecar contra el
marxismo, pues el marxismo parte del papel
determinante de los instrumentos de producción, en
comparación con todos los otros medios de
producción. Todo el mundo sabe que las materias
primas no pueden producir por sí mismas
instrumentos de producción -aunque ciertas materias
primas sean indispensables como material para la
producción de instrumentos de producción-, en tanto
que no hay materia prima que pueda ser producida
sin instrumentos de producción.
Sigamos. ¿Se puede decir que la acción de la ley
del valor sobre el precio de las materias primas
producidas en la agricultura sea una acción
reguladora como lo afirma Ud., camarada Notkin?
Esa acción sería reguladora si existiera en nuestro
país un «libre» sube y baja de los precios de las
materias primas agrícolas, si rigiera la ley de la
concurrencia y de la anarquía de la producción, si no
tuviéramos una economía planificada, si la
producción de materias primas no estuviera regulada
por un plan. Pero como en el sistema de nuestra
economía nacional no se dan todos esos «si», la
acción de la ley del valor sobre el precio de las
materias primas agrícolas no puede en modo alguno
ser reguladora. En primer lugar, los precios de las
materias primas agrícolas son en nuestro país precios
fijos, establecidos por un plan, y no precios «libres».
En segundo lugar, el volumen de la producción de
J. V. Stalin
Quinto punto
Al hablar de la rentabilidad de la economía
socialista, he objetado en mis «Observaciones» a los
asertos de algunos camaradas respecto a que nuestra
economía -al no dar gran preferencia a las
planificada
empresas y admitir la existencia, junto a
rentables
ellas, de empresas no rentables- mata el principio
mismo de la rentabilidad de la economía. En las
«Observaciones» se dice que la rentabilidad desde el
punto de vista de una empresa o rama de la
producción no puede compararse en modo alguno
con la rentabilidad de tipo superior que nos da la
producción socialista al librarnos de las crisis de
superproducción y asegurarnos el continuo
incremento de la producción.
No obstante, sería un error
deducir de aquí que la
rentabilidad empresas y ramas de la
de las diferentes
producción no tiene especial valor y no merece seria
atención. Esto, naturalmente, no es cierto. La
rentabilidad de las diferentes empresas y ramas de la
producción tiene enorme importancia para el
desarrollo de nuestra producción. Y hay que tenerla
en cuenta, tanto al planificar la construcción como al
planificar la producción. Eso es el abecé de nuestra
actividad económica en la etapa actual de desarrollo.
Sexto punto
No está claro cómo hay que comprender sus
palabras referentes al capitalismo: «producción
ampliada muy deformada». Hay que decir que
producción de ese tipo, y además ampliada, no existe
bajo la capa del cielo.
Es evidente que, después de haberse escindido el
mercado mundial y de haber comenzado a reducirse
la esfera de explotación de los recursos mundiales
por los principales países capitalistas (los Estados
Unidos, Inglaterra y Francia), el carácter cíclico del
desarrollo -ascenso y descenso de la
del capitalismo
producción- deberá, a pesar de ello, subsistir: Pero el
ascenso de la producción en estos países tendrá lugar
sobre una base restringida, pues el volumen de la
Séptimo punto
La crisis general del sistema capitalista mundial
comenzó en el período de la primera guerra mundial;
debido, sobre todo, al hecho de que la Unión
Soviética se desgajó del sistema capitalista. Esa fue
la primera etapa de la crisis general. La segunda
etapa de la crisis general empezó en el período de la
segunda guerra mundial, sobre todo después de
haberse desgajado del sistema capitalista las
democracias populares de Europa y de Asia. La
primera crisis, en el período de la primera guerra
mundial, y la segunda crisis, en el período de la
segunda guerra mundial, no deben ser consideradas
como crisis independientes una de otra, como crisis
separadas sin relación alguna entre sí, sino como
etapas del desarrollo de la crisis general del sistema
capitalista mundial.
¿Es la crisis general mundial una
del capitalismo
crisis meramente o una crisis meramente
política
económica? No es ni una cosa ni la otra. Es una crisis
general, es decir, una crisis del sistema capitalista
mundial en todos los dominios, una crisis que abarca
tanto la economía como la política. Además, se
comprende que tiene por base la descomposición
cada vez mayor del sistema económico capitalista
mundial, por una parte, y, por otra, la creciente
potencia económica de los países que se han
desgajado del capitalismo: la URSS, China y demás
países de democracia popular.
J. STALIN
21 de abril de 1952.
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J. V. Stalin
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J. V. Stalin
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J. V. Stalin
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formulada por Ud. no parte de la primacía de la
producción, sino de la primacía del consumo».
Evidentemente, el camarada Yaroshenko no ha
comprendido ni palabra de la esencia y
del problema
no ve que las disquisiciones respecto a la primada del
consumo o de la producción no tienen nada que ver
con el asunto que nos ocupa. Cuando se habla de la
primacía de unos u otros procesos sociales respecto a
otros procesos, se parte, por lo común, de que unos y
otros procesos son más o menos homogéneos. Se
puede y se debe hablar de la primacía de la
producción de medios de producción respecto a la
producción de medios de consumo, ya que en uno y
otro caso se trata de la producción y, en
consecuencia, son más o menos homogéneas. Pero
no se puede hablar, sería equivocado hablar de la
primacía del consumo respecto a la producción o de
la producción respecto al consumo, ya que la
producción y el consumo son, aunque están
vinculados entre si, dos esferas completamente
distintas. Evidentemente, el camarada Yaroshenko no
comprende que aquí no se trata de la primacía del
consumo o de la producción, sino del fin que plantea
la sociedad ante la producción social, a de la tarea
que supedita la producción social, pongamos por
caso, en el socialismo. Por eso tampoco tienen nada
que ver con el asunto que nos ocupa las
disquisiciones del camarada Yaroshenko acerca de
que «la base de la vida de la sociedad socialista,
como de cualquier otra sociedad, es la producción».
El camarada Yaroshenko olvida que los hombres no
producen por producir, sino para satisfacer sus
necesidades; olvida que una producción, divorciada
de la satisfacción de las necesidades de la sociedad,
enferma y perece.
¿Se puede, en general, hablar de los objetivos de
la producción capitalista o socialista, de las tareas a
que se subordina la producción capitalista o
socialista? Yo creo que se puede y se debe.
Marx dice:
«El fin inmediato de la producción capitalista no
es la producción de mercancías, sino de plusvalía o
de beneficio en su forma desarrollada; no del
producto, sino del producto suplementario. Desde
este punto de vista, el mismo trabajo sólo es
productivo mientras crea beneficio o producto
suplementario para el capital. Si el obrero no lo crea,
su trabajo es improductivo. En consecuencia, la masa
del trabajo productivo aplicado sólo tiene interés para
el capital en la medida en que, gracias a ella -o en
correlación con ella-, aumenta la cantidad de trabajo
suplementario; sólo en tanto es necesario lo que
hemos llamado tiempo de trabajo indispensable. Si el
trabajo no da ese resultado, es superfluo y debe ser
suspendido.
El fin de la producción capitalista consiste
siempre en crear el máximo de plusvalía o el máximo
de producto suplementario con el mínimo de capital
334
avanzado. Por cuanto este resultado no se alcanza
con un trabajo excesivo de los obreros, surge la
tendencia del capital de producir el producto dado
con el menor costo posible, de economizar fuerza de
trabajo y gastos...
Con tal comprensión, los mismos obreros
aparecen como lo que son realmente en la producción
capitalista; sólo medios de producción, y no un fin
por sí mismo ni el fin de la producción» (véase:
«Teorías de la plusvalía», tomo II, parte 2).
Estas palabras de Marx son notables no sólo en el
sentido de que definen concisa y exactamente el fin
de la producción capitalista, sino también en el
sentido de que esbozan el fin básico, la tarea
fundamental que se debe plantear ante la producción
socialista.
En consecuencia, el fin de la producción
capitalista es la obtención Por lo que
de beneficios.
se refiere consumo el capitalismo sólo lo necesita
al
en tanto en cuanto asegura la obtención de
beneficios. Si se excluye esto, la cuestión del
consumo carece de sentido para el capitalismo. Del
campo visual desaparece el hombre con sus
necesidades.
¿Cuál es el fin de la producción socialista?, ¿cuál
es la tarea principal a cuyo cumplimiento debe
subordinarse la producción social en el socialismo?
El fin de la producción socialista no es el
beneficio, sino el hombre con sus necesidades, es
decir, la satisfacción de las necesidades materiales y
culturales del hombre. El fin de la producción
socialista es, como se dice en las «Observaciones»
del camarada Stalin, «asegurar la máxima
satisfacción de las necesidades materiales y
culturales, en constante ascenso, de toda la
sociedad».
El camarada cree que se encuentra
Yaroshenko
ante la «primacía» consumo respecto a la
del
producción. Eso, claro está, es fruto de la
incomprensión. En realidad, aquí no nos encontramos
ante la primacía del consumo, sino ante la
supeditación de la producción socialista a su fin
principal: asegurar la máxima satisfacción de las
necesidades materiales y culturales, en constante
ascenso, de toda la sociedad.
En consecuencia, el fin de la producción socialista
es asegurar la máxima satisfacción de las necesidades
materiales y culturales, en constante ascenso, de toda
la sociedad; el medio para el logro de este fin es el
desarrollo y el perfeccionamiento ininterrumpido de
la producción socialista sobre la base de la técnica
más elevada.
Tal es la ley económica fundamental del
socialismo.
En su afán de mantener la llamada «primacía» de
la producción respecto al consumo, el camarada
Yaroshenko afirma que «la ley económica
fundamental del socialismo» consiste «en el ascenso
J. V. Stalin
335
336
J. V. Stalin
tesis es completamente falsa.
¿Existen las leyes del desarrollo económico
objetivamente, fuera de nosotros,
independientemente de la voluntad y de la conciencia
de los hombres? El marxismo responde a esta
pregunta de modo afirmativo. El marxismo considera
que las leyes de la Economía Política del socialismo
son un reflejo, en el cerebro del hombre, de leyes
objetivas que existen fuera de nosotros. Pero la
fórmula de los camaradas Sánina y Vénzher responde
a esta pregunta de modo negativo. Eso quiere decir
que estos camaradas se sitúan en el punto de vista de
una teoría errónea, según la cual en el socialismo las
leyes del desarrollo económico «son creadas», «son
transformadas» por los organismos dirigentes de la
sociedad. Dicho de otro modo, estos camaradas
rompen con el marxismo y pisan el camino del
idealismo subjetivo.
Naturalmente, los hombres pueden descubrir estas
leyes objetivas, llegar a conocerlas y, basándose en
ellas, utilizarlas en interés de la sociedad. Pero no
pueden ni «crearlas» ni «transformarlas».
Admitamos que por un instante compartimos la
errónea teoría que niega la existencia de leyes
objetivas en la vida económica del socialismo y que
proclama la posibilidad de «crear» leyes económicas,
de «transformar» las leyes económicas. ¿A dónde
iríamos a parar? Iríamos a parar a un reino de caos y
de casualidades, dependeríamos como esclavos de
estas casualidades, nos privaríamos de la posibilidad,
no ya de comprender, sino sencillamente de discernir
en este caos de casualidades.
Esto nos conduciría a acabar con la Economía
Política como ciencia, ya que la ciencia no puede ni
vivir ni desarrollarse sin el reconocimiento de las
leyes objetivas, sin el estudio de esas leyes. Y, al
acabar con la nos privaríamos
ciencia, de la
posibilidad de prever el curso de los acontecimientos
en la vida económica del país, es decir, nos
privaríamos de a posibilidad de organizar incluso la
dirección económica más elemental.
En última instancia, nos hallaríamos a merced de
los caprichos de los aventureros «economistas»
dispuestos a «demoler» las leyes del desarrollo
económico y a «crear» nuevas leyes sin comprender
y sin tomar en consideración las leyes objetivas.
Todos conocen el postulado clásico de la posición
marxista respecto a este problema, expuesta por
Engels en su. «Anti-Dühring»:
«Las fuerzas sociales, al igual que las fuerzas de
la naturaleza, actúan ciegamente, violentamente, de
modo destructor, hasta que a conocer y
las llegamos
las tomamos en consideración. Pero una vez que las
hemos conocido, que hemos estudiado su acción, su
dirección y su influencia, dependerá exclusivamente
de nosotros mismos supeditarlas más y más a nuestra
voluntad y conseguir con su ayuda nuestros
objetivos. Esto se refiere, en particular, a las potentes
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