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INVESTIGACION EL ABORTO

Por Mariana Sofia Mantilla Ramirez del Grado 10-1

El aborto es un procedimiento médico que pone fin al embarazo. Es una necesidad básica de
atención de la salud para millones de mujeres, niñas y otras personas que pueden quedarse
embarazadas. Se calcula que en todo el mundo, cada año, uno de cada cuatro embarazos acaba en
aborto.

Pero, aunque la necesidad de someterse a un aborto es común, el acceso a servicios legales y sin
riesgos de aborto dista de estar garantizado para quienes puedan necesitarlos. 

De hecho, el acceso al aborto es uno de los temas más controvertidos en todo el mundo, y el
acalorado debate que genera está empañado por la desinformación sobre las verdaderas
repercusiones de restringir el acceso a este servicio de salud básico.

Estos son los datos básicos sobre el aborto que todo el mundo debería conocer:

SE TIENEN ABORTOS EN TODO MOMENTO, CON INDEPENDENCIA DE LO QUE DICTE LA


LEY

Poner fin a un embarazo es una decisión común, que toman millones de personas: todos los años,
el 25% de los embarazos acaban en aborto.

Y con independencia de que el aborto sea o no legal, la gente sigue necesitando servicios de
aborto y accediendo de manera habitual a ellos. De acuerdo con el Instituto Guttmacher,
organización sin ánimo de lucro del campo de la salud reproductiva con sede en Estados Unidos, la
tasa de abortos es de 37 por 1.000 personas en los países que prohíben el aborto totalmente o lo
permiten sólo en caso de riesgo para la vida de la mujer y de 34 por 1.000 personas en los que lo
permiten en general, diferencia que no es significativa estadísticamente.

Cuando lo practica un proveedor de servicios de la salud capacitado y con las debidas condiciones
de salubridad, el aborto es uno de los procedimientos médicos que menos riesgos entraña, menos
aún que el parto.

Pero cuando los gobiernos restringen el acceso al aborto, las personas se ven obligadas a recurrir a
abortos clandestinos y con riesgo, en especial si no tienen medios para pagarse un viaje a otro país
o atención privada. Lo que nos lleva al siguiente aspecto de la cuestión.

PENALIZAR EL ABORTO NO LO IMPIDE, SÓLO HACE QUE SEA MENOS SEGURO

Impedir a las mujeres y las niñas el acceso al aborto no hace que dejen de necesitarlo. Es por ello
que los intentos de prohibir o restringir el aborto no consiguen reducir el número de abortos; lo
que hacen es obligar a las personas a someterse a abortos inseguros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el aborto inseguro como “un procedimiento
para finalizar un embarazo no deseado realizado por personas que carecen de la capacidad
necesaria o que se lleva a cabo en un entorno donde se carece de un estándar médico mínimo, o
ambos”.

La OMS calcula que todos los años tienen lugar 25 millones de abortos inseguros, la gran mayoría
de ellos en países en vías de desarrollo.

A diferencia de los abortos legales, practicados por proveedores de servicios médicos capacitados,
los abortos inseguros pueden tener consecuencias fatales. Tanto es así que los abortos inseguros
son la tercera causa más habitual de muerte materna del mundo y dan lugar además a cinco
millones de discapacidades en gran medida evitables, según la OMS.

CASI TODAS LAS MUERTES Y LESIONES POR ABORTO INSEGURO SON EVITABLES

Las muertes y lesiones causadas por abortos inseguros son evitables. Sin embargo, tales muertes
son comunes en los países donde el acceso al aborto está limitado o prohibido por completo, pues
la mayoría de las mujeres y las niñas que necesitan someterse a un aborto debido a un embarazo
no deseado no pueden acceder legalmente a él.

En los países con tales restricciones, la legislación prevé normalmente una lista reducida de
excepciones a la penalización del aborto. Entre ellas puede figurar que el embarazo sea
consecuencia de una violación o de incesto, que se trate de un caso de malformación grave y
mortal del feto o que haya riesgo para la vida o la salud de la persona embarazada. Sólo un
pequeño porcentaje de abortos se practica por estos motivos, lo que significa que la mayoría de
las mujeres y las niñas que viven en países con este tipo de legislación pueden verse obligadas a
recurrir a abortos inseguros y poner su salud y su vida en peligro.

Las que son ya personas marginadas se ven afectadas de manera desproporcionada por tal
legislación, pues no tienen medios para recurrir a servicios legales y sin riesgos en otro país o
acceder a atención privada. Entre ellas figuran las mujeres y las niñas con bajos ingresos, las
refugiadas y migrantes, las adolescentes, las lesbianas, las mujeres cisgénero bisexuales, las
personas transgénero o de género no conforme y las mujeres pertenecientes a minorías o
indígenas.

La OMS ha señalado que uno de los primeros pasos que deben darse para evitar las lesiones y
muertes maternas es que los Estados garanticen que las personas tienen acceso a educación
sexual, pueden utilizar métodos anticonceptivos eficaces, pueden someterse a abortos legales y
sin riesgos y reciben atención con prontitud en caso de complicaciones.

Los datos disponibles indican que los índices de aborto son más altos en los países donde el acceso
a los métodos anticonceptivos es limitado. Los índices de aborto se reducen cuando las personas,
incluidas las adolescentes, tienen información sobre métodos anticonceptivos modernos y pueden
acceder a ellos, así como cuando existe educación sexual integral y es posible el acceso al aborto
legal y sin riesgos por numerosos motivos.

MUCHOS PAÍSES ESTÁN EMPEZANDO A MODIFICAR SU LEGISLACIÓN PARA PERMITIR


MAYOR ACCESO AL ABORTO

En los últimos 25 años, más de 50 países han modificado su legislación para permitir mayor acceso
al aborto, en ocasiones reconociendo que el acceso al aborto sin riesgos es fundamental para la
protección de la vida y la salud de las mujeres. Irlanda se sumó a esa lista el 25 de mayo de 2018
tras un ansiado referéndum en el que la población votó abrumadoramente a favor de anular la
prohibición casi total del aborto que establecía la Constitución. 

A pesar de la tendencia a reformar la legislación para impedir las muertes y lesiones, algunos
países —entre ellos Nicaragua y El Salvador— mantienen leyes draconianas y discriminatorias,
que siguen prohibiendo el aborto prácticamente en todas las circunstancias. De hecho, según la
OMS, en todo el mundo, el 40% de las mujeres en edad de procrear viven en países con leyes
sobre el aborto muy restrictivas o donde, aunque el aborto sea legal, no se dispone de servicios de
aborto o son inaccesibles. En esos Estados, el aborto está prohibido o sólo se permite en
circunstancias muy restringidas, o, si es legal, no es accesible debido a múltiples obstáculos
existentes en la práctica.

Incluso en los Estados con acceso en general a servicios legales de aborto, las personas
embarazadas pueden encontrar aún múltiples restricciones y obstáculos para acceder a ellos,
como el precio, la falta de imparcialidad en el asesoramiento y la existencia de plazos obligatorios
de espera. La OMS ha publicado una guía técnica para los Estados sobre la necesidad de identificar
y eliminar tales obstáculos.

PENALIZAR O RESTRINGIR EL ABORTO IMPIDE A LOS PROFESIONALES DE LA SALUD


PRESTAR ATENCIÓN BÁSICA

La penalización del aborto y las leyes restrictivas sobre él impiden a los proveedores de servicios
de salud hacer bien su trabajo y prestar la mejor atención posible a sus pacientes, conforme a la
buena práctica médica y a sus responsabilidades éticas profesionales.

La penalización del aborto tiene un “efecto disuasorio”, que puede hacer que los profesionales
médicos no comprendan los límites de la ley o apliquen las restricciones de manera más estricta
de lo dispuesto en ella. Esto puede deberse a varios factores, como las convicciones personales, el
estigma sobre al aborto, los estereotipos negativos sobre las mujeres y las niñas o el temor a
incurrir en responsabilidad penal.

También disuade a las mujeres y las niñas de solicitar atención después del aborto en caso de
complicaciones provocadas por un aborto inseguro o de otras complicaciones relacionadas con el
embarazo.

Claire Malone, joven de Irlanda que tenía ya dos hijos, ofreció a Amnistía Internacional su
angustioso testimonio de cómo se había menoscabado su derecho a la salud por no poder acceder
a servicios de aborto debido a la estricta legislación del país.

Claire sufre varios problemas de salud complicados y que ponen en riesgo su vida, como atresia
pulmonar e hipertensión pulmonar, y en 2014 le quitaron un pulmón. Si las mujeres con
hipertensión pulmonar se quedan embarazadas, corren un gran riesgo de enfermar aún más o
morir durante el embarazo. Claire lo sabe y por eso solicitó la interrupción, pero sus médicos se la
denegaron porque la legislación les impedía llevarla a cabo.

“Mis médicos me dijeron que no podían ofrecerme la interrupción porque mi salud no estaba en
peligro en ese momento, y punto. Sé que les obliga la ley, pero sentí que, si esperaba a estar tan
mal de salud que corría peligro de morir, entonces ya sería demasiado tarde. ¿Y por qué un riesgo
para salud, tan malo como era ya, no es suficiente? ¿Por cuánto tengo que pasar para que mis
médicos puedan atenderme?”

NO SON SÓLO LAS MUJERES Y LAS NIÑAS CISGÉNERO LAS QUE NECESITAN SERVICIOS DE
ABORTO

No son sólo las mujeres y las niñas cisgénero (aquellas a las que se asignó el sexo femenino al
nacer) las que pueden necesitar acceso a servicios de aborto, sino también las personas
intersexuales, los hombres y los niños transgénero y las personas con otras identidades de género
que tienen la capacidad reproductiva de quedarse embarazadas.

Uno de los mayores obstáculos que encuentran estos grupos para acceder a servicios de aborto es
la falta de acceso a la atención de la salud. Además, en el caso de las que sí tienen acceso a la
atención de la salud, pueden sufrir estigma y opiniones prejuiciosas en la prestación de servicios
de salud, así como la presunción de que no necesitan acceso a información y servicios
relacionados con la contracepción y el aborto. En algunos contextos, el 28% de las personas
transgénero y de género no conforme denuncian sufrir hostigamiento en los entornos médicos, y
el 19% afirman que se les niega por completo la atención medica debido a su condición
transgénero, siendo aún mayor el porcentaje en las comunidades de color. Esto se debe a
muchos factores interrelacionados de pobreza, raza y discriminación múltiple conexa. 

Los defensores y defensoras de los derechos sexuales y reproductivos y los activistas y las
activistas de los derechos LGBTI hacen campaña para sensibilizar sobre esta cuestión y conseguir
que los servicios de aborto sean accesibles e inclusivos para todas las personas que los necesiten
sin discriminación por ningún motivo.

PENALIZAR EL ABORTO ES UNA FORMA DE DISCRIMINACIÓN, QUE FOMENTA AÚN MÁS


EL ESTIGMA

En primer lugar, la negación de servicios médicos, incluidos los servicios de salud reproductiva que
sólo determinadas personas necesitan, es una forma de discriminación.

El comité que vigila el cumplimiento de la Convención de la ONU sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW o Tratado de los Derechos de las Mujeres) ha
manifestado constantemente que las leyes sobre el aborto restrictivas constituyen discriminación
contra las mujeres. Esta afirmación es aplicable a todas las mujeres y todas las personas que
puedan quedarse embarazadas, pues el Comité de la CEDAW ha confirmado que las salvaguardias
de la Convención y las obligaciones de los Estados conexas se aplican a todas las mujeres e
incluyen, por tanto, la discriminación contra las mujeres que son lesbianas, bisexuales y/o
transgénero, especialmente si se tienen en cuenta las formas específicas de discriminación que
sufren.

En segundo lugar, el estigma en torno al aborto y los estereotipos de género están estrechamente
relacionados con la penalización del aborto y otras leyes políticas restrictivas sobre el aborto.

La mera percepción de que el aborto es ilegal o inmoral da lugar a que el personal de los servicios
de salud, la familia y los jueces, entre otros, estigmaticen a las mujeres y las niñas. Como
consecuencia, las que intentan acceder a servicios de aborto corren el riesgo de sufrir
discriminación y hostigamiento. Algunas mujeres han informado de que los proveedores de
servicios de salud las insultaron y las hicieron avergonzarse cuando solicitaron servicios de aborto
o asistencia médica tras un aborto.

EL ACCESO AL ABORTO SIN RIESGOS ES UNA CUESTIÓN DE DERECHOS HUMANOS

El acceso a servicios de aborto sin riesgos es un derecho humano. Según el derecho internacional
de los derechos humanos, toda persona tiene derecho a la vida, a la salud y a no sufrir violencia,
discriminación ni tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes.

El derecho de los derechos humanos especifica claramente que las decisiones sobre nuestro
cuerpo son sólo nuestras, principio que se conoce como “autonomía física”.

Obligar a alguien a mantener un embarazo no deseado o a buscar un aborto inseguro es una


violación de sus derechos humanos, incluidos los derechos a la intimidad y a la autonomía física.

En muchas circunstancias, quienes no tienen más opción que recurrir a un aborto inseguro corren
además riesgo de procesamiento y sanción, incluida prisión, y pueden también exponerse a sufrir
trato cruel, inhumano y degradante, discriminación y exclusión en el acceso a servicios esenciales
de atención a la salud después del aborto.

El acceso al aborto está, por tanto, esencialmente ligado a la protección y el respeto de los
derechos humanos de las mujeres, las niñas y las demás personas que pueden quedarse
embarazadas y a la consecución, por consiguiente, de justicia social y de género.

Amnistía Internacional cree que toda persona ha de tener libertad para ejercer su autonomía física
y tomar sus propias decisiones sobre su vida reproductiva, incluida la decisión de si tener o no
hijos y cuándo. Es esencial que las leyes relativas al aborto respeten, protejan y hagan efectivos los
derechos humanos de las personas embarazadas y no las obliguen a recurrir a abortos inseguros.

IDEAS –APUNTES-CONCLUSIONES

 La inmadurez biológica y psicológica, la inseguridad y las presiones de orden familiar y


social parecen incidir en la aparición del aborto en adolescentes. La falta de educación y la
formación deficiente en valores también se han asociado a dicha situación.
 La legalización del aborto naturaliza su práctica y lo facilita en algunos contextos.
 Entre las consecuencias biológicas del aborto se incluyen hemorragias, infecciones, dolor
pélvico crónico e infertilidad; entre las psicológicas, baja autoestima, ansiedad,
irritabilidad y depresión, y entre las sociales, aislamiento, estigmatización y pérdida del rol
previo.
 El aborto en adolescentes es un problema multifactorial complejo, cuyas consecuencias
afectan las dimensiones biológica, psicológica, familiar y social de las mujeres afectadas.
 El aborto forma parte de la medicina reproductiva y no puede ni debe ser su antítesis. El
aborto es necesario y no es un mal sino un bien social. Aborto y maternidad van de la
mano. La libertad de ser madre implica la libertad de no serlo.

 Las mujeres acuden al aborto por causas como:

- Para evitar la maternidad: porque tienen ya todos los hijos que quieren; o no quieren tener hijos;
o falló su método anticonceptivo.

- Para posponer la maternidad: porque consideran que su último hijo es todavía muy pequeño;
porque quieren retrasar la llegada de un hijo.

- Por condiciones socioeconómicas: porque no pueden mantener a una criatura en ese momento;


porque quieren terminar su carrera; porque necesitan trabajar tiempo completo para mantenerse
a sí mismas o a sus hijos.

- Por problemas en la relación: porque tienen problemas con su pareja; no quieren criar a un hijo
sin contar con la pareja; quieren que su hijo crezca con un padre; consideran que deben estar
casadas antes de tener un hijo.

- Por la edad: creen que son muy jóvenes para ser una buena madre; sus padres no quieren que
tengan un hijo; consideran que son muy grandes para tener otro hijo; o ya no tienen energía para
cuidar a otra criatura.

- Por motivos de salud: el embarazo puede afectar su salud; padecen una enfermedad crónica; el
feto puede tener deformaciones; tienen VIH.

- Por coerción: fueron violadas; embarazadas por el padre u otro pariente; su pareja o una persona
cercana insiste en que tengan un aborto.

 La mujer que se practica un aborto no merece ser castigada, sino acompañada.


 Las madres violadas sometidas a un aborto reciben con éste una agresión más. De hecho
las instituciones u organizaciones que acogen a estas madres muestran que una gran
mayoría de ellas no se practica un aborto y desea finalmente quedarse con su hijo/a.

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