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TEMPORADA II

Capítulo 1: Introducción
La biblia es una colección de libros escritos en un periodo muy largo de tiempo. Los cristianos
leemos todos estos libros como una sola historia, la historia de cómo Dios acompaña a la
Humanidad.

Se puede considerar a la biblia como una pequeña biblioteca escrita por muchas personas,
quienes tuvieron la capacidad de ver la acción de Dios hacia toda la humanidad en la historia
de un solo pueblo, el Pueblo de Dios (o el Pueblo de Israel).

Las personas que escribieron la biblia son los llamados autores bíblicos o hagiógrafos, quienes,
usando el griego y el hebreo de manera muy ingeniosa, escribieron narrativas y poesías muy
elaboradas, en donde van contando de qué manera Dios se hace presente en las realidades
humanas.

Ninguno de estos textos fue escrito en una sola época ni de una sola manera. En la Biblia
encontramos una variedad enorme de estilos y géneros literarios. A veces encontramos
poesías, otras veces narraciones, que pueden ser biográficas, épicas e incluso novelas.
También hay grupos de libros que no cuentan historias, ni tampoco invitan a la contemplación
como la poesía, sino más bien, buscan dar pautas de convivencia, como los textos de tipo legal
o moral.

Cada escrito que hay en la Biblia aporta una riqueza única a un hecho que puede ser contado
de muchas maneras: la intervención de Dios en la historia de la Humanidad.

(A pesar de que la Biblia, en su conjunto, cuenta una sola historia, es muy importante tomar en
cuenta la diversidad en los estilos, géneros y figuras literarias que se encuentra en cada libro
de la Biblia, para de esa forma poder profundizar más en el mensaje que los autores dejaron
en cada escrito y así no perder su sentido original.)

Capítulo 2: Modos de lectura de la biblia


La capacidad que tiene el ser humano de interpretar una realidad es casi infinita; un mismo
hecho puede ser interpretado de muchas maneras, dependiendo de quién lo mire y cómo lo
mire. Con la Biblia ocurre lo mismo.

Existen muchos criterios y modos a la hora de leer, interpretar y comprender la biblia. Este
fenómeno se debe a varios elementos, algunos relacionados a la información que aporta el
texto (es decir, la lengua en que fue escrito, su autor, la época en que se escribió); otros al
lector (sus intereses ¿por qué y para qué se lee la biblia?, sus conocimientos en torno al texto,
entre otros).

Una forma de leer la biblia es la llamada: “lectura pastoral de la biblia”. Esta forma de lectura
integra la oración (entendida como diálogo con Dios a partir del texto), la lectura desde la
liturgia y la prédica (esta lectura busca el compromiso de vida del oyente); y la lectura
catequética o doctrinal (que busca cimentar las bases doctrinales de la fe).
Por otro lado, tenemos las formas de lecturas académicas. Son lecturas más elaboradas e
integran la lectura desde la teología (busca reflexionar de manera sistemática y global sobre
los contenidos de la fe), la exégesis (hace una lectura minuciosa para comprender el texto
bíblico en sí mismo); y por último tenemos las lecturas desde las ciencias humanas (historia,
psicología, sociología, etc) que a veces usan un texto bíblico como objeto de estudio.

Cada una de estas formas de leer la biblia es válida, todas tienen sus riquezas y
particularidades; sin embargo, quedarse con una sola forma lectura es insuficiente. Si
queremos aprovechar los textos bíblicos en profundidad, es necesario aprender a dialogar con
las distintas formas de lectura, reconociendo los límites de cada una.

Capítulo 3: Traducciones
Las lenguas en que los textos bíblicos fueron escritos originalmente son el hebreo y el griego.

Traducir la Biblia desde estos idiomas antiguos a nuestro castellano moderno encuentra
algunas dificultades, puesto que nunca es posible traducir a un idioma lo que exactamente lo
que otro idioma expresa, más aún si trata de textos antiguos. A veces, existen palabras,
expresiones y juegos de palabras del mundo bíblico que no tienen una correspondencia
adecuada en nuestro idioma.

Sin embargo, a medida que las ciencias bíblicas progresan, van apareciendo nuevas soluciones
a los problemas textuales. En cada nueva traducción, los traductores procuran superar las
dificultades, y es por ello que existen diversas traducciones: cada una ofrece una propuesta de
interpretación a los diversos textos, cuidando no perder el sentido original.

Ahora bien, no todas las traducciones son iguales. Dependiendo de la lectura que se quiere
hacer (ya sea académica o pastoral), existen diversas traducciones, cada una enfocada a un
tipo de lectura.

A groso modo, podemos dividir las traducciones de la biblia en dos categorías: las traducciones
formales o literales y las traducciones funcionales o dinámicas.

Las traducciones formales o literales tratan de mantenerse lo más fieles posibles al lenguaje
original. Por ello muchas veces son confusas y están enfocadas más al estudio académico de la
biblia. Este tipo de traducción muchas veces mantiene la estructura del lenguaje original, para
tener más exactitud en el estudio.

Las traducciones funcionales o dinámicas apuntan a una comprensión inmediata del texto.
Buscan que el lector tenga una interpretación inmediata del mensaje y por ello usan palabras
simples, a veces alteran las estructuras de las frases para que sean más entendibles y también
suelen agregar algunas palabras para que se facilite la comprensión.

Ambos tipos de traducción tienen su valor, sin embargo, esto no quiere decir que sean iguales.
Las traducciones formales tienen mucho valor a la hora de hacer un estudio serio y académico
de la biblia, y sus textos adquieren mucha exactitud, pero poca claridad.

Por otro lado, las traducciones funcionales son de gran utilidad a la hora de hacer una lectura
pastoral de la Biblia, tienen mucha claridad en sus textos, pero para lograr esto, muchas veces
renuncian a la exactitud que se necesita en los estudios académicos.
Capítulo 4: Figuras literarias
Las figuras literarias son formas poco convencionales de usar las palabras y buscan
sobre todo darle expresividad a una idea o a una frase con el fin de generar emociones,
sorprender, sugerir, persuadir, etc.
Con las figuras literarias se busca potenciar la expresividad del lenguaje y su uso es
típico de la escritura.
En la Biblia encontramos un sinfín de figuras literarias y es importante tratar de
reconocerlas para poder apreciar mejor el procedimiento por el cual el autor transmite
o enfatiza una idea.
Hay figuras literarias comunes a todos los idiomas, sin embargo, existen otras que son
propias de una lengua y una cultura. En la Biblia se encuentran todas las figuras
literarias que tenemos en el castellano, como también otras que son propias del antiguo
universo de las culturas hebrea y griega.
Y, como acontece con cualquier texto, varias figuras de las lenguas y las culturas
bíblicas originales se pierden en la traducción, sea porque el idioma de destino no
permite mantener el original, o porque hay juegos de palabras y de expresiones
idiomáticas intraducibles.
Esta situación suele cubrirse con aclaraciones al pie de página del traductor o a partir
de la adaptación a los elementos culturales propios del lenguaje del traductor.
Algunas de las figuras literarias más llamativas en la biblia son:

- Macarismo o bienaventuranza: “Se trata de una bendición u ovaciones a alguien,


iniciadas por la formula “bienaventurado quien”, “feliz quien”, “felicidad para quien”.
Lo podemos ver en Dt 28,3-6; Sal 84,4; Mt 5,3-12.
- Lamentación o queja (o incluso maldición): Es lo contrario a los macarismos: “ay de
quien”, “pobre de quien”. Ejemplos: Is 5,5-24 (6x); Lc 6,24-26).
- Hipérbole: Énfasis expresivo, provocado por la exageración: 2Re 21,16; Gal 1,8.
- Ironía: Cuando se dice lo opuesto de lo que se pretende realmente decir (ironía verbal:
Am 4,4-5; Mt 22,16), o cuando el resultado de una acción es el contrario del que se
pretende (ironía dramática: Ecl 10,3; Mt 19,16-22).
- Metáfora: Semejanza establecida sin el uso de la partícula “como”: Sal 57,5; Cnt 4,12;
Jn 14,6.

Capítulo 5: Géneros Literarios


La lectura que hace el cristiano del conjunto de la Biblia es la de una sola historia: la
historia del Amor de Dios hacia la humanidad.
Sin embargo, la lectura del conjunto de la Biblia es desafiante, porque cada libro que
hay en ella cuenta de manera diferente su contenido, los cuales contribuyen a la gran
historia de la Biblia de manera única.
A estas “maneras distintas” de contar las cosas se las conoce como géneros literarios.
Los géneros literarios son los distintos grupos en que se puede ordenar y clasificar las
obras literarias, de acuerdo a ciertas características comunes, según la intención y el
mensaje que el autor quería transmitir.
La Biblia es un libro religioso, pero también una obra literaria; por eso es muy
importante tener en cuenta el género literario en que está escrito un pasaje para
entender mejor qué es lo que el autor quiso decir.
Cada libro que tenemos en la Biblia utilizó un género literario distinto para transmitir
su mensaje, es por ello que no podemos interpretar todos los libros de la Biblia usando
un mismo criterio.
Reconocer los géneros literarios en la biblia nos predispone de manera distinta a la
hora de abordar los textos. Por ejemplo, uno lee con una expectativa distinta un libro de
leyes que un libro de poesía, espera de cada uno un contenido y un lenguaje específicos.
Cuando leemos un libro de leyes buscamos reglas de comportamiento en un lenguaje
técnico y exacto; en cambio cuando leemos poesía buscamos belleza en las expresiones
y reflexiones profundas sobre los sentimientos, la vida y la existencia.
En la Biblia hay muchos géneros literarios, incluso se puede decir que hay más géneros
que libros y esto ocurre porque muchas veces un mismo libro de la Biblia fue escrito en
diversos géneros literarios.
Aunque encontramos muchos géneros literarios en la biblia, de manera muy general se
puede hablar de cinco grandes agrupaciones: Narraciones o Relatos, Leyes, Discursos y
Enseñanzas, Cánticos y Poesía o lírica, y cartas.
La Biblia se entiende mejor cuando se toma en cuenta el género literario en la que un
pasaje está escrito, puesto que nos ayuda a enfocar nuestra atención en el mensaje del
autor, el cual, muchas veces, está camuflado detrás de las formas en que se presenta.

Capítulo 6: La Narración en la Biblia


La Biblia cuenta historias. En muchos libros que hay en ella encontramos narraciones
de todo tipo, tanto así, que casi el 50% de la Biblia es narración, como si fuera que lo
propio de la Biblia es contar historias.
¿Pero por qué en la Biblia hay tantas narraciones? ¿por qué no es un libro de filosofía,
como sucede con otros libros sagrados de otras religiones y culturas? Esto ocurre
porque la narración, el contar historias, es la manera más universal que tiene el ser
humano para comunicar, tanto así que, incluso nuestra mejor manera de captar
información es a partir de historias… en otras palabras, a todos nos gusta escuchar
historias.
El contar historias depende en gran medida del “narrador”, o sea de quien cuenta y
confecciona la historia. El narrador es el encargado de recopilar varios acontecimientos
y ordenarlos de tal manera que tengan un sentido, haya un mensaje y… “cuenten una
historia”.
Con las narraciones, varios acontecimientos que ocurren en la vida o en la imaginación,
que parecen aislados unos de otros, comienzan a relacionarse entre sí y tener un
sentido de fondo.
En la Biblia predomina la narración, pero no todas las narraciones son iguales y por lo
tanto, los textos no deben ser leídos de igual manera. En la Biblia encontramos
narraciones de todo tipo, ya sean Novelas, Biografías, Sagas, Cuentos, Leyendas, Mitos.
Cada uno de estos textos debe ser leído desde lo que es, tratando de encontrar el
sentido de fondo de cada uno.
Los autores Bíblicos vieron en la narración la mejor manera de expresar la acción de
Dios en la historia de la humanidad, y utilizando varias técnicas y recursos narrativos,
fueron confeccionando las historias que aparecen en la Biblia, mostrando a través de
acontecimientos y vivencias humanas cómo Dios se manifiesta en la vida de las
personas y así inspirarnos a cada uno a encontrar a Dios en la Vida Misma.

Capítulo 7: Discursos y enseñanzas


En la biblia encontramos discursos, no de manera basta como las narraciones, pero
están presentes.
Se puede decir que un discurso es una exposición de una idea de manera lógica y
estructurada, en donde un orador busca persuadir a un público con razonamientos,
para que las personas que escuchen el discurso puedan sentirse movilizadas a cambiar
algún aspecto de su vida.
En la Biblia encontramos discursos en distintas formas. Generalmente los discursos
aparecen enteramente en un libro, sí, algunos libros de la biblia son enteramente
discursos; sin embargo, su aparición no se reduce solo a eso, a veces encontramos
discursos pronunciados por los personajes de un relato, otras veces en medio de
algunas cartas, etc.
Generalmente, los discursos en la biblia están relacionados con transmitir una
enseñanza de tipo religiosa, a este tipo de discursos se los conoce como sermones; por
otro lado, también tenemos discursos que son pronunciados para defender algunas
ideas, los cuales son conocidos como apologéticos, e incluso hay discursos que se
utilizan con motivos de despedida, como el discurso de despedida de Moisés.
La gran mayoría de los discursos bíblicos aparecen mezclados con diversos tipos de
discursos, a veces encontramos discursos de despedida con intenciones didácticas o
históricas, como también un discurso apologético con tintes jurídicos.
Los discursos en la Biblia suelen tener características más filosóficas, y dependiendo el
tipo de discurso, encontramos en ellos enseñanzas muy profundas sobre el sentido de la
vida y la muerte, el sufrimiento y alegría, como también verdades muy medulares sobre
la fe.
Estos textos buscan ayudarnos a entender mejor nuestra existencia, y se valen de
razonamientos lógicos y otras artes retóricas para ayudarnos a reflexionar sobre la
humanidad y su relación con Dios.

Capítulo 8: Las Leyes en la Biblia


Gran parte de los primeros cinco libros de la Biblia corresponde a un extenso código legal de
más de 600 leyes. A partir de la mitad del libro del Éxodo vamos encontrando un código
antiguo de leyes.

Los antiguos juristas de Israel veían en estas leyes la sabiduría de Dios para mantener una
relación armónica entre todos los Israelitas, dando testimonio de que el don de Dios impone
ciertos compromisos.

Estas leyes fueron formuladas en distintas épocas para que el pueblo pueda salvaguardar su
justicia frente al egoísmo humano y al mismo tiempo salvaguardar la relación entre Israel y su
Dios.
En los textos jurídicos de la biblia encontramos varios tipos de leyes que se pueden agrupar en
cuatro apartados:

- leyes de santidad, que se ocupan de las prescripciones morales y buscaban dar una
identidad religiosa a Israel frente a otros pueblos.
- Sacrificios: relacionados a la manera en que el pueblo de Israel debía realizar sus
sacrificios en el Templo
- Leyes de justicia: este grupo de leyes se ocupa de la relación entre las personas
que hacen el pueblo de Israel y se fundamenta en el principio de que todos los
seres humanos, al ser hechos imagen de Dios, tienen la misma dignidad.
- Leyes sobre el tiempo sagrado: este grupo de leyes quiere salvaguardar el
sentido y la ejecución de los momentos sagrados para Israel (sábado, el año de
gracia, etc.).

Ciertamente, muchas de estas leyes en la actualidad están totalmente obsoletas. Sin embargo,
el espíritu con el que fueron escritas, hasta el día de hoy tienen la misma fuerza de inspiración
que transformó a Israel, puesto que cada ley, en el fondo, encierra el deseo de una humanidad
más plena frente al mundo.

Capítulo 9: La lírica en la Biblia


Después de la narrativa, la poesía es el género más presente en la Biblia. Una de cada tres
páginas de la Biblia es poesía.

La poesía está presente en toda la Biblia y en distintas formas, ya sea a partir de cánticos,
himnos, doxologías, poemas épicos, entre otros.

Aunque existen libros dedicados exclusivamente a la poesía, como el cantar de los cantares,
los salmos o muchos libros proféticos, muchas veces encontramos poesía en medio de las
narraciones. A veces se interrumpe una narración para que el protagonista entone algún
himno o un cántico y así darle profundidad y sentimiento a lo que se está narrando.

La poesía busca profundizar ideas a partir de ciertas artes retóricas, no busca sencillamente
exponer belleza, busca profundidad en las experiencias de la vida, reflexionar sobre ellas y
ayudar al lector no solo a conocer las ideas o experiencias, sino a vivenciarlas.

La forma de hacer poesía en el mundo bíblico es distinta a la forma que tenemos


tradicionalmente de hacer poesía. Lo típico en nuestras poesías es la rima y el ritmo. En la
poesía bíblica no siempre encontramos un énfasis en estas técnicas, sino a otras.

Una de las características de la poesía bíblica es que las ideas se van desarrollando
gradualmente y de manera repetitiva, para de esa forma lograr que el lector pueda profundizar
y meditar en la idea.

Esto se logra a partir de una técnica que se puede llamar pareado. En una línea se expone una
idea y en la siguiente línea esa idea se completa a partir de contrastes o explicaciones. Por
ejemplo, en el inicio del salmo 51, en el versículo 1, vemos que el autor recurre al amor y el
perdón de Dios. En la primera línea se explicita la intención del autor y en la segunda línea se
explica cómo se concretiza esta búsqueda.
En un poema bíblico encontramos que todos los versos se van construyendo con esta forma, y
así se presenta una idea desde distintos ángulos y obliga al lector a estar pendiente del todo y
no solo de las partes.

El fin de la lírica en la Biblia no es mostrar destreza en la palabra, no es un arte por el arte. El


lenguaje lírico presenta una función instrumental. Lo esencial de la poesía bíblica está en el
mensaje que el autor anuncia, mensaje que encuentra una mejor expresión en la poesía que
en otros géneros literarios.

Capítulo 10: Las cartas de la Biblia

Capítulo 11: El evangelio como narración

Capítulo 12: Apocalipsis, literatura de los marginados

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