Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Guión Borrador para Leer (Revisado)
Guión Borrador para Leer (Revisado)
Capítulo 1: Introducción
La biblia es una colección de libros escritos en un periodo muy largo de tiempo. Los cristianos
leemos todos estos libros como una sola historia, la historia de cómo Dios acompaña a la
Humanidad.
Se puede considerar a la biblia como una pequeña biblioteca escrita por muchas personas,
quienes tuvieron la capacidad de ver la acción de Dios hacia toda la humanidad en la historia
de un solo pueblo, el Pueblo de Dios (o el Pueblo de Israel).
Las personas que escribieron la biblia son los llamados autores bíblicos o hagiógrafos, quienes,
usando el griego y el hebreo de manera muy ingeniosa, escribieron narrativas y poesías muy
elaboradas, en donde van contando de qué manera Dios se hace presente en las realidades
humanas.
Ninguno de estos textos fue escrito en una sola época ni de una sola manera. En la Biblia
encontramos una variedad enorme de estilos y géneros literarios. A veces encontramos
poesías, otras veces narraciones, que pueden ser biográficas, épicas e incluso novelas.
También hay grupos de libros que no cuentan historias, ni tampoco invitan a la contemplación
como la poesía, sino más bien, buscan dar pautas de convivencia, como los textos de tipo legal
o moral.
Cada escrito que hay en la Biblia aporta una riqueza única a un hecho que puede ser contado
de muchas maneras: la intervención de Dios en la historia de la Humanidad.
(A pesar de que la Biblia, en su conjunto, cuenta una sola historia, es muy importante tomar en
cuenta la diversidad en los estilos, géneros y figuras literarias que se encuentra en cada libro
de la Biblia, para de esa forma poder profundizar más en el mensaje que los autores dejaron
en cada escrito y así no perder su sentido original.)
Existen muchos criterios y modos a la hora de leer, interpretar y comprender la biblia. Este
fenómeno se debe a varios elementos, algunos relacionados a la información que aporta el
texto (es decir, la lengua en que fue escrito, su autor, la época en que se escribió); otros al
lector (sus intereses ¿por qué y para qué se lee la biblia?, sus conocimientos en torno al texto,
entre otros).
Una forma de leer la biblia es la llamada: “lectura pastoral de la biblia”. Esta forma de lectura
integra la oración (entendida como diálogo con Dios a partir del texto), la lectura desde la
liturgia y la prédica (esta lectura busca el compromiso de vida del oyente); y la lectura
catequética o doctrinal (que busca cimentar las bases doctrinales de la fe).
Por otro lado, tenemos las formas de lecturas académicas. Son lecturas más elaboradas e
integran la lectura desde la teología (busca reflexionar de manera sistemática y global sobre
los contenidos de la fe), la exégesis (hace una lectura minuciosa para comprender el texto
bíblico en sí mismo); y por último tenemos las lecturas desde las ciencias humanas (historia,
psicología, sociología, etc) que a veces usan un texto bíblico como objeto de estudio.
Cada una de estas formas de leer la biblia es válida, todas tienen sus riquezas y
particularidades; sin embargo, quedarse con una sola forma lectura es insuficiente. Si
queremos aprovechar los textos bíblicos en profundidad, es necesario aprender a dialogar con
las distintas formas de lectura, reconociendo los límites de cada una.
Capítulo 3: Traducciones
Las lenguas en que los textos bíblicos fueron escritos originalmente son el hebreo y el griego.
Traducir la Biblia desde estos idiomas antiguos a nuestro castellano moderno encuentra
algunas dificultades, puesto que nunca es posible traducir a un idioma lo que exactamente lo
que otro idioma expresa, más aún si trata de textos antiguos. A veces, existen palabras,
expresiones y juegos de palabras del mundo bíblico que no tienen una correspondencia
adecuada en nuestro idioma.
Sin embargo, a medida que las ciencias bíblicas progresan, van apareciendo nuevas soluciones
a los problemas textuales. En cada nueva traducción, los traductores procuran superar las
dificultades, y es por ello que existen diversas traducciones: cada una ofrece una propuesta de
interpretación a los diversos textos, cuidando no perder el sentido original.
Ahora bien, no todas las traducciones son iguales. Dependiendo de la lectura que se quiere
hacer (ya sea académica o pastoral), existen diversas traducciones, cada una enfocada a un
tipo de lectura.
A groso modo, podemos dividir las traducciones de la biblia en dos categorías: las traducciones
formales o literales y las traducciones funcionales o dinámicas.
Las traducciones formales o literales tratan de mantenerse lo más fieles posibles al lenguaje
original. Por ello muchas veces son confusas y están enfocadas más al estudio académico de la
biblia. Este tipo de traducción muchas veces mantiene la estructura del lenguaje original, para
tener más exactitud en el estudio.
Las traducciones funcionales o dinámicas apuntan a una comprensión inmediata del texto.
Buscan que el lector tenga una interpretación inmediata del mensaje y por ello usan palabras
simples, a veces alteran las estructuras de las frases para que sean más entendibles y también
suelen agregar algunas palabras para que se facilite la comprensión.
Ambos tipos de traducción tienen su valor, sin embargo, esto no quiere decir que sean iguales.
Las traducciones formales tienen mucho valor a la hora de hacer un estudio serio y académico
de la biblia, y sus textos adquieren mucha exactitud, pero poca claridad.
Por otro lado, las traducciones funcionales son de gran utilidad a la hora de hacer una lectura
pastoral de la Biblia, tienen mucha claridad en sus textos, pero para lograr esto, muchas veces
renuncian a la exactitud que se necesita en los estudios académicos.
Capítulo 4: Figuras literarias
Las figuras literarias son formas poco convencionales de usar las palabras y buscan
sobre todo darle expresividad a una idea o a una frase con el fin de generar emociones,
sorprender, sugerir, persuadir, etc.
Con las figuras literarias se busca potenciar la expresividad del lenguaje y su uso es
típico de la escritura.
En la Biblia encontramos un sinfín de figuras literarias y es importante tratar de
reconocerlas para poder apreciar mejor el procedimiento por el cual el autor transmite
o enfatiza una idea.
Hay figuras literarias comunes a todos los idiomas, sin embargo, existen otras que son
propias de una lengua y una cultura. En la Biblia se encuentran todas las figuras
literarias que tenemos en el castellano, como también otras que son propias del antiguo
universo de las culturas hebrea y griega.
Y, como acontece con cualquier texto, varias figuras de las lenguas y las culturas
bíblicas originales se pierden en la traducción, sea porque el idioma de destino no
permite mantener el original, o porque hay juegos de palabras y de expresiones
idiomáticas intraducibles.
Esta situación suele cubrirse con aclaraciones al pie de página del traductor o a partir
de la adaptación a los elementos culturales propios del lenguaje del traductor.
Algunas de las figuras literarias más llamativas en la biblia son:
Los antiguos juristas de Israel veían en estas leyes la sabiduría de Dios para mantener una
relación armónica entre todos los Israelitas, dando testimonio de que el don de Dios impone
ciertos compromisos.
Estas leyes fueron formuladas en distintas épocas para que el pueblo pueda salvaguardar su
justicia frente al egoísmo humano y al mismo tiempo salvaguardar la relación entre Israel y su
Dios.
En los textos jurídicos de la biblia encontramos varios tipos de leyes que se pueden agrupar en
cuatro apartados:
- leyes de santidad, que se ocupan de las prescripciones morales y buscaban dar una
identidad religiosa a Israel frente a otros pueblos.
- Sacrificios: relacionados a la manera en que el pueblo de Israel debía realizar sus
sacrificios en el Templo
- Leyes de justicia: este grupo de leyes se ocupa de la relación entre las personas
que hacen el pueblo de Israel y se fundamenta en el principio de que todos los
seres humanos, al ser hechos imagen de Dios, tienen la misma dignidad.
- Leyes sobre el tiempo sagrado: este grupo de leyes quiere salvaguardar el
sentido y la ejecución de los momentos sagrados para Israel (sábado, el año de
gracia, etc.).
Ciertamente, muchas de estas leyes en la actualidad están totalmente obsoletas. Sin embargo,
el espíritu con el que fueron escritas, hasta el día de hoy tienen la misma fuerza de inspiración
que transformó a Israel, puesto que cada ley, en el fondo, encierra el deseo de una humanidad
más plena frente al mundo.
La poesía está presente en toda la Biblia y en distintas formas, ya sea a partir de cánticos,
himnos, doxologías, poemas épicos, entre otros.
Aunque existen libros dedicados exclusivamente a la poesía, como el cantar de los cantares,
los salmos o muchos libros proféticos, muchas veces encontramos poesía en medio de las
narraciones. A veces se interrumpe una narración para que el protagonista entone algún
himno o un cántico y así darle profundidad y sentimiento a lo que se está narrando.
La poesía busca profundizar ideas a partir de ciertas artes retóricas, no busca sencillamente
exponer belleza, busca profundidad en las experiencias de la vida, reflexionar sobre ellas y
ayudar al lector no solo a conocer las ideas o experiencias, sino a vivenciarlas.
Una de las características de la poesía bíblica es que las ideas se van desarrollando
gradualmente y de manera repetitiva, para de esa forma lograr que el lector pueda profundizar
y meditar en la idea.
Esto se logra a partir de una técnica que se puede llamar pareado. En una línea se expone una
idea y en la siguiente línea esa idea se completa a partir de contrastes o explicaciones. Por
ejemplo, en el inicio del salmo 51, en el versículo 1, vemos que el autor recurre al amor y el
perdón de Dios. En la primera línea se explicita la intención del autor y en la segunda línea se
explica cómo se concretiza esta búsqueda.
En un poema bíblico encontramos que todos los versos se van construyendo con esta forma, y
así se presenta una idea desde distintos ángulos y obliga al lector a estar pendiente del todo y
no solo de las partes.