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4 Detalle y fragmento 1. La PARTE ¥ 1 TODO La tradicién filosofica conoce muy bien la dialéctica existente centre Ia idea de «ocoy 0 totalidad o globalidad y Ia idea de «parte» 0 porcién o fraccién, Sin volver al centro del debate, bastari para ‘nuestro objetivo subrayar que, desde el punto de vista lingtistico, la pareja «parten/«todo» es una tipica pareja de términos interdefini- dos'. El uno no se explica sin el otro. Los dos términos mantienen relaciones de reciprocidad, implicacién, presuposicién. Afiadire- mos, ademés, que sa relacién no se agota en la oposicidn simple de Ja pareja de térmiros, sino que puede también ser ulteriormente «edesplegado» o expindido, hasta alcanzar la maxima explicitacion. Esto ocurrira si el vinculo potencial que une los dos polos de la oposicién, a su vex, se define concretamente segin un criterio de pertinencia o puntc de vista. En efecto, en la idea de «todo» 0 «ente- 10» 0 «sistema» 0 «onjuntoy existe la presuposicién de la «parte» 0 del «elemento» 0 del «fragmento» o del adetalley o de la «porcidny etc. Sin embargo, tal presuposicién se hace inteligible si la pareja en su conjunto es interpretada de modo «orientado» a partir de un cri terio de observacién. Por ejemplo, tendremos una interpretacién segtin la dialéctica «sistemar/xelemento» si hacemos pertinente ® Véase: Fernando Gil -Jean Petitot, Vao/malt, en Ewichpedia, Einav, Turin, 1982, vol. 4. 84 nuestra pareja segtin Ia idea de con-sintercia, es decir, de funciona- miento del todo o de-aus partes, al mismo tiempo. O bien, tendre- mos la de «entero»/aftaccién» si, en cambio, hacemos pertinente la misma pareja segtin la idea de infegridad, s decir, de comportamien- to del rodo y de la parte como consecuencia de una operacién de presién sobre el entero o, en fin, tendremos la de wglobaly//«locaby si hacemos pertinente la pareja a partir de la nocién de colwcactn de las partes respecto al todo. ‘También los términos «detalle» y «fragmento» pueden exami- nnarse tespecto a sus especificas relaciones con cierias ideas de «todo» y de «parte». De hecho, éstos son sinénimos «orientados» por la po- laridad «partes y se oponen a alguna especifica concepcién de «todo», ésta misma orientada. Sin embargo, como veremos, precisa- ‘mente las respectivas interpretaciones de la categoria, a su ver, se ponen en oposicién reciproca. Asi, edetalle» y wfragmento» se trans- forman, a su ver, en términos interdefinidos: a partir de su homolo- gia respecto a la polaridad «parte» y a partir de su oposicién respec to a a interpretacién de la categoria «parter/atodon. Esta répida premisa te6rica es necesaria para demostrar como, ya desde un nivel semsntico de base, se puede articular un verdade- ro sistema de diferencias lexicales, el cual puede tornarse itil cuan- do, en breve, intentaremos analizar nc tanto términos verbales, como pricticas de anilisis o de produccén de sentido que pueden titularse al «detalley y al «fragmento» como utensilios interpretati- vos 0 como efectos estéticos. Por lo demas, de modo mas relevante todo esto aparecera precisamente en el Ambito de las pricticas criti- ‘cas 0 creativas que conciernen a objetos visivos. En efecto, desce el punto de vista critico, el anzlisis de las obras a través del uso del de- talle 0 del fragmento es no solamente comiin, sino también mate- rialmente eviclente (piénsese en cudntos detalles nos muestra la his- toria del arte o en cuantos fragmentos utiliza la arqueologia). Desde su punto de vista creativo, nuevamente y muy a menudo, los artis- tas contemporineos proceden por fabricicién de obras-detalle o de obras-fragmento. En fin, las nuevas tecrologias nos proponen hoy renovadas maneras de entender el detalley el fragmento, sobre todo en el interior de las comunicaciones de masa. En conclusién: obser- var el (0 los) criterio (-s) de pertinencia segiin los cuales se actia por detalles 0 por fragmentos, puede decirnos algo sobre cierto gusto de época al construir estrategias textuales, sea de género descriptivo, como de género creativo. El primer criterio de pertinencia sobre el que se funda la nocién de divisibilidad de una obra o de un objeto 85 ‘cualquiera y que esta presupuesto por la posibilidad misma de nom- brar algo como detalle o fragmento, esté constituido por la diferen- cia entre al menos dos tipos de divisibilidad: cl corte o la ruptura. En las paginas que siguen se intentaré demostrar que no sélo los, dos conceptos estin en oposicién, sino que éstos corresponden a ac- ciones efectivas o bien a practicas significantes, a verdaderas démar- des epistemologicas, incluso a dos estéticas. Obviamente, esto, de modo general y en abstracto, porque, como siempre, las polaridades de una categoria no se presentan nunca también cn los fenémenos, sino que pueden dar lugar a objetos mixtos y altamente combina- dos, En forma de eslogin, llamaré la primera prictica con el nom- bre de prictica del aesino y la segunda con el de préctica del detective, porque seria incluso posible ejemplificarlas segtin los papeles temi- ticos del mas clisico de los enredos de género, Ia novela policiaca Las analogias y las diferencias entre las dos pricticas se ilustrarin a través de tres secciones: 4) Laetimologia, que consideraremos como una especie de me- moria lexical de un recorrido de sentido. 'b) Bl estatuto de algunas ciencias humanas, que retomaremos como pricticas metadiscursivas. 10) Elestatuto ce dos estéticas, que observaremos como acto de valorizacién de los procedimientos analizados en los puntos prece- dentes. La conclusién sera Ja de observar si, en cl ambito de una oposi- cién de categoria, en conjunto, més tradicional de lo que parece en tl gusto contempocineo, se ha abierto camino alguna manera espe- cial de realizarla o una orientacién tal como pata alterar su equili- brio en una direccién 0 en otra. 2. BriMoLoGia DEL DETALLE «Detalle» viene del francés renacentista (y a su vez, obviamente, del latin) adetaily, es decir, «cortar de»*. Esto presupone, por tanto, tun sujeto que «corti» un objeto. El hecho esta ulteriormente cont mado por la existencia del reflexivo «cortarsen, es decir, cortarse a si ‘mismos, como por el término de la misma familia lexical arecorten, que indica la existencia de un corte de un conjunto ya desarrollado precedentemente por alguien. Podemos decir entonces que todo un © Gortar = taglae y corte = agli en italiano, (N. det T.. 86 programa de accién es manifestado per la palabra: la accién que cambiara la relacién entre el sujeto y el objeto del corte. La preposi- ccién ede» implica la precedencia de un stado anterior al del corte, ‘como ademas la proveniencia del elemento cortado por un conjun- to integro. Por otra parte, el verbo acortar enfoca Ia atencién sobre la aceién misma del sujeto y, por tanto, lleva a pensar en el hecho de que el entero precedente y la parte sucesiva sean concomitantes en Ia accién. En fin, la relevancia de la accién de cortar subraya el he- cho de que el detalle se hace tal por el sujeto: por tanto, su configu- racién dependedel punto de vista del adetallante», que normalmente cexplica la razén del detalle y clarifica su causa subjetiva y su funcion Una segunda reflexion concierne al valor a atribuir al pretijo de-», En efecto, la particula no slo manifiesta una anterioridad y tun origen del detalle, sino que ilustea también la naturaleza de La operacién. En conclusion, el detalle es wle-finido», es decir, hecho perceptible a partir del entero y de la operacion de corte. Sélo el en- tero y Ia sustancia de Ia operacién perm ten de hecho la definiién del detalle, es decir, el gesto de poner en relieve motivado por el ele mento respecto al todo al que pertenece. Dicho en otros términos: al detalle nos acercamos por medio de un precedente acercamiento su entero; y se percibe la forma del detalle hasta que ésta queda en relacién perceptible con su entero (hasta que posee la misma mate- ria, hasta que posee unos contornos que son también lineas de divi- sidn del entero, etc.). Por tanto, existirin al menos dos umbrales cualitativos por encima y por debajo de los cuales no se da deta. El umbral inferior esta representado por un limite propiamente perceptivo: por ejemplo, el grano del material aproximado, la text- ra del entero, In consistencia eidética, que se presuponen no divisi- bles al infinito, El umbral superior, er cambio, esta representado por la dimensién del detalle © por su Focalizacion que se presupo- ren estar mas alli de cierta relacién cuantitativa con el entero: el detalle de un cuadro grande «casi como un cuadro» es, por decirlo si, el colmo del detale. Hay otro mecanismo implicito en la operacién de detallar, y este pronombre revela més bien el modo con que se construye ¢ discurs por detalles. Precisumente porque producir detalles depende de una accidn explicita de un sujeto sobre un objeto y det hecho de {que entero y parte estén acopresentes», el discurso por detalles pre: vé la aparicion de marcas de la enunciacién2, es decir, del yo-agui ® Se entiende por senunciaciéew el simulacto de la comunicacién que aparece 87 alora de la produccién del discurso, Hay casos en los que esto es ob- vio, como cuando asistimos al cine o en la television al uso del «zoom: la apariciéa de un espacio de enunciacién y de un sujeto manifestado por una «miraday en proceso de acercamiento es evi- dente; otro tanto ocurre cuando siempre en el cine o en la television se utiliza la cimara lenta: también aqui, de improviso, percibimos Ia existencia de un sujeto-mirada que disminuye la velocidad de la vision y ademas advertimos la existencia de un tiempo de la enun- ciacién, Una iiltima precision es desarrollada por la naturaleza de la ope- racién detallante o mejor atin por su funcidn, Cuando se eee» un. entero cualquiera por medio de detalles esti claro que e! objetivo es el de una especie de «mirar més» dentro del «todo» analizado, hasta el punto de descubrir caracteres cel entero no observaclos a «prime- ra vistan, La funcién especifica del detalle, por tanto, es la de re- constituir el sistema al que pertenece el detalle, descubriendo sus le- yes o detalles que p:ecedentemente no han resultado pertinentes a su descripcién, Conste como prueba el que existen formas de exreso de detalle que transforman en sistema el detalle mismo: en este eas0 se han perdido las coordenadas del sistema de pertenencia al entero © incluso el entero ha desaparecido del todo. 3, ETIMOLOGIA DEL FRAGMENTO Completamente diversa es la etimologia de «fragmento», que deriva del latin «trangeren, es decir, «romper». Entre otras costs, de drangere» derivan también ottos dos lemas que constituyen parte respecto a un todo: «fraccidn» y afracturay. Obsérvese que su dives- sidad depende de la marca temporal que mide la ruptura: el frag- mento es sucesivo a ésta, la fraceién es el acto divisorio, la fractura es una potencialiadud de ruptura no aecesariamente definitiva. El fragmento presupone, mis que el sujeto del romperse, su ob- -a prueba dle ello el que el verbo «romper» posee un reflexivo jeto. nun testo en primer grado, como relacin entre obs y lector (0 eautore y wee: om), yen segundo grado, como cualquier eelacidn comunicativa (por cermplo: wa Sidloge en una historia e una enuneiscién enunciada). Sobre la teori le I enn eiacién, véase: Emile Benveniste op. ct Algiedas J. Greimas, op. cit: Oswald Dut rot, Eramcazion, en Encpedia, Einaudi, Turin, 1979, vol3; Kl, Dit er ne ps die, Hermann, Paris, 1972 (ead. it’ Din e mon die, Ofticing, Roma, 1979), 88 intransitivo, «rompersen, pero no un relexivo pasivo. A diferencia «lel detalle, el fragmento, aun perteneciendo a un entero preceden- te, no contempla su presencia para ser definido; mas bien: el entero sti sn absentia, De hecho, desde el punte de vista discursivo, la ope- racién de la ruptura se ha introducido en un discurso histérico y no ‘en un discurso con huellas de la enuncizcién. El fragmento se ofre- ceasi comoes, a la vista del observadory no como fruto de una ac cién de un sujeto, Esta determinado porel caso, si queremos decirlo deeste modo, y no por una causa subjetiva. Naturalmente esto suce- deen el momento en que el fragmento aparece en un discurso, no fen aquél en que eventualmente se reconstruye la razon de su ser fragmento, Otra diferencia respecto al detalle es la de que los confi- nes del fragmento no son «de-finidos, sino mas bien sinterrumpi- dos»*. No posee una linea neta de contin, sino mas bien lo acciden tado de una costa. Al contrario, podria decirse que precisamente la oposicion entre caso y causa que lo diferencia dll detalle se traduce en una geometria fractal, asi como el sezundo expresa, en cambio, tuna geometria plana tradicional y regular’. De hecho la geometria del fragmento es la de una ruptura en la que las lineas de frontera deben considerarse como motivadas por fucrzas (por ejemplo, fuerzas Fisicas) que han producido el eacciden. te» que ha aislado cl fragmento de su «todo» de pertenencia. El ani lisis de la linea irregular de Frontera permitira entonces no una obra le re-conditucin, como se decia a propésito del detalle, sino de re onstrucén, por medio de hipdtesis, del sstema de pertenencia. Por tanto, supuesto también éste como parte de un sistema, el fragmen- (0 es explicado. Al conttario del detalle que, en cambio, aun supuesto del mismo modo, explica de manera meva el sistema misno Por estas razones el fragmento no es introducido en el discurso dejando huellas de enunciacién. El discurso mediante fragmento 0 en el fragmento no expresa un sujeto, un tiempo, un espacio de la enunciacién (excepto cuando se examina en detalle). Por tanto, sus umbrales son puramente cuantitativos: un umbral microseépico (por debajo del cual no se reconoce un objeto como fragmento, sino solo como «polvo») y uno macroscépico (por encima del cual se percibe el entero falto de algiin detalle). Por ejemplo, una pequea Piedra no coloreada, no manipulada, no trabajada es como polva si cl objetivo esel cle Hegar a la reconstruccién de la forma de un tem- * Inerotos. (N: dT.) 2 Vease, in § 6 89 plo, Del mismo medo una estatua a la que fe flte blo el dedo menique del pie imuierdo no es un fragmento, sino un total la wee é forma de exceso En fin, también para el fragmento existe una form: que cambia su naturaleza: el fragmento se transforma él mismo en sistema cuando se cenuncia a la suposicién de su pertenencia a un sistemas, 4. A pROPOSITO DE ALGUNAS CIENCIAS HUMANAS Como se habia indicado, tratamos ahora de transferir a un pla- no gencral las consideraciones desarrolladas hasta este momento, CObservamos inmediatamente que en el dmbito de las ciencias hu- manas podemos hellar practicas de anilisis ficilmente denomina- bles por medio de una seméntica del detalle o del fragmento. En. otros términos: exsten Formas de andlisis que utilizan un insteu- mento-detalle o un instrumento-fragmento como estrategia de in- vestgacién,desericion y explicacion dels fenémenos La oposi cidn de categoria reencontrada lexicalmente continiia funcionando del mismo modo. Por tanto, nos permite contraponer una episte- mologa del drat a una epstemologin del fragmento, ‘De manera muy general, podriamos decir que el anilisis de los fenémenos «al detellen resulta de tipo sustancialmente deductivo 0 hipotético-deduetivo. El detalle esté de hecho pensado como por- cidn de un conjunto que permite, mediante el examen més aproxi- mado, volver sobre cl mismo o releer el sistema global desde el que ha sido extraido de manera provisional. Hay disciplinas, dentro de las ciencias humanas o de las mismas materias cientificas, que casi estin inclinadas naturalmente hacia el anslisis al detalle, Por ejem- plo, el estracturalismo en lingtifstica, en semistica, en antropolo- fs, parte de a concepin de un fendmeno como dtl ce un sis tema provisto de una estructura, El fendmeno, permitiendo una ~ \raria de aspecto como verda- vn ane Giovann Carer ie anti, tao, 1, 1986, o0 aM 36 net cm deta de oyun pt ear ser aoa pero Choke attain De xo pe pepo dau te mnt dc igo ama sobre cl siena de erteneicia, solo porque le Y emero comparen cn toda parte el wisio etilon {ectura comparada, por un lado es explicado por el sistema (o por la steuctura) y, por otro, permite verificer o reformular la estructars misma. Idéntico principio vale para el fendmeno en sit este man festa las reglas generales de sistema, siendo sistema en primera ps sona, es decir, dotado de una estructura; por tanto, sus detalles per. mitiran verificar su estructura por una parte y, por otra, serin anall zables a partir de la idea de que el conjurto esté estructurado; el mis. ‘mo principio vale también para las disciplinas que no nacen como estructuralistas, En el ambito de la historia del arte, por ejemplo, la iconologia funciona de la misma manera; ésta contempla una teoria de los niveles de significado: el anilisis preiconogrifico, el icono- grifico y el iconologico, En el primerc se reconocen en una obra Jos emotivos», ya que son figuras naturalmente teconocibles; en el segundo, la combinacién de los motivos conduce al reconocimien- to de temas; en el tercero se remonta al contenido simbolica y a la actitud producidos por éste en un ambiente determinado*. Sin em- bargo, esto no es nada mais que una observacién de porciones de la obra segiin un sistema de accrcamiento al detalle con el fin de relecr y seinterpretar al entero, La obra es considerada como un sistema dlotado de un contenido mis 0 menos oculto, en ef que cada por- i6n finaliza en el significado global y p-oduce sentido a mis naive. les, segtin el sistema de relaciones con el que éstas se integran con las oteas, Aquélla fundada en el examen de los fendmenos como frag- ‘mentos es una prictica analitica de tipo, 2n cambio, sustancialmen- te inductivo 0 abductivo’. EI fragmento es generalmente una por- ci6n presente que remite a un sistema -onsiderado por hipotesis como ausente. Aquélla mediante fragmentos pose mis el aspecto de una indagacién que de una investigacion analitica. No sin moti vo en deteriminadas disciplinas naturalnente inclinadas al frag. mento, a menudo se tiene Ia impresi6n de I biisqueda cel suspense, es decir, de una progresién azarosa hacia la solucién considerada por hipotesis y eventualmente confirmaca, En las mismas ciencias del Ienguaje, que antes habiamos titulade al detalle, existe tambien ‘una vertiente opuesta, Se puede pensar, por ejemplo, en una semis ‘Omar Calabrese, 1 gna dears, Bomnpinni, Milan, 1985, * Se entiende por wabduccions la leceidn de una hipdtesis que puede sesvie ppara expliear unos hechos empiricos, la verficacion por parte de estos dltsmcn La {ransfora en ley. Véase: Umberto Bro, Trata. ct; Charles Salers Peirce, Co. ected Papers, Harvard University Press, Cambrilge, on tica «fragmentarian: la que parte del concepto de abduccidn de Peirce y que, al menos en las muntifestaciones actuales, parece mas una priictica de detection que de deduccién. No sin raz6n varios semidlo- {gos de matriz peirciana han dedicado un volumen de estuios, //seg- node’ tres, a In investigacién de los grandes nartadores, es decir, a los personajes de Sherlock Holmes y Auguste Dupin. Carlo Ginzburg ha intentado definir la existencia de un «modelo conjetural» del co- nocimiento que se zbriria camino a finales del siglo x1x con tres ‘grandes pensadores en tres diversos Ambitos disciplinarios: Peirce en la logica y en la semiética, Freud en el psicoanilisis, G ‘Morelli en la historia del arte®. Se ha hablado ya de la semistica, Por Jo que concierne al psicoandlisis, efectivamente la practica freudia- na concibe la narracién del sueiio como objeto de indicio. El suctio debe reconducirse a un entero que es la personalidad del paciente, pero este entero no 2s reconocible y se puede solo reconstruir par- tiendo del suefio mismo que es un fragmento de aquel entero". En cuanto al arte, nos hallamos frente al mismo principio. Toda atti- bucién o prictica de conoisienrship considera la obra momentinea- ‘mente anénima como fragmento de un sistema del que hay que re- construir el conjunto que falta (Ia epertenenciay a alguien o, inclu- so, la pertenencia a una obra si el objeto del que disponemos es, él mismo, un fragmento concreto). O bien, piensa también en que pe~ quefios detalles pertenecientes a a obra pueden ser extraidos literal- mente de ésta y analizadlos como afésiles-guiax: de hecho son éstos, Jos que manifiestan mejor que la obra completa aquella otra y mis fundamental integridad que es la pertenencia a un autor oa un esti- 1o.0 a una época. Tembien cierta critica de arte pareceria llevada a la ideologia del fragmento. Por ejemplo, aquella critica que en una obra favorece algunas y no otras porciones del texto, exaltando s6lo aquéllas y anulandc la obra misma como globalidad" © Umberto Eco Thomas Sebeok (ed. ynotas de), Hg dei tre, Bompian, Mi Hin, 1985, » Carlo Ginzburg, Spe, en Algo Gargani (ed. y notas de), Cris dela ragione, ie audi, Turin, 1979;ahora también en Carlos Ginzburg, Ait, emblems, Kinaud Turin, 1986, round Freud, Lie Traundetang, 1915 (trad. it, Ltepretacon del se Bo ringhieri, Milin, 1966), En Fin, la obra se ke fragmentasiamente, como siestuviera observada a par tirde una hipstesis pareal, singular local, Su produccién y su consumo estin su jetos al caso y a la ocasion, Asi en efecto, teoriza Anne Cauquelin, Cov iaté da Jiaguent, Auber, Pars, 1986 92 Sin embargo, es, evidentemente, en e Ambito de las di historicas donde normalmente la critics aft maximo desarrollo. No sin razén la arqueologia trabaja por hipére- sis y por reconstruccién precisamente a partir de fragmentos reales, de obras del pasado, Se trata en este caso de una necesidad: el tiem- po ha destruido los enteros y nos ha dejado justamente solo frag- mentos. EI nombre de Carlo Ginzburg, arriba citado hace poco, nos. permite recordar que la llamada umicrchistoria» funciona ideal- mente por fragmentos. De hecho, la investigacién «no gévénemen- tiel®» prefiere el microsuceso, ya que, por una parte, éste permite el control sobre el hecho examinado y, por otra, expresa mejor que el ‘macrosuceso, el «espiritu» de una época, cue se supone que se man- tiene mas o menos andlogo en cada seccién y nivel de una sociedad dada en un momento dado". 5. UN ESQUEMA DE RELACIONES, Sobre la base de las notas precedentes, parece ahora claro que el ‘uso del detalle o del fragmento como prictica analitica contempla una suposicién de valor que se da a la relacién entre la porcién y el sistema al que ésta pertenece. El «retorno» de la parte al todo impli- ca, en fin, una diversa valoracién, en los dos casos, clel elemento y del entero. Cuando el entero 0 «todo, o sistema, sea una obra de arte, la valoracién de la misma relacién llegar a ser incluso una es- tética, De hecho en el caso del detalle tendremos una tendencia a sobrevalorar el elemento porque es capazde hacer volver a pensar en el sistema: por tanto, el detalle es, por asi decirlo, «excepcionali- zado». Al contratio, en el caso del fragmento, la porcién es conside- rada como un accidente del que se parte para reconstruir el todo: cl fragmento se reconducira entonces a una hipotética «normalidad» suya, Ia interna al sistema considerado por hipotesis. n conclusién, «excepcionalidad contra enormalidady se tor- han en una nueva categoria que preside el uso del detalle y del frag- ‘mento, Intentemos profundizar su oposicion y extenderla o articu- larla, Para hacerlo, intentemos esquematizarla con el empleo de una terminologia coherente y tomemos, a este fin, una metafora "Para una panorimica sobre la escuela historia que proviene del grupo de la revista Annales», véase, entre otror: Georges Duby, Le rv de ite, Pats, 1983 (trad. it, 1a della teria, Garzanti, Milin, 1986) 93, i far como sistema una cus- jentifica. En topologia, se puede consierar como sistema un cure fe cine contra po low parmetos de sus vas cn ns abacisasy en las ordenas y que respete una funcién, La curva est ‘su ver. constituida por una serie de puntos. Tales puntos se llamar tregulares» cuando obedecen s6lo y inicamente a Ia ey de a Fane Cin representada for Ia curva, En cambio, se Haman esingularesy aquellos puntos que, aun obedeciendo a ta funcion, siguen al mis- ino tiempo tambiér. ofa; puntos, en términos mas exactos, que dle- trominareros triphos» ‘un plows". Puntos regulares y singulares pueden representarse asi leremos ahora regularidad y singularidad no ya como tecni- conn er emiico sino como metafors de fenomenosculraes {al limite estético:. La operaci6n esti permitida, porque en el uso de la lengua esto ocurre continuamente, Desde el punto de vista le- ‘ical comiin, podemos, en fin, colocar los lemas «singular» y aregu- lam» en oposicion. Alora bien, mediante el procedimiento de ex: pansidn previsto por el «cuatro semidtico», podemos también teticular ls relaciones entee las dos polaridades en contrast, hie Ilando sus contradictorios, sus subcontrarios y sus deixis. Tend mos asi el esquema siguiente: i eee Ve ca 1 Sobre la concepcién del wcuadeo semidcican, ver ta nota 45, § 04 Individual Singulas Regular | oe espn) Normal No sine ee a_i Detengimonos en cada tétmino, «Singular» y «regular» son los dos contrarios principales. Sus términos conttadictorios son «no regu- lam y «no singulao», a su vez, en relacién de subcontrariedad. Las combinaciones son la expansin mas interesante. La singularidad unida a la regularidad da lugar a lo «individual», que de hecho ex- trae de la singularidad el aspecto individualizante, pero de la regula- tidad mantiene el caracter de no-evasién ée la norma. La combina- cidn opuesta une la no-singularidad y la no-regularidad: los dos as- pectos estin, en cierto sentido, neutralizadas y el fenémeno analiza- do no permite ser reconocido ni como sngular ni como regular. ‘Tendremos entonces una especie de indist nto que proponemos de- nominar wgenérico», La combinacién a lo largo de las adeixis» nos Neva a sumas la singularidad y la no regulacidad: el fendmeno anali- zado no sélo es singular, sino que su singularidad hace perder de vista también el resicuo de regularidad que conserva. Propongo uti- lizar en este caso el término wexcepcionals, que de hecho tiene en cueata la singularidad, pero prevé que ésta sea también fruro de una no-regularidad (por ejemplo, la licencia poética, que es singular como descarte de la norma lingiistica, pero que acaece utilizanclo Ia excepcién gramatical), En fin, la ecleixis» opuesta niega la singulari- dad afirmando la tegularidad. Propongo denominar este caso con el término «normals, ya que, asi, ser posible tener en cuenta tanto la ausencia de descartes de la regia como la insistencia en la adhesin a fa regla, esquema ¢s bastante valido para cescribir kas operaciones analiticas conducidas mediante las estrategias del detalle y del Frag- mento, E] detalle consiste en la operacién de hacer pasar un fe meno del drea de la individualidad a la de la excepcionalidad o, me- jor atin, de la polaridad de lo regular a la de lo excepcional. De he cho, Ia prictica «detallantey consiste en «poner de reliever, como hecho excepcional, una porcidn del fendmeno que aparecia, de otra forma, normal. Ea cambio, completamente opuesto es el mecanis: 95 ‘mo que preside la estrategia del fragmento. El fragmento se da, en efecto, siempre inicialmente como singularidad, a causa quiz de su misma geometria; pero de la singularidad el analista intenta volver 1 la normalidad del sistema de origen al que el fragmento pertene- cia, Por tanto, el fragmento en su estado inicial es una «emergen- cian, pero ésta es anulada con la operacién de retorno al entero. 6. Dos BSTETICAS CONTRAPUESTAS Y MUCHOS FENOMENOS NIXTOS Ya he anticipido que Ia estrategia del detalle y la del fragmento dan lugar también a actitudes estéticas, La motivacién me parece banal. Cuando cualquier prictica analitica sitve de soporte para Ia valoracién de una obra (ade arte» 0 n0), automaticamente tendre~ mos la manifestacién de una inversién de valor, El valor concierne ala obra, es verdad, pero su criterio reside también en la estrategia de base empleada, Volvamos, para comprender mejor este asunto, fal esquema de expansién de la categoria «singulam»/«regula, La combinacién que da lugar a lo «excepcionaly 0 lo «normaly en si y por si no esti necesariamente dotada de valor estético, Se torna tal, siyy s6lo cuando los diversos términos son a su vez investidos de di- cho valor, casi como si fueran insertados en implicitas proposicio- nes que confirman su aprobacién o su reprobacién por parte de un sujeto individual o colectivo. De hecho, ciertas posticas interpreta- tivas funcionan precisamente de este modo. Por ejemplo, las van- guardias de nuestro siglo han contribuido a valorizar enormemente Ta wexcepcionalidad» contra la anormalidady: basta pensar en el principio de adescarte de la norma» enunciado por Sklovskij y por los formalistas rusos, en el que consistiria la misma funcion estética del lenguaje'. Al contrario, otras poéticas (tal vez definidas «clasi- cistas») han insistido mas bien en la valorizacién precisamente de la norma o del canon de belleza. Una prucba: la explicita contraposi- cién de titulos y de contenidos en dos ya viejos libros dle historio- gratia eformaly de la arquitectura, el de John Summerson con el tulo de /2lenguajerlisce de laarguitectnray el de Bruno Zevi conel titulo de El lenguaje moderna de la arquitectura's, En el primer caso se inter- 1 Sobre el tema, véase: Tavetan Todorov, ¥ format’ swe, Kinausi, Turin, 1964; Viktor Sklovskiy, Terie dela prs, Einaudi, Turin, 1980; Roman Jakobson, Saga di lings genra, Felicnelli, Mikin, 1966. ‘Joh Sumierion, The Clase! Language of Arditcture, Methuen & Co. Lon: 96 pretan las diversas wgramaticas» de los clasicismos historic teens sispacions are Manne cee le la antigiedad greco-romana. En el segundo se entiende la mo- deenidad (toda modernidad no s6lo la centempordnes) com dee viacién del dogma, de la regla, de la repeticion formulac". Sin embargo, las dos estéticas, la de lo excepcional y la de lo normal, no describen todavia de qué manera se tornan en estéticas del detalle y del fragmento, Aqui hace falta introducir entonces un ulterior principio. Es decir: que cualquier categoria puede ser in- vestida por valorizaciones (en nuestro caso estéticas). Por tanto, también categorias que se combinan entre ellas y que pueden resul- tar formantes de una estética y ser valotizadas mediante operaciones simultineas 0 sucesivas. Veamos, Se ha dicho que existen dos estti- «as, una de lo excepeional y otra de lo normal; éstas pueden mani- festa de muchos mesos. Uno de ose an elas de los jendmenos a partir de sus elementos por lo que la misma eategori «parte/itodon puede ser investida de valof, cuando se elie por ejemplo, que «pequeio es bello» en contraposicién con una idea slobalista de Ia belleza. Sin embargo, a su vez, hemos visto que la categoria «parter/atodo» puede manifestar a polaridad «parten, ya como detalle, ya como fragmento. La nueva categoria «detallen/ «fragmento puede entonces ser investida ulteriormente por valo- res estéticos y dar lugar, por ejemplo, a poé:icas que —en el conjun- to— favorecen la excepcionalidad de la obra, la elaboracién de sus pares y emergence un delle oI consincién de wn Fg: mento (la obra como fragmento 0 las partes de la obra como frag. ment ygmento.o las partes de la obra como frag. Sin embargo, una vez mis, las definiciones alcanadas me pare- cen genéricas 0 banales: modelos bastante luctuantes de interpreta- cién valorativa. Dos consideraciones deben ser afadidlas para llegar a descripciones mas coneretas. La primert: que toda inversion de valores puedle ocurrir de dos modos, o como inversén ev la fuente (mo. mento de produccién de obras en las que se indican poéticas subya- centes) 0 como inersén en la reegcn (momento de Fruicion de las des, 1963 (tad. it nua cas del aciettur, Sinaadi, Ta Zev I gsi made delat, oa, sin, 197, cans made simple concepion de un legs atgutectnic como wes 1» se ha debatido en el auimero especial de la revista xasabellae dedicat la arquitectura como lenguaje (430, 1978), 1970); Bruno 7 ‘obras en las que la recepcién misma constituye una poética)", La segunda: que toda inversian de valores se torna emergente camo as ‘cand

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