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IMMANUEL KANT

ACIA LA PAZ
PERPETUA.
UN PROYECTO
FILOSÓFICO ..........
IMMANUEL KANT
HACIA LA PAZ PERPETUA.
UN PROYECTO FILOSÓFICO.

Traducción, selección bibliográfica y notas:


Macarena Marey y Juliana Udi

Prólogo:
Macarena Marey

UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES

Rector
Daniel Gomez

Universidad
Vicerrector Nacional
dcQuilmes
Jorge Flores Editorial

f:j í'.J ::\ 9¼-,¡
1.," ,. ,,,,

\,/ ÍNDICE
qColección Política
Serie "Clasica"
Dirigida por Claudia Amor

PRÓLOGO ..•.••••..............•......•.••••.••••........•..••••••.•..........••••....•...... 9

Kant, Immanucl
Hacia la paz perpetua : un proyecto filosófico - 1 a ed. -
Bernal: Univ. Nacional de Quilmes; Buenos Aires: HACIA LA PAZ PERPETUA ............................................................ 37
Prometeo Libros, 2007.
120 p.; 2ox 12 cm. (Política. Clásica) Primera sección, que contiene los artículos
Traducido por: Macarena Marey
preliminares para la paz perpetua entre los Estados .............. 40
ISBN 978-987-558-112-8
Segunda sección, que contiene los artículos
1. Filosofia. 2. Filosofia Política. definitivos para la paz perpetua entre los Estados ................... 49
I. Macareria Marey y Juliana Udi, trad. II. Título
CDD 190 Primer articulo definitivo para la paz perp etua.................. 50
Segundo articulo definitivo para la paz perpetua............... 57
Tercer articulo definitivo para la paz perpetua ................. 63
Titulo original: Zum ewigen Frieden. Ein philosophIBcher Entwurf

Primer suplemento ................................................................. • 67


Traducción, selección bibliográfica y notas: Macarena Marey
y Juliana Udi
Segundo suplemento ............................................................... 78
Prólogo: Macarena Marey

APÉNDICE ................................................................................ 81

I. Sobre el desactierdo entre la moral y la política


en relación a Iá. paz perpetua ................................................... 81

© Universidad Nacional de Quilmes, 2007 II. Del acuerdo de la pol ítica con la moral según
Roque Sáenz Peña 352 el concepto trascendental del derecho público ......................... 97
(Bl876BXD) Berna!
Buenos Aires
http:/ /www.unq.edu.ar SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA .........•...............................•............. 107
editoria1@unq.edu.ar

ISBN: 978-987-558-112-8 ÍNDICE ANALÍTICO ............................................ ,, ...................... 115


Queda hecho el depósito que marca la ley 11. 723
PRÓLOGO
MACARENA MAREY

1
ORIGINALIDAD Y ACTUALIDAD DE LA TEORÍA
KANTIANA DEL DERECHO INTERNACIONAL

Kant publicó su "pequeño escrito", Zum ewigen Frieden.


Ein philosophischer Entwurf, 1 en octubre de 1795. En este
texto formula, de modo sistemático y por primera vez en su
producción filosófica, su versión de los principios jurídicos
normativos destinados a regular el derecho internacional,
los que serán luego retomados en la primera parte de la
Meta.física de las costumbres,2 de 1797-1798, obra en la que
la filosofia práctica kantiana alcanza, en palabras de Allen
Wood (2002), su "forma final".
Con todo, Hacia la paz perpetua no fue la primera apro­
ximación del autor a los problemas de las relaciones inter­
nacionales. En la década de 1780, en consonancia con lo
que habían propuesto (aunque con marcadas diferencias)
Leibniz, Wolf y (en cierta medida} Rousseau -en su análisis
del Proyecto para conseguir la paz perpetua en Europa,3 de
Saint-Pierre-, pensaba que la mejor forma de instituciona­
lizar las relaciones entre los Estados a fin de terminar con la
guerra era la de una suerte de Estado supranacional, dota­
do de poder de coerción sobre las naciones. 4 Sin embargo,

1 En adelante, ZeF. Las referencias a las obras kantianas siguen la


paginación de la edición de las obras completas preparada por la Aca­
demia de Ciencias de Berlín (Kants gesammelte Schriften, Berlin y
otras ciudades, Deutsche Akademie der Wissenschaften, 1902 y años
siguientes).
2 Die Metaphysik der Sitten. Erster Theil. Metaphysische
Anfangsgründe der Rechtslehre (1797). De aquí en adelante, RL.
3 Projet pour rendre la paix perpétuelle en Europe.
4 La propuesta de diseño institucional de Rousseau, de clara influen­
cia sobre Kant, dificilmente podria hoy asimilarse a un Estado mundial,

9
IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓ!•"ICO

a partir de 1793, con la publicación de Sobre el dicho En este último sentido, la teoría del derecho internacio­
común: eso puede ser correcto en la teoría pero no resulta nal propuesta por Kant contiene otro elemento de diferen­
apropiado para la praxis, 5 Kant se persuade de que tal ins­ ciación respecto de la, visión de sus contemporáneos: la
titución entrañarla despotismo y postula, en lugar de aqué­ idea de que la guerra es un modo ilegítimo de procurarse
lla, que el derecho internacional debería ser dictado por las el derecho. Tanto este punto como su justificación de fondo
naciones unidas en una liga voluntaria y desprovista de un (i. e., la soberanía como derecho que corresponde al pueblo
poder supremo que tuviera competencias más amplias que y la normatividad de la noción de humanidad como fin) sig­
las de los Estados asociados. Esta configuración interesta­ nificaron ·un giro conceptual de magnitud en relación al
tal alternativa es defendida en Hacia la paz perpetua y en la pensamiento prevaleciente en la Modernidad en torno de
Doctrina del derecho de la Metaftsica de las costumbres las relaciones internacionales, a saber, la doctrina del ius
como la forma institucional necesaria para que los princi­ ad bellum (derecho a la guerra) o del equilibrio del terror.
pios del nivel jurídico anterior, i. e. el de la justicia domés­ Esta doctrina, entre cuyos adherentes podemos situar
tica, no queden en una situación de derech? provisorio o pri­ tanto a Maquiavelo y a Hobbes como al iusnaturalismo de
vado y no se pueda conseguir una paz permanente. Grocio y Pufendorf, 6 consideraba que los Estados naciona­
les retienen un derecho a llevar a cabo guerras de agresión
ya que, en realidad, consiste en un congreso legislativo, con una direc­ para ver satisfechos sus reclamos frente a otros Estados.
ción rotativa -que, en definitiva, se asemeja más a una presidencia de El presupuesto sobre la base del cual se sostenía que los
congreso que a una jefatura del poder ejecutivo. Rousseau sostiene asi­ Estados tenían tal derecho era, en rigor, doble: por un lado,
mismo que las leyes internacionales deben ser dictadas por los Estados
miembros, quienes retienen su soberanía en lo concerniente a sus regí­
como no existía un tribunal internacional con poder sobe­
menes internos. Una de las razones por las que Rousseau propone este rano en posición de dirimir de modo pacífico los conflictos
tipo de institución, en vez de un Estado supranacional con todas las entre reclamos enfrentados, estos conflictos sólo podían
competencias de un Estado doméstico, es la misma por la que Kant resolverse a través de la violencia; por el otro, la instaura­
rechaza en su período maduro la república mundial: su despotismo sub­
siguiente. Véase Rousseau (1754, p. 584): "Nótese además que como el ción de este tribunal era imposible (e indeseable), puesto
Cuerpo Germánico tiene un jefe permanente, la autoridad de este jefe que la soberanía absoluta de los Estados se contradecía
debe necesariamente tender sin cesar a la usurpación; esto no puede con cualquier sujeción a una regla superior externa. De
ocurrir en la Dieta Europea [i. e., la propuesta de Rousseau], en la que
la presidencia debe rotar y ello sin consideración a la desigualdad de este modo, combinando argumentos positivistas y realistas
fuerzas". La diferencia fundamental entre la liga kantiana y la rousse­ con otros de índole normativa, los teóricos del ius ad
auneana -desemejanza en atención a la cual puede colocarse a bellum terminaban por sostener que no había motivos legí­
Rousseau entre los defensores de una institución internacional cuasi timos para instituir un modo pacífico de arbitraje y que la
estatal- es que esta última incluye un poder de policía destinado a cas­
tigar las desviaciones de los miembros, mientras que en Kant la igualdad
de 1,os pueblos impide cualquier forma de punición. Otro punto en el que
Kant se distancia de Rousseau es que, como Saint-Pierre, Rousseau pro­ 6 Esta posición está representada actualmente por las doctrinas de
pone que la liga esté conformada sólo por las grandes potencias euro­ la Realpolitik. Las posturas estat:istas abarcan un amplio rango de
peas y no por repúblicas legítimas. En consecuencia, esta unión no corrientes de pensamiento político. El ejemplo paradigmático del siglo
tiene, como Sí ocurre en Kant, la intención cosmopolita de abarcar a todas XX es la obra de Carl Schmitt Die Wendung zum diskriminierenden
las naciones del mundo. Para más diferencias entre el pacifismo de Kriegsbegriff, de 1938. Para las consecuencias del realismo en el nivel
Saint-Pierre, el de Rousseau y el de Kant, véase Wood {1995). de la justicia global, asi como para la explicitación de sus postulados
5 Über den Gemeinsprnch: Da.s mag in der Theorie richtig sein, taugt metafisicos e ideológicos, véanse Habermas {1995; 2004), Maus (1980)
aber nicht für die Praxis. En adelante, TP. y Tesón {1998, pp. 9-14 y ,39-71).

11
IM!\-IANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

paz internacional sólo podía y debía ser conseguida y sostiene que este punto de partida determina que la forma
mediante el equilibrio entre las potencias. institucional del derecho internacional tenga que ser la de
En oposición a esta postura, la teoría kantiana del dere­ una asociación de Estados y no la de un Estado mundial
cho internacional considera que la condición de guerra se con autoridad coactiva (ZeF, p. 354).
define no sólo por la agresión real, sino también por la Ahora bien, afirmar que el derecho de los Estados impli­
posibilidad de la agresión, por lo que una paz duradera ca la formación de una liga voluntaria {por contraposición
puede ser conseguida únicamente a través de la juridicali­ a un Estado mundial), al mismo tiempo que se sostiene que
zación de las relaciones entre los Estados. La construcción el derecho internacional debe respetar, ante todo, los dere­
de un derecho internacional que sirva de marco juridico chos humanos, resulta, de algún modo, paradojal. Es claro
para la garantía del cumplimiento de los tratados de paz se que cuando Kant, en el pasaje recién citado, afirma que el
convierte, entonces, en el único modo de cumplir con -o de Estado de pueblos se contradice con el tipo de sujeto moral
acercarse al cumplimiento de-- el veto moral de la razón involucrado en el derecho internacional no da respuesta
práctica: "no debe haber guerra" (RL, p. 354). aún a la pregunta de por qué la liga tiene que ser la insti­
Ahora bien, la razón prohíbe la guerra por dos motivos tución que regule la justicia global; antes tendría que expli­
en apariencia contradictorios, pero que se encuentran car por qué sería más justo para los individuos en general
estrechamente ligados. Por un lado, la guerra es contraria a que el derecho internacional tome como unidades morales
los derechos de los hombres en la medida en que viola de a los Estados. Primafacie, se suscita la cuestión de si, fren­
manera directa el principio práctico de la humanidad como te a la postulac�ón del principio de que la guerra atenta
fin. 7 Esto significa que la fu.ente de nonnatividad del derecho contra los derechos de los individuos, es moralmente per­
internacional debe residir en los derechos universales de los misible adoptar el principio de la soberanía estatal cuando
hombres. Por otro lado, a esta prohibición moral universal la guerra es decidida y librada por los gobiernos de los
de la guerra se le suma una prohibición ligada a los Estados nacionales en clara contradicción con los derechos
derechos de los Estados: la violencia internacional en de los hombres. El problema a resolver, antes de decidir
general, y la interferencia por la fuerza y las intenciones que la liga de naciones es preferible, al Estado mundial,· es,
imperialistas en particular, amenazan la soberanía de los entonces, por qué la soberanía estatal es un derecho ina­
pueblos (véase RL, pp. 350 y 355). Esto último confiere a1 lienable si, al mismo tiempo, el derecho de gentes consti­
derecho de gentes una segunda restricción normativa a tuye una demanda que surge de los derechos que los hom­
saber, la de respetar los derechos de los Estados, los cuaÍes bres retienen independientemente de su pertenencia a una
son, en definitiva, las unidades morales a las que se , nación en particular.
aplicarán las leyes del derecho internacional. En virtud de Esta tensión entre derechos humanos y fronteras
esto último, Kant afirma que en lo concerniente al derecho nacionales es una de las cuestiones abiertas por Kant que
internacional, "tenemos que considerar el derecho recíproco se retoman en las discusiones contemporáneas que la filo­
de los pueblos en tap.to constituyen diferentes Estados ·y en sofia política democrática mantiene sobre el derecho inter­
tanto no deben ser fusionados todos juntos en un Estado", nacional. 8 En efecto, a más de doscientos años de su publi-

7 Véanse, entre otros lugares, RL, pp. 344-345 y 347; ZeF, pp. 344 B Para una reconstrucción del debate contemporáneo entre las teo­
y 345; TP,_ p. 89. rías kantianas y su relación con la propuesta de Kant, véase Guariglia

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HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PHOYECTO FILOSÓFICO
TMMANUEL KANT

cac10n, el proyecto kantiano de la paz jurídica mundial segundo. En rigor, el primer motivo es una formulación del
goza de tanta actualidad que sus principios han delimita­ segundo dado el factum de la existencia de diferentes
do el marco de tales discusiones, las que, en oposición al Estados. Sin embargo, esto último no implica la aceptación
realismo y al positivismo contextualista, toman como del estado de cosas existente. Por el contrario, nos permite
punto de partida la tesis kantiana de que es necesario lega­ descubrir que, en términos ideales o normativos, la sobe­
lizar las relaciones internacionales con el objeto de garan­ ranía de los pueblos está diseñada para proteger los dere­
tizar tanto la paz como los derechos humanos de todos los chos de los hombres que viven en ellos y no meramente
ciudadanos del mundo. Dado este supuesto común, la dis­ para resguardar la independencia de las decisiones que
crepancia principal entre las diversas propuestas kantia­ tomen sus gobernantes. Llegamos de esta manera a otro
nas actuales radica en la importancia que les otorgan a las de los giros conceptuales que permiten a Kant impugnar
fronteras nacionales a la hora de cumplir con este doble el postulado realista de la doctrina del equilibrio de fuer­
objetivo. Lo que permite, finalmente, resolver la aporía apa­ za: el rechazo de la equiparación descriptiva entre sobera­
rente entre derechos humanos y soberanía nacional es uno nía y poder político de hecho.
de los legados kantianos más importantes presentes en el Desde un punto de vista realista, las razones por las
debate actual: la idea (que define en gran medida la noción que un Estado inicia una guerra se derivan de las propias
kantiana de soberanía) de que los derechos de los indivi­ características distintivas del estado de naturaleza inter­
duos que ya se encuentran amparados por las constitucio­ nacional: el miedo a un ataque o el deseo de contrabalan­
nes domésticas no serán garantizados hasta que no se cear el poder de otro Estado (guerra preventiva), y la reso­
resuelva el problema del vacío legal internacional. lución de conflictos (véase Doyle, 1983, p. 219). Por
De este modo, los dos motivos por los cuales la guerra supuesto, Kant hace exactamellte el mismo diagnóstico de
es vetada por la razón, a saber, a) porque amenaza la per­ la realidad política internacional (RL, p. 346, § 56). Sin
manencia en el tiempo de la justicia doméstica, cuyo obje­ embargo, al resaltar el dato empírico de que no existe un
tivo principal es, para una teoría política k antiana, el de marco legal internacional, el realista parece sostener que
garantizar los derechos de los hombres de un modo equi­ los Estados se comportan de esta manera únicamente por­
tativo y sin menoscabo de su libertad, y b) porque atenta que no encuentran otra alternativa. De este modo, la gue­
contra la humanidad en cada individuo, no constituyen rra sería sólo un medio para conseguir ciertos fines, lo que
dos razones diferentes, sino que el primero se deriva del significa que si tal fin pudiera ser conseguido de un modo
menos costoso, entonces los Estados elegirían este último.
En consonancia con lo antes mencionado, las interpre­
(2007). Cavallar (2001a) menciona brevemente la influencia de Kant en taciones realistas de Hacia la paz perpetua enfatizan los
el cosmopolitismo de Thomas Pogge y opone a éste con los autores
kantianos que sefialan que el derecho internacional no debe "rechazar artículos preliminares con vistas a sostener que un estado
los contratos soci��? establecidos al interior de los Estados" (p, 91). de paz podría alcanzarse con tan sólo Cumplimentar lo que
Para la contrapos1c10n entre el cosmopolitismo {representado princi­ prescriben estos artículos, concebidos en estas lecturas
palmente por Charles Beitz y Thomas Pogge), que propone que el dere­
_ . como reglas prudenciales (tal cual explica Tesón, 1998, pp.
cho mternac10nal debe esparcir y asegurar el cumplimiento de los
derech �s humanos en todo el mundo sin consideración por las fronte­ 13-14). En esta línea, la primera sección de Hada la paz
ras nacionales, y la posición derivada de The Law of Peoples, de John perpetua compilaría un conjunto de consejos o sugerencias
Rawls (1999), que sostiene que este fin no debe ser llevado a cabo igno­ que los Está.dos autointeresados podrían seguir para neu-
rándolas, véanse Guariglia (2005) y Nagel (2005).

14 J.,
IMMANUEL JIANT HACIA LA PAZ PEHPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

tralizar determinadas conductas belicosas: si se quiere ser sostiene Kant en el "Primer artículo definitivo para la paz
coherente con una realidad política marcada por la coexis­ perpetua", los monarcas despóticos consideran_ que sus
tencia de Estados independientes que no podrían (ni debe­ súbditos son cosas de su propiedad, razón por la cual estos
rían) renunciar a su soberanía (como sostiene Kant en los gobernantes no tienen realmente nada que perder con la
artículos preliminares 2 y 5), lo único que se puede hacer guerra: no combaten personalmente y hacen recaer sobre
para alcanzar la paz (o cierta medida de ella) en las rela­ los súbditos todos los costos económicos emergentes del
ciones internacionales es proponer estas reglas y contar conflicto. En consecuencia, pueden declarar guerras por
con que los Estados habrán de acatarlas exclusivamente las razones más triviales. De hecho, en el quinto artículo
por interés. preliminar, Kant mencionaba que quienes tienen el poder
La interpretación precedente, sin embargo, contradice absoluto poseen también tendencias belicosas.
la significación misma de un derecho internacional. En En pocas palabras, no es posible sostener que los artí­
efecto, consideremos qué sucedería si pudiera sostenerse culos preliminares son prescripciones prudenciales conce­
que los artículos preliminares son reglas prudenciales. Si bidas para acabar con la guerra de cara a una realidad his­
afirmarnos que son prudenciales, estamos asumiendo que tórica que no admite la vigencia de una regla internacional
fueron elegidos por su capacidad o eficacia para conducir de derecho, porque cuando la razón de Estado y la fórmu­
a un determinado fin a través de medios pacíficos, porque la l'État c'est moi explican la realidad política, el Estado
si carecieran de tal aptitud, los Estados autointeresados no como entidad colectiva no actúa necesariamente siguiendo
tendrían• por qué elegirlos para regular sus relaciones. De su mejor interés de modo racional. Generalmente actúa,
modo que si concedemos lo anterior, podemos predecir por el contrario, a partir del interés privado del gobierno,
que, de observar los Estados estas reglas en sus asuntos quien, a su vez, no es usualmente racional sino casi siem­
externos, no habrá guerras entre ellos, o al menos no tan­ pre caprichoso (véase Wood, 1995, p. 5). Finalmente, cabe
tas como hay. Ahora bien, si se afirma que los Estados
actuarían en conformidad con estas leyes en aras de sus
intereses, es porque se piensa que preferirán perseguirlos renunciación" recíproca (Saint-Pierre, 1716, p. 105). La ley de renun­
de modo pacífico antes que de manera violenta. Sin embar­ ciaciones -incluida en el tratado de Utrecht e impulsada principal­
mente por los reyes de España y Francia- determim:ba �a renuncia p or
go, para Kant este no es el caso; por el contrario, siguien­ .
parte de una corona a sus pretensiones sobre temtonos_ �ranJeros.
do a Rousseau, nuestro autor ofrece un diagnóstico pesi­ De este modo, su acatamiento impedía la guerra de agres1on Y neutra­
mista pero bastante acertado de su propio contexto histó­ lizaba una de las mayores causales de guerra de la Europa moderna.
rico. Esta diagnosis puede resumirse en la afirmación de La innovación teórica de Saint-Pierre radica en la convicción de que
sólo un marco legal más amplio podía ofrecer una garantía plena del
que, en la mayoría de los casos, los Estados no están cumplimiento de los pactos bilaterales de renunciación? que _ eran �o:!"­
gobernados según su mejor interés.9 Por ejemplo, como tinuamente violados. Sin embargo, el hecho de que Saint-Pierre dmJa
su proyecto a los gobernantes de las casas reinantes de Europa (pr�­
cipalmente, España, Francia, el Imperio Germánico y Suecia), a qme­
9 Este rasgo de la política kantiana la separa del pacifismo del abbé nes considera propietarios de sus territorios y de sus pueblos, hace
de Sain:-Pierre. En el Projet pour rendre la paix perpétuelle en Europe, que las regulaciones que propone estén sostenidas meramente por
.
Samt-Pierre sosterúa que el mayor de los males que aquejan a los argumentos de índole prudencial: su estrategia es intentar convencer
Estados, la guerra civil, sólo puede ser eliminado a través de un "pré­ a los monarcas absolutos de que el establecimiento de una liga para
seruatif unique", consistente en la unión de las potencias europeas en asegurar la paz entre ellos es más conveniente para mantenerse en el
una "liga total" de soberanos que garantice la ejecución de la "ley de poder y enriquecer las arcas del Estado que no hacerlo.

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fMMANUEL KANT

concluir que los Estados que no a túan por r�ones mora-


tj HACIA LA PAZ PEIIPETUA.
UN PI\OYECTO FILOSÓFICO

de la soberanía, la autoridad legisla­


u � coincide con el sujeto
les no han de cumplir con ning 0 de ¡ os articulas preli te soberana respecto de sus propios
tiva no es legítimamen
sea independiente de toda interferencia
• ,
mmares s1 se mueven exclusivamen te por razones pruden súbditos, aunque
c1"ales. De n o sancionarse un derecho i.nternacional estas o a sus asuntos interno
s.
. _ extranjera en lo relativ rela cion es inter­
iente a las
normas , d1senadas para neutral·izar 1o s comportam1· ento s De este modo, en lo concern encia
belicosos y que ' por t ant°, se vuelven n ecesar1as en rela- nacionales, postular
que el principio de no inte rfer
. - . pueblo significa sostene r que los
ción al fin de l a paz prescnto por la razón practica,
_
en consagra el derecho de un ble a dic­
absoluto se cumplirían. Por esta razon se vuelve necesar10 miembros de un Estado
tienen un derecho inaliena
diseñar sus propias ins tituciones,
constituir un marco legal en el que s e puedan sancmnar tar sus propias leyes y a
normas in:ernacionales con fuerza de ley. porque este derecho se apli
ca también a la relación entre la
y la ciudadanía: el poder eje­
A partir de estas consideraciones, puede advertirse autoridad coactiva doméstica
,-ac1·¡mente que cuando Kant postula que el derecho de proceso de creación de leyes.
cutivo no debe interferir en el
· · cluir que, aunque los
soberanía de los Estados debe ser uno de los principms Por estas razones, se puede con
a los Estados como sus
rectores del derecho internacional• no Io hace para aceptar artículos preliminares consideran
.
un determmado statu quo· Por e¡ contran. o' ]e;os de ¡·1m1- . blecen una serie de dere­
unidades morales (esto es, esta
como entidades colectivas),
:.i

tarse a describir el hecho innega


.
• ble de que los Es tados ti - chos retenido s por los E stados
: o una amenaza a los dere­
nen sus propias concepciones de la J·ustu. ia
� . , Kant cambia no p ueden ser entendidos com
. . to, se descubre otro de
el eje de la cuestión de qué es lo que significa ' en el am - b i-· chos de los individuos En este pun
• , política del derecho inter­
to 1nternac10nal, que un Estado sea so berano los legados kantianos a la teoría
justicia global tiene que
En lo concerniente al dominio de 1a Justicia . . .' doméstica, nacional: una teoría kantiana de la
de la ju sticia domésti­
la teoría política kantiana sostiene que el derecho a 1egis­ · des arrollarse a partir de una teoría
autoridad sobre la base
1ar es una prerrogativa inalienable de la voluntad colectiva ca que defina la legitimidad de la
_ satisfacer las demand as
del pueblo (véase RL' p · 342) ' ya que este retiene "eI pod e r de la pregunta por su eficacia para
por los derechos de los
supremo del que deben derivarse. t0dos 1os derechos de los que surgen del principio del respeto i
. . s en sí mismos. En def ­
individuos" (RL' p· 341) • E sto significa que' como capac1- hombres , considerados como fine
como la justicia global
dad adscripta al poder Iegislat'ivo, 1a soberanía kant·lana nitiva, tanto la justicia domés tica
de los derechos de los
debe ser entendida en términos i'de ales esto es ' corno un tienen como objetivo la garantía
cho internacional no
reclamo normativo del pueblo contra e1'Estado. En conse­ hombres y, de este modo , el dere
cipios normativos de
cuenda,, la soberanía s e aplica al pueblo como legislador y puede menoscabar ni debilitar los prin
ello los derechos polí­
no directamente a cualquier forma de autoridad estatal , de la justicia inte rna sin amenazar con
_ . Por este motivo, el
modo que puede funcionar como un estandar ' para
crítico ticos de los miembros de los pueblos
juzgar si un régimen es leo� oítimo. s·i e1 poder supremo de1 1
'Primer artículo definitivo" para
una paz permanente
cada Estado debe ser
Estado se encuentra deposit ado en una única auton'dad declara que 'la constitución civil de
1

. os mencionado, Kant
(esté conformada por una O por vana s personas) , entonces republicana" (ZeF, p. 349). Como hem
no se ejerce propiamente la soberaru_a que r esuIta man1- reconocen a sus súb­
sostiene que los regímenes que no les ­
s propensos a las gue
pulada por una voluntad meramen te privad '. a. En tal caso, ditos derechos políticos son los má
mostrado que Kant no
es decir, cuando la l�gislación suprema de un régimen no rras de agresión. Michael Doyle ha

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PROYECTO FILOSÓFICO
IMMANUEL KANT HAC1A LA PAZ PEHPl•:TUA. UN

de todos los impli­


se equivocó cuand o pronosticó que, a la inversa, las repú­ • lucren razonablemente la voluntad
el for o público justi�cacio-
blicas de mocráticas basadas en el resp eto a los derechos :.;os e impiden que entren en
de los hombres como med10s. De
humanos raramente recurren a la violencia para resolve r nes que l·nvolucren el uso
ión acerca de la con�ucta exte-
los conflictos entre ellas (véase Doyle, 1983a, 1983b y este modo , en la deliberac vos -como
. idos ciertos moti
1986). La conexión entre democracia y pacifismo (pacifis­ nor de un Estado , quedan exclu . .
ism naci o nalis ta o el odio al
mo que en Kant, a diferenc ia de lo que sostiene Doyl e, se por , e1em plo el fund ame ntal o
una guerra de exterm1n ") 10 -
extiende a las relaci on es entre repúblicas y regímen es no enemigo (los que conducirían a qu la
republican os) se debe a que la república e s el únic o régi­ podrían llegar a tene r más peso e
como razones que
ear los mal es de la gu er ra:
men que se basa en l os principios de la libertad y la igual­ cuestión prudencial de no des _
n
dad y en el derecho a vivir bajo una constitución qu e pro­ s e un pue bl o s o berano tam poco podna
los ciudadan o d
s de o tr o s
viole los de rech o
teja l os demás derechos . De este modo, aunque Kant elija decidir un curso de acción que les c o rres -
mismos que
resaltar la razón -en apariencia prudencial- de que el pue­ pueblos ni el estatuto de fines en sí nt , en
blo no p odría e legir la guerra porque es él quien soporta onde a lo s ciudadan
os de otros pueblos . Finalm e e

todos sus c ostos (véase ZeF, p. 351), la ve rdadera razón por nía recae en el pueblo
:quellos Estados en que la sobera
chos de los hombres, la
la que una ciudadanía soberana se pronunciarla en tal merced a que se reconocen los dere
se comporte be¡·1c o-
se ntid o radica fundamentalmente en que el diseño institu­ decisión de no permitir que el Estado
ificada p or las. razone s
cional republi cano impide que las d ecisiones soberanas samente con otras nacione s está just
recaigan en la voluntad privada de un gobernante, o , dich o · correctas. Esta decisión es, ento nces , consecuencia de un
un cálculo prudencial, el
de otro modo, en que en la república están aseguradas las razonamiento moral y no sólo de
contingent e en que
co ndiciones para que el pueblo pueda delib erar y decidir cual siempre se verá expuesto al modo
inte reses .
autónomamente. un conjunto de hombres interprete sus
som e ras , p odemos
En un régimen legítimo, para poder decidir s egún su En función de estas consideracio nes
o kantiano, novedoso
mej or interés, el pueblo cuenta con un tipo de raz onabili­ afirmar que el pacifismo democrátic
e una teo ría política
dad que es independiente de los intereses privados de los en su contexto de discusión, constituy
cipios Y propue stas
gobernantes o de aquell os que podrían beneficiarse con la del derecho internacional cuyos prin
e ntos d e juicio rel�­
guerra. Ahora bien, en este punto, el interés racional de l os continúan aportando soluciones y elem
rán eo de la problema­
ciudadan os es consistente c on el principio normativo fun­ vant es para el tratamiento contempo
damental del dere cho de gentes kantiano, i. e., el respeto tíca de la justicia global.
de la humanidad como fin. En efecto, la voluntad ge neral
kantiana es el resulfado de una unión col ectiva de las
voluntades de cada uno de los miembros de un Estado; es 2
FRIEDEN
decir, no es una mera suma aritmética en la que los cursos LA ESTRUCTURA DE ZUM EWIGEN
de acción del Estado se elijan de un modo plebiscitario
atendiendo a raz ones privadas que no necesiten de justifi­ ARTÍCULOS PRELIMINARES
cación en el ámbito público (véase ZeF, p. 371). La volun­
podemos recon ocer
tad general y el tipo de justificación moral que se demanda Por lo visto en el apartado anterior,
ia la paz pe rpetua
en la república garantizan que las decisiones tomadas que, aunque la primera sección de Hac

20 21
IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PJ(RPlCTUA. UN PROYECTO FlLO;;Ól'ICO

no es todavía una teoría del derecho internacional (desa­ internacional) como a las teorías iusnaturalistas de la gue­
rrollada en los artículos definitivos), nos ofrece un punto de rra justa, que sostienen que las leyes morales naturales
partida sólido para la construcción de tal teoría, que puede que regulan las relaciones entre los Estados no se ven anu­
resumirse como sigue: ladas por la inexistencia de una organización política inter­
1) Las unidades morales del derecho internacional son nacional, sino que, por el contrario, la falta de un marco
los Estados, entendidos como uniones colectivas de ciuda­ legal internacional les confiere a los Estados el derecho a
danos que retienen derechos a la libertad, a la igualdad y juzgar moralmente (y unilateralmente) las acciones de
a que todos sus derechos sean protegidos por una consti­ sujetos que están fuera de su jurisdicción legal.lo A dife­
tución legítima. rencia de esta última postura y en virtud del rechazo de la
2) Como voluntades generales, los pueblos retienen analogía doméstica, Kant considera que el problema de
ciertos derechos previos a la juridicalización con los que una teoría política del derecho internacional no puede ser
pueden justificar sus reclamos contra otros pueblos y_ resuelto a través de un análisis casuístico de cuáles serian
Estados. De este modo, los Estados tienen obligaciones las condiciones que autorizarían una agresión. La cuestión
jurídico-morales recíprocas. Estos deberes son formulados principal consiste en determinar cómo habrá de construir­
por los artículos preliminares. se la condición legal internacional en la que se puedan
3) Según los dos puntos anteriores, podemos decir que aplicar las leyes derivadas de los derechos de los hombres
los artículos preliminares son leyes morales que se derivan y de los derechos de los pueblos. Esta cuestión, a saber,
de los derechos de los pueblos. Los Estados deberían regu­ cómo debe entenderse un contrato originario internacio­
lar sus relaciones a través de ellas, a fin de neutralizar las nal, es desarrollada en los artículos definitivos.
causas de la guerra, que viola o amenaza todo estado de
derecho.
10 Cf. Mulholland (1987, p. 26). Para una reconstrucción de los
4} Por tanto, estas leyes deberían ser sancionadas den­
principios que están a la base de esta postura y un examen de las terri­
tro de un marco legal, en la medida en que, a falta de este bles consecuencias que el análisis casuístico de las condiciones que
marco, no se puede esperar que ningún Estado adhiera a autorizan una guerra justa trajo aparejado en la política de la guerra
ellas en su conducta externa. del siglo xx, véase Wells (1969). Una de las defensas mas clElsicas de
esta teoría puede encontrarse en McKenna (1960), Por otro lado, la jus­
5) Una teoría política del derecho internacional debe, tificación de la idea kantiana de que la guerra justa, concebida como
consecuentemente, abocarse a la tarea de proveer los fun­ una especie de castigo frente a la violación de ciertos derechos natu­
damentos para un contrato originario internacional, en el rales, es ilegítima radica, en gran medida, en la distinción entre ética
y derecho que Kant sostiene en su obra de madurez. En efecto, en la
que los pueblos puedan reunirse para elaborar el marco
Metaftsica de las costumbres, ética y derecho son dos especies de la
jurídico necesario para implementar tales leyes. Este pro­ moral -la cual se opone a la legislación determinista natural-, y la dife­
ceso debe ser llevado a cabo de un modo tal que no atente rencia entre deberes éticos y jurídicos radica en su forma de obligar.
contra los derechos de los individuos ni contra los dere­ Para los primeros, es imposible cualquier legislación externa, mientras
que lo que define a los segundos es su capacidad para convertirse en
chos de los pueblos. leyes públicas y el hecho de que un actor pueda ser coaccionado a
Este marco conceptual nos permite reconocer, como cumplirlos una vez instaurado el derecho (véase RL, pp. 224-225, 229;
sostiene Mulholland, que la teoría política kantiana adop­ TL, pp. 383, 389). El único deber jurídico que autoriza el uso de la
coacción es el que obliga a ingresar en una constitución civil domésti­
ta una posición alternativa tanto frente al positivismo rea­ ca, ya que fuera de ella, como se desprende de lo anterior, nadie tiene
lista (que niega la necesidad de construir un marco legal asegurado el respeto efectivo de sus derechos.

22 23
lMMANUEL IIANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN Pll.OYECTO FILOSÓFICO

ARTiCULOS DEFINITIVOS queda descartada, como candidata a convertirse en un


modo legítimo de resolución de conflictos, como conse­
Antes de investigar cómo habría de inStituirse la condición cuencia de un argumento moral y no meramente a causa
jurídica internacional a partir de un contrato entre las de consideraciones prudenciales. Si a esto último agrega­
naciones, Kant abre la segunda sección de Hacia la paz mos la noción de soberanía que propone Kant, podemos
perpetua con su teoría del vacío legal. Como hemos men­ concluir con él que el único modo de garantizar los dere­
cionado, a diferencia de la teorías realistas de cuño hobbe­ chos de un Estado sin que los derechos de los demás sean
siano, Kant considera que la paz internacional sólo puede violados consiste en que las naciones se reúnan con el fin
ser alcanzada a través del derecho. En la Doctrina del dere­ de dictar las leyes que habrán de regular sus relaciones.
cho, Kant afirma que toda teoría del derecho internacional Como el del vacío legal es un problema jurídico y moral
tiene que tomar como punto de partida el hecho de que sin al mismo tiempo, esta salida de la condición natural inter­
una constitución legal que las regule, las relaciones inter­ nacional no puede darse a través de medios que contradi­
nacionales se hallan en una condición de "guerra perma­ gan los principios normativos de la humanidad como fin y
nente". Para Kant (así como para Hobbes), en la condición del derecho de los pueblos. En consecuencia, la constitu­
internacional natural rige el "derecho del más fuerte", por­ cionalización o juridicalización de las relaciones interna­
que la ausencia de un árbitro que pueda dirimir las dispu­ cionales debe cumplir con el fin de establecer una paz per­
tas de un modo pacífico convierte a cada uno en juez de su manente y de garantizar el cumplimiento de los derechos
propia causa (RL, p. 344). A esto se suma el hecho de que de los hombres sin menoscabar los derechos de los pue­
sin un marco legal que asegure los derechos de los actores blos. La única constitución que puede regular las relacio­
involucrados, un reclamo válido de cualquiera de ellos no nes entre los Estados de modo tal que se consigan estos
obliga a ningún otro a cumplirlo, ya que este último no tres objetivos es la que surge de un contrato originario inter­
tiene la garantía de que el primero satisfará, llegado el nacional. En la nota al párrafo que introduce la segunda
caso, un reclamo equivalente de su parte. De este modo, sección de Hacia la paz perpetua, Kant define las constitu­
todo vacío legal es una situación en la que nadie tiene ciones que corresponden a los tres niveles jurídicos del
garantizado su derecho frente al otro. El empleo de la vio­ siguiente modo:
lencia es, entonces, el único modo de procurarse el dere­
cho. No obstante, como modo de resolución de conflictos o fE]l postulado sobre el que se basan todos los artículos [defini­
como modo de procurarse la satisfacción de un reclamo, la tivos} siguientes es que todos los hombres que pueden ejercer
guerra no garantiza la permanencia en el tiempo de lo que influencia reciproca deben formar parte de alguna constitución
se ha logrado conseguir por su intermedio. En efecto, la civil.
violencia sólo consigue resultados temporarios, cuya dura­ Toda constitución jurídica, por lo que respecta a las perso­
ción depende en todo momento del impredecible e inesta­ nas que viven bajo ella, es:
ble balance de potencial bélico entre las naciones. Por 1) una constitución basada en el derecho civil político
tanto, permanecer en la condición natural internacional (Staatsbürgerrecht) de los hombres en un pueblo (ius civitatis),
equivale a perpetuar una situación en la que los reclamos 2) una constitución basada en el derecho de gentes
moralmente válidos de los involucrados no logran conver­ (Véilkerrechtj de los Estados en sus relaciones mutuas (ius gen­
tirse en derechos garantizados. De este modo, la violencia tium),

25
JMMANUEL KANT HAC[A LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

3) una constitución basada en el derecho cosmopolita una constitución doméstica justa y equitativa esta diseña­
{Weltbürgerrecht), cuando se considera a hombres y Estados en da para promover el cumplimiento de los derechos de los
sus relaciones externas como ciudadanos de un Estado uni­ ciudadanos, porque les permite que no acepten normas
versal de la humanidad { ius comsopoliticum). que contradigan sus reclamos válidos y razonables.
Esta división no es arbitraria, sino necesaria en relación Por esta razón (esto es, que la legitimidad de una norma
con la idea de paz perpetua. Pues con que uno solo de ellos se juzga de acuerdo con el modo en que obliga a las perso­
[hombres y Estados] tuviera influencia fisica sobre los otros y nas afectadas por ella), para poder establecer cuál es el tipo
se encontrara en la condición natural, tal cosa traería apareja­ de institución internacional que Kant tiene en mente, no
da el estado de guerra, y de lo que se trata aquí precisamente podemos dejar de considerar qué tipo de sujeto de derecho
es de verse libre de tal estado {ZeF, p. 349, nota). es el Estado. A partir de la noción de soberanía que hemos
tratado previamente, podemos concluir que un contrato
Un contrato originario kantiano puede ser entendido como originario internacional es un pacto entre representantes
una situación en la que los actores cuyas acciones tienen de los pueblos que tienen el objetivo de instaurar una
influencia recíproca se reúnen para constituir las institu­ sociedad jurídica entre las naciones con el fin de proteger
ciones jurídicas que regularán su interacción. Es, por y asegurar los intereses y los reclamos de los ciudadanos y
tanto, una situación en la que los participantes se involu­ no meramente los intereses contingentes de sus gobiernos.
cran en una especie de diálogo moral. Esto significa que se En este punto, independencia estatal y derechos de los
espera que ofrezcan justificaciones razonables (es decir, hombres coinciden en uno y el mismo objetivo: los repre­
universalmente aceptables) para respaldar sus reclamos. sentantes de las repúblicas elaborarán la constitución
Ahora bien, como la justificación pública demanda algún internacional con la mirada puesta en conseguir el refuer­
criterio discernible al que los participantes puedan referir­ zo legal que protegerá los derechos amparados en las cons­
se, Kant propone en este pasaje un criterio general de legi­ tituciones domésticas.
timidad que debe ser aplicado a la constitución del derech� La soberanía kantiana explica asimismo por qué Kant
público doméstico, a la del derecho internacional y a la del sostuvo que las naciones libres deberían formar una liga
derecho cosmopolita. Este criterio regulativo consiste en voluntaria y no un Estado supranacional. 11 En efecto, los
que toda constitución (y toda norma, institución y decisión
gubernamental posterior a la instauración del estado de 11 Algunos autores -como por ejemplo Friedrich (1948), Williams
derecho) tiene que estar de acuerdo con los derechos de las (1986), Carson (1988), Axinn {1989) y HOffe (1990)- sostienen que Kant
diferentes personas que están sujetas a ella. La razón de propuso (o debería haber propuesto) la formación (compulsiva) de un
gobierno mundia l, siguiendo una analogía doméstica plena. Sin
este criterio radica en que para una teoría política kantia­ embargo, esta postura, dificilmente demostrable, es rechazada por la
na todo principio político normativo debe estar basado en mayor parte de los comentadores. Un segundo grupo de autores sos­
la autonomía positiva (esto es, en la capacidad de dictar las tiene la interpretación -enunciada por primera vez por Ebbinhaus
leyes que uno habrá de obedecer al actuar) de los implica­ (1929)- de que Kant propuso la formación voluntaria de la liga de
naciones como una propedéutica, de cara a una realidad histórica no
dos. En este sentido, cualquier proceso de creación de suficientemente desarrollada cultural y políticamente como para acep­
leyes debe permitir que las personas a las que se aplican tar ingresar en una república mundial. La compleja cuestión de cuál
las normas sean al mismo tiempo colegisladores o que pue­ de estas dos instituciones es la que Kant efectivamente propone ha
suscitado numerosos desacuerdos y, como puede notarse, está en con­
dan aceptarlas de manera libre y autónoma. Por ejemplo, sonancia con las discusiones actuales brevemente descriptas antes.

26 27
IMMANUEL !IA NT HAC!A LA PAZ PEHPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

representantes de un pueblo no podrían decidir (legítima­ cordancia con uno y el mismo criterio de derechos huma­
mente, al menos} someterlo a una autoridad coactiva más nos para todos los seres humanos". De este modo, la
amplia, porque ello implicaría, dado el rechazo explícito de supuesta dicotomía entre derechos humanos y fronteras
Kant a la analogía doméstica (véase ZeF, p. 354, y RL, pp. nacionales no es tan tajante, sino que configura, en rigor,
344 y 351), infringir la autonomía de la voluntad colectiva, una falsa dicotomía.
lo que a su vez equivale a socavar la condición que hace Ahora bien, ¿qué consecuencias prácticas conlleva esta
posible que todos los individuos de un pueblo puedan tener última afirmación? Kant sostuvo que la guerra es una vio­
garantizados sus derechos. lación flagrante de cualquier derecho. También pronosticó
Como resultado del contrato originario internacional, que los regímenes injustos son propensos a la guerra por­
la liga es, por supuesto, un estado internacional de dere­ que no consideran a sus ciudadanos como fines en sí mis­
cho. Una vez que las repúblicas han establecido la condi­ mos. Como sostiene Fernando Tesón, aunque es poco rea­
ción jurídica, pueden contar, finalmente, con vías legales lista decir que hoy, a más de doscientos años de la publi­
para resolver sus conflictos y ver satisfechos sus reclamos. : cación de Hacia la paz perpetua, la mayoría de los Estados
De este modo, la liga voluntaria de naciones lleva al fin son democracias plenas, no resulta demasiado desatinado
deseado, i. e., la paz permanente, ya que tras el estableci­ afirmar que muchas naciones gozan de ciertas institucio­
miento del estado internacional de derecho, la guerra no es nes y canales de participación que permiten a los ciudada­
sólo inmoral e ilegítima: es también innecesaria. nos ser actores políticos de peso (véase Tesón, 1998, pp.
Por estas razones, podemos sostener que los artículos 12-13). Consecuentemente, nuestro primer paso hacia una
definitivos demuestran que una teoría kantiana del dere-, paz internacional permanente podría ser preocuparnos por
cho internacional no puede ser desarrollada sin conside­ la justicia dentro de nuestras fronteras. También se ha
rar la continuidad de la filosofía política kantiana. El dere­ convertido en un hecho que "la violación de un derecho en
cho cosmopolita (cuyo objetivo es regular las relaciones un lugar de la tierra es percibida en todos los demás" (ZeF,
económicas internacionales para evitar que los usos del p. 360; véase además RL, p. 353). Kant diría que una ciu­
comercio internacional violen los derechos humanos}, el dadanía comprometida con la justicia global puede hacer
derecho internacional y la justicia doméstica no son com­ bastante para lograr que el mundo sea un lugar más justo:
partimentos estancos, sino, como acota Osvaldo Guariglia puede impedir que su propio gobierno y sus propios miem­
(2007), "diferentes niveles de legitimidad jurídica en con- bros violen derechos más allá de las fronteras. Esto es lo
que Kant pensaba cuando sostuvo que
Aunque no podemos adentrarnos aquí en la complejidad de este deba­
te, quisiéramos mencionar que, en virtud de lo que hemos expuesto, la [...] si la suerte dispusiera que un pueblo poderoso y esclareci­
propuesta más consistente con los principios políticos kantianos es la do se constituyera en república (la cual debe tender por natu­
de una liga voluntaria, conformada, en primera instancia, por demo­ raleza a la paz perpetua), esta república constituiría para otros
cracias basadas en el respeto a los derechos humanos, liga que luego
debería extenderse, de modo igualmente voluntario, a todas las nacio­ Estados un centro de unión federativa, que posibilitaría que
nes del mundo. Bajo ningún concepto los Estados podrían decidir éstos se asociaran con ella a fin de asegurar su condición de
someterse a una autoridad ejecutiva con competencias más amplias libres, de acuerdo con la idea del derecho de gentes y con el fin
que las que ellos mismos retienen; es decir que la liga no podría con­
de propagar esta federación progresivamente a través de más
vertirse en un Estado mundial sin contradecir los principios norma ti­
vos que guían el derecho kantiano de gentes. alianzas similares (ZeF, p. 356).

28 29
lMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓ!•"ICO

De esta cita se desprende que el fin supremo de la teoría y, pecto de otras como un equilibrio de fuerzas producido por
de la praxis kantianas debe consistir en el establecimiento la separación entre diferentes países, a la vez que por su
de una constitución legal que, consensuada por las demo­ familiaridad religiosa y cultural (condiciones posibilitadas,
cracias del mundo, tiene la intención se ser cosmopolita en según Rousseau, por el tratado de Westfalia), 12 el autor
su alcance. En efecto, Kant considera que la liga conduci­ concluye que:
rá hacia la paz perpetua si y sólo si todos los Estados pue­
den ingresar voluntariamente en ella. En este sentido, el De esta exposición resultan tres verdades incontestables. La
cosmopolitismo kantiano consiste en sostener que un dere­ primera, que [... ¡ reina entre todos los pueblos de Europa una
cho internacional debería ser más que un conjunto de tra­ relación social imperfecta pero más estrecha que los vínculos
tados bilaterales y regionales y de pactos de no agresión generales y débiles de la humanidad. La segunda, que la
entre algunos países: el derecho internacional es el marco imperfección de esta sociedad hace que la situación de quienes
juridico que confiere fuerza de ley a aquellos actierdos y la componen sea peor que la privación de toda sociedad entre
que los vuelve moralmente aceptables para todas las par­ ellos. La tercera, que estas primeras relaciones, que hacen
tes involucradas. De este modo, si tomamos en cuenta nociva a esta sociedad, la convierten al mismo tiempo en algo
tanto la concepción kantiana de soberania cómo la de per­ fácil de perfeccionar, de modo tal que todos sus miembros
sona moral, se descubre que uno de los principios norma­ podrían extraer su felicidad de lo que constituye su infortunio
tivos fundamentales del derecho de gentes es que todos los y transformar el estado de guerra que reina entre ellos en una
pueblos son libres e iguales. Como tales, toda nación tiene paz eterna (J. J. Rousseau, 1754, pp. 573-574).
un derecho a ser protegida de la injusticia global por un
sistema legal equitativo. Al igual que Rousseau, Kant sostiene que la realidad his­
tórica se ha configurado de modo tal que establecer un
marco legal internacional que impida el recurso a la vio­
SUPLEMENTOS lencia no sólo es necesario, según la razón práctica, sino
también urgente, en función de las condiciones empíricas
El núcleo teórico y sistemático de Hacia la paz perpetua reales en que se desarrollan las relaciones entre los
está compuesto por las dos primeras secciones. Junto a Estados. De este modo, el argumento principal del "Primer
ellas, Kant aporta también, en el "Primer suplemento", suplemento" puede resumirse en la afirmación de que es
algunas razones de indole pragmática para demostrar que necesario establecer una condición jurídica internacional
el deber de juridicalizar las relaciones internacionales es de modo voluntario, porque no hacerlo redundaria en
un mandato cuya puesta en práctica no constituye un numerosas desgracias que, de todos modos y a la larga, for­
"dulce sueño" quimérico, sino que resulta completamente zarían a los Estados a legalizar sus relaciones. A este pano­
factible en las condiciones históricas y politicas reinantes rama sombrío se agrega el hecho positivo de que están
en la Europa de fines del siglo XVIII.
Las ideas centrales del "Primer suplemento" habian sido 12 "La ubicación de las montañas, de los mares y de los rios que
propuestas también por Rousseau en su "Extracto" al pro­ sirven de límites a las naciones que los habitan parece haber decidido
yecto de Saint-Pierre. En ese texto, tras describir el estado la cantidad y la extensión de esas naciones; se puede decir que el orden
político de este continente es, en cierto modo, obra de la naturaleza",
natural en que se hallan las naciones europeas unas res- J. J. Rousseau (1754, p. 570).

30 31
lMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO I•"!LOSÓFICO

propia del "moralista político") y teoría


dadas las condiciones históricas necesarias para que sea·; •uridico (la postura
es un claro ejemplo de la orientación
posible que las repúblicas se unan en una liga. �rnoral) del derecho
na, que no concibe
Los argumentos en términos de ganancias y pérdidas de eneral de la filosofia practica kantia
ivos puedan inferirse de la expe­
este apartado, cercanos en cierta m-edida al propósito del gue los principios normat
ción de "lo que dicen o han
Projet de Saint-Pierre de convencer a los soberanos de las �enda por medio de la observa
inado tiempo y lugar" (RL, p.
casas reales europeas de que es mejor establecer artículos dicho las leyes en un determ
discern ir la legitimidad
que regulen las relaciones internacionales que no hacerlo, 229), sino que, a la inversa, intenta
as a partir de lo que deman­
estarían orientados a enfatizar la idea de que la formación 0 la justicia de las leyes positiv
fin y el ideal regula­
de una liga voluntaria de naciones conviene incluso a los da el principio de la humanidad como
no implic a
intereses de los déspotas ilustrados. En este sentido, estos· tivo del "rein o de los fines". Sin embargo, esto
la rea­
argumentos son suscitados por la realidad política contem­ que Kant desestime por completo la importancia de
los asunto s de la teoría política ; por el contra rio,
poranea a Kant y por los antecedentes filosóficos frente a lidad en
los cuales el autor desarrolla su teoría {la que toma posi­ aunque afirma que
ción, por ejemplo, en contra de los teóricos del ius. ad
bellum). Si tenemos en cuenta estas indicaciones, podemos [... ] si no existe libertad ni ley moral fundada sobre ella,
descubrir que el "Primer suplemento" no aporta nuevos sino que todo lo que ocurre o puede ocurrir es un mero
principios normativos a la teoría kantiana del derecho· mecanismo de la naturaleza, entonces la política (como
internacional. arte de emplear este mecanismo para el gobierno de los
Por otro lado, los argumentos de este apartado tampoco hombres) es toda la sabiduria práctica que puede existir y
modifican dicha teoría. En efecto, las referencias de Hacia el concepto del derecho se torna un pensamiento vacio
la paz perpetua a una intención inteligente y oculta de la (ZeF, p. 372),

naturaleza para llevar a los hombres a una condición de paz;


a través de un largo y costoso derrotero histórico deben ser Kant concibe que el ansiado acuerdo entre la teoría y la
entendidas en relación con el propósito de Kant de mostrar practica efectiva del derecho sólo puede lograrse cuando se
que su filosofia política no configura un proyecto, en entiende la realidad política como el terreno del obrar
propias palabras, "libresco y pedante" (ZeF, p. 344) -por humano, esto es, como el ámbito en que el cambio hacia
partir, como reclama el "político practico", de "principios formas jurídicas mas justas se encuentra al alcance de la
la experiencia" (ZeF, p. 343)-, sino que constituye voluntad de los hombres. En la tercera Crítica, Kant había
modelo consistente con la realidad histórica, política y cul­ intentado mostrar que la voluntad humana era capaz de
tural de la época, al mismo tiempo que de caracter norma­ modificar la realidad a pesar del hiato entre naturaleza y
tivo. Este último punto conecta al "Primer suplemento" con libertad. Recordemos, sin embargo, que en la misma obra
el segundo, destinado a demostrar por qué es necesario el sostenía que esta idea no permite conocer cuál es el orden
consejo del filósofo en lo referente a los asuntos políticos. o curso de la naturaleza, por referencia al cual sea posible
En numerosos pasajes de su obra, Kant contrapone dos para el hombre actuar con el fin de hacer del mundo un
figuras: la del filósofo del derecho y la del "jurisconsulto", lugar mas justo, ya que este mismo postulado es un juicio
imagen ésta utilizada por el autor para personificar el posi­ que el hombre hace sobre sus propias facultades espiri­
tivismo jurídico. La constante oposición entre positivismo tuales y no sobre los objetos.

se 33
IMMANUEL KANT PERPETUA. UN PROYECTO �·JLOSÓFICO
HACIA LA PAZ

El hecho de que Hacia la paz perpetua sea un te.x. legi timi­


cendental de
la publicidad bajo condiciones de
polémico, dirigido a un público más amplio que el aca
d, política. . a la JUSb · - de toda
. ficac10n
mico, e xplica en gran medida l a necesid ad de recurr· • · - de hacer púbhc .
ey' d e tod o reclamo
jurídico y de toda acc10n
.-
razon es pragmáticas para reforzar las tesis no rmati
La obhgacmn
d e 1
0pues kantiano una
principales. En la Doctrina del derecho, Kant concluye q e al derecho internacional
ta
.
olítica confier ..
scarar 1ntenc10-
l a paz du radera alcanzada por medios jurídicos es . a e r,
1c az , n o sólo para desenma
err- an11e . n
de los pueblos,
de ber (un fin moraij, cuya factibilidad no puede (ni nece as al derecho d
e los . hom bres y
t

es contran . oblema del " puebl


o de
ta) ser probada por la razón teóric a. La filosofia políti
0_ tam
b 1.en para resolver el pr con
tampoco necesita, según Kant, de un apoyo conceptual . la teoría kantiana se enfre.nta.
mon10s". 13 En efecto, . voluntana tiene ,
a en qu l hg
argumentos de índole pragmátic a o de naturaleza teleoló
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por
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públicas en general, porque todos los ejemplos (dado q -¡ al con dici ón
or otros acto res
1nter n c10n es.
t
sólo ilustran y no pueden demostrar nada) son engaños
tros Es tados y p :1-
om a 1
e solo l a leg a-
y necesitan sin duda de una metafisica (RL, p. 355). nte , l raz ón qu e justific a esto es qu • -
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:: · no
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APÉNDICES
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que au t onza nan una guerra jus ta (casuística que sigue,; odrá ignorar. Es to implica que habr numer sos r
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tradicionalm ent e, los lineamientos de la enumeración Ueite acción que no podrá ya seguir eligiendo _ , porque _ �bra
vada a cabo por Tomás d e Aquino), esta sección es tá dedi-lonsentido libr emente a ac tuar sólo a p� tir d e max imas
al d cue rd
º
cada, en consonancia con los "Suplementos", a demostrar:lustificables frente al foro público inte��ac10n e a

que sólo una t eoría jurídica normativa es capaz de resolver:'l:on leyes dictadas por todos sus participantes.
de modo cert ero los pro blem as de la política empírica. Para -\
contrarr es tar la fuerza casi oratoria de los razonamientos J
de los juristas positivis tas, Kant propone, de acuerdo con :J'
***
los crit erios de legitimidad para l as cons tituciones expues- 1
tos en la segunda sección de Hacia la paz perpetua, un cri- -4 13 Un "pueblo de demonio s" no es ne cesariamen
te un Es tado �es-
· -
mas b'
i n pu eblo que pe rs igue
ten· o racmn· al para detectar s1· una norm a o una propuesta «ffnótico totalmente ilegítimo, • smo .
· considerar los re clamos o mtere ­
un
- , sm
e
res
política pueden conciliarse con los derechos de los hom- .fxclusivamente su propio mte por tanto, e s prope nso a . . .e elu-
trata r d
•Jf

s pueblos, y que,
• •
. . . Wses de los. demá . a u s 1nclinac1one s.
bres y de los Estados. Como es s abido, se trata del cnteno _& .
. .mtfü•nac,·onal cuan do llo conv iene
Ídrr 1a 1egis1ac10n e s

34 36
lMMANUEL KANT

Zum ewigen Frieden está destinada a demostrar por


tanto la guerra como la ausencia de leyes internado
dictadas libremente por pueblos autónomos e iguales
estados de cosas contrarios a los derechos de los hom
Kant investiga cuáles serían los principios normativos
los que se podrían erradicar estas dos causas de la i
ticia y la pobreza globales. La complejidad y la actual
de Zum ewigen Frieden hacen que su lectura se vu HACIA LA PAZ PERPETUA.
indispensable para todo aquél que esté interesado e
problemática del derecho internacional. UN PROYECTO FILOSÓFICO

SOBRE LA TRADUCCIÓN

El texto original usado para esta traducción integr


tomo VIII (que agrupa los escritos llamados "pequeñ
publicados en vida por elautor a partir de 1781) de la e
ción canónica normalizada de las obras completas de K
(en grafía gótica) realizada por la Deutscbe Akademie
Wissenschaften, de Berlín y otras ciudades, 1902 y años
guientes. Zum ewigen Frieden. Ein philosophischer En
ocupa las páginas 341 a 386 de dicho tomo. La pagina
del original está indicada entre barras en el texto caste
no. Hemos respetado las cursivas {de uso reiterado en
textos de Kant), los paréntesis (salvo en aquellos casos
los que el sentido quedaba oscurecido) y los separadore»
del original.
Las abundantes notas del autor están indicadas có_!
i
asteriscos y traducidas a pie de página (como en el oriJ
nal). Las notas de las traductoras están numeradas; éstal
suministran referencias cruzadas, expliCan el sentido cÍj
ciertas frases y de la terminología técnica empleada, seña}
lan tópicos problemáticos e intentan aclarar algunas <l'i
las complejidades del texto y ofrecer reconstruccionej
someras del contexto de discusión con otros autores de 1�
Modernidad.

36
/343/ HACIA LA PAZ PERPETUA

1
Puede dejarse de lado si esta inscripción satírica en el
letrero de aquella posada holandesa en el que se había pin­
tado un cementerio concierne a los hombres en general, o
en particular a los jefes de Estado,2 que nunca se cansan
dé la guerra, o bien sólo a los filósofos, que sueñan ese
dulce sueño. Sin embargo, el autor del presente ensayo
pone como condición que, puesto que el político práctico
mira al teórico con desdén y gran arrogancia, como a un
sabio de escuela que, con sus ideas vacías, no comporta
ningún peligro para el Estado -el cual debe basarse en
principios de la experiencia- y al que siempre se le puede
dejar tirar sus once bolos de una vez sin que el experimen­
tado- hombre de Estado tenga que preocuparse por ello, 3
este último tiene que conducirse de manera consecuente
en caso de un conflicto con aquél y no sospechar ningún
peligro para el Estado por detrás de sus opiniones arries­
gadas al azar y manifestadas públicamente; con esta clau-

En esta edición, las nota� del autor están indicadas con asteriscos
y traducidas a pie de página (como en el original). Las notas de las tra­
ductoras están numeradas.
1 Se refiere a la leyenda "hacia la paz perpetua", titulo que enca­
beza el ensayo.
2 La referencia al letrero es aportada por Leibniz en el Praefatio de
su QJdex iuris gentium { 1963), impreso en Gothofredi Guillelmi Leibnitii
Opera Omnia, Nunc primum collecta, in classes distributa, praefationi­
bus et indicibus exomata, studio Ludovici Dutens, ed. L. Dutens, 6 vals.,
Ginebra, 1768, y reeditado en Hildesheim, Georg Olms, 1989, vol. rv.
En dicha obra, Leibniz recopiló una serie de documentos medievales
con el fin de rechazar los reclamos territoriales de Francia contra el
Sacro Imperio Romano Germánico.
3 "Elf Kegel auf einmal weifen?': literalmente, "tirar once bolos de
una vez". En el tradicional juego al que alude la expresión, los bolos
eran nueve. Derribar once de una vez conlleva, por tanto, una tarea
imposible, y un jugador bien podría dejar a su competidor hacer el
intento sin preocuparse por perder, lo mismo que el político práctico
puede dejar hacer al teórico con la seguridad de que nada de lo que
éste proponga tendrá efecto alguno en la realidad. Véase Jacob Grimm
y Wilhelm Grimm, Deutsches W0rterbuch, Leipzig, Hirzel, 1854, t. 11,
entrada "Kegel".

39
IMMANUEL J(ANT
1-(ACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FlL<)SÓ�"lCO

sula salvatoria el autor quiere expresamente quedar pro'


_111.era oPortunidad futura' con la mala intención de aprove-
gido, de la mejor forma posible, contra toda interpretad
charlas en la primera ocasión propicia y de las que ningu-
maliciosa.
na de las partes hace mención por el momento porque
ambas están demasiado agotadas como para continuar con
la guerra,6 es un modo de proceder que �ertenece .ª 1�
cas uís tica jesuítica y que está tan por debajo de la �ig ni ­
/ 343/ PRIMERA SECCIÓN,
dad de los gobernantes como la afición por deducc10nes
QUE CONTIENE LOS ARTÍCULOS PRELIMINARES PARA LA PA

semejant es lo está de la dignidad de un ministro, si se


PERPETUA ENTRE LOS ESTADOS
, .
·uzga la cosa tal como es en si misma. 7
1. "Ningún tratado de paz hecho con la reserva secreta J Pero si, siguiendo los conceptos ilustrados de la pru­
algo que pueda ser objeto de una guerra futura debe val
dencia política, se hace reposar el verdadero honor del
como tal." Estado en el incremento continuo del poder a través de
cualquier medio, entonces un juicio como éste parecerá,
Pues entonces, este tratado constituiría una mera tregu desde luego, erudito y pedante.
una postergación de las hostilidades, y no una [verdader
paz, que significa el fin de todas las hostilidades; ya a 2. "Ningún Estado independiente (pequeño o grande, para
garle el epíteto perpetua es un pleonasmo que despie el caso es lo mismo) puede ser adquirido por otro Estado a
sospechas.4 Aunque las causas de una guerra futura, exi través de herencia, trueque, compra o donación."
tentes pero quizás aún no conocidas ni siquiera por 1
pactantes mismos, son todas ellas eliminadas en su con Pues un Estado no es (como lo es el suelo sobre el que se
junto por el tratado de paz, es posible discernirlas leyend asienta) una propiedad (patrimonium). Es una sociedad de
entre líneas los documentos /344/ de archivo.s La reserv hombres sobre la que nadie más que ellos mismos tienen
(reseroatio mentalis) de antiguas pretensiones para la pri que mandar y de la que ningún otro puede disponer. 8
4 "Paz perpetua'' es, para Anexarlo a otro Estado como un injerto, a él, que como u n
Kant, una redundancia, necesaria por-i
que, si bien la paz es por defmición un estado
permanente y definitivo, 6 La redundancia que resulta del empleo de "primera oportunidad
también se utiliza el término para designar un
mero cese temporario de futura" y "primera ocasión propicia" está presente en el original.
hostilidades, una suerte de paz provisional. El
pleonasmo arroja sos-': 7 Kant retoma su critica a la casuística jesuita más adelante, en el
pechas bien fundadas acerca de la índole de la
paz que se alcanza con, "Apéndice 11".
los tratados a los que alude el texto.
5 Kant observa que los tratad B Junto con el quinto, este artículo preliminar es enfatizado por las
os de paz celebrados con la intención interpretaciones realistas y positivistas, que sostienen que la sobera­
secreta de proseguir la guerra en otro momento
no son verdaderos tra­ nía absoluta hace imposible el derecho internacional. Sin embargo, la
tados de paz. Pero, ¿cómo se puede tener la segur
idad de que no están soberanía kantiana no se aplica, en rigor, a cualquier autoridad esta­
presentes tales intenciones si éstas no son
hechas públicas y, peor tal existente, sino sólo al pueblo. Como capacidad adscripta al poder
aún, si ni siquiera los propios pactantes son consc
ientes de ellas? En legislativo, la soberanía kantiana debe ser entendida en términos nor­
realidad, da lo mismo que los motivos para una
guerra futura existan mativos, como un reclamo del pueblo contra el Estado. De este modo,
y sean conocidos al momento de firmar un tratad
o de paz o que no lo la personalidad moral de un Estado depende de que el régimen sea le �­
sean, puesto que la guerra siempre puede ser
justificada ad hoc. En la timo. Cf. RL, p. 347: si los sú.bditos de un Estado no pueden ser cm­
condición natural internacional, ningún pacto
tiene, en rigor, fuerza de dadanos (miembros colegisladores), "en ese caso [el Estado] se haría a
ley, y, por tanto, siempre se los puede romper
impunemente y sin nece­ sí mismo incapaz de valer como una persona (que participara con otros
sidad de justificación.
de los mismos derechos) en las relaciones entre Estados".

40 41
IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN Pll.OYECTO [c!LOSÓFJCO

árbol tiene su propia raíz, significa suprimir su existenci ·:g_stados se incitan unos a otros a superarse en el número
como persona moral, hacer de esa persona una cosa y con de hombres preparados para la guerra, el cual no tiene
tradecir con ello la idea del contrato originario, sin la cu límites, y como los costos implicados en esto hacen que la
no se puede concebir ningún derecho relativo a un pueblo. paz: se vuelva finalmente más pesada que una guerra corta,
Es por todos conocido el peligro que este prejuicio acere ellos mismos son la causa de guerras ofensivas dirigidas a
de los modos de adquisición le ha traído a Europa (pues las deshacerse de esa carga.1 2 A esto se agrega que se_r con­
otras partes del mundo nunca lo conocieron) 9 en nuestr tratado a sueldo para matar o ser matado parece implicar
época y hasta en tiempos más recientes, a saber, que sea:
el uso de los hombres como meras máquinas e instrumen­
posible incluso el casamiento entre Estados, 10 en parte tos en manos de otro (del Estado), uso éste que no puede
como un nuevo tipo de artificio para hacerse poderoso, conciliarse con el derecho de la humanidad en nuestra pro­
mediante pactos de familia, sin derroche de fuerzas, y en pia persona.13 Algo completamente distinto ocurre con los
parte también como una manera de extender la posesió ejercicios militares voluntarios realizados periódicamente
territorial. Debe contarse asimismo aquí la contratación de· por los ciudadanos para, de ese modo, protegerse a sí mis­
las tropas de un Estado por parte de otro en contra de un mos y proteger a su patria de ataques externos.14 Con la
enemigo que no les es común; pues en tal caso, los súbdi­ acumulación de un tesoro ocurriría lo mismo: al ser consi­
tos son usados y abusados a discreción, como si se trata­ derado por otros Estados como una amenaza de guerra, los
ra de cosas manipulables.11 obligaría a efectuar ataques preventivos (porque de los tres
poderes, a saber, el poder de los ejércitos, el poder de las
/345/ 3. "Los ejércitos permanentes (miles perpetuus) alianzas y el poder del dinero, éste último bien podría ser
deben desaparecer por completo con el tiempo." el instrumento de guerra de más probada eficacia), a
menos que lo impida la dificultad de conocer a ciencia cier­
En efecto, al aparentar estar siempre preparados para la: ta la magnitud del tesoro.
guerra, amenazan constantemente a otros Estados. Los
12 Dirigidas, mejor dicho, a hacer que esos costos resulten redi­
* Un reino hereditario no es un Estado que otro Estado pueda here­ tuables merced a los beneficios económicos que se espera traiga
dar sino uno cuyo derecho a gobernar puede ser heredado por otra consigo la victoria {indemnización, botines, anexión de territorios,
per�ona fisica. De tal modo, el Estado hereda un go?ernante, no éste etcétera).
como tal {esto es, como alguien que ya posee otro remo) un Estado. 13 " [.. ,] el derecho de la humanidad en nuestra propia persona":
9 El prejuicio, claro está, consiste en considerar al Estado como un fórmula idiosincrática del léxico de Kant, con la que el autor alude
posible objeto de propiedad. al derecho inalienable que cada ser humano retiene simplemente
10 Obviamente, en rigor, los que se casan son los Jefes de Estado.
por su condición de tal -sus "derechos humanos", dirirunos hoy en
Kant puede decir "casamiento entre Estados" dado que el absolutismo día.
que critica identifica Estado con gobernante, ecuación que se compen­ 14 Kant critica aquí la formación, en los Estados poswestfalianos,
dia en el "l' État c'est moi' de Luis XN. de ejércitos profesionales, ejemplo paradigmático de los cuales fue la
11 A la lista de medios prohibidos que figura en la enunciación del
armada prusiana, En la línea ideológica de la Revolución Francesa -y
artículo, Kant añade otro que no contempla en ella, a saber, la con­ dado que alguna forma de defensa tendria que quedarle a un Estado
quista militar obtenida con tropas mercenarias (cuestión tratada �­ pacífico-, Kant propone en este contexto la desprofesionalizacíón del
bién en el artículo quinto). Esto per�te inferir que lo que el artículo Ejército y su sustitución por el "pueblo en armas". La conscripción de
condena, en rigor, es mucho más amplio, a saber, todos aquellos modos los ciudadanos consiste únicamente en la realización de practicas
de proceder que impliquen tratar a los Estados independientes como esporádicas dirigidas a proporcionar un entrenamiento adecuado lle­
cosas, modos de proceder que, por supuesto, la lista de Kant no agota. gado el caso de que el Estado se vea invadido.

42
IMMANU!cL KANT HACIA LA PAZ PEHPETUA. UN PROYECTO FlLOSÓFICO

4. "No puede contraerse deuda pública alguna en relació dad para hacer la guerra, sumada a la inclinación que
a los asuntos exteriores del Estado." exhiben por ella quienes tienen el poder -inclinación que
parece estar inscripta en el género humano-, 18 es, pues,
Esta fuente de asistencia no resulta sospechosa cuando d un gran obstáculo para la paz perpetua. Con tanta más
lo que se trata es de buscar ayuda, dentro o fuera d razón tiene que existir un artículo preliminar / 346 / que
Estado, para el alivio de la economía nacional (para mej prohíba esto, porque la inevitable bancarrota de un Estado
ra de caminos, nuevos asentamientos, reserva para lo irremediablemente termina por arrastrar a la ruina a
temibles años de malas cosechas, etc.). Pero como mee muchos otros Estados que no han hecho nada p_ara mere­
nismo para que las potencias se equilibren entre sí, un sis cer tal cosa, 19 lo cual constituiría un daño público hacia
tema de crédito en crecimiento indefinido -el invento inge estos últi mos. En tal caso, otros Estados tienen por lo
nioso, en este siglo, de un pueblo de comerciantes- 15 d menos el derecho de unirse en contra de tal Estado y de
lugar a un peligroso poder monetario que permite exigir, e sus pretensiones.
un momento cualquiera (porque seguramente no todos 1
acreedores lo harán a la vez), el pago de deudas acredit 5. "Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la
das, 16 es decir, se convierte en un fondo de reserva para con stitución y el gobierno de otro Estado."
realización de guerras, el cual supera los fondos de tod
los demás Estados tomados en conjunto y sólo puede ag Pues, ¿qué puede darle derecho a ello? ¿Acaso el escán­
tarse por el previsible déficit fiscal (déficit que es, s· dalo que otro Estado les provoque a los súbditos de ese
embargo, retrasado por un período bastante largo p primer Estado? Este escándalo les puede servir más bien
medio de la estimulación del comercio, en virtud de s de advertencia, al proporcionar un ejemplo de los grandes
repercusión sobre la industria y la ganancia). 17 Esta fac· males que un pueblo se ha causado a sí mismo por su
falta de ley; por lo demás, ,el mal ejemplo que· una perso­
15 Es decir, el pueblo inglés. El Banco de Inglaterra (fundado na libre le da a otra (como scandalum acceptum) no cons­
realidad en 1694) fue pionero en el otorgamiento de empréstitos tituye un daño para esta última persona. Esto no valdría
Estado -y, por ende, precursor de la deuda pública. para el caso en que, por división interna, un Estado se
16 La prohibición dé la ofensiva armada como modo de exigir
pago de una deuda ingresa definitivamente en la agenda del derech
internacional a partir de la llamada "Doctrina Drago". Entre diciem
bre de 1902 y enero de 1903, Gran Bretaña, Alemania e Italia blo mista sobrepase a los demás Estados en poderío económico y, por con­
quearon y atacaron las costas de Venezuela con el fin de presionar siguiente, en potencial bélico.
gobierno de Cipriano Castro para que saldara la deuda que mante 18 Esta clara marca de hobbesianismo no debe ser entendida como
con bancos de esos países. El 29 de diciembre de 1902, Luis M un presupuesto metafísico acerca de la condición humana sobre la
Drago, jurista argentino y por entonces ministro de Relacion base del cual se demuestre la necesidad de la autoridad estatal. Junto
Exteriores de la Nación Argentina, dirigió al gobierno estadouniden con Locke, Kant considera que el rasgo de la condición natural que
una extensa nota en la que fundamentaba la referida prohibición e hace necesario el pacto social es la ausencia de un árbitro imparcial.
la soberanía y el principio de no intervención. Drago publicó sus ar Por otro lado, el mal radical kantiano no equivale a afirmar que el hom­
mentas jurídicos en "State Loans and their Relation to Internation bre sea necesariamente belicoso por naturaleza, sino que, a causa de
Policy'', American Joumal of Intemational Law, vol. 1, 1907, pp. 70 su libertad, puede actuar belicosa o pacíficamente, sin que pueda pre­
703. decirse qué patrón de comportamiento adoptará.
17 Además de proporcionar a los Estados acreedores una excu 19 Kant no explica en concreto de qué manera la bancarrota de un
para la agresión, el sistema de créditos permite que el Estado presta� Estado es causa de la de otros.

44 45
IMMANU�;L KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO Fll.osórqco

escinde en dos partes, cada una de las cuales represent .punitiva (bellum punitivum), porque entre ellos no existe
un Estado particular que reclama para sí la totalidad; una relación entre superior y subordinado. De donde se
esto sucediera, que un Estado extranjero prestara ayud ¡
8 gue que una gu
erra de exterminio, en la que la destruc­
a una de las partes no podría considerarse como una:: ción puede alcanzar a las dos partes en lucha y, con ellas,
intromisión en la constitución de otro Estado (pues habrí también a todo derecho, permitiría que la paz perpetua
entonces anarquía). Sin embargo, mientras la lucha inter tenga lugar únicamente en el vasto cementerio del género
na no se haya dirimido, esta intromisión de una potenci humano. Por tanto, una guerra de tal clase tiene que ser
exterior sería una violación de los derechos de un puebl absolutamente prohibida, junto con el uso de los medios
que tan sólo lucha contra su enfermedad interna y que n que conducen a ella. Que los medios mencionados condu­
depende de ningún otro; sería incluso propiamente u cen inevitablemente a la paz del cementerio resulta del
escándalo y volvería insegura la autonomía de todos lo hecho de que cuando se emplean aquellos artificios infer­
Estados. nales, abyectos en sí mismos -como, por ejemplo, el uso
de espías ( uti exploratoribus), en el que no se aprovecha
6. "Ningún Estado en guerra con otro puede permitirs más que la vileza de otros (la cual nunca jamás podrá ser
hostilidades que hagan imposible la confianza recípro erradicada)-, no se mantienen por mucho tiempo dentro
para una paz futura, cuales son el empleo de asesinos de los límites de la guerra, sino que también subsisten en
sueldo (percussores), de envenenadores ( venefici), el que la condición de paz, en cuyo caso se frustraría por entero la
brantamiento de la capitulación, la incitación a la traició intención de la paz.
(perduellio) en el Estado contra el que se hace la guerr
etcétera." ***

Éstas son estratagemas infames. Pues aun en medio de 1 Si bien todas las leyes enumeradas son objetivamente (es
guerra, tiene que subsistir alguna confianza en las inten, decir, para la intención de los que tienen el poder) puras
dones del enemigo, porque de no ser así, no se podría pac leyes prohibitivas ( leges prohibitivae), al gunas de ellas son
tar paz alguna y la hostilidad degeneraría en una guerr dé carácter estricto, válidas sin distinción de las circuns­
de exterminio (bellum intemecinum). Ciertamente, e·n 1 tancias (leges stríctae) y que exigen cumplimiento inme­
condición natural (donde nÓ existe ningún tribunal qu diato ·(como las número 1, 5 y 6), mientras que otras (como
pueda juzgar de acuerdo a derecho), la guerra no es má las número 2, 3 y 4), aunque no son excepciones a la regla
que el medio tristemente necesario para afirmar el propi del derecho, teniendo en cuenta que su implementación
derecho mediante la violencia. En dicha condición, ningu­ está supeditada a las circunstancias, son subjetivamente
na de las partes puede ser declarada enemigo injusto (por-·· laxas (fr:ges latae) en cuanto a lo que permiten. Estas últi­
que ello ya presupone una sentencia judicial)2 y es e º mas contienen permisos que autorizan a postergar la eje­
desenlace el que decide (como ante un así llamado tribu­ cución sin perder de vista el fin, 21 el cual no permite dejar
nal divino) /347 / de qué lado está el derecho. Sin embar lo aplazado -por ejemplo, la restitución de la libertad sus­
go, entre dos Estados no se puede concebir una guerr traída a ciertos Estados, según manda él artículo 2- para

20 Se refiere, naturalmente, a las partes en conflicto. 21 Aquí, la acción que prescribe la ley.

47
IMMANUEJ. KANT HACIA LA PAZ PERPETUA, UN Pll.OYECTO F!LOSÚFlCO

un día que nunca va a llegar (ad calendas graecas, com /349/ SEGUNDA SECCIÓN,
acostumbraba prometer Augusto),22 es decir, no permite: QUE CONTIENE LOS .ARTÍCULOS DEFINITIVOS PARA
la no restitución sino solamente su aplazamiento, par LA PAZ PERPETUA ENTRE LOS ESTADOS
que la restitución no resulte contraproducente por habér­
sela precipitado. La prohibición atañe aquí sólo al modo d La condición de paz entre hombres que viven unos junto a
adquisición, que en adelante no tendrá ya validez, pero no otros no es una condición natural (status naturalis). Esta
a la posesión, la cual, aunque no tiene el título legal reque­ Ó.ltima es más bien un estado de guerra, es decir, uno de
rido, fue de todos modos considerada conforme al derecho amenaza constante, cuando no de hostilidades declaradas.
en su época (la época de la adquisición putativa)23 por l ,Por consiguiente, el estado de paz debe ser instaurado,
opinión pública de todos los Estados existentes en aqu pues la ausencia de hostilidades no es todavía garantía de
entonces.* paz, y a menos que esta [garantía] le sea dada a un vecino
,por el otro (algo que sólo puede ocurrir en un estado de
lé!Jalidad), aq uél puede tratar a quien se la ha pedido como
22 "Ad calendas graecas" ("para las calendas griegas"): a dife� ;_un enemigo.*
rencia de los romanos, los griegos no medían el tiémpo por calen_:
das; el giro significa, pues, "para un tiempo que jamás se hará pre­
sente". ,- , * Comúnmente se acepta que a uno no le está permitido proceder
23 I. e., la adquisición hecha fuera del (o con anterioridad a1r cl,e,modo hostil contra otro, a no ser (}ue haya sido dañado por esa per­
marco legal que prohíbe el modo de adquisición por el cual se ha lle� sona, y esto es enteramente correcto cuando los dos se hallan en un
garlo a poseer algo de hecho. estado civil legal. Pues al ingresar a la sociedad civil, uno confiere al
* Hasta ahora ha sido puesto en duda, no sin motivo, si además d Qi;o (en virtud de 'la autoridad que tiene poder sobre ambos) la seguri­
mandato (leges praeceptivae) y de la prohibición (leges prohibitiva dad requerida. Pero el hombre (o el pueblo) que se halla en una condi­
puede haber también leyes permisivas (leges permissivae) de la razó ciÓn meramente natural me priva de esta seguridad y me daña con tan
pura. /348/ Pues las leyes contienen un fundamento de necesida i:;Ólo hallarse junto a mí en esa condición, no de hecho (facto), sino a
objetiva práctica para las acciones, mientras que el permiso contien causa de la ausencia de leyes que es definitoria de su condición (statu
uno de contingencia práctica. De este modo, una ley permisivá irtiusto), la cual me amenaza constantemente. Puedo entonces obligar­
implicaría la obligatoriedad de una acción a la que uno no puede sef lo, o bien a entrar conmigo en un mismo estado civil, o bien a desapa­
obligado, lo cual, si el objeto de la ley significara lo mismo en relación á recer de mi lado. Por tanto, el postulado sobre el que se basan todos
las dos cosas [ v. g. obligación y permiso], constituirla una contradicción. los artículos siguientes es que todos los hombres que pueden ejercer
Ahora bien, en lo que conc ierne a ley permisiva aquí tratada [v. g., influencia recíproca deben formar parte de alguna constitución civil.
segundo articulo preliminar], la prohibición mencionada se aplic Toda constitución juridica, por lo que respecta a las personas que
solamente al modo futuro de adquisición de un derecho (por ejemplo, 1 viven bajo ella, es:
herencia) y la suspensión de esta prohibición, esto es, el permiso, se_­ 1) una constitución basada en el derecho civil político de los hom­
aplica a la posesión presente, de modo tal que, una vez ocurrido el pasaje" bres en un pueblo (ius civitatis);
de la condición natural a la condición civil, esta posesión puedé 2) una constitución basada en el derecho de gentes de los Estados
mantenerse, según una ley permisiva del derecho natural, como en sus relaciones mutuas (ius gentium);
posesión honesta (possessio putativa) -aunque no conforme al derecho. 3) una constitución basada en el derecho cosmopolita, cuando se
Pero cuando una posesión adquirida en la condición natural es ,considera a hombres y Estados en sus relaciones externas como ciu­
reconocida como putativa, todo modo similar de adquisición queda dadanos de un Estado universal de la humanidad (ius cosmopoliticum).
prohibido para la condición civil (es decir, tras el pasaje). Esta: Esta división no es arbitraria, sino necesaria en relación con la idea
autorización para mantener la posesión no existe si la adquisición de paz perpetua. Pues con que uno solo de ellos !hombres o Estados!
putativa sucede en la condición civil, porque tal acto fue cancelado, por tuviera influencia fisica sobre los otros y se encontrara en la condición
ser lesivo, en el momento en que se descubrió que no se adecuaba al natural, tal cosa traerla aparejada el estado de guerra, y de lo que se
derecho. trata aquí precisamente es de verse libre de tal estado.

48 49
IMMANUH. KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO fifLOSÓF!CO

PRIMER ARTÍCULO DEFINITIVO PARA LA PAZ PERPETUA


obedecer, mientras a ellos, en cambio, el derecho de arde­
LA CONSTITUCIÓN CIVIL DE CADA ESTADO DEBE SER REPUBLICAN ::-,'-::'.:0· bligadón de
!�. '[,a razón por la que este principio de igualdad no se aplica a la rela-
nar. • -·
/,-:: on Dios (así como tampoco el de libertad) es que ese ser es e¡uruco
c1onc
l
8¡-que no se aplica e concepto de deber.
La constitución instaurada, en primera instancia, de acuer
do con los principios de la libertad de los miembros de un Pero en lo concerniente al derecho a la igualdad de todos los ciuda­
sociedad (en cuanto hombres), en segundo término, confor danos en tanto que súbditos, sólo importa, en respuesta a la pregunta por
¡�-admisibilidad de la /351/ nobleza hereditaria, si el rango sup �o� (de
me a los fundamentos de la dependencia de todos respect
h súbdito frente otro) asignado por el Estado debe preceder al mento o
de una única legislación común (en cuanto súbditos) y ui es éste el que debe ir antes. Pues bien, es evidente que cuando el rango
/ 350 / en tercer lugar, de acuerdo con la ley de la igualda sa ligado al nacimiento, es totalmente incierto que el mérito (la habilidad
de todos (en cuanto ciudadanos) es la republicana*,24 I �--ia lealtad en el ejercicio de las funciones) también vaya a acompañarlo;
Ytecisamente, esto es tan incierto como que la condición de jefe le fuera
única que procede de la idea del contrato originario, id !signa.do al b eneficiario sin mérito alguno, algo que la voluntad popular
sobre la cual tiene que estar fundada toda legislación jurí< eneral nunca decidirá en un contrato originario (el cual es, por cierto, el
:riflcipio de todos los derechos). Pues un noble no es por ello de inme­
diato un hombre noble. Por lo que respecta a la nobleza de toga (como
* La libertad jurídica (es decir, la externa) no puede definirse, com podría denominarse al cargo de una alta magistratura que puede ganar­
suele hacerse, en términos de la facultad de "hacer todo lo que uno qui se a través del mérito), alli el rango no está adscrito como propiedad a la
ra, siempre que no se cometa injusticia contra nadie". Pues, ¿qué signifi. persona, sino que lo está al puesto, y de este modo la igualdad no se ve
cafacultaá? Es la posibilidad de las acciones, siempre que con ellas no violada; porque cuando la persona renuncia a su cargo, renuncia al
cometa injusticia contra nadie. Por tanto, la definición rezaría así: lib mismo tiempo a la jerarquía y vuelve a confundirse con el pueblo.
tad es la posibilidad de aquellas acciones con las que uno no com 24 En el último párrafo de la nota de autor precedente, puede
injusticia contra nadie. Uno no es injusto contra nadie (haga lo que h s.dvertirse la influencia que las conquistas igualitarias antiaristocráti­
cuando no es injusto contra nadie: o sea que se trata de una tautolo cás de la Revolución Francesa tuvieron en el acceso a empleos públi­
vacua. Mi libertad externa (juridica) deberla más bien definirse com cos y puestos gubernamentales, bajo la idea de que las carreras han
sigue: es la facultad de no obedecer ninguna ley externa más que aqué�­ de estar abiertas a todos los ciudadanos sobre la base de sus méritos
llas a las que pueda dar mi consentimiento. Precisamente, la igualdad y talentos. Véase el artículo sexto de la Declaración de los derechos del
externa (juridica) en un Estado es esa relación de los ciudadanos entre hombre y dél ciudadano, de 1791, y el artículo quinto de la Declaración
según 1a cual nadie puede obligar juridicamente a otro sin someterse, af de 1793 -más democrática que la primera e inspirada en la lectura de
mismo tiempo, a la ley que manda que él pueda ser también obligado por Rousseau. Para apreciar los alcances de la igualdad innata de los hom­
el otro de la misma manera (del principio de la dependencia jurídica no se bres, véase TP, pp. 291 y siguientes.
necesita ninguna definición, puesto que en general ya está incluido en el En cuanto al primer párrafo de la nota, Kant discute alli con la teo­
concepto de constitución política). La validez de estos derechos innatos, ría iusnaturalista racional, Por detrás del rechazo a la definición de la
inherentes a la humanidad e inalienables, se ve confirmada y elevada por libertad jurídica como facultas, se encuentra su oposición al positivis­
el principio de las relaciones juridicas del hombre con seres superiores (si mo jurídico que se deriva de la teoria graciana. La libertad jurídica,
.es que los concibe), porque el hombre se representa a sí mismo también como derecho que el individuo retiene bajo la autoridad estatal, es defi­
como ciudadano de un mundo suprasensible que se atiene a los mismos nida por Gracia como "la cualidad moral de una persona, que la habi­
principios. Pues en lo concerniente a mi libertad, no tengo, aun si se lita a poseer algo o a hacer algo de acuerdo con la ley" (De íure bellís ac
toman en consideración las leyes divinas que puedo reconocer por la sola pacis, I, IV). Frente al hecho de que el esquema jurídico graciano no
razón, ninguna obligación, a menos que yo mismo haya podido prestar­ permite la participación del ciudadano en el proceso de creación de
les mi consentimiento (pues sólo por la ley de la libertad de mi propia leyes, esto equivale a sostener que la libertad juridica consiste en la
razón me formo una noción de la voluntad divina). Por lo que respecta al mera obediencia a la ley positiva. La tautología de la definición critica­
principio de igualdad, si tomamos el ser más sublime que se pueda con- , da consiste, pues, en que deja sin explicar cuándo es que una ley-y la
cebir fuera de Dios (un gran Eón [en el gnosticismo, ente emanado de la acción u omisión por ella prescrita- es realmente justa y, consecuen­
divinidad, cuya dignidad es mayor que la del hombre y menor que la de temente, obligatoria. Finalmente, la definición positivista de la libertad
Dios]), no hay fundamento alguno para que, cumpliendo mi deber en mi jurídica no da respuesta a la pregunta de cuándo no se está cometien­
puesto como cada Eón lo hace en el suyo, me toque a mi nada más que do realmente injusticia contra nadie.

50 51
IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

dica de un pueblo.25 Esta constitución es, pues, en lo q .t:iiin-Juego tan serio. Por el contrario, en una constitución en
atañe al derecho, aquélla en la que se fundan todos los tip ,--�): 1�:que el súbdito no es ciudadano -la cual, por ende, no es
de constitución civil. Ahora bien, la pregunta es si ella ·<:f,epublicana-, declarar la guerra es la cosa que menos
también la única capaz de conducir hacia la paz perpetua. , _feflexión demanda en el mundo, pues quien gobierna no es
/ 351 / La constitución republicana tiene, además de la · ·-b.n ciudadano sino el propietario del Estado, a quien la
pureza de su origen, por haber surgido de la sola fuente de{ guerra no le hará perder ni la más mínima parte de sus
concepto del derecho, la mira puesta en la meta deseada,' \)ánquetes, cacerías, palacios de recreo, fiestas cortesanas,
a saber, la paz perpetua. La razón de ello es la siguiente. Sf ni de ninguna otra cosa por el estilo. Puede, por tanto,
(como no puede ser de otro modo en esta constitución) es décidir la guerra por los motivos más insignificantes, como
27 con indi-
necesario el consentimiento de los ciudadanos para decidir s'•·se tratara de una partida de cartas, y delegar
si debería haber guerra o no, nada es más natural que, 'Iére ncia su justificación, sólo para guardar las formas, en
puesto que son ellos los que tendrían que decidir soportar ::ei•siempr e dispuesto cuerpo diplomático.
todos los males de la guerra (entre los que se cuentan ir a-:
combatir en persona, pagar los costos de la guerra con sus ***
propios bienes, enmendar con sacrificio la devastación que
la guerra deja tras de sí y, finalmente, para colmo de males, Para que no se confunda la constitución republicana con la
hacerse cargo de una deuda que amarga la paz y que, a democrática (como suele ocurrir), es preciso observar lo
causa de las incesantes guerras futuras, nunca puede ser siguiente. /352/ Las formas de un Estado (civitas) pueden
saldada),26 mediten mucho sobre la decisión de comenzar clasificarse, o bien por la diferencia en el número de las
personas que desempeñan el poder supremo del Estado, o
bien por el modo de gobernar al pueblo por parte de su
soberano, sea éste quien fuere. 2 8 La primera se llama pro-
25 En la medida en que la función básica de la ley positiva consis­
te en que "determina pru;a todos lo que les está permitido o prohibido
legalmente", la ley sólo puede ser justa para los implicados si es dicta­
da por la voluntad colectiva de todos los miembros de una sociedad mento principal contra este tipo de endeudamiento es, tanto en Hume
jurídica {véase TP, p. 294). De este modo, el único tipo de régimen que como en Kant, el que puede advertirse en este párrafo: los costos de la
puede garantizar los derechos de sus miembros de manera plena a tra­ deuda contraída por los gobiernos son asumidos por el pueblo, lo cual
vés de la ley positiva {sin violar el derecho individual a la independen­ la vuelve ilegítima en la medida en que el pueblo no fue previamente
cia) -y, por tanto, el único cuya autoridad tiene validez moral universal­ consultado. Kant cita el texto de Hume en la segunda parte de Der
es aquél en el qqe la voluntad legisladora coincide con la "voluntad del Streit der Fakultiiten (titulada "Erneuerte Frage: Ob das menschliche
pueblo entero": la república. Geschlecht im bestandigen Fortschritten zum Besseren sei" ("Pregunta
26 Véase la prohibición de la deuda pública para fines bélicos del replanteada: si el género humano está en constante progreso hacia lo
cuarto artículo preliminar. La idea de que la guerra es nociva para la mejor", véase Streit, pp. 393-394).
economía de las naciones y de que la deuda contraída con fines béli­ 27 En su "Prefacio" al Codex Iuris Gentium, Leibniz había dicho que
cos es un mecanismo que agudiza y acelera la miseria del pueblo había "los gobernantes juegan a las cartas en la vida privada y con tratados
sido expuesta por David Hume en "Of Public Credit" (Essays, Moral, en los asuntos públicos", parafraseando el dicho atribuido al general
Political, and Literary, 1752, parte II, ensayo 1x): "Si los abusos de los espartano Lisandro ("los niños juegan con nueces, los adultos con
tesoros son peligrosos ... , los abusos de la deuda son más inevitables: juramentos").
pobreza, impotencia y sujeción a poderes_ extranjeros. En la política 28 Kant introduce una variación en la clasificación tradicional de
moderna, la guerra acarrea toda clase de destrucción: pérdida de hom­ las formas de gobierno. Las formas de dominación corresponden a
bres, aumento de los impuestos, caída del comercio, agotamiento del los diferentes modos de ejercer el poder ejecutivo. La distinción
dinero, devastación en el mar y en la tierra". Sin embargo, el argu- entre las formas de gobierno o formas de régimen corresponde al

52 53
!MMANUF.L KANT HACIA LA PAZ Pt;HPt:TUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

piamente forma de dominación (forma imperii), y hay sólo ende, toda forma de gobierno que no es representa­
tres posibles variantes de ella: o bien sólo uno posee ei es, en rigor, una no-forma, 32 porque admite que el
poder de dominación, 29 o bien varios unidos entre sí, 0 sea a_la vez, en una y la misma persona, ejecu­
bien todos los que conforman la sociedad civil juntos (auto./ de su prop ia voluntad (algo tan inadmisible como que,
cracia, aristocracia y democracia, poder del principe, podei:. ·· �:t:l_,un silo gismo, el universal de la premisa mayor sea al
de la nobleza y poder del pueblo). La segunda es la forma �s mo tiempo el particular subsumible bajo él en la pre­
del régimen iforma regiminis) y concierne a la manera, fun­ enor); 33 y si bien las otras dos constituciones polí-
.---:rp.is a ro
dada en la constitución (esto es, en el acto de la voluntad fipas so n tan defectuosas como para dar cabida a seme­
general por el cual una multitud se convierte en pueblo}, en· _:-�;;n_te for ma de gobierno, a ellas al menos les es posible
que el Estado hace uso de su poder absoluto. En este res­ :á;4rnitir una forma de gobierno acorde con el espíritu de un
pecto es, o bien republicana, o bien despótica. El republica--' ._;lstema representativo, tal como al menos decía Federico
nismo es el principio político de la separación del poder eje­ .-·JJl4 que él no era sino el más alto servidor del Estado.* Por
cutivo (el gobierno) respecto del legislativo; el despotismo es '. :''ei: contrario, la constitución democrática / 353 / hace esto
el principio político de la ejecución arbitraria por parte del
Estado de leyes que él mismo ha dictado; en él, por tanto,. La existencia de un poder legislativo representante de la volun­
_'-�# general y separado del poder ejecutivo {forma de gobierno republi­
32

las leyes son dictadas por la voluntad pública, pero sólo en 'Cáíta) deja de ser aquí un mero criterio descriptivo de clasificación para
la medida en que ella es manipulada por el gobernante :i!?lver a ser un criterio de legitimidad que permite juzgar acerca de la
como si fuera su voluntad privada.30 Entre las tres formas )i!�.ticia de un régimen. De este modo, si un régimen no cumple con
de Estado, la de la democracia es, en el sentido propio de la . eJté requisito, resulta una "no-forma" (Unform) de gobierno. A lo largo
'de éste artículo, Kant sostiene que el republicanismo es la única forma
palabra, necesariamente un despotismo, porque da lugar a d� condición jurídica plena, porque en ella la soberanía suprema recae
un poder ejecutivo en el que todos deciden sobre uno y, lle­ Sobre la ley dictada por el pueblo.
33 Es decir, tan inadmisible como afirmar que el término "hombres"
gado el caso, en contra de uno (que, por tanto, no consien­
en -la premisa mayor "todos los hombres son mortales" es idéntico a
te); por tanto, decide un todo que en realidad no son todos, "hombre" en la premisa menor "Sócrates es hombre".
lo cual constituye una contradicción de la voluntad general 34 Federico II, apodado el Grande, rey de Prusia entre 1740 y 1786.
consigo misma y con la libertad.31 $u lema "yo soy el primer servidor de mi Estado" puede ser considera-
4,o como el núcleo conceptual de su obra Anti-Maquiavelo (1739), que
propone que es del interés mismo del príncipe ser benevolente para con
modo en que se relacionan el poder ejecutivo con el legislativo. Véase su pueblo. Su régimen, por el contrario, nO se ajustó demasiado a tal
RL, §§ 51 y 52. principio, lo que justifica que Kant haya decidido escribir "al menos" y
29 Esto es, el poder ejecutivo. resaltar la palabra "decía".
30 En RL, p. 339, Kant afirma que el despotismo consiste en tratar * Frecuentemente se han criticado los altos títulos que, a menudo,
a los súbditos como instrumentos y no como fines en sí mismos (lo acompañan a un gobernante (ungido por Dios, regente de la voluntad
cual significa aquí ciudadanos colegisladores). divina sobre la tierra y representante de la misma) como adulaciones
31 El rechazo kantiano de la democracia, locus de la época, no burdas y engañosas; pero esto me parece carente de fundamento.
entrañ.a una crítica velada a las consecuencias de la Revolución Dichas adulaciones, lejos de enorgullecer al gobernante, /353/ deben
Francesa, acontecimiento por el que Kant, como es sabido, sentía una antes bien humillarlo en su alma, si es que goza de razón {como debe­
profunda simpatía. Por el contrario, Kant está. criticando la democra­ rnos suponer) y tiene presente que se ha arrogado una función dema­
cia directa sin división de poderes -concretamente, la república roma­ siado grande para un hombre, a saber, la más sagrada que tiene Dios
na. Por otra parte, en RL, p. 339, Kant considera que la forma de domi­ sobre la tierra, la de administrar del derecho de los hombres, y que
nación que más se inclina al despotismo es la autocrática, porque hace debe preocuparse a cada momento por seguir de cerca, en donde sea,
depender la justicia del régimen del capricho del monarca. eso que para Dios es la niña de sus ojos.

55
IMMANUEL KANT
HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

imposible, porque en ella todos quieren ser amos. Por ell


0 este sistema, y por ello se disolvieron necesariamente
uno puede decir que cuanto más reducido es el grupo d el despotismo, el cual es todavía, bajo el poder supremo
personas que ejercen el poder político (el número de gober: solo, el más llevadero de todos.
nantes), cuanto mayor es, como contrapartida; su repre_
sentación, tanto más concuerda la constitución políti
con la posibilidad del republicanismo y se puede esper / 3!54./ SEGUNDO ARTÍCULO DEFINITIVO
llegar por fin a realizarlo a través de reformas graduale PARA LA PAZ PERPETUA
Por este motivo, es más dificil alcanzar esta constitución
DERECHO DE GENTES DEBE FUNDARSE SOBRE UN FEDERALISMO
la única que es perfectamente conforme al derecho, en l DE ESTADOS LIBRES
aristocracia que en la monarquía, y por completo imposibl
en la democracia, si no es a través de una revolución vio:, ''::7_'.�gmo Estados, los pueblos pueden ser considerados como
lenta. Al pueblo le interesa incomparablemente más 1 · <'\ J;iqp1bres individuales que, en su condición natural (esto
forma de gobierno* que la forma de Estado35 (aun cuand :
, -e's-- cuando no dependen de leyes externas), se dañan por
,''-e,,,' '
la mayor o menor adecuación de esta última a aquel fin e iSU mera coexistencia y cada uno de los cuales puede y
también muy importante).36 Pero si la forma de Estado , -,itébe exígirle al otro, por su seguridad, que entre con él en
de ser acorde con el concepto del derecho, tiene que ten constitución análoga a la civil, en la que cada quien
un sistema representativo, único que hace posible un _,�na
:puede tener garantizado su derecho. Esta constitución
forma de gobierno republicana y sin el cual un régime S�_ría una liga de pueblos, 37 pero no debe ser un Estado de
(sea cual fuere su constitución) es despótico y arbitrario _pueblos. 38 En este último habría una contradicción: por­
Ninguna de las antiguas repúblicas, así llamadas, ha cono que como todo Estado implica la relación de un superior
;(legislador) con un inferior (que obedece, es decir, el pue­
* Mallet du Pan (publicista suizo {1749-1800) que dirigió, desd
blo), muchos pueblos en un Estado harían un solo pueblo,
1788, la sección política del reaccionario Mercure de France y que sis 1ó cual contradice la hipótesis (pues aquí tenemos que con­
tematizó sus criticas en sus Considérations sur la révolution de Fra Siderar el derecho recíproco de los pueblos en tanto consti­
de 1791] se jacta, en su lengua teñida de genio pero hueca y vacía de
tuyen dif�rentes Estados y en tanto no deben ser fusiona­
contenido, de haberse convencido finalmente, tras muchos años de-'
experiencia, de la verdad del conocido dicho de Pope: "Deja que los dos todos juntos en un Estado).39
necios debatan acerca del mejor gobierno; el mejor es el mejor condu­
cido." Si esto equivale a decir que el gobierno mejor dirigido es el mejor
dirigido, en expresión de Swift, Pope ha partido una nuez y se ha 37 "V61.kerbund:', en el original.
encontrado con un gusano; pero si significa que es también la mejo 38 "Volkerstaat", en el original.
forma de gobierno, es decir, la mejor constitución política, entonces es 39 La contradicción que nota Kant no debe ser entendida mera­
palmariamente falso, puesto que los ejemplos de buen gobierno nada mente como la evidente incongruencia entre la idea de un derecho
prueban acerca de la forma de gobierno. ¿Quién ha gobernado mejor internacional {es decir, entre varios Estados) y la idea de un único
que un Tito o un Marco Aurelio?, y uno dejó como sucesor a un Estado mundial (en cuyo caso se tratarla de derecho doméstico). Dado
Domiciano y el otro a un Cómodo, algo que con una buena constitución que el tipo de justificación requerido por la filosofia prá.ctica kantiana
política no debería haber podido ocurrir, dado que la ineptitud de éstos es normativo, el solo hecho de advertir la contradicción no alcanza
para ese puesto se conocía de antemano y puesto que, ademas, el pára desechar un Estado supranacional si no se demuestra por qué la
poder del soberano era suficiente como para haberlos excluido. federación de Estados independientes es superior en términos mora­
35 Antes llamada "forma de dominación". lés. Un Estado mundial es contradictorio con el derecho de soberanía
36 El fin en cuestión es el del republicanismo. que retienen los pueblos en el sentido de que lo viola.

56 57
IMMANUEL I\ANT HACIA LA PAZ PERPETUA, UN PROYF,CTO FILOSÓFICO

ndo desprecio iavor de esta última opinión; pues, aun cuando su código,4 1
Ahora bien, así com o miramos con profu
el que prefier '&8.borado filosófica o diplomáticamente , no tiene ni puede
apego de los salvajes por su libertad sin ley,
legal contr _ f�ner la más mínima fuerza legal (dado que los Estados, en
luchar sin cesar a so meterse a una obligación
consiguiente, l \f{l-&íanto tales, no se hallan bajo una fuerza externa común),42
da por ellos mismos y el qu e prefieran, por
como consider ,----:f})odavía s e sigue citando ingenuamente a Hugo Grocio, a
lib ertad desenfrenada a la razonable, y así
al y rú.st ica y que degrada Pufendorf, a Vattel y a otro s (¡vaya consuelo!)43 para la justi­
mos que su conducta es brut
al, d l mism o m odo tendri -Jicación de una ofensiva bélica, sin que exista un solo ejem-
humanidad a la condición anim e
zado s (cada uno de 1 - --_plo de Estado que haya abandonado sus propósitos en razón
mos que pensar que los pueblos civili
apur arse a salir lo ant -> \-_de los argumentos de hombres tan importantes. Este hom e-
cuales se une en un Estado) deben
mbar go, en luga r ---- _,_ i:iaje que todos los Estados le rinden (por lo meno s de pala-
posible d e una condición tan vil. Sin e
stad (porq u maj i<''_bra) al concepto d el derecho de muestra que es p osible hallar
ello, cada Estado hace reposar su maje
e e

isam nt n _-::\�\en el hombre una dispo sición moral todavía más elevada,
tad popular es una expresión absurda) prec
e e e

ninguna coerció :- ,/(:,;J1.Unque por el mom ento adormecida, a erigirse en amo de


hecho de no estar sometido en absoluto a -
e en poder --:--·->ese principio malo que hay en él (al qu e no puede negar) y a
legal externa, y la gloria de su soberano resid
carse por u _esperar esto mismo de los otros; pues, de lo contrario, la
poner de millares de personas prestas a sacrifi
que exponerse 'palabra derecho nunca saldría de la boca de aque llos
causa que en nada los afecta,* sin tener
En st s ntido , la diferencia entr , Estados que quieren hacerse la guerra unos a otros, a no ser
mismo a peligro alguno. e e e
40 sobre tod
amer icano s r side, para burlarse, como lo hici era aquel principe galo al de cir:
los salvajes europeos y los e
nteramente dev ''La ventaja que la naturaleza le ha c onferido al fuerte sobre
en que varias tribus americanas fuer on e
s que los salvajes europe el débil es que éste debe ob edecerle".44
radas por sus enemigos, mientra
un mejo r modo que co
saben cómo usar a sus vencidos de
ro de sus súbdit
sumirlos y aumentan con ellos el núm e
41 Es decir, el (supuesto) código de la política de guerra.
de instrument
/355¡ y de ese modo también la cantidad 42 Toda norm a o tratado interó.acional es, en rigor, ineficaz (provi­
para guerras to davía más expansivas. sorio} si no surge del contrato originario de las naciones que forman la
natural liga. Véase RL, pp. 312 y 350.
Teniendo en cuenta la malignidad de la 43 Se refiere a las obra s de Samuel Pufendorf (1632-1694), De iure
do los puebl
humana, que s e muestra abiertamente cuan naturae et gentium, libri octo (1672) y De officio hominis et civís juxta
de la coacció
se relacionan librement e (pero que, en virtud l_egem naturalem, libri duo (1673}; d e Hugo Grocio (1583-1645), De iure
legal), r es bellis ac pacis, libri tres (1625), y de Emerich de Vattel (1714-1767), Le
del gobierno, se oculta muy bien en la condición droit des gens, ou Principes de la Wi naturelle {1758). Los tres doctrina­
haya sido elim''
ta sorprendente que la palabra derecho no rios mencionados son autores representativos de la doctrina moderna
erra y que ni
.nada todavía, por pedante, de la política de gu de la bellum justum. Sostenian que la guerra es un modo legitimo de
ía de c larar se públ icamente resolución de conflictos entre Estados, que tienen, por tanto, un dere­
gún Estado haya osado todav cho a la guerra agresiva. El ius ad bellum vuelve innecesaria la insti­
tución de un arbitraje legal pacifico. Kant es el primero en sostener qu e
respuesta al emp erad la guerra de agresión es un modo de resolución que no se corresponde
* Así fue como un principe búlgaro dio
dosam ent , ofr ció terminar con el co�flicto a tra con los principios del derecho natural de gentes,
griego que, bonda e e
tiene las tenaz as no sacara de la bra 44 Kant continú a aquí con la critica rousseauneana al positivismo
de un duelo: "El herrero que juridico, postura ésta que se desprende de la teoria de Gracia. La razón
el hierro incandescente con sus mano s"•
jes" porque se hall por la que tanto Kant como Rousseau (véase, principalmente, Du con­
40 Los Estados europeos son llamados "salva
trat socinl, Libro I, caps. II y 1v) consideran que el derecho natural gro-
entre sí en estado de naturaleza.

58 69
IMMANU�;L KANT
HACIA LA PAZ PERPETUA, UN PROYECTO l<'ILOSÓFJCO

La manera como los Estados se procuran su derecho •!trono del más alto poder moral legislador,
nunca puede ser un proceso judicial, sino sólo la guerra; condena total­
la guerra como vía legal y, por el contrario,
sin embargo, el derecho no se decide por el resultado favo­ hace de
condición de paz un deber inmediato, que, por cierto,
rable de la guerra, la victoria, y el tratado de paz pone tér­ no
ser ni inst aurado ni garantizado sin un
mino a las guerras presentes pero no a la condición de gue­ c,antrato
.\ . ,en1:re los pueblos. Por tanto, tiene que haber una federación
rra (que consiste en encontrar siempre nuevos pretextos y 'de un tipo especial, que podemos llamar federación de paz
que no puede ser tenida, en rigor, por injusta, porque en (foedus pacificum), que se distinguirla del pacto de paz
esta condición cad a uno es juez de su propia causa).45 No (pac-
ttim pacis) en que buscaría poner fin no simplemente
obstante, según el derecho de gentes, no puede valer para a una
; guerra, sino a todas las guerras para siempre. Esta fede
los Estados lo que, según el derecho natural, vale para los ra­
. Ción no pretende atribuirse ningún poder político, sino sola
hombres en la condición sin ley, deben salir de esa condi­
11
­
, 'mente conservar y salvaguardar la libertad de todos y
ción" (debido a que, como Estados, ya tienen internamente cada
uno de los Estados federados, sin que ellos deban por
una constitución jurídica)', por tanto, están liberados de la esto
(como sí deben hacerlo los hombres en la condición
coerción de otros que quieren someterlos, en conformid ad natural)
someterse a leyes públicas y a su coacción. 48 Es
con sus propios conceptos juridicos,46 a /356/ un a consti­ posible
representarse la factibilidad (realidad objetiva) de
tución legal ampliada).47 Sin embargo, la razón, desde el esta idea
de una federación, que de a poco debería ir extendié
ndose a
todos los Estados y conducir así hacia la paz perpetua
dan.o no es má.s que el autocontradictorio "derecho del má.s fuerte" radi­ . Pues
si la suerte dispusiera que un pueblo poderoso y
ca en que el principio que rige el funci onamiento de la ley natural gra­ esclareci­
do se constituyera en república (la cual debe tend
ciana consiste en que lo justo en sí mismo es lo que se corresponde c on er por
el orden social presente en las comunidades "civilizadas", Este orden naturaleza a la paz perpetua), esta república cons
tituiría
social fáctico considerado como algo prescrito por la ley natural, con­ para
_ otros Estados un centro de unión federativ
tiene dos tip�s de relaciones, a saber, las de los súbditos entre sí � 13:8 a, que posi­
bilitaría que éstos se asociaran con ell a a fin de
que se dan entre los súbditos y la autoridad. De acuerdo con el �nnc1- asegurar su
pio de que lajusticia de las normas consiste en su correspo ndenc�a con condición de libres, de acuerdo con la idea
del derecho de
las relaciones sociales, de cada una de estas formas surge un tipo de
derecho: respectivamente, el derecho privado y el derecho público, el
cual regula las relaciones del gobernante con los ciu�a �anos Y es tam­
. la analogía doméstica sobre la base de la diferencia entre los actores
bién llamado "derecho de superioridad". Como estas últimas relaciones
del derecho doméstico y los del derecho internacional. Como explica en
son definidas como asimétricas por naturaleza, el derecho público gra­
la nota al pá.rrafo introductorio de esta sección, los contratos origina­
ciano no se basa, pues, en los derechos de los ciudadanos, sino en la
rios por los que se establecen cada uno de los niveles jurídic os deben
superioridad social de la persona del gobernante de turn o, de modo que
respetar los derechos de las personas que involucran, que son, en defi­
la fuente de validez del derecho es la voluntad privada del gobernante,
nitiva, las encargadas de dictar las leyes por las que ellas mismas han
La noción graciana de norma n o satisface lo requerido p�r la �bligació�
de actuar. De este modo, el contrato del derecho internacional tiene
moral kantiana en la medida en que no cumple con la exigencia de re�­
como criterio de legitimidad no sólo el respeto por el derecho de la
procidad ni con la de correspondencia entre deberes y derechos, defini­
. humanidad, sino también el respeto por la soberanía de los pueblos.
torias de cualquier normajuridica legítima, por lo que puede ser 1mpug­
nadÜ como un "derecho del má.s fuerte". Este rasgo del estado jurídico doméstico es asimismo la fuente de nor­
matividad de los artículoS preliminares 2 y S.
45 Esta característica del vacio legal internacional fundamenta el
48 De las dos premisas mencionadas en las notas 45 y 47 -a saber,
deber de instaurar una condición legal internacional.
que es necesario dejar el estado natural internacional y que esta sali­
46 Es decir, imponerles su concepción particular de la justicia
da debe respetar la soberanía de los pueblos- se sigue que el único tipo
doméstica.
de constitución apropiado para el derecho de gentes es la de una fede­
47 A diferencia de las teorías cosmopolitas actuales, Kant rechaza
ración de Estados, por contraposición a un Estado supranacional.

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61
IMMANUtL KANT HACIA LA PAZ P�:RPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

gentes y con el fin de propagar esta federación progresiva­ dos los pueblos de la tierra. Pero considerando que,
/;!Wf
mente a través de más alianzas similares. ;-;;&.�'.$-f�gún su idea del derecho de gentes, en absoluto quieren
lo cual lo que es correcto in thesi lo rechazan in
Puede entenderse que un pueblo diga: "no debe haber (j;��_to -con
entre nosotros guerra alguna, pues queremos constituir­ :: '��yp othe si:-, entonces (si es que no todo ha de perderse) en
nos en un Estado, es decir, imponernos a nosotros mismos · ilgar de la idea positiva de una república mundial, sólo el
..)
un poder supremo legislativo, ejecutivo y judicial que diri­ · ,,__�ustituto negativo de una alianza de defensa contra la gue­
ma nuestros conflictos de manera pacífica". Pero cuando ':,_rí:'a, permanente Y siempre en expansión, puede detener el
ese Estado dice: "no debe haber guerra alguna entre los :·\9:rrente de las inclinaciones hostiles que le temen al dere­
otros Estados y yo, a pesar de que no reconozco ningún ·-�o, si bien con el constante peligro de su estallido ("Furor
poder legislativo supremo que garantice mi derecho y al :;,".(!JlPÍUS intus [ ...] fremit horridus ore cruento", VirgilioSO). *
que yo le garantice el suyo", entonces no puede entender­
se sobre qué bases querría yo fundar la confianza en mi
derecho si no es sobre el sucedáneo de la liga conformada >"\ TERCER ARTÍCULO DEVINITIVO PARA LA PAZ PERPETUA
por diferentes sociedades civiles, a saber, el federalismo EL DERECHO COSMOPOLITA DEBE CIRCUNSCRIBIRSE
libre, que la razón necesariamente debe unir con el con­ A LAS CONDICIONES DE LA HOSPITALIDAD UNIVERSAL
cepto del derecho de gentes, sobre todo si es que ha de
poder concebirse algo a propósito de este concepto. ;--_$�· trata aquí, como en los artículos precedentes, no de
Si se entiende el concepto del derecho de gentes como filantropía, sino del derecho, y hospitalidad /358/ significa
un derecho para la guerra, no se puede pensar absoluta­
mente nada (porque sería un derecho para determinar 50 Virgilio, Eneida, Libro l, pp. 294-296: "{ ...J Furor impius intus /
qué es de derecho no conforme con leyes externas uni­ _'scieva sedens super arma et centium uinctu.s aenis / post tergum nodis
_
:Jtemet homdus ore cruento)" [" ... Serán cerradas las sanguinarias puer­
versalmente válidas, restrictivas de la libertad de cada t_as de la guerra / con trancas reforzadas y con hierro· adentro ] el
/357 / individuo, sino a través de la violencia, de acuerdo Furor impío, / sentado sobre sus armas crueles y atado c�n cien nu'dos
con máximas unilaterales). Por ello, habría que entender, /; de cadenas a la espalda, rugirá erizado con la boca llena de sangre."
entonces, que a los hombres que así lo consideran les Htm�s añadido entre corchetes los dos versos anteriores a los que
sucede algo previsible si se aniquilan los unos a los otros y �encmna Kant a fin de hacer posible una mejor comprensión de la per­
tinencia de la cita.
encuentran así la paz perpetua en la vasta fosa común * Al cabo de una guerra, una vez consumada la paz, no seria ina­
donde se enterrarán todos los horrores de la violencia y sus prop.�ado para�: pueblo _convocar, tras la fiesta de acción de gracias, a
causantes. Para los Estados en relaciones recíprocas no �n día de orac1on y pemtencia para implorar perdón al cielo, en nom­
bre del Estado, por el gran pecado de que es culpable el género huma­
puede haber, según la razón, ninguna otra manera de salir �o-� �o querer someterse, en relación con otros pueblos, a una cons­
de la condición sin ley, que consiste únicamente en la gue­ titucmn legal y al querer valerse del medio bárbaro que es la guerra
rra, que renunciar, como los hombres individuales, a su (<;:?n el que, por otra parte, lo que se busca, a saber, el derecho de cada
Es�ado, no se consigue). Las fiestas de acción de gracias por una vic­
libertad salvaje (sin ley), acomodarse a un derecho público ton_a durante la guerra, los himnos que se cantan (en buen israelita) al
coactivo y formar,. así, un Estado de pueblos (civitas gen­ Senor de los ejércitos contrastan no menos fuertemente con la idea
tium) en aumento constante,49 que englobaría finalmente a moral del Padre de los hombres; pues a la indiferencia por el modo en
que los �ueblos busc� ver respetados sus derechos recíprocos (que es
49 "En aumento constante": entre paréntesis en el original. Se lo ya suficientemente tnste) le añaden la alegría de haber acabado con
eliminó para evitar la sucesión de dos parentéticas consecutivas. muchos hombres o con su dicha.

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!MMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPICTUA. UN P.HOY1':CTO FILOSÓFICO

en este sentido el derecho de un extranjero a no ser tratad aciones mutuas de un modo pacífico. Por último, estas
de manera hostil por su arribo al territorio de otro. Este últi · ciones pueden volverse públicas y legales y, con ello,
mo puede no aceptarlo cuando ello no acarrea la ruina d rcar por fin continuamente al género humano a una
recién llegado; pero mientras que éste se comporte p acífica :;;J�ijnstitución cosmopolita.
mente, no se lo podrá tratar como a un enemigo. El extran ,i-:::ff\--_;:_-Si se contrasta con esto último la conducta inhospitalaria
jera no puede reclamar un derecho de hospedaje (para · J�f los Estados civilizados, principalmente la de los Estados
que se requeriría de un contrato especialmente benéfico qu )�fllerciantes de nuestro continente, la injusticia que mani­
lo hiciera un cohabitante de la casa por un periodo de tiem.. :}�bstan en la visita a países y pueblos extranjeros (visita que
:::,
po determinado), sino un derecho de visita, un derecho ·:,{\�;op:sideran como si fuera una conquista) causa espanto.
presentarse ante la sociedad, el que corresponde a todos 1 Sc\í\Ulérica, las tierras de los negros, las islas de las especias, 53
�;
hombres en virtud del derecho a la posesión común de - � )fCabo, etc., eran para ellos, al momento de su descubrí­
superficie de la Tierra, sobre la cual, en tanto que es esfé :':; IFento, países que no pertenecían a nadie, habida cuenta de
_
ca, los hombres no pueden dispersarse hasta el infinit /{<me los habitantes no contaban en absoluto. En las Indias
sino que tienen que tolerarse unos junto a otros, aunqu 'táti.entales (Indostán) introdujeron tropas militares extranje­
originariamente nadie tiene más derecho que otro a estar e ::t;fás con el pretexto de que meramente establecerían relacio­
un lugar determinado de la Tierra. Partes inhabitables d i���-S comerciales; sin embargo, con ellas introdujeron la opre­
esta esfera, como el mar y los desiertos, separan esta comu :_é�)_pn /359/ de los nativos, el estallido de guerra$ más exten­
nidad, 51 pero el barco y el camello (el barco del desierto) pe ::::tfidas entre los distintos Estados de esas tierras, la hambru­
miten acercarse a través de estas regiones sin dueño y ejer '0ij'.�, la insurrección, la perfidia y toda la letanía imaginable
cer el derecho a la superficie, 52 que le corresponde e ·:"g� males que aquejan al género humano.
común al género humano, con el objeto de desarrollar China* y Japón (Nipón}, que ya conocían esta clase de
eventual comercio. La inhospitalidad de las costas marí
mas (por ejemplo, de las berberiscas), donde se secuestr 53 El cultivo masivo de especias, especialmente de clavo de olor,
barcos de los mares cercanos o se esclaviza a los marin ¡;,imienta, nuez moscada, cardamomo y muchas más dio su apodo par­
que arriban a las costas, o la de los desiertos (de los árab ttcu1ar al archipiélago de Zanzíbar, aunque por lo general las conoci­
-�EI.S como "islas de las especias" son las Malucas, en Indonesia.
beduinos), donde se considera la proximidad de las trib ·
* Para escribir el nombre con el que ese gran imperio se nombra
nómades como un derecho a saquearlas, es contraria :Sí mismo (a saber, China y no Sina o cualquier otro vocablo similar),
derecho natural. No obstante, el derecho de hospitalidad, sólo puede consultar el Alphab. Tíbet. de Georgi.us, pp. 651-654, espe­
decir, la facultad de los extranjeros recién llegados, no �ialmente la nota b, al pie. En realidad, ello no nos conduce, según la
,pbservación del Prof. Fischer de Petersburgo, a ningún nombre estable­
extiende más allá de las condiciones que hacen posib éido con el que el imperio chino se denomine a sí mismo. El nombre
intentar un trato comercial con los habitantes del lugar. rt:lás frecuente sigue siendo el de la palabra Kín, es decir, oro (que los
esta manera, partes alejadas del mundo pueden entrar _tibetanos expresan con Serj, por motivo del cual al emperador se lo
, Jiama rey del oro (del país más espléndido del mundo), una palabra que
bien podría sonar en el reino como Chin pero que puede haber sido pro­
51 Se refiere al hecho de que todos los hombres que habitan ífünciada por los misioneros italianos como Kin (por las letras gutura­
Tierra están forzados a convivir en virtud de la posesión común or· les). Esto evidencia que era China el país que los romanos llamaban
naria del suelo. Véase RL, § 13. país de los Seres. La seda, no obstante, era exportada a Europa a tra­
52 Es decir, el derecho (subsidiario de la comunidad originaria Vés del Gran Tíbet (presuntamente, a través del Pequeño Tíbety Bujara,
suelo) a transitar por cualquier región de la superficie terrestre. pasando por Persia), lo cual nos conduce a hacer algunas considerado-

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IMMANUEL l\ANT HACIA LA PAZ PERPETUA, UN PROYECTO FILOSÓFICO

huéspedes, han procedido en consecuencia sabiamente


esclavitud más cruel que pueda imaginarse, no arrojan
permitir, aquélla, su arribo pero no su ingreso, y éste, trun , > ngún beneficio real, sino que a estas potencias que hacen
ni
bién el arribo pero a un único pueblo europeo, los holari 'inuch o alarde de su piedad y que mientras beben la injus­
deses, a quienes sin embargo excluyen, cual prisioneros ticia como agua quieren que en la ortodoxia se las tenga
de toda interacción con los nativos. Lo peor de esto (o, con por elegidas sólo les sirven, indirectamente a decir verdad,
siderado desde el punto de vista de un juez moral, lo mejo para u n objetivo no muy loable, a saber, el entrenamiento
es que la violencia que ejercen no les reporta ningún pr de marinos para las flotas de guerra y, con ello, para la rea­
vecho, 54 que todas estas compañías comerciales están lización de más guerras en Europa.
punto de quebrar, que las islas del azúcar, asiento de /360 / Como el alcance de la comunidad (más estrecha
0 má s amplia) entre los pueblos de la Tierra ha llegado a
nes acerca de la antigüedad de este sorprendente Estado comparruld tal extremo que la violación de un derecho en un lugar de
lo con el del Indostán y relacionándolo con el Tibet y, a través de ést
también con el Japón, mientras que el nombre Sina o Tschina, que l 'fa Tierra es percibida en todos lados, la idea de un' dere­
vecinos dan a este país, no conduce a nada. Es posible que también : Cho c osmopolita no es una imagen fantástica ni exagera­
antigua relación de Europa con el Tibet, que jamás fue bien conoci �-da del derecho, sino un agregado al código no escrito
pueda explicarse por lo que nos refiere Hesychios sobre el grito de l
hierofantes Kov 'Oµ, a ( Konx Ompa.x) en los misterios de Eleu
tanto del derecho político como del derecho de gentes,
(véase, Reise desjüngemAnacharsis, quinta parte, pp. 447 y ss.), recesaría para realizar el derecho público de los hombres
según el Alph. Tibet. de Georgius /360/, la palabra Concioa, que gu en general y la paz perpetua, hacia la cual uno no puede
da una semejanza notable con Konx, significa dios y la expresión F jactarse de estar en continuo acercamiento si no es bajo
cio (ibid., p. 520), que fácilmente pudo ser pronunciada como pax p
los griegos, significa promulgator legis [promulgador de leyes], leyes esta condición.
virtud de las cuales la divinidad es inmanente a toda la naturaleza (
bién llamada Cencresi, p. 177). Pero Om, que La Croze traduce por be
dictus, bendito, no puede significar, referido a la divinidad, otra cosa
bienaventurado, p. 507. El Padre Francisco Horatio afirma que siemp
PRIMER SUPLEMENTO
recibió la siguiente respuesta de los lamas tibetanos, a los que a men DE LA GARANTÍA DE LA PAZ PERPETUA
do interrogó sobre lo que entendían ellos por dios {Concioa): "Es la re
nión de todos los santos" {es decir, de aquellas almas convertidas y bi
Lo que proporciona esta seguridad (garantía) es nada menos
naventuradas que, según la doctrina lamaica, han resucitado y reto
nado :finalmente, tras muchas migraciones por toda clase de cuerpos, que la gran artista naturaleza (natura daedala rerum), en
seno de la divinidad en la forma de Burchane, es decir, de seres dign cuyo curso mecánico resplandece visiblemente una confor­
de adoración, p. 223). De modo que aquella misteriosa palabra Ko midad con algún fin, la que hace brotar la concordia de la
Ompax probablemente designe al ser más elevado, santo (Konx), bie
venturado (Om) y sabio {Pa.x) esparcido por todo el mundo {la natur
discordia entre los hombres,55 incluso contra sus volunta-
za personificada), y, empleada en los misterios griegos, debe de hab
aludido al monoteísmo de los epoptas [iniciados], por oposición al po 55 En una clara alusión a su Kritik der Urteil.skraft, de 1790, Kant
teisnw del pueblo, aunque P. Horado huela un ateísmo por detrás indica aquí que pensar en un designio de la naturaleza no implica nin­
esto. Cómo llegó aquella misteriosa palabra a los griegos por el Tíb gún juicio determinante (juicio de conocimiento) acerca del comporta­
eso se deja explicar de la manera mencionada más arriba, y, a la inv miento del mundo o del sentido de la hlstoria, de modo que, aunque
sa, esa explicación torna probable un tráfico temprano de Europa c pueda concebirse una confonninad con algún fin (Zweckmii.ssigkeit) o un
Chlna a través del Tibet {incluso anterior, tal vez, al tráfico con comportamiento teleológico en el mundo, no puede saberse a ciencia
Indostán). cierta cuál es el fin específico, ya que tal cosa escapa a las competen­
54 La violencia que ejercen los paises europeos colonizadores a q cias de la razón teórica. Por otro lado, dado que cada ámbito de la razón
se ha hecho mención. humana tiene su propia legislación, los juicios reflexivos, como produc-

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IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PHOYECTO Vl!.OSÚ[,"lCO

des. A esta conformidad con algún fin se la llama, o bi ilMnto que sabiduria profunda de una causa superior que
destino, si se la considera como necesidad resultante -iiiI�punta al fin material último del género humano y que pre­
una causa que actúa de acuerdo con leyes /361/ desean ;.;¡¡�termina el curso del mundo. /362/ En realidad, no pode­
cidas para nosotros, o bien, tomando en cuenta su confo '\tt,tos reconocer esta causa en las obras de la naturalez a ni
midad con algún fin en el curso del mundo, proviaencia,* e ]junpo co inferirla a partir de ellas, sino que (como en toda
;feiación de la forma de la cosa con fines en general) sólo
to de la facultad de juzgar, no pueden convertirse en base de deter /'_J):odemos y debemos pensarla para hacernos una idea de su
-,:__:_;/p:osibilidad, por analogía con el obrar humano. Sin embar­
nación de la voluntad autónoma ni en principios jurídicos por refere

: ':\gó, la repr esentación de su relación y concordancia con el


cia a los cuales organizar la vida politica (los que entran en el ámbito
la razón práctica o voluntad), como sostiene Kant explicitamente a
largo de este suplemento. Hemos traducido "Zweckmdssigkeit" co <?no. que la razón nos prescribe de modo inmediato (el fin
"conformidad con algún fin" con el objeto de conservar el sentido esp
cífico que este término posee en el vocabulario de Kant.
,;:t'/
* En el mecanismo de la naturaleza, a la que el hombre (como s, }:::"�-?-•J-._A_q_m
___
' aunque podemos explicarnos bien la causa fisico-mecánica
-
sensible) pertenece, se muestra, como fundamento de la existencia '\fe estos fenómenos (por ejemplo, por el hecho de que en las orillas de los
la misma, una forma que sólo podemos explicarnos si le atribuimos rios de las tierras templadas, cubiertas de árboles, éstos caen al rio y
fin de un creador del mundo que la predetermina. A esta predetermin -_Juego son transportados, digamos, a la manera de la corriente del golfo),
ción la llamamos en general providencia (divina); cuando es colocada _('fio debemos, sin embargo, ignorar la causa teleológi.ca, que alude a la
el comienzo del mundo, la llamamos providencia fundadora (provide ,-:<pievisión de una sabiduria que gobierna la naturaleza. En cuanto al con­
conditrix; semel iussit, semper parent, Augustin); cuando mantiene ' ,::"Cépto, empleado en las escuelas, de una colabomción o concurso (con­
curso de la naturaleza siguiendo las leyes universales de la conformi : --cUrsus) divino para un efecto en el mundo sensible, debe desaparecer.
con algún fin, la llamamos providencia gobernante (providentia gube 'P;µes querer juntar lo heterogéneo (gryphes iungere equis) y dejar que lo
trix); por otro lado, cuando se trata de fines particulares, no previsi 'qh.e es en sí mismo la causa total de los /362/ cambios del mundo com­
para los hombres y sólo presumibles a partir del resultado, provide '-:plete su propia providencia predetenninante {que, por tanto, tuvo que
directora (providentia directrix); y finalmente, en relación con hechos }1aber sido defectuosa) durante el curso del mundo -decir, por ejemplo,
lados considerados como fines divinos, ya no la llamamos providen '---que el médico curó al enfermo después que Dios, y que, por tanto, ha
sino excepción (directio extraordinaria); sin embargo, querer conoce e'stado allí como asistente-- es en primer lugar una contradicción en si
como tal (dado que en realidad remite a milagros, aunque los hechos misma. Pues causa solitaria non iuvat ["la causa aisl.ad.a no ayudd', sino
sean llamados así) es un tonto atrevimiento por parte de los hombre que necesita de una causa auxiliar, Baumgarten, Metaphysica, § 321].
porque deducir a partir de un hecho aislado un principio particular ,Dios es el creador del médico y también de todas sus medicinas, y
la causa eficiente (es decir, considerar que ese hecho es un fin y no u entonces, si uno quiere remontarse hasta el primer principio supremo,
mera consecuencia secundaria mecánico-natural de otro fin totalme téóricamente inconcebible para nosotros, tiene que atribuirle a Dios
desconocido para nosotros) es un absurdo y una arrogancia total, todo el efecto. O bien uno puede también atribuírselo totalmente al
más piadoso y humilde que pueda sonar el discurso sobre ello. De médico, en la medida en que observamos el acontecimiento en la cade­
misma manera, la división de la providencia (considerada materialite,t na de las causas del mundo como explicable según el orden de la natu­
universal y particular, según los objetos del mundo, es falsa y autoco r_aleza. En segundo lugar, este modo de pensar destruye todos los prin­
tradictoria {por ejemplo, que ella adopte previsiones para la conservació cipios relevantes para juzgar un efecto. Pero desde el punto de vista
de las especies de criaturas pero abandone los individuos a su suerte moral-práctico (que está totalmente dirigido a lo suprasensible), el con­
porque es llamada universal justamente en el sentido de que se pie cepto del concursus divino es apropiado e incluso necesario, como por
que ninguna cosa individual está excluida de ella. Probablemente a 'ejemplo en la creencia de que si nuestra convicción fue pura, Dios com­
se haya entendido la división de la providencia (considerada fomw.li ,pletará la carencia de nuestra propia justicia a través de medios incon­
según el modo de la realización de su propósito, a saber, en providen cebibles para nosotros y de que, por tanto, no debemos claudicar en el
ordinaria (por ejemplo, la muerte y renovación anual de la naturaleza c esfuerzo hacia el bien. No obstante, es por sí mismo evidente que nadie
el cambio de las estaciones) y extraordinaria (por ejemplo, el transpo debe intentar explicar una buena acción (como hecho del mundo) por
de madera a través de las corrientes oceánicas hasta las costas helad medio de este concepto, porque ello sería un supuesto conocimiento
donde no puede crecer, para sus habitantes, que no podrían vivir s· teórico de lo suprasensible y, por tanto, algo absurdo.

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HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO
IMMANU�;L KANT

moral) es, desde el punto de vista teórico, ciertamente una. regiones más inhóspitas, con el propósito de poblarlas;
idea trascendente, pero desde el punto de vista práctico (por­ 3) tambien a traves de las guerras los ha forzado a entablar
ejemplo, para utilizar este mecanismo de la naturaleza en relaciones más o menos legales. Es digno de maravillarse
relación con el concepto del deber de la paz perpetua), dicha--'.­ que hasta en los frios desiertos adyacentes al Oceano Árti­
idea está bien fundada de modo dogmático56 y según su co crezca el musgo que el reno extrae de entre la nieve para
realidad. 57 Dado que aquí se trata única mente de teoría (no , luego servir el mismo de vehículo o de alimento para los
de religión), el uso de la palabra naturaleza es más apro- '., ostiakosSS o los samoyedos, 59 o que los desiertos de arena
piado para los límites de la razón humana (en la medida en'-f salina alberguen al camello, que parece haber sido creado
que esta, en lo concerniente a la relación de los efectos con''.;' para transitarlos y lograr así que no queden desaprovecha­
sus causas, debe atenerse a los límites de la experiencia dos. Pero la conformidad con algún fin de la naturaleza
posible) y es tambien más modesto que el concepto de una resplandece todavía más claramente cuando uno advierte
providencia reconocible para nosotros, con el cual uno se cómo en la orilla del Oc�ano Ártico no sólo existen anima­
calza temerariamente las alas de Ícaro para aproximarse al les cubiertos de pieles, Jino tambien focas, morsas y balle­
secreto de su designio insondable. nas que, con su carne, proveen alimento a los habitantes
Ahora bien, antes de definir con mayor precisión esta del lugar y, con su grasa, calor. De todos modos, lo que
garantía para la paz perpetua, es necesario investigar cuá­ más admiración despierta es la previsión que muestra la
les son las condiciones que la naturaleza ha dispuesto par� naturaleza al llevar madera flotante hasta esas regiones sin
las personas que actúan sobre su vasto escenario, condi- , vegetación (sin que se sepa exactamente desde dónde), un
ciones que, a fin de cuentas, hacen necesario /363/ ase­ insumo sin el cual los pobladores no podrían fabricar ni
gurar la paz. Ulteriormente, habrá que investigar el modo sus medios de transporte ni sus armas, ni tampoco cons­
en que proporciona dicha garantía. truir sus moradas. Allí, los pobladores ya tienen suficiente
Las disposiciones provisorias de la naturaleza son las con la guerra contra los animales y entonces viven pacífi­
siguientes: 1) ha tenido la precaución de que los hombres camente entre sí, aunque aquello que los ha impulsado
puedan vivir en todas las regiones de la Tierra; 2) a traves hasta ahí no haya sido probablemente otra cosa que la gue­
de la guerra, los ha llevado por todos lados, aun por las rra. El primer instrumento para la guerra de entre todos los
animales que el hombre había aprendido a domar y domes­
56 l. e,, de modo categórico e independiente del entendimiento ticar en tiempos del poblamiento de la tierra es el caballo
teórico, (el elefante corresponde a una epoca posterior, a saber, la
57 En efecto, la paz perpetua es un fin prescrito por la razón prác­ de la opulenciE!- de los Estados ya constituidos). Por su
.
tica. Como tal, es un deber actuar para conseguirla, independiente­ parte, el arte de cultivar cierto tipo de hierbas llamadas
mente de cualquier argumento teleológico. Su estatuto de idea de la
razón la convierte en un criterio normativo de cara a la acción política,
cereales, que hoy ya desconocemos en estado natural, así
por lo que puede sostenerse que tiene realidad objetiva, es decir, apli­ como tambien la multiplicación y refinamiento de las varie­
cabilidad práctica, como más adelante sostiene Kant (vease el dades de frutos (en Europa probablemente de dos únicas
"Apendice I"). Además, en RL, p. 354: "la razón moral práctica en noso­
tros pronuncia su veto irrevocable: 'ní! tiene que haber ninguna guerra'
[... ] Por tanto, la cuestión no es ya si la paz perpetua es algo real o si ss Tribu que habitaba la cuenca del río Obi, en $iberia occidental.
es un absurdo y si nosotros nos engañamos en nuestro juicio teórico 59 Pueblo de origen mongol junto al Mar Ártico, cerca del Mar
cuando suponemos lo primero, sino que debemos obrar para instau­ Blanco.
rarla como si fuera algo real, cosa que quizás no es".

70 71
IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

variedades, la manzana y la pera silvestres), logros alcan­ blo de lengua similar que habita en las montañas de Altai,
zados mediante el trasplante y el injerto, sólo podían sur­ a doscientas leguas del anterior, por el otro. Entre estos dos
gir en Estados ya constituidos, donde la propiedad del pueb los se ha abierto paso otro de origen mongol, pueblo de
suelo se encuentra garantizada, es decir, sólo después de jinetes y, merced a ello, guerrero, que ha empujado a una
que los hombres hubieran sido empujados de la libertad parte de la estirpe en cuestión lejos de la otra, hacia las
sin ley propia de su vida de cazadores,* pescadores y pas­ inhóspitas regiones heladas, hasta donde seguramente no
tores a la vida de labradores /364/ y luego de que hubie­ habría llegado por voluntad propia.* Lo mismo ocurrió en la
ran descubierto la sal y el hierro, que fueron, posiblemen­ región más septentrional de Europa con los fineses, llama­
te, los primeros artículos codiciados por diferentes pueblos dos lapones, que actualmente están alejados de los húnga­
a lo largo y a lo ancho del mundo en el tráfico comercial. ros, emparentados con ellos en virtud de la lengua: fueron
Por intermedio del tráfico comercial, esos pueblos fueron separados por /365/ pueblos de raza gótica y sármata que
impulsados, primeramente, a mantener entre sí una rela­ se abrieron paso entre ellos por la fuerza. ¿Y qué pudo
ción pacifica, y luego, a partir de este acuerdo, surgió la haber empujado a los esquimales (quizás antiguos aventu­
comunidad de intereses y la relación pacífica con pueblos reros europeos, de un linaje totalmente diferente del de
más alejados. todos los americanos) al norte de América y a los fueguinos
Ahora bien, la naturaleza, al haber procurado que los en el sur de América hasta Tierra del Fuego sino la guerra,
hombres puedan vivir en cualquier parte de la Tierra, tam­ de la que la naturaleza se sirve como medio para poblar
bién ha decidido despóticamente que deban vivir en cual­ toda la Tierra? Sin embargo, la guerra no necesita de nin­
quier parte de la Tierra, incluso en contra de sus inclina­ gún motivo en especial, sino que parece estar implantada
ciones y sin que ese "deban" presuponga al mismo tiempo en la naturaleza humana e incluso valer como algo noble a
un concepto de deber que obligue a los hombres como una lo que el hombre se ve llamado por el sentido del honor y no
ley moral -en lugar de ello, para alcanzar esta meta, la por móviles autointeresados. Tanto es así que el coraje gue­
naturaleza ha escogido la guerra. En efecto, hay pueblos rrero es juzgado (por los salvajes americanos, al igual que
que, a través de la unidad de su lengua, revelan que tienen por los europeos de la época de los caballeros) com9 de gran
la misma ascendencia, como por ejemplo los samoyedos, valor inmediato, no sólo cuando hay guerra (como es lógi­
[afmcadosJ en las costas del Ártico, por un lado, y un pue- co), sino también para que haya guerra, y muy a menudo se
ha iniciado una guerra con el único objeto de demostrar
* Entre todos los modos de vida, el de la caza es sin duda el más coraje. De modo que a la guerra se le confiere una dignidad
contrario a la constitución civil, porque en él las familias, que tienen
que /364/ aislarse, pronto se vuelven extrañ.as entre sí, y luego, dis­
persas en vastos bosques, se tornan también mutuamente hostiles, ya * Podria preguntarse: si la naturaleza ha querido que estas costas
que cada una necesita de mucho espacio para conseguir su alimento y heladas no tuvieran que quedar deshabitadas, ¿qué será de sus habi­
su vestido. La prohibición de la sangre a Noé, Gén., 9, 4 (la que se repi­ tantes si un día (como cabe esperar) aquélla no les lleva más madera flo­
te con frecuencia y fue más tarde impuesta por los judeocristianos tante? Pues es de creer que con el progreso cultural, los habitantes de
como condición para los paganos aceptados en el cristianismo, si bien las zonas templadas usarán mejor la madera que crece a la orilla de sus
con otra intención, Hechos, XV, 20; 21, 25) no parece haber sido origi­ ríos y no la dejarán caer en la corriente y ser arrastrada al mar,
nalmente otra cosa que la prohibición de la vida de cazador, pues en Respondo: los habitantes del rio _Obi, del Jenisei, del Lena, etc., se la pro­
ella debía darse con frecuencia la ocasión de' comer carne cruda, por veerán a través del comercio y a cambio adquirirán productos del reino
lo cual prohibiendo esto último [comer carne cruda] se prohibía lo pri­ animal, de los que el mar es tan rico en las costas heladas, en tanto y en
mero ¡la vida de cazador]. cuanto ella (la naturaleza) los haya forzado primero a la paz entre ellos.

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[MMANUEL IIANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

intrínseca, al extremo de que los filósofos la elogian como si de los hombres, 62 pero es también la más dificil de instau­
se tratara de algo que ennoblece a la humanidad, haciendo rar y mucho más dificil todavía de preservar, tanto es así
caso omiso de aquel dicho griego de que '1la guerra es algo que muchos sostienen que la república tendría que ser un
nocivo, porque genera más personas malas de las que eli­ Estado de ángeles, puesto que los hombres, con sus incli­
mina". Esto es suficiente por lo que respecta a lo que la naciones egoístas, no serían capaces de una constitución
naturaleza hace para su propio fin, tomando al género tan sublime. Sin embargo, la naturaleza acude en ayuda de
humano como una clase de animales. la voluntad fundada en la razón -venerada aunque por lo
Ahora ocupémonos de la cuestión que concierne de general impotent� para la praxis-, y lo hace precisamente
modo esencial al propósito de la paz perpetua, a saber, la a través de esas inclinaciones e"goístas, de suerte que sólo
cuestión atinente a qué hace la naturaleza en relación con depende de una buena organización del Estado (organiza­
el fin que la propia razón del hombre convierte en deber ción que los hombres son efectivamente capaces de esta­
para él, es decir, qué hace para promover el propósito moral blecer) conciliar las fuerzas de los hombres de manera tal
del hombre y cómo garantiza que lo que el hombre debería que una contrarreste el efecto destructivo de las otras o
hacer en conformidad con leyes de la libertad pero no hace bien las neutralice. Así, para la razón, el resultado es el
lo hará a través de una coacción de la naturaleza, sin mismo que si estas inclinaciones en pugna no existieran, y
menoscabo de su libertad y de acuerdo con los tres ámbi­ entonces el hombre, aunque no sea un hombre moralmen­
tos del derecho público: derecho político, derecho de gentes te bueno, se ve obligado a ser un buen ciudadano. El pro­
y derecho cosmopolita. Cuando digo de la naturaleza que blema del establecimiento del Estado es resoluble, por más
quiere que ocurra esto o lo otro, no quiero decir que nos dificil que pueda parecer su solución, incluso para un pue­
impone un deber de hacerlo {pues ello sólo puede hacerlo blo de demonios (tan sólo con que posean entendimiento),
la razón práctica, que es libre de toda coacción). Lo que y reza así: <(Ordenar una multitud de seres racionales que,
quiero decir es que lo hace por sí misma, lo queramos o no en conjunto, demandan leyes universales para su preser­
(fata volentem ducunt, nolentem trahunt). 60 vación pero que, por separado, tienden secretamente a
exceptuarse de ellas, y organizar su constitución de modo
l. 61 Aun cuando un pueblo no se viera obligado a some­ tal que, aun cuando se opongan mutuamente en sus inten­
terse a leyes públicas por desavenencias internas, la gue­ ciones privadas, éstas se refrenen unas a otras a fin de que
rra lo forzaría a hacerlo desde el exterior, pues según las aquellos se comporten públicamente como si no tuvieran
disposiciones de la naturaleza antes mencionadas, todo estas malas intenciones". Un problema semejante tiene que
pueblo encuentra como vecino, frente a él, a otro pueblo ser solucionable, pues no requiere del mejoramiento moral
que lo amenaza y contra el que tiene que constituirse inter­ de los hombres. Sólo requiere saber cómo se podría emple­
namente como un Estado para /366/ estar preparado para ar el mecanismo de la naturaleza para encauzar el antago­
resistirlo como potencia. Ahora bien, la constitución repu­ nismo de las inclinaciones hostiles de los hombres que con­
blicana es la única que se adapta perfectamente al derecho forman un pueblo, con el propósito de que se obliguen
mutuamente a someterse a leyes coactivas y produzcan,
60 Séneca, Epfstolas rrwmles a Lucio, 107, 11, 5: ducunt volentem así, el estado de paz en el que las leyes tienen fuerza de
fata, nolentem trahunt "el destino guía al que lo acepta y arrastra al
que se resiste", principio rector del estoicismo.
61 El ámbito de referencia es el del derecho doméstico. 62 Como ya explicó en el "Primer articulo definitivo".

74 75
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fMMANUEL KANT HACIA LA PAZ P�;HPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

tales. Esto también puede verse en los Estados existentes, su gobernante) anhela pasar a la condición de paz durade­
organizados de manera aún muy imperfecta: en su com­ ra de este modo, es decir, dominando si es posible al
portamiento externo, los hombres se aproximan bastante a mundo entero. Pero la naturaleza lo quiere de otro modo.
lo que prescribe la idea del derecho, pero no a causa del Ella se sirve de dos medios para impedir la fusión de los
aspecto interior de la moralidad (tampoco se puede esperar pueblos y para separarlos, a saber, la diversidad de len­
que una buena constitución provenga de la moralidad inte­ guas y la de religiones.* Esta diversidad, por un lado, con­
rior, sino que más bien hay que esperar lo inverso, a saber, lleva la tendencia al odio recíproco y facilita pretextos para
que la buena formación moral de un pueblo provenga de la guerra. Sin embargo, gracias al florecimiento de la cul­
una buena constitución). De ello se sigue que el mecanis­ tura y al acercamiento gradual de los hombres a un mayor
mo de la naturaleza, merced al cual las inclinaciones egoís­ consenso en derredor de los principios, también conduce al
tas se oponen externamente unas a otras de manera natu­ acuerdo en torno de una paz que, a diferencia de la que se
ral, puede ser utilizado por la razón como medio /367 / para produce en el despotismo por el debilitamiento de todas las
darle curso a su propio fin, la prescripción jurídica, y con fuerzas (sobre el cementerio de la libertad), es causada y
ésta, a su vez, para fomentar y asegurar la paz, tanto exte­ asegurada por el equilibrio de las fuerzas más vivaces.
rior como al interior del Estado, dado que ello depende del
Estado mismo. En conclusión: la naturaleza quiere de ¡ 368 / 3.65 Así como la naturaleza s�para sabiamente a los
modo irresistible que el derecho consiga finalmente el pueblos que la voluntad de todo Estado desearía de buen
poder supremo. Lo que uno deje de hacer ahora a este res­ grado unir bajo su dominación -con astucia, con violencia
pecto termina por hacerse solo, si bien con muchos más o incluso invocando los principios del derecho de gentes-,
inconvenientes. "Si se dobla demasiado la caña, se quiebra, también, a partir de la mutua conveniencia, une pueblos
y quien quiere demasiado, no quiere nada" (Bouterwek).63 que el concepto del derecho cosmopolita no protegería de
la violencia y la guerra. Se trata del espíritu de co�ercio,
2. 64 La idea del derecho de gentes presupone la separación que es incompatible con la guerra y que, tarde o tempra­
de muchos Estados vecinos, independientes unos de otros, no, se apodera de todos los pueblos. Como de entre todos
y, aunque una condición de este tipo es ya en sí misma un los poderes subordinados al poder político (como sus
estado de guerra (si no hay una unión federativa de medios), el poder del dinero bien puede ser considerado el
Estados que prevenga el estallido de las hostilidades), más provechoso, los Estados se ven compelidos (aunque
según la razón esta situación es mejor que la fusión de los ciertamente no por móviles morales) a promover Ja noble
Estados operada por una potencia que controle a todos y
dé lugar a una monarquía universal, porque las leyes van * Diversidad de religiones: ¡singular expresión!, al igual que si
perdiendo su eficacia a medida que se extiende el gobierno también se hablara de diversas morales. Bien puede haber diferentes
y un despotismo sin alma, tras haber extirpado la semilla tipos de creencias, pero no en la religión, sino en la historia erudita de

del bien, deriva en anarquía. Sin embargo, todo Estado (o los medios utilizados para su promoción. Igualmente pueden existir
diferentes libros de religión (el Zendavesta, el Libro de los Vedas, el
Corán), pero sólo puede haber una única religión válida para todos los
hombres y en todos los tiempos. Estas creencias no podrian contener
63 Friedrich Bouterwek (1766-1828), filósofo y critico alemán. A más que el vehículo de la religión, es decir, aquello que es contingen­
partir de 1790 fue discípulo de Kant en la Universidad de Gotinga. te y que puede variar con las diferentes épocas y lugares.
64 El ámbito de referencia es el del derecho internacional. 65 El ámbito de referencia es el del derecho cosmopolita.

76 77
!MMANUEI, KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

paz y a frenar la guerra, en el lugar del mundo en el que (est o es, manteniéndolo en secreto): los dejará hablar libre
amenace estallar, a través de la mediación, tal como si y públicamente sobre las máximas generales relativas a la
conformaran una alianza permanente establecida a tal conducción de la guerra y a la instauración de la paz (pues
efecto. Pues, segun su propia naturaleza, las grandes si no se les prohíbe, lo harán espontáneamente). El mutuo
alianzas para la guerra sólo muy raras veces pueden for­ acuerdo de los Estados sobre este punto tampoco requie­
marse, y más raramente aún tener éxito. La naturaleza re de ninguna convocatoria especial, 67 porque el mismo se
garantiza la paz permanente precisamente a través del encuentra ya implícito en la obligación derivada de la
mecanismo de las inclinaciones humanas, aunque, cierta­ razón humana universal (legisladora moral). No quiero
mente, con una seguridad que no alcanza para predecir decir con ello que el Estado deba dar prioridad a los prin­
(teóricamente) su futuro, pero que basta desde la perspec­ cipios de los filósofos por sobre las sentencias de los juris­
tiva práctica, y trabajar en pos de este fin se convierte en tas (los representantes del poder estatal), sino simplemen­
un deber (en absoluto quimérico). te que se los escuche. El jurista, que ha tomado como sím­
bolo del derecho la balanza y, junto a ella, como símbolo de
la justicia, la espada, se sirve por lo general de esta última
SEGUNDO SUPLEMENT066 no para impedir todo influjo extraño sobre el derecho, sino
ARTÍCULO SECRETO PARA LA PAZ PERPETUA para ponerla en la balanza cuando alguno de sus platillos
no quiere bajar ( uae uictis). 68 El jurista que no es al mismo
Que haya un artículo secreto en los procedimientos del tiempo filósofo (ni siquiera moralmente) siente una gran
derecho público es objetivamente -es decir, desde el punto tentación por proceder de esta manera, en la medida en
de vista de su contenido---- una contradicción. En cambio, que su función consiste únicamente en aplicar las leyes
subjetivamente, esto es, tomando en cuenta el tipo de per­ vigentes sin indagar si necesitan ser mejoradas. El jurista
sona que lo dicta, bien puede haber en él un secreto si estima que el rango de su facultad, de hecho inferior, es, no
dicha persona estima que declararse abiertamente autora obstante, el más alto, puesto que va acompañado de poder
del artículo compromete su dignidad. (como también es el caso de las otras dos facultades). 69 La
El único artículo de esta índole se halla contenido en la facultad de filosofia se encuentra situada en un escalón
frase que sigue: los Estados preparados para la guerra
deben consultar las máximas de los filósofos acerca de las 67 J. e., no se requiere ninguna convocatoria especial para dictar

condiciones de posibilidad de la paz pública. este artículo secreto que decreta que se pedirá el consejo del filósofo.
68 "¡Ay de los vencidos!". Tito Livio, Ab Urbe condita, libro 5, 48, 9:
Aunque parece ser humillante para la autoridad legis­ "El insolente galo arrojó su espada en la balanza y pronunció las pala­
ladora de un Estado -a la que se tiene que atribuir, natu­ bras intolerables para los romanos: 'uae uictis'." En el afta 390 a. C,,
ralmente, la mayor sabiduría- pedir consejo a sus súbditos el rey galo Brennus atacó Roma. Tito Livio relata en su historia de
(los filósofos) sobre los principios de su proceder para con Roma que, para levantar el sitio a la ciudad, Brennus exigió el pago
de 327 kilos (mil piezas) de oro. Los romanos aceptaron el trato, pero
los otros Estados, /369/ es muy recomendable hacerlo. al momento de la medición en la balanza de platillos denunciaron que
Así, el Estado exigirá el consejo de los filósofos tácitamente los galos hacían trampa con las pesas. El "insolente galo" (Brennus)
sacó su espada, la colocó sobre el platillo de las pesas y, exclamando
burlonamente la frase en cuestión, obligó a los romanos a entregarle
66 Este suplemento fue agregado en ocasión de la segunda edición más oro.
(1796). 69 Se refiere a las facultades de medicina y de teología.

78 79
IMMANUEL KANT

muy por debajo de esta alianza de poderes.7º Así, se dice, /370/ APÉNDICE
por ejemplo, que la filosofia es la siroienta de la teología (y
lo mismo de las otras dos facultades). Lo que no se sabe I
bien es "si va delante de su buena señora, sosteniendo la SOBRE EL DESACUERDO ENTRE LA MORAL Y LA POLÍTICA
antorcha, o detrás suyo, llevando la cola de su vestido". EN RELACIÓN A LA PAZ PERPETUA
No es de esperar que los reyes filosofen o que los filóso­
fos sean reyes, y ni siquiera es deseable, porque la pose­ La moral es en sí misma una práctica en sentido objetivo,
sión del poder inevitablemente corrompe el juicio libre de en la medida en que comprende la totalidad de las leyes
la razón. Sin embargo, que los reyes o los pueblos-reyes71 que obligan de modo incondicionado, de acuerdo con las
(aquellos pueblos que se gobiernan a sí mismos de acuer­ cuales debemos actuar, y es un absurdo evidente preten­
do con leyes de igualdad) no hagan desaparecer ni silen­ der decir que no se puede actuar conforme a esas leyes
cien a la clase de los filósofos y que, en cambio, los dejen después de haber reconocido la autoridad de este concep­
hablar públicamente es imprescindible para el esclareci­ to de deber. De ser así, este concepto caería fuera de la
miento de sus propios asuntos, pues dicha clase es, por moral (ultra posse nema obligatur);73 en consecuencia, no
naturaleza, incapaz de conspirar y complotar, dado que no puede darse ningún conflicto entre la política, como doc­
puede ser sospechada de difundir propaganda maliciosa. 72 trina práctica del derecho, y la moral, como doctrina teóri­
ca del derecho (ni, por tanto, ningún conflicto de la práctica
con la teoría).74 Para que se diera este conflicto, debería
entenderse la moral como una doctrina general de la pru­
dencia, es decir, como una teoría de las máximas para ele­
gir los medios más eficientes con los que realizar los pro­
pósitos que dicta el propio interés; en otras palabras,
habría que �egar la existencia de una moral.
La política dice: "sean astutos como serpientes!'; la moral
añade (como condición restrictiva): "y sencillos como palo­
mas". 75 Si no es posible conciliar ambas cosas en un mismo

73 "Nadie está obligado más allá de lo que puede hacer": las obli­
gaciones no deben extenderse más allá de las capacidades del agente.
Kant interpreta esta máxima jurídica latina en el sentido inverso, es
decir, que no hay deber que no pueda cumplirse.
70 En Der Streit der Fakultiiten, 74 Aquí no se aplica aquello de "se necesitan dos para pelear": es la
Kant clasifica las facultades de dere­ práctica {la política) la que, unilateralmente, podría llevarse mal con
cho, teología y medicina como superiores y cataloga la de filosofia
como la teotia {la moral) al pretender que no se puede hacer lo que se debe.
inferior. El criterio de esta jerarquización es el grado de funciona
lidad La misma visión unidireccional del conflicto entre práctica y teoría
respecto del poder del Estado. En est� sentido, el filósofo
no es de utili­ aparece en el apéndice II, que trata de cómo la política puede hacer las
dad para el Estado, porque sus teorías morales racionales son
desinte­ paces con la moral. Este desacuerdo es el tema central de TP.
resadas y, de acuerdo con el juicio de sus detractores, inaplicab
les. 75 Cf. Mateo, 10, 16, en que Jesús previene a los primeros mis10-
71 "kOnigliche VDlker' en el original.
72 Es decir, se los puede "dejar neros de Galilea: "Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean
tirar sus once bolos de una vez". entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas."

so 81
O lCILOSÓFICO
JMMANUEL J\ANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECT

de la paz perpetua. Sin duda,


mandato, entonces realmente se da un conflicto entre la necesario para alcanzar el fin
ados individualmente,
política y la moral; pero si las dos tienen que estar unidas ue cada uno de los hombres, tom
legal basada en los prin­
entonces el concepto de oposición es absurdo y la cuestió� quiera vivir bajo una constitución
ad distributiva de la voluntad
de cómo deba zanjarse aquel conflicto no puede siquiera crpios de la libertad (la unid
q_
lograr este fin, sino que
plantearse como problema. 76 Aunque la proposición "la de todos)79 no es suficiente para
todo s juntos quie ran este
honradez es la mejor política » comporta una teoria que, por ara alcanzarlo es necesario que
de la voluntad �nifica­
desgracia, la práctica contradice muy a menudo, la propo­ �stado de cosas (la unidad cole ctiva
tare a es necesana par�
sición, también teórica, uza honradez es mejor que cualquier da). Esta solución a tan dificil
ªº y como p �a p:oducir
política" está infinitamente más allá de toda controversia· y que la sociedad civil forme un todo,
ir esta d1vers1dad de
a
es condición sine qua non de la política. El dios protector de na voluntad común hay qu e añad
causa que las unifi­
la moral no cede ante Júpiter (dios protector del poder),77 �oluntades particulares de todos una
de ellas, resulta que
pues este último se halla aün subordinado al destino. Esto que, cosa que no puede hacer ninguna
) n o se pu�e contar
es: la razón no está lo suficientemente esclarecida como para realizar esta idea (en la práctic� _ _
do Jund1co mas que uno
para contemplar la serie de causas predeterminantes que con ningún otro comienzo del esta
ción se funda luego el
permiten prever con certeza, siguiendo el mecanismo de la resultante de la fuerza, en cuya coac
r grandes desv iacio­
naturaleza, el buen o mal resultado de la acción y omisión derecho público. Esto permite anticipa
(la teórica) en la expe­
humanas (aun cuando el curso del mundo permita esperar nes respecto de esta idea del derecho
contar aquí con �ue
que el resultado se ajuste a nuestro deseo). En cambio, la riencia real (puesto que poco se puede
desp ués de haber unido
razón nos ilumina por todas partes con claridad suficiente el legislador quiera in foro intern o,
itirle a éste crear una
acerca de lo que hay que hacer para permanecer en la a la masa salvaje en un pueblo, perm
ntad gen eral).
senda del deber (siguiendo las reglas de la sabiduria) y para constitución legal a partir de su volu
algu ien tiene el
llegar de ese modo al objetivo final. Por esta razón se dice: una vez que
el pue blo le imp��­
/371/ Ahora bien, el práctico (para quien la moral es poder en sus manos, no permitirá que .
en ra en s1tuac10�
mera teoria) justifica su desencantado rechazo de nuestra ga leyes. Una vez que un Estado se encu �
extenor no aceptara
ingenua esperanza (aun reconociendo la relación entre de no estar sometido a ninguna ley
s de otros Estados en
podery deber) 78 alegando que resulta evidente, a partir de hacerse dependiente de los tribunale
su derecho frente a
la naturaleza del hombre, que éste jamás querrá, hacer lo lo referente al modo de procurarse
sienta superior a otro
éstos e incl uso un continente que se
no dejará de utili­
que �i siquiera interfiere en su camino
consistente en expo­
zar, para reafirmar su poder, el medio
76 Si es un deber para la politica estar de acuerdo con la moral

De este modo, todos los


liarlo O incluso en dominarlo.8
entonces, según la interpretación rigorista del principio ultra pass�
1
nemo obligatur, la política tiene que poder estar de acuerdo con la moral.
77 "Grenzgote', en el original; literalmente, "dios de los limites".
Kant alude aquí a Terminus, dios de los lúnites y las fronteras en la
blicana.
mitología romana. En este contexto, significa "el dios protector". 79 Es decir, bajo una constitución repu
bajo una cons titución legal basada en
. 78 1:°s ilusos, entre los que ·con ironía se incluye Kant junto con so Es decir, que quie ran vivir
Samt-P1errey Rousseau (cf. TP, p. 313), son los filósofos que sueñan el los principios de la libertad. _ ideal
. .
a normati­
"dulce sueño" de la paz perpetua y se contraponen con los teóricos 81 Si bien para Kant esto no seria parte de una teon p
de la idea humeru:ia (ret� mad a or
"desencantadós" y realistas, sobre los que Kant ironiza en el "Segundo va, puede notarse aquí la presencia s con-
artículo definitivo". s en el§ 22 de A Theo ry ofJustice) de.que existen cierta
John Rawl

82 83
HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO VILOSÓFICO
IMMANUEL KANT

planes que la teoría tiene para el derecho político, para el El político moral hará suyo este principio: toda vez que
derecho de gentes y para el derecho cosmopolita se desha­ en la constitución política o en la relación de los Estados
cen en ideales vacíos e irrealizables. En cambio, sólo una entre sí se detecten fallas que no hayan podido ser preveni­
práctica que, fundada en principios empíricos de la natu­ das, es un deber, particularmente para los jefes de Estado,
raleza humana, no considere demasiado denigrante obte­ estar atentos a corregirlas lo antes posible y de manera
ner enseñanzas para sus máximas de lo que sucede en el acorde con el modelo del derecho natural, tal cual se nos
mundo podría esperar encontrar un fundamento más presenta en la razón, incluso si ello implica dejar de lado su
seguro para el edificio de su prudencia política. egoísmo. Ahora bieil, como romper el lazo de la unión esta­
/372/ Sin duda, si no existe libertad ni ley moral fun­ tal o el de la unión cosmopolita, antes de disponer de una
dada sobre ella, sino que todo lo que ocurre o puede ocu­ constitución mejor que la reemplace, es algo contrario a
rrir es un mero mecanismo de la naturaleza, entonces la toda clase de prudencia política que esté de acuerdo con la
política (como arte de emplear este mecanismo para el moral, sería ciertamente absurdo exigir que cada falla tenga
gobierno de los hombres} es toda la sabiduría práctica que que ser corregida inmediata e irreflexivamente. Sin embar­
puede existir y el concepto del derecho se torna un pensa­ go, sí se puede exigir, por lo menos, que los que tienen el
miento vacío. Pero si se considera absolutamente necesa­ poder tengan presente en su interior la máxima de que tal
rio unir el concepto de derecho con la política y erigirlo �n corrección es necesaria para acercarse continuamente al fin
condición restrictiva de esta "P-Itima, entonces hay que (la mejor constitución de acuerdo con leyes jurídicas}. Un
admitir el acuerdo entre ellas. Ahora bien, yo puedo con­ Estado puede gobernarse republicanamente aun cuando
cebir un político moral, es decir uno que entienda los prin­ posea, según la constitución vigente, un poder de domina­
cipios de la prudencia política de manera de que puedan ción despótico, hasta que gradualmente el pueblo se vuelva
ser conciliados con la moral, pero no un moralista político, capaz de recibir la influencia de la mera idea de la autori­
que se fragüe una moral a la medida del interés del hom­ dad de la ley (tal como si ella poseyera fuerza fisica) y, con­
bre de Estado. secuentemente, se halle capacitado para legislar por sí
mismo (facultad originariamente fundada en el derecho). Si
mediante la violencia de una revolución provocada por una
diciones fácticas necesarias para que la resolución de conflictos pueda mala constitución se consiguiera, por medios no conformes
darse a través de la justicia, Entre estas "circunstancias de justicia'' se al derecho, una constitución más acorde al derecho, ya no
encuentra la igualdad aproximada de poder o de fuerza entre los acto­
res. David Hume, Enq!.firy Conceming the Principles of Morals, m, r: "Si podría considerarse permitido retrotraer al pueblo a la
entre los hombres existiera una especie de criaturas que, aunque racio­ constitución anterior, aunque es cierto que, cuando la anti­
nales, pose�eran una fuerza tan inferior, tanto de cuerpo como de mente, gua constitución estaba en vigencia, todo aquel que hubie­
que fueran mcapaces de toda resistencia y no pudieran nunca hacemos
sentir los e :ectos de su resentimiento ni tras la mayor provocación, la
ra participado de la revolución de modo violento o solapado
consecuencia necesaria seria, pienso, que estaríamos obligados por las /373/ habría sido sometido con razón al castigo que se apli­
leyes de la humanidad a tratar a estas criaturas con bondad, pero que, ca a los rebeldes. Sin embargo, en lo que respecta a las rela­
.
propiamente hablando, no estaríamos bajo ninguna obligación jurídica ciones exteriores entre los Estados, no se puede pedir a un
con respecto a ellas [... ]. Nuestra interacción con ellas no podría sella­
. Estado que renuncie a su constitución mientras corra peli­
mada sociedad, la que presupone algün grado de igualdad, sino dominio
absoluto de un lado y obediencia servil del otro." Para Kant las circuns­ gro de ser absorbido por otros Estados, incluso si la misma
tancias empíricas de la justicia sólo tendrian peso en la co�dición natu­ es despótica (ciertamente, la constitución más fuerte res-
ral Y quedan absolutamente neutralizadas en el estado de derecho.

85
84
H ACIA LA PAZ PERPETUA . UN PROYECTO FILOSÓFICO
JM M A U
NE L KA T
N

retexto de q ue la razón dicta que la naturaleza huma­


i i d b
p ecto d e enem gos e terno s ) co n e s
x a fnalida de e per mi­ el p
; l
ie o al ció (d es incap az p ara el bien, hacen imp osible la mejora Y per­
rmas)
fo
t rse e a plaz am n t de a re iz a l n
as re na
i l e
túan la violación del derecho
sta mej or o ó
c asi n .* pe
ha .
i
En vez de la praxis , de la que tanto se ufanan, estos
En consecu e n a, s e mpre pued e o ur rr que lo ora­
ci i c s m
al
lan l pr á tica)82 de la prudencia política emplean prácticas
l i stas espotizante s (aquellos exp
onentes
d q u e f e n
a c
d l p s eñadas directamente para ponerle precio al pueblo y
84
infrinja n de mucha s g d ci
re a a di ,
mane ras l a s l s e a ru en
d m e
did
a i es osible al mundo entero, dado que tienen como obje ­
po tic a (adoptando o pro po n ie n
d
p
a s re u a a s r
s)
; s p ,
lí o
tu a seducir al poder de turno (p ara no perder su beneficio
si embar o, a exp er e i nc
a de s c h oq u e nc o la r le­ to
n g l i u n a
za l os
j rticular ) al me j or estilo de los auténticos juristas (de
ir á enca uz
an do pa
ul at inamente por
una me or pa ,
send a . Por el contr s lí o s a z ant s 8 n o legisladores cuando se aventuran en la política .
3 al
li
ofici o
ar
io, l o p otic mo r e )
i al d , ,
ci
como su tarea no consiste en razonar sobre la
En efec o,
i
enmas carar
o h
on
o t
r n i s l í ic
t os c o n t r ar o c
p p p s ere o c
leg islación sino en cump lir los p receptos en vigor del
Landrecht,BS resulta que cada constitución legal vigente Y
* Son leyes permisivas de la ra z ó n : dejar que se m ant en g
a un der e ­
,
cho público viciado por la injusticia ha s ta que, o bie n tod h to da constitución que le siga cuando la primera sea modi ­
o aya m a u­
d

rado por sí mismo, o bien todo esté cerca de alcanzar su mad u r e z por ficada
en aspec tos importantes les parece siem pre la
m edios pacíficos, porque una constitución jurldka c nfor m e al d er e­ ,
, o or p u es de ese modo todo marcha segú n /374/ su
cho aunque más no sea sólo en un p e queñ o grado, e m ej mej
s or que nin­ ,
ve i n e orden mecánic o Y s esta destreza para aco­
guna, es decir, m j r que la anarquía , su e rte a la que se x una con n e t i
o e po n e .
e

reforma precipi ada. De esta mane r a, en el estado a c tua l e n q darse en cualquie lug ar 86 les genera la ilusión d
u e se
t

mo r e
hallan las cosas, la sabidutia política deberá hacer de las r fo
e rmas de po
de tamb ié n ju zga
r r
los principios de una constitución
acuerdo con el ideal del derecho públi co , u n deber p a sí is
ar m ma. Las política en g ene r al de ac uerdo con conc eptos de derecho
revoluciones, en cambio, dondequi ra que la natur eza l
e al as provoq u e ende a priori y n empíricament e), s s jactan de
por s �sma, no deberán tomarse como excusa par a u a o resión
í
n (por o i e
,
mayor, smo como una llamada de la naturale za ainsta u rar, a traés
p
v onoce r po r ello a los hombres (alg o que, por cierto, es de
c
de reformas sólidas y minucios a s , una const tuci n le g fund a da en
i ó al es perar dado qu e tienen qu e tratar con muchos ) sin con o­
los principios de libertad, la úni c a cons tit u ón
ci que es per m ente. ,
82 Es decir, los gobe nante de aq ellos regím an n cer n obstante al hombre ni a lo que puede hacerse d
r s u e ne s que,au qu e no ,
o ,
e
plenam��t repu_blicanos, están en vías de ser lo . J u st am ente p
e
esto, él (par a lo cual 'se requiere un nivel más elevado de obser ­
o r
Kant utiliza aqut el neologismo alemán "despotisierencf' - c ya mejor
u ys
vación antro pol ógic a) tal como la razón prescribe, se
traducción es el neol ogismo ca stellano "d es otiz ante"-, p i ,
o r co ntr po r i­
a s

ción a "despotiscli' ("despót co"), para designar a los monar c as ilu t ­ acercan al derecho político doméstico y al derecho de gen­
p

i s a
dos que, aunque fracase n e n la práctic a, ti e n en l a bue n a in te ció n d e tes rovistos de estos concepto s entonces no podrán fran­
n p ,
republicanizar su Estado. uear este paso de otro modo que con mala fe, pues co n ­
83 "Político moral" (moralische Politikei es, según Kant, q n q
uie en en­
ti
tinuarán aplicando su proceder habitual (el de un meca -
de los principios de la pruden cia pol ítica de manera tal que p
)

ue dan s er
conci1; ados con la mo ral. El mote de "moraliz ante" (m oralis nd), e n
i

e re
cambio, le cabe a aquel político que oculta la ilegitimidad de u p d
i
s o er Los términos qu contrapon aqu Kant son
1:as una aparien�ia de moralidad consistente en o s s t e n er q u e el despo­ 84 Y
i
e e í "Prax s''

tismo es necesano dada la malda d de los hombres. sí o l


e c c a­
alifi "Praktik e n ".
A c m o 85 El Allge meines Landrecht de r Preussischen Staaten (Derech
tivo "despotisierencf' apli cado a los políticos p dria t o
o om a rs lic om o equi­
e

valente a la expresión "en vías de moralización" o de e t ritorial e ne ral de lo s Estados prusiano s) era el sistema legislativo
p b ca n ización er g e 1794.
r u

a�lÚ elcalificativo "morali sierencf' no tiene esta connota n po itiv vigente en Prusi a desd
ci ó b s culiz a: e
Í

despota moralizante aduce que tiene razo n es moral es parao t s a 86 "In alle Sr'.itteln gerecht sei n ": literalmente, "acomodarse en cu -
al
ar
el progreso polí ti co hacia fo rma de gob ei rnr e e en t ti . e ra s e ".
s o pr s a va s q
ui i nt o

86 87
IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO �·11,osótclCO

nismo que sigue leyes coercitivas sancionadas despótica­ mente de la legitimidad de la acción, y, con posterioridad al
mente), incluso allí donde los conceptos de la razón sólo hecho, el dios bonus eventus es el mejor abogado.
permiten una coerción legal que esté basada en principios 2. Sifecisti, nega,91 Cualquiera sea el crimen que hayas
de libertad, única que hace posible una constitución polí­ cometido -por ejemplo, con el objeto de conducir a tu pue­
tica legítimamente estable. El supuesto práctico87 cree blo a la desesperanza y, consecuentemente, a la insurrec­
poder resolver este problema dejando de lado aquella ción-, niega que la culpa sea tuya; declara, por el contrario,
idea, 88 es decir empíricamente, a partir de la experiencia que la culpa la tiene la indocilidad de los súbditos, o bien,
de cómo se han organizado hasta el momento las consti­ en el caso de que hayas conquistado a un pueblo vecino,
tuciones políticas más sólidas, aunque en su mayoría con­ que es culpa de la naturaleza del hombre, que si no se le
trarias al derecho. 89 Las máximas de las que se sirve para adelanta al /375/ otro con la violencia, puede descontar
ello (si bien no las expresa abiertamente) son, en definiti­ que será el otro el que se le adelantará y lo conquistará a él.
va, parecidas a los siguientes sofismas: 3. Divide et impera.92 Esto es: si en tu pueblo existen
1. Fac et excusa. 90 Aprovecha la ocasión propicia para la ciertos cabecillas dotados de privilegios que te han elegido
usurpación arbitraria del derecho de un Estado sobre su a ti como su jefe supremo (primus inter pares),93 sepáralos
pueblo o bien sobre algún otro pueblo vecino; lajustifi.Cación entre sí y enfréntalos con el pueblo, luego apoya al pueblo
se puede exponer de un modo mucho más fácil y elegante creando la ficción de una mayor libertad, y entonces todo
después del hecho y la violencia se puede disimular mejor dependerá de tu voluntad absoluta. Cuando se trata de
que si quisiera primeramente elaborar argumentos convin­ Estados extranjeros, sembrar la discordia entre ellos es un
centes y aguardar luego las réplicas (sobre todo en el primer medio bastante seguro para someterlos uno tras otro bajo
caso, en el que el poder supremo interno es al mismo tiem­ la apariencia de estar apoyando al más débil.
po la autoridad legislativa a la que se debe obedecer sin dis­ Nadie se engaña realmente con estas máximas políti­
cutir). La misma alevosía con la que se hace esto confiere cas, pues ya son todas de público conocimiento; tampoco
una cierta apariencia de que se está convencido interior- se da el caso de q-q.e alguien se avergüence de ellas, como
si su injusticia fuera demasiado evidente. Pues como las
87 No se trata de un "verdadero" practico ya que no actua de acuer­ grandes potencias nunca se avergüenzan ante el juicio del
do con la "practica en sentido objetivo" --es decir, la te01ia moral del vulgo plebeyo, sino sólo ante el de otras potencias, Y como
derecho.
88 "Este problema": la cuestión de cómo establecer una constitu­ en lo que atañe a estos principios, no es su publicidad lo
ción política. que las puede avergonzar sino su fracaso (pues en cuanto
89 Esta crítica al positivismo como postura funcional al despotismo
al status moral de estas máximas, todos están de acuer­
es una constante también en Rechtslehre. Véase, por ejemplo, RL, p.
355: la regla para establecer una constitución "no debe ser extraída do),94 el honor político con el que seguro pueden contar es
como norma para otros de la experiencia de aquellos a los que hasta el el honor de haber aumentado su poder, sea cual fuere el
momento les ha ido mejor con ella, sino que debe ser extraída a prinri camino por el que lo hayan conseguido.*
por la razón [práctica] del ideal de una unión jurídica de l os hombres
bajo leyes públicas en general; porque todos los ejemplos (dado que
sólo ilustran y n o pueden demostrar nada) son engañosos y necesitan 9-1 "Si hiciste algo, niégalo".
sin duda de una metafisica". Véase, asimismo, la critica al juriscon­ 92 "Divide y reinaras", frase atribuida a Julio César.
$ulto que analiza el derecho de modo meramente empírico en RL, pp. 93 "Primero entre iguales".
229-230. 94 Entiéndase que todos acuerdan en que son inmorales.
natu-
90 "Actúa [primero}, justifica [después]". * Aunque se ponga en duda la existencia de una cierta maldad

88 89
r
IMMANUL•'.L KANT HACIA LA PAZ PERP�:TUA. UN PROYECTO FfLOSÓVICO

práctica y para atribuirle falsamente al astuto poder la


De todas estas idas y vueltas que da una doctrina inmoral autoridad que consiste en ser el origen y el elemento de
de la prudencia con el objeto de establecer el estado de paz cohesión de todo derecho. Para ponerle fin a esta sofistería
entre los hombres a partir de la condición natural de gue­ (aunque no ciertamente a la injusticia que enmascara) y
rra, queda en claro, por lo menos, lo siguiente: los /376/ hacerles confesar a los deshonestos representantes de los
hombres no pueden ignorar el concepto del derecho ni en poderosos de la tierra que no hablan en favor del derecho
sus relaciones privadas ni en sus relaciones públicas y no sino del poder, del que adoptan el tono, como si ellos mis­
se atreven a fundar abiertamente la política sólo en las mos tuvieran algo que ordenar, será bueno desenmascarar
maniobras de la prudencia ni, consiguientemente, a negar el espejismo con el que se engañan a sí mismos y a los
toda obediencia al concepto de un derecho público (lo que otros y detectar y mostrar el principio supremo del que
es notable, sobre todo, en el concepto del derecho de gen­ procede el objetivo de la paz perpetua: todo el mal que se
tes); por el contrario, le tributan todos los honores que interpone en el camino de la paz perpetua se deriva de que
merece por si mismo, aun cuando tengan que inventar el moralista político comienza justo allí donde termina el
cientos de pretextos y subterfugios para eludirlo en la político moral y de que, como subordina los principios al
fin (es decir, pone el carro delante de los caballos), frustra
ral de los hombres que viven juntos en un Estado y se pretenda, en cam­
su propio propósito de conciliar la política con la moral.
bio, que la causa de las manifestaciones de una mentalidad contraria al Para reconciliar a la filoso:fia práctica consigo misma, es
derecho es la falta de una cultura todavía no lo suficientemente desa­ necesario antes que nada resolver la cuestión de si en lo que
rrollada (es decir, la barbarie), esta maldad salta a la vista de manera evi­ concierne a los problemas de la razón / 377 / práctica, se
dente e irrefutable en la mutua relación exterior de los Estados. En el
interior de cada Estado, esta maldad queda encubierta gracias a la coer­ debe comenzar por su principio material, es decir, por el fin
ción de las leyes civiles, porque un poder mayor, a saber, el del gobier­ (como objeto de la voluntad), o por el principio Jonna� esto
no, contrarresta fuertemente la inclinación de los ciudadanos a la vio­ es, por aquel principio (fundado únicamente en la libertad
lencia reciproca y, de ese modo, no sólo le confiere al conjunto una apa­
riencia (causae non causae) de moralidad, sino que también, gracias a en las relaciones externas) que reza así: obra de modo tal
que se pone coto al estallido de inclinaciones contrarias a la ley, se hace que puedas querer que tu máxima deba convertirse en una
mas facil el desarrollo de la disposición moral orientada al /376/ respe­ ley universal (sea cual fuere el fin de tu acción). 95
to espontáneo por el derecho. Pues cada uno cree de sí mismo que con~
Sin lugar a dudas, este último principio debe ir en pri­
sideraria sagrado el concepto del derecho y que lo acatarla fielmente si
tan sólo pudiera esperar lo mismo de cada uno de los otros , cosa que el mer lugar: pues como principio del derecho, tiene una nece­
gobierno le asegura en cierta medida; con esto se da un gran paso hacia sidad incondicionada, mientras que, a diferencia de él, el
la moralidad (aunque no todavía un paso moral), que consiste en querer primero es necesario sólo si se presuponen ciertas condi­
adherir a este concepto del deber por sí mismo, sin tomar en considera­
ción aquella-reciprocidad, Como cada quien tiene una buena opinión de ciones empíricas del fin propuesto, es decir, las condiciones
sí mismo y presupone una mala intención en todos los <lemas, los hom­ favorables para su ejecución; e incluso si este fin (por ejem­
bres se juzgan mutuamente del siguiente modo: ateniéndose al hecho, plo, la paz perpetua) fuera un deber, entonces él mismo ten­
todos valen poco (puede quedar sin explicar en qué se funda este juicio,
aunque seguramente no se puede culpar a la nn.turaleza del hombre, en
dría que ser derivado del principio formal de las máximas
tanto que es un ser libre). Sin embargo, como el hombre no puede des­ para las acciones externas. Ahora bien, de acuerdo con el
prenderse del respeto por el concepto de derecho, que sanciona solem­
nemente la teotia de que el hombre tiene la capacidad de adecuarse al
derecho, cada uno ve que, por su parte, debe actuar de acuerdo con él, 95 El principio en cuestión es, como advertirá el lector, el imperati­
sin que le importe cómo actúen los demás. vo categórico.

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IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ P�;RP�;TUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

primer principio, el del moralista político, el problema del /378/ para todo el mundo y hace patente lo vergonzoso de
derecho político doméstico, del derecho de gentes y del todo artilugio; conduce además directamente al fin, con sólo
derecho cosmopolita es un simple problema técnico (proble­ tener presente la prudencia de no llevarlo a cabo precipita­
ma technicum). Por el contrario, el segundo, como principio drunente y con violencia, sino de acercarse a él sin cesar,
del político moral, plantea un problema moral (problema según cuán favorables sean las circunstancias.99
morale) y se diferencia completamente del otro en la forma El principio moral dice así: "Aspiren primero al reino de
de proceder para alcanzar la paz perpetua, que no se desea la razón pura práctica y a su justicia, y su fin (el beneficio
sólo como bien material sino también como un estado que de la paz perpetua)lOO les sobrevendrá espontáneamen­
se deriva del reconocimiento del deber. te." 101 Pues la moral tiene por sí misma, en relación con los
Para solucionar el primer problema, esto es, el problema principios del derecho público (en relación, por tanto, con
de la prudencia politica,96 se requiere mucho conocimien­ una política cognoscible a prion), la particularidad de que
to de la naturaleza, de modo de poder utilizar su mecanis­ cuanto menos subordina la conducta al fin propuesto, es
mo con vistas a conseguir el fin propuesto; pero aun así, en decir,· a la ventaja buscada, sea ésta física o moral, tanto
lo que ataüe a la paz perpetua, todo este conocimiento no más está de acuerdo con él en general. Esto es así precisa­
es garantía del resultado en ninguna de las tres secciones mente porque lo único que puede determinar lo que es
del derecho público. No se puede saber con certeza cómo derecho entre los hombres es la voluntad general dada a
podría mantenerse al pueblo en la obediencia, a la vez que priori (en un pueblo o en las relaciones entre diferentes
en la prosperidad, por mucho tiempo: 97 si a través de la pueblos). Con sólo producir esta unión de la voluntad de
severidad o de la adulación, si a través del poder supremo todos de un modo consecuente en la práctica, ésta puede
de uno solo o a través de la unión de varios lideres, o qui­ ser, incluso a través del mecanismo de la naturaleza, al
zás también simplemente a través de un cuerpo de funcio­ mismo tiempo tanto la causa que produce el efecto busca­
narios aristócratas o a través del poder popular. Para cada do como la causa que confiere su efectividad al concepto
una de las formas de gobierno (exceptuando la única autén­ del derecho. Así, por ejemplo, es un principio de la política
ticamente republicana, que sólo puede ocurrírsele a un moral que un pueblo debe unirse en un Estado ateniéndo­
político moral) existen contraejemplos históricos. Todavía se solamente a los conceptos jurídicos de la libertad y la
más incierto es un derecho de gentes supuestamente esta­
blecido sobre la base de estatutos que responden a planes 99 En suma: como había sostenido Kant en Über den Gemeinspruch:
ministeriales, un derecho que, en los hechos, es sólo una Das mag ín der Theorie richtig sein, taugt aber nicht für die Praxis y en
palabra sin ningún referente real y que se basa en contra­ su Kritik der praktischen Vemunfi, el problema moral es más sencillo
de resolver que el problema técnico. En este apartado, Kant ya había
tos que, en el mismo acto en que se celebran, contienen la señalado que los asuntos empíricos, de naturaleza contingente, relati­
reserva secreta de su violación. Por el contrario, la solución vos al poder adolecen de un carácter imprevisible que no está presen­
del segundo problema, es decir, el problema de la sabiduría te en los de índole moral a priori.
100 "[ .••] su fin": la ambigüedad del posesivo hace necesario aclarar
política, 98 se impone, por así decir, por sí misma, es clara
que se trata del "fin de ustedes''.
101 Kant parafrasea aquí la recomendación que Jesús hiciera a sus
96 L e., el problema técnico. apóstoles a propósito de su preocupación por la comida, la bebida, el
97 No se puede saber con certeza tal cosa ateniéndose exclusiva­ vestido y todo aquello necesario para la vida: "busquen primero el
mente a los principios empíricos de la prudencia política. Reino y la justicia de Dios, y esas cosas vendrán por añadidura"
98 L e., el problema moral.
(Mateo, 6, 33).

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IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILO8ÓF!CO

igualdad, y este principio no se funda en la prudencia sino aplicación, es decir, no deben estar basadas en el fin que
en el deber. Por el contrario, por mucho que los moralistas cada uno de ellos se pone como objeto (de la voluntad),
políticos aduzcan que el mecanismo natural de una multi­ entendido como principio supremo (pero empírico) de la
tud que entra en sociedad invalida este principio moral y sabiduría política, sino que deben responder al concepto
frustra su intención, y por más que busquen demostrar su puro del deber jurídico (deber cuyo principio es dado a prio­
tesis a partir de ejemplos de constituciones mal organiza­ ri por la razón pura), sean cuales fueren las consecuencias
das, tanto antiguas como modernas {por ejemplo, de demo­ materiales que puedan surgir de la aplicación de las máxi­
cracias sin sistema representativo), no merecen ser escu­ mas.104 El mundo no se vendrá abajo porque disminuya la
chados, principalmente porque su dañina teoría provoca cantidad de hombres malvados. El mal moral tiene esta
ella misma el mal que predice. Pues esta teoría rebaja al propiedad, inseparable de su naturaleza: contradice y des­
hombre a la condición de máquina viviente, y, como truye sus propias intenciones (sobre todo en relación con
máquinas vivientes, a los hombres sólo les resta tomar quienes tienen la misma disposición) y, de este modo, si
conciencia de que no son seres libres para convertirse ante bien con paso lento, da lugar al principio (moral) del bien.
sus propios ojos en las más miserables entre todas las cria­
turas de la Tierra. ***
La proposición -algo petulante, aunque cierta, converti­
da en refrán- "fiat iustitia, pereat mundu.s"l02 se dice en Por tanto, objetivamente (en la teoría), no hay ningún con­
nuestro idioma 1o3 "que reine la justicia, aunque mueran flicto entre la moral y la política. En cambio, subjetivamen­
por ello todos los bribones del mundo", y /379/ es un prin­ te {en la inclinación egoísta de los hombres, inclinación que
cipio jurídico eficaz que cierra todos los caminos torcidos no puede ser aún llamada praxis porque no se basa en
por la maldad y el poder; sólo que no hay que entenderlo máximas de la razón), siempre subsistirá este conflicto, y
mal, considerándolo como una suerte de autorización para es bueno que subsista, porque sirve para sacarle filo a la
utilizar el derecho propio con el mayor rigor (lo cual sería virtud, cuyo verdadero coraje en el caso presente (de acuer­
contrario al deber ético), sino que hay que concebirlo como do con el principio "tu ne cede malis, sed contra audentior
la obligación que tienen los poderosos de no negarle ni res­ ito") 105 no consiste tanto en oponerse con firme resolución
tringirle su derecho a nadie ni por antipatía ni por piedad a los males y a los sacrificios que de todos modos hay que
hacia él. Para esto se requiere ante todo de una constitución asumir, sino más bien en mirar a los ojos el principio del
estatal interna establecida en conformidad con principios mal que habita en nosotros -principio peligroso, mentiroso
puros del derecho, pero también de la unión con otros Es� y traicionero, que razona con sutileza al pretender justifi­
tados, tanto vecinos como lejanos (en forma análoga a un car todas nuestras transgresiones apelando a la fragilidad
Estado universal}, a fin de zanjar jurídicai.nente las diferen­ de la naturaleza humana- y en derrotar su astucia.
cias. Esta proposición no quiere decir otra cosa que lo /380/ De hecho, aunque el moralista político diga que
siguiente: las máximas políticas no deben estar motivadas gobernante y pueblo, o pueblo y pueblo, no cometen injus-
por el bienestar o la felicidad que cada Estado espera de su
104 Nótese aqui el contrapunto entre el deontologismo y el conse­
102 "Hágase justicia aunque perezca el mundo". cuencialismo, posición esta última que Kant rechaza.
103 "[...] en alemán", en el original. 105 "No cedas ante el mal, sino muéstrate má s valiente".

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IMMANU�;L KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

ticia entre ellos cuando se hostigan unos a otros de mane­ cil, su unión con la moral ni siquiera es un arte: tan pron­
ra violenta o solapada, en realidad actúan siempre injusta­ to como ambas entran en conflicto, la moral corta el nudo
mente, porque niegan todo respeto al concepto del derecho, que la política no puede desatar. El derecho del hombre
único en el que se puede fundar la paz de modo perma­ debe ser preservado como algo sagrado, por grande que sea
nente. Pues si uno transgrede su deber respecto de otro el sacrificio que le cueste al poder dominante. Política y
que tiene las mismas intenciones de violar el derecho moral no pueden ser separadas para inventar el híbrido
ajeno, a ambos les sucede lo que es justo si se destruyen el entre derecho y utilidad, 107 que sería un derecho condicio­
uno al otro, aunque siempre quedarán todavía suficientes nado por la praxis. Por el contrario, toda política tiene que
ejemplares de esta clase como para que este juego no acabe ponerse de rodillas ante el derecho; con ello puede tener la
nunca,1 06 ni en los tiempos más alejados, de modo que esperanza de ascender a un nivel en el que brillará con luz
las generaciones futuras tomen de ellos un ejemplo que las inextinguible.
advierta. Con esto queda justificada la providencia en el
curso del mundo, pues el principio moral en el hombre no
se extingue jamás, y la razón, que es pragmáticamente efi­ /ss1/ II
ciente para la realización de las ideas jurídicas en confor­ DEL ACUERDO DE LA POLÍTICA CON LA MORAL SEGÚN
midad con este principio moral, prolifera sin cesar en vir­ EL CONCEPTO TRASCENDENTAL DEL DERECHO PÚBLICO
tud de la cultura en progreso continuo, pero con ella tam­
bién aumenta la, culpabilidad por las transgresiones. El Si hago abstracción de toda materia del derecho público tal
hecho de la creación, es decir, el que exista una estirpe como lo conciben comúnmente los juristas (según las dife­
semejante de seres corruptos sObre la Tierra, parece no rentes relaciones empíric amente dadas de los hombres en
poder quedar justificada por ninguna teodicea (admitiendo el Estado y de los Estados entre sí), aún me queda la forma
que el género humano no mejorará ni podría hacerlo). Sin de la publicidad, cuya posibilidad está incluida en todo
embargo, la perspectiva desde la que se hace este juicio es reclamo jurídico, porque sin publicidad no habría justicia
demasiado elevada para nosotros como para que podamos (la cual sólo puede entenderse como manifestada pública­
atribuir nuestros conceptos (de sabiduría), en sentido teó­ mente) ni, por tanto, tampoco ningún derecho, dado que
rico, al poder supremo, para nosotros insondable. Nos éste es proporcionado sólo por la justicia.
veremos inevitablemente arrastrados a estas conclusiones Todo reclamo jurídico tiene que ser susceptible de ser
extremistas si no aceptamos que los principios puros del hecho público. De este modo, como es muy sencillo juzgar
derecho tienen realidad objetiva, esto es, que se los puede si la publicidad tiene o no lugar en un caso determinado,
aplicar, y que tanto el pueblo en un Estado como ulterior­ esto es, si los principios del que actúa pueden o no hacer­
mente los Estados en sus relaciones mutuas deben proce­ se públicos, la publicidad ofrece un criterio fácil de usar y
der de acuerdo con ellos, sea lo que fuere que el político que se encuentra a priori en la razón para reconocer de
empírico tenga para objetar. Por tanto, la verdadera políti­ inmediato, cuando no tiene lugar, la falsedad (la oposición
ca no puede dar ningún paso sin antes rendir homenaje a al derecho) de un reclamo jurídico (praetensío iuri.s), a tra­
la moral, y aunque la política es en sí misma un arte difi- vés de una especie de experimento de la razón pura.

106 Se refiere, claro está, a los transgresores del derecho. 107 "[ ... ] entre derecho y utilidad": entre paréntesis en el original.

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IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA, \JN PROYECTO FILOSÓFICO

Tras esta abstracción de todo lo empírico que contiene a él (al tirano) no le ocurre ninguna injusticia si se lo des­
el concepto del derecho civil y del derecho de gentes trona.109 No obstante, es injusto en el más alto grado que
(como, por ejemplo, de la maldad de la naturaleza huma­ los súbditos se procuren su derecho de este modo, y no se
na, que hace necesaria la coacción), se puede denominar pueden quejar de injusticia si fracasan en la lucha y tienen
a la siguiente proposición la fórmula trascendental del que soportar por ello el castigo más duro.
derecho público: Ahora bien, si se quiere solucionar esta cuestión a tra­
1
'Todas las acciones relativas al derecho de otros hom­ vés de una deducción dogmática de razones juridicas, se
bres, cuya máxima no se puede conciliar con la publicidad, pueden esgrimir argumentos sutiles tanto a favor como en
son injustas." contra.110 En cambio, únicamente el principio trascenden­
tal de la publicidad del derecho público puede ahorrarnos
Este principio debe ser considerado no meramente como ético _ esta proliferación de argumentos. Según este principio,
(como perteneciente a la doctrina de la virtud), sino también antes de que tenga lugar el contrato -social, el pueblo se
como jurídico (como concerniente al derecho de los hombres). pregunta a sí mismo si se atreveria a hacer pública la
En efecto, una máxima que no puedo manifestar sin que se máxima de la intención de sublevarse en determinadas cir­
frustre eo ipso mi propia intención, es decir, una máxima que cunstancias. Se ve fácilmente que si en el momento de la
tiene que ser por completo disimulada para tener éxito y a la fundación de una constitución política se quisiera poner
que no puedo adherir públicamente sin provocar inevitable­ como condición el uso de la violencia contra el soberano en
mente que todos se resistan a mi propósito, no puede susci­ determinadas ocasiones, entonces el pueblo se arrogarífl
tar la oposición necesaria y universal -por tanto, reconocible un poder legal sobre él. En tal caso, el soberano no sería el
a priori:- de todos hacia mí por otro motivo más que por la
109 Kant discute aquí con Locke, el cont ractualista que mas expre­
injusticia con la que amenaza a todos. Este principio es, ade­
samente legitima la rebelión. Para Locke, el soberano que se convierte
más, meramente negativo, esto es, sólo sirve para reconocer
en tirano es el "primer rebelde": al lesionar los derechos de los súbdi­
por su intermedio lo que no esjusto para con los otros. / 382 / tos, se retrotrae al estado de guerra (bellum). Por tanto, en tal caso la
Este principio es, como un axioma, evidente sin demostra­ rebelión -en rigor, la contra-rebelión de los súbditos- no se produce
ción y, además, de fácil aplicación, como se puede inferir de contra quien gobier na, sino que, desde el momento en que el gober­
nante viola los derechos de otros, deja de serlo y se le puede hacer fren­
los siguientes ejemplos del derecho público. te igual que a cualquier hombre que, en la condición natural, viola los
derechos naturales de otro. Véase John Locke, Ensayo sobre el gobier­
1. En lo que atañe al derecho civil político (ius civitatis), es no civil., trad. de Claudia Amor y Pablo Staffori ni, Bernal, Universidad
Nacional de Quilmes, Prom eteo Libros, 2005, cap. XIX, pp. 243-275.
decir el derecho doméstico. Se suscita aquí un interrogante 110 Locke es minucioso a la hora de estipular cuáles son los casos
que es considerado por muchos muy dificil de responder y en los que la rebelión se hal laría justificada. Igual que Kant aquí,
que el principio trascendental de la publicidad resuelve Hume cuestionó duramente este modo de proceder: "[N]ada puede ser
fácilmente: "¿constituye la insurrección un medio legítimo mas ult rajante que el excesivo celo y servilismo dedicado a estipular
todos los casos en los que esta permitida la resistencia. Aunque un
para que un pueblo se deshaga del poder opresivo de filósofo reconoce razonablemente [ ...] que se puede prescindir de las
alguien considerado tirano (non titulo, sed exercitio reglas de la justicia en casos de extrema necesidad, ¿qué deberiamos
talis}?"lOB En este caso, se violan los derechos del pueblo y pensar de un predicador o casuista que dedicara su estudio principal
a descubrir e indicar tales casos y a reforzarlos con la vehemencia de
la argumentación y de la elocuencia?", "Of Passive Obedience'', en
108 Es decir, un gobernante de facto. Three Essays, Moral and Political, 1748.

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IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ f'lCflPETUA, UN PROYECTO FILOSÓFICO

soberano, o, si se consideran ambas cosas como condicio­ 2. En lo que atañe al derecho de gentes. Sólo suponiendo
nes de la institución del Estado, 111 entonces no seria posi­ alguna condición jurídica (esto es, aquella condición externa
ble instituir un Estado; pero el pueblo tiene cierta.mente la bajo la cual se puede garantizar un derecho al hombre de
intención de instituirlo. La injusticia de la insurrección se modo pleno) se puede hablar de un derecho de gentes, por­
manifiesta en que si su máxima se hiciera pública a tal efec­ que éste, en la medida en que es derecho público, contiene
to, su propio propósito se volvería imposible. De este modo, ya en su propio concepto la declaración de una voluntad
necesariamente se la debería mantener en secreto. Esto general que determina, para cada uno, qué es lo suyo. Este
último no sería, sin embargo, necesario para el soberano. status iuridicus internacional no puede surgir de un contra­
Él puede decir libremente que castigará cada insurrección to que esté fundado en leyes coactivas (como sí lo está el
con la muerte de los cabecillas, aunque éstos sigan cre­ contrato del que surge un Estado). Por el contrario, el con­
yendo que fue el primero quien transgredió la ley funda­ trato del derecho de gentes tiene que dar lugar a una aso­
mental: si el soberano es consciente de que posee el poder ciación permanente y libre -tiene que ser el contrato de la
supremo irresistible (lo cual tiene que ser supuesto en toda federación de diferentes Estados, ya tratado aquí. 113 En
constitución civil, porque el que no tiene poder suficiente efecto, sin una condición jurídica que una activamente a las
para proteger de los demás a un miembro del pueblo, distintas personas (fisicas o morales) -es decir, en la condi­
/383/ tampoco tiene el derecho de mandarlo), entonces no ción natural-, no puede existir más derecho que un mero
tiene que preocuparse de que la divulgación de su máxima derecho privado. Ahora bien, aquí se suscita un conflicto
frustre su propio propósito. Es perfectamente consistente entre la política y la moral (como doctrina del derecho), 114 al
con esto que, cuando la insurrección del pueblo triunfa y que también se aplica fácilmente el criterio de la publicidad
aquél soberano retorna a su lugar de súbdito con el deber de las máximas. Esta aplicación sólo es posible, sin embar­
de no alentar ninguna insurrección para recuperar su go, para el caso de un contrato que une a los Estados con el
poder, no deba temer que se tomen represalias contra él a único propósito de conservar la paz entre sí y entre ellos y
causa de su anterior gobierno.112 otros Estados y de ningún modo con el objeto de realizar
conquistas.115 Esto produce los siguientes casos de antino­
111 "[ ... ] ambas cosas": la inviolabilidad de la soberanía y el dere­
mia entre política y moral, a los que se adjunta la solución:
cho a la insurrección.
112 La prohibición kantiana de la insurrección ha sido objeto de mú1- aj "Si uno de esos Estados le ha prometido algo a otro,
tiples discusiones. Sin embargo, existen elementos que permiten soste­ como por ejemplo la prestación de ayuda, la cesión de cier­
ner que una teoría kantiana del Estado prolúbe Ia insurrección sólo bajo tos territorios, subsidios o cosas por el estilo, se plantea la
regímenes legítimos; es decir que lo interdicto seria el coup d'État. La
noción kantiana de soberanía absoluta no se aplica al poder ejecutivo, y
cuestión de saber si en una determinada situación en la
en este sentido Kant sostiene que el poder legíslativo soberano puede que esté en juego su bienestar, puede faltar a la palabra
deponer al gobierno (RL, p. 317). La moderación con la que trata esta empeñada pretendiendo que se lo considere como una per-
idea responde en gran medida a las amenazas recibidas por Kant, más
tarde denunciadas en el prólogo a Der Streit der Fakultaten in drei
Abschnitten, de 1798. En efecto, en octubre de 1794, Kant había recibi­ 113 En el "Segundo artículo definitivo".
do una carta de "Federico Guillermo, Rey de Prusia por gracia de Dios" 114 Es decir, no como ética,
en la que, bajo amenaza de ser objeto de "desagradables disposiciones", 11s Se restringe aquí el ámbito de aplicación del criterio de la publ i ­
se cuestionaba el contenido de Die Religion innerhnlb der Grenzen der cidad al caso de la federación de Estados libres, sugiriendo que este
blo�en Vemunft, escrito eminentemente politico en el que Kant argu­ test moral no es utilizable en el caso de un Estado mundial -lo cual
mentaba en contra del Estado eclesiástico y el despotismo absoluto. pone en duda la moralidad de tal institución.

100 101
[MMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

sona doble: por un lado, como un soberano que no le debe lo a su territorio?" Se ve fácilmente que el Estado más gran­
cuentas a nadie dentro de su Estado y, por el otro, simple­ de no habrá de dejar que una máxima tal se haga pública
mente como el más alto funcionario público, que sí tiene de antemano, 1 19 pues o bien los Estados más pequeños se
que rendir cuentas al Estado. La conclusión que se sigue unirían a tiempo, o bien otras potencias se disputarían esa
de esto es que, en calidad de lo segundo, es eximido de lo presa, con lo que la máxima se torna a· sí misma impracti­
que lo obligaba en calidad de lo primero." Pero si un Estado cable a causa de su misma publicidad. Esto es un signo de
(o su gobernante) hiciera pública esta máxima, 116 / 384/ que es injusta y también de que lo puede ser en un grado
entonces sería natural que todos los otros Estados, o bien altísimo, porque la pequeñez del objeto de la injusticia no
lo evitaran, o bien se unieran con los demás para resistir impide que la injusticia cometida contra él sea muy grande.
sus pretensiones, lo cual demuestra que la política, inclu­
so con toda su astucia, frustra sobre esta base (la publici­ 3. En lo que atañe al derecho cosmopolita, no diré aquí
dad) su propio objetivo, por lo cual su máxima tiene que nada, porque, a causa de su analogía con el derecho de
ser injusta. gentes, las máximas del derecho cosmopolita son fáciles de
b) "Si una potencia vecina que ha crecido hasta dimen­ especificar y calificar.120
siones demasiado grandes (potentia tremenda) suscita
***
inquietud, ¿se puede suponer que querrá oprimir a los
Estados menos poderosos por el solo hecho de que puede
hacerlo? ¿Les da esto derecho a unirse para atacarla, En virtud del principio de la incompatibilidad de las máxi­
incluso sin que haya habido un dañ.o precedente?" En este mas del derecho de gentes con la publicidad, tenemos un
caso, un Estado que comunicara públicamente la máxima buen criterio del desacuerdo de la política con la moral
en cuestión 117 sólo lograría precipitar la desgracia de un (como doctrina del derecho). Ahora es necesario investigar
modo mucho más rápido e inevitable. Pues la potencia más asimismo cuál es la condicióri bajo la cual las máximas de
grande se anticiparía a la más débil y,lls en lo que atañe a la política estarán de acuerdo con el derecho de isentes. En
la unión de las potencias menores, no sería más que un efecto, no se puede concluir inversamente que aquellas
débil junco frente al que sabe emplear el divide et impera. máximas que /385/ son pasibles de ser publicadas son por
Si se la comunica públicamente, esta máxima de la pru­ esa razón también justas, porque aquél que tiene un poder
dencia política frustra necesariamente su propio propósito supremo incontestable no precisa mantener sus máximas
y es, en consecuencia, injusta. en secreto. La condición 4e posibilidad de un derecho de
· c) "Si, a causa de su ubicación, un Estado más pequeño gentes en general es que exista en primer lugar un estado
rompe la continuidad geográfica de uno más grande que jurídico, porque sin una condición tal no hay ningún dere­
necesita de esta continuidad para su conservación, ¿no está cho público, sino que todo el derecho que se puede conce­
este último autorizado a someter al más pequeño y a unir- bir por fuera de ella (en la condición natural) es meramen­
te privado. Ahora bien, hemos visto más atrás 12l que una
116 A saber, la de incumplir una promesa de asistencia económica
toda vez que esté en juego el propio bienestar. 119 "[... ] una máxima tal": la de invadir y anexar otro Estado toda
117 A saber, la de atacar preventivamente a otro Estado toda vez vez que éste obstaculice la continuidad geográfica del propio.
que éste crezca inusitadamente. 120 Calificar de justas o injustas.
118 Se anticiparla atacándola. 121 Véase el "Segundo articulo definitivo".

102 103
IMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

federación de Estados cuyo único objetivo sea la elimina­ Esta casuística se nutre de la duplicidad de la política en
ción de la guerra es la única condición jurídica que es com­ relación con la moral, es decir, en el hecho de que la política
patible con la libertad de los Estados. De este modo, el utilice una u otra de las r�as de la moral según sus propios
acuerdo de la política con la moral es posible solamente en propósitos.123 Tanto la filantropía como el respeto por el dere­
una unión federativa (que es, por tanto, necesaria y dada a cho de los hombres son un deber, pero el primero es sólo con­
priori a partir de los principios del derecho), y toda la pru­ duionado y el segundo es un d�ber incondicionado, puramen­
dencia política tiene por base jurídica la realización de tal te imperativo, y aquél que quiera abandonarse al dulce senti­
unión con el mayor alcance posible. Sin esto como fin, miento de la beneficencia debe estar primero absolutamente
todas las argucias de la prudencia política constituyen seguro de no haberlo violado. /386/ La política está fácilmen­
ignorancia e injusticia encubierta. Esta pseudopolitica te de acuerdo con la moral -en el primer sentido (es _decir,
tiene su casuística, mal que le pese a la mejor de las escue­ como ética)- en entregarle el derecho de los hombres a sus
las jesuitas: primero, la reseroatio mentalis, que consiste superiores.124 Pero respecto de la moral en el segundo senti­
en redactar los tratados públicos empleando expresiones do (es decir, como doctrina del derecho), ante la cual debería
que eventualmente uno pueda interpretar como quiera ponerse de rodillas, la política considera aconsejable, por el
para su propio beneficio (por ejemplo, la distinción entre contrario, no involucrarse en acuerdos con ella, negarle toda
status qua de fait y de droit);l22 se gundo, el probabilismo, realidad e interpretar todos los deberes como deberes de bene­
que consiste en atribuir malas intenciones a los otros o volencia. Este ardid de una política que se oculta sería fácil­
incluso en convertir la probabilidad de su eventual supe­ mente frustrado por la filosofia gracias a la publiCidad de las
rioridad en el fundamento jurídico para socavar a otros máximas de la política, si tan sólo la política se atreviera a per­
Estados pacíficos; finalmente, el peccatum philosophicum mitir al filósofo hacer públicas sus propias máximas.
(peccatillum, bagatelle): tomar por una pequeñez fácilmen­ Con este propósito, propongo otro principio trascenden­
te excusable la absorción de un Estado pequeño si con ello tal y positivo del derecho público, cuya fórmula sería la
un Estado mucho más grande consigue un supuesto mejo­ siguiente:
ramiento general del mundo.* "Todas las máximas que necesitan de la publicidad
(para no fallar en su objetivo) están de acuerdo con el dere­
122 De hecho y de derecho, respectivamente. En francés en el ori­
cho y con la política a la vez."
ginal. En la reflexión sobre metafisica número 5636, Kant explica que
la cuestión de derecho consiste en la justificación de la legitimidad de la En efecto, si las máximas pueden alcanzar su fin única­
posesión de una cosa. La cuestión de hecho, por su parte, queda redu­ mente a través de la publicidad, es que están de acuerdo
cida a la descripción del modo en que se ha llegado a tener algo.
Reflexionen zur Metaphysik, t. XVIII de la edición de la Deutsche
con el fin general del público (la felicidad). 125 La tarea pro-
Akademie der Wissenschaften, p. 267.
123 A saber, la ética y el derecho, Para Kant, la ética y el derecho
* Pueden encontrarse ejemplos de estas máximas en el tratado del
Señor Consejero Áulico Garve, Sobre la relación de la moral con la polí­ son dos especies de la legislación moral, la que se contrapone a la
tica, 1788 {Über dié Verbindung der Moral mit der Politik]. Este digno legislación natural. La diferencia fundamental entre ética y derecho
sabio reconoce ya al comienzo no poder dar una respuesta satisfactoria radica en el modo de obligar {in foro interno o externamente, respecti­
a esta cuestión. No obstante, aprobar esta rel�ción una vez que se ha vamente). Cf. RL, 214.
124 Como hace el "político moralizante", caracterizado más atrás,
confesado que no pueden refutarse completamente las objeciones que se
125 "[, •. ] del público"; "PublikuTIT' en el original. Este término es
levantan en su contra parece conceder una tolerancia mayor a la acon­
sejable para con aquellos que están muy inclinados a abusar de ellas. empleado aquí por Kant para aludir al pueblo.

104 105
IMMANUEL KANT

pia de la política consiste en coincidir con este fin, es decir,


hacer que el público esté satisfecho con su situación. Si este SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA
fin puede ser alcanzado solamente a través de la publicidad,
esto es, mediante la eliminación de toda desconfianza hacia ÜBRAS DE lMMANUEL KANT
las máximas de la política, las máximas estarán en armonia
también con el derecho del público, pues sólo en el derecho Kants gesammelte Schriften, Berlín y otras ciudades,
es posible la unión de los fines 126 de todos.127 Debo pospo­ Deutsche Akademie der Wissenschaften, 1902 y
ner la explicación y el desarrollo más detallados de este años siguientes.
principio para otra oportunidad. De todos modos, si puedo GMS: Grnndlegung zur Metaphysik der Sitten (1785), t. IV,
inferir que este-principio es una fórmula trascendental, por­ pp. 385-463. [Fundamentación de la metafisica de
que elimina todas las condiciones empiricas (la doctrina de las costumbres, trad. de M. García Morente, 2ª ed.,
la felicidad} como materia de la ley y porque sólo toma en Madrid, Espasa Calpe, 1963.]
cuenta la forma de la legalidad universal. KpV: Kritik der praktischen Vemunft (1788), t. v, pp. 1-163.
[ Crítica de la razón práctica, trad. de E. Miñana y
*** Villagrasa y M. García Morente, Madrid, Espasa­
Calpe, 1975.]
Si es un deber hacer realidad la condición de un derecho KU: Kritik der Urteilskraft (1790), t. v, pp. 165-485. [Critica
público y si al mismo tiempo existe la esperanza fundada del juicio, trad. de M. García Morente, Buenos
de poder hacerlo, aunque sólo sea en un acercamiento pro­ Aires, El Ateneo, 1951.]
gresivo al infinito, entonces la paz perpetua, que reempla­ TP. Über den Gemeinspruch: Das mag in der Theorie richtig
zará a los que hasta ahora han sido llamados, por error, sein, taugt aber nicht für die Praxis (1793), t. VIII,
tratados de paz (propiamente hablando, armisticios),128 no pp. 273-314. [Teoría y práctica, trad. de J. M.
es una idea vacía sino una tarea que, completada poco a Palacios, M. F. Pérez López y R. Rodríguez
poco, se acerca firme y constantemente a su meta (porque, Aramayo, Madrid, Tecnos, 1986.]
esperemos, los periodos en los que ocurren progresos equi­ Religion: Die Religion innerhalb der Grenzen der blo.f.ien
valentes se volverán cada vez más cortos)_l29 Vemunft (1793), tomo pp. 1-102. [La religión
VI,
dentro de los límites de la mera razón, trad. de F.
Martínez Marzoa, Madrid, Alianza, 1969.]
126 Por fines se alude aquí a las concepciones de la buena vida de ZeF: Zum ewigen Frieden (1795), t. VIII, pp. 341-386.
los individuos. RL: Die· Metaphysik der Sitten. Erster Teil. Metaphysische
127 E s decir que sólo a través de la unión colectiva de las volunta­
Anfangsgründe der Rechtslehre (1797), t. VI, pp.
des individuales en una voluntad general legisladora se puede conse­
205-378.
guir la felicidad de cada uno de los miembros sin perjuicio de su auto­
nomía. TL: Die Metaphysik der Sitten. Zweiter TeiL Metaphysische
128 Vé anse notas 4 y 5, referidas al primer articulo preliminar. Anfangsgründe der Tugendlehre (1797), t. VI, pp.
129 Esto es, lograr avances políticos demandará en el futuro cada
379-491.
vez menos tiempo. Kant habla de "progresos equivalentes" con la inten­
ción de fijar una variable cualitativa a fin de que el contraste cuantita­ MdS: Die Metaphysik der Sitten, (1797), t. VI, pp. 205-493.
tivo entre períodos sucesivos se torne más evidente. [La metafisica de las costumbres, trad. de A. Cortina
Orts y J. Conill Sancho, Madrid, Tecnos, 1989.]
106
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política, 50, n. de a.; 56 y n. de a.; 85; 87; 99.
republicana, 52; 53; 83, n. 79.
Contrato{s), 14, n. 8; 22; 23; 24; 25; 26; 27; 28; 42; 50; 51, n.
de a.; 59, n. 42; 61 y n. 47; 64; 99; 101.

Derecho,
a la posesión común de la superficie de la tierra, 64.
a la superficie, 64.
cosmopolita, 26; 49, n. de a.; 63; 74; 77 y n. 65; 84; 92; 103;
109.
de gentes, 12; 13; 20; 25; 29; 30; 49, n. de a.; 57; 60; 61, n. 48;
62; 63; 67; 74; 76; 77; 84; 92; 101; 103; 113.
de hospedaje, 64.
de hospitalidad, 64.
de la humanidad, 43 y n. 13; 61, n. 47.
de visita, 64.
natural, 48, n. de a.; 59, n. 43 y n. 44; 60; 64; 85.
para la guerra, 62.
político, 67; 74; 84; 87; 92.
privado, 60, n. 44; 101.
público, 7; 26; 60, n. 44; 62; 67; 74; 78; 83; 86, n. de a.; 90;
92; 93; 97; 98; 99; 101; 105; 106.

114 115
lMMANUEL KANT HACIA LA PAZ PERPETUA. UN PROYECTO FILOSÓFICO

Despotismo, 10 y n. 4; 54 y notas 30 y 31; 57; 76; 77; 88, n. 89; Libertad,


100, n. 112. jurídica, 50, n. de a.; 51, n. 24.
Deuda, 44 y notas 15 y 16; 52 y n. 26. leyes de la, 74.
principios de la, 20; 50; 83, n. 80.
Ejército{s), razonable, 58.
permanente{s), 42. sin ley, 58; 62; 72.
p rofesional{es), 43, n. 14. desenfrenada, 58.
Estado, salvaje, 62.
de guerra, 26; 31; 49 y n. de a.; 76; 99, n. 109. Liga,
de paz, 15; 49; 75; 90. de pueblos, 57.
Estado, de sociedades civiles, 62.
de ángeles, 75.
de pueblos, 13; 57; 62. Mecanismo de la naturaleza, 33; 68, n. de a.; 70; 75; 82; 84; 93.
universal, 49, n. de a.; 94.
Paz,
Federación, condición de, 32; 47; 49; 61; 77.
de Estados, 57, n. 39; 101, n. 115; 104. del cementerio, 47.
de paz, 61. estado de, 15; 49; 75; 90.
Filósofo(s), 32; 39; 74; 76, n. 63; 78; 79 y n, 67; 80 y n. 70; 82, garantía de, 49.
n. 78; 99, n. 110; 105. pacto de, 61.
Formas perpetua, 26; 29; 30; 39, n. 1; 40, n. 4; 45; 47; 49, n. de a.; 52;
de Estado, 54. 61; 62; 67; 70 y n. 57; 74; 82, n. 78; 83; 91; 92; 93; 106.
de gobierno, 53, n. 28; 92. tratado de, 40 y n. 5; 60.
de régimen, 53, n. 28. Providencia, 68 y n. de a.; 70; 96.
representativas, 86, n. 83. Prudencia política, 84; 85; 86 y n. 83; 87; 92 y n. 97; 104.
Publicidad, 35, 89, 97; 98; 99; 101; 103; 105; 106.
Guerra,
runenaza de, 43. República(s), 10, n. 4; 20; 27; 28; 29; 32; 52, n. 25; 54, n. 31;
condición de, 12. 56; 61; 75.
de exterminio, 21; 46; 47. República mundial, 10, n. 4; 27, n. 11; 63.
punitiva, 46. Republicanismo, 55, n. 32; 56 y n. 36.
estado de, 26; 31; 49 y n. de a.; 76; 99, n. 109. Revolución, 43, n. 14; 51, n. 24; 54, n. 31; 56; 85.

Igualdad, 10, n. 4; 22; 50 y n. de a.; 51, n. 24; 80; 84, n. 83; 94. Voluntad general, 20; 54; 83; 93; 101; 106, n. 127.
Insurrección, 65; 98; 100 y notas 111 y 112.

Jurista(s), 34; 44, n. 16; 79; 87; 97.

116 117
Esta edición de 1.000 ejemplares se terminó de imprimir
en junio de 2007, en los talleres gráficos de
Imprenta El Faro, Dorrego 1401, Mar del Plata,
Provincia de Buenos Aires, Argentina

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