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Jacobs, A. Breve Historia de la Música Occidental: 1.

Clérigos y Trovadores
Ideas Principales
Cairo Cantillo F.

Como el titulo del capitulo indica, los Clérigos - eruditos y estudiosos sin origen noble de la
edad media – tanto monásticos como no, fueron quienes cultivaron y desarrollaron las artes
musicales de forma docta y sentaron las bases de una literatura musical que permitió la
memoria de obras que aún sobreviven en el presente. Una de tales obras y la más antigua de
que se tenga data es el Sumer is icumen in; obra para 6 voces y la más famosa de la música
medieval. Gracias a la clerecía del siglo XV y a la literatura musical que estos
desarrollaron, se goza hoy de distintas grabaciones que han buscado acercarse a la
interpretación de la obra anteriormente mencionada, pero las formas primitivas de la
escritura de la música eran muy ambiguas y difíciles de descifrar por lo que, no se sabe a
ciencia cierta cómo pudieron ser las interpretaciones reales de obras tan antiguas. No fue
sino hasta el siglo XVIII cuando los compositores empezaron a incluir todas las
indicaciones en sus partituras.
Habiendo mencionado el Sumer is icumen in se debe mencionar también, que era un canto
profano, puesto que muchas de sus frases en idioma distinto al latín -lengua de la música
erudita- se ajustan a la melodía de la obra y, además, poseía algunos versos en lengua
erudita por lo cual se asume que por esta razón fue transcrita y preservada.
Pero, ¿quién se encargaba de la música profana, aquella que no era cantada solo en latín
sino en lenguas vernáculas y eran aires más festivos y joviales que de alabanza?
El trovador, el otro protagonista de la música medieval. Sus cantos eran poemas que
acompañados con melodías y tambores eran la danza de distintas clases. Estos poemas-
canciones a diferencia de la música erudita únicamente compuesta en los modos griegos
(dórico, frigio, lidio y mixolidio) generan la sensación de tonalidad mayor que domina en
tiempo presente. De igual forma es impresionante la herencia de algunas formas musicales
interpretadas por los trovadores, como la balada y el virelay; éste último (con estructura
ABBAA) le da una importancia mayor al coro o estribillo de las canciones y es una
estructura y modelo que es básicamente la canción moderna.

En conclusión, tanto la música erudita como la música profana no eran indiferentes la una
de la otra. Ya qué el desarrollo de la literatura musical ha permitido la trascendencia y la
memoria de ambas corrientes musicales. Se le atribuyen el pentagrama, las notas (Ut, Re,
Mi, Fa, Sol, La) al monje italiano Guido d’ Arezzo las cuales han permitido la preservación
de músicas tanto eruditas como profanas.

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