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LA UNIDAD ENTRE JONATÁN Y DAVID

INTRODUCCIÓN

En la actualidad llamamos amigos a muchas personas, las redes sociales se encargan de


contabilizar la cantidad de “amigos” que poseemos, pero ¿cuántos amigos tenemos realmente?
¿Son las amistades que tenemos, amistades dignas a imitar? ¿puedo decir que la amistad que
brindo es una amistad conforme a la palabra de Dios?

Como aprendimos hace unos días, Dios quiere que seamos unánimes no con nuestros amigos (a
los que escogemos) sino con todos nuestros hermanos (quienes hemos recibido por adopción)

En la historia de David y Jonatán encontramos una unidad muy grande caracterizada por un amor
genuino, sincero y honesto que procede de un corazón temeroso a Dios, no basado en familiaridad
ni conveniencias propias, sino basado en el temor de Dios y en la justicia. Tal amor es una figura
del amor que Jesucristo muestra hacia su iglesia, despojándose de su gloria, se hizo hombre y
murió por nuestros pecados para reconciliarnos con el Padre.

1 Samuel 18:1-5

Pacto de Jonatán y David Aconteció que cuando David acabó de hablar con Saúl, el alma de
Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.

Aquel día Saúl tomó consigo a David y no lo dejó volver a casa de su padre.

Hizo Jonatán un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo.

Se quitó Jonatán el manto que llevaba y se lo dio a David, así como otras ropas suyas, su espada,
su arco y su cinturón.

Y salía David a dondequiera que Saúl lo enviaba, y se portaba prudentemente. Entonces lo puso
Saúl al frente de su gente de guerra, y era bien visto por todo el pueblo, y también por los siervos
de Saúl.

Al entregarle a David su manto real, su espada, su arco y su talabarte, Jonatán le estaba


transfiriendo el derecho de sucesión al trono de su padre.

Cuando David y Jonatán se encontraron, se hicieron amigos muy íntimos de inmediato. Su amistad
es una de las más unidas, profundas e íntimas que ha registrado la Biblia porque ellos:
(1) basaron su amistad en un compromiso con Dios, no sólo entre ellos;

(2) no permitieron que nada se interpusiera entre ellos, ni su carrera ni los problemas familiares;

(3) se unieron más cuando su amistad fue probada; y

(4) pudieron permanecer amigos hasta el final.

JONATÁN PREPARÓ EL CAMINO DE DAVID

Jonatán, el príncipe de Israel, se dio cuenta más tarde de que David, y no él, sería rey. Pero eso no
debilitó su amor por David. Jonatán prefería perder el trono de Israel que a su mejor amigo.

Esto no significa que David nunca regresaría a su casa, sino que ya no residiría en ella, debido a
que viviría en el palacio de Saúl.

1 de Samuel 18:6 Saúl tiene celos de David Aconteció que cuando volvían, después de haber
matado David al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel a recibir al rey Saúl
cantando y danzando con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música.[a]

1 de Samuel 18:7 Mientras danzaban, las mujeres cantaban diciendo: «Saúl hirió a sus miles, y
David a sus diez miles».[b]

Sa 18:8 Saúl se enojó mucho y le desagradaron estas palabras, pues decía: «A David le dan diez
miles, y a mí miles; no le falta más que el reino».

El aprecio que Saúl sentía por David se transformó en celos cuando el pueblo comenzó a aplaudir
las hazañas de David. En un ataque de celos, Saúl intentó asesinar a David arrojándole su lanza.

Los celos no parecen ser un pecado grande, pero en realidad pueden muy bien ser un paso hacia el
asesinato. Comienza con resentimiento hacia el rival; apunta a desear que la otra persona
desaparezca; por último se manifiesta en que la persona busca dañar al rival con palabras o con
hechos. No permita que los celos prosperen en su vida.

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