Está en la página 1de 2

Chile puede salir de la crisis profundizando una perspectiva liberal

por Juan Mill

El pueblo chileno se ha levantado en masa contra las insoportables condiciones de vida y lo que se
percibe como una sociedad absolutamente injusta. El modelo neo-liberal -implantado hace casi
cincuenta años por medio de una dictadura (bastante poco “liberal”), sostenido y profundizado por
una “democracia” en la que la mitad de la población no estaría participando, y en la que la mayor
parte de los que participan lo hacen cada vez con menos ganas y votando en general al mal menor
sin el menor entusiasmo- ha implosionado. Hoy la democracia está en las calles. El poder ejecutivo
está ocupado por un soberano que carece de toda legitimidad; y el parlamento es un cuerpo
oligárquico que sólo sobrevive de milagro.

El neoliberalismo, que tenía a Chile como su mejor vidriera, ha quedado golpeado y aturdido. ¡Pero
miren por dónde! Si neo-liberalismo es liberalismo nuevo, entonces se puede tomar al clásico más
reciente del liberalismo político -John Rawls- y siguiendo su pensamiento hallar soluciones para el
malestar chileno.

Se ha puesto en el tapete que en Chile hay mucha desigualdad. Pues bien, y dado que los neo-
liberales son muy afectos a emplear sencillos y populares ejemplos familiares para explicarnos sus
políticas de ajuste, podemos seguir su senda. Suelen insistir, para legitimar las políticas de recortes
sociales, que el estado, al igual que las familias, no puede gastar más de lo que gana. ¿Clarísimo,
no? Algo capcioso de todos modos (empiezo a sospechar que estos weones no son muy honestos
que digamos). Las familias no pueden incrementar sus ingresos a voluntad; los estados sí: basta
aumentar los impuestos a los ricos, que no van a pasar ni hambre ni frío poniendo un poco más. Y
los estados, a diferencia de las familias, pueden emitir moneda. En fin, no se puede decir, sin más,
que lo que es válido para las familias lo sea de la misma manera para los estados: que no se puede
gastar más de lo que ingresa. Pero sigamos con las comparaciones familiares: ¿cuánta desigualdad
entre las personas sería moralmente aceptable dentro de una familia? ¿Aceptaríamos que uno de
nosotros salga de vacaciones un mes en el exterior todos los años, almuerce y cene opíparamente,
tenga una habitación gigantesca, un baño con yacusi y ande en un Ferrari, mientras su hermano o
hermana jamás sale de vacaciones, vive con una dieta de arroz y papas, duerme en un minúsculo
altillo, hace sus necesidades en una letrina rota y se traslada a pie porque no le alcanza para el
metro? ¿Sería aceptable esto en una familia? Yo diría que no.

Partamos de una premisa estrictamente liberal: la igualdad de oportunidades. Principio elemental:


que cada quién llegue tan lejos como pueda, pero, como en cualquier carrera, cada quien parte del
mismo sitio. ¡Ahh!, claro, no se parte del mismo sitio si uno nace rico y otro pobre. Totalmente
cierto. Pero eso se arregla fácil, facilísimo. Con dos medidas alcanza: abolir el derecho de herencia.
Sí, sí, ya se, eso lo propuso Marx en el Manifiesto Comunista … ¿Pero cuál sería el problema, al
margen de los prejuicios ignorantes? Ya que ahora se habla tanto de diálogo: festejemos que por
medio del diálogo comunistas y liberales puedan estar de acuerdo ¡Qué mejor prueba de que
podemos estar de acuerdos partiendo de diferentes ideologías!!!! Al final, comunistas y liberales no
son tan diferentes, si se tiene honestidad intelectual. Insisto: si se tiene honestidad intelectual. Para
que haya igualdad de oportunidades, no tiene que haber derecho de herencia (salvo heredar una
vivienda, pongamos por caso).

La segunda medida es que hasta los 25 años todas las personas deben poder acceder a la misma
educación y salud. Se hace fácil, aboliendo la salud y la educación privada y de lucro,
reemplazándola por una educación desmercantilizada de gestión social financiada por fondos
públicos.

¡Mira qué fácil weon!!! Cualquier liberal honesto tiene que estar de acuerdo. Cualquier persona
inteligente lo habrá de ver. Salvo que defiendan sus privilegios, y no crean ni un tantico así o en los
principios que invocan.

También podría gustarte