Está en la página 1de 11

LOS ATRIBUTOS DE DIOS

Aunque completamente inadecuado, el concepto que el hombre tiene de Dios


se mide por medio de esas características que él atribuye a Dios. La Biblia
presenta una revelación que, aunque limitada por las barreras impuestas por el
lenguaje humano, es la de una Persona y esta revelación atribuye a Dios esas
elevadas características que son propias de Él.

Esas cualidades que son atribuidas reciben propiamente el nombre de


atributos. Declarar Su Persona y la suma total de Sus atributos, constituiría
una definición completa de Dios que el hombre nunca podría esperar realizar_

La pregunta ¿Puede Dios ser definido?, ha sido contestada en forma negativa


por algunos escritores debido al reconocimiento que ninguna definición podría
agotar completamente la idea en cuestión —especialmente cuando esa idea se
caracteriza por la infinidad. Sin embargo, una definición de algo no requiere un
conocimiento de todas sus partes.

Se diría lo suficiente si se mencionase un número adecuado de los elementos


que lo distinguen de otras cosas. Según este concepto de lo que es una
definición, Dios puede ser definido. Una distinción de inmediato es evidente,
entre la definición de los filósofos racionalistas quienes, desestimando la
revelación, tratan de definir a Dios dentro del campo limitado que la razón
permite, y la que ofrecen aquellos hombres que reconocen el mensaje
autoritativo que la Biblia presenta.

Los filósofos racionalistas han definido a Dios como "un ser autosuficiente, en
quien está asentada la base del fundamento del mundo." O, también, "Dios es
un ser cuya existencia está basada en sí mismo." Algunos. añaden que Dios es
independiente, infinito, necesario, en cuanto a Su existencia, y eterno. Esas
clases de definiciones proceden del argumento a posteriori, y aquellos que
ofrecen tales conceptos, lo hacen casi completamente basado en la razón y
aparte de la revelación.

Una definición filosófica de Dios que ha recibido aprobación general es, "Dios
es el ser más perfecto, y es la causa de todos los otros seres." El propósito de
esa definición es afirmar que Dios es el Ser Supremo, elevado por sobre todos,
al que nadie puede compararse. Esta definición es bastante insuficiente ya que
no menciona nada acerca de las cosas morales. Kant objetó a este concepto en
la base de ese defecto y añadió que Dios es libre en Sí mismo y es una
voluntad moral pura.

Volviéndonos a las Escrituras se observará inmediatamente que Dios no es


específicamente definido en ninguna declaración, sino que Su existencia y sus
atributos son asumidos y aparecen solamente cuando el texto en varios
lugares y en diferentes maneras afirma lo que Él es y lo que hace.

Una verdadera definición bíblica de Dios podrá obtenerse solamente de manera


inductiva al estudiar todos los pasajes relacionados al tema (ver Gn. 1:1; Job
11:7-9; 36:26; 37:5, 23; Sal. 77:19; 92:5; 97:2; 145:3, 147:5; Prov. 25:2;
Is. 40:28; Jer. 10:10-16; Mt. 11:27; Ro. 11:33,34, etc.).

Es cierto, como ya se ha observado, que Dios, necesariamente, es revelado


aun en la Biblia —por medio de las expresiones que pertenecen. a la vida y a la
experiencia humana. Él es presentado en términos antropomórficos y
antropopáticos (sentimientos humanos). Como puede anticiparse, cuando las
mentes finitas pasan a contemplar lo infinito, el conocimiento obtenido es,
cuanto más, solamente parcial, y en relación a esto, hay dos líneas diferentes
y casi paradójicas de verdad igualmente apoyadas por las Escrituras.

(1) David, refiriéndose al entendimiento divino, dice: "Tal conocimiento es


demasiado maravilloso para mi; alto es, no lo puedo comprender" (Sal.
139:6). Y el Apóstol, escribiendo acerca de la gloria de Dios, declara: "El único
que tiene inmortalidad, que habita en la luz inaccesible; a quien ninguno de los
hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno.
¡Amén! " (1 Ti. 6:16). Del mismo modo, también, él se refiere a "la imagen del
Dios invisible" (Col. 1: 15) y "al Rey de los siglos, inmortal, invisible" (1 Ti. 1:
17).

No obstante (2) Él se ha revelado en Cristo. Juan declara: "Y aquel Verbo fue
hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" (Jn. 1:14) y "A Dios nadie le
vio jamás; el Unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a
conocer" (Jn. 1: 18). Aun cuando Dios está elevado a un grado de excelencia
tan incomparable, los hombres son amonestados a ser santos y perfectos
como Dios es Santo y perfecto (Mt. 5:48; 1 P. 1:16).

Los atributos de Dios presentan un terna tan vasto y complejo y tan alejado
del alcance de las facultades finitas que cualquier esfuerzo por clasificarlos
solamente puede ser aproximado en cuanto corrección y cabalidad. Del mismo
modo, también, los atributos están tan interrelacionados e interdependientes
que la posición exacta de algunos de ellos es difícil si no completamente
imposible.

Es evidente que ninguna otra área de la Teología Sistemática ha ocasionado


mayor confusión y desacuerdo entre los teólogos que el causado por el
esfuerzo de ordenar la categoría de los atributos divinos. En general los
teólogos han separado esos atributos en divisiones bajo diferentes
terminologías.

Una clasificación de esos atributos representa, según se dice así:

1) aquellas características que solamente aparecen en Dios y no se encuentran


por ninguna parte de la creación;

2) la otra clasificación representa aquellas características en Dios que, hasta


un grado limitado, se encuentran en los ángeles y en espíritus humanos, que
de manera objetiva proceden de Dios hacia otros seres.

Algunas de estas divisiones se expresan como: Incomunicables y


comunicables.

La expresión incomunicable tiene como propósito representar estos atributos


que no admiten ninguna extensión o grado y que pertenecen solamente a Dios.
Entre éstos tenemos auto-suficiencia, simplicidad, infinidad, eternidad e
inmutabilidad.
Los llamados atributos comunicables, los cuales, en grado limitado, se
encuentran en los seres creados, son sabiduría, benevolencia, santidad,
justicia, compasión y verdad, etc.

La totalidad de la esencia divina está en cada atributo y el atributo pertenece a


la totalidad de la esencia. Los atributos pertenecen eternamente a la esencia.
La esencia no existió primero fuera de los atributos.

La consideración de las verdades acerca de Dios será presentada ahora en el


siguiente orden:

1. PERSONALIDAD

Ya hemos prestado atención a la realidad de la personalidad de Dios; pero


hacemos una revisión del tema debido a que éste forma el punto de partida
lógico para la investigación de ciertas verdades esenciales concerniente a Dios.
Algunos escritores han incluido la personalidad como uno de los atributos
característicos de Dios, mientras que evidentemente éste debe ser clasificado
como un atributo constitucional o inherente. Este es en sí la esencia propia del
Ser de Dios y es esto lo que más que nada Le constituye en el sujeto acerca de
quién puede predicarse atributos caracterizantes.

Como ya se ha dicho, la Personalidad tiene sus partes componentes, a saber:


inteligencia, sensibilidad y voluntad. Cada uno de éstos, como se ha
demostrado, está presente en Dios en un grado infinito, y debido a que esas
cualidades pertenecen a la personalidad de Dios, no han de ser, en su uso
primario, clasificados como atributos caracterizantes.

1. OMNISCIENCIA. El intelecto humano tiene su correspondiente


característica en Dios; pero en referencia a Dios éste se denomina propiamente
omnisciencia. Obviamente, una vasta diferencia existe entre los dos. El
intelecto humano es apenas algo más que la capacidad o la disposición para
adquirir conocimiento, el cual después de adquirido, cuando se compara con la
omnisciencia, es inferior hasta lo elemental, mientras que el entendimiento de
Dios es todo inclusivo e infinito. Hay dos medidas evidentes del conocimiento
divino:
(1) omnisciencia, que incluye todas las cosas acerca de Dios mismo y todas
Sus obras; y (2) presciencia, que puede ser limitada a las cosas
específicamente preordenadas. Una investigación de la relación existente entre
presciencia y preordenación será reservada para ser considerada por el tema
de la Soteriología, donde lógicamente pertenece.

SENSIBILIDAD. Esta expresión introduce el segundo elemento de la


personalidad. Tanto el uso filosófico como el teológico de Ia palabra
sensibilidad incluye las formas más elevadas de sentimiento y representa los
deseos racionales y morales al igual que los apetitos degradados. Aunque
existe una diferencia de grado y de pureza esencial entre la sensibilidad
humana y la divina, la realidad de la sensibilidad divina no puede dudarse.
Descartar la gran cantidad de pasajes bíblicos acerca de este tema alegando
que la sensibilidad divina tal como aparece en la Biblia no es más que un
antropomorfismo, no satisface la exigencia de este asunto; por el contrario, y
mucho más de acuerdo con la verdad, la sensibilidad humana es sólo un tenue
reflejo de aquello que existe en Dios en un grado infinito de perfección.

El hecho de que. en Dios las emociones de amor y paciencia y los atributos de


santidad, justicia, bondad, misericordia y fidelidad existen en una
demostración eficiente de Ia verdadera cualidad de Dios en contraste con los
errores del deísmo y el panteísmo. Con frecuencia en verdad, ciertos teólogos
han tratado de eliminar del pensamiento de los hombres esa naturaleza viva y
sensible, que, por medio de diferentes expresiones, la Biblia afirma y confirma.
Definir a Dios por medio de negativas es justificable solamente cuando los
elementos de debilidad e imperfección, que residen en el hombre, han de ser
eliminados.

Este procedimiento es llevado a un extremo cuando Dios es presentado como


una inteligencia pura y una fuerza, pero sin esas emociones que sostienen la
actitud divina y motivan la acción de Dios. La sensibilidad de Dios está tan bien
definida como los otros esenciales de Ia personalidad —la inteligencia y la
voluntad.
La sensibilidad de Dios incluye Su Ser racional. Él ha expresado Su deseo final
en el universo y de dicho universo, en su forma original. Él pudo decir que "Era
bueno en gran manera." Quien haya contemplado la hermosura de la creación
no podrá negar la naturaleza estética en Dios.

El escritor Hugo Miller ha escrito lo siguiente en relación al hecho de que el


hombre deriva su estética de Dios: "yo mantengo que recibamos la verdadera
explicación del carácter humano de la obra del Creador antes que el hombre
fuese en el estupendo texto donde se nos dice que "Dios hizo al hombre a su
imagen y semejanza."

No hay aquí limitación alguna a la cualidad moral: la imagen moral que el


hombre tuvo, y que perdió en gran medida; pero la imagen intelectual él aún
retiene. Como un geómetra, un matemático, un químico, un astrónomo —es
decir, en, todos los departamentos de las llamadas ciencias estrictas— el
hombre difiere de su Creador, no en clase, sino en grado; no como materia
difiere de la mente, o las tinieblas de la luz, sino simplemente como una simple
porción de espacio o de tiempo difiere de todo el espacio o todo el tiempo.

Existen ciertos modos que deben ser observados tocante a la sensibilidad


divina y moral, todos ellos, a su vez, son los bien definidos atributos de Dios.

a. SANTIDAD. La santidad de Dios es-. activa Como motivo primordial, ésta


estimula todo lo que El hace; por lo tanto, Él es justo en Sus caminos. Aunque
Él es infinitamente santo, Dios no obstante mantiene una relación con- las
criaturas que cayeron en pecado; El no permanece indiferente separado de Sus
criaturas, sino que está vitalmente cerca de ellas.

Su santidad no es aquélla que es engendrada por un esfuerzo contraste o


preservado a través de la segregación de otros seres. La santidad de Dios es
intrínseca, no creada, y sin mancha, ésta puede observarse en toda actitud
divina y en cada acción de Dios.Los siguientes pasajes, seleccionados del gran.
volumen del testimonio bíblico sobre este tema, servirán para declarar la
santidad de Dios:
"Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú
estás pisando, tierra santa es" (Ex. 3:5);

"Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: Santos seréis


porque santo soy yo Jehová nuestro Dios" (Lev. 19:2);

"No hay santo como Jehová; porque no 'hay ninguno fuera de ti y no' hay
refugio como el Dios nuestro" (1 Sam. 2:2);

"He aquí en sus santos no confía y ni aun los, cielos son limpios delante de sus
ojos" (Job 15:15);

"Porque tú eres santo tú que habitas entre las alabanzas de Israel" (Sal. 22:3);
"Reino de Dios sobre las naciones, se sentó Dios 'sobre su santo trono". (Sal.
47:8);

"Redención ha enviado a su pueblo; para siempre ha ordenado su pacto; Santo


y terrible es su. nombre" (Sal. 11:9);

"Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo Jehová, de los ejércitos
toda la tierra está llena dé su gloria" (Isa. 6:3);

"Porque así dúo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es
el Santo: Yo habito en la altura y la Santidad y con el quebrantado y humilde
de espíritu para hacer venir el espíritu de los humildes, y para vivificar el.
corazón de los quebrantados!' (Isa. 57:15);

"Este es el mensaje que hemos oído de, él, y os anunciamos: Dios es luz, y no
hay ningunas tinieblas en él" (I Jn. 1:5);

"y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas y alrededor y por dentro
estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo
es el Señor Dios Todopoderoso el que era, el que es y el que ha de venir" (Ap.
4:8);

"Y. clareaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, ¿Señor, santo y verdadero,
no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? " (Ap. 6:10);
"¿Quién no te temerá ¡oh, Señor! y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres
santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios
se han manifestado" (Ap. 15:4).

b) JUSTICIA: Está es una expresión legal y se refiere al carácter esencial del


gobierno divino en esa elevada y armoniosa excelencia hacia la cual dicho
gobierno avanza. Debemos reconocer aquí que Dios tiene el derecho absoluto y
la autoridad sobre Sus criaturas. En su rebelión contra Dios, la criatura ha
rehusado orgullosamente reconocer la verdad acerca de la autoridad y el
derecho del Creador. Dios pudo según Su placer, haber creado o no, Él pudo
haber creado otra clase de seres y pudo no haber creado aquellos seres que
creó.

Él tiene el perfecto derecho de disponer de todas Sus obras como le plazca. Si


se piensa en esto con detenimiento se haría evidente que el lugar correcto del
hombre es el de una criatura sometida y que el destino más elevado del
hombre será alcanzado, no resistiendo al Creador sino por medio de una
conformidad absoluta a Su voluntad. Debido a que la autoridad del Creador es
absoluta, es una causa superlativa de gratitud que Dios es perfecto en justicia.
¡Qué miseria tan grande sería para la criatura si fuese de otro modo!. La
justicia divina es exhibida en el hecho de que leyes justas son dadas a los
hombres, que esas leyes son sostenidas por sanciones adecuadas, y en que
esas leyes son ejecutadas imparcialmente.

Finalmente, la justicia de Dios será vista en la disposición divina hacia todas


las criaturas en el final —gloria eterna para aquellos que a través de la
redención han pasado a esas relaciones con El que le da libertad de hacer por
ellos en perfecta justicia todo lo que Su amor infinito dispone y condenación
eterna para aquellos que persistentemente repudian a Dios.

La justicia requiere que los santos sean remunerados por su fidelidad —


algunos más y otros menos. Con la misma consistencia, la justicia demanda
que han de haber grados de experiencia en el estado de los perdidos. Está
escrito "Porque todos los que sin ley (la ley de Moisés) han pecado, sin ley (la
ley de Moisés) también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por
la ley serán juzgados ... en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los
secretos de los hombres, conforme a mi evangelio" (Rom. 2:12-16).

c. AMOR. Ciertas expresiones —tres en total— son usadas en la Biblia para


describir a Dios de manera amplia, a saber, Espíritu —"Dios es Espíritu" (Jn.
4:24); Luz —"Dios es luz" (1 Jn. 1:5); y Amor "Dios es amor" (1 Jn. 4:8). Por
medio de la palabra amplía se afirma que las expresiones Espíritu, Luz y Amor
se refieren no solamente a virtudes particulares entre las muchas que hay en
Dios, sino que Dios es precisamente en Sí mismo todo lo que esas expresiones
significan. Más específicamente concerniente al Amor: Dios no ha adquirido el
amor, ni tampoco mantiene el amor por medio del esfuerzo; este es la
estructura de Su propio ser. Él es la fuente inagotable de todo amor. Este es,
debido a ese hecho, preeminentemente la cosa que Él requiere. "El amor es el
cumplimiento de la ley." Sin el atributo del amor. Dios no sería lo que es.
Como ningún otro atributo, el amor es el motivo primordial de Dios, y para
satisfacer Su amor toda la creación ha sido formada.

d. BONDAD. Este atributo, si se contempla como aquello que está dentro de


Dios, está estrechamente ligado a Su santidad; si es contemplado como algo
que procede de Dios, está estrechamente relacionado al amor. La infinita
bondad de Dios es una perfección de Su ser que caracteriza Su naturaleza y es
en si la fuente de todo aquello en el universo que es bueno. Las expresiones
específicas empleadas para describir la bondad de Dios son:

(a) la benevolencia que es la bondad en su sentido genérico pues comprende


todas las criaturas, y asegura el bienestar de ellas; (b) complacencia, que es
aquello en Dios que aprueba todas Sus perfecciones, así como todo aquello
que está en conformidad con El; (c) misericordia, que es la bondad de Dios
ejercida en favor de la necesidad de Sus criaturas; y (d) gracia, que es el acto
gratuito de Dios por aquellos que carecen de méritos, cuya libertad de acción
ha sido asegurada a través de la muerte de Cristo.

CONCLUSIÓN
Los atributos de Dios forman un conjunto de verdades y fuerzas que están
entretejidas y son interdependientes y que armonizan con la Persona de Dios.

El omitir u oscurecer cualquiera de estos, o cualquier énfasis desproporcionado


sobre cualquiera de ellos solo puede conducir a un error fundamental de
magnitud inconcebible. Una gran tarea pesa sobre el estudiante de teología
para descubrir esos atributos y exponerlos según la verdad.

El Dr. Morris Roach ha escrito lo siguiente tocante a esa comunión de los


atributos de Dios: "El error que hemos notado en relación al énfasis anormal
dado a los atributos de Dios puede ser corregido por medio de la comunión de
los atributos.

El panteísmo, el politeísmo, el deísmo, el materialismo, el idealismo, y la


evolución revelan anormalidades en el carácter de Dios a los cuales suscriben
sus creencias. Los errores de todos los conceptos falsos de Dios pueden
corregirse por medio de una aplicación de Su verdadero carácter como es total
y sistemáticamente armonizado por medio de la comunión de esos elementos
en Su naturaleza.

La teología cristiana es el único campo que estudia de manera proporcionada y


correcta el carácter de Dios como producto de Sus atributos. No es posible
atribuir poder a Dios en sentido de un "simple poderío." El carácter no puede
ser producto del poder.

Solamente el amor no es un atributo completo en sí, y no es, por sí solo, una


base suficiente de su carácter. El carácter completo y perfecto no puede ser
atribuido donde sólo existe una porción de los atributos de Dios. El carácter en
Dios es el producto de todos Sus atributos en relación objetiva uno con el
otro".

El amplísimo tema del conflicto causado por el pecado entre la santidad y el


amor de Dios será considerado bajo el tema de la Soteriología.

En lo que hemos dicho, nos hemos esforzado en presentar algunas


características acerca de las perfecciones de Dios.
Se ha dicho comparativamente poco cuando se considera el incomprensible
carácter y el Ser de Dios. Sólo Dios puede declarar Su gloria. Él es Aquel de
quien el hombre no debe pensar sin que su corazón se inunde de la más
profunda reverencia. Dios es un enemigo terrible de aquellos que le repudian;
pero para aquellos —aún los más pecadores— que creen en Su Hijo, Él es Su
Dios, y todas sus ilimitadas perfecciones obran a su favor, y esto garantizó que
todo ha de obrar para bien. "Por lo tanto, al Rey de los siglos, inmortal,
invisible, al único sabio Dios, sea honor y gloria por Ios siglos de los siglos.
Amén."

También podría gustarte